La vorágine

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La vorágine De Wikipedia, la enciclopedia libre Saltar a: navegación , búsqueda La vorágine es la novela más destacada del escritor colombiano José Eustasio Rivera , publicada en 1924 a 1925. Esta obra se considera una de las más importantes dentro del modernismo latinoamericano, aunque es frecuentemente asociada al costumbrismo por la descripción pictórica de las culturas rurales. La vorágine es una historia de pasión y venganza enmarcada en el llano y la selva amazónica , que expone a lo largo de su trama las duras condiciones de vida de los colonos e indígenas esclavizados durante la fiebre del caucho . Contenido [ocultar ] 1 Historia 2 Valoración 3 Origen 4 Referencias [editar ] Historia La novela se divide en tres partes marcadas por tres escenarios distintos y claros puntos de giro. La primera parte narra la huida de Arturo y Alicia desde Bogotá hacia los llanos orientales. La segunda parte cuenta la estancia en los llanos y la separación de Alicia y la tercera relata la incursión en la selva amazónica en busca de ella. El cuerpo principal de La Vorágine lo conforma el relato en primera persona de la aventura de Arturo Cova quien huye de las convenciones sociales de la estrecha sociedad bogotana de principios del siglo XX . Esta huida lo lleva a los llanos orientales , donde se separa intempestivamente de Alicia, su compañera. La búsqueda de Alicia lo llevará a la selva de la Amazonía colombiana, donde Arturo será testigo

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La vorágine es la novela más destacada del escritor colombiano José Eustasio Rivera, publicada en 1924 a 1925. Esta obra se considera una de las más importantes dentro del modernismo latinoamericano, aunque es frecuentemente asociada al costumbrismo por la descripción pictórica de las culturas rurales. La vorágine es una historia de pasión y venganza enmarcada en el llano y la selva amazónica, que expone a lo largo de su trama las duras condiciones de vida de los colonos e indígenas esclavizados durante la fiebre del caucho.

Contenido

 [ocultar]  1 Historia 2 Valoración

3 Origen

4 Referencias

[editar] Historia

La novela se divide en tres partes marcadas por tres escenarios distintos y claros puntos de giro. La primera parte narra la huida de Arturo y Alicia desde Bogotá hacia los llanos orientales. La segunda parte cuenta la estancia en los llanos y la separación de Alicia y la tercera relata la incursión en la selva amazónica en busca de ella.

El cuerpo principal de La Vorágine lo conforma el relato en primera persona de la aventura de Arturo Cova quien huye de las convenciones sociales de la estrecha sociedad bogotana de principios del siglo XX. Esta huida lo lleva a los llanos orientales, donde se separa intempestivamente de Alicia, su compañera. La búsqueda de Alicia lo llevará a la selva de la Amazonía colombiana, donde Arturo será testigo de la penosa esclavitud de los trabajadores que extraen el caucho.

De forma paralela se presenta el testimonio del cauchero Clemente Silva, que emprende un éxodo desde la ciudad de Pasto, tras las huellas de su hijo, encontrando solamente la esclavitud en las caucheras.

Uno de los escenarios y personajes principales del relato es la selva, que mediante alucinaciones, enfermedades y plagas ataca hasta la muerte al hombre que la explota, en un ciclo de destrucción mutua. Esta selva enclaustrante, húmeda y malsana, contrasta con el escenario inicial en la llanura que representa la libertad y esperanza perdidas.

. PERSONAJES

PERSONAJES PRINCIPALES

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Arturo Cova. Es un personaje tan atractivo por su vitalidad y realismo que la mayoría de los críticos incurren en la tentación de acabarlo en unas cuentas líneas, subrayando sus contraindicaciones e inestabilidad. Sin ser inexactos, juicios como el de Maria Teresa Cristina que transcribimos a continuación, abundan:

Personaje de gran complejidad psicológica contradictoria como pocos, poeta de algún renombre pero fracasado movido por un ideal abstracto que no logra conciliar en la realidad a la vez sentimental y violento teatral y melodramático, oscila entre una visión ideal de si mismo, que lo lleva a atribuirse el papel, de redentor de los caucheros o de héroe demoníaco y una añoranza de la dorada mediocridad ciudadana que el ha abandonado en busca, a la vez, de la libertad, la aventura y la riqueza.

Clemente Silva. En la segunda parte de la novela aparece un individuo que no solo muestra la suficiente fuerza como para ganarse el papel de segundo protagonista, sino que llega a acaparar el centro de la historia por un prolongado lapso. El papel de segundo protagonista, sin embargo no lo reclama en calidad de coprotagonista o como figura complementaria a Cova, sino como protagonista paralelo e independiente, dueño de su propia historia. Ese nombre es clemente silva, cuya dilatada historia, por su independencia y por el tiempo en que ha tenido lugar, perfectamente podría separarse de la trama principal de la obra y constituirse en un relato aparte, valido por si mismo.

Las Mujeres. Cuatro mujeres tienen que ver directamente con Cova: Alicia, Griselda, Clarita y Zoraida. De ellas, tres, movidas por el despecho o la desilusión se arrojan a los brazos de Barrera, todas son victimas del amor o desamor de Cova. Sabemos que una actitud distinta de parte de este habría bastado, sino para salvarlas a todas, si al menos a una de ellas Cova, que en algún momento se propone como en defensor de las mujeres. Resulta a la postre desempeñando el papel del canalla que las mujeres empuja a la desgracia.

Alicia. Pareciera obvio suponer que el personaje que sigue en protagonismo es Arturo Cova es Alicia. En un principio podría señalársela efectivamente como la co-protagonista, pero desde la estancia de la pareja en la maporita otros personajes empiezan a adquirir relieve en detrimento de esta joven. Cuando Cova abandona a Alicia en la fundación de Franco, la muchacha prácticamente desaparece de escena hasta que su amante da nuevamente con ella. Y cuando ocurre el rencuentro Alicia prácticamente no vuelve a intervenir. En ese momento incluso adquiere mayor importancia Griselda, con quien se da el primer contacto.

PERSONAJES SECUNDARIOS

Griselda.

Zoraida Ayram.

Fidel Franco.

Zubieta.

Narciso Barrera.

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Helí Mesa.

Antonio Correa.

Pajarito de Monte y Cerrito de la Sabana.

Petardo Lesmes.

El Pipa.

El Escritor y el Cónsul.

[editar] Valoración

La Vorágine sigue la estructura narrativa del mito clásico greco-latino, de forma similar a la historia de Orfeo, La Eneida de Virgilio o La Odisea de Homero, en donde el héroe emprende un viaje iniciático, y tras descender a un mundo laberíntico e infernal, alcanza un final epopéyico. En el caso de La vorágine el poeta desciende al "infierno verde" en busca de su amada, sin embargo, oponiéndose al modelo tradicional, su protagonista no regresa al punto de partida. Este final abierto o de cierta forma inconcluso, constituye una de las características más importantes de la novela moderna.

En cuanto al estilo, es especialmente notable la descripción de los escenarios (primordialmente la selva) y situaciones, que se muestran en medio de una prosa con permanente musicalidad y abismante detalle, generando gran impacto en las escenas de violencia o desesperación que atraviesan los protagonistas. Otro aspecto innovador en Rivera fue la superación del argumento con un solo plano narrativo. De este modo, la narración se ve fragmentada por diversas "historias" como las de Fidel Franco, Clemente Silva o Helí Mesa.

La Vorágine es una de las principales obras literarias del modernismo latinoamericano, y se puede observar su influencia en obras posteriores como Canaima de Rómulo Gallegos, Calunga del brasileño Jorge de Lima y en la obra de Horacio Quiroga, entre otras.

Esta obra se ha traducido a varios idiomas, entre los que se cuenta el inglés en 1928, francés (1930), ruso (1935), portugués (1945), italiano, japonés y polaco.

De ella dice Cedomil Goic en su Historia de la novela hispanoamericana que

"es una de las más notables -si no la más notable- de las novelas modernas hispanoamericanas y, desde luego, la más brillante y original de las novelas del período" que explora "las posibilidades de la novela naturalista" sin llegar a "la torsión grotesca y satírica".

Y de ella añade Alejandro González Segura en la introducción a su edición de La Vorágine:

"La Vorágine, novela con que se inicia el llamado ciclo de la violencia en la narrativa colombiana, se presenta, sin duda, como una de las más importantes de su país... hasta

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la llegada, varias décadas más tarde, del fenómeno narrativo que supuso la prolija obra de Gabriel García Márquez."

[editar] Origen

La intención principal de la obra es plasmar una denuncia social de las condiciones de explotación y miseria a la que son sometidos los caucheros en los siringales, de forma impactante pero sin caer en moralismos ni juicios de culpabilidad. Asimismo, los escenarios y culturas descritas son la expresión, a través de una visión poética, del conocimiento que adquirió el autor al participar en la Comisión Demarcadora de Límites de Colombia con Brasil, Venezuela y Perú.

Es difícil establecer la cuota de veracidad en la historia de La vorágine, sin embargo se han identificado varias personas que incidieron en la creación de los personajes. El principal es Luis Franco Zapata un manizalita que conoció a José Eustasio Rivera en Orocué, en 1918, en donde se estableció tras huir de Bogotá con la joven Alicia Hernández. Adicionalmente, se han encontrado referencias históricas del coronel Tomás Funes, el comerciante de caucho Julio Barrera Malo y el cauchero Clemente Silva entre otros. Durante la redacción de la novela, el autor decide hacerla en Sogamoso, e incluso existen placas conmemorativas en el lugar donde se cree que se llevo a cabo dicha redacción.

[editar] Referencias

Reseña de La vorágine, de Carlos Páramo y copia en color del manuscrito original. Biblioteca Nacional de Colombia.

Ministerio de Cultura. «Ficha de La Vorágine». Biblioteca de Ayacucho. Consultado el 9 de junio de 2009.

Letelier, Elías (2005). «La vorágine: Valor histórico y estructura conceptual». Trazos: Poesía en movimiento.. Consultado el 9 de junio de 2009.

Rivera, José Eustasio (2009). González Segura, Alejandro. ed. La vorágine. Literatura Hispanoamericana. Alianza Editorial. pp. 413. ISBN 978-84-206-6297-8.

Goic, Cedomil (1980). Historia de la novela hispanoamericana. ed. Ediciones Universitarias de Valparaíso. OCLC: 12072618.

Biblioteca Nacional de Colombia (2010). La Vorágine- Exposición.

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José Eustacio Rivera presenta La vorágine, un libro interesante y lleno de magia, destacando la fantasía la historia de un hombre y sus aventuras en un lugar tan maravilloso como lo es la selva.

En esta obra rivera muestra su forma de escritura de una forma concisa; el

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romanticismo, realismo y sobre todo naturalismo. La corriente romanticista convierte a sus seguidores en personas que exponen sus sentimientos en cualquier situación de la vida, son personas subjetivas (el yo por encima de todo) y sobre todo personas detalladotas debito a la extensa descripción que tienen esta clase de textos. Y esto es lo que se refleja en la vorágine al leer fragmentos románticos.

Usa una descripción de la selva y el ser humano donde “la selva se defiende de sus verdugos, y al fin el hombre resulta vencido”. Un fragmento clave y conciso donde se demuestra la intención del autor al escribir su magnifica obra; señalando la crueldad de los hombres entre los mismos, criticados en el libro de una manera directa.

El amor y el honor de hombres machistas como es el caso de los protagonistas de la obra. El amor que da un toque romanticista, donde José Eustacio Rivera no lo denuncia como en tema de mayor importancia en la novela, pero hay que recocer que sustenta como un principio la evolución de las mujeres, al tomar decisiones rápidas y fundamentales en sus vidas. Por ejemplo desde un principio la mujer no era tomada de una forma única como lo es ahora, no podía participar en las decisiones sociales y mucho menos políticas, en el libro muestra la libertad de la mujer; en el momento en que el protagonista lleva a su pareja a vivir una gran aventura por lo llanos orientales de Colombia; mostrando así una toma de decisiones sin contar con el conocimiento de su familia.

El amor no se demuestra de una forma directa, sino que se muestra en su forma contraria, es decir el desamor, donde los hombres en especial Arturo Cova se da cuenta del origen de sus pesadillas, lo que hacen es convertirse en pesadas cargas en las que hay no poco de odio, celos, fastidio, traición, materialismo y todo clase de sentimientos insatisfechos. Gracias al machismo que no solo se presenta en los hombres sino que en las mujeres haciendo así un gran cuestionamiento a la sociedad actual.

Por otro lado las mujeres de la obra son las que sin duda más caro pagan las consecuencias de este confuso sentimiento que presentan los hombres tanto como a ellos mismos como a ellas; a los hombres les quedan los sufrimientos de la vida y el peso de conciencia por responsabilidades que lamentan haber asumido. Lo lamentan las mujeres nuevamente evidenciando la debilidad de una mujer (machismo) según Arturo Cova.

El desamor y el honor que se presentan a lo largo de la obra involucran la violencia, que es un fenómeno presente en la historia de Colombia, no ha sido, un tema de fácil manejo para nuestros escritores, ya que es uno d los temas que mas critican y cuestionan estos, ya que involucra aspectos políticos, económicos, sociales, religiosos y culturales. Cuando se toca este tema muy frecuentemente se le sujeta a una reserva escandalosa y hasta molesta del resultado de la violencia, es decir, los cadáveres (muerte).

Lo que hace Rivera es superar este tema con poesía y un lenguaje realista que a la par son textos románticos este ultimo es notorio a la hora de describir, por ejemplo: “¡Oh selva, esposa del silencio, madre de la soledad y de la neblina! ¿Qué hado maligno me dejó prisionero en tu cárcel verde?”.Con la creación de una personalidad caprichosa e impredecible de su gran personaje, Arturo Cova y de un personaje invisible y todo poderoso, como lo es la selva. La violencia sin ser el tema principal de la obra parece el más actual de esta, ya que es uno

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de los problemas jamás superados en nuestro país. La voluntad, se mantiene y es un constante valor que revela la esperanza nunca perdida y la conservación de la dignidad de los personajes de la obra representando a la sociedad entera; y lo hace mas interesante aun que con unos cuantos contratiempos de esclavitud e injusticia moral mantengan este valor.

En si lo que hace Rivera es una gran comparación de hombres en la selva con la sociedad en el mundo. Trabajando una parte emocional que llega directamente a el carácter del se humano, haciendo así la humanidad pueda cambiar aspectos políticos, económicos, culturales, sociales, religiosos y demás temas que abarcan al mundo. Y de paso los cuestiona de una manera sutil usando símbolos como lo son la selva, las hormigas carnívoras, las sandijuelas, etc.

José Eustasio Rivera

(Rivera, 1888 - Nueva York, 1928) Escritor colombiano autor de la novela La vorágine (1924), considerada un clásico de la literatura hispanoamericana. Hasta la llegada de La vorágine, la literatura colombiana sólo tenía en la María de Jorge Isaacs (1867) una obra de indiscutible altura universal. Rivera logró en esta narración desembarazar la novela nacional del localismo detallista propio del costumbrismo y, con original expresión, supo plasmar a través de la tragedia de Arturo Cova la enconada lucha del hombre con la naturaleza.

José Eustasio Rivera nació en el pequeño pueblo de San Mateo, hoy Rivera (Huila), el 19 de febrero de 1888, en el seno de una familia dedicada a las labores del campo y con aguerridos antepasados huilenses; su padre, don Eustasio Rivera, era hermano de los generales conservadores Pedro, Napoleón y Toribio Rivera, quienes desempeñaron importantes cargos en la administración, el Congreso y el campo educativo. Casado con Catalina Salas, el matrimonio tuvo once hijos.

José Eustasio Rivera

Rivera hizo sus primeros estudios en Neiva, primero en el colegio de Santa Librada y posteriormente en el de San Luis Gonzaga, mostrando tempranamente su inclinación por las letras. Influido por las corrientes románticas y modernistas, ya desde sus primeros poemas reveló su inquietud por la naturaleza. Dice en "Gloria", por ejemplo: "yo llevo el cielo en mí..." o "yo llevo la cascada que en oscura selva se rompe; y he amoldado a mi cráneo la llanura y se ha encerrado en él la cordillera".

A través de su identificación con la geografía nacional, José Eustasio Rivera logró una poesía llena de emoción, sin pertenecer a los movimientos de su época como los Nuevos, ni a la acartonada generación centenarista. Otros de estos poemas escritos entre 1906 y 1909 son "Tocando diana", "En el ara", "Dúo de flautas", "Triste", "Aurora boreal" y "Diva, la virgen muerta". La visión de la naturaleza le sirvió para interpretar y fortalecer su propia personalidad. Pero no se quedaría en la mera descripción del entorno, sino que, tanto en esta primera obra como en poesías posteriores y en su prosa, expresó su sentido trágico de la existencia humana, de lo fugaz y limitado de la vida.

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En 1906 viajó a Bogotá para ingresar, becado, en la Escuela Normal. Tres años más tarde se desempeñó como inspector escolar. En los Juegos Florales de Tunja, en los que se conmemoraba el centenario del grito de Independencia, Rivera obtuvo el segundo lugar con poemas de corte épico, muy influidos por la poética de Miguel Antonio Caro: "Oda a España" fue publicada en septiembre de 1910 por El Tropical de Ibagué. Regresó a Bogotá donde, para mantenerse, trabajó en el Ministerio de Gobierno, mientras estudiaba en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional, graduándose en 1917 con la tesis Liquidación de las herencias. De ese entonces data su drama teatral Juan Gil. Pocos meses después de egresado, le fue ofrecida desde Neiva una curul en la Cámara de Representantes, que Rivera aceptó. Pronto, un telegrama del obispo de Garzón, Esteban Rojas, pidiéndole la renuncia "por el bien de la unidad católica", hizo que el escritor exclamara: "Me barrieron de un sotanazo".

El primer contacto de José Eustasio Rivera con los Llanos Orientales tuvo lugar en enero de 1916. El segundo fue en abril de 1918, cuando, en función de su profesión de abogado, viajó en bongó por el río Meta hasta la hacienda Mata de Palma, estadía que duró hasta el mes de febrero de 1920 y durante la que hizo amistad con Luis Franco Zapata, figura clave en la génesis de La vorágine. En 1912 Luis Franco Zapata se había escapado con Alicia Hernández Carranza desde Bogotá, donde ella trabajaba como empleada de una tienda. Juntos llegaron al fondo de la Amazonia, entre Colombia y Venezuela, y se instalaron en las caucherías del Brazo Casiquiare, cerca de Brasil.

En 1918, en Orocué, Luis Franco Zapata le contó todas sus historias a Rivera, desde las más íntimas hasta las de índole social, sin excluir las mitológicas, las de aventuras y las de sangre. "La mayor parte de los personajes de La vorágine (afirma Isaías Peña Gutiérrez) surgieron de los relatos de Luis Franco Zapata, incluidos los nombres, que poco variaron." Cerca de Orocué, Rivera tuvo un segundo ataque de cefalea que se repitió en Sogamoso en 1919 y, de regreso a Orocué, sufrió las fiebres del paludismo, que le curaron Luis Franco y Alicia.

De nuevo en Bogotá, Rivera participó en la tertulia del Olimpito, que solía reunirse en los cafés Windsor o Inglés; asistían jóvenes poetas como Rafael Maya o Luis Rosales, e intelectuales como Luis López de Mesa. Gran amigo de Rivera fue el poeta Miguel Rasch Isla, y simultáneamente con él puso José Eustasio en las librerías su primer libro, Tierra de promisión (1921). Compuesto por 55 sonetos y dividido en tres partes (la selva, las cumbres y el llano), de este poemario dijo Juan Lozano y Lozano al mes siguiente de su publicación: "Son versos perfectos de salvaje realeza. Allí está íntegra, pero idealizada, nuestra pampa aborigen, desfile lujurioso, violento, que se engarza en sonetos espléndidos, como perla en oro".

En marzo de ese mismo año, durante una excursión emprendida con el poeta Alberto Ángel Montoya, cerca de Purificación, Rivera sufrió otro serio ataque, acompañado de convulsiones y delirios; fue atendido por el doctor José María Lombana Barreneche y tras una recuperación de dos meses en Neiva regresó a Bogotá. El 4 de julio, encabezando con Antonio Gómez Restrepo una delegación diplomática, partió hacia Perú y México. Con motivo de la celebración de los centenarios de la independencia de los dos países, Rivera entró en contacto con los escritores Amado Nervo, Manuel Gutiérrez Nájera y Juan de Dios Peza, entre otros. Para El Mundial de Lima, José

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Eustasio Rivera concedió una polémica entrevista que lo llevó a una fuerte controversia con el gran poeta Eduardo Castillo.

En febrero de 1922 falleció el padre de Rivera, a la edad de 74 años. Nombrado secretario de la comisión limítrofe Colombiano-Venezolana, José Eustasio partió con la comisión en septiembre de 1922, rumbo a Girardot. Siguiendo la ruta río Magdalena abajo, pasaron por Barranquilla y se adentraron por Venezuela; por el Orinoco llegaron hasta Ciudad Bolívar y a Caicara a finales de octubre. La falta de apoyo del gobierno impulsó a Rivera a abandonar la comisión y a proseguir el viaje por su cuenta.

Rivera llegó a San Fernando de Atabapo en diciembre, y en Orocué se encontró con Melitón Escobar, antiguo compañero de comisión, a la que se integró de nuevo y con la que continuó su viaje por Yavita, Maroa y Victorino, en plena selva. Sin mapas, sin ni siquiera medios rudimentarios, trazaron los límites, con la ayuda de los ingenieros suizos que los acompañaban. Según las notas de viaje del doctor venezolano Ramón Ignacio Méndez, "fue en los largos y tediosos días de la permanencia de Yavita que José Eustasio Rivera escribió muchos de los capítulos de La vorágine, y fue allí donde le oí leer algunas páginas de la obra".

En compañía de Melitón Escobar, Rivera decidió salir por el sur, río abajo, para investigar un sinnúmero de atropellos contra ciudadanos colombianos de los que había tenido noticia: la venta de colombianos a caucheros brasileños; las explotaciones feudales de Leonidas Norzagaray Elicechea, deforestador y esclavista que llegó a acuñar su propia moneda; la penetración peruana en el territorio nacional colombiano y los criminales procedimientos de la Casa Arana.

Primero desde Manaos (el 18 de julio de 1923) y, después del dilatado regreso por Venezuela entrando por Barranquilla, como representante de la Cámara, Rivera hizo toda clase de denuncias, escribió artículos, organizó una junta de defensa nacional e incluso citó al ministro de Relaciones Exteriores, por su negligencia al enviar una comisión sin los mínimos instrumentos para desarrollar su labor y por el cargo de infidencia al hacer llegar a Norzagaray el informe secreto que Rivera había despachado desde Manaos. Por ley se les reconocieron los sueldos a los miembros de la comisión, pero el ministro fue absuelto, no sin antes reconocer el patriótico procedimiento de Rivera. Sin embargo, por carecer de apoyo partidista, éste no logró lo que en el fondo perseguía: la salvaguardia de la soberanía y el honor nacional. Norzagaray, en cambio, intentó matar en dos ocasiones al escritor.

Desengañado, Rivera volvió a Neiva y, consciente de que su más efectiva arma de denuncia era su pluma, se dedicó a hacer excursiones por el Caquetá para, desde los artículos que publicó en los principales diarios, denunciar las anomalías o, desde el propio terreno, facilitar consejos. Rivera fue el primero en proponer la construcción de la vía Neiva-San Vicente de Caguán, que de haberse realizado hubiera impedido la guerra con el Perú, y que fue finalmente ordenada... 63 años más tarde. La vorágine se terminó de escribir el 21 de abril de 1924, en Neiva. Su lanzamiento al público coincidió con el cumpleaños de la madre del autor, el 25 de noviembre de 1924.

No había visto aún la luz La vorágine cuando Rivera fue llamado a presidir una comisión investigadora sobre irregularidades del aparato burocrático del gobierno. Dos investigaciones sirvieron para mostrar el enorme valor ético y patriótico de Rivera y, en

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un país con amplios niveles de corrupción, para sepultar las aspiraciones políticas del escritor. Los apuntes que de estas indagaciones extrajo iban a servir de documentación para su segunda novela, que no alcanzó a redactar y que llevaría por título La mancha negra. El 31 de marzo de 1928 partió, como presidente de la delegación colombiana, al Congreso Internacional de Inmigración y Emigración que se celebró en La Habana.

Por cuenta propia viajó a Nueva York, adonde llegó a finales de abril. Residió primero en el hotel Le Marquis y luego en un apartamento en las cercanías del Central Park. En esta ciudad se dedicó a la traducción de La vorágine al inglés, al proyecto de llevarla al cine (nunca realizado) y a su próxima novela, que "habría de aparecer al marcharse al África, porque allí se sentiría más seguro que en su propia tierra", como dijo a José A. Velasco. Los oscuros manejos del representante de la empresa petrolera Standard Oil, el capitán Flanagan, los tratos secretos e irregulares de altos funcionarios del gobierno como Carlos Adolfo Urueta, la indelicada actitud del ex ministro Esteban Jaramillo y hasta los sobornos al consejero espiritual del estadista Dr. Zerda, opuesto a la firma del contrato entre la Standard Oil y el Estado colombiano para la construcción del oleoducto Cartagena-Barrancabermeja, eran parte del explosivo material que Rivera se disponía a manejar, con su pulcritud moral, para su nueva obra.

El 29 de octubre recibió un homenaje en la Universidad de Columbia, dictó conferencias y llegó a rumorearse que sería nombrado cónsul. Pronunció un discurso en el ágape ofrecido al piloto Benjamín Méndez, dos días antes del histórico vuelo entre Nueva York y Bogotá, y luego de la partida del avión Rivera comenzó a sentirse mal. Lo que en un principio el médico creyó que era una gripe y que finalmente jamás logró diagnosticarse (no se permitió la autopsia) fue convirtiéndose en un grave estado que, tras cuatro días en coma, llevó a la muerte a José Eustasio Rivera, a las 12:50 de la invernal tarde del 1 de diciembre de 1928.

El cadáver fue repatriado a bordo de un barco de la United Fruit, llegó a Barranquilla, donde se le rindieron honores, y, remontando el Magdalena, llegó finalmente a Bogotá el 7 de enero de 1929, donde fue velado en el Capitolio Nacional. Más de quince mil personas desfilaron ante él y el 9 de enero fue enterrado en el Cementerio Central, en medio de sentidas despedidas, hermosos discursos y grandes multitudes.

La vorágine

Inspirada en el relato que oyera de labios de Luis Franco Zapata en Orocué, en 1918, sobre el viaje que lo llevó con Alicia Hernández a establecerse en el corazón de la selva (y que en cierto modo el autor había revivido en su viaje con la comisión limítrofe Colombiano-Venezolana), ninguna obra como ésta había logrado reflejar la extensión pavorosa de la selva amazónica, la selva del caucho, a la que el protagonista y narrador, Arturo Cova, se precipita para escapar a sus deberes sociales en compañía de Alicia, una pequeña burguesa arrancada por él de su mundo familiar más por capricho que por pasión. Las vicisitudes afanosas de Arturo Cova y de sus compañeros hacen pensar en los esfuerzos de individuos que obstinadamente, en medio de las arenas movedizas, se agitan para librarse de ellas, y por su mismo esfuerzo se hunden más rápidamente. Y, en efecto, la selva se tragará al fin a los tránsfugas de la sociedad.

Arturo Cova, hombre en apariencia apasionado, violento y amante de la aventura, es en realidad un personaje cuyo núcleo psicológico es el tedio y la abulia provocada por no

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haber encontrado una auténtica finalidad a la vida, abulia que intenta remediar con la huida y una exacerbación de la voluntad, convirtiéndose aparentemente en un hombre de acción o un aventurero. Todo el relato de Cova es una fuga de sus verdaderos problemas; por eso no es extraño que su culminación sea la desaparición en la selva, tragado por el inmenso cementerio verde, adonde había penetrado empujado por el deseo de vengar la imaginaria traición de Alicia.

"Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia. Nada supe de los deliquios embriagadores, ni de la confidencia sentimental, ni de la zozobra de las miradas cobardes. Más que el enamorado, fui siempre el dominador cuyos labios no conocieron la súplica". Así empieza su relato; personaje complejo, cuando cree descubrir el cansancio de su compañera aparecen los celos, el apasionamiento: "Alicia me trataba ya, no sólo con indiferencia, sino con mal disimulado desdén. Desde entonces comencé a apasionarme por ella y hasta me dio por idealizarla".

Arturo Cova quiere ser siempre el triunfador, el actor central. Su compañero, Fidel Franco, lo acusará de ser un desequilibrado tan impulsivo como teatral; en realidad es un solitario que sólo cree en él: "el ideal no se busca, lo lleva uno consigo mismo" afirma; sin embargo, no lo mueve ideal alguno. Actúa sin saber por qué, buscando tan sólo el acto puro, sin finalidad alguna. Por encima de todo está dominado por el cansancio de la vida, que lo arrastra a la aventura sin motivo. Su carácter está lleno de notas contradictorias: ataques histéricos, neurosis, búsqueda del agotamiento y del sufrimiento como un sedante, deseo de violencia y a la vez un sentido innato de la justicia y una compasión enfermiza hacia los débiles.

La prosa de José Eustasio Rivera es poemática y lírica aun en el horror y en la crueldad; el lenguaje lo acompaña en la imaginación desbordada, con su profusión de imágenes de gran fuerza expresiva. El autor ahonda psicológicamente en los caracteres y maneja los elementos con simbolismo evidente y manifiesto. Terrible y desmesurada, llena de misterio y violencia, La vorágine halla su límite artístico en los elementos de carácter documental en que abunda, y su grandeza en la reconstrucción de un mundo en el que la moral cristiana agoniza, mientras se perfilan los esfuerzos que señalan el nacimiento de una nueva moral rigurosamente adaptada a la vida impuesta por la selva a quien se aventura en ella. La obra de Rivera pertenece a la tendencia (hoy común a todas las literaturas hispanoamericanas) que se puede considerar antieuropea en cuanto tiende a destruir los vínculos que durante todo el siglo XIX hicieron de la América latina una oscura provincia de las literaturas europeas, y a crear una tradición exclusiva y típicamente hispanoamericana.

José Eustasio Rivera

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José Eustasio Rivera

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José Eustasio Rivera

Nacimiento 19 de febrero de 1889

San Mateo, Rivera  Colombia

Defunción 1 de diciembre de 1928

Nueva York  Estados Unidos

Ocupación Escritor

Nacionalidad  Colombiano

Género Novela

Movimientos Modernismo

José Eustasio Rivera (San Mateo-Rivera, Colombia; 19 de febrero de 1889 – Nueva York, Estados Unidos; 1 de diciembre de 1928) fue un escritor colombiano.

Estudió en los colegios Santa Librada de Neiva y San Luis Gonzaga de Elías (Huila), y después en la Escuela Normal Central de Bogotá, en donde fue maestro en 1909, así como en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia, alcanzando el grado de doctor en Derecho y Ciencias Políticas el 3 de marzo de 1917.

Fue autor de la novela La vorágine (1924), de corte naturalista, y es una de las más importantes no solo de la literatura colombiana sino de la literatura hispanoamericana, hasta el punto de ser considerada por muchos como la gran novela de la selva latinoamericana. Escribió Oda a san Mateo en honor del héroe de la independencia Antonio Ricaurte, y de más de 168 sonetos de corte parnasiano, que expresan su amor y admiración por la naturaleza, publicados, en parte, en el libro Tierra de promisión (1921) con la que alcanza cierta notoriedad.

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La vorágine (1924) relata en primera persona la aventura de Arturo Cova quien huye de las convenciones sociales de la estrecha sociedad colombiana de principios del siglo XX. Esa huida lo lleva a los llanos orientales, extensa regíon de caudalosos ríos, donde se separa intempestivamente de Alicia, su compañera. La búsqueda de Alicia lo llevará a la selva de la amazonía colombiana donde Arturo será testigo de la penosa esclavitud de los trabajadores que extraen el caucho por parte de la casa peruana Arana. La selva, sus ritos ancestrales y sus alucinaciones, y la lucha incansable por sobrevivir en ella son los protagonistas de esta novela que narra además la tragedia social que recuerda la que actualmente padece Colombia. Una novela moderna que quiebra el romanticismo y el costumbrismo que hasta ese momento habían dominado la novela colombiana.

Trabajó como abogado, fue diputado al Congreso e inspector del gobierno en las explotaciones petrolíferas de la región del Magdalena. Estos encargos lo llevaron de nuevo a la selva fronteriza con su ciudad natal, y es esta selva lo que inspira la creación literaria del autor, recuperando en él las raíces de su infancia y la fantasía de su juventud. Fue representante de su país en México (1921), Perú (1924) y Cuba (1928). Participó en la fijación de los límites entre Venezuela y Colombia lo que le permitió conocer Los Llanos y también la selva tropical.

A su muerte su ciudad natal San Mateo, fue renombrada en su memoria «Rivera», nombre que conserva en la actualidad.

[editar] Obras

Tierra de promisión (1921), libro de sonetos. La vorágine (1924), su obra más famosa. Un libro descarnado sobre la verdadera

selva, la vida de un hombre que deja todo en azares del destino. El manuscrito de esta obra es conservado actualmente por la Biblioteca Nacional de Colombia, en Bogotá

Pertenece dentro del Romanticismo al Realismo, pero en Colombia se da la tendencia de hablar de la tierra, con Tierra de promisión de José Eustasio Rivera y en Venezuela con Rómulo Gallegos: Doña Bárbara, Canaima y Cantalcaro, haciéndole un homenaje al llano inmenso, sus hombres y mujeres bravías, sus costumbres y su cultura.

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Corriente literaria: Al REALISMO MÁGICO

RESUMEN DE LA VORAGINE

Primera parte

Se narran los motivos de la huida de Cova y Alicia y lo que les sucede en su viaje de Bogotá al Llano. En el camino se dan los encuentros con el "Pipa", el "General" y "Don Rafo". Poco después ocurre el encuentro con Griselda, Franco, Sebastiana y su hijo, Zubieta y Barrera. Se perfila la pugna entre Barrera y Cova, ocurre el flirteo entre cova y Griselda, terminan los sueños de prosperidad de franco y cova ocurre el enganche de las mujeres de éstos por Barrera. Esta sección termina con el incendio de la Malorita y la Llanura que provoca Franco y la determinación de este y de cova de perseguir a las mujeres.

2.2 Segunda parte

Empieza con una especie de "himno" o invocación a la selva. Lo más sobresaliente don los encuentros, primero con Helí Mesa, que narra buena parte de los desafueros que cometen las compañías caucheras amparadas en la ausencia de la Ley; y segundo, con Clemente Silva, que inicia el relato de su deambular incesante por la selva en busca de su hijo o lo que quede de él. Esta parte termina cunado Silva narra como recibió la noticia de la muerte de lulianito. Casi la mitad de esta segunda parte es ocupada por el relato de silva, que se extiende incluso al principio de la tercera parte. El relato silveano sirve para

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condensar todo una experiencia y gran riqueza de vivencias en la selva sin hacer perder el hilo y relativamente sencillo de la persecución que protagonizan Cova y Franco. No se recarga así el trayecto del protagonista con episodios novelescos innecesarios, intrincados, prolijos e inverosímiles. Sin ese relato de silva la experiencia del grupo de Cova en la selva se habría empobrecido notablemente, como también había perdido valor el contenido de denuncia social, que a la postre fue el propósito inicial del autor. Como se puede observar, la intervención de Silva no constituye una falla sino un recurso estructural ingenioso, necesario y enriquecedor.

2.3 Tercera Parte

La entrada a la tercera parte es otra especie de evocación generalizada un trozo impersonal que resume la voz colectiva de los caucheros y que ofrece una meditación sobre el oficio y las vicisitudes de estos hombres. Luego se retoma el hilo principal, donde Cova hace alocados ofrecimientos vengativos y de justicia. Pero pronto se retoma el cabo de la narración de Silva hasta llegar al presente de la trama principal. Faltando unas treinta paginas para que finalicemos la lectura de la novela, Cova empieza a escribirla. Su tarea tiene por objeto distraer la ociosidad, según afirma el mismo. Esa aclaración es indispensable, pues cabe justificar un escrito de alguna manera así como hay que calcular el momento y las razones por las que la escritura se detiene. De hecho, en esta obra, el fin de la escritura, antes que el fin de la historia o de las aventuras, cierra el arco novelesco. La obra es abierta por que responde a una lógica y a una necesidad técnica. Seria ridículo suponer que Cova expira sobre un cuaderno describiendo sus últimos estertores o los de sus compañeros. Se ampara pues, el procedimiento en el afán de verosimilitud que trata de hacer creer al lector que la historia es autentica y pertenece a un tal Cova que narra su odisea, y que el papel de Rivera es el de un simple intermediario, un revisor y corrector de estilo, alguien que encuentra el manuscrito y lo publica. En la tercera parte tiene un lugar el relato de Estevanez, que se centra sobre todo en la masacre de San Fernando. Como recurso literario cabe anotar que en este episodio el tiempo se hace denso y lento, logrando reproducir el tiempo interminable de esa noche infausta. Otro recurso estructural consiste en el redondeamiento de motivos narrativos

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que habían quedado en suspenso desde la primera parte. Ejemplo, lo que ocurrió en la Maporita mientras Cova estaba donde su Zubieta, solo lo sabemos a cabalidad mediante un relato Griselda cuando se da el reencuentro en la selva; también una promesa de mutilación hecha por un cauchero mucho tiempo atrás, tiene su cumplimiento como la súbita aparición del Pipa en el Carey de Váquiro.

Primera parte

Se narran los motivos de la huida de Cova y Alicia y lo que les sucede en su viaje de Bogotá al Llano. En el camino se dan los encuentros con el "Pipa", el "General" y "Don Rafo". Poco después ocurre el encuentro con Griselda, Franco, Sebastiana y su hijo, Zubieta y Barrera. Se perfila la pugna entre Barrera y Cova, ocurre el flirteo entre cova y Griselda, terminan los sueños de prosperidad de franco y cova ocurre el enganche de las mujeres de éstos por Barrera. Esta sección termina con el incendio de la Malorita y la Llanura que provoca Franco y la determinación de este y de cova de perseguir a las mujeres.

2.2 Segunda parte

Empieza con una especie de "himno" o invocación a la selva. Lo más sobresaliente don los encuentros, primero con Helí Mesa, que narra buena parte de los desafueros que cometen las compañías caucheras amparadas en la ausencia de la Ley; y segundo, con Clemente Silva, que inicia el relato de su deambular incesante por la selva en busca de su hijo o lo que quede de él. Esta parte termina cunado Silva narra como recibió la noticia de la muerte de lulianito. Casi la mitad de esta segunda parte es ocupada por el relato de silva, que se extiende incluso al principio de la tercera parte. El relato silveano sirve para condensar todo una experiencia y gran riqueza de vivencias en la selva sin hacer perder el hilo y relativamente sencillo de la persecución que protagonizan Cova y Franco. No se recarga así el trayecto del protagonista con episodios novelescos innecesarios, intrincados, prolijos e inverosímiles. Sin ese relato de silva la experiencia del grupo de Cova en la selva se habría empobrecido notablemente, como también había perdido valor el contenido de denuncia social, que a la postre fue el propósito inicial del autor. Como se puede observar, la intervención de Silva

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no constituye una falla sino un recurso estructural ingenioso, necesario y enriquecedor.

2.3 Tercera Parte

La entrada a la tercera parte es otra especie de evocación generalizada un trozo impersonal que resume la voz colectiva de los caucheros y que ofrece una meditación sobre el oficio y las vicisitudes de estos hombres. Luego se retoma el hilo principal, donde Cova hace alocados ofrecimientos vengativos y de justicia. Pero pronto se retoma el cabo de la narración de Silva hasta llegar al presente de la trama principal. Faltando unas treinta paginas para que finalicemos la lectura de la novela, Cova empieza a escribirla. Su tarea tiene por objeto distraer la ociosidad, según afirma el mismo. Esa aclaración es indispensable, pues cabe justificar un escrito de alguna manera así como hay que calcular el momento y las razones por las que la escritura se detiene. De hecho, en esta obra, el fin de la escritura, antes que el fin de la historia o de las aventuras, cierra el arco novelesco. La obra es abierta por que responde a una lógica y a una necesidad técnica. Seria ridículo suponer que Cova expira sobre un cuaderno describiendo sus últimos estertores o los de sus compañeros. Se ampara pues, el procedimiento en el afán de verosimilitud que trata de hacer creer al lector que la historia es autentica y pertenece a un tal Cova que narra su odisea, y que el papel de Rivera es el de un simple intermediario, un revisor y corrector de estilo, alguien que encuentra el manuscrito y lo publica. En la tercera parte tiene un lugar el relato de Estevanez, que se centra sobre todo en la masacre de San Fernando. Como recurso literario cabe anotar que en este episodio el tiempo se hace denso y lento, logrando reproducir el tiempo interminable de esa noche infausta. Otro recurso estructural consiste en el redondeamiento de motivos narrativos que habían quedado en suspenso desde la primera parte. Ejemplo, lo que ocurrió en la Maporita mientras Cova estaba donde su Zubieta, solo lo sabemos a cabalidad mediante un relato Griselda cuando se da el reencuentro en la selva; también una promesa de mutilación hecha por un cauchero mucho tiempo atrás, tiene su cumplimiento como la súbita aparición del Pipa en el Carey de Váquiro.Primera parte

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Se narran los motivos de la huida de Cova y Alicia y lo que les sucede en su viaje de Bogotá al Llano. En el camino se dan los encuentros con el "Pipa", el "General" y "Don Rafo". Poco después ocurre el encuentro con Griselda, Franco, Sebastiana y su hijo, Zubieta y Barrera. Se perfila la pugna entre Barrera y Cova, ocurre el flirteo entre cova y Griselda, terminan los sueños de prosperidad de franco y cova ocurre el enganche de las mujeres de éstos por Barrera. Esta sección termina con el incendio de la Malorita y la Llanura que provoca Franco y la determinación de este y de cova de perseguir a las mujeres.

2.2 Segunda parte

Empieza con una especie de "himno" o invocación a la selva. Lo más sobresaliente don los encuentros, primero con Helí Mesa, que narra buena parte de los desafueros que cometen las compañías caucheras amparadas en la ausencia de la Ley; y segundo, con Clemente Silva, que inicia el relato de su deambular incesante por la selva en busca de su hijo o lo que quede de él. Esta parte termina cunado Silva narra como recibió la noticia de la muerte de lulianito. Casi la mitad de esta segunda parte es ocupada por el relato de silva, que se extiende incluso al principio de la tercera parte. El relato silveano sirve para condensar todo una experiencia y gran riqueza de vivencias en la selva sin hacer perder el hilo y relativamente sencillo de la persecución que protagonizan Cova y Franco. No se recarga así el trayecto del protagonista con episodios novelescos innecesarios, intrincados, prolijos e inverosímiles. Sin ese relato de silva la experiencia del grupo de Cova en la selva se habría empobrecido notablemente, como también había perdido valor el contenido de denuncia social, que a la postre fue el propósito inicial del autor. Como se puede observar, la intervención de Silva no constituye una falla sino un recurso estructural ingenioso, necesario y enriquecedor.

2.3 Tercera Parte

La entrada a la tercera parte es otra especie de evocación generalizada un trozo impersonal que resume la voz colectiva de los caucheros y que ofrece una meditación sobre el oficio y las vicisitudes de estos hombres. Luego se retoma el hilo principal, donde Cova hace alocados ofrecimientos vengativos y de justicia.

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Pero pronto se retoma el cabo de la narración de Silva hasta llegar al presente de la trama principal. Faltando unas treinta paginas para que finalicemos la lectura de la novela, Cova empieza a escribirla. Su tarea tiene por objeto distraer la ociosidad, según afirma el mismo. Esa aclaración es indispensable, pues cabe justificar un escrito de alguna manera así como hay que calcular el momento y las razones por las que la escritura se detiene. De hecho, en esta obra, el fin de la escritura, antes que el fin de la historia o de las aventuras, cierra el arco novelesco. La obra es abierta por que responde a una lógica y a una necesidad técnica. Seria ridículo suponer que Cova expira sobre un cuaderno describiendo sus últimos estertores o los de sus compañeros. Se ampara pues, el procedimiento en el afán de verosimilitud que trata de hacer creer al lector que la historia es autentica y pertenece a un tal Cova que narra su odisea, y que el papel de Rivera es el de un simple intermediario, un revisor y corrector de estilo, alguien que encuentra el manuscrito y lo publica. En la tercera parte tiene un lugar el relato de Estevanez, que se centra sobre todo en la masacre de San Fernando. Como recurso literario cabe anotar que en este episodio el tiempo se hace denso y lento, logrando reproducir el tiempo interminable de esa noche infausta. Otro recurso estructural consiste en el redondeamiento de motivos narrativos que habían quedado en suspenso desde la primera parte. Ejemplo, lo que ocurrió en la Maporita mientras Cova estaba donde su Zubieta, solo lo sabemos a cabalidad mediante un relato Griselda cuando se da el reencuentro en la selva; también una promesa de mutilación hecha por un cauchero mucho tiempo atrás, tiene su cumplimiento como la súbita aparición del Pipa en el Carey de Váquiro.Primera parte

Se narran los motivos de la huida de Cova y Alicia y lo que les sucede en su viaje de Bogotá al Llano. En el camino se dan los encuentros con el "Pipa", el "General" y "Don Rafo". Poco después ocurre el encuentro con Griselda, Franco, Sebastiana y su hijo, Zubieta y Barrera. Se perfila la pugna entre Barrera y Cova, ocurre el flirteo entre cova y Griselda, terminan los sueños de prosperidad de franco y cova ocurre el enganche de las mujeres de éstos por Barrera. Esta sección termina con el incendio de la Malorita y la Llanura que provoca Franco y la determinación de este y de cova de perseguir a las mujeres.

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2.2 Segunda parte

Empieza con una especie de "himno" o invocación a la selva. Lo más sobresaliente don los encuentros, primero con Helí Mesa, que narra buena parte de los desafueros que cometen las compañías caucheras amparadas en la ausencia de la Ley; y segundo, con Clemente Silva, que inicia el relato de su deambular incesante por la selva en busca de su hijo o lo que quede de él. Esta parte termina cunado Silva narra como recibió la noticia de la muerte de lulianito. Casi la mitad de esta segunda parte es ocupada por el relato de silva, que se extiende incluso al principio de la tercera parte. El relato silveano sirve para condensar todo una experiencia y gran riqueza de vivencias en la selva sin hacer perder el hilo y relativamente sencillo de la persecución que protagonizan Cova y Franco. No se recarga así el trayecto del protagonista con episodios novelescos innecesarios, intrincados, prolijos e inverosímiles. Sin ese relato de silva la experiencia del grupo de Cova en la selva se habría empobrecido notablemente, como también había perdido valor el contenido de denuncia social, que a la postre fue el propósito inicial del autor. Como se puede observar, la intervención de Silva no constituye una falla sino un recurso estructural ingenioso, necesario y enriquecedor.

2.3 Tercera Parte

La entrada a la tercera parte es otra especie de evocación generalizada un trozo impersonal que resume la voz colectiva de los caucheros y que ofrece una meditación sobre el oficio y las vicisitudes de estos hombres. Luego se retoma el hilo principal, donde Cova hace alocados ofrecimientos vengativos y de justicia. Pero pronto se retoma el cabo de la narración de Silva hasta llegar al presente de la trama principal. Faltando unas treinta paginas para que finalicemos la lectura de la novela, Cova empieza a escribirla. Su tarea tiene por objeto distraer la ociosidad, según afirma el mismo. Esa aclaración es indispensable, pues cabe justificar un escrito de alguna manera así como hay que calcular el momento y las razones por las que la escritura se detiene. De hecho, en esta obra, el fin de la escritura, antes que el fin de la historia o de las aventuras, cierra el arco novelesco. La obra es abierta por que responde a una lógica y a una necesidad técnica. Seria ridículo suponer que Cova

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expira sobre un cuaderno describiendo sus últimos estertores o los de sus compañeros. Se ampara pues, el procedimiento en el afán de verosimilitud que trata de hacer creer al lector que la historia es autentica y pertenece a un tal Cova que narra su odisea, y que el papel de Rivera es el de un simple intermediario, un revisor y corrector de estilo, alguien que encuentra el manuscrito y lo publica. En la tercera parte tiene un lugar el relato de Estevanez, que se centra sobre todo en la masacre de San Fernando. Como recurso literario cabe anotar que en este episodio el tiempo se hace denso y lento, logrando reproducir el tiempo interminable de esa noche infausta. Otro recurso estructural consiste en el redondeamiento de motivos narrativos que habían quedado en suspenso desde la primera parte. Ejemplo, lo que ocurrió en la Maporita mientras Cova estaba donde su Zubieta, solo lo sabemos a cabalidad mediante un relato Griselda cuando se da el reencuentro en la selva; también una promesa de mutilación hecha por un cauchero mucho tiempo atrás, tiene su cumplimiento como la súbita aparición del Pipa en el Carey de Váquiro.Primera parte

Se narran los motivos de la huida de Cova y Alicia y lo que les sucede en su viaje de Bogotá al Llano. En el camino se dan los encuentros con el "Pipa", el "General" y "Don Rafo". Poco después ocurre el encuentro con Griselda, Franco, Sebastiana y su hijo, Zubieta y Barrera. Se perfila la pugna entre Barrera y Cova, ocurre el flirteo entre cova y Griselda, terminan los sueños de prosperidad de franco y cova ocurre el enganche de las mujeres de éstos por Barrera. Esta sección termina con el incendio de la Malorita y la Llanura que provoca Franco y la determinación de este y de cova de perseguir a las mujeres.

2.2 Segunda parte

Empieza con una especie de "himno" o invocación a la selva. Lo más sobresaliente don los encuentros, primero con Helí Mesa, que narra buena parte de los desafueros que cometen las compañías caucheras amparadas en la ausencia de la Ley; y segundo, con Clemente Silva, que inicia el relato de su deambular incesante por la selva en busca de su hijo o lo que quede de él. Esta parte termina cunado Silva narra como recibió la noticia de la muerte de lulianito. Casi la mitad de esta segunda parte es ocupada por el relato de silva, que se extiende incluso al

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principio de la tercera parte. El relato silveano sirve para condensar todo una experiencia y gran riqueza de vivencias en la selva sin hacer perder el hilo y relativamente sencillo de la persecución que protagonizan Cova y Franco. No se recarga así el trayecto del protagonista con episodios novelescos innecesarios, intrincados, prolijos e inverosímiles. Sin ese relato de silva la experiencia del grupo de Cova en la selva se habría empobrecido notablemente, como también había perdido valor el contenido de denuncia social, que a la postre fue el propósito inicial del autor. Como se puede observar, la intervención de Silva no constituye una falla sino un recurso estructural ingenioso, necesario y enriquecedor.

2.3 Tercera Parte

La entrada a la tercera parte es otra especie de evocación generalizada un trozo impersonal que resume la voz colectiva de los caucheros y que ofrece una meditación sobre el oficio y las vicisitudes de estos hombres. Luego se retoma el hilo principal, donde Cova hace alocados ofrecimientos vengativos y de justicia. Pero pronto se retoma el cabo de la narración de Silva hasta llegar al presente de la trama principal. Faltando unas treinta paginas para que finalicemos la lectura de la novela, Cova empieza a escribirla. Su tarea tiene por objeto distraer la ociosidad, según afirma el mismo. Esa aclaración es indispensable, pues cabe justificar un escrito de alguna manera así como hay que calcular el momento y las razones por las que la escritura se detiene. De hecho, en esta obra, el fin de la escritura, antes que el fin de la historia o de las aventuras, cierra el arco novelesco. La obra es abierta por que responde a una lógica y a una necesidad técnica. Seria ridículo suponer que Cova expira sobre un cuaderno describiendo sus últimos estertores o los de sus compañeros. Se ampara pues, el procedimiento en el afán de verosimilitud que trata de hacer creer al lector que la historia es autentica y pertenece a un tal Cova que narra su odisea, y que el papel de Rivera es el de un simple intermediario, un revisor y corrector de estilo, alguien que encuentra el manuscrito y lo publica. En la tercera parte tiene un lugar el relato de Estevanez, que se centra sobre todo en la masacre de San Fernando. Como recurso literario cabe anotar que en este episodio el tiempo se hace denso y lento, logrando reproducir el tiempo interminable de esa noche infausta. Otro recurso

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estructural consiste en el redondeamiento de motivos narrativos que habían quedado en suspenso desde la primera parte. Ejemplo, lo que ocurrió en la Maporita mientras Cova estaba donde su Zubieta, solo lo sabemos a cabalidad mediante un relato Griselda cuando se da el reencuentro en la selva; también una promesa de mutilación hecha por un cauchero mucho tiempo atrás, tiene su cumplimiento como la súbita aparición del Pipa en el Carey de Váquiro.Primera parte

Se narran los motivos de la huida de Cova y Alicia y lo que les sucede en su viaje de Bogotá al Llano. En el camino se dan los encuentros con el "Pipa", el "General" y "Don Rafo". Poco después ocurre el encuentro con Griselda, Franco, Sebastiana y su hijo, Zubieta y Barrera. Se perfila la pugna entre Barrera y Cova, ocurre el flirteo entre cova y Griselda, terminan los sueños de prosperidad de franco y cova ocurre el enganche de las mujeres de éstos por Barrera. Esta sección termina con el incendio de la Malorita y la Llanura que provoca Franco y la determinación de este y de cova de perseguir a las mujeres.

2.2 Segunda parte

Empieza con una especie de "himno" o invocación a la selva. Lo más sobresaliente don los encuentros, primero con Helí Mesa, que narra buena parte de los desafueros que cometen las compañías caucheras amparadas en la ausencia de la Ley; y segundo, con Clemente Silva, que inicia el relato de su deambular incesante por la selva en busca de su hijo o lo que quede de él. Esta parte termina cunado Silva narra como recibió la noticia de la muerte de lulianito. Casi la mitad de esta segunda parte es ocupada por el relato de silva, que se extiende incluso al principio de la tercera parte. El relato silveano sirve para condensar todo una experiencia y gran riqueza de vivencias en la selva sin hacer perder el hilo y relativamente sencillo de la persecución que protagonizan Cova y Franco. No se recarga así el trayecto del protagonista con episodios novelescos innecesarios, intrincados, prolijos e inverosímiles. Sin ese relato de silva la experiencia del grupo de Cova en la selva se habría empobrecido notablemente, como también había perdido valor el contenido de denuncia social, que a la postre fue el propósito inicial del autor. Como se puede observar, la intervención de Silva

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no constituye una falla sino un recurso estructural ingenioso, necesario y enriquecedor.

2.3 Tercera Parte

La entrada a la tercera parte es otra especie de evocación generalizada un trozo impersonal que resume la voz colectiva de los caucheros y que ofrece una meditación sobre el oficio y las vicisitudes de estos hombres. Luego se retoma el hilo principal, donde Cova hace alocados ofrecimientos vengativos y de justicia. Pero pronto se retoma el cabo de la narración de Silva hasta llegar al presente de la trama principal. Faltando unas treinta paginas para que finalicemos la lectura de la novela, Cova empieza a escribirla. Su tarea tiene por objeto distraer la ociosidad, según afirma el mismo. Esa aclaración es indispensable, pues cabe justificar un escrito de alguna manera así como hay que calcular el momento y las razones por las que la escritura se detiene. De hecho, en esta obra, el fin de la escritura, antes que el fin de la historia o de las aventuras, cierra el arco novelesco. La obra es abierta por que responde a una lógica y a una necesidad técnica. Seria ridículo suponer que Cova expira sobre un cuaderno describiendo sus últimos estertores o los de sus compañeros. Se ampara pues, el procedimiento en el afán de verosimilitud que trata de hacer creer al lector que la historia es autentica y pertenece a un tal Cova que narra su odisea, y que el papel de Rivera es el de un simple intermediario, un revisor y corrector de estilo, alguien que encuentra el manuscrito y lo publica. En la tercera parte tiene un lugar el relato de Estevanez, que se centra sobre todo en la masacre de San Fernando. Como recurso literario cabe anotar que en este episodio el tiempo se hace denso y lento, logrando reproducir el tiempo interminable de esa noche infausta. Otro recurso estructural consiste en el redondeamiento de motivos narrativos que habían quedado en suspenso desde la primera parte. Ejemplo, lo que ocurrió en la Maporita mientras Cova estaba donde su Zubieta, solo lo sabemos a cabalidad mediante un relato Griselda cuando se da el reencuentro en la selva; también una promesa de mutilación hecha por un cauchero mucho tiempo atrás, tiene su cumplimiento como la súbita aparición del Pipa en el Carey de Váquiro.Primera parte

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Se narran los motivos de la huida de Cova y Alicia y lo que les sucede en su viaje de Bogotá al Llano. En el camino se dan los encuentros con el "Pipa", el "General" y "Don Rafo". Poco después ocurre el encuentro con Griselda, Franco, Sebastiana y su hijo, Zubieta y Barrera. Se perfila la pugna entre Barrera y Cova, ocurre el flirteo entre cova y Griselda, terminan los sueños de prosperidad de franco y cova ocurre el enganche de las mujeres de éstos por Barrera. Esta sección termina con el incendio de la Malorita y la Llanura que provoca Franco y la determinación de este y de cova de perseguir a las mujeres.

2.2 Segunda parte

Empieza con una especie de "himno" o invocación a la selva. Lo más sobresaliente don los encuentros, primero con Helí Mesa, que narra buena parte de los desafueros que cometen las compañías caucheras amparadas en la ausencia de la Ley; y segundo, con Clemente Silva, que inicia el relato de su deambular incesante por la selva en busca de su hijo o lo que quede de él. Esta parte termina cunado Silva narra como recibió la noticia de la muerte de lulianito. Casi la mitad de esta segunda parte es ocupada por el relato de silva, que se extiende incluso al principio de la tercera parte. El relato silveano sirve para condensar todo una experiencia y gran riqueza de vivencias en la selva sin hacer perder el hilo y relativamente sencillo de la persecución que protagonizan Cova y Franco. No se recarga así el trayecto del protagonista con episodios novelescos innecesarios, intrincados, prolijos e inverosímiles. Sin ese relato de silva la experiencia del grupo de Cova en la selva se habría empobrecido notablemente, como también había perdido valor el contenido de denuncia social, que a la postre fue el propósito inicial del autor. Como se puede observar, la intervención de Silva no constituye una falla sino un recurso estructural ingenioso, necesario y enriquecedor.

2.3 Tercera Parte

La entrada a la tercera parte es otra especie de evocación generalizada un trozo impersonal que resume la voz colectiva de los caucheros y que ofrece una meditación sobre el oficio y las vicisitudes de estos hombres. Luego se retoma el hilo principal, donde Cova hace alocados ofrecimientos vengativos y de justicia.

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Pero pronto se retoma el cabo de la narración de Silva hasta llegar al presente de la trama principal. Faltando unas treinta paginas para que finalicemos la lectura de la novela, Cova empieza a escribirla. Su tarea tiene por objeto distraer la ociosidad, según afirma el mismo. Esa aclaración es indispensable, pues cabe justificar un escrito de alguna manera así como hay que calcular el momento y las razones por las que la escritura se detiene. De hecho, en esta obra, el fin de la escritura, antes que el fin de la historia o de las aventuras, cierra el arco novelesco. La obra es abierta por que responde a una lógica y a una necesidad técnica. Seria ridículo suponer que Cova expira sobre un cuaderno describiendo sus últimos estertores o los de sus compañeros. Se ampara pues, el procedimiento en el afán de verosimilitud que trata de hacer creer al lector que la historia es autentica y pertenece a un tal Cova que narra su odisea, y que el papel de Rivera es el de un simple intermediario, un revisor y corrector de estilo, alguien que encuentra el manuscrito y lo publica. En la tercera parte tiene un lugar el relato de Estevanez, que se centra sobre todo en la masacre de San Fernando. Como recurso literario cabe anotar que en este episodio el tiempo se hace denso y lento, logrando reproducir el tiempo interminable de esa noche infausta. Otro recurso estructural consiste en el redondeamiento de motivos narrativos que habían quedado en suspenso desde la primera parte. Ejemplo, lo que ocurrió en la Maporita mientras Cova estaba donde su Zubieta, solo lo sabemos a cabalidad mediante un relato Griselda cuando se da el reencuentro en la selva; también una promesa de mutilación hecha por un cauchero mucho tiempo atrás, tiene su cumplimiento como la súbita aparición del Pipa en el Carey de Váquiro.Primera parte

Se narran los motivos de la huida de Cova y Alicia y lo que les sucede en su viaje de Bogotá al Llano. En el camino se dan los encuentros con el "Pipa", el "General" y "Don Rafo". Poco después ocurre el encuentro con Griselda, Franco, Sebastiana y su hijo, Zubieta y Barrera. Se perfila la pugna entre Barrera y Cova, ocurre el flirteo entre cova y Griselda, terminan los sueños de prosperidad de franco y cova ocurre el enganche de las mujeres de éstos por Barrera. Esta sección termina con el incendio de la Malorita y la Llanura que provoca Franco y la determinación de este y de cova de perseguir a las mujeres.

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2.2 Segunda parte

Empieza con una especie de "himno" o invocación a la selva. Lo más sobresaliente don los encuentros, primero con Helí Mesa, que narra buena parte de los desafueros que cometen las compañías caucheras amparadas en la ausencia de la Ley; y segundo, con Clemente Silva, que inicia el relato de su deambular incesante por la selva en busca de su hijo o lo que quede de él. Esta parte termina cunado Silva narra como recibió la noticia de la muerte de lulianito. Casi la mitad de esta segunda parte es ocupada por el relato de silva, que se extiende incluso al principio de la tercera parte. El relato silveano sirve para condensar todo una experiencia y gran riqueza de vivencias en la selva sin hacer perder el hilo y relativamente sencillo de la persecución que protagonizan Cova y Franco. No se recarga así el trayecto del protagonista con episodios novelescos innecesarios, intrincados, prolijos e inverosímiles. Sin ese relato de silva la experiencia del grupo de Cova en la selva se habría empobrecido notablemente, como también había perdido valor el contenido de denuncia social, que a la postre fue el propósito inicial del autor. Como se puede observar, la intervención de Silva no constituye una falla sino un recurso estructural ingenioso, necesario y enriquecedor.

2.3 Tercera Parte

La entrada a la tercera parte es otra especie de evocación generalizada un trozo impersonal que resume la voz colectiva de los caucheros y que ofrece una meditación sobre el oficio y las vicisitudes de estos hombres. Luego se retoma el hilo principal, donde Cova hace alocados ofrecimientos vengativos y de justicia. Pero pronto se retoma el cabo de la narración de Silva hasta llegar al presente de la trama principal. Faltando unas treinta paginas para que finalicemos la lectura de la novela, Cova empieza a escribirla. Su tarea tiene por objeto distraer la ociosidad, según afirma el mismo. Esa aclaración es indispensable, pues cabe justificar un escrito de alguna manera así como hay que calcular el momento y las razones por las que la escritura se detiene. De hecho, en esta obra, el fin de la escritura, antes que el fin de la historia o de las aventuras, cierra el arco novelesco. La obra es abierta por que responde a una lógica y a una necesidad técnica. Seria ridículo suponer que Cova

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expira sobre un cuaderno describiendo sus últimos estertores o los de sus compañeros. Se ampara pues, el procedimiento en el afán de verosimilitud que trata de hacer creer al lector que la historia es autentica y pertenece a un tal Cova que narra su odisea, y que el papel de Rivera es el de un simple intermediario, un revisor y corrector de estilo, alguien que encuentra el manuscrito y lo publica. En la tercera parte tiene un lugar el relato de Estevanez, que se centra sobre todo en la masacre de San Fernando. Como recurso literario cabe anotar que en este episodio el tiempo se hace denso y lento, logrando reproducir el tiempo interminable de esa noche infausta. Otro recurso estructural consiste en el redondeamiento de motivos narrativos que habían quedado en suspenso desde la primera parte. Ejemplo, lo que ocurrió en la Maporita mientras Cova estaba donde su Zubieta, solo lo sabemos a cabalidad mediante un relato Griselda cuando se da el reencuentro en la selva; también una promesa de mutilación hecha por un cauchero mucho tiempo atrás, tiene su cumplimiento como la súbita aparición del Pipa en el Carey de Váquiro.Primera parte

Se narran los motivos de la huida de Cova y Alicia y lo que les sucede en su viaje de Bogotá al Llano. En el camino se dan los encuentros con el "Pipa", el "General" y "Don Rafo". Poco después ocurre el encuentro con Griselda, Franco, Sebastiana y su hijo, Zubieta y Barrera. Se perfila la pugna entre Barrera y Cova, ocurre el flirteo entre cova y Griselda, terminan los sueños de prosperidad de franco y cova ocurre el enganche de las mujeres de éstos por Barrera. Esta sección termina con el incendio de la Malorita y la Llanura que provoca Franco y la determinación de este y de cova de perseguir a las mujeres.

2.2 Segunda parte

Empieza con una especie de "himno" o invocación a la selva. Lo más sobresaliente don los encuentros, primero con Helí Mesa, que narra buena parte de los desafueros que cometen las compañías caucheras amparadas en la ausencia de la Ley; y segundo, con Clemente Silva, que inicia el relato de su deambular incesante por la selva en busca de su hijo o lo que quede de él. Esta parte termina cunado Silva narra como recibió la noticia de la muerte de lulianito. Casi la mitad de esta segunda parte es ocupada por el relato de silva, que se extiende incluso al

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principio de la tercera parte. El relato silveano sirve para condensar todo una experiencia y gran riqueza de vivencias en la selva sin hacer perder el hilo y relativamente sencillo de la persecución que protagonizan Cova y Franco. No se recarga así el trayecto del protagonista con episodios novelescos innecesarios, intrincados, prolijos e inverosímiles. Sin ese relato de silva la experiencia del grupo de Cova en la selva se habría empobrecido notablemente, como también había perdido valor el contenido de denuncia social, que a la postre fue el propósito inicial del autor. Como se puede observar, la intervención de Silva no constituye una falla sino un recurso estructural ingenioso, necesario y enriquecedor.

2.3 Tercera Parte

La entrada a la tercera parte es otra especie de evocación generalizada un trozo impersonal que resume la voz colectiva de los caucheros y que ofrece una meditación sobre el oficio y las vicisitudes de estos hombres. Luego se retoma el hilo principal, donde Cova hace alocados ofrecimientos vengativos y de justicia. Pero pronto se retoma el cabo de la narración de Silva hasta llegar al presente de la trama principal. Faltando unas treinta paginas para que finalicemos la lectura de la novela, Cova empieza a escribirla. Su tarea tiene por objeto distraer la ociosidad, según afirma el mismo. Esa aclaración es indispensable, pues cabe justificar un escrito de alguna manera así como hay que calcular el momento y las razones por las que la escritura se detiene. De hecho, en esta obra, el fin de la escritura, antes que el fin de la historia o de las aventuras, cierra el arco novelesco. La obra es abierta por que responde a una lógica y a una necesidad técnica. Seria ridículo suponer que Cova expira sobre un cuaderno describiendo sus últimos estertoverosimilitud que trata de hacer creer al lector que la historia es autentica y pertenece a un tal Cova que narra su odisea, y que el papel de Rivera es el de un simple intermediariores o los de sus compañeros. Se ampara pues, el procedimiento en el afán de , un revisor y corrector de estilo, alguien que encuentra el manuscrito y lo publica. En la tercera parte tiene un lugar el relato de Estevanez, que se centra sobre todo en la masacre de San Fernando. Como recurso literario cabe anotar que en este episodio el tiempo se hace denso y lento, logrando reproducir el tiempo interminable de esa noche

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infausta. Otro recurso estructural consiste en el redondeamiento de motivos narrativos que habían quedado en suspenso desde la primera parte. Ejemplo, lo que ocurrió en la Maporita mientras Cova estaba donde su Zubieta, solo lo sabemos a cabalidad mediante un relato Griselda cuando se da el reencuentro en la selva; también una promesa de mutilación hecha por un cauchero mucho tiempo atrás, tiene su cumplimiento como la súbita aparición del Pipa en el Carey de Váquiro.

Escrito por brandonblanco el 24/10/2007 01:18 | Comentarios (331)