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PLANIFICACIN CLASE N 1 - SEMANA 24 AGOSTO

CICLO : Segundo CicloNIVEL : Sptimo ao BsicoUnidad temtica : El orden de los acontecimientos

Objetivos de la clase: Leer comprensivamente un cuento.

Aprendizajes esperados:Lectura:Leer textos expositivos de manera autnoma para informarse sobre diversos mbitos (histrico, cientfico, poltico, deportivo, artstico, tecnolgico, etc.). Sintetizar la informacin relevante de los textos expositivos ledos en clasesEscrituraOrdenar en un organizador grfico la informacin que ser utilizada para escribir, estableciendo el tema y subtemas a tratar.Comunicacin oral: Dialogar para compartir ideas y opiniones sobre los textos ledos.

Contenidos:

Lectura comprensiva de un cuento.

Actividades:Inicio: Alumnos realizan hiptesis sobre el cuento que leern Establecen diferencias entre autor y narrador.Desarrollo: Alumnos leen cuento El pjaro de la cancin popular Alumnos demuestran comprensin del texto. A travs de un organizador grfico demuestran comprensin de estructura interna. Definen palabras de vocabulario. Identifican poca en que ocurren los hechos.

Cierre: Alumnos revisan sus guas y realizan correcciones si es necesario.

Tiempo: 2 horas pedaggicas.

Sntesis y Evaluacin:

Recursos Educativos VillaEducaRealizan sntesis sobre los contendidos o habilidades de la clase. Demuestran comprensin del texto a travs de preguntas orales.

www.villaeduca.cl VillaEduca - Crecer. Educar. Innovar [email protected]

GUA DE APRENDIZAJEEl cuento y sus acontecimientos

OBJETIVOS: Le e r compre nsivamente un cue nto.

Te invito a leer el siguiente texto:

El pjaro de la cancin popular[Cuento infantil. Texto completo]

Hans Christian Andersen

Es invierno; cubre la tierra un manto de nieve, se dira de mrmol tallado en las rocas. El aire es claro y difano; el viento, acerado como espada forjada por los gnomos. Los rboles se levantan semejantes a blancos corales, como ramas de almendro florido, en un ambiente puro como el de las cumbres alpinas. Magnfica es la noche bajo los resplandores de la aurora boreal, bajo el brillo de innmeras estrellas fulgurantes.

Llegan las tempestades, se levantan las nubes y sacuden su plumn de cisne; caen los copos de nieve, cubriendo caminos y casas, el campo espacioso y las angostas calles. Entretanto, nosotros permanecemos en la habitacin caldeada, junto a la estufa ardiente, contando recuerdos de otros tiempos. Escuchamos una leyenda:

A orillas del vasto mar se elevaba un tmulo, en cuya cumbre se sentaba, a medianoche, el espritu del hroe en l sepultado; haba sido un rey. La urea diadema brillaba en su frente, el cabello flotaba al viento, y el personaje iba vestido de hierro y acero. Agachaba la cabeza con aire de preocupacin y suspiraba dolorido, como un espritu desgraciado.

Pas, surcando las olas, un barco de vela. Los hombres echaron el ancla y desembarcaron. Iba con ellos un escalda, el cual, acercndose a la real figura, le pregunt:

-Por qu sufres y te lamentas? Y respondi el muerto:-Nadie ha cantado las gestas de mi vida; yacen muertas y olvidadas; el canto no laslleva por las tierras y a los corazones de los hombres. Por eso no tengo paz ni reposo.

Y habl de sus hechos y hazaas, que los hombres de su poca haban conocido pero no cantado, porque entre ellos no haba ningn rapsoda.

Entonces el viejo bardo se puso a pulsar las cuerdas de su arpa y cant el valor juvenil del hroe, y su fuerza viril y la grandeza de sus gestas. Al orlo, el rostro del muerto adquiri un brillo comparable al de la orla de la nube que baila la luz de la luna; alegre y feliz se levant la figura envuelta en resplandor y en luminosos rayos, esfumndose como el brillo de la aurora boreal. Qued slo el montculo cubierto de verde csped, y las piedras hurfanas de inscripciones tnicas. Pero encima de ellas, al ltimo acorde del arpa, levant el vuelo, como si del arpa saliera, un pajarillo, un bellsimo pjaro cantor, cuyo trino sonaba como el del tordo, pero conteniendo a la vez el latido del corazn humano y la nota de la tierra patria, tal como la oye el ave de paso. El pajarillo se ech a volar por sobre montes y valles, campos y bosques. Era el pjaro de la cancin popular, que nunca muere.

Nosotros omos su canto, lo omos ahora, aqu en la habitacin, en una velada de invierno, mientras afuera revolotea el blanco enjambre, y la tempestad descarga sus violentas rfagas. El pjaro no slo nos canta las gestas gloriosas del hroe, sino tambin dulces melodas amorosas, ricas y abundantes, sobre la lealtad nrdica. Sabe cuentos en palabras y en notas; sabe proverbios y refranes que, puestos como runas debajo de la lengua del muerto, le hacen hablar de tal modo, que uno viene a conocer su patria, la patria del ave de la cancin popular.

En tiempos paganos, en poca de los vikingos, construa su nido en el arpa del bardo. En los das de los castillos medievales, cuando la fuerza bruta sostena la balanza de la justicia, y la violencia dominaba el Derecho, cuando un campesino vala lo mismo que un perro, dnde encontr el pjaro cantor refugio o proteccin? Nadie pensaba en l, en aquellos das brutales y crudos. Pero en el torren del castillo, donde la castellana, sentada ante el pergamino, anotaba los viejos recuerdos en canciones y leyendas, y la viejecita de la choza y el buhonero sentados en el banco junto a ella, le contaban los suyos, por sobre sus cabezas volaba y aleteaba, trinando y gorjeando el pjaro que nunca muere, que no morir mientras le quede un palmo de tierra donde poner el pie: el pjaro de la cancin popular.

Ahora nos canta a nosotros. Fuera arrecia la nevada y reina la noche. l nos pone las runas debajo de la lengua, y nosotros conocemos nuestra patria. Dios nos habla en nuestra lengua materna, en las notas del pjaro de la cancin popular. Se despiertan antiguos recuerdos; colores desvados recobran su frescor original; la leyenda y la cancin se mezclan en un filtro vivificante; se elevan la mente y el sentir, convirtiendola velada en una autntica Nochebuena. La nieve sigue cayendo, el hielo cruje, reina el temporal; se dira que el amo es ste, y no el buen Dios.

Estamos en invierno; el viento es cortante como una espada forjada por gnomos; la nieve sigue cayendo -lleva cayendo das y semanas- y se amontona como enorme montaa sobre la gran ciudad, como una pesadilla en la noche invernal. Todo queda oculto y sepultado; slo la cruz dorada de la iglesia, smbolo de la fe, sobresale de la blanca tumba, brillando al aire azul, al sol radiante.

Y por sobre la ciudad sepultada vuelan las aves del cielo, grandes y pequeas, gorjeando y cantando como saben, cada una segn su pico. Es como un canto de

vida, heterogneo y magnfico, entonado sobre la nuestra ciudad.

Viene primero el tropel de gorriones, piando por calles y callejas, en el nido y en la casa. Saben historias de la fachada delantera y de la trasera. Conocemos la ciudad enterrada -dicen-. Todo lo que hay de vivo en ella dice: pip, pip, pip!.

Los negros cuervos y cornejas vuelan sobre la blanca nieve: Grab, grab! -graznan-, de all podemos sacar todava algo, algo para el buche. Eso es lo principal, como piensan casi todos los que viven en esta Tierra.

Los cisnes salvajes llegan con ruidoso vuelo y cantan lo grande y lo hermoso que brota an de los pensamientos y corazones de los hombres que moran en la ciudad sepultada bajo la nieve.

No reina all la muerte: la vida fluye, lo percibimos en los acordes, que nos llegan como sones de rgano y nos impresionan como el rumor de la Colina de los elfos, comolos cantos de Ossian, como el estruendoso aleteo de las valquirias. Qu armona! Habla a nuestros corazones, eleva nuestros pensamientos, omos el pjaro de la cancin popular. Y en este momento nos llega del cielo el hlito de Dios, se abren las nevadas montaas, el sol penetra en su masa, viene la primavera, los pjaros vuelven en nuevas generaciones, pero con las mismas melodas patrias. Escucha la epopeya del ao: el poder de la nieve, el grvido sueo de la noche invernal, todo se esfuma,todo se levanta en el canto maravilloso del pjaro de la cancin popular, que nunca morir.

FIN

1. Completa el siguiente organizador grfico despus de leer la narracin:

ACONTECIMIENTOS DEL INICIO

ACONTECIMIENTOS DEL DESARROLLO

ACONTECIMIENTOS DEL FINAL

2. Define las siguientes palabras:

Forjada:..

Gnomos:.

Boreal:.

Tmulo:...

Diadema:...

Rapsoda:..

Bardo:..

Enjambre:.

Paganos:...

Torren:.

Arrecia:.

Runas:...

Grvido:...

Esfuma:.

3. Responde las siguientes preguntas segn el texto:

1) En que poca ocurren las acciones de la narracin?

..

2) Cuntas sern las personas que escuchan la leyenda una o ms de una?

.

3) Quin es el personaje de la leyenda?

4) Por qu sufra el espritu del hroe sepultado?

..

5) Qu hizo cambiar al espritu del hroe?

6) Qu da inicio a la primavera?

PLANIFICACIN CLASE N 2 - SEMANA 24 AGOSTO

CICLO : Segundo CicloNIVEL : Sptimo ao BsicoUnidad temtica : El orden de los acontecimientos

Objetivos de la clase: Leer comprensivamente un cuento.

Aprendizajes esperados:Lectura:Leer textos expositivos de manera autnoma para informarse sobre diversos mbitos (histrico, cientfico, poltico, deportivo, artstico, tecnolgico, etc.). Sintetizar la informacin relevante de los textos expositivos ledos en clases .EscrituraOrdenar en un organizador grfico la informacin que ser utilizada para esc ribir, estableciendo el tema y subtemas a tratar.Comunicacin oral: Dialogar para compartir ideas y opiniones sobre los textos ledos.

Contenidos:

Lectura comprensiva de un cuento.

Actividades:

Inicio: Alumnos comentan sobre que es para ellos una familia feliz. Realizan lluvia de ideas en relacin al tema.Desarrollo: Alumnos leen cuento La familia feliz. Alumnos demuestran comprensin del texto.A travs de un organizador grfico demuestran comprensin de estructura interna y la secuencia de acontecimientos dentro del cuento.Cierre: Alumnos presentan sus organizadores a sus compaeros.

Tiempo: 2 horas pedaggicas.

Sntesis y Evaluacin:Realizan sntesis sobre los contendidos o habilidades de la clase. Identificando la secuencia de los acontecimientos.

GUA DE APRENDIZAJEEl cuento y sus acontecimientos

OBJETIVOS: Le e r compre nsivamente un cue nto.

Lee el siguiente texto y responde:

La familia feliz[Cuento infantil. Texto completo]

Hans Christian Andersen

La hoja verde ms grande de nuestra tierra es seguramente la del lampazo. Si te la pones delante de la barriga, parece todo un delantal, y si en tiempo lluvioso te la colocas sobre la cabeza, es casi tan til como un paraguas; ya ves si es enorme. Un lampazo nunca crece solo. Donde hay uno, seguro que hay muchos ms. Es un goce para los ojos, y toda esta magnificencia es pasto de los caracoles, los grandes caracoles blancos, que en tiempos pasados, la gente distinguida haca cocer en estofado y, al comrselos, exclamaba: Aj, qu bien sabe!, persuadida de que realmente era apetitoso; pues, como digo, aquellos caracoles se nutran de hojas de lampazo, y por eso se sembraba la planta.Pues bien, haba una vieja casa solariega en la que ya no se coman carac oles. Estos animales se haban extinguido, aunque no los lampazos, que crecan en todoslos caminos y bancales; una verdadera invasin. Era un autntico bosque de lampazos, con algn que otro manzano o ciruelo; por lo dems, nadie habra podido suponer que aquello haba sido antao un jardn. Todo eran lampazos, y entre ellos vivan los dos ltimos y matusalmicos caracoles.

Ni ellos mismos saban lo viejos que eran, pero se acordaban perfectamente de que haban sido muchos ms, de que descendan de una fam ilia oriunda de pases extranjeros, y de que todo aquel bosque haba sido plantado para ellos y los suyos. Nunca haban salido de sus lindes, pero no ignoraban que ms all haba otras cosas en el mundo, una, sobre todo, que se llamaba la casa seorial, donde ellos eran cocidos y, vueltos de color negro, colocados en una fuente de plata; pero no tenan idea de lo que ocurra despus. Por otra parte, no podan imaginarse qu impresin deba causar el ser cocido y colocado en una fuente de plata; pero seguramente sera delicioso, y distinguido por dems. Ni los abejorros, ni los sapos, ni la lombriz de tierra, a quienes haban preguntado, pudieron informarles; ninguno haba sido cocido ni puesto en una fuente de plata.

Los viejos caracoles blancos eran los m s nobles del mundo, de eso s estaban seguros. El bosque estaba all para ellos, y la casa seorial, para que pudieran ser

cocidos y depositados en una fuente de plata.

Vivan muy solos y felices, y como no tenan descendencia, haban adoptado un caracolillo ordinario, al que educaban como si hubiese sido su propio hijo; pero el pequeo no creca, pues no pasaba de ser un caracol ordinario. Los viejos, particularmente la madre, la Madre Caracola, crey observar que se desarrollaba, y pidi al padre que se fijara tambin; si no poda verlo, al menos que palpara la pequea cscara; y l la palp y vio que la madre tena razn.

Un da se puso a llover fuertemente.

-Escucha el rampatapln de la lluvia sobre los lampazos -dijo el viejo.

-S, y las gotas llegan hasta aqu -observ la madre-. Bajan por el tallo. Vers cmo esto se moja. Suerte que tenemos nuestra buena casa, y que el pequeo tiene tambin la suya. Salta a la vista que nos han tratado mejor que a todos los restantes seres vivos; que somos los reyes de la creacin, en una palabra. Poseemos una casa desde la hora en que nacemos, y para nuestro uso exclusivo plantaron un bosque de lampazos. Me gustara saber hasta dnde se extiende, y que hay ah afuera.

-No hay nada fuera de aqu -respondi el padre-. Mejor que esto no puede haber nada, y yo no tengo nada que desear.

-Pues a m -dijo la vieja- me gustara llegarme a la casa seorial, que me cocieran y me pusieran en una fuente de plata. Todos nuestros antepasados pasaron por ello y, creme, debe de ser algo excepcional.

-Tal vez la casa est destruida -objet el caracol padre-, o quizs el bosque de lampazos la ha cubierto, y los hombres no pueden salir. Por lo dems, no corre prisa; t siempre te precipitas, y el pequeo sigue tu ejemplo. En tres das s e ha subido a lo alto del tallo; realmente me da vrtigo, cuando levanto la cabeza para mirarlo.

-No seas tan regan -dijo la madre-. El chiquillo trepa con mucho cuidado, y estoy segura de que an nos dar muchas alegras; al fin y a la postre, no tenemos ms que a l en la vida. Has pensado alguna vez en encontrarle esposa? No crees que sinos adentrsemos en la selva de lampazos, tal vez encontraramos a alguno de nuestra especie?

-Seguramente habr por all caracoles negros -dijo el viejo- caracoles negros sin cscara; pero, son tan ordinarios!, y, sin embargo, son orgullosos. Pero podramos encargarlo a las hormigas, que siempre corren de un lado para otro, como si tuviesen mucho que hacer. Seguramente encontraran una mujer para nuestro pequeo.

-Yo conozco a la ms hermosa de todas -dijo una de las hormigas-, pero me temo que no haya nada que hacer, pues se trata de una reina.

-Y eso qu importa? -dijeron los viejos-. Tiene una casa?

-Tiene un palacio! -exclam la hormiga-, un bellsimo palacio hormiguero, con setecientos corredores.

-Muchas gracias -dijo la madre-. Nuestro hijo no va a ir a un nido de hormigas. Si no sabis otra cosa mejor, lo encargaremos a los mosquitos blancos, que vuelan a mucho mayor distancia, tanto si llueve como si hace sol, y conocen el bosque de lampazospor dentro y por fuera.

-Tenemos esposa para l! -exclamaron los mosquitos-. A cien pasos de hombre en un zarzal, vive un caracolito con casa; es muy pequen, pero tiene la edad suficientepara casarse. Est a no ms de cien pasos de hombre de aqu.

-Muy bien, pues que venga -dijeron los viejos-. l posee un bosque de lampazos, y ella, slo un zarzal.

Y enviaron recado a la seorita caracola. Invirti ocho das en el viaje, pero ah estuvo precisamente la distincin; por ello pudo verse que perteneca a la especie apropiada.

Y se celebr la boda. Seis lucirnagas alumbraron lo mejor que supieron; por lo dems, todo discurri sin alboroto, pues los viejos no soportaban francachelas ni bullicio. Pero Madre Caracola pronunci un hermoso discurso; el padre no pudo hablar, por causa de la emocin. Luego les dieron en herencia todo el bosque de lampazos y dijeron lo que haban dicho siempre, que era lo mejor del mundo, y que si vivan honradamente y como Dios manda, y se multiplicaban, ellos y sus hijos entraran algn da en la casa seorial, seran cocidos hasta quedar negros y los pondran en una fuente de plata.

Terminado el discurso, los viejos se metieron en sus casas, de las cuales no volvieron ya a salir; se durmieron definitivamente. La joven pareja rein en el bosque y tuvo una numerosa descendencia; pero nadie los coci ni los puso en una fuente de plata, de lo cual dedujeron que la mansin seorial se haba hundido y que en el mundo se haba extinguido el gnero humano; y como nadie los contradijo, la cosa deba de serverdad. La lluvia caa slo para ellos sobre las hojas de lampazo, con su rampatapln, y el sol brillaba nicamente para alumbrarles el bosque y fueron muy felices. Toda la familia fue muy feliz, de veras.

FIN

1. Completa el siguiente organizador grfico segn la informacin del texto:

La familia feliz

Personajes Ambiente Acontecimientos

Inicio Desarrolloo Final

2. Por qu haban crecido lampazos en el bosque?

..

3. Qu hacan con los caracoles en la casa seorial?

4. Los caracoles blancos nobles tenan hijos?

5. Qu decisin tomaron con el caracol ordinario?

.

6. Qu paso con los viejos caracoles?

7. Te invito a averiguar sobre los caracoles y su utilidad. Tambin cmo es el lampazo y que propiedades tiene.

PLANIFICACIN CLASE N 3 - SEMANA 24 AGOSTO

CICLO : Segundo CicloNIVEL : Sptimo ao BsicoUnidad temtica : El orden de los acontecimientos

Objetivos de la clase: Leer comprensivamente un cuento.

Aprendizajes esperados:Lectura:Leer textos expositivos de manera autnoma para informarse sobre diversos mbitos (histrico, cientfico, poltico, deportivo, artstico, tecnolgico, etc.). Sintetizar la informacin relevante de los textos expositivos ledos en clasesEscrituraOrdenar en un organizador grfico la informacin que ser utilizada para escribir, estableciendo el tema y subtemas a tratar.Comunicacin oral: Dialogar para compartir ideas y opiniones sobre los textos ledos.

Contenidos: Lectura comprensiva de un cuento.

Actividades:Inicio:Alumnos comentan sobre la importancia de ordenar las secuencias de los acontecimientos en una narracin.Desarrollo: Alumnos leen cuento El elfo del rosal Alumnos demuestran comprensin del texto.A travs de preguntas de comprensin de estructura interna y la secuencia de acontecimientos dentro del cuento. Identifican elementos del cuento a travs de preguntas estilo SIMCECierre: Alumnos evalan sus guas con la ayuda del docente.

Tiempo: 2 horas pedaggicas.

Sntesis y Evaluacin:Realizan sntesis sobre los contendidos o habilidades de la clase. Identificando la secuencia de los acontecimientos y estructura del cuento.

GUA DE APRENDIZAJEEl cuento y sus acontecimientos

OBJETIVOS: Le e r compre nsivamente un cue nto.

El elfo del rosal[Cuento infantil. Texto completo]

Hans Christian Andersen

En el centro de un jardn creca un rosal cuajado de rosas y en una de ellas, la ms hermosa de todas, habitaba un elfo tan pequen que ningn ojo humano poda distinguirlo. Detrs de cada ptalo de la rosa tena un dormitorio. Era tan bien educado y tan guapo como pueda serlo un nio, y tena alas que le llegaban desde los hombros hasta los pies. Oh, y qu aroma exhalaban sus habitaciones, y qu claras y hermosas eran las paredes! No eran otra cosa sino los ptalos de la flor, de color rosa plido.

Se pasaba el da gozando de la luz del sol, volando de flor en flor, bailando sobre las alas de la inquieta mariposa y midiendo los pasos que necesitaba dar para recorrer todos los caminos y senderos que hay en una sola hoja de tilo. Son lo que nosotros llamamos las nervaduras; para l eran caminos y sendas, y no poco largos! Antes de haberlos recorrido todos, se haba puesto el sol; claro que haba empezado algo tarde.

Se enfri el ambiente, cay el roco, mientras soplaba el viento; lo mejor era retirarse a casa. El elfo ech a correr cuando pudo, pero la rosa se haba cerrado y no pudo entrar, y ninguna otra quedaba abierta. El pobre elfo se asust no poco. Nunca haba salido de noche, siempre haba permanecido en casita, dormitando tras los tibios ptalos. Ay, su imprudencia le iba a costar la vida!

Sabiendo que en el extremo opuesto del jardn haba una glorieta recubierta de bella madreselva cuyas flores parecan trompetillas pintadas, decidi refugiarse en una de ellas y aguardar la maana.

Se traslad volando a la glorieta. Cuidado! Dentro haba dos personas, un hombre joven y guapo y una hermossima muchacha; sentados uno junto al otro, deseaban no tener que separarse en toda la eternidad; se queran con toda el alma, mucho ms de lo que el mejor de los hijos pueda querer a su madre y a su padre.

-Y, no obstante, tenemos que separarnos -deca el joven. Tu hermano nos odia; por eso me enva con una misin ms all de las montaas y los mares. Adis, mi dulce prometida, pues lo eres a pesar de todo!

Se besaron, y la muchacha, llorando, le dio una rosa despus de haber estampado en

ella un beso tan intenso y sentido que la flor se abri. El elfo aprovech la ocasin para introducirse en ella, reclinando la cabeza en los suaves ptalos fragantes; desde all pudo or perfectamente los adioses de la pareja. Y se dio cuenta de que la rosa era prendida en el pecho del doncel. Ah, cmo palpitaba el corazn debajo! Eran tan violentos sus latidos, que el elfo no pudo pegar el ojo.

Pero la rosa no permaneci mucho tiempo prendida en el pecho. El hombre la tom en su mano y, mientras caminaba solitario por el bosque oscuro, la besaba con tanta frecuencia y fuerza, que por poco ahoga a nuestro elfo. ste poda percibir a travs de la hoja el ardor de los labios del joven; y la rosa, por su parte, se haba abierto como al calor del sol ms clido de medioda.

Se acerc entonces otro hombre, sombro y colrico; era el perverso hermano de la doncella. Sacando un afilado cuchillo de grandes dimensiones, lo clav en el pecho del enamorado mientras ste besaba la rosa. Luego le cort la cabeza y la enterr, junto con el cuerpo, en la tierra blanda del pie del tilo.

-Helo aqu olvidado y ausente -pens aquel malvado-; no volver jams. Deba emprender un largo viaje a travs de montes y ocanos. Es fcil perder la vida en estas expediciones, y ha muerto. No volver, y mi hermana no se atrever a preguntarme por l.

Luego, con los pies, acumul hojas secas sobre la tierra mullida, y se march a su casa a travs de la noche oscura. Pero no iba solo, como crea; lo acompaaba el minsculo elfo, montado en una enrollada hoja seca de tilo que se haba adherido al pelo del criminal mientras enterraba a su vctima. Llevaba el sombrero puesto, y el elfo estaba sumido en profundas tinieblas, temblando de horror y de indignacin por aquel abominable crimen.

El malvado lleg a casa al amanecer. Se quit el sombrero y entr en el dormitorio de su hermana. La hermosa y lozana doncella yaca en su lecho soando con aqul que tanto la amaba y que, segn ella crea, se encontraba en aquellos momentos caminando por bosques y montaas. El perverso hermano se inclin sobre ella con una risa diablica, como slo el demonio sabe rerse. Entonces la hoja seca se le cay del pelo, quedando sobre el cubrecamas sin que l se diera cuenta. Luego sali de la habitacin para acostarse unas horas. El elfo salt de la hoja y, entrndose en el odo de la dormida muchacha, le cont, como en sueos, el horrible asesinato, describindole el lugar donde el hermano lo haba perpetrado y aquel en que yaca el cadver. Le habl tambin del tilo florido que creca all, y dijo:

-Para que no pienses que lo que acabo de contarte es slo un sueo, encontrars sobre tu cama una hoja seca.

Y, efectivamente, al despertar ella la hoja estaba all. Oh, qu amargas lgrimas verti! Y sin tener a nadie a quien poder confiar su dolor!

La ventana permaneci abierta todo el da; al elfo le hubiera sido fcil irse a las rosas y a todas las flores del jardn; pero no tuvo valor para abandonar a la afligida joven. En la

ventana haba un rosal de Bengala; se instal en una de sus flores y se estuvo contemplando a la pobre doncella. Su hermano se present repetidamente en la habitacin, alegre a pesar de su crimen; pero ella no os decirle una palabra de su cuita.

No bien hubo oscurecido, la joven sali disimuladamente de la casa, se dirigi al bosque, al lugar donde creca el tilo, y apartando las hojas y la tierra no tard en encontrar el cuerpo del asesinado. Ah, cmo llor, y cmo rog a Dios Nuestro Seor que le concediese la gracia de una pronta muerte!

Hubiera querido llevarse el cadver a casa, pero al serle imposible cogi la cabeza lvida, con los cerrados ojos, y besando la fra boca sacudi la tierra adherida al hermoso cabello.

-La guardar! -dijo, y despus de haber cubierto el cuerpo con tierra y hojas, volvi a su casa con la cabeza y una ramita de jazmn que floreca en el sitio de la sepultura.

Llegada a su habitacin, cogi la maceta ms grande que pudo encontrar, deposit en ella la cabeza del muerto, la cubri de tierra y plant en ella la rama de jazmn.

-Adis, adis! -susurr el geniecillo, que, no pudiendo soportar por ms tiempo aquel gran dolor, vol a su rosa del jardn. Pero estaba marchita; slo unas pocas hojas amarillas colgaban an del cliz verde.

-Ah, qu pronto pasa lo bello y lo bueno! -suspir el elfo. Por fin encontr otra rosa y estableci en ella su morada, detrs de sus delicados y fragantes ptalos.

Cada maana se llegaba volando a la ventana de la desdichada muchacha, y siempre encontraba a sta llorando junto a su maceta. Sus amargas lgrimas caan sobre la ramita de jazmn, la cual creca y se pona verde y lozana, mientras la palidez iba invadiendo las mejillas de la doncella. Brotaban nuevas ramillas y florecan blancos capullitos que ella besaba. El perverso hermano no cesaba de reirle, preguntndole si se haba vuelto loca. No poda soportarlo, ni comprender por qu llorabacontinuamente sobre aquella maceta. Ignoraba qu ojos cerrados y qu rojos labios se estaban convirtiendo all en tierra. La muchacha reclinaba la cabeza sobre la maceta, y el elfo de la rosa sola encontrarla all dormida; entonces se deslizaba en su odo y le contaba de aquel anochecer en la glorieta, del aroma de la flor y del amor de los elfos; ella soaba dulcemente. Un da, mientras se hallaba sumida en uno de estos sueos, se apag su vida, y la muerte la acogi, misericordiosa. Se encontr en el cielo, juntoal ser amado.

Y los jazmines abrieron sus blancas flores y esparcieron su maravilloso aroma caracterstico; era su modo de llorar a la muerta.

El mal hermano se apropi la hermosa planta florida y la puso en su habitacin, junto a la cama, pues era preciosa y su perfume una verdadera delicia. La sigui el pequeo elfo de la rosa, volando de florecilla en florecilla, en cada una de las cuales habitaba una almita, y les habl del joven inmolado cuya cabeza era ahora tierra entre la tierra,

y les habl tambin del malvado hermano y de la desdichada hermana.

-Lo sabemos -deca cada alma de las flores-, lo sabemos! No brotamos acaso de los ojos y de los labios del asesinado? Lo sabemos, lo sabemos! -y hacan con la cabeza unos gestos significativos.

El elfo no lograba comprender cmo podan estarse tan quietas, y se fue volando en busca de las abejas, que recogan miel, y les cont la historia del malvado hermano, y las abejas lo dijeron a su reina, la cual dio orden de que, a la maana siguiente, dieran muerte al asesino.

Pero la noche anterior, la primera que sigui al fallecimiento de la hermana, al quedarse dormido el malvado en su cama junto al oloroso jazmn, se abrieron todos los clices; invisibles, pero armadas de ponzoosos dardos, salieron todas las almas de las flores y, penetrando primero en sus odos, le contaron sueos de pesadilla; luego, volando a sus labios, le hirieron en la lengua con sus venenosas flechas.

-Ya hemos vengado al muerto! -dijeron, y se retiraron de nuevo a las flores blancas del jazmn.

Al amanecer y abrirse sbitamente la ventana del dormitorio, entraron el elfo de la rosa con la reina de las abejas y todo el enjambre, que venan a ejecutar su venganza.

Pero ya estaba muerto; varias personas que rodeaban la cama dijeron:

-El perfume del jazmn lo ha matado.

El elfo comprendi la venganza de las flores y lo explic a la reina de las abejas, y ella, con todo el enjambre, revolote zumbando en torno a la maceta. No haba modo de ahuyentar a los insectos, y entonces un hombre se llev el tiesto afuera; mas al picarle en la mano una de las abejas, solt l la maceta, que se rompi al tocar el suelo.

Entonces descubrieron el lvido crneo, y supieron que el muerto que yaca en el lecho era un homicida.

La reina de las abejas segua zumbando en el aire y cantando la venganza de las flores, y cantando al elfo de la rosa, y pregonando que detrs de la hoja ms mnima hay alguien que puede descubrir la maldad y vengarla.

Responde las siguientes preguntas:

1. Dnde viva el Elfo?

A) En una hoja de tiloB) En una rosa hermosaC) En el centro del jardnD) En la rosa ms marchita.2. Cul es la mejor descripcin del Elfo: A) Tena alas y era muy alto.B) Era pequeo, guapo.C) Era educadoD) B y C

3. Cmo pasaba el Elfo sus da?

A) Gozando del solB) Volando de flor en florC) Bailando sobre las alas de la mariposaD) Todas las anteriores

4. Cules eran los caminos o senderos del elfo?

A) Los caminos del jardnB) Las nervaduras de una hoja de tiloC) Las nervaduras de una hoja de rosa. D) Los ptalos de rosa.

5. Qu le sucedi al elfo al comenzar el viento y el fro de la noche?

A) Las rosas se cerraron y el elfo quedo fueraB) Las rosas lo expulsaron de sus ptalosC) Sinti fro en los ptalos de rosa y se sali de ellos.D) Encontr que la rosa no era para vivir en ella, en tiempos fros.

6. Dnde se refugio el Elfos?

A) En una flor de madre selva que creca en una glorieta. B) En una hoja de tiloC) Bajo un rbol pequeoD) Bajo el techo de la glorieta.

7. Haba una glorieta cubierta de madre selva. La palabra subrayada se puede remplazar por:

A) PlazoletaB) Casa C) Pileta D) Patio

8. Con quin se encontr?

A) Con un par de enamorados que se despedan porque el hermano de la enamorada no estaba de acuerdo con el romance.B) Con dos hermanos que se queranC) Con un padre y su hijaD) Con dos jvenes que se odiaban.

9. Cmo llego el Elfos donde la enamorada despus de muerto su enamorado?

A) En una rosaB) En un jazmnC) En una hoja de tilo en el pelo del asesinoD) En el bolsillo del asesino

10. Cmo le cont lo sucedido a la joven enamorada el Elfo?

A) Entr en su odo y le conto todo como un sueo, dejando la hoja de tilo como prueba.B) Le escribi lo sucedido en una hoja de tilo.C) Le mostro al asesinoD) Ninguna de las anteriores.

11. Qu hizo la joven al saber del crimen cometido por su hermano?

A) Fue en busca de su enamorado y trajo la cabeza y la enterr en un macetero con un jazmn.B) Fue en busca de su enamorado y trajo la cabeza y la enterr en el jardn.C) Fue en busca de su enamorado y en su sepultura planto un jazmn. D) Fue en busca de su enamorado y coloco tierra en su sepultura.

12. Quines vengaron la muerte del enamorado?

A) Las abejasB) El elfoC) Los jazminesD) La enamorada

13. Se juntaron los enamorados?

A) No porque ella se caso con un prncipe. B) No porque ella se olvido de el joven.C) Si porque ella muri y ser juntaron en el cieloD) Si porque ella hizo que el joven resucitara.

14. Quin pregonaba que detrs de una hoja mnima hay alguien que puede descubrir la maldad?

A) Los jazminesB) Las hojas del tiloC) El elfoD) La reina de las abejas