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[165] Adrián Montero Palma * ESTRATEGIAS DISCURSIVAS DE KRAUZE ANÁLISIS DE BIOGRAFÍA DEL PODER 1. EL HORIZONTE DE PRODUCCIÓN a obra historiográfica de Enrique Krau- ze es una de las más prestigiadas en el México contemporáneo. Su reconocimien- to por un amplio sector de lectores surge de su obra Biografía del poder de 1987. A partir de este momento, sus estudios histó- ricos no se ciñen al formato tradicional del libro, sino que lo rebasan e incursionan en otros, como los de video y las series televisivas. Con Biografía del poder, Krauze comenzó a generar un éxito comercial que le permitió dar a conocer al público masivo el conjunto de su obra, que desde enton- ces ha observado con cuidado las condi- ciones del mercado de consumo. 1 El aná- lisis que realizo en este artículo se inscribe en la línea de la historiografía crítica, 2 pre- tende destacar cómo el modelo biográfi- co de Krauze privilegia la descripción sobre su fundamento argumentativo. L * Profesor de la Universidad del Nuevo Mundo. 1 Para conocer la formación historiográfica de Enrique Krauze pueden consultarse: Luis González y González, “Bienvenida a Enrique Krauze”, en Vuelta, México, junio de 1990, pp. 15-16; Josefina Vázquez (1990) El Colegio de México. Años de expansión e institucionalización 1961-1990, México, El Colegio de México, pp. 134, 314. Es importante destacar que el propio Krauze señala en toda oportunidad su formación bajo la directriz de los que considera sus principales mentores. Muestra recien- te es su discurso de ingreso a El Colegio Nacional el 7 de abril de 2005: “Don Daniel Cosío Villegas me enseñó a venerar a los liberales del siglo XIX, e inspiró en mí el deber no sólo de escribir historia, sino de editarla y difundirla. Octavio Paz, visionario poético, despertó en mí la pasión por sondear los ríos sub- terráneos del pasado en busca del sentido, la filiación y el origen. A Luis González y González le debo casi todo: el interés por conocer a México a través de los siglos, la inclinación por comprender a los hom- bres antes que juzgarlos o condenarlos; pero sobre todas las cosas, le debo el amor al oficio”. Enrique Krauze (a partir de este momento E. K.), “Un héroe de la historiografía”, en Letras Libres, México, ma- yo de 2005, p. 14. 2 Entre las diversas reflexiones que se manejan en los cursos del Posgrado en Historiografía de la UAM Azcapotzalco, se señala una definición que aproxima el sentido de esta postura: “La historiografía crítica propone que es la formulación o construcción de un problema que permite reabrir y cuestionar los discursos al enfrentarlos a su propia historicidad. Son los efectos de esta operación los que permitirán conocer supuestos, implícitos y prejuicios, descubrir sus discontinuidades y aquello que encubre. Es así como problematizar no quiere decir simplemente develar el sentido de los textos, puesto que supon- dría que el texto encierra un misterio latente que el investigador debe encontrar, sino que es la cons- trucción de un sentido”. María Luna Argudín (1993) Seminario de investigación II. La formulación de los problemas historiográficos, México, UAM Azcapotzal- co, p.46.

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Adrián Montero Palma*

ESTRATEGIAS DISCURSIVAS DE KRAUZEANÁLISIS DE BIOGRAFÍA DEL PODER

1. EL HORIZONTE DE PRODUCCIÓN

a obra historiográfica de Enrique Krau-ze es una de las más prestigiadas en elMéxico contemporáneo. Su reconocimien-to por un amplio sector de lectores surgede su obra Biografía del poder de 1987. Apartir de este momento, sus estudios histó-ricos no se ciñen al formato tradicional dellibro, sino que lo rebasan e incursionanen otros, como los de video y las seriestelevisivas. Con Biografía del poder, Krauzecomenzó a generar un éxito comercial quele permitió dar a conocer al público masivoel conjunto de su obra, que desde enton-ces ha observado con cuidado las condi-ciones del mercado de consumo.1 El aná-

lisis que realizo en este artículo se inscribeen la línea de la historiografía crítica,2 pre-tende destacar cómo el modelo biográfi-co de Krauze privilegia la descripción sobresu fundamento argumentativo.

L

* Profesor de la Universidad del Nuevo Mundo.1 Para conocer la formación historiográfica de

Enrique Krauze pueden consultarse: Luis Gonzálezy González, “Bienvenida a Enrique Krauze”, enVuelta, México, junio de 1990, pp. 15-16; JosefinaVázquez (1990) El Colegio de México. Años deexpansión e institucionalización 1961-1990, México,El Colegio de México, pp. 134, 314. Es importantedestacar que el propio Krauze señala en todaoportunidad su formación bajo la directriz de los queconsidera sus principales mentores. Muestra recien-te es su discurso de ingreso a El Colegio Nacional el7 de abril de 2005: “Don Daniel Cosío Villegas meenseñó a venerar a los liberales del siglo XIX, e inspiró

en mí el deber no sólo de escribir historia, sino deeditarla y difundirla. Octavio Paz, visionario poético,despertó en mí la pasión por sondear los ríos sub-terráneos del pasado en busca del sentido, la filiacióny el origen. A Luis González y González le debo casitodo: el interés por conocer a México a través delos siglos, la inclinación por comprender a los hom-bres antes que juzgarlos o condenarlos; pero sobretodas las cosas, le debo el amor al oficio”. EnriqueKrauze (a partir de este momento E. K.), “Un héroede la historiografía”, en Letras Libres, México, ma-yo de 2005, p. 14.

2 Entre las diversas reflexiones que se manejanen los cursos del Posgrado en Historiografía de laUAM Azcapotzalco, se señala una definición queaproxima el sentido de esta postura: “La historiografíacrítica propone que es la formulación o construcciónde un problema que permite reabrir y cuestionar losdiscursos al enfrentarlos a su propia historicidad. Sonlos efectos de esta operación los que permitiránconocer supuestos, implícitos y prejuicios, descubrirsus discontinuidades y aquello que encubre. Es asícomo problematizar no quiere decir simplementedevelar el sentido de los textos, puesto que supon-dría que el texto encierra un misterio latente que elinvestigador debe encontrar, sino que es la cons-trucción de un sentido”. María Luna Argudín (1993)Seminario de investigación II. La formulación de losproblemas historiográficos, México, UAM Azcapotzal-co, p.46.

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Por sus características, Biografía del po-der corresponde a un trabajo destinado ala difusión masiva, acorde con las reglasdel mercado de consumo, propio de sumomento, y por lo tanto, éstas condicionansu estilo biográfico. No obstante, el sus-tento de esta apreciación sólo puede ex-plicarse a partir de dos marcos contextua-les en los que se ubica la realización de laobra y que confluyen en una misma direc-ción al salir a la luz pública. Por una parte,la obra se circunscribe al marco del revi-sionismo de la Revolución Mexicana.3 Porel otro, se produce bajo el auspicio delEstado cuyo discurso nacionalista y liberalcoincide con el de Krauze.

Como dije, las investigaciones historio-gráficas realizadas por el autor muestranuna trayectoria que lo coloca en el revisio-nismo de la Revolución Mexicana,4 entrecuyas peculiaridades destacan la especia-lización en temas y el empleo de una ri-gurosa metodología.5 Alrespecto es im-

portante subrayar, como una de las mássignificativas aportaciones de la historio-grafía revisionista, la consolidación de nue-vas propuestas interpretativas para reali-zar el estudio del pasado, correspondienteincluso a periodos anteriores a la Revo-lución de 1910.6

No obstante el contexto del revisio-nismo, Krauze refrenda una corriente tra-dicional presentada con una vestimentanueva. Es decir, en el marco de las transfor-maciones políticas generadas a partir delmovimiento estudiantil de 1968 y en elámbito académico de cuestionamientodel revisionismo, el Estado reitera la nece-sidad de recuperar y reforzar el discursonacionalista revolucionario. Es en este con-texto donde encuentra su historicidad laBiografía del poder de Enrique Krauze.

En los tempranos años ochenta, la ideo-logía oficial del Estado todavía giraba entorno a la Revolución, a pesar de las modi-ficaciones introducidas. Entre los mecanis-mos de vinculación con los actores socialesse encuentra el nuevo papel de los inte-lectuales y el discurso nacionalista delEstado. La Biografía del poder se ubica enel cruce de ambas posturas. A juicio deKrauze, el proyecto liberal delamadridistacontaba con la posibilidad de reivindicarlos principios del maderismo. Su escritosobre el periodo revolucionario, explicadodesde la perspectiva de las biografías delos Grandes Hombres que la protagoni-

3 Un breve, pero ilustrativo análisis sobre la iden-tificación y características de la historiografía revi-sionista está contenido en la Guía de Posgrado de laMaestría en Historiografía de México; Marco AntonioVelázquez Albo y Nicolás Cárdenas García (1993)Siglo XX. La historiografía revisionista, Parte I: Crisis ylos Nuevos Horizontes, México, UAM Azcapotzalco,pp. 14-22.

4 Javier Rico Moreno hace hincapié en las in-vestigaciones realizadas en El Colegio de México,como la tesis de Krauze Los siete sobre México, quedestacaba entre sólo cinco estudios destinados alperiodo revolucionario. Javier Rico Moreno (2000)Pasado y futuro en la Historiografía de la RevoluciónMexicana, México, CONACULTA-INAH-UAM Azcapotzal-co, p. 169.

5 Asimismo, Alan Knight distingue tres gene-raciones abocadas a esa tarea. La tercera de ellas, lapropiamente revisionista, comprende un periodo queabarca los sesenta y los ochenta, etapa que incluyetambién la trayectoria formativa de Krauze, desdesus inicios como escritor hasta la aparición deBiografía del poder. De hecho, Knight incluye a Krau-ze por su aporte en los estudios de la alta política y

subraya una cualidad: “ningún biógrafo ha sometidoa su personaje al análisis psicohistórico”. Esta carac-terística distingue su estilo respecto a los de otrosautores en el contexto revisionista. Véase AlanKnight,”Interpretaciones recientes de la RevoluciónMexicana” en Secuencia, México, Instituto José Ma-ría Luis Mora, núm. 13, enero-abril de 1989, p. 25.

6 Enrique Florescano (1991) El nuevo pasado me-xicano, México, Cal y Arena, p. 79.

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zaron, es una propuesta discursiva parademostrar esta posibilidad histórica. Talpropuesta aparece dentro y se ciñe a unproceso de política económica que con-llevó una serie de privatizaciones, incluidoel ámbito cultural.7

La gran difusión que Biografía del Poderrecibió por parte del patrocinio estatal ex-plica de alguna manera los alcances queesta obra tuvo; sin por ello menospreciarla aceptación que por su calidad la propiaobra logró en el público. De hecho, su apa-rición estuvo precedida por una ampliacampaña publicitaria. En ella se especifi-caba la coedición entre el Fondo de Cultu-ra Económica y la Secretaría de Agricul-tura y Recursos Hidráulicos, que habíafinanciado su elaboración.

A partir del mes de marzo de 1987, losdías jueves comenzaron a publicarse ex-tractos de la obra en el diario Excelsior, endonde se citaban los créditos de la inves-tigación iconográfica y de los asistentes deKrauze. Algo equivalente se publicaba lossábados en la sección cultural de La Jornaday en el semanario Proceso, por sólo men-cionar los medios impresos de mayor circu-lación nacional en los que aparecía su pu-blicidad y promoción.8 Estas condiciones

del contexto en el que se produce Biogra-fía del poder, determinan las característi-cas propias de su estilo biográfico, ya quela significación del pasado se da en funciónde las necesidades del presente.

2. EL ESTILO BIOGRÁFICO DE KRAUZE

Krauze pretende mostrar la biografía co-mo un género con sus propias reglas. Enuna reflexión conceptual que intercalaen su texto señala: “para el biógrafo el mé-todo deductivo está vedado. Puede le-gítimamente inducir sus generalizacionesa partir de datos breves y particulares pe-ro el procedimiento inverso es peligro-so”.9 Dicha reflexión, que va acompañadainmediatamente de su caso práctico, cons-tituye una característica más de la biogra-fía sobre la interpretación histórica, sobresu función para la reconstrucción del pa-sado. Según el autor, la biografía es parteintrínseca del relato histórico, por lo tanto,su estilo de género biográfico está susten-tado en esta relación.10

7 Sobre este proceso, el investigador de la Uni-versidad de Chicago, Claudio Lomnitz, realiza unacrítica a partir de la recepción de la academia norte-americana, diez años después y como consecuenciade la impresión de la obra en su nuevo formato: “Enpocas palabras, el poder de Krauze se amasó en unperiodo en que el gobierno le volvió la espalda a lainstrucción pública y a la investigación, y subsidióun proceso de privatización cultural con caracte-rísticas parecidas a otras privatizaciones: concen-tración de enorme poder en muy pocas manos yformación de una nueva élite”. Véase ClaudioLomnitz, “La historia en ruinas” en Milenio, México,núm. 37, 11 de mayo de 1998, p. 39.

8 Simultáneamente se anunciaban los horarios ydías de la serie televisiva que salía al aire bajo el

mismo título, pero que correspondía a otro tipo deesquema divulgativo. Excelsior, La Jornada, Proceso,México, marzo-junio de 1987. Florence Toussaintrefiere cómo 40% del presupuesto publicitario anualdel Fondo de Cultura Económica se destinó para lapromoción de la obra de Krauze. Véase FlorenceToussaint, “Televisión. Biografía del poder” en Pro-ceso, 13 de abril de 1987, pp. 54-55. A su vez, VíctorDíaz Arciniega (1996) explica con detalle comolos resultados de la campaña publicitaria de laobra no tardaron en rendir los efectos del mercado.Véase Historia de la Casa, 2a. ed., México, FCE, pp.201-203.

9 E. K. (1987) Emiliano Zapata. El amor a la tierra,México, FCE, p. 39.

10 Él mismo en un escrito posterior a la Biografíadel poder, reafirma esta condición: “Nuestro tiempoha confirmado estas ideas. Sería inocente desprenderdel panorama actual un optimismo ciego sobre lalibre voluntad individual en el moldeo de la vida

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Krauze acepta tácitamente la impor-tancia del género biográfico como unaconsecuencia de la trascendencia de losGrandes Hombres en la construcción delproceso histórico. El entramado que desa-rrolla a lo largo de Biografía del poder vamanifestando su propio estilo biográfico,que conforma sobre la base de varios mo-delos. De los biógrafos clásicos, como Plu-tarco, retoma el estilo de narrar la vidaentera de los personajes dentro de una se-cuencia cronológica, siguiendo celosa-mente los detalles más significativos de lapersonalidad de sus biografiados.11 Por suparte, de Suetonio mantiene la propuestainterpretativa de la historia a partir de laacción de los Grandes Hombres.12 Ade-más, Krauze continúa con la tradición dehistoriadores en México que se carac-terizan por escribir desde ese estilo na-rrativo, como Luis González Obregón,Artemio de Valle-Arizpe,13 José Fuentes

Mares14 o el mismo Luis González y Gon-zález (uno de sus mentores),15 por men-cionar algunos ejemplos cercanos a nues-tro autor.

Otro modelo que retoma es el de IsaiahBerlin, en particular el indeterminismo his-tórico desarrollado por él: “el indetermi-nismo histórico relativo tiene otra implica-ción: el reconocimiento –empíricamentedemostrado en los hechos– de que losgrandes hombres existen y suelen marcar,para bien y mal, la vida de los pueblos”.16

Bajo los principios teóricos de interpre-tación de Berlin, Krauze reitera basar su

colectiva, pero el siglo que termina ha contribuido,cuando menos, a equilibrar el cuadro: cercado porel azar, la necesidad, las pasiones y los elementos, elhombre tiene, con todo, un voto de calidad en lahistoria. Por eso la historia escrita no puede prescindirde la biografía”. E. K., “Plutarco entre nosotros”, enrevista Vuelta, México, vol. XIV, núm. 163, junio de1990, p.14.

11 Al respecto puede consultarse la obra dePlutarco (1965) Vidas paralelas, México, Porrúa.

12 Francisco Montes de Oca analiza algunascaracterísticas que resultan útiles para discerniralguna parte del estilo de Krauze: “No aspiraba tantoa realizar obra de historia, cuanto a reseñar aquellasacciones de los grandes personajes que pudierancaracterizarlos como individuos, en su personalidadhumana, en su ethos”. Suetonio (1964) Los doceCésares, México, Porrúa, p. IX. Mariano Azuela(1976) dice algo parecido sobre Luis GonzálezObregón, Obras completas, t. III, FCE, p. 751.

13 Con motivo del homenaje que recibió en vidaLuis González Obregón, el 17 de junio de 1923, enel que se designó con su nombre la calle antes llama-da de la Encarnación, Artemio de Valle-Arizpe es-

cribió algunas palabras que sirvieron de prólogo aun libro de González Obregón, en el cual matizaalgunas características esenciales de su estilo deescritura y que el propio De Valle-Arizpe adoptó parasí mismo: “Él ha sabido fijar fechas, identificar lu-gares, precisar nombres, y todo con la fácil seguridadcon que sus manos toman el oloroso rapé de su ca-ja de carey. Ha destilado sabiamente en la alquila-tra de oro y de cristal de su ingenio, el contenido depapeles viejos arratonados y borrosos, y ha sacadoel sucedido raro y extraño, la leyenda brillante y frá-gil o la anécdota llena de sutil aroma virreinal”. LuisGonzález Obregón (1988) Las calles de México,México, Porrúa, p. XV.

14 En uno de sus prólogos esboza que le hubieragustado vivir en la época de Juárez, pero que le hu-biera resultado difícil sostener una cordial relacióncon él por ser “un tipo de ideas fijas como los santos,los mártires y los cerrados de mollera”. Rasgos emi-nentes de una narrativa introspectiva de la menta-lidad de los personajes y uno de los antecedentes dereferencia en el modelo narrativo de Krauze corres-pondiente a la psicohistoria. José Fuentes Mares(1997) La Revolución Mexicana. Memorias de un es-pectador, México, Joaquín Mortiz, pp. 9-10. El propioKrauze reconoce la importancia de revalorar el esti-lo de Fuentes Mares: “¿No es hora de apreciar, comoquería José Fuentes Mares, a Miramón, el hombre?”E. K. (1998) “Lecciones del siglo XIX” en La historiacuenta, México, Tusquets, p. 133

15 Basta consultar las obras de Luis González yGonzález que Krauze cita en Biografía del poder y elseguimiento que da a su estilo e ideas.

16 E. K., “Plutarco...”, pp. 8-10.

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visión heroica de la historia atada a losgrandes personajes.17 De manera precisa,Krauze refiere el sustento teórico retoma-do del pensador europeo respecto a sufascinación por los caudillos:

He sido lector fiel de Isaiah Berlin. Élsiempre escribe sobre personajes,pensadores y estadistas. Cuando lehice una pregunta similar al entrevis-tarlo, me contestó: “No tengo ningúnempacho en decir que soy un admi-rador natural de la grandeza de loshombres cuando existe”. De modoque hay un elemento admirativo enlos destinos de ciertos hombres. Peroen todas las biografías que he hechono es una admiración sin adjetivossino llena de ellos (Krauze, 1989:17).18

Tomando como referencia la obra Pen-sadores rusos de Berlin, pueden denotarsesimilitudes con Krauze en cuanto al len-guaje y trasfondo contextual que empleapara describir a sus biografiados. Esto se

aprecia más claramente cuando Berlin es-tablece analogías entre sus personajes; pa-ralelismos a la manera de Plutarco: “Ba-kunin fue un periodista talentoso, mientrasque Herzen fue un escritor genial, cuyaautobiografía sigue siendo una de las gran-des obras maestras de la prosa rusa” (Ber-lin, 1992: 175).19

Basta recordar cómo Krauze estableceestos paralelismos cuando analiza las dife-rencias entre los Grandes Hombres, sobretodo para explicar la lucha generacional y,del mismo modo que Berlin, también seintroduce en la psicología de sus persona-jes para describir sus sentimientos y pa-siones.20 El objetivo central al recurrir a lasestrategias de sus referentes es mostrar allector la intimidad de los personajes y pro-poner una valoración de su conducta. Deacuerdo con este razonamiento, la bio-grafía constituye un género particular conlibertad en sus reglas.

3. CATEGORÍAS Y MODELOS PARTICULARES

La conjugación entre historia y literaturaque caracteriza al género biográfico, y elestilo narrativo de Enrique Krauze encuen-tran significación en su manejo retórico.Es en la interpretación del acontecer his-tórico, a partir de la intervención de losGrandes Hombres, donde se ajusta cabal-mente a los principios de la retórica comotal.21 La descripción del poder en Biografía

17 Véase entrevista de Ricardo Cayuela Gally a E.K. “La trama de la historia”, en La Jornada, México,27 de octubre de 1996.

18 Entrevista de Angélica Abelleyra a E. K. “His-toriador”, en La Jornada, México, 1 de marzo de1997. La entrevista a la que Krauze se refiere con-cluye con una analogía que tipifica claramente unode los referentes interpretativos del autor, retomadosdel pensador europeo: “La entrevista con sir IsaiahBerlin es un lienzo del pensamiento ruso que de-sembocó en la Revolución bolchevique, un lienzoque recuerda, en más de un sentido, a Latinoaméricahoy: su ambigüedad frente al Occidente desarro-llado, sus tensiones ideológicas siempre colindantescon la pasión religiosa, el confuso hervidero de ideas–populismo, socialismo, marxismo, historicismo– queen una minoría fanática y activa aprovechó paraimponer su idea fija sobre la realidad”. E. K. (1989)Personas e ideas, México, Vuelta, p. 17.

19 Isaiah Berlin (1992) Pensadores rusos, México,FCE, p. 175.

20 Ibid., p. 183.21 El discurso interpretativo de Krauze no es

nuevo, sí lo es la forma de presentarlo: “El mensajeretórico se caracteriza no por la novedad sino por lonovedoso. Esa distinción nos parece importante: unmensaje puede tener mucho de novedoso, pero muy

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del poder está precisamente en las estra-tegias narrativas del autor. Krauze preten-de comunicar su verdad a partir de loselementos retóricos que dan forma a sunarración y en su manejo de las fuentessobre las cuales construye su relato. Y,como ya lo había advertido antes MiguelRodríguez Lozano, es precisamente elestilo narrativo el que arropa el modelobiográfico de Krauze.22

De acuerdo con Lawrence Stone, sepuede argumentar que el contenido deBiografía del poder se ajusta a un estilonarrativo porque mantiene un relato úni-co (de ahí la explicación de la historiaa partir de biografías individuales); por-que su análisis está implícito en la descrip-ción, que aparece en forma secundaria,y porque lo colectivo está subordinadoa la vida de cada protagonista. Stone se-ñala los factores que explican el resur-gimiento de la narrativa, en un momentoen que se cuestionan otras formas de es-cribir lo histórico, y que es contemporá-neo al periodo de la historiografía revi-sionista en México.

De los diversos motivos que explican, asu parecer, el resurgimiento de la narrati-va sobresale la oposición sobre algunosmodelos explicativos, como el económicodeterminista y el cuantitativo; el recono-cimiento tardío de la importancia de las

decisiones personales en el acontecer polí-tico de los pueblos y la historia científicaen general.23 Dentro de estas razones,considera el interés por la psicohistoria co-mo otro de los factores que han provoca-do el resurgimiento de la narrativa, no sinresaltar las complicaciones que conllevael empleo de este análisis.24

Las características que señala Stone ex-plican, asimismo, una de las razones porlas que Biografía del poder se ubica dentrode la historia narrativa. Al ser más descrip-tiva que analítica, la historia narrativa ofre-ce la posibilidad de llegar a un público másextenso, lo cual coincide con los objetivosde Krauze, quien se ajusta a: el circuito delectores, las cualidades del producto, y lascondiciones de su elaboración y mercado,ya comentados. La descripción de la his-toria narrativa de Stone es compatible conel criterio de Hayden White, quien definelas estrategias para explicar lo histórico:

He llamado a esas diferentes estrate-gias “explicación por argumentaciónformal”, explicación por la trama y ex-plicación por implicación ideológica.Dentro de cada una de esas diferentesestrategias identifico cuatro modosposibles de articulación por los cuales

poco de novedad, puede aportar información ya muyconocida, ya muy gastada, pero con ropajes nuevos”.Daniel Prieto Castillo (1990) Retórica y manipulaciónde masas, 4a. ed., México, Premia, p. 31.

22 Miguel Rodríguez Lozano (1994) EnriqueKrauze: su método, su obra, México, UNAM, p. 18.Stone hace una muy buena descripción sobre el estilonarrativo que caracteriza las obras históricas, en suanálisis sobre el resurgimiento de esta forma deescribirlas. Lawrence Stone (1986) El pasado y el pre-sente, México, FCE, p. 96.

23 Ibid., pp. 101-10524 Ibid., pp. 108-109. Al respecto, Peter Burke

argumenta con detalle las razones por las cualesdescalifica el análisis psicológico como método parael estudio de lo histórico: “Una razón de la vacilaciónde los historiadores para meterse de lleno en lapsicología –aparte de la resistencia de los empiristasa la teoría–, es seguramente la variedad de versionesrivales, como freudiana, neofreudiana, jungiana,conductista, etecétera. Otra es la evidente dificultadpara aplicar los métodos de Freud a los muertos, parapsicoanalizar documentos y no personas”. PeterBurke (2000) Historia y teoría social, México, InstitutoJosé María Luis Mora, p. 134.

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el historiador puede conseguir unefecto explicatorio de un tipo espe-cífico. Para la argumentación tenemoslos modos de formismo, organicis-mo, mecanicismo y contextualismo;para la trama tenemos los arqueti-pos de la novela, la comedia, la tra-gedia y la sátira; y para la implicaciónideológica tenemos las tácticas delanarquismo, el conservadurismo, elradicalismo y el liberalismo. Unacombinación específica de modosforma lo que llamo “estilo” histo-riográfico de un historiador o filóso-fo de la historia en particular (Whi-te, 1992: 9-10).25

El análisis de White contribuye a precisartodavía más el estilo de Krauze, ya que elpeso explicativo de lo histórico contenidoen la Biografía del poder recae en la trama,eje central de su estrategia en su retórica.26

Su procedimiento consiste en tejer un en-tramado que combina los géneros de lanovela y la tragedia para conformar eltrasfondo social y político de la historia deMéxico sobre el que destacan como pro-tagonistas los Grandes Hombres y el pasoe influencia de las generaciones.

En estos términos, Krauze argumenta(implícita o explícitamente) tendencias de

la historia a partir de la intervención de losGrandes Hombres, que dan sentido a suinterpretación, circunscrita al contexto. Elmodo de argumentar mediante la regularalusión a contextos queda plenamenteidentificado en la función histórica que élotorga a las generaciones. La relación desucesos referida por White, correspondea las generaciones en las que se circuns-cribe la formación y desarrollo de los Gran-des Hombres y a la relación entre el hom-bre y su circunstancia.

En su narración, Krauze muestra las en-señanzas que sus biografiados aportan allector. En ellas subyace la táctica liberalde la implicación ideológica referida porWhite. Es la concepción de un futuro mejoridentificado en el pasado, como ilustra lalucha por la democracia en México desdeMadero contra Díaz hasta Cárdenas con-tra Calles. En el modelo de Krauze, la pro-yección hacia el futuro desde el pasadoes una táctica para reivindicar y para co-locar como ejemplar la obra democra-tizadora iniciada por Madero y continuadapor los Grandes Hombres y sus compañe-ros de generación.

4. LOS ELEMENTOS CONSTITUTIVOSDE LA NARRACIÓN

Una mejor apreciación del estilo narrativoen Biografía del poder se ofrece a la luzdel análisis de los elementos constitutivosde la narración, según Redondo Goicoe-chea. Ellos corresponden a cuatro aspec-tos: tiempo, espacio, personajes y narra-dor.27 Estos elementos son el vehículo de

25 Hayden White (1992) Metahistoria. La ima-ginación histórica en la Europa del siglo XIX, México,FCE, pp. 9-10.

26 “Se llama explicación por la trama a la que dael ‘significado’ de un relato mediante la identifi-cación del tipo de relato que se ha narrado. Si en elcurso de la narración de su relato el historiador le daestructura de trama de una tragedia, lo ha ‘explicado’de una manera; si lo ha estructurado como comedia,lo ha ‘explicado’ de otra. El tramado es la manera enque una secuencia de sucesos organizada en unrelato se revela de manera gradual como un relatode cierto tipo particular”. Ibid., p. 18.

27 Alicia Redondo Goicoechea (1995) Manual deanálisis de literatura narrativa. La polifonía textual,Madrid, Siglo XXI, p. 25.

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comunicación del contenido del texto alconstituir la forma como el autor desarrollasu estrategia narrativa, por lo que resultailustrativo mostrar algunos casos prácticosrepresentativos del texto de Krauze. Encuanto al tiempo refiero la definición dela propia autora:

En el relato pueden existir hasta treslíneas temporales. La de la historiacontada, que es la imprescindible, enla que pueden mezclarse varios tiem-pos diferentes del mismo o de variospersonajes; la del tiempo del discur-so, que nos remite al momento de laescritura y, por tanto, también al dela enunciación extratextual; y, porúltimo, la que pone en contacto eltiempo del relato con el tiempo refe-rencial extratextual de los aconteci-mientos históricos de la vida real.28

En la descripción de sus biografiados,Krauze maneja estos tipos de tiempos. Ensu modelo retórico menciona los acon-tecimientos más relevantes en la vida delos Grandes Hombres a través de una se-cuencia cronológica que pretende resal-tar una transformación progresiva. Apega-do a la interpretación de tiempos referida,numerosas fechas que aparecen en Bio-grafía del poder abarcan los diversostiempos de narración, como se demuestraen el ejemplo siguiente: “La mañana deldomingo 20 de noviembre de 1910, diezhombres, incluido un guía, acompañanal líder de la Revolución a la frontera delRío Grande” (Krauze, 1987: 51).29

Esta expresión engloba los tres tipos detiempos. “La mañana del domingo 20de noviembre de…” es el tiempo de lahistoria contada, es decir, cuando Made-ro se dirigió a la frontera con Estados Uni-dos (al tratarse de una frase que inicia elpárrafo de un nuevo capítulo en la biogra-fía de Madero, basta leer líder de la Re-volución para saber que a él se refiere).También es el tiempo referencial históricodel comienzo de la revolución armada, yes, a la vez, un tiempo anterior al del dis-curso, que se está enunciando por obviasrazones, años después del suceso.

Es importante aclarar que Krauze narrala historia en el “presente histórico” gra-matical, que la hace más actual y que per-mite realzar el papel protagónico de suspersonajes y su simbólica vigencia. De estaforma, la narración oscila entre los diversostipos de tiempo y, simultáneamente, ellector puede relacionar el tiempo en queocurrieron los hechos con los de su presen-te, así como también percibir con mayorcontundencia las consecuencias de losactos de los protagonistas de la Revolución.

Por lo que respecta al espacio, comootro elemento constitutivo de la narra-ción, adquiere importancia como figura re-tórica. Las descripciones de los escenariosen donde se desenvuelven los protago-nistas contribuyen a conformar las circuns-tancias que moldean su carácter, el cuallos convierte en Grandes Hombres.30 Delmismo modo, también representan partede su argumentación contextual, como seobserva en el siguiente ejemplo:

En las viejas casonas del centro de lacapital o en los palacetes afrancesadosde las colonias Roma, Santa María o28 Ibid., p. 29.

29 E. K. (1987) Francisco I. Madero. Místico de lalibertad, México, FCE, p. 51. 30 Véase Redondo Goicoechea, op. cit., p. 31.

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ESTRATEGIAS DISCURSIVAS DE KRAUZE. ANÁLISIS DE BIOGRAFÍA DEL PODER

Juárez, entre mármoles, marfiles otapices, vivían los escasos empresariosde la industria, el comercio y los ban-cos que, junto con los funcionarios“científicos” y los hacendados, inte-graban la élite que José Vasconcelosbautizaría en 1921 con el título per-fecto: “la aristocracia pulquera”.31

Así, al montarse en lo dicho por escritoresde renombre, Krauze hace tabla rasa conlas afirmaciones asignadas para ciertas si-tuaciones. Simultáneamente, en la descrip-ción de las casas de aquella época y estilodentro de su narración, de manera implí-cita recurre a una figura retórica para ex-plicar los planos sociales sobre los que sedesenvuelven los Grandes Hombres.32

En los elementos constitutivos de la na-rración que caracteriza a Biografía del po-der, la función de los personajes constituyela parte central. Aquí sólo me detendré endos dentro del entramado, la función dra-mática y la función fática. La primera co-rresponde a lo que los personajes hacen,mientras que la segunda a lo que dicen,es decir, a la acción fundamental que lesconvierte en narradores, y por lo tanto, enuna suerte de actores protagónicos.33

Su aplicación en el texto atañe al dramade los Grandes Hombres a través de lacombinación de los géneros novelístico ytrágico dentro de la estrategia explicativade la trama referida anteriormente y, enese sentido, su función dramática –en tan-to actores– corresponde a la de los cons-tructores del nuevo Estado mexicano. La

función fática aparece de manera reite-rada. Aunque Biografía del poder no es unaobra literaria, Krauze pone en boca de susbiografiados diálogos en los que –aparen-temente– ellos mismos narran los acon-tecimientos o sus impresiones. Con estafunción el autor logra acercar al lector alos personajes, para presentarlos comohombres de carne y hueso. Son numerosaslas ocasiones que en el texto se muestrana los personajes con diálogos directos. Estacaracterística a su vez forma parte de unmetarrelato, que se aprecia con mayor pre-cisión en el análisis de los testimonios em-pleados como fuentes.

Por último, el cuarto elemento consti-tutivo de la narración, el narrador comotal –incluido su punto de vista–, aparecede manera permanente a lo largo de to-do el relato, porque es el propio EnriqueKrauze quien como autor de las biografíasnarra episodios, delinea escenas, sintetizacontextos y, sobre todo, conforme integray articula todos los componentes –incluidoel muy abundante material iconográfico–de sus biografías, va construyendo unamuy específica comprensión del queha-cer histórico.

5. LOS TROPOS

Como se ha explicado, la estrategia na-rrativa de Krauze emplea un lenguajeliterario que influye en la apreciación dellector. Nuevamente es el estudio de Whiteque tomo como sustento para valorar lostropos utilizados en Biografía del poder:

Son especialmente útiles para com-prender las operaciones por las cualeslos contenidos de la experiencia quese resisten a la descripción en prosa

31 E. K., Porfirio Díaz..., p. 123.32 Es importante aclarar que las descripciones

producto de la pluma de Krauze van acompañadassiempre por ilustraciones fotográficas en el texto.

33 Véase Redondo Goicoechea, op. cit., p. 32.

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clara y racional pueden ser captadosen forma prefigurativa y preparadospara la aprehensión consciente. En lametáfora (literalmente “transferen-cia”), por ejemplo, los fenómenospueden ser caracterizados en tér-minos de su semejanza con, y a dife-rencia de otros, al modo de la ana-logía o el símil, como en la frase “miamor, una rosa”. Por medio de la me-tonimia (literalmente “cambio denombre”), el nombre de una partede una cosa puede sustituir al nom-bre del todo, como en la frase “cin-cuenta velas” cuando lo que se quieredecir es cincuenta barcos. Con la si-nécdoque, que para algunos teóricoses una forma de la metonimia, un fe-nómeno puede ser caracterizadoutilizando la parte para simbolizaralguna cualidad presuntamente inhe-rente a la totalidad, como en la ex-presión “es todo corazón”. Mediantela ironía, por último, se pueden carac-terizar entidades negando en el nivelfigurativo lo que se afirma positiva-mente en el nivel literal.34

El fluido relatode Krauze –con su impe-cable sintaxis– también atrapa al lectorpor el manejo de un lenguaje rico y ame-no, en el que, con frecuencia, recurre a lautilización de los tropos literarios citados.De hecho, su empleo tiene como propósi-to suplantar con una narración clara y ra-cional directa (una argumentación formal)una explicación por trama, lo cual le permi-te usar (y abusar) de ejemplos retóricos.

Entre los tropos, la metáfora y la sinéc-doque son los más frecuentes en Biogra-fía del poder. Basta leer el índice para

observar su empleo en el intitulado de suscapítulos. La diversidad en su empleo vadesde las simples sustituciones de expre-siones, hasta la caracterización contun-dente de una idea, como por ejemplo:“Hay [en Madero], eso sí, incapacidad pa-ra el arte de la política, para la relojeríade los medios y los fines”.35 Apoyado enel contexto (muchas veces implícito en eltexto) de todo el enunciado, el autor utiliza“relojería” para referirse a los principiosesenciales de la política, vertiendo de ma-nera tácita una interpretación maquia-vélica mediante la expresión “medios yfines”, fácilmente identificable por el co-mún de los lectores.

Sobresale también el uso de la sinéc-doque, que se aplica para reforzar susjuicios sobre las acciones de sus personajes.“El embajador norteamericano, un halcónapellidado Scheffield, es aún más pesimis-ta: cree que México será, o es ya, el se-gundo país bolchevique de la tierra: SovietMéxico”.36 Conforme al propósito de suuso, esta sinécdoque simboliza una cuali-dad del personaje que caracteriza latotalidad de su ser.

En otros términos: para iniciar la expli-cación de las relaciones diplomáticas entreMéxico y Estados Unidos durante el go-bierno de Calles, Krauze prejuicia al lectorpara –a partir de aquí– incidir en su apre-ciación de por qué el gobierno mexicanono pudo implementar sus objetivos, sobretodo relacionados con la cuestión petro-lera. Asimismo, la caracterización del em-bajador norteamericano como “halcón”,también al inicio de este capítulo, con-diciona la respuesta a la interrogante: la

34 Hayden White, op. cit., p. 43.

35 E. K., Francisco I. Madero..., p. 93.36 E. K. (1987) Plutarco Elías Calles. Reformar

desde el origen, México, FCE, p. 61.

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ESTRATEGIAS DISCURSIVAS DE KRAUZE. ANÁLISIS DE BIOGRAFÍA DEL PODER

astucia, visión y rapacidad de Scheffield,impidieron la realización de los fines delgobierno mexicano.

Por último, el empleo de una sinéc-doque concede a Krauze incluso inferir elsentido total de la vida de Madero. “Sudeber, su karma –como él diría–, había si-do liberar a los mexicanos y darles la opor-tunidad de gobernarse”.37 La admisión desu karma se convierte en un motivo sufi-ciente para que Krauze atribuya a Made-ro la misión de iniciar la epopeya de lademocracia en México. De esta manera,la estrategia narrativa empleada permiteal autor resumir con esta frase la esenciadel contenido de todo el tomo escrito parael coahuilense.

6. LAS FUENTES

Si bien es cierto que Krauze se empeña enmostrar la biografía como un género consus propias reglas, también lo es la nece-sidad de puntualizar que circunscribe suBiografía del poder –en el ámbito de losdiscursos históricos– a un relato basado enfuentes tan convencionales como cono-cidas, según consigna en una bibliografíaelemental y general. No obstante el em-pleo de abundantes y variadas fuentesdocumentales, el autor omitió el más ele-mental aparato erudito indispensable paramostrar sus fuentes, sin duda parte medu-lar de su análisis y discusión.38

Ante esta característica, la estructura na-rrativa de Biografía del poder, a la luz delas estrategias discursivas empleadas por

el autor, se materializa en un texto para-sitario de sus fuentes, cuya selección yedición está inducida hacia los objetivosde un relato biográfico. Entre las carac-terísticas de tal relato destaca la discretaarticulación de invención histórica –ciertadosis de interpretación aderezada con unpoco de imaginación–, con informaciónhistórica –manifiesta en fuentes que citaen el texto, mas no refiere en notas–. Justoaquí, en la articulación de invención einformación, se establece la diferenciaentre lo histórico y lo “biográfico”, que enmuchos momentos muestra ribetes ima-ginativos, ficticios. Es decir, el historiador“recoge” e “integra” datos y relatos y, simul-táneamente, en su narración urde su inter-pretación histórica en la que se advierteuna cierta proclividad hacia la “invención”.39

El entramado y la argumentación deBiografía del poder están decididamentebeneficiadas por la información, pese a supeculiar manera de consignarla. Paul Ri-cœur indica que las fuentes documentalesson entendidas como la huella, escrito otestimonio que el tiempo deja a su paso yson, consecuentemente, la marca físicaque puede constatar y mantener la exis-tencia del tiempo.40

Krauze domina esta cualidad de lasfuentes a la perfección, tanto que en sudiscurso histórico y biográfico logra incidirsobre su lector al punto de inducir unaconcepción del pasado sujeta a la vida delos Grandes Hombres. Para alcanzar suobjetivo biográfico, Krauze se muestraescrupuloso en la selección del tipo defuentes documentales indispensables parasu demostración histórica. En otras pala-bras, su modelo de biografía condiciona

37 E. K., Francisco I. Madero..., p. 67.38 Es importante destacar la explicación que da

White sobre la relación del uso de fuentes como partedel entramado discursivo. Véase op. cit., p. 9.

39 Véase Ibid., p. 18.40 Ricœur, op. cit., pp. 807-808.

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la identificación, selección y recuperaciónde la información disponible.

En esta parte de la operación histórica,sobresale una peculiaridad: para su in-vestigación documental, el autor no pre-tende ni lo original ni lo exhaustivo, perosí una dosificación útil de los datos cono-cidos y prestigiados, preferentemente. Paraél, lo nuevo de su propuesta es el estudiohistórico desde el enfoque biográfico. Conesta manera de proceder, Krauze, en Bio-grafía del poder, revela el puntual conoci-miento que posee del potencial lector aquien se dirige.41 Por lo tanto, el análisisde la selección y montaje de fuentes per-mite delinear de manera nítida las estra-tegias narrativas empleadas.

A) Los testimonios directos

La importancia que para Krauze adquierela utilización de testimonios hechos por losprotagonistas, dadas las condiciones de sugénero biográfico, determina su prioridaden la consulta de este tipo de informaciónpara construir su narración. El empleo detales fuentes son un recurso para transmi-

tir al lector el efecto de que sus personajes“hablen” y, a su vez, trasmitir la pasión;elemento fundamental que, a su parecer,debe tener toda biografía.

Los testimonios directos que Krauze em-plea en su obra pueden clasificarse en dostipos: los de los protagonistas (frases queellos dijeron, respaldadas por memorias oautobiografías) y los de sus biógrafos (sobretodo de aquellos que convivieron directa-mente con los protagonistas o que citantestimonios de personajes que así lo hicie-ron). Estas fuentes testimoniales al abordarla autenticidad de los sucesos (porque asílo vieron, porque así lo dijeron, etcétera),contienen una etiqueta de “verdad” quelas vuelve un tanto incuestionables.

Por lo que se refiere a aquellos testi-monios realizados por los protagonistas,Krauze transcribe diálogos en los que “re-vive” a sus personajes, si bien la informa-ción resulta en muchos casos entrecruzada–pues no siempre se precisa de dóndeprocede–, también contribuye a respaldarsus propios juicios sobre el desarrollo dediversas situaciones. Otra particularidadque tiene en el empleo de este tipo defuentes, es la descontextualización queexiste entre los fragmentos citados y elmomento o situación que describe, ya queel manejo de los extractos los ajusta a lospropósitos de sus explicaciones.

Asimismo, la importancia que Krauze vaotorgando a los testimonios de los prota-gonistas, los va presentando como unafuente de información que le sirve paraconstatar circunstancias decisivas en elforjamiento de episodios de la historia na-cional. Son numerosos y repetitivos los ca-sos que presenta al respecto a lo largo desu obra, basta leer cualquier biografía paraconstatar esta ejemplificación. Asimismo,el empleo de información proveniente de

41 Tal cualidad evidencia los principios de la teoríade Jauss sobre el horizonte de expectativas, en cuantoa las múltiples experiencias que los textos puedentener ante los nuevos tipos de lectores que enfrentan.En el caso de Biografía del poder, los nuevos lectoresa los que llegó su recepción ponen en práctica esteprincipio: “Al pasar de una historia de la recepciónde las obras hacia una historia de sucesos literarios,se muestra ésta como un proceso en el que larecepción pasiva del lector y del crítico se transformaen recepción activa y en una nueva producción delautor o, visto de otra manera, se muestra como unproceso en el que la obra posterior puede solucionarproblemas formales y morales, legados por la obraanterior y en el que también puede plantear nuevosproblemas”. Hans R. Jauss (1992) Experiencia estéticay hernenéutica literaria, Madrid, Taurus, p. 57.

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memorias, refuerza la pretensión de labiografía como género, puesto que lospersonajes históricos se convierten en ver-daderos personajes literarios cuando “ha-blan por sí mismos”.

La cita de anécdotas es una estratagemanarrativa que Krauze usa para constatarque así sucedieron los acontecimientos y,en la medida que confiere autenticidad ala narración, les otorga el mismo grado de“verdad” que a otro tipo de fuentes. Reto-mados de diferente origen, los testimoniosle dan viveza y amenidad a su narración;representan parte medular de su argu-mentación y, en ocasiones, son el únicosostén de la misma. No tiene reparo envalerse de un testimonio para ilustrar el ca-rácter de todo un movimiento, como enel caso del zapatismo, en donde afirma quecorrespondió al de una movilización indí-gena, según palabras de doña Luz Jiménez,una mujer de la época cuyo testimonio lotoma de la Crónica de Milpa Alta:

Lo primero que supimos de la revo-lución fue que un día llegó (un granseñor Zapata de Morelos. Y se distin-guía por su buen traje. Traía sombreroancho, polainas y fue el primer granhombre que nos habló en mexicano).Cuando entró su gente traía ropablanca: camisa blanca, calzón blancoy huaraches. Todos estos hombres ha-blaban el mexicano (casi igual quenosotros). También el señor Zapatahablaba el mexicano. Cuando todosestos hombres entraron a Milpa Altase entendía lo que decían...42

En cuanto a los testimonios sobre las bio-grafías de los Grandes Hombres, Krauze

utiliza aquellos estudios canonizados quele permitan montarse sobre prestigios ylegitimidades que hace suyos, y más aún,vuelven incontrovertible lo referido por elcarácter de “verdad” que sus fuentes en-cierran. Las biografías reconocidas sonutilizadas como una fuente intermediaentre los testimonios directos y las aca-démicas o de rigor metodológico, debidoa que los autores que emplea citan tes-timonios directos, pero también recurrena otras fuentes. Los datos que Krauze tomade este tipo de fuentes, van desde el ori-gen de la personalidad de los biografiados,hasta revelaciones de pasajes trascen-dentes en la historia del país, como el testi-monio que cita de Francisco Bulnes, quien,a pesar de no ser maderista (como elpropio Krauze lo señala en el texto), su cer-canía a los hechos ofrece una visión direc-ta de las circunstancias que rodeaban lapresidencia de Madero.43

Las fuentes epistolares también contri-buyen a revivir el momento para adentraral lector al contexto que narra. Así, porejemplo, para dar mayor “frescura” a loshechos, transcribe la múltiple correspon-dencia que ilustra las circunstancias deldespojo de tierras en Anenecuilco a lo lar-go de muchos años. Esta corresponden-cia, que incluye cartas de Zapata y de lacomunidad (no precisadas),44 fortalece elprincipio de arraigo que los zapatistastienen a su tierra; característica eximia dela personalidad del caudillo y sus seguidores.

En boca de sus personajes, Krauze retra-ta prácticamente las condiciones mate-riales y emocionales que se vivieron en elmomento, y esboza rasgos distintivos desus personajes, al mismo tiempo que

43 E. K., Francisco I. Madero..., p. 81.44 E. K., Emiliano Zapata..., pp. 30-37.42 E. K., Emiliano Zapata..., pp. 85-89.

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facilita los hilos conductores en la narra-ción. El mismo propósito de adentrar allector en el momento preciso en que su-ceden las acciones es puesto de relievecuando Krauze intercala la informaciónhemerográfica para sustentar sus afirma-ciones. Sobre todo recurre a estas fuen-tes para recoger opiniones personales delas figuras revolucionarias, hacer más vi-va la narración y visualizar las posturas desus protagonistas.

Una declaración del personaje biogra-fiado plasmada en un texto de la época,es un testimonio vivo y directo indiscutible.Asimismo, cuando una referencia hemero-gráfica le permite mostrar la sensibilidadde sus personajes, no repara en citarla conelocuencia, ya que cuando la informaciónse ajusta cabalmente a sus propósitos, noimporta su procedencia y Krauze la em-plea para respaldar su credibilidad.

B) Fuentes literarias

El acercamiento que existe entre la litera-tura y la historia en el estilo biográfico deKrauze, le lleva a incluir poemas y corridos.Por sí mismas, este tipo de fuentes se ape-ga más a los cánones literarios, y al em-plearlas Krauze se desliga de su respaldohistórico, ya que cuando las cita se preo-cupa más por la sintaxis de los fragmentos,que por su importancia argumentativa.Como caso ejemplar de esta situación,sobresale la serie de versos escritos porObregón y transcritos a lo largo del textode su biografía.

Tras especificar que la composición delcaudillo sonorense está basada en lascoplas de Jorge Manrique y citar sus versos,Krauze explica la mística relación existenteentre el caudillo y la muerte a lo largo de

su vida: “si se deja a un lado todo juicioliterario y se piensa en la tragedia familiardel hombre que lo escribía, Fuegos fatuosrevela dos rasgos perdurables: un almaquebrada por la muerte y desdeñosa de lavida”.45 Con la información literaria, Krau-ze incursiona con más precisión en, tal vez,el más subjetivo de esos modelos, el de lapsicohistoria. Este tipo de fuentes descri-ben rasgos de la personalidad de los Gran-des Hombres como elementos construc-tores del devenir histórico de México.

Con el mismo propósito, Krauze ocasio-nalmente extrae fragmentos de novelasque abordan las características más par-ticulares de los personajes y proyecta a supúblico las impresiones más íntimas y emo-tivas que pueden describir las brillantesplumas de los biógrafos contemporáneosde esos Grandes Hombres. El empleo denovelas como fuente de información leposibilita oscilar entre la literatura y lahistoria, según convenga a su entramado,ya que en algunas de sus explicacionesmezcla pasajes de novelas con su propianarración.46

45 E. K., Álvaro Obregón..., p. 15. En cuanto a loscorridos, la biografía de Zapata presenta, en formapor demás elocuente, el uso de este tipo de fuentes,para describir aspectos no poco importantes en lavida del insurgente y de todo su movimiento. E. K.Emiliano Zapata..., pp. 58, 80, 91, 94-95 y 123.

46 En la biografía de Carranza, Krauze recurre ala novela El rey viejo de Fernando Benítez paraargumentar, a través del suicidio del líder coahui-lense –previo análisis psicohistórico–, el deber desacrificio que tuvo para evitar una extensión en laconfrontación por el poder en contra de los militaresdel régimen. E. K., Venustiano Carranza..., p. 156.Sobre esta consideración por parte de Krauze esoportuno mostrar el comentario que hace ÁlvaroMatute en torno a la relación que existe entre historiay literatura, sobre todo cuando por su forma narrativallega a confluir la historia literaria con la literaturahistórica, al describir la recreación de los hechos.

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Al remitirse a la novela, Krauze logra queel lector se adentre en una trama un tantonovelesca, para que inmerso ideológica-mente bajo este tipo de narración, asimileen forma convincente los argumentos fi-nales que el autor vierte basados ya enotro tipo de fuentes. Con todo este pro-ceso, Krauze busca un “equilibrio” en elgrado de verosimilitud, que ofrecen tantolos testimonios y estudios académicoscomo la información que posee de otraprocedencia.47

C) Fuentes académicas

Como un disimulado intento por fortalecersu soporte informativo, los trabajos sobreel periodo revolucionario de calidad reco-nocida aparecen citados, generalmente,sólo en forma complementaria, ya que enla mayoría de las ocasiones el autor recurrea este tipo de información con el fin de

parafrasear simples descripciones. Básica-mente se monta en lo dicho por autoresreconocidos en función de los fragmentosque pueden ajustarse a sus modelos na-rrativos y propósitos, de este modo anulala discusión y aprovecha lo extraído comosinónimo de autoridad.

Los estudios revisionistas clásicos apa-recen citados constantemente, pero conun sentido muy diferente al presentado porlos autores. Asimismo, Krauze retoma a re-conocidos estudiosos como “sabios incues-tionables” en quienes se basa para apelara la verdad, apelación que se va convir-tiendo en parte de su estrategia narrativa,aunque sólo los cite con fines descripti-vos, como es el caso de un párrafo del es-tudio de Berta Ulloa que forma partede la obra La Historia de la Revolución Me-xicana (El Colegio de México), en dondese reseña la entrada de las fuerzas zapa-tistas y villistas a la Ciudad de México, trasla firma del Pacto de Xochimilco por partede sus líderes.48

Krauze cuida de citar varios volúmenesde esta colección porque como autortambién formó parte del proyecto de suelaboración, dirigido por Daniel Cosío Vi-llegas, y su referencia constante a estosestudios lo coloca a la par de los otros his-toriadores. Asimismo, la jerarquización quehace de sus fuentes le permite utilizar estetipo de textos de manera descriptiva.

Los estudios especializados los ajusta asu propia interpretación. Los conceptosteóricos que adopta son un marco de re-ferencia al que recurre para medir la tras-cendencia de los Grandes Hombres en losmovimientos históricos. Así, por ejemplo,sus juicios sobre el zapatismo pretendendar una visión de un movimiento con

Álvaro Matute (2000) “Tlaxcalaltongo: un aconteci-miento, cuatro relatos”, El historiador frente a lahistoria, UNAM, p. 107-110. Incluso refiere la novelade Benítez en la que Krauze se basa y la inviabilidaddel suicidio a juicio del novelista, a diferencia de loque el historiador argumenta. Ibid., p. 121.

47 Álvaro Matute destaca el buen manejo queKrauze hace de la información extraída de El ReyViejo para sostener la hipótesis del suicidio de Ca-rranza: “Quien la revivió recientemente fue EnriqueKrauze, en su Biografía del poder dedicada a donVenustiano, y al hacerlo propició el envío, a los pe-riódicos, de cartas de personas indignadas. Krauzehace una buena crítica de fuentes e incorpora otravoz testimonial, la de Ignacio Suárez, que fue quienasistió a Carranza al morir, así como lo dicho porel doctor Sánchez Pérez, que el 3 de junio de 1920declaró haber encontrado cinco y no cuatro heri-das de bala”. Ibid., p. 122. No obstante compartir elreconocimiento de Matute, nosotros consideramosque Enrique Krauze revive esta hipótesis para legi-timar el poder de Obregón y dar una secuencia másuniforme a sus biografías. 48 E. K., Francisco Villa..., p. 75.

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proyección localista, y con ello jerarqui-zar la talla de los actores que participaronen la contienda.49 Por el contrario, en casosmuy contados, Krauze cuestiona en estetipo de obras algunos planteamientos quese oponen a su modelo:

En opinión de Friedrich Katz, Villa lan-za su ataque porque cree descubrir,fehacientemente, que Carranza con-vertiría a México en un protectoradoyanqui. Todo es posible tratándose deVilla, pero atribuirle una racionalidadde Realpolitik internacional es ir qui-zá demasiado lejos. No. Bajo cual-quier pretexto, Villa ataca Columbusmovido por una pasión humana, de-masiado humana: la venganza.50

El fragmento es ilustrativo porque, si bienmuestra la aceptación implícita de la reco-nocida obra de Katz, lo utiliza en direcciónde su propia propuesta. Aunque en estecaso Krauze no descontextualiza el frag-mento del especialista en el villismo, evitacitar los argumentos de éste51 para anularla posibilidad de crítica entre sus lectores,ya que Krauze confronta no tanto pararefutar la argumentación de Katz, sino pa-ra erigirse él como autoridad frente a otro.

Con su explicación en torno a que sonlas pasiones las que mueven a Villa en suconducta, y no las causas que argumenta

Katz, pretende ponerse en otro sentidoargumentativo (el psicohistórico). La ma-nera como Krauze aborda todos los tópi-cos y emplea las fuentes históricas per-miten subrayar que uno de sus objetivosfundamentales es despertar la imaginacióndel lector y activar sus emociones. En ge-neral, su estrategia explicativa deja en unsegundo término la necesidad y aun con-veniencia de precisar la exactitud de loshechos. Esto explica, en parte, el califi-cativo de “fábrica” que Lomnitz atribuyeal modo de escribir historia de Krauze yque sirve para abordar el análisis final deeste escrito:

Sugiere esta hipótesis la frecuenciacon que se cita una obra históricafundamental sin que sus conclusionesse asimilen en el análisis. O bien laobra se cita en un contexto (quizádonde la estuviera utilizando uno delos ayudantes de investigación), peroluego no figura como fuente en otraparte del libro donde su inclusión hu-biera sido, en particular, pertinente.52

Krauze va intercalando todo tipo de fuen-tes y se sustenta en las académicas sólocuando éstas le posibilitan completar conotras la explicación de algún pasaje o sus-tentar alguna interpretación. La dosifi-cada presencia de esos estudios a lo largode sus textos, respalda su incuestionabili-dad y se legitima. El avance del conoci-miento histórico no está en la discusión,sino en la repetición acrítica de testimo-nios. Y aún más grave, con el pretexto dela psicohistoria, se puede privilegiar lainterpretación del hombre (pura subje-

49 E. K., Emiliano Zapata..., pp. 77, 96.50 E. K., Francisco Villa..., p. 91.51 Katz explica y muestra las evidencias que

indican que Villa “no era tan irracional ni tan irres-ponsable como ha sido comúnmente sugerido”. Yexpone a lo largo de todo un estudio, los sustentosde su afirmación. Véase Friedrich Katz (1994) “Pan-cho Villa y el ataque a Columbus, Nuevo México”,en Ensayos mexicanos, México, Alianza Editorial,pp. 259 y ss. 52 Claudio Lomnitz, op. cit., p. 39.

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tividad valorativa) en detrimento de la do-cumentación directa.

El manejo de fuentes, como todos loselementos que rodean su obra, obedecena su propuesta narrativa: Enrique Krauzeno busca precisión de hechos, sino con-vencer al lector de que es cierto lo que seestá diciendo, por el modo como se dicey porque así lo constata quien lo vivió. Losestudios académicos los emplea más quepara fortalecer su análisis, como una fuentede información complementaria. Al no sos-tener una explicación rigurosa en su texto,Krauze se libera del compromiso de tenerque sujetarse a alguna posición historio-gráfica y a su demostración argumentativa.Cita a algún autor en forma repetida cuan-do así lo quiere, pero igualmente lo aban-dona cuando así lo determina, ya que entodos los tipos de fuentes extrae fragmentosque ensambla dentro de un esquemapredefinido por sus modelos narrativos.

La publicación de su obra en un nuevoformato, diez años después, ratifica laaceptación de la escritura de una historiabasada en el papel de los Grandes Hom-bres en el quehacer histórico. Su publica-ción en dos versiones (hasta el momento),es una evidencia de la continuación deldiscurso nacionalista revolucionario, repro-ducido desde el sector cultural privado, co-mo una respuesta a la necesidad de con-tar con un discurso que corresponda (sinproponer modificaciones de estructuras) a lascondiciones actuales del escenario nacional.

Son a la vez, evidencia de la continui-dad de la historia y la ejemplaridad de losGrandes Hombres, sin mediar ni la ideade proceso histórico, ni el lugar de la so-ciedad (pueblo, instituciones), en el pro-ceso de transformación. Tal vez este esce-nario está ávido de contar con héroes quefascinen con su carisma y resuelvan los

problemas del país, para, por voluntadpropia, seguirlos en los caminos que quie-ran conducir.

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