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apuntes de teologia moral, ética

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  • CESBA 2 Teologa Curso 2012 ISET y Prof. Cc. Sgdas. TEOLOGA MORAL FUNDAMENTAL Prof. Juan Fco. Toms sdb

    1 Unidad 1 APUNTES Introduccin a la Teologa Moral

    Unidad 1 INTRODUCCIN A LA TEOLOGA MORAL

    1. Ubicando la Moral Fundamental en el rbol de la Teologa

    Una dosis de riesgo y osada, de optimismo e ilusin

    La teologa nace como fruto de un dilogo:

    Mediante la Encarnacin, Dios sale al encuentro del hombre en la persona de Jesucristo.

    El hombre en bsqueda de su propia felicidad descubre al Otro absolutamente trascendente y desde l se encuentra con los otros, sus hermanos.

    As la teologa nace como la reflexin sistemtica sobre el mensaje de Jess el Cristo.

    No encontrarn dificultad las primeras comunidades cristianas y los padres de los primeros

    siglos para exponer en forma unitaria la moral y la fe de los creyentes. De la experiencia de fe

    encarnada surge la experiencia moral vivida: unidad fundamental de FeVida, EvangelioVida.

    Varios siglos despus, la Escolstica estructurar y sistematizar la Teologa manteniendo

    esta visin unitaria de fe y moral. Posteriormente al Concilio de Trento, hacia fines del S.

    XVI, la Teologa Moral inicia un proceso de separacin del resto de la Teologa en el

    momento en que sta se subdivida en terica y prctica. A partir del S. XIX se concentra la

    atencin en un camino de renovacin de la Teologa Moral intentando una mayor vinculacin

    con el resto de la Teologa, sin dejar su ocupacin fundamental por la orientacin en las

    circunstancias concretas de la vida. El Vaticano II recoger esta inquietud renovadora y la

    impulsar en su dinmica en el marco de la renovacin de los estudios teolgicos. Como

    signo-fruto de esta nueva situacin surge la Teologa Moral Fundamental.

    La Teologa Moral Fundamental se presenta como el primer escaln no sus cimientos sobre el cual comenzar a construir el edificio de la tica cristiana. Toda tica trata del

    comportamiento humano libre y responsable y busca ofrecer criterios que puedan orientar

    positivamente las decisiones libres de la persona humana en busca de la realizacin del bien

    moral. El sello de la tica cristiana est dado por una concepcin antropolgica creacionista y

    encarnacionista: una visin del hombre (varn mujer) creado a imagen y semejanza de Dios (Gn 1,27), salvado y redimido por Cristo. Una reflexin tico-teolgica sobre la experiencia moral vivida en la fe evanglica: encuentro personal con Jess el Mesas, el

    Seor, que orienta a descubrir el sentido de la vida, del origen y de la finalidad del vivir

    humano y del mundo, que el creyente recibe como don de Dios. He aqu los cimientos del

    edificio moral.

    No se trata de una experiencia de fe ornamental, sino una experiencia que afecta al

    significado global de la vida y a cada uno de los momentos singulares de la existencia

    humana. Es el encuentro personal entre el Yo-Soy y el m-ac: Jess y su Evangelio que transforman mi vida total personal. El encuentro personal con Jess a travs de la rumia de su

    Evangelio y de la experiencia de fe de la comunidad eclesial crea en la persona una nueva

    manera de ver la realidad y de interpretarla.

    Por ello la formacin moral del cristiano no se adquiere slo a travs del estudio de

    determinados contenidos sino de un acontecimiento personal: experiencia de encuentro con el

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    2 Unidad 1 APUNTES Introduccin a la Teologa Moral

    Seor y su Evangelio vivido en el seno de la comunidad cristiana, traducida en experiencia de

    vida, de testimonio de otras personas creyentes y de vivencia de unos valores evanglicos.

    De all el sentido de la Teologa Moral Fundamental: orientarpresentarindicar a la persona unos criterios que brotan del Evangelio y de la experiencia moral vivida por los creyentes y

    que permiten descubrir la dignidad de la persona humana llamada no forzada por Dios a ser feliz. Es all donde se juega la respuesta personal en orden a la orientacin del propio proyecto

    de vida en el marco de una opcin fundamental libre y responsable.

    He aqu el primero de los grandes desafos: presentar una moral al mundo de hoy tiene una dosis de riesgo y osada, que slo puede superarse con la proporcin correspondiente de

    optimismo e ilusin1.

    2. La tarea actual de una moral fundamental: dificultades e itinerario posible2

    Tradicionalmente, la Moral General:

    principios y nociones fundamentales que luego habran de aplicarse en los diversos campos de la moral especial

    criterios bsicos para la valoracin de la conducta humana y cristiana

    eje principal: fin ltimo actos humanos ley conciencia pecado virtudes

    Hoy, la Moral Fundamental:

    Prdida de esta uniformidad Diversidad y hasta contrariedad de exposicin moral

    Pluralidad lcita y aceptable: riqueza que orienta una visin de conjunto y ofrece nuevos puntos de reflexin

    Rechazo generalizado de la moral desde muchas perspectivas. Necesidad de explicitar ms el por qu que el cmo: justificacin convincente (o al

    menos razonable) del por qu de una opcin entre otras opciones posibles.

    Los valores ticos son humanos, y porque son humanos son evanglicos. Fundamentacin como objetivo irrenunciable para que los valores ticos seduzcan y

    comprometan.

    Desafo de no-renunciar como creyentes a la dimensin espiritual de nuestra conducta:

    La revelacin de Dios y el evangelio de Jess no son datos marginales o secundarios de la tica cristiana. La necesidad, por tanto, de armonizar ambas dimensiones la humana y la religiosa se impone como una exigencia ineludible para que la moral no pierda su carcter sobrenatural, trascendente, revelado, con toda la riqueza y profundidad que nos viene de la fe, y para que, al mismo tiempo, sus contenidos ticos se hagan comprensibles y razonables. Si hay que estar dispuestos siempre a dar razn de vuestra esperanza a todo el que os pida una explicacin (1Pe 3,15), con mayor motivo an tenemos que estar preparados para justificar una determinada conducta que, si es vlida y buena para la persona, no puede serlo simplemente por el hecho de estar mandada.

    3

    Todo hombre, por el slo hecho de ser hombre, es un ser tico por naturaleza. Pero es aqu

    donde surge un nuevo desafo: no estamos hechos, sino que nos vamos haciendo; segn

    1 LPEZ AZPITARTE E., Fundamentacin de la tica cristiana, San Pablo, Madrid, 1990, p. 5.

    2 Cf. Ibd., pp. 5-10.

    3 Cf. Ibd., p. 7.

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    3 Unidad 1 APUNTES Introduccin a la Teologa Moral

    Enrique Fabbri, nacemos biolgicamente prematuros4. En este ir hacindonos aparece la

    moral como el estilo de vida que cada uno le da a su propia existencia en coherencia con su

    proyecto de vida. De ah que la moral se impone por nuestra propia estructura antropolgica:

    El hombre tiene que actuar, (1)

    pero el modo cmo concretamente acta no le es indiferente (2)

    (1) El hombre tiene que actuar:

    El hombre es un ser limitado; y entre ser limitado y obrar hay una conexin necesaria: el hombre por el solo hecho de ser no es todo lo que puede ser. Perfecto

    es lo acabado, lo hecho en sentido terminal; el hombre no posee la perfeccin que

    le corresponde a su esencia por el slo existir.

    El hombre est obligado a obrar-actuar libremente. Su obrar no puede evitar la toma de decisiones. La decisin va acompaando al hombre en cada acto

    particular, en cada situacin concreta. La operacin sigue al ser: cada cosa obra

    segn lo que es. Por eso el hombre tiene que obrar humanamente, es decir, obrar

    racionalmente, lo cual implica un conocimiento y un apetito universal del bien que

    debe concretizarse en bienes concretos.

    El hombre debe obrar y lo debe hacer libremente. Pero el hombre, necesariamente, no hace recto uso de la libertad. Aqu entra la segunda parte de la afirmacin:

    (2) pero el modo cmo concretamente acta no le es indiferente:

    No cualquier obrar es perfectivo del ser humano. He aqu que el obrar sea encarnado por una norma, y, por lo tanto, el hombre debe adjuntar su obrar a una

    moral prctica.

    El hombre puede fijarse libremente su destino, pero esto puede ser contrario a su naturaleza, por eso es necesario encauzar la libertad del hombre.

    La relacin entre naturaleza y su finalidad propia es el orden natural. El hombre tiene una naturaleza o esencia propia que le es dada. Su fin tambin es algo dado,

    pero ese fin no es alcanzado necesariamente, sino libremente.

    En nuestra concepcin, el hombre no es fruto de un mero acto de reproduccin, sino de un acto de pro-creacin. Detrs de este concepto (procreacin) se esconde

    la certeza de la trascendencia humana. El hombre, en cuanto ser pro-creado, est

    orientado hacia un orden natural que debe ser asumido libremente, pero necesita

    de un auxilio para no errar. Ese auxilio es el orden moral. El punto de partida del

    orden moral est en el principio de su naturaleza y de su fin dados.

    De ah que el tema moral es de los actos humanos en orden a su finalidad: cmo hacer que la naturaleza del hombre alcance el fin dado. Es decir, que el hombre

    llegue a ser lo que puede ser con lo que es.

    Nos referimos a una tica verdaderamente humana.5 Es Joseph Fuchs uno de los telogos

    morales post-conciliares en afirmar con mayor claridad la categora del humanum como

    comn a todas las ticas, sean cristianas o no. Para Fuchs no existiran propiamente normas

    4 Cf. El hombre es el nico mamfero que nace como un mono desnudo y tiene que terminar como una persona vestida (MORRIS D., cit. por FABBRI E., en Alegra y trabajo de hacerse hombre. Ser persona, Guadalupe, Buenos Aires, 1992, p. 19.

    Recomiendo la lectura de esta pequea obra de E. Fabbri. 5 Nota importante a los alumnos: este prrafo que se refiere a J. Fuchs est extractado directamente de mi tesis

    doctoral. PIDO ENCARECIDAMENTE no difundir por ningn medio escrito o verbal lo dicho aqu, dado que no se puede publicar ningn contenido de tesis doctoral hasta tanto no se haya realizado la defensa de la misma. Por ese motivo est en azul, lo envo por mail solamente a ustedes y no ser subido a la web. Por ahora es para lectura exclusiva de ustedes.

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    4 Unidad 1 APUNTES Introduccin a la Teologa Moral

    morales cristianas que objetiva y esencialmente sean diversas a las que corresponden a todo

    hombre creado a imagen de Dios. Es as que se puede hablar de una tica cristiana siempre y

    cuando esa tica sea una verdaderamente humana. Segn Fuchs, la moralidad cristiana est

    caracterizada no tanto por una eticidad diversa a la generalidad de la eticidad humana, sino

    por dos aspectos: por un lado la intencionalidad cristiana y por otro los contenidos

    categoriales. La imitacin de Cristo de la que habla Fuchs permea cada uno de los

    comportamientos de la vida cristiana y tambin su reflexin tica; no se trata de

    comportamientos y reflexiones distantes ni diversas a los autnticamente humanos, sino que,

    desde una antropologa trascendental, es la aceptacin de Jesucristo y su seguimiento lo que

    marca la intencionalidad del creyente, transformndola, precisamente, en intencionalidad

    cristiana en su pensar y actuar tico. Desde la intencionalidad cristiana, surge el aspecto de

    los contenidos categoriales, en el sentido de la antropologa trascendental, que en concreto

    dan un carcter especfico al comportamiento cristiano del creyente en su vida.

    Intencionalidad cristiana y contenidos categoriales hacen que la moral cristiana sea vivida

    como tal por ser propia y esencialmente humana. Es as que el christianum propio del

    cristiano, en su intencionalidad, puede influenciar sobre el comportamiento particular

    mediante contenidos categoriales que orientan algunas caractersticas especficas de la vida

    del creyente que, sabindose salvado por el Dios de Jesucristo, posee una motivacin cristiana

    cuyo origen est en la propia intencionalidad y que se traduce, desde el sentido trascendental

    y salvfico, tambin en un estilo de vida religiosa y cultual. En otras palabras, el

    comportamiento cristiano ser tal por ser profundamente humano.6 En el contexto de la

    Revelacin, la Tradicin y el Magisterio Eclesial, ante situaciones y casos concretos (sin caer

    en un situacionismo tico) puede iluminar un cambio terminolgico en el uso de verbos que se

    empleen en cuestiones de moral, tales como percibir, comprender, profundizar, describir,

    ilustrar, orientar no determinar ni imponer normas como si fuesen de fe definida, y muy atentos, incluso, al sensus fidelium.

    7

    Teniendo en cuenta la reflexin de J. Fuchs, se propone un itinerario tico-cristiano posible

    ante los numerosos cuestionamientos socio-culturales que se plantean hoy al quehacer

    teolgico moral:

    1 Presentar una suerte de acercamiento a la pregunta moral: desde el anlisis de la crisis moral en el marco de la crisis global actual, observando sin desanimarnos los desafos contemporneos que requieren la

    respuesta urgente de una moral convincente,

    descubrir el ethos bblico (AT y NT) que an hoy contina planteando interrogantes al moralista,

    y desde una visin histrica aproximarnos al camino de la tica teolgica contempornea en respuesta a la renovacin propuesta por el Vaticano II.

    2 Analizar la estructura y los fundamentos teologales y categoriales de la tica cristiana:

    partiendo de los fundamentos teologales, en un intento de relacin entre tica de la virtud que oriente la tica de actitudes,

    abordar el comportamiento humano consciente, libre y responsable, cuyo pedagogo es la ley incluso la Ley Natural, en proyeccin de opcin fundamental que autodetermina el propio proyecto de vida.

    6 Il cristiano e lumanista sono quindi, a ben guardare, sullo stesso piano riguardo alla determinazione morale del nostro comportamento concreto. Entrambi devono cercare di comprendere il fenomeno uomo, per scoprire alla luce di una epistemologa tica quale il giusto comportamento adeguato alla dignit della sua condizione humana, e che sia tale nei singoli casi concreti. (FUCHS J., Sussidi 1980 per lo studio della Teologia Morale Fondamentale, Pontificia Universit Gregoriana, Roma 1980, p. 216-217)

    7 Cf. FUCHS J., 14 Esiste una morale propriamente cristiana, en FUCHS J., Sussidi 1980, pp. 203-224.

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    Sobre esta estructura y fundamentos se presenta la accin, la experiencia y la respuesta moral.

    3 Orientar el desafo de descubrir y abrazar una tica de la solidaridad: Entendiendo que la solidaridad no es un lindo slogan, sino un desafo

    contemporneo al creyente, y al creyente latinoamericano,

    y para que la opcin por los pobres y por los jvenes no quede slo en papeles: creemos que el mejor camino para lograr la Cultura de la Vida es educar en la

    Cultura de la Solidaridad.

    Para ello, la moral de discernimiento ofrece todo un proceso y una metodologa que parte del encuentro personal con Cristo para orientarnos en la

    mstica de la accin transformadora y solidaria.

    3. La crisis moral en el marco de la crisis global

    Antes de lanzarnos al maravilloso mundo de la tica teolgica, necesitamos situarnos dentro

    de la sociedad actual para descubrir y ubicar los interrogantes claves que se plantean en

    nuestros tiempos. De no ser as, corremos serios riesgos de irresponsabilidad e irrelevancia

    para con nosotros mismos, para con nuestros contemporneos y para con el mismo mensaje

    evanglico, haciendo carecer al discurso tico de todo significado vital para el hombre8

    moderno. Abordamos, pues, el dilema que se plantea en trminos de crisis: dentro del marco

    de la crisis global intentamos ubicar la crisis moral.

    Globalizacin de la crisis...

    Es comn a la persona humana atravesar etapas de crisis. Basta analizar, por ejemplo, la

    situacin del adolescente9: un ser humano en crisis; la novedad que aparece reflejada en el

    descubrimiento de su nuevo cuerpo, la prdida del nio infantil y de los padres de la infancia,

    la apertura al nuevo entorno que rodea su mundo, la bsqueda frentica de una personalidad

    an no desarrollada, producen en l cambios interiores y profundos que generan quiebres y

    continuas desestabilizaciones y le presentan el desafo de comenzar a discernir su propia vida

    para salir bien de la crisis y lograr ser la persona adulta que est llamado a ser.

    Pero hoy no se habla slo de crisis personal, sino tambin y fundamentalmente de crisis

    global que incluye estructuras, ideologas y cosmovisiones. As refleja Tony Mifsud esta

    nueva situacin globalizada:

    La industrializacin ha cambiado las costumbres del ser humano, creando los grandes metrpolis y el xodo masivo hacia las ciudades que progresivamente han adquirido un doble rostro: el asalariado y el cesante, el barrio rico y la periferia marginada.

    Las instituciones ms tradicionales de la sociedad estn bajo sospecha y son constantemente cuestionados (la poltica, el matrimonio, la misma Iglesia, ...).

    Los avances de la tecnologa han permitido una mayor planificacin del futuro de la humanidad, aunque son slo unos pocos los que gozan de los beneficios de la tecnologa avanzada.

    Las ideologas tradicionales y clsicas ya no explican suficiente y satisfactoriamente el fenmeno del tejido social, con el resultado de la

    8 Vale aclarar que, generalmente, siempre que hablemos de hombre lo haremos en sentido genrico: hombre-varn, hombre-mujer. No entramos por ahora en la discusin filosfica y teolgica sobre la categora de gnero.

    9 Cf. ABERASTURY A. KNOBEL M., La adolescencia normal. Un enfoque psicoanaltico, Paids, 1997. Cf. extraccin sobre el sndrome de la adolescencia normal: ([en lnea] < http://www.adolescenza.org/armida.pdf > [consulta: 6 abril, 2012]) Respecto a citaciones de pginas web: en esta nota, resalto en negrita y fondo verde (a modo de ejemplo) la forma correcta

    para citar una pgina web; obsrvese que se incluyen parntesis, corchetes, signos de puntuacin, palabras y fecha.

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    bsqueda de un nuevo paradigma capaz de explicar la realidad social o una total apata frente a ella.

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    La gran pregunta es:

    asistimos a una poca de cambios o a un cambio de poca?

    Los profundos y acelerados cambios que caracterizan nuestro mundo vertiginosamente

    confundido, no deben asustarnos sino ms bien alentardesafiando al compromiso tico: partir de la urgencia de reflexin sobre la globalizacin de nuestro mundo en crisis para

    discernir cul puede ser la propuesta moral como respuesta al hombre contemporneo desde

    una visin de fe cristiana. Para ello nos remitimos a la reflexin de Juan E. Vecchi.11

    El texto nos sita ante una nueva pregunta: cul es la raz tica de la crisis econmica?

    Desde una visin realista, podemos advertir que existe un divorcio en la actualidad entre el

    ideal de felicidad y la realidad concreta. La profunda crisis de seguridad y de felicidad que

    caracteriza nuestra sociedad queda reflejada en su indicador ms cualificado: la crisis

    econmica que de manera insegura atraviesa nuestra historia. Los costos humanos de las crisis econmicas tienen alto precio: el hambre, la pobreza y el desempleo. La crisis

    econmica arrastra consigo una crisis moral en la cual existen una raz tica que explica el

    actual desequilibrio econmico, una concomitancia tica en cuanto que a la degradacin

    econmica acompaa una degradacin de orden moral, y una consecuencia tica la crisis econmica propie dicte que genera a su vez contravalores morales. Esta crisis econmica lleva al quiebre de la solidaridad humana; slo se podr salir de ella mediante la

    reconstruccin de la misma solidaridad.12

    Ahora, nuestra pregunta es: se puede hablar de crisis moral sin mencionar la crisis global?,

    existe correlacin entre ambas?, qu hacer y cmo salir de la crisis?... o es un camino sin

    regreso?

    La crisis moral en el marco de la crisis global... Hoy asistimos a enormes transformaciones sociales, econmicas, polticas, culturales,

    religiosas... Todo cambio aparece como novedad, y la novedad produce crisis. Entendemos

    por crisis una situacin generada ante la novedad, capaz de generar inquietudes, interrogantes,

    quiebres interiores y exteriores y que requiere un sano discernimiento para no dejarnos

    amedrentar y, por el contrario, ir en bsqueda de soluciones que ayuden a asumir la propia

    situacin y producir respuestas positivas.

    Tomando los conceptos de mundializacin y globalizacin que en el texto analizado presenta Vecchi J., podemos decir que asistimos a una poca de crisis globalizada o mundializada. La crisis global actual posee dos caractersticas fundamentales: la aceleracin y

    los cambios interiores y antropolgicos. Hoy ms que nunca vivimos en la era de la

    aceleracin; todo es rpido; todo pasa en un abrir y cerrar de ojos; todo se da al instante y al

    mismo instante podemos ser testigos de todo. La tecnologa, la informtica, la telemtica y los

    mass-media nos sumergen permanentemente en este mecanismo de aceleracin vertiginosa.

    Es en el marco de la crisis global donde ubicamos la crisis moral.

    Por otra parte, junto a la aceleracin, surgen inevitablemente cambios profundos en el ser

    humano. El hombre desde que es hombre siempre se ha cuestionado y se contina

    10

    MIFSUD T., Moral Fundamental. El discernimiento cristiano, CELAM, Colombia, 1966. Pg. 95-96. 11

    Cf. VECCHI J., Globalizacin. Encrucijada de la caridad educativa, EDB, Buenos Aires, 2002. Remito a la ficha anexa a este

    captulo segn archivo: U1 Ficha de Autor Jvecchi-CrisisGlobal. Juan Edmundo Vecchi, argentino, nacido en Viedma (1931), fallecido en Roma (2002) fue salesiano sacerdote, Rector Mayor de la Congregacin Salesiana (1996-2002).

    12 Cf. VIDAL Marciano, Moral Social (Moral de actitudes-III), PS Editorial, Madrid, 1991

    7, pp. 451-466.

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    7 Unidad 1 APUNTES Introduccin a la Teologa Moral

    cuestionando sobre el origen de su existencia, sobre el sentido de su vida y su destino final. La

    pregunta surge con mayor fuerza cuando el hombre vive en una situacin de continuos

    cambios interiores y antropolgicos; cambios generados en el propio individuo; cambios

    generados en el seno de la comunidad humana a la que pertenece. Pareciera hoy que nada es

    para siempre y todo es por poco tiempo. Lo que ha servido como meta iluminativa para

    nuestros padres, hoy tal vez no lo sea para nosotros. La msica que escuchaban los egresados

    del ao pasado, ser algo viejo y pasado de moda para los egresados del prximo ao. Los

    gustos nuestros, no sern los mismos de nuestros hijos. Estos cambios interiores y

    antropolgicos quedan plasmados en las expresiones culturales, folklricas, sociales, etc.; es

    decir, se dan all donde hay un ser-humano-en-sociedad.

    Podramos decir que asistimos ms que a una poca de cambios, a un cambio de poca.

    Hablando de moral, podemos afirmar que ms que a una poca de cambios morales, estamos

    ante un cambio de poca en cuestiones de moral. Y de esto slo somos testigos nosotros. El

    futuro nos ver como historia. Nosotros somos el presente de estos cambios y hemos de

    afrontar la situacin con realismo y responsabilidad.

    El mundo global est en crisis, y dentro de l la moral est en crisis. Ahora bien, la pregunta

    clave es:

    qu hacer con la crisis ?

    Ante todo, como hemos indicado, la crisis surge ante algo que se nos plantea como novedad.

    La novedad desestabiliza, nos cuestiona, nos interpela. Se requiere, en primer lugar, realizar

    un buen diagnstico de la crisis. Hecho el diagnstico, ste nos permitir realizar una

    autntica motivacin de normas y no hay que temer a esta palabra. La motivacin nos sita ante los valores que estn en juego; justamente a partir de un valor es a partir de dnde se

    establece un principio moral: el para qu de las cosas.

    Pero hablbamos de la novedad como generadora de crisis. Precisamente es la novedad la que

    produce un quiebre. As, por ejemplo, la novedad que nos presenta el fenmeno de la

    globalizacin en su concepto econmico ms acabado, produce un quiebre en la sociedad y en

    los individuos: qu hacer ante un mundo globalizado dnde slo el 20% de los seres

    humanos manejan los bienes y recursos del 80% del resto de la poblacin mundial?; qu

    hacer ante la brecha cada vez ms marcada entre ricos y pobres, entre el Norte y el Sur? El

    quiebre que emerge de la novedad requiere una respuesta.

    Hay dos maneras de responder a este quiebre: negar la novedad o saber discernir. Negando la

    novedad, nos sacamos de encima el problema; ya no nos preocupa el quiebre y hasta pareciera

    superada la crisis. En realidad, la negacin de la novedad slo produce en nosotros vaco e

    insatisfaccin, cuando no sentimiento de frustracin y fracaso.

    El camino cierto, ms difcil y tal vez inseguro, pero que nos eleva como personas ticas

    maduras, libres y responsables, consiste, en cambio, en el saber discernir ante el quiebre que

    produce la novedad. Se trata de distinguir entre lo positivo y lo negativo. Si realizado un

    discernimiento correcto, logramos quedarnos con lo positivo y descartar lo negativo, entonces

    estamos en camino de resolucin de la crisis. La crisis, de por s, no es ni buena ni mala; es

    simplemente crisis; podramos decir que no tiene moralidad. Lo que es bueno o malo, lo que

    es evaluable moralmente, son las opciones y el camino emprendido y realizado desde la virtud

    tica mediante nuestros actos y actitudes una vez hecho el discernimiento en pro de superar la

    crisis. Y lo importante... salir bien de la crisis, y slo se sale bien cuando se asume la propia

    situacin. Es ste un principio fundamental de salud fsica, psquica y espiritual.

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    8 Unidad 1 APUNTES Introduccin a la Teologa Moral

    Dentro de este mundo en crisis, nos encontramos con el hombre light una vida sin valores?. Enrique Rojas caracteriza el perfil psicolgico del hombre light:

    Estamos asistiendo al final de una civilizacin, y podemos decir que sta se cierra con la cada en bloque de los sistemas totalitarios en los pases del Este de Europa. An quedan reductos sin desmantelar, en esa misma lnea poltica e ideolgica, aunque por otra parte se anuncian nuevas prisiones para el hombre, con otro ropaje y semblantes bien diversos. As como en los ltimos aos se han puesto de moda ciertos productos light el tabaco, algunas bebidas o ciertos alimentos, tambin se ha ido gestando un tipo de hombre que podra ser calificado como el hombre light. Cul es su perfil psicolgico? Cmo podra quedar definido? Se trata de un hombre relativamente bien informado, pero con escasa educacin humana, muy entregado al pragmatismo, por una parte, y a bastantes tpicos, por otra. Todo le interesa, pero a nivel superficial; no es capaz de hacer la sntesis de aquello que percibe, y, en consecuencia, se ha ido convirtiendo en un sujeto

    trivial, ligero, frvolo, que lo acepta todo, pero que carece de unos criterios slidos en su conducta. Todo se torna en l etreo, leve, voltil, banal, permisivo. Ha visto tantos cambios, tan rpidos y en un tiempo tan corto, que empieza a no saber a qu atenerse o, lo que es lo mismo, hace suyas las afirmaciones como Todo vale, Qu ms da o Las cosas han cambiado. Y as, nos encontramos con un buen profesor en su tema, que conoce bien la tarea que tiene entre manos, pero que fuera de ese contexto va a la deriva, sin ideas claras, atrapado como est en un mundo lleno de informacin, que le distrae, pero que poco a poco le convierte en un hombre superficial, indiferente, permisivo, en el que anida un gran vaco moral. Las conquistas tcnicas y cientficas impensables hace tan slo unos aos nos han trado unos logros evidentes: la revolucin informtica, los avances de la ciencia en sus diversos aspectos, un orden social ms justo y perfecto, la preocupacin operativa sobre los derechos humanos, la democratizacin de tantos pases y, ahora, la cada en bloque del comunismo. Pero frente a todo ello hay que poner sobre el tapete aspectos de la realidad que funcionan mal y que muestran la otra cara de la moneda:

    a) Materialismo: hace que un individuo tenga cierto reconocimiento social por el nico hecho de ganar mucho dinero.

    b) Hedonismo: pasarlo bien a costa de lo que sea es el nuevo cdigo de comportamiento, lo que apunta hacia la muerte de los ideales, el vaco de sentido y la bsqueda de una serie de sensaciones cada vez ms nuevas y excitantes.

    c) Permisividad: arrasa los mejores propsitos e ideales. d) Revolucin sin finalidad y sin programa: la tica permisiva sustituye a la

    moral, lo cual engendra un desconcierto generalizado. e) Relativismo: todo es relativo, con lo que se cae en la absolutizacin de lo

    relativo; brotan as unas reglas presididas por la subjetividad. f) Consumismo: representa la frmula posmoderna de la libertad.

    As, las grandes transformaciones sufridas por la sociedad en los ltimos aos son, al principio, contempladas con sorpresa, luego con una progresiva indiferencia o, en otros casos, como la necesidad de aceptar lo inevitable. La nueva epidemia de crisis y rupturas conyugales, el drama de las drogas, la marginacin de tantos jvenes, el paro laboral y otros hechos de la vida cotidiana se admiten sin ms, como algo que est ah y contra lo que no se puede hacer nada. De los entresijos de esta realidad sociocultural va surgiendo el nuevo hombre light, producto de su tiempo. Si aplicamos la pupila observadora nos encontramos con que en l se dan los siguientes ingredientes: pensamiento dbil, convicciones sin firmeza, asepsia en sus compromisos, indiferencia sui generis hecha de curiosidad y relativismo a la vez...; su ideologa es el pragmatismo, su norma de conducta, la vigencia social, lo que se lleva, lo que est de moda; su tica se fundamenta en la estadstica, sustituta de la conciencia; su moral, repleta de neutralidad, falta de

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    compromiso y subjetividad, queda relegada a la intimidad, sin atreverse a salir en pblico.

    13

    Hasta aqu una tipologa adecuada para caracterizar al hombre light post moderno. Si hemos

    ledo con atencin, vemos cmo detrs de esta visin antropolgica se esconde toda una

    concepcin moral en crisis, dentro del marco de la crisis global de la que hablbamos ms

    arriba.

    4. Desafos contemporneos y urgencia de una moral convincente

    Desde los rasgos presentados, no es extrao el rechazo a toda valoracin que pueda

    considerarse como definitiva; surge la desconfianza en la razn moderna, el escepticismo y el

    pesimismo, en un intento, entre otros, de ruptura con la fundamentacin y los grandes

    principios ticos. Hoy, a este punto, nos puede ayudar la reflexin de Eduardo Lpez

    Azpitarte sj: (Hoy) la nica obligacin es la renuncia a cualquier tipo de dogmatismo como un signo de respeto hacia otras mentalidades y como una confesin explcita de nuestra propia incapacidad para la bsqueda de seguridades. ... Hay que resignarse, por tanto, a vivir sin absolutos, pues la entrada de la razn en el mundo de la tica ... no da tampoco ninguna garanta absoluta, hasta el punto de convertirse, por su incapacidad para responder a los interrogantes morales, en una razn sin esperanza. En cualquier caso, siempre ser mejor un pluralismo en la razn, aunque no ofrezca seguridades, pues no queda otra alternativa que el racionalismo o la barbarie. Tampoco se aprecia la coherencia de los criterios dentro de una sntesis armoniosa. Cada uno puede elegir, entre las mltiples ofertas que se presentan, aquellas que en cada momento le parezcan ms seductoras, sin preocuparse por la armona e integracin del conjunto. La obsesin por el esteticismo tico, donde todo se encuentra bien encajado, es un intento por escaparse del destino desgarrado y del asedio de tantas sospechas como hoy nos amenazan. La clave est en vivir cada momento sin ninguna otra referencia. Slo la propia conciencia est capacitada para optar por aquellas reglas de comportamiento en medio de esta multiplicidad existente. Vivimos ... en la edad del fragmento, de lo parcial y provisorio, de lo dbil e inconsistente, de la inseguridad y de lo relativo.

    14

    Para pensar: Qu nos dice esta situacin?: Mam, yo soy muy buena... pero no soy feliz.

    He aqu un modelo indicativo del grado de malestar que supone aceptar una

    cierta moral impuesta o tradicional... En el fondo, se trata de un esfuerzo por

    alcanzar una moral vivida (vivida?) como conjunto de mandatos-imposiciones

    que coartan nuestra libertad y nuestra felicidad. Es la trgica respuesta a una

    moral reducida slo a ver qu est mal... para recibir posteriormente el castigo.

    Ruptura con la fundamentacin y apertura al plural ismo tico.

    La tarea moral, evidentemente, hoy se enfrenta a dificultades muy reales. La moral general

    tradicional presentaba con claridad y sin lugar a discusin alguna los principios y las nociones

    fundamentales que luego habran de aplicarse en los diversos campos de la moral especial.

    Eran criterios bsicos para valorar la conducta humana y cristiana. Su eje principal giraba en

    torno a los siguientes tratados: fin ltimo, actos humanos, ley, conciencia, pecado y virtudes.

    Hoy el planteo se nos presenta muy distinto. A pesar de ciertos principios y lneas que se

    presentan como convergentes (por ejemplo: el valor de la vida humana, la dignidad de la

    13

    Cf. ROJAS Enrique, El hombre light, Temas de Hoy, Buenos Aires, 199918

    , pp. 13-16. 14

    LPEZ AZPITARTE E., Cmo orientar la vida; propuestas para alcanzar una tica profundamente religiosa y autnticamente

    humana, Buenos Aires, Paulinas, 2000. Pg. 13-15.

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    persona, la defensa del medio ambiente...), las diferencias que surgen a la hora de plantear y

    desarrollar los temas es muy notoria. Se trata de una cierta pluralidad lcita y aceptable;

    pluralismo que ofrece la riqueza de una visin de conjunto y de puntos de reflexin que

    estimulan a subrayar y completar temas que en otros mbitos pueden ser menos definidos.

    Por otra parte, mientras ayer todo principio tico se aceptaba sin discusin, hoy, en cambio, el

    hombre reclama explicaciones para saber no slo el cmo sino tambin el por qu y el para

    qu de tal o cual manera de obrar. Planteo absolutamente justo y necesario que habla del ser

    humano que apunta a la madurez como persona y como sociedad. Esto requiere un esfuerzo

    por buscar motivaciones y fundamentaciones convincentes razonablemente que, al menos,

    pueda hacer pensar alternativas vlidas entre otras opciones posibles. No se trata aqu de

    fundamentalismo, sino de fundamentaciones vlidas, ticamente crebles y racionalmente

    pensadas, irrenunciables si realmente los valores tienen que poseer un poder de seduccin y

    han de comprometer a la persona. A esta altura, quienes somos creyentes, no podemos

    renunciar a la dimensin religiosa y natural de nuestra conducta tica; pero de ello hablaremos

    ms adelante.

    El planteo consiste en saber constatar y admitir el sentimiento de rechazo y agresividad

    generalizado que provoca simplemente la palabra moral. Conscientes sanamente del dilema,

    podremos entonces orientar el camino hacia una moral convincente.

    Las dificultades ante la cuestin moral no surgen slo contra una forma tradicional de

    presentarla, sino tambin desde algunas ideologas y movimientos que generaron fuertes

    crticas. Por ejemplo, la filosofa de la sospecha (el marxismo y el psicoanlisis tradicional)

    cree que lo ms inmoral que existe es la misma moral. En el fondo, es la crtica profunda que

    hace tambin la conocida Teologa de la Liberacin (fuertemente desarrollada en torno a las

    dcadas de los 70-80): todo ha de hacerse y pensarse desde lo que la gente vive, y en el fondo, toda especulacin no es ms que un analgsico para aliviar el dolor humano; a la gente

    le damos una pastilla de esperanza, pero no un pedazo de pan.

    An hoy estas ideas continan latentes y fomentadas por una moral individualista y

    espiritualista. Desde el psicoanlisis se contina exponiendo que nuestra manera de actuar

    responde a mecanismos ocultos y condicionantes; si esta idea se absolutiza, se niega la

    responsabilidad autntica y verdadera del individuo y de la sociedad. Por su parte, ciertas

    crticas que llegan desde la filosofa de lo secular generan una moral que ignora lo

    trascendente y lo religioso.

    A ello podemos agregar ciertos predicamentos eclesiales (eclesiales? - evanglicos?) que

    presentan una moral pastoral profundamente autoritaria: la Palabra de Dios dice que..., la Iglesia piensa y manda que.... En realidad, en el fondo, esto no revela otra cosa que una pastoral dbil, incapaz de afrontar el desafo tico pluralista, y basada exclusivamente en el

    argumento de autoridad.

    El esquema que presenta E. Lpez Azpitarte15

    sintetiza muy bien estas posturas crticas y muy

    distintas entre s que desafan hacia la urgencia de una moral convincente:

    Denuncias del marxismo y filosofa de la sospecha: la tica, como la religin y la fe, es el producto de una realidad que no es ni buena ni benfica, sino que aliena y

    engaa.

    La moral como mecanismo de defensa en el psicoanlisis: ambigedades e ilusiones que surgen como imaginacin y fantasa cuando fallan las capacidades

    reales.

    15

    Cf. Ibd., pp. 26-42.

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    La moral de resentimiento de Nietzche: tica y moral son slo una respuesta histrica a las necesidades del hombre en determinada cultura.

    El existencialismo tico como ansia de autonoma: un deseo de liberacin de las normas ticas que violan la dignidad humana y amenazan la libertad individual.

    Las posibles ambigedades que plantea el reto de la secularidad: frente al esfuerzo por consagrar el mundo y someterlo al imperio de Dios, se quiere un

    proceso de liberacin para dejarlo como realidad autnoma e independiente16 El rechazo absoluto de toda tica humana desde la crtica protestante: el cristiano

    tiene una sola opcin tica, aquella que es puramente religiosa y espiritual.

    La necesidad de verificacin cientfica para los juicios morales desde el desafo de la ciencia: slo es bueno y verdadero aquello que es cientficamente comprobable.

    La irracionalidad de los valores ticos desde una moral al margen de lo cientfico: la moral como intento de transmitir las propias emociones ante los

    comportamientos, actitudes o actos para que los dems adhieran a mi propio

    proyecto.

    Todos estos, retos y crticas desde cambios vertiginosos y un mundo pluralista y secularizado

    que pueden conducir al escepticismo tico. Crticas, sin embargo, ante las que no podemos

    poner odo sordo. Desafos de descubrir y ser artfices de una moral evanglica convincente.

    Y esto es posible.

    Finalmente, antes de concluir esta primera unidad, vale una aclaracin para entender nuestro

    discurso de aqu en adelante: hablaremos de tica o de moral?

    Tradicionalmente, y an hoy en algunos autores, se marca una clara distincin entre ambos

    trminos. Para muchos, la tica tiene que ver fundamentalmente con el campo de la ciencia, y

    particularmente con el de la filosofa, mientras que la moral tiene que ver ms con los

    aspectos que ataen a la vida, y particularmente a la dimensin religiosa y trascendente de la

    persona. As se lleg a separar tan fuertemente ambos trminos, que en algunas etapas de la

    historia del pensamiento se llegaban a presentar como dos aspectos irreconciliables o, al

    menos, carentes de dilogo, salvo en corrientes filosfico-teolgicas que intentaban relacionar

    ambas realidades. Incluso en el mismo discurso eclesial, a menudo era presentada la moral

    como la ciencia que nace de la Revelacin, y la tica como la ciencia que nace de la razn.

    Nos preguntamos, es viable esta forma de interpretar la tica y la moral?

    Nosotros utilizaremos los vocablos tica y moral en forma indistinta. Ambos tienen que ver

    con la ciencia y ambos tienen que ver con la vida. Es ms, en muchos casos, hablar de tica en lugar de moral nos podr ayudar a mantener un dilogo sereno y equilibrado con determinadas formas de pensar para las cuales resulta difcil, a menudo excluyente e

    inaccesible, el discurso teolgico-religioso (con el que muchas veces se identifica el vocablo

    moral).

    -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

    16

    Ibd., p. 35.