Guerra Medina Felix

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS DIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS IV COHORTE DE MAESTRÍA EN DERECHO LABORAL Y ADMINISTRACIÓN DEL TRABAJO UN ANÁLISIS CRÍTICO DE LOS NUEVOS RETOS PARA EL SINDICALISMO VENEZOLANO TRABAJO DE GRADO PRESENTADO COMO REQUISITO PARA OPTAR AL TÍTULO DE MAGÍSTER SCIENTIARUM EN DERECHO LABORAL Y ADMINISTRACIÓN DEL TRABAJO. MENCIÓN DERECHO LABORAL Elaborado por: Guerra Medina, Félix José C.I. 7.756.063 Tutor Académico Dra. Rosana Medina MARACAIBO, NOVIEMBRE DE 2004

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS DIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS

IV COHORTE DE MAESTRÍA EN DERECHO LABORAL Y ADMINISTRACIÓN DEL TRABAJO

UN ANÁLISIS CRÍTICO DE LOS NUEVOS RETOS PARA EL SINDICALISMO VENEZOLANO

TRABAJO DE GRADO PRESENTADO COMO REQUISITO PARA OPTAR AL TÍTULO

DE MAGÍSTER SCIENTIARUM EN DERECHO LABORAL Y ADMINISTRACIÓN DEL TRABAJO. MENCIÓN DERECHO LABORAL

Elaborado por: Guerra Medina, Félix José

C.I. 7.756.063

Tutor Académico Dra. Rosana Medina

MARACAIBO, NOVIEMBRE DE 2004

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UN ANÁLISIS CRÍTICO DE LOS NUEVOS RETOS PARA EL SINDICALISMO VENEZOLANO

AUTOR: FÉLIX JOSÉ GUERRA MEDINA C.I.V.- 7.756.063

FIRMA: ___________________________________

Dirección Habitación: Urbanización Mara Norte. Calle 76. No. 20-153 Maracaibo Estado Zulia Teléfono: 0261-7490576 Celular: 0416-3634365

CORREO ELECTRÓNICO: [email protected]

TUTORA: Dra. Rosana Medina

FIRMA: ___________________________________

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VEREDICTO

Los suscritos doctores ROSANA MEDINA, Cédula de Identidad No. 9.113.610,

Tutor Coordinador, FREDDY BOZO, Cédula de Identidad No. 5.852.930, SUSANA ATENCIO SHANK DE SERRANO, Cédula de Identidad No. 5.038.061,designados

previamente por el Consejo Técnico de la División de Estudios para Graduados de la

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad del Zulia, en su Sesión

Ordinaria del día 01-12-2004, siendo el día y hora fijados, se constituyeron como

Jurados a fin de discutir el Trabajo de Grado del Programa de Maestría de Derecho

Laboral y Administración del Trabajo, intitulado “UN ANÁLISIS CRÍTICO DE LOS NUEVOS RETOS PARA EL SINDICALISMO VENEZOLANO”, perteneciente al Abog.

FÉLIX JOSÉ GUERRA MEDINA, Titular de la Cédula de Identidad No. 7.756.063, para

optar al Título de MAGÍSTER SCIENTIARUM EN DERECHO LABORAL Y ADMINISTRACIÓN DEL TRABAJO, MENCIÓN DERECHO LABORAL. Efectuada la

discusión del referido trabajo de grado, en la forma y términos de Ley, el Jurado, sin

hacerse solidario de las ideas expuestas por su autor, le imparte su aprobación y lo

califica con una nota de VEINTE (20) PUNTOS. Maracaibo, a los Catorce días del mes

de Diciembre de 2004.

Dra. ROSANA MEDINA Dr. FREDDY BOZO Tutor Coordinador Miembro del Jurado

Dra. SUSANA ATENCIÓ SHANK DE SERRANO Miembro del Jurado

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DEDICATORIA

A Dios que por sobre todas las cosas representa el amor y la fe divina que guía

nuestros actos cada día hasta la existencia.

A mis padres PEDRO (+) Y MERCEDES (+) que en vida con sus aciertos y

desaciertos me dieron todo el apoyo necesario para tener siempre el mismo empuje,

que Dios los tenga en la gloria y mil bendiciones por sus enseñanzas.

A mi esposa YAJAIRA por su compresión y ayuda en el logro de esta meta.

A mi hijos EDUARDO, JOSÉ, JAINELOTH Y JAINETH, mis razones de ser y que este

esfuerzo que hoy se hace realidad le sirva de ejemplo.

A mis hermanos BARTOLA, EMILIO, MILAGROS, ARELIS, JOSE RAMÓN Y PEDRO,

a quienes la providencia nos ha permitido siempre estar unidos en las buenas y en las

malas.

A mis maestros y profesores en especial quienes siempre me incentivaron a lograr esta

meta, en especial a mi tutora académica ROSANNA MEDINA.

A todos MIS AMIGOS visibles e invisibles, presentes y pasados, de quien estoy seguro

sienten la misma alegría por la culminación de esta maestría, pero en especial a IVAN ACACIO, ILDEFONSO MEDINA y SAÚL CASTELLANO, compañeros de lucha del

día a día, por lo justo y humano.

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AGRADECIMIENTO

A Díos todopoderoso y a la virgen de Betanía de quien soy devoto, por haberme

dado el privilegio de vivir y lograr la posibilidades de materializar este esfuerzo.

A mi tutora académica Dra. Rosana Medina, con quien tuve el gusto de compartir

sus conocimientos y experiencias en el ejercicio de la abogacía, en especial en la

materia laboral.

A la Universidad del Zulia, por darme la oportunidad de realizar esta maestría.

A mi tutor metodológico Econ. Argenis Caldera, en su ayuda a precisar las ideas del

presente trabajo.

Al personal docente, profesionales de gran trayectoria en el área de la investigación

y de un gran amor por lo que hacen. A ellos mis bendiciones.

A las siguiente organizaciones sindicales: Sindicato de los Trabajadores de la

Industria Cervecera, Afines y Conexos del Estado Zulia; Sindicato de Trabajadores de

Industria y Comercio Del Estado Zulia; y el Sindicato de Trabajadores Lácteos,

Similares y Afines del Estado Zulia, con quienes he compartido experiencia de lucha y

han sido parte de la motivación del presente trabajo.

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ÍNDICE GENERAL

FRONTISPICIO.........................................................................................................02

VEREDICTO .............................................................................................................03

DEDICATORIA..........................................................................................................04

AGRADECIMIENTO..................................................................................................05

ÍNDICE GENERAL ...................................................................................................06

RESUMEN ...............................................................................................................08

ABSTRACT ...............................................................................................................09

INTRODUCCIÓN. .....................................................................................................10

CAPÍTULO I El PROBLEMA 1.- EL PROBLEMA ...................................................................................................17

1.1- Planteamiento del Problema ..............................................................................17

1.2.- Formulación del Problema ................................................................................20

2.- OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN.................................................................20

2.1.- Objetivo General ...............................................................................................20

2.2.- Objetivos Específicos .......................................................................................21

3.- JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN..........................................................21

4.- DELIMITACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN ...........................................................22

CAPITULO II MARCO JURÍDICO VIGENTE PARA LAS ORGANIZACIONES SINDICALES VENEZOLANAS. 1.-Antecedentes de la Investigación..........................................................................24

2.-Bases Legales y Doctrinales .................................................................................24

2.1.-Marco Jurídico Vigente para las Organizaciones Sindicales Venezolanas. .......24

2.1.1.-Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. ................................24

2.1.2.-Ley Orgánica del Trabajo –LOT- y su Reglamento. ........................................30

2.1.3.-Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA) ..........33

2.1.4.-Convenio Nº 87 de la Organización Internacional del trabajo. ......................34

2.1.5.-Convenio Nº 98 de la Organización Internacional del trabajo ......................36

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CAPITULO III EFECTOS DE LA GLOBALIZACIÓN SOBRE EL SINDICALISMO VENEZOLANO

1.-Globalización.........................................................................................................42

2.-Globalización y Regulaciones Estatales. ..............................................................45

3.-La Globalización y las Empresas ..........................................................................51

CAPITULO IV INCIDENCIA DE LOS CAMBIOS POLÍTICOS SOBRE LAS ORGANIZACIONES SINDICALES VENEZOLANAS. 1.-Los Cambios Políticos. Sus Causas. ....................................................................58

2.-La Crisis Política y los Sindicatos..........................................................................60

2.1.-Confrontación.....................................................................................................61

2.2.-Tripartismo. ........................................................................................................64

2.3.-División...............................................................................................................66

2.4.-Legitimidad ........................................................................................................67

CAPITULO V ESTRATEGIAS DE ACCIÓN PROPUESTAS PARA LOS SINDICATOS VENEZOLANOS

1.-Capacitación de la Dirigencia................................................................................70

2.-Replanteamiento de la Solidaridad Internacional. .................................................72

3.-Democratización. ..................................................................................................75

4.-Nueva Ética...........................................................................................................76

5.-Política hacia los Excluidos y Vulnerados .............................................................78

6.-Protección de la Estabilidad Laboral .....................................................................80

7.-Unidad Sindical Nacional ......................................................................................82

CONCLUSIONES......................................................................................................84

RECOMENDACIONES. ............................................................................................86

BIBLIOGRAFÍA .........................................................................................................88

ANEXO......................................................................................................................91

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GUERRA MEDINA, Felix José. Los nuevos retos del sindicalismo venezolano. Trabajo de Grado para optar al Título de Magíster Scientiarum en Derecho Laboral y Administración del Trabajo. La Universidad del Zulia (L.U.Z.). Maracaibo. Estado Zulia. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas. Noviembre de 2004. 101 pág.

RESUMEN

Venezuela en los últimos años se ha visto afectada por una serie de cambios que de una u otra manera han impactado el quehacer socio-económico-político del país; el fenómeno de la globalización, que bajo los preceptos neoliberales afectaron las políticas económicas, y por último, el relevo de los actores políticos tradicionales a partir de las elecciones de 1998, han traído sin duda nuevos escenarios para la clase obrera nacional. La presente investigación tiene como objetivo analizar los nuevos retos del sindicalismo venezolano. Refiere a un estudio y diseño de tipo documental y descriptivo, donde doctrina y leyes positivas respecto a las organizaciones sindicales son estudiadas para sustentar científicamente el estudio, apoyándose en autores como Zuleta (2001), Espinoza (2000), Perdomo (2000), entre otros. La técnica utilizada para la recolección de datos fue la observación documental, y como instrumento fichas de registros para ordenar y clasificar la información pertinente. Para el análisis de los datos recolectados se recurrió a la técnica del análisis de contenido, cualitativo e interpretativo de documentos y leyes afines a los sindicatos. Se concluye que el fenómeno de la globalización con su influencia en la desregulación de las leyes laborales y las nuevas formas de organización de las empresas, resta poder de influencias al sindicalismo tradicional. Igualmente, los cambios políticos impactaron a las asociaciones de trabajadores en relación al enfrentamiento directo entre estas y el gobierno nacional emergente, pérdida de su actuación por medio del tripartismo, deslegitimación y división. Las estrategias de acción propuestas para el sindicato apuntan a una actitud diferente de los gremios en relación a capacitación de la dirigencia sindical, replanteamiento de la solidaridad internacional, democratización y la ética, a ser tomadas en cuenta en función de lograr alcanzar un nuevo protagonismo en las luchas sociales por venir. Palabras claves: globalización, conflicto político, nuevos retos, sindicatos.

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GUERRA MEDINA, Felix José. The New Challenge of the Venezuelan Syndicalism. Degree Work to opt to Magíster Scientiarum´s Title in Labor Right and Administration of the Work. La Universidad del Zulia (L.U.Z.). Maracaibo. Zulia State. Ability of Juridical and Political Sciences. November 2004. 101pages.

ABSTRACT

Venezuela in the last year has been affected by a series of changes that have impacted the partner-economic-political chore of the country in an or another way, the phenomenon of the globalization that lower the neoliberal precepts the economic politicians they affected, and lastly, the relief of the traditional political actors starting from the elections of 1998, have brought new scenarios without a doubt for the national labor class. The present investigation has as objective to analyze the new challenges of the Venezuelan syndicalism. It refers to a study and design of documented and descriptive type where doctrine and positive laws regarding the union organizations are studied to sustain the study scientifically, leaning on in authors like Zuleta (2001). Espinoza (2000), Perdomo (2000) among other. The technique used for the gathering of data was the documented observation and the instruments records of registrations to order and to classify the pertinent information. For the analysis of the data it was appealed to the technique of the analysis of qualitative and interpretive content of documents and laws to the unions. It concludes was obtained that the phenomenon of the globalization with its influence in the deregulation of the labor laws and the new forms of organization of the companies, subtracts to be able to from influence to the traditional syndicalism. Equally the political changes impacted to the associations of workers in relation to the direct confrontation between these and the emergent national government, loss of their performance for half the tripartite, delegitimate and division. The action strategies proposed for the national union point to a different attitude to the unions in relation to the training of the union leadership, replant of the international solidarity, democratization, and ethics, among other realities to be taken into account in function of being able to reach a new protagonist in the social fights to come. Key Words: globalization, conflict political, new challenges, unions.

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INTRODUCCIÓN

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INTRODUCCIÓN

Venezuela en los últimos veinte años se ha visto afectada por una serie de

cambios los cuales de alguna u otra manera han impactado decididamente el quehacer

socio-económico-político del país. Por un lado, en 1983 se produce un hecho sin

precedentes en la política monetaria, al implantarse un control de cambio para el signo

monetario nacional, al que muchos, con toda razón, denominaron “El Viernes Negro”,

pues, a partir de esa fecha la crisis económica se hizo crónica, con efectos

devastadores para gran parte de la nación. Caída del producto interno bruto, inflación

permanente, desempleo en aumento, niveles de pobreza en crecimiento, vinieron a

convertirse en vicisitudes permanente para la población.

Asimismo, el fenómeno de la globalización se introdujo en la nación, y su punta de

lanza se dio a partir de los preceptos neoliberales, donde apoyándose los mismos en la

visión de que un Estado intervencionista, ineficiente, paternalista, era el responsable de

la debacle económica de la nación, en consecuencia, no existía otro remedio que el de

aplicar las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI). Y en efecto, su aplicación

se hizo efectiva, derivando en un primer momento en un serio levantamiento popular

(1989), “El Caracazo”, el cual fue reprimido duramente por el gobierno para la época. A

la luz de esta represión, oficiales de rango medio, denunciando que la corrupción se

había apoderado del país, y que el ejecutivo nacional solo respondía con acciones

violentas a las protestas de las clases populares, se lanzaron a un golpe de estado, el

cual si bien resultó infructuoso, catapultó luego a la presidencia de la República a su

cabeza más visible, Hugo Chávez Frías.

Estos acontecimientos anteriormente señalados, trajeron para el país una serie de

cambios los cuales impactaron tanto el proceso productivo y distributivo de bienes y

servicios, manteniéndose la debacle socio-económica, así como la organización

empresarial, y un nuevo liderazgo político a partir del cual giró y sigue girando una crisis

política severa, y donde pareciese no se visualiza una tregua que de respiro para un

acuerdo consensuado. Es decir, se ha visto la nación sujeta a una serie de eventos y

cambios en todos los órdenes, afectadores los mismos de los diferentes actores

sociales, de allí, la necesidad de estos de enfrentarlos en función de no quedar

relegados por la historia.

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Uno de estos actores sociales refiere a los sindicatos, y es precisamente donde se

inserta la investigación propuesta. Es decir, a raíz de los cambios en perspectiva, se

derivó para el sindicalismo venezolano una serie de retos los cuales necesariamente

debe enfrentar en función de no perder su legitimidad ante una población cada vez más

exigente, y la cual exige respuestas claras y participación decidida de los diferentes

representantes nacionales para darle respuestas a los diversos problemas que la

afectan. En consecuencia, el estudio pretende dar luces al respecto de los retos a

enfrentar de parte de las organizaciones obreras de la nación.

Para lograr tal objetivo, se recurrió a una investigación documental, puesto que se

analizan las doctrinas y las leyes positivas relacionadas con las organizaciones

sindicales. A este respecto, Chávez (1994), expresa que los estudio documentales son

aquellos que se realizan sobre la base de documentos o revisión bibliográfica. Por su

parte, Arias (1999) refiere que es aquella la cual se basa en la observación y análisis de

datos provenientes de materiales impresos u otros tipos de documentos.

Igualmente refiere a un estudio descriptivo, por cuanto se especifica cómo los

cambios derivados del fenómeno de la globalización y los cambios políticos sucedidos

en la nación, afectaron los sindicatos venezolanos. En este sentido, Sabino (1992, p.60)

indica que en las investigaciones descriptivas su preocupación primordial radica en

describir algunas características fundamentales de conjuntos homogéneos de

fenómenos, utilizando criterios sistemáticos que permitan poner de manifiesto su

estructura o comportamiento. De esta forma se puede obtener una información

sistemática de los mismos. Por su parte, Arias (1999, p.46) expone en relación a este

tipo de estudio que consisten en la caracterización de un hecho, fenómeno o grupo con

el fin de establecer su estructura o comportamiento.

De acuerdo con estas consideraciones, el diseño de investigación utilizado en este

estudio se refiere a un diseño documental o bibliográfico, donde doctrina y leyes

positivas respecto a las organizaciones obreras fueron estudiadas a fin de obtener una

visión clara sobre las mismas. A este respecto, Hernández, Fernández y Baptista

(1998), señalan que una vez definido el tipo de estudio y establecidas las hipótesis de

investigación o los lineamientos para la misma, el investigador debe concebir la manera

práctica y concreta de responder a las preguntas propuestas, en consecuencia, el

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diseño de investigación refiere al plan o estrategia concebida para responder a las

preguntas de investigación, señalando lo que se debe hacer para alcanzar los objetivos

propuestos. Arias (1999), indica que el diseño de investigación es la estrategia que

adopta el investigador para responder al problema planteado.

Para efecto de lo anterior, en el presente estudio se utilizó como técnica de

análisis la observación documental directa, el análisis de contenido, en la medida de

observarse e interpretarse documentos y leyes referentes a los sindicatos,

específicamente de la Constitución Nacional, la Ley Orgánica del Trabajo y su

Reglamento, la LOPNA, los Convenios Internacionales laborales suscritos por la nación,

así como diferentes autores afines a la doctrina laboral.

A este respecto, Risque, Fuenmayor y Pereira (1999), con referencia a la primera técnica, expresan como aquella en la cual el investigador puede observar y recoger datos mediante su propia observación apoyados en sus sentidos (conocimiento empírico). En relación a la segunda, exponen Hernández, Fernández y Baptista, (1998), que el análisis del contenido es una técnica de investigación para hacer inferencias válidas y confiables de datos con respecto a su contexto. Por su parte, Risque, y otros (1999), refieren del análisis del contenido como aquel el cual permite abordar las características más importantes del contenido de un mensaje para transformarlas en descripciones propias, después de ser analizadas por el receptor.

En este mismo orden de ideas, previo a la aplicación de las técnicas anteriores, como instrumentos de recolección de datos se utilizaron fichas de registros con la finalidad de ordenar y clasificar las leyes referentes a los sindicatos venezolanos, así como las diferentes propuestas doctrinales, y partir de las misma se hizo posible el análisis e interpretación documental pertinente al estudio propuesto. En relación a ello, expresa Arias (1999), que los instrumentos son los medios materiales que se emplean para recoger y almacenar la información, entre otros, fichas, formatos de cuestionarios, guías de entrevistas, lista de cotejo, grabadores, escala de actitudes u opinión.

En torno al procedimiento utilizado para la realización del presente estudio, se realizaron una serie de pasos, los cuales se exponen a continuación:

1.- Se seleccionó el tema de investigación a partir de la necesidad de conocer los nuevos retos que enfrenta el sindicalismo venezolano.

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2.- Se realizó una consulta bibliográfica de doctrinas y leyes referidas al tema en

estudio.

3.- Se consultó con la tutora de contenido –experta en el área sindical- sobre la

pertinencia del tema, el cual fue aceptado.

4.-Se elaboró el problema de investigación donde se desarrollaron el

planteamiento del problema, se definieron los objetivos a lograr, se justificó el estudio

propuesto y se delimitó el mismo.

5.- Se desarrolló el marco legal y doctrinal, para darle sustento científico al estudio

propuesto.

6.- Aplicación de las técnicas y instrumentos para la recolección de los datos, tanto

a los textos y leyes, para luego vaciar la información.

7.- Análisis de los resultados mediante las técnicas expuestas, comparando esos

resultados con el marco doctrinal, para luego derivar las conclusiones pertinentes al

estudio.

8.- Presentación de los resultados como trabajo finalizado para su revisión y aprobación por parte de la tutora de contenido, y por el Comité Académico de la maestría, incluyendo las correcciones realizadas al anteproyecto de investigación.

9.- Elaboración de la versión preliminar del trabajo especial de grado, para su revisión y aprobación por parte de la tutora de contenido, y por el Comité Académico de la maestría, para a posteriori realizar las correcciones necesarias y entregar el trabajo final de investigación.

10.- Presentación y defensa del trabajo especial de grado para optar al grado Magíster Scientiarium en Derecho Laboral y Administración del Trabajo

Igualmente, para la organización del trabajo, se dividió por capítulos con la finalidad de realizar un análisis exhaustivo de cada uno de los tópicos necesarios a estudiar. En este sentido, en el Capítulo I, se plantea la problemática para la mejor visualización de parte del lector, así como los objetivos a lograr al final del estudio, a la vez, la justificación y delimitación de la investigación.

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Asimismo, el Capítulo II desarrolla el análisis pertinente de las bases legales y

doctrinales a fin de sustentar la investigación en perspectiva.

En el Capítulo III, se trata lo relacionado con los efectos de la globalización sobre

las organizaciones obreras.

Seguidamente, en el Capítulo IV se desarrolla el tema de la incidencia de los

cambios políticos para los actores sociales en perspectiva.

En el Capítulo V, se analizan las estrategias de acción sugeridas para las

organizaciones laborales de la nación.

Por último, se somete a consideración las conclusiones y recomendaciones

pertinentes.

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CAPÍTULO I EL PROBLEMA

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CAPÍTULO I

EL PROBLEMA

1.-Planteamiento del Problema

Los sindicatos como instituciones de los trabajadores en función de sus luchas por

mejoras socioeconómicas de parte de los patrones, han sido históricamente las

organizaciones clásicas para ese efecto, en consecuencia, se convirtieron en entes

destinados a conciliar las clases sociales en esa relación laboral patrono-trabajador.

Así, la reivindicación de las compensaciones laborales se convirtió en el norte sindical,

lo cual implicó la necesidad no solo de organizarse los obreros para actuar como grupo

de presión social, a la vez, de llevar a cabo acciones para hacer sentir esta última ante

las empresas y los gobiernos de turno. A este respecto, Iturrape (1999, p.1), expresa

que:

Los estudios diacrónicos demuestran el ascenso de la institución sindical entre nosotros, hasta ocupar un importante lugar en el sistema de relaciones laborales, en el sistema político y en la vida cotidiana de millones de personas que conviven con las huelgas, las opiniones sindicales sobre la economía y con los salarios y demás condiciones de trabajo en las cuales –directa o indirectamente- existe una impronta sindical.

En este sentido, todos aquellos aspectos de la sociedad relacionados con las

condiciones de trabajo y demandas de mejoras socioeconómicas se convirtieron en

temas a abordar de parte de los sindicatos, pero también las relaciones políticas se

introdujeron en los mismos.

No obstante lo expuesto por el autor citado (Iturrape, 1999), es decir, esa importancia de las instituciones sindicales en las relaciones laborales, en Venezuela la tendencia hacia la sindicalización apunta a todo lo contrario, donde en los últimos diez años, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa regresiva de sindicalización se ubica en un 32,2%, indicándose como causas, entre otras:

1.-La poca confianza que actualmente tienen los trabajadores activos en las

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organizaciones sindicales, no sintiéndose identificados con ellas para la defensa de los derechos colectivos. La falta de preparación de los líderes a los cambios legales y económicos, no les permite dar respuestas adecuadas a los conflictos planteados.

2.-Las nuevas trabas que la integración de los mercados internaciones de

capitales o mundialización financiera ha impuesto a las políticas macroeconómicas.

3.-La resistencia a la democracia sindical que permita la participación de todos los

miembros de las organizaciones sindicales, así como la incorporación del personal de

oficina, mujeres, jóvenes o quienes están en situación de empleos precarios.

4.-La política divisionista del empleador (Estado y sector privado) propiciando el

rompimiento de la unidad sindical como herramienta de lucha, creando conflictos

intersindicales.

Por otra parte, a las organizaciones sindicales en Venezuela se le adicionaron

nuevos retos, entre los cuales, un nuevo marco jurídico a partir de 1999 el cual recoge y

afianza la importancia que tienen hoy en día los sindicatos en la sociedad venezolana,

especialmente como actor social hasta el punto de engranarlo dentro de los derechos

fundamentales; adicionalmente, existen nuevas corrientes económicas que buscan

hacer prevalecer nuevos enfoques como la globalización y la flexibilización de los

derechos del trabajo, los cuales en cierto modo atentan contra los intereses y derechos

obtenidos a través del tiempo por la población asalariada.

En este mismo orden de ideas, no se puede dejar de lado la conflictividad política en Venezuela la cual ha ocasionado un desbalance en las funciones reconocidas a los sindicatos, primero su función de defender los intereses de los trabajadores y en segundo lugar el papel como actor social capaz de influenciar políticas del Estado venezolano, llegando al extremo de inferir en otras áreas de la vida política las cuales no les pertenecen, originando el protagonismo de otras organizaciones sociales como las asociaciones de vecinos, comités de desempleados, juntas de vecinos, entre otras, en consecuencia, las organizaciones sindicales han sido desplazadas de su función por estos entes nombrados.

En relación a los retos presentes para el sindicalismo venezolano, cuando se hace una descripción de la globalización, refiere ello a un proceso que busca la apertura de

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las fronteras de los distintos países hacia un sistema económico en el cual, la producción y el mercado dejan de ser realidades nacionales para reajustarse a un funcionamiento mundial de la economía; este fenómeno ha originado una serie de importantes cambios, sobre todo en las relaciones laborales replanteando el papel de los sindicatos y poniendo en evidencia su futuro para adaptarse y sobrevivir a este nuevo mundo globalizado.

Por su parte, cuando se analiza la realidad venezolana, se observa como las

organizaciones sindicales han perdido la capacidad de dialogar con la sociedad, han

sido severamente cuestionadas y en algunos casos existen muchas razones para decir

que están absolutamente deslegitimadas. Aunado a esto, las circunstancias políticas

vividas en los últimos cinco años, han creado dificultades adicionales a la institución

sindical debido a que han desviados sus verdaderos objetivos, poniendo en tela de

juicio si realmente representan los intereses de los trabajadores, de grupos

económicos, o de los partidos políticos.

Como se observa, las vicisitudes y retos indicados implican para las

organizaciones sindicales venezolanas verdaderos desafíos que de no ser abordados

bajo una perspectiva a futuro, la cual visualice la necesidad de poner en primer plano

los intereses de los trabajadores, las organizaciones sindicales podrían devenir en una

deslegitimación de tal magnitud que otros entes de organización social (asociaciones de

vecinos, comités de desempleados, juntas de vecinos, entre otras) vendrían a tomar el

protagonismo en la lucha social de los empleados y obreros.

En este sentido, las organizaciones sindicales se enfrentan a retos importantes en

cuanto a la renovación de las plataformas y estilos de acción sindical; la renovación de

plataformas tiene que ver con el establecimiento de una relación positiva entre antiguas

relaciones sindicales (lucha por la defensa de salarios, negociaciones colectivas,

preservación del derecho a la huelga, entre otros) y los nuevos contenidos derivados de

los cambios producidos en la economía y el mundo del trabajo.

En consecuencia, se está ante una realidad que los sindicatos deben enfrentar a

través de la renovación de plataformas, de acciones destinadas a la preservación de los

derechos fundamentales de los trabajadores, del diseño de nuevas estrategias de

acción, las cuales les permitan redimensionar su papel en los tiempos actuales,

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caracterizados estos últimos a partir de la internacionalización de la economía, la

revolución tecnológica, la transformación de la estructura del mercado de trabajo, la

interdependencia creciente de las economías nacionales y la competencia feroz como

resultado del libre comercio.

De todo lo expuesto, llevar a cabo una investigación la cual tenga como objetivo

fundamental analizar los nuevos retos del sindicalismo en Venezuela, vendría a permitir

conocer la verdadera dinámica de la realidad sindical en la actualidad, lo cual pudiese,

sus resultados, servir de base para emprender las acciones pertinentes en función de

enfrentar acertadamente las vicisitudes y retos anteriormente señalados.

1.2.-Formulación del Problema

Conforme a lo expuesto en el planteamiento, se formula el problema en los

términos siguientes:

¿Cuáles son las características de los nuevos retos que enfrenta el sindicalismo

en Venezuela?.

Tomando en cuenta la formulación del problema, se sistematiza el mismo a partir

de las siguientes interrogantes:

¿Qué efectos produce la globalización sobre el sindicalismo venezolano?.

¿Cuál ha sido la incidencia de los cambios políticos sobre las organizaciones

sindicales venezolanas?.

¿Qué estrategias de acción se han propuesto para el reaccionar del sindicalismo

venezolano?.

2.- Objetivos de la Investigación

2.1.- Objetivo General

Analizar los nuevos retos del sindicalismo en Venezuela.

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2.2.-Objetivos Específicos

1.- Identificar los efectos de la globalización sobre el sindicalismo venezolano.

2.-Estudiar la incidencia de los cambios políticos sobre las organizaciones

sindicales venezolanas.

3.-Analizar las estrategias de acción propuestas para el sindicalismo venezolano.

3.- Justificación de la Investigación

La presente investigación adquiere significancia en virtud de revisar de forma

sistemática la realidad del sindicalismo venezolano a la luz de los cambios planteados

en la nueva Constitución de 1999, la conflictividad política donde los sindicatos han

asumido un papel protagónico el cual ha ido más allá de su rol tradicional como es la

lucha por de la defensa de los derechos y beneficios de la clase trabajador; el enfoque

ante los procesos económicos de la globalización y la flexibilización de las normas

laborales.

Ante esas realidades cabe preguntar: ¿hay una verdadera representación de los

trabajadores en las organizaciones sindicales venezolanas?. Es una interrogante de

mucha significancia en la medida de tomar como referencia la situación actual de los

sindicatos, como han sido desplazados por otras organizaciones sociales en la

búsqueda de mejores condiciones económicas y sociales para los trabajadores.

Igualmente, implica verdadera importancia el conocer cómo las organizaciones

sindicales deben prepararse para enfrentar los factores tanto internos como externos

para recuperar su campo de acción social, es decir, luchar por los derechos e intereses

de los trabajadores venezolanos.

En consecuencia, aporta el estudio realizado importantes conocimientos sobre la

realidad sindical venezolana ante los nuevos escenarios internos y externos, y a partir

de los cuales deben establecer estrategias de acción a función de asumir posiciones de

luchas acordes a las realidades presentes.

En torno a la justificación doctrinal, la misma queda justificada en virtud de tenerse

que estudiar la doctrina relacionada con las organizaciones sindicales, de allí la

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necesidad de recurrir a un análisis legal y doctrinario que arroje una visión clara ante la

problemática planteada, para luego confrontarla con la realidad, en este caso, con la

dinámica sindical de los últimos años en el ámbito nacional.

4.-Delimitación de la Investigación

Desde la perspectiva temporal la investigación se realizó en el período

comprendido entre septiembre a noviembre de 2004, teniendo como marco espacial el

ámbito nacional en virtud de referir a una problemática que se inserta en dicho espacio.

Por otra parte, el estudio se enmarca dentro del área del derecho colectivo laboral,

específicamente en las instituciones sindicales, tomando como referencias bibliográficas

las relacionadas con el marco legal vigente, como los convenios 87 y 98 de la O.I.T., la

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, la Ley Orgánica del

Trabajo de 1990 y su reglamento, así como prestigiosos autores como Alburquerque

(1998), Hernández (1999), Carballo (2001), Iturraspe (2001), Zuleta (2002), Porras

(2002), González (2003), entre otros.

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CAPÍTULO II

MARCO JURÍDICO VIGENTE PARA LAS ORGANIZACIONES SINDICALES VENEZOLANAS

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CAPÍTULO II

MARCO JURÍDICO VIGENTE PARA LAS ORGANIZACIONES SINDICALES VENEZOLANAS

1.- Antecedentes de la Investigación

Luego de realizar una búsqueda exhaustiva sobre investigaciones afines a la

presente, es decir, sobre los nuevos retos para el sindicalismo venezolano, no se logró

encontrar ninguna tesis a nivel de maestría o doctoral, ni algún trabajo de ascenso

profesoral relacionado con el tema mencionado.

2.- Bases Legales y Doctrinales

A fin de sustentar legal y doctrinalmente el estudio propuesto, se pasa a analizar

las leyes pertinentes al sindicalismo venezolano, así como la doctrina la cual considera

y analiza esta categoría.

2.1.- Marco Jurídico Vigente para las Organizaciones Sindicales Venezolanas

El análisis jurídico propuesto necesariamente debe partir de la ley supra nacional,

como es la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), en virtud de

ser la misma la directriz de obligada consideración para la redacción de todo el resto de

las leyes las cuales conforman el marco legal venezolano. A este respecto, señala el

artículo 7, que “La Constitución es la norma suprema y el fundamento del ordenamiento

jurídico”.

2.1.1.- Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

En este sentido, el artículo 95 de la Carta Magna (1999) establece:

Los trabajadores y las trabajadoras, sin distinción alguna y sin necesidad de autorización previa, tienen derecho a constituir libremente las organizaciones sindicales que estimen convenientes para la mejor defensa de sus derechos e intereses, así como para afiliarse o no a ellas, de conformidad con la ley. Estas organizaciones no están sujetas a intervención, suspensión o disolución administrativa. Los trabajadores y trabajadoras están protegidos y protegidas contra todo acto de discriminación o injerencia contrario al ejercicio de este derecho. Los promotores y promotoras y los o las integrantes de las

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directivas de las organizaciones sindicales gozarán de la inamovilidad laboral durante el tiempo y en las condiciones que se requieren para el ejercicio de sus funciones. Para el ejercicio de la democracia sindical, los estatutos y reglamentos de las organizaciones sindicales establecerán la alternabilidad de los y las integrantes de las directivas y representantes mediante el sufragio universal, directo y secreto. Los y las integrantes de las directivas y representantes sindicales que abusen de los beneficios derivados de la libertad sindical para su lucro o interés personal, serán sancionados o sancionadas de conformidad con la ley. Los y las integrantes de las directivas de las organizaciones sindicales estarán obligados u obligadas a hacer declaración jurada de bienes.

De la normativa constitucional transcrita se derivan aspectos puntuales en relación

al derecho de los(as) trabajadores(as) a constituir sindicatos para la defensa de sus

derechos e intereses, aspectos a saber:

1.- Constitución libre de sindicatos de parte de los trabajadores(as) los cuales

estimen conveniente.

2.-Sin autorización previa.

3.- Libertad individual plena de afiliarse o no afiliarse.

4-Sin posibilidad los sindicatos de ser intervenidos, suspendidos o disueltos por

vía administrativa.

5.- Sin posibilidad de ser los(as) trabajadores(as) discriminados o sufrir injerencias

en relación a su derecho a la sindicalización.

6.-Inamovilidad laboral para las directivas de los sindicatos mientras ejerzan tal

función.

7.- Democracia sindical a partir de la alternabilidad de la dirigencia sindical

8.- Alternabilidad de la dirección a partir del sufragio universal, directo y secreto.

9.-Responsabilidad penal individual de las directivas sindicales.

10.-Declaración jurada de bienes de parte de las directivas sindicales.

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Como se observa, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

establece la directriz de la normativa legal general a regir para los sindicatos, pero

aclarando que estará sujeta “De conformidad con la ley”, es decir, toda aquellas leyes

de la nación las cuales en un momento determinado tienen que ser requeridas en aras

de normar cualquier proceso o resolver cualquier anormalidad dentro de la dinámica del

derecho sindical de los trabajadores(as); asimismo, la consideración y respeto de todo

convenio internacional firmado por la República.

En consecuencia, se evidencia una constitucionalidad garantizadora del derecho

de los trabajadores y trabajadoras a sindicalizarse, permitiendo así una libertad sindical

que deriva en colectiva, y bajo los principios de la democracia sindical, bien sea

individual –derecho a afiliarse o no-, o rectora -elección y alternabilidad de las directivas

vía sufragio universal, directo y secreto-, es decir, por vía de la máxima normativa legal

venezolana los legisladores dejaron claro esa garantía del derecho a la sindicalización

en función de la defensa de los derechos e intereses de la clase trabajadora. En torno

a ello.

La libertad sindical tiene una naturaleza ambivalente: por naturaleza es colectiva; y por su origen individual, ya que concebida como una libertad su ejercicio reposa sobre un acto personal y libre (Veldier, J M.Les syndi-cats). De allí que, los derechos que derivan de la libertad sindical tiene dos titulares: el individuo en tanto que trabajador (asalariado, profesional o no dependiente); y la organización sindical. Esta ambivalencia afecta el ejercicio de la libertad sindical al enfrentar a sus dos titulares entre sí; o con el Estado, o con otros grupos u organizaciones; y con el ejercicio de otras libertades civiles y públicas (libertad de trabajo, libertad de empresa, libertad política (Zuleta de Merchán, 2001).

Por otra parte, de alguno de los aspectos puntuales señalados, se infieren cualidades, como la relativa a la constitución libre de sindicatos los cuales estimen conveniente, refiriendo ello a un pluralismo sindical, es decir, expresado por la posibilidad de más de un sindicato por empresa, profesión, actividad, contrario a la imposición de un sindicato único (Espinoza, 2000).

En este sentido, acota el autor del presente estudio, si bien acierta en esa pluralidad sindical, no se puede inferir de manera directa del texto constitucional que ello igual tenga pertinencia en una empresa en particular, en virtud de la inconveniencia para las luchas por los derechos e intereses de los trabajadores(as) basado en la

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existencia de varios sindicatos en una sola unidad de producción. Implicaría una división más que una unión de lucha, sin confundir esto con la imposición de un sindicato único; si la directiva de un sindicato en particular en una firma específica no cumple con sus deberes o asume actitudes penadas, para ello está la responsabilidad personal de cada directivo, poder ser expulsado en base a los estatutos o reglamentos, o desplazados vía elecciones tal cual lo expresa la normativa magna nacional, o está la normativa constitucional de la revocación de los cargos elegidos por votación. A este respecto,

En esta misma línea de pensamiento, el paralelismo sindical es condenado por el Convenio 98 de la OIT este fenómeno tiene lugar cuando se pretende el control sindical, pero desde afuera del centro laboral o del centro sindica. El mecanismo ideal debe ser que se luche en el seno de la propia organización que se desea transformar, es decir, si se trata de un organismo sindical, cuya política contradice los intereses de los trabajadores, debe acudirse al expediente de la sustitución de sus representantes por los mecanismos electorales fijados por la ley (Perdomo, 2000).

Como complemento,

La división del movimiento obrero, en cualquiera de sus niveles, beneficia a los enemigos del trabajador y sus derechos. Favorece una dispersión innecesaria y antihistórica. Es decir, que la lucha por la vigencia de la libertad sindical debe centrarse en la unidad de sus trabajadores, en la jerarquización de los valores que la clase trabajadora debe conquistar. El pluralismo sindical es permisible, jurídicamente admisible, pero a nivel de la unidad máxima, que sería la Central de Trabajadores, de sus Federaciones y sus Sindicatos, la unidad tiene que ser el denominador común. (Perdomo, 2002).

En torno a ello, se puede verificar (Panorama, p.1-12, 22-10-2004) una situación la

cual paralizó la discusión del contrato petrolero debido a una pugna entre varios

sindicatos; así se lee en el diario nombrado:

El desacuerdo con la postura asumida por el Sindicato único de Trabajadores de Pdvsa Gas y de la Federación Nacional Bolivariana de Trabajadores Petroleros, Petroquímicos, del Gas, y similares (Fenapetrol), los cuales han discutido y aprobado 13 cláusulas de la convención, llevó a Sinutrapetrol, Fetraindustria y Fedepetrol a solicitar la paralización de las negociaciones......Orlando Chirinos, de Fetrapetrol, quien también es coordinador de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), exigió “la suspensión de la maniobra que pretende dividir a los trabajadores a través de una coalición que no tiene representatividad”, refiriéndose a Sinutrapetrol y Fenapetrol, los cuales califica de “sindicatos fantasmas”.

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Asimismo, la Constitución puntualiza el derecho a la sindicalización de los

trabajadores(as), (Espinoza, 2000), es decir, especifica al personal laboral dependiente,

no refiriendo a patronos, subordinación que por estatutos o reglamentos puede ser

restringida, como aquellos trabajadores dependientes pero que ocupan puestos de

gerencia, respondiendo así mas a los intereses de los patrones.

Con respecto a conformar los sindicatos sin autorización previa, el inconveniente

refiere es al registro de la organización sindical en virtud de las trabas u obstáculos que

puedan encontrar para ello (Espinoza, 2000).

No obstante, esa libertad devenida de ese principio “sin autorización previa”,

implica desde una perspectiva teórica una visión de respeto sin condiciones

(obedeciendo la legalidad de cada nación) a la conformación de sindicatos, por lo cual

refiere a entender todo lo que implica esa libertad sindical, de allí,

La libertad sindical, como derecho humano que es en la perspectiva consagrada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), involucra necesariamente su ejercicio individual democrático en tanto que derecho a constituir sindicatos, afiliarse, no afiliarse y separarse libremente; y también a elegir y ser elegido en los sindicatos y otras representaciones colectivas; y ejercer acciones colectivas. En su dimensión colectiva, la libertad sindical involucra el derecho de las organizaciones sindicales a constituir federaciones y confederaciones sindicales, incluso a nivel internacional; afiliarse o no afiliarse a la ya constituidas, separarse de ellas, redactar sus estatutos, organizar su administración interna y su programa de acción; elegir su directiva y representantes, no tener injerencia administrativa del estado y ejercer los derechos colectivos (Zuleta de Merchán, 2001) .

En cuanto a la intervención, suspensión o disolución administrativa, implica evitar cualquier arbitrariedad del Ejecutivo, quedando esta posibilidad mediante juicios judiciales de carácter estrictamente contradictorio como posibilitadores del debido proceso y respeto a la defensa.(Espinoza, 2000).

En referencia a la imposibilidad de ser los(as) trabajadores(as) discriminados o

sufrir injerencias en relación a su derecho a la sindicalización, siguiendo el mismo

principio anterior, bien sea por injerencias interna o externas, y por supuesto, ese

principio de no discriminar por raza, sexo, credo, condición social (Espinoza, 2000). No

obstante, esa posibilidad de injerencia está presente, en consecuencia,

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Los actos lesivos de Derechos de Libertad Sindical, pueden provenir del empresario o asociación profesional (de primer, segundo y tercer grado), Administración Pública o cualquier otro sujeto, persona jurídica o privada capaz de violentar los derechos integrantes del contenido esencial de la Libertad Sindical. Y ello es así porque en el desarrollo de su actividad los titulares de los derechos sindicales, al entrar en relación con los demás interlocutores sociales están expuestos a recibir agresiones por parte de una pluralidad de sujetos cada uno de los cuales puede interferir en el ejercicio de sus derechos, valiéndose de una variedad de actos cuyo contenido dependerá de la peculiar relevancia de los poderes y facultades de lo que se halle investido en el sistema de relaciones laborales (Medina de Vega, 2000).

Sin embargo, a ello se debe añadir, la posibilidad de actuación del Estado,

constitucionalmente establecido, en garantizar la no injerencia que pudiese menoscabar

o impedir el ejercicio del derecho de sindicalización, y todos los demás, establecido así

en el artículo 280, el cual norma que “La defensoría del Pueblo tiene a su cargo la

promoción, defensa y vigilancia de los derechos establecidos en esta Constitución y en

los tratados internacionales sobre derechos humanos, además de los intereses

legítimos, colectivos o difusos de los ciudadanos y ciudadanas”.

En este mismo sentido, en el numeral 4, del artículo 89 de la Carta Magna se

establece puntualmente que “Toda medida o acto del patrono o patrona contrario a esta

Constitución es nulo y no genera efecto alguno”; por supuesto, también cualquier

injerencia patronal en aras de menoscabar el derecho de los trabajadores a la libre

sindicalización o al ejercicio pleno de esta.

En cuanto a la inamovilidad laboral, refiere al complemento práctico y funcional en

relación a la garantía de la libertad sindical, la cual estaría incompleta y sería

infuncional si los actores sociales quedaran desprotegidos y pudieran ser victimas de

atropellos que le impidieran ejercer los derechos expresados en la Constitución

Nacional (Espinoza, 2000).

Cuando se hace referencia al abuso de la condición de directivo sindical para el lucro personal, a la vez, la declaración jurada de bienes, implica no obviar un mal generalizado en nuestra sociedad como lo es la corrupción amparada en cargos de administración pública o quehacer privado.

Por otra parte, la alternabilidad de las directivas sindicales implica no mantener sin límites de tiempo un gobierno sindical, apegado ello a lo establecido en el artículo 6 de

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la Carta Magna, en cuanto a la condición del gobierno y otras entidades políticas, en el cual se expresa que “El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables”.

En torno a lo expuesto, la alternabilidad de las directivas sindicales implica establecer una directriz la cual imposibilite establecer una dictadura sindical, en consecuencia, instituir la impunidad para las corruptelas, “negociaciones” de los derechos laborales con los patronos, entre otros vicios.

En este sentido, la constitucionalidad venezolana ha dado un paso bien importante en aras de eliminar la dictadura sindical, y en aquellas legislaciones de otros Estados donde no se ha normado con similitud al nacional, los vicios solo podrán ser atacados a partir de implantar la alternabilidad anteriormente señalada.

En consecuencia, la existencia de vicios amparada bajo una dictadura sindical solo puede ser combatida “sino a beneficio de introducir en la cultura y legislación sindical los principios de la democracia directa, la alternabilidad y el pluralismo sindical (Zuleta de Merchán, 2001).

2.1.2.- Ley Orgánica del Trabajo –LOT- y su Reglamento

Dentro de mismo contexto de análisis, la Ley Orgánica del Trabajo –LOT-, así como su Reglamento, igualmente contiene artículos pertinentes al derecho sindical, entre estos.

“Articulo 400.- Tanto los trabajadores como los patronos tienen el derecho de asociarse libremente en sindicatos y éstos, a su vez, el de constituir federaciones y confederaciones”.

Por su parte, el artículo 142 del reglamento, define que “La libertad sindical constituye el derecho de los trabajadores y empleadores de organizarse, en la forma que estimaren conveniente y sin autorización previa, para la defensa y promoción de sus intereses económicos y sociales, y de ejercer la acción sindical sin más restricciones que las surgidas de la ley”. En tanto el artículo 147 norma: “En ejercicio de la libertad sindical, trabajadores y empleadores podrán constituir, sin autorización previa, las organizaciones sindicales que estimaren convenientes”.

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Como se evidencia, los artículos citados se adhieren a los preceptos constitucionales referentes a la libertad sindical, con la diferencia de que en la LOT y su Reglamento se extiende ese derecho a los empleadores en tanto en la Constitución solo refiere a los trabajadores(as) dependientes, no implicando ello que los sindicatos de empleadores estén proscritos constitucionalmente; significa el entendimiento del constituyente de la protección suficientes a que están sujetas las organizaciones patronales, y las garantías especiales de la Carta Magna se encuentran específicamente dirigidas a superar los peligros potenciales sobre los trabajadores(as) y las presiones del estado, de las organizaciones políticas y de los propios empresarios contra el ejercicio de sus derechos sindicales (Espinoza, 2000).

Articulo 401.- Nadie podrá ser obligado ni constreñido directa o indirectamente a formar parte o no de un sindicato. Los sindicatos tienen derecho a redactar sus propios estatutos y reglamentos y a elegir a elegir libremente a sus integrantes de su junta directiva; a programar y organizar su administración y a establecer pautas para realzar su acción sindical. Los estatutos de los sindicatos determinarán el ámbito local, regional o nacional e sus actividades.

El articulo citado se adhiere a los principios constitucionales en relación a la

libertad individual de formar o no parte de un sindicato, a la elección libre de las

directivas, pero a su vez, establece especificidades como el derecho de redacción de

los estatutos y reglamentes de cada sindicato, programación y organización

administrativas, pautas para la acción sindical y determinación de su ámbito de acción.

Artículo 402.- El Estado velará para que no se ejerza sobre los sindicatos,

federaciones y confederaciones, ninguna especie de restricción o de presión en su

funcionamiento, ni de discriminación que atente contra el pluralismo garantizado por la

Constitución.

En consecuencia, a partir de la propia Constitución, artículo 95, el Estado podrá

basar su accionar cuando sea necesaria su participación en función de garantizar el

derecho de los sindicatos a no tener “ninguna especie de restricción o de presión en su

funcionamiento, ni de discriminación que atente contra el pluralismo garantizado por la

Constitución”, y de manera más directa a partir de lo establecido en el artículo 280 ya

citado, claro está, haciendo uso de los mecanismos legales pertinentes bien sea en el

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ámbito del derecho privado, administrativo, penal, entre otros. En este mismo sentido,

establece el artículo 404 de la LOT que

Los trabajadores podrán constituir sindicatos o formar parte de los ya constituidos y participar en la dirección y administración sindical siempre que hayan cumplido dieciocho (18) años. PARÁGRAFO ÚNICO: Los extranjeros con mas de diez (10) años de residencia en el país, previa autorización del Ministerio del ramo, podrán formar parte de la Junta Directiva y ejercer cargos de representación sindical”.

Y se lee en el artículo 149 del Reglamento: “Trabajadores menores de edad. Los

trabajadores menores de edad podrán ejercer libremente la acción sindical”. En este

sentido, si bien la LOT restringe la participación a personas las cuales no hayan

cumplido los dieciocho (18) años, en el Reglamento se corrige tal restricción.

En este orden de ideas, norma el Artículo 403 de LOT: “Las organizaciones

sindicales no estarán sometidas a otros requisitos para su constitución y funcionamiento

que los establecidos en esta Ley a objeto de asegurar la mejor realización de sus

funciones propias y garantizar los derechos de sus miembros”. En consecuencia, limita

el artículo trascrito cualquier intervención en función de menoscabar la constitución y

funcionamiento de cualquier sindicato, es decir, la necesaria obligación de regirse por la

Ley citada, su articulado al respecto, lo cual pretende no dejar discreciones de cualquier

otro tipo las cuales para limitar este derecho.

Por otra parte, el Artículo 406 de la LOT señala que “Los sindicatos deben tener

carácter permanente. No podrán ser constituido transitoriamente para fines

determinados”. Y de hecho, la defensa de los derechos e intereses de los trabajadores

dependientes es algo permanente en tanto exista esa relación de dependencia laboral,

en consecuencia, un sindicato “”no es una agremiación de trabajadores para la

realización de una finalidad momentánea o accidental, sino que va a perdurar a lo largo

de la vida de la empresa y tal vez después””(De La Cueva, citado por Espinoza, 2000).

De alguno de los artículos citados, se evidencia la noción de la libertad: A este

respecto se puede expresar que:

La expresión libertad sindical alude a un conjunto de reglas que garantiza en Venezuela el ejercicio de las siguientes libertades:

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a) de constituir sindicatos; b) de ingresar o egresar de ellos libremente; c) de no poder ser excluido del sindicato más que por una causa legal (Art.448); d) de no asociarse a ningún sindicato; e) de no sufrir represalias con motivo de la participación de un conflicto de trabajo (Arts. 400, 401, 404, 447, 506, LOT). Desde el punto de vista de la asociación, como célula social, la libertad sindical implica en la legislación venezolana: f) la no sujeción a más requisitos para su constitución y funcionamiento, que lo expresamente señalado en la L.O.T (Art. 403); g) la pluralidad sindical y la independencia de cada de las organizaciones frente a las restantes y al Estado; h) la libertad de la agrupación para redactar sus estatutos, elegir sus representantes y perseguir con plena autonomía sus fines (Art. 397, 401); i) la de constituir federaciones y confederaciones (Art. 400).

2.1.3.- Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA)

La Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA), establece

el derecho de los adolescente a la libertad sindical en su artículo 101:

Derecho a la Sindicalización. Los adolescentes gozan de libertad sindical y tienen derecho a constituir libremente las organizaciones sindicales que estimen convenientes, así como, de afiliarse a ellas, de conformidad con la Ley y con los límites derivados del ejercicio de las facultades legales que corresponden a sus padres, representantes o responsables.

Esta normativa se pliega a lo establecido en el artículo 149 del Reglamento de la

LOT, aunque en la LOPNA especifica adolescente, siendo estos, según su artículo 2,

“toda persona con doce años o más y menos de dieciocho”. Lo novedoso del artículo

101 refiere que al establecer “tienen derecho a constituir libremente las organizaciones

sindicales que estimen conveniente”, se debe entender dicha constitución también

como derecho a ser partícipe de las directivas sindicales, y para no dejar dudas, en el

artículo 84, ya quedaba establecido:

Artículo 84. Derecho a la Libre Asociación. Todos los niños y adolescentes tiene derecho a asociarse libremente con otras personas, con fines sociales, sociales, culturales, deportivos, recreativos, religiosos, políticos, económicos, laborales o de cualquier otra índole, siempre que sean de carácter lícito. Este derecho comprende, especialmente, el derecho a: a) Formar parte de asociaciones, inclusive de sus órganos directivos.

Es decir, la LOPNA especificó tal derecho con la finalidad de que fuese invocado

por cualquier adolescente al cual se le quisiere discriminar por su edad la participación

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en la junta directiva de algún organización o asociación, a la vez, de ser necesario

defender tal derecho apelando al artículo Nº 3 de esta ley la establece el principio de

igualdad y no discriminación, entre a causa de la edad.

2.1.4.-Convenio Internacional Nº 87 de la Organización del Trabajo. Ratificado por

Venezuela el 3 septiembre de 1982

Con referencia a los convenios internacionales firmados por la Nación, sus

directrices deben ser cumplidas, es decir, las leyes deben adaptarse a los postulados

internacionales, incluso la Constitución Nacional, sin implicar ello el ceder soberanía,

sino, reconocer y apoyar toda iniciativa a cualquier instancia la cual contribuya a

mejorar, respetar, garantizar, cualquier derecho humano, entre estos, los derechos de

los trabajadores(as) dependientes. En consecuencia, se asume en toda su esencia

propuestas universales afines. A este respecto,

La mayoría de los instrumentos internacionales de derechos humanos no indican la forma precisa en la que han de ser incorporados a los ordenamientos internos; el Derecho Internacional ha dejado a los Estados, según su organización, sus sistemas normativos y la forma que hayan designado para asumir los convenios internacionales en su legislación, la posibilidad de diseñar mecanismos propios...En lo que hacen a los derechos laborales, el cumplir de buena fe las obligaciones internacionales por los Estados, consiste en ampliar en lo posible el espectro de protección de los derechos de los trabajadores en el orden interno, de acuerdo a los avances de la legislación y la jurisprudencia internacionales. Se supone entonces que los Estados deben abstenerse de legislar internamente en contra de los tratados ratificados sobre la materia (Zuleta de Merchán, 2001).

En este sentido, se pasa a considera algunos artículos del Convenio Internacional

Nº 87 de la OIT, referentes al derecho a la sindicalización.

“Artículo 1. Todo miembro de la Organización Internacional del Trabajo para la

cual esté en vigor el presente Convenio se obliga a poner en práctica las disposiciones

siguientes”.

“Articulo 2. Los trabajadores y empleadores sin ninguna distinción y sin

autorización previa, tienen el derecho de constituir las organizaciones que estimen

convenientes, as como el de afiliarse a estas organizaciones con la sola condición de

observar los estatutos de las mismas”.

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Preceptos estos asumidos tanto en la Constitución Nacional (Art. 95) como en el

Reglamento de la LOT (Art.147).

“Artículo 3.-

1.-Las organizaciones de trabajadores y empleadores tienen el derecho de

redactar sus estatutos y reglamentos administrativos, el de elegir libremente sus

representantes, el de organizar su administración y sus actividades y el de formular su

programa de acción”.

Preceptos estos asumidos tanto en la Constitución Nacional (Art. 95) como en la

LOT (Art. 401).

“2.-Las autoridades públicas deberán abstenerse de toda intervención que pueda

limitar este derecho o a entorpecer su ejercicio legal”.

Precepto este asumido en la LOT (art.402).

“Artículo 4.-Las organizaciones de trabajadores y de empleadores no están

sujetas a disolución o suspensión por vía administrativa”.

Preceptos estos asumidos tanto en la Constitución Nacional (art. 95) como en el

Reglamento de la LOT (Art.143, literal V).

“Artículo 5.- Las organizaciones de trabajadores y de empleadores tienen

derecho de constituir federaciones y confederaciones, así como el de afiliarse a las

mismas, y toda organización, federación o confederación tiene derecho a afiliarse a

organizaciones internacionales de trabajadores y empleadores”.

Precepto este asumido en el Reglamento de la LOT (art.143, literal I).

Articulo 8.

1.- Al ejercer los derechos que se les reconocen en el presente Convenio, los

trabajadores, los empleadores y sus organizaciones respectivas están obligados, lo

mismo que las demás personas o las colectividades organizadas a respetar la

legalidad.

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2.- La legislación nacional no menoscabará ni será aplicada de suerte que

menoscabe las ganancias previstas por el presente Convenio.

Preceptos estos asumidos en la Constitución (Art. 95) y la LOT (Art. 403).

Articulo 11. Todo miembro de la Organización Internacional del Trabajo para el

cual esté en vigor el presente Convenio se obliga a adoptar todas las medidas

necesarias y apropiadas para garantizar a los trabajadores y a los empleadores el libre

ejercicio del derecho de sindicación”.

Y en efecto, de la propia Constitución Nacional y los artículos de la LOT se puede

afirmar que las medidas adoptadas o a adoptarse tienen un marco jurídico de apoyo en

función de garantizar a los trabajadores(as) el libre ejercicio del derecho a la

sindicalización.

2.1.5.- Convenio 98 relativo a la Aplicación de los Principios del Derecho de

Sindicación y de Negociación Colectiva. Fecha de entrada en vigor: 18 de julio de 1951

Con relación al presente Convenio se pasa a considerar algunos de sus

principales artículos, a fin de realizar los comentarios pertinentes al tema tratado como

lo es el marco jurídico vigente para el sindicalismo venezolano. En este sentido:

Artículo 1

1. Los trabajadores deberán gozar de adecuada protección contra todo acto de

discriminación tendiente a menoscabar la libertad sindical en relación con su empresa.

2. Dicha protección deberá ejercerse especialmente contra todo acto que tenga

por objeto:

a) sujetar el empleo de un trabajador a la no condición de que no se afilie a un

sindicato o a la dejar de ser miembro de un sindicato;

b) despedir a un trabajador o perjudicarlo en cualquier otra forma a causa de su

afiliación sindical o de su participación en actividades sindicales fuera de las horas de

trabajo o, con el consentimiento del empleador, durante las horas de trabajo.

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Artículo 2

1.-Las organizaciones de trabajadores y de empleadores deberán gozar de

adecuada protección contra todo acto de injerencia de unas respecto a las otras, ya se

realice directamente o por medio de sus agentes o miembros en su constitución,

funcionamiento o administración.

2.-Se consideran actos de injerencia, en el sentido del presente artículo,

principalmente las medidas que tiendan a fomentar la constitución de organizaciones de

trabajadores denominadas por un empleador o una organización de empleadores o a

sostener económicamente o en otra forma, organizaciones de trabajadores, con objeto

de colocar estas organizaciones bajo el control de un empleador o de una organización

de empleadores.

Artículo 3. Deberán crearse organismos adecuados a las condiciones nacionales,

cuando ello sea necesario para garantizar el respeto al derecho de sindicación definidos

en los artículos precedentes.

Artículo 4. Deberán adoptarse medidas adecuadas a las condiciones nacionales,

cuando ello sea necesario, para estimular y fomentar entre los empleadores y las

organizaciones de empleadores, por una parte, y las organizaciones de trabajadores,

por otra, el pleno desarrollo y uso de procedimientos de negociación voluntaria, con

objeto de reglamentar, por medio de contratos colectivos, las condiciones de empleo.

Artículo 5

1.- La legislación nacional deberá determinar el alcance de las garantías previstas

en el presente Convenio en lo que se refiere a su aplicación a las fuerzas armadas y a

la policía.

2.- De acuerdo con los principios establecidos en el párrafo 8 del artículo 19 de la

Constitución de la Organización del Trabajo, la ratificación de este Convenio por un

Miembro no podrá considerarse que menoscaba en modo alguno las leyes, costumbres

o acuerdos ya existentes que concedan a los miembros de las fuerzas armadas y de la

policía las garantías prescritas en este Convenio.

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Artículo 6. El presente Convenio no trata de la situación de los funcionarios

públicos en la administración del Estado y no deberá interpretarse, en modo alguno, en

menoscabo de sus derechos o de su estatuto.

De los artículos transcritos, y comparándola con el resto del marco jurídico

anteriormente considerado, se evidencia que lo normado en el Convenio 98, por lo

menos en la realidad jurídica vigente, es decir, lo establecido en la Constitución

Nacional y otras leyes y Convenios, ha sido innegablemente superado. Así, en esa

normativa comentada se establece protección contra todo acto de discriminación

tendiente a menoscabar la libertad sindical, despedir a un trabajador o perjudicarlo en

cualquier otra forma a causa de su afiliación sindical, injerencias, se establecen

contratos colectivos, incluso en el sector público donde este último Convenio no

establece directrices. En relación a las fuerzas armadas y policías, aún no se observa

una abierta acción sindical de parte de los integrantes de las mismas, donde un estudio

al respecto pudiese derivar en brindar una valiosa información en torno a la aplicación

de los principios de la libertad sindical en estos dos sectores.

En torno a toda la normativa legal considerada, se observa que el marco jurídico

vigente para las organizaciones sindicales venezolanas se basa en una especie de

respeto y de apego entre las leyes nacionales (Constitución y LOT) y los convenios

internacionales firmados por la nación, implicando todo ello un esfuerzo de la doctrina

en desarrollar ese marco legal el cual garantiza el derecho de los trabajadores(as) al

libre ejercicio de la acción sindical.

No obstante, un escenario es la legalidad y otro la realidad. En efecto, si bien del

marco jurídico vigente para el sindicalismo en Venezuela se puede verificar un conjunto

de artículos los cuales sugieren el respeto y garantía del derecho de los trabajadores

para ejercer su libertad sindical, la realidad por su parte los neutraliza.

A este respecto, si se supone un marco jurídico para ejercer la acción sindical,

implica a la vez el derecho de luchar y lograr los trabajadores(as) de la nación

venezolana ingresos monetarios los cuales les garanticen un nivel de vida digno para

ellos y sus familias, es decir, sueldos y salarios los cuales les permitan acceder a una

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alimentación mínima a los requerimientos calóricos establecidos así como para cubrir

necesidades como servicios públicos, recreación, educación, cultura, entre otros.

Sin embargo, a excepción de ciertos sectores como el petrolero (sin obviar en este

que a pesar de que las contratistas privadas deben cumplir con sus trabajadores lo

establecido en el contrato petrolero, no lo cumplen al prestar servicios a PDVSA,

conculcando beneficios laborales con toda impunidad) y el de las universidades

públicas, la mayor parte de los trabajadores(as) en Venezuela, sobre todo del sector

privado de la economía, devengan sueldos y salarios ínfimos para lograr condiciones

aceptables de vida, pues los ingresos laborales solo alcanzan para cubrir los gastos de

alimentación, teniéndose que ingeniársela para lograr cubrir el pago de los servicios

públicos, vestimenta, educación, cultura, salud, recreación.

Es decir, bajo un marco jurídico apropiado sobresale una realidad laboral donde

los sindicatos pareciera no existiesen para la defensa de los derechos e intereses de

sus afiliados, donde tiene que recurrir el Estado a establecer salarios mínimos, salarios

estos más bien beneficiosos para los empleadores que para los trabajadores(as).

A ello se debe agregar que esa propia normativa la cual pretende en erigirse como

protectora de los derechos de los trabajadores(as), más bien se convierte en cómplice

de aquellos patrones que puedan violar derechos establecidos en relación a la libertad

sindical. A este respecto, se puede citar el artículo 637 de la LOT, el cual establece: “El

patrono que viole las garantías legales que protegen la libertad sindical será penado

con multa no menor al equivalente a un cuarto (1/4) de un salario mínimo, ni mayor al

equivalente a dos (2) salarios mínimos”. Con sanciones de este tipo, se repite, implica la

propia ley ser cómplice con la impunidad de los empleadores en relación a menoscabar

los derechos laborales de la sindicalización, cuestión esta que se repite para los

miembros de las juntas directivas de una organización sindical, en consecuencia, se

pasa a transcribir dicha normativa:

LOT Artículo 638. A los miembros de la junta directiva de una organización sindical que no convoque a las elecciones en la oportunidad que fijen los estatutos; o que no afilien al sindicato al trabajador que lo solicite, no obstante orden judicial, se le impondrá una multa no menor del equivalente a un cuarto (1/4) de un salario mínimo, ni mayor del equivalente a dos (2) salarios

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mínimos, sin perjuicio de las sanciones estatutarias que establezcan las organizaciones respectivas.

Por otra parte, así no se pueda mostrar pruebas en el presente estudio según la

doctrina positivista, se observa la impunidad de dirigentes sindicales los cuales

negocian con los patronos los derechos de ingresos dignos para los trabadores(as),

sumado a ello la no acción de los sindicatos en apoyar decididamente a muchos

trabajadores que no solo son despedidos injustamente sino que sus derechos a

prestaciones sociales por tiempo de trabajo, o no les son cancelados, o si lo son,

cubren una fracción de lo real a liquidar. Asimismo, el recurrir al Ministerio del Trabajo

en busca de justicia para este problema, igual se vuelve una odisea de desesperanza, y

ello ocurre ahora como hace cinco, diez o quince años atrás.

Y para concluir, un mal para el sindicalismo en Venezuela el cual sigue vigente,

que no permite el emprender verdaderas luchas en función de lograr niveles de

ingresos justos para todos los trabajadores(as) de la nación, y más bien sigue

impidiendo la unión de la clase trabajadora, refiere a la politización de los movimientos y

dirigentes sindicales.

En torno a lo expuesto, las líneas de reforma para el sindicalismo venezolano con

la finalidad de superar sus vicios, “una vital es la democratización, superar el

burocratismo tradicional, el clientelismo, la vinculación partido-sindicato, como la

vinculación partido-Estado, plantearla sobre otro esquema, o replantearse algunas

cosas que el sindicalismo había ido perdiendo de vista. El sindicalismo tiene que ser

autónomo, que piense con cabeza propia” (Arismeni, 2001).

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CAPÍTULO III EFECTOS DE LA GLOBALIZACIÓN SOBRE EL

SINDICALISMO VENEZOLANO

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CAPÍTULO III

EFECTOS DE LA GLOBALIZACIÓN SOBRE EL SINDICALISMO VENEZOLANO

1.- Globalización

Desde una perspectiva general, puede sostenerse que la globalización apuntala la

idea de que una sociedad cohesiva y aislada, así como una economía doméstica, no

son sostenibles y que, por el contrario, se han desarrollado una economía y una

sociedad verdaderamente globales; perdiendo entonces la vida cotidiana de fuerzas

que despliegan –también- en aquellas esfera supranacional (Werner, citado por

Carballo, 1999).

Globalización, hace referencia a la internacionalización a escala planetaria del

sistema económico capitalista, barrida ya la excepción del bloque soviético en 1989, sin

embargo, no se reduce a un fenómeno de estrictamente base económica, ya que tiene

una evidente multidimensionalidad la cual implica facetas sociales, culturales y políticas

(Baylos, 1999), sin embargo, la más extendida es la que refiere ““al dominio del

mercado mundial que impregna todos los aspectos y lo transforma todo”” (Reck, citado

por Baylos, 1999).

Globalización: ““supresión de las barreras al libre comercio y la mayor integración

de las economías nacionales”” (Stiglitz, citado por Villasmil, 2003). En este mismo

sentido,

Aunque, en general, se trata de características bastante conocidas, quizá no este de más enumerar brevemente los principales rasgos que conforman el nuevo escenario económico. El primero de los elementos que ha de tenerse en cuenta es la intensificación del comercio mundial y la transnacionalización productiva. En este marco, se verifica una pérdida del peso del trabajo asalariado convencional, modificándose los mecanismos reguladores de las relaciones del trabajo y el papel de los protagonistas de los mismas, en especial del Estado y de los sindicatos. Para esto, se plantea una pérdida en el poder de negociación paralela al incremento del poder de decisión de las grandes empresas derivado de un proceso de centralización del capital, por un lado, acompañado, por otro, de la desconcentración productiva. El segundo elemento relevante radica en el progresivo incremento de la actividad financiera cada vez más autónoma respecto del plano productivo.

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Ello unido a la creciente liberación, refuerza los procesos especulativos en los mercados financieros, dando lugar a periódicas crisis productivas. Un tercer factor complementario viene dado por los sucesivos avances tecnológicos y su capacidad de incidencia sobre el empleo. Este creciente poder del capital desde un punto de vista cuantitativo va acompañado, además, de una creciente presencia cualitativa en casi todos los órdenes de la vida humana, ocupando ámbitos antes no descubiertos o únicamente controlados por el sector público, como los servicios sociales y transformando en mercancía gran número de áreas de la vida cotidiana, entre ellas en ocio o las relaciones personales, de la ciencia, técnica, la cultura. En definitiva, una expansión del mercado, convertido, sino en único, si en principal criterio rectos de las fuerzas económicas en detrimento de la presencia estatal, una vez superado el marco nacional como espacio preferente de la acción política y económica (Ibarreche, 2003).

Los elementos definitorios de la globalización serían.

1.-Dominio de las finanzas sobre la producción.

2.-La importancia en aumento de la estructura del saber:

3.-El aumento en la rapidez de la redundancia de ciertas tecnologías y su

acelerada transnacionalización.

4.-El ascenso de los oligopolios globales en la forma de corporaciones transnacionales.

5.-La sensible erosión del poder regulatorio del Estado, con ocasión de un modelo que desarrolla la producción, el conocimiento y las finanzas en esferas supraestatales y que, por ello, apareja el desmontaje de las barreras arancelarias y de las medidas de protección de los mercados nacionales.

6.-El abaratamiento de los transportes y de las comunicaciones.

7.-Los eficientes sistemas de información que permiten al capitalista una visión holística –participando así del tributo divino de la omnipresencia– del mercado mundial, y de los aspectos políticos, económicos y sociales de los países que conforman el planeta.

8.-El impresionante desarrollo en el área de la información, junto con el abaratamiento del transporte y las comunicaciones, ha conducido a la estandarización de las pautas de consumo normal. (Carballo, 2001).

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De lo expuesto, se evidencia del fenómeno de la globalización, la idea de que el

dominio del mercado viene a representar una realidad ineludible, en consecuencia,

todas las naciones del planeta están sujetas a un intercambio comercial global donde

las barreras arancelarias o proteccionistas tienden a desaparecer. El capitalismo se

expande así a nivel mundial, posible ello a partir del derrumbe del bloque soviético, y su

carta de presentación se expresa en función del dominio del capital financiero el cual ya

no tiene fronteras donde ser colocado.

A lo anterior, las tecnologías de punta se universalizan en su utilización en el

proceso productivo de bienes y servicios, que en los países subdesarrollados se hace

esto posible en virtud de los procesos de privatización –los cuales a su vez implicaron

reducir el papel de los Estados como reguladores y participes de actividad económica y

sus relaciones laborales-, donde las grandes transnacionales adquieren no solo

empresas públicas, también del sector privado.

Por supuesto, dicha universalización tecnológica viene a implicar igualmente el

desarrollo de la computación y la informática como soporte de transferencia de

información y conocimientos a velocidades nunca antes alcanzadas, entonces queda

así un mundo día tras día interconectado de forma inmediata. El capitalismo intenta a

partir de la globalización imponer su filosofía a nivel mundial, y hablar de un mercado

libre de barreras se debe entender como un intercambio comercial libre, sin fronteras,

sin aranceles, sin medidas proteccionistas, sin “complicadas” regulaciones internas.

Pero en todo caso, si la globalización (o la mundialización) es un dato y no una opción, por lo que resulta irreversible, distinto a ello es la ideología del free market o de una suerte de “fundamentalismo del mercado libre” (Hobsbawm, citado por Villasmil, 2003), que se sirve de influjo de una tendencia que quiere mostrar como inevitable un pensamiento único, en lo económico, capaz de deducir, igualmente, un modelo de relaciones de trabajo también único y necesariamente inevitable (Uriarte, citado por Villasmil, 2003).

No obstante, lo que se entiende como globalización, globalidad o mundialización, denota más un intercambio de bienes y servicios, de capitales, ante que otros factores de producción como el trabajo; de allí el no comprender el factor humano laboral, su movilización sin restricciones y con la misma facilidad de los otros (Villasmil, 2003). Y

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ello se hace más evidente en las serias restricciones legales las cuales imponen los países desarrollados para contener las emigraciones provenientes de los países pobres o del tercer mundo.

2.- Globalización y Regulaciones Estatales

El fenómeno de la globalización, como ya fue señalado, cuestiona el rol tradicional de los Estados nacionales en el ámbito de la economía y las relaciones laborales, y en particular erosiona sus poderes regulatorios estimados como nítida expresión de soberanía (Carballo, 2001).

En efecto, la globalización trajo como ideología explicita la necesidad de

sustraerse los Estados nacionales de los países subdesarrollados, no solo de su rol en

el proceso productivo –empresas públicas–, a la vez, del papel regularizador, dejando a

la iniciativa privada la libertad de actuación en virtud de los beneficios que ello derivaría

para cada país así como a los trabajadores(as). Bajo esta perspectiva, los empresarios

nacionales y transnacionales pueden emprender sus inversiones sin mayores trabas

legales, con mínimo tiempo para poner a funcionar una empresa, las cuales implicarían

producir riquezas vía creación de puestos de trabajo. En este sentido,

La empresa no solo es el centro de referencia del sistema económico, sino que en este contexto globalizado se convierte en el lugar típico de producción de reglas sobre las relaciones de trabajo. Su autoridad se expresa en el carácter unilateral de las mismas, en un poder no intervenido estatalmente ni contratado colectivamente; liberado de las coerciones que imponen la garantía jurisdiccional o colectiva de un marco regulador de derechos mínimos de los trabajadores, que necesariamente, se desenvuelven en el marco estatal que la globalización logra eludir (Baylos, 2001).

Y de hecho, lo expuesto por el autor citado se convirtió en una realidad con la

llamada maquila, donde se contrata a los trabajadores(as) por un tiempo determinado

sin derecho a beneficios que internacionalmente son reconocidos, como prestaciones,

vacaciones, despidos injustificados, donde las empresas de este tipo son

transnacionales instaladas en países subdesarrollados en virtud de la poca

remuneración de la mano de obra. En consecuencia,

La estabilidad en el empleo, las condiciones de trabajo y la protección social se encuentran seriamente amenazadas como resultado de estos cambios, defendidos y conceptualizados por la doctrina neoliberal que aboga por

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mercado libre en todos los terrenos, con inclusión del de trabajo, que según sus partidarios debe ser lo suficientemente flexible por directa relación con el nivel de empleo (Montes, citado por Alburquerque, 1998).

En este sentido, los altos niveles de desempleo verificados en los países

subdesarrollados viene a servir de base para justificar los gobiernos de turno la

aplicación de políticas neoliberales, afines a la propuesta globalizadora, donde la

pérdida de derechos laborales se vendría a convertir en un incentivo para la inversión y

por extensión la generación de fuentes de trabajo. Así, bajo tal perspectiva, sindicatos

latinoamericanos se plegaron a tal visión socio-económica, permitiendo no solo la

privatización de empresas públicas más importante, entre las petroleras, igual la perdida

de derechos logrados, por dar un ejemplo, el caso de Argentina bajo el mandato de

Carlos Menem.

En este escenario contradictorio, el movimiento obrero y sectores técnicos y profesionales de los países avanzados y en algunos países en vía de desarrollo se han fraccionado ante las expectativas internacionales. La generación de espacios transnacionales en las economías nacionales por vía de la maquila (plantas de ensamblaje de componentes importados, de plantas de reconversión industrial, de la industria de ensamblaje de alta tecnología, de los medios de información y de otras áreas de punta y de la inversión extranjera en procesos primarios produce una diferenciación salarial y descolectiviza la organización del trabajo, algo paralelo a la tendencia empresarial de homogeneizar negativamente los salarios en el ámbito mundial y regional y sobre todo a diversificar la escala salarial con criterios tecnológicos (Romero, 2001).

Tendencia que no es cuestionada en los países desarrollados, en los cuales bajo la

presión de una crisis económica prolongada, grandes empresas se vieron en la

necesidad de fusionarse con pérdida de miles de puestos de trabajo, a la vez, con

consentimiento de parte de los sindicatos de reducir sueldos y salarios a fin de

preservar empleos. En este sentido, logra la globalización desregularizar el campo

laboral, pero igualmente permite a las empresas obviar beneficios y derechos de los

trabajadores. La proclama transnacional apunta a establecer la pauta de que si el

Estado no interviene en la actividad laboral privada y los movimientos sindicales dejan

de presionar por mejoras, el empleo se incrementará significativamente a partir de

recuperación de la actividad económica vía inversión.

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Al respecto, la filosofía neoliberal globalizadora implica la no intervención estatal, y

Hoy, por el polo contrario del péndulo, se aboga por un Estado con las manos fuera de la regulación del trabajo haciendo dejación de su poder de policía administrativa en lo laboral y desde algunos sectores se procura un trabajo librado a las fuerzas del mercado con un rol, naturalmente, cada vez más marginal de la Administración del Trabajo (Villasmil, 2003).

En consecuencia, la globalización implica la no intervención de los mecanismos

estatales en el ámbito económico, pero sobre todo el minimizar el accionar de la clase

trabajadora. Así, al lanzar la consigna de que la intervención estatal irracionaliza el

proceso de producción y distribución, por extensión las luchas sindicales igual atenta

contra la libre iniciativa privada la cual solo tiene como norte beneficiar a toda la

sociedad y no a los grandes empresarios nacionales y transnacionales. Por ello se

entiende que

En lógica coherencia con la anterior, la globalización trae consigo la re-regulación de los sistemas productivos y de las relaciones de poder en la empresa que no se orientan hacia la participación y la negociación de las decisiones sobre la organización y el control de tales procesos. Es por tanto una regulación de orientación autoritaria. En este sentido es en el que antes se hablaba de una versión interna, hacia cada uno de los ordenamientos jurídicos nacionales de estos procesos fundamentalmente externos, y es importante resaltar que este es el sesgo más comúnmente empleado por los mensajeros de lo nuevo en materia laboral. Se trata, en consecuencia, de proceder a un desmantelamiento de los sistemas de garantías principalmente a través de la reducción de las capacidades de acción de los sujetos colectivos, la debilitación de la norma imperativa estatal y la recuperación de amplios espacios normativos a la unilateralidad de las decisiones empresariales (Baylos, 1999).

De lo anteriormente expuesto, no escapó Venezuela en un momento determinado.

Bajo el argumento de vivir el país asolado por una crisis económica crónica, con niveles

inflacionarios altos, por un desempleo en constante incremento, y por supuesto, todo

ello redundando en una pobreza la cual abarcaba a una gran parte de la población, en

el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez se llevó a cabo el intento de imponer

políticas neoliberales afines a los preceptos globalizadores, y la primera medida al

respecto, la liberación de los precios de la gasolina, trajo como consecuencia un

alzamiento popular el cual en su momento logró posponer la aplicación de los preceptos

del Fondo Monetario Internacional.

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No obstante lo expuesto, algunos autores señalan que dichas medidas son a

mediano y largo plazo beneficiosas para los países subdesarrollados. En este sentido,

la apertura del mercado ha provocado una nueva orientación en la política

macroeconómica de prácticamente todos los países de América Latina, que si bien

ofrece a la larga perspectivas prometedoras, a muy corto plazo impone una costosa

adaptación que influye notablemente en las relaciones de trabajo (Alburquerque, 2001).

Ahora bien, en Venezuela, desde la perspectiva globalizadora, era más que

evidente y justificado la aplicación de políticas neoliberales. En efecto, la economía bajo

un Estado paternalista basado en los ingresos petroleros, intervenía en el ámbito de la

producción de manera decidida, a la vez, regularizando la mayor parte de las

actividades económicas, y por supuesto en la generación de empleo de forma abierta.

Así, hay que recordar que el Estado venezolano es el principal empleador del país,

concentrando cerca del 80% de la población económicamente activa (Hernández y

Romero 1999). Igualmente, ya señalado, una crisis económica crónica, niveles

inflacionarios altos, desempleo en constante incremento, justificaban las políticas

económicas..

Por otra parte, Venezuela, dada su condición petrolera, se inserta de manera

rotunda en esta economía globalizada (Hernández y Romero 1999). Y de hecho, fue

por este sector donde lograron los empresarios nacionales y transnacionales, bajo la

mirada cómplice o ingenua de los sindicatos de todas las industrias, dejarse arrebatar el

beneficio de las prestaciones sociales.

En efecto, en el gobierno (segundo) de Rafael Caldera, se corrió la idea, la cual

tuvo una gran acogida de parte de todos los sectores sociales, incluyendo los

sindicatos. Bajo el argumento de que la liberación de la industria del petróleo traería

grandes inversiones extranjeras, en especial de las empresas trasnacionales, en

consecuencia, el impacto socio-económico general sería de sumo beneficio, con

multiplicación de puestos de trabajo, pero para hacer ello posible se necesitaba

incentivar tales inversiones, y una de las trabas refería a ese compromiso de las

prestaciones sociales. Si ellas eran eliminadas, los inversores no tendrían tal carga, las

colocaciones de capital fluirían sin mayores recelos. En este sentido,

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El ejecutivo Nacional y sobre todo los empleadores denunciaban que el régimen de “retroactividad” de las prestaciones sociales impedía una política salarial de ajustes más regulares dado que todo aumento en el salario repercutía en el crecimiento de las pasivos laborales (prestaciones sociales acumuladas hasta niveles incalculables y a la larga infinanciables, lo que al menos respecto al sector público resultaba incontrovertible (Villasmil, 20019. En este escenario, con la ya no oculta intención de esquivar el régimen de prestaciones sociales, y no exento muchas veces de fraude a la ley o de prácticas simulatorias, la desalarización de las remuneraciones o la bonificación del salario –término que se acuñó para aludir a los aumentos en el ingreso de los trabajadores derivados de decretos del Ejecutivo Nacional o decisiones de los empleadores que reconocían bonos remunerativos sin incidencia salarial– terminó por ser el rasgo más importante de la política salarial en los tiempos recientes (Villasmil, 2001).

Las prestaciones en perspectiva se perdieron, y la crisis socio-económica siguió su

curso. El panorama de tal crisis para el período:

Demoledores han sido los índices de inflación acumulada en los últimos tres años (1996: 103,2%, 1997; 37,6% y 1998; 29,9%), según los cálculos del Banco Central de Venezuela. Las consecuencias directas de tales índices inflacionarios se ha visto reflejada en la pérdida del poder adquisitivo del salario del trabajador en relación al costo de la canasta alimentaria. Según el centro de Documentación y Análisis de los Trabajadores, CENDA, con un salario mínimo de 120.000 Bolívares mensuales tan solo se puede adquirir el 54,07% del total de la canasta alimentaria (El Nacional 2.7.99). En términos generales se asiste a una persistente depauperización de la población, 3.762.543 de hogares venezolanos viven en la pobreza (85%). Tal drama social tiene en el mercado laboral el cuadro de 1.426.069 (15%) de desempleados y de 3.870.862 (47,9%) de personas que sobreviven en la economía informal (El Nacional), para una población económicamente activa de 9.907.276 (47,9%) de personas. En este crítico y explosivo escenario social la capacidad del Estado venezolano como para responder a las crecientes demandas de la población se ha visto reducida. El deterioro de los servicios públicos aumenta, y con él, la conflictividad laboral no deja de expresarse en todos sus órdenes, en especial en el sector oficial. La huelga en tanto fenómeno recurrente evidencia ausencia de una estructura institucional adecuada del Estado venezolano para responder al conflicto social. En la pasada administración del Dr. Rafael Caldera R. 1994-1999, el país experimentó constantes suspensiones de los servicios públicos por parte de gremios que reclamaban, entre otras cosas; ajustes de salarios, cumplimiento de compromisos adquiridos, celebración de nuevas contrataciones colectivas, violación de cláusulas contractuales, despidos injustificados, violación al fuero sindical (Hernández y Romero, 1999).

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De lo expuesto, bajo la apertura comercial asumida por los gobiernos señalados,

implicó para Venezuela una profundización de la crisis socio-económica, por tanto, el

sindicalismo venezolano se encontró con una realidad donde se pretendía minimizar la

actuación del Estado, siendo una de las medidas macroeconómicas reducir el déficit

fiscal, en consecuencia, tal política impactó a toda la sociedad lo cual generó en una

crisis política la cual tuvo como principio el intento de golpe de estado febrero de 1992,

luego el de noviembre de ese mismo año, sin dejar de señalar los sucesos del

Caracazo.

Desde la perspectiva de la desregularización económica de parte del Estado y la

crisis económica acentuada, los sindicatos venezolanos no presentaron mayor

resistencia a las políticas globalizadoras, y solo seguían presionando a la nación como

mayor ente empleador, sin asumir un compromiso con resto de la sociedad, sobre todo

los trabajadores del sector privado los cuales han estado huérfanos de apoyo de los

sindicatos que habían sido los más representativos en los últimos treinta años, y con la

alta proporción de la población que se sumía en niveles de pobreza no acordes a la

condición humana. Las reivindicaciones sindicales solo referían mejoras económicas de

los trabajadores estatales, sin nunca los sindicatos intentar liderizar presiones sociales

ante el panorama derivado de la aplicación de políticas neoliberales.

En este sentido, y en virtud de ser equilibrados en cuanto a posiciones socio-

económicas, en Venezuela la aplicación de los preceptos del Fondo Monetario

Internacional no se desarrollaron a partir de los resultados prometedores con los cuales

se anunciaron y justificaban su aplicación, tal como sucedió en Argentina, no así en

Chile, donde desde la perspectiva de las cifras macroeconómicas si muestran

progresos económicos. En el país, más bien acentuaron las vicisitudes sociales, el

descontento popular que llevó a la presidencia a un militar el cual salió a la pública a

partir de una intentona golpista en 1992, desatando así una crisis política donde incluso

el sindicato más representativo hasta el momento, la CTV, se involucró en una lucha

estrictamente política, cuestión a ser analizada en el próximo capítulo.

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3.- La Globalización y las Empresas

A este respecto, en el plano de la empresa se suscitan, con ocasión del proceso

globalizador de la economía, transformaciones significativas (Carballo, 2001).

La globalización viene a cambiar la forma de actuar de las empresas, por

extensión con la unidad sindical. Al respecto, ya se señaló como incluso grandes

empresas de países desarrollados se fusionaron en aras de hacer frente a las crisis

económicas, fusión la cual llevó y sigue llevando a despidos de trabajadores.

Igualmente, se llegó a establecer nuevas relaciones laborales. A tales fusiones, con sus

consecuencias laborales, se les llama alianzas estratégicas.

En torno a ello, enfrentadas a una economía volátil y altamente competitiva,

numerosas empresas reducen su personal fijo y colocan trabajadores a tiempo parcial

con la “”finalidad de poder incorporarlos y despedirlos con suficiente rapidez según las

tendencias del mercado de cada estación, incluso de cada mes y semana””(Rifkin,

citado por Alburquerque, 1998),

En todos los países industrializados, y el fenómeno comienza a surgir en los

subdesarrollados, las empresas crean un nuevo sistema de empleo de dos niveles: uno,

correspondiente a empleados fijos y permanentes a tiempo completo, y otro, integrado

por grupos periféricos que se ocupan a una labor de tiempo parcial. Así por ejemplo, en

febrero de 1993, el Bank America Corporation, el segundo banco más importante de los

Estados Unidos, informó que 1.200 empleos a tiempo completo serían transformados a

tiempo parcial y que en un futuro más o menos inmediato menos de 19% de su

personal lo sería a tiempo completo (Alburquerque, 1998).

Por otra parte, la reducción de las dimensiones de la empresa, conservando solo

la explotación directa de núcleo de las actividades productivas y, en consecuencia,

externalizando (tercerización, es decir, “convertir a un trabajador en empresario,

exigiendo que forme una empresa unipersonal, que se inscriba en todos los organismos

tributarios o de seguridad social como empresa independiente, pero que siga prestando

la misma tarea la cual venía ejerciendo con anterioridad –Plá, citado por Carballo,

2001), parte del proceso productivo mediante la contratación de servicios de apoyo o

periféricos fácilmente adaptables a las necesidades, prescindibles según las exigencias

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del mercado, excluidos del ámbito de validez del derecho del trabajo e inhibitorios de

actividades sindicales por virtud de la dispersión del personal y la precariedad del

empleo. Carballo (2001).

En torno a lo expuesto, esta particular forma de convertir un trabajador en

empresario se dio en el Sistema Regional de Salud adscrito a la Gobernación del

Estado Zulia, donde una parte de sus empleados fueron separados de sus cargos, y

para poder cumplir las funciones y tareas que anteriormente ejecutan tuvieron que

transformarse en pequeños empresarios, bajo toda la normativa exigida por la ley al

respecto. Por supuesto, es lógico este proceso tanto en empresas públicas como

privadas, y servicios públicos de salud como el señalado a nivel de las economías

globalizadas, incluyendo los países subdesarrollados.

Asimismo, la incorporación de tecnología que desplaza mano de obra y exige

trabajadores, no solo más capacitados, sino, sobre todo, dispuestos a adaptarse a los

constantes cambios que la tecnología provoca en los procesos productivos (Carballo,

2001). Como ejemplo, la perforación de pozos petroleros en Venezuela, en los que

anteriormente laboraba cinco, seis o siete trabajadores como operarios de los taladros,

actualmente solo es operado por un ingeniero basado en proceso computarizado. Por

otra parte,

El desmonte de los aranceles y la integración comercial entre países de costos laborales desiguales conduce a las empresas a una mayor flexibilidad que las obliga a la subcontratación de una parte de su producción, a la reducción de su plantilla de personal fijo y a la contratación de varios servicios en empresas especialmente constituidas para tales propósitos, a la eliminación del fordismo y a la adaptación de su producción al sistema “just in time”, al uso de formas más precarias de empleo y a vincularse con una mano de obra en los niveles inferiores de calificación de muchos más elástica y sensible a los costos (Alburquerque, 1998).

Como derivación de la producción just in time surge en este decenio la práctica

cada día más extendida del denominado empleo just in time, gracias a la cual los

empleadores se circunscriben a contratar exclusivamente las personas que realmente

necesitan en un momento determinado (Rifkin, citado por Alburquerque, 1998). De esta

forma, trabajadores entran y salen de la empresa conforme a las exigencias de la

producción, sin que se forme un lazo duradero con el establecimiento para el cual

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prestan sus servicios. Su débil y esporádica vinculación con la firma, en la cual no

hacen, vida, motivo por el cual se muestran muy pocos inclinados a adherirse a la

organización sindical, que se enfrenta así a un nuevo obstáculo para su crecimiento.

(Alburquerque, 1998).

Así, por ejemplo, CANTV y Eneldis contratan los servicios de otras empresas para

la realización de trabajos los cuales anteriormente practicaban ellas mismas.

Igualmente, la modalidad de la contratación se impone como alternativa al trabajo sin

tiempo de limitación, donde universidades privadas apelan a ello, incluso, universidades

públicas como la Universidad del Zulia en relación a su personal docente.

Aunque elaborado como respuesta a las exigencias cambiantes del mercado, es

innegable que esta organización del personal de la empresa segmenta a los

trabajadores, lo que hace más difícil la labor de penetración y comunicación de la

organización sindical, generalmente estructurada en función de un esquema de

trabajadores fijos y permanentes (Alburquerque, 1998).

En este sentido, para recortar los costos laborales se recurre a la subcontratación,

mecanismo que permite a la empresa traspasar a proveedores externos los bienes y

servicios que anteriormente ella misma producía. Las fuentes externas de suministros

reducen la plantilla del personal fijo y, por consiguiente, aunque no sea su propósito

esencial, debilitan al sindicato de la empresa. (Alburquerque, 1998).

En lo que respecta a los contratistas, se trata de pequeñas empresas que pagan

bajos salarios y que otorgan bajos o nulos beneficios a sus empleadores, y en cuyo

medio es difícil la acción sindical (Alburquerque, 1998). Y un caso significativo refiere a

las contratistas que laboran para PDVSA, como ya fue señalado, a pesar de tener que

cancelar a sus trabajadores todos los beneficios establecidos en la convención colectiva

petrolera, no lo hacen, cancelando salarios por debajo de lo estipulado, recurriendo

para ello a través de la figura de empleados de confianza. Por supuesto, igual apelan al

contrato por tiempo determinado, para así poder obviar beneficios por tiempo de

trabajo, vacaciones, entre otros.

En este sentido, quedando dispersada la mano de obra de las contratistas las

cuales trabajan para PDVSA, no tiene poder de presión para revertir tal situación, a la

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vez, que los sindicatos los cuales pertenecen a la estatal petrolera no los apoya en sus

derechos económicos legalmente establecidos. Por otra parte,

La proliferación de las agencias temporales de empleos, por cuyo conducto se ofrece la prestación de un trabajador a una empresa usuaria de sus servicios, es otro de los problemas que debe afrontar el sindicato contemporáneo. Estos trabajadores no se sienten vinculados con el establecimiento al cual prestan sus servicios, pues han sido empleados por la agencia temporal, la cual le paga el salario y decide en qué momento ponerle fin al contrato de trabajo, pero tampoco crea un sentimiento de solidaridad con los demás empleados de la agencia, pues entre ellos no existe comunicación. Una realidad como la descrita no es un medio para la creación de un sindicato (Alburquerque, 1998).

Y en efecto, a manera de ejemplo, los bancos y algunas universidades privadas en

Venezuela se relación con empresas las cuales les prestan el servicio de

mantenimiento y limpieza, en consecuencia, los trabajadores(as) que los realizan rara

vez coinciden con sus compañeros de empresa, si con personas de dichas entidades

financiera y educativas, pero con las cuales no se sienten identificadas, por tanto,

emprender actividades en aras de lograr ciertas mejoras socio-económicas se hace casi

imposible.

Como se observa, las transformaciones empresariales en tiempos de globalización

han tocado a las compañías privadas y entes públicos de la nación, presentándosele a

los sindicatos nuevos escenarios los cuales deben evaluar en función de establecer

estrategias de acción en la defensa de los derechos y garantías no solo de los

trabajadores afiliados, a la vez, del resto de las reivindicaciones sociales del resto de la

población.

A este respecto, el fenómeno de la globalización está presente y se tiene que

asumir como un reto en tanto subvierta los derechos y garantías de la clase

trabajadora, es decir, todas aquellas beneficios ganados en las luchas obreras, no

aceptando ese “dejar hacer” con toda libertad a las empresas nacionales como

extranjeras.

Es ese sentido, ese contexto de controversia entre los intereses de los

trabajadores(as) y empleadores sigue vigente, y si maximizar la ganancia es la meta de

los segundos, la de los primeros sería, en consecuencia, maximizar los derechos y

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beneficios reconocidos en el escenario mundial. Es que desregularizar, minimizar la

acción estatal o sindical, no implica acabar con ingresos justos para la mano de obra

productora de los bienes y servicios. Igualmente, así como se transforman las empresas

trayendo por extensión la dispersión de las luchas laborales, la sindicalización debe

asumir nuevas formas de unión, aglutinando la mano de obra dispersa, estableciendo

mecanismos de encuentros para el intercambios de estrategias de acción, por

supuesto, apelando a los preceptos constitucionales y otras leyes nacionales las cuales

apuntalan los derechos y garantías laborales.

Se encuentra el movimiento sindical venezolano ante un reto de carácter mundial,

con capitales que emigran con toda facilidad, sin embrago, cada país en particular

cuenta con riquezas posibles de explotar, pero no solo en función de las empresas,

también de los trabajadores(as), como de la población en general. Los sindicatos como

expresión de unión del movimiento obrero, a la vez, por necesidad del momento

histórico, del resto de los actores sociales no empresariales, deben actuar bajo esa

visión solidaria. En consecuencia,

Sin duda, la acción sindical requiere adaptarse a las modalidades imperantes en el mercado de trabajo, entre las cuales destaca el ámbito transnacional de las empresas, las facilidades que se les brindan al capital para migrar de un lugar a otro del planeta y el desarrollo de la información que garantiza a los empleadores una visión holística de las condiciones económicas, políticas y sociales imperantes a nivel mundial. En el escenario descrito, será menester que el movimiento sindical se desenvuelva –también- más allá de las fronteras nacionales adoptando bien fuere iniciativas de carácter orgánico, es decir, integrándose a estructuras sindicales regionales o mundiales; o meramente funcionales, esto es, mediante la acción coligada entre sindicatos que actúan en diversos ámbitos geográficos (Carballo, 2001).

Para tal efecto, pueden los sindicatos para ello partir de la normativa emanada de

la Declaración de Filadelfia de 1944, la cual obró como enmienda de la Carta

Constitucional de la OTI, resulta de fundamento último de posición de cesta

organización respecto a la vinculación entre el comercio internacional con los derechos

humanos fundamentales relativos al trabajo (Villasmil, 2003), es decir, contraponer los

postulados de la Declaración ante los preceptos de libre comercio a ultranza, en

consecuencia, equilibrar los intereses de los trabajadores y empleadores a nivel

mundial. En este sentido, la Declaración expresó:

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1.-La paz permanente sólo puede basarse en la justicia social;

2.-Todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o sexo tienen derecho a

perseguir su bienestar y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad,

de seguridad económica y en igualdad de oportunidades;

3.-El logro de las condiciones que permitan llegar a este resultado debe constituir

el propósito central de la política nacional e internacional;

4.-Cualquier política y medida de índole nacional o internacional, particularmente

de carácter económico y financiero, debe juzgarse desde este punto de vista y

aceptarse solamente cuando favorezcan, y no entorpezcan, el cumplimiento de este

objetivo fundamental;

5.-Incumbe a la OTI examinar y considerar, teniendo en cuenta este objetivo

fundamental, cualquier programa o medida internacional de carácter económico y

financiero.

En consecuencia, el proceso globalizador no tiene asidero para imponer en

primacía los preceptos del libre mercado, en beneficio solamente de la empresa

transnacional, debe considerar todo aquello lo cual implica proteger los intereses

humanos fundamentales de todos, y en esa medida las organizaciones sindicales a

nivel mundial deben emprender acciones tendientes a proteger sus intereses, incluso

presionando a aquellos gobiernos que implementen medidas macroeconómicas

liberadores sin tomar en cuenta, de ser el caso, cuando perjudican a ultranza al resto de

la sociedad.

Así planteado el debate, habría que decir que no hay un modelo único de relaciones laborales surgido de la única e inevitable visión de la economía global. Lo que es un dato es la globalización, no sus modalidades, que si son opciones. Por tanto, al implicar decisiones que involucran, de manera determinante, al poder público, resulta un problema político que debe resolver qué modelo de globalización se propone a los actores sociales, qué concepción a su respecto tienen los gobiernos y, en su desarrollo, el intercambio comercial internacional se servirá de un amplio espacio reconocido a la autonomía colectiva o no y, con ella, al dialogo social (villasmil, 2003).

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CAPÍTULO IV INCIDENCIA DE LOS CAMBIOS POLÍTICOS SOBRE

LAS ORGANIZACIONES SINDICALES VENEZOLANAS

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CAPÍTULO IV

INCIDENCIA DE LOS CAMBIOS POLÍTICOS SOBRE LAS ORGANIZACIONES SINDICALES VENEZOLANAS

1.- Los Cambios Políticos. Sus Causas

Los acontecimientos del llamado Caracazo en 1989, refiere para muchos al

comienzo de los cambios políticos que actualmente se verifican en la nación. Un

alzamiento popular el cual se tradujo en un primer momento en el reaccionar de clase

política, no obstante, al mediano plazo fue obviado, derivando en un intento de golpe en

1992, que llevaría luego a su protagonista principal a la presidencia de la República en

las elecciones de 1998. En este sentido, el desplazamiento de actores políticos, bien

sean líderes o partidos, no se puede considerar como algo anormal, sin embargo,

impacta la sociedad al momento de producirse.

Al respecto, el Partido Revolucionario Institucional en México, luego de 70 años en

poder fue desplazado del mismo por Vicente Fox; en Perú, el protagonismo del APRA

fue eliminado, como igual perdió primacía los partidos Conservador y Liberal en

Colombia. En Venezuela, los partidos tradicionales salen del poder por medio de uno de

sus líderes. No obstante, se verificó que estos cambios políticos no derivaron en una

crisis política prolongada en los casos acotados, pero cuando en el país llega a la

presidencia el actual mandatario, el conflicto político en extremo se ha prolongado por

mas de cinco años, esperando el rumbo a seguir luego de las elecciones regionales de

2004.

Ahora bien, la pregunta en torno a lo expuesto refiere a: ¿de dónde en realidad

derivó este cambio político que ha traumatizado a la nación en los últimos años?. La

respuesta se puede ubicar en un acontecimiento ocurrido en 1983, llamado el Viernes

Negro. En este sentido, luego de vivir el país de una renta petrolera la cual permitía

acceder al fisco de importante recursos, los mismos no fueron utilizados por los

gobiernos de turno de manera racional, y cuando comenzaron a mermar, grandes

capitales empezaron a emigrar, teniéndose que imponer un control de cambio para una

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moneda nacional la cual por décadas se mantuvo estable a un cambio promedio de

4,30 bolívares por dólar. Y ello a pesar de que

El sistema político venezolano (SPV), estuvo sustentado durante los últimos cuarenta (40) años (1958-1998) en una relación consensual, entendida sobre el desarrollo de tres (3) supuestos teóricos y prácticos básicos: a) insistir en el consenso y los acuerdos entre los actores sociales y políticos firmantes del Pacto de Punto Fijo –1958-; b) evitar a toda costa el conflicto por intereses políticos y económicos en el desarrollo del “juego democrático” y c) desarrollar un Programa Democrático Mínimo (PDM), consistente en proyecto que propendió a la inversión de la renta petrolera mediante el gasto social (Bautista, citado por Jiménez, 2002).

No obstante, los acontecimientos económicos posteriores a 1983 se tradujeron en

una mayor fuga de capitales, en una persistente devaluación del signo monetario, con

niveles inflacionarios en constante aumento, quiebra de empresas, desempleo crónico,

pérdida significativa del poder adquisitivo de los trabajadores, aumento alarmante de los

niveles de pobreza. En este escenario, con el proceso globalizador en pleno auge,

vendido el mismo a partir de los preceptos neoliberales, se imputó la crisis socio-

económica comenzada en 1983 a la actuación populista-paternalista estatal la cual no

era más que aplicar medidas macroeconómicas cortoplacista, sin sentido para la

estabilización para el mediano y largo plazo, irracionales desde la perspectiva de los

principios teóricos económicos. La consigna, era entonces, aplicar las recetas del

Fondo Monetario Internacional, porque a partir de ellas se racionalizaba no solo la

actuación del Estado, a la vez, el proceso económico productivo y distributivo.

Sin embargo, aplicadas las recomendaciones del FMI, la crisis socio-económica se acentuó aún más –ver cita en este trabajo de Hernández y Romero, página 31-, por lo cual la población venezolana de menos recursos económicos se volcó a las urnas en apoyo a la candidatura de Hugo Chávez Frías; población la cual en sus momentos de protagonismo apoyó masivamente a los partidos AD Y COPEI. Es decir, igual que en el pasado, siguen los menos favorecidos poniendo sus esperanzas de bienestar bien sea en partidos o líderes carismáticos.

No queda duda de que el desplazamiento de los líderes y partidos tradicionales

derivó en una crisis política extrema, pero se repite, se sucede ello con la llegada al

poder del actual presidente y no en un momento anterior, es decir, cuando Rafael

Caldera deja fuera del ejecutivo nacional a los partidos tradicionales hasta la fecha.

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2.-La Crisis Política y los Sindicatos

En este sentido, no queda duda de que la crisis política se genera por la pugna de

dos visiones económicas contrapuestas dentro del capitalismo, una, la neoliberal, afín al

fenómeno globalizador, y una visión interventora, neokeynesiana, la cual sostiene que

el Estado no puede deslastrarse de su papel regulador e interventor del aspecto

económico, y en conjunto con la actuación de la empresa privada llevaran a buen

término para toda la sociedad el proceso de producción y distribución tanto de los

bienes y servicios como de las riquezas.

El problema para Venezuela radicó en que con la llegada de Chávez Frías al

poder, con su discurso intervencionista y nacionalista, en Latinoamérica se asistía a

gobiernos afines a los preceptos de la liberación económica a ultranza, de apertura

comercial abierta y minimizadora de la actuación estatal, en consecuencia, los centros

del poder a nivel mundial, beneficiadores directos del mercado global en perspectiva,

principalmente los EE.UU., de manera decisiva fueron protagonista tras bastidores de la

crisis política desatada. Si se observa los cambios de integración económica en Europa,

igual se capta la ideología liberalista aplicada en esta parte del mundo, es decir, un gran

mercado, basado en la libre movilidad de capitales y mano de obra, con una moneda

común, en función de que el mensaje de apertura y unión no dejase duda.

Es que con la caída del bloque soviético, mercados emergentes para un

liberalismo global aparecen de la noche a la mañana, y las teorías keynesianas son

desplazadas por la ideología neoliberal, aunque las primeras fueron la respuesta del

sistema de mercado para paliar la crisis del 29, bajo el argumento de que con la llegada

del capitalismo monopolista las fuerzas del mercado ya por si solas no podían

equilibrar, cuando fuere necesario, el proceso de producción y distribución, en

consecuencia, el Estado necesariamente tenía que intervenir vía gasto público y

desarrollando leyes para regular la economía.

Es decir, en un mundo que se globaliza, y en una región latinoamericana donde se

aplican sin mayores obstáculos los preceptos del FMI, se atraviesa la ideología socio-

económica –capitalista- nacionalista y propulsora de la continuación de la intervención

estatal, la ideología bolivariana, por ello, no puede dejar duda la participación de los

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EE.UU. como impulsor decisivo, y con aliados internos, de un proceso traumático en el

ámbito político el cual terminó afectando a todos los sectores de la sociedad

venezolana, sin excluir ninguno de las dos partes en pugna. Y por supuesto, el papel en

el mismo del sector sindical fue de manera directa, explicita, apegada a una de las

partes, y terminó afectando a la principal central sindical del país.

A este respecto, se debe aclarar, que del conflicto en perspectiva, derivado de los

cambios políticos, es decir, con la llegada de Chávez Frías al poder, no se pretende

inclinarse en este trabajo a favor de ninguna de las partes, pero si sostener

abiertamente que la crisis política devino de la contraposición de dos ideologías afines

al capitalismo, ya identificadas, el neoliberalismo y la ideología keynesiana, matizada

con posturas nacionalistas, sin dejar de mencionar poderosos intereses políticos y

económicos afines a las dos partes en pugna.

Negar ello, sería como visualizar que los intereses políticos y económicos de la

sociedad venezolana solo persiguen en extremo, con la mayor voluntad, lograr niveles

de vida dignos para todos los habitantes de la nación, es decir, refieren a intereses

bondadosos hacia toda la sociedad y no a poderosos grupos políticos y económicos

nacionales e internacionales. El panorama social para 1998 así lo demuestra; 80% por

de la población viviendo en condiciones de pobreza en un país el cual contó con

increíbles ingresos derivados de la industria petrolera, y donde actualmente esa misma

proporción está en situación similar.

Expresado ello, la participación de la CTV en el conflicto, se repite, fue de manera

abierta y plegada a una de las partes en pugna, trayendo tanto para esta central y para

el sindicalismo venezolano en general, efectos los cuales se irán considerando en las

próximas líneas.

2.1.- Confrontación

En este sentido, en referencia primero a la pugna política, el gobierno bolivariano o

chavista, como se le quiera llamar, en su momento intentó de manera directa intervenir

o reformar la CTV, tal cual lo hizo con la Constitución, el Congreso Nacional, la Corte

Suprema de Justicia, entre otros. En este contexto, el principal sindicato nacional se vio

bajo la propuesta de parte del gobierno de un referéndum, y luego se convocó a una

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elección con participación directa como candidato de un afecto al chavismo, Aristóbulo

Isturiz, comicios estos los cuales no llegaron a desplazar a la dirigencia sindical

cetevista.

La convocatoria al referendo sindical del 3 de diciembre a instancia del Ejecutivo y con la aprobación de la Asamblea Nacional, constituyó una iniciativa que, a la luz de lo acontecido luego y mas específicamente en el año 2001, develó el carácter autoritario del régimen chavista. Con él se persiguió legitimar en cese en sus funciones de todas las directivas sindicales, corolario de la intención de tomar la CTV para que sirviera a los intereses y proyecto del régimen o de la “revolución”, como desde los tiempos de la propia Asamblea Constituyente se procuró sin éxito, a la vista de lo contenido (Villasmil, 2003).

Y es que el discurso del próximo gobierno oficial no dejaba duda al respecto de la

intención de confrontar la máxima central. Así,

Es el 24 de junio de 1998, faltan menos de seis meses para las elecciones presidenciables y el candidato Hugo Chávez, en una amplísima entrevista concedida al historiador Augusto Blanco Muñoz, y posteriormente recogida en el libro Habla el comandante, afirma: “Si no logramos la gobernabilidad, si no logramos trasformar la estructura y el cuadro de fuerzas en el Congreso y en el Poder Judicial y los factores reales, la CTV por ejemplo, que hay que demolerla, no habremos hecho nada. Pero ahora, ¿cómo demolerla, cómo desmontarla?. Con Constituyente popular, con fuerzas que lleguen de verdad allí para desmontar todo eso”. La casi sexagenaria CTV, invadida por los vicios, yerros y omisiones de los partidos tradicionales, pero sobre todo bajo el férreo dominio de Acción Democrática, no rea susceptible, de acuerdo al discurso del candidato presidencial Hugo Chávez, de ser adecentada o democratizada, transformada, renovada o rescatada como fuerza de los trabajadores. Era y es, a su juicio, sencillamente irrecuperable (Salazar, 2001).

Es decir, claramente se avizoraba un conflicto directo entre la CTV y el nuevo

gobierno a asumir, donde la negociación pasaba a ser sustituida por la confrontación,

derivando así la incidencia más directa hacia el sindicalismo venezolano. A este

respecto, la máxima Central al estar dominada por Acción Democrática no radicalizaba

sus peticiones hacia los gobiernos anteriores al presente, ya que los mismos estaban

unidos por el Pacto de Punto Fijo, en consecuencia, el consenso se imponía a la

confrontación. Se entiende ello en función de que:

Hay que añadir a todo esto, la tradición laboral venezolana. El movimiento sindical ha estado controlado por la política partidista y de ahí surge el principio fundamental del sindicalismo venezolano: ser un sindicalismo

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eminentemente de negociación y no de confrontación. El movimiento sindical adopta posiciones muy distantes del reclamo radical y de la confrontación (Díaz, citado por Romero, 2003).

Esta situación cambió con la llegada de Chávez Frías al poder, pues el mismo

atacaba de manera directa a los firmantes del Pacto de Punto Fijo, donde Acción

Democrática fue uno de los firmantes, por extensión, la CTV necesariamente se ve

envuelta en la confrontación política en virtud de su acercamiento partidista a la tolda

política identificada.

Al respecto, los acontecimientos y planes en marcha no dejaban duda de ello de

parte del Ejecutivo Nacional, es decir, confrontar al sindicalismo tradicional por todos los

medios posibles. En este contexto,

La Constituyente fue escenario de varios intentos, algunos de ellos abortados por la intervención directa de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y las quejas internacionales de la ORIT, de emitir lo que denominaba “Decreto de Emergencia Sindical”, en los cuales se planteaba la incautación de los bienes de las organizaciones sindicales y la prohibición de salida del país de sus dirigentes. A pesar de las advertencias y protestas, más internacionales que nacionales, la Asamblea Nacional Constituyente terminó aprobando, durante los últimos días de su gestión, tres actos constituyentes marcados por una fuerte impronta antisindical, que fueron publicados en la Gaceta Oficial del 2 de marzo de 2000 (Salazar, 2001).

En este orden de ideas, las nuevas fuerzas políticas seguían buscando caminos

en su pugna con el sindicalismo tradicional venezolano. Así, la Constituyente terminó

por dictar varios decretos referidos al ámbito sindical (Salazar, 2001).

El primer decreto se refirió a la suspensión de la negociación colectiva de la

industria petrolera por un lapso de 180 días, en clara trasgresión del Convenio Nº 98 de

la OTI y del artículo 96 de la constitución de 1999, el cual consagra el derecho a la

negociación colectiva (Salazar, 2001).

El segundo decreto se refiere a las medidas para garantizar la libertad sindical,

una de cuyas inconsistencias es no guardar consistencia con su exposición de motivos,

es decir, las normas de la OIT, su Constitución y los Convenios 98 y 87, son reglas de

obligatorio acatamiento de parte de los poderes públicos, en consecuencia, la

autonomía sindical estaba referida a una normativa vigente para regular sus propios

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estatutos, afianzadas ellas en los artículos 23 y 95 de la Constitución Nacional (Salazar,

2001).

El tercer decreto de la Constituyente destituyó a los Directores Laborales, esto es,

a los representantes de los trabajadores en las Juntas Directivas de las empresas

públicas, institutos autónomos y organismos de desarrollo o social del sector público; es

el único decreto el cual considera que directores laborales se han convertido en factor

de perversión y corrupción de la actividad laboral (Salazar, 2001).

Y al suceder esta incidencia sobre el sindicalismo dominante hasta la fecha,

cambia totalmente su papel de negociador y es sustituido de forma absoluta por el

enfrentamiento político, matizado el mismo sobre la visión de sacar del poder al actual

mandatario por cualquier vía, quedado ello demostrado en los acontecimientos del 11

de abril de 2002, donde la dirigencia sindical cetevista actuó públicamente en esos

acontecimientos.

2.2.-Tripartismo

La eliminación del tripartismo de parte del actual gobierno, devino en otra de las

incidencias de los cambios y conflictos políticos de la nación a partir de 1998, donde las

dirigencias sindicales representaban a la clase trabajadora en esa modalidad de

negociación. No obstante varios intentos y fracasos al respecto, los sindicatos siempre

eran tomados en cuenta a la hora de intentar algún consenso tendiente a corregir

cualquier desviación de los acontecimientos socio-económicos de la nación, así como

de los intereses de los trabajadores.

El cuestionamiento de la CTV por parte del nuevo gobierno y del movimiento

político que lo respalda es tal, que a pesar la existencia de un Reglamento que

establece la existencia de una Comisión Tripartita Nacional para fijar el salario mínimo y

no obstante los exitosos acuerdos de concertación tripartitas logrados en los años de

1997 y 1998, el nuevo gobierno alegando como fundamento la poca representatividad

de las centrales sindicales, suspendió las negociaciones de la Comisión Tripartita, las

cuales se reanudaron sólo cuando, a punto de llegar el 1º de Mayo de 1999, fecha en la

cual debía comenzar a regir el nuevo salario mínimo, hubo que acudir a tales

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negociaciones ante la evidencia de que no existía un mecanismo alternativo adecuado

(Hernández y Romero, 1999).

En torno a ello, para 1979-1984, en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, se intentó sin éxito institucionalizar algún mecanismo tripartita de concertación (Villasmil, 2001), donde, por supuesto, se invitó a una representación de los trabajadores.

Para el período de 1984-1989, la propuesta se llamó el Pacto Social y se creó la

Comisión de Costos, Precios y Salarios, siendo esta última iniciativa de la CTV

(Villasmil, 2001). Es decir, el sindicalismo venezolano nuevamente va a formar parte de

la negociación tripartita. Siguiendo en esa misma línea, para el período 1989-1994, se

trata de llegar a la Concertación Nacional, con representación del sindicalismo

venezolano. No obstante su fracaso en acuerdo se intentó, pero,

“Sobre la concertación social se hablo con alguna insistencia en los inicios del período sin que se concretara en ninguna instancia de dialogo permanente. Incluso el 4 de julio de 1989 en el Palacio de Miraflores el presidente de la República, el presidente de la CTV y los presidentes de Fedecámaras, Fedeindustria y de otras organizaciones empresariales firmaron el Acuerdo Nacional para la Concertación, que no tuvo ninguna trascendencia práctica al extremo de que me se alude ni se apela a él al momento de reconocer los antecedentes de los acuerdos tripartitos de 1997, tal fue su muy escaso impacto y hasta conocimiento” (Villasmil, 2001).

En este mismo sentido, para el segundo gobierno de Rafael Caldera, la CTV

siempre estuvo presente en los acuerdos tripartitas a establecer, verificándose así su

protagonismo en el mecanismo del consenso y acuerdo de esta modalidad de

negociación.

Al respecto, si bien esta modalidad no alcanzó las dimensiones e importancia que

debería haber tenido en función de presionar los sindicatos venezolanos por sus

derechos e intereses, refería la misma a una forma de concertación válida para la clase

trabajadora, la cual con el correr del tiempo hubiese podido ser mejorada como forma

de presión sindical y social, manteniendo así el protagonismo de las organizaciones

sindicales en la toma de decisiones de trascendencia para la nación. Lamentablemente,

por el conflicto político ello (el tripartismo) ha quedado suspendido.

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Es decir, con el conflicto político en plena efervescencia, dicha Tripartita dejó de

tener sentido en virtud de que la CTV como Fedecámaras se vinieron a convertir en

acérrimos opositores al gobierno.

En este orden de ideas, lo que se pretende señalar es que la máxima central

obrera desvió totalmente su propósito principal como es la defensa de los derechos e

intereses de sus afiliados, y asumió abiertamente posturas de oposición política hacia

las nuevas autoridades ejecutivas. Y ello en su momento no deja de tener sentido, en la

medida de que la CTV estaba influenciada de manera directa por Acción Democrática,

el partido directamente señalado por el gobierno de ser culpable de toda la debacle

socio-económica en la cual se encontraba el país.

2.3.- División

Con respecto a esto, la CTV ha sido objeto de serios cuestionamientos, y reflejo

de ello fue la decisión de la Federación de Trabajadores de la Industria de

Hidrocarburos y sus Derivados de Venezuela (FETRAHIDROCARBUROS) de desafiliar

sus sindicatos de la máxima central obrera (Hernández y Romero, 1999).

Ahora bien, ¿implica esto una división? o, ¿el sindicalismo venezolano ha estado

siempre dividido?. Y estas preguntas adquieren pertinencia incluso considerando la

creación de la Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FBT). Se plantea de tal forma en la

medida del conocimiento de la existencia de la CTV y de la CUTV, a lo cual se le debe

agregar, de cierto, las palabras del presidente, “¿Cuántos sindicatos hay? Miles, 9 mil

sindicatos me dice el vicepresidente, que sabe bastante de eso: ¡9 mil sindicatos!

Imagínense ustedes”(página Web de Globovisión, citada por Salazar, 2001).

En este mismo orden de ideas, la tasa de sindicación en Venezuela tiende hacia la

baja, como en todas partes del mundo; en su mejor momento el sindicalismo pudo

haber tenido 30-35% de afiliación. Ahora las cifras más óptimas dicen que 18%.

(Arismendi, 2001). A lo cual se debe agregar: “nosotros tenemos un sindicalismo

diseminado en muchísimos sindicaticos de empresa, algunos son de maletín, bolsillo,

de gente que aprendió a ser sindicalista algún día” (Arismendi, 2001).

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En consecuencia, ¿se dividió el sindicalismo en Venezuela a partir del conflicto

político?. ¿Estaba ya dividido?, o lo más grave, ¿No existe capacidad de unión de los

trabajadores lo cual les permita lograr niveles altos de afiliación?; y esta última pregunta

adquiere aun más pertinencia en función de una constitucionalidad la cual garantiza la

libertad sindical.

2.4.- Legitimidad

La crisis política tiene efectos negativos en las organizaciones sindicales porque las convierte en terrenos de lucha fraccional y porque contradice más allá de las posibilidades de resolución en el plano sindical. Asimismo, el sindicalismo queda frecuentemente deslegitimado, afectado por la crisis global de representatividad a la que también, sin duda, ha contribuido con su subdesarrollo político y su ineficiencia como instrumento impulsor de una distribución más justa del ingreso. Igualmente hay un impacto negativo de la crisis ideológica y de la imposibilidad de articular demandas políticas de un conjunto heterogéneo de sectores que empiezan a desconfiar, a sentirse separados de sus métodos (Iturraspe, 1999).

El cuestionamiento al sindicalismo tradicional y especialmente al organizado en la CTV, no es nuevo ni carece de sustentación. Lo que si es una novedad es la pretensión de desconocer o, al menos relegar, el papel de esta Central como organización sindical mayoritaria, sin que haya surgido otro ente con legitimidad y representatividad suficiente para sustituirla. Ello crea un grave riesgo para el sindicalismo venezolano. La propia CTV así lo ha entendido y en una sustancial reforma de sus estatutos, aprobó la celebración de elecciones directas en las bases sindicales a fin de designar un nuevo Comité Ejecutivo. Con ello pretende dar respuesta a las reiteradas críticas sobre su burocratización y su falta de representatividad (Hernández y Romero, 1999).

Es que la CTV al plegarse en la crisis política a una de las partes en conflicto, se

plegó a la más deslegitimada, como fueron los partidos tradicionales, y más aun, dicha Central sindical, su dirigencia asumió un protagonismo evidente. En consecuencia, su deslegitimación derivó en absoluta, con sus principales dirigentes fuera del país o fuera de la palestra de los medios.

Es que no cabe duda que la crisis socio-económica devenida en Venezuela a partir de 1983 no fue enfrentada con éxito por los partidos gobernantes, y cuando asumieron como gobierno los postulados del FMI, los resultados ahondaron aun más las vicisitudes de gran parte de la población, por lo cual, como ya se señaló, se deslegitimaron como representantes de las mayorías, Y así, Chávez Frías pudo llegar al poder en base al ataque a los gobiernos de los últimos cuarenta años.

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Independientemente que el actual gobierno se dirija a un fracaso estrepitoso o un

triunfo de relación a las promesas de bienestar para los menos favorecidos, lo cierto es

que los gobierno anteriores no lograron canalizar de la mejor manera para el desarrollo

socio-económico del país los cuantiosos recursos provenientes de la renta petrolera, en

consecuencia, los partidos políticos los cuales se sucedieron en el poder perdieron toda

la fe las clases populares, se deslegitimaron ante ellas, y la CTV, como Central

identificada con ellos en el conflicto político, hoy está totalmente deslegitimada.

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CAPÍTULO V ESTRATEGIAS DE ACCIÓN PROPUESTAS PARA LOS SINDICATOS VENEZOLANOS

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CAPÍTULO V

ESTRATEGIAS DE ACCIÓN PROPUESTAS PARA LOS SINDICATOS VENEZOLANOS

Con respecto a este tema, en este capítulo se pasa a analizar las estrategias de

acción para el sindicalismo venezolano propuestas por Hernández y Romero en su

Trabajo “Sindicatos en Tiempos Globalizados: El Caso Venezolano”, las cuales se

consideran acertadas en la medida de conformar directrices para un cambio de actitud

ante diversos factores que afectan al movimiento sindical, en consecuencia, poder

enfrentar con éxito los retos devenidos tanto del proceso de globalización como los

vicios que lo arroparon de manera crónica, en detrimento de la lucha por los intereses y

derechos de los trabajadores(as) y la sociedad en general.

1.- Capacitación de la Dirigencia

En torno a ello, los tiempos presentes, dominados en toda su extensión por los

cambios tecnológicos y el debilitamiento de las fronteras nacionales, exige una

dirigencia sindical capacitada para enfrentar estos fenómenos (Hernández y Romero,

1999). En consecuencia, lo expuesto en las próximas líneas, queda claro, adquiere

pertinencia también para el sindicalismo venezolano.

En efecto, el mundo actualmente vive la época denominada la sociedad de la

información y del conocimiento, donde toda una serie de aspectos y factores que

afectan a las sociedades, por extensión, a los trabajadores(as), deben ser analizadas y

entendidas por la dirigencia sindical venezolana, es decir, una liderazgo capacitado,

adiestrado, para manejar y derivar conocimientos de los cambios sociales, políticos,

económicos, tecnológicos, de leyes laborales, surgidos de la sociedad globalizada, y en

base a ello, dar respuestas con argumentaciones válidas ante todo aquello que vaya en

detrimento de la clase trabajadora, sobre todo de esa imposición de la aceptación de la

unicidad del pensamiento global como paradigma de la primacía del mercado mundial

libre, sin fronteras. A este respecto,

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Así planteado el debate, habría que decir que no hay un modelo único de relaciones laborales surgido de una única e inevitable visión de la economía global. Lo que es un dato es la globalización, no sus modalidades, que si son opciones. Por tanto, al implicar decisiones que involucran, de manera determinante, al poder público, resulta un problema político que resolver, qué modelo de globalización se propone a los actores sociales acompañar; qué concepción a su respecto tienen los gobiernos y, si en su desarrollo, el intercambio comercial internacional servirá de un amplio espacio reconocido a la autonomía colectiva o no y, con ella, al diálogo social (Villasmil, 2003).

Y solo una dirigencia sindical altamente capacitada podrá reclamar una autonomía

sindical, participar en el diálogo social, y en el mismo reclamar al poder público

decisiones las cuales protejan los derechos y garantías establecidos en los Convenios

internacionales, en la normativa de la OIT; con conocimiento del intento de implantar

una visión única del mundo, esto se puede enfrentar y así proponer opciones las cuales

impliquen beneficios y no perjuicios para la nación. En este sentido, se reconoce el

derecho que tienen los diferentes actores sociales, empresarios, trabajadores,

estudiantes, desempleados, profesionales de práctica libre, pero la imposición de un

solo interés, el global, el del máximo beneficio transnacional sin medir consecuencias,

ha de ser enfrentado con inteligencia, sobre todo cuando se pretenda modificar la

legalidad que protege a la clase trabajadora.

Las reformas a las legislaciones laborales que han tenido lugar en caso todos los países de la región y la tendencia hacia una mayor desregulación de las relaciones de trabajo, son materia de obligado estudio por cualquier dirigente sindical en una economía globalizada. Si no entiende y mide el alcance de estos fenómenos, que hoy en día se presentan más como un dato histórico que como una tendencia, no será capaz de desarrollar en su contexto el papel que lo corresponde como dirigente de una clase trabajadora que requiere defenderse de los aspectos negativos que le comportan las nuevas realidades (Hernández y Romero, 1999). Realidades la mayor parte de las veces beneficiadoras de la visión del mercado

global libre, pero que se legalizan desarrollando leyes desregulizadoras de las

relaciones laborales, eliminado beneficios de los trabajadores obtenidos tras largos

periodos de luchas, obstaculizadoras de la libertad sindical, interventoras de los

sindicatos, en fin, de los derechos e intereses de la clase trabajadora, así como

estableciéndose reformas para privatizar industrias básicas y estratégicas, como la de

los hidrocarburos.

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Por otra parte, la capacitación tecnológica debe ser extensiva a la base

trabajadora, iniciativa esta desde la dirigencia sindical. Es que ello actualmente no es

una opción, es una necesidad para poder entrar y mantenerse en una profesión, en

consecuencia, defender derechos e intereses laborales también implica preparar a los

trabajadores para enfrentarse a una realidad laboral tecnificada. Por ello,

La agenda sindical debe prever, de modo prioritario, lo relativo a la capacitación y formación profesional como reacción ante los permanentes avances de la tecnología y su devastador efecto sobre los trabajadores con menor grado de instrucción. No se trata, como lo creyeron los ludditas, de destruir máquinas y tecnología de avanzada, sino de permitir al trabajador a las nuevas condiciones ambientales que la producción exige mediante una adecuada y oportuna capacitación. Ello constituye, sin duda alguna, un objetivo propio el Estado –no se trata de negarlo- pero, a su lado, el movimiento sindical debe asumirlo como responsabilidad estratégica y así organizar a desocupados y marginados del sector formal de la economía; incorporar en las convenciones y acuerdos colectivos obligaciones patronales en materia de capacitación y formación profesional; hacer énfasis en el derecho a la información (sobre todo a lo atinente a la incorporación de nuevas tecnologías) como medida de prevención frente al potencial desplazamiento de mano de obra; y, en general, liderar o brindar apoyo a iniciativas de otros agentes en materia de las políticas de empleo (Carballo, 2001).

2.- Replanteamiento de la Solidaridad Internacional

La acción sindical no debe agotarse en las fronteras de cada país. Esto no supone el retorno a ninguna de las internacionales obreras, sino de un nuevo tipo de comunicación entre los sindicatos y gremios nacionales con el resto de los países, especialmente con los cuales se tienen mayores relaciones (Hernández y Romero, 1999).

Y más aun, establecer alianzas para la acción conjunta cuando ello sea necesario,

es decir, cuando se vulneren derechos e intereses laborales legalmente establecidos,

ello por complacer los preceptos globalizadores. Es que, si las empresas globalizadas

se asientan en la mayoría de los países latinos, con sus exigencias de desregularizar la

normativa de las relaciones laborales, igual sentido adquiere la lucha sindical en

conjunto. Al respecto,

La estrategia de apelar a la solidaridad internacional para vencer cualquier resistencia, lograr mejores condiciones de trabajo y reformar la legislación laboral, es un nuevo espacio que la globalización ofrece a las organizaciones sindicales. El primer sindicato de zonas francas que en la República

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Dominicana negoció un convenio colectivo lo pudo lograr gracias a la cooperación entre la Confederación Nacional de Trabajadores Dominicanos (CNTD), afiliada a la CIOSL, y el sindicato norteamericano UNITE, que recurrieron en 1995 a la presión sobre clientes instalados en los Estados Unidos con fines de lograr vencer la resistencia de la empresa dirigida por coreanos que rehusaba negociar el pacto colectivo ( Alburquerque, 1998).

Es que la solidaridad internacional adquiere pertinencia en la medida de que los

gobiernos en Latinoamérica apliquen los preceptos globalizadores en detrimento de los

derechos laborales. El caso citado por Alburquerque claramente deja ver la no

intervención estatal en función de hacer respetar la normativa de la OIT en cuanto a los

intereses de los trabajadores, en consecuencia, la presión de dos sindicatos de

diferentes países logró detener la vulneración de un derecho a la negociación colectiva.

Ahora bien, lo expresado por Hernández y Romero en su cita de “esto no supone

el retorno a ninguna de las internacionales obreras”, no tiene sentido, en la medida de

que si es pertinente establecer reuniones de diferentes sindicatos, escogiendo cualquier

país como sede, por supuesto, invitando a la OIT, pero exigiéndole a esta última

solidaridad abierta, de denuncia y presión, de ser necesario, sobre gobiernos los cuales

dejen vulnerados derechos laborales. Es que si los siete grandes países

industrializados sostienen reuniones constantes en función de establecer estrategias

para la defensa de sus intereses, por tanto, de las grandes transnacionales, porque los

trabajadores igualmente no se pueden solidarizar internacionalmente en la defensa de

los propios; cuál es el argumento teórico, filosófico o de doctrina legal laboral que

impida ello en un mundo globalizado el cual pretende desmontar los beneficios de los

trabajadores en nombre del libre mercado. En este orden de ideas,

En una economía que se caracteriza por una movilidad creciente de las empresas y del capital, el sindicato debe estar atento a lo que suele ocurrir en los diversos países. Y que la globalización suele dar lugar a situaciones contradictorias en el mundo del trabajo. Así ocurre que una empresa que tiene filiales en distintos países, en algunos asume actitudes antisindicales, mientras en otro se apega a la ley. Especial atención requieren los procesos de integración económica, en los cuales una determinada decisión política puede beneficiar a los trabajadores de un país, y perjudicar, simultáneamente, a los de otro. En tal sentido, el nuevo sindicato tiene que establecer canales de comunicación más dinámico y no limitarse a la formalidad de algunos organismos internacionales, donde lo declarativo prevalece y es sinónimo de quietud que no sanciona las violaciones de gobierno y patrones (Hernández y Romero, 1999).

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De lo expuesto, la dirigencia sindical venezolana debe establecer alianzas reales

con otros sindicatos latinoamericanos en función de establecer acciones conjuntas para

la defensa de los intereses de los trabajadores(as). El mundo globalizado no refiere a

un mundo donde queda escrito que lo prevaleciente son los beneficios empresariales

globales, y más aun, la solidaridad se hace pertinente en virtud de una realidad donde,

como se expone en las últimas líneas de la cita de Hernández y Romero, las violaciones

muchas veces viene de parte de los propios gobiernos, bien sea haciéndose la vista

gorda ante los desmanes de las transnacionales, e incluso prestándose a reformas de

las leyes laborales por exigencias de dichas empresas. De ello,

Sin duda, la acción sindical requiere adaptarse a las modalidades imperantes en el mercado de trabajo, entre las cuales destacan el ámbito transnacional de las empresas, las facilidades que se les brinda al capital para emigrar de un lugar a otro del planeta y el desarrollo de la información que garantiza a los empleadores una visión holística de las condiciones económicas, políticas y sociales imperantes a nivel mundial. En el escenario descrito, será menester que el movimiento sindical se desenvuelva -también- más allá de las fronteras nacionales adoptando iniciativas de carácter orgánico, es decir, integrándose a estructuras sindicales regionales o mundiales; o meramente funcionales, esto es, mediante la acción coligada entre sindicatos que actúan en diversos ámbitos geográficos. Como resulta obvio, de la manera propuesta se apuntala la eficacia de las acciones sindicales -v. gr. de carácter huelgario- pues asegura la virtualidad en la empresa cualquiera fuere el grado de desconcentración de la misma e independientemente de su condición transnacional. En caso contrario, la huelga ejercida en un país sería afrontada por el empleador a través de la sobreproducción en otras latitudes, con lo cual aquella deviene anonida (Carballo, 2001).

Y en efecto, en ese contexto de solidaridad internacional los sindicatos no deben

dejar que la huelga la conviertan los ideólogos del mercado mundial libre, en una acción

maligna, pues si ellos pretenden establecer la noción de esta opción de lucha va contra

la propia democracia, la respuesta estará en que una alternativa establecida en las

leyes, un derecho al cual se puede recurrir cuando patronos y gobierno vulneren

beneficios y garantías laborales adquiridas para los trabajadores.

El derecho de huelga es la más alta conquista laboral de la clase trabajadora, porque cumple dos funciones esenciales. En primer lugar, refuerza la idea fundamental el derecho colectivo del trabajo en el sentido de construir el instrumento autónomo de nivelación de la capacidad contractual de los

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factores de la relación de trabajo; y, en segundo término, porque viene a ser la garantía, en la propia mano de los trabajadores, de la existencia, efectiva, de los demás derechos laborales (Espinoza, 2000).

3.- Democratización

Un factor que limita seriamente la acción sindical es el que alude a su estructura interna misma y a los mecanismos que utiliza para la elección de sus miembros. La opinión pública tiene una imagen de los sindicatos, de las centrales y las Federaciones como de organismos burocráticos donde sus dirigentes se eternizan en sus cargos (Romero y Hernández, 1999).

En este sentido, los sindicatos en Venezuela han adolecido de este mal, es decir,

dirigencia sindicales las cuales se eternizan en el poder, violando los lapsos

establecidos para su renovación, así como la propia normativa de los Convenios

internacionales. La democratización traería como beneficio el lograr levantar el ánimo

de participación de los afiliados, y por otro lado, la necesidad de los grupos aspirantes a

la dirigencia de presentar propuestas concretas para la acción sindical de ser electo. Es

decir, abrir espacios de participación implicaría un reto no solo para renovación, a la

vez, para el diseño de estrategias a presentar a los afiliados, teniendo de esta forma

que demostrar capacidad en cuanto a una buena conducción del sindicato en el cual se

vaya a elecciones. En torno a ello,

A pesar de todas las dificultades que enfrenta en este momento el movimiento sindical venezolano, al cual los patrones oficiales y privados no le reconocen legitimidad basándose en que sus directivos tienen el período de mando vencido y no han sido relegitimados, y a pesar también del desprestigio de vastos sectores sindicales tradicionales, en el seno de los trabajadores se ha producido una reanimación del debate sindical y una gran expectativa por lo que será el proceso electoral convocado para el 2001. Valga destacar el hecho de que un movimiento como el Nuevo Sindicalismo, con importante implante sobre todo en la base trabajadora de las empresas básicas y en el sector eléctrico y telefónico, persistente cuestionador de la CTV, ha decidido competir en las elecciones de esa Central, lo que fortalece el carácter plural de esa confederación. De manera que, si como resultado del intento del gobierno por intervenir el movimiento sindical y del debate que abrió en el país sobre este tema, se produjeron avances para la unificación, la reestructuración y el fortalecimiento del respeto y la valoración de las libertades sindicales en Venezuela, paradójicamente el movimiento sindical venezolano estaría dando pasos de avance hacia una transformación y verdadera legitimación en medio de la mayor crisis que ha enfrentado desde los tiempos de la dictadura perezjimenista en la década de los años 50 (Salazar, 2001).

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Se deben desarrollar mecanismos que hagan posible una verdadera democracia

sindical, limitando la distancia entre representantes y representados, permitiendo tomas

directas de toma de decisiones por las bases y estableciendo mecanismos

descentralizados y participativos de gestión (Iturraspe, 1999).

En el caso venezolano es vital la democratización, superar el burocratismo

tradicional, el clientelismo; la reacción es creciente, se están reanimando los deseos de

participación de los sindicalistas, de los cuadros medios, de los propios trabajadores,

hay interés (Arismendi, 2001).

No obstante, en medio de los acontecimientos políticos, los cuales se fueron

radicalizándose con el correr del tiempo, dejaron de lado la necesaria democratización

de los sindicatos, y hoy aun se espera por ello; una nueva dirigencia sindical debe ser

escogida por la base trabajadora, de lo contrario se estaría cayendo nuevamente en

una dictadura disfrazada en relación a los mandos obreros en todos los niveles de

acción.

Por tal motivo, hoy resulta un imperativo adoptar el método de la elección directa, secreta y universal que contribuya a darle un nuevo status al elemento de la representatividad. No basta con apoyarse en la idea formar de dirigentes legítimos, sino de dirigentes que sean el producto de la participación eleccionaria de todos los miembros que conforman la masa trabajadora. Esto último, es un reto que tiene que asumir fundamentalmente las centrales y federaciones, así como establecer la figura de los referendums revocatorios de gestión y para la discusión y aprobación de los contratos colectivos (Hernández y Romero, 1999).

4.- Nueva Ética

“La censura de la que son objeto gobiernos, instituciones, políticos y sindicatos,

tiene que con algunos resultados de gestión poco respetuoso de la ética. La imagen de

la opinión pública de dirigentes sindicales, es la de individuos de ilimitados privilegios”

(Hernández y Romero, 1999).

Lo expuesto, viene a ser, lamentablemente, una realidad la cual ha arropado a

muchos dirigentes sindicales. El problema radica en que la corrupción de los

personeros públicos ha sido una constante, con el agravante de actuar con toda

impunidad. Se vino ello a convertir en un vicio donde el lucro desmedido ha llevado a

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sindicalistas a prácticas reñidas con la ética, donde en última instancia salen son

perjudicados los trabajadores(as). A modo de ejemplo, los cobros de millones de

bolívares de parte de delegados sindicales es una moda desde hace tiempo en la

industria petrolera. Es una forma de actuación aberrante en la medida de entenderse

que los sindicatos tienen es como función la defensa de los derechos e intereses de la

clase obrera, en consecuencia, al exigir dinero por encontrar plazas de trabajo implica

una desviación perversa en relación a esa función señalada. En consecuencia,

El reencontrarse con sus agremiados es un reto que todo dirigente tiene en este cisma que atenta contra la estabilidad y vigencia del sindicato. Ello pasa por sustentar una conducta basada en la ética y en el ejemplo. La declaración jurada de bienes antes y después de culminada su gestión, es un requisito que la sociedad exige de la actuación de todo dirigente sindical. No hay duda de que la ausencia de una conducta signada por la ética y la transparencia, han sido factores que han jugado influencia en el declive de la acción sindical en buena parte del mundo (Hernández y Romero, 1999).

En este orden de ideas, las propias bases laborales deben instruirse en relación a

los preceptos éticos que deben dominar en una sociedad, los cuales igual cubren al

movimiento sindical. En este contexto, se debe recuperar los valores sindicales y las

mejores tradiciones de lucha tanto a nivel regional, nacional como internacional, pero

rescatando la ética de la militancia sindical y desarrollando un código de conducta para

la dirigencia de los trabajadores (Iturraspe, 1999).

Con respecto a esta última observación, es decir recuperar las tradiciones de

lucha, sería la base ideal para contar con una dirigencia sindical honesta. En este

sentido, la brega de corazón, desinteresada, por la defensa de los derechos e intereses

de los trabajadores implicaría concentrar todos los esfuerzos en las acciones más

adecuadas para ello, y cuando los trabajadores visualizaran tal cambio de actitud de su

dirigencia, el apoyo no se haría esperar, en consecuencia, los desvíos hacia prácticas

anti éticas quedaría en un segundo plano. La pregunta sería: ¿será ello posible en un

mundo tan corrompido?. No obstante tal interrogación,

Esta postura del dirigente sindical con basamento ético no es un llamado en abstracto, sino una exigencia que la sociedad hace a todo el conglomerado de sus dirigentes ya que la corrupción se ha convertido en un extendido mal que ha puesto en peligro la estabilidad de la vida civil y democrática (Hernández y Romero, 1999).

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5.- Política hacia los Excluidos y Vulnerados

Sin abandonar sus tradicionales banderas de lucha –salario, contratación

colectiva, derecho a huelga, sindicalización, y demás derechos adquiridos-, el sindicato

tiene que tender un puente de comunicación con ese vasto sector social que hoy es

victima de la desatención oficial y privada (Hernández y Romero).

Es que la solidaridad se ha venido ha convertir en una base indispensable para la

lucha social, en contraposición a posturas egoístas; si se habla de una solidaridad

internacional para la defensa de los intereses y derechos de los trabajadores

sindicalizados, también adquiere plena significancia el apoyo interno a otros grupos

fuera de los gremios obreros, a los cuales se les vulneran incluso sus derechos

humanos más elementales. Así, vemos en Venezuela altos niveles de pobreza,

desnutrición infantil, alta economía informal, niños en y de la calle, en consecuencia,

solidarizarse los sindicatos con ellos vendría a elevar la moral de las luchas

institucionales obreras, a tener una base social más fuerte para la presión por

reivindicaciones sociales justas, y mejor, vendría a alejar definitivamente los vicios

devenidos de la falta de ética de las dirigencias laborales. Es que sentir las injusticias

de los otros, ya da muestra de una alta moral. Por ello se entiende que,

Concentrados tradicionalmente en la empresa, los sindicatos latinoamericanos han preferido limitar su acción a la defensa de los intereses inmediatos de sus miembros. Su sobrevivencia los constriñe a romper este contexto y desbordar su acción más allá de las simples relaciones de trabajo, lo que les permitirá influir en la elección del modelo de la sociedad. Además de sus funciones económicas, los sindicatos del mundo globalizado deben tener un cometido mucho más amplio e importante y ser, en la medida de lo posible, la expresión política de la mayoría de la sociedad civil. Sus programas de acción deben encaminarse hacia la solidaridad con toda la población, lo que les facilitará nuevas alianzas, nuevos espacios y nuevos servicios (Alburquerque, 1998).

En efecto, en un mundo globalizado, donde transnacionales y gobiernos de los

países latinoamericanos, en su gran mayoría se encuentran del mismo lado, la

solidaridad y alianza con otros grupos sociales adquiere plena pertinencia en la medida

de hacerle frente a todo aquello que en nombre del libre mercado global atente contra

los derechos y bienestar de las mayorías. No pueden los sindicatos seguir

enclaustrados en sus luchas egoístas, como sigue sucediendo en Venezuela. Y

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efectivamente, los trabajadores petroleros presionan cada vez que puede por

convenciones colectivas las cuales les reportan mensualmente ingresos que superan

en promedio –sino más-los dos millones de bolívares, en tanto para nada se preocupan

por los sueldos y salarios mínimos que devengan la gran mayoría de sus colegas

laborales de otras industrias. Por supuesto, mucho menos se ve a las dirigencias

sindicales petroleras preocupadas por los altos índices de pobreza, por los niños en y

de la calle, entre otros males sociales. En este mismo orden de ideas,

En el sector estructurado de gran parte de la economía latinoamericana sólo trabaja una pequeña parte de la población activa, lo que restringe fuertemente la influencia del sindicato a nivel de la población en general. El sector informal es predominante en América Latina, o al menos en una buena parte de sus países, y en el seno de esta economía sumergida surgen espontáneamente asociaciones y colectivos que permiten a todos sus miembros expresarse ampliamente. Tienen una base local, no vinculada al lugar de trabajo, y actúan frecuentemente con la colaboración y asistencia de organizaciones no gubernamentales. Estos movimientos representan intereses muy variados y puede ser difícil conciliar sus preocupaciones con la de los trabajadores permanentes, pero a semejanza de las centrales sindicales, estas organizaciones actúan como intermediarias entre sus miembros y la sociedad civil. Los sindicatos pueden forjar sólidos vínculos con estos movimientos populares, formular un programa común sobre aspectos específicos y llevar a cabo campañas reivindicativas. El objetivo de esta alianza será la consecución de objetivos comunes que muchas veces exceden el marco de las relaciones de trabajo, pero que en otras ocasiones conjugan las reclamaciones laborales con las exigencias populares. (Alburquerque, 1999).

Establecer alianzas con otros sectores sociales los cuales se organizan en función

de la defensa de sus intereses, contempla llevar las luchas sindicales de índole

netamente monetarias al plano social. Y esta alternativa resulta la más viable, no solo

por la solidaridad ya señalada, sino porque los problemas sociales desbordaron esa

primacía de las luchas sindicales puntuales. Y de hecho, en Venezuela los altos niveles

de informalidad, aunado a los bajos niveles de sindicalización, sugiere luchas sindicales

las cuales no cubren la mayor parte de la población trabajadora, por supuesto

tornándose más grave ante tantos problemas sociales que incrementan aún más la

población fuera de la influencia o solidaridad de los gremios laborales.

Para el efecto, se plantea de tal forma, en virtud que en Venezuela si bien las

dirigencias sindicales más representativas eran invitadas por los gobiernos, junto con

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los gremios privados, a discutir los problemas nacionales más significativos, en realidad

no hacían otra cosa que seguir el juego a los intereses políticos y económicos más

poderosos. Al respecto, ya señalado anteriormente, ello tuvo como consecuencia la

deslegitimación de la principal central laboral de la nación.

Con relación a ello, en función de corregir ese desinterés del sindicalismo

venezolano por los otros actores sociales que luchan por justas reivindicaciones, se

hace necesario la creación de canales de participación para sectores de escaso

compromiso con el movimiento obrero como: jóvenes trabajadores, técnicos, y

profesionales asalariados, sector informal, mujeres trabajadoras, entre otros, poniendo

énfasis en sus reivindicaciones y promoviendo su desarrollo (Iturraspe, 1999).

De todo lo expuesto, adquiere plena validez en un mundo globalizado, donde el

sindicalismo tiene que asumir una actitud más allá de la participación activa en relación

a los simples reclamos salariales. Si en Venezuela siguen los sindicatos sumidos en su

punto reivindicativo, su protagonismo social definitivamente quedará atrás. Ejemplo de

todo lo contrario a lo que sucede en el país, en Bolivia, donde los gremios obreros

presionan y hacen sentir su voz en aspectos tan importantes tales como los convenios

firmados por sus gobiernos en torno a sus industrias básicas, es decir, acciones las

cuales desbordan el papel tradicional de los organizaciones obreras, influyendo de esa

forma en la toma de decisiones las cuales competen a toda una nación.

6.- Protección a la Estabilidad Laboral

El sindicato tiene que idear procesos de negociación que permitan favorecer la

estabilidad del empleo. Como en otros países ocurre, es preferible retroceder en

algunas demandas siempre que no se pierda un empleo más (Hernández y Romero,

1999).

Con relación a lo expuesto, en efecto, en los Estados Unidos luego de los ataques

del 11 de septiembre de 2001, las compañías aéreas entraron en una recesión

profunda, trayendo como resultado negociaciones que derivaron en aceptarse bajas

salariales en función de lograr el menor número de despidos posibles. Ahora bien, si el

capitalismo se encuentra sometido a ciclos económicos de crecimiento y depresión, ¿se

debería en los periodos de caída del crecimiento económico convertir en una regla la

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pérdida de beneficios laborales?. No es fácil contestar la pregunta, pero si debiesen

estudiarse otros mecanismos para enfrentar las vicisitudes económicas, como por

ejemplo, ahorrar fondos las empresas en los periodos de auge a fin de sostenerse en

las épocas de recesión. En consecuencia, ¿porqué solo del lado laboral?.

En este orden de ideas, en un contexto globalizado y con altos niveles de

desempleo en el país, los sindicatos tienen que estar atentos cuando las empresas

globalizadas pretendan imponer contratos de trabajo por corto tiempo, bajo la

certidumbre de poder reclutar nuevos trabajadores en un mercado laboral con gran

oferta laboral. Es decir, una cosa es aceptar rebajas de beneficios, pero bajo la

veracidad de empresas las cuales se encuentre en situación crítica, pero no como

práctica empresarial a fin de lograr mayores excedentes por vía de perjuicios para los

trabajadores(as). En consecuencia, ello debe ser considerado por parte de los

sindicatos venezolanos, pues,

La apertura de las fronteras ha avivado la competencia y ha acrecentado la presión para disminuir los salarios y las carga sociales; estos están, junto al empleo en el centro de la negociación colectiva. Los sindicatos logran más difícilmente hacer valer sus reivindicaciones clásicas, y el paisaje de las relaciones profesionales se encuentra bastante perturbado. Se ha acrecentado la proporción de trabajadores en situación de empleo precario –ocasionales, temporales, a tiempo parcial, a duración determinada-(Servais, 2003).

Así, la práctica empresarial globalizada de evadir beneficios para la clase

trabajadora se tiene que enfrentar en base a la normativa establecida para ello, a partir

de presión de reforma de las leyes laborales, y ante los tribunales cuando ello sea

pertinente. Esta última opción con sindicatos prestos a acompañar a sus afiliados ante

los litigios laborales, brindando todo el apoyo legal necesario.

Igualmente, como otra alternativa en función de estabilizar los niveles de empleo,

deben los sindicatos participar en todas aquellas iniciativas tendientes a la creación de

nuevos puestos de trabajo, en especial todo lo que concierne con al fortalecimiento de

las pequeñas y medianas empresas (Hernández y Romero, 1999).

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7.- Unidad Sindical Nacional

Frente a los procesos de privatización y de constante pérdida de puestos de

trabajo, el sindicato tiene que replantearse el tema de la unidad. Unos sindicatos

dispersos y varias centrales nacionales atomizadas poco pueden hacer por la defensa

de sus naturales intereses (Hernández y Romero, 1999).

En efecto, ya anteriormente se trató el tema de la división sindical, la cual sigue

vigente en Venezuela. Esta desunión deja de tener sentido en un mundo como el

caracterizado en el presente trabajo, en la medida de que los retos a luchas sindicales,

tanto externos como internos, necesariamente se deben afrontar con una organización

sindical unida. En este sentido, la dispersión viene a implicar pugnas puntuales en

empresas las cuales por todos los medios tratan de evadir sus responsabilidades con

los trabajadores, y tratar de resolverse vía judicial se complican aun más. Con una

unión de los gremios obreros las presiones tanto a nivel de poderes, judiciales,

ejecutivo, legislativo, vendrían a convertirse en un mensaje claro de que los logros

alcanzados en materia laboral se pelearan en toda su amplitud, independientemente del

nivel donde se tenga que luchar.

A este respecto, en el país los sindicatos han estado divididos; la ingerencia de

factores extraños ha desvirtuado por completo, en algunos casos, su función, y por ello

no han desarrollado una política propia (Perdomo, 2002). Y esos factores más

representativos han sido los partidos políticos que en su afán de controla todos los

espacios sociales no dudaron en incrustar en los diferentes sindicatos personeros

afines a su ideología. En consecuencia, el caso de la CTV en el conflicto político en

desarrollo asumió una actitud totalmente alejada de sus propósitos como organización,

sin dejar de señalar las nuevas organizaciones laborales influenciadas por el gobierno

nacional. Y para romper ello,

La única opción válida está en el agrupamiento tanto en las centrales como en las ramas de actividad económica para evitar la desmovilización de todos los trabajadores y los demás gremios. Es obvio que la tarea no es nada fácil y prevalecen en el sindicalismo ancestrales privilegios de los que resulta difícil desprenderse. Pero unificar esfuerzos dependerá la vigencia de los sindicatos. Frente a los intentos cada vez más serios de restringir la acción sindical y desconocer toda una lista de derechos adquiridos, la unidad pareciere ser el único camino para enfrentar toda arremetida mundial del

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neoliberalismo y las específicas dificultades que condicionan y amenazan la vida del sindicalismo venezolano (Hernández y Romero, 1999).

Para lograr ello, se deben deslastrar los sindicatos de la influencia política que los

ha dominado en las últimas décadas, y practicar una política propia cuya directriz refiera

a la defensa no solo de los intereses de sus afiliados, sino, como ya se expuso, en la

defensa de los intereses de los más vulnerables ante un mundo global el cual pretende

imponer la primacía del beneficio transnacional.

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CONCLUSIONES ► Desde la normativa del marco jurídico vigente que rige a las organizaciones

sindicales venezolanas, se concluye que el mismo garantiza la vigencia plena de la

libertad sindical en virtud de la coincidencia en ello de las leyes nacionales y los

postulados de los Convenios Internacionales ratificados por la nación. Efectivamente,

una constitucionalidad que eleva a esa categoría el derecho a la asociación de los

trabajadores(as) venezolanos, aunado a la LOT, ley esta cuyo articulado establece una

serie de garantías para el libre ejercicio de las instituciones obreras, y directrices

internacionales las cuales pretenden involucrar –vía respeto de las leyes- a los propios

Estados en el apoyo del ejercicio de las luchas laborales. No obstante, una serie de

vicios e influencias externas a los sindicatos venezolanos dan al traste con todo ello. Se

diluye lo establecido en el papel en una realidad donde los intereses personales,

políticos y económicos se han encargado de derrumbar la legalidad laboral en total

perjuicio de la clase obrera nacional.

► En relación a los efectos de la globalización sobre el sindicalismo venezolano,

sin duda los mismos han venido a representar serios retos los cuales se tienen que

enfrentar decididamente o, aceptarlos con toda resignación. La desregularización

disfrazada, los cambios verificados en las empresas bajo los argumentos

globalizadores, más la inercia de la justicia a la hora de sentar jurisprudencia apegada a

la ley, ha disminuido la influencia del movimiento sindical el cual se encuentra ahora

con una masa obrera dispersada en trabajos precarios –subcontratación, trabajo a

medio tiempo, a tiempo determinado, entre otros-, a lo que se debe aludir la creciente

informalidad laboral y los altos niveles de desempleo. Las organizaciones obreras están

ante una nueva realidad global que les ha restado –vía los cambios verificados-poder

de convocatoria, y por tanto de lucha, en relación a las reivindicaciones justas, y lo más

grave, ante la pérdida de beneficios laborales logrados anteriormente.

► En torno a la incidencia de los cambios políticos sobre las organizaciones

sindicales venezolanas, se concluye que los más significativos refirieron al

enfrentamiento abierto de la principal central obrera, la CTV, y los nuevos actores

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políticos, y consecuencia de ello la deslegitimación de la organización obrera cetevista

producto de plegarse a grupos políticos tradicionales que igual perdieron legitimidad

ante las mayorías. Igualmente, se verifica una división del movimiento sindical, en la

medida del surgimiento de nuevos sindicatos, con la particularidad de nacer con uno de

los vicios de siempre, es decir, marcado por la influencia política del oficialismo.

► Por último, las estrategias de acción propuestas para el sindicalismo

venezolano adquieren plena validez ante una realidad sindical la cual debe renovarse

en todas sus dimensiones so pena de quedar convertidas en organizaciones sin la más

mínima influencia de presión ante los gobiernos de turno y las fuerzas patronales

globalizadas.

En este sentido, la dirigencia sindical se tiene que capacitar para estar acorde a la

era de la información, la comunicación, las nuevas tecnologías; asimismo, ante la

realidad global no quede duda de la necesaria solidaridad en las luchas laborales con

los gremios de los otros países, particularmente con los latinoamericanos; la

democratización se da ya, y si no se da, la responsabilidad sería plena de la base

obrera, demostrando de esta forma su incapacidad para desplazar los líderes sindicales

que solo responden a intereses personales, patronales, económicos y políticos; por

supuesto, lo anterior no tendrá sentido sin una verdadera ética de actuación.

En este orden de ideas, tienen los sindicatos que salir de su claustro y proyectar su

lucha en la defensa de los otros actores sociales, sobre todo los más vulnerables; la

estabilidad laboral la deben proteger apelando con toda fuerza a la legalidad

establecida, y en última instancia a las protesta de calle y la huelga como derecho de la

clase trabajadora; la unidad sindical es la única vía para crear una fuerza de presión

capaz de revertir cualquier intento de desmejorar los beneficios logrados en las luchas

anteriores.

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RECOMENDACIONES

► Los sindicatos deben impulsar la creación de la nueva Ley Orgánica del

Trabajo adaptada a los cambios experimentados en la dinámica social y hacer valer los

postulados establecidos en la constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela, de

esa manera atender los reclamos de los trabajadores, en especial los que están

desprotegidos por las convenciones colectivas de trabajo, los que realizan trabajos

precarios –subcontratación, trabajo a medio tiempo, o se desempeñan en la economía

informal, entre otros-, los cuales se les hace casi imposible la asociación sindical.

Asumir en una discusión abierta el problema de la globalización, pero en un sentido de

justicia, donde lo económico no sea el punto determinante.

Esto debería ir acompañado por un marco de desarrollo de una nueva mentalidad

participativa de los trabajadores y empleadores, del desarrollo de lo que se ha

denominado la ciudadanía productiva. Los trabajadores no pueden limitarse a la

ciudadanía política: deben devenir en ciudadanas y ciudadanos de la empresa, en

protagonistas del esfuerzo productivo y también en acreedores de la justa distribución

de la productividad. Esa es la base de la justicia social y de la redistribución del ingreso

Por supuesto, en su reforma el nuevo contenido de la ley deberá estar orientado

por la propia validez que la da sentido, y establecer lineamientos legales, los cuales les

permitan a los trabajadores(as) enfrentar las perjuicios derivados de los cambios

devenidos vía globalización.

► Las organizaciones sindicales venezolanas deben adentrarse en la lucha por

lograr una verdadera seguridad social para los trabajadores(as) y otros sectores

sociales vulnerables, y para ello deben recurrir a la participación directa en la toma de

decisiones relacionadas con las garantías sociales. En consecuencia, así como se

pretendió sustituir las prestaciones sociales por dicha seguridad, la misma se debe

exigir en toda su magnitud. En este sentido, partiendo de los principios constitucionales,

como es la unión del Estado, la familia y la sociedad, tendiente a lograr y garantizar los

derechos humanos fundamentales, los gremios obreros a partir de tal principio, tienen

las vías legales para luchar por el bienestar social de los trabajadores.

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► La esperada apertura democrática prometida por los voceros de la que era la

máxima organización sindical venezolana, la CTV, debe concretarse de forma inmediata

para así oxigenar a esta asociación, a la vez, servir de ejemplo a otras asociaciones de

trabajadores(as), es decir, establecer como criterio de legitimación para toda asociación

obrera la democracia sindical. En consecuencia, elecciones transparentes, con la

participación de trabajadores activos y desempleados se tienen que llevar a cabo lo

más pronto posible, iniciativa la cual debe partir de la propia dirigencia cetevista.

Elecciones directas vendrán a implicar la participación activa obrera en la realidad

sindical venezolana, por tanto, un gran incentivo para la reorganización de las luchas

por sus derechos, garantías e intereses.

► Los nuevos actores sindicales deben deslastrarse de la tradición de luchar solo

por los intereses y derechos de los trabajadores(as) activos y afiliados. Deben asumir

como suyas las luchas de los desempleados, de las trabajadores(as) de la economía

informal, y de estos últimos más aún como consecuencia del alto grado de informalidad

que ha alcanzado el empleo en Venezuela, sin obviar involucrarse en todas aquellas

demandas legítimas y garantizadas en la Constitución, las cuales involucran la

necesidad de bienestar de los sectores menos favorecidos, cuyos problemas también

tienen culpa las organizaciones sindicales, pues los vicios las hicieron cómplices de las

corruptelas del pasado, corruptelas las cuales siguen siendo una realidad en la

actualidad, y contra las cuales se deben unir las asociaciones obreras.

►Tal vez uno de los aspectos más difíciles pero necesario que las

organizaciones sindicales deben revisar es la estrecha relación con los partidos políticos, que lo hacen ver como una dependencia subordinada en función de los

intereses de estos últimos, en los momentos de elecciones son utilizados como

maquinaria electoral. Aunque entendemos que es un problema de cultura, la crisis de

los partidos tradicionales en Venezuela ha traído como consecuencia la crisis de los

sindicatos. No con esto queremos decir que los dirigentes sindicales no deben actuar

activa o pasivamente en el campo político, lo que busca es establecer mecanismo para

evitar que lo hagan amparándose en su condición de dirigente sindical, recuperando la

autonomía sindical.

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Tribunal Supremo de Justicia, Sala Constitucional. Sentencia No. 1447 de fecha 28 de noviembre de 2000.

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ANEXO

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Walesa le habla a Venezuela Estimados señoras y señores,

Después de escuchar una conferencia tan fantástica (la de Ernesto Sábato), me

encuentro en una situación muy difícil. Como ustedes saben, yo soy un revolucionario,

para mí la fe tiene que ver con la posibilidad cierta del triunfo, mi fe se activa cuando

entreveo la probabilidad de lograr el éxito. Y de eso voy a hablarles. Por eso les pido

que me disculpen, porque mi discurso sonará, quizás, aburrido tras haber escuchado la

anterior.

Primero quiero agradecerles por su invitación. Gracias por darme la oportunidad

de encontrarme con ustedes. Gracias por mostrarme algunos de los rincones más

hermosos de su país. Jamás hubiera imaginado que todavía existieran en la tierra

lugares intocados por la civilización, rincones de belleza aún virgen. Viendo esto puedo

asegurarles que tienen ustedes un país muy rico, riquísimo, pero, y esto es solamente

una opinión, se trata de una riqueza totalmente desaprovechada. Y me pregunto, ¿por

qué? ¿Por qué los venezolanos no sacan el debido provecho a un país de tan

extraordinaria belleza, que podría constituir una potencia turística?... tal vez ustedes se

están reservando para después, a la espera de que el mundo se siga desarrollando a

expensas de la naturaleza y, cuando todo el resto esté estropeado, la belleza de su

país habrá ganado aún más valor y entonces ése será el momento para convertirse en

la potencia turística que están llamados a ser.

Como ustedes seguramente saben, mi vida ha sido muy intensa y tempestuosa.

He hecho lo que la gente llama una gran carrera: fui obrero por más de treinta y cinco

años, -algunas veces estuve desempleado pero fue sólo por razones políticas-, fui

combatiente por la libertad, organicé y dirigí la unión de trabajadores Solidaridad, que

contaba con diez millones de agremiados, y fui líder de este sindicato por más de diez

años. Recibí el Premio Nóbel y de ser un obrero llegué a ser el Presidente de un país

de cuarenta millones de habitantes, ubicado en el centro de Europa. Allí fui mandatario

durante cinco años. Mi actividad fue honrada con dos profesorados y más de cien

doctorados honoris causa. He recibido medallas y condecoraciones en todas partes del

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mundo: tengo tantas, que si quisiera ponérmelas todas a la vez, necesitaría una grúa

para sostenerme de pie.

Esto no significa, de ninguna manera, que he venido a su país para darles

lecciones ni mucho menos jactarme de mi sabiduría y experiencia. Yo ni siquiera sé con

certeza si tengo razón en todo lo que postulo. En consecuencia, y no obstante, voy a

exponer mi punto de vista sobre diversos asuntos.

Estoy consciente de que soy un hombre que representa una determinada

perspectiva de la historia y, asimismo, tengo una visión muy práctica de lo que puede –

y debe- ser el futuro. Si algo de lo que voy a decirles les resulta útil, estaré muy

contento y si no es así, olvídense de que alguna vez estuve aquí.

Vivimos en un mundo globalizado y, por eso, cualquier proceso que esté teniendo

lugar en el mundo ejerce una influencia sobre nuestra vida. Los efectos de la

globalización alcanzan a todos los países, incluso a Venezuela, y los involucra en un

proceso tan amplio que llega a constituir una auténtica red de interdependencia

internacional.

Supongo que muchos de ustedes se estarán preguntando dónde queda Polonia y

qué puede aportarles este polaco bajito y rechoncho. Quisiera ser bien interpretado.

Hay algunos lugares en el mundo, en diferentes épocas del devenir de las

civilizaciones, que adquieren una importancia estratégica porque en ellos la civilización

verifica su grado de desarrollo. La gente que vive ahí, a través de su experiencia,

muchas veces trágica, tiene una manera subconsciente de anticipar los peligros pero

también las oportunidades de desarrollo que se les presentan. El problema es que en

muchas ocasiones el mundo se niega a atender esas prevenciones en el momento

debido. Y eso le ocurrió a Polonia.

Polonia está ubicada en uno de esos sitios con gran experiencia, en el centro de

Europa, en la intersección entre dos civilizaciones, la occidental y la oriental, es decir, la

europea y la asiática. Entre dos naciones, Rusia y Alemania, cuyos pueblos, como

ustedes deben haber advertido, son muy dados a frecuentarnos... y para justificar sus

ingresos llegan incluso a apelar a argumentos militares. Para visitarse mutuamente, los

rusos y los alemanes siempre tienen que pasar por Polonia; nuestro país es, siempre, el

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camino más corto para sus desplazamientos. Y, dado que Polonia es un país muy

bonito, les gusta a veces quedarse por mucho tiempo. Una vez se quedaron por más de

ciento veinte años borrando a Polonia del mapa. Los últimos que escogieron a Polonia

para quedarse fueron los soviéticos, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, por

espacio de cuarenta y cinco años.

La gente mayor recuerda -y también puede constatarse en las fuentes históricas-

que los polacos trataron de prevenir al mundo de que iba a producirse una segunda

conflagración mundial. Pero la respuesta de ese mundo en peligro fue subestimar la

alerta alegando que el conflicto se circunscribía a un ámbito local y que los ejércitos

internacionales no estaban dispuestos a morir por Gdansk. Sólo cuando la guerra llegó

a Londres y a París, los hechos nos dieron la triste razón.

Algo parecido ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial, cuando llamamos

la atención del mundo para hacerle ver que la paz que se firmaría era una trampa; y nos

opusimos al comunismo que Stalin nos proponía. Y, sin embargo, lo que sucedió fue

que las potencias occidentales rompieron relaciones diplomáticas con el gobierno legal

polaco al tiempo que reconocieron el régimen impuesto por Stalin, que era el gobierno

comunista para Polonia. En los casi cincuenta años que siguieron, los polacos -y no

solamente los polacos- estuvimos empeñados en revertir las erradas decisiones

tomadas después de la guerra.

En los años 40 y 50 nos opusimos al comunismo con las armas. En los años 60 y

70 lo hicimos con huelgas y protestas en las calles. Pero todos los esfuerzos

fracasaron. Los comunistas enfrentaron todos los intentos con represiones sangrientas.

A partir de esas experiencias, y aprendiendo de nuestros errores, llegamos a los 80 con

la bandera de Solidaridad: nos negamos a trabajar y, sin salir a las calles, sin

exponernos más a sus balas, derrotamos al comunismo.

No hay que olvidar que en aquel momento Polonia padecía la ocupación militar soviética: 250.000 hombres armados estacionados en el territorio; y un millón más, equipados incluso con armas nucleares, en los países vecinos. Debíamos ser muy responsables y cautelosos en nuestros métodos de resistencia para no desafiar ese potencial bélico, pero, a la vez, teníamos que estar muy bien organizados y actuar con determinación.

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Otros factores contribuyeron a nuestra victoria. Muy principalmente, el hecho de

que un polaco fuera elegido como Papa, la actitud del presidente norteamericano

Ronald Reagan y, posteriormente, del presidente Bush, así como la de Mikhail

Gorbachov, quien ingenuamente creyó que la perestroika y el glasnost podrían

reconstruir el comunismo, pero todos sabíamos que ese sistema no era reformable. El

mundo quedó tan encantado con la caída del comunismo que premió a Gorbachov por

su fracaso con el Premio Nóbel.

Queridas señoras y señores, yo fui el líder de Solidaridad, cuya lucha pacífica

influyó para frenar el avance y determinar el retroceso del comunismo en el mundo.

El final del comunismo conllevó el cese de la guerra fría y marcó la apertura de

una nueva época en la historia de la humanidad. Hasta el siglo XX, inclusive, los

negocios se basaban principalmente en el territorio y las riquezas de la tierra; todo bien

adquirido se conquistaba a costa de otro hombre. Por eso admitimos, como idea válida,

las conquistas, la colonización, las guerras, el exterminio de pueblos enteros. Esto

constituyó la realidad y el sustento moral de los procedimientos hasta el final del siglo

XX. Ya lo dijo un filósofo antiguo: “El hombre es lobo del hombre”.

En la actualidad muchas cosas han cambiado. Las transformaciones se han producido aceleradamente y también se ha modificado la filosofía de la convivencia: ha cambiado la manera de ver a otro hombre, a nuestro prójimo. Hoy sabemos que todos los bienes, ganancias y riquezas se pueden lograr gracias al prójimo y solamente en cooperación con éste.

En vez de ir a la confrontación, a la guerras, tendemos a propiciar una coexistencia mutuamente provechosa. En vez de robar optamos por el intercambio. La ley de la selva –el código del lobo- ha sido desplazada por la solidaridad internacional. Estos deben ser los fundamentos de la coexistencia en el siglo XXI. De la civilización de la tierra hemos pasado a la civilización del aire: la civilización del intelecto, de Internet y de la electrónica. Hoy, el hombre más rico del mundo es el que trabaja con las computadoras, no el que tiene minas de oro, posee petróleo, cultiva enormes extensiones de trigo o cría manadas de bisontes.

Lo que tenía valor en el pasado no tiene ninguno en la nueva era. Los que en la actualidad se plantan en sus fronteras para resguardarlas, cerrándolas al paso de los

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de afuera, lo que hacen impedir la llegada de los turistas, que traen divisas y generan trabajo y ganancias. Quien elimina a un ser humano –eso para no hablar de las poblaciones- pierde un eventual cliente para sus productos y con ellos la oportunidad de hacer negocios.

Si el país vecino se rezaga y no tiene un desarrollo similar al mío, tendré que

fortalecer mis fronteras, malgastando recursos que podría invertir en industrias; y si

fuera el caso contrario, podría ganar comerciando con esa gente, que estaría en

capacidad de gastar en mis bienes y servicios.

La nueva época ofrece grandes oportunidades, pero al mismo tiempo conlleva

grandes peligros. La nuestra es una generación a caballo entre dos épocas: tenemos

dificultades para liberarnos del pasado y nos vemos ante el imperativo de salvar las

grandes desproporciones que existen en cuanto al nivel de la vida y de desarrollo entre

países y entre continentes.

Queramos o no, la llegada de globalización es inminente. Con nuestra anuencia o

sin ella, la globalización ha comenzado a intervenir en nuestra propia vida; y ya hemos

visto como se globalizó la información, sino miren los celulares, la televisión por satélite,

el Internet.

Es paradójico que los opositores más furibundos de la globalización utilicen los

celulares... puesto que son símbolo de lo que dicen adversar, deberían desecharlos.

Después, la ecología está plenamente globalizada. Que se sepa, Chernobyl no

pidió visa para convertirse en una amenaza planetaria. No preguntó por fronteras antes

de cruzarlas destruyendo muchos lugares en el mundo.

Y, como tercer punto, se globaliza la economía.

Lo que acabo de enumerar son esferas de nuestra vida que se han globalizado

mejor o peor, según los resultados. Y están también aquellos asuntos a cuya

globalización deberíamos contribuir para evitar derramamientos de lágrimas y de

sangre, como sería el uso de la fuerza militar en conflictos internacionales para

enfrentar flagelos como el antisemitismo, el racismo, los conflictos étnicos y el

terrorismo. Nosotros, la generación del siglo XXI, vamos a emplear todos los métodos

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posibles para impedir los abusos en los ámbitos lo que acabo de enumerar. Cada

ciudadano de nuestro planeta debería sentirse concernido por estos asuntos y sumarse

a la defensa de estos principios. Una característica de las luchas de este siglo será que

las soluciones a los problemas políticos y económicos tendrán que alcanzar una

dimensión global; los expertos en informática, ecología y negocios tienen ya nociones

muy claras de cómo desenvolverse en ese contexto. Pero para los políticos el desafío

es mucho más difícil porque tendrán que adaptar sus deberes y responsabilidades a un

entorno planetario mientras sus electorados conservan el carácter local.

El político depende fundamentalmente de sus electores, tiene que coquetear con

ellos, adularlos, cuidar sus intereses particulares puesto que su reelección, su

supervivencia política, depende de ellos. De manera que los políticos están restringidos

a una óptica que no les permite mirar más allá de su cadencia (en cuanto a la medida

de tiempo) ni más allá de su circuito electoral (su medida geográfica). Por todo esto me

parece que la tensión entre el impulso globalizador de los objetivos políticos y el

provincianismo del elector constituye uno de los más grandes reto de nuestros tiempos.

Los desafíos que tenemos por delante pondrán a prueba no sólo la capacidad del

avance tecnológico sino también, y sobre todo, de nuestro orden democrático. En el

siglo XXI seremos testigos del agotamiento tanto del liberalismo como del socialismo,

en las formas que estos sistemas adoptan actualmente. Tendremos a enfrentar nuevos

retos, nos veremos ante la necesidad de proporcionar nuevas soluciones políticas y

comunitarias. La gran pregunta es si las nuevas situaciones nos forzará a hacer

revoluciones en las calles o si, en cambio, aplicaremos la sabiduría adquirida en

nuestras experiencias recientes. ¿En qué conceptos vamos a basar la construcción de

las sociedades del futuro? ¿La vamos a basar solamente en la economía, según cuya

perspectiva el más rico es también el mejor y el más justo? Eso nos llevaría a configurar

un mundo atroz, donde el hombre no sería más que una mercancía, algo así como un

esclavo del siglo XXI. ¿O tal vez tengamos que basarnos, como quiere de izquierda,

solamente en una ley concebida para la prohibición, la represión, las órdenes y los

deberes?

Desde luego, soy partidario del imperio de la ley. Pero la ley no es nada, está

vacía, si no se la insufla de alma. Una ley sin espíritu no es más que un conjunto de

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regulaciones insensibles. Y la verdad es que a la gente le gusta ignorar las leyes, violar

las regulaciones o esquivarlas. La sociedad del siglo XXI tendrá que basarse en

valores. La política no deberá ser solamente el dominio de la eficacia porque ésta

siempre puede ser cuestionada. Siempre se puede poner en duda hasta qué punto una

decisión ha sido eficaz, porque el hecho es que la eficacia no sirve de una manera

igualmente digna y justa a todos los casos.

La política, pues, tiene que ser la esfera de los valores, el dominio de las nociones

morales. La ley y la economía deben ser el medio, no el fin. ¿Cuáles son los valores

que debe manejar la política? Ante todo, el derecho a la vida, a la dignidad y a un

desarrollo libre del ser humano. En cuanto a la naturaleza, debemos tener presente que

el medio ambiente no es nuestra propiedad, sino un legado que vamos a transferir a

nuestros descendientes en un estado igual o mejor –nunca peor- que como lo

recibimos. Tendríamos que esforzarnos para garantizar la igualdad de oportunidades

para todos los seres humanos en el momento de la partida; y asegurarles la justicia

para cuando intenten alcanzar la meta. Los mejores deben ser premiados.

Podría continuar con este inventario de valores mencionando otros, como la

libertad de iniciativa empresarial, la libertad de palabra y asociación, la libre circulación

de bienes y personas, la democracia representativa, la solidaridad, la tolerancia, la

gobernabilidad social, la autogestión, la justicia... la lista podría ser mucho más larga.

¿Cuál será el papel del Estado en las nuevas sociedades? Las naciones deberán

ser autogestionarias, es decir, el Estado deberá transferir al máximo el poder y los

medios financieros a los niveles más bajos de la administración. Al mismo tiempo,

deberá aplicar la regla de la auxiliaridad, que significa que un organismo de alto nivel no

reemplaza ni ejerce el cargo de la entidad administrativa del nivel más bajo cuando éste

se encuentre en apuros, sino que basta con ayudar al necesitado si éste fuera

momentáneamente incapaz de cumplir con su deber.

Además, el Estado tiene que ser tolerante: es su deber proteger a las minorías.

Las minorías constituyen nuestra riqueza porque al conocerlas mejor ganamos todos.

La actitud frente a grupos minoritarios demuestra en qué medida una sociedad es

abierta. El Estado tiene que garantizar las condiciones que favorezcan el desarrollo de

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los individuos, tanto en el plano económico como en el educativo. Y debe garantizar la

seguridad y la justicia. Además, está llamado a resguardar las tradiciones culturales de

todos los grupos que componen la sociedad, porque éstas constituyen nuestra

identidad.

Al Estado del siglo XXI no le faltarán ni obligaciones ni tareas pero espero que

tampoco le faltarán los medios para cumplirlas con solvencia.

Espero de todo corazón que nuestra generación extraiga conclusiones del pasado

y perciba con claridad los signos de nuestro tiempo. Si es así, nos desperdiciaremos las

oportunidades que tenemos ante nosotros.

Nos ha tocado vivir el cambio de siglo y de milenio; y también estamos asistiendo

a la cancelación de una época. A lo largo de nuestra vida se llevaron a cabo guerras

mundiales, revoluciones, colonizaciones, esclavitud, apartheid, conflictos étnicos,

fascismo y el comunismo. Gracias a Dios, en el siglo XX terminamos con algunas de

esas trágicas experiencias. Incluso se podría decir que hemos empezado el siglo XXI

con grandes oportunidades; nunca antes las cosas dependían tanto de cada uno de

nosotros.

Tenemos el derecho a la democracia. Pero la democracia tiene dos caras: por un

lado, están las instituciones que aseguran la participación del ciudadano en la

administración del poder; y, por el otro, están las costumbres de esos ciudadanos, las

maneras que tienen para reclamar sus derechos e instrumentarlos. De tal manera que,

por una parte tenemos una esfera institucional política y, por la otra, una instancia

psicológica relacionada con el comportamiento, las atribuciones y las reacciones

humanas. La democracia no se puede imponer, ni siquiera desde el interior de las

sociedades. Y mucho menos por la fuerza.

Ser demócrata exige un entrenamiento. Con la democracia pasa lo mismo que con

la natación: no es posible aprender con la teoría, hay que lanzarse al agua. Uno puede

leer muchos libros, los más sabios. Y puede conocer al dedillo la Ley de Arquímedes.

Uno puede ser un prominente entusiasta de los deportes acuáticos... y todo esto no

sirve de nada. Hay que entrar al agua. Lo mismo ocurre con democracia, sólo se la

aprende practicándola.

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Cada elección, nacional o local, nos muestra una pizca, un fragmento, un atisbo de la manera de comportarse una democracia. Cada crisis del gabinete, cada cambio de gobierno, cada verificación democrática, nos acerca más al conocimiento de los mecanismos democráticos.

La gente empieza a reconocer la fuerza de su voto, empieza a valorar la importancia de su voto, y por ese camino estamos aprendiendo qué es la democracia.

Tenemos una economía de libre mercado. Tenemos derechos humanos y una prensa libre. Pero seguimos teniendo grandes distorsiones en la vida social: tenemos desempleo, mucha injusticia, corrupción, terrorismo... Estos son los retos que deberemos enfrentar con la experiencia acumulada y con nuestras capacidades tecnológicas e intelectuales.

Cuando yo luchaba contra el comunismo no encontré ni una sola persona que concibiera la más mínima oportunidad del derrocar pacíficamente ese sistema. Hoy, al ver los problemas que se ciernen a nuestro alrededor, no veo ninguno que sea demasiado difícil. En mi opinión, no hace falta volver a viejos modelos, políticos o económicos, ya superados. No es admisible volver a engañar con demagogia y populismo. No se debe dar crédito a ninguna distribución gratuita, a que se puede dar las cosas a la gente. Desde luego, hay que curar a los enfermos y ayudar a los necesitados, pero no hay que darles el pescado sino enseñarlos a pescar. Cada uno tiene que pescar por sí mismo.

El siglo XXI será el del culto al trabajo sabio. Hay tanto trabajo por hacer en el mundo, que incluso si la Tierra tuviera el doble de sus habitantes, no nos daríamos abasto para hacer todo lo que tenemos pendiente. La solución de este inquietante problema radica en la movilización lógica del trabajo. Es preciso adoptar una nueva filosofía para el siglo XXI.

La mayoría de la gente trabaja hoy solamente para sobrevivir, para vestirse de una manera modesta. Si tuvieran los recursos, los trabajadores comprarían las cosas básicas que consume la clase media y los anaqueles de las tiendas se quedarían vacíos. Por eso, la dirigencia de los medios de producción tiene que pensar en esto. Es muy sencillo. La prosperidad de los trabajadores podría ser un gran negocio y, de paso, redundar en un mundo más seguro.

Todo el que tiene un trabajo bien remunerado paga impuestos y es un cliente

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potencial. Cada desempleado es un gasto para el que trabaja y constituye un factor de inseguridad y peligros. El mundo ha desarrollado muchas esferas de la vida pero ha subestimado la moral. Hemos relegado la esfera de los valores al ámbito privado de cada quien. Viendo cómo marcha el mundo se hace ostensible que debemos retornar lo más pronto posible a los valores.

El comunismo trató de reemplazar con sus leyes a Dios, al alma, a los valores, a las conciencias, hasta que llegó a más de cien millones de muertos. Y profundizó su fracaso con economías arruinadas, con demagogia, con populismo y con un pésimo modelos de distribución de los recursos que consistía en dar migajas a la gente al mismo tiempo que iba destruyendo la economía.

No quiero decir tampoco que el capitalismo es un sistema perfecto. No. Es un sistema muy malo... pero nadie ha inventado uno mejor. A principios del siglo XXI, para enfrentar todos los retos que nos esperan, lo más indicado sería estimular un entendimiento participativo entre los lados de un triángulo estaría constituido por: los sindicatos de trabajadores, los propietarios de los medios de producción, y la administración tanto de nivel local como de nivel nacional.

Este acuerdo, que debería reproducirse por todos lados, desde la base hasta arriba, es esencial en el mundo de hoy. Y para lograrlo es que quiero proponerles nuestras experiencias, porque en ellas verán reflejados los costos que la humanidad ha tenido que pagar para arribar a esta oportunidad de que gozamos hoy. No es cierto que los grandes males de la humanidad hayan surgido en las últimas décadas. Siempre ha habido mucho sufrimiento en el mundo, grandes injusticias, terribles catástrofes. Lo que pasa es que no nos dábamos cuenta, no teníamos las redes de información que existen hoy, no teníamos prensa ni televisión. Hoy hemos solucionado muchos problemas, pero el mundo está cambiando y cada época requiere sus propias soluciones. Pero como dije antes, podremos enfrentar todos los retos de esta época según nuestras capacidades intelectuales y tecnológicas.

Estoy convencido de que un país tan hermoso, como es Venezuela, y todo este precioso planeta que nos rodea, será regido por nuestra generación de la mejor manera y que los problemas que enfrentamos, incluso los más grandes, serán enfrentados con una solidaridad cada vez mayor.

Les deseo todo lo bueno. Quédense con Dios.