Iluminando el Nexo Energia Pobreza Cambio Climatico

3
Version en Inglés: www.sciencemag.org SCIENCE VOL 330 26 de NOVIEMBRE 2010 1 REDUCIENDO LA POBREZA Y ENFRENTANDO EL CAMBIO CLIMÁTICO Iluminando el Nexo EnergíaPobrezaCambio Climático Christian E. Casillas 13 and Daniel M. Kammen 1, 2, 3 Traducción: Diego Ponce de Leon Barido 1 Lineas del costo de reducción marginal de carbono iluminan una oportunidad para incrementar los servicios energéticos limpios y eficientes dentro de las comunidades más destituidas. En el mundo, alrededor de dos-tercios de la población mundial más destituida vi- ve en zonas rurales (1). Los objetivos de del Desarrollo del Milenio (Millenium De- velopment Goals) de las Naciones Unidas detallan que la erradicación de la pobreza en estas zonas dependerá prioritariamente del incremento en el acceso a servicios, productos básicos, e información. Sin em- bargo, y a pesar de los esfuerzos que exis- ten para erradicar la pobreza, estos mismos son disminuidos por dos fenómenos que están fundamentalmente ligados: la falta de acceso y mejoramiento del servicio energético y el cambio climático. Es posi- ble combatir la pobreza rural, incrementar el acceso a los servicios energéticos, y mi- tigar el cambio climático. Son estas cone- xiones precisamente las que definen el ne- xo energía-pobreza-cambio climático. Aquí demostramos que hay muchos as- pectos de la pobreza rural que pueden ser abatidos con una reducción al costo y con eficacia (costo-eficacia), y al mismo tiem- po comenzar una transición hacia una eco- nomía baja en carbono. Desarrollamos una línea del costo de reducción marginal de carbono (marginal abatement curve o MAC, por sus siglas en inglés) para dos comunidades rurales en Nicaragua, y de esta manera conectamos intervenciones ba- jas en carbono, con la costo efectividad, y reducciones en el nivel de la pobreza. Mientras que meramente incrementar el acceso a servicios energéticos no erradicara la pobreza, el acceso a servicios más limpios y convenientes puede tener un impacto in- mediato (2,3). En el mundo, más de un billón y medio de personas viven sin ningún tipo de acceso al servicio eléctrico, otro billón so- lamente tiene acceso a servicios ineficientes y de poca calidad, y alrededor de la mitad de la población mundial depende meramente de la biomasa para su uso diario de cocinar y ca- lentar (4). La pobreza energética es una de las causas de mayor falta de recursos básicos en comunidades rurales, deprimiendo sus ac- tividades económicas, reduciendo las oportu- nidades educativas, y afectando principal- mente a las mujeres, los niños, y las minorías (5,6). La electricidad no solo cataliza la acti- vidad económica en las poblaciones rurales (7-10), si no que también incrementa la cali- dad de los servicios públicos que cubren ne- cesidades básicas en el hogar y en pequeños negocios por medio de un mejor alumbra- miento, dispositivos que reducen el esfuerzo laboral, e incrementa el acceso a medios de información vía la televisión, el radio, y los celulares (11). El alumbrado público también aumenta la seguridad y mejora la distribución de salud y educación (7,11). El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) re- conoce a las poblaciones más pobres y rura- les, como las más vulnerables a los extremos y variabilidad hidroclimatológica que trae consigo el cambio climático (1,12). Es de suma importancia mejorar la distribución de servicios energéticos, proveerlos a un precio accesible y con un servicio confiable para desarrollar el capital humano y económico necesario para una adaptación optima a la adversidad que conlleva el cambio climático. La mayoría de las emisiones de gas inver- nadero en países industrializados provienen de la generación de electricidad y de trans- porte, mientras que la mayoría de las emisio- nes en países pobres viene por medio de cambios en el uso de la tierra y la agricultura (1). Sin embargo, ya que en estos países más de un billón y medio de personas viven sin acceso a la electricidad, las emisiones rela- cionadas a la combustión del sector energéti- co rural sin duda crecerán en los siguientes años. El gran costo de la ineficiencia en el uso de los hidrocarburos en las zonas rurales significa que la eficiencia energética y las tecnologías de energía renovable resultaran en ahorros económicos y reducciones de emisiones mayores a las que resultarían con la implementación de las mismas en zonas industriales. Cuando las economías de escala no domi- nan la dinámica, cada dólar invertido en la transición de sistemas energéticos de bajo carbón tiene el potencial de generar más re- ducciones en zonas rurales que en zonas in- dustriales. Hasta el día de hoy, sin embargo, el debate alrededor del cambio climático no ha delineado el nexo entre la energía, la po- breza, y el cambio climático. Sin métricas adecuadas para atraer actividad e innovación social, económica, y tecnológica al sector energético, este se mantendrá gobernado por la inefectividad. La línea del costo de reducción marginal (MAC) nos permite iluminar la interacción económica que existe entre los esfuerzos para reducir las emisiones del bióxido de carbono y los retos que existen para el desarrollo hu- mano. Una línea MAC, típicamente muestra la reducción potencial de una intervención, y el costo por cantidad de emisión reducida, comparando el costo de la intervención al costo de un caso base (13, S1). Nuestra investigación concurrente en la costa Atlántica de Nicaragua ha demostrado que los servicios energéticos rurales bajos en carbono pueden ser proporcionados a un cos- to relativamente bajo, siempre y cuando las comunidades participantes utilicen redes de transmisión eléctrica aisladas con generado- res diesel (micro-redes de transmisión, o “micro-redes”). El costo por reducir las emisiones de gas invernadero en el sector eléctrico de las mi- cro-redes es más favorable que el de las redes centralizadas, dados los altos costos de gene- ración del primero (13). Con los costos del diesel a un dólar por litro ($US 1/litro), el costo marginal de generación base fue de 0.50 $US/kWh en nuestro estudio, en compa- ración a los costos de generación de la red de transmisión nacional de Nicaragua, esta es- tando a 0.10 $US/kWh. Esta diferencia en los costos de generación crea un potencial para mayores ahorros, y mitigación de carbono en zonas rurales (aunque la capacidad de reduc- ción total es mucho menor). Tres de las primeras cuatro medidas de intervención en la figura numero uno (Fig 1) pueden ser realizadas con una reducción en costos de entre -250 y -400 $US/tCO 2 y a la vez estar correlacionados con varias medidas del desarrollo humano en las zonas rurales. La instalación de medidores al nivel hogar 1 Energy and Resources Group 2 Goldman School of Public Policy 3 Renewable and Appropriate Energy Laboratory, University of California, Berkeley, USA. Email: [email protected], [email protected]

description

Iluminando el Nexo Energia Pobreza Cambio Climatico

Transcript of Iluminando el Nexo Energia Pobreza Cambio Climatico

                                                                                                                                                                               Version  en  Inglés:    www.sciencemag.org              SCIENCE        VOL  330        26  de  NOVIEMBRE  2010  

1

REDUCIENDO  LA  POBREZA  Y  ENFRENTANDO  EL  CAMBIO  CL IMÁTICO  

Iluminando  el  Nexo  Energía-­‐Pobreza-­‐Cambio  Climático    Christian  E.  Casillas1  3  and  Daniel  M.  Kammen  1,  2,  3  Traducción:  Diego  Ponce  de  Leon  Barido1  

Lineas   del   costo   de   reducción  marginal   de   carbono   iluminan   una  oportunidad   para   incrementar   los  servicios   energéticos   limpios   y  eficientes  dentro  de  las  comunidades  más  destituidas.    

En el mundo, alrededor de dos-tercios de la población mundial más destituida vi-ve en zonas rurales (1). Los objetivos de del Desarrollo del Milenio (Millenium De-velopment Goals) de las Naciones Unidas detallan que la erradicación de la pobreza en estas zonas dependerá prioritariamente del incremento en el acceso a servicios, productos básicos, e información. Sin em-bargo, y a pesar de los esfuerzos que exis-ten para erradicar la pobreza, estos mismos son disminuidos por dos fenómenos que están fundamentalmente ligados: la falta de acceso y mejoramiento del servicio energético y el cambio climático. Es posi-ble combatir la pobreza rural, incrementar el acceso a los servicios energéticos, y mi-tigar el cambio climático. Son estas cone-xiones precisamente las que definen el ne-xo energía-pobreza-cambio climático.

Aquí demostramos que hay muchos as-pectos de la pobreza rural que pueden ser abatidos con una reducción al costo y con eficacia (costo-eficacia), y al mismo tiem-po comenzar una transición hacia una eco-nomía baja en carbono. Desarrollamos una línea del costo de reducción marginal de carbono (marginal abatement curve o MAC, por sus siglas en inglés) para dos comunidades rurales en Nicaragua, y de esta manera conectamos intervenciones ba-jas en carbono, con la costo efectividad, y reducciones en el nivel de la pobreza.

Mientras que meramente incrementar el acceso a servicios energéticos no erradicara la pobreza, el acceso a servicios más limpios y convenientes puede tener un impacto in-mediato (2,3). En el mundo, más de un billón y medio de personas viven sin ningún tipo de acceso al servicio eléctrico, otro billón so-lamente tiene acceso a servicios ineficientes y de poca calidad, y alrededor de la mitad de la población mundial depende meramente de la biomasa para su uso diario de cocinar y ca-lentar (4). La pobreza energética es una de

las causas de mayor falta de recursos básicos en comunidades rurales, deprimiendo sus ac-tividades económicas, reduciendo las oportu-nidades educativas, y afectando principal-mente a las mujeres, los niños, y las minorías (5,6). La electricidad no solo cataliza la acti-vidad económica en las poblaciones rurales (7-10), si no que también incrementa la cali-dad de los servicios públicos que cubren ne-cesidades básicas en el hogar y en pequeños negocios por medio de un mejor alumbra-miento, dispositivos que reducen el esfuerzo laboral, e incrementa el acceso a medios de información vía la televisión, el radio, y los celulares (11). El alumbrado público también aumenta la seguridad y mejora la distribución de salud y educación (7,11).

El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) re-conoce a las poblaciones más pobres y rura-les, como las más vulnerables a los extremos y variabilidad hidroclimatológica que trae consigo el cambio climático (1,12). Es de suma importancia mejorar la distribución de servicios energéticos, proveerlos a un precio accesible y con un servicio confiable para desarrollar el capital humano y económico necesario para una adaptación optima a la adversidad que conlleva el cambio climático.

La mayoría de las emisiones de gas inver-nadero en países industrializados provienen de la generación de electricidad y de trans-porte, mientras que la mayoría de las emisio-nes en países pobres viene por medio de cambios en el uso de la tierra y la agricultura (1). Sin embargo, ya que en estos países más de un billón y medio de personas viven sin acceso a la electricidad, las emisiones rela-cionadas a la combustión del sector energéti-co rural sin duda crecerán en los siguientes años. El gran costo de la ineficiencia en el uso de los hidrocarburos en las zonas rurales significa que la eficiencia energética y las tecnologías de energía renovable resultaran en ahorros económicos y reducciones de emisiones mayores a las que resultarían con la implementación de las mismas en zonas industriales.

Cuando las economías de escala no domi-nan la dinámica, cada dólar invertido en la transición de sistemas energéticos de bajo

carbón tiene el potencial de generar más re-ducciones en zonas rurales que en zonas in-dustriales. Hasta el día de hoy, sin embargo, el debate alrededor del cambio climático no ha delineado el nexo entre la energía, la po-breza, y el cambio climático. Sin métricas adecuadas para atraer actividad e innovación social, económica, y tecnológica al sector energético, este se mantendrá gobernado por la inefectividad.

La línea del costo de reducción marginal (MAC) nos permite iluminar la interacción económica que existe entre los esfuerzos para reducir las emisiones del bióxido de carbono y los retos que existen para el desarrollo hu-mano. Una línea MAC, típicamente muestra la reducción potencial de una intervención, y el costo por cantidad de emisión reducida, comparando el costo de la intervención al costo de un caso base (13, S1).

Nuestra investigación concurrente en la costa Atlántica de Nicaragua ha demostrado que los servicios energéticos rurales bajos en carbono pueden ser proporcionados a un cos-to relativamente bajo, siempre y cuando las comunidades participantes utilicen redes de transmisión eléctrica aisladas con generado-res diesel (micro-redes de transmisión, o “micro-redes”).

El costo por reducir las emisiones de gas invernadero en el sector eléctrico de las mi-cro-redes es más favorable que el de las redes centralizadas, dados los altos costos de gene-ración del primero (13). Con los costos del diesel a un dólar por litro ($US 1/litro), el costo marginal de generación base fue de 0.50 $US/kWh en nuestro estudio, en compa-ración a los costos de generación de la red de transmisión nacional de Nicaragua, esta es-tando a 0.10 $US/kWh. Esta diferencia en los costos de generación crea un potencial para mayores ahorros, y mitigación de carbono en zonas rurales (aunque la capacidad de reduc-ción total es mucho menor).

Tres de las primeras cuatro medidas de intervención en la figura numero uno (Fig 1) pueden ser realizadas con una reducción en costos de entre -250 y -400 $US/tCO2 y a la vez estar correlacionados con varias medidas del desarrollo humano en las zonas rurales. La instalación de medidores al nivel hogar

1  Energy  and  Resources  Group  

2  Goldman  School  of  Public  Policy  

3   Renewable   and   Appropriate   Energy   Laboratory,  University  of  California,  Berkeley,  USA.      

Email:  [email protected],  [email protected]  

                                                                                                                                                                               Version  en  Inglés:    www.sciencemag.org              SCIENCE        VOL  330        26  de  NOVIEMBRE  2010  

2

permitió que estos fueran cobrados correcta y adecuadamente por su consumo eléctrico, en vez de utilizar tarifas sin medidores y fijas. Esta intervención (medidores eléctricos), a la vez, también resultó en una reducción del uso inútil de la electricidad, como dejar la luz prendida durante el día.

Para incrementar la eficiencia de ilumina-ción, cada hogar tuvo la opción de remplazar dos de sus focos incandescentes con focos fluorescentes más compactos y eficientes (CFLCs por sus siglas en inglés). La reduc-ción en el consumo atribuido a los medidores y a la mayor eficiencia en iluminación resulto en una reducción en el recibo mensual de electricidad para 62% de los hogares en el es-tudio, y permitió que la micro-red se pudiera utilizar durante dos horas más durante el día (14). Generalmente, el gran potencial de ven-tajas que trae consigo la eficiencia energética nunca es realizado dado los cambios en comportamiento e intervenciones de mercado que son requisitos para el éxito de una inter-vención (15,16), y que sin embargo ambos fueron exitosos en nuestras comunidades.

Las primeras dos medidas de reducciones resultaron en una reducción del gasto al nivel del hogar y un incremento en el uso energéti-co, resultando en una mas amplia cobertura de la red (dos horas más al día).

La figura uno también nos muestra el remplazo del diesel como combustible por el uso del biogás. El biogás puede ser produci-

do localmente vía la digestión anaeróbica de desechos animales y residuos de la agricultu-ra. La introducción del biogás también trae consigo la oportunidad para que una gran parte del costo de la reducción en emisiones pueda ser capturado por una comunidad vía su propia generación, en vez de estar pagan-do por importar combustible. El procesa-miento y administración del biogás también podría generar empleos y desarrollar el capi-tal humano de una comunidad, capacitándola en conceptos de la energía renovable y la administración del recuso. Aunque el éxito de estos sistemas (biogás) al nivel de la co-munidad ha tenido resultados desiguales, casi siempre dependiendo del modelo de propie-dad comercial, también señalan las oportuni-dades que existen para la implementación de sistemas sostenibles de biocombustible con tecnologías existentes (17,18).

Las intervenciones para reducir las emi-siones de carbono, de las cuales muchas pue-den ser implementadas reduciendo el costo de la intervención, pueden ser correlaciona-das directamente a los servicios energéticos con potencial de afectar positivamente los ingresos, el capital humano, y la sustentabili-dad ambiental de una comunidad.

Mientras que nuestra línea MAC se enfo-co en las reducciones de carbono en el sector eléctrico, otras líneas podrían ser desarrolla-das para mejor entender otros servicios ener-géticos rurales como son lo que es cocinar, el

transporte, y la agricultura. Por ejemplo, sa-biendo que el 57% de los hogares utilizaba carbón para cocinar, la gran mayoría utili-zando estufas anticuadas e ineficientes, la distribución de estufas más eficientes podría mitigar las emisiones de carbón negro y a la vez mejorar el ambiente de trabajo (ambiente respiratorio) que afecta principalmente a las mujeres y a los niños (19,20)

La conjunción de las líneas MAC y un buen entendimiento del impacto en el desa-rrollo comunitario asegura que las inversio-nes para reducir el cambio climático también puedan resolver las necesidades mas básicas en las comunidades mas destituidas. A la vez, la línea MAC es solo una de las muchas herramientas que existen para entender los múltiples nexos que existen entre la pobreza y el cambio climático. Invertir en practicas agro-ecológicas, por ejemplo, podría no ser vista favorablemente dentro del análisis de una línea MAC, pero sin embargo es elemen-tal dentro del nexo agricultura, pobreza, y cambio climático (21).

Hasta ahora, no han habido metodologías que nos permitan entender y facilitar la inte-gración de las agendas del desarrollo y la es-tructura del cambio climático. Herramientas para planear pensando en sistemas complejos es necesario para priorizar y mejor alocar un capital limitado. Las líneas MAC, por ejem-plo, iluminan que incrementar el acceso a servicios energéticos puedan reducir la po-breza, gastos, y emisiones de carbono. Es ne-cesario continuar con el desarrollo de meto-dologías analíticas que nos permitan priorizar la reducción de la pobreza y a la vez enfren-tar el cambio climático.

Referencias y Notas 1. R. Bierbaum, M. Fay, World Development Report 2010: Development and Climate Change (The World Bank, Washington DC, 2010). 2. V. Modi, S. McDade, D. Lallement, J. Saghir, Energy services for the Millennium Development goals (New York, NY (EUA), 2005). 3. E. Mills, Science 308, 1263 (2005). 4. UNDP, Energy for a Sustainable Future: The Secre-tary-General’s Advisory Group on Energy and Climate Change Summary Report and Recommendations (UNDP, New York, 2010). 5. IEA, World Energy Outlook (International Energy Agency, Paris, France, 2005). 6. A. Jacobson, A. D. Milman, D. M. Kammen, Energy Policy 33, 1825–1832 (2005). 7. E. Cecelski, Enabling equitable access to rural electri-fication: current thinking and major activities in energy, poverty and gender (The World Bank, Washington DC, 2000), pp. 2–3. 8. R. A. Cabraal, D. F. Barnes, S. G. Agarwal, Annual Re-view of Environment and Resources 30, 117-144 (2005). 9. C. Flavin, M. H. Aeck, Energy for Development: The Potential Role of Renewable Energy in Meeting the Mi-llennium Development Goals (Worldwatch Institute, 2005). 10. C. Kirubi, A. Jacobson, D. M. Kammen, A. Mills,

Fig  1:  Una  línea  del  costo  de  reducción  marginal  (marginal  abatement  cost  curve,  o  MAC,  por  sus  siglas  en  inglés)  del  sector  eléctrico  en  las  comunidades  de  Orinoco  y  Marshall  Point  (Nicaragua)  relativo  a  un  precio  de  396  $US/tCO2  (diesel-­‐carbono).  El  producto  del  potencial  de  reducción  y  el  costo  de  la  reducción  resulta  en  costos  anuales.  Los  valores  negativos  señalan  reducciones  en  el  costo  relativo  al  caso  base.  Los  valores  económicos  están  basados  en  costos  medio  fijos  y  varia-­‐bles.  Las  intervenciones  a  la  derecha  del  punto  neutro  de  carbono  son  mostrados  aquí  solamente  para   su   comparación.   Solamente  hemos   incluido   las   tecnologías  mas   económicas   y   apropiadas  relativo  a   los  recursos  y  capacidad  de  una  comunidad,  al   igual  que   la  sofisticación  de  su  red  de  transmisión.  Por  favor  leer  S3,  S4  para  obtener  los  detalles  de  nuestra  metodología  y  cálculos.  

                                                                                                                                                                               Version  en  Inglés:    www.sciencemag.org              SCIENCE        VOL  330        26  de  NOVIEMBRE  2010  

3

World Development 37, 1208–1221 (2009). 11. IEG, The Welfare Impact of Rural Electrification: A Reassessment of the Costs and Benefits (The World Bank, Washington DC, 2008). 12. IPCC, Climate change 2007: Impacts, adaptation and vulnerability (Cambridge University Press, Cambridge, UK, 2007). 13. McKinsey & Company, Pathways to a low-carbon economy (McKinsey & Company, London, 2009). 14. Cuando la red esta operado solamente por un limitado numero de horas al dia, a causa de una escasez en com-bustible, incremenar la eficiencia permite que los ahorros en el combustible puedan ser invertidos en mas horas de operación, que no reduciria inmediatamente la cantitad to-tal de emisiones, pero si la reduccion de emisiones por ca-da distribucion del servicio energetico. 15. A. B. Jaffe, R. N. Stavins, Energy Policy 22, 804–810 (1994). 16. P. C. Stern, G. T. Gardner, M. P. Vandenbergh, T. Dietz, J. M. Gilligan, Environmental science & technology 44, 4847–4848 (2010). 17. H. Romijn, R. Raven, I. de Visser, Environmental Science & Policy 13, 326-338 (2010). 18. D. M. Kammen, R. Bailis, A. V. Herzog, in UNDP re-port for the 7th Conference of the Parties to the UN Fra-mework Convention on Climate Change (COP7-UNFCCC): Marakech, Morocco (October 29-November 9), (2001), vol. 111. 19. K. R. Smith et al., Journal of Exposure Science and Environmental Epidemiology (2009). 20. M. Ezzati, D. M. Kammen, The Lancet 358, 619–624 (2001). 21. M. A. Altieri, Agriculture, Ecosystems & Environment 93, 1–24 (2002). 22. Agradecemos a la ONG, blueEnergy, y sus directores M. Craig y G. Craig, quienes recursos y apoyo sustentaron esta investigación, al igual que los comentarios siempre pertinentes de R. Ghanadan, A. Kantenbacher, A. Mason, y I. Ray. La fundacion Karsten (Karsten Family Founda-tion), y la clase de 1935 de la Universidad de California Berkeley amablemente apoyaron nuestra investigación. También agradecemos a Diego Ponce de León B. por la traducción del documento original, apareciendo en Scien-ce 2010.