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    Dios SaV\to~~et~U~~s'"'"'

  • La misin de EDITORIAL VIDA es proporcionar losrecursos necesarios a fin de alcanzar a las perso-nas para Jesucristo y ayudarlas a crecer en su fe.

    LA VOZ DEL DIOS SANTOEdicin en espaol publicada por Editorial Vida - 2007 2007 EDITORIAL VIDAMiaIlli, Florida

    Publicado en ingls con el ttulo:GOd HtLJ Spokenpor Hodder & Stoughton 1979 por J. I. Packer

    Traduccin: Juan RoJtu MayoEdicin: &IJM d RoJM Editare, [nc.Diseo de cubierta: Cathy SpeeDiseo interior: Rojasd Roja Editore.J, lnc:

    Reservados todos los derechos. A menos que se indique lo contrario.el texto bblico se tom de la Santa Biblia Nueva Versin Internacional. 1999 por la Sociedad Bblica Internacional.

    ISBN-lO: 0-8297-4827-XISBN-I3: 978-0-8297-4827-7

    Categora: RELIGIN/Vida cristiana/Crecimiento espiritual

    Impreso en Estados Unidos de AmricaPrinted in the United States of America

    070809 10 .,. 1098765432 1

    CONTENIDO

    Prlogo (200S) S

    Prlogo (1993) 7

    1. Introduccin (1979) 13

    2. La palabra perdida 22

    3. La Palabra de Dios hablada (1) 46

    4. La Palabra de Dios hablada (11) 63

    S. La Palabra de Dios escrita 84

    6. La Palabra de Dios oda 114

    Not~s 126

    Apendice 1: La declaracin de Chicago sobre lainerrancia bblica (1978) 134

    Apndice II: La declaracin de Chicago sobrehermenutica bblica (1982) 151

    Sugerencias para lecturas posteriores 171

    AdministradorTexto escrito a mquinaex libris eltropical

  • A rru coleqa deTynda!e HaLL y Trinity Colleqe, Brutol

    1970-79con afecto y agradecimiento PRLOGO (2005)

    Se me ha pedido e~cribir algo a manera de presentacin paraesta nueva edicin de La voz delDios eanto, No hay mucho quepueda aadir a lo dicho en el prlogo de 1993 ya la introduc-cin de 1979 y, por supuesto, al texto en s, con sus dos apndi-ces importantes. Cuarenta aos despus de haber escrito lamayor parte de lo que est all ahora, slo puedo decir que pien-so que por la gracia de Dios me sali bien y que todava estoyde acuerdo con todo su contenido. Mi esperanza era que, comoun acompaamiento a mi primer libro sobre las Escrituras,Fundamentalum. and tbe Word o/ God, este artculo llevara a lagente directamente a estudiar la Bibliay responder ms de todocorazn a la verdad acerca de Dios de lo que su estudio revelara.Mi esperanza presente y oracin es que esto ocurra a medidaque las nubes se amontonan y el mundo contina apretando a laIglesia cada vez con ms fuerza en la forma en que lo hace hoy.

    Por lo tanto hago algunas sugerencias respecto a la forma enque este libro pudiera utilizarse.

    Los predicadored no van a encontrar mucho de lo que de algu-na forma u otraya conocen, pero hojear este libro quiz renue-ve su entusiasmo en cuanto al privilegio asombroso que essuyo: hablar de parte de Dios, ampliando y aplicando su Pala-bra en su nombre.

    Los edtudianted de teolofta pueden encontrar aqu un estudiode los principales puntos de conversacin acerca de la Bibliasobre los que ellos necesitan tener claridad. Desde 1965, cuan-do apareci la primera edicin, mucho se ha discutido sobre losdetalles de los conceptos que expres, pero nada sustancial haocurrido para alterarlos en lo bsico, tomando en cuenta queun estudio puede ayudar a mantener la perspectiva de la made-ra entre los rboles.

    Pienso que los grupOd en las iglediad encontrarn en este unbuen libro con el cual trabajar; yo lo hallo claro y clarificador,como quise que fuera y lo cierto es que hay mucha gente de

  • 6 LA VOZ DEL DIOS SANTO

    iglesia que no estn muy seguros de lo que creen sobre la reve-lacin y la Biblia. Mientras armaba La Voz del Dios Santoabordaba esta situacin y, tena ms deseo de que los laicos pu-dieran tomar nota de mi libro ms que los eruditos. Esa siguesiendo mi esperanza.

    Estoy confiado de que los cristianos in(JivlJua!ed que lean Lavoz(JeL Diod anto sentirn fortalecido su sentido de aplicacin dela Palabra a sus conciencias; y profundizada su percepcin decmo la aplicacin funciona por lo que aqu est escrito.

    Entonces, pequeo libro, sal fuera de nuevo y, con la bendi-cin de Dios, edifica la familia del Seor en el lugar preciso yhasta el punto en el cual ms te necesiten. Y que toda la gloriasea Suya.

    J. 1. P.Regent College, VancouverEnero de 2005.

    PRLOGO (1993)Mientras ms envejezco, lo que ms quiero es cantar mi fe y lo-grar que otros la canten conmigo. La teologa, como siempreles digo a mis estudiantes, es para hacer doxologa: La primeracosa que hay que hacer es convertirla en alabanza y as honraral Dios que es su tema, el Dios en cuya presencia y con cuyaayuda todo se resolvi. El llamado de Pablo a cantar y hacermsica en el corazn para el Seor es un mensaje para telogosal igual que para otras personas (Ef 5: 19). Las teologas que nose pueden cantar (u orar para el caso) estn mal a un nivel pro-fundo, y tales teologas me dejan descorazonado en ambos sen-tidos: con fro en las venas y desinteresado. Consideraratrgico si este libro dejara tal impresin en algn lector.

    Solicito, por consiguiente, que sus contenidos, los cules sonciertamente teologa, sean recibidos ante todo como contenidospara la alabanza, aunque mi temtica se presenta en la forma deun sermn extendido y con cierto tono de apremio. Mi metaprincipal en estas pginas es celebrar la ddiva de Dios de laverdad revelada acerca de s mismo, a travs de la cual encon-tramos comunin con l, recibimos salvacin y aprendemos avivir. Me encantara que el libro lo entendieran como un eco yapoyo a dos himnos que reproduzco aqu para la meditacin demis lectores. (Las letras itlicas - es necesario decirlo? - sonaadiduras mas.)

    La primera parte data de 1953, doce aos antes de la primeraedicin de este libro. Es algo as:

    Dios ha ha6fa{)o por sus profetas,Con su palabra inmutable,Cada uno de una poca a otra proclamandoAl nico justo Seor y Dios.En medio de la desesperanza y confusin del mundoAncla firme que aun se planta,Dios el Rey, de trono eterno,

  • 8 LA VOZ DEL DIOS SANTOPRLOGO (1993) 9

    Dios el primero y Dios el final.

    DJd hahablado por Jesucristo,Cristo, el Hijo eterno,Resplandor de la gloria del Padre,Con el Padre siempre uno;Ha hablado por la Palabra encarnada,Dios de Dios, la era del tiempo comenz,Luz de Luz, que a la tierra descendi,Hombre, que revela Dios al hombre.

    Dios aun habla por su Espritu SantoHacia los corazones de hombres,En la era del tiempo donde la palabra explicaEl evangelio del mismo Dios, ahora igual que entonces;A travs del surgimiento y cada de nacionesUna certeza de la fe aun permanece en pie,El Dios eterno, su palabra inmutable,Dios el primero y Dios el final.

    El segundo himno, escrito por Charles Wesley en el primer ca-lor del gran despertar evanglico de Inglaterra hace dos siglosy medio, es ms conocido.

    iOh, que tuviera lenguas milDel Redentor cantarLa gloria de mi Dios y ReyLos triunfos de su amor!

    Bendito mi Seor y Dios,Te quiero proclamar;Decir al mundo en derredorTu nombre sin igual.

    El quebranta el poder del pecado cancelado,y libera al cautivo:Su sangre puede hacer al ms inmundo limpio;Su sangre es el beneficio mo.Dulce es tu nombre para m,

    Pues quita mi temor;En l halla salud y pazEl pobre pecador.

    Rompe cadenas del pecar;Al preso librar;Su sangre limpia al ser ms vil.iGloria a Dios, soy limpio ya!

    Permtanme decir sin ambages que mi meta al escribir sobre elhecho y el proceso de la revelacin es aclarar la manera de captarlas realidades que han sido reveladas: el conocimiento de Dios, elPadre, el Hijo y el Espritu Santo, en la creacin, en la retencin,en la regeneracin yen la edificacin de la Iglesia. Aqu estn lasfuentes de la vida cristiana, las cuales los predicadores debenaplicarse con fuerza a proclamar para la gloria de Dios y el biende las almas. Las incertidumbres modernas sobre la revelacinhan tenido el efecto de represar esas fuentes. Es mi esperanza yoracin que este libro ayude a desbloquearlas.

    Un libro que ha crecido

    Un gato, dice un proverbio chino, puede mirar a un rey. Loslectores con discernimiento habrn identificado ya que confor-me escribo este prlogo tengo a un rey en la mira, uno que ver-daderamente puede ser llamado rey: Juan Calvino, quien enlos cuatro libros de la edicin final de su Institucidnde la reLigincristiana disert sobre la creacin, la redencin, la vida regene-rada y la Iglesia, en ese orden, y cuya pasin por la gloria y laalabanza a Dios brill a travs de cada prrafo. En mi calidadde gato observador siento cierta identificacin con Calvino.

    En primer lugar creo que la sustancia de este libro contaracon su aprobacin (lase en Inst. I.i-ixy IV.viii.I-12 si duda loque digo).

    En segundo lugar, es una realidad que la/nJtltucinde Calvinocreci a travs de cinco ediciones entre 1536 y 1559 de ser un li-bro de bolsillo sobre el cristianismo prctico para una audienciageneral hasta llegar a ser un tratado de renombre muchas vecesmayor. Esto ocurri sobre todo a travs de la adicin de material

  • \0 LA VOZ DEL DIOS SANTO PRLOGO (\993) 11

    ms o menos tcnico relevante para la educacin de predicado-res, y que se gener por desacuerdos sucesivos con lo que Cal-vino originalmente haba ofrecido. Como resultado, a pesar deque procur mantener todas las cosas a nivel de un laico educa-do, y que hasta cierto nivel admirable s lo logr, cuenta concambios fuertes de marcha conforme se mueve de la homilticacatequista a la apologa teolgica y luego vuelve atrs. En algu-na forma estoy en las mismas. La vozdel DWd santo inici su vidaen 1965 como un libro de bolsillo de noventa y seis pginas.Ahora es el doble de su longitud inicial, y las aadiduras son ensu mayor parte de un nivel ms tcnico que el mismo material alcual han sido incorporadas. Tan slo puedo pedir a mis lectoressu indulgencia y declarar que he tratado con mucho esfuerzode mantener el estilo tan simple como sus argumentos lo permi-tan.

    Cambios al cabo de treinta aos

    Aunque creo que todava dice cosas de relevancia central en untpico de relevancia central, este libro, que es en esencia de1965, tiene algo que constituye una pieza de un perodo. Puedeser que facilite en algo la tarea de identificarse con el mismo no-tar tres desarrollos ocurridos alrededor de la discusin del temade la revelacin y la Biblia que hace del escenario de 1993 dife-rente al de 1965.

    En primer lugar, la teologa evanglica, de la cual este libro esun producto de muestra, es mucho ms fuerte en el mundo de ha-bla inglesa de lo que era una generacin atrs. La produccin demucho material escrito de alta calidad para guiar y respaldar a loscreyentes de la Biblia, y el trabajo erudito patrocinado por laTyndale Fellowship for Biblical Research (inglesa), la Evangeli-cal Theological Society (americana), el International Council onBblical Inerrancy durante su dcada de accin (1977-1987) ymuchas editoriales y centros de estudios teolgicos en aadidurahan otorgado a la teologa evanglica el estatus de una nuevaopcin prometedora, distinta de aquella accin de retaguardiasin esperanza que represent la manera en la cual mucho se lacatalog entre los aos 1950 a 1960. Cuando James Barr escri-bi su importante libro con el que atac a la teologa evanglica

    tildndola de falsa y a la piedad evanglica de patolgica ', elefecto ms perceptible fue el que sus pares especularan sobrequ le haba ocurrido para que generara en l tanta rabiay con-tencin: su queja no se tom seriamente y sus votos de censurano fueron secundados. Detecto en La vozdel DWd anta una notade actitud defensiva y desafiante, sobre todo en relacin a lateologa liberal la cual rod alto en la Inglaterra de la dcadadel 1950 de la misma manera como lo haba hecho durante me-dio siglo antes; pero ese tono es difcil que yo lo trajera a cola-cin si tuviera que volver a escribir desde cero hoy.

    En segundo lugar, la agenda acadmica en las sucesivas discu-siones alrededor de la Biblia ha cambiado del tema de la revela-cin e inspiracin al canon y la hermenutica, lo que significa, entrminos prcticos, la interpretacin. All es donde est la mayorparte de la accin del da de hoy, sobre todo en Norte Amrica,donde la interpretacin cannica de la Biblia (10 que quiere decirobjetivay orgnica) que es sustentada por las fuerzas reformistas,a saber el evangelicalismo y la teologa bblica, se ubican en posi-cin contraria a la de la hermenutica selectiva y subjetiva de lasvariadas teologas de la liberacin, la ms notable de las cuales esla feminista. Como discurso organizado alrededor de los temasde la revelacin e inspiracin, La vozdel DWd santo puede apare-cer un poquito anticuada, del mismo modo como se compara aBrahams con Britten o a Clirr Richard con Michael Jackson.Sin embargo, se necesita claridad respecto a la revelacin e ins-piracin antes que se pueda discutir el canon y la hermenuticapara cualquier propsito bueno, de manera que la lnea de argu-mento que este libro desarrolla es todava, creo yo, de funda-mental importancia. He realizado algunas aadiduras al textopara abordar estos intereses de corte ms reciente, pero la inspi-raciny la revelacin siguen siendo mis preocupaciones bsicas.

    En tercer lugar, parece ser que la corriente principal de profe-sin y conviccin se ha revertido entre los telogos de habla in-glesa. En lugar de las suposiciones colectivas de lo quepodramos llamar la comunidad de telogos de que la teologaconstructiva debe abrazar en alguna manera el unitarianismoantisobrenatural -desta o pantesta- del Siglo de las Luces,nuevas prospecciones de los tipos de trinitarianismo niceno, delencarnacionalismo calcedonio y de la soteriologa de Atanasio o

  • 12 LA VOZ DEL oros SANTO

    Agustn han llegado a ser aceptable orden del da. El mundo delpensamiento al cual se pertenece La vozdeL Diosoantoya no es decarcter marginal como pareca en 1965, cuando Bultmann, Ti-llich, John Robinson y sus seguidores dominaban la escena.Hoy est en el escenario principal. Cunto durar esta corrien-te revertida nadie lo sabe, pero para el tiempo presente, por lomenos, escuchar a lo que la Biblia ensea sobre las tres perso-nas divinas y las tres R" de la fe apostlica - ruina, redenciny regeneracin - es menos de una rareza extica en la Iglesiade lo que algo de la retrica en La vozdeL Diod aanto pueda suge-rir. En cuanto a m, estoy muy agradecido a Dios de que as sea.

    Entonces, desde mi punto de vista, algunas cosas han cam-biado para bien; pero de ninguna manera todas. La teologaclsica cristiana, fundamentada en la apreciacin de que la Bi-blia es la Palabra inspirada de Dios, todava es una posicin deminora en el mundo protestante de ms antigedad en amboslados del Atlntico. Maestros arrogantes en las escuelas y uni-versidades todava procuran erradicar de la gente joven cual-quier vestigio de creencia evanglica que encuentran en ella.Los andrajos de una raigambre liberal permanecen en controlde la mayora de las denominaciones principales y del ConcilioMundial de Iglesias. El incontrolable relativismo, pluralismo ynihilismo definitivo a los cuales el mtodo subjetivo de la teolo-ga liberal tarde o temprano dara lugar, est siendo elaboradoen crculos radicales y liberales para que trminos comoDios Cristo", fe", y amor" sean ms y ms narices decera" flexibles. La creciente presin en las iglesias ms viejaspara que se acepte un sincretismo de la fe como principio fun-cional, y de otorgar un certificado de legitimidad al estilo devida homosexual, son apenas dos ilustraciones de esto. El pro-psito de La Voz delDios Santoes reafirmar la autoridad bblicayel mtodo bblico de vivir bajo esa autoridad. Yo reedito el libroen la creencia de que la tarea que procura realizar todava esnecesario realizarla. Que Dios lo use para ese efecto.

    CAPITULO 1

    INTRODUCCIN (1979)La primera versin de este libro fue publicado en 1965, en unaserie llamada Fundamentos Cristianos. La serie fue hecha por an-glicanos para anglicanos y es la razn por la cual muchos de lostemas anglicanos aparecen en mi texto. La presente reedicinagrandada es de manera especfica menos anglicana en suspuntos de vista, a pesar de que su demostracin de que los for-mularios de la Iglesia de Inglaterra estn fundamentados en laBiblia, orientados en el carcter de la Biblia (Los Treinta yNueve Artculos de 1563, en el Libro de la Oracin Comn de1662 y LaJ HomillJ certificadas en el Artculo 35) permanecenintactos, como un testimonio a mis compaeros anglicanos dednde estn sus verdaderas races. Sin embargo, tambin seutiliza bastante material de otras tradiciones. Las posicionesadoptadas en 1965 se mantienen invariables hasta dnde estoyconsciente, pero algunas de ellas ahora estn ampliadas, ilus-tradas y aplicadas de una manera en la cual antes las restriccio-nes de longitud impedan.

    Mi meta en todo es preparar la mente de los cristianos pen-santes para que lean y estudien la Biblia como deben hacerlolos cristianos. Esta meta determina los contenidos y el espritude lo que ahora escribo.

    DISFRUTE SU BIBLIAUna introduccin muy til de un peregrino que se dirige a estu-diar la Biblia es el libro de J ohn Blanchard, EnjoyyourBible. Suttulo tiene una historia: perteneci primero a un libr de haceuna generacin escrito por G. Harding Wood, escrito esencial-mente para hacer el mismo trabajo, y evoca el ttulo de otrobuen libro de Harrington C. Lee que anduvo rodando una ge-neracin anterior, Tbe Joyo/ Bibl Stu{}Y (1909). Vea el nfasis:lo que se resalta es el prospecto del deleite que produce un

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    acercamiento mayor a las Escrituras. Y este nfasis es correcto.Deleite, puro y sin fin, es el propsito de Dios para su pueblo,en todo aspecto y actividad de nuestra comunin con l. Mellenars con gozo en tu presencia, con placeres eternos a tudiestra (Sal 16:11).

    Yo mantengo la apasionante doctrina de que ninguno de losplaceres son tan frecuentes ni tan intensos como los de los cris-tianos agradecidos, devotos, resolutos, sinceros que se niegan as mismos. Mantengo que las delicias del trabajo y el placer, dela amistad y la familia, de comer y aparejarse, de artes y oficios,de jugar y ver jugar, de descubrir y hacer cosas, de ayudar aotra gente, y todos los otros placeres nobles que la vida ofrece,son dobles para los cristianos; porque, como solan decir los an-tiguos felices puritanos (no seor, esto no es un error de im-prenta, no es freudiano; quiero decir puritanos de verdad,puritanos histricos, no los petulantes y desabridos puritanosde la imaginacin angloamericana), el cristiano saborea a Diosen todos sus placeres y los incrementa, mientras que a otraspersonas el placer les deja un sentido de vaciedad que los res-tringe. Adems, y mantengo que cada encuentro entre un cris-tiano sincero y la Palabra de Dios, la ley de tu boca (Salmo119:72), aun cuando cale hondo o requierahumlarse, producegozo como resultado, del mismo modo como Blanchard, Woody Lee insinan, y, mientras ms fiel sea el cristiano, mayor sersu gozo.

    Conozco por experiencia lo que es disfrutar la Biblia, ale-grarse uno de encontrar a Dios y que l lo encuentre a uno en laBiblia y a travs de la Biblia; conozco por experiencia por quel salmista dijo que el mensaje de Dios de promesa y manda-miento era su deleite (Salmo 119:6, 24, 35, 47, 70,77, 92, 143,174. [Nueve veces!) y su gozo (versculos 111, cf. 14, 162; Sal-mo 19:8), y por qu dijo que la amaba (Salmo 119:47, 48, 97,113, 119, 127, 140, 159, 163, 167. Diez veces!); he comproba-do, al igual que otros lo han hecho, que as como la buena comi-da provee placer al igual que nutricin, de la misma manera loprovee la buena Palabra de Dios. De manera que estoy a favorde que todos los cristianos se sumerjan en la Biblia con expec-tativas de disfrutar, y aplaudo a estos escritores por resaltar elprospecto del gozo a fin de contrarrestar la idea comn de que

    el estudio de la Biblia a la larga se vuelve seco y soso. Pero paraque todo sea as, yo creo, se necesita un punto de equilibrio.

    Qu es disfrutar? Esencialmente, es un subproducto: unestado de contentamiento y plenitud que provienen de concen-trarse en algo ms que disfrutar uno mismo. Si disfrutar, cmotal, es su meta, puede esperar que no ocurra, puesto que estdescuidando las condiciones para que esto se d. La bsquedade placer, conforme aprendemos por la experiencia, es un ne-gocio estril; la felicidad no la encontraremos mientras no ten-gamos la gracia de dejar de buscarla, y de dar nuestra atencina personas y asuntos externos a nosotros mismos. En este caso,el estudio de la Biblia slo proporcionar disfrute si la meta esconformarnos a nuestro Creador en creencia y conducta, a tra-vs de la confianza y obediencia. El estudio de la Biblia paraplacer propio antes que para placer de Dios concluye en que noda placer ni a l ni a nosotros.

    Cuando Pablo predic en Berea, los judos all recibieron elmensaje con gran ansia y examinaban las Escrituras cada dapara ver si lo que deca Pablo era verdad (Hch 17:11). La pa-labra era el mensaje de salvacin para la humanidad perdidaque se alcanza a travs de Jesucristo: No hay otro nombrebajo el cielo... en el cual podamos ser salvos; cree en el seorJess y sers salvo (4:12; 16:31). El ansia que sintieron sur-gi, sin lugar a duda, de sentir que la necesidad primera de cadahombre tiene que ver con aclarar bien los asuntos de su destinoeterno que el evangelio enfoca y resuelve. Tal ansia puede serque hoy se la llame preocupacin existencial, a pesar de queansia es una palabra ms clara para la mayora de la gente.Los muchos bereanos que creyeron (Hch 17:12) sin lugar aduda testificaron despus del gozo de ese resultado del estudiode la Biblia; en lo que ellos se enfrascaron, sin embargo, no fueen el gozo como tal, sino en la manera en que Dios salva, y sugozo provino del hallar lo que buscaban, a pesar de que debehaber afectado sus ideas previas, y haber provocado un sentidode pecado, vergenza y desesperanza que no haban conocidoantes. As que para nosotros, lo que nos trae gozo es encontrarel camino de Dios, la gracia de Dios y la comunin de Dios atravs de la Biblia, aun cuando vez tras vez lo que la Biblia dice

  • 16 LA VOZ DEL DIOS SANTO INTRODUCCIN (1979) 17

    - esto es, lo que Dios en la Biblia nos dice - nos tire por el sue-lo.

    As que el gozo del estudio de la Biblia no es el de recoger go-losinas esotricas sobre Gog y Magog, Tubal-Can y Matusa-ln, numerologa bblica y la bestia y cosas por el estilo;tampoco es el placer, intenso para los que gustan de hacerlo, deanalizar el texto traducido y convertirlo en bellos patrones parapredicadores, con ttulos enumerados con cuidados y arregla-dos entre ellos con la diestra ayuda de una apta aliteracin. Esms bien una alegra profunda que viene de comulgar con elDios vivo hacia cuya presencia la Biblia nos acerca, un gozoque slo sus propios y verdaderos discpulos conocen.

    LAS ESCRITURAS Y LA SALVACINEn los ltimos dos prrafos, como en cualquier otro lado deeste libro, implico que nuestro destino eterno puede dependerde nuestra atencin a la Biblia. En una poca en la cual muchosno ponen atencin a la Biblia, algunos a primera vista podranencontrar en extremo increble esta implicacin. As que hepreferido venir limpio y enfrentar de una vez la pregunta: deveras quieres decir eso? y de veras nos ests pidiendo que nostraguemos eso? La respuesta es s en el siguiente sentido.

    Primero: al hablar de destino eterno, me refiero a ese estadode gozo o tristeza ms all de la muerte del cual he aprendido deJesucristo, el hijo de Dios encarnado, quien resucit de losmuertos, y sobre el cual los autores del Nuevo Testamento, aquienes considero ser inspirados por Dios y, por ende, dignosde confianza, todos concuerdan. Estoy hablando no de super-vivencia como tal, sino de un estado futuro en el cual en plenaconsciencia cosecharemos lo que hayamos sembrado. El Nue-vo Testamento afirma claramente que esta vida, en la cual loscuerpos crecen y se desgastan mientras se arreglan sus caracte-res, es una antesala, un camerino y un gimnasio moral en don-de, sea que lo sepamos o no, todos de hecho nos preparamospara la vida futura que corresponder a cada uno de nosotrosconforme a lo que hayamos escogido ser, y encontraremos enella ms gozo para algunos y desesperanza para otros de lo queeste mundo jams conoci. Porque todos compareceremos

    ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que me-rece segn las cosas que haya hecho mientras estuvo en el cuer-po, sean estas buenas o malas (2Co 5:10).

    Es cierto, la moda secular es tratar esta vida como la nica, ya la muerte fsica como una extincin personal, y cacarear unamofa ante el concepto del juicio divino. Por supuesto que esapasin por la supervivencia personal que nos absorbe y salesiempre a colacin en el Occidente moderno toma formas irri-tantes y repulsivas. Por supuesto que muchos protestantes(menos catlicos romanos y ortodoxos, dicho sea a su favor)estn tan deprimidos por la mofa marxista del cielo color de ro-sas cuando te mueras, y tan dados a aceptar las opiniones secu-lares, que ya no quieren decirle a nadie que la vida del ms allimporta ms que la vida aqu, y a menudo olvidan que esto esde veras as. (Y qu problema trae eso! Cuando el programade la providencia divina de prepararnos para disfrutarlo a l enel ms all incluye discapacidad fsica o mental, crueldad o in-justicia de parte de otros, pobreza, dolor o privacin -lo quelos antiguos puritanos realistas llamaban prdidas y cruces- estos protestantes en el acto se confunden y pierden el equi-librio, y se constituyen en intiles pastoralmente hablando;porque, como muestra Hebreos 12:1-14, es solo en referencia ala vida venidera que todas estas cosas tienen sentido.) Por su-puesto tambin, los exponentes de profanidades bblicas a ve-ces alimentan una teologa de trinchera en la cual la accin paraabolir la injusticia, alterar las estructuras de poder demonacas,controlar el curso de los recursos naturales y reformar los ma-les sociales nunca es una responsabilidad; y no podemos mara-villarnos de que los que tienen estas cosas como cuestionesobligatorias sientan hostilidad a la doctrina que, piensan ellos,ensea a descuidarlas. As que cualquiera que enfrenta la irreli-gin tpica o la tpica religin del Occidente contemporneopuede bien sentirse incierto y sospechoso ante cualquier men-cin de la vida en el ms all.

    Pero las personas sabias descontarn el elemento emocionaly reaccionario en su pensamiento inmediato, y tomarn en se-rio las afirmaciones de Jesucristo y sus apstoles en cuando almundo venidero, en el cual las consecuencias permanentes delas decisionesy compromisos contrados aqu sern reveladas y

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    recibidas. Dios "dar a cada uno conforme lo que haya he-cho". Aquellos quienes por medio del perseverar en el bien ha-cer buscan gloria, honra e inmortalidad, les dar vida eterna.Pero [para] aquellos quienes... siguieron lo malo, habr ira yenojo (Romanos 2:6-8). Las personas sabias mantendrn enmente esta verdad, la cual su propia conciencia confirmar aellos si la dejan hablar, y no se permitirn caer vctimas del es-cepticismo reaccionario, aun si otros alrededor de ellos lo ha-cen. La gente sabia conoce que la reaccin nunca ser una guacierta hacia lo que es correcto y verdadero.

    Segundo: cuando digo atender a la Biblia, lo digo en trmi-nos de una distincin entre su contenido, el mensaje que repre-senta y su forma exterior como un libro que descansa en sulibrero, escritorio o junto a su cama. Tras hacer esta distincin,puedo decir enseguida que lo que determina nuestro destino essi en nuestros corazones aceptamos o rechazamos el mensaje dela Biblia, y ese mensaje puede recibirse de manera salvadora atravs de la liturgia, los sermones, las publicaciones o las con-versaciones sin jams haber ledo la Biblia uno mismo. Los cris-tianos que vivieron antes de la edad de los libros impresos, loscristianos que vivieron y murieron en el analfabetismo y loscristianos catlicos romanos de los viejos das malos a quienesse les deca que la Biblia verncula era un libro protestante, yque el estudio laico de la misma era un vicio protestante que losbuenos catlicos deban evitar, y quienes crean esto, y sin em-bargo amaban al seor Jess, son una prueba de nuestro puntocentral. Dios en su misericordia proveer entendimiento de suverdad, conocimiento de Cristo y vida espiritual a cualquieraque con sinceridad lo busque, no importa los medios por loscuales la verdad divina lo alcance. As que no es absolutamentenecesario para la salvacin estudiar el texto bblico. Resultarauna supersticin grotesca pensar que hay una magia salvadoraen la simple lectura del texto donde el entendimiento y la fe es-tn ausentes; resultara del mismo modo supersticioso suponerque Dios no extiende su gracia a personas que conocen las ver-dades cristianas pero, por la razn que sea, no leen la Biblia pors mismos.

    Sin embargo, como los catlicos romanos contemporneos yel evangelicalismo protestante histrico bien saben y exhortan,

    el que no lee la Biblia est en una enorme desventaja. De mane-ra muy correcta se ve la lectura de la Bibliay la meditacin ba-sada en la Biblia como medios primordiales de la gracia. Nosolo la Escritura es la fuente suprema del conocimiento deDios, de Cristo y la salvacin, sino que tambin presenta esteconocimiento en una manera incomparablemente vvida, pode-rosa y evocativa. Las Escrituras cannicas constituyen un ge-nuino libro de la vida que nos muestra a Dios en su relacin conlas crisis humanas ms dramticas (nacimientos, enfermeda-des, muertes, amores, prdidas, guerras, cadas, riesgos, desas-tres, fracasos, victorias), las emociones humanas mselementales (gozo, pena, amor, odio, esperanza, miedo, dolor,ira, frecuencia, perplejidad) y las relaciones ms bsicas (conlos padres, esposos, nios, amigos, vecinos, autoridades civiles,enemigos y otros creyentes). Como una comunicacin de hom-bre a hombre, simple, econmica, imaginativa, lgica, la Bibliaes extraordinaria; con razn durante el presente siglo se haconstituido en el libro ms vendido de todo el mundo. Encimade todo esto, la comunin de Dios con nosotros los humanos delo cual da testimonio es la realidad ms trascendental del mo-mento que jams podramos conocer, y el poder de la Biblia enla vida de sus lectores, poder que surge de su precioso conteni-do y de su singular inspiracin divina, es abrumador.

    Los antiguos puritanos piadosos llamaban a la Escritura uncordial, dando a entender que hace por el alma lo que el licorhace por el cuerpo, y cada cual que lee la Biblia buscando aDios encuentra que esto es verdad. La Biblia, que a la luz deesto es testimonio humano de Dios, un compendio de sesenta yseis artculos compilado a lo largo de ms de un milenio, de-muestra ser la autntica Palabra de Dios por ser mediadora dela presencia divina, de su poder y de su mensaje para nosotrospor medio del registro de hombres que lo conocieron hace mu-cho tiempo. Aun as, como en el camino a Emas, nada trae talblsamo y tal brillo al corazn triste como el de encontrar queciertas partes de la Biblia, escritas hace siglos, tienen que vercon los problemas personales de uno, y, que medular para la re-solucin de esos problemas es permanecer en la realidad de lapersona, lugar, obra y gracia de nuestro Seor y Salvador Je-sucristo (Lucas 24:13-35). Aun as, a travs de los registros de

  • 20 LA VOZ DEL DIOS SANTO INTRODUCCIN (1979) 21

    su ministerio terrenal, todava se escucha la voz vivificante deCristo mismo. Todava, a travs de la palabra escrita:

    El habla, y, escuchando a su voz,Nueva vida reciben los muertos;

    Los corazones que gimen se regocijan,y el pobre humilde cree.

    Es claro, entonces, que quien desee conocer a Dios querrconocer lo ms que pueda de lo que est en la Biblia, y tambinnecesita conocerlo. Por tanto, es claro que quien no pueda leerla Biblia pierde una gran cantidad de conocimiento y de gozo.y es igual de claro que los que profesan ser cristianos y puedenprofundizar en la Biblia, pero descuidan el hacerlo, echan som-bras sobre su propia sinceridad, por cuanto la desatencin a lasEscrituras no es propia de un hijo de Dios.

    Tercero: cuando digo que nuestra actitud hacia la Biblia(atencin o desatencin; sujecin o desafo, aceptacin o recha-zo) puede determinar nuestro destino. Tengo en mente el hechoespecfico de que las Escrituras son un testimonioy un letrero queseala hacia el Seor Jesucristo que vive y salva. Ustedes estu-dian con diligencia las Escrituras, dijo Jess a un grupo de te-logos judos eruditos, porque piensan que en ellas hallan la vidaeterna. Y son ellas las que dan testimonio en mi favor! (Jn5:39). Dios nos ha dado vida eterna, declara Juan, y esa vidaest en su Hijo (IJn 5:11). Pablo felicita a Timoteo porque des-de tu niez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte lasabidura necesaria para la salvacin mediante la fe en Cristo Je-ss (2Ti 3:15). Lo que Jess y Pablo dicen del Antiguo Testa-mento puede decirse tambin del Nuevo Testamento, y de toda laBiblia. Por esto: todo nos dirige a Cristo. La Palabra escrita delSeor nos gua al seor vivo de la Palabra, y nuestra actitud hacial es en efecto la eleccin de nuestro destino. Porque el que de ve-rs atiende a lo que la Biblia dice, atiende a su Dios, y aprendeque la manera de servirlo es recibir a su Cristo como Salvador yAmo; y al encontrar a Cristo, encontrar vida.

    Dos puntos finales, ambos breves.Primero, este es un libro de estudio, de ah su estilo compri-

    mido (lo cual ahorra papel, y por lo tanto, espero, le reduzca elprecio al lector). He tratado de asegurar que la brevedad no

    afecte la claridad. Las referencias bblicas en el siguiente textono son ni adornos ni para relleno, sino parte de mi argumento ytienen la intencionalidad de que el lector las busque.

    VARIEDAD DE VERSIONESSegundo, una palabra respecto a las traducciones. En los lti-mos tiempos han aparecido varias nuevas versiones, y algunaspersonas de veras se sienten abrumadas, y por reaccin natural,si no irracional, estn resueltos a no confiar en ninguna, y mante-nerse fieles a las versiones de siempre. Sin embargo, las nuevas ymodernas versiones son muy buenas; ninguna generacin de ha-bla castellana tuvo jams mejores Biblias vernculas que lasnuestras. Hay toda una gama de ellas. En un extremo estn lasparfrasis [La Bibliaal dapor ejemplo], y las versiones de equi-valentes dinmicos [Dw.! habla hoyy La Bibliaen Lenguaje actual,que apuntan a impactar al lector moderno como impact a susprimeros lectores. Tales versiones se liberan del orden de las pa-labrasy de la estructura de las oraciones del original, y al hacerlodisfrazan algunos trminos, y al hacerlo dejan velados muchosproblemas de interpretacin y se identifican con una cultura lite-raria vigente. En el otro extremo estn las versiones que han he-cho lo posible por traducir palabra por palabra, frase por frase, yoracin por oracin. Quiz alcanzando un equilibrio entre estosdos extremos se encuentra la Nueva Versin Internacional. Nin-guna es perfecta dentro de sus cualidades y limitaciones.

    Entonces, que hacer? No es posible ninguna versin per-fecta y definitiva de la Biblia, como tampoco es posible una eje-cucin definitiva de la novena sinfona de Beethoven o delCuarteto en Do menor sostenido; hay mucho ms en l en espe-ra de ser expresado de lo que nadie jams lograr alcanzar. Lasversiones palabra por palabra como las de equivalencia din-mica son necesarias si es que hemos de apreciar a plenitud elsignificado y la fuerza del original: las primeras salvaguardan laexactitud, las ltimas profundizan la comprensin. Sugiero queusted intente, como lo hago yo, de obtener lo mejor de los mun-dos manteniendo varias Biblias a la mano. En cualquier forma,sin embargo, concntrese en una versin para lectura y memo-rizacin. Esto trae el mayor beneficio con la menor confusin.

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    CAPTULO DOS

    LA PALABRA PERDIDA

    Vienen das -afirma el Seor omnipotente--, en queenviar hambre al pas; no ser hambre de pan ni sed deagua, sino hambre de or las palabras del Seor. La gentevagar sin rumbo de mar a mar; andarn errantes del nor-te al este, buscando la palabra del Seor, pero no la encon-trarn (Ams 8:11-12).

    Ocho siglos antes de Jesucristo, el reino del norte de Israel sesenta confiado. Las normas morales verdaderas haban desa-parecido, poca honradez quedaba en los negocios, a los pobreslos trataban mal, y el desenfreno aristocrtico era la comidilladel momento; Pero haba un auge del comercio, el dinero llega-ba al pas, y la sociedad entera contaba con dinero (

  • 24 LA VOZ DEL DIOS SANTO LA PALABRA PERDIDA 25

    hambrientos, y su hambre quedara insatisfecha. Para ellos, laPalabra de Dios quedara de veras perdiJa.

    LA INFECCIN DE INCERTIDUMBREAms es un profeta para hoy. Sus palabras nos muestran lacondicin presente de mucho en la Cristiandad. Su visin deuna hambruna espiritual en Israel representa la nuestra: la ca-rencia con la cual previ que Dios castigara a su pueblo es laexperiencia presente de una gran parte de la Iglesia en el mun-do.

    Ahora este es un estado de cosas por entero antinatural. ElNuevo Testamento presenta la Iglesia del Seor que heredapor medio de Cristo todas las promesas de Dios de bienestar yvida espiritual (lea 1 Co2 Co 1:20; Ro 15:8ss; G 3:16ss, 31; ycE. Ro 4:16-23; Heb 6:12-20, 10:15-23, 13:5f). La Iglesia, porconsiguiente, tiene la promesa de instruccin, seguridad y guapermanente de Dios, lo mismo que tuvo el Israel del AntiguoTestamento. Claro, a la Iglesia no se le ha prometido una des-cendencia perpetua de profetas que hablen con inspiracin in-mediata, como en los tiempos del Antiguo Testamento; msbien, el Espritu Santo, quien habl por los profetas, es dadopara permanecer con la Iglesia e interpretar, autenticar y apli-car las enseanzas del Antiguo Testamento y apostlicas a cadageneracin cristiana (vase a Jn. 14:16, 16:7-14 con 6:45; 1 Co2:4s con v. 9-16; 1 Co2 Co 3:12-4:6; 1Ts 1:5,2:13,4:9; Heb3:7ss; lJn 2:20-27). Esta es la forma en la cual la promesa deinstruccin divina ha de encontrar su cumplimiento en la eracristiana. A la luz de esto, esperaramos encontrar a la Iglesiade cada edad, incluyendo la nuestra, firmemente convencida deque el testimonio proftico y apostlico de los dos Testamentoses la Palabra de Dios; clara en lo que se refiere a su mensajecentral concerniente a Dios en Cristo; y capaz de ver con clari-dad cmo nos afecta este mensaje, con su demanda de conver-sin y una vida de fe, esperanza, amor y obediencia. En lamedida en que falte claridad en estas materias, nos vemos for-zados a concluir que la Iglesia est enferma e indispuesta.

    Qu, entonces, debe decirse del grueso de nuestras iglesiashoy? Porque nunca, quiz, desde la Reforma, los cristianos

    protestantes como cuerpo han estado tan dudosos, tmidos yconfundidos en lo referente a lo que deben creer y hacer. Losgrandes temas de la fe y conducta cristianas carecen de certi-dumbre en todo el proceso. El observador exterior nos ve comotitubeando entre acrobacias y malabares como borrachos en laniebla, sin saber a ciencia cierta dnde estamos ni en qu direc-cin debemos ir. La: predicacin es nebulosa; las cabezas estnenturbiadas; los corazones temerosos; las dudas drenan nues-tra fuerza; la incertidumbre paraliza la accin. Sabemos la con-trasea victoriana de que viajar con esperanza es mejor quellegar, y nos deja fros. La gente de iglesia de cierto tipo nosdice que el deseo de certeza es debilidad de la carne, seal de in-madurez espiritual, pero no nos encontramos capaces de creeren ellos. Sabemos en nuestros huesos que estamos hechos parala certeza, y no podemos ser felices sin ella. Sin embargo, a dife-rencia de los primeros cristianos que en tres siglos conquista-ron el mundo romano, y de esos cristianos posteriores quemarcaron nuevos rumbos en la Reforma, el despertar puritano,el avivamiento evanglico y el gran movimiento misionero delsiglo diecinueve, carecemos de certeza. Por qu? Lo achaca-mos a las presiones externas del secularismo moderno, peroesto es como Eva cuando culp a la serpiente. El problema realno est en nuestras condiciones, sino en nosotros mismos. Laverdad es que hemos contristado al Espritu y Dios ha retenidoal Espritu. Nos levantamos bajo el castigo divino. Por dos ge-neraciones y ms nuestras iglesias han pasado hambre de orlas palabras del Seor. Para nosotros, tambin, la Palabra deDios est, en un sentido real, perdiJa.

    UN GIRO EQUIVOCADOEN LA CRTICA BBLICA

    Por qu es esto? Porque no es que la Biblia ya no se lea ni seestudie en las iglesias. Se lee y estudia bastante; pero el proble-ma es que ya no sabemos qu hacer de eso. Fascinados por elproblema de la crtica racionalista, ya no podemos or la Bibliacomo la Palabra de Dios. La teologa liberal, en su orgullo, pormucho tiempo se ha aferrado a que somos ms sabios que nues-tros padres acerca de la Biblia, y que no la debemos leer como

  • 26 LA VOZ DEL DIOS SANTO LA PALABRA. PERDIDA 27

    ellos lo hicieron, sino que debemos basar nuestro acercamientoa la misma en los resultados ciertos de la crtica y tomar encuenta los errores e imperfecciones humanas de sus autores.Esta insistencia tiene un efecto triple. Produce un papismonuevo: la infalibilidad de los eruditos, de quienes aprendemoslo que los resultados ciertos son. Levanta dudas acerca decada pasaje bblico, en lo que se refiere a si de veras es revela-cin o no. Y destruye la manera reverente, receptiva, sin sufi-ciencia propia de acercarse uno a la Biblia, sin la cul no se lepuede conocer como la Palabra de Dios escrita (ArtculoXX). Los resultados? La hambruna espiritual de la cual Arnshabl. Dios castiga nuestro orgullo dejndonos con la aridez, elhambre y el descontento que brota de nuestra incapacidad au-toinducida de or su Palabra.

    La situacin es tan paradjica como pattica, pues la crticaerudita siempre ha afirmado que su anlisis histrico microsc-pico de los libros de la Sagradas Escrituras le da a la Iglesia laBiblia en un sentido en el cual la Iglesia nunca tuvo la Biblia an-tes, y en un sentido esto es bien cierto. La crtica erudita haagudizado las herramientas de exposicin bblicay ha aclaradoel significado de muchos pasajes bblicos. Nos ha dado comen-tarios del valor ms alto. Ha inventado una tcnica de anlisistemtico de las Sagradas Escrituras sin la cual los diccionariosteolgicos y las teologas bblicas de los ltimos sesenta aosnunca podran haber sido escritas. En estos respectos ha paga-do dividendos enriquecedores. Sera un pecado contra la luznegar esto. La Conferencia de Lambeth de 1958 tuvo razn alregistrar nuestra deuda a la multitud de devotos estudiososque ... han enriquecido y profundizado nuestro entendimientode la Biblia.] Sin embargo, la queja constante en contra de lacrtica erudita desde su insercin ha sido que le quita la Biblia alos' fieles, lo opuesto de lo que pretende. Y esta queja es ciertatambin. Aqu yace la paradoja del movimiento crtico: le hadado a la Iglesia la Biblia de un modo que ha despojado a laIglesia de la Biblia, y ha conducido a una hambruna de or laspalabras del Seor.

    Qu sali mal, preguntamos, para producir tal efecto? Porqu esto. Desde el principio, la crtica bblica rompi la relacinentre la revelacin (la Palabra de Dios) y la Biblia (el

    testimonio escrito del hombre sobre la Palabra de Dios). Mirla Biblia como una biblioteca de documentos humanos, faliblesy a menudo falaces, y defendi lo que decan como la nicaperspectiva cientfica. Mientras permitan que la Palabra deDios en la historia fuese el tema de los escritores, y que sus es-critos en alguna forma mediaran esa Palabra, no se quiso iden-tificar los escritos con la Palabra. La Palabra de Dios era unacosa, la Biblia era otra. Tomando esta lnea, el movimiento de lacrtica rompi con el concepto histrico cristiano de la natura-leza de las Sagradas Escrituras, cristalizado por Agustn cuan-do puso en boca de Dios las palabras: Ciertamente, ohhombre, lo que mis Escrituras dicen, Yo lo digo." Tratandoeste punto de vista, no como un misterio de la fe, sino como unsimple error de ignorancia, la escolstica crtica se comprome-ti a un mtodo de estudio que dio por sobreentendido que laBiblia poda errar en cualquier parte. Se le dijo a la Iglesia quenunca podran entender bien la Biblia mientras no dejaran decreer en su inerrancia. Prescribi una nueva agenda para lateologa: no slo integrar y aplicar el recuento bblico, sino,tambin, revisarlo y corregirlo; y sentenci como acientficaslas teologas que no aceptaran este programa. Incluso hoy, susportavoces siguen convencidos de que quienes toman la Bibliacomo inerrante no la pueden entender de verdad, y todava li-bran guerra contra la perspectiva cristiana clsica de la inspira-cin. As que, al insistir que las Sagradas Escrituras no son deltodo confiable Palabra de Dios, la crtica bblica ha arrebatadode la Iglesia la Biblia que una vez tuvo.

    Es bueno decir de inmediato dnde, en el fondo, este mtodoparece desviarse. Su error es pasar por alto el hecho de que Je-ss y sus apstoles ensearon una doctrina definitiva de la na-turaleza de las Sagradas Escrituras, una doctrina tan integral asu mensaje como lo eran las creencias acerca del carcter deDios. Esta doctrina aparece en declaraciones como la Escritu-ra no puede ser quebrantada (Jn 10:35); Es ms fcil que de-saparezcan el cielo y la tierra, que caiga una sola tilde de la ley( Le 16:17); Toda la Escritura es inspirada por Dios (2 Ti3:16); Y aparece tambin en la designacin del Antiguo Testa-mento como las mismas palabras de Dios (Ro 3:2; Hch 7:38).Se manifiesta adems cada vez que Cristo y sus apstoles citan

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    el texto del Antiguo Testamento para probar algo y dar cierre auna discusin, o acotar una declaracin del Antiguo Testamen-to, no atribuido a Dios en su contexto, como palabras de Diosexpresadas por labios humanos. Los ejemplos son: el Creador... dijo ... ", Mt 19:4, citando a Gn 2:24; Soberano Seor... pormedio del Espritu Santo, dijiste en labios de nuestro padre Da-vid, tu siervo ... , Hch 4:24, hablando de Sal 2:1s; Hch 1:16;El Espritu Santo dijo la verdad ... A travs de Isaas ... , Hch28:25, hablando de Is 6:9f; Acerca del Hijo de Dios que l(Dios) dice ... , Heb 1:8ss, hablando del Salmo 45:6s; 102:25ss;Como el Espritu Santo dice ... ", Heb 3:7, citando de Sal95:7ss. El Espritu Santo tambin da testimonio a nosotros(vase Heb 10: 16s, que cita a Jer 31:33). De cierto, esta doctri-na de las Sagradas Escrituras pone de relieve por igual todo elNuevo Testamento, los Evangelios, Hechos, las Epstolas yApocalipsis, puesto que todos ellos representan la dispensacincristiana de la gracia a travs de Cristo como el cumplimientode Dios de sus predicciones hechas en el Antiguo Testamento.La concepcin de las Sagradas Escrituras como una transcrip-cin del discurso divino es tan bsica para (digamos) las epsto-las a los Romanos y Hebreos como la creencia en la divinaprovidencia lo es para la narrativa de Hechos, o la creencia enla unin real de la Iglesia con Cristo para la discusin de Efe-sios. La creencia de que (haciendo eco de Agustn) Dios dice loque las Sagradas Escrituras dicen es en verdad la piedra funda-mental de toda teologa del Nuevo Testamento.

    Siendo as, el asunto entre el movimiento crtico moderno y elmtodo antiguo se reduce a esto: Son los escritores del NuevoTestamento maestros dignos de confianza? Y fue el Seor Jesu-cristo un maestro confiable? Qu bases sostenibles hay paraaceptar lo que dice el Nuevo Testamento de cualquier acto deDios en este mundo, si rechazamos lo que dice de su acto de inspi-rar la Biblia? Si, sobre la base de la autoridad dominical y apost-lica, creemos que Dios human a su Hijo, nos redimi por la cruzy regenera a los creyentes unindolos al Cristo resucitado, cmopodemos negar la inspiracin cundo esas mismas autoridadesque nos dicen esto nos dicen que Dios inspir de tal modo a los es-critores bblicos que la palabra de estos es tambin Palabra deDios? Las bases para aceptar la instruccin de Cristo y sus

    apstoles en este punto son las mismas para aceptar cualquierotro punto. Las mismas razones que tenemos para creer lo queellos ensean acerca del pecado, la salvaciny la Iglesia, nos impi-den descreer lo que ensean sobre la Biblia. Claro, el hecho de lainspiracin bblica no puede verificarse mediante una averigua-cin independiente, pero tampoco se puede hacer con hechoscomo el perdn o la adopcin. Creemos en estas cosas no porquelas podemos probar cientficamente", sino porque nos las asegu-raron Cristo y sus apstoles, a quienes estimamos maestros dig-nos de nuestra confianza. Pero no debemos ahondar en estospensamientos por ahora.

    PUNTOS DE VISTA NUEVOS SOBRE LAREVELACIN Y LA INSPIRACIN

    Hay algo ms que eleva la paradoja de nuestra situacin pre-sente. La era de la crtica bblica ha estado marcada, no slo porel estudio intenso del texto bblico, sino tambin por un interssin precedente en los temas de la revelacin y la inspiracin.Nunca en la historia cristiana estos temas recibieron tanta con-centrada atencin como en los ltimos cien aos. Nunca el ma-terial bblico relevante ha sido examinado de manera tanexhaustiva. Y sin embargo, a pesar de esto, la Palabra de Diosse ha perdido. Otra vez preguntamos, qu sali mal? Por qutodo este debate elaborado que tuvo la intencin de hacer quela Palabra de Dios fuera ms clara y accesible para nosotros hatenido un efecto contrario? La respuesta es como antes. La de-bilidad de estos debates teolgicos, como la de los estudios b-blicos que los acompaaron, fue que metieron una cua entre elDios vivo en su revelacin y la palabra escrita de la Biblia.

    Hasta el siglo diecinueve, la teologa protestante estuvoacostumbrada a unir la revelacin y la inspiracin como unasola, incorporando la primera bajo la ltima. La revelacin enel sentido pasivo, que significa aquello que es revelado", fueconsiderada idntica a la enseanza de las Biblias, y la accinreveladora de Dios se discuti casi en su totalidad en conexincon la inspiracin de la Biblia. La revelacin, se dijo, era el pro-ceso mediante el cual Dios daba a conocer a hombres escogidoscosas que de otra manera eran imposibles de conocer (una

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    definicin basada en Dn 2:22, 28ss, 47; 10: 1; 1Co 2:9s; Ef 3:4s;Ap l.ls), y la inspiracin era el proceso correlativo por el cuallos guard del error cuando comunicaban, a viva voz o por es-crito, lo que les haba mostrado. Una declaracin tpica de estaposicin la dio Charles Hodge en su SYdtematu Theology (1873).En referencia a lCo 2:7-13 (vuna sabidura que ha estado es-condida... [que] ninguno... de este mundo la entendi... Diosnos [la] ha revelado esto por su Espritu... en palabras ... ),Hodge escribe: No hay en la Biblia ni en los escritos de hom-bres una declaracin ms sencilla o clara de las doctrinas de larevelacin e inspiracin. La revelacin es el acto de comunicarconocimiento divino por el Espritu a la mente. La inspiracines el acto del mismo Espritu de controlar a los que dan a cono-cer la verdad a otros. Los pensamientos, las verdades que se ha-cen conocer y las palabras en las cuales estos se registran, sondeclarados por igual del Espritu. Esto desde lo primero hastalo ltimo ha constituido la doctrina de la Iglesia... 3.

    En las discusiones de la revelacin e inspiracin que ocurrie-ron bajo auspicios crticos, sin embargo, se abandon esta nti-da correlacin. Adems, el centro del inters cambi. En vez deser solo un prembulo a la doctrina de la inspiracin, la revela-cin se constituy en materia estudio por derecho propio. Sevio que el concepto bblico de la revelacin incluye ms de loque la teologa antigua trataba bajo este encabezamiento. Larevelacin es la obra completa de Dios al darse a conocer a loshombres y mujeres; el tema incluye, por una parte, todas las pa-labras y obras de Dios en las cuales los escritores bblicos reco-nocan que Dios estaba expresando sus pensamientos, y, porotra parte, todo lo que est involucrado en el encuentro a travsdel cual Dios conduce a generaciones sucesivas a que le co-nozcan mediante el conocimiento de la informacin bblica. LaBiblia es por tanto el vnculo entre los acontecimientos revela-dores del pasado y el conocimiento de Dios en el presente. Lainspiracin, por lo tanto, debe estudiarse como una seccindentro de la doctrina de la revelacin, antes que al revs. Lainspiracin es uno de una serie larga de pasos que Dios ha to-mado para darse a conocer a nosotros, y de be tratarse como tal.

    Esta ampliacin del concepto de la revelacin y el hecho deensamblar la inspiracin dentro de ella, parece bblica y

    correcta. No tan bien recibida, sin embargo, es la reduccin delconcepto de la inspiracin que le ha acompaado. La creenciade que esas negaciones de la verdad de las Escrituras que sehan hecho en el nombre de la ciencia natural e histrica eran in-contestables, y, en particular, de que la teora de W ellhausen delos orgenes del Pentateuco (que desechaba mucho de los cincoprimeros libros de la Biblia por no ser de Moiss ni fcticos) tu-vieran que ser aceptadas (como sucede todava en la mayorade los libros de texto sobre el Antiguo Testamento)" condujo auna explicacin ms limitadas de lo que es la inspiracin. Segnestos, la inspiracin fue el esclarecimiento que recibieron los au-tores bblicos. Este esclarecimiento, si bien les daba una perspec-tiva moral y espiritual, y haca que su obra fuera inspiradora(o, como algunos dicen, un vehculo de la Palabra de Dios a suslectores), no garantizaba la confiabilidad teolgica ni histrica delo que escribieron. Tal explicacin de la inspiracin es por lo ge-neralla norma en algunos crculos protestantes.

    Por lo tanto, a diferencia de sus predecesores, algunos telo-gos modernos protestantes suelen insistir en que la revelacin ylas Escrituras son dos cosas diferentes, y que pensar que lasEscrituras son una revelacin escrita es algo que ms bien con-funde en vez de ayudar. Hacia el final de TheIdea o/Reoelation inRecent Thought (1956) John Baillie escribi: Cada uno de losrecientes escritores que hemos citado se han ocupado de adver-tirnos contra cualquier simple equiparacin de la revelacincristiana con los contenidos de la Biblia, y estaban bien cons-cientes de que en este sentido quebrantaban una tradicin delarga trayectoria 5. Una vez que se debilita el concepto de lainspiracin de la forma descrita, ese quebrantamiento es inevi-table: no podemos equiparar las concepciones equivocadas delos hombres con la Palabra de Dios. Pero ahora viene la pre-gunta: si la relacin entre las Escrituras y la revelacin no es lade una identidad, qu es? Y cmo en detalle hemos de desti-lar la revelacin de Dios de los contenidos totales de la Biblia.Es fcil decir que las Escrituras inspiran y median la Pala-bra de Dios, pero cul es el valor efectivo de tal frmula cuan-do tenemos siempre que aceptar las posibilidades indetectablesde error en la parte que corresponde a cada autor bblico?Estos problemas constituyen una pared en blanco que muchos

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    protestantes de hoy contemplan. Mucho se escribe de ellos, peroninguna solucin acordaday ni siquiera coherente ha aparecido;y tal vez ninguna puede aparecer. Mientras tanto, la incertidum-bre acerca de la Biblia se ha infiltrado en nuestras iglesias, y esta-mos hambrientos de escuchar las palabras del Seor.

    EL DEBILITAMIENTO DE LAS IGLESIASLa prdida de la conviccin histrica de que lo que las Escritu-ras dicen Dios lo dice es la raz ms profunda de lo que el Dr.James D. Smart, en un libro de ttulo sugestivo llamado Thestranqe silence of tbeBible in tbeCburcb. Ha debilitado la vida de laIglesia protestante en este siglo en varias formas.

    En primer lugar, ha socavado la pred:acfn. El verdadero con-cepto de la predicacin es que el predicador se convierta en voce-ro del texto, que lo abray aplique como un mensaje de Dios a susoyentes, que hable solo para que el texto pueda hablar por s mis-mo y se le oiga, y que presente cada punto de su texto de tal mane-ra que los oyentes puedan discernir lo que Dios ensea desde elmismo (Directorio de Westminster, 1645). Pero donde hayduda en si los textos de las Escrituras son palabras de Dios, lapredicacin en este sentido es imposible. Todo lo que uno puedehacer entonces es presentar desde el plpito ya sea la enseanzade la Iglesia, o las opiniones de uno. No es de maravillarse que latradicin de la predicacin evanglica grandiosa de antao en laprctica se haya desvanecido y que muchos hoy han perdido laconfianza en la predicacin como un medio de la gracia.

    En segundo lugar, la prdida de la conviccin sobre la ver-dad divina de la Biblia ha debilitado laenseanza. El clero no estseguro de qu debe inculcar como verdad cristiana; los laicosdudan sobre si lo que se ensea en la Biblia merece aprenderse.U n .espfritu de despreocupacin sobre la doctrina est en todaspartes, un sentimiento de que, puesto que en tantos temas todoes cuestin de uno adivinar lo que es verdad, no puede impor-tar mucho si uno tiene una opinin o no. Algunos clrigos handejado de tratar de ensear la fe; muchos miembros leales de laIglesia ni en sueos trataran de aprenderla. No en balde unflujo estable de anglicanos se vuelve a la Iglesia de Roma o a lassectas en busca de certezas.

    En tercer lugar, la incertidumbre de si la enseanza de la Bi-blia es la verdad de Dios ha debiLitado lafe. San Pablo insiste enque la devocin religiosa agrada a Dios solo en la medida enque exprese fe; de otra manera es solo una supersticin inacep-table (lea Hch 17:22s, 30; Ro 14:23). Pero la fe, segn Pablo,significa sujetar la mente y conciencia a la Palabra de Dios, re-conocida como tal (vase Ro 10:17; lCo2:1-5 lTs2:13). En laausencia de certeza sobre lo que es Palabra de Dios, prevalecela supersticin, y en vez de fe hay niebla. Hay cristianos profe-santes que a pesar de ser dedicados y sinceros, se vuelven comolos judos: Muestran celo por Dios, pero su celo no se basa enel conocimiento (Ro 10:2). Mucha de la devocin hoyes ne-bulosa, ansiosa y desprovista de gozo, porque la gente no hasido enseada, o no se atreven a depositar su fe en las SagradasEscrituras ni a aventurar sus vidas en base a sus muy grandesy preciosas promesas (2P 1:4) como seguras palabras de unCreador fiel. Las dudas y las incertidumbres sobre Dios ynuestra posicin con l son compaeros pobres con quienes vi-vir y morir; pero muchos hoy nunca abandonan su compaa,porque no tienen seguridades de parte de Dios sobre las cualessu fe pueda descansar. No en balde la marea de la fe desciende,y las personas de las iglesias como cuerpo estn de capa cada,vctimas de apata y laxitud.

    En cuarto lugar, las perplejidades sobre las Sagradas Escri-turas hande

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    sepa leer. Es eso realista... 'i 6. Muchos haran eco de la dudade Nineham. Con razn los asistentes promedio de la Iglesia noestudian la Biblia.

    En quinto lugar, y lo ms triste de todo, el escepticismo ha

  • 36 LA VOZ DEL DIOS SANTO LA PALABRA PERDIDA 37

    los estndares que mejor conozco, en parte porque Las HomiLMy el Libro de Oracin nos muestran principios para que lasEscrituras hallen expresin prctica en el culto y la devocin,lo cual es de inters especial para nosotros en este capitulo.Pero los documentos fundamentales luteranos y reformadossealan lo mismo; su solidaridad con respecto a las Escriturases completa. Para nuestro propsito, su enseanza puede resu-mirse bajo tres encabezamientos, como ver a continuacin.

    1. La lnspiracin de 1M Escrituras como La Palabra de DioNuestros formularios son enfticos en que el autor supremo delas Escrituras es Dios mismo. La Biblia es la Palabra de Diosescrita (Artculo XX), la muy pura palabra de Dios (prefa-cio, concerniente al servicio de la Iglesia). Dios caus que lassagradas Escrituras fueran escritas para nuestro aprendizaje(colecta para adviento II; cf. Dios, quien ha escrito la sagradaPalabra para nuestro aprendizaje: Visitacin a los enfermos).Las Escrituras como un cuerpo fueron escritas por la inspira-cin del Espritu Santo y son as la Palabra del Dios vivo, suPalabra infalible (

  • 38 LA VOZ DELmos SANTO LAPALABRA PERDIDA 39

    la Iglesia oye la voz de su esposo y pastor (XIX). La PrimeraConfesin Helvtica (1536) dice: La santa, la divina, Escriturabblicas, que es la Palabra de Dios que inspir el Espritu Santo yfue entregada al mundo por medio de los profetas y apstoles ...tiene que ver con todo lo que sirve al verdadero conocimiento, alverdadero amory a la verdadera honra de Dios, junto con la pie-dad verdaderay el poder alcanzar una vida santa, honesta y ben-decida (1). El Segundo (1566) declara que las Escriturascannicas de los santos profetas y apstoles de ambos testamen-tos son la verdadera Palabra de Dios, y tienen autoridad intrn-seca; porque Dios mismo habl a los padres, a los apstoles ytodava nos habla a travs de las Sagradas Escrituras (1).

    Los conceptos de la inspiracin y autoridad bblicas que es-tas afirmaciones reflejan los amplific la confesin de West-minster de 1647: Le agrad al Seor, en varios tiempos yendiversas maneras, revelarse y declarar su voluntad a su Iglesia;y adems para conservar y propagar mejor la verdad ... dejaresta revelacin por escrito. ... La autoridad de la SantaEscritura, por la que ha de creerse y obedecerse, depende ...en-teramente de Dios (quien en s mismo es la verdad), el autor deellas; y deben ser credas, porque son la Palabra de Dios (1, i, 4).

    Puesto que Dios es su nico autor

  • 40 LA VOZ DEL DIOS SANTO LA PALABRA PERDIDA 41

    Los Artculos Anglicanos desarrollan el principio de la autori-dad bblica de forma polmica. Contra Roma afirman la suficien-cia de las Escrituras. Las Sagradas Escrituras contienen lonecesario para la salvacin; de manera que lo que no se lea en ella,ni pueda ser probado por ellas, no es ... un Artculo de la Fe, ni ...necesario para la salvacin (Artculo VI). La primera homilasaca la siguiente moraleja: Busquemos diligentemente para biende la vida en los libros del Nuevo Testamento y el Antiguo Testa-mento, y no corramos a los malolientes charcos de las tradicionesde los hombres ... para nuestra justificaciny salvacin (LMHo-miua p. 2). El Artculo XX declara, tambin contra Roma, elprincipio adicional de que la Iglesia debe subordinarse ella mismaa las Escrituras en todas sus promulgaciones. Aunque la Iglesiaes testigo y guarda de la sagrada Escritura, sin embargo, as comono debe decretar nada contra la misma, tampoco debe imponerjunto a la misma que algo se crea necesario para la salvacin.Todo lo que la Iglesia saca debe someterse al juicio crtico de lasSagradas Escrituras. Hay que dar reconocimiento a los credoshistricos porque pasaron esta prueba (Artculo VIII); pero noas todas las decisiones de las que hay constancia que toman losconcilios generales y algunas iglesias (Artculos, XXI y XIX); nitampoco conceptos tales como las obras de supererogacin(Artculo XIV), el purgatorio, las indulgencias, la adoracin deimgenes y reliquias, la invocacin a los santos (Artculo XXII),adoracin en una lengua extraa (Artculo XXIV), ni la tran-substanciacin (Artculo XXVIII).

    Los Artculos tambin aplican el principio de la autoridad b-blica a conceptos atribuidos a algunas sectas anabaptistas, queponan excesiva confianza en las percepciones espiritualesque enseaban sus lderes, y no tomaban muy en serio ni la uni-dad ni la determinacin de las Escrituras. Sobre fundamentossacados de la Biblia, los Artculos desafan conceptos sobre laincoherencia de los dos Testamentos (Artculo VII), de la per-feccin postbautismal (Artculos XV, XVI), de que el pecadopostbautismal sea imperdonable (Artculo XVI), de la salva-cin por sinceridad aparte de Cristo (Artculo XVIII), de queel pacifismo era obligatorio (Artculo XXXVIII).

    U n principio clave del testimonio de la Reforma sobre la au-toridad bblica es que todas las interpretaciones privadas y

    tradicionales de las Escrituras se deben escrutar, no sea que sindarse cuenta expresen en forma equivocada lo que dicen lasEscrituras y distorsionen el sentido claro, natural, que se pue-de determinar internamente mediante el estudio de la lenguautilizada en relacin a las expresiones idiomticas bblicasgenerales y a otros pasajes bblicos. La regla infalible de la in-terpretacin de la Biblia es la Biblia misma (Confesin deWestminster, 1,IX). La santa, divina Biblia ha de ser interpre-tada en ninguna otra forma que no sea a partir de ella misma(Primera Confesin Helvtica, 11). La iglesia no puede expli-car de tal forma un pasaje de las Escrituras que resulte contra-dictorio a otro (Artculo XX).

    3. Nuestra Dependencia de las Escrituras como unmedio de gracia

    Todo nuestro material bajo este subtitulo ser extrado de losformularios anglicanos, por ser de manera extraordinaria com-pletos y convincentes en la materia. Por lo general presentan laPalabra escrita -leda, predicada, escuchada, aplicada- comoel canal principal de vida de Dios a la humanidad. Las escritu-ras de Dios es la carne celestial de nuestras almas; '" es lmpa-ra a nuestros pies, e instrumento de salvacin seguro, firme yeterno; ... consuela, alegra, regocija y guarda nuestra concien-cia. '" Las palabras de las Sagradas Escrituras sean llamadaspalabras de viJa eterna; por ser instrumento de Dios para esemismo propsito. Tienen poder para cambiar, a travs de lapromesa de Dios...y al ser recibidos en un corazn fiel, siempretienen un espritu celestial actuando en ellos (La.J Homiltas, p.3). Cristo mismo, que prometi estar presente con su Iglesiahasta el fin del mundo, cumple su promesa ... en esto: que noshabla en el presente (esto es, aqu y ahora) en las SagradasEscrituras (op, cit., p. 370s). As que estamos llamados por tupalabra santa a la fe en Cristo (colectas para el da de SanAndrs). A travs de la Palabra somos santificados: cuando es-cuchaday grabada interiormente en nuestros corazones, estaproducir en nosotros el fruto del buen vivir (santa comu-nin). Es a travs de la consolacin de las Escrituras queDios da una esperanza cristiana bien compactada (colectas

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    para Adviento II), Yotorga al individuo turbado en su mente oen su conciencia una comprensin correcta de s mismo, y detus advertencias y promesas; para que no deseche su confianzaen ti, ni la ubique en otra cosa que no sea en ti (Visitacin a losEnfermos). En todos estos medios la gracia salvadora (esto es,una fe viva y activa) esta mediada a travs de las Escrituras.Por lo tanto oramos por los candidatos a la confirmacin queDios los gue en conocimientoy obediencia de tu Palabra paraque al final puedan obtener vida eterna (Orden de Confirma-cin). Y cuando los diconos son hechos presbteros, les pedi-mos que su predicacin de la Palabra pueda ser de bendicinpara nosotros, que podamos tener gracia al or y recibir lo queellos nos entregarn sacado de tu Palabra santsima, o que estde acuerdo con la misma, como medios de salvacin para noso-tros (Ordenacin de Sacerdotes).

    Los formularios estn interesados en que la Palabra se lea p-bLiramente. Por lo tanto, el leccionario del Libro de Oracin cu-bre el Antiguo Testamento y el Apocalipsis una vez, y el restodel Nuevo Testamento dos veces cada ao. Por consiguiente,tambin, el grueso de las Escrituras est entretejido en los cul-tos que se preparan. Ninguna forma de adoracin en la Cris-tiandad prescribe tanto de la Biblia para el uso pblico como elLibro de Oracin.

    Los formularios estn interesados aun ms en que la Palabrasea predirada en phLiro, de ah la exhortacin que se hace en laordenacin a los presbteros a instruir a la gente solo en base alas Escrituras, y a eliminar y dejar fuera todas las doctrinaserrneas y extraas contrarias a las Palabra de Dios (Ordena-cin de Sacerdotes). De ah tambin la oracin en la Letana (ylas oraciones muy similares al impartir la Santa Comunin)para que Dios ilumine a los obispos, sacerdotes, y diconoscon verdadero conocimiento y entendimiento de tu Palabra; yque con su predicacin y su vida lo puedan mostrar. De ah,tambin, la pregunta a los candidatos al diaconado, Creescon sinceridad en todas las Escrituras Cannicas?) y la exhor-tacin a los obispos, medita sobre las cosas que contiene estelibro. S diligente en ellas ... , El Libro de Oracin revela undeseo predominante de que el clero anglicano debe sobre todaslas cosas estar compuesto de hombres y mujeres de la Biblia.

    Por ltimo, los formularios estn interesados en que la Pala-bra se erJtudie en privado: no solo por el clero, sino por todos losmiembros de sus congregaciones. Para un hombre cristianono puede haber nada, ni ms necesario, ni ms provechoso queel conocimiento de las Sagradas Escrituras ... todos los que de-seen entrar al camino recto y perfecto a Dios deben aplicar lamente al conocimiento de las Sagradas Escrituras. Estos li-bros, por lo tanto, han de estar mucho en nuestras manos, ennuestros ojos, en nuestros odos, en nuestras bocas, pero sobretodo en nuestros corazones. No hay nada que fortalezcanuestra fe y confianza en Dios, que mantenga tanto la inocen-cia y pureza del corazn, y tambin una vida y conducta exte-rior piadosa, como la lectura continuay el traer a la mente (estoes recordar) la Palabra de Dios ... Por otro lado, no hay nadaque oscurezca ms a Cristo y la gloria de Dios, que traiga msceguera y toda suerte de vicios, que la ignorancia de la Palabrade Dios. Ser ignorante de las Escrituras es causa de erro-res ... , dijo San Jernimo, No conocer las Escrituras es serignorante de Cristo. No digo que no, pero un hombre puedeaprovechar solo oyendo; pero puede aprovechar mucho mscon el ory leer. Por lo tanto, deleitmonos day noche, y ten-gamos meditacin y contemplacin en ellos. Rumiemos, cornopequeos terneritos, para que podamos tener el jugo dulce, elefecto espiritual, el tutano, la miel, el gusto, tener el confort yconsuelo de ellas .. , Oremos a Dios, el nico autor de estos es-tudios celestiales, para que podamos entonces hablar, pensar,creer, vivir y apartarnos, en concordancia con su doctrina com-pleta y las verdades de ella. Y, as, en este mundo tendremos ladefensa de Dios, su favor y su gracia, con .,. paz y quietud deconciencia; y ... disfrutaremos la bendicin sin fm y la gloriadel cielo (La.J Hamiltas, pp.!, 3, 4s, 372, 377, 379s).

    Pero no es el estudio de las Escrituras un negocio demasia-do amplio y peligroso para que se metan los laicos de maneraprovechosa? La primera Homila con todo nfasis insiste queno. Dios es fiel, y no permitir que el humilde se desve. Lesmostrar cmo pueden leerla [la Biblia] sin peligro ni error.Leerla en humildad con un corazn manso y sencillo, con la in-tencin de que puedas glorificar a Dios y no a ti mismo, con elconocimiento de ella: y no la leas sin orar a diario que Dios

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    dirija tu lectura a un buen efecto; y trata de no ir ms all de loque puedas entender con claridad (p. 6s). El estudiante de laBiblia que no confa en s mismo pero ora encontrar que el sig-nificado de la Palabra pronto brillar con claridad, que un tex-to interpretar a otro a travs de la iluminacin del EsprituSanto, quien inspira el verdadero significado hacia los que conhumildad y diligencia lo buscan (p. 8, citando a Crisstomo).La Biblia es por tanto un libro para que todos lo lean, mar-quen, aprendan e interiormente digieran (colectas paraAdviento II), para la salud de su alma y como medio desalvacin.

    LA TAREA QUE TENEMOS POR DELANTEHay un contraste grande y doloroso entre este arrebato deexaltacin de la Biblia como nuestra luz verdadera y medioprincipal de gracia, y la actitud despreocupada, aptica, aco-modaticia y con aires de superioridad hacia la Biblia que se havuelto tan comn hoy en da. Mientras que los reformadores lareverenciaban, sobrecogidos ante el misterio de su divinidad,de escuchar a Cristo, de encontrarse con Dios por medio de sulectura, ms nos ubicamos por sobre ella, y actuamos como siya supiramos su contenido de arriba a abajo y como que estu-viramos de veras en una posicin de encontrarle faltas como sino fuera segura ni totalmente buena como gua hacia los cami-nos de Dios. El espritu y el sentimiento del clrigo que una vezen un snodo nacional dijo que el Antiguo Testamento contenabasura espiritual son por desdicha tpicos de nuestra era.Claro, al llegar a las Escrituras con esta actitud mental, no al-canzamos a obtener una comprensin adecuada de los temasque trata. Una de las muchas cualidades divinas de la Biblia esesta: que no entrega sus secretos al irreverente ni al criticn.Con el paso de las edades, las voces acusadoras de nuestros for-mularios de la Reforma nos exhortan a considerar de dnde ycun bajo hemos cado. Nos hacen ver que al perderla fe en laBiblia tambin hemos perdido contacto con la ley de Dios y elevangelio, con sus mandamientos y sus promesas, y ciertamen-te con su Cristo, que es el Cristo de la Biblia. (Y qu, despusde todo, es la nueva teologa y la nueva moralidad de

    nuestros das sino maneras exticas de proclamar nuestra igno-rancia de estas cosas?) Nuestros formularios nos ensean quenuestra desercin de la Biblia es en verdad una desercin delevangelio y de Cristo mismo, y que esta desercin nos ha pues-to bajo condenacin. La aplicacin que nosotros hemos hechode Ams 8: 11 est confirmada por el siguiente pasaje de la ho-mila titulada . Un Sermn, cuan peligroso es caernos de Dios:

    El desagrado de Dios hacia nosotros por lo general lo ex-presan las Escrituras en estas dos cosas: al mostrar su terriblesemblante sobre nosotros o al volver su rostro y esconderlo denosotros ... El que aparte su rostro y se esconda... significa ...que nos olviday nos deja ... cuando retirade nosotros da Palabra,la doctrina correcta de Cristo, el apoyo de su gracia y ayuda, quesiempre estn ligados a su Palabra, y nosdeja a nuestro propiojui-cio, a nuestra propia voluntad y fuerza, est declarando que co-mienza a abandonarnos ... (Lu Homlltas, p. 81).

    El presente estado de nuestras iglesias hace difcil dudar deque Dios haya comenzado a abandonarnos en estos das, comocastigo por nuestro descuido irreverente de su Palabra escrita.

    Qu hemos de hacer? No podemos volver a llamar al Esp-ritu Santo y avivar la obra de Dios entre nosotros por nuestrapropia accin: avivarnos de nuevo es prerrogativa de Dios, ysolo de l. Pero podemos al menos sacar del camino las piedrasde tropiezo sobre las que hemos cado. Podemos ponernos a re-considerar las doctrinas de revelacin e inspiracin de un modoque, a la vez que no rechazamos la luz que el estudio modernoha arrojado sobre los aspectos humanos de las Escrituras, locultural, lo lingstico, lo histrico, etctera, elimine todo escep-ticismo acerca de su divinidad y eterna verdad. Ninguna tarea,ciertamente, es ms urgente. Y esta es la tarea que intentare-mos, por lo menos en sntesis, en las pginas siguientes.

  • LA PALABRA DE DIOS HABLADA (1) 47

    CAPTULO TRES

    LA PALABRA DE DIOSHABLADA (1)

    Es bsica para el Nuevo Testamento la aseveracin de que elcristianismo es una religin revelada. La palabra revelar engriego (apokalypto) significa desvelar algo que antes estaba es-condido, o traer a la vista algo que antes estaba fuera de la vista.El cristianismo descansa sobre la revelacin del mismo Crea-dor oculto; los cristianos disfrutan de la luz del conocimientode la gloria de Dios en el rostro de Cristo (2Co 4:6). El proce-so, en que a travs del trato con una sola familia - Israel-Dios se revela a los hombres, alcanza su clmax en la persona,palabrasy obras de Jess de Nazaret, el Hijo de Dios encarna-do. As que la aseveracin-revelacin cristiana encuentra suexpresin final en las majestuosas palabras de apertura de laepstola a los Hebreos: En el pasado Dios, habiendo habladomuchas veces yen muchas maneras en otro tiempo a los padrespor los profetas, en estos postreros das nos ha hablado por suHijo (Heb 1:ls.). De este revelador proceso los sesenta y seislibros de la Biblia son a la vez el producto y la proclamacin.Los primeros treinta y nueve (del Antiguo Testamento) se ex-tienden a lo largo de mil aos de revelacin a Israel; los ltimosveintisiete (el Nuevo Testamento) se escribieron en la segundamitad del primer siglo. Todos tienen que ver con la suprema re-velacin de Dios en Jess, quien fue crucificado bajo PoncioPilatos y resucit, en alguna fecha entre el 26 y el 30 d.C,

    Las palabras de apertura de Hebreos presentan la revelacinmisma como una divina actividad (

  • 48 LA VOZ DEL DIOS SANTO LA PALABRA DE DIOS HABLADA (1) 49

    poder o casualidad - sino como una Persona todopoderosacon mente y voluntad propias.

    Cuando Dios llev su obra de revelacin a su clmax al en-viar al mundo a su Hijo y a su Espritu, se mostr como un sertripersonal: tres personas en un solo Dios. La Trinidad es centralen la revelacin cristiana. Padre, Hijo y Espritu Santo es elnombre de Dios en el Nuevo Testamento (vase Mt 28:19).En la frase feliz de Kart Barth, el nombre cristiano expresauna verdad bsica acerca de Dios que solo los cristianos saben.

    Segundo, Dios se ha mostrado como un ser moral, como unser supremamente interesado en cuestiones del bien y del mal,cuyos tratos con los seres humanos deben entenderse en trmi-nos morales, por cuanto stos estn determinados por conside-raciones morales. Cuando en el Sina Moiss pidi ver la gloriade Dios, Dios proclam ante l la siguiente exposicin de sunombre: El Seor, el Seor, Dios clemente y compasivo,lento para la ira y grande en amor y fidelidad, que mantiene suamor hasta mil generaciones despus, y que perdona la iniqui-dad, la rebelin y el pecado; pero que no deja sin castigo al cul-pable, sino que castiga la maldad de los padres ... (x 34:6s).Dios es perfecto, no solo en poder, sino tambin en amor y pu-reza, un Dios de infinito poder, sabiduray bondad (Artculo1), un Espritu, infinito, eterno e inmutable, en su ser, sabidu-ra, poder, santidad, justicia, bondad y verdad (CatecismoMenor de Westminster, Respuesta 4). La exposicin que haceDios de su nombre deja fuera cualquier idea de que es capri-choso, inconstante, no confiable y nada amoroso.

    La impresin todava permanece, a pesar de los muchos aosde refutacin, de que los dos Testamentos presentan a Dios deuna manera diferente, de que el Antiguo Testamento lo descri-be como severo en retribucin, y el Nuevo lo enmarca como de-masiado misericordioso y suave para condenar a alguien. Peroesto no es as. La bondad y la severidad de Dios se ven lado alado en ambos Testamentos. En el Antiguo, el Dios Santo es in-deciblemente bondadoso con su pueblo, como los salmos cons-tantemente lo declaran. (cf. Sal 92, 104, 105:1ss, 106:1s, 107,108, etc.): mientras que el Nuevo Testamento ampla nuestravisin, no solo de la gloria de la misericordia de Dios, sino tam-bin -sobre todo a travs de las palabras de Cristo (vase Mt

    8:12, 10:28, 13:40ss, 25:41; Mr 9:42-48; Le 13:1-5, 16:23-29,etc.) - de lo horroroso del castigo de Dios. En este cuadro deDios, como en otras cosas, el Antiguo Testamento no contra-dice el Nuevo (Artculo VII), y el Nuevo, en vez de cancelar alAntiguo, solo lo endosa y amplifica, y al hacerlo lo cumple. ElDios de los dos Testamentos es uno.

    Tercero, Dios se ha revelado como fuente, sustentadory finde toda la creacin y de la humanidad en particular. Porquetodas las cosas proceden de l, y existen por l y para l (Ro11:36). Pablo desarrolla estas verdades fundamentos deltesmo en su sermn a los idlatras de Atenas acerca del Diosdesconocido (Hch 17:22ss). Primero, habla de Dios comonuestra fuente, el que nos trajo a la existencia. El Dios que hizoel mundo y todo lo que hay en l (v, 24) De un solo hombrehizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y deter-min los perodos de su historiay las fronteras de sus territorios(v. 26). Luego Pablo habla de Dios como nuestro sustentador,da a todos los hombres la vida, el aliento y todas las cosas, demanera que en l vivimos, nos movemos y existimos (vv. 25,28). Dependemos de Dios en cada momento de nuestra exis-tencia. Las criaturas solo permanecen en existencia a travs delconstante ejercicio del poder sustentador del Seor (cf. Heb1:3). l, el Dios trascendente que est por encima, ms all yaparte de su mundo, y por entero independiente de este (cf.Hch 17:24s), es tambin Dios inmanente en el mundo como elque por encima de este, lo impregna y lo sustenta, ordena sumarcha y controla su curso. Por ltimo, Pablo habla de Dioscomo nuestro fin. Dios hace a los hombres, dice, para quetodos lo busquen (v. 27). El hombre existe para Dios y la impie-dad es una negacin de la naturaleza del hombre. La humanidadsolo se perfecciona en quienes conocen a Dios. El propsitosupremo del hombre es glorificar a Dios y disfrutarlo parasiempre (Catecismo Menor de Westminster, Respuesta 1).

    Este Dios, aade Pablo, no est lejos de ninguno de noso-tros (v, 27). Aunque es el el Seor de los cielos y la tierra (v,24) e infinitamente grande, no es remoto. Lo opuesto es lo cier-to. El Dios que hizo el mundo est siempre, de manera ineludi-ble, en nuestro entorno. Omnisciente, omnipresente, que noduerme, que no se distrae, est delante y detrs de nosotros,

  • 50 LA VOZ DEL DiOS SANTO LA PALABRA DE DiOS HABLADA (1) 51

    siempre al tanto de nosotros, reconozcmoslo o no. Yo el Se-or escudrio el corazn y examino la mente ... (Jer 17: 1O; cE.Sal 139:1-5). No nos podemos esconder de l, incluso si lo hi-ciramos; vivimos, nos guste o no, bajo su mirada; y cuando ha-bla, es sabio, no menos que nuestro deber, hacer lo que l dice.

    En 1963 Honest to God de J. A. T. Robinson fue aclamadopor un artculo en uno de los peridicos nacionales de Inglate-rra titulado Nuestra Imagen de Dios debe seguir. Es necesa-rio sealar, sin embargo, que esta imagen de Dios comopersonal, trascendente, inmanente, santa, fuente y meta de to-das las cosas es una ducripcwn revelada. Cualquier otra imagende Dios, pues, es falsa e idlatra. Al revelrsenos, Dios nos dicecmo es l, y no nos corresponde enmendar su testimonio,como si lo conociramos mejor de lo que l se conoce.

    Si duda, el escritor de Hebreos habla del Dios que ha habla-do como correspondiente a la descripcin sealada arriba.Dios, para l, es el Seor viviente del Antiguo Testamento(3:12, 10:31), hacedory sustentador de todas las cosas (1:2,11:3); ser personal que nos habla (1:1, 11:7s, 12:25, 13:5), cu-yas palabras hurgan el corazn (4:12) y quien nos conoce de unlado al otro (4:13); Dios que cumple sus promesas (6:13-18);Dios justo (10:30, 12:23, 13:4) y fuego consumidor contra losdesafiantes y menospreciadores que hacen caso omiso de la leyy el evangelio (2:1-3, 6:6-8, 10:26-31, 12:29); padre amoroso desu pueblo (12:5s); Rey cuyo trono es un trono de gracia (4:16)y que recompensa a todos los que le buscan en fe (11:6, cf. v.16). Este y nadie ms, nos dice el escritor, es el Dios a quiendebemos dar cuentas (4:13).

    EL PROPSITO DE DIOSNuestra segunda pregunta es: Por qu Dios ha hablado? l esautosuficiente, y no necesita de los regalos de los hombres ni desu servicio (Hch 17:25). Para qu entonces se molesta en ha-blarnos? La verdadera increble respuesta que la Biblia da aesto es que el propsito de Dios en la revelacin es entablaramistad con nosotros. Fue para este fin que nos cre como seresracionales, a su semejanza, capaces de pensar, escuchar, hablary amar; quiso que hubiera amistad y afectos personales

    genuinos, recprocos, entre l y nosotros, una relacin, nocomo la del hombre y su perro, sino como la de un padre y suhijo, o la de un marido y su esposa. El amor de amigos entre dospersonas no tiene motivo ulterior, sino que es un fin en s mis-mo. y este es el fin que tiene Dios en cuanto a su revelacin.Nos habla para cumplir el propsito para el cual nos hizo, o sea,para que surgiera una relacin en la que l es amigo nuestro, ynosotros suyos, en la que hallara gozo en darnos cosas ynosotros en darle las gracias.

    El concepto de que Dios hizo al hombre para ser su amigoaparece desde el tercer captulo del Gnesis, donde encontra-mos a Dios caminando en el Edn en el frescor del da, en buscade Adnpara disfrutar su compaa (Gn 3:8). El que, a pesardel pecado, Dios todava quiere la amistad humana lo sabemospor lo que dijo Cristo en cuanto a que Dios busca verdaderosadoradores (Jn 4:23); porque la adoracin, el reconocimientode que l es digno, es una expresin de amistad en su punto msalto. Dios quiere que los hombres y las mujeres conozcan elgozo de una amistad en la que la adoracin fluye, y de la adora-cin misma en que esa relacin encuentra su expresin ms feliz.El mayor ejemplo de tal relacin con Dios es la de Abraham,quien alab a Dios, confi y obedeci hasta el punto de estardispuesto a entregar a su hijo en sacrificio, Y de Abraham senos dice que fue llamado elamigo de Dios (Stg 2:23, aludien-do a Isaas 41:8; cf. 2Cr 20:7). Es para hacernos amigos suyo,como lo fue Abraham, que Dios nos ha hablado.

    y si Dios iba a lograr hacer amigos, era absolutamente necesa-rio que nos hablase, porque la nica manera de hacer amigos conuna persona es hablar con ella y dejar que nos hable. La amistadsin conversacin es una contradiccin de trminos. Un hombrecon el que nunca hablo nunca ser mi amigo. Es imposible.

    La amistad nunca se disfruta a cabalidad si los amigos no es-tn al alcance de la vista. La mirada expresa afecto mejor quesolo palabras, y el deleite de unas buenas y afectuosas relaci~nes solo puede experimentarse a plenitud cuando estamos mi-rando el rostro de la persona que amamos. Entonces, cuandoalguien al que le tenemos cario est lejos, le escribimos, espe-ro verte de nuevo. La Biblia se proyecta al da en que las rela-ciones entre Dios y sus amigos humanos sean perfectas de esta

  • 52 LA VOZ DEL DIOS SANTO LA PALABRA DE DIOS HABLADA (1) 53

    manera, da en que, adems de escuchar su voz, puedan ver surostro. Ahora vemos por espejo, en oscuridad; mas entoncesveremos cara a cara (lCo 13:12). De igual modo, las Escritu-ras nos dicen que en la Nueva Jerusaln aquellos a quienes Je-ss llam amigos cuando estuvo sobre la tierra (vase Jn15:13-15) vern su rostro (Ap 22:4). Por eso, uno de los per-sonajes de El Progruo del Peregrino de Bunyan, pudo declararcon toda confianza: Voy a ver ahora la cabeza que fue corona-da de espinas y el rostro que escupieron por m. En el pasado heestado viviendo de odas, en fe, pero ahora voy donde vivirvindolo, y estar con l, en cuya compaa me deleito. Y poresta visin la amistad y la revelacin sern perfeccionadas.Pero mientras tanto la amistad de Dios con el hombre comien-za y crece hablando: l con nosotros en la revelacin y nosotroscon l en la oracin y la adoracin. Aunque no puedo ver aDios, podemos ser amigos, porque en revelacin me habla.

    Algunos telogos modernos postulan una anttesis entre larevelacin personal y la proposicional, y arguyen que si larevelacin es proposicional no puede ser personal, y como espersonal (Dios revelndose) no puede ser proposicional (Dioshablando de s mismo). Pero esto es absurdo. La revelacin esms que una informacin teolgica, pero no puede ser menos yno lo es. La amistad personal entre Dios y el hombre crece de lamisma manera que crece entre amigos humanos: conversando;y hablar es hacer declaraciones informativas y las declaracio-nes informativas son proposiciones. Negar que la revelacinsea proposicional para enfatizar su carcter personal es comoquerer salvaguardar la verdad de que el crquet se juega con unbate negando que se juega con una pelota. La negacin corta laasercin. Decir que la revelacin no es proposicional es dedper-eonalizarla. Como el doctor F. 1.Anderson dice: Restar impor-tancia a las proposiciones porque son impersonales es destruirlas relaciones humanas despreciando su medio normal. La feli-cidad de ser amado es diferente de la terminologa de hacer elamor, pero la proposicin te amo es, ms que oportuna, unindispensable medio para la consumacin del amor. Pero segnla teologa moderna tenemos un amante Dios que no hace de-claraciones l. Por lo tanto parece que la teologa moderna, contodo lo que dice enfatizar la calidad personal de la revelacin de

    Dios a nosotros y nuestro conocimiento de l, en realidad adop-ta un criterio subpersonal de ambas. Sostener que podemos co-nocer a Dios sin que este nos hable con palabras es negar queDios es personal, o por lo menos negar que conocer a Dios esuna verdadera relacin personal.

    El Dios de la Biblia, sin embargo, es un Dios que siempreest hablando a los seres humanos: en visiones, sueos y teofa-nas; a travs de los profetas, a travs de Cristo, a travs de losapstoles y a travs de las palabras escritas de las SagradasEscrituras. Habla de sus logros pasados en cuanto a creacin,castigo y redencin; habla de los planes que est ahora mismoejecutando y del clmax al que llevar a la historia cuando lle-gue el momento; habla de la vida humana, y nos dice qu piensade las diferentes maneras en que los hombres y las mujeres vivi-mos, cul es la escala divina de valores, qu es lo que le gusta yqu aborrece. Entonces, como es proposicional, la revelacinque hace de s mismo llega a ser de veras personal. Y por ellaDios establece amistad.

    LA DIFCIL SITUACIN DEL HOMBRENuestra tercera pregunta es: Cul es el estado de esos a quie-nes Dios habla? En qu condicin su revelacin los encuen-tra? La respuesta bblica es que los encuentra ignorantes deDios. La inscripcin que hall Pablo en el altar de Atenas rev