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DOSSIER 47 VIKINGOS Los guerreros venidos del hielo 48. En busca de tierras Federico Marazzi 55. La conquista Federico Marazzi 62. Invasión de al-Ándalus Juan Martos Quesada 68. Muerte de una esclava Eleonora Fontana Vikingos frente a las costas rusas, según el óleo Los huéspedes de ultramar, de N. Roerich. Surgidos de los confines helados del Norte, entre los siglos IX y XI, los piratas vikingos protagonizaron una formidable y violenta expansión que transformó el mapa político europeo, tuvo en jaque a la España andalusí, dejó permanente huella en las Islas Británicas, permitió la consolidación de los reinos escandinavos y contribuyó a cimentar las raíces de la cultura LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE

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DOSSIER

47

VIKINGOSLos guerreros venidos del hielo

48. En busca de tierrasFederico Marazzi

55. La conquistaFederico Marazzi

62. Invasión de al-ÁndalusJuan Martos Quesada

68. Muerte de una esclavaEleonora Fontana

Vikingos frente a las costas rusas, según el óleo Los huéspedes de ultramar, de N. Roerich.

Surgidos de los confines helados del Norte, entre los siglos IX y

XI, los piratas vikingos protagonizaron una formidable y

violenta expansión que transformó el mapa político europeo,

tuvo en jaque a la España andalusí, dejó permanente huella en

las Islas Británicas, permitió la consolidación de los reinos

escandinavos y contribuyó a cimentar las raíces de la cultura

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En busca de tierras y

FORTUNA

Gentes diversas dejaron Es-candinavia para ir “de vikin-gos”, que es lo mismo que sa-quear. De ahí les viene su

nombre. La historia de un pueblo quedurante tres siglos casi ininterrumpida-mente se lanza a la conquista de nuevosespacios y nuevas tierras, navegando porlos mares nórdicos, fríos y a menudo pe-ligrosos, quizá nunca antes cruzados porel hombre, o por los ríos rusos y que fun-dó nuevos reinos y ciudades, es por sí so-la apasionante.

Si a esto le añadimos el arrojo des-piadado de los jefes y guerreros de es-te pueblo, decididos a toda costa a con-quistar nuevos territorios para sus gen-tes, la gran habilidad de sus artesanos enla construcción de naves ligeras imposi-bles de hundir o en el forjado de armasespectaculares y joyas espléndidas, y lainspirada vena de sus poetas, que can-taban las gestas de estos héroes y la be-lleza y el valor de sus mujeres, contamoscon los ingredientes de una gran epo-peya. Y si, finalmente, pensamos que deesta epopeya nace la historia de las sie-te naciones del Norte de Europa –Dina-marca, Suecia, Noruega, Finlandia, Is-

landia, Gran Bretaña e Irlanda–, entre losmás sólidos Estados de nuestro tiempo,y se forja la de Rusia, el encanto cede supuesto a una curiosidad más racional, pe-ro no menos viva, por los protagonistas

de la epopeya, a quienes las fuentes his-tóricas llaman vikingos.

Los vikingos se enseñorearon de losmares boreales (mar del Norte, Báltico,mar de Noruega y el Atlántico septen-trional) entre 800 y 1050, pero nunca fue-ron un pueblo único, políticamente com-pacto y, en realidad, nunca se llamaron así mismos vikingos. Éste era el términocon el que gentes diversas, que prove-nían de la península Escandinava, eranidentificadas por los pueblos de las cos-tas francesa, británica y de los Países Ba-jos, debido a la actividad que les habíahecho conocidos: el saqueo. Un vikingr

era aquel que iba a dedicarse a la prác-tica del viking, es decir, a saquear.

Durante el período en el que se man-tuvieron activas, las bandas vikingas noestuvieron compuestas sólo por escan-dinavos, sino que a menudo incluíanpersonas de varias etnias con las que, devez en cuando, entraban en contacto losescandinavos (irlandeses, anglosajones,francos, frisones, bretones, eslavos).Además, no todos los escandinavos delperíodo fueron vikingos, tan sólo una mi-noría, aunque no por ello menos visible.Sin embargo, este estallido de dinamis-mo de la población escandinava, que hi-zo conquistas en ultramar y provocógrandes cambios sociales y políticos en

FEDERICO MARAZZI es profesor de Arqueología

e Historia Medieval, Univ. Nápoles.

Una fíbula de metal que representa la figurade Odín, un dios de los pueblos escandinavos,

que tardaron en convertirse al cristianismo.

“Ir de vikingos” es lo mismo que dedicarse a saquear. De ahí viene elnombre con que fueron conocidos, y temidos, estos guerreros del Norte.Federico Marazzi explica las causas de su formidable expansión, queestá unida a la génesis y consolidación de los reinos de Escandinavia

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VIKINGOS, LOS GUERREROS VENIDOS DEL HIELO

Barcos vikingos asediando París. En 845, 120 naves remontaron el Sena y devastaron la capital de Carlos el Calvo (litografía del siglo XIX).

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su zona de origen, constituye una fasetan decisiva históricamente, que los es-tudiosos han podido hablar de “era vi-kinga” en Escandinavia durante los siglosque van del IX al XI.

La epopeya vikinga tuvo lugar en unmomento decisivo para la evolución so-cial, cultural y económica de Escandina-via, particularmente Dinamarca, Sueciacentral y meridional y el sur de Noruega.La investigación arqueológica permite co-

nocer la prehistoria de estas tierras conuna precisión asombrosa y aporta expli-caciones sobre por qué los pueblos quevivían allí decidieron, casi al mismo tiem-po, lanzarse a empresas militares y deconquista tan arriesgadas como inciertasen un amplísimo radio. Esta fase ha sidoconsiderada como la línea divisoria entrela prehistoria y la edad propiamente “his-tórica” de los pueblos escandinavos. Encierta forma, como sucedió con los pue-

blos helénicos del período minoico ymicénico, la gran expansión hacia el ex-terior determinó no sólo una gran am-pliación de los contactos (aunque fue-ran conflictivos) con otros pueblos, si-no también la maduración y consolida-ción de las estructuras político-socialesde los pueblos protagonistas de la ex-pansión.

Fue a partir de los siglos IX a XI cuan-do Dinamarca, Suecia y Noruega co-menzaron a conocer estructuras estata-les estables, en torno a monarquías queempezaban a adquirir carácter “nacional”.Una de las causas tradicionalmente pro-puestas para explicar el fenómeno es elcrecimiento demográfico en las tierras es-candinavas entre los siglos V y VIII, obli-gando a grupos cada vez más numerososa buscar tierra y fortuna lejos del suelonatal. Muchos de los pueblos germánicosque invadieron el Imperio romano entrelos siglos V y VI (godos, burgundios, ván-dalos y longobardos) presumían de orí-genes escandinavos. Jordanes, que escri-bió en el siglo VI una historia de los go-dos, definió a Escandinavia como un “se-no de pueblos”. Parece probable que unatierra que sólo podía mantener a ciertonúmero de población, obligase cada cier-to tiempo a una parte de sus habitantesa emigrar. Pero ésta no puede ser la úni-ca causa del fenómeno vikingo, porquesolamente cien años después del co-mienzo de las razias vikingas por las cos-tas del Báltico y del mar del Norte, gru-pos escandinavos emigraron para asen-tarse en las mismas tierras que primerohabían saqueado.

Comercio y rapiñaOtra hipótesis es la del progreso de losastilleros escandinavos en los siglos VIIIy IX, comenzando a producir nuevos ti-pos de embarcaciones de altura, velocesy con capacidad para varias decenas depersonas, más caballos y bueyes. Y quizáexista una tercera razón, más estructural,que transformó en belicosos vikingos alos subdesarrollados y pacíficos daneses,suecos y noruegos. Parece que, tras la caí-da del Imperio romano, el comercio en-tre las actuales Francia, Alemania, GranBretaña y Escandinavia se desarrolló conmás libertad y aumentó su volumen, has-ta alcanzar su cénit en el siglo VIII. Fueen ese momento, bajo la dinastía caro-lingia, cuando los francos se convirtieronen una potencia europea y las zonas res-

Página miniada del Libro di Flatey, un manuscrito del siglo XIV que contiene relatos sobre los

héroes vikingos. En el dibujo aparecen representados guerreros en combate.

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guardadas del mar del Norte y las riberasde los grandes ríos que desembocan enellas (Támesis, Sena, Mosela, Rhin, Elba)se llenaron de ciudades, puertos comer-ciales, grandes fincas y monasterios tanflorecientes como poco defendidos. Da-neses y noruegos proporcionaban a fran-cos y anglosajones productos esencialestípicamente nórdicos, como pieles, hie-rro, madera, ámbar y marfil de ballena.

Es probable que la piratería vikinga hu-biera sido inicialmente suscitada por laabundancia y la accesibilidad de las ri-quezas custodiadas por los francos y losanglosajones, y se convirtiera en cróni-ca cuando la crisis política que comen-zó a disgregar el Imperio franco a partirde 830/840 dejara espacios cada vez másdesprotegidos frente a los asaltantes, quefinalmente llegan a asentarse de forma es-table en Escocia, Inglaterra y las costas deNormandía, creando verdaderos Estadosvikingos en ultramar.

Las hordas vikingas comenzaron aaplacarse debido a una concatenaciónde factores. Por un lado, en sus tierrasde origen, se consolidaron, en los si-glos X y XI, poderes monárquicos másestables que, más que por medio de lapiratería, se sustentaban gracias a la im-

posición de aranceles y tasas o median-te iniciativas bélicas “oficiales”. Por otrolado, la reorganización feudal de las mo-narquías francesa, germánica y británica–esta última por obra de los descen-dientes de los vikingos establecidos entierras de Francia: los normandos– y lafortificación sistemática del territorio hi-cieron menos accesibles las metas de lapiratería vikinga. Finalmente, los pue-

blos escandinavos se insertaron de for-ma más estable en el escenario políticode Europa. Pero en los tres siglos ante-riores, los pueblos escandinavos se ha-bían proyectado sobre un escenario quese extendía desde el curso del Volga y elmar Caspio, al este, hasta las costas delLabrador y Terranova, al oeste. Para com-prenderlos es necesario saber cuáleseran las condiciones de vida en los asen-

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VIKINGOS, LOS GUERREROS VENIDOS DEL HIELO

palabras poco claras

D esde el siglo II d.C., si no antes, lospueblos escandinavos habían creado

un sistema propio de escritura alfabética.Este alfabeto fue llamado “rúnico”, y cadaletra, “runa”. Probablemente fue elaboradoimitando el alfabeto latino, como sugiere lagran semejanza existente entre algunos sím-bolos pertenecientes a ambos. El alfabetorúnico habría sido ideado, en principio, pa-ra hacer inscripciones sobre madera y hue-so, conteniendo breves mensajes, como ha-ce pensar la forma angulosa de sus caracte-res. De un segundo momento se han ha-llado inscripciones sobre piedra y metal, pe-ro nunca se desarrolló una verdadera escri-

tura rúnica en libros. En la época vikingaaparecen grandes inscripciones sobre pie-dra, acompañadas por motivos decorativos,originalmente embellecidos con pigmentoscoloreados y que conmemoran difuntos, orecuerdan empresas marineras o bélicas im-portantes. Algunas, más largas, tienen for-ma poética. Las particularidades fonéticasdel alfabeto rúnico y la relativa exigüidaddel vocabulario conocido como escandina-vo antiguo, hacen que no siempre puedancomprenderse en su totalidad los textos quehan sobrevivido. El rúnico desaparece pro-gresivamente a lo largo del siglo XI, al in-troducir la Iglesia el alfabeto latino.

Embarcación de vikingos escandinavos en el siglo X, según una representación de finales del XIX (Madrid, Museo Naval).

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tamientos humanos en Escandinavia envísperas de las ofensivas vikingas.

Guerreros llegados del fríoEscandinavia es una región que se ex-tiende a lo largo de más de dos mil kiló-metros, desde el istmo que conecta la pe-nínsula de Jutlandia con Alemania, al sur,hasta el Cabo Norte. Si la dureza del cli-ma, que a veces presenta situaciones ex-tremas, ha sido siempre el mayor escollopara la expansión de la población escan-dinava por el norte, la frontera meridio-nal ha fluctuado a lo largo del llamado

Cuello de Jutlandia, en función de las re-laciones de fuerza entre daneses y ger-manos.

La importancia de las conexiones ma-rítimas y lacustres permite comprendercómo los asentamientos humanos en lasregiones escandinavas (especialmente enSuecia y Noruega) se habían organizadoen “islas”, localizadas en áreas geográfi-cas en las que el entorno natural presen-taba condiciones más favorables, inter-caladas por amplias zonas deshabitadas.

A partir de los siglos V-VI d.C., las másimportantes de estas “islas” se encuen-

tran en la zona que circunda las actualesEstocolmo y Upsala, en la costa del Bálti-co, y, un par de centenares de kilómetroshacia el interior, hasta el lago Vättern, alque están unidas las grandes islas Ölandy Gotland en el Báltico; más al oeste, se-parada por el gran lago Vättern y las co-linas de las Uplands, se extiende una es-trecha faja de tierra a lo largo de la costadel Skagerrak y Kattegat, comprendidaentre las actuales Oslo, al norte, y Gote-borg al sur. Todavía más al oeste, las cos-tas noruegas del mar del Norte acogenasentamientos, donde la geografía lo per-mite, entre las actuales Stavanger yTrodheim. El resto de la península Es-candinava estaba casi deshabitado en es-ta época.

Dinamarca, por el contrario, estaba po-blada de forma más o menos uniforme(cuando no densamente) por comuni-dades de agricultores y pescadores, y losdaneses ocupaban también el extremosur de la actual Suecia (la Escania) y laisla de Bornholm. Gracias a estas condi-ciones, en los siglos IV y V d.C. en Dina-marca comenzaron a aparecer asenta-mientos que, por sus dimensiones, pue-den ya definirse como protourbanos, co-mo Gudme, en la isla de Fyn.

Cuando, en el siglo V, jutos, anglos y eru-los emigraron de Jutlandia hacia las tierrasromanas de Britania y la Galia, los danesesse expandieron para ocupar toda la actualDinamarca y, en apariencia, comenzaron adesarrollar un embrión de Estado monár-quico. Gregorio de Tours, franco, y elBeowulf, poema épico anglosajón del sigloVIII, hablaron de un jefe danés, Hygelac,

Deslizándose sobre el Báltico

P or lo general, el mar y las vías de aguason los protagonistas de la historia de

los pobladores de Escandinavia. Las costasnoruegas, a pesar de extenderse bastante másallá del Círculo Polar Ártico, se ven libresde hielo durante todo el año gracias al in-flujo de la Corriente del Golfo, y por ello elclima –que puede ser durísimo en las mon-tañas del interior– es excepcionalmente sua-ve a lo largo de la costa. Los anchos y pro-fundos fiordos que la salpican y el centenarde islas que la separan de mar abierto per-miten desembarcos cómodos y seguros. Amenudo, las montañas se elevan casi a pi-co sobre el mar, dejando poco espacio a la

agricultura, lo que de siempre ha sido unfuerte impulso para los noruegos a volver-se hacia el mar para buscar el sustento pro-pio. Dinamarca, por el contrario, posee unagran cantidad de tierra de cultivo (aunquemuchas estaban cubiertas por praderas sa-lobres de escaso rendimiento) y por eso prac-ticaron la agricultura desde hace seis milaños.

Pero lo que ha hecho de Dinamarca unatierra con fuerte tradición marinera ha sidoque –en cierto sentido como Italia o Greciaen el Mediterráneo– es un importante pun-to de unión entre el mar del Norte y el Bál-tico, y el continente europeo y las tierras del

septentrión escandinavo. La multitud de is-las que se interponen entre Jutlandia y lacosta sueca, y las vías de agua internas quepermiten atravesar expeditamente Jutlan-dia al norte (Ljmfiord) y al sur (corredor deHedeby), han facilitado la navegación cos-tera. Suecia, aunque en invierno conozca laglaciación de los mares y lagos, paradójica-mente no se vio perjudicada de manera es-pecial. Al tratarse de aguas internas, ence-rradas entre costas próximas entre sí, los sue-cos han podido aprovechar los períodos deglaciación (nunca demasiado largos) paramoverse sobre patines sobre la superficie delBáltico y de los lagos.

Estela de Lindisfarne, Holy Island,

Nortumbria, que reproduce un ataque pirata

de los vikingos a una población costera de la

región, en el año 793.

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que en 582 lideró una razia por la actualHolanda, hasta que fue frenado por losfrancos en las fuentes del Rhin.

Pero hasta el año 725 no existen testi-monios ciertos de la presencia de un je-fe en Dinamarca que se proclamó rey detodo el pueblo danés. En aquel año, Wi-llibrord, un anglosajón enviado por Car-los Martel, rey de los francos, a evange-lizar los pueblos del Norte, visitó Jutlan-dia. “Allí –cuenta su biógrafo– reinaba On-gendus, un hombre más feroz que las fie-ras y más duro que las piedras que, sinembargo, por gracia de Dios, trató conhonor al mensajero de la verdad”, es de-cir, al mismo Willibrord.

Novedades en DinamarcaPor los descubrimientos arqueológicos,se sabe que en ese período se estabanproduciendo en Dinamarca muchos cam-bios importantes, que permiten creer queel feroz monarca del que habla el biógrafode Willibrord mantuvo Jutlandia bajo sucontrol. De hecho, hacia el año 700 fuefundada Ribe, en la costa del mar del Nor-te, un asentamiento con vocación co-mercial donde se acuñaba moneda quetenía valor en toda la orilla de este mardel Norte. Ribe está considerada la pri-mera ciudad de Dinamarca. Entre 730 y740, la isla de Samso, frente a la actualAarhus, en Jutlandia central, fue partidapor un canal. En el mismo período se eri-gió una muralla de siete metros de altu-ra (el Danevirke) que dividía a lo anchola península de Jutlandia y que llegaba unpoco más al sur de la actual frontera en-tre Dinamarca y Alemania, evidentemen-te como defensa de una frontera que,también entonces, debía recorrer más omenos la misma zona.

En el extremo oriental del Danevirkesurgió en esa época otra ciudad, Hedeby,protegida a su vez por una muralla y, co-mo Ribe, destinada a controlar tráficoscomerciales, pero en este caso en el ladobáltico. Todas estas obras, que ha sido po-sible fechar con gran precisión gracias ala dendrocronología (datación por los res-tos de árboles), no sólo implican la ca-pacidad de reunir grandes contingentesde población, sino también un controlcentralizado del territorio de Jutlandia.Todo ello permite afirmar que en vísperade las incursiones vikingas, hacia el año800, Dinamarca era una tierra en auge po-lítico y económico.

Entre 830 y 850, la situación política

de Dinamarca cambió. El último hijo deGodfred fue depuesto por una rebelióny, durante casi un siglo, el reino se des-garró en una serie de pequeños Estadosque pueden considerarse los verdaderosprotagonistas de las empresas vikingas.Una situación análoga tuvo lugar en No-ruega, donde durante los siglos IX y X,varios jefes tribales se disputaron el te-rritorio, con ventaja para los señores del

Vestfold, la región de Oslo. Menos claraes la situación política de Suecia en es-ta misma época. Parece que dos linajesse dividían el territorio: los Götar, queocupaban la zona alrededor del gran la-go Vättern, y los Svear, asentados enel área que circundaba la actual Estocol-mo y capaces de extender su autoridadhasta las islas de Oland y Gotland, en elBáltico. El señor de los Svear fue el más

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VIKINGOS, LOS GUERREROS VENIDOS DEL HIELO

Ataque vikingo a una ciudad sajona, que destaca el alto número de bajas civiles de estas razias,

según un manuscrito del siglo XII (Nueva York, Pierpoint Library).

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activo y protagonizó el gran impulso ex-pansionista hacia Finlandia y Rusia. Has-ta principios del siglo XI, sin embargo,no parece que estos grupos protosuecoslograran, ni siquiera de forma efímera,unidad política.

Por tanto, la actividad pirata de los es-

candinavos bajo semblanza de vikingossupuso la consolidación de grupos deguerreros y mercaderes que se desarro-llaron a la sombra de las nacientes mo-narquías. Al mismo tiempo, como hemosvisto, los guerreros y los mercaderes en-contraron más fácil transformarse en sa-queadores gracias a la crisis del Imperiofranco a mediados del siglo IX.

Hasta el año 830, las incursiones solíanser contenidas. Carlomagno y LudovicoPío edificaron una cadena de fuertes cos-teros a lo largo del litoral de Holanda yFlandes, pero aún faltan indicios ar-queológicos sobre estas plazas, por lo queresulta difícil conocer la eficacia de ese

plan de defensa. Sin embargo, entre 834y 839 hubo una intensificación sin pre-cedentes de los ataques vikingos, tantosobre el continente como sobre las IslasBritánicas.

Bandas noruegas, que se acercaban através de las islas Shetland y las Hébridas,atacaron sin piedad Irlanda, golpeandomortalmente a las grandes y antiguas co-

munidades monásticas de la isla. Al mis-mo tiempo, grupos de daneses asaltabantanto las costas inglesas como las fran-cesas, asolando ciudades como Londres,Hamburgo, Quentovic (en Francia noro-riental) y Dorestad (en las fuentes delRhin), hasta entonces centros de activi-dad comercial, de los que los escandina-vos eran socios relevantes.

París a hierro y fuegoA partir del año 840, las expediciones da-nesas se hicieron más destructivas, por-que los asaltantes, tras saquear las costas,empezaron a penetrar hacia el interior re-montando los ríos principales, como su-cedió en primer lugar con el Rhin, el Loi-ra y el Sena. Los anales del monasteriofranco de San Bertín refieren que el in-vierno de 845 había sido “especialmen-te duro. En el mes de marzo, 120 navesde los hombres venidos del Norte han re-montado el Sena hasta París, devastán-dolo todo. Carlos (el Calvo, rey de losfrancos occidentales) se dio cuenta deque sus hombres nunca podrían vencery aceptó un pacto, entregando 7.000 li-bras de plata y persuadiéndoles de quese fueran”. Este texto sugiere que, trasdiez años de ininterrumpidos desastres,las víctimas de las incursiones vikingas co-menzaron a desarrollar estrategias de res-puesta o, al menos, de contención. La deCarlos el Calvo resultó ser la más eficazen lo inmediato, pero también la más pe-ligrosa, porque el pago de tributos acabópor convertirse en un reclamo para otrosgrupos de atacantes. De hecho, la prác-tica llegó a ser tan común que fue bauti-zada como Danegeld, es decir “dinero pa-ra los daneses”.

Más provechosa fue la estrategia de Lo-tario, hermano de Carlos y emperador,quien, hacia 850, concedió en feudo te-rritorios costeros holandeses a jefes vi-kingos, con el compromiso de que éstosatacaran otras presas. Para terminar, elrey de Wessex (la zona meridional de In-glaterra) infligió a los vikingos una se-vera derrota naval. Durante unos diezaños, de 850 a 860, se logró alejarla pre-sión escandinava de las costas franco-británicas. Pero, como las incursiones vi-kingas eran producto de distintos gru-pos, independientes o quizá incluso ri-vales entre sí, una oleada sucedía a otray cuando, hacia el año 860, los vikingosreaparecieron, sus fuerzas parecían ha-berse multiplicado. ■

Las bandas normandas atacaban sinpiedad a Irlanda, mientras los piratasdaneses saqueaban Inglaterra y Francia

Desembarco de una flota de vikingos en las costas de Inglaterra, en el siglo IX, según un

manuscrito de la época.

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En el año 865, comienza una fuer-te oleada de incursiones vikin-gas en las costas del oeste de Eu-ropa. La ofensiva es diferente de

la anterior, no sólo porque tiene como ob-jetivo principal Inglaterra, que hasta esemomento había sido menos golpeada quea las costas del mar del Norte y de Irlan-da, sino también porque esta vez se tra-ta de verdaderas expediciones militaresque no sólo persiguen el saqueo, sino laconquista. Algo había cambiado en Dina-marca en la generación posterior al iniciode las grandes incursiones. Hacia 850, lamonarquía danesa se había fragmentadodefinitivamente en muchos señoríos, loque multiplicó el número de aventurerosdispuestos a lanzarse a operaciones arries-gadas en ultramar, que involucraron a mu-chas más embarcaciones (y, por tanto,guerreros) de las que componían las flo-tas del primer período. Así, si en los pri-meros años la media de cada grupo erade unos veinte o treinta navíos, en estaocasión nos encontramos frente a flotasde más de cien embarcaciones que, a ve-ces, alcanzaron o superaron las doscien-tas.

Una armada de dos a tres mil guerre-ros vikingos, liderada por Ivar y Halfdan,desembarcó, en 865, en la punta másoriental de Inglaterra. Los invasores en-contraron a los anglosajones de Gran Bre-taña políticamente divididos en al menoscuatro reinos –de norte a sur: Nortum-bria, Mercia, Angia Oriental y Wessex– ysin capacidad de ofrecer resistencia mi-

VIKINGOS, LOS GUERREROS VENIDOS DEL HIELO

Ruta hacia Occidente

CONQUISTALas costas de Europa occidental asistieron a finales del siglo IX a unamigración vikinga que no se detuvo en Gran Bretaña o Irlanda, puesincluso alcanzó el propio continente americano, tras establecer colonias enIslandia y Groenlandia, recuerda FEDERICO MARAZZI

Reconstruccióncon fragmentos deloriginal de unyelmo ceremonialde Sutton Hoo(Londres, MuseoBritánico).

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litar. El rey de Anglia Oriental –donde ha-bían desembarcado los daneses– logróalejar a los invasores de su reino entre-gándoles caballos. Los vikingos se diri-gieron al norte y, aprovechando la guerracivil, se adueñaron sin lucha de York, ca-pital del reino de Nortumbria, que se con-virtió a partir de entonces en el campa-mento base para las sucesivas incursio-nes que, en 869, llevaron a la conquistade Anglia Oriental, cuyo rey, san Edmun-do, murió en combate.

Acompañados de una estela de des-trucción y odio, los daneses recorrieronla isla durante diez años más, apode-rándose finalmente de toda la mitadoriental de Inglaterra, que tomó el nom-bre de Danelaw. Su penetración por elsur se vio frenada por la resistencia delrey de Wessex, Alfredo, que consiguiómantener intacto su territorio, marcan-do el límite definitivo de la expansión es-candinava en Inglaterra, a pesar de lasposteriores tentativas vikingas de con-

quista del mediodía en los últimos añosdel siglo IX. York, rebautizada Jorvik,permaneció en manos de los invasoreshasta el año 954, primero ininterrumpi-damente bajo soberanos daneses (has-ta 919) y después, de forma intermi-tente, bajo soberanos noruegos proce-dentes de Irlanda (919-944) y de Escan-dinavia (944-954).

Tráfico de esclavosIrlanda constituye el teatro de un expe-rimento muy especial en la historia de laexpansión vikinga, danesa y noruega.Desde principios del siglo VIII, la isla erameta de incursiones que, a partir de 836,se convirtieron en sistemáticas y lleva-ron a la creación de campamentos base,que eran más que simples asentamien-tos estacionales. En 841, un grupo de no-ruegos fundó en la costa oriental el cam-pamento de Dublín, que pronto adqui-rió el carácter de base permanente, tan-to que, en 853, la comunidad estaba go-bernada por un rey. Otros campamentossurgieron a lo largo de la costa en losaños siguientes y, en la actualidad, ade-más de Dublín, las principales ciudadesirlandesas (Cork, Limerick, Waterford)presumen de orígenes vikingos, princi-palmente noruegos.

A pesar de la precariedad de sus posi-ciones en la costa, los vikingos no se lan-zaron mucho hacia el interior, donde, sinembargo, penetraron repetidamente envarias etapas, a partir de 874 y entre 914y 933. Una de las razones que explicaríaeste estado de cosas es que Dublín, co-mo atestiguan los descubrimientos ar-queológicos, nacida como puerto fortifi-cado, era sobre todo un centro comer-cial, probablemente bastante activo en eltráfico de esclavos. La predominante vo-cación mercantil de Dublín podría haberrelegado a un segundo plano el deseo deexpansión territorial. Las bases vikingasirlandesas –sobre todo la de Dublín– ca-da vez estaban más involucradas en la vi-da política local, estableciendo de vez encuando pactos o fomentando conflictoscon los reinos en los que estaba dividi-da la isla.

En 1014, aliados con el rey de Leinster(Irlanda sudoriental), los vikingos de Du-blín fueron derrotados por el rey deMunster (Irlanda sudoccidental) y su en-clave, definitivamente eliminado. En ade-lante, Irlanda sólo conoció incursionespasajeras de los vikingos, quienes, du-

La Estela de Smiss (Gotlan, siglo IX) representa un combate entre dos soldados en el plano

superior y una nave vikinga, con la vela desplegada, en el inferior.

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