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II INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 331 El desafío de la multiculturalidad PREGUNTA GENERADORA PREGUNTAS ESPECIFICAS ¿Se reconoce Centroamérica como una región pluriétnica y multicultural? ¿Cuál es la composición étnica de la población centroamericana? ¿En qué medida existe un reconocimiento de la mul- ticulturalidad por parte del Estado (reconocimiento legal) y de los distintos grupos étnicos (grado de organización)? 8 CAPITULO

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II INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 331

El desafío

de la multiculturalidad

PREGUNTA GENERADORA

PREGUNTAS ESPECIFICAS

¿Se reconoce Centroamérica como una región pluriétnica y multicultural?

■ ¿Cuál es la composición étnica de la poblacióncentroamericana?

■ ¿En qué medida existe un reconocimiento de la mul-ticulturalidad por parte del Estado (reconocimientolegal) y de los distintos grupos étnicos (grado deorganización)?

8CAPITULO

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332 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

Como lo indica el comentario final del primer informe:“El futuro de la región, y de las modalidades de su integra-ción, depende críticamente del respeto a la diversidad, em-pezando por el reconocimiento de las brechas sociales y lapluralidad social, económica, política y cultural del istmo.”

La complejidad de las variables étnico-culturales enCentroamérica es tal que, al abordar el tema en suconjunto, el informe Estado de la Región en Desarrollo

Humano Sostenible reconoció las limitaciones existentes encuanto a información y análisis, y se limitó entonces a pre-sentar algunas facetas del rico y variado mosaico -o tal vezsería mejor decir poliedro, para reconocer sus múltiples di-mensiones- que constituye Centroamérica vista desde esaperspectiva.

Valoración del informe Estado de la Región (1999)

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Valoración del segundo informe (2003)

Centroamérica ha sido siempre multicultural.Los progresos futuros de la democratización de lassociedades de la región dependen, en parte, de có-mo se decida continuar profundizando las trans-formaciones sociales, políticas y culturales que exi-ge el reconocimiento de esa multiculturalidad.

Este segundo informe sigue admitiendo queexisten serias limitaciones de información sobrelas etnias centroamericanas y sus expresionesculturales. No obstante, se ha tratado de sistema-tizar los datos disponibles, con el propósito deconfigurar una visión panorámica en la cual sepuedan reconocer las diversas variables demo-gráficas, históricas, sociales, económicas, cultu-rales y políticas que caracterizan a las etnias de laregión.

¿Se reconoce Centroamérica en su multicul-turalidad? Esa ha sido la principal pregunta ge-neradora en la exposición y análisis de este capí-tulo, tanto por país como para la región en suconjunto. El balance muestra que hay ciertamen-te un cambio cualitativo con respecto a la ten-dencia asimilacionista y de aculturación señaladapor Richard Adams en sus trabajos pioneros so-bre el tema, hace medio siglo. Sobre todo en lasdos últimas décadas del siglo XX y a inicios delXXI algunos grupos de la población, especial-mente indígenas y afrodescendientes, se hanconvertido en actores sociales y políticos que rei-vindican para sí el derecho de autoadscripción,llamándose “pueblos”, naciones o comunidadesétnicas con derechos económicos, sociales, cul-turales y políticos inéditos hasta hace veinte otreinta años.

Los avances en el reconocimiento de esosderechos son incipientes y desiguales por país y

por sector. De las categorías utilizadas como in-dicadores para medir el nivel de reconocimientode la multiculturalidad, es más notorio el progre-so en las políticas sectoriales, educativas y cultu-rales, así como en aquellas destinadas a la reduc-ción de la pobreza extrema. También haymejoras significativas en los marcos constitucio-nales; cinco de los siete países analizados recono-cen, en mayor o menor medida, que sus socieda-des son pluriétnicas y multiculturales. De igualmanera es importante reconocer los avances quese han dado, en el período de posguerra, en losespacios de poder político y administrativo paralas organizaciones indígenas y afrodescendientes.

Sin embargo, el problema original y de fondocontinúa siendo la formación y comportamientodel Estado nacional centroamericano: monoétni-co (mestizo e hispanoparlante), excluyente en suconcepto de ciudadanía y en la distribución debienes y servicios. El proyecto mestizo de Estadonacional continúa identificando la estructura ad-ministrativa y los recursos del Estado con ungrupo étnico, su cultura y valores.

El conocimiento preciso y bien fundamenta-do de la magnitud y ubicación de los distintosgrupos étnicos que comparten Centroaméricaconstituye el punto de partida obligado para elreconocimiento de la multiculturalidad en la re-gión. Este conocimiento se encuentra inexora-blemente ligado a la historia de cómo las diver-sas etnias han ocupado el territorio y cómo sehan relacionado entre sí y con el Estado. Acordecon esta perspectiva, el capítulo empieza poraportar una contextualización histórica que dapaso a la revisión de uno de los trabajos pionerosen lo que concierne a la documentación de lamulticulturalidad de Centroamérica, el deRichard Adams (1956).

El desafío

de la multiculturalidad

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El reconocimiento internacional que la déca-da de los noventa dio a los pueblos indígenas yen general a los grupos étnicos ha hecho posibleque hoy se cuente con un nivel de detalle inédi-to. Casi todos los países de la región han incor-porado en censos y encuestas preguntas que per-miten conocer la ubicación y las característicasde los diferentes grupos. Incluso naciones comoCosta Rica, donde por muchos años el tema es-tuvo ausente de las fuentes oficiales de informa-ción, tienen hoy una rica y novedosa informa-ción sobre los pueblos indígenas y la poblaciónafrodescendiente que ocupa su territorio. En es-te capítulo se presentan estas nuevas estimacio-nes basadas en los datos recientemente disponibles.

A la magnitud y la ubicación de las etniaspresentes en Centroamérica se suma un tema demayor importancia, el de las organizaciones ysus reivindicaciones. Si bien no en forma ex-haustiva, el capítulo delinea un panorama queayuda a examinar la diversidad y complejidad delas reivindicaciones que se derivan del reconoci-miento de la multiculturalidad. Por último semencionan los resultados que a la fecha han te-nido los esfuerzos en esta materia, desde el reco-nocimiento explícito en las constituciones, hastala atención de las necesidades propias del desa-rrollo humano de los distintos grupos.

Contextualización histórica

Los pueblos indígenas

Al momento de la conquista, a comienzos delsiglo XVI, el contraste cultural entre los pueblosindígenas mesoamericanos y los del sureste cen-troamericano era notable. En el área mesoameri-cana predominaba la agricultura del maíz, com-plementada con frijoles, chiles y ayotes, y losrendimientos de los ricos suelos volcánicos ha-bían permitido alimentar, desde hacía cientos deaños, a poblaciones relativamente densas. La or-ganización política prehispánica comprendía ca-cicazgos, señoríos y reinos, y la división social deltrabajo era relativamente avanzada; el patrón depoblamiento incluía centros ceremoniales monu-mentales. Fue precisamente en esta zona dondese asentó el poderío colonial español. Entre 1550y 1580 los indígenas fueron congregados en“pueblos de indios” y quedaron sometidos al ré-gimen colonial a través del sistema de tributos yrepartimientos; la propiedad comunal del sueloera un elemento básico en la organización social.La evangelización jugó un papel primordial en lasujeción de los indígenas el poder colonial.

Muy distinta fue la situación en el sureste deCentroamérica. Los pueblos indígenas de estazona vivían en el ecosistema del trópico húmedo,combinando las prácticas agrícolas con la caza, lapesca y la recolección sobre territorios selváticosrelativamente extensos. El patrón de poblamien-to era relativamente disperso y las densidadespoblacionales mucho más bajas que en la zonamesoamericana. La organización política incluíabandas, tribus y cacicazgos. Esta zona fue explo-rada por los españoles pero, en su mayor parte,escapó al dominio colonial y quedó como unazona de frontera en la cual hubo penetración es-porádica de misioneros y expediciones militarespara capturar indígenas y reducirlos. Los únicosasentamientos permanentes fueron los puertosde salida hacia el Atlántico, como Santo Tomásde Castilla, Trujillo, Omoa y Nombre de Dios-Portobelo. Estos pueblos sólo fueron sometidosal control de los Estados republicanos hacia fina-les del siglo XIX, situación peculiar que se debetanto a las características del medio natural de lazona, de acceso difícil para los que no habitan enél, como a la resistencia de los indígenas. A par-tir de la segunda mitad del siglo XVII, piratas ycomerciantes ingleses se asentaron en las costasde Belice y la Mosquitia, pero su influencia que-dó limitada a la costa y las riberas de ríos impor-tantes, y nunca se logró el desarrollo de unaverdadera economía de plantación.

Hacia finales del siglo XVI, una centuria des-pués de la penetración española, la nueva fisono-mía sociocultural de la región quedó consolida-da en torno a dos ejes principales: al noroeste, lafuerte persistencia de los rasgos étnicos y cultu-rales mesoamericanos, en el contexto de la suje-ción colonial; al sureste, la retracción de las et-nias indígenas, en una zona selvática y depoblamiento disperso. Este contraste no sólo tu-vo que ver con rasgos socioculturales prehispáni-cos, sino también con los efectos diferenciales dela catástrofe demográfica que afectó a las pobla-ciones desde el momento mismo de la conquis-ta. Al final de un siglo de horror y muerte, el ba-lance demográfico fue mucho más favorable enel área mesoamericana que en el sureste. Toma-dos como ejemplo dos casos de contraste extre-mo, Panamá y Guatemala, baste notar que la po-blación indígena de Panamá pasó de unos800,000 habitantes en 1500 a menos de 25,000hacia 1600, mientras que los 2,000,000 de indí-genas de Guatemala hacia 1500 se redujeron aunos 165,000 hacia 1600; la disminución fue de32 veces en el primer caso y de 12 veces en el se-gundo (Pérez-Brignoli, 2001). A estos datos hay

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naufragaron en las costas de esa isla en 1635 eindígenas locales; sin embargo, la llegada de co-lonos ingleses a Saint Vincent en el siglo XVIIIprovocó conflictos que acabaron con la expul-sión de todos los garífunas. Barcos ingleses losdesembarcaron en Roatán y las autoridades espa-ñolas los trasladaron a Trujillo, sobre la costahondureña; desde allí se dispersaron por la cos-ta caribeña de Centroamérica, desde Belice hastaLaguna de Perlas, en la Mosquitia nicaragüense.

Supervivencia y mestizaje

En el área mesoamericana la supervivenciaindígena y el crecimiento de las poblacionesmestizas tuvieron ritmos diferenciados. En parte,este proceso puede seguirse con los datos delcuadro 8.1, en el cual se observa que, mientrasGuatemala conservó un perfil de grandes mayo-rías indígenas -a pesar de que en un siglo el por-centaje con respecto a la población total bajó de82.3% a 65%-, El Salvador, Honduras y Nicara-gua apenas retuvieron entre un 20% y un 30%.En estos casos es obvio el fuerte avance del mes-tizaje o “ladinización”, pese a que la presencia in-dígena era todavía significativa. No se concocenbien todavía los procesos concretos que explicanestas diferencias de supervivencia y mestizaje, yque tuvieron lugar en un período relativamentelargo, durante los siglos XVII y XVIII.

En Costa Rica la proporción de población in-dígena era ya muy baja hacia 1800 y continuódescendiendo. Panamá, en la misma época, aun-que mantuvo proporciones similares a las de ElSalvador, compartió con Costa Rica el hecho deque estas comunidades se localizaban en territo-rios selváticos, de difícil acceso, y mostraban unpatrón de poblamiento bastante disperso.

La organización del Estado, realizada en el si-glo XIX a partir de la herencia burocrático-admi-nistrativa colonial, precedió a la formación de lanación. Las élites que tomaron el poder a partirde la independencia (1821) eran criollo-mesti-zas, e impusieron estos rasgos culturales comopropios de la nación, con una ideología quecombinaba el liberalismo del siglo XIX con el ca-tolicismo tradicional. Nótese que si bien el ele-mento religioso era secundario en un Estado quese proclamaba secular, estuvo siempre presente yno dejaba de representar un importante compro-miso con la tradición. La nación así definida ex-cluyó a los indígenas y a los afrocaribeños,dejándoles un lugar en la sociedad únicamentecomo mano de obra sometida y explotada. Laideología del progreso se propuso incorporarlos

que agregar que los 25,000 indígenas calculadospara Panamá hacia 1600 incluyen poblacionestrasladadas de otras zonas en las décadas anterio-res. En otras palabras, la población indígena dePanamá fue virtualmente exterminada por la ca-tástrofe demográfica; el vacío poblacional del Da-rién atrajo, en el siglo XVII, migraciones de ku-nas y emberás originadas en el norte de la actualColombia.

Los afro-centroamericanos

La introducción de esclavos africanos comen-zó muy temprano durante el período colonial, yafectó tanto a las zonas bajo control español co-mo a los sectores de la costa caribeña sometidosa la influencia británica. Pero su número siemprefue reducido con respecto a la población total;no hubo pues, en América Central, “sociedadesesclavistas”, sino más bien “sociedades con escla-vos”. Desde el punto de vista cultural, sin embar-go, la impronta africana negra fue significativa.En el siglo XVIII, en todas las ciudades impor-tantes había barrios de negros, pardos y mulatos.En las sociedades en que las poblaciones indíge-nas tenían poco peso relativo, la notoriedad so-cio-racial de estos grupos era manifiesta. Ejem-plos de esto se observan en los casos de CostaRica y Panamá. En 1778 (datos del “censo bor-bónico”), un 18% de la población de la provin-cia de Costa Rica era clasificada como parda ymulata, mientras que el 60% correspondía amestizos; en Panamá la proporción del grupo de“libres de todos los colores”, compuesto en sugran mayoría por negros, pardos y mulatos, al-canzaba el 56%, frente a un 23% de indígenas yun 6% de esclavos. En los dos casos, Costa Ricay Panamá, el grupo de españoles y criollos ape-nas sobrepasaba el 10% de toda la población.

La presencia étnica y cultural afrocaribeña enAmérica Central tuvo un importante refuerzocon las migraciones del período 1870-1930, pro-venientes sobre todo de Jamaica y Barbados. Losmigrantes de esta segunda fase fueron trabajado-res libres, de origen rural, atraídos por la expan-sión de las plantaciones bananeras en la costa ca-ribeña de la región y la construcción del Canalde Panamá. El inglés creole, en diferentes varian-tes, es todavía la lengua hablada por muchosmiembros de los grupos que descienden de estasegunda oleada migratoria.

Los garífunas tienen una historia peculiar:llegaron al golfo de Honduras hacia 1797, proce-dentes de Saint Vincent. El grupo era productode la mezcla entre esclavos africanos que

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paulatinamente a la ciudadanía a través de laaculturación y el avance material, pero sin pro-gramas concretos que fueran más allá de vagasdeclaraciones retóricas y la insistencia en el ca-rácter “civilizador” del trabajo1. Se configuró asíun Estado-nación monoétnico, que hallaba sufundamento ideológico en la herencia culturalhispano-criolla, agregándole algunos componen-tes indígenas idealizados2 de tipo épico-arqueo-lógico: héroes de la época de la conquista, comoLempira o Tecum-Umán, y ruinas de una civili-zación antiquísima, como Copán o Tikal. Porotra parte, los elementos culturales afrocaribeñossiempre estuvieron ausentes en las construccio-nes ideológicas de los Estados-nación centroa-mericanos.

A finales del siglo XIX comenzaron a prolife-rar los estudios etnográficos y lingüísticos de losgrupos indígenas. Las iniciativas provenían, porlo general, de investigadores europeos y estadou-nidenses3 y, en un principio, tuvieron poca re-percusión en las sociedades nacionales. Pero, po-co a poco, las élites intelectuales criollo-mestizascomenzaron a interesarse por los indígenas a tra-vés de la arqueología, la historia y la literatura.En este sentido la publicación de Leyendas deGuatemala (1930), de Miguel Angel Asturias,marcó el inicio de una nueva época. Poco des-pués aparecieron los primeros antropólogos pro-fesionales4 y en 1945, el gobierno de Arévalocreó en Guatemala el Instituto Indigenista Nacional.

Los grandes cambios políticos y sociales delsiglo XX, que pueden resumirse en el reformis-mo y sus variantes, junto con algunos intentosrevolucionarios de signo socialista, no alteraron

CUADRO 8.1

336 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

el eje central del Estado-nación liberal, monoét-nico y excluyente. La extensión de la ciudadaníay la democracia se concibió siempre como la in-corporación de los excluidos a la cultura criollo-mestiza del Estado nacional, etiquetada ahoracon las palabras, aparentemente neutras e intem-porales, de nación guatemalteca, salvadoreña,hondureña, nicaragüense, costarricense y pana-meña. Esas visiones se reflejaron en las concep-tualizaciones de las ciencias sociales en las déca-das de 1950, 1960 y 1970. Esos enfoques sepueden agrupar en dos grandes tipos: a) la pers-pectiva de la “ladinización-modernización” y b)la perspectiva del subdesarrollo y la dependencia.

La primera perspectiva alcanzó su expresiónmás elaborada y distinguida en los trabajos delantropólogo Richard N. Adams, basados en unadetallada encuesta etnográfica realizada entre1951 y 1954 (Adams, 1956). El mapa 8.1 resu-me en forma simplificada los principales hallaz-gos y conceptos de Adams5. Un “componentecultural” es definido como un conjunto de rasgosculturales comunes, observables en valores yconductas compartidos por un grupo poblacio-nal; los componentes culturales se ubican dentrode “tradiciones culturales” que se reconocen porsu similaridad presente e histórica y manifiestan,también, variantes “regionales”. En la AméricaCentral que estudió, Adams reconoce ocho tradi-ciones culturales6, cada una con sus variantes re-gionales, hasta llegar a la identificación de los di-ferentes componentes culturales. El mapa 8.1expone únicamente las tradiciones y componen-tes culturales más significativos, según el núme-ro de habitantes y el área geográfica ocupada.

Centroamérica: población total y población indígena. 1800 y 1900 (en miles y porcentajes)

1800 1900Población total Porcentaje Población total Porcentaje

(en miles) de población indígena (en miles) de población indígena

Costa Rica 49 4.2 288 1.0El Salvador 239 34.7 943 20.0Guatemala 393 82.3 1,430 65.0Honduras 143 23.0 529 21.0Nicaragua 160 27.6 429 34.5Panamá 70 30.5 227 20.3

Fuente: Pérez-Brignoli, 2001.

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 337

Hay tres tradiciones culturales regionales dentrode la tradición cultural hispanoamericana (áreasen amarillo y naranja del mapa 8.1): la “ladina”,que abarca todo el sector de cultura mesoameri-cana al momento de la conquista, la “meseta central”en las tierras altas de Costa Rica y los “paname-ños”. Los componentes culturales mesoamerica-nos se presentan en tres variantes: tradicional, mo-dificado y “ladinizado”, categorías que indicangrados sucesivos de aculturación. En cuanto a latradición cultural “sudamericana” y “afroameri-cana”, sólo se presentan los principales puebloscon sus nombres y localizaciones aproximadas(áreas verdes en el oriente y el sur del área).

Siendo el propósito de los textos de Adams ladescripción y el diagnóstico con una fuerte baseempírica, llama la atención que no consideraracomo unidad de análisis a grupos étnicos sino,más bien, la categoría analítica de “componentesculturales”. Por otra parte, las naciones y las na-cionalidades centroamericanas no son tratadasespecíficamente, a pesar de reconocer que “enmuchas fases de la cultura han jugado, y conti-nuarán jugando un papel importante” (Adams,1956). El notable trabajo de Adams, basado en

una extensa investigación empírica, y el primeroen proponer con detallado conocimiento una vi-sión global de Centroamérica, se ubica en uncontexto intelectual y político en que predominala idea de que los países del área están experi-mentando un fuerte proceso de modernizacióneconómica, política y social, y que tenderán, enel futuro, a una cierta homogeneización cultural(Adams, 1971b). Uno de los voceros del Semina-rio de Integración Social Guatemalteca, institu-ción que el propio Adams contribuyó a formar, yque publicó en español casi todos los trabajos deantropología sobre Guatemala, lo indica con cla-ridad en el prólogo que escribió, precisamentepara uno de los trabajos de este investigador:

“El cambio de la sociedad guatemalteca esinevitable, más aún, es deseable (...) Algún díahemos de alcanzar, y pueda que no sea sino unsueño irrealizable, una cultura verdaderamentenacional, homogénea y capaz de articular en suseno elementos del abigarrado mosaico que hoydía es Guatemala, capaz, por ende, de permitirconvivir sin fricciones a indios y ladinos”(Adams, 1971a).

Dado que en la década de los sesenta este

MAPA 8.1

Centroamérica:localización de algunos componentes culturales. 1950-1955

PAYA SUM

U

MISK

ITO

MISKITO

RAMA

GUATUSO

TOLUPAN

JICAQUE

G A R I F U N A S

ISLEÑOS

MAYA

LENCA

MATAGALPA

MonimbÛ

Subtiava

El ParaÌso

ConchaguaCacaopera

Matamb˙

Guazacap·nChiquimulilla

TALAMANCA

GUAYMI

CUNA

CHOC”

Ladinos

Meseta central

Panameños

Tradicional

ModificadoLadinizado

Tradicionesregionaleshispano-americanas

Componentesculturalesmeso-americanos

RAMA Pueblos

Subtiava Lugares

Componentes culturales de América Centralsegún Richard N. Adams (1956)

Se han omitido varias tradiciones europeas y asiáticasdispersas en toda la región. Las áreas indicadas tienen a veces una ocupación mixta; por ejemplo, ciudades del áreade tradición cultural mesoamericana tienen usualmente residenteshispano-americanos. Sólo se han indicado las comunidades indígenasladinizadas más importantes. La localización de los Payas, Sumus yMiskitos no es precisa dado el carácter disperso del poblamiento.El Petén y Belice fueron omitidos en su mayor parte debido a queno fue posible realizar allí trabajo de campo (Notas de Adams, resumidas).

Límitesaproximadosde los grupos

Fuente: Pérez-Brignoli, 2003.

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338 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

RECUADRO 8.1

enfoque de la modernización/”ladinización” seconvirtió en contraparte cultural de la industria-lización y el desarrollo del Mercado Común Cen-troamericano, conviene considerar también laperspectiva de posiciones intelectuales más radi-cales. En ese sentido, la obra de Edelberto TorresRivas Interpretación del desarrollo social centroame-ricano (Torres, 1971) es la referencia obligada,concebida en el marco de la “sociología de la de-pendencia”, en la vertiente desarrollada por IL-PES/CEPAL bajo el liderazgo intelectual de Fer-nando Henrique Cardoso, Osvaldo Sunkel yEnzo Faletto. En este enfoque “histórico-estruc-tural” se enfatizan las relaciones de clase y lasmodalidades y consecuencias de las vinculacio-nes de las sociedades centroamericanas con elmercado mundial; los indígenas mesoamerica-nos aparecen reducidos a su carácter de campe-sinos y mano de obra explotada y lo mismo ocu-rre con los trabajadores del enclave bananero.Sobra decir que el silencio étnico de la “sociolo-gía de la dependencia” estaba también presenteen la obra referida al conjunto de América Latina

firmada por los fundadores de esta corriente(Cardoso y Faletto, 1969). Las razones de este si-lencio hay que buscarlas en las variables que seestimaban relevantes para explicar los fenóme-nos del desarrollo y la dependencia, y no, por su-puesto, en la ignorancia de que existían pobla-ciones indígenas y afroamericanas sometidas a laexplotación y la discriminación7. En la explica-ción “histórico-estructural” privilegiada por la“sociología de la dependencia”, las dimensionesétnicas (reducidas casi siempre a vistosos rasgosculturales diferenciales) tendían a ser considera-das como epifenómenos de las relaciones de cla-se, definidas básicamente en la esfera económica.Una versión muy extrema de esta postura apare-ció en la obra de Guzmán Böckler y Herbert(1970). Estos autores sostuvieron que en Guate-mala las relaciones entre ladinos e indígenas eransimplemente relaciones de clase, es decir, de ex-plotación, que sólo podrían ser superadas cuan-do la revolución eliminara la situación colonial,y que el ladino era un ser “ficticio”, es decir, unaespecie de aberración o anomalía social. Al

La tendencia al rechazo del antiguo modelo de Esta-do nacional monoétnico y homogéneo, y el cambio

hacia un nuevo modelo de Estado multinacional o plu-riétnico es un fenómeno global (PNUD, 2002a).

Will Kymlicka considera que existen tres razones paraello: una es que la búsqueda de la homogeneización hademostrado ser un fracaso. Por ejemplo, los Estadosaprobaron leyes señalando como condición necesariapara adquirir la ciudadanía hablar o asistir a la escuelaen el idioma dominante. Sin embargo, aun cuando sehan utilizado todos los poderes de presión, incentivos ycoerción sobre los pueblos y naciones, “otros” han so-portado y mantenido su deseo de sobrevivir como socie-dades y pueblos específicos y diferenciados. Una segun-da razón es que se ha demostrado claramente que no esnecesario excluir o asimilar a los pueblos y nacionesmarginados para ser un país exitoso. La tercera razónpara el cambio es el reconocimiento creciente de que elmodelo actual es injusto (PNUD, 2002a).

Debido a estas razones, muchas democracias occi-dentales han abandonado la meta de mantenerse comoEstados mononacionales homogéneos y están despla-zándose en dirección a convertirse en Estados multina-cionales o pluriétnicos. En este nuevo modelo los grupos

étnicos han ido adquiriendo alguna forma de autonomíao autogobierno, normalmente con una base territorial,junto con el reconocimiento de sus idiomas y de otros ti-pos de demandas. Esta es una tendencia importante ytodavía en proceso de desarrollo (PNUD, 2002a).

El reto que enfrentan por todos los países con pue-blos indígenas consiste en pasar de su concepción denación conformada en términos de “ciudadanía” homo-génea y monoétnica, a una concepción plural, que dé lu-gar a la riqueza y diversidad de culturas y pueblos quelos conforman. Significa reconocer derechos colectivos yespecíficos de los pueblos indígenas consagrados en elConvenio 169 de la OIT y en el borrador de la Declara-ción Universal de los Derechos Indígenas de la ONU,además del ejercicio efectivo de sus derechos individua-les. Significa también una profunda transformación de laestructura e institucionalidad del Estado, a fin de garan-tizar la ampliación de los espacios de representación in-dígena y étnica, y realizar modificaciones en temas cla-ve como reconocimiento territorial, educación bilingüe eintercultural, oficialización de los idiomas indígenas, plu-ralidad de los sistemas jurídicos, reconocimiento y respe-to a las culturas y la espiritualidad indígenas (Kaji´E yOCAA,2001)

Los Estados pluriétnicos: una tendencia global

Fuente: Elaboración propia con base en Torres, 1971.

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 339

lenca, localizada en las montañas del occidentede Honduras y en el oriente de El Salvador, seasienta en lo que puede considerarse un espaciode transición entre las culturas indígenas mesoa-mericanas y las del sureste centroamericano. Elpueblo garífuna vive en las costas de Belice yHonduras y en Laguna de Perlas, en la Mosqui-tia nicaragüense. Los afrocaribeños que hablaninglés creole se ubican a lo largo de la costa cari-beña de la región, incluyendo las pequeñas islascercanas al litoral, en el centro y el sureste del ist-mo de Panamá. En el mapa se ha incorporadotambién a Jamaica, lugar de origen de la granmayoría de los migrantes afrocaribeños que seasentaron en las costa de Centroamérica entre1880 y 1930. Los Estados nacionales se mues-tran en el mapa con sus límites políticos y sus ca-pitales. Una tabla resumen presenta las poblacio-nes indígenas de cada país en números absolutosy como porcentaje de la población total. No seconsignaron cifras sobre las poblaciones afrocari-beñas debido a la falta de datos precisos para Ni-caragua y Panamá.

El mapa 8.2 fue elaborado con base en losdos mapas preparados por Native Lands (Centerfor the Support of the Native Lands, 2003), bajo

considerar a los indígenas como una clase social,las diferentes etnias sencillamente desaparecíanfrente a lo que se consideraba como esencial8.

La diversidad étnica a comienzos del siglo XXI

Supervivencia étnica y Estados nacionales: un mapa tentativo en el año 2000

El mapa 8.2 representa espacialmente la di-versidad étnica y cultural de América Central ha-cia el año 2000. Cinco siglos después de la con-quista, persisten todavía rasgos del pasadoprehispánico. Las lenguas y culturas mesoameri-canas se extienden desde Yucatán y Chiapas (Mé-xico) hasta el pequeño enclave indígena de Ma-tambú en la península de Nicoya (Costa Rica).Su presencia es masiva en los altiplanos y las tie-rras bajas del Petén, en Guatemala, y se va dis-persando a medida que descienden hacia Hon-duras, El Salvador y Nicaragua. Los pueblosindígenas del sureste habitan las tierras bajas dela vertiente caribeña de Centroamérica, en lasmontañas de Talamanca (Costa Rica) y en variosenclaves del centro de Honduras. La cultura

MAPA 8.2Centroamérica: diversidad étnica y cultural de los pueblos. 2000

Lenguas y culturas mesoamericanas

Cultura lenca

Lenguas y culturas indígenas del sureste

Lengua y cultura garífuna

Lengua creole (inglesa) y cultura afrocaribeña

EL SALVADOR

NICARAGUA

HONDURAS

COSTA

RICA

PANAMÁ

BELICE

GUATEMALA

MÉXICO

JAMAICA

HONDURAS Estados nacionales

Tegucigalpa

San Salvador

Managua

Panamá

Guatemala

San José

Belmop·n

Límites entre Estados nacionales

Capitales estatales

COLOMBIA

Guatemala BeliceHondurasEl SalvadorNicaraguaCosta RicaPanamá

Poblaciones indígenas*4,847,138

45,000440,313

sin datos393,85063,876

284,754

43%19%7%

8%2%

10%

* Números absolutos y porcentaje sobre la población total

OCÉANO PACÍFICO

Kingston

Fuente: Pérez-Brignoli,2003.

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340 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

CUADRO 8.2

1995, el Estado guatemalteco reconoció que Gua-temala era una nación “multicultural, pluriétnica ymultilingüe” y que en su interior convivían trespueblos indígenas: mayas, xincas y garífunas.

El mapa 8.3 presenta la distribución espacialaproximada de lenguas y etnias indígenas haciael año 2000. En las áreas grises se hablapredominantemente español o varias lenguas in-dígenas. Las áreas no han experimentado gran-des modificaciones en los últimos cincuentaaños; eso es lo que se deduce de una comparacióncon los mapas de Goubaud (1946) y Nühn et al(1975).

la dirección de Mac Chapin (Chapin, 1992), losmapas lingüísticos de Ethnologue (Grimes, 2000),los mapas de Nühn (Nühn et al, 1975) y Davidson(Davidson y Counce, 1989), y la más reciente in-formación censal (censos realizados entre 1994 y2001). Sólo en Costa Rica y Panamá las áreas colo-readas en verde indican territorios indígenas ofi-cialmente reconocidos por el Estado. En los demáscasos, esas áreas indican territorios donde un nú-mero significativo de habitantes muestra rasgosculturales indígenas o afrocaribeños9. Además, elmapa refleja la diversidad étnica y cultural deAmérica Central. En el año 2000 las poblacionesindígenas pueden estimarse entre seis y siete millo-nes de personas. Aunque no hay cifras confiablessobre las poblaciones afrocaribeñas en toda la re-gión, su presencia étnica y cultural es manifiesta.

Las particularidades subregionales

Trazado el panorama general de Centroamé-rica, conviene ahora especificar algunas particula-ridades subregionales: la variedad de etnias y len-guas indígenas de Guatemala, dentro de latradición cultural mesoamericana; la persistenciade rasgos indígenas en algunas comunidades de ElSalvador; la confluencia y el contraste de tradicio-nes culturales que se observa en Honduras y Nica-ragua, y la pervivencia indígena en las tierras bajasdel trópico húmedo en Costa Rica y Panamá.

Guatemala: lenguas y etnias

La diversidad de grupos étnicos es una carac-terística fundamental de la población indígenade Guatemala. En la actualidad se distinguen 24grupos, incluyendo al pueblo garífuna. Algunosdatos disponibles se presentan en el cuadro 8.2,en el cual se incluye también una comparacióncon datos de 1988. Es importante notar que has-ta 1950 (Adams, 1996) los pueblos indígenaseran denominados “indios” o “naturales” y usual-mente se autoidentificaban con el municipio ocomunidad de residencia. La lengua hablada eraun rasgo étnico distintivo, pero no se utilizabapara la identificación étnica, fuera ésta interna oexterna10. La situación cambió en las décadas si-guientes, debido a la movilización social y políti-ca de los pueblos indígenas. Los términos lin-güísticos empezaron a utilizarse para identificar agrupos étnicos diferentes; el término “maya” co-menzó incluso a ser empleado para referirse a to-da la población indígena perteneciente a gruposlingüísticos mayas. En el Acuerdo sobre Identidady Derechos de los Pueblos Indígenas11, firmado en

Guatemala: distribución de los pueblos indígenas por

grupo étnico. 1988 y 2000(porcentajes)

Grupo étnico 1988a/ 2000Achi’ 2.0 0.9Akateko 0.7 0.6Awakateko 0.5 0.5Ch’orti’ 1.8 1.2Chuj 1.0 1.4Garífuna 0.1Itza’ 0.1 0.0Ixil 2.4 2.1Kaqchikel 13.7 16.8Kíche’ 31.2 29.1Mam 23.1 18.4Mopan 0.2 0.0Popti’ o Jakalteko 1.1 1.4Poqomam 1.1 2.1Poqomchi’ 1.7 4.1Q’anjob’al 3.8 3.4Q’eqchi’ 12.2 13.8Sakapulteko 0.7 0.7Sipakapense 0.1 0.1Tektiteko 0.1 0.1Tz’utujil 2.7 2.4Uspanteko 0.1 0.4Xinca 0.3Total 100.0 100.0

a/ Estas estimaciones identifican únicamente el nú-mero de hablantes de cada lengua y son el resulta-do del Proyecto Lingüístico Francisco Marroquín.

Fuente: Cotjí y López, 1998; Grünberg y Reyna,2001.

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CUADRO 8.3

CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 341

la información como por la dificultad para obte-ner un procesamiento desagregado. Es posibleque esta situación cambie cuando estén disponi-bles los datos del nuevo censo de población,realizado en 2002.

El Salvador: comunidades con rasgos indígenas

Un reciente estudio patrocinado por CON-CULTURA, RUTA, el Banco Mundial y el comitéMultisectorial de los Pueblos Indígenas definió alos indígenas de El Salvador como “pueblos o

No todos los indígenas hablan una lengua in-dígena. Este rasgo queda claro en el cuadro 8.3,calculado a partir de los datos del censo de 1994.Se puede ver que alrededor de un 30% de los in-dígenas no son hablantes de una lengua indígena.

Las relaciones interétnicas de Guatemala es-tán en un rápido proceso de transformación. Estashan sido examinadas en una amplia investiga-ción que toca aspectos históricos y etnográficos(ver recuadro 8.2). Sin embargo, los datos esta-dísticos disponibles para entender estos cambiosson limitados, tanto por la forma del registro de

MAPA 8.3Guatemala:

lenguas y etnias indígenas. 2000

Fuentes: Cotjí, Narciso, 1988; Grunberg y Reyna, 2001.

1. Achi'2. Akateko3. Awakateko4. Ch'orti'5. Chuj6. GarÌfuna7. Itza'8. Ixil9. K'iche'

10. Kaqchiquel11. Mam12. Mopan13. Popti' o Jakalteko14. Poqomam15. Poqomchi'16. Q'anjobal17. Q'eqchi'18. Sakapulteko19. Sikapapense20. Tektiteko21. Tz'utujil22. Uspanteko23. Xinca

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

11

12

13

14

14

15

1617

1819

20

21

22

23

MEXICO

BELICE

HONDURAS

EL SALVADOR

OCEANO PACÍFICO

Investigación, diseño y cartografía: Héctor Pérez Brignoli

Guatemala: porcentaje de hablantes de lenguas indígenasen la población indígena. 1994

Sexo Habla No habla Sin datos Total

Hombres 63.0 31.8 5.2 100.0Mujeres 64.6 30.6 4.8 100.0

Fuente: CIRMA, 1994.

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342 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

RECUADRO 8.2

Dos libros publicados recientemente por el Centro de Investiga-ciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA), en el marco delproyecto “¿Por qué estamos como estamos?”, examinan el te-

ma de las identidades y las relaciones étnicas en Guatemala. El pro-yecto tiene una duración de casi cuatro años y su resultado será lapublicación de siete obras y dieciséis etnografías, además de la reali-zación de una campaña -que durará al menos tres años más- para lle-var el tema al amplio público. Etnicidad, Estado y Nación en Guate-mala, 1808-1944 y Las relaciones étnicas en Guatemala, 1944-2000,son los primeros títulos de la colección.

Etnicidad, Estado y Nación en Guatemala, 1808-1944

En la primera de estas obras se analiza el papel del Estado moder-no republicano en la construcción de la identidad nacional guatemal-teca desde los supuestos étnicos y, en consecuencia, el manejo insti-tucional de la diversidad étnica en ese proceso. El estudio examina laidea de Guatemala como Estado-nación construido históricamente apartir de la reducción de la complejidad étnica de esa sociedad a labipolaridad “ladino-indígena”. Estas categorías básicas de la ideolo-gía étnica oficial determinaron el alcance y la orientación de las polí-ticas y las prácticas del Estado republicano guatemalteco, en funciónde un proyecto económico y político que históricamente se ha bene-ficiado del mantenimiento de las diferencias étnicas. El resultado fuela constitución de una ciudadanía restringida para los indígenas.

De acuerdo con el estudio, el político republicano terminó por pri-vilegiar la noción colonial de las “dos repúblicas”, y justificó un ma-nejo segregado y jerárquico de las clases y grupos étnicos que inte-graban la sociedad. Gradualmente se fueron creando fórmulas departicipación ciudadana que mantuvieron el interés por diferenciar aindígenas de ladinos, lo cual implicó el reconocimiento explícito de ladiversidad étnica.

Así, los ladinos lograron una mayor participación en la educación yen el ejercicio ciudadano, lo que se tradujo en movilidad laboral y ac-ceso a la tierra, hasta el punto de que llegaron a ser el “alma” deldespegue cafetalero, lo que los llevaría a liderar la Revolución Liberalde 1871 y, por esta vía, a desplazar la hegemonía criolla. Los facto-res que, a los ojos de los constructores del proyecto nacional ladino,explicaban la resistencia indígena al proceso asimilacionista eran elatraso, la multiplicidad de idiomas y una estrecha visión de comuni-dad, en el mejor de los casos limitada a un espacio municipal.

El Estado liberal utilizó la educación para fundamentar ideológica-mente el proceso homogeneizador en el largo plazo. La fórmula parala asimilación cultural de los indígenas buscó que los contenidoseducativos se centraran en los argumentos de civilización y en la

necesidad de su conversión ciudadana de este grupo. En función deello, su principal objetivo sería la castellanización. Sin embargo, y apesar de la universalidad pregonada por el Estado liberal con la edu-cación laica y generalizada, la realidad hizo que, por razones econó-micas e ideológicas, no se diera la escolarización masiva de la pobla-ción y el acceso sólo fuera posible a personas con determinadosrecursos o que estuvieran ubicadas en áreas urbanas, de donde lacobertura iría expandiéndose hacia las áreas rurales.

Después de examinar los sistemas de trabajo, el estudio concluyeque la concepción de progreso de las élites económicas y políticas li-berales las orientaba a pensar que, para el buen funcionamiento dela economía, debía forzarse la movilización de los trabajadores ycambiar el sentido indígena de posesión y trabajo de la tierra. De es-ta manera se cerraba el círculo jurídico legal, pues los indígenas, co-mo trabajadores agrícolas forzados, tenían limitado el acceso a laeducación.

Las relaciones étnicas en Guatemala, 1944-2000 En el segundo libro se busca establecer el impacto de la participa-

ción del Estado y el desarrollo de las relaciones étnicas en Guatema-la desde 1944, a partir de los datos proporcionados por dieciséis tra-bajos etnográficos y por la investigación histórica de esas relacionesdurante los siglos XIX y XX. Las áreas temáticas examinadas fuerontierra, trabajo, población, migración, educación, participación políti-ca y ciudadanía, gobierno local, identidad y relaciones étnicas.

Entre las conclusiones de este trabajo se señala que, a principiosde los ochenta, el Estado respondió a la movilización de grupos in-dígenas con la restricción de los espacios políticos y desencadenóuna violencia estatal contra toda la población, pero concentrada enlos indígenas. De este modo trató de destruir la base social insurgen-te, asumiendo como política el prejuicio que alimenta el temor deuna venganza étnica. Inicialmente esta violencia desaceleró muchosprocesos de cambio, modificó la estructura de poder y desarticuló laseconomías locales de una buena parte de las comunidades indíge-nas. Pero sus efectos mediatos llevaron al aumento de la presenciaestatal en las comunidades, a la disminución de la influencia políti-ca y económica ladina, al fortalecimiento del poder local indígena yal incremento de la emigración. Esto ha permitido, en primera instan-cia, una mayor visibilización de los indígenas en términos naciona-les, así como un acercamiento entre estos y los ladinos medios y po-bres. Al mismo tiempo, ha reforzado el interés de los indígenas porsu propia movilización y una mayor identificación entre los diversosgrupos indígenas, sostenida cada vez más en una ideología étnicamulticultural.

La reflexión sobre las relaciones interétnicas en Guatemala

Fuente: CIRMA, 2003.

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 343

agrupaciones mayoritariamente rurales con fuer-te ascendencia indígena y autodefinidos comoindígenas” (CONCULTURA et al, 2002). Una de-tallada encuesta etnográfica12 realizada en 2001detectó 67 comunidades, distribuidas en todo elpaís, donde se observaba la persistencia de ras-gos y prácticas culturales indígenas. Estas comu-nidades se presentan en el mapa 8.4. El estudiotambién identificó tres grupos étnicos diferentes:los nahua/pipiles, los lencas de la rama potón ylos cacaoperas. Ni el lenca ni el cacaopera sobre-viven lingüísticamente; el nahua es hablado to-davía por algunos ancianos y sólo en familia(CONCULTURA et al, 2002). Como referencia,

el mapa 8.4 incluye también los territorios indí-genas identificados por Native Lands.

Honduras y Nicaragua:confluencia de pueblos y culturas indígenas

En Honduras y Nicaragua confluyen pueblosy culturas. En el occidente se prolongan lasculturas mesoamericanas; en el oriente, los pue-blos indígenas del sureste centroamericano, queguardan estrecho parentesco lingüístico y cultu-ral con las civilizaciones indígenas del norte deSudamérica. A estas tradiciones culturales seagregan otras, más recientes, provenientes del

MAPA 8.4 El Salvador:comunidades indígenas. 2000

0 10 20 30 40

kms

San Miguel

San Salvador

Santa Ana

GUATEMALA

HONDURAS

OCÉANO PACÍFICO

1

2

345

6

7

1. Chalchuapa (Santa Ana)2. Texistepeque (Santa Ana)3. Apaneca (Ahuachapán)4. Concepción de Ataco (Ahuachapán)5. San Francisco MenÈndez (Ahuachapán)6. San Pedro Puxtla (Ahuachapán)7. Tacuba (Ahuachapán)8. Caluco (Sonsonate)9. Cuisnahuat (Sonsonate)

10. Izalco (Sonsonate)11. Juayía (Sonsonate)12. Nahuizalco (Sonsonate)13. Nahuilingo (Sonsonate)14. Salcoatitán (Sonsonate)15. San Antonio del Monte (Sonsonate)16. San Julián (Sonsonate)17. Santa Catarina Masahuat (Sonsonate)18. Santa Isabel Ishuatán (Sonsonate)19. Santo Domingo de Guzmán (Sonsonate)20. Sonsonate (Sonsonate)21. Sonzacate (Sonsonate)

8

9

10

11

12

13

14

1516

17

18

19 2021

22.Tejutla (Chalatenango)23. Nueva Concepción (Chalatenango)24. Panchimalco (San Salvador)25. Rosario de Mora (San Salvador)26. Santiago Texacuangos (San Salvador)27. Tonacatepeque (San Salvador)28. Cojutepeque (Cuscatlán)29. Monte San Juan (Cuscatlán)30. San Pedro Perulapán (Cuscatlán)31. Santa Cruz Analquito (Cuscatlán)32. Santa Cruz Michapa (Cuscatlán)33. Chiltiupán (La Libertad)34. Huizúcar (La Libertad)35. Jayaque (La Libertad)36. Jicalapa (La Libertad)37. Teotepeque (La Libertad)38. Tepecoyo (La Libertad)39. Apastepeque (San Vicente)40. San Sebastián (San Vicente)41. San Antonio Masahuat (La Paz)42. San Francisco Chinameca (La Paz)

2223

24

25

26

27

2829

30

31

32

33 34

35

3637

3839

40

4142

43

4445

46

47

48 49

43. San Juan Nonualco (La Paz)44. San Juan Tepezontes (La Paz)45. San Miguel Tepezontes (La Paz)46. San Pedro Masahuat (La Paz)47. San Pedro Nonualco (La Paz)48. Santiago Nonualco (La Paz)49. Zacatecoluca (La Paz)50. Conchagua (La Unión)51. Yucuayquín (La Unión)52. Lolotique (San Miguel)53. Moncagua (San Miguel)54. Ereguayquín (Usulután)55. Jiquilisco (Usulután)56. Ozatlán (Usulután)57. Tecapán (Usulután)58. Cacaopera (Morazán)59. Chilanga (Morazán)60. Guatajiagua (Morazán)61. San SimÛn (Morazán)62. Sensembra (Morazán)

50

5152 53

5455

56

57

5859

60

61

62

Comunidades con presencia indÌgena según ConculturaCiudades importantesLímites departamentalesLímites internacionales (según las fuentes salvadoreñas)

Territorios indígenas según Native Lands

LENCA

LENCA

LENCA

LENCA

LENCA

CACAOPERA

NAHUA/PIPIL

NAHUA/PIPIL

NAHUA/PIPIL NAHUA/PIPIL

Fuente: Pérez-Brignoli, 2003.

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344 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

Caribe: garífunas y afrocaribeños. Esta confluen-cia está, como puede verse en el mapa 8.2, mu-cho menos presente en el resto de América Central.

El mapa 8.5 muestra los pueblos y territoriosindígenas de Honduras (Rivas, 1993; Barahona yRivas, 1996) hacia el año 2000. Los garífunas seextienden a lo largo de toda la costa caribeñahasta la desembocadura del río Sico o Tinto, dis-tribuidos en 43 pueblos y aldeas. En las Islas dela Bahía habitan grupos de ascendencia afrocari-beña, hablantes de inglés creole.

Lencas y chortís se han convertido desde ha-ce mucho tiempo en “campesinos de tradiciónindígena” (Chapman, 1985). Los chortís perte-necen al grupo maya, mientras que el origen delos lencas es desconocido; sus prácticas agríco-las, sin embargo, pertenecen a la tradición cultu-ral mesoamericana. Los tolupanes o xicaques13

están distribuídos en 28 tribus, localizadas en lu-gares de difícil acceso en los municipios de Yoro,Olanchito, Victoria, Negrito, Yorito, Orica y Mo-razán. La mayoría de los tolupanes ya no hablasu lengua (Rivas, 1993). Los pech o payas14 ha-bitan en el oriente de la Mosquitia hondureña yel noroeste del departamento de Olancho distri-

buidos en 12 comunidades (Rivas, 1993). Los ta-wahkas o sumos15 viven en el interior de la Mos-quitia hondureña, en 7 comunidades.

El pueblo miskito es mucho más numerosoque los tolupanes, pech y tawahkas; sus asenta-mientos también se extienden ampliamente so-bre la Mosquitia nicaragüense. El mapa 8.6muestra la situación de los pueblos y territoriosindígenas de Nicaragua. En las tierras bajas de lacosta caribeña conviven miskitos, sumus, ramas,garífunas y afrocaribeños. En el centro y el occi-dente se observa la persistencia de algunos gru-pos de tradición cultural mesoamericana: na-huas, nicaraos, subtiavas y matagalpas.

La variada composición étnica de las pobla-ciones del Caribe centroamericano no impide,sin embargo, que las formas de vida y la organi-zación social de estos grupos sean bastante pare-cidas. Se trata, en todo caso, de adaptaciones alhábitat propio de la selva tropical lluviosa. El po-blamiento es muy dispero y la organización so-cial, siguiendo la conocida clasificación de El-man Service (1975), de tipo tribal. Todos estospueblos viven de la pesca, la caza, la recoleccióny el cultivo de raíces como la yuca. En el mapa

MAPA 8.5

EL SALVADOR NICARAGUA

H O N D U R A S

GUATEMALA

Tegucigalpa

San Salvador

TOLUPAN PECH

TAWAHKA

LENCA

LENCA

CHORTÕ

NAHUA

MATAGALPAS

SUMU

MISKITO

MISKITO

ISLEÑO

GARÍFUNA

PECHLímites aproximados de losterritorios indígenas

Nombres de los pueblos indígenas

OCÉANO PACÍFICO

GOLFODE

HONDURAS

MAR

CARIBE

Honduras:pueblos y territorios indígenas. 2000

Fuente: Pérez-Brignoli, 2003.

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 345

8.2 se localizan en las áreas del litoral caribeñocoloreadas con verde, desde la costa norte deHonduras hasta la península del Darién, en Pa-namá. Pequeñas aldeas, construidas generalmen-te en la ribera de los ríos, constituyen la célulabásica de los asentamientos.

Los recursos necesarios para su supervivenciay reproducción son complejos, ya que implicandiferentes grados de uso del suelo, la selva, losríos y la costa. Recientes experiencias de mapeoen la Mosquitia hondureña y el Darién realizadascon participación de los indígenas, de técnicos yde representantes del gobierno, ilustran bien lacomplejidad de la situación. Para fijar las ideasconviene notar que, por ejemplo, la comunidadde Krausirpe, integrada por 650 personas de laetnia tawahka utilizaba para subsistir, en 1990,un área aproximada de 770 km2. Las tierras deuso agrícola, las únicas suceptibles de ser medi-das y tituladas con facilidad de acuerdo con las

leyes del Estado hondureño, apenas representa-ban el 5% de la extensión total. El resto de los re-cursos territoriales involucrados presentaba mu-chos traslapes con los empleados porcomunidades vecinas. La experiencia de mapeoparticipativo en la Mosquitia hondureña conclu-yó con un mapa en que se localizaron 172 comu-nidades de más de 5 casas, agrupadas en 17 “zo-nas de subsistencia”16.

Costa Rica y Panamá:supervivencia indígena en el trópico húmedo

Los pueblos indígenas de Costa Rica y Panamátienen un importante rasgo en común: en su ma-yoría habitan en territorios delimitados, recono-cidos por el Estado y ubicados en el trópicohúmedo.

El mapa 8.7 presenta los territorios indígenasde Costa Rica (Guevara y Chacón, 1992) con in-

MAPA 8.6

Tegucigalpa

Managua

GranadaMasaya

Rivas

Jinotega

Bluefields

PuertoCabezas

Puerto Lempira

Waspuk

Lago

Nicaragua

OCÉANO

PACÍFICO

MARCARIBE

COSTA RICA

HONDURAS

RAMA

CREOLE

RAMA Y CREOLE

CREOLE

SUMU Y MISKITO

MISKITO

MISKITO

MISKITOTAWAHKA

SUMUSUMU

GARIFUNA

CREOLE MISKITO

RAMA

SUMU

MULTIÉTNICOMULTIÉTNICO

MULTI…TNICO

NAHUA

MATAGALPA

MATAGALPA

SUBITAVA

NICARAO

León

NICARAO

MALEKU

MISKITO

SUMU

Límites aproximados de los territoriosindígenas

Nombres de los pueblos indígenas

L.Managua

MISKITO

MULTI…TNICO CREOLE CREOLE

Investigación, diseño y cartografía: Héctor Pérez Brignoli

Nicaragua:pueblos y territorios indígenas. 2000

Fuente: Pérez-Brignoli, 2003.

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346 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

dicación de la fecha en que se dio el reconoci-miento legal definitivo. El Estado comenzó a re-conocer los derechos territoriales indígenas en1939, pero sólo entre 1977 y 1993 se produjo lademarcación definitiva. El mapa 8.7 se basa en lacartografía censal establecida en el 2000, para elcenso nacional de población de ese año, el cualincluyó también un censo especial de los territo-rios indígenas. En la actualidad existen 22 terri-torios indígenas pertenecientes a pueblos de lasetnias maleku, cabécar, bribri, térraba, brunca,ngöbe, huetar y chorotega. Estos dos últimospueblos muestran un grado tan fuerte de acultu-ración que no parece incorrecto considerarloscomo “campesinos de tradición indígena”(Chapman, 1985).

Por su parte, el mapa 8.8 presenta las comarcas

indígenas de Panamá y las zonas de subsistenciade las tierras indígenas del Darién, hacia 1993.La comarca Kuna-Yala, llamada antiguamentecomarca de San Blas, comenzó a ser definida en1938, y quedó legalmente establecida en 1953.Su formación, con un gobierno indígena relativa-mente autónomo, fue el resultado de largas lu-chas con el Estado panameño, sobre todo en elperíodo 1915-1925. En 1983 quedó establecidala comarca Emberá-Wounaan y, más reciente-mente, la comarca kuna de Madungandi (1996),la Ngöbe Buglé (1997) y la de Wargandi (2000).El pueblo naso teribe lucha todavía (2002) poruna comarca propia en la zona del río Sixaola, enla frontera entre Panamá y Costa Rica (Funda-ción Dobbo Yala, 2003).

El mapa de las tierras indígenas del Darién

MAPA 8.7

19. Osa, 1993

22. Coto Brus, 1981

20. Conte Burica, 1982

21. Abrojo Montezuma, 198018. Térraba, 1993

16. Boruca, 1993

17. Rey Curré, 1993

13. Talamanca Bribri, 1985

12. Kekoldi Cocles, 1977

15. Salitre, 1982

14. Cabagra, 1982

11.Talamanca Cabécar, 1985

10. Ujarrás, 1982

2. Matambú, 1980

3. Zapatón, 1982

4. Quitirrisí, 1979

1. Guatuso, 1977

9.Tayni, 1984

6. Alto Chirripó, 1993

7. Telire, 1985

5. Nairi Awari, 1991

8. Chirripó, 1992

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

11

12

13

1415

1617

18

19

20

21

22

5

Los años indican la fecha de establecimiento legal de cada territorio. El Estado comenzó a reconocer losderechos territoriales indígenas en 1939.

NICARAGUA

PANAMÁ

MAR CARIBE

OCÉANOPACÍFICO

San José

Costa Rica:territorios indígenas

Fuente: Pérez-Brignoli, 2003.

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 347

MAPA 8.8

Tierras indígenas del Darién

Zonas de subsistencia en 1993

A

B

C

DE

F

G

H

HI

J

K

L

MN

O

P

Q

R

S T

S A

COLOMBIA

OCÉANO

PACÍFICO

interamericana

carretera

COMARCA KUNA YALA

Yaviza

La Palma

Santa Fe

RÌoCongo

A. Arimae (E/W)B. Wargandi (K)C. Sucurti-Membrillo (E/W)D. Ucurganti (E/W)E. Tuquesa-Chucunaque (E)F. Tupiza (W/E)G. Río Chico (E)H. Tuira (E/W)I. Aruza-Tuira (E/W)J. Pucuro-Paya (K)K. Manene (E)L. Balsas (E)M.Marea (E)N. Mogue (E/W)O. Sabalo-Jesús (E)P. Sambú (E)Q. Jaque 1 (E/W)R. Jaque 2 (E/W)S. Río Congo (E/W)T. Cucunati (E)

Zonas de subsistenciay etnias

E = EmberáW = WounaanK = Kuna

ArretÌ

Pinogana

Puerto Piña

JaquÈ

Puerto ObaldÌa

Tubual·

TaimatÌ

Garachiné

Las comarcas sedibujaron de acuerdocon la cartografíadel censo de 2000.

El mapa del Darién sebasa en el mapa realizadobajo la dirección de PeterHerlihy, editado por el Congreso Generalde los Pueblos Ember·-Wouman-Kuna y elCEASPA.

Zona de subsistencia

Las zonas de subsistencia agrupanentre 3 y 8 comunidades con 5 ó más viviendas.

0 30

kms

Límites provinciales

CO

STA

RIC

A

COLOMBIA

KUNA YALA(1938-1953)

EMBERE-WOUNAAN(1983)NGÖBE BUGLE

(1997)

MADUNGANDI(1996)

WARGANDI(2000)Panamá

muestra un patrón de uso de los recursos similar aldescrito para la Mosquitia hondureña. En Dariénse localizaron 81 comunidades de más de 5 casas,agrupadas en 20 “zonas de subsistencia”. Como sepuede ver en el mapa, hay traslapes entre los terri-torios abarcados por las diferentes “zonas”, y lascomunidades involucradas pertenecen a tres etniasdiferentes: emberá, wounaan y kuna.

La reproducción étnica de los pueblos indíge-nas de la costa caribeña de Centroamérica de-pende estrechamente de la preservación del ac-ceso a estos complejos recursos territoriales.Durante varios siglos estos grupos sobrevivieron,dentro de las sociedades nacionales, debido aque habitaban zonas alejadas y de difícil acceso.En las últimas décadas esta circunstancia se ha

Panamá:creación de comarcas indígenas

Fuente: Pérez-Brignoli, 2003.

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348 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

modificado radicalmente, y todas esas zonas hansufrido penetraciones que van desde exploracio-nes mineras y petroleras hasta la tala de bosques.La amenaza sobre los recursos territoriales queutilizan los indígenas es, pues, activa y presente.Hay sin embargo otras circunstancias que hanllevado a la intervención de los gobiernos nacio-nales en favor de la preservación de esos dere-chos territoriales. Se trata de la creciente con-ciencia sobre la fragilidad de la ecología tropicaly al hecho de que precisamente en esas zonas selocalizan las últimas reservas del bosque tropicallluvioso. No hay duda de que la irrupción deldesarrollo sostenible y las preocupaciones am-bientales en la agenda de las reuniones y tratadosinternacionales han tenido un papel importanteen estos aspectos. Los gobiernos han aprobado,en muchas de esas zonas, la creación de reservasbiológicas y forestales, y se han comprometido arestaurar y proteger el llamado “Corredor Bioló-gico Mesoamericano” (CIRMA, 1999).

Cifras y poblaciones

Las poblaciones indígenas han estado -y es-tán todavía- sometidas e invisibilizadas. Reciénen la década de 1990, los censos de poblacióndel área comenzaron a introducir la autoidentifi-cación como el criterio principal, y más significa-tivo, para determinar quién es indígena y quiénno lo es. Las cifras sobre las poblaciones indíge-nas suscitan, desde hace mucho, polémicas y de-bates. En esta sección se hará una presentacióncrítica de las cifras disponibles alrededor del año2000.

Guatemala

La población indígena de Guatemala ha cre-cido significativamente durante el último siglo.Entre 1893 y 1994 se multiplicó por 5.3, al pa-sar de 882,733 a 4,676,832 personas (cuadro8.4). Aunque todos los censos oficiales han regis-trado la población indígena, se ha discutido mu-cho sobre la naturaleza y validez de esasinformaciones estadísticas (Adams, 1996). Hastael censo de 1994 se utilizaron criterios externosde identificación, a cargo de los encuestadorescensales (Arias de Blois, 1959). Sin embargo, enese año se utilizó por primera vez el criterio deautoidentificación. Es común el argumento deque los censos subestiman o tienden a “invisibi-lizar” la población indígena, pero pocos han idomás allá de la simple sospecha. John Early(1982) ha sido el único en analizar el tema siste-

máticamente, con datos de los censos de 1950,1964 y 1973 y estadísticas vitales; sus estimacio-nes sobre el porcentaje de la población indígenacon respecto a la población total aumentan lasproporciones entre un 3% y un 8%.

El censo de 1994 registró un 43% de pobla-ción indígena sobre una población total de8,331,874 personas. Las proyecciones oficialesde población de Guatemala (CELADE, 2002) pa-ra el período 1950-2050, realizadas por CELA-DE y el INE, ajustaron el total de población en1994 en un 17% sobre la población censada; di-cho ajuste tuvo en cuenta la subenumeración delcenso y los datos provenientes de las estadísticasvitales y de migración, por lo que puede consi-derarse como el más razonable disponible hastael momento. Como CELADE y el INE sólo ajus-taron la población total, queda por resolver elasunto de si las proporciones entre la poblaciónindígena y la no indígena se mantienen tal comofueron enumeradas en el censo o si, más bien,hay que hacer ajustes por un subregistro diferen-cial de dichos grupos. Grünberg ha argumentadoconsistentemente a favor de la hipótesis de unsubregistro diferencial (Grünberg, 2002b)17:

“En algunas zonas de conflicto armado, todascon mayoría de población indígena, no se reali-zó el censo (Ixcán, zona Reina de El Quiché yuna pequeña parte de Petén); en la frontera agrí-cola de las tierras bajas tropicales se dejó de cen-sar más de la mitad de los nuevos asentamientos,lo que afectó a los departamentos Petén, norte deAlta Verapaz y norte de Izabal, mayormente po-blado por Q’eqchi’; en el oriente no se ha regis-trado una gran parte de la población indígenaXinca, Poqomam y Ch’orti’ de los departamentosChiquimula, Zacapa, Jalapa, Santa Rosa y Jutia-pa, por considerarlos “indios ladinizados” debi-do a que muchos de ellos no siguen hablandosus lenguas maternas; en algunos centros urba-nos, principalmente en la ciudad de Guatemala,no se incluía la identidad étnica de los censadospor considerarla ‘irrelevante’.”

En el presente estudio, para recalcular lapoblación indígena y no indígena en 1994, se hasupuesto, arbitrariamente, que el 80% del subre-gistro afectó a la población indígena. Si esto esasí, la proporción de indígenas en 1994 pasa a48%. Nótese que, si se supone que el subregistroafectó por igual a ambos grupos, la proporciónde indígenas queda en el mismo 43% registradoen el censo. Parece poco probable, por otro lado,que se pueda atribuir más de un 80% del subre-gistro a la población indígena. En consecuencia,puede afirmarse que la proporción de indígenas

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 349

CUADRO 8.4

en la población guatemalteca de 1994 está entreun mínimo de 43% y un máximo de 48%.

El 48% estimado en este trabajo para 1994resulta coherente con la estimación similar efec-tuada para 1998 en la “Encuesta nacional de in-gresos y gastos familiares” realizada por el INE(INE Guatemala, 1998). Tani Adams ha especu-lado, a partir de esa cifra, que en el 2002 laproporción de indígenas podría ser de un 50%,debido a la mayor fecundidad de dicho grupocon respecto a los no indígenas (Adams, 2002).

La distribución espacial de la población indí-gena y no indígena de Guatemala, según el cen-so de 1994, aparece en el mapa 8.9. Cada puntorepresenta 750 personas y la representación serealizó a nivel de municipios. Se puede observar

que la mayoría de la población indígena se con-centra en el altiplano occidental del país, mien-tras que la población no indígena predomina enla zona metropolitana en torno a Ciudad de Gua-temala, el litoral del Pacífico y un corredor trans-versal, de costa a costa, situado al este de la capi-tal. En el Petén se observan bajas densidades depoblación, con predominio del grupo no indígena.

Belice

Los datos sobre Belice no son controversiales.El censo de 2000 registró un total de 240,204habitantes, con la distribución étnica que apare-ce en el cuadro 8.5.

Guatemala: población indígena. 1880-2000

Año Población indígena Población total Porcentaje Porcentaje Fuentede población de población indígena

indígena según Early

1880 844,744 1,224,602 69 Censo1893 882,733 1,364,678 65 Censo1921 1,299,927 2,004,900 65 Censo1940 1,344,000 2,400,000 56 Censo1950 1,491,868 2,790,868 53 56 Censo1964 1,808,942 4,287,997 42 50 Censo1973 2,260,024 5,160,221 44 48 Censo1981 2,536,523 6,054,227 42 Censo1994 3,554,756 8,331,874 43 Censo 1994 4,676,832 9,715,402 48 Censo corregido a/

1998 5,184,731 10,801,523 48 Estimación b/

2000 5,410,759 11,272,414 48 Estimación según la ENIGFAM c/

2000 4,847,138 11,272,414 43 Estimación según ENCOVI,ajustada.d/

Fuente: Censos de Guatemala, 1880-1994; Early, 1982.

a/ Estimación a partir del censo de 1994 con la subenumeración corregida.

b/ Proporción de indígenas calculada en la encuesta de hogares. Los totales se calcularon con base en la población total de Guatemala de lasproyecciones oficiales.

c/ Estimaciones 2000: La “Encuesta de ingresos y gastos familiares” (ENIGFAM), basada en una muestra predominantemente urbana (73.3%de los hogares encuestados) arrojó una estimación del 48%.

d/La “Encuesta de condiciones de vida” (ENCOVI), basada en un muestreo con más peso rural (47.1% de los hogares encuestados son urba-nos) arrojó una estimación de 40% en la población de más de 7 años. Considerando que la fecundidad de los indígenas es mayor que la deotros grupos, se procedió a elevar la proporción a un tentativo 43%.

Fuente: 1880-1994: censos; 1998: Encuesta de hogares; 2000: ENIGFAM y ENCOVI; Early, 1982.

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CUADRO 8.5

350 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 6

El Salvador

La última vez en que hubo un recuento esta-dístico de la población indígena de El Salvadorfue en el censo de 1930. Se registraron 79,573indígenas sobre un total de 1,434,361 habitan-tes, lo que representa un 5.6% de la poblacióntotal. Después de la rebelión de 1932, reprimida

en forma sangrienta, la población indígena de ElSalvador quedó crecientemente “invisibilizada” yse difundió la idea de que en ese país “no hay in-dios”. Aunque el censo de 1930 fue levantado enese año, su procesamiento y publicación ocurriómucho después; de hecho la publicación finaldata de 1942 (DIGESTYC, 1942). Dadas las ca-racterísticas de la rebelión de 1932, en la cualparticiparon ampliamente los indígenas del occi-dente del país, es muy posible que ya en la pu-blicación de los resultados del censo haya ocurri-do la “invisibilización” mencionada. Nótese porejemplo que un profundo conocedor de las esta-dísticas salvadoreñas, como era Rodolfo BarónCastro, estimaba en 20% la proporción de indí-genas en 1940 (Barón, 1978).

Mientras no haya un nuevo censo en el cualse incluya la pregunta sobre pertenencia o autoi-dentificación con un grupo étnico, es evidenteque no será posible saber con precisión cuál es elnúmero de indígenas en El Salvador. El estudiopatrocinado por RUTA y CONCULTURA, yamencionado, no propone ninguna estimación yresulta significativo que en la encuesta etnográfi-ca (458 entrevistas realizadas en las 67 comuni-dades) cuando se preguntó sobre el sentido depertenencia como pueblos, el 66% afirmó sersalvadoreño, el 14% se reconoció como indígena

MAPA 8.9

1 punto = 750 personas

Indígenas No indígenas

Guatemala:distribución espacial de la población indígena

y no indígena. 1994

Belice: pueblos y etnias (población y porcentaje)

Pueblos y etnias Población Porcentaje

Yucatecos (mayas) 11,000 4.6Mopanes (mayas) 6,000 2.5Kekchí (mayas) 13,000 5.4Garífunas 15,000 6.2Afrocaribeños (creoles) 72,000 30.0Ladinos 115,000 47.9Otros 8,204 3.4Total 240,204 100.0

Fuente: Belice Central Statistical Office, 2000; Chapin, 2003.

Fuente: Pérez-Brignoli, 2003.

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CUADRO 8.6

Honduras: grupos étnicos. 1996-2002

Fecha 2001 2002 1999 1998 1996Etnias Censo nacional Estimación Estimación Estimación Estimación

de Chapin de Lázaro Flores/Banco de Ortiz/Banco de Barahona/Mundial Mundial Rivas

Chortí 34,453 6,000 6,000 6,000 4,200 Garífuna 46,448 200,000 200,000 200,000 98,000 Texihuat 2,306 Isleño 80,000 26,000 80,000 Lenca 279,507 110,000 110,000 110,000 100,000 Miskito 51,607 64,000 64,000 64,000 29,000 Nahoa 1,300 1,300 1,300 Pech 3,848 2,900 2,900 2,900 2,586 Tawahka 2,463 1,353 1,353 1,353 700 Tolupan 9,617 25,000 25,000 25,000 19,300 Negro inglés 12,370 Subtotal 440,313 492,859 436,553 490,553 253,786 Otros 5,636,572 Población total 6,076,885

Fuente: INE Honduras, 2003; Chapin, 2003; Gobierno de Honduras-Banco Mundial, 2001; Barahona y Rivas, 1996.

CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 351

miskitos y tolupanes resultan sobreestimados. Elcenso incluye la categoría “negro-inglés” paraclasificar a los hablantes del creole inglés antilla-no y no incluye las categorías de “isleños”, “texi-guats” y “nahoas”.

La distribución espacial de la población indí-gena y afrocaribeña de Honduras, según el censode 2001, aparece en el mapa 8.10. Cada puntorepresenta 500 habitantes y el mapa fue elabora-do a nivel de municipios. Las poblaciones másdensas se encuentran en los altiplanos próximosa la frontera con El Salvador y pertenecen, en sugran mayoría, al pueblo lenca. La costa norte y laMosquitia muestran densidades menores de po-blación, mientras que en el centro, el sur y el es-te del país prácticamente no habitan grupos in-dígenas ni afrocaribeños.

Nicaragua

El censo de 1995 no incluyó una preguntasobre grupo étnico, pero sí registró la lenguamaterna del encuestado, de acuerdo con las si-guientes categorías: español, miskito, sumu, in-glés y otros. Este indicador es limitado, ya que lainformación sobre lengua materna no se aplica alos menores de 5 años de edad. Aunque el cen-so no hace suficientes especificaciones, el inglés

(lencas, nahuas, nonualcos) y el 20% restante seidentificó con la localidad de residencia (CON-CULTURA et al, 2002)18.

Honduras

La diversidad étnica de Honduras es mejorconocida en la actualidad, gracias a los resulta-dos disponibles del censo de población de 2001(cuadro 8.6). Un 7.2% de la población total seautoidentifica con algún grupo étnico diferentede la categoría “otros”. Esta última es, obviamen-te, una categoría residual que agrupa a todos losque se identificaron simplemente como “hondu-reños”.

Las estimaciones de Ortiz, Lázaro Flores (Go-bierno de Honduras y Banco Mundial, 2001) yChapin (Chapin, 2003) son bastante coinciden-tes y provienen básicamente de la informaciónde organizaciones étnicas y entes gubernamenta-les. La gran diferencia con los datos del censo notiene que ver tanto con el total de personas sinomás bien con la distribución relativa entre los di-ferentes grupos étnicos. Si se aceptan los datosdel censo como los más precisos, resulta eviden-te que los chortís, los lencas, los tawahkas y lospech han sido subestimados en todos los cálcu-los precedentes, mientras que los garífunas,

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352 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

CUADRO 8.7se puede considerar como inglés creole, habladopor los descendientes de afrocaribeños. Otra li-mitación es que el rama quedó subsumido en lacategoría “otros”. Con estas restricciones, puedeafirmarse que los datos censales permitenidentificar a los hablantes garífunas, miskitos,sumus y creoles. El conjunto de cada puebloqueda subestimado porque se omiten los no ha-blantes. Los pueblos indígenas de la zona occi-dental o del Pacífico de Nicaragua quedan ex-cluidos, ya que, como es conocido, en esosgrupos las lenguas aborígenes ya no se hablan.

Las estimaciones más recientes, debidas alproyecto “La coexistencia de pueblos indígenasy el ambiente natural en Centroamérica”, sepueden ver en el cuadro 8.7. El total de los gru-pos étnicos de Nicaragua se acerca a los 400,000habitantes, lo cual representa un 7.7% de la po-blación total del país en el año 2000.

Costa Rica

El censo de 2000 incluyó un módulo espe-cial sobre territorios indígenas y una preguntasobre autoidentificación étnica y cultural. El to-tal de indígenas registrado fue de 63,876 (un1.7% del total de habitantes de Costa Rica), delos cuales sólo el 52% habitaba en territorios

MAPA 8.10

1 punto = 500 personas

Honduras:distribución espacial de la población indígena

y afrocaribeña. 2001

Nicaragua: grupos étnicos. 1980-2002

Fuente Chapin Censoa/ DavidsonAño 2000/2002 1995 Inicios de la década

de 1980

Chorotega 19,000 Cróele 43,000 20,932 Garífuna 2,000 800 Matagalpa 97,500 Miskitu 125,000 60,784 70,900 Nahua 40,000 Nicarao 12,000 Rama 1,350 600 Sumu/Mayangna 13,500 6,226 4,200 Subtiaba 40,500 Total 393,850 87,942 76,000

a/ El censo sólo registra hablantes de lenguas indígenas.

Fuente: Chapin, 2003; INEC Nicaragua, 1995; Davidson y Counce, 1989.

Fuente: Pérez-Brignoli, 2003.

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 353

indígenas (Solano, 2002). Los demás, como semuestra en el cuadro 8.8 y el mapa 8.11, se en-contraban en la periferia de los territorios indí-genas (alrededor de un 30%) y en el resto delpaís (20%). Para la mayoría de los estudiosos dela población indígena y para las mismas organi-zaciones étnicas, los resultados del censo han si-do sorprendentes: se conocían en forma bastan-te precisa los pueblos indígenas que habitabanen los territorios indígenas, pero se ignoraba laexistencia de una población, similar en número,en el resto del país19.

El censo también registró la población afro-costarricense (un 1.9% del total de habitantesde Costa Rica) y la población de “cultura” china(Putnam, 2002).

La distribución espacial de la población indí-gena y afrocostarricense de Costa Rica, según elcenso de 2000, aparece en el mapa 8.11. Cadapunto representa 250 habitantes y el mapa fueelaborado a nivel cantonal. En el caso de los in-dígenas, se puede apreciar cómo la mitad de supoblación vive en la periferia de los territoriosindígenas y en el área metropolitana del centrodel país. Por su parte, la población afrocostarri-cense se concentra en la provincia de Limón, so-bre la costa caribeña y en el área metropolitanacentral.

Panamá

La población indígena de Panamá ha sido re-gistrada regularmente en los censos de pobla-ción. Ello refleja, en parte, el hecho de que el Es-tado panameño llegó a un arreglo territorial conel pueblo kuna bastante temprano (1938-1953).En el año 2000 fue censado un total de 284,754personas que se autoidentificaron como indíge-nas, lo cual representa un 10% de la poblacióndel país. La distribución por etnias muestra am-plia mayoría de indígenas ngöbe (59.4%), segui-da por un 21.7% de kunas. El 18.9% restante sedistribuye en 6 grupos distintos (cuadro 8.9).Aunque en Panamá existen 5 comarcas indígenasy hay una sexta en curso de creación, hay mu-chos indígenas que viven fuera de las comarcas.Eso se muestra en la cuadro 8.10, donde se puedever cómo, en el caso de los kunas por ejemplo,sólo la mitad habita en la comarca respectiva. Enla provincia de Panamá, y sobre todo en la ciu-dad capital, hay habitantes que pertenecen a to-dos los grupos indígenas.

Las poblaciones de ascendencia afrocaribeñano aparecen en el registro censal. Los lingüistashan identificado en la franja del Canal hablantes

MAPA 8.11Costa Rica:

distribución espacial de la poblaciónindígena y afrocostarricense. 2000

(1 punto=250 habitantes)

Fuente: Pérez-Brignoli, 2003.

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354 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

CUADRO 8.8

CUADRO 8.9

del creole inglés, descendientes casi todos de lamano de obra que se movilizó desde Barbados yJamaica para la construcción canalera a finalesdel siglo XIX y comienzos del XX.

La desigualdad de oportunidades:educación y pobreza

Las poblaciones indígenas y afrocaribeñashan sufrido una larga historia de discriminacio-nes y desigualdad de oportunidades. Los indica-dores de pobreza y analfabetismo bastan parailustrar el tema. En Guatemala (PNUD, 2000)hacia 1998, el 74% de la población indígena erapobre (contra un 41% en los no indígenas),mientras que el 39% de los indígenas estaba ensituación de extrema pobreza (contra un 15% enlos no indígenas) (PNUD, 2002c). Mutatis mu-tandi, el mismo fenómeno se observa en los de-más países de América Central. El grado de alfa-betización se muestra en la cuadro 8.11.

Aunque el nivel general de alfabetización esmuy alto en Costa Rica y Panamá, la poblaciónindígena tiene porcentajes bastante menores quelos no indígenas (diferencias de un 15% y un30%, respectivamente). En Guatemala, la dife-rencia es de 29% en detrimento del grupo indí-gena, con tasas de alfabetización que son bajasen el contexto regional centroamericano y lati-noamericano. En Nicaragua se observan meno-res diferencias entre ambos grupos y destaca unnivel general de alfabetización aún más bajo queen Guatemala.

Los datos disponibles sobre las poblacionesafrocaribeñas son muy escasos. No fue posible

Costa Rica:pueblos indígenas que habitan

en los territorios indígenas.2000

Territorios Población

Salitre 1,403 Cabagra 2,353 Talamanca Bribri 6,866 Kekoldi 440 Boruca 2,954 Rey Curré 982 Alto Chirripó 4,701 Ujarrás 1,030 Tayni 1,817 Talamanca Cábecar 1,369 Telire 536 Bajo Chirripó 372 Nair Awuri 350 Matambú 995 Abrojo Montezuma 406 Osa 118 Conte Burica 1,111 Coto Brus 1,094 Guatuso 1,115 Térraba 1,425 Zapatón 466 Quitirrisí 1,225 Total 33,128

Fuente: Censo, 2000.

Panamá:población indígena según etnias. 1990, 2000

Etnias 1990 2000

Población Porcentaje Población PorcentajeKuna 47,298 24.4 61,707 21.7 Ngöbe 123,626 63.7 169,130 59.4 Bugle 17,731 6.2 Teribe 2,194 1.1 3,305 1.2 Bokota 3,748 1.9 993 0.3 Embera 14,659 7.6 22,485 7.9 Wounaan 2,605 1.3 6,882 2.4 Bribri 2,521 0.9 Total 194,130 100.0 284,754 100.0

Fuente: Censos de 1990 y 2000.

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CUADRO 8.11

CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 355

obtener tabulaciones cruzadas del nuevo censorealizado en Honduras en el 2001 y, como se men-cionó, el censo de Panamá no distingue a las po-blaciones de ese grupo étnico. La información re-lativa a Costa Rica y Nicaragua se presenta en elcuadro 8.12. En ninguno de los casos se observandesigualdades en detrimento de las poblacionesafrocaribeñas. En Costa Rica el nivel de alfabetiza-ción de ese grupo es igual al de la mayoría de la po-blación, y en Nicaragua incluso es muy superior aldel resto del país. Aunque estos datos son insufi-cientes para obtener un perfil regional, parece cla-ro que la situación de los afrocaribeños ha mejora-do considerablemente, sobre todo en contraste conla posición de los pueblos indígenas.

Ahora bien, en la interpretación de las desi-gualdades que afectan a los pueblos indígenas deAmérica Central hay que evitar lo que podría lla-marse la “ilusión de la escala unidimensional”. Lapobreza o el analfabetismo no son simplementeuna cuestión de grado, en que la mejora se lograsubiendo en la misma escala. Debido a la discri-minación y la explotación, superar la pobrezaimplica insertarse en relaciones económicas deotra naturaleza; y conquistar “en serio” las herra-mientas del saber supone hacerlo con una escuelapropia, libre de prejuicios y opresión.

CUADRO 8.10Panamá:

distribución porcentual de la población indígena según etnias,provincias y comarcas. 2000

(porcentajes)a/

Provincias y comarcas Kuna Ngöbe Bugle Teribe Bokota Embera Wounaan Bribri

Bocas del toro 1.0 24.7 17.3 78.2 9.2 0.4 12.7 10.9Coclé 0.2 0.2 0.5 0.2 0.3 0.1 0.4 3.9Colón 5.2 0.1 0.6 0.4 2.9 2.7 2.3 8.3Chiriquí 0.5 11.7 34.9 11.1 14.4 0.5 8.7 11.5Darién 2.7 0.1 0.4 0.7 3.8 32.6 27.7 1.3Herrera 0.2 0.1 0.3 0.2 0.2 0.2 0.1 0.8Los Santos 0.1 0.0 0.1 0.1 0.1 0.0 0.2 0.4Panamá 39.1 1.6 6.9 7.6 19.4 35.3 28.3 58.3Veraguas 0.2 1.8 8.8 0.9 15.1 0.2 0.6 4.2Kuna Yala 50.6 0.2 0.1 0.1Embera 1.5 28.0 18.8 0.1Ngöbe Buglé 0.2 59.6 30.3 0.6 33.0 0.1 0.3Total 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0Total de habitantes 61,707 169,130 17,731 3,305 993 22,485 6,882 2,521

a/ Las comarcas indígenas se indican en negrita.

Fuente: Censo de 2000.

Costa Rica, Guatemala, Panamá y Nicaragua:porcentaje de alfabetización en la población

indígena y no indígena mayor de 15 años

Costa Rica Guatemala Panamá Nicaraguaa/

(2000) (2000) (2000) (1995)

Indígenas 80 50 62 0No indígenas 95 79 95 74Miskitos 65Sumus 57

a/ El censo solo registra la lengua materna y no el grupo étnico. El porcentaje de noindígenas se refiere a los que declararon el español como lengua materna.

Fuente: Guatemala, PNUD, 2002c; Costa Rica y Panamá, tabulaciones propias,censos de 2000; Nicaragua, tabulaciones propias del censo de 1995.

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356 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

CUADRO 8.12

Organizaciones indígenas y afrodescendientes en Centroamérica

Históricamente las sociedades centroamerica-nas han sido multiculturales y multinacionales.Sin embargo, hasta la década de 1980 esta reali-dad fue en gran medida ignorada en la construc-ción de los Estados nacionales20. No fue sino enlas dos últimas décadas del siglo XX que en algu-nos países comenzaron a darse reformas consti-tucionales y legales para reconocer, al menos for-malmente, el carácter multicultural y multiétnicode las respectivas sociedades. A ello contribuye-ron, entre otros, los siguientes factores:

■ El importante papel de las organizaciones in-dígenas y étnicas en los movimientos armadosque estremecieron a la región.

■ El surgimiento de movimientos políticos indí-genas en muchas otras naciones, después de ladécada de 1970.

■ El desarrollo de doctrina y jurisprudenciainternacional que reconoce la importancia delos derechos de las etnias y minorías, dentro delos derechos humanos, en el contexto de laglobalización.

Los pueblos y organizaciones indígenas y afro-descendientes reportan avances en su lucha, espe-cialmente en la década de los noventa. Consideranque, debido en gran parte a presiones de los orga-

nismos multilaterales, “los pueblos indígenas hansido visibilizados en la agenda política”. Estimanque este interés abre un resquicio que les propor-ciona una mayor proyección internacional y lesposibilita negociar desde mejores posiciones conlos Estados centroamericanos y sus grupos de po-der (Gurdián, 2002). Los dirigentes valoran posi-tivamente la posibilidad de establecer negociacio-nes y alianzas, y hasta de participar directamenteen puestos de alto nivel del Poder Ejecutivo en al-gunos países (Belice, Guatemala y Panamá). Esoha llevado a las organizaciones indígenas a plan-tear reivindicaciones basadas en el reconocimien-to de derechos colectivos, sobre todo culturales ylingüísticos. Asimismo, les ha permitido presentary negociar demandas sectoriales “desarrollistas”por infraestructura y servicios, y demandas “trans-formativas” por recursos materiales y poder políti-co, especialmente aquellas vinculadas con la de-marcación y titulación de sus tierras comunales oterritorios (Gordon et al, 2002). A pesar de estaincipiente transición democrática, prevalecen va-lores, conductas políticas y estructuras discrimi-natorias que continúan ignorando la expresiónmultinacional y multicultural centroamericana yreprimiendo a dirigentes indígenas y sus puebloso comunidades.

Las organizaciones indígenas y afrodescen-dientes en Centroamérica son diversas y hetero-géneas. Reflejan la amplia variedad de condicio-nes demográficas, económicas, sociales yculturales de sus comunidades. Aunque en mu-chos casos enfrentan problemas similares, rela-cionados sobre todo con la protección de su pa-trimonio natural y cultural, las soluciones queadoptan son tan variadas como sus propias tradi-ciones, además de los distintos contextos políti-cos en que se desenvuelven en cada uno de lospaíses. Sería aventurado, con la información dis-ponible, intentar un análisis regional sistemáticoacerca de estas organizaciones. No obstante, porsu importancia y como un aporte para su mejorconocimiento, a continuación se presenta unaenumeración descriptiva de ellas y de sus princi-pales actividades.

Belice

Entre las organizaciones indígenas más anti-guas y sólidas de Belice están el Toledo MayaCultural Council (TMCC), fundado en 1978, yel Keqchí Council of Belice (KCB). Otras agru-paciones al sur de Belice están cobrando impor-tancia, especialmente aquellas que giran alrede-dor de la Toledo Development Corporation

Costa Rica y Nicaragua:porcentaje de alfabetizados en

la población afrocaribeña mayorde 15 años. 1995, 2000

Costa Rica Nicaraguaa/

Afrocaribeños 96 92Resto de la poblaciónb/ 95 74

a/ Se supone que los afrocaribeños son los que decla-raron el inglés como lengua materna.b/ La categoría “resto de la población” excluye a losindígenas.

Fuente: Tabulaciones propias. Costa Rica, censo de2000; Nicaragua, censo de 1995.

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 357

lema “Estamos vivos”, como una clara reivindica-ción cultural y política frente a la previa campa-ña de exterminio. En 1995 el Comité tuvo nue-vamente participación electoral, con el lema“Desarrollo participativo”, y ganó la alcaldía deQuetzaltenango. En 1999 volvió a triunfar, bajoel lema “Todos y todas por Xela” y con un fuertecomponente de reivindicaciones culturales, so-ciales, económicas, generacionales y de género(Kaji´e y OCAA, 2001).

El Comité para el Decenio del Pueblo Maya(CDPM), se formó en Guatemala a partir de laSegunda Cumbre de los Pueblos Indígenas, cele-brada en octubre de 1993. Los objetivos delCDPM son: “i) Promover el establecimiento delas bases para la construcción de un proyecto po-lítico nacional, a partir de todos aquellos ele-mentos sociales, económicos, políticos y cultura-les de consenso entre todas las expresiones delPueblo Maya y No Maya en Guatemala, a partirde las características multiétnicas y multilingüesde la sociedad guatemalteca actual; ii) Construirun espacio de convergencia y coordinación de lasorganizaciones del Pueblo Maya, donde puedansurgir y promoverse bajo principios democráti-cos y solidarios, alternativas viables de corto,mediano y largo plazo a los problemas sociales,económicos, políticos y culturales que afrontanlos miembros del Pueblo Maya” (CPDM, 2001).El CDPM es todavía un movimiento no articula-do, que intenta ser la expresión de todas las or-ganizaciones existentes, cada cual avanzando deacuerdo con su propia condición. Se trata de unproceso que se da en múltiples frentes y en di-versos espacios.

La experiencia más reciente de organización yparticipación es el “Espacio de coordinación polí-tico maya” (junio de 2000) donde se obtuvo comoproducto la “Propuesta maya de reforma a la LeyElectoral y de Partidos Políticos” que posterior-mente fue consensuada en espacios más ampliosde la sociedad civil (PRODECA, 2002).

Durante los años que siguieron a la firma delos Acuerdos de Paz, las Comisiones Paritarias fue-ron el espacio preferencial para la comunicación ynegociación entre organizaciones indígenas e ins-tancias gubernamentales. El interlocutor oficialpara el Estado fue la Coordinación de Organiza-ciones del Pueblo Maya de Guatemala-Saqb’ichil(COPMAGUA), “...que surgió en 1994 como unespacio de encuentro de las organizaciones indíge-nas para la elaboración de propuestas a ser discu-tidas en la Asamblea de la Sociedad Civil y poste-riormente entre la URNG y el gobierno” (Esquit,2002). Poco a poco COPMAGUA fue perdiendo

(TDC). En 1996 se conformó una plataforma or-ganizativa que integra a todas las organizacionesindígenas del país, denominada Belize NationalIndigenous Council (BENIC), que es un esfuer-zo de siete entidades promovido a partir de mar-zo de 1997 por el Consejo Indígena de Centroa-mérica (CICA), en el marco del proyectoPAPICA de la Unión Europea. Hay aspectos queno favorecen estas iniciativas, como son la emer-gencia de nuevos procesos organizativos al surde Belice y que los garífunas y masewuales hanestado muy apartados de este proceso (PRODE-CA, 2002).

El National Garífuna Council (NGC) es pro-bablemente la más consolidada de las organiza-ciones indígenas. Está integrada por 10 organi-zaciones garífunas que aglutinan entre 5,000 y6,000 personas y, además, forma parte de otrosmovimientos internacionales afroamericanos. ElNGC es miembro de la Organización NegraCentroamericana (ONECA). Su operación esparcialmente financiada por una asignaciónanual del gobierno beliceño, que les ayuda amantener una sede, el funcionamiento periódicode la Junta Directiva y una convención anualcon representantes de las organizaciones miem-bros (PRODECA, 2002).

Guatemala

En 1972 un grupo de mayas k´iché de Quet-zaltenango se reunió para crear el Comité Xel-Jú.En el acta de constitución respectiva se explicitóque la organización se fundaba “con el objeto deromper con el paradigma de la exclusión políticade los Mayas en el Municipio de Quetzaltenan-go”. Una de las discusiones básicas al interior delgrupo fue sobre el tema de la membresía; lespreocupaba que la planilla exclusivamente mayapudiera anular la inscripción del Comité. LaConstitución Política de entonces no reconocíala existencia de los indígenas, pero sí prohibía ladiscriminación por motivos de religión, credo o“raza”. Finalmente se aprobó la incorporación dedos miembros no mayas. El lema de campaña demembresía en el comité fue “Por la coexistenciapacífica” (Kaji´E y OCAA, 2001).

En una segunda oportunidad el discursoprincipal fue sobre la marginación; Xel-Jú erauna propuesta de los marginados, fuesen mayaso no. El lema de la segunda campaña fue: “Sóloel pueblo salva al pueblo”. A finales de 1988, y araíz del recrudecimiento de la violencia de Esta-do, Xel-Jú dejó de participar. Reapareció en1990, en la contienda electoral, esta vez con el

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358 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

fuerza y credibilidad, y a partir de 1999 práctica-mente dejó de funcionar. La inoperancia deCOPMAGUA afectó al movimiento maya, hastael punto de que “el robusto movimiento Mayadel proceso de paz parece estar ahora estancadoy sin capacidad de protesta hacia la pasividad gu-bernamental” (Sieder et al, 2002 y Grünberg,2002b).

Honduras

Antes de 1980, solamente existía una organi-zación civil en la Mosquitia hondureña: Asla Ta-kanka (MASTA), formada principalmente pormaestros y maestras de escuela. MASTA tuvo po-ca influencia durante la década de los ochenta,pues era vista como una entidad que únicamen-te representaba a los docentes y carecía de apoyocomunitario de base (Pérez, 2002).

Recientemente, el espacio de las organizacio-nes indígenas en el contexto político hondureñose ha ampliado, como consecuencia del surgi-miento de nuevas alternativas de protesta, quesustituyeron a las utilizadas con anterioridad pororganizaciones obreras y campesinas, y de la be-ligerancia de algunas agrupaciones indígenas enlos últimos años, motivada en parte por un mo-vimiento internacional surgido a partir del quin-to centenario del descubrimiento de América. Laformulación de una plataforma reivindicativa delos indígenas abre posibilidades para la creaciónde un amplio movimiento con características cla-ramente indígenas, el cual no existe aún en for-ma articulada.

Por su parte, las comunidades garífunas deHonduras tienen dos organizaciones principales:OFRANEH y ODECO. El movimiento negroafrohondureño está conformado por una gamade agrupaciones con diversos perfiles y compe-tencias, que en los últimos años han logradoavances significativos en el reconocimiento desus derechos, especialmente en temas vinculadosa títulos comunales de propiedad de tierra, edu-cación y salud. Ello fue favorecido por el climaque propiciaron la Cumbre Continental sobreDesarrollo Afroamericano, realizada en Hondu-ras (noviembre de 2000) y la Tercera Conferen-cia Mundial sobre el Racismo, que se celebró enSudáfrica en el año 2001 (PRODECA, 2002).

El Salvador

En la década de los ochenta se fue sistemati-zando una serie de reivindicaciones que cuestio-naban la subordinación de los pueblos indígenas

al Estado salvadoreño. Esas demandas cobraronauge en 1992, en el contexto de las celebracionesdel quinto centenario del descubrimiento deAmérica (Montes, 1999 y PRODECA, 2002).

El referente inmediato de esos acontecimien-tos lo constituyó la creación del Consejo Coordi-nador Nacional Indígena Salvadoreño (CCNIS),que a partir de 1992, y con el apoyo de la Comu-nidad Europea, inició trabajos de coordinaciónde organizaciones indígenas a fin de canalizarsus demandas en derechos humanos y mejorarlas condiciones de vida de esta población. El CC-NIS, que aglutina a ocho agrupaciones indígenasde distintas regiones, plantea que los pueblos in-dígenas en El Salvador se han visto en la necesi-dad de preservar su cultura dentro las propiascomunidades y ocultar ante los no indígenas loselementos propios de sus pueblos (OPS / CCNIS /CONCULTURA, 1999).

En el año 2000 se formó una entidad decuarto nivel, denominada Coordinadora AgrariaSalvadoreña (CAS). Su objetivo es unificar crite-rios entre las organizaciones indígenas y lascooperativas campesinas. La CAS está integradapor la Alianza Democrática Campesina (ADC), elCCNIS, la Confederación de Cooperativasde AP y el Movimiento Comunal Salvadoreño(PRODECA, 2002).

Nicaragua

A partir de 1979 la revolución sandinistatransformó el proceso organizativo de las comu-nidades indígenas y étnicas, que pasaron de unenfoque centrado en cooperativas de produccióny desarrollo comunitario, a un esquema de mo-vimientos políticos étnicos regionales (Misurasa-ta, Sukawala y SICC). Estos movimientos lleva-ron a la formación de dirigentes indígenas yafrodescendientes que lograron el reconocimien-to de sus comunidades durante los primeros cin-co años de gobierno sandinista (Hale, 1995;Gordon, 1998 y Pérez, 2002).

Recientemente, las organizaciones indígenasy afrodescendientes han demandado participa-ción activa en el proceso de demarcación de losterritorios indígenas en la costa caribeña nicara-güense, así como en el proceso de discusión dela “Ley de demarcación del régimen de la propie-dad comunal de los pueblos indígenas y comu-nidades étnicas de la costa atlántica, de los ríosBocay, Coco e Indio Maíz”.

Una demanda que ha trascendido el ámbitonacional es la interpuesta en el 2001 por la co-munidad sumu-mayagna de Awastigni, ante la

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 359

El principal reto de las organizaciones indíge-nas de Costa Rica ha sido consolidar espacios po-líticos y públicos que permitan aplicar la legisla-ción indígena vigente y buscar nuevas opcionesen materia de derechos de estos grupos. Entresus objetivos actuales están:

■ Aplicar el Convenio 169 de la OIT y actualizarla legislación indígena.

■ Consolidar gobiernos indígenas en cada terri-torio.

■ Fortalecer un sistema de coordinación nacio-nal de las organizaciones y sus dirigentes.

■ Comprometer a los gobiernos a implementarun plan de desarrollo de los pueblos indígenas,desde la óptica de los mismos pueblos.

■ Establecer nuevas relaciones entre los pueblosindígenas y el Estado costarricense (PRODE-CA, 2002).

A pesar de que la legislación costarricense re-conoce el derecho de los pueblos indígenas, rati-ficado por la Sala Constitucional, a tener suspropias formas de organización y su propiomodelo de desarrollo, en la práctica estos princi-pios no se aplican. Por ello, las organizacionesdemandan que se establezca en los territorios in-dígenas un nuevo y eficiente sistema de adminis-tración, reconocido por todos, que garantice laseguridad y defensa de sus derechos en sus terri-torios (PRODECA, 2002).

Junto con la Mesa Indígena existe la Comi-sión Nacional de Asuntos Indígenas (CONAI),de carácter gubernamental. Ambas organizacio-nes se han enfrentado en la lucha por desarrollarproyectos comunitarios y por tener sus propiosespacios24 (PRODECA, 2002).

Panamá

En 1995 los representantes de los congresosindígenas25 ngöbe-buglé, kuna, emberá-wou-naan-drua y madugandí presentaron al gobiernoel “Plan de desarrollo de los pueblos indígenas”,teniendo como garante al PNUD. En torno a es-te plan se organizó la Coordinadora Nacional dePueblos Indígenas, COONAPIP (Proyecto Infor-me Nacional de Desarrollo Humano, 2002).

Hasta 1998, la COONAPIP trabajó conrecursos provenientes de la Unión Europea en elmarco del programa PAPICA. Problemas de

Corte Interamericana de Derechos Humanos(CIDH), en contra del Gobierno de Nicaragua,por las concesiones otorgadas en forma inconsul-ta a consorcios forestales surcoreanos.

En los territorios de la reserva de Bosawas,fuera de las regiones autónomas, se han fortale-cido también varias asociaciones representativasde los diferentes territorios miskitos y sumu-ma-yagnas. Estas organizaciones han impulsado di-versas acciones para la defensa de sus territoriosante el avance de la frontera agrícola, en particu-lar por la cesión de grandes extensiones de tierra,como parte de los compromisos de los distintosgobiernos, a exmiembros de la resistencia nicara-güense, en su mayoría mestizos. En esta distribu-ción, los nuevos colonos han contado con elapoyo de la OEA, que está financiando sus asen-tamientos (PRODECA, 2002).

La organización miskita Yapti Tasba Masrika(YATAMA), “Hijos de la Madre Tierra”, se presen-tó en las elecciones regionales de 1990 y obtuvouna significativa cantidad de concejales. Ese do-ble papel de organización política y agrupaciónindígena ha transformado su rol tradicional, aun-que se mantiene en diversas instancias apoyandoel proceso de demarcación territorial y la legali-zación de los territorios indígenas. YATAMA ga-nó una batalla legal para permanecer como par-tido político, luego de que el gobierno leimpidiera participar en las elecciones municipa-les del 200021. (PRODECA, 2002). Como resul-tado, YATAMA fue la tercera fuerza política en laRAAN y la RAAS. El voto de sus concejales fuedecisivo para formar los respectivos gobiernosautónomos.

El Movimiento Indígena Nicaragüense (MIN),originario de las zonas pacífica y central del país,ha comenzado a ser reconocido como interlocutorfrente al Estado y la sociedad civil en temas relati-vos a las demandas y propuestas de las organiza-ciones que lo integran. Cuenta con una importan-te red de dirigentes con capacidad y experienciapara la gestión local, regional y nacional22.

Costa Rica

La Mesa Nacional Indígena de Costa Rica sefundó en agosto de 1994. Desde entonces desa-rrolla acciones para convertirse en “...la principalplataforma nacional de representación indígena einterlocutora con reconocimiento y respeto delos gobiernos”23. Está integrada por delegados deorganizaciones representativas de los sietepueblos indígenas reconocidos en el país(PRODECA, 2002).

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360 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

RECUADRO 8.3

administración causaron la salida de los kuna deesta organización (PRODECA, 2002).

Políticas públicas y pueblos indígenas y afrodescendientes

En Centroamérica, las políticas públicas rela-cionadas con los grupos étnicos se dan principal-mente en los siguientes temas: tierras y territorios,educación bilingüe, salud tradicional, poder y or-ganización local. A continuación se señalan algu-nas de las respuestas de los Estados en estas áreas.

Territorio, tierras comunales y recursos naturales

Para los indígenas y afrodescendientes en lamayoría de las naciones centroamericanas, el te-ma principal es el derecho a los territorios y tie-rras comunales tradicionalmente ocupados porsus pueblos. No obstante, la experiencia enseñaque la solución no se puede hallar en reformasagrarias que promuevan la propiedad individualde parcelas o lotes, en contraposición a la propie-dad comunitaria. Los pueblos indígenas no sóloexigen tener derecho a sus tierras comunales;exigen sobre todo reconocimiento a sus derechosterritoriales26, con el consiguiente control de losrecursos naturales que encuentran en el suelo yel subsuelo (PRODECA, 2002).

Belice

En Belice no hay leyes que garanticen la pro-piedad comunal de la tierra. Por el contrario, seestá buscando crear un solo régimen de propie-dad privada individual, impulsado por tres orga-nizaciones no indígenas de la sociedad civil. Enuna entrevista realizada a un representante deSPEAR (principal coordinadora de la sociedad ci-vil) se reconoció que esta iniciativa ha dejado almargen a los indígenas. Las organizaciones quela integran son Belize Audubon Society (BAS),Society for the Promotion of Education and Re-search (SPEAR) y Belize Association of ProducersOrganizations (BAPO). En 1998 las tres entida-des, con el financiamiento de HIVOS de Holan-da, se unieron para formar la Alianza de la Tierrapara el Desarrollo Nacional (Land Aliance forNational Development, LAND). Esta organiza-ción se ha fortalecido al expandir su membresíaa 17 agrupaciones similares y a la fecha ha logra-do importantes acuerdos con el gobierno, todoello al margen de las organizaciones indígenasdel país (PRODECA, 2002).

Las tierras comunales denominadas “reser-vas” siguen legalmente subordinadas a un régi-men de tenencia de origen colonial (diez “indianreservations” con un total de alrededor de70,000 acres, en las cuales vive solamente el

Constituciones y multiculturalidad en Centroamérica

Las nueve categorías analizadas en el cuadro 8.13proporcionan un indicador básico sobre cómo serefleja en los ámbitos jurídico y formal el recono-

cimiento de la naturaleza multiétnica, plurinacional ymulticultural de los Estados centroamericanos.

El aspecto en el que existe más avance es el recono-cimiento, en el preámbulo de cinco de las siete consti-tuciones, sobre el carácter pluriétnico y multicultural delas sociedades de la región. Asimismo, hay progresosen la suscripción del Convenio 169 de la OIT; en el pe-ríodo 1993-1996, tres Estados (Costa Rica, Honduras yGuatemala) suscribieron este convenio internacional,que sin duda representa el instrumento legal más im-portante para la defensa de los derechos de los pue-blos indígenas y negros en Centroamérica. Sin embar-go, en ninguna constitución se reconoce el carácter depueblos o naciones indígenas. Evidentemente existe te-mor a ese reconocimiento, por las supuestas implica-

ciones del derecho de autodeterminación de los pue-blos para la soberanía de los Estados. Este temor estáigualmente reflejado en la resistencia a suscribir elConvenio 169 de la OIT, a pesar de que el mismo se-ñala explícitamente, en su artículo 1, que “La utiliza-ción del término de pueblos en este Convenio no de-berá interpretarse en el sentido de que tengaimplicación alguna en lo que atañe a los derechos quepueda conferirse a dicho término en el derecho inter-nacional” (OIT, 1999).

En cuanto al tema de los territorios, comarcas o re-giones autónomas, las constituciones de Panamá,Costa Rica y Nicaragua son las que reconocen de ma-nera más precisa esos derechos. La Constitución nica-ragüense, junto a la Ley de uso oficial de las lenguasde las comunidades de la costa caribe de Nicaragua(Ley N° 162) parece ser la que mejor recoge el dere-cho a la educación en la propia lengua.

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 361R

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362 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

51% de la población maya). Ese régimen otorgaal gobierno el derecho de administrarlas “...deacuerdo con el mejor interés público” y sin nin-guna definición de su existencia legal permanen-te. No se prevé ninguna participación de la po-blación local en la administración y uso de estasreservas (Grünberg, 2002a).

La principal amenaza para estas comunida-des pequeñas y aisladas consiste en las concesio-nes de grandes extensiones de bosques por par-te del gobierno a compañías privadas deexplotación maderera. Del total del área de re-serva boscosa que permanece, el 66% está en eldistrito de Toledo, en áreas donde viven los ma-yas, y está fuertemente amenazado. Por esa ra-zón, el Toledo Maya Cultural Council (TMCC) yla Toledo Alcalde Association (TAA) presentaronuna demanda ante la Corte de Belice para prote-ger derechos de la tierra maya e impedir el otor-gamiento de concesiones sin aprobación de losindígenas. En agosto de 1998, después de que laCorte se negó a abrir el caso, el TMCC elevó unapetición a la Comisión Interamericana de Dere-chos Humanos, para que el gobierno reconocie-ra los daños que causan las concesiones efectua-das a favor de empresas petroleras y grandesaserraderos, y se comprometiera a proteger losderechos de las comunidades indígenas y garífu-nas a sus tierras y recursos naturales (PRODE-CA, 2002).

Guatemala

Desde la firma de los Acuerdos de Paz, el te-ma del reordenamiento territorial administrativoha estado vinculado a la regionalización y des-centralización del Estado centralista y monoét-nico, y es considerado como un elemento claveen ese proceso de transformación. El proyectode Ley General de Descentralización, presenta-do al Congreso en 2001, continúa esa tendenciae incluye en sus considerandos “la naturalezamultiétnica, pluricultural y multilingüe de la na-ción guatemalteca”; también estipula “el fortale-cimiento de la identidad de las organizacionescomunales, municipales, departamentales y na-cionales”. Sin embargo, como observa HugoCayzac (2002), “La ausencia de toda referenciaexplícita a las autoridades indígenas viene a ali-mentar el no reconocimiento legal de estas ins-tituciones locales, y no es nada propicia a su re-valorización y consolidación, como lo proponenlos Acuerdos de paz o el Convenio 169 de laOIT” (Grünberg, 2002b).

El Salvador

La demanda fundamental de los indígenas deEl Salvador se relaciona con la tenencia de la tie-rra. Por siglos su historia ha sido de despojo detierras comunales, que pasaron a manos de gran-des propietarios de las haciendas cafetaleras. Ac-tualmente no existen tierras ejidales, a excepciónde las escasas tierras de los Izalcos y los Cacao-pera (PRODECA, 2002).

Las políticas agrarias del gobierno salvadore-ño no consideran como sujetos específicos a lascomunidades indígenas. Ningún programa oproyecto agropecuario hace mención o distin-ción expresa de ellas como partícipes de dichaspolíticas públicas; estas poblaciones califican co-mo beneficiarias de las políticas agropecuariaspor formar parte de los sectores que están pordebajo de la línea de la pobreza, no por ser indí-genas (Proyecto Estado de la Región, 2002).

Honduras

La Secretaría de Recursos Naturales repartesus atribuciones entre las dependencias que laconforman, dejando al Instituto Nacional Agra-rio (INA) la administración del recurso tierra y ala Corporación Hondureña de Desarrollo Fores-tal (COHDEFOR) la de los recursos del bosque,la flora y la fauna. En 1999 el INA creó la Uni-dad de Proyectos Especiales, con la finalidad degestionar, administrar y supervisar la ejecuciónde proyectos especiales de titulación de tierras, yen particular de aquellos destinados a grupos ét-nicos (Proyecto Estado de la Región, 2002).

Los procesos de titulación, más que procedi-mientos de entrega de tierras, han sido de reco-nocimiento formal de los derechos de propiedad.En la mayoría de los casos no se han afectado tie-rras de dominio privado ni tierras nacionales pa-ra satisfacer las demandas de los pueblos indíge-nas, excepto para el caso del pueblo chortí, alque se han adjudicado tierras compradas por elINA a propietarios particulares, con fondos na-cionales (Proyecto Estado de la Región, 2002).

En la práctica, COHDEFOR se ha opuesto yha evitado que se titulen tierras a nombre de es-tos pueblos en áreas protegidas, y sólo reconocederechos de propiedad históricos que se encuen-tran debidamente documentados en títulos, co-mo es el caso de las comunidades tolupanes enYoro, que tienen documentación del siglo XIX(Proyecto Estado de la Región, 2002).

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 363

Nicaragua

A fin de obtener la aprobación de un créditodel Banco Mundial para el Corredor Biológico delAtlántico (CBA), el gobierno de Arnoldo Alemánpresentó una iniciativa de ley sobre demarcaciónde tierras indígenas. El proyecto fue elaborado porfuncionarios y consultores gubernamentales, ypresentado a la Asamblea Nacional en octubre de1998. Posteriormente, ante el rechazo de los pue-blos indígenas, el Banco Mundial accedió a finan-ciar una consulta sobre la ley. Diez meses despuésde su remisión al Congreso, y producto de un di-námico proceso de cabildeo nacional e internacio-nal de organizaciones indígenas y otras entidadesde la sociedad civil, se inició una consulta bajo lacoordinación de las dos universidades de las regio-nes autónomas. Este esfuerzo puso de manifiestoprofundas discrepancias entre la propuesta del go-bierno y las comunidades indígenas.

Como resultado de la consulta, los dos Conse-jos Regionales Autónomos presentaron su propiaversión del proyecto. Sin embargo, la asesoría legalde la Asamblea Nacional dio prioridad a la inicia-tiva del gobierno, dejando la versión regional co-mo simple documento de referencia. En el trans-curso del 2002 se discutió una tercera propuestaconsensuada, de la Comisión Étnica de la Asam-blea misma, que fue formalmente aprobada en di-ciembre del 2002. La Ley refleja los aportes funda-mentales de las comunidades indígenas y negras, ysus dirigentes. Un alto porcentaje (90%-100%) deindígenas y comunidades afrodescendientes con-firmaron que la demarcación de las tierras es unade sus prioridades, ya que en el ámbito nacionalestos grupos están quedando sin tierras comunales(PDDH, 2001).

Costa Rica

En Costa Rica, las áreas declaradas por la leycomo reservas indígenas frecuentemente son in-vadidas por colonos no indígenas. Esto es favo-recido por el hecho de que no forma parte de latradición indígena demarcar los linderos de pro-piedades individuales, lo cual, en términos de lalegislación costarricense, dificulta su defensa entribunales.

En los años 2001 y 2002 las organizacionesindígenas del cantón de Talamanca dieron unalucha exitosa, en asocio con grupos ambientalis-tas, para impedir la ejecución de un contrato quele permitiría a una firma extranjera realizar acti-vidades de exploración y, eventualmente, explo-tación petrolera en su mar territorial.

Lengua y cultura

La educación bilingüe para las poblacionesindígenas es quizá el área en la que más se haavanzado en cuanto a la promoción de valores yprácticas culturales de los grupos étnicos (Pro-yecto Estado de la Región, 2002).

Belice

El punto 6 del documento Declaración del Mi-lenio de los Pueblos Indígenas del Sur de Belice indi-ca que el Estado beliceño acuerda proteger lacultura maya y sus prácticas propias, así como eldesarrollo sostenible en las áreas que les corres-ponden, para distribuir mejor los beneficios enestas comunidades. Sin embargo, no reconoce laposibilidad de que el pueblo maya busque su de-sarrollo mediante sus propios sistemas educati-vos, administrativos y de gobierno (PRODECA,2002).

Guatemala

El Acuerdo de Identidad y Derechos de losPueblos Indígenas (AIDIPI) señala:

“Para superar la discriminación histórica ha-cia los pueblos indígenas, se requiere el concur-so de todos los ciudadanos en la transformaciónde mentalidades, actitudes y comportamientos.Dicha transformación comienza por un claro re-conocimiento por todos los guatemaltecos de larealidad de la discriminación racial, así como dela imperiosa necesidad de superarla para lograruna verdadera convivencia pacífica” (PNUD,2002a).

La Dirección de Educación Bilingüe Intercul-tural, del Ministerio de Educación de Guatemala(DIGEBI), creada en 1995, cuenta con doce jefa-turas departamentales y capacita a unos seis milmaestros bilingües en doce idiomas mayas. Pu-blica textos escolares en dieciocho idiomas indí-genas. Tiene asignado un 1.36% del presupuestodel Estado (Proyecto Estado de la Región, 2002).

A partir del 2000, el Ministerio de Cultura yDeportes de Guatemala ha sido dirigido por unamujer indígena. Esta entidad organizó el Congre-so Nacional sobre Lineamientos de Políticas Cul-turales, para propiciar la participación de la so-ciedad civil en la elaboración de políticaspúblicas. Los promotores culturales dan especialatención a los grupos indígenas y fomentan lamulticulturalidad (Proyecto Estado de la Región,2002).

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364 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8364 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 6

El Salvador

El país no cuenta con programas de educa-ción bilingüe (Proyecto Estado de la Región,2002). CONCULTURA afirma que el trabajo gu-bernamental con los pueblos indígenas tienepresentes las condiciones de vida de este sector.La labor se enmarca dentro de una educación pa-ra el desarrollo, es decir, un proyecto de desarro-llo y de promoción humana, manteniendo laperspectiva de identidad (OPS/ CCNIS / CON-CULTURA, 1999).

Honduras

Se ha desarrollado una iniciativa de educa-ción intercultural a través del Programa de Edu-cación Intercultural Bilingüe (PEBIT), en conjun-to con la Universidad Nacional Autónoma deHonduras (UNAH). Este proyecto busca poneren práctica un modelo de educación bilingüe eintercultural en las escuelas de las comunidadestawahkas, a través de programas de formación demaestros, producción de currículos, textos ymateriales escolares, investigación lingüística yetnográfica, y construcción de edificios escolares.El PEBIT, en funcionamiento desde 1995, ha lo-grado la formación de catorce maestros tawah-kas, el establecimiento del sistema gráfico para lalengua tawahka, un diccionario de 1,500 entra-das, la edición de textos escolares bilingües paraprimero y segundo grados de primaria y la cons-trucción de tres edificios escolares. La iniciativaha sido financiada por la cooperación externa(Proyecto Estado de la Región, 2002).

Por su parte, el Programa Nacional de Educa-ción para las Etnias Autóctonas y Afro-Antillanasde Honduras, de la Secretaria de Educación, nocuenta con personal técnico especializado en lasáreas de trabajo naturales del programa: pedago-gía, antropología o lingüística (Proyecto Estadode la Región, 2002).

Nicaragua

El Programa de Educación Bilingüe Intercultu-ral (PEBI) es un proyecto oficial del Ministerio deEducación, Cultura y Deportes (MECD), que hareunido los esfuerzos del MECD e instituciones lo-cales, como la Universidad de las Regiones Autó-nomas de la Costa del Caribe de Nicaragua(URACCAN) y organismos no gubernamentalesespecializados. También ha logrado la creación yformación de 267 centros bilingües y 23 docentesen el país (Proyecto Estado de la Región, 2002).

Uno de los logros más importantes de estainiciativa es la creación de dos universidades re-gionales: la Bluefields Indian and Creole Univer-sity (BICU) y la URACCAN. Ambas son parte delConsejo Nacional de Universidades (CNU) y re-ciben parte del 6% del presupuesto nacional des-tinado por ley para la educación superior.

Costa Rica

El Departamento de Educación Indígena delMinisterio de Educación Pública (DEI), creadoen 1994, cuenta con 8 funcionarios en oficinascentrales, 4 asesores regionales de educación in-dígena y 78 maestros de idioma y cultura. Hay146 escuelas de primero y segundo ciclos y doscolegios de tercer y cuarto ciclos en comunida-des indígenas. Además, 300 educadores atiendenuna población aproximada de 6,000 estudiantes,de los cuales 2,500 son de Talamanca y cuentancon 95 maestros.

En 1982 se abrió el Programa de EducaciónBilingüe y en 1996 se inició el Plan NuevaEducación de Talamanca, que pretende estable-cer una educación multilingüe y pluricultural(Proyecto Estado de la Región, 2002).

Salud tradicional

Nicaragua

Pese a las buenas prácticas, en la mayoría delos países de Centroamérica no existe una políti-ca oficial definida de carácter intercultural en elárea de la salud (Proyecto Estado de la Región,2002). Una excepción notable es el caso de Ni-caragua; desde 1998 se inició un proceso paraponer en práctica las competencias que la Ley deAutonomía reconoce a los gobiernos autónomosen esta materia. En tal sentido, el Consejo Regio-nal de Salud de la RAAN presentó su modelo desalud autonómica regional y, posteriormente, laRAAS puso en marcha el mismo proceso. El ob-jetivo de estos modelos es desarrollar sistemas desalud que combinen las prácticas de la medicinaoccidental y la tradicional. Las propuestas regio-nales han sido incluidas en el Capítulo IV de laLey General de Salud27.

Guatemala

La enorme importancia de la medicina maya,y del cuidado de la salud tradicional en Guate-mala, se ejemplifica por el hecho de que más dela mitad de los partos son atendidos por coma-

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 365

países, a fin de que reconozcan los derechos deestos pueblos y “especificando muy claramentelas facultades de autogobierno en materia jurídi-ca, política, económica, cultural y social”. Algu-nas expresiones de esta tendencia han sido pre-sentadas en apartados anteriores. A continuaciónse tratan dos casos de particular interés: el deGuatemala y el del Estatuto de Autonomía de Ni-caragua.

Guatemala

Los mayas tienen actualmente dos formasprincipales de asociarse: las organizaciones for-malmente reconocidas por el Estado, con perso-nalidad jurídica registrada, y las organizacionestradicionales, que por lo general tienen mayor le-gitimidad que las anteriores, son social y cultu-ralmente mejor aceptadas, y funcionan con baseen normas consuetudinarias. En ambos casos, elespacio local preferencial para una articulacióncon el Estado es el municipio, en tanto que parala acción local el ámbito usual son las comunida-des, especialmente en lo que concierne almanejo de los recursos naturales.

Para los pueblos mayas, en su visión ideal, elpoder no se entiende como facultad de decidir yluego imponer las decisiones, sino como la capa-cidad de servir, de llevar “la carga” de todos losmiembros y de resolver las necesidades por con-senso. En este sentido, los “cargadores” de la vo-luntad colectiva del pueblo no son representan-tes de la organización, sino voceros, consejeros yfacilitadores. Su capacidad de ejercer un controlsocial y hacer cumplir lo acordado se gana por suconducta, por su reputación, no por la “fuerzasobre los demás”, delegada por el gobierno. Es elcargo el que “gobierna”, no la persona que loocupa temporalmente. Este sistema rotativo decargos, característico de todas las sociedades me-soamericanas, tiene aspectos políticos y religio-sos: una persona no puede buscar un cargo polí-tico por iniciativa propia, sino que tiene que serbuscada y encontrada por la comunidad, y unode los criterios que la hacen apta para el cargo essu vida religiosa. El candidato debe ser “…senci-llo, no debe ser bravo, debe saber encaminar a lagente y ser ejemplo para los demás; debe ser decorazón suave, buen comportamiento, cumplidoy puntual” (Tovar y Chavajay, 1999). Existe laconvicción que un hombre no puede “mandar” alos demás hombres. Sólo debe llegar a un acuer-do con ellos, y este proceso consiste en muchosy mutuos arreglos, bajo el ojo crítico e interesadode toda la comunidad. La elección exige mucho

dronas tradicionales (un total de 4,560 registra-das), fuera del sistema de salud pública. En el oc-cidente, mayormente indígena, 8 de cada 10 par-tos son atendidos por comadronas empíricas.Existen experiencias piloto para apoyar y capaci-tar a las comadronas indígenas, tanto de organi-zaciones no gubernamentales, como la Asocia-ción de Servicios Comunitarios de Salud(ASECSA), como de algunas jefaturas de área delMINSA (Grünberg, 2002b).

En los Acuerdos de Paz se establece el compro-miso de impulsar una reforma del sector nacionalde salud y se incluye un párrafo sobre la medicinatradicional, en el cual se destaca su importancia yse exige la promoción de su estudio y el rescate desus concepciones, métodos y prácticas.

Actualmente se cuenta con un médico y unacama de hospital por cada 1,000 habitantes, pe-ro el 80% de los médicos y el 50% de las enfer-meras prestan sus servicios en la capital. Eso sig-nifica que en muchas áreas indígenas el sistemade salud pública simplemente no existe(MINUGUA, 2001).

El Salvador

En 1999 se realizó una investigación en tor-no a la situación de la salud en varias comunida-des indígenas de El Salvador. A este respecto, unfuncionario de la OPS indicó que: “…este esfuer-zo hizo visible un problema nacional de salud, ytanto la comunidad internacional como el go-bierno reconocieron la importancia de mejorar lacobertura de salud en pueblos indígenas”28. Eneste sentido, la labor de la OPS será encaminar,junto al Consejo Coordinador Nacional IndígenaSalvadoreño (CCNIS), la creación de una Secre-taría de Salud para los Pueblos Indígenas, en elMinisterio de Salud, que se encargue de elaborarun análisis del actual modelo de atención en sa-lud y proponer alternativas (PRODECA, 2002).

El CCNIS y la Jefatura de Asuntos Indígenasde CONCULTURA presentaron en 1996 el pro-yecto “Salud de las comunidades indígenas de ElSalvador”, que tuvo como resultado la elabora-ción del diagnóstico “Pueblos indígenas, salud ycondiciones de vida en El Salvador” (ProyectoEstado de la Región, 2002).

Poder y organización local

En la actualidad, siguiendo las orientacionesde la Declaración de Quito, los consejos naciona-les indígenas están presionando para introducirreformas en las constituciones de sus respectivos

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366 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA CAPITULO 8

tiempo y un balance permanente de prestigio.Sin embargo, una vez culminado en un arreglode aceptación pública, éste es firme y duradero.

En los Acuerdos de Paz de Guatemala se es-tablecen criterios para la plena participación po-lítica de todos los ciudadanos, a fin de alcanzarla reconstrucción, reconciliación y transforma-ción del Estado. Para implementar estos compro-misos en 1997 se creó una Comisión Paritaria deReforma y Participación, que presentó una refor-ma a la Ley del Código Municipal y otra a la Leyde Consejos de Desarrollo, ambas aprobadas en2002.

De los 331 municipios guatemaltecos, másde un tercio cuenta con alcaldes que se asumencomo indígenas. No obstante, en el Congreso supresencia sigue siendo muy reducida. Los prime-ros diputados indígenas en Guatemala fueronelectos en 1974, como representantes de dos dis-tritos electorales con mayoría de electores indí-genas. Más recientemente se ha dado un ligeroaumento en cada período electoral. Pese a losavances, la presencia indígena en la administraciónpública aún es mínima y desigual, fuera de losmunicipios.

El mayor éxito de un grupo indígena en lapolítica comunal es el de la agrupación Xel-Jú,fundada en la década de los setenta y que, trans-formada en Comité Cívico, ganó en 1995 y en2000 las elecciones en Quetzaltenango, la segun-da ciudad de Guatemala. Su candidato principaly alcalde en dos períodos consecutivos, Rigober-to Quemé Chay, aboga por una alianza con losladinos con perspectiva intercultural, a fin detransformar el poder local en una base importan-te y fuerte para la transformación del Estado y laconsolidación de una nación multiétnica y mul-ticultural (Quemé, 2000).

Otro ejemplo es la municipalidad indígenade Sololá, (92% de sus habitantes son mayaskaqchikeles), que funciona subordinada y a ve-ces paralela al municipio oficial, en una relaciónde complementariedad y conflicto permanente,en particular desde que organizaciones mayasexternas y con alianzas políticas variadas intenta-ron “insertarse” en la estructura del poder localtradicional con fines electorales.

Nicaragua: el Estatuto de Autonomía

El Estatuto de Autonomía de la Costa Atlán-tica de Nicaragua marcó un hito en el camino delos pueblos indígenas hacia su autonomía plenaen el marco de Estados multinacionales y mul-tiétnicos. Además, los artículos 89, 90 y 180 dela Constitución nicaragüense reconocen los dere-chos de estas comunidades. Otro aspecto impor-tante, establecido mediante una reforma al artí-culo 181, es la obligación del Estado, de contarcon la aprobación de los Consejos RegionalesAutónomos al otorgar concesiones sobre el apro-vechamiento sostenible de los recursos naturalesde las regiones autónomas. Ese ha sido uno delos mandatos constitucionales de mayor eco le-gislativo, pues fue reproducido en la Ley Generaldel Medio Ambiente y los Recursos Naturales yfue objeto de interpretación legal por la CorteSuprema de Justicia de Nicaragua (PRODECA,2002). Asimismo, este artículo sirvió de funda-mento para la sentencia del 31 de agosto de2001 de la Corte Interamericana de DerechosHumanos, contra el Estado nicaragüense y a fa-vor de la comunidad sumu-mayagna de Awas-tingni (Anaya, 2002).

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CAPITULO 8 SEGUNDO INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CENTROAMERICA Y PANAMA 367

Notas

1 El siguiente texto, publicado en el Diario de Centroamérica del 1º de

julio de 1914, es más que significativo: “También se recomienda en la

educación de los indios para el trabajo moderno, el establecimiento de un

‘servicio de trabajo obligatorio’. El concepto de ‘trabajo obligatorio’no

debe confundirse con el de ‘esclavitud’, pues todo lo que es ‘obligación’

no es necesariamente ‘esclavitud’. Así como no son esclavos nuestros

hijos que la ley obliga a ir a las escuelas, tampoco lo serán los indios

obligados a aprender lo que es el trabajo racional”. Texto reproducido en

Barillas, 1997.

2 La siguiente cita es un ejemplo entre muchos: “La desventurada raza

indígena, después de perdida su libertad, perdió para siempre el valor

moral, que es el don más precioso que conserva todo pueblo esclavizado”

(en Diario de Centroamérica, del 16 de noviembre de 1896, texto

reproducido en Barillas, 1997) En la interpretación liberal, el indio

sometido del período colonial perdió la condición moral, ignora su propia

historia y no puede decidir su destino; es un ser pasivo y degradado que

debe ser civilizado a través del trabajo y la educación.

3 Como Otto Stoll, Walter Lehmann, Karl Sapper, Carl Bovalius, Franz

Termer, Alfred Maudslay, Herbert Spinden, Oliver La Farge y Ruth Bunzel,

entre muchos otros.

4 Por ejemplo, Antonio Goubaud Carrera, primer director del Instituto

Indigenista Nacional en Guatemala, y Alejandro Dagoberto Marroquín en

El Salvador.

5 El mapa 8.1 se basa en el que Adams presenta en su artículo American

Anthropologist (Adams, R. N., 1956).

6 Hispanoamericana, mesoamericana, sudamericana, afroamericana,

afro-euro-americana, euro-americana, hindú-americana y chino-

americana.

7 Tal vez la única excepción, dentro de la corriente señalada, la constituye

la obra de Rodolfo Stavenhagen (1969). En la tercera parte, donde el autor

estudia las relaciones interétnicas y de clase en Mesoamérica, se

encuentra un fino y detallado análisis de dichas relaciones, con todas sus

implicaciones.

8 Una posición similar apareció también en Flores, 1983.

9 Como en todo mapa, hubo que llegar a cierto compromiso entre el

tamaño de publicación y el grado de detalle que es posible mostrar; dicho

de otro modo, hubo que realizar simplificaciones y generalizaciones.

10 “Identificación externa” significa que la pertenencia o no a un

determinado grupo étnico es definida por un observador externo. En los

censos de población esta fue la situación predominante en América

Central hasta la década de 1990. “Identificación interna” significa que los

criterios de pertenencia, o no, a un determinado grupo, son definidos

internamente, por el propio grupo y la persona involucrada.

11 Firmado en México el 31 de marzo de 1995.Ver Torres y Aguilera, 1998.

12 Se entrevistó a 458 personas en 67 comunidades, y se realizaron 43

entrevistas adicionales que permitieron verificar y ampliar la información

recolectada. La encuesta identificó la persistencia de saberes ancestrales

referentes al mundo de la naturaleza, el origen histórico, costumbres y

organización social. Constató también que la población indígena

sobrevive en situación de gran pobreza y con escaso acceso a los recursos,

siendo sus valores culturales marginados en el contexto de la sociedad

nacional (CONCULTURA et al, 2002).

13 Este grupo también es conocido como jicaque, tol o torrupán.

14 También conocidos como poyers y pahayas.

15 También denominados twanka y ulwa.

16 La cartografía de las zonas de susbistencia se estableció mediante los

siguientes pasos: 1) se ubicaron los sitios usados para las diversas

actividades de subsistencia de cada comunidad; 2) se trazó una línea

alrededor de todos los puntos de uso de la tierra de cada comunidad; 3)

se delimitó el área usada en conjunto por todas las comunidades en una

zona dada (Herlihy y Leake, 1997).

17 Este autor estima que la proporción indígena en el año 2000 podría ser

58%. Esta estimación, sin embargo, es poco plausible, ya que tendría

implícita una tasa de crecimiento medio anual de la población indígena

de 5.7%, lo cual no es posible que ocurra en ausencia de una elevada

inmigración o, en este caso particular, de una indigenización masiva.

18 El proyecto “Pueblos indígenas y ecosistemas naturales en

Centroamérica” calcula la población indígena de El Salvador hacia el año

2000 en 550,000 habitantes; en términos porcentuales eso significa

alrededor de un 8% de la población de todo el país (Chapin, 2003).

19 Esta situación se presenta en las cifras de Chapin, 2003.

20 Hay una clara diferencia entre naciones y Estados. Sin embargo, en

Centroamérica el proyecto histórico ha sido construir Estados nacionales

monoétnicos, donde Estado y Nación sean cotérminos y coincidentes

(Smith, 1988).

21 Entrevista con Jorge Fredrick, Presidente del MIN y dirigente de

YATAMA.

22 Entrevista con María de Los Ángeles Loásiga Obando, Coordinadora

del Consejo de Mujeres Indígenas Nahuas-Chorotegas, miembro del MIN.

Managua, marzo de 2001.

23 Entrevista con Alejandro Swavy, Presidente de Teckra, marzo de 2001.

24 Existen fuertes señalamientos en contra de la CONAI debido a su poca

legitimidad. Los funcionarios son designados por el gobierno y no por las

comunidades, y se han identificado casos de corrupción al punto de que

existen procesos judiciales contra sus funcionarios. Asimismo, el costo de

operación de la CONAI es muy alto y se le han transferido 35 millones de

dólares para programas de desarrollo, entre los que se encuentran la

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socialmente en sus ámbitos de vida, sobre todo sobre la explotación de

los recursos en estos espacios.” (Cupe, 1994 y Grünberg, 2002b).

27 El artículo 11 de la Ley General de Salud autoriza a las Regiones

Autónomas a “definir un modelo de atención de salud conforme a sus

tradiciones, cultura, usos y costumbres dentro del marco de las políticas,

planes, programas y proyectos del Ministerio de Salud” (La Gaceta, 2002).

La propuesta de reglamento de la ley, en el capitulo 6, titulado “De la

Salud en las Comunidades Autónomas”, es todavía más amplio y

detallado en dicho reconocimiento. En el artículo 119, numeral 1, literal b,

señala como principio del modelo la participación social, en particular de

los pueblos indígenas, en la gestión del modelo; en el literal c menciona

la revitalización cultural. En el mismo artículo, numeral 3, literal d,

establece como objetivo específico: “armonizar los elementos de atención

primaria con la atención secundaria, garantizando los diferentes niveles

de atención e integrando los elementos relacionados con las prácticas

tradicionales.” Finalmente, en el artículo 120, numerales 1 al 4, señala las

atribuciones de las regiones autónomas. Ellas son: adecuar a su realidad

(de las regiones autónomas) conforme a sus tradiciones, cultura, usos y

costumbres, las políticas, principios, planes y programas nacionales de

salud; formular y aprobar su modelo regional de salud; proponer ternas

para la designación de las autoridades de salud; adaptar las disposiciones

normativas dictadas por el MINSA a las particularidades étnico-culturales

de la región autónoma (MINSA, 2002).

28 Entrevista con Ricardo Platero, OPS/OMS, San Salvador, marzo de 2001.

8CAPITULO

La coordinación del capítulo estuvo a cargo de Galio Gurdián.

Se utilizaron como insumos los estudios “AméricaCentral: un mosaico étnico y cultural”, de Héctor PérezBrignoli, “Reconocimiento de la multiculturalidad de lospueblos indígenas, afrodescendientes y comunidades ét-nicas en Centroamérica”, preparado por Galio Gurdián,“Multiculturalidad en Centroamérica: ¿se reconoce Cen-troamérica como una región pluritetnica y multicultural?El caso de Guatemala y Costa Rica”, de George Grünberg,“Multiculturalidad en Costa Rica y Panamá”, de CarlosBrenes y “Políticas públicas de combate al racismo y la dis-criminación en Centroamérica”, elaborado por el Proyec-to Estado de la Región para el Instituto Interamericano deDerechos Humanos. Asimismo, Juan Martínez, de la Uni-dad Regional de Asistencia Técnica (RUTA), aportó unconjunto de perfiles sobre pueblos indígenas en Centroa-mérica. En la preparación del borrador del capítulo cola-boraron Maricela Kauffmann y Edwin Matamoros.

El Centro de Investigaciones Regionales de Me-soamérica (CIRMA) preparó la versión original del recua-dro titulado “La reflexión sobre las relaciones interétnicasen Guatemala“. Además puso a disposición de los consul-tores los estudios “Memorias del mestizaje, cultura políticaen América Central desde 1920 al presente”, “El Estado

guatemalteco y las relaciones interétnicas, 1808-1944” y“Las relaciones étnicas en Guatemala, 1944-2000”.

La edición técnica fue realizada por Arodys Robles yCarlos Francisco Echeverría.

El taller de consulta para este capítulo se realizó el 31de octubre de 2002 en Antigua, Guatemala, con la asis-tencia de las siguientes personas: Anabella Acebedo, Ri-chard Adams, Tani Adams, Santiago Bastos, Beatriz Bra-vo, Juana María Camposeco, Manuela Camus, GregoriaFlores, Pierre Frühling, Galio Gurdián, Maricela Kauff-mann, Alma López, Jorge Mario Oroxón, Irma Otzoy, Ce-sar Paiz, Héctor Pérez, Alvaro Pop, América Rodríguez,Carlos Sarti, Arturo Taracena y Edelberto Torres. La relato-ría del taller estuvo a cargo de Irma Otzoy.

Se agradece la colaboración de Tani Adams, Direc-tora y Anabella Acevedo y Lucrecia Cabrera, de CIRMA,tanto por su apoyo en la realización del taller como porel aporte de los estudios de consulta, observaciones ycomentarios a los estudios del capítulo. Se agradece lagestión de Ina Ericsson, de la Embajada de Suecia enHonduras, y de Miriam Foster y Alex Tabora, del Institu-to Nacional de Estadística de Honduras, por facilitar in-formación del Censo 2002 de este país.

titulación de tierras y el establecimiento de asociaciones de desarrollo que

dividen las actuales estructuras organizativas comunales.

25 Los congresos son organismos de decisión político-administrativa a

nivel de la comarca. En el caso de los kuna, los caciques generales

representan a la comunidad ante el gobierno nacional y los organismos

nacionales e internacionales. Con algunas variantes en cuanto a

representación, existen congresos generales y congresos regionales en las

otras comarcas y entre los otros grupos indígenas.

26 El concepto de territorio tiene una connotación mucho más amplia que

el de “tierra”. No se trata (solamente) de propiedad o posesión, sino que

implica formas de control político sobre la vida de la gente (territorio). “Va

mano a mano con los patrones indígenas de usar los recursos naturales e

incluye los derechos (políticos) de manejar y conservar el ambiente. Estos

son derechos colectivos de pueblo, no derechos de ciudadanos como

tales. Territorio es derecho de pueblos y tierra es derecho de personas

(individuales). El territorio se encuentra bajo la influencia cultural y el

control político de un pueblo. La tierra se encuentra, por el contrario, sobre

una parte de esta área territorial, puede pertenecer a personas

individuales o jurídicas, y por cierto encontrarse bajo formas legales de

propiedad individual o colectiva. El primero otorga el control sobre los

recursos y los procesos sociales, el segundo da derecho al uso económico

sin interferencias por parte de terceros. Hoy, cuando los pueblos indígenas

reclaman derechos, se refieren a lo primero, al control de lo que sucede