DIÓCESIS DE JAÉNCURSO PASTORAL 2018-2019Anunciamos el Evangelio

JAÉN EN MISIÓNENERO A OCTUBRE DE 2018

ENCUENTRO CON LOS ENFERMOSEN LAS CASAS O EL HOSPITAL

SALUDO Y PRESENTACIÓNDE LA MISIÓN PARROQUIAL

Saludamos brevemente al enfermo y, si los hay, a los que loacompañan. Si las visitas a los enfermos no las hacemos habitualmen-te en la parroquia, sino que las hemos organizado con motivo de laMisión, este saludo necesariamente será más largo. Y, si es así, laMisión podría ser la plataforma o el punto de partida para hacer de lasvisitas a los enfermos una de las actividades de la acción pastoralhabitual de la parroquia.

Después del saludo y de interesarnos por el enfermo y pos susnecesidades, contemos que todo al Iglesia de Jaén está en Misión yque nosotros en la parroquia estamos haciendo la Misión Parroquial.Explicamos en qué consiste la Misión y comunicamos todo lo que seestá haciendo. Le entregamos al enfermo la programación parroquialde la misión, la estampa y el material que tengamos para que seapartícipe de lo que está ocurriendo en la parroquia.

Recodamos que los ancianos y los enfermos, y las personas que losatienden, tienen un papel activo importantísimo en la Misión, aunqueno pueden salir de casa, ya que ellos, desde su oración y el ofreci-miento de su situación de enfermedad o ancianidad, son apoyo a loque se está realizando en la comunidad.

Dialogamos un rato sobre todo ello, y los invitamos a hacer hoyuna oración especial, la que tenemos en este folleto. Los invitamostambién a que se comprometan a orar por la Misión Parroquial duranteel tiempo que esta dure: pueden hacer la oración de la Misión que estáen la estampa que les entregamos; ofrecer el rosario, si tienencostumbre de rezarlo, por las intenciones de la Misión; tener en cuenta

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en sus rezos h abituales a los m ision eros y catequistas y a alasperson as que participaran en los en cuen tros de todos los n iveles.

ORACIÓ N :UN ID OS A LA M ISIÓ N D EN UESTRA PARROQ UIA

IN ICIO

Com en zam os h acien dola señal de la cruz.

M ON ICIÓ N D EEN TRAD A

La M isión Diocesan a n os in vita a todos los m iem bros de laparroquia a descubrir el am or de Dios a través del testim on ioquevosotros, h erm an os y h erm an as an cian os o en ferm os n os daiscotidian am en te. Vivís la en ferm edad,la debilidad,oel sufrim ien todesde la fe yos con vertís tan tas veces para n osotros en verdaderasim á gen esvivasdel am orreden torde Jesús,porque ten éisun a actitudsem ejan te a la que él tuvoen la Cruz. Vosotros sois sacram en tosvivien tes de la presen cia de Jesús en m ediode n uestropueblo.

Os agradecem os vuestra pacien cia,vuestroejem plode aguan te,y vuestra callada soledad, alim en tados por la fe. Son un tesoropreciosopara toda la com un idad parroquial. Que el Señorosben diga.

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cercan ía respetuosa ytern ura. H azte cercan ofísicam en te,peroapren de a respetarsu espacio. N osaludes m á s m elosam en te dela cuen ta.

Cuid a las p reg untas.Usa pregun tas «llave» para provocar eldiá logosobre lorealm en te im portan te. Que tus pregun tas seanabiertas,n om orbosas n iin vasivas,que puedan in com odar a laperson a que está s visitan do. N oh agas que se sien ta in terrogadaporti. Cuan doveasque es n ecesario,aun que la visita se reduzca,pegun ta:«¿Quieres que te deje descan saroprefieres com pañía?

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ha solicitado hablar con una persona es distinto de aquel con el que serealiza la visita porque los familiares o amigos tienen esa costumbre,sin consultar sobre su oportunidad. La nobleza de las motivacionesestará relacionada con la centralidad y protagonismo de la personavisitada y la oportunidad del momento.

Bueno, aquí van, enunciadas muy brevemente, algunas claves. Presencia plena y consciente. Estáte presente realmente, con

todos los sentidos, cuando visitas al enfermo o anciano. Olvidatede todos los demás asuntos y preocupaciones: no dejes que tumente se vaya a otro lado si tu cuerpo está en la casa del enfermo.

Céntrate en la persona que tienes delante. Esta persona es laprotagonista, no tú. No la consideres solo destinataria de tuscuidados o atención. Ayúdale a que ella sea protagonista en latoma de sus decisiones. Haz por ella todo lo necesario, pero nohagas nada sin ella.

Escucha, escucha y escucha. Muéstrale al enfermo o anciano, contu mirada o con tus gestos, que te interesa lo que dice. No lointerrumpas, no moralices, no le digas que lo que te está contandoya lo sabes: él necesita contártelo.

Respeta y aprovecha el silencio. Sé capaz de decir: «No sé quédecirte, pero estoy contigo». Si hablas, asegúrate de que lo quedices es mejor que estar callado. No llenes todo el tiempo conpalabras que al enfermo no le interesan. No lo acoses diciéndolecosas como «Pero dime algo, que no me dices nada».

Usa bien la palabra. Usa un tono sencillo, natural, sin tópicos, sinaltanería, el mismo que usarías si la persona que tienes delante noestuviera enferma o débil por la ancianidad. No pongas tonoinfantil; tampoco paternalista. Habla sinceramente,conelcorazón.

Usa el poder del contacto físico. Muestra, con tus gestos,

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ESCUCHAMOS LA PALABRA DE DIOS

De la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,24-25; 4,2-6).

Queridos hermanos:Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo

en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de sucuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado servidor.

Sed constantes en la oración; que ella os mantenga en vela, dandogracias a Dios. Orad al mismo tiempo por nosotros, para que el Señornos dé ocasión de predicar, y de exponer el misterio de Cristo —por elcual estoy en la cárcel—. Pedid que lo exponga como es debido. Conlos de fuera, proceded con tacto, aprovechando las ocasiones. Vuestraconversación sea siempre agradable, con su pizca de sal, sabiendocómo tratar a cada uno.

¡Palabra de Dios!

Se puede hacer una breve reflexión sobre el texto de la Palabra de Diosque se ha proclamado. Después leemos este fragmento de laexhortación apostólica Gaudete et exsultate (7;75-76):

Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a lospadres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres ymujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, enlas religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia paraseguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa esmuchas veces la santidad «de la puerta de al lado», de aquellos que

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viven cerca de n osotrosyson un reflejode la presen cia de Dios,o,parausarotra expresión ,«la clase m edia de la san tidad» .

«Felices losque lloran ,porque ellosserá n con solados» El m un don ospropon e locon trario:el en treten im ien to,el disfrute,la distracción ,la diversión , y n os dice que eso es lo que h ace buen a la vida. Elm un dan o ign ora, m ira h acia otra parte cuan do h ay problem as deen ferm edad ode dolor en la fam ilia oa su alrededor. El m un don oquiere llorar:prefiere ign orar las situacion es dolorosas, cubrirlas,escon derlas. Se gastan m uch asen ergíasporescaparde lascircun stan -cias don de se h ace presen te el sufrim ien to,creyen doque es posibledisim ularla realidad,don de n un ca,n un ca,puede faltarla cruz.

La person a que ve lascosascom oson realm en te,se deja traspasarporel doloryllora en su corazón ,escapaz de tocarlasprofun didadesde la vida yde ser autén ticam en te feliz. Esa person a es con solada,perocon el con suelode Jesús y n o con el del m un do. A sípuedeatreverse a com partir el sufrim ien to ajen o y deja de h uir de lassituacion es dolorosas. De ese m odo en cuen tra que la vida tien esen tidosocorrien doal otroen su dolor,com pren dien dola an gustiaajen a,alivian doa losdem á s. Esa person a sien te que el otroescarn e desu carn e,n otem e acercarse h asta tocarsu h erida,se com padece h astaexperim en tar que las distan cias se borran . A síes posible acogeraquella exh ortación de san Pablo:«Llorad con los que lloran » (Rm1 2,1 5) .

Saberllorarcon los dem á s,estoes san tidad.

PRECES

In voquem osa Diosn uestroPadre,que n os am ó h asta el extrem oen su H ijo,yporin tercesión de M aría,la m adre de Jesús,presen tem os

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an h elos...) ylo"m asticarem os jun tos"» . Sí,m uym etafórico. Perom uysugeren te:ven gopara ti. Tú eres el protagon ista. Cam in em os jun tosal son de tu ritm o, con la sin fon ía que h aya que tocar según tupartitura.

Porque, en efecto, en la experien cia del sufrim ien to, com odefen día san A gustín , para las person as existen dos m an eras depercibirel tiem po:el tiem poobjetivo(un a h ora) yel tiem posubjetivo(la viven cia de un a h ora) . Porlogen eral,para el en ferm o,la percepcióndel pasodel tiem poes len ta ypesada cuan dose sufre — un a h ora desufrim ien toes etern a— ,m ien tras que en casocon trario,cuan doseestá bien parece que los relojes vuelan .

Poreson oh abrá clavesm á sim portan tesque la cen tralidad de laperson a del en ferm o,la escuch a activa,el usosaludable del con tactofísico,el pruden te usode la palabra y la gestión m oderada de laspregun tas. En ocasion es será n ecesarioapren derfun dam en talm en tea estaren silen cio,peroestar. En otras,la visita podrá con sistiren un«apren dera n oestar» ,yen otras,lom ejorque podrem os h acerserásen cillam en te com partir algun as actividades de en treten im ien toyocioque distraigan a la person a del riesgode cen trarse soloen laexperien cia n egativa porla que está atravesan do.

Un a de las claves previas a la visita al en ferm oes la claridad yn obleza de lasm otivacion es. Lasrazon esque con ducen a un a person aa la cabecera del en ferm opueden serm uydiversas. Para algun os,lavisita a losen ferm osform a parte de la rutin a del trabajo;para otrossetrata de satisfacerla obligación del vín culofam iliar;otrosloh acen porform alidad ycum plim ien too— digam os— porsen tidode solidaridad(que adm ite m uch osgrados);yh ayotrosque h an sidollam adosporelm ism opacien te oporel person al de asisten cia. Lógicam en te,cadasituación crea expectativasdistin tase in cide en el espíritu de la visita.Porejem plo,el estadode á n im ocon el que se visita a un pacien te que

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CLAVES PARA LA VISITA AL ENFERMO O ANCIANO

Buscar claves para la visita al enfermo es algo así como preguntar-se cómo entrar por la puerta adecuada al mundo del otro sin molestar,generando confort, siendo efectivamente una ayuda. En este brevefolleto no podemos extendernos en la exposición de este tema, perosirva esta breve reflexión para recordar a los que ya visitáis a losenfermos algo que ya sabéis y que habéis tratado en más profundidadmuchas veces, pero que tendemos a perder de vista. Y a los que conmotivo de la Misión Diocesana habéis comenzado esta práctica en laparroquia os sirva para daros cuenta de que el ejercicio de estehermoso y difícil ministerio exige una sólida formación y preparaciónhumana y espiritual, que tendréis que propiciar de alguna manera.

Parafraseando la llamada regla de oro del Evangelio (ver Mateo7,12), tendríamos que decir que solo hay una regla para comunicarsecon los enfermos, que es responder con afecto y respeto, claridad ydignidad al contacto físico y al acompañamiento humano, comonos gustaría que otras personas lo hicieran con nosotros. Alguien,quizás, se atreverían a matizar y diría que, en realidad, la regla de orono es la que invita a tratar a los demás como nos gustaría que nostratasen a nosotros, sino como les gustaría a ellos ser tratados, esdecir, centrarse en la persona del destinatario de la visita.

Una visita al enfermo debería estar impregnada de un plantea-miento que se podría formular así en la mente del visitante (no en suspalabras): «Vengo a acompañarte». Atendiendo al origen etimológicoa la palabra «compañero» (cum-panis, que significa «comer panjuntos»), de donde procede «acompañar», sería algo así como pensar:«Al visitar, voy a "sentarme a la mesa de la realidad" (el pan: susnecesidades, sus sentimientos, sus valores, sus posibilidades, sus

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nuestras intenciones y las de todo el mundo. Por nuestro mundo, marcado por el sufrimiento en multitud de

formas, para que el Dios de las misericordias, lo sane y lo bendigacon su Espíritu de Amor. Oremos.

Por la Iglesia, para que en los avatares del mundo siembre el amordel Padre; para que sea siempre Iglesia samaritana, haciéndosepresente entre los más pobres y enfermos, curando y consolando.Oremos.

Por nuestra Diócesis de Jaén; por todas las parroquia que realizanla Misión Diocesana: y, en especial, por nuestra parroquia, para quelos visitadores, anfitriones, misioneros y catequistas sientan lafuerza del Espíritu que los acompaña y alienta para hacer la tareaencomendada. Oremos.

Por los que rigen los destinos de las naciones, y, en concreto, porlos que dirigen nuestro pueblo (ciudad); para que, iluminados porel Espíritu del Consuelo, pongan siempre en el centro de suspolíticas a los enfermos, a los ancianos, a los débiles y a los quesufren. Oremos.

Por todos los enfermos de nuestra comunidad parroquial, para quesientan la presencia del Señor a través del encuentro con buenossamaritanos que les hagan sentir su ternura y su misericordia.Oremos.

Por N., a quien estamos visitando hoy; para que el Señor le hagadarse cuenta de lo importante y necesaria que es su oración, paraque la Misión Parroquial prospere y dé fruto abundante. Oremos.

Por las familias de los enfermos; los profesionales de la salud y losvoluntarios; por todos aquellos que los atienden y cuidan, para quesepan hacerlo con el espíritu de Cristo, Buen Samaritano. Oremos.

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Por nuestra comunidad parroquial, para que tenga siempre ojosatentos y corazón sensible a las necesidades de quienes sufre, y sedeje evangelizar también por ellos. Oremos.

Concluimos nuestras súplicas repitiendo las palabras que CristoJesús nos enseño:

Padre nuestro...

O RACIÓN CO NCLUSIVA

Escucha, Señor, nuestra oración, y ayúdanos a llevar al mundo elamor misericordioso que de ti hemos recibido. Por Jesucristo, nuestroSeñor. Amén.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vidaeterna. Amén.

O RACIÓN D E LA M ISIÓN

Se concluye la visita rezando todos juntos la oración de la Misión.Invitamos al enfermo o anciano a que siga rezándola cada día.

Señor Jesús, Maestro bueno,queremos ser tus discípulos misioneros.Por eso te pedimos que renueves en nosotrosla gracia del Bautismoy fortalezcas nuestra fe y caridad en la Eucaristía.

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Muéstranos el rostro misericordioso del Padre,y haz crecer en nuestros corazonesla alegría del Evangelio.Haznos, por tu Espíritu,activos animadores de la Misión Diocesana,en la que nos proponemos ofrecer a todosel mensaje gozoso del Evangelio,el amor entrañable del Padrey la certeza salvífica de tu presencia.Realiza en nuestra Diócesis de Jaénun nuevo Pentecostés,en el que, unidos en la oración con María, tu madre,se repitan en cada una de nuestras comunidades,las maravillas de los comienzosde la predicación apostólica.Amén.

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