HACIA UNA RECUPERACiÓN DE LOS VALORES

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CURRICULUM y SIGLO XXI: HACIA UNA RECUPERACiÓN DE LOS VALORES Roberto A. FOLLARI(1) El signo de los tiempos: la insoportable levedad del ser. Lentamente la modernidad ha ido produciendo su revés, y a partir del avance tecnológico y la era tecnotrónica nos ha introducido en la evidencia de lo contingente y lo episódico. Todo es, pero podría no serlo, de modo que el espesor de la experiencia desaparece, se esfuma y transforma en una evanescente transitoriedad como tono permanente. La vertiginosidad de los mensajes y su constante reemplazo, la variedad incontable de los estímulos visuales, la hiperrealidad del video que hace a lo real un tímido borrador de lo que sucede en la pantalla, mezclan lo real y lo imaginario, hacen de lo real irnaqinario .' Ocurren demasiadas cosas, lo cual resulta un equivalente de que no ocurre ninguna con peso propio. 2 Hay una experiencia de pensamiento - "experimento mental" en la jerga de la epistemología anglosajona- que más de uno de nosotros ha vivenciado alguna vez. Puede que haya sido una pura abstracción, o en cambio que hayamos intentado sumergirnos en la voluptuosidad fluyente de la representación que ~e despierta. con límites imprecisos y seguramente abismáticos. Es la posibilidad de advertir nuestro ser como errancia; 3 si imaginamos que cada decisión que tomamos modifica necesariamente todo el repertorio pos- terior de nuestra existencia, la suma de las posibilidades de rumbos vitales es una especie de árbol de ramas finitas en número, pero de hecho innumerables. Si en vez de escribir esta palabra hubiera escrito otra, mi destino futuro sería diferente. Si en vez de cruzar una calle lo rehúso, todo el decurso posterior de mi vida será otro. Si callo o hablo, establezco un destino que no sólo se realiza allí como facticidad ya inmodificable, sino que además precondiciona todo futuro posible. Como alguna vez sugirió Borges, con simplemente mover un puñado de arena en la playa, "estoy modificando el Uni~erso". Pero hay que advertir la modestia que acompaña a esa potencia: los mundos posibles 4 son siempre muy numerosos, y frente a ellos lo efectivamente existente es apenas una luz en el amplio campo de lo nunca alumbrado, de todo lo que podría darse, pero no es. He allí la radical levedad de la realidad, su fondo débil y contingente, mentado en el célebre libro de M.Kundera. 5 Aún la extrema gravedad de la -~~~~~~~~~~~~~~~~~~\~.~~~~~~~~~~~~ IIIP~;lw" (1)Licenciado en Psicología y Doctoren Psicología.Profesor en diversas universidades argentinas y mexicanas: Univ. Autónoma Metropolitana Azcapotzalco (México), Univ. Nacional de San Luis, Univ. Nacional de Cuyo. Prof. titular con dedicación exclusiva, en la cátedra de Epistemología de las Ciencias Sociales. Investigador de CONICET y UniversidadNacionaldeCuyo. Pensando en el futuro Dini Calderon

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CURRICULUM y SIGLO XXI:HACIA UNA RECUPERACiÓN DE

LOS VALORES

Roberto A. FOLLARI(1)

El signo de los tiempos: la insoportablelevedad del ser. Lentamente la modernidad haido produciendo su revés, y a partir del avancetecnológico y la era tecnotrónica nos haintroducido en la evidencia de lo contingente ylo episódico. Todo es, pero podría no serlo, demodo que el espesor de la experienciadesaparece, se esfuma y transforma en unaevanescente transitoriedad como tonopermanente. La vertiginosidad de los mensajesy su constante reemplazo, la variedad incontablede los estímulos visuales, la hiperrealidad delvideo que hace a lo real un tímido borrador de loque sucede en la pantalla, mezclan lo real y loimaginario, hacen de lo real irnaqinario .' Ocurrendemasiadas cosas, lo cual resulta un equivalentede que no ocurre ninguna con peso propio. 2

Hay una experiencia de pensamiento -"experimento mental" en la jerga de laepistemología anglosajona- que más de uno denosotros ha vivenciado alguna vez. Puede quehaya sido una pura abstracción, o en cambioque hayamos intentado sumergirnos en lavoluptuosidad fluyente de la representación que~e despierta. con límites imprecisos yseguramente abismáticos. Es la posibilidad deadvertir nuestro ser como errancia; 3 siimaginamos que cada decisión que tomamosmodifica necesariamente todo el repertorio pos-terior de nuestra existencia, la suma de lasposibilidades de rumbos vitales es una especiede árbol de ramas finitas en número, pero dehecho innumerables. Si en vez de escribir estapalabra hubiera escrito otra, mi destino futurosería diferente. Si en vez de cruzar una calle lorehúso, todo el decurso posterior de mi vida seráotro. Si callo o hablo, establezco un destino queno sólo se realiza allí como facticidad yainmodificable, sino que además precondicionatodo futuro posible. Como alguna vez sugirióBorges, con simplemente mover un puñado dearena en la playa, "estoy modificando elUni~erso". Pero hay que advertir la modestiaque acompaña a esa potencia: los mundosposibles 4 son siempre muy numerosos, y frentea ellos lo efectivamente existente es apenas unaluz en el amplio campo de lo nunca alumbrado,de todo lo que podría darse, pero no es. He allíla radical levedad de la realidad, su fondo débily contingente, mentado en el célebre libro deM.Kundera.5 Aún la extrema gravedad de la

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(1)Licenciado en Psicología yDoctoren Psicología.Profesoren diversas universidadesargentinas y mexicanas: Univ.Autónoma MetropolitanaAzcapotzalco (México), Univ.Nacional de San Luis, Univ.Nacional de Cuyo. Prof. titularcon dedicación exclusiva, enla cátedra de Epistemologíade las Ciencias Sociales.Investigador de CONICET yUniversidadNacionaldeCuyo.

Pensando en el futuro Dini Calderon

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muerte depende de circunstancias azarosas einesperadas, de sucesos arbitrarios y adventicios:la nada asola al ser desde el centro, como

'--'-Iargamente desarrolló la obra de M.Heidegger, yesto puede pensarse no 'sólo desde el lenguajealtamente especializado de la filosofía (tan pocotraducible para la mayoría de los simplesmortales), sino también desde esa intuiciónintelectual a que podemos abandonarnos si enalgún momento nos imaginamos en eseentrecruzamiento permanente de posibilidadesmayoritariamente irrealizadas, en el territorio delo que nunca seremos a pesar de que estabadentro de lo factible.

Contra la aparente contundencia de larealidad, su contingencialidad radical. No esque ella sea nueva: Borges la refirió en tiemposque aún no eran posmodernos, cuando advirtióque la memoria no es más' que una grieta en laamplia caverna oscura del olvido. Es decir, con-tra la apariencia de una memoria que guarda elpasado fotografiándolo, una versión que laadvierte no sólo frágil y 'deformadora' de lo querecuerda, sino necesariamente parcial, mínima,como se sugiere en el célebre relato "Funes, elmemorioso". No se podría recordar todo, porqueen tal caso nominalistamente cada experienciano se fundiría a otra, sino sería siempre recordadaen detalle, específica, diferencial. Por ello, nohabría nombres comunes (las 'clases'supuestamente naturales de la lógica), sinonombres únicos para cada hoja, cada baldosa,cada casa, etc. El mundo sería un objeto dedescripción infinita e imposible, ya que ladescripción, como se sabe, capta lo singular através de universales (por ej., "aquel gato erablanco", que supone nociones generales sobreel objeto-gato y sobre la cualidad de blancura).

Todo esto es propio de la estructura de laexperiencia humana en general. Pero loespecífico de la época, como se ha mostrado, 6

es que se ha abierto el horizonte de experienciahistórica desde el cual esa condición se hacepatente: La desfundamentación surge desde lapérdida de la centralidad del yo y su identidad,transidos por la sobreestimulación y la dimensiónmultivariada de la experiencia. El 'gigantismo'propio de la época arrasa de hecho con lamismidad del yo cartesiano, lo desmultiplica ydispersa permanentemente, impidiéndole todapretensión de unificar las experiencias diversasbajo una substancia o una subjetividadtrascendental. Kant es refutado en estadopráctico, como condición objetiva de los tiemposy la dinámica del mundo tecnológicamentemediado, ése de la "administración total" a quealudieran los frankfurtianos. La complejidadsocial y la proliferación de los lenguajesespecializados fragmentan de hecho el camposocietal, y a partir de allí la multiplicidad de losposibles se hace una sensación en el mundoinmediato de lo vivido, deja de ser abstracciónespeculativa para asumirse como el sueloexperiencial en el cual se sostiene la conciencia.

Así aparece lo 'sin fondo' como evidente: 7 lo

que existe no tiene fundamento, es tal como essólo en la medida en que fácticamente se haimpuesto. Las filosofías que pretenden sostenervalores éticos o sistemas sociopolíticos a partirde supuestos que estarían dados en el dibujonatural del mundo caen por inconsistencia. Lossistemas de organización social -ya lo habíaseñalado Max Weber- no presuponen principioslegitimatorios a lo cuales respondan: por elcontrario, los inventan 'post-factum' o en elmovimiento mismo de su acontecer comopoder. Nos fabricamos los principios a la medidade la justificación de la necesidad del dominio, odel autosostenimiento. Ellos no se asientan enningún plano de necesidad primordial.

Como se sabe, todo esto ha redundado enefectos notorios en el campo de la filosofía delconocimiento. Lejos estamos de la época de lasteorías verificacionistas del Círculo de Viena: lapretensión de establecer la relación decorrespondencia entre lenguaje y mundo nopuede realizarse. La larga lucha por imponerteorías de la verdad ligadas a la cuestión delsignificado fracasaron, simplemente porque ellenguaje carece de la posibilidad de sostenerreferentes ajenos a la internidad del campo delsignificado, 8 y por ello éste no puede ser fijo.Incluso las actuales restauraciones del realismoresultan inevitablemente cautas: H. Putnamsostiene que acabó la "Epistemología" (conmayúsculas) para que llegue la "epistemología"(con minúsculas, sin pretensiones de reasumirla idea de verdad como adecuación). 9 Se planteaque después de Kant es imposible sostener unanoción fuerte de realidad exterior a la percepciónde los sujetos, y por ello llama a un modesto"realismo interno", que no va más allá de sustentarla posibilidad de acuerdos compartidos por lossujetos humanos, sin postulación necesaria deun mundo trascendental a estos.

Epoca de la contingencialidad que formaparte del barroco contemporáneo, presente entodos los campos de la cultura, 10 modos de la'episteme' de nuestro tiempo, si recordamosesa categoría del primer Foucault. Sin duda queasí se ha llegado a transformar la idea de lo quees la ciencia: desde una matemática de lascatástrofes, a la teoría de los objetos fractales eirregulares, y la noción de los sistemasautorregulados como modo de negar la ciencianewtoniana y su proposición de leyes causales."

Los sistemas (físico-naturales) seríanproductivos a partir de fluctuaciones quesuperarían los umbrales primeros de toleranciay reacomodación,tendiendo así a producirreacciones nuevas y no previsibles. Según estaidea de Prigogyne, el hombre no es unaexcepción dentro del cosmos: toda la realidadtiende a no ser repetitiva ni causalmentedeterminada, la noción de Laplace sobre elmundo como máquina de causas/efectosmecánicos queda abandonada en el desván. Eltiempo se asume como flecha unidireccionalhacia adelante, en el sentido de que sureversibilidad no es pensable, dado que es

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azaroso que el resultado que hoy conocemossea éste y no otro (tal como ya dijimos enrelación a la experiencia humana como levedad).Como se advierte, la ciencia ya no es lo que era:se asume que las leyes son sólo una abstracciónque ha privilegiado ciertos hechos en detrimentode otros. Se 'vio' regularidad en la realidadporque es eso lo que se buscaba, y como. sesabe ya largamente (de Bachelard hasta Oulne,por referenciar tradiciones conceptuales muydisímiles) no existe dato sin marco teórico, o sinlo que los sajones llaman "esquema concep-tual". Hoy vivimos una realidad socioculturaldesde la cual nuestros esquemas conceptualesse han hecho diferentes; y ello nos lleva a apreciaraspectos que antes pasaban desapercibidos.En otros términos, el interés ha condicionado -aquí glosamos a Habermas - 12 la 'forma'adoptada por el conocimiento, como ordenacióna priori de éste, como su 'molde'preconfigurador.

No está de más tampoco hacer brevereferencia a otros 'síntomas' menosespectaculares (y por ello menos conocidos,excepto en el ámbito especializado de la reflexiónepistemológica) dentro de la actual teoría de laciencia. Desde la llamada "Escuela deEdimburgo" se muestra que conocimiento essimplemente aquello que una comunidad tomapor tal, sin pretensión alguna de referencia aalguna 'exterioridad' supuesta. 13 Y se muestra lanecesariedad de la conexión de los puntos devista asumidos por los investigadores -aún enlas teorías matemáticas más abstractas- con sulugar de inscripción social, y sus consiguientespuntos de vista ideológicos y axiológicos,referidos a su vez a sus posicionamientos relativosen la cuestión del poder. 14 Por esta última víapodemos seguir hacia la teoría del campo deP.Bourdieu, quien muestra descarnadamente larelación conectiva fuerte entre 'lugar' ocupadoen el campo del poder intelectual, y tomas departido teóricas, con lo cual se priva a estas decualquier esencialismo ahistórico. 15 Finalmente,se arriba en la actualidad a una 'epistemologíaminimal' con los llamados 'estudios delaboratorio': 16 practicando una liquidación detoda pretensión normativa de la epistemología,se limita a estudiar qué hacen realmente losinvestigadores, y la diferencia existente con loque creen que hacen. De modo que se advierteque en realidad la exigencia de replicabilidad delos experimentos habitualmente no se cumple,o que lo que un investigador busca no es laverdad, sino la producción de artículos quejustifiquen su actividad laboral.Desencantamiento efectivo de la tarea de loscientificos, acorde a la época de final de lasüusiones fuertes, a la vez que triunfo de la ilusión,~I se la entiende como apariencia, no-realidad,tlcclonalidad constitutiva de los actos y lasimpresiones.

Este es el espacio cultural de la época, consus consecuencias para el campo delconocimiento y de la teoría de la ciencia,

obviamente acordes. El curriculum universitario-más que el de los restantes niveles educativos-se asocia muy directamente a la cienciaefectivamente existente, a su apropiación y alensanchamiento de sus logros. No puedepermanecer ajeno a esta colosal recomposición'en acto' de las modalidades sociales ycognoscitivas, so pena de obsolescencia yanacronismo inevitables.

1. De los intelectuales a los expertos:decadencia de la sabiduría

Los mecanismos legitimatorios del lazo socialhan cambiado. Si no existe fundamento, no serequieren fundamentadores. Si no existeidentidad fuerte, la coherencia del sujeto carecede aliciente. Si se impone lo massmediático porsobre la paciencia del concepto, el búho deMinerva simplemente ya no levanta vuelo. Si laimagen desplaza en gran medida a la letra, losletrados ya no son consultados. Como se ve,existen razones suficientes para creer que losintelectuales ya no cumplen un papel central enla sociedad. En el plano de la llegada pública yla justificación ideológica y político-moral, hansido sustituidos por esos personajes efímerosque son los periodistas. Cierto es que entreéstos existen algunos cuya calidad intelectualpareciera ser nula, sólo preocupados por el'rating' televisivo. Y también que en general elbrillante negocio de las noticias ha llevado alímites impensables el atropello de los derechoselementales a la intimidad de las personas y al .decoro en la forma de interpelar y entrevistar.Pero por eso mismo -ello es lo triste de estaépoca de predominio de la parodia- es que laimposición se da. Con el pensamiento seobtienen menos ganancias, y se corren riesgosde criticidad. Incluso los intelectuales que hansabido dar pasos hacia lo massmediático, hanquedado suspendidos en la ambigüedad deese gesto: no se sabe si lograron acercar elpensamiento a los medios, o en cambio hanquedado atrapados en la lógica de lo vertiginosoy superficia. 17

Por otra parte, en el plano de los profesionalesy sus funciones, hemos asistido a la caída de losgrandes relatos axiológicamente organizados yordenados en torno a ideas/fuerza de ordenético o socioorganizativo. El sistema se basta así mismo para justificarse por vía de la producciónde 'performance'; 18 no requiere másdiscursividad que la interna a mostrar sucapacidad de productividad yautomantenimiento. Por esto, ya se requierepoco de los ideólogos: estos resultan efímeros ypoco calificados, en los casos en que aparecen."

En cambio, ha llegado el momento de lostécnicos: encargados de marketing, especialistasen publicidad y comunicación, diseñadores decampañas, aplicadores de la encuestología enauge (esa nueva y decadente Pitonisa de lospolíticos). Estamos llenos de 'expertos' quevenden exitosamente sus saberes específicos y

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entremezcladas en un escándalode drogas y falsos testimoniosjudiciales. Consiguieron que seconvirtieran en paradojales peroefectivos 'ejemplos sociales':diversión, dinero fácil, contacto conlos ricos y famosos, 'pantalla'permanente y hasta la posibilidadde acceder a rápidas entradaseconómicas en concepto de líneastelefónicas 'hot' y dirección deprogramas 'show'. Vimos laopinión de un paísconsiderablemente letrado (dentrode los índices latinoamericanosmedios de escolaridad), manejadapor personajes cuya cataduraintelectual es indisputablementedefectiva.

Uno de estos sedicentesperiodistas, incluso en un programa en que dejóbreve espacio para otro tema (durante mesessaturó con el mismo), se encargó de increparagriamente a una joven que había abandonadosu profesión de modelo para recluirse en unconvento. Por supuesto, puede discutirse si laopción religiosa es la mejor, si los valores queresguarda la Iglesia Católica constituyen la éticamás plausible, etc. Pero no se trataba de eso: eneste caso nos tocó asistir a la banalización másradical que pudiera imaginarse. Se ridiculizaba ala joven porque estaba abandonando el mundode la fama y el dinero por el del enclaustramientoy la remisión a valores. Valores -claro- no de esosque se miden en la Bolsa y se intercambian en eluniverso del mercado. A nuestro personaje se lehacía inconcebible: en el mundo de latrivialización total, que alguien decida hacersemonja, es equivalente a que quiera dedicar suvida a los pobres, o que se decida a residir en unsitio alejado por razones de retorno a la naturalezao de apoyo a grupos indígenas. En el mundo dela performatividad generalizada, la apelación avalores resulta simplemente impensable. Es loque está fuera del cuadro, aquello que sedesconoce. Si -como decía Wittgenstein- loslímites de mi lenguaje son los límites de mimundo, el universo de liquidación del lenguajepor la imagen redunda en un empobrecimientoconsecuente y superlativo del mundo. Para losdueños del cjivertimento televisivo cotidiano, paralos hacedores de la vida comoespectacularización permanente, el silencio, ladonación, las causas que vayan más allá de lainmediatez, son por completo ininteligibles.

Tenemos, entonces, que se ha acostumbradoa lar sociedad a tomar a los periodistas y losexpertos como los nuevos prototiposintelectuales de la época. La Universidad debetomar nota del fenómeno: no para reproducirlosimplemente, pero tampoco para pretender-negarlo tapando la realidad con los principios.Hay que considerar 'las actuales expectativassociales para ir modificando su horizonte.Haciéndolo hacia una re-conformación de

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netamente operativos.Como la epistemología bachelardiana

muestra convincentemente, una cosa es laciencia y muy otra la tecnología. Una cos-abuscar el conocimiento, otra la eficacia. Un casoes el de quien sabe los límites y alcances de loque sabe, y otro es el de quienes venden sussaberes aplicativos como panaceas dentro de laapropiación de las posibilidades crecientes queofrece el mercado profesional.

Desde el punto de vista científico, asistimos ala plenitud del proceso que en su momentodenunciara la Escuela de Frankfurt:predominancia de la utilidad por sobre la verdad,y liquidación creciente de la ciencia por latecnología, todo realizado en nombre de laciencia misma, que se ve entoncessubrepticiamente desplazada. En cuanto alpensamiento, si lo conceptual izamos más alláde la ciencia, como posibilidad de meditar sobrelos fines, sobre lo sustantivo, de acuerdo tambiéna la crítica de la razón instrumental que va deHorkheimer a Marcuse; 20 si tomáramos por unmomento la idea heideggeriana de que "laciencia no piensa", en cuanto estaría tambiénatada a la inmediatez de los intereses prácticos(entificación del ser, según el lenguaje del oracu-lar filósofo de Friburgo), veríamos aún másradicalmente desaparecer hoy toda reflexiónsobre los valores, todo pensamiento en el sentidotradicional de otorgar sentido a la experienciaen nombre de algún tipo de orientación normativajustificada. A esto último se lo supone rémora delpasado, apelación a la nostalgia de la época delas utopías, insistencia en lo que no se mide entérminos de 'performance'. En el universogeneralizado de la ganancia, la razón sustantivano tiene buena prensa.

Cabe ejemplificar: en la televisión argentinade comienzos de 1997 (caso paradigmático defarandulización absoluta de la política, comotambién del conjunto de las referencias a la vida~o~ial), dos oscuros periodistas 21 lograron altosíndices de audiencia promocionando la imagende un par de muchachas de la noche,

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intelectuales que se hace imprescindible:constituir un nuevo 'cerebro social' colectivoque tenga como 'nexo' a los intelectuales -en elhoy olvidado sentido de Gramsci- es una tareaurgente y necesaria. Si no se la realiza, la sociedadseguirá al garete, lanzada a la imposibilidad dereflexionar sobre sus propias tendencias, sincampo para la modificación de sus rumbos,condenada a la repetición de su presente -ytendencialmente creciente- mediocrización ybanalización.

Esta es una tarea que requiere decisionesespecíficas, desde el punto de vista de laorganización curricular. Por una parte, en laplaneación general, deberá otorgarse a la filosofíay las humanidades un peso que han estadoperdiendo, al menos en países como Argentina.Si existe política de cupos de admisión, los deestas carreras no deben ser minimizados, comoocurre cuando el cálculo se hace en términosoperativizantes de racionalidad tecnocrática. Si,en cambio, el acceso a las carreras de grado eslibre -como aún subsiste en Argentina contracontinuos embates empresariales, o en el casode la mayoría de las universidades mexicanas-se tratará de realizar políticas de promoción paradar a estas carreras una visibilidad pública queen estos momentos está negada por lastendencias culturales vigentes.

Por supuesto, no se trata sólo de qué carrerasauspiciar, sino de qué se hace con ellas. Sinduda pueden organizarse carreras deComunicación o Diseño netamentemercantilizadas, con criterios que reemplazan lacalidad conceptual por la posibilidad de ventas.O hacer de la filosofía ese esqueleto sin cuerpoque es la postura positivista y analítica, la cualpretende derivar los valores desde posicionesahistóricas y naturalistas, o intenta descalificarcomo poco científicas a las disciplinas sociales.Se requiere otra cosa: capacidad para pensaralternativas al presente, posibilidad de escrutaren los signos de los tiempos sus contradiccionesy grietas; para así trabajar sobre la cuestión de lafalta de orientación normativa, fundamental antela desaparición de los metarrelatos, y sobre laconsiguiente tendencia a la disgregación dellazo social, a la fragmentación creciente.

No puede abandonarse la producción decohesión social -función elemental para elmantenimiento de la vida en común- a manosdel consumo y/o de los medios masivos. Ladeserción por parte del Estado en cuanto a susfunciones sustantivas, surgida de la acumulaciónmasiva y del asociado pensamiento neoliberal,ha colaborado a hacer desaparecer el horizontede la Nación como espacio de asociacióncomún. Si ese 'gran padre' que guió los procesosde acumulación en Latinoamérica desde losaños treinta desaparece sin más, la sociedadqueda desguarnecida y desconcertada. No esque aboguemos por el retorno al pasado: lavuelta del Estado populista no sólo no es posible,sino tampoco deseable. Las condiciones que loPosibilitaron han desaparecido por completo.

Pero de tal constatación a sostener la tesis delEstado mínimo, hay un amplio camino. Si biense analiza, en realidad el neoliberalismolatinoamericano ya está de vuelta. Lasprivatizaciones se hicieron en Argentina y México,yen parte en Brasil. El aumento de la pobreza enlos dos primeros países, y su mantenimiento enel tercero, indican a las claras las imposibilidadesdel proceso. Aunque los profetas del modelo nose inmutan: sosteniendo una tesis que ha sidomuy bien criticada, 22 entienden que se resuelvenlos males del neoliberalismo con másneoliberalisrno. De modo que el remedio es loque está enfermando, dado que el incendio seapaga con gasolina (o nafta, según ladenominación en otros países). Por ejemplo, laalegada pretensión de que el desempleo quedebemos al modelo (expulsión de puestos en elEstado sin posterior reinserción productiva) seresolverá con la llamada flexibilización laboral!!(eufemismo por precarización del trabajo).Tenemos el zorro puesto a cuidar las gallinas.

Frente a este panorama que todos loslatinoamericanos hoy reconocemos claramente,de liquidación lisa y llana de los derechos ygarantías sociales elementales, 'taponado' ensu visibilidad por el circo orquestado parlatelevisión y la espectacularización de la existenciade la que ya hemos hablado, hay mucho porhacer, por develar, por discutir. Hay políticas ytendencias culturales que atacar y criticar, yademás -y más sustantivamente- se debe trabajaren la constitución de un nuevo modelo socialsolidario. Los anteriores colapsaron: populismo,socialdemocracia liberalizada, socialismo real,han periclitado en manos del sistema capitalistaorganizado políticamente como democraciarepresentativa. Qué modelo de sociedad abierta,plural, establecer, que sin embargo no sea estede la ley de la selva y la tendencial exclusión deuna amplia gama de sectores sociales.

Pero para ello hay que establecer toda unareconstitución de la relación entre lo social y lopolítico. 23 Esto último ha perdido su capacidadde representar, de modo que queda comoespacio vacío que se autorreferencia. Eldesprestigio de la clase política (asumimos 'clase'en el sentido laxo de estamento, sector) lleva auna liquidación gradual de lo público, reducidoahora a lo que se encuentra en los mediosmasivos y en el universo generalizado de lapublicidad y el consumo. Es cierto que lo públicono es sólo lo estatal, y quizá ni siquiera seamayoritariamente lo estatal; 24 pero también lo esque el campo del mercado y los medios es muydecisivamente un espacio hegemonizado porlos intereses privados, en el cual prima el poderde los grandes monopolios económicos, quedejan jugar un débil espacio de oposición queconforma parte de la legitimación interna delsistema. 25 Es decir, la crítica está calculadacomo parte de la performatividad general: sólola imaginación opositora podrá hacerla llegarmás allá, rebasar el umbral de una tolerancialimitada pero aparentemente abierta. Romper

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con lo existente, cuando esto incluye a laoposición como parte inmanente de sulegitimación, de ninguna manera resulta fácil,más aún en el universo de los medios, queparece tan inmediato a la mirada ingenua y semuestra en cambio tan cerrado a la hora de lospoderes que lo organizan. Por ello resultaingenua (por calificarla con suavidad) la curiosa"teoría de la recepción" abrazada por algunoscomunicólogos y analistas de la culturalatinoamericanos, que nos hablan del poder delciudadano frente a los medios, de su capacidadpara la decodificación cultural. Ello justamentecuando los medios ejercen el poder más fuerteque nunca hayan alcanzado a nivel planetario,y cuando a su través no encontramos otra cosa-bajo la variedad de mensajes y estilos- que laentronización del 'show' y la banalizacióngeneralizada de la experiencia. 26 Quizá a talesposiciones haya que aplicarles la receta diseñadapor Bourdieu con su teoría del campo, y mostrarque cuando hablan, sus autores lo hacen másacerca de sí mismos que de su objeto deestudio. Son aquiescentes con los medios ylasituación actual, porque están situados en ellacomo quienes la usufructúan desde lugares deprivilegio en el ámbito del poder académico o .del poder a secas.

También puede entenderse el fenómeno delos intelectuales desde otro punto de vista.Sabemos que la Universidad cumplió en elsubcontinente -en sus primeros tiempos- con laconformación de las clases dirigentes, ensociedades cuya estratificación no incluía aúnsectores medios de importancia. De modo quepodía calificarse como 'patricia' la actitud deseguir una carrera: se tendía a las profesionestradicionales (Medicina, Derecho) que abríanacceso a prácticamente todos los campos deactividad, principalmente los que tienen que vercon la política y la administración del Estado.Nos referimos a fines del siglo pasado, y las tresprimeras décadas del presente.

Es éste el aspecto oligárquico ligado a lanoción del intelectual tradicional, ya la correlativaidea acerca de la organización piramidal de lacultura. Se suponía una especie de posibilidadnatural de acceso a lo general antes y porencima de las especificidades profesionales, yello se ligaba a cierta marca de origen constituidapor la condición socioeconómica de lospostulantes.

Es bien conocida la existencia de unareacción de derechas contra la modernidad: enello consiste el conservadorismo aristocratizante.Bueno es cuidarse de no reproducirlo. 27 Sinduda que la crítica a la cultura de masas puedeguardar un tono elitista, presente -por ejemplo-en el rechazo generalizado de T.Adorno a laindustria cultural, en la cual incluía por completoa la música de jazz. No podemos aquí profundizaren esa compleja discusión porque no es obvioque el jazz o el fútbol (por mencionar otro casoque podría analogizarse) no constituyan amenudo alienación o banalización; pero

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tampoco lo es que se puedan rechazar enbloque. Por supuesto, no aceptamos la trivialinterpretación de algunos comunicólogos depluma fácil, según los cuales se puede despacharla riqueza teórica de la Escuela de Frankfurt conel simple expediente de calificarla de elistista sinmás, dejando de lado los principios teóricosorganizadores y la apertura conceptual al rechazode la racionalidad administrativista propia delcapitalismo avanzado. Pero hay en Adorno -indiscutiblemente- reflejos aristocráticos propiosde su formación en la cultura clásica, que lohicieron aprobar a la escritura genial -pero paraminorías- de S.Beckett, a la vez que rechazar de-plano la aparición de la cinernatoqraña."

Si pensamos desde esta crispación de lacultura oligárquica clásica hacia la masificacióncreciente, típicamente expuesta en el horror deOrtega ante "La rebelión de la masas", 29 nosencontramos actualmente ante una Universidadpropia de sociedades más complejas ydiferenciadas que aquella de comienzos de siglo.Ahora, las carreras profesionales soninstrumentos de movilidad social ascendente o-al menos, cuando el desempleo se hace fuertecomo es hoy el caso- de disminución de lasprobabilidades de caída. es decir, factor de pesoen la competitividad por el acceso a los limitadospuestos de trabajo.

Siendo así, tenemos cómo la Universidadlatinoamericana se ha masificado en las últimasdécadas, diferenciándose a su vez ycomplejizándose tanto horizontalmente(variedad de carreras y áreas temáticas deinvestigación) como verticalmente (aparición delos posgrados sistemáticos y de los mecanismosde control y evaluación). 30 La masificación -bienlo señalaba Walter Benjamin- liquida el aura: 31

ya no se trata de formar a los grandes líderes dela sociedad, sino simplemente de conformartécnicos, profesionales. Si éstos son muchos, \ya no puede pensárselos como excepcionesbrillantes. La caída de los intelectuales es propiatambién del auge de la sociedad de masas, y delfinal de la épica del héroe individual: respondea procesos estructurales y a condicioneshistóricas diferentes de las de hace treinta ocuarenta años. 32 .

No podemos reimponer condiciones socialesanacrónicas. Nuestro llamado no es a reinscribiral 'doctor' que ejercía a la vez Derecho, políticay periodismo calificado. No vemos qué valortendría un retorno a ese pasado. Por su parte, elintelectual crítico de la época de los setentaparece más interesante, pero era muy'intrauniversitano' y mostró enormes dificultadespara ligarse al entorno social y sus lenguajes. Noqueremos ninguna reversión temporal: hay queproducir una situación nueva. El intelectual aformar no pretendrá ser universalista (en cuantoa los diferentes saberes), y mucho menos liquidarla especificidad intelectual en aras de la políticainmediata: bastante se ha aprendido al respecto=Pero sí asumirá la politicidad como elementoconstitutivo de su discurso (como 'forma' de la

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socialidad en cuanto a su autoorganizaciónmostró enormes dificultades para ligarse alentorno social y sus lenguajes. No queremosninguna reversión temporal: hay que produciruna situación nueva. El intelectual a formar nopretendrá ser universalista (en cuanto a losdiferentes saberes), y mucho menos liquidar laespecificidad intelectual en aras de la políticainmediata: bastante se ha aprendido alraspecto." Pero sí asumirá la politicidad comoelemento constitutivo de su discurso (como'forma' de la socialidad en cuanto a suautoorganización mostró enormes dificultadespara ligarse al entorno social y sus lenguajes. Noqueremos ninguna reversión temporal: hay queproducir una situación nueva. El intelectuanduda que los ingenieros deben saber sobrefunción social de la Ingeniería, los geólogossobre la función de la geología, etc. Debierahaber cursos específicos al respecto, ademásde la exigencia de que todos los profesoresasuman este aspecto como punto de vistaorganizador de sus propios cursos, de modo deevitar el 'efecto vacuna' de una materia quesuele ser percibida como una especie deintromisión ajena a la especificidad de loscontenidos exigidos por la formación para lapropia carrera (contenidos pensados comoexclusivamente disciplinares).

También es de atender el aspecto detorrnaclón y perfeccionamiento en servicio delos profesores universitarios. Estos están hoyrequeridos por la evaluación permanente de sudesempeño, de modo que lo suyo se parecemás a una lucha contra el reloj y los formulariosque a un esfuerzo por recuperar la pertinenciadesde el punto de vista de lo colectivo. 35 Sinembargo, el esfuerzo institucional se haceimprescindible, ya sea desde las autoridadesuniversitarias o desde las organizaciones de losdocentes: se requiere perfeccionamientopermanente en los contenidos disciplinares, cadavez más cambiantes; en lo propiamentepedagógico, tantas veces olvidado y/odesconocido en el nivel superior de la educación;también en lo epistemológico, habitualmentemenos tenido en cuenta, a fines de des-cristalizarlas nociones sobre la ciencia subyacentes aldiscurso de los docentes, ya repensar lo científicodesde sus modelos de producción, y no desdela distorsión que surge en el análisis sólo a partirde los resultados y los 'manuales' científicos; 36

y finalmente (pero no lo menos importante, "lastbut not least"), en los problemas socioculturalesde la época y el lugar de la ciencia y de lainstitución universitaria respecto de ellos. Estacuestión -generalmente ignorada por losacadémicos- ensancha enormemente suhorizonte de percepción respecto del propio rol,y.enriquece consecuentemente su práctica y sudiscurso posteriores frente a los estudiantes.

Al pasar -no será objeto específico de estetrab.ajo- importa señalar que la Universidaddebiera reflexionar sobre el lugar de la educaciónen su conjunto dentro de lo social, no solamente

en cuanto al nivel superior. Hay unaresponsabilidad de la institución -en cuanto asus posibilidades de irradiación- respecto deltotal del sistema educativo, sobre los otros nivelesde enseñanza. En éstos se gestan modelos deaprendizaje, contenidos ideacionales,diferencias de capital cultural entre las escuelasde elites (a menudo -pero no siempre- privadas)y las de masas. Es un espacio decisivo en lareproducción del dominio social, y de posibilidadde apertura o cerrazón de las inteligencias aposibilidades alternas de organización social, anociones críticas sobre lo inmediato, a una visiónque dé a la ciencia peso sin sacralizarla. Losuniversitarios siempre han considerado a laeducación en otros niveles como "inferior", y porello no le han dado importancia. La intervenciónmediante convenios mutuos para conferencias,debates, formación de docentes, intercambiode materiales bibliográficos, etc., se hace funda-mental. Es toda una cuestión que ahora sólomencionamos, en la cual la Universidad está endeuda con la sociedad latinoamericana. Enalgunos casos (es el de México) se asiste a laexistencia de una Universidadconsiderablemente modernizada y equipada,mientras niveles como el primario muestrannotorias carencias de diversa índole. La asimetríaes muy marcada: de modo que la formación deldocente universitario debe incluir un acápitesobre educación en su conjunto/sociedad.Dentro de un programa institucional global quecolabore a constituirlo como un intelectual -en elsentido de alguien conciente de su propio lugarsocial y su propia práctica-, y no exclusivamenteen un técnico o un especialista.

Un último aspecto en cuanto a la masificaciónreciente de la Universidad. Su resultado inevi-table es el conocido "salto hacia adelante" encuanto a la acreditación. El credencialismo seajusta y especializa: para igual lugar en lacompetitividad, cada vez se requiere llegar atítulos más altos. Esto agranda la pirámide dediferencialidad entre quienes están en la partemás elevada del sistema, y los que quedanrezagados por la deserción en primaria, o en laescuela media .Ellos están, ahora, aún 'más'rezagados. Esta situación es fuerte, si se atiendea que la función de la escuela como reproductorade la diferencialidad social no pasa por el efectode las distintas capacidades aprendidas (queimplican diferente nivel de complejidad en unasola especialidad, supongamos Literatura; o dediferente tipo, por ejemplo Agricultura); sinoporque las credenciales se exigen para entrar acualquier trabajo, no exclusivamente a aquelpara-el que supuestamente sirvió la formación.

Aunque a algunos les parezca anacrónico,hay que insistir en que el remanido discursoempresarial sobre la adecuación de la educacióna la producción (léase a la actual organizaciónsocial de la producción), no atiende a que enrealidad la educación no surgió comopreparación para el trabajo, sino como modo deacceso a los bienes simbólicos socialmente

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disponibles, y sostenemos que ése sigue siendosu sentido social básico. Pero es cierto que surelación con el mundo del trabajo se estableciópronto, por una vía nada genuina perosumamente efectiva: la credencial se hizo criteriode selección para los que aspiran al mismotrabajo, cualquiera que este sea. En una sociedadorganizada para mantener desempleo (que yadesborda ampliamente el escueto "ejército dereserva" sobre el que advertía Marx), es funda-mental contar con criterios legitimados y depronta e inequívoca aplicación a la hora deelegir algunos y dejar fuera a otros. Y la funciónaledaña es la principal: justificación de la puesta

Juera del mercado laboral de algunos, porque"tienen escasa formación". Los expulsados ymarginados tendrán que asumir que lo sonporque no estudiaron lo suficiente: laresponsabilidad se hace propia, ya no es de lafalta de puestos de trabajo, ya no aparece comosistémica.

No es desdeñable señalar al pasar cómo hoyse ha 'aggiornado' el mismo discurso, y asistimosa la machacona repetición de que para superarel desempleo hay que formar y capacitar lafuerza laboral. No es que el argumento seasimplemente falso: naturalmente, aquellos quese capaciten tendrán mejores posibilidades quelos que no. Pero la capacitación por sí no pro-duce puestos de trabajo, y los puestosespecializados (para los que se daría la formacióndentro de este discurso tecnocrático) sonsiempre limitados. Hay que repetir el hechoobvio pero hoy curiosamente taponado por lapropaganda oficial, de que la tecnología noproduce puestos de trabajo: por el contrario, losquita, los disminuye, a veces los elimina porcompleto. La charlatanería sobre el valor de laformación para superar el desempleo, supone ala educación como demiurgo que producedesde sí los lugares de trabajo. 37 Y de paso,justifica a los gobiernos de turno quitándoles elpeso de su responsabilidad inalienable en lacuestión desempleo: si existe, es porque lapoblación no se capacitó lo suficiente.

Volvamos a nuestro punto de análisis: el saltohacia adelante. Ahora se requieren posgrados.Además, las políticas de evaluación de institu-ciones y de docentes juzgan por la presencia ono de este nivel. Y los organismos internacionalesde crédito, particularmente el Banco Mundial, 38

insisten es esta dirección. En tanto se generaliceel posgrado, hay queespecificar con máximocuidado la diferencia definalidades y tipo decapacitación entreniveles (licenciaturas,especializaciones,maestrías y doctorados),a los fines de que no existacaotización del sistema,y supersposicióngeneralizada decontenidos u objetivos a

trabajar. Esta es sin duda una prioridad de estemomento, y exige una especificación precisa(hay algunos avances de interés en este sentidoproducidos' en Argentina desde 1995).

Por ejemplo, puede pensarse a laslicenciaturas como acceso al conocimientobásico de una disciplina y/o profesión. A laespecialización, como profundización en unárea específica (teórica u operativa) dentro dedicha disciplina. La maestría constituiría unavance en detalle, de finalidad básicamenteacadémica, de capacitación conceptual hacia ladocencia universitaria, la actualización teóricaen aspectos profesionales, o el inicio eninvestigación. El doctorado se reservaría paraquienes se dediquen a tareas de investigaciónsistemáticas y de nivel relativamente elevado.

Puede acordarse o no con la mínimaclasificación que presentamos, lo que importaes contar con alguna para evitar el desorden entiempos de crecimiento de la complejidad de lossistemas por modernización sistemática (einducida). Los procesos son altamente similaresen los diferentes países, por razones sencillas:como que los que ya han avanzado más sirvende ejemplo a los siguientes (es el caso de laapelación al modelo mexicano en Argentina), ytambién porque los organismos internacionalesde crédito modelan las mismas políticas en todoslos países del área, las que se sitúan comoelementos parciales dentro de políticaseconómicas generales también fuertementehomogeneizadas.

Entre tales políticas figura la apelación alprogresivo financiamiento de las Universidadespor sí mismas, dentro del despiadado e intermi-nable ajuste del gasto estatal. Por ello, se buscalograr arancelar los estudios de grado (la ley deeducación superior aprobada en Argentina du-rante 1995 -cuidadosamente dentro del períodode receso escolar-, permite pero no exige quecada Universidad arancele este nivel. La noexigencia no supuso una concesión graciosadel gobierno, sino el fruto de las durasoposiciones a dicha norma legal). En cuanto alos posgrados, el arancelamiento se hageneralizado en gran medida. A su vez, el BancoMundial sugiere que las licenciaturas acortensus períodos de dictado: que las de cinco añospasen a cuatro les vale obtener importante apoyocrediticio. El resultado puede ser que se aranceledesde ahora una parte más sustantiva de supropia educación por parte de cada alumnouniversitario. Si se generalizan los posgrados,para obtener la competitividad que antes dabauna licenciatura, se requerirá tener queauto'financiarse al menos dos años de actividadpara el caso de maestrías (esto suele ir desde unpiso de 3.000 dólares hasta 6.000 o más en lasUniversidades estatales del Cono Sur). Y si lalicenciatura se acorta, de hecho el tiempofinanciado por el estado disminuirá a su vez.

Estas situaciones se agravan en casos comoel de Chile, ejemplo de privatización generalizadade la educación, donde un examen nacional

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general deja fuera al 40% de los postulantes deentrada, sin acceso a las Universidades estatalesy otras de punta, como es la Universidad Católica.Si ellos quieren estudiar, deberán pagarse sus

.estudios de grado en instituciones privadas,muchas de las cuales surgierondesordenadamente en la época de Pinochet yactualmente son sometidas a un necesario con-trol. Ello ha llevado a numerosos estudiantes aperder los estudios realizados (junto a los dinerosinvertidos), cuando a las instituciones se les haquitado su acreditación oficial.

Huelga subrayar el peso clasista (en términosde 'redes' diferenciales de acceso y permanenciaen el sistema) de la clasificación que se da por víade ese examen nacional standard; quedan losque tenían mayor capital simbólico previo,quitando un número minoritario y esperable deexcepciones. Los que menos tienen, menosdinero tendrán luego para estudiar en lasprivadas, dándose a pleno el 'efecto Mateo'marcado por Bourdieu de que el que disponede mejor condición inicial acumula poder paraaumentar sus ventajas. Y aún si losdesfavorecidos lograran financiarse su estudiode grado, lo realizarán en universidadesdesprestigiadas y de menguada calidad.

Volviendo al punto anterior, debe revisarse laconveniencia que se adscribe a acortar lascarreras de grado. La cuestión parece razonableen áreas de fuerte y consolidada tradiciónacadémica, donde el 'corpus' fundamental estábien definido, y es útil profundizar camposespecíficos que el posgrado puede atender. Esposible superar así cierta tendencia a lageneralización excesiva, o al enciclopedismotradicional. Pero en las múltiples especialidadesnuevas surgidas de la diferenciación académicaactual (es de señalar que en algunos casos sehan 'inventado' carreras a los fines de sostenerun número considerable de alumnos, y pasarasí los draconianos controles oficiales acerca dela relación de costos entre número de docentesy de alumnos), existen a menudo camposinéditos, poco especificados, que si se debilitanen una formación breve, terminan haciendo dela preparación universitaria una nueva versiónde la que se obtiene en academias de dudosoorigen: la necesidad de salvaguardar el valorconformatorio de la teoría (base de cualquierexplicación científica sistemática) exige que notrabajemos un archipiélago de contenidosInconexos que llevarán al futuro profesional acarecer de una noción clara que estructure loque ha recibido en su formación.

2. Competencias y movilidad laboral

Lo que vamos a afirmar ha comenzado a serun consenso, pero no por ello deja de ser útil desubrayar: en tiempos de hiperespecialización,~e una constelación inestable de profesiones eIncluso de saberes al interior de cada profesión,~~ hace imposible prepararse en la formacióninicial con contenidos que no se vuelvan

obsoletos. Esto es inevitable. Por supuesto, deello no se sigue una especie de abandono delpeso de los contenidos dentro del proceso deaprendizaje. Por cierto, es ésa una de las formasen que se ha solido entender (no básicamenteen el nivel universitario) a las pedagogías basadasen el constructivismo de Piaget (acerca de lascuales, como él aclaró en su tiempo, no le caberesponsabilidad personal alguna). Se postulaalgo así como trabajar sobre estructuras yfunciones de pensamiento, dejando de lado loscontenidos. Por supuesto, esto suena mejorque la noción memorística para la cual unasuma desordenada de datos ya configuraaprendizaje significativo. Pero sin duda que noatiende al hecho elemental de que no existenfunciones del pensamiento que se ejerzan sincontenidos; la conciencia es intencional -enseñaba Husserl- y por ello siempre tiene unobjeto. No existe el pensamiento vacío, sino el"pensamiento/acerca/de". De manera queatender a procesos de constitución delconocimiento, no debiera oponerse a mantenerun énfasis en el valor de determinadoscontenidos.

Por otra parte, es evidente que los contenidoscognitivos en una disciplina determinada tienenrelación entre sí, y que tal relación -a la manerade la lógica ordenatoria de las teorías comoconjunto de enunciados- tiene 'forma' deductiva.Esto significa que un nuevo contenido puederesultar con significación, sólo en la medida enque se lo pueda ubicar en relación concontenidos anteriores que permitan consideraral nuevo como decisivo o secundario, comoopuesto a lo anterior o continuo con ello, etc. Esdecisivo que quien pasa por una licenciaturaconozca las teorías y habilidades básicas que leestán ligadas, porque de lo contrario no hayactualización posterior posible. La calidad de loque se asocie en el futuro dependeránecesariamente de la calidad del aprendizajeinicial de contenidos con los cuales se opera.

No se trata, entonces, de denigrar loscontenidos. Sí de advertir que más allá dealgunos conceptos y principios básicos, éstoscambiarán vertiginosamente. De manera quesería ilusorio prepararse estrictamente para losdetalles últimos y acabados de lo que la disciplinaofrece hoy. La versión más habitual -por cierto-no es ésta: el escenario que encontramosfrecuentemente es el de la demanda hecha a laeducación para que seadecue a losrequerimientos de lospuestos de trabajo. Seasume a la educacióncomo defectuosa entanto no prepareexpresamente para lasdestrezas y habilidadesdefinidaspuntillosamente paraciertos puestos detrabajo, a través de

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procedimientos que lindan con la ergon<:)I1~ía.39Los argumentos contra este requenrniento

aparentemente sensato y en realidadabsolutamente contrafáctico (es decir,irrealizado; porque es irrealizable), sonnumerosos y de orden diverso. Por una parte -ya aclaramos- la función de la educación no esprimordialmente económica, y en lo que lo es,no hace a la estricta preparación para un puesto,sino a la justificación del privilegio de unospostulantes sobre otros para puestoscualesquiera. Por otra, la cultura de lo académicoes irremediablemente diferente de la de lasempresas, con lo cual la reducción total de ladiferencia resulta imaginaria y, si se hiciera real,implicaría la liquidación de los criterios de calidadeducativa en cuanto tales, y de la institución ensu especificidad de objetivos y procedimientos.Por otra parte, el tiempo que va desde que seorganiza el plan de estudios hasta que salen losprimeros egresados, hace imposible lapermanente corrección sobre la marcha. Si biense requiere de mecanismos correctivosaltamente flexibles, es obvio que no puedeanularse cierta distancia entre la oferta conquelos alumnos inician los estudios, y aquello quese hace en el espacio de la actividad profesionalen el momento en que los finalizan (momentoque, como sabe todo el mundo, no suele darsesegún el tiempo esperado. En Argentina elpromedio para titularse en licenciaturas de cincoaños, ronda los siete. Esto se asocia al problemade los alumnos que crecientemente debentrabajar para sostener sus estudios,os correctivosaltamente flexibles, es obvio que no puedeanularse cierta distancia entre la oferta conquelos alumnos inician los estudios, y aquello quese hace en el espacio de la actividad profesionalen el momento en que los finalizan (momentoque, como sabe todo el mundo, no suele darsesegún el tiempo esperado. En Argentina elpromedio para titularse en licenciaturas de cincoaños, ronda los siete. Esto se asocia al problemade los alumnos que crecientemente debentrabajar para sostener sus estudios,os correctivosaltamente flexibles, es obvio que no puedeanularse cierta distancia entre la oferta conquelos alumnos inician los estudios, y aquello quese hace en el espacio de la actividad profesionalen el momento en que los finalizan (momentoque, como sabe todo el mundo, no suele darsesegún el tiempo esperado. En Argentina elpromedio para titularse en licenciaturae del lucroprivado en estado puro), y de tal manera refuercelas arcas yaabultadas de aquellos que no deseanque el Estado o la sociedad les ponga cotoalguno en sus mecanismos de acceso a laganancia.

Imposible, entonces, adecuarsepermanentemente a las exigencias del mercado(además de que no es en absoluto deseable). 40

No hay posibilidad de modificar incesantementelos programas y planes para "adecuarlos" a lasdestrezas que se vayan exigiendo desde lospuestos de trabajo. Estos cambian

permanentemente. Pero además, cada sujetocambia a menudo de puesto de trabajo, es decirque tiene que modificar sus conductas ya seadentro del mismo puesto o de otros nuevos,dentro de una movilidad laboral creciente (deacuerdo al avance tecnológico, pero también ala agigantada precarización del trabajo, según laya referida "flexibilización" laboral). Por ello, laformación tiene poco sentido si se concentrafuertemente en determinados contenidos,habilidades y destrezas requeridos en el presente.

Por ello es que se- insiste hoy en formar'competencias', tanto intelectuales comoactitudinales (estas últimas serían 'habitus' en elsentido de Bourdieu: disposiciones a la acción).Lo requerido serían capacidades y habilidadespara readecuarse permanentemente a loscambios que surgirán en el espacio conceptualtanto como en el de las actividades. Los cur-ricula deberán enfatizar cuáles son estascapacidades, tipificarlas, y calibrar cuálesestudios y prácticas contribuirán a constituirlas.

Es evidente que al tratarse de construcciónde hábitos, la cultura cotidiana institucionaladquiere un peso decisivo. Es decir, que alcanzapoco valor lo discursivo si no se apoya enhechos que lo respalden. Los hábitos no seadquieren hablando sobre ellos, sinoconviviendo directamente con ciertos modosde comportamiento que son asumidos dehecho, sin que sean el objeto específico de laconciencia. Son como aquello que John Lennondecía de la vida: lo que nos pasa mientrashacemos otras cosas. Los hábitos losconstruimos a menudo como automatismos demodos comportamentales aplicados a objetosde atención y de conciencia disímiles entre sí,pero ajenos al comportamiento mismo. No sontodos los casos, ciertamente. El hábito deconducir un coche sólo se obtiene atendiendoa la función misma de conducir. Pero el hábitode no abandonar el esfuerzo hasta haber llegadoal logro -que estamos aplicando al caso deconducir- lo adquirimos sin darnos cuenta,mientras aprendíamos antes quizá a nadar, o acazar aves.

Queremos insistir entonces en que existe un'curriculum oculto' de mucho peso cuandoestamos pensando en que la función de loeducativo no es enseñar contenidos, sino con-figurar competencias. En lo intelectual, estaspueden ser identificadas con precisión, y sepuede controlar (hasta cierto punto) el aprendi-zaje que de ellas realicen los estudiantes. Perono es el caso con hábitos que hagan a la perse-verancia, a la capacidad para flexibilizar los pro-píos puntos de vista, a aplicar conocimientosprevios para casos anteriormente impensados.Todo esto requiere algo más que un esfuerzovoluntario y consciente de parte de cada docen-te, luego de una confección cuidadosa ypartlcipativa del plan de estudios, exige unacultura institucional comprometida con la men-talidad que se quiere irradiar entre los futurosprofesionales. De lo contrario, no podemos lIe-

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gar muy lejos.Por una parte, la Universidad deberá seguir

siendo una reserva de pensamiento y de vocaciónpor la investigación y la polémica intelectual. Nopuede rendirse a la inmediatez de la sola exigenciade formar profesionales, lo que ya Ortegacondenaba hace muchos años como muertede la calidad académica. 41 Debe conformar enel rigor intelectual, en la paciencia de lainvestigación Y del concepto, en la exigencia deuna escritura bien lograda, y de sintaxis noazarosa ni ortografía de la adivinación. Entiempos de massmediatización generalizada, dela visualización total, la lectura se ha vuelto unacostumbre exótica, Sobre todo entre los jóvenes,el colorido de la imagen ha dejado fuera laactitud más austera que la lectura requiere. Frentea esto, el clima intelectual en la institución debesostener el debate, la presencia de actualizaciónpor mesas redondas y conferencias, lapermanente renovación bibliográfica de losdocentes, el espacio del libro por sobre elfragmentario de las fotocopias. Si todo esto noexiste, mal podemos pedir de los alumnos queasuman actitudes de rigor científico y debúsqueda de la constante superación.

Lo anterior se asocia al peso que en planes yprogramas de estudio deberán tener loscontenidos que -por llamarlos de algún modo-podemos denominar 'generales'. Si por laespecialización creciente se hace imposibleseguir los cambios en el conocimiento y lasprácticas profesionales, es la formación básicala que dará herramientas para poder luegotransferir conocimientos a situaciones nuevas.Una buena formación científica en los aspectosmás 'puros', y tecnológica en los más gen-erales, conformará profesionales que no quedenpresos de las limitaciones de los saberesadquiridos en su formación inicial. La pertinenciade un contenido se 'medirá -si cabe estadenominación excesiva- según el grado yvariedad de irradiación a que pueda dar lugar.

El remanido lema "aprender a aprender" aún. viene al caso, sólo que entendiendo que tal

aprender no está disociado de contenidosespecíficos. Y es evidente que la capacidad depromoción de futuros aprendizajes a partir deotros anteriores, se asocia al nivel de'generalidad' de estos, a su potencial para, dentrode un mapa cognitivo, ligarse a mayor cantidadde aplicaciones posibles.

En tiempos de multiplicación de losespecialismos, importa reforzar la formación gen-eral: en lo científico y también en lo actitudinal.Nos libramos así de la docta ignorancia de losespecialistas, que por algún tiempo apareciócomo el modelo a seguir.

La última consideración de este acápite podríaaparecer como contradictoria con la anterior,pero en realidad es complementaria dentro deun mismo esquema conceptual. Ya nos hemosreferido a la epistemología minimal como propiade nuestro tiempo, al abandono de aquellapretensión de verdad fuerte que se instalara con

la epistemología positivista que inauguró elCírculo de Viena. Ello tiene consecuencias parala organización de las actividades de enseñanza/aprendizaje.

Que nos interesemos en la ciencia básica nosignifica que creamos que la ciencia es unconocimiento cerrado, pleno, autofundado,suficiente. En tiempos de principio de

. incertidumbre, de epistemología de laindeterminación, hay que asumir que la cienciaes seria sin ser solemne. Es decir, que asume serfalible y que no pretende validez absoluta, nisiquiera exclusividad en el campo de lasjustificaciones de creencia propias de nuestraépoca.

Si abrazamos con fuerza esta condición deprecariedad ontológica -se diría- delconocimiento humano, de incompletud inevi-table, de carencia y de hiancia (en el sentido deLacan, estos últimos dos términos), podremosno fetichizar el conocimiento como 'cosa', comosi se nos impusiera desde fuera y no constituyeraun producto humano. 43 Podemos disponer deella, y disponernos desde lo que de ella hemoslogrado, sólo en la medida en que no hayamosperdido la libertad de considerarla comoproducto arbitrario, como algo que no está porencima del hombre en algún universo platónico,sino que está a su lado Como fruto de su propiatarea. Mantener una sana inocencia frente a laciencia nos permitirá advertir sus límites, nosacralizarla; en fin, pensar también elconocimiento como fábula, tal cual pensabaNietzsche, es decir, como voluntad y comoficción. Nada de neutralidad: intereses, poderes,fuerzas cruzan al conocimiento. Fuerzas quetambién habitan otros espacios: el rescate de lacultura popular, de la vivencia no mediatizadapor el concepto, de los impulsos y la vitalidad, nose harán desde la ciencia misma. Y son hoyimprescindibles culturalmente. Imprescindiblesde rescatar desde la Universidad, espacio. queintenta ser factor de aglutinamiento de elementosde la cultura, y de producción de efectosrelevantes sobre esta. Que no olvide la cienciaen su omnipotencia a cierta "filosofía del ladomoridor"; a aquel Cioran que recordaba que elprogreso personal en el tiempo también puedeentenderse como acceso gradual hacia la propiamuerte. Y que no se autosuspenda en unabsurdo pedestal que le impida advertir que loque alberga no lo ha inventado ella misma, quela Universidad es tributaria de un saber socialcotidiano, de los lenguajes naturales y lascreencias primarias, de la vida y el trabajo manualproducida por el común de los hombres, esosque nunca han pisado o pisarán una Universidad.

y para los curricula, una exigencia adicional:la flexibilidad. Por supuesto, ya hemos apuntadoque hay ciertos contenidos y habilidadesirrenunciables que habrá que determinar encada caso para la carrera de la cual se trate. Laformación básica ya señalada deberá atenderse.Pero cabe luego abrir el espacio a una buenacantidad de posibilidades diversas. Allí confluyen

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las tendencias culturales de la época, con las delcampo laboral: si estas son múltiples y enpermanente autovariación, la cuestión de lapluralidad y la diferencia atraviesa el territoriocultural de los tiempos posmodernos. Dar lugara la elección de trayectorias personales, decaminos disímbolos, parece una decisiónimprescindible. Por supuesto, esto requiererecursos humanos variados, y ello a su vezpresupuestos adecuados, pero también puedenpensarse modos de acrecentar el rendimientode algunas actividades que de hecho seproducen (permitir tomar cursos de otras carreraso Universidades, por ejemplo), y aumentar asílas opciones sin multiplicar las acciones ni lospresupuestos.

Un fantasma recorre el mundo: el de la pérdidade la certidumbre, y por tanto, el de lamultivariación de los caminos normativos y losámbitos de la representación (en los múltiplessentidos de esta última palabra). Que lasUniversidades se hagan cargo, y el añejo estilode los planes de estudio altamente estructuradosdeje lugar a la posibilidad de elección múltiplepor parte de los alumnos, lo que haría muchomás motivante la actividad, y llevaría a losestudiantes a prefigurar hasta cierto punto -dentro del período de estudios de grado mismo-las características futuras de su específico campoprofesional.

3. La jaula de la melancolía

Lo posmoderno ya no es una fiesta.' Laingenuidad (ingenuidad?) de los análisis deG.Lipovetski es tal que mueve a reflexión. 44

Sigue sosteniendo -contra toda evidencia- queestamos en el mejor de los mundos. La post-moral nos hace flexibles y tolerantes, no sesgadospor grandes exigencias sino dispuestos apequeños logros a la altura del hombre. Pareceque el autor no advirtiera los problemas deracismo en su misma Francia, la cantidad demujeres solas e hijos de matrimonios cruzados,el final de los viejos 'patterns' familiares sin queexista un mecanismo de reemplazo. Los tiemposno son buenos, y han prohijado nuevasdependencias, las cuales han sido -por ejemplo-diseccionadas claramente desde elpsicoanállsis." Bulimia, anorexia, desórdenespsicosomáticos, insomnio, son propios de laépoca. Para no hablar de las tendencias alsuicidio, que por primera vez alcanzansignificativamente a los jóvenes en Latinoaméricaen la última década. O el alcoholismo juvenil,síntoma que en el caso argentino esabsolutamente nuevo, y fuertementegeneralizado. Sobre las adicciones,particularmente a las drogas, todos los días losdiarios acercan noticias elocuentes.

Hemos hablado de "fin de fiesta" posmodernoen otro contexto. 46 No desarrollaremos aquítodo el planteamiento teórico-histórico acercade este movimiento por el cual lo posmodernoha pasado desde el festejo de la no sujeción a

normas, a la anomia sentida como sin salida.Podemos sintetizar si señalamos que, sin duda,frente a un pasado fuertemente reglamentaristay disciplinario, el fin de la exigencia normativa sesintió como una liberación. La celebración de lapluralidad contra la pretensión permanente deunicidad en nombre de verdades fuertes; laapertura a la tolerancia de puntos de vistadiferenciales, resultaban valorables cuando poraños se soportó la imposición en nombre deDios, la ciencia o el capitalismo democrático odictatorial. Sin duda que se había consumado elfracaso -de un cierto modo ordenatorio ydisciplinario- de la existencia, propio de lametafísica de la subjetividad instalada conDescartes, y de la racionalidad ordenatoria deun yo que todavía desconocía que "elconocimiento es paranoico" (Lacan).

Pero lo que sobrevino, luego de la liquidaciónde la Gran Verdad, fue el juego de verdadesmúltiples y coexistentes, que dispersaron laslegitimaciones discursivas. Pueden habermuchos modos de vida, muchas morales,diversos principios para lo sociopolítico, uncaleidoscopio de opciones en todos los cam-pos de las decisiones vitales.

Esto suena muy bien, pero lo que ciertosintegristas cuestionan a las verdades conminúscula no deja de tener su cierto valor deverdad. Una vez se preguntaba -en unaconferencia ofrecida en la UNAM- el ahoradiputado español y por entonces filósofo Rubertde Ventós: "¿Cómo entusiasmarse por algo tanpoco carismático como la democracia? Nosentusiasmábamos con la revolución, con sumística y su aura de utopía y absoluto. Pero ...dar la vida por el parlamentarismo, por laselecciones?". Y a su manera, no se equivocaba.Es lo que los filósofos de la derecha totalitariatraducían como oposición entre espíritu (supe-rior) e intelecto (inferior). No podíamos seresclavos del cálculo y de la mente; claro que suremedio (el retorno a la unicidad en nombre dela tierra, la raza o la sangre) fue siempre muchopeor que la enfermedad. Pero el problema existe.Borges ironizaba sobre aquellos que seríancapaces de morir por el sistema métrico decimal(como -por cierto- algunos positivistas tardíosestilo Bunge siguen connotando, desde unadinosáurica posición epistemológica que losharía blanco perfecto de la crítica de la derechafundamentalista. Por cierto Husserl interpretacorrectamente que la "Krisis" de las cienciaseuropeas de comienzos de siglo residía en suimposibilidad de pensar más allá de lo empírico-positivo, con lo cual se abandonaba todo elcampo de los valores al tratamiento porestetización generalizada propuesto por elnazismo entonces en crecimiento). 47

Verdades que no entusiasman. Lyotard, enuno de sus libros más débiles, muestra tambiénque el entusiasmo requiere unir (según él,forzadamente) lo que para Kant está separadoen campos relativos a la voluntad y alconocimiento, 48 y festeja (eran tiempos de auge

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posmodernista) que haya desaparecido laposibilidad de entusiasmarse, de caer en esaconfusión entre el conocimiento que exige lossentidos y la representación por una parte, y loirrepresentable que moviliza la afección por laotra.

Pero pasó lo que tenía que ocurrir. Muchasverdades coexistentes sin debate ni mecanismoalguno de mutua referencia, se parecen aninguna. Como dice un viejo tango, así "todo esigual, nada es mejor". No hay criterio de decisiónrespecto de que alguna cosa valga más queotra, ni vale la pena discutir con terceros, ya quebastará con que nos digan que ellos juegan otrojuego legitimatorio diferente. Una verdad por lacual no se pueda luchar no se parece a unaverdad. Una verdad con la que no podemosentusiasmarnos ya no es verdad. Si casi todopuede ser verdad, casi nada lo es, retomando laigualación entre todo y nada de determinaciónque practicaba Hegel. De modo que sobrevinola caída de los ánimos, el tedio, el sentimiento deimposibilidad y de falta de orientación normativa.Si no hay verdad alguna falta el sentido. Y si bienel sentido fuerte es culpable de muchasviolencias en la historia de Occidente (que desdeFoucault se han enfatizado claramente), la faltade sentido no lleva a ningún paraíso de loscuerpos diseminados, de las voluntades puras,o de la facticidad como evento permanente.Todos estos sueños supuestamenteantimetafísicos de deconstrucción radical(Derrida está a la cabeza por su mítica rupturacon la metafísica de la cultura occidental), hanresultado inevitablemente simples inversionesde la problemática previa de la metafísica,orientadas inevitablemente por ella. No se trataba-hoy se ve claro- de acabar con el Lagos; porcierto, tampoco es exactamente lo que Derridapretendía, pero ... zadónde sino allí conduce laliquidación ad-infinitum de la conexión concep-tual? Búsqueda de aniquilamiento de lametafísica, pensada como aniquilamiento delsentido, de aquello que de espiritual puso laimpronta platónica en el pensamiento europeoa partir de los griegos.

El resultado no fue bueno. Nada de. aventurados "pasos sobre la luna", como

prometía un entonces maoísta Philippe Sollersen el Prólogo a "De la gramatología" . 49 Por elcontrario: tras el final del sentido ningunaexaltación, nada de gloriosas rupturas ni heroicasaperturas a lo inaudito. Simplemente el tedio, laabulia, el cansancio, la desvitalización,brillantemente expresadas en la ficción de unaborrosa "Generación X". 50

Ese es el punto en el que nos encontramosen el presente. Déficit de horizonte orientativo.No saber a qué apuntar ni en qué creer. Laposmodernidad hoy se pisa la cola: sus mentorescuriosamente pretenden ahora re-fundar lacreencia tras haberla perseguido y aniquilado.Es el caso de Vattimo y sus sorprendentesremisiones religiosas al catolicismo en nombrenada menos que del pensamiento débil, 51 o de

Lyotard que, desengañado pero también sinconfesar su viraje, nos habla de tiempos dedesencantamiento y de melancolía. 52 En fin,Derrida, que no ha sido posmoderno pero sídeconstructor de la razón moderna, tambiénnos sacudió con su inesperado "Espectros deMarx" que -a despecho del logrado ataque a laactual tranquilidad burguesa en nombre defantasmas y viejos topos de la historia- está enruptura notoria y evidente con su obra anterior(al margen de que Derrida intenta unacontinuidad que, incluso, sería muy pocodeconstructiva), y que ha llevado a que algunosdiscípulos se quejen amargamente de los maloshábitos del maestro que reniega de facto de supropia teoría dejando sorpresivamente al garetea socios y simpatizantes. 53

Lyotard diagnostica en el último libro que leconocemos, ya referido, que existe sufrimientopor la falta de absoluto. Ya no se entusiasma conel final del entusiasmo. Advierte los tiemposcomo de un acomodamiento muelle a loexistente, propio de algún personaje que intro-duce al comienzo (varios de los capítulos -mutuamente independientes- son relatos), y quenos parece una glosa de sí mismo. 54 O muestrauna denominada "fábula posmoderna"ferozmente despersonalizada, que deja fuera latrama de sentido para precisamente hacer notarla violencia que su ausencia causa. O habla dereacondicionamiento en el campo de laintimidad: espacio para lo subjetivo, la reflexión,el ensimismamiento, la introspección. Lugar paraese rumor de palabras propias con el cual vivimos:"converso con el hombre que siempre vaconmigo", según inmortalizó Serrat los versosde Antonio Machado. Ese rumor que requierede silencio, que requiere que la palabra muestresu límite y -sobre todo- que podamos sustraernosal universo total de la visualidad, a lo obsceno dela mostración absoluta para la cual nada espropio, nada personal, nada guarda el lugar delo íntimo.

Lyotard nos ha puesto en guardia sobre sucambio de actitud desde el principio, aunque nolo especifique explícitamente. Así dice en elepígrafe introductorio: "Quince notas, pues,sobre la estetización posmoderna. Y contra ella:no se acaba con el problema de la vida porasignarla al artificio". 55

Palabras que no podrían describir mejoralgunos de los intentos que vengo realizandocomo programa de investigación: mostrar queel sujeto no muere (en sentido estricto), que lasidentidades no desaparecen (en sentido estricto),que el vivir sin normatividad es posible en algúnmomento, pero intolerable. Es decir, advertirque ciertas metáforas deben ser tratadas conmás seriedad si es que se les quiere otorgarcontenido. No estamos ante el final de lasubjetividad, ni de las identidades, ni tampocoante la disolución de ellos/as. Sí ante una fuertereconfiguración de sus características: es estode lo que se trata, y es allí donde deberemosadvertir qué nuevo tipo de subjetividad es la que

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la historia hoy nos depara.y la estetización exterior (visual,

paradigmáticamente presente en la publicidadtelevisiva) ha eliminado el espacio estético en susentido primario: como expresión sensible de loque no es sensible, como evocación de loirrepresentable a partir de la representación. 56

La visualidad total es exactamente lo contrario:pretensión de representación absoluta. Con ello,aniquilación a la vez del pensamiento y de lasensibilidad. Del primero, porque pensar esabstraer, sustraerse al espacio de la mirada y lavisualidad, según ha enfatizado por ejemploBachelard, y según se sigue de las teorías de lamicrofísica y aún de la del Big-Bang; de losegundo, porque la visualidad destruye la tensiónsobre la cual el deseo se constituye. Lo visualexcita el deseo, pero la obscenidad lo bloqueaen la brutalidad de negar una exterioridad y unexceso al acto mismo del dominio por la mirada.La desnudez es fruto de las caricias preparatoriasdel amor; lanzada de inicio, promueve respuestasfrígidas.

La visualidad total niega entonces la tensión/hacia, desde la cual el deseo humano irrumpe.Todo es alcanzable, todo puede verse, y nadasentirse. La anestesia del sentimiento, ladecadencia de la capacidad de voluntad y deintensidad son el corolario necesario del mundode la imagen totalizada. Terminales de pantalla-como sostiene Baudrillard- los sujetos humanosnos hemos vuelto superficiales como la pantallamisma: nada nos moviliza, en el exceso deestimulaciones ya todo nos da igual. Accidentes,muertes, nacimientos, cumpleaños degobernantes y vedettes, desnudos, todo pasadesde el video indiferentemente ante nuestrosojos siempre interesados a la vez en todo -esdecir, genuinamente en nada-, sin promoverconsecuencias, afecciones, ni siquiera memo-ria o eco alguno.

Fin del énfasis, se regocijaba hace algunosaños Va:ttimo. 57 Lo interesante era ese dejonietzscheano de alivianarse, ya no tomarse nadacon espíritu solemne. Y si ése era el resultado delAnti-Wagner nietzscheano, bienvenido sea,porque significaba la condena del espíritugermano de la pesantez, ése que se entronizóen el nazismo. Propendía a la liquidación deesencialismos teluristas y mesianismoshistoricistas. Hasta allí, muy bien. Pero siNietzsche "no podría creer en un dios que nobailara", 58 queda claro que la energía nodepositada en la fundamentación y el principismose descargaría en la vocinglería regocijada delcanto y del baile, de la libertad concedida a lovital como voluntad. No -en cambio- se entregaríaa un anémico espíritu de tibieza, de debilidad, 59

a una especie de nueva enfermedad deOccidente no consistente ya en el engaño delconocimiento y la apología del yo resentido,sino en una afección no afectada, en un vacuoacontecer sin tragicidad ni huella. Era del vacío,pensamiento débil.

Un énfasis no esencialista debe reaparecer.

No requerimos volver a las esencias de sentidosautoritarios que se pretenden dueños deverdades únicas. Pero aquellas que surjan desdela multiplicidad social en acto, deben y puedenser objeto de debate público apasionado, delucha, de conflicto racionalmente resuelto (ensu obvia no resolución, ni plena ni definitiva).Cabe volver a entusiasmarse, y hay que encontrarel desde dónde hacerlo. Viene requerida unacierta necesidad de asimiento a algunaintensidad, a partir de la cual el coloreamiento dela vida sea diferente del de la visualidad televisiva.

Es allí donde la estética (y la mística, y lomítico, y lo erótico, toda la saga de lasexperiencias/límite) muestra su renovadapertinencia. Ese temor y temblor ante loirrepresentable, ante el Dios de los místicos, anteel erotismo en su esplendor, ante la regla socialsi esta se sostiene (con la posibilidad de latransgresión). Hay una dimensión de laexperiencia que se sitúa en el silencio, en cuantolas palabras no pueden sostener loirrepresentable, que es obviamente no 'decible',y mucho menos comunicable. Allí donde elsentido se hace sutil y se adelgaza por fuera delas palabras, haciendo un susurro donde algonos desborda y sin embargo somos como pocasveces idénticos a nosotros mismos, despojadosde aquello que nos solicita hacia el perderse enlos objetos del 'afuera' cotidiano (de algunamanera, como Heidegger lo señala al comienzode su temprano "Ser y tiempo").

He allí una senda por recorrer. Hay querecuperar la subjetividad, el soliloquio, lacapacidad de admiración y de alterarse. En laimpavidez del sujeto posmoderno estamoscondenados al sinsentido y la anestesiacrecientes.

En este campo, la Universidad tienenecesidad de intervenir. ¿Qué institución social,sino ella? ¿O se dejará a las Iglesias, que en loscasos flagrantes de la religión electrónica, llenanla falta con la apelación al fanatismo más el-emental? Sólo al arte, que puede despertarcomo ningún otro tipo de experiencia a la ruptura,pero que es a menudo mudo en cuanto a lainterpretación que se dé de la vivencia? Para queasí exista la posibilidad de que los reaccionarioscrezcan? (recordemos que el nazismo se incubóen la pérdida de la creencia en la razón, lo cualtiene alguna analogía con el presente). Un tiempode escasos conflictos tras la caída de losregímenes del Este, está lejos de constituir lagarantía de un futuro venturoso. Aprovechemosla tregua histórica para proveer significado a lavida social democrática. De lo contrario, losantidemocráticos parecerán tener razón.

Por esto, es responsabilidad histórica unaUniversidad del siglo XXI comprometida con eldrama decisivo de la época. En la cual se discutala cuestión de los valores. En la cual se abra a sutratamiento en los diversos -y más alejadostemáticamente- planes de estudio. En la quepodamos hacer una memoria activa delpresente.

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Algún autor ha conceptualizado los nuevos ydifíciles desafíos para la educación en estaépoca,6o Cambios radicales hacen que ella tengaque hacerse cargo de lo que deja la familia, porejemplo, Y un caso típico es el de la orientaciónnormativa, Ante la crisis de los políticos, quepara nada hacen honor a la política; ante ladebacle del periodismo, que con excepcionesque pueden contarse, se dedica a facturar abase de liquidar la intimidad de la existenciaajena y a socavar toda delicadeza en eltratamiento de las cuestiones personales; ante ladefección de un liberalismo político que en vezde potenciarse hacia la participación, lo hacehacia la ganancia creciente y escandalosa deunos pocos; la Universidad tiene unaresponsabilidad histórica, No puede sentirse

ajena a la necesidad de esta rrusion que, porsupuesto, antes debiera poder calibrar en lafuerte dimensión que guarda, y en la sutilezacon la cual se presenta,

Como desafío, no es poco, Pero sin grandesretos no existen respuestas valiosas, Ciertahondura en el trato del tiempo, cierta pacienciade la experiencia personal, cierta cadencia delas horas y los afectos se han hundido en elvértigo contemporáneo, Hemos perdido todoespacio para la nostalgia y la traqicidad. Nosfalta la dimensión de un tiempo vertical para lavivencia, La Universidad puede discutir sobre elpunto, Pero puede -más que nada- abrir unespacio, Ser un ámbito, constituir el cobijo deuna otredad más que nunca necesaria en elreino, de la conciencia identitaria generalizada,

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS(1)GONZALEZ REQUENA, J. (1992), El discurso televisivo' espectáculo de la pos-

modernidad, ed. Cátedra, Madrid.(2)COUPLAND, D. (1993), Generación X, Edicipnes B, Barcelona.(3)GARCIA PONCE,J. (t 981), Laerrancia sin fin: Musil Borges Klosowski, Anagrama,

Barcelona.(4)KRIPKE, S. (1978), "Identidad y necesidad", en Cuadernos de Critica, UNAM

núm.7, especialmente la presentación de la noción de mundos posibles comocontrafácticos, pp. 22 a 25.

(5)KUNDERA, M. (1993), La insoportable levedad del ser, RBA editores, Barcelona,p.ej., pp. 37 a 39. En esta última se apunta: ''También podría haber sido de otro modo".

(6)HEIDEGGER, M.: "La época de la imagen del mundo", en M.Heidegger, ~~,ed. Losada, Bs.Aires.

(7)CASTORIADIS, C. (1988), LÓsdomjnios del hombre: las encrucijadas dellaberjnto,Gedisa, Barcelona, en especial el artículo "La institución de la sociedad y de la religión"

(8)HACKING, 1.(1979), Porqué el lenguaje importa a la fjlosofía?, Ed. Sudamericana,Buenos Aires.

(9)PUTNAM, H. (1994), Las mil caras del realismo, Paidós/ICE/UAB, Barcelona.(1O)CALABRESE, O. (1994), La era neobarroca, Ed. Cátedra, Madrid.(11 )CERLETII, A. "Sistemas caóticos y azar', en Esther Diaz (ed.) La ciencia y el

imaginario social, Ed. Biblos, BS.Aires, (1996); Prigogine, lIya: Tan sólo una jlusión?,Tusquets, Barcelona, (1993)

(12)HABERMAS, J. (1986), Conocimiento e interés, Taunus, Madrid.(13)BARNES, B. (1986), T.S.Kuhn y las ciencias sociales, Fondo de Cult. Económica,

México, referencia crítica en Olivé, León, Conocimiento sociedad y realidad, Fondo deCult. Económica, México, 1988, especialmente p.60 y ss.

(14)PREGO, C. (1992). Las bases sociales del conocimiento científico (la revolucióncognitiva en sociología de la ciencia), Centro editor de América Latina, Bs.Aires,particularmente cap. 5

(15)BOURDIEU, P. yWACQUANTLO'iC (entrevistador). (1995), Respuestas (por unaantropologia reflexiva), Grijalbo, México, especialmente "Habitus, illusio y racionalidad",p. 79 Y ss.

(16)AMBROGGI, A.: "El programa filosófico de los estudios sociológicos", mimeo,Coloquio Ciencia y sociedad, Universidad Nacional de Rosario (Argentina), junio 1994.

(17)Un ejemplo paradigmático de este comportamiento es el de Umberto Eco, queen algunas intervenciones televisivas en Argentina (y colaboraciones en el suplementocultural del diario "La Nación" de Buenos Aires) ha rozado peligrosamente la banalidad.

(18)LYOTARD, J. (1996), Moraljdades posmodernas, Tecnos, Madrid, p.ej., p.38,p.61 , etc.

(19)Tal mediocridad se expresa en autores como Francis Fukuyama, largamentecriticado ya en diversos medios, y hoy justamente olvidado; en un "teólogo" que idolatraal dinero yel capital como Dios, tal el caso de Michael Novak; y en la triste réplicalatinoamericana ofrecida por los hermanos Vargas Llosa, paradigma de simplismosdoctrinarios aptos para consumo masivo y contrarios a cualquier realidad constatable.

(20)Es por demás conocida la obra de la Escuela de Frankfurt, y la que existerespecto de ella. De estas últimas, p.ej., Rusconi, Gian: Teoría crítica de la sociedad,Martínez Roca, Barcelona, 1969; y el muy documentado libro de Martin Jay sobre lahistoria del grupo

, (21 )EI nombre de tales "periodistas" -que seguramente no será guardado por lahistoria- : Mauro Viale y "Chiche" Gelblung

(22)HINKELAMMERT, F. (1984), Crítica de la razón utópica, DEI, San José de CostaRica.

(23)Hemostratado estos puntos en Follari, Roberto, (1993), Posmodernidad filosollaV crisis política, Aique/Rei/lDEAS, Bs.Alres, caps. 4 y 5; Y en el informe de investigación aCIUNC 1995, Univ. Nacional de Cuyo, Mendoza (Argentina), inédito

(24)Es de recordar la critica de Marx al Estado como alienación y heteronomía,desde su temprano trabajo sobre la filosofía del Estado de Hegel. Contra lo que fue laposterior práctica del socialismo real, entendía que al Estado se lo debía abolir radicalmente.

(25)LYOTARD, J.: Moralidades posmodernas, op.cit.; p.ej., el articulo "Intimo es elterror', p. 137 Y ss.

(26)No queremos afirmar que los contenidos de la TV sean indiferenciadamenteinicuos, o que resulten todos muy parecidos; por el contrario, con el cable se hanmutiplicado las ofertas especificas (canales de deportes, de noticias, para la mujer, etc.),Afirmamos más bien que el "efecto de conjunto" de la exposición a la emisión televisivasubsume los diferentes estímulos en la indiferencia, al producir modificaciones en lasubjetividad que des-realizan la relación con los mensajes (y con la realidad misma). CI.González Requena, op.cit.

. (27)HERF, J. (1990), El modernismo reaccionario (tecnología, cultura y política enWelmar y el Tercer Reich), Fondo de Cultura Económica, México.

.. (28)LUNN, E. (1986), Modernismo y marxismo, Fondo de Cultura Económica,Mexlco.

(29)ORTEGA y GASSET, J. La rebelión de las masas, Espasa Calpe, Madrid.(30)BRUNNER, J. (1991), Educaciónsuperioren América Latjna:cambiosy desafíos,

FLACSO, Santiago de Chile.(31)BENJAMIN, W. (1994), "La obra de arte en 'la época de la reproductibilidad

técnica", en W.Benjamin, Discursos interrumpidos, PlanetalAgostini, Barcelona(32)FOLLARI, R.: "Adiós a los intelectuales", en R.Follari, Posmodernidad filosofía y

crisis política, op.cit.(33)La sobreideologización de la Universidad termina haciéndola fácilmente aislable

como adversaria del sistema polftico. Ello sucedió con la experiencia argentina de lagestión ministerial Taiana (1973), o en casos como el de la Univ. Autónoma de Guerreroen el México de comienzos de los ochentas. De tal modo, se es poco eficaz en lo politico,y no se sostienen plenamente las funciones propias de la Universidad. La politicidaddebe mediarse por vía de la especificidad de las características académicas que legitimanante la sociedad a la institución universitaria.

(34)DE GIOVANNI, B. (1981), "Sobre la forma burguesa de la política", mimeo, UAM-Azcapotzalco, México.

(35)VER NEAVE, G.: "Estado y universidad en Europa", en Rev. Universidad futuranúm. 5, UAM-Azc., México, otoño 1990; y los trabajos de M.Mollis, R.Follari y P.Krostch(entre otros), en P.Krostch y A.Puiggrós (compiladores): Universidad y evaluación:estado del debate, Aique/Rei/IDEAS, BS.Aires, 1994

(36)Esto lo señala Bachelard en la Introducción a su conocido libro La formación delespíritu cíentlñco: y lo desarrolla detalladamente T.Kuhn en su célebre La estructura de lasrevoluciones científicas, donde tal constatación ocupa un sitio decisivo en la configuraciónde su tearla acerca de la constitución y sostenimiento de paradigmas como característicade la dinámica del desarrollo de las ciencias.

(37)Los discursos oficiales abundan en este tipo de consideraciones. Algunas lasha hecho M.Redrado en Argentina, un funcionario gubernativo de formación en Economía,súbitamente devenido en gestorde la administración educativa. Otro ejemplo es Abihagle,Carlos: "Capacitación: una herramienta eficaz para la generación de empleo", en LosAndes, Mendoza, 23 de enero de 1997 (su autor es diputado nacional por el oficialismo)

(38)A ello apuntan algunos de los programas del FOMEC aplicado en Argentina,que reconoce similares en otros países latinoamericanos

(39)Esta "petición de principio"se hizo patente en la sesión inaugural del ColoquioInternacional Curriculum y Siglo XXI, verificado en la UNAM en diciembre de 1996 ydedicado a la temática de Universidad y tecnología

(40)Tenti, Emilio y Krostch, C.Pedro. (1993), "Universidad y sistemas productivos:autonomla y cooperación", en Tenti, Emilio (comp.) Universidad V empresa. Miño yDávila/Ciepp, Bs.Aires,

(41)Señalado por José Ortega y Gasset en su ya clásico Misión de la Universidad.(42)Decimos lo anterior en sentido análogo al de los mapas conceptuales que con

fines didácticos proponía hace más de veinte años Pedro Lafourcade, por entoncesdentro de la tendencia de la Tecnología Educativa.

(43)Esta intuición de Marx fue profundizada por Lukács en el primer capitulo de suHistoria y conciencia de clase, Grijalbo, México, 1969; y desarrollada ampliamente porAlfred Sohn Rethel, en su Trabajo manual V trabajo intelectual, El viejo Topo, Bogotá, 1979

(44)L1POVETSKI, G. (1994), El crepúsculo del deber. Anagrama, Barcelona; delmismo autor, "Espacio privado y espacio público en la era posmoderna", en Rev.Sociológica, núm. 22, UAM-Azcapotzalco, México, mayo-agosto 1993

(45)ROJAS, M. ySTERNBACH, S. (1994), Entre dos siglos (una lecturapsicoanallticade la posmodernidad), Lugar ed., Bs. Aires

(46)CI. nuestro informe de la investigación "Posmodernidad, crisis y recomposiciónpolitica", Consejo de Investigaciones de la Univ. Nacional de Cuyo, Mendoza (Arg.), 1995(inédito)

(47)HUSSERL, E. (1984). Crisis de las ciencias europeas, Folios, México.(48)LYOTARD,J. (1987). El entusiasmo, Gedisa, Barcelona.(49)DERRIDA, J. (1978), De la gramatología, Siglo XXI, México.(50)COUPLAND, D. Generación X, op.cit.(51 )VATIIMO, G. (1994), Más allá de la interpretaciÓn, PaidósIlCElUAB, Barcelona,

particularmente el capítulo sobre Religión, p. 85 Y ss.(52)LYOTARD, J. Moralidades posmodernas, op.cit.; p.ej., pp. 73-74(53)ASENSI, M. (1994), Espectropoética (Derrida lector de Marx), Colección Eutopías,

Universidad de Valencia, España.(541LYOTARD, J. Moralidades posmoderoas, op. cit., en el cap. primero denominado

"Marie en Japón"(55llbid., epígrafe, p.7(56)ibid., especialmente el capítulo "Monumento de posibles" (ej.,en p. 124)(57)VATTIMO, G. (1987), El fin de la modernidad, Gedisa, Barcelona.(58)NIETZSCHE, F. (1976), Así hablaba Zaratustra. Mexicanos Unidos, p. 44(59)No es casual que en su obra Más allá de la interpretación -ya citada- el autor

italiano proponga el cambio de la denominación "pensamiento débil", pues le parecealtamente problemática en cuanto se la toma "en un sentido excesivamente restrictivo yliteral"; en su Prólogo, p. 35

(60)TEDESCO, J. (1995), El nuevo pacto educativo (educación, competitividad yciudadanía en la sociedad moderna), Anaya, Madrid. Se trata de un muy interesante trabajo,donde se analiza las dificultades y perplejidades de la educación ante los fuertes cambiossocioculturales en curso. Si bien aparecen algunas recaídas del autor en el adaptacionismoque caracterizó sus últimas obras, también se reencuentra rasgos de su lucidez conceptualy aún capacidad crítica que mostrara en los inicios de su carrera intelectual.

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