Lazos Almaticos Mensaje

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Salmos 18.4 4 Me rodearon ligaduras de muerte, Y torrentes de perversidad me atemorizaron. 5 Ligaduras del Seol me rodearon, Me tendieron lazos de muerte. 6 En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, LAZOS ALMATICOS Cuerdas que impiden el crecimiento, que obstruyen la mente, y la voluntad Sentimientos MAS QUE A Dios. El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí. Mateo 10.37 Sucede en la familia En el trabajo En la Universidad En las relaciones Con hermanos Ejemplo en la Biblia: 1ra. Ligadura almática… 1

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Salmos 18.4

4 Me rodearon ligaduras de muerte, Y torrentes de perversidad me atemorizaron. 5 Ligaduras del Seol me rodearon, Me tendieron lazos de muerte. 6 En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo,

LAZOS ALMATICOS

Cuerdas que impiden el crecimiento, que obstruyen la mente, y la voluntad

Sentimientos MAS QUE A Dios.

El que ama al padre o a la madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama al hijo o a la hija más que a mí, no es digno de mí. Mateo 10.37

Sucede en la familia

En el trabajo

En la Universidad

En las relaciones

Con hermanos

Ejemplo en la Biblia:

1ra. Ligadura almática…

Adán con Eva….comió del fruto a pesar de que Dios le había dicho que no…

Primero prefirió a su mujer, a su carne.

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Pilato

Luk 23:13 Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo,

Luk 23:14 les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis.

Luk 23:15 Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre.

Luk 23:16 Le soltaré, pues, después de castigarle. Luk 23:17 Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta. Luk 23:18 Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y

suéltanos a Barrabás! Luk 23:19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por

un homicidio. Luk 23:20 Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús; Luk 23:21 pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! Luk 23:22 El les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún

delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré. Luk 23:23 Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese

crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron.

Luk 23:24 Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían; Luk 23:25 y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y

homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

Mat 27:24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto,

tomó agua y se lavó las manos(C) delante del pueblo, diciendo:

Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros.

Sansón con Dalila

"Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila" (Jueces 16:4).

Y aconteció que como ella le presionaba todos los días con sus palabras y le importunaba, el alma de él fue reducida a mortal angustia. (Jueces 16:16 RVA)

Fue sacado sus ojos, fue hecho exclavo, burla de todos.

Ananías con Safira:

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5 1-2 Un hombre llamado Ananías también vendió una propiedad y, en complicidad con su esposa Safira, se quedó con parte del dinero y puso el resto a disposición de los apóstoles.

3 —Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno? 4 ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres sino a Dios!

5 Al oír estas palabras, Ananías cayó muerto. Y un gran temor se apoderó de todos los que se enteraron de lo sucedido. 6 Entonces se acercaron los más jóvenes, envolvieron el cuerpo, se lo llevaron y le dieron sepultura.

7 Unas tres horas más tarde entró la esposa, sin saber lo que había ocurrido.

8 —Dime —le preguntó Pedro—, ¿vendieron ustedes el terreno por tal precio?

—Sí —dijo ella—, por tal precio.

9 —¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a *prueba al Espíritu del Señor? —le recriminó Pedro—. ¡Mira! Los que sepultaron a tu esposo acaban de regresar y ahora te llevarán a ti.

10 En ese mismo instante ella cayó muerta a los pies de Pedro. Entonces entraron los jóvenes y, al verla muerta, se la llevaron y le dieron sepultura al lado de su esposo.

Moisés. Y el pueblo de Israel

“En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés,  salió a sus hermanos,  y los vio en sus duras tareas,  y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos,  sus hermanos. 12  Entonces miró a todas partes,  y viendo que no parecía nadie,  mató al egipcio y lo escondió en la arena. 13  Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían;  entonces dijo al que maltrataba al otro:  ¿Por qué golpeas a tu prójimo? 14  Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros?  ¿Piensas matarme como mataste al egipcio?  Entonces Moisés tuvo miedo,  y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto. 15  Oyendo Faraón acerca de este

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hecho,  procuró matar a Moisés;  pero Moisés huyó de delante de Faraón,  y habitó en la tierra de Madián.” Éxodo 2:11-15

Dios le vacía su alma para llenarlo

Moisés y la zarza ardiente

3 Un día en que Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la montaña de Dios. 2 Estando allí, el ángel del SEÑOR se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente. Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero que no se consumía, 3 así que pensó: «¡Qué increíble! Voy a ver por qué no se consume la zarza.»

4 Cuando el SEÑOR vio que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:

—¡Moisés, Moisés!

—Aquí me tienes —respondió.

5 —No te acerques más —le dijo Dios—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa. 6 Yo soy el Dios de tu padre. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

Al oír esto, Moisés se cubrió el rostro, pues tuvo miedo de mirar a Dios. 7 Pero el SEÑOR siguió diciendo:

—Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. Los he escuchado quejarse de sus capataces, y conozco bien sus penurias. 8 Así que he descendido para librarlos del poder de los egipcios y sacarlos de ese país, para llevarlos a una tierra buena y espaciosa, tierra donde abundan la leche y la miel. Me refiero al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. 9 Han llegado a mis oídos los gritos desesperados de los israelitas, y he visto también cómo los oprimen los egipcios. 10 Así que dispónte a partir. Voy a enviarte al faraón para que saques de Egipto a los israelitas, que son mi pueblo. Éxodo 3

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