Estructura Econimica de La Sdad Mexica Castillo

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    INSTITUTO DE INVESTIGACIONES HISTRICAS

    Serie de Cultura Nhuatl Monografas: 13

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    VCTOR M. CASTILLO F.

    ESTRUCTURA ECONMICADE LA SOCIEDAD MEXICA

    SEGN LAS FUENTES DOCUMENTALES

    Prlogo de MIGUEL LEN-PORTILLA

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO

    MXICO 1984

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    Primera edicin: 1972Segunda edicin: 1984

    DR. 1984. Universidad Nacional Autnoma de MxicoCiudad Universitaria. 04510, Mxico, D.F,

    DIRECCIN GENERAL DE PUBLICACIONES

    Impreso y hecho en Mxico

    ISBN 968-837-358-3

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    PRLOGO

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    La estructura econmica de los ritexicas %o obitanpe^a serie de investigaciones de que ha sido objeto, es hasta hoy tema sobre el cual cabe

    plantearse numerosos problemas. As, por ejemplo, pueden tenerse comode difcil respuesta no pocas cuestiones directamente relacionadas conla naturaleza y cuantificacin de los distintos elementos econmicos,considerados en funcin de la organizacin social, poltica y religiosa

    en los tiempos anteriores a la conquista. Como explicacin de los obstculos que en esta materia se ofrecen al investigador debe recordarseque, en ocasiones, stos han sido consecuencia de las lagunas que liayen las fuentes de informacin. Otras veces, las dificultades se han derivado de la peculiaridad misma de la evolucin cultural del Mxico antiguo, con insticciones de caractersticas propias, que no es dado com prender haciendo aplicacin indiscriminada de formas de pensamiento

    que les son extraas.El presente libro de Vctor AI. Castillo Forreras, constituye precisa

    mente un intento de acercarse con nuevo enfoque y sobre la basede las fuentes indgenas a la problemtica inherente al mundo de laeconoma y de la sociedad mexica. Para valorar de algn modo lo que puede significar el alcance de su aportacin y sealar a la vez su lugardentro del campo de estos trabajos, creemos pertinente atender a lo que

    ha sido el proceso histrico de la investigacin sobre esta materia tanimportante para la comprensin del pasado prehispnico.

    En la historia de lo que se ha investigado acerca de las estructuraseconmica y social de los mexicas pueden descubrirse tres grandes eta pas con puntos de vista muy diferentes entre s. Primeramente debenmencionarse los trabajos casi siempre visiones de conjunto, de loscronistas e historiadores, a partir del siglo XVI y hasta casi mediadosdel XIX. En la gran mayora de ellos es perceptible, antes que nada, un

    inters por describir los diversos elementos y factores que configuraronla realidad socioeconmica precortesiana. Paralelamente con esto, y sobretodo en el caso de los cronistas novohispanos, aparece el propsito deexplicar e interpretar las correspondientes formas de organizacin indgena, aunque incurriendo, con cierta frecuencia, en la aplicacin deconceptos bsicamente alejados de la peculiaridad cidtural prehispnico.

    La terminologa de que se valen tales cronistas e historiadores, tomada

    de su propio contexto europeo, en vez de adecuarse a una descripcinde las instituciones nativas, pasa a ser una especie de mampara que

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    1 ESTRU CTURA EC ON M IC A DE LA SOCIEDAD ME XI CA

    impide la comprensin autntica. As, por ejemplo, al ocuparse de lasdiversas categoras y rangos de quienes participaban en la organizacineconmica mexica, encontramos que usan trminos como los de terraz

    gueros, siervos y esclavos, seores y nobles, mayordomos y tesoreros.El uso de vocablos como stos, sin precisar la connotacin distinta yespecfica que pudiera quizs drseles, referidos al caso del mundoindgena, obviamente dificulta la comprensin. Y otro tanto puede afirmarse de la todava ms amplia gama de trminos empleados parahablar del orden de lo social y lo poltico. Unos cuantos ejemplos noslos dan voces como stas: imperio, reino, seoro, provincia, repblica,audiencias, cancilleras, monarcas, prncipes, nobles, magistrados, sumossacerdotes, generales, capitanes, tenientes i plebeyos.

    Tal ves as se pretendi volver comprensibles, para mentalidadeuropea, las instituciones culturales indgenas. Pero lo que verdaderamente se obtuvo fue introducir, casi sin sentirlo, una serie de presupuestos que, ms tarde, habran de aparecer como de veracidad muy problemtica. Ello explica que, en una nueva etapa de la historia de estasinvestigaciones, se considerara necesario llevar a cabo una revisin criti

    ca de casi todo lo que se haba afirmado sobre la economa y la sociedad prehispnicas. Cuestin fundamental fue entonces determinar si enel caso de los mexicas el que mejor poda estiidiarse por la relativaabundancia de testimonios, haba existido en verdad una forma deorganizacin politica a la que pudiera aplicarse el calificativo de Estadocon todo lo que dicho concepto significa. Juntamente deba inquirirseacerca de la tantas veces sostenida diferenciacin de los mexicas en ob-

    ses sociales de nobles y plebeyos. Esclarecer esto implicaba someter alms riguroso anlisis los testimonios sobre sus formas de produccin,de propiedad de la tierra, de trabajo, y, en una palabra, acerca de cuan-to se refera a las antiguas estructuras econmica f social.

    Se debi a Adolph F. Bandelier, investigador suizo-norteamericano,el planteamiento crtico de estas cuestiones, durante el ltimo tercio delsiglo xix. Bandelier haba aceptado como premisa, al acometer esta tarea,

    el esquema formidado por Leivis H. Morgan en sus trabajos sobre la"sociedad antigua". El resultado fue que lleg a contradecir Bandelier,en su anlisis y coticlusfi^es, mucho de lo que haban sostenido los autores que le precedieron. Segn l, la clave para comprender la organi

    zacin socioeconmica de los mexicas estaba en el reconocimiento de la preeminencia de sus relaciones gentilicias, o de parentesco que se haban mantenido en toda su fuerza a lo largo de su evolucin cultural. Ensu opinin, en el caso de este grupo indgena americano, "no haba ne cesidad de buscar, mis all de la tribu, un tipo ms amplio de organizar-

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    PRLOGO 9

    cin social,.."' El pueblo azteca no constitua realmente una entidad poltica desarrollada, un Estado, con clases sociales diferenciadas ni condiversas formas de propiedad, como lo haban pretendido los antiguos

    cronistas al hablar de reinos e imperios, nobles y plebeyos. Y as, sobrela base de lo que crey percibir en su anlisis de las fuentes, sostuvo,en resumen, que "la organizacin y forma de gobierno entre los antiguosmexicanos era una democracia militar [y tribal], basada originalmenteen la comunidad de vida".

    Los estudios de Bandelier, cualesquiera que sean las apreciacionesque puedan hacerse hoy de ellos, constituyeron nuevo acercamiento crtico al tema de la organizacin socioeconmica mexica. Y debe reconocerse que, de hecho, durante algn tiempo pareci que tal interpretacinhaba sido aceptada como plenamente adecuada y definitiva. Sin embargo, y ello marca la tercera etapa en la historia de estas investigaciones, una ms reciente actitud revisionista, apoyada en fuentes msamplias y de primera mano, ha llegado a la postre a conclusiones muydiferentes de las que haba alcanzado el etnlogo y arquelogo suizo-norteamericano. Entre los modernos investigadores que han hecho ms

    significativas aportaciones en esta materia hay que incluir a AlfonsoCaso, Manuel Al. Moreno, Salvador Toscano, Arturo Monzn, Alfredo

    Lpez Austin y Friederich Katz. No es ste el lugar para hacer el elencode sus obras ni menos an para analizar las conclusiones alcanzadas porellos. Diremos nicamente que, con base en varios de estos trabajos, seha logrado una mejor comprensin de instituciones prehispnicas comola del calpulli, con su doble realidad, la del linaje y la del asentamiento

    en un territorio posedo en comn. Tambin ha sido posible mostrarcmo, dentro de la organizacin de los mexicas, los calpulli, que aparecenoriginalmente como entidades confederadas, adquieren luego otro sentido,en trminos de una realidad ms amplia, que es la que termin porconfigurar la estructura poltica, propia de un verdadero Estado. Y estoha ayudado asimismo a hacer otras precisiones respecto de los distintosgrupos que convivan y participaban en la economa de la sociedad azteca,

    como fue el caso de los pipiltin, de los pochtecas, de los macehualtin y deotros que podran mencionarse. Justamente en la lnea de estas investigaciones ms recientes debe

    situarse el presente trabajo, Estructura econmica de la sociedad mexica,

    1 Vase : Bandelier, Adolph F. "On the social organization and mode of govern-ment of the ancient Mexicans", 12th Annual Report of the Peabody Museum of

    American Ethnology and Archaeology, Cambridge, Mass. 1879.Hay traduccin al castellano de este trabajo, incluida como apndice en el libro

    de Mauro Olmeda, El desarrollo de la sociedad mexicana, v. i, Mxico, 1966, p.259-312.

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    de Vctor M. Castillo Forreras. ste, como y lo hemos dicho, intentaaqu una peculiar manera de enfoque. Su intencin es acercarse, hastadonde los textos en nhuatl lo permiten, a aquello que pensaron y

    dejaron dicho los mismos indgenas en relacin con su vida social y econmica. Obviamente no desdea lo que hasta ahora se ha alcanzado o pudiera lograrse con apoyo en otro tipo de fuentes, como sera el casode los datos obtenibles a travs de la arqueologa. Debe notarse, adems,que procede con rigor crtico en el uso de la documentacin en nhuatl.Expresamente reconoce que, en ocasiones, es posible descubrir en ellavelados influjos del pensamiento europeo al que necesariamente estabanexpuestos los historigrafos nativos de tiempos postcortesianos. Sostiene,sin embargo, que en los textos nahuas que aduce hay testimonios sobrelo que pensaron los mexicas a propsito de sus antecedentes histricosy acerca de las que hoy llamamos sus fuerzas y relaciones de produccin,al igual que sobre lo que puede describirse como su dinmica social. Interesante es tambin que Castillo Forreras haya sealado al menos qutipo de aportaciones son las que pueden lograrse de un detenido estudiode aquellos cdices pictogrficos en los que se toca de algn modo el

    tema econmico.Por dems est aadir que el presente trabajo no viene a resolver

    muchos problemas y oscuridades que an subsisten a propsito de lasestructuras social y econmica de los mexicas. Las cuestiones que lmismo plantea con apoyo en los textos nahuas, y acerca de las cuales sedeja abierta la posibilidad de distintas respuestas, son otra prueba de sentido crtico. Por nuestra parte creemos que el conjunto de textos aqu

    reunidos y analizados arroja nueva luz para contemplar con ms ampliasperspectivas la organizacin socioeconmica mexica, no en artificial aislamiento sino en su integracin cultural de la poca anterior a la conquista. Y confiadamente esperamos que, al publicar este libro el Institutode Investigaciones Histricas de la Universidad Nacional, se rinda conello un servicio a cuantos se interesan en la historia de Mesoamrica yde modo especial a los que se ocupan en el estudio de sus instituciones.

    Miguel LEN-PORTILLA

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    INTRODUCCIN

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    Relativamente abundantes son los estudios contemporneos que tratanacerca de uno o ms de los factores que integraron la economa del Mxico antiguo; en buena parte realizados a travs de rigurosos mtodosde investigacin de las ciencias modernas. Pese a esto, es nuestro propsito analizar ahora el origen y desarrollo de la base o estructura econmica de los mexicas es decir de la disposicin e interrelacin de susdiferentes medios y formas de produccin de bienes materiales, pero

    partiendo en lo posible de sus propios testimonios consignados en diversos documentos, procedentes principalmente del siglo xvi. Este enfoquepropiciar, sin duda, la obtencin de nuevos rasgos, los cuales, vistos atravs de los diversos modelos de produccin que se han dado en otraspocas y regiones del mundo, contribuirn a la determinacin del tipode formacin socioeconmica que fue caracterstico en Mxico Tenoch-titlan durante sus cien aos de esplendor. No obstante, es convenientedejar sentados algunos puntos sobre dicho enfoque.

    De ninguna manera es nuestro inters desdear lo que la arqueologa,la estadstica o cualesquier disciplina o mtodo puedan aportar al temadel presente estudio y considerar por encima de todo la informacin deldocumento. Las aportaciones de aqullas constituyen evidencias del msalto rango para la reconstruccin del pasado; estn ah y eso es innegable. Empero, a no ser por hiptesis o a travs de fuentes escritas o,incluso, en ciertas circunstancias, de tradiciones orales, poco dicen

    acerca del comportamiento humano. Su inters central es ms bien elresultado de dicho comportamiento, los vestigios de las acciones y pensamiento humanos.

    Por su parte el documento es siempre reflejo directo de una realidaddinmica, humana, cuya veracidad de contenido es factible de confrontar con otras fuentes y cuya falsedad, dado caso, conduce de todas formas a alguna razn histrica y objetiva. Tan es as, que aun los escritos

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    de un grupo determinado, textos cuyo origen provenga de l mismo oen todo caso de otros que les sean afines en cierto modo. As, incluso elproblema de lo incierto y lo verdadero vendra a ampliar la perspectivadel estudio, pues tanto el uno como el otro se habrn fraguado ciertamente, dentro del grupo o grupos en cuestin.

    Lo dicho no supone necesariamente que los documentos escritos enlengua nhuatl sean, por slo esto, el camino nico y sin problemas parael estudio de las instituciones culturales que tuvieron por asiento el vallede Mxico, ya que, es obvio decirlo, su contenido corresponder de hechoa las mltiples circunstancias en las que fueron elaborados. Textos eneste idioma los ha habido, desde el siglo xvi hasta nuestros das, que se

    refieren a temas bblicos, catecismos, ordenanzas, biografas de ilustressacerdotes y funcionarios civiles, y aun a proclamas imperiales y relatosde la revolucin de 1910; muchos de ellos escritos en correcto nhuatly por indgenas.

    Ahora, por lo que respecta a los documentos nahuas de las primerasdcadas de la Colonia, relativos a la historia precortesiana, no obstantesu temprano origen y que sus autores hubieran alcanzado aun el modo

    prehispnicp de vida, muchas veces pueden resultar aparentemente inadecuados. Esto cabra atribuirlo a la fuerte influencia hispnica recibida; a los intereses que movieron a dichos autores dentro del contextocolonial y a otras causas diversas. Empero, as como en los escritos decronistas espaoles se reflejan aspectos varios de su cultura peninsular,as tambin ocurre en las crnicas de indgenas o mestizos respecto dela suya nhuatl. Debe recalcarse adems que en varias de estas obras se

    incluyen en ocasiones antiguas tradiciones conservadas hasta entoncesen forma oral y que provienen ciertamente de tiempos anteriores a laconquista. En tal forma, los textos nahuas utilizados aqu para el anlisisde la estructura econmica de Mxico Tenochtitlan, pese a que algunasveces no expresen concretamente lo que aconteca en esta materia, ofrecen, tambin en ocasiones, informacin importante sobre actuaciones eideas dentro de ese mismo mbito de lo socioeconmico. Si por ejemploel dato de poblacin no se encuentra con exactitud en ningn documento

    indgena, hay en cambio muchas alusiones a la condicin y actitud humanas que ayudan a entender en cierto modo el sistema social de produccin de Tenochtitlan.

    Pero tambin hay renglones de la economa indgena para los que lasfuentes del mismo origen son mucho ms completas y fecundas. Comomuestra, digamos que de ellas puede sacarse una relacin extensa de losrecursos que la naturaleza ofreci en cierto momento, pero tambin, y

    esto es singularmente importante, la forma en que el hombre se expres

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    INTRODUCCIN 15

    de ellos, es deqpf su valoracin dentro de determinada escala, su aprovechamiento, su abundancia, su destino, etctera, todo lo cual lleva apensar en las necesidades existentes y por lo mismo, en el grado corres

    pondiente de complejidad social.Tal vez deban citarse an otras circunstancias que sealen la importancia de las fuentes indgenas en el anlisis de la economa de los antiguos mexicanos, pero sera repetir lo que expresan los captulos quesiguen, en los que se intenta mostrar el testimonio del grupo social estudiado, ratificando o rectificando a veces afirmaciones anteriores.

    Sin embargo, debe notarse an que las fuentes utilizadas en este trabajo no fueron exclusivamente aquellas que se conservan en lenguanhuatl, ya que en ocasiones o no se encontraron o resultaron en algnmodo insuficientes para determinados aspectos de la organizacin econmica. Dada esta situacin, al acudir tambin a otros testimonios, sedio preferencia a los escritos de cronistas que estuvieron en contactodirecto con informantes indgenas poseedores an de la cultura nativa,con pictografas o matl o con manifestaciones de ndole diversa, caractersticas de la vida prehispnica.

    El estudio, como queda dicho, enfoca slo las condiciones que hicieron posible la obtencin de los medios necesarios para la vida y desarrollo material del hombre y de la sociedad mexicas, y por lo mismo noaborda el tema de las instituciones e ideas polticas, religiosas o artsticas. Pero no por ello significa que stas no se consideren de importanciapara la vida social. Por lo contrario, existe siempre una mutua y constante influencia entre la base econmica y las instituciones e ideas quecontribuye ciertamente al desenvolvimiento global. No obstante esto, nosabocaremos por ahora slo al estudio antes mencionado, pues, a pesarde que la fisonoma aparente de la sociedad en un momento dado la proporcionan las ideas y teoras sociales, las concepciones e institucionespolticas, etctera, pueden ellas no reflejar con exactitud las condicionesbsicas de vida material.

    De las partes que integran el presente estudio, la primera introduceal tema a travs de una relacin sumaria de los hechos que antecedieron,

    primero, al asentamiento de los mexicanos en el islote del lago de Tetz-coco; y luego, al rompimiento de la hegemona de Azcapotzalco, que esel momento a partir del cual arranca en forma definitiva el desarrollode la sociedad mexica. El periodo que se resea en este captulo seencuentra, como es sabido, plagado de hechos que son un filn singularmente importante para el anlisis del desarrollo econmico y social noslo de los antiguos mexicanos sino de varios otros grupos tnicos del

    Altiplano; empero, se ha preferido sealarlo en forma simplificada,

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    considerando los datos ms significativos de aqullos, ya que por ssolo ameritara un estudio especial; adems, constituye una etapa plenamente diferenciada de la que abarc el ltimo siglo de vida independiente de los mexicas, que es el que en particular nos interesa ahora.

    El captulo segundo se dedica al examen del potencial humano, de losrecursos naturales y del instrumental y las tcnicas de produccin utilizados por los mexicanos a partir de la toma de Azcapotzako y a travsprimordialmente del pensamiento indgena contenido en fuentes delmismo origen. Esta seccin es por consiguiente un acercamiento al modoen que el habitante de Tenochtitlan consider sus propios recursos y losde la naturaleza.

    En el tercer captulo se trata lo referente a las relaciones de produccin, dando nfasis al tema relacionado con el rgimen de tenencia dela tierra y muy particularmente al problema de la existencia o inexistencia de propiedad privada territorial.

    El captulo final comprende lo relativo a la dinmica social, haciendohincapi en el origen de los estratos sociales y en la interrelacin de losmismos.

    Concluyen este estudio dos apndices. En el primero de ellos se analizan las pictografas referentes a formas y medios de produccin y alos hechos histricos correspondientes, contenidas en una serie de ochenta y un cdices o pinturas indgenas de indudable influencia precortesia-na. Con la presentacin de este examen de factores econmicos, evidentemente se reforzarn y aun ampliarn algunos de los temas tratadosen los captulos precedentes. Asimismo, este elenco de cdices, aunquerelativamente reducido, viene a mostrar la extensin realmente sorpren

    dente de la historia documental indgena y an ms si se considera queslo hemos tomado en cuenta pinturas de algn modo tocantes a laeconoma.

    En el apndice segundo se transcriben en su idioma original los diversos textos indgenas utilizados. El orden que siguen es correlativo al delos captulos en que aparecen sus versiones al espaol, y se consignannicamente los que fueron traducidos por m; para los dems se anotan

    siempre sus fuentes respectivas.Me resta slo dejar constancia de profundo agradecimiento, por sus

    valiosas sugerencias, al doctor Miguel Len-Portilla, director del Instituto de Investigaciones Histricas, maestro y amigo; y a todos los quede un modo u otro, siempre complacientes, contribuyeron en la realizacin de este trabajo.

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    MIGRACINT ASENTAMIENTO

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    1. EN POS DE TERRITORIO

    An a principios del siglo catorce, los renombrados mexicas no eransino un grupo errante," de filiacin nhuatl, que aspiraba tanto a laobtencin de un territorio etfTa zona lacustre del centro de Mxico,cuanto a la participacin en las relaciones econmicas y sociales de losconglomerados ya asentados en el lugar. Para stos, que de mucho tiem

    po atrs habitaban la altiplanicie, los mexicas debieron aparecer comogente sin lustre, sin tradicin, y ms que nada como gente intrusa. Y esque en tanto que dichos pueblos eran ciertamente depositarios de la tradicin cultural derivada de ms antiguos centros como Teotihuacn oTula, aqullos en cambio no podan presentar sino un comportamientospero y hostil y un modo de vida inferior en relacin, digamos, al deAzcapotzalco o al de Culhuacn. De este modo, cuando llegaron los me

    xicanos: * '

    H

    7 ' ^ . . H. fmfJL,

    ciertamente andaban sin rumbo,vinieron a ser los ltimos.Al venir,cuando fueron siguiendo su camino,ya no fueron recibidos en ninguna parte.Por todas partes eran reprendidos.Nadie conoca su rostro.Por todas partes les decan:"Quines sois vosotros?De dnde vens?As, en ninguna parte pudieron establecerseslo eran arrojados,por todas partes eran perseguidos.1

    Pero los antiguos mexicanos no aspiraban a establecerse pasivamentedentro del ordenamiento social preexistente en el valle; lo que deseabanera participar en l, y as lo demuestran el abandono o a veces auto-

    1 Cdice Matritense de la Real Academia de la Historia, textos en nhuatl delos indgenas informantes de Sahagn, edicin facsimilar de Del Paso y Trortcoso,Madrid, 1907, fol. 197r, apud Miguel Len-Portilla, Los antiguos mexicanos, a

    travs de sus crnicas y cantares, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1961,198 p., ils. p. 38.

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    expulsin de lugares ms o menos convenientes y su asentamiento definitivo en un islote de apariencia infecunda. Con esto cabra asegurarque su origen no era tan "chichimeca" como ellos mismos insistieron,pero tampoco "tolteca" como en el fondo desearon. Eran sencillamente un grupo nahua que llegaba tardamente a la regin central en dondeya otros pueblos contaban con una cultura ms elaborada de la cualfueron asimilando mltiples elementos e instituciones, unas veces matizndolos o reelaborndolos otras.

    Por esto, para comprender la estructura econmica de los mexicasdurante los ltimos cien aos de su esplendor es necesario, obviamente,considerar lo ms significativo de su evolucin anterior.

    Las fuentes para el estudio de ste y de otros tpicos de la vida de losaztecas, son quizs las ms numerosas y diversas de la historiografamesoamericana: unas, en lengua nhuatl, relatan las peripecias del grupocon la insistencia peculiar de ese idioma; otras, aunque en castellano,reflejan claramente la tradicin indgena y por ltimo, pictogrficamente,cdices pre y poshispnicos describen paso a paso el peregrinar hastala llegada a los lagos del valle central. No obstante, como se dijo, a las

    motivaciones del presente apartado slo interesa resaltar ya no los lugares por donde pasaron sino la forma, en que lo hicieron, es decir susmedios de vida, sus relaciones y su comportamiento en general ante elmundo cambiante que iban tocando.

    Considerando lo anterior, al analizar las fuentes ms significativaspara este tpico como son las Relaciones de Gnimalpain, las crnicasde Tezozmoc, la Historia de los mexicanos mr sus pinturas, los Anales de Cuauhtitln y de Tlatelolco: y los cdices: 1576, Boturini, Telleria-no-Remensis, Vaticano-Ros, Mexicanus y Azcatitlan-,2 elegimos comoilustracin del mismo un relato recogido en lengua nhuatl por Chimal-pain, el cual, vertido al castellano, se transcribe en seguida. Debe decirse, empero, que la eleccin no se hizo porque su contenido fuera el msexclusivo o completo, puesto que de sobra son conocidas las conexiones

    2 Domingo de San Antn MuSn Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, Relociones originales de Chalco Amaquemecan, edicin de Silvia Renden, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1965, 365 p. map. p. 63-75; Hernando Alvarado Tezozmoc, Crnicamexicyotl, paleografa y versin al espaol de Adrin Len, Mxico, UNAM, Instituto de Historia, 1949, 192 pp, 14 ss; Crnica mexicana, notas de M. Orozco yBerra, Mxico, Editorial Leyenda, 1944, 545 p. p. 7-16; Historia de los mexicanos

    por sus pinturas, en J. B. Pomar, Relacin de Teecoco, Mxico, Editorial S, ChvezHayhoe, 1941, p. 218-227; Anales de Cuauhtitln, en Cdice Chimalpopoca, Mxico,UNAM, Instituto de Historia, 1945, xx i - f 163 p. p 15-29; Anales de Tlatelolco.Unos anales histricos de la nacin mexicana y Cdice de Tlatelolco, Mxico, Antigua Librera Robredo, 1948, xxiii-f 128 p. p. 31-42; Cdice de 1576 (Cdice Aubin),edicin de Charles E. Pibble, Madrid, Ediciones Jos Porra Turanzas, 1963, p.17-42, lm. 1-49; Cdice Boturini, en Antigedades de Mxico, basadas en la recopilacin de Lord Kingsborough, 4 v., Mxico, Secretara de Hacienda y Crdito P-

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    EN POS DE TERRITORIO 21

    ntimas que hay entre este tipo de fuentes, sino porque a pesar de lasdudas que pueda guardar en cuanto a cronologa, localidades o poblacin, adems de las discrepancias respecto a las otras versiones, esterelato tiene la ventaja de poner nfasis primordialmente en la vida y lacultura de los mexicanos durante su migracin en vez de hacerlo en suitinerario o en hechos diversos de poca o ninguna importancia paranuestro estudio. Dice as:

    1 Ao 1 Pedernal (1064). En este ao vinieron a levantarse, vinieron a salir de all, de sus casas en Aztlan, los aztecas-mexitin,chichimecas verdaderos; los que ahora se nombran tenochcas.

    % guando all fueron los 1064 aos del nacimiento del verdaderoDios, su precioso hijo Jesucristo, entonces vinieron a abandonarAztlan los mexitin. I

    3 Y as, mucho dilataron all en donde estuvieron los teochichime-cas, azteca-mexitin, en Aztlan: posiblemente hasta 1014 aos; asse muestra en la cuenta de los aos que los ancianos mexicashicieron asentar.

    4 Luego as vinieron a salir de all, vinieron a partir, vinieron amoverse de Aztlan.5 Y al tiempo en que vendran a levantarse, mucho muy de maa

    na, mortecina an la claridad, en el atardecer de tres das los fuea llamar el pjaro cuyo nombre es Huitzitzilcuicutzcatl.

    6 Y por tres noches los llam. Les fue a dar voces a los mexitin;les hablaba, as deca el pjaro: " Ea, vamos! ya es oportuno,

    ya es tiempo, ya amanecer, ya har calor,huitsil, huitsil, huitzil,

    ea!"7 Esto les fue a decir por tres das aquel seor, guardador de

    Dios, portador de Dios, cuyo nombre es Huitziltzin. Con lo cualvendr a hablar como guila, vendr a guiarlos. Y por lo tantol era quien le hablaba, quien los mostraba a Dios, Dios portentoso, ordenador de la guerra.

    8 Pero an no vinieron a partir por seis cosas que el fiacateclotldispuso cuando dio, cuando orden lo que hara, lo que verificara Huitziltzin.

    9 As, en primer lugar, l hace el voto; as que lo verifica, lesensea, les muestra tantas cosas como le ordena Dios. Los mace-

    blico, 1964-1967. v. n ; C. Telleriano-Remensis, parte ni, lm. 1-8, en Antigedadesde Mxico, v. l; C. Vaticano-Ros, lm. 88-102, en Antigedades de Mxico, v. n i ;C. Mexicanas, Pars, Socit des Amricanistes, 1952, lm. 18-44; C. Azcatitlan,

    Pars, Socit des Amricanistes, 1949, lm. 2-12.

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    22 MIGRACIN Y ASENTAMIENTO

    huales mexitin tambin verificarn y har lo que el tlacateclotldisponga.

    10 Y con esto, parten luego los mexitin. Siete calpulli de ellos vinieron a levantarse: el primer calpulli de los Yopica; el segundocalpulli, Tlacochcalca; el tercer calpulli, Huitznahuaca; el cuarto calpui, Cihuatecpaneca; el quinto calpulli, Chalmeca; el sextocalpulli, riacatecpaneca; . sptimo calpulli, Izquiteca. Y estos cal-1

    pulli fueron los que vinieron a partir de Aztlan.11 As fueron partiendo luego de all, de Chicomztoc, "En las siete

    cuevas"; de all vinieron a salir todos los siete calpulli. Los vaguiando el gran portador de Dios, Huitziltzin.

    12 (Cuando vinieron a partir de Aztlan, Huitzilopochtli haba pasado 107 aos de vivir en la tierra). 3

    13 Se cuentan por entero los azteca-mexitin cuando vinieron a Hfcdel interior de las siete cuevas: diez mil personas en total; juntamente nombrados las mujeres y los niitos mexitin.

    14 En este tiempo se nombr el ao 1 Pedernal.15 De varias partes internas vinieron a salir; de siete lugares hora

    dados, de peascos, de cuevas, hechos en varios riscos cavernosos,en diversas partes agujereadas de lugares abruptos; por esta causa se dice, se nombra Chicomztoc, "En las siete cuevas". Deeste modo se afirma.

    16 Cuando de all vinieron a salir los mexitin, del interior de lascuevas escabrosas, es decr, de Chicomztotl, all, en ellas, vienena tomar energa todos los mexitin.

    17 As como en cazadores con red, en esto se transformaron.18 Sin rumbo van; van como aturdidos. Y por eso mismo de aquel

    lugar se dice, se nombra Quinehuayan, "Lugar donde los reanimaron".

    19 Y as se dice: Cemhcac Mixcitlan Ayauhtitlan, "Por siempre entre nubes, entre niebla". Siempre se hacen nublados all dondevinieron a salir y por esta razn se dice as, as le nombraron

    los mexitin.20 Pero no son fbulas ni engaos ni cuentos. Por lo que es sabidoes la pura verdad, pues de esta manera verifican todos la antigedad de los viejos mexicas tenochcas y de los seores y delos nobles, porque estuvieron all en las siete cuevas, en sietelugares en agujeros de riscos, dentro del cerro, en el interiorde lugares abruptos.

    3 Entre parntesis, una nota marginal al texto original.

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    Fig. 1. Comienzo de la migracin en el ao 1 Pedernal. (Tira de laperegrinacin, 1)

    21 Estaban estos lugares as como en los salientes que se formancuando junto a ellos viene a golpearse el mar, el "Agua divina",el "Gran espejo de agua"; en esta forma es rodeado el granpueblo de Aztlan, y de este modo se viene a estrellar el agua

    junto a las quebradas de Chicomztoc, del que por lo mismo sedice tambin Tzotzompa, "En el golpeteo".

    22 Este lugar fue nombrado "Siete cuevas" ya que desde antes, demuy antiguo, estaba con agujeros; por lo cual de all vinierona salir todos, toda la diversidad de hombres, los naturales deNueva Espaa; segn todos lo reconocen.

    23 Y el lugar nombrado Chicomztoc Tzotzompa Quinehuayan, all

    en los agujeros, en los siete lugares de peascos y de cuevas, eslugar mucho muy temible, de arbustos, de magueyes.

    24 Del nombrado Siete Cuevas, de all, de su interior, vienen a salirlos azteca-mexitin; sus mujeres los vinieron acompaando, asvinieron a salir de dos en dos, e igualmente sus hijos los vinieronacompaando,

    25 Pero es mucho muy terrible el lugar que se nombra Chicomztoc,

    pues no pocas cosas se guardaban all, all donde estuvieron: fieras, lobos, ocelotes, grandes felinos, serpientes, serpientes amarillas, y otras muchas ms variedades desconocidas de fieras, puestodo guardan all las siete cuevas.

    26 Y ya se dijo arriba: de all, de donde es Chicomztoc, es de donde primeramente vinieron a salir los culhuas y los toltecas, y astodos, ltimamente, aqu se extendieron por entero; nosotros losmacehuales nos hicimos llamar gente de Nueva Espaa.

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    27 Y luego, despus de que partieron los azteca-mexitin de Chico-mztoc Quinehuayan, as, caminando hacia ac van viniendo congran reserva.

    28 Y cuando vinieron a moverse, cuando de Chicomztoc vinieron alevantarse, vinieron hacia aqu donde por doquier hay bosques,montaas, barrancas, zarzales, calabazales, arbustos, arboledas,zacatales, malezas y llanuras; as que por doquier andaban caminando.

    29 Con esto, vinieron a seguir el rastro ya sea de venados, conejos,serpientes, fieras, pjaros y otros muchos animales, sabandijas ocuadrpedos y cuando lograban alcanzarlos los flechaban.

    30 Vinieron comiendo maz de su propio itacate [de su provisin];vinieron hacindose ellos mismos sus flechas, sus arcos, con locual van sirvindose de lo suyo: con sus aljabas van viniendo,con sus capas de piel van viniendo; slo sus redes van tendiendoy de sus arcos vienen sirvindose, por lo que se hacen nombrarteochichimeca, chichimecas verdaderos; y su sustento [o sea]maz, chile, jitomate, calabaza, igualmente lo van tomando, tam

    bin de su itacate que van hacindose los mexitin aztecas.31 Pero en ningn lugar se hallaron contentos, pues de muy lejos

    vinieron a levantarse: por inmensas tierras siguieron, con grantiento se fueron escondiendo y aun se detuvieron con frecuenciaen el camino.

    32 As, a la postre, lentamente, vinieron a llegar aqu, a Tenoch-titln. 4 .

    No obstante la expresividad del texto transcrito, es importante resaltar algunos de los pasajes en los que se describen con mayor precisinlas diversas formas de comportamiento de los aztecas durante la emigracin.

    En primer trmino, y por lo que respecta al antiguo habitat de losmexicanos, el relato cobra un realismo sorprendente. Chicomztoc, ellegendario lugar de las siete cuevas, es descrito en tonalidades sombrascomo un paisaje de riscos, peas y quebradas, as como de acantiladosformados por el incesante golpeteo del mar. Y si tan hostil era el pai-

    * Domingo de San Antn Mun Chimalpain Cuauhtlehuanitzin, Das Memorialbreve acerca de la fundacin de la ciudad de Culhuacn, und weitere ausgewahlteTeile aus den Diferentes historias originales (Ms. Mexicain No. 74, Paris), azte-kischer Text mit deutsetier bersetzung von Walter Lehmann id Gerd Kutscher,Stuttgart, W. Kohlhammer Verlag, 1958, 240 p., Memorial breve, fol. 23r-29v. Eloriginal en nhuatl de este texto se ofrece en el nmero 1 del Apndice segundo

    de este trabajo; en adelante se anotar la clave Ap seguida de los nmeros quecorrespondan al apndice y al texto.

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    Fig. 2. El paisaje agreste de la migracin. (Cdice Azcatitlan, 5)

    saje, las formas de vida no podaa ser distintas: los arbustos y magueyes se miraban por todos lados y en los riscos se esconda una granvariedad de fieras entre las que destacaban los lobos, los ocelotes, losgrandes felinos y las temibles serpientes amarillas, adems de otras

    bestias desconocidas. Todo ello aparece cubierto por una atmsfera demisterio.

    De este lugar terrible, como lo llama el texto, y segn dice en nmero de diez mil, entre hombres, mujeres y nios, vinieron a salir losancestros de los antiguos mexicanos. Suponiendo que tal fuera el nmero de emigrantes, debe entonces postularse uno mayor para la poblacin del lugar de origen ya que necesariamente habra quedado en l

    cierta cantidad de gente anciana e imposibilitada para tal accin. Unapoblacin as no podra bastarse en forma suficiente e indefinida enun lugar como el descrito y tarde o temprano se vera jjbjjgada, contlo hizo, a emigrar en busca de un ambiente mejor con mayores mediosde subsistencia y con pbsibtacfes ulteriores de desarrollo.

    Salen pues de las Siete cugyjg. Los ir guiando reza el texto elgran sacerdote HuitzTTtzin. Aqu se entreteje el mito: al sacerdote lo

    va instruyendo Dios y l, a su vez, al pueblo. Comienza el peregrinar

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    Fig. 3. Labores l i los migrantes durante sus asentamientos. Ntese la inusitadarepresentacin de una mujer labrando una casa. (Cdice Azcatittan, 4)

    en direccin a la mesa central pero sin rumbo determinado: van comoaturdidos.

    A la gran diversidad de parajes que tocan corresponde otra no menor

    de cualidades naturales; barrancas, zarzales, arbustos, zacatales, malezas o llanos era cuanto vean y as tales circunstancias los fueron obligando a modificar su patrn anterior de vida. Al no encontrar tierraspropicias para la agricultura o no querer o no poder quedarse en ellaspor determinadas razones, tuvieron que adoptar la caza como fuenteprimaria de su economa (prrafo 29). Por medio de arcos y flechaso de redes obtenan para su sustento venados, conejos, serpientesy pjaros o sabandijas y cuadrpedos en general. \

    Este cambio substancial en su base econmica era solamente espordico, ocasional, y se deba no a un puro determinismo geogrfico,sino indudablemente a las circunstancias sociales del grupo.

    Su urgencia se enfocaba a la bsqueda de un lugar que saciara susnecesidades, no slo del momento sino futuras. Podran encontrarlugares frtiles, s, pero frtiles en comparacin con el de origen; lageneralidad de los hombres podra entusiasmarse por ellos, pero los

    visionarios del grupo no, y por lo tanto, pese a la posible generosidad

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    del suelo que pisaran, deban abandonarlo cuanto antes. De esta maneralos cambios sucesivos de agricultores a cazadores, o viceversa, fueronprovocados por las razones sociales imperantes y no determinados totalmente por el ambiente geogrfico; ms bien eran acomodados a l.

    Dice Tezozmoc que:

    ... en las partes que llegaban, si les pareca tierra frtil, abundosade montes y aguas, hacan asiento cuarenta aos y en partes treinta,otras veinte o diez y en otras tres o dos y un ao, hasta en tantadisminucin, que de veinte das luego alzaban el zarzo por mandatode su dios Huitzilopochtli; y les hablaba y ellos respondan y luego

    a su mandado les deca: "adelante mexicanos que ya vamos llegando", diciendo: "caza achitonca ton nenemica mexiatl". 5

    En un peregrinar tan dilatado las detenciones haban de ser frecuentes. El sector que envejeca retardaba el movimiento general y por lotanto la mejor solucin era, quizs, reponer las fuerzas y reanudardespus la marcha dejando a los dbiles e imposibilitados. Al tocareste punto, Duran se refiere tambin al cultivo del maz y expresa que,despus de plantado.

    ... si su dios tena por bien que lo cogiesen lo cogan, y si no, enmandndoles alzar el real, all se quedaba todo, excepto cuando lamazorca estaba de sazn; y muchas veces se quedaba para los viejosy viejas y enfermos que no podan pasar adelante, con los cualesquedaban aquellos lugares poblados y con semillas para siempre . . . 8

    El asentamiento provisional en determinados lugares significaba paralos emigrantes no slo descanso sino tambin, cosa importante, el avituallamiento para la siguiente etapa; incierta en cuanto duracin ymeta. "Vinieron comiendo maz de su propio itacate", escribe Chimal-pain, es decir que consuman del bastimento que ellos mismos se habanprocurado durante los cultivos temporales que efectuaban utilizando las

    semillas recogidas con anterioridad.En los prrafos 29 y 30 del texto de Chimalpain se describen otros

    diferentes matices de la economa de aquel conglomerado errante. Adems de las alternancias ya indicadas entre agricultura y caza (y seguramente tambin de recoleccin), se hace referencia a la confeccin y uso,

    i Tezozmoc, C mexicana, p. 8.6 Diego Duran, Historia de las Indias de Nueva Espaa y / & B | Tierna Firme,

    2 v. y Atlas, notas de Jos F. Ramrez, Mxico, Editora Nacional, 1951, v. i, p. 20.

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    durante la marcha, de arcos, flechas y aljabas; las redes, como instrumentos de caza, conforme avanzaban las disponan por los campos; suabrigo lo constituan capas confeccionadas en piel. En fin, el discursodel relato hace pensar en el grupo como poseedor de una economa auto-

    suficiente; al menos as lo expresa el texto: "con lo cual vinieron sirvindose de lo suyo".

    Acerca de este momento, Tezozmoc apunta lo siguiente:

    Trayendo ellos siempre su matalotaje, las mujeres cargadas con ello;los nios, los viejos y los mancebos cazando venados, liebres, conejos,ratones y culebras, que venan dando de comer a los padres, mujerese hijos; la comida que traan era maz, frijol, calabaza, chile, jitomate y miltomate, que iban sembrando y cogiendo en los tiempos y partesque descansaban y hacan asiento, como dicho es, y como liviano queera l chan y el huauhtli, lo traan cargando los muchachos; perosobre todo, en las partes que llegaban, lo primero que hacan era el cuo templo de su dolo dios Huitzilopochtli. . .7

    Fig. 4. Los mexicas se conviertenen cazadores. (Tira de la peregri

    nacin, 4)

    En busca de una sede permanente, los antiguos mexicanos continuaron su peregrinar en la forma vivamente descrita por las crnicas. Mstarde, al llegar al altiplano central, pese al parentesco cultural establecido entre ellos y los grupos ya florecientes del lugar, fueron rechazadosa menudo. Esta actitud era lgica; siendo que "nadie conoca su rostro", |ti decir su origen, sus costumbres y sus intenciones, se podan entonces

    equiparar en cierto modo con aquellos brbaros, o mejor dicho popolocos, venidos del norte en busca de medios de subsistencia y que desdetiempos lejanos haban amagado constantemente a importantes centrosde cultura como Tula y que tal vez fueron causa tambin de la obscuray repentina destruccin de otros ms antiguos como Teotihuacn.

    En tal forma, no es de extraar que, habiendo los aztecas dirigido sus"ojos y sus pasos hacia las regiones irrigadas de Chapultepec, el seoro

    7 Tezozmoc, op. cit., p. 8.

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    de Azcapotzalco, al que pertenecan, hubiera ordenado finalmente suexpulsin. Descalabrados, pasan 1 Culhuacn, centro hegemnico del surde los lagos y heredero de la anticua cultura tolteca; solicitan con humildad un lugar de asiento, y sabiendo el gobernante de la belicosidad de

    aquel grupo, s )bre todo despus del desorejamiento de los xochimilcas,les seala "no sin mucha malicia y maldad", advierte Duran8, laregin de Tizaapan, pedregosa e infestada de alimaas ponzoosas, conel fin de exterminarlos pasivamente.

    Pero no todo haba sido negativo para el mexicano de entonces. Haciendo un balance de los sucesos de su larga trayectoria puede anotarseque los innumerables trabajos y padecimientos sufridos, as como el

    contacto con las ideas y costumbres de otros pueblos, se haban trastocado para ellos en mltiples experiencias provechosas; de tal maneraque con el transcurso, del tiempo esas mismas circunstancias provocaronuna nueva generacin de individuos ms adaptados y resueltos ante elporvenir. (Entre esas experiencias debe citarse el caso singular dela adopcin de la sementera acutica o chinmitl que ms adelante representara un slido puntal de su economa.)

    Ya cuando se tenda a dar fin al peregrinar, los aztecas constituanun pueblo notoriamente modificado en cuanto a lo que haba sido en elinicio. En esos momentos los calificativos nahuas de mozcaliani, mixtla-paloani, es decir, aprovechado, crecido, atrevido, animoso u osado, podan aplicrseles con bastante certeza. Por ello mismo su llegada al paisa je yermo de Tizaapan no se tradujo, por lo menos en apariencia, enactitudes medrosas o apticas sino ms bien en una gran actividad quesorprendi a los de Culhuacn. En efecto, llegados a Tizaapan,

    ... los aztecas mucho se alegraron;cuando vieron a las serpientes,a todas las asaron,las asaron para comrselas,se las comieron los aztecas . . .9

    En pocos aos la regin qued convertida, si no en un vergel, al menos en una tierra capaz de proporcionarles lo indispensable. Habanconstruido sus jacales y el imprescindible templo de su dios, se practicaba la agricultura y, dice Duran, tenan "los asadores y ollas llenos deculebras, dellas asadas y dellas cocidas".10

    8 Duran, op. cit., v. i, p. 32.9 Tezozmoc, C. mexicyotl, p. 50; la traduccin es de Len-Portilla, Los anti

    guos mexicanos..., p. 39.10 Duran, op. cit., v. i, p. 32.

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    Con el tiempo haban adquirido plena conciencia de sus posibilidades

    tanto actuales cuanto futuras, las cuales, aunque difciles de realizar,eran realmente autenticas. Pero tambin saban de sus limitaciones y unade ellas (que ms tarde habra de convertirse casi en obsesin, estabaen su humilde origen, obscuro ante la tradicin brillante de lor pueblosque los rodeaban. De esta manera no fue mera casualidad que estandoasentados en los dominios de Culhuacn, poseedor de una elevada tradicin cultural, suplicaran al seor del lugar, Achitmetl, les concedieraadems de entrar a la ciudad con fines comerciales, su

    . . . consentimiento para que emparentasen los unos con los otros porva de casamientos, casndose los hijos y hijas de los unos con hijosy hijas de fos otros. u

    Logrado este fin, sobrevino un nuevo problema. El lugar no llenabalas cualidades que exiga la visin progresista de los aztecas; renda lo

    necesario pero no lo suficiente para sus miras. De hecho podran haberloabandonado y en completa paz tratar de localizar otro mejor o, en vistade sus recientes ligas con Culhuacn, solicitar nuevas concesiones. Peronada de esto se hizo. La salida sera, para agrado de Huitzilopochtli,con guerra, sangre y muerte y con ello manifestar su creciente podero iy belicosidad, y adems aunque el significado era el mismo daranuna muestra del matiz peculiar de su religin. El casus belli fue la muer

    te de la hija de Achitmetl, a la cual desuellan y hacen venerar por supadre como a la misma madre de Huitzilopochtli; el sentido era magnfico ya que ellos y su religin quedaban por encima de los dems yal mismo tiempo obtenan el pretexto para abandonar el lugar. En efecto, Achitmetl pregona Is lucha, se combate tenazmente, y los mexicanossalen al fin de la regin.

    Todava continuaron errando por algunos lugares ribereos, hasta

    U Ibidem.

    Fig. S. Mexicas preparando pulque de los magueyes conseguidosen Chalco. (Tira de la peregri

    nacin, 14)

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    que por ltimo, hacia 1325, llegaron al islote que habran de nombrarMxico Tenochtitlan y en el que se cumple el famoso mito:

    Llegaron entonces all donde se yergue el nopal.Cerca de las piedras vieron con alegracmo se ergua un guila sobre aquel nopal...

    Cuando el guila vio a los aztecas,inclin su cabeza . .,.12

    Tales fueron, vagamente, los hechos acaecidos hasta el momento delarribo de los antiguos mexicanos a lo que vendra a ser su sede defini

    tiva. Y una de las conclusiones que se desprende de ellos, quizs la msclara, obvia pero sumamente significativa, se encuentra en el hecho incuestionable de que muchos de los elementos culturales de que eraposeedor aquel conglomerado que arribaba al islote, no eran los mismosque los que poseyeron los iniciadores de la migracin.

    Por los textos anotados puede observarse algo del acervo cultural delos aztecas antes de iniciar la partida. Claramente se estipula un rasgo

    de su organizacin poltica al mencionar la salida de los siete calpulli,que en su conjunto constituyeron una estructuracin tribal de carcterreligioso y econmicamente autosuficiente; su gua era Huitziltzin, sacerdote encargado de comunicarles los designios divinos.13

    Aunque las motivaciones de la peregrinacin revestan un carcternetamente econmico, o sea la bsqueda de mejores medios de subsistencia, la religin apareca como estmulo mximo para todos los actosy en consecuencia, era la casta sacerdotal la que ocupaba el sitio mselevado de la estratificacin social, tal como en otros pueblos primitivos.Para las relaciones en aquellas circunstancias bastaba slo con una directriz puramente religiosa.

    El pujante militarismo y agresividad de los aos posteriores no sevislumbraba ms que en su modo de ser: spero, cerril y bravio en comparacin con los pueblos ya asentados. Su surgimiento deba ser provocado por causas peculiares ntimamente ligadas a la progresiva integra

    cin de la comunidad; y precisamente fue esto lo que sucedi enChapultepec. De los Anales de Cuauhtitln vertemos el siguiente relato:

    Aqu se habla de la pltica de los ancianos de Cuauhtitln y de lahistoria de la destruccin de los mexicanos que fueron sitiados allen Chapultepec. Se dice, se expresa que los mexicanos, que ya llevan

    12 Tezozmoc, C. mexicyotl, p. 66; la versin es de Len-Portilla, op. cit.,

    p. 42.13 El nmero de teomamaque o portadores del Dios, vara segn las fuentes.

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    nueva conciencia en la casta dominante ya que vislumbraba la posibilidad de un desquebrajamiento en su autoridad, y entenda al mismotiempo la necesaria existencia del sector militar; el que, adems, podralograr el control del poder universal.

    La aparicin y muerte de Huitzilhuitl significa entonces el antecedente ms claro de la sntesis mstico-guerrera de los aos posteriores;antecedente, tambin, del progreso relativo que esa sntesis llegara a representar. E) poema que sigue describe los ltimos momentos de esteprecursor del podero de los mexicas:

    Con los escudos hacia abajo L

    fuimos vencidos los mexicanos junto a las piedras de Chapultpec ah!Hacia los cuatro rumbos sern llevadoslos hijos de la gente.

    i Se lamenta el seor Huitzilhuitl.Otro pendn ms es cortado de sus manosen Colhuacan.18

    Haciendo una recapitulacin de los elementos culturales de los ancestros de los antiguos mexicanos, tenemos lo siguiente: formas diversasde produccin (agricultura, caza, pesca y recoleccin), practicadas segnlas condiciones objetivas de trabajo determinadas; conocimiento de lasementera acutica y el uso de la red, el arco y la flecha, y del tlatl olanzadardos que readoptan en Tacubaya (Atlacuihuayan); por lo querespecta a la divisin del trabajo, la caza era labor exclusiva del elemento masculino y las mujeres, adems de la preparacin de alimentos,se encargaban de transportar las vituallas menos pesadas, ayudadas porlos muchachos de corta edad; el alimento principal estaba constituidopor maz, frijol, calabaza, chile y jitomate. En suma, la cultura de aquelagregado humano durante su peregrinacin, ciertamente mesoamericana,aunque incipiente y sin brillo, se incrementaba y pula constantemente.1T

    A travs del tiempo y del contacto continuo con diferentes formas de

    vida y medios geogrficos, la constante bsqueda del sustento en muyvariadas circunstancias y los climas de hostilidad encontrados o estimulados por ellos mismos, motivaron un cambio notable en la concienciadel grupo y crearon las condiciones necesarias para una futura transformacin en la estructura social.

    16 Anales de Cuauhtitln (ed. Lehmann), fol. 17; Ap. n, 3.17 Cfr. Carlos Martnez Marn, "La cultura de los mexicas durante la migracin |

    Nuevas ideas", Actas y memorias del XXXV Congreso Internacional de Americanistas. Mxico, 1952, Mxico, t. n ; 1964, p. 113-124.

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    Para el primer cuarto del siglo xiv, el mexicano de la recin fundadaTenochtitlan, adems de ser fsicamente ms apto, posea una visinms amplia de las cosas y para sus problemas contaba con un nmeroconsiderablemente mayor de recursos de solucin.

    Pero el cambio experimentado era slo cuantitativo. Habr que esperar algn tiempo, poco ms de un siglo, para que sus circunstanciassociales experimenten una completa diferenciacin. Para entonces, lareceptividad de experiencias se habr saturado y al desbordarse ocurrirel cambio total; la cantidad ceder el paso a lo distinto y siendo as,Mxico Tenochtitlan tomar el cargo de directriz universal.

    Y es precisamente hacia este tiempo en el que Cuauhtlequetzqui, al

    decir de Chimalpain, pronuncia su clebre prediccin:

    En tanto que permanezca el mundo,no acabarn la fama y la gloriade Mxico Tenochtitlan.18

    2. TENOCHTITLAN Y AZCAPOTZALCO

    Llegados los mexicanos a la mencionada isla, su primera accin fuelevantar tanto el adoratorio de Huitzilopochtli cuanto los jacales o chozas que ellos mismos habitaran. Uno y otros de fbrica humilde ypobre por carecer el lugar de los materiales adecuados para la construccin. w En efecto, la isla no era, como se podra deducir del famosomito sobre la fundacin de Mxico, un paraso terrenal; su superficieera bastante reducida, las aguas que la circundaban semisalobres y lavegetacin imperante se reduca a meros caaverales, juncales y espadaas. Por lo que respecta al sustento, slo poda ofrecer races de diferentes hierbas, peces, ranas, ajolotes, carnaroncillos, moscos, gusanosy todo gnero de sabandijas propias de una regin lacustre, ademsde pjaros y diversas aves acuticas.

    Chimalpain, al referirse a cierto ofrecimiento por parte de los anti

    guos mexicanos, proporciona una relacin sumaria de los productos dela laguna:

    18 Chimalpain, Memorial breve, fol. 60r; Ap. n, 4.19 Fray Juan de Torquemada, De los veinte y un libros Anales y monarqua in

    diana, con el origen y guerras de los indios occidentales, de sus poblaciones, descubrimiento, conquista, conversin y otras cosas maravillosas de la mesma tierra,edicin facsimilar de la de 1725, 3 v., Mxico, Editorial Salvador Chvez Hayhoe,1943, v. xi, p. 92.

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    TENOCHTITLAN Y AZCAPOTZALCO 35

    Cada da les dabantodo lo que en el agua se produce:los peces, las ranas,cocoles del agua,a

    gusanillos de la laguna,tamales de gusano, b

    tortillas de moscoc

    y camaroncillos o acociles y bledos de agua.Y luego, los patos,nsares, grullas,chichicuilotes, apopohtlid

    y nades.En verdad que mucho les afliganya que todo les pedan;sobre todo el plumajede los apipixcan, de los pjaros del agua,y luego las plumas ricas de color.20

    As pues, la economa de aquel entonces se sustentaba primordial-mente en las tcnicas de obtencin representadas por la caza de avesacuticas y la recoleccin y pesca de productos de la laguna. Esta economa resultaba suficiente para la necesidad ms inaplazable del pueblo;con ella el problema de la nutricin quedaba salvado, pero dejaba enpie otros no menos importantes como el de la habitacin (humana ydivina) y el del vestido, por no citar ms que los primarios.

    Si los recursos naturales de la isla no bastaban con plenitud al sostenimiento de la poblacin, entonces, por qu razn decidieron losmexicas fijar su sede definitiva en ese lugar y aun revestir el acto conapariencia divina, mxime que tiempo atrs haban ocupado lugaresmucho ms prdigos y adecuados que ste?; adems, debe considerarse en esta interrogante que cada vez que pisaban tierras propicias, sunumen tutelar les ordenaba abandonarlas y les prometa otras quesupuesto el origen divino de la promesa, necesariamente deban

    encerrar mayores posibilidades.Respecto de los sitios prometidos, es muy posible que en la mente

    del hombre comn se dibujara un panorama pleno de esperanza, algoas como una tierra de promisin, como un paraso. Pero en todo caso,esto slo podra acontecer entre la gente sencilla del pueblo y no entrelos promotores del grupo. Si aqullos, apremiados por su posicin de

    20 Chimalpain, op. cit., fol. 30r-v; Ap. n, 5. a) Tecuittatl, b) ocuiltamalli, c)axaxayacatlaxcalli, d) apopohtli o ave buceadora.

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    3 6 MIGRACIN Y ASENTAMIENTO

    subordinacin econmica y social, slo enfocaban la atencin en elmodo de satisfacer sus necesidades ms inmediatas, stos en cambiopodan ver ms all; su posicin les permita obviamente ms y diferentes puntos de vista. Su urgencia no estaba tanto en lo cotidiano delsustento cuando en la perennidad del mismo; quizs ms que la productividad les importara la propiedad del suelo y, desde luego, lasrelaciones con el exterior tambin les constreiran sobremanera enla bsqueda del asiento final.

    Algunos pasajes de la peregrinacin permiten ver cmo despus dehaber ocupado lugares ms o menos feraces, los fueron abandonandosucesivamente, unos, por mandato divino, otros, por su propia intole

    rancia; o tambin, como el caso de Tizaapan en donde fueron ellos losinductores de su propio lanzamiento.

    Entonces, qu mejora representaba aquella isla?, qu valor encerraba? Para el hombre comn, repetimos, tal vez ninguno, pero no aspara sus guas. Para stos, que ya haban adquirido una clara experiencia sobre el sentido de la sujecin o dependencia poltica, el sitio anhelado deba ser, si no independiente, al menos con posibilidades de

    serlo.La isla no estaba libre pero su condicin resultaba peculiar, ya que,segn la versin de Duran:

    .. .era sitio y trmino de los de Azcapotzalco y de los de Tetzcuco;porqu all llegaban los trminos del uno y del otro pueblo, y por laotra parte del medioda, trminos de Culhuacn.21

    Pero ms que esto contara la situacin estratgica, puesto que precisamente por su carcter lacustre, el lugar quedaba aislado y protegidonaturalmente, sin la necesidad, al menos inmediata, de la fuga de energas que representara el mantenimiento de un cuerpo militar. Respectode esa singular defensa dice Torquemada que:

    . . . vinieron a conocimiento [los de la ribera] de que en medio de

    estas aguas haban algunas gentes pobladas; aunque deseaban saberquines fuesen, no se atrevan por respeto de estar en medio de lasaguas (que entonces era esta laguna dulce muy honda) y por noatreverse a entrar en ella por no saber modo de poder salir. Perovinieron a entender que eran los mexicanos los que all se habanrancheado y hecho su poblacin; y aunque muchas veces quisieronhacerles guerra, no osaban por la razn dicha. 22

    21 Duran, np. cit., v. i, p. 41.22 Torquemada, op. ciL, v. I, p. 93.

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    entre aquellas estacas echaban, para despus fundar sobre aquellaplancha y trazar su ciudad .. . 23

    Al tiempo que se colocaban los cimientos de la ciudad, se disponan

    tambin los de la sociedad. La organizacin que se adoptaba no eraoriginal ni nueva pero s satisfactoria y adems provena del arbitriode la divinidad suprema. Por consiguiente, la casta religiosa acuerdanuevamente por mandato de Huitzopochth:

    que se dividan los seores, cada uno con sus parientes, amigosv allegados en cuatro barrios principales, tomando en medio a lacasa que para mi descanso habis edificado; y que cada parcialidadedifique en su barrio a su voluntad. 24

    Tal y como las cuatro parcialidades con sus dioses, seores, ocupaciones, subdivisiones, administracin y distribucin de bienes y trabajo

    Fig. 7. Labores m, el lago en tiempo de Acamapichtli. (Cdice Azcatitlan, 13)

    23 Duran, op. cit., v. i, p. 42. Tambin Tezozmoc, C. mesicyotl, p. 72-73.24 Ibidem.

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    TENOCBTIITLAN Y AZCAPOTZALCO 39

    comunales quedaron concentradas en torno del santuario y dios principales, en semejante forma debian centralizarse tambin los poderestemporales. Y ese centro unificador vendra con la designacin de unapersona que, con cualidades singulares, soportara el peso de la administracin y representacin de la comunidad.

    La designacin recay en Acamapichtli, pero no por mero azar. Descenda por lnea paterna del sector primado de Mxico y por lneamaterna de los soberanos de Culhuacn. De tal suerte que el poder eradepositado, por un lado, en la misma y antigua lnea de dominio, y porotro, se incrementaba y pula con la tradicin culhuacana conectada conla tolteca. Adems, la eleccin significaba no slo la preparacin del

    estado mexic sino tambin Jg validacin oficial de la nobleza (pillotl).El pretexto de esto ltimo fue la esterilidad de Ilancuitl, la nobleculhuacana que segn varias fuentes fue dada por esposa a Acamapichtli.

    Refiere Duran que ante la infecundidad de esta seora:

    . . . los grandes seores y ayos del dios, cada uno ofreci al rey unade sus hijas por mujer, al rey, para que de all sucediese lnea delos seores de la tierra. 25

    Debe destacarse en este momento una de las particularidades quems redituaron a Mxico Tenochtitlan: su manera de actuar no precisay nicamente en virtud de lo presente, sino ms bien como preparacin y cimiento del futuro.

    De este modo la eleccist de Acamapichtli, adems de ser en su

    momento un factor decisivo para la cohesin de los tenochcas ante laspresiones no slo externas sino aun de sus hermanos tlatelolcas, en lofuturo significara la ilustre cepa de la nobleza mexicana; y an ms,en su persona se localizara la coyuntura entre ellos y los grandes centros del altiplano.

    Despus de un largo reinado muere Acamapichtli hacia 1390, dejando definida la forma electiva para el cargo supremo as como la polticaa seguir a base de trabajo y paciencia.

    Palabras como las que siguen, dirigidas al tlatoani entrante Hui-tzilhuitl, sern comunes en todas las elecciones posteriores, quizscon apariencia de mero formulismo pero bastante acertadas para estosmomentos:

    Valeroso mancebo, rey y seor nuestro: no desmayes ni pierdas huelgo por el nuevo cargo que te es dado para que tengas cargo del agua

    Mlbidem, p. 48.

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    y de la tierra deste tu nuevo reino, metido entre esta aspereza decaaverales, carrizales y espadales y juncias adonde estarnos deba jo del amparo de nuestro Dios Huitzilopochtli, cuya semejanza eres;bien sabes el sobresalto con que vivimos y trabajos por estar en

    tierra y trminos ajenos, por lo cual somos tributarios de los deAzcaputzalco; dgotelo y trigotelo a la memoria no porque entiendaque lo ignoras, sino porque cobres nuevo nimo y no pienses queentras en este lugar a descansar, sino a trabajar; por tanto, seor,bien ves que no tenemos otra cosa qu te ofrecer ni con qu te regalar; bien sabes con cunta miseria y pobreza rein tu padre, llevndolo y sufrindolo con gran nimo y cordura. 26

    Por el mismo texto se advierte en cierta manera la situacin deMxico Tenochtitlan al momento de tomar su cargo Huitzilhuitl. Podra haber progresado efectivamente en cuanto a poblacin, urbanizacin y tcnicas de produccin, pero an segua entre la "aspereza decaaverales..." y sobre todo, continuaba sujeta y tributaria de Azca-potzalco. Tambin puede repararse en el relativo desarrollo precisamente por la eleccin y asimismo por los singulares tributos con queTezozmoc angustiaba a los mexicanos; ambos, factores consecuentes

    e indiscutibles de la evolucin habida. Hay que resaltar, tambin, lasingular importancia de la designacin del seor o tlatoani como supremo administrador de los bienes de la comunidad, segn la expresin:"para que tengas cargo del agua y de la tierra".

    Con Huitzilhuitl se prosigue la misma postura pasiva pero de franca preparacin del gobierno anterior. Las circunstancias por las quepasaban no les permitan hacer frente a los poderosos tepanecas. La

    guerra no era entonces factible pero en cambio la diplomacia poda darexcelentes frutos. '

    Aprovechando pues la soltera del joven tlatoani y ante la cada vezmayor opresin que sobre ellos descargaba Tezozmoc, seor de Azca-potzalco, resuelven audazmente suplicar a ste conceda regir a una desus hijas, junto con Huitzilhuitl, la vida de la isla de Mxico. Tezozmoc acepta y Ayauhchuatl es llevada al islote. Como final feliz, al cabo

    de cierto tiempo, engendra un nio que promueve la alegra tanto enlos mexicanos cuanto en el abuelo. Para aqullos el hecho resultabadoblemente venturoso puesto que a la postre Tezozmoc les redujo eltributo, tanto, que prcticamente quedaba nulificado. En adelante Mxico deba pagar slo con algunos nades, peces y ranas y otras sabandijas de la laguna; lo cual equivala slo a un simple smbolo de vasallaje.

    29Ibidem, p. 55.

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    Fig. 8. Criaderos o cercados en el ago. (Cdice Azcatitlan, 14)

    Durante el gobierno de HuitzilMitl, gracias a la calma que representaba la actitud deferente de Tezozmoc, se experiment un nuevoauge en Tenochtitlan; las relaciones de intercambio con el exterior lepermitieron ya construir con adobe y piedra; al ir cegando la lagunase aumentaba la superficie cultivable de la isla; se disponan acequiasy acrecentaba la navegacin que, precisamente por el carcter de laciudad, permiti a los mexicanos traficar con cierta autonoma en loscentros que circundaban el lago; recibir los productos trados por mercaderes propios y extraos y aun establecer lazos de unin por la va.diplomtica o de matrimonios. Esta misma situacin hizo posible elcontacto ventajoso con lugares ms apartados como fue el caso tpico

    de Cuauhnhuac (Cuernavaca).Se dijo ya de la necesidad que los mexicanos tenan de recursos de

    ndole diversa slo existentes fuera de la rbita de sus relaciones. Entreellos era sin duda el algodn uno de los ms urgentes, pero su produccin, adems de la de una gran variedad de comestibles, provena delas ricas tierras de Cuauhnhuac que por entonces estaban bajo elseoro de Ozomatzin, padre de la hermosa Miyahuaxihuitl. Y por esa

    misma necesidad es comprensible que cuando Huitzilhuitl orden labsqueda de una esposa en Chalco, en Aculhuacan, en Culhuacan, enCuitlhuac o en Xochimilco, en ningn lado la encontraran, sino que .. .

    slo all donde lanz su corazn, en Cuauhnhuac; por lo cual enseguida enva hacia all a sus padres, los mexicanos que irn a [concertar] su matrimonio. 21

    ^Tezozmoc, C. mexicyotl, p. 91 ; Ap. u, 6.

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    Pero llegados los casamenteros ocurre algo que viene a demostrarla pobreza y el poco brillo de la isla de Mxico, as como la abundanciade la regin que seoreaba Ozomatzin. Al escuchar ste que el seor deMxico pretenda desposar a su hija, exclama indignado:

    1 Qu es lo que dice Huitzilhuitl ? i Le ofrecer sus tunas que estndentro del agua? De manera que de hilo y musgo acuticos la harvestir, tal como l se hace vestir, se hace poner bragas de hilo y musgo acuticos? Y qu beneficio le hace? Es por ventura [aqul]un lugar como ste que produce toda una variedad de comestibles,de frutas, y el algodn necesario para el vestido ? Pero id en paz,decid todo esto a vuestro seor Huitzilhuitl! Ya no vengis otra

    vez aqu!28

    A la postre, segn Alvarado Tezozmoc, no obstante la renuencia deOzomatzin, Huitzilhuitl logr para s, dizque mediante artimaas sugeridas en sueos, el amor de Miyahuaxhuitl; y para su pueblo o almenos para un sector de l, algodn para el vestido. Torquemada sealalo siguiente:

    Desde este tiempo refieren las historias que los mexicanos comenzaron a usar ropa blanca de algodn, el cual se da mucho en aquellaprovincia [de Cuauhnhuac], y se vestan de ello los moradores deella; de lo cual carecan los mexicanos por estar, como hemos dicho,metidos dentro de las aguas de esta laguna y fue ste un gran beneficio que estas pobres gentes recibieron por estar tan faltos de ropa,como estaban, y no vestir si no eran ayates de nequn que por ventura entre los tepanecas rescataban con las legumbres y marisco de

    esta dicha laguna.29

    Una situacin semejante persista an a fines del siglo xvi ya queel algodn segua importndose de estas regiones. Las relaciones hist-rico-geogrficas correspondientes al Arzobispado de Mxico dan raznde ello:

    El algodn que han menester para vestirse ellos y sus mujeres yhijos, lo compran en los mercados que se hacen en este pueblo [deChimalhuacn] cada lunes de la semana, el que se trae del Marquesado y otras partes de tierra caliente, porque en esta tierra no se dani cra, por ser fra . .. 30

    28 lbidem, p. 93; Ap, n, 7.29 Torquemada, op. cit., f. i, p. 104.30 Francisco det Paso y Troncoso, Papeles de Nueva Espaa, Segunda serie:

    Geografa y estadstica, publicados de orden y con fondos del gobierno mexicano

    por..., vol. 4, 5, 6 y 7, Madrid, Est. Tipogrfico Sucesores de Rivadeneyra,1905-1906, v. vi, p. 78.

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    Al momento de la muerte de Huitzilhuitl el potencial econmico enTenochtitlan parece haber alcanzado el nivel ms o menos propicio parasu liberacin; slo faltaba la ocasin para actuar. Mientras tanto, caba

    la posibilidad de solidificar an ms las fuerzas; todava se poda sacarpartido de la liga establecida desde tiempos de Ayauhchuatl.En estas circunstancias, la designacin de Chimalpopoca encajaba

    perfectamente bien y por ello parece no hallarse en su eleccin el mismocriterio seguido en las de los dos seores anteriores y en las de los quele siguieron. Para el caso no se necesitaba, en rigor, ni arrojo ni valenta ni nada por el estilo, ya que slo se precisaba del enlace formalcon el poder hegemnico depositado en Azcapotzalco. En tal virtud,Chimalpopoca era convertido de hecho en mero instrumento para redondear la situacin .mexicana a travs de su parentesco con el ancianotlatoani tepaneca y gracias a esa afinidad Mxico pudo todava recibir,entre otras cosas, una parte del botn que Tezozmoc, con la ayudamexica, obtuvo de la guerra contra Ixtlilxchitl.

    A la muerte de Tezozmoc se presentan los acontecimientos relativosa la sucesin en Azcapotzalco y en los que al final de cuentas resulta

    Maxtla vencedor. Los mexicanos que haban tomado partido por-Ta-yauhtzin, hermano de aqul, quedan no slo derrotados en este sentidosino que adems pierden a Chimalpopoca; y lo mismo ocurre en Tlate-lolco con la muerte de Tlacateotzin. De ello provino la contienda encontra de Azcapotzalco.

    Pero estos hechos eran slo causa secundaria de la guerra, el pretexto. Fueron el resultado ltimo de razones ms profundas. En esos

    momentos los mexicanos haban ya superado toda una serie de etapasde su desarrollo; contaban con un territorio de cualidades positivasdiversas; un gobierno central englobaba todos los poderes; su economahaba rebasado , nivel de simple subsistencia y las fuerzas y los mediosde produccin se incrementaban; en fin, como aconteca con otros conglomerados del valle, se encontraban en franco desenvolvimiento. Sinembargo, exista un serio obstculo que desde haca mucho tiempofrenaba ese movimiento evolutivo: Azcapotzalco. Por lo tanto, al cabode un siglo de preparacin, fue preciso suprimirlo.

    Ahora bien, en las relaciones de dominio y sujecin entre los pueblos,puede percibirse a veces un comportamiento especial e ntimamenteligado a la manera en que dicha sujecin es llevada a cabo. En formasimplificada puede expresarse as: a mayor aspereza por parte del

    31 Vid. Alfredo Lpez Austin, "Los seoros de Azcapotzalco y Tezcoco",

    Mxico, Museo Nacional de Antropologa, 1967, 30 p. mim. (Ciclo de conferencias:Historia prehispnica, 7).

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    sector que ejerce el dominio, mayor ser la celeridad con la que lossojuzgados busquen su libertad. Esto no quiere decir de ninguna manera que en el caso contrario no se logre la desarticulacin de la relacindicha. Un comportamiento suave, paternalista, por parte del que tiene

    en sus manos las riendas del poder, trae de todos modos, aunque sea enmayor tiempo, los mismos resultados. En este sentido podemos advertircmo, durante el gobierno de Huitzilhuitl, las relaciones con Tezoz-moc se haban mejorado tanto que, a la muerte de aqul, Mxico contaba ya con un podero y una influencia suficientes como para buscarsu liberacin; pero an viva Tezozmoc y se poda sacar mayor provecho de su parentesco con Chimalpopoca. Slo en ltima instancia fue

    necesaria la actitud definitivamente contraria de Maxtla para acelerarel rompimiento. Por eso siempre aparece Maxtla -7-0 ms comn eldespectivo Maxtlaton como causa principal o nica de la guerra; aslo indica el siguiente fragmento de Chimalpain:

    Y es as como se origin la guerra;cuando comenz,

    slo les vena a exigir la chinampaMaxtlaton, seor de Azcapotzalco... 32

    En los marcos de inquietud, de angustia y zozobra, propios de losprembulos a las guerras, suelen darse hechos de singular importanciaque pueden ser culminacin de causas anteriores o creados por motivaciones del momento. En el presente caso, al quedar Mxico acfalopor la muerte de Chimalpopoca y ante la inminencia de la lucha, laincertidumbre se acrecent entre los electores. La eleccin deba serya no como la anterior, sino que ahora se llevara a cabo en una persona realmente valerosa y capaz de sobrellevar la carga que se aproximaba. Ciertamente con esto renaci, pero ahora en forma definitiva,la conciencia de la existencia de la nobleza engendrada por Acamapich-tli. Parte del discurso sobre la muerte de Chimalpopoca y su sucesindice as:

    . . . no se feneci aqu la nobleza de Mxico, ni se aniquil la sangrereal; volved los ojos, mirad en derredor y veris la nobleza deMxico puesta en orden, no uno Tdos, sino muchos y muy excelentes prncipes, hijos de Acamapichtli, nuestro verdadero rey y seor,escoged: ste quiero, estotro no quiero; si perdisteis padre, aqu

    82 Chimalpain, Diferentes historias, fol. 91r, en Memorial, p. 156; Ap. n, 8.Tambin en Vctor M. Castillo F., "Un prembulo a la guerra de Azcapotzalco",Estudios de Cultura Nhuatl, Mxico, v. vn, 1968, p. 211-223.

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    TENOCHTITLAN Y AZCAPOTZALGO 4 5

    hallaris padre y madre; haced de cuenta, oh mexicanos, que porbreve tiempo se eclips el sol y que se obscureci la tierra y queluego torn su luz... 3 3

    Otro hecho que trascendi firmemente en el desarrollo ulterior deTenochtitlan tuvo su origen en los momentos precisos de la iniciacinde la guerra. El motor que lo impuls se localiza en el temor de lagente del pueblo ante la amenaza del combate. Aunque sus derechosy obligaciones podran ser idnticos a los que tenan los de condicionessociales semejantes en Azcapotzalco, no consideraron ni podan porsus propias circunstancias los posibles beneficios que pueden obte

    nerse de una lucha tal; para ellos era preferible continuar sujetos, comohasta la fecha lo estaban, a exponer sus vidas o caer en peor suerte enel supuesto de una derrota. Sabido esto por Itzcatl, Tlacalel y losdems seores, pactaron con el pueblo: en caso de no alcanzar la victoria, todos ellos se entregaran a su venganza. Segn el relato, el pueblo no slo ecept, sino que les brind una mayor ganancia:

    ... nos obligamos, si sals con vuestro intento, de os servir y tributar y ser vuestros terrazgueros y de edificar vuestras casas y de osservir como a verdaderos seores nuestros, y de os dar nuestrashijas y hermanas y sobrinas para que os sirvis dellas... y finalmente vendemos y sujetamos nuestras personas y bienes a vuestroservicio para siempre.34

    La guerra termin con el consabido triunfo de Mxico y sus aliados;y por lo que respecta a lo pactado:

    All entonces viene a cumplirse el voto, dijeron: Oh seores nuestros!Completamente, por enterovenimos arrepentidos, acongojados.En vuestra gracia vivimos, seores nuestros.Y por ello introduzcmonos all, en el lugar del aliento,

    ah se lo haremos saber: coloquemos las estacas!pongamos los cimientos!edifiquemos las casas!

    33 Duran, op. cit., v. i, p. 67.8* Ibidem, p. 75. Tambin en Tezozmoc, C. mexicana, p. 30-31; Cdice

    Ramrez. Relacin del origen de los indios que habitan en Nueva Espaa, segn

    sus historias, examen de la obra, con un anexo de cronologa por ManuelOrozco y Berra, Mxico, Editorial Leyenda, 1944, 306 p. p. 58.

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    pues el sitio de nuestros seores ser en Mxico Tenochtitlan,lo cual vinimos a lograr: Somos mexicanos, somos tenochcas! 3

    Con la derrota de Azcapotzalco se cierra un ciclo preparatorio entrelos antiguos mexicanos, pero al mismo tiempo se inicia el arranquedefinitivo de su estructuracin. Uno de sus mayores constructores lofue sin duda Tlacalel, quien desde el primer momento ide y lleva cabo las reformas a la administracin econmica y a las organizaciones poltica y religiosa que definiran a la sociedad azteca hasta suocaso en 1521.36 Con ello no slo la gente cambiara en su comporta

    miento, sino tambin su ciudad. Tenochtitlan, antes sujeta, llegara aser duea del mundo, del Cemanhuac, y su apariencia originalmentehumilde se cubrira con un ropaje florido:

    ... no pareca la ciudad [dice Alvarado Tezozmoc], de tres a cuatro leguas, sino un laberinto, huerto florido, deleitoso y alegre, quedaba contento el verle. 37

    35 Chimalpain, Diferentes historias, fol. 92 v, en Memorial, p. 160; Ap. n, 9.Tambin en Castillo F., op. cit.

    WCfr. vid. Len-Portilla, op. cit., |t 44 y ss. y 86 y ss.; tambin Siete ensayossobre cultura nhuatl, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico,Direccin GeneTal de Publicaciones, 1958, 158 p. (Ediciones Filosofa y Letras,31), p. 117 y ss.; La filosofa nhuatl estudiada en sus fuentes, prlogo dengel Ma. Garibay K., 3' ed., Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico,Instituto de Investigaciones Histricas, 1966, xxi-(-411 p. (Serie de Cultura

    Nhuatl, Monografas: 10), p. 249-259.87 Tezozmoc, C. mexicana, p. 379.

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    FUERZASPRODUCTIVAS

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    L X.OS MEDIOS DE PKODUCCIN

    Hacia la tercera dcada del siglo quince, suprimidas ya las causas quefrenaban su desarrollo, Mxico Tenochtitlan poda iniciar abiertamentesu carrera. nicamente faltaba actuar y sus habitantes lo hicieron con

    provecho. Resultado de ello es el panorama que diversas fuentes transmiten acerca de la admirable condicin de dicha ciudad hasta la llegadade los conquistadores espaoles.

    Pero surge la pregunta: cmo obraron y de qu recursos se valieron los antiguos mexicanos para lograr un panorama tal ? | Qu factores determinantes dieron origen a esa visin que hoy tenemos de lacapital de los tenochcas?

    Son ciertamente innmeros y diversos los elementos que intervienenen el desenvolvimiento de las sociedades, pero, para proseguir la lneatrazada en este estudio, slo se har hincapi en aquellos que, aunqueen ocasiones carentes de brillo, constituyeron la base sobre la que descans la organizacin social de los mexicanos y que en conjunto integraron las fuerzas productivas, por un lado, y las relaciones de produccin, por otro.

    Como se sabe, las fuerzas productivas estn constituidas por tres elementos primordiales que se relacionan ntimamente. Ellos son: a) elelemento humano, en tanto que su trabajo fsico o intelectual, se proyecta a la satisfaccin de sus propias necesidades, o lo que es igual, ala produccin o desarrollo de los hombres; b) la naturaleza, en tantoque sus recursos son la .materia sobre la que el hombre aplica su traba

    jo, explotndola, modificndola o ambas cosas a la vez, y c) el instrumental y la tcnica de que dispone el hombre para alcanzar el dominio

    y la explotacin de la naturaleza. Por lo tanto, las fuerzas productivasson la suma de los medios de produccin, significativos slo por el trabajo humano circunscrito en un proceso de produccin determinado. Lasrelaciones tcnicas y sociales de produccin, consecuencia de las fuerzasproductivas, estn representadas primordialmente por la relacin depropiedad que se establece entre los agentes inmediatos de la produccin,es decir los trabajadores, y los medios de produccin; asimismo por las

    formas de trabajo, de distribucin y de intercambio y por las relacionesde clase.

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    50 FUERZAS PRODUCTIVAS

    Del conjunto de ambas, de las fuerzas productivas y de las relacionesde produccin, depende en ltimo anlisis el perfil de la estructura aparente de la sociedad. Comenzaremos entonces viendo lo que aconteca

    en Mxico Tenochtitlan partiendo del punto de referencia de las fuerzasproductivas.

    2. POTENCIAL HUMANO

    Uno de los puntos bsicos en el estudio de este sector de las fuerzasproductivas es, sin lugar a dudas, la determinacin del potencial humano

    de trabajo contenido en la sociedad mexica, con el que necesariamentecont para emprender cualquier actividad. Infortunadamente, los datossobre poblacin transmitidos por las fuentes primarias son generalmentevagos y en muchas ocasiones tergiversados por las propias circunstancias. En tal virtud y a pesar de la existencia de magnficas monografasmodernas al respecto, 38 y tomando adems en cuenta que la elaboracindel presente trabajo se basa primordialmente en las fuentes documentales primarias, no se abordar aqu el interesante pero de hecho inseguro

    tema de las estadsticas de poblacin prehispnica.Sin embargo, al contemplar a travs de la historia los logros de Te

    nochtitlan, de Tetzcoco y de otros centros de renombre del mundo precolombino de Mxico, no podramos imaginar, al menos, ningn raquitismo en sus poblaciones, ni numrico ni energtico; todo lo contrario.Que con qu poblacin se contaba?, no lo sabemos ciertamente; peroen cambio se advierte alguna evidencia en las palabras de Ixtlilxchitl

    pese a su afn por abultar las cosas tetzcocanas, al referirse a lasituacin que prevaleca hacia 1450:

    Estando las cosas del imperio en grande prosperidad por la abundancia de mantenimientos y mquina grande de gentes (que era de talmanera que hasta los montes y sierras fragosas las tenan ocupadascon sembrados y otros aprovechamientos, y el menor pueblo de aquellos tiempos tena ms gente que la mejor ciudad que el da de hoy

    hay en la Nueva Espaa ...)

    39

    Tambin Chimalpain, en su tercera relacin, se expresa categricamente en este sentido:

    38 Entre o tras: Sherburne F. Cook and Lesley Byrd Simpson, The Populationof Central Mxico in the Sixteenth Century, Berkeley and Los Angeles, University ofCalifornia Press, 1948, 242 p. 54 tab. (Ibero-Americana: 31). Adems, en labibliografa final se registran otras varias monografas al respecto, expresamentede Woodrow Borah y de Sherburne F. Cook.

    39 Fernando de Alva Ixtlilxchitl, Obras histricas, 2 v., notas de AlfredoChavero, prlogo de J. Ignacio Dvila Garibi, Mxico, Editora Nacional, 1965,v. II, p. 205.

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    POTENCIAL HU MAN O b l

    Y es necesario que sepis, mis amados hermanos mayores, mis amados hermanos menores, que en los tiempos antiguos hubo muchsimams gente de la que hoy existe, segn nos refieren y muestran, pues-no haba parte alguna donde no hubiese gente, pues sea cual sea la

    parte que pueda mencionarse, all haba gente.

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    Torquemada trata de ser ms preciso en sus datos de poblacin, ydice que a la venida de los espaoles haba ciudades . . .

    . . . algunas, de diez mil y otras de quince mil y ms y menos vecinosy las que llamamos villas y aldeas eran las que menos tenan, de amil vecinos; y si alguna haba de menos gente, era muy singular yrara, y no s si la haba.41

    Por ltimo, debe recordarse que en las respuestas al quinto captulode la Instruccin y memoria a las relaciones del siglo xvi, en donde seinquiere acerca de los "muchos o pocos indios y si ha tenido ms o menos en otro tiempo", 42 generalmente dijeron los informantes que anteriormente haba existido "mucha ms gente"; 43 todo lo cual supone laidea de una poblacin prehispnica cuantitativamente ms suficiente para

    el desarrollo social que la de los primeros aos de la colonizacin espaola.Pero si el dato estadstico de poblacin es importante, lo es tambin

    el relativo a la constitucin natural especial de la gente, en tanto quepuede provocar, en mayor o menor grado y en unin de otros factores,el desarrollo de la sociedad. Desde luego, no ignoramos que ningn conglomerado humano ha evitado el logro de su propio bienestar, ni tampoco el alcanzar en lo posible su evolucin integral. En este sentido, no

    existen pueblos ni ms activos ni menos activos, a no ser que se veanconstreidos hacia uno y otro lado por las circunstancias histricas. Elencumbramiento de Tenochtitlan sobre otros pueblos mesoamericanos nosignifica, ciertamente, que su gente fuese mucho ms empeosa ytenaz que stos; empero, un carcter semejante, favorecido por la situacin, de algn modo secundara su desenvolvimiento.

    40 Chimalpai n, Relaciones origivMles,,., p. 75.41 Torquemada , op. cit., v. I, lib. ni, cap. 21, p. 288.42 Ale jan dra Mor eno Tos can o, Geografa econmica de Mxico (siglo XVI),

    Mxico, El Colegio de Mxico, 1968, 177 p. ils. (Centro de Estudios HistricosNueva Serie; 2) p. 128.

    43 Pa so y Tro nco so, Papeles..., passim. Para Orozco y Berra, la poblacinera inmensa, tanto como para que "bastara a los contingentes exigidos por laguerra, sin que escasearan el labrador en los campos, el oficial en los talleres".(Historia antigua y de la conquista Se Mxico, 4 v., estudio previo de ngelMara Garibay K. y biografa del autor ms tres bibliografas referentes almismo de Miguel Le n- Por t i l la) , Mxico, Editorial Po rr a, 1960. (Biblioteca

    Porra, 17-20), v. i , p. 252).

  • 8/14/2019 Estructura Econimica de La Sdad Mexica Castillo

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    Fig. 9. Labor e instrumen

    tos tpicamente femeninos.(Cdice Mcndocino, 61)

    Desde el comienzo de su vida, hasta el final, los hombres escuchabanen las plticas de los ancianos (los clebres huehuetlatolli), en los consejos de sus padres o en otros tipos de discursos, el ideal de lo que

    deba ser la personalidad del individuo. Para cada una de las edades,para cada sexo y para cada estrato social, corresponda siempre un modelo determinado; en tal forma, todo ello auspiciaba la formacin de unaconciencia social apegada a la rea