La credibilidad de los medios - APM

13
CUADERNOS DE PERIODISTAS,SEPTIEMBRE DE 20089 FERNANDO GONZÁLEZ URBANEJA 1 Algunos dicen que el periodis- mo ha muerto o que la pren- sa escrita clásica va a desapa- recer en unas pocas décadas. No creo que acierten, es otro ejemplo de maltusianismo y de miedo al fu- turo y al cambio. Lo que ocurre es que se modifica el perímetro de la profesión, Cambia la forma de ejer- cer el periodismo, el acceso, los sopor- tes, la relación con las fuentes y las exigencias de los ciudadanos-lectores- clientes. Vamos a un mundo más mestizo, interactivo, más individualizado, más segmentado, más ciudadano y más comunitario, eso que llaman un mun- do líquido. Los efectos de las tecnolo- gías son evidentes y no son ni discu- tibles ni elegibles, aunque se puede vivir al margen de las tecnologías. A ese factor se une ahora una crisis eco- nómica que afecta de lleno al nego- cio y que pone en cuestión muchas formas de hacer periodismo. Dos cri- sis acumuladas: la tecnológica, perma- nente, y la económica, cíclica. Pero hay valores de siempre, que no cambian, a los que luego me referiré. Pero ni el periodismo ha muerto, La credibilidad de los medios Perder credibilidad es lo peor que puede ocurrir. La credibilidad de los medios* es el mayor desafío para los periodistas, es el oxígeno necesario para vivir. Un activo que se construye poco a poco y se destruye con velocidad. A los periodistas conviene que les dejen trabajar con libertad y con responsabilidad y para eso necesitan editores serios, que crean en su trabajo y que encuentren recompensa a su inversión y gestión. Sin editores, los periodistas no llegarán lejos. Tampoco ellos sin los periodistas. Fernando González Urbaneja es presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid.

Transcript of La credibilidad de los medios - APM

Page 1: La credibilidad de los medios - APM

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008—9

FERNANDO GONZÁLEZ URBANEJA

1Algunos dicen que el periodis-mo ha muerto o que la pren-sa escrita clásica va a desapa-recer en unas pocas décadas.

No creo que acierten, es otro ejemplode maltusianismo y de miedo al fu-turo y al cambio. Lo que ocurre esque se modifica el perímetro de laprofesión, Cambia la forma de ejer-cer el periodismo, el acceso, los sopor-tes, la relación con las fuentes y lasexigencias de los ciudadanos-lectores-clientes.

Vamos a un mundo más mestizo,interactivo, más individualizado, más

segmentado, más ciudadano y máscomunitario, eso que llaman un mun-do líquido. Los efectos de las tecnolo-gías son evidentes y no son ni discu-tibles ni elegibles, aunque se puedevivir al margen de las tecnologías. Aese factor se une ahora una crisis eco-nómica que afecta de lleno al nego-cio y que pone en cuestión muchasformas de hacer periodismo. Dos cri-sis acumuladas: la tecnológica, perma-nente, y la económica, cíclica. Pero hayvalores de siempre, que no cambian,a los que luego me referiré.

Pero ni el periodismo ha muerto,

La credibilidad de los mediosPerder credibilidad es lo peor que puede ocurrir. La credibilidad delos medios* es el mayor desafío para los periodistas, es eloxígeno necesario para vivir. Un activo que se construye poco apoco y se destruye con velocidad. A los periodistas conviene queles dejen trabajar con libertad y con responsabilidad y para esonecesitan editores serios, que crean en su trabajo y queencuentren recompensa a su inversión y gestión. Sin editores, losperiodistas no llegarán lejos. Tampoco ellos sin los periodistas.

Fernando González Urbaneja es presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid.

Page 2: La credibilidad de los medios - APM

10—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008

��� La credibilidad de los medios

ni los periodismos van a morir, vana evolucionar y se van a transformar.

2Somos la generación que ha vi-vido más tiempo bajo el imperiode una libertad de expresión

efectiva, la que reconoce nuestraConstitución de 1978, aunque antesel periodismo ya coqueteó con már-genes de libertad que tenían precio(cierre del diario Madrid: 25 de no-viembre de 1971). Así que contamoscon la experiencia del periodismo enlibertad, el de la Primera Enmiendade la Constitución de los EEUU (15 dediciembre de 1791) y el del decreto delibertad de imprenta en la isla de Le-ón (10 de noviembre de 1810).

Pero padecemos amenazas severasa la libertad de expresión, que es elcampo de juego imprescindible deltrabajo de los periodistas. Sin marcodemocrático, sin Estado de Derecho,no hay espacio ni aire para el perio-dista; sin ese marco el periodismo esotra cosa. Y en ese marco de libertad,que nunca es completo ni perfecto,las amenazas son inevitables, comolas arenas en el curso del río.

La primera amenaza es el confor-mismo, ese fatalismo de que no es po-sible trabajar en libertad, que el mun-do es así, que no tiene arreglo, que elbuen periodismo anda entre mori-bundo y muerto. Pero morirá si lomatamos, si no hacemos lo que po-demos y debemos.

La segunda es externa: la presiónde las fuentes; la arrogancia de los po-

deres, de los gobiernos y de los líde-res culturales, sociales, deportivos… yde los terroristas, que quieren impo-ner el miedo; y también de los due-ños del espectáculo que imponen laficción.

Y es amenaza la pérdida del carác-ter de la profesión, en nuestro lado ytambién en el de los editores, a losque necesitamos como los peces elagua. Son una amenaza los malos je-fes de redacción, los que provocan esapérdida de carácter.

Ante esas amenazas debemos ape-lar a la autoestima, a la dignidad y ala relevancia del trabajo individual,de autor, al carácter artesano y artis-ta del periodismo. Más que nunca ar-tesano. Y la tecnología viene en nues-tra ayuda.

Hay que propiciar y dar mucho espacio y oportunidad al debateinterno en las redacciones.¡Ay de aquellas redaccionesdonde se ha agotado esedebate, donde la autoridadfunciona como la ley de lagravedad, de arriba abajo!

Page 3: La credibilidad de los medios - APM

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008—11

Y apelar al respeto a los demás, alos otros, a esos terceros imprescindi-bles en el relato periodístico; ciuda-danos-lectores/oyentes; y también losprotagonistas de la información.

La falta de respeto, la mofa, el mo-te, la descalificación personal supo-nen ‘mala práctica’, conducen a lapérdida de reputación y de la credi-bilidad, aunque disfruten del aplau-so fácil de unos cuantos fanáticos. Poreso es urgente apelar a una prácticaconforme al propio criterio, a some-terse a principios ético-morales bási-cos. (Los ministros y los delanteroscentro, pasan, los periodistas menos,nuestro trabajo queda como los golesde Hugo Sánchez, se enseñan sin quenadie recuerde al entrenador o al pre-sidente de turno.)

(He visto pasar en mi vida profe-sional 11 ministros de Economía y 20de Industria, sobre los que he escritoa favor y en contra, y los que vivenaún me saludan con razonable respe-to. Ése es mi activo profesional, queme lleva dormir con la concienciatranquila.)

3Los periodistas gestionamos la re-putación de los demás. Materiamuy delicada. Por eso hay que

propiciar y dar mucho espacio y opor-tunidad al debate interno en las re-dacciones. ¡Ay de aquellas redaccio-nes donde se ha agotado ese debate,donde la autoridad funciona como laley de la gravedad, de arriba abajo!

Y junto al debate interno, hay que

Barak ObamaLa audacia de la esperanza

“…dependo casiexclusivamente delos medios parallegar a miselectores. Es el filtro

a través del cual se interpretan misvotos, se analizan mis declaraciones yse examinan mis creencias. Al menospara el gran público, yo soy quien losmedios dicen que soy, digo lo quedicen que digo, me convierto enquien dicen que me he convertido.

… los periodistas se mueven enmanadas, se alimentan de losmismos comunicados de prensa, delas mismas situaciones y actosprefabricados, de las mismas cifras desiempre. El caso es que para loslectores y espectadores que andanmuy ocupados y consumenesporádicamente noticias, lashistorias más trilladas sonbienvenidas. Les exigen poco tiempoy esfuerzo, son rápidas y fáciles dedigerir. A todo el mundo le resultamás sencillo aceptar lamanipulación.”

Page 4: La credibilidad de los medios - APM

12—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008

��� La credibilidad de los medios

dedicar tiempo y espacio a dar expli-caciones a la sociedad. No regatearnada a la hora de reparar los errores,de rectificar y de corregir los excesos,tan frecuentes en nuestro trabajo.

No se trata de problemas locales,que sólo afectan al periodismo espa-ñol. Quizá aquí hay menos debate ymás pesimismo. A la profesión lepreocupa más la precariedad y el pa-ro y los bajos salarios, tal y como re-flejan las encuestas, que la buenapráctica, que la reputación social y lacredibilidad. Y es un error grave deapreciación, de prioridades mal colo-cadas. La precariedad se combate des-de la autoestima y el respeto y desdela buena práctica, que tiene que vercon la credibilidad y con la esenciade la profesión, con volver a las basesdel oficio.

¿Qué piensan los ciudadanos de losperiodistas y del periodismo que ha-cemos. Pues cada día piensan peor. Yno damos explicaciones suficientes,no avanzamos en la autorregulación.Por eso hay que volver a las raíces deltrabajo de informar sin caer en el pe-simismo.

(Dice la Constitución en su artícu-lo 20.1. “Se reconocen y protegen losderechos: a) A expresar y difundir li-bremente los pensamientos, ideas yopiniones mediante la palabra, el es-crito o cualquier otro medio de re-producción… d) A comunicar o reci-bir libremente información veraz porcualquier medio de difusión. La leyregulará el derecho a la cláusula de

conciencia y al secreto profesional enel ejercicio de estas libertades.

Y el 20.4. “Estas libertades tienensu límite en el respeto a los derechosreconocidos en este Título, a los pre-ceptos de las leyes que los desarrolleny, especialmente, en el derecho al ho-nor, a la intimidad, a la propia ima-gen y a la protección de la juventudy de la infancia. (art. 18)

El campo de juego está bien defi-nido y el desarrollo legal complemen-tario es amplio, sobre todo en la doc-trina del Constitucional, que es diná-mica, reiterativa, sin descartar (másaún con la que está cayendo) que estambién evolutiva y cambiante. Sicambia la realidad y la sociedad… otrotanto la interpretación constitucional.

A la profesión le preocupamás la precariedad y el paroy los bajos salarios, tal y como reflejan lasencuestas, que la buenapráctica, que la reputaciónsocial y la credibilidad. Y es un error grave deapreciación, de prioridadesmal colocadas.

Page 5: La credibilidad de los medios - APM

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008—13

El buen periodismo tiene que su-mar: veracidad, verificación, lealtadal ciudadano, independencia de lasfuentes, relevancia e interés, oportu-nidad para la crítica y el comentario,ser exhaustivo y proporcionado, ejer-cerlo con respeto a la conciencia delos profesionales, y que sirve comocontrol del poder.

Estos son los factores clave que de-sarrollan Kovach y Rosenstiel en Loselementos del periodismo, que significauna llamada de atención sobre lasnuevas fronteras y exigencias del pe-riodismo actual.

No hay que darle muchas másvueltas al bicho, la cuestión es evi-dente, el buen periodismo, su credi-bilidad y su futuro está contenido enestos elementos que son conocidos, queson claros, y que no admiten excusas.

4Me refiero ahora a algunos de losriesgos. El primero: la tentaciónpor el espectáculo, la confusión

de géneros y el mestizaje del periodis-mo en territorios que le son ajenos. An-tes nos preocupaba separar la publici-dad de la información y la informa-ción de la opinión. Ahora lo urgentees saber seleccionar, distinguir, preser-var la información y evitar que se des-lice hacia la ficción y la emoción sinlímite, hasta dejar de ser periodismo.

Segundo: la debilidad del relato,el sometimiento a las fuentes. Cadadía es más difícil construir buena in-formación, seleccionarla y ordenarlapor relevancia e interés. Los interme-

diarios menudean y despistan a losinformadores hasta confundirles. Elejemplo más reciente lo tenemos conla historia de ‘las armas de destruc-ción masiva’ ¡Cuántas mentiras!,¡cuántas fuentes que eran charcos!

Y tercero: la desmovilización delos propios periodistas. Hay poco de-bate y cuando se produce es ideoló-gico, empresarial o personal. Las másde las veces es tan previsible como in-interesante. Los periodistas tenemosque recuperar poder en las redaccio-nes, dejar oír nuestra opinión, lo cualno debilita la autoridad de editores odirectores, todo lo contrario.

5El periodismo necesita revisióna fondo, desde dentro, cerrar fi-las para defender la buena prác-

tica (por encima de intereses e ideo-logías), abrir espacios a la crítica in-terna y a la crítica social. Más com-promiso. Una mezcla del “talento ydecencia” a los que alude José Anto-nio Marina en una entrevista que pu-blicaremos en Periodistas-FAPE. Y a lasociedad le interesa que eso ocurra.

Es urgente que los gobiernos se re-tiren del protagonismo en los medios:de mandar, dirigir, nombrar… fijar laagenda informativa, legislar los con-tenidos. Y también de la influenciaindirecta a través del reparto de li-cencias y otras mercedes.

Algunos colegas dicen que frenteal mal ejercicio del periodismo valecon el Código Civil, el penal, el mer-cantil y el laboral; que cualquier otra

Page 6: La credibilidad de los medios - APM

14—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008

��� La credibilidad de los medios

regulación, co-regulación o auto-re-gulación es restrictiva y dañina. Con-sidero que ésta es una aproximaciónsimple, que no tiene en cuenta el en-tramado de la sociedad civil, ni losmodelos participativos de las demo-cracias modernas, las democracias 2.0o 3.0, que tienen que construir y de-sarrollar mediaciones antes de llegara los poderes clásicos del Estado, ali-viar al Estado, evitar que allí conclu-yan las diferencias y los conflictos.Por eso merece la pena ensayar fór-mulas de autorregulación.

Lo cual me lleva directamente a laoportunidad de códigos deontológi-cos o criterios de buena práctica. Nin-guna profesión estructurada puedeprescindir de ese requisito, que es unaexigencia, una condición necesaria. Pe-ro el desarrollo de esos instrumentosnecesita la complicidad de periodis-tas, editores, de la Universidad y dealgunas instituciones civiles. Tal y co-mo ha ocurrido en otras democraciasmás maduras y experimentadas quela nuestra.

6Hay espacio para el periodismo,más que nunca, lo necesita la so-ciedad. Existe buen periodismo,

no es el más emocionante, ni el másnotorio, ni el más respetado. Ese buenperiodismo puede incluso llegar a sermuy rentable y, sin duda alguna, esimprescindible en sociedades avanza-das y abiertas, tanto que si no existees porque no son ni avanzadas niabiertas. Democracia y buen periodis-

mo, libertad y buen periodismo sonsinónimos, cuando falla alguna de lascaras fracasa el conjunto.

Y el buen periodismo produce cre-dibilidad, que radica en que los hechoscontados sean ciertos, verificados ycreíbles. No reside en una cuidada pá-gina editorial o en una primera pági-na bien construida, más bien en lapreocupación permanente para quetodo el contenido de un periódico ode un noticiario de radio o televisiónse haga con las exigencias de la noti-cia más exclusiva. La calidad está enel conjunto, porque el juicio del ciu-dadano-cliente se hace por una partedel todo, la que le interesa, la que leva a servir para medir.

Y esto del buen periodismo no es

Ya no hay lealtades cerradas;el mando a distancia otorgaun poder que desespera a los programadores. Las adhesiones se handebilitado y el crédito se otorga con cuentagotas.

Page 7: La credibilidad de los medios - APM

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008—15

asunto sólo de periodistas o para pe-riodistas, no es gremial, es del con-junto de la sociedad. Del mal perio-dismo salen perjudicados los ciuda-danos. Los periodistas son responsa-bles, pero también los editores, a losque corresponde crear condiciones,ofrecer medios, localizar talento ypropiciar su despliegue. La alianza deeditores y periodistas, cada uno porsu acera y con sus manías, es condi-ción necesaria, aunque no suficiente,para el buen periodismo y sus bené-ficos efectos.

Y también debe ocupar a los pode-res públicos, competentes para preser-var el marco del libre y leal juego dela competencia, del imperio del Esta-do de Derecho, para evitar conflictosde intereses y, finalmente, para evi-tar la tentación de manipular, de en-redar, de sacar ventaja y de enturbiarla compleja convivencia democráti-ca. Los gobiernos deberían ser comolos buenos árbitros: discretos, efica-ces, respetados, invisibles y con el re-glamento en la mano. Ni más ni me-nos. Y los políticos en combate debe-rían abstenerse de algunas manipu-laciones y abusos.

7Pero hoy el periodismo, no sóloel español, pasa por duras prue-bas para sobrevivir y para defen-

der su credibilidad. Sufre del frío delas concentraciones que homogenei-zan y alinean las opiniones y del ca-lor de la fragmentación digital y ci-bernética, que dispersa y crea nuevas

oportunidades que no están exentasde propiciar excesos, pero que no sonmás inquietantes que los que se co-meten en los medios de los grandesgrupos. Y sufre del agotamiento deeditores con vocación sustituidos porotro tipo de gentes, a veces coleccio-nistas de marcas o de vanidades osimples traficantes de intereses oideologías. Oportunistas. De todohay.

En ese proceso simultáneo de en-sanchamiento de la base pero tam-bién de estrechamiento del núcleodel sistema, sufren los llamados me-dios de referencia, ya nadie se infor-ma por un solo canal, nadie confíaen una sola voz o medio; ahora se en-trecruzan hechos, opiniones, impre-siones… como el escaparate de una deesas tiendas de chinos de todo a cien,abiertas día y noche, donde lo difíciles distinguir.

Algunos periodistas antiguos, di-rectores y redactores jefes envejeci-dos, desplazados, creen que tienenlectores exclusivos, que ven el mun-do por sus titulares. Las audiencias sereparten y comparten, por ejemploen los noticiarios de las seis cadenasgeneralistas de televisión en abierto(dos públicas, cada una con otra ca-dena adosada, y cuatro privadas), queapenas son diferentes unos de otros.Los de la 1, también son de la 3, la 5,la 4, la 6…. Ya no hay lealtades cerra-das; el mando a distancia otorga unpoder que desespera a los programa-dores. Las adhesiones se han debilita-

Page 8: La credibilidad de los medios - APM

16—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008

��� La credibilidad de los medios

do y el crédito se otorga con cuenta-gotas.

8Un fenómeno reciente, tan inte-resante como preocupante, es eldebilitamiento de los medios de

referencia, el deterioro de una credi-bilidad que habían construido duran-te años de buen desempeño. Es un da-to nuevo insuficientemente analiza-do y frente al que no se nota respues-ta. Ocurre en The New York Times (NYT)y en Le “Nouvel Observateur, y tambiénen los de aquí. Ninguno de ellos es loque era, y en muchos no están dis-puestos a admitirlo ni siquiera comohipótesis. Sin nostalgia, pero los tiem-pos pasados para este oficio fueronmenos tóxicos; más austeros y senci-llos.

Es hora para reivindicar el perio-dismo artesano, esencial, de autor, li-bre, con controles internos, con librode estilo y con compromisos claros conla audiencia, a la que hay que dar másexplicaciones y a la que hay que es-cuchar con más atención. Uno de loshechos que más alarman es el ínfimonivel de debate que existe en las re-dacciones de los grandes medios.

9Los periodistas estamos cada díapeor armados frente a esas ame-nazas, desasistidos desde los pro-

pios medios. Hay que evitar el desli-zamiento hacia lo espectacular paraocultar las carencias de una informa-ción deficiente. Es el caso reciente delNYT frente al candidato McCain, con

una información sin fuentes, poco re-levante, que se ha vuelto contra elpropio periódico. O la de Le Nouvel Ob-servateur con respecto a un supuestoSMS de Sarkozy a su ex esposa. O elcaso de Judit Miller en el NYT, a laque resultaba más cómodo creerse loscuentos de los iraquíes exilados, queademás gustaban en la Casa Blanca,que indagar, dudar, revisar.

Como ejemplo del fenómeno sir-ve lo que podemos llamar confusiónde formatos, muy frecuente en las te-levisiones. La televisión tiene que vercon el periodismo, pero no es sólo pe-riodismo, ni mucho menos. Precisa-mente por eso convendría señalar oseñalizar mejor los géneros. Herra-mientas del periodismo puestas al ser-

Cuando hechosespectaculares, noticiosos, se ponen al servicio del entretenimiento seestropea la información y el espectáculo.

Page 9: La credibilidad de los medios - APM

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008—17

vicio del entretenimiento producenresultados inquietantes; por ejemplo,pasar como real lo que es ficción oartificio.

Cuando hechos espectaculares, no-ticiosos, se ponen al servicio del en-tretenimiento se estropea la informa-ción y el espectáculo. Las noticias enlas noticias. El incendio del edificioWindsor cuando es noticia palpitan-te no puede convivir con Salsa Rosa,por más que los protagonistas de eseespacio de éxito se vistan de periodis-tas y dejen sus otras galas. Cuando elcrimen de Alcàsser se convirtió enmotor de los programas de entreteni-miento se llevó por delante un mon-tón de viejas buenas normas que so-portaban la credibilidad.

La información es un hecho rele-vante que requiere cierto ropaje, cier-ta liturgia, formato propio y defini-do, tiene reglas escritas e implícitas.Reglas que sabemos. Para tratar loshechos, los acontecimientos, existenservicios informativos en las gran-des televisiones para que se ocupende la información. Meterla en otrosformatos es dar gato por liebre, es-tropea la información, conduce a de-formarla.

10Más inquietante es la inso-portable presión de las fuen-tes, cada día más poderosas

y habilidosas. Cada día son más fre-cuentes los intentos de controlar lainformación, la libre circulación delos periodistas, el derecho de acceso.

Ocurrió en la última campaña elec-toral, con los partidos dictando lo quehay que emitir e incluso elaborandolas imágenes y los guiones. Cada díason más los que tratan de amedren-tar a los periodistas, de uniformarlos,de empotrarlos (habría que decir en-camarlos, hacerles la cama, a ellos ya la información).

Lo intentan los terroristas, perotambién desde instituciones políticasy sociales respetables que recelan dela libre circulación de la informacióny la crítica. Los periodistas son vistoscomo un peligro, como una amena-za o como un arma de ataque al ad-versario.

Así que los periodistas necesitanun rearme frente a las fuentes, algopara lo cual hace falta la cooperaciónde los editores, a los que va muchoen el asunto, y de la propia sociedad,ya que el negocio de los periodistasno es otro que gestionar la reputa-ción de las personas y las institucio-nes, fundamental para la conviven-cia razonable y el progreso de la so-ciedad.

Inquieta el creciente ninguneoque sufren los periodistas por partede los actores, protagonistas o hace-dores de las noticias. Por ejemplo, dela Junta Electoral Central, que quie-re convertir a los informadores encronometradores del tiempo de inter-vención de los políticos en campañaelectoral a la hora de aparecer en losmedios públicos.

No hay periodismo sin fuentes, y

Page 10: La credibilidad de los medios - APM

18—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008

��� La credibilidad de los medios

gestionarlas es tarea delicada y deter-minante. Valorarlas, atenderlas, cui-darlas, también desdeñarlas, prote-gerse de ellas… es un desafío tan im-portante como comprender lo queocurre y saber contarlo para que seentienda e interese. Pero suelen serfuentes que van más allá (o vienen)de los grandes intereses, más allá delos gobiernos, los partidos, los gruposde presión, y de sus poderosos apara-tos de propaganda, que tienen tiem-po y recursos para preparar argumen-tos (les llaman argumentarios) y pa-ra colarse por los resquicios más dé-biles del complejo sistema de infor-mación en funcionamiento. Y comolos gobiernos, también lo hacen losintereses económicos, los culturales,los deportivos… y cualquiera que ten-ga algún átomo de poder.

En ese sentido debería ser posiblefijar y preservar algunas viejas nor-mas y derechos del oficio. Por ejem-plo, el derecho de preguntar, que noimpone el deber de responder. Sinpreguntas y re-preguntas no hay pe-riodistas ni periodismo. Los ‘posa-dos’ son algo que empieza a ser fre-cuente. Primero fueron algunos po-líticos de primer o segundo nivel conla pretensión de que hacían declara-ciones institucionales, que se man-dan por correo electrónico, que norequieren convocatoria. Y los perio-distas no deben aceptar esas condi-ciones, aunque sean de los jefes, quese están pegando un tiro en su pro-pia rodilla.

11La libre circulación de los pe-riodistas por los escenariosde las noticias es imprescin-

dible para que el sistema funcione.Cuando se alegan razones de seguri-dad o de intimidad, en la mayor par-te de los casos no son, no es esa la ex-plicación. Lo que pretenden es ocul-tar, mangonear. La tarea del periodis-ta consiste en decir lo que sabemos…y contar quiénes son nuestras fuen-tes. Insisto en que uno de los dramasactuales del periodismo es la gestiónde las fuentes, la distancia a la quehay que colocarlas y la prudencia conla que hay que manejarlas, la trans-parencia a la que hay que someterlaspara creerlas… Una fuente quiere leal-tad, que el periodista no llegue más

Uno de los dramas actualesdel periodismo es la gestiónde las fuentes, la distancia a la que hay que colocarlasy la prudencia con la quehay que manejarlas, la transparencia a la que hayque someterlas paracreerlas…

Page 11: La credibilidad de los medios - APM

CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008—19

lejos de lo que a esa fuente le intere-sa. El pacto de periodista y fuente esinestable, tenso. El periodista buzón,el que cuenta lo que le cuentan sindepurar, sin poner en contexto, sinvalorar a quién perjudica o favorece,sin tener en cuenta el porqué de lafiltración, que siempre tiene una ex-plicación referida a pasiones, comola venganza o el odio, hará un traba-jo con poco recorrido.

12Para concluir me referiré aunas declaraciones recientesde un político neozelandés

metido en el difícil oficio de mediaren conflictos bélicos por cuenta de or-ganismos internacionales. Describenla grandeza y la miseria de esta pro-fesión.

Decía a los efectivos entrevistado-res de ‘la contra’ de La Vanguardia:“Los medios siempre están impacien-tes, ignoran los procesos lentos. Quie-ren color, movimiento, sensacionesfáciles e impacto instantáneo… Persi-guen a quienes salen en la foto e ig-noran a los artífices auténticos de lapaz. Pero son muy efectivos. En Dar-fur llevábamos meses escribiendo ynada. Persuadimos al NYT para queenviara un periodista y de pronto laguerra estaba en el mapa y empezó atener solución. Los medios quierenemociones directas; imágenes frescas,cuerpos mutilados y que la guerra le-jana tenga alguna conexión con laaudiencia local. Si una guerra no sa-le en la tele dura más. Sin atención

mediática no hay política, y sin polí-tica miles de personas se matan enguerras olvidadas”.

Pues eso, los periodistas somosgentes poco deseables, pero bastanteconvenientes. A los ciudadanos inte-resa que el buen periodismo tenga es-pacio y crédito, para vivir mejor.

13Lo cual me lleva a una refe-rencia corporativa. Deberíahaber titulado la credibilidad

de los ‘periodistas’ más que la del ‘pe-riodismo’; hablar de periodistas, másque del periodismo. Porque si algo ca-racteriza al periodismo es el pluralis-mo, la complejidad.

Hay una literatura infundada so-bre el corporativismo de los periodis-tas. No la comparto, no se puede sos-tener con datos. La bronca entre perio-distas es permanente, nos gusta labronca, es nuestro medio natural. Vie-ne desde el mismo nacimiento del pe-riodismo. Probablemente está en nues-tro código genético. Otra cuestión esel grado de educación y de respeto conel que cursa el debate. Hoy es bastan-te bajo, aunque depende del talento,que es un bien escaso. El talento pro-picia la ironía, anima el respeto y ha-ce la crueldad más tolerable. Sin talen-to abundan insultos, infamias, inju-rias, las oímos todas las mañanas… Hoyel debate profesional es flojo, de muybaja calidad. De poco respeto unos aotros y nada corporativo.

Pero todo esto es poco relevante, esconsecuencia más que causa. Es el re-

Page 12: La credibilidad de los medios - APM

20—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008

��� La credibilidad de los medios

sultado de un deterioro en la calidaddel periodismo. Es un deterioro palpa-ble, que se nota en las encuestas. El pe-riodismo tuvo ‘buena prensa’ en latransición democrática, fue imprescin-dible. Pero luego se amoldó y se amo-dorró. No fue capaz de exigirse la me-jora y la superación que le imponía lapropia transformación de la sociedad.Le ha pasado como a la política, comoa los instalados. No es casual que po-líticos, sindicalistas y jueces cuentenentre los peor valorados. Les pasa lomismo a los periodistas.

Perder credibilidad es lo peor quepuede ocurrir. La credibilidad de losmedios es el mayor desafío para losperiodistas, es el oxígeno necesariopara vivir. Un activo que se constru-ye poco a poco y se destruye con ve-locidad.

No resisto la tentación de recordarla llamada ‘guerra digital’ de haceuna década, de la que aún no hemossalido, ya que está en el origen de mu-chos disparates. Muchos de los prota-gonistas más activos de aquel desas-tre de 1997, tan costoso para todos,ni están ni se les espera, pasaron porel sector como elefantes en cacharre-ría, se metieron en camisas de oncevaras para sacar ventaja, para ajustarcuentas, o por otras razones y cau-sas… y luego desaparecieron de esce-na, dejando platos rotos, facturas sinpagar y enfrentamientos, odios en al-gunos casos, servidos para largo.

Suele ocurrir cuando entrometi-dos con pretensiones meten las ma-

nos en donde no debían sin muchoentrenamiento previo. Fue una gue-rra de restas y un alto precio para elGobierno de la época, en primer tér-mino, para Cascos y para Aznar… tam-bién para Telefónica, y para TVE, y tam-bién para los otros contendientes máso menos forzados, para los jueces, pa-ra la fiscalía… la lista de damnifica-dos es larga.

Y no hay duda de que aquella con-tienda tuvo un efecto nocivo para elperiodismo. Quizá los únicos que ga-naron fueron unos cuantos futbolis-tas y los comisionistas que pululan asu alrededor y de algunas de las gran-des distribuidoras de cine y sus corres-pondientes intermediarios. Y los quegustan de pendencias.

La bronca del 97, y lapermanente por laobtención de licencias, hizomucho por el desprestigio y la pérdida de credibilidad,en general, de periodistas,editores y políticos.

Page 13: La credibilidad de los medios - APM

22—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—SEPTIEMBRE DE 2008

Podría haber servido de lección pe-ro no volver a las andadas. Pero no.Los gobiernos vuelven a caer en la ten-tación de meterse en el procelosocharco de las licencias y la regulacióna la carta, de las que luego salen tras-quilados y con moratones. A quienesles otorgan las licencias les parecenpocas, maldicen luego porque no re-sultan como esperaban. Y a quienesno les llegan, se sienten maltratados.Porque en los despachos y los come-dores se promete más de lo que se pue-de dar.

Cuesta entender la pasión de losgobiernos por meterse en el enredode los medios. Alguien les hace creerque si hacen favores van a mejorar enlas fotos o van a hacer declaracionesmás inteligentes. Y no es así. Obtie-nen algunas ventajas pero tambiéninconvenientes no previstos ni desea-dos. Los gobiernos y los medios tie-nen que llevarse regular; lo mejor esque se respeten, pero sin aspirar alcariño; que se hablen lo menos posi-ble. Cuando prende el cariño, unos uotros, o los dos al tiempo, están ha-ciendo mal su trabajo.

La bronca del 97, y la permanen-te por la obtención de licencias, hizomucho por el desprestigio y la pérdi-da de credibilidad, en general, de pe-riodistas, editores y políticos. Bastareparar en las encuestas para verifi-car el hecho. Los periodistas gozába-mos hace 10 años, quizá hace 15, debuen crédito, construido a base de untrabajo respetable. Ahora vamos pa-

ra atrás. Y no me cabe duda de queparte de los problemas de desafecto,de caída de lectores, tiene origen enesa pérdida de credibilidad que no esajena a las guerras por las licencias.

En la prensa escrita, los avancestecnológicos e industriales y, sobre to-do, en logística y marketing, apenashan servido para mantener las difu-siones de hace 20 años. Internet, losgratuitos… sólo son excusas, coarta-das para no ir al fondo en el análisisde la pérdida de difusión, que tieneque ver con la merma de credibilidady con los enredos y errores de la di-versificación, muchas veces mal plan-teada, así como con la pasión multi-media, que no es ni una necesidad niuna panacea.

A los periodistas interesa que elsector crezca, que las empresas seanmás sólidas, que vivan de esto y node favores o ventajas con otro origen,cuyo precio suele ser el sacrificio dela información y la opinión. Éste esun buen sector, rentable, recomenda-ble como inversión a medio y largoplazo. A los periodistas conviene queles dejen trabajar con libertad y conresponsabilidad y para eso necesitaneditores serios, que crean en su tra-bajo y que encuentren recompensa asu inversión y gestión. Sin editores,los periodistas no llegarán lejos. Tam-poco ellos sin los periodistas. �

* Intervención de González Urbaneja en elCurso de Pensamiento Carlos Gurméndez,“Retos y valores del periodismo y la información”.Puentedeume, 23 de julio de 2008.