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2.674 12-18 DE SEPTIEMBRE DE 2009 PLIEGO LEANDRO SEQUEIROS. Facultad de Teología. Granada En el año del jesuita MATEO RICCI (1552-1610) China y Occidente conmemoran los 400 años de la muerte del apóstol de la inculturación

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China y Occidente conmemoranlos 400 años de la muerte del apóstol de la inculturación

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El 11 de mayo de 2010 se cumplirán cuatro siglos de la muerte en Pekíndel jesuita italiano Matteo Ricci. Hasta entonces, y ya desde el pasado mesde mayo, la Compañía de Jesús ha puesto en marcha el ‘Año de Matteo Ric-ci’, para recordar y celebrar a una de las grandes figuras de la evangeliza-ción en el continente asiático.Sirvan estas páginas como testimonio de su intensa vida y su apostoladoprofético, convertidos hoy en todo un modelo para el diálogo entre la cien-cia y la fe y el encuentro de civilizaciones.

Un misionero sabio y precursor

INTRODUCCIÓN: 2009-2010, EL AÑO DE MATTEO RICCI

El 11 de mayo de 1610 fallecía en Pekínel padre Matteo Ricci. En mayo de 2010se cumplirán 400 años. Por eso, un añoantes los jesuitas han iniciado lacelebración del llamado ‘Año de MatteoRicci’. El 17 de mayo de 2009 dieroncomienzo en Macerata, su ciudad natal,los actos. La conmemoración tendrá lugartambién en otras partes del mundo. El 6 de mayo de este año se había hechopública una carta de Benedicto XVI alobispo de Macerata, Claudio Giuliodori,en la que el Papa subraya “la profundafe y el extraordinario talento cultural y científico” que durante largos añosalimentaron los esfuerzos de Ricci paraestablecer un diálogo entre Occidente y Oriente, al mismo tiempo que seempeñaba en una profundainculturación del Evangelio en la vida y cultura del gran pueblo chino. Algunasciudades chinas han dedicado calles y plazas a su nombre.El testimonio de Ricci continúa siendohoy un modelo para el encuentro de lacivilización europea y china. Por eso, el18 de junio se presentó en Roma un DVDtitulado Matteo Ricci, un jesuita en elReino del Dragón, de Gjon Kolndrekaj. Esuna reconstrucción de los momentos másimportantes en la vida del misionerojesuita, de sus descubrimientos y losesfuerzos “que lo han hecho protagonistadel diálogo entre fe y cultura”, enpalabras del autor. Muchas escenas deldocumental han sido filmadas duranteun reciente viaje del autor a China. Las entrevistas que se incluyen en el documental sitúan a Ricci en su época

y, al mismo tiempo, subrayan suactualidad. El DVD va acompañado deun libro, profusamente ilustrado, quetraza la biografía de Ricci, no exenta dedificultades por su audacia en inculturarel Evangelio en el mundo chino.Cuando Ricci murió, la misión de Chinacontaba con ocho misioneros y ochojesuitas chinos, que trabajaban en cuatro comunidades y un puestomisional. Había también unos 25.000cristianos. Con todo derecho le hanhonrado los chinos, como “el hombresabio de Occidente”, e historiadores de renombre mundial, como el profesorWolfgang Franke, le han considerado“el puente cultural más sobresaliente de todos los tiempos entre China yOccidente”.

MATTEO RICCI (1552-1610)

La vida de Matteo Ricci se sale de locomún. Por ello, se han escrito novelasinspiradas en su aventura increíble enel siglo XVI, y se presenta como unparadigma del intento de la Compañíade Jesús de apostolado científico.

Una biografía de novela

Matteo Ricci nace en Macerata (en lacosta adriática de Italia), el 6 de octubrede 15521. En 1561, comienza a asistircomo alumno al colegio de los jesuitasde su ciudad natal. En 1568, parte paraRoma para estudiar la carrera deDerecho. En 1571, ingresa como novicioen la Compañía de Jesús. Tenía 19 años.En 1572, es destinado a Florencia paraestudiar humanidades y, entre 1573 y1577, vive en Roma, donde estudia en

el prestigioso Colegio Romano. Allí seforma en ciencias con el famoso físicojesuita Christophorus Clavius. Riccisiente la vocación a trabajar en Asia y allí es destinado. En 1577, se trasladaa Coimbra, donde estudia portugués ycomienza sus estudios de Teología. En1578, zarpa de Lisboa junto con otros 13jesuitas. Llega a Goa en septiembre deese año y continúa allí sus estudios deTeología, mientras enseña latín y griego.En 1580 (con 28 años), es ordenadosacerdote en Cochín (actualmente, Kochi,en el estado indio de Kerala). En 1582,parte de Goa y llega a Macao el 7 deagosto. Inmediatamente se pone en ladura tarea de aprender la lengua china.Finalmente, Guo Yingping, gobernadorgeneral de las provincias de Guangdongy Guangxi, concedió en 1583 permiso aRicci y al padre Ruggieri para instalarseen Zhaoquing, al oeste de Guangzhou.Ricci tiene 31 años. Emprende ahora un largo camino hacia el objetivo deinstalarse en el centro del imperio, lacapital, Pekín. No lo logrará hasta 1589. En la residencia jesuita de Zhaoquing,Ricci tenía expuesto un mapa delmundo. Este mapa suscitaba gran interésentre sus visitantes. Por sugerencia de éstos, lo copió, tradujo los nombresde los lugares al chino y lo hizoimprimir en 1584. Es la primera edicióndel famoso Mapamundi, Mappamondoo Yudi Shanhai quantu. También eranadmirados por los chinos los relojeseuropeos, los prismas venecianos, loscuadros y libros occidentales, entoncesdesconocidos en China. Este contactologró la conversión de unas 70 personas.Posiblemente, para entonces, Ricci habíaadoptado ya su nombre chino: Li Madou.

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En 1589, sin embargo, se nombra unnuevo gobernador general, que ordena a los jesuitas que se vayan de suprovincia. Pero, en lugar de regresar aMacao, Ricci logró autorización del nuevogobernador para establecerse en la partenorte de la provincia de Guangdong. De este modo, los jesuitas se trasladarona Shaozhou. En este lugar, encontraronmás facilidades, adquirieron una casa y construyeron una iglesia. Parainculturarse en la nueva situaciónadoptaron los ropajes de los monjesbudistas.Atraído por la fama de que los jesuitaseran expertos en alquimia, un jovenllamado Qu Rukui pidió estudiar bajo la guía de Ricci, que lo instruyó enmatemáticas, astronomía y en la religióncristiana. Seducidos por la sabiduría de los occidentales, muchos chinosinstruidos se acercaron para acceder a su sabiduría. Más tarde, Qu se hizocristiano.

De monjes a letrados

Al caer en la cuenta hacia 1590 de queel rango social de los monjes era inferioral de los letrados o gente instruida, los jesuitas adoptaron el vestido de losletrados y, como ellos, se dejaron crecerel pelo y la barba. Para entonces, Ricci

dominaba ya la lengua china, y tradujolos Cuatro Libros de Confucio al latín, y los tituló Tetrabiblon sinense de moribus (el manuscrito se conservaen los archivos de la Compañía de Jesúsen Roma). Igualmente, Ricci ideó el primer sistema para transcribir, en letras romanas, el idioma chino. Estos dos logros, de por sí, justifican el reconocer a Ricci como padre de la sinología occidental.En 1592, la residencia de los jesuitas esatacada, y Ricci fue herido en un pie quele dejará cojo de por vida. Con la idea de que para convertir a China a la fecristiana deberían convertirse primero el Emperador y las clases dirigentes, Ricciabandonó Shaozhou y viaja en 1595

a Nanking/Nankín, esperando seguirhasta Pekín. Al no poderse quedar allípor la invasión japonesa de Corea, una zona dependiente de China, Riccicontinuó hasta Nanchang, donde obtuvopermiso de residencia.En Nanchang publicó en 1595 su primerlibro en chino, Jiaoyoulun (Sobre laAmistad). También tradujo al chino yeditó en 1596 su pequeño Tratado sobreMnemotecnia (en chino, Xiguo jifa) parasatisfacer a los visitantes que deseabansaber cómo cultivaban la memoria los occidentales2.

La larga marcha hacia Pekín

En 1598, Wang Hunghui, ministro de ritos de Nankín, se percató de que elsaber astronómico y matemático de losoccidentales podría ayudar a mejorar elcalendario chino. Para ello, se ofreció aescoltar a Ricci y a su compañero jesuita,Lázaro Cattaneo, hasta Pekín. Durante el viaje, Cattaneo, que era músico, había logrado captar la variedad de tonos usados por los chinos al hablar y ayudó a Ricci a preparar un diccionariochino, Vocabularium sinicum, ordine alphabetico europeorum moreconcinnatum et per accentus suosdigestum, en el que se consignaban los cinco tonos y las aspiraciones de laspalabras usadas en el lenguaje oficial.Por desgracia, esta obra no se haconservado.Los viajeros llegaron a Pekín el 7 deseptiembre de 1598. Debido a que loschinos desconfiaban de todos losextranjeros, se negaron a recibir a losmisioneros. Wang les aconsejó quevolviesen a Nankín, a donde llegaron en1599. Muchos funcionarios eruditosvisitaron a Ricci y Cattaneo en suresidencia de Nankín. Uno de ellos, eleminente sabio Li Zhi, escribió a unamigo sobre Ricci: “Ya puede hablarnuestra lengua con fluidez, escribenuestros caracteres y se comporta segúnnuestras normas de conducta. Produceuna impresión imborrable: interiormenterefinado y por fuera de una granfranqueza. Entre todos mis conocidos, nosé de nadie que se le pueda comparar”.Cuando se presentó una segunda ocasiónde viajar a Pekín, Ricci la aprovechó sin vacilar, pero de camino con suscompañeros (Diego de Pantoja y elhermano jesuita Zhong Mingren) fueron

MODELO DE DIÁLOGO Y DE RESPETO

Escribe Benedicto XVI: “Por tanto, me uno de buen grado a cuantos recuerdan a este generoso hijode vuestra tierra [Macerata], ministro obediente de la Iglesia e intrépido e inteligente mensajero delEvangelio de Cristo. Considerando su intensa actividad científica y espiritual, no se puede menos dequedar favorablemente impresionados por la innovadora y peculiar capacidad que tuvo de acercar-se, con pleno respeto, a las tradiciones culturales y espirituales chinas en su conjunto”. Y finaliza el Papa: “Además, lo que ha hecho original y –podríamos decir– profético su apostolado,fue seguramente la profunda simpatía que sentía por los chinos, por su historia, por sus culturas ytradiciones religiosas. Baste recordar su Tratado sobre la amistad (De amicitia Jiaoyoulun), que obtu-vo gran éxito desde su primera edición en Nankín en 1595. Este paisano vuestro, modelo de diálogoy de respeto por las creencias de los demás, hizo de la amistad el estilo de su apostolado durante losveintiocho años que permaneció en China (…). A pesar de las dificultades y las incomprensiones queafrontó, el padre Ricci quiso mantenerse fiel hasta la muerte a ese estilo de evangelización, aplican-do –se podría decir– una metodología científica y una estrategia pastoral basadas, por una parte, enel respeto de las sanas costumbres del lugar, que los neófitos chinos no debían abandonar cuandoabrazaban la fe cristiana; y, por otra, en la convicción de que la Revelación podía valorarlas y com-pletarlas aún más. Y precisamente de acuerdo con estas convicciones, el padre Ricci, como habíanhecho los Padres de la Iglesia en el encuentro del Evangelio con la cultura grecorromana, planteó suclarividente labor de inculturación del cristianismo en China, buscando un entendimiento constantecon los doctos de ese país”.

Carta de Benedicto XVI sobre Matteo Ricci al obispo de Macerata (6 de mayo de 2009)

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detenidos en Linqing por orden deldirector de impuestos durante casi medioaño. Incluso se les confiscaron algunosde los regalos destinados al Emperador.Más tarde, llamados a la capital, llegaronel 24 de enero de 1601.El Emperador Wan Li quedó encantadocon los regalos (entre los que había dos relojes, tres pinturas al óleo, un clavicordio, prismas venecianos y el Theatrum Orbis Terrarum de Ortellius),y dio orden de que los misioneros sehospedasen en el palacio y enseñasen alos eunucos a reparar los relojes y a tocarel clavicordio.Después pasaron a vivir en la residenciadestinada a los diplomáticos extranjeros.Allí recibían muchas visitas, entre ellasviajeros de Asia central. Por ello, Riccillegó a la conclusión de que el Cathay de Marco Polo era sólo otro nombre paraChina. Esta información la envió Ricci a sus compañeros jesuitas de la India y Europa, y llegó a su vez a la embajadadel jesuita misionero de Cathay Bento de Goes (1592-1607), que confirmó la exactitud de lo dicho por Ricci.

El Catecismo de Ricci

En 1603, aparece la primera edición delCatecismo redactado por Ricci, Tianzhushiyi (El verdadero significado del Señordel Cielo)3, que sirvió para las primerasconversiones. En 1604, cuando la misiónde China se hizo independiente de la provincia jesuítica de Japón, Riccifue su primer superior. Su método de inculturación, sin embargo, encontróoposición dentro y fuera de la Compañíade Jesús. Debido a que la oposición setraducía muchas veces en escritos, Riccise vio forzado a defenderse y publicar en 1609, poco antes de morir, su CorrespondenciaApologética (Bianxue yidu).La desaprobación de sumétodo creció después desu muerte y, al fin, se llegóa la Controversia de losRitos Chinos, de la que sehablará más adelante.Durante los más de 25 añosque permaneció en China,Ricci compuso unos veintelibros, científicos y nocientíficos. Cinco de susobras científicas se

conservan en su totalidad, copiadas en el Siku quanshu (Gran Enciclopedia de las Cuatro Tesorerías), que contiene36.000 juan (volúmenes chinos). El títulocolectivo de las cinco obras de Ricci es Qiankun tiyi (Tratado sobre el cielo yla tierra).En 1607, es publicada la traducción alchino de los primeros seis libros de losElementos de Euclides, llevada a cabopor Ricci y por su alumno Qu Rukui(también transcrito como Xu Guangqi),de nombre Pablo. De sus obras nocientíficas, cinco han recibido reseñas ensu Siku quanshu zongmu tiyao (Reseñascompendiadas de la bibliografía generalde la Gran Enciclopedia de las CuatroTesorerías).La tensión y el cansancio a lo largo de los años debilitaron la salud de Ricci,que murió en Pekín a los 57 años de edad, el 11 de mayo de 1610.Accediendo a los deseos de loscompañeros jesuitas, el Emperador lespermitió enterrarlo a las afueras de lapuerta oriental de la ciudad de Pekín. El lugar, conocido como Zhalaer, fueentregado en el siglo XIX al cuidado de los hermanos Maristas. Pero durante la rebelión de los boxers (en 1900) el enterramiento fue destruido y luegoreconstruido. Durante la RevoluciónCultural de Mao (1966), la sepultura fuedestruida por segunda vez, aunque hasido parcialmente restaurada. Los obisposchinos que asistieron al Concilio VaticanoII pidieron en 1963, por unanimidad,que el Papa introdujese la causa de beatificación de Matteo Ricci.

Ricci, en la encrucijada cultural y científica del siglo XVI

Cuando los españoles, los italianos y losportugueses del siglo XVIse lanzaron a descubrirtierras nuevas, no podíanadivinar que la influenciaeuropea se concentraría en

América mucho más que en Asiadurante los siguientes siglos. China, porsu tamaño y por las ideas míticas quecirculaban sobre ella, era deseada porportugueses y españoles. Éstos llegarona Filipinas como etapa intermedia en su objetivo de establecerse en el continente. No pudieron llevar a cabosu proyecto, pero convirtieron Filipinasen colonia española en Oriente durantevarios siglos.Junto con los comerciantes, los soldadosy los aventureros, había otro tipo de personas que dejaron Europa paramarchar a lejanas tierras de ultramar:los misioneros. Guiados por el deseo de extender el Evangelio por todo el mundo, acometieron proezasincreíbles para la época llegando alugares donde otros muchos no pudieronacceder. Entre estos misioneros quesalieron de su país para difundir su fe,los había de muy diferentes órdenesreligiosas, aunque pueden clasificarse en dos grupos principales: el de losmiembros de la Compañía de Jesús4

y el grupo de los “frailes”, entre los quelos más importantes, al menos en loque se refiere a su relación con Filipinasy China, serían los dominicos, los franciscanos y los agustinos.

Los misioneros en China

Según los historiadores especializados enmisionología y en culturas, dentro de lasmisiones en China entre los siglos XVI y XVIII, los más importantes son los miembros de la Compañía de Jesús,los jesuitas. Francisco Javier (1506-1552)murió al alba del 3 de diciembre de1552, en la isla de Sancián (Sanchón), a las mismas puertas de China. Tenía 46 años. Había recorrido 120.000kilómetros, como tres veces la circunferencia de la Tierra. Más tarde,fueron los jesuitas los primeros en establecerse de forma permanente en China. Los misioneros jesuitas iban

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Ricci encarna un nuevo métodoevangelizador, basado en unaprudente adaptación misionera

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a Oriente siguiendo la ruta de losportugueses, es decir, circunnavegandoÁfrica hasta Goa en la India, yposteriormente, por Malaca, hastaMacao, el asentamiento portugués en la costa china, desde donde sepodían introducir en el vasto imperio.Durante dos siglos, su influencia enChina fue muy importante, y se puededecir que fue el primer gran nexo de unión entre China y Europa, entreOriente y Occidente, tanto desde el puntode vista cultural como científico. Los historiadores suelen considerar quefueron los jesuitas los introductores dela ciencia occidental en China. De hecho,la historia de los jesuitas en China entrelos siglos XVI y XVIII está íntimamenteasociada a la historia de la ciencia.Los miembros de la Compañía de Jesúsque fueron a China, o al menos lacorriente dominante entre ellos, estabanpersuadidos de que la mejor manera de introducir el catolicismo en China era llegar antes a las clases dirigentes(políticos y científicos) que controlabanel país. Había que llevar a los chinos–que creían poseer una cultura superiora la de los bárbaros occidentales– algoque desearan y despertara su curiosidadlo suficiente como para que lespermitiesen entrar y establecerse en elimperio. La solución se encontró en laciencia, que por aquel entonces estabasufriendo una verdadera revolución enEuropa, mientras que en China pasabapor una cierta decadencia durante ladinastía Ming reinante. Y, en particular,serían la astronomía y las matemáticaslas ciencias que mayor prestigio dieron a los jesuitas y que les abrieron las puertas hasta el mismo Emperador.

Ciencia occidental, cultura y religiones

El misionero que personaliza este nuevométodo de evangelización a través delestudio de la lengua y de las culturaschinas y del uso de la ciencia europeafue el jesuita Matteo Ricci. Tras él, otrosjesuitas científicos fueron a la misión de China. Su trabajo, especialmente enla reforma del calendario, les dio ungran prestigio en la corte china. Aunquesoportaron períodos de persecución,siempre supieron superar las situacionesdifíciles y, a finales del siglo XVII,

consiguieron lo que tanto habíandeseado: un edicto imperial que lesdaba libertad para predicar la fecristiana en todo el imperio y para quetodo el que quisiera pudiera hacersecristiano.Pero mientras esto sucedía, al mismotiempo, se agudizó el problema quefinalmente destruyó la misión de Chinay que había comenzado varias décadasantes. Este problema es la Controversiade los Ritos Chinos.

No fue tan sólo una controversiaespeculativa, sino que en ella semezclaron diversas causas queenvenenaron toda la cuestión, aunquehubiese buena voluntad por ambosbandos: el conflicto de método apostólicoentre diversas órdenes, el conflicto de diversos institutos misioneros, el conflicto de rivalidades nacionales,además del conflicto creado por lainstitución de los vicarios apostólicos,que pugnaba entonces con el antiguorégimen de Patronato; el conflicto entre las potencias coloniales; y por finla mala voluntad y luchas de losjansenistas.

La Controversia sobre los RitosChinos y la inculturación

La raíz de la controversia puede hallarseen el diverso método de evangelizaciónseguido por unos y otros. Con losjesuitas, la inculturación, el estudio dela lengua china, el uso de la ciencia y,sobre todo, el gran respeto por la culturachina, se adelantaron a su tiempo. La Iglesia católica consiguió un granprestigio en China gracias a los jesuitas.Los jesuitas querían seguir su propiométodo apostólico basado en unaprudente adaptación misionera, quetendía a aprovechar cuanto hubiera deaprovechable en los pueblos de misión,y que podría quedar condensado en estadoble función: adaptar lo nuestro a losuyo, y adoptar lo suyo en lo nuestro,siempre que pudiera ser integrado en el cristianismo. Con respecto al casode China, puede reducirse a estos trespuntos principales: 1. El nombre o vocablo con el quedebería designarse a Dios.

2. Los honores tributados a Confucio. 3. Los honores tributados a losantepasados difuntos.

El exceso de inculturación de los jesuitas,es decir, el respeto y la asimilación de los rituales sociales de China y lareelaboración de los contenidos de la feen los contextos culturales les trajeronproblemas. En la liturgia católica, los jesuitas aceptaron muchos de susrituales, lo que provocó la sospecha y la alarma de las jerarquías eclesiásticas.Los jesuitas en China eran de ideasavanzadas y mentalidad abierta. Pero laControversia sobre los Ritos Chinos que se

INCULTURACIÓN

No es fácil encontrar una definición satisfactoriade este concepto que va tomando cuerpo en teo-ría de las culturas y su aplicación al diálogo y alencuentro entre ciencia y religiones. En este tra-bajo se han aceptado las reflexiones que el que fuePadre General de la Compañía de Jesús, PedroArrupe, escribió hace más de 30 años. En su car-ta Sobre la Inculturación, de 14 de mayo de 1978,escribe estas palabras valientes: “La inculturaciónes la encarnación de la vida y mensaje cristianosen un área cultural concreta, de tal manera queesa experiencia no sólo llegue a expresarse conlos elementos propios de la cultura en cuestión (loque no sería más que una superficial adaptación),sino que se convierta en el principio inspirador, nor-mativo y unificador que transforme y re-cree esacultura, originando así ‘una nueva creación’”.Y en el documento de trabajo que se adjunta a lacarta, leemos: “Entendemos por inculturación elesfuerzo que hace la Iglesia por presentar el men-saje y valores del Evangelio encarnados en formasy términos propios de cada cultura, de modo quela fe y la vivencia cristiana de cada Iglesia local seinserte, del modo más íntimo y profundo posible,en el propio marco cultural”.

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desarrolló entre los misioneros católicosllegó a Roma y se dio por terminada conlas disposiciones dictadas por BenedictoXIV en 1742. Sólo en 1939 la SagradaCongregación de Propaganda Fidelevantaba el juramento que pesaba sobre los misioneros y daba como lícitas algunas ceremonias, consideradas civiles, en honor de Confucio y de los antepasados difuntos.

LA GRAN INTUICIÓN DE MATTEO RICCI: EL DIÁLOGO Y LA ARMONÍA ENTRE LA CIENCIA Y LA FE CRISTIANA

La gran intuición de Matteo Ricci, y por la que ha pasado a la historiacomo paradigma del encuentro entre la ciencia y la religión en China, es quela ciencia puede ser un medio poderosopara la propagación de la fe.Ya Valignano era consciente de que, en una sociedad culta como la china, la estrategia habría de ser la de intentaruna adaptación, inculturación,aculturación, enculturación o inmersióncultural. Con todos estos términos sequería expresar la necesidad de volcaren otros moldes lingüísticos y culturaleslos contenidos de la fe cristiana. Pero en ese tiempo era una tarea muy difícil.La teología occidental cristiana se habíaexpresado en un lenguaje filosófico que implicaba un modo de pensar la realidad, de desarrollar los procesoslógicos de la mente y utilizar unos símbolos que eran incomprensiblesen China. ¿Era posible desnudarculturalmente la teología occidental parareelaborarle un ropaje que la hicieracomprensible?Tal vez es la misma pregunta que hoy sehacen científicos, filósofos y teólogos queintentan encontrar plataformas comunesde diálogo entre ciencia y religión. En este proceso, Ricci fue un adelantado.Y, con las salvedades culturales yteológicas anacrónicas, señala un caminode presencia inculturada en las culturasy las ciencias.El primer paso que Ricci y los jesuitasdieron en China es el de aprender la lengua. Francisco Javier acudió a intérpretes. Pero era muy complicadotraducir no sólo las palabras, sino los

procesos mentales. Y el segundo paso,necesario, fue conocer y valorar lacultura china: el complejo sistema socialque constituía la base de la cohesión del imperio. El tercer paso de la estrategia de Ricci eraéste: dado que China era un país muycentralizado, en el que el Emperador y sus mandarines ostentaban un granpoder, si se accediese a la conversión de la cabeza, el resto del pueblo seguiríalos pasos de sus dirigentes, a los que se tenía una gran veneración.El cuarto paso consistió en elegir una estrategia para llegar a las clasesdirigentes del país. Ricci lo tuvo muyclaro: el modo de acceder a las clasesdirigentes era ofreciendo algo que no tenían: el saber de la ciencia de Occidente. Una ciencia que, incluso,podría solucionar problemas políticos y económicos del país, como era la confección de mapas, el uso de laastronomía para elaborar un calendario,entrenar la mente para recordar muchosconceptos mediante métodosmnemotécnicos. En quinto lugar, el plan de Matteo Ricci pretendía que si se controlaba el conocimiento científico se podríacontrolar también la educación. Sabemosque desde el principio, junto con la tareamisional, el otro gran objetivo de los jesuitas en China fue la creaciónde una red de colegios, tal como habíanhecho en Europa con mucho éxito.Como señala el historiador de China,Jami5, los jesuitas no consideraban los conocimientos científicos chinos comouna fuente de la que Europa pudieraaprender algo. Si ciertos conocimientosles parecían interesantes para sertransmitidos, eran más bien algunastécnicas o curiosidades, no un sistema de saber. Al fin y al cabo, Ricci y los suyos buscaban aparecer en Chinacomo portadores de un saber quemostraría la superioridad de su religión.

La formación científica de Ricci estuvofuertemente influida por ChristophorusClavius (1537-1612), figura destacada de la astronomía y de las matemáticasen el entorno del Colegio Romano.Clavius fue maestro de matemáticas de Ricci durante cuatro años y siempremantuvieron una estrecha relación.Clavius insistía en sus clases que la exploración del mundo natural podíaayudar a reflexionar sobre el mundoespiritual; para él, era esencial que los estudiantes comprendieran que lasciencias eran a la vez útiles y necesariaspara el correcto entendimiento de la filosofía.Ricci se dio cuenta del valor que losconocimientos científicos podían tenerpara la evangelización de China. En unacarta fechada el 15 de febrero de 1609 al compañero jesuita Francesco Pasio,dice lo siguiente: “… porque no hehecho otra cosa que enseñar algo dematemáticas y cosmografía (…) que hanservido para abrir los ojos a los chinosque estaban ciegos; y si esto lo decimosde las ciencias naturales y de lasmatemáticas, ¿qué diremos de aquellosconocimientos más abstractos, como son la física matemática, la teología y losobrenatural?”.Pero Ricci iba más allá. Intentabamostrar que la imagen del mundo quepresentaba el budismo era anticientífica,mientras que la que presentaba elcristianismo era compatible con los datoscientíficos6.

El mapamundi de Ricci

La publicación del mapamundi enlengua china7 abrió muchas puertas a Ricci y a los jesuitas. Por vez primera,se describe en China la Tierra como unplaneta redondo, aunque hay discusiónentre los expertos sobre si se le adelantóel dominico Juan Cobo en Filipinas con su obra de 15938. Dentro de lacartografía china marcó un punto de

Su mapamundi marcóun punto de inflexiónen la cartografía china

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inflexión muy importante, sobre todo en cuanto al conocimiento de los chinosdel resto del mundo. Así, en la primeramitad del siglo XIX, los intelectualeschinos que querían escribir sobre paísesextranjeros tenían que utilizar lostrabajos cartográficos escritos en chinopor los jesuitas dos siglos antes.En el ángulo superior derecho del mapade Ricci, existe una ilustración querepresenta la esfera del mundo, el sistema cosmológico de Ricci (Cartadei quattro elemento e dei Nove cieli), y al lado un texto (Nozioni generali dicosmografía e di geografia). En el ladoizquierdo del mapa, otro texto describela Distanza e grandeza comparata tra ilglobo terrestre e i pianeti dei Nove cieli.Entre estos dos textos y el dibujo, estáncontenidas las ideas principales de lacosmología de Ricci, tomadas de las queestaban en boga entre la intelectualidadeclesial europea de la época. El sistemadel mundo de Ricci es el geocéntrico de Tolomeo y contiene nueve esferasconcéntricas alrededor de la Tierrainmóvil. Las siete interiores representanlas órbitas de los planetas, de la luna y del Sol, mientras que el octavo cieloes el de las constelaciones y el novenocorresponde al primer motor (primomobile).

Ricci, introductor en China delTeorema de Pitágoras. La traducciónde los Elementos de Euclides

En el siglo XVII, el Teorema de Pitágorasera bien conocido por los sabios deOccidente. Pero no en China. Llevarlo allífue uno de los méritos de Matteo Ricci.Su alumno Qu Rukui (o Xu Guangqi)presentó en 1603 al prefecto de Shangai,para poder efectuar unos cálculos acerca del curso de un río, un métodoque compaginaba el procedimientotradicional chino con el Teorema de Pitágoras. Con ello dio a conocer porprimera vez en China la fórmula griega.Pero la obra que hizo más famoso aRicci fue la traducción al chino de losseis primeros libros de los Elementos deEuclides, realizada junto a su alumno QuRukui (o Xu Guangqi). Algunos autoresopinan que la traducción se hizo parapersuadir a los chinos de la superioridadde la ciencia occidental y, por tanto, dela superioridad de la religión cristiana

respecto al budismo. En 1604, Qu Rukui(o Xu Guangqi) pasa los exámenes yllega al más alto grado del mandarinato,el grado jin shi. Ese mismo año se hizocristiano y empezó una ingente tareamisionera con Ricci. En 1606, sepusieron a traducir la obra de Euclidesal chino, deteniéndose en el libro sexto por indicación de Ricci. La obra se imprimió en 1607, con el título Elementos de Geometría (Jiheyuanben) y, al igual que el mapamundide unos años antes, le dio a Ricci ungran prestigio. Uno de los honores másgrandes es que se le otorgó un terrenopara su mausoleo cuando muriese, la primera vez que se concedía a un extranjero, y que suponía el reconocimiento de la nacionalidadchina.La traducción de los primeros seis librosde los Elementos de Euclides estuvoprecedida de dos prólogos. Uno escritopor Matteo Ricci y otro por Qu Rukui (o Xu Guangqi). La versión de losElementos de Euclides introducida enChina insistía, sobre todo, en losaspectos prácticos, que son lo que másinteresaban a los chinos: medición deáreas, volúmenes, etc., dejando de ladolas cuestiones más especulativas.Como se ha dicho, la traducción de losElementos no se completó, sino que sellevó a cabo sólo hasta el libro VI.Tardaría mucho tiempo en terminarse de traducir. Los libros VII al XIII fuerontraducidos (y no por casualidad) por los misioneros protestantes que llegarona China. Alexander Wylie, con la ayudadel matemático chino Li Shanlan, lospublicó, con el título de Continuación de los Elementos de Geometría (Xu juheyuanben) en 1857.

El gran prestigio en China de Matteo Ricci

Los conocimientos y habilidades deMatteo Ricci para saber transmitir yadmirar la ciencia occidental aprendidasobre todo en el Colegio Romano conClavius le granjearon una gran fama enla corte del Emperador. Veamos algunostextos de la época, que se traducen aquíal castellano por vez primera. En unacarta escrita el 28 de octubre de 1595 enNanchang, podemos leer:“Se había esparcido por aquí una famade que yo sabía hacer plata de plata

viva [el mercurio]; y aquí hay millaresde hombres que se dedican a esto y enesto consumen la vida y sus haberescon mucho fasto, sin que hasta ahorahaya nadie que lo sepa hacer. Y este

rumor es como entre nosotros el de losalquimistas de la quintaesencia, ymuchos venían para aprender estaciencia, que se considera entre ellos

como cosa de hombres santos; y cuantomás digo que yo en esta materia soy

‘sicut asinus ad liram’ [en latín,diríamos: como el burro que tocó la

flauta por casualidad], tanto menos mecreen; tanto [más] que yo tengo fama

de que sabía hacer relojes y queentendía muy bien las cosas de lasmatemáticas. Y es verdad que para

ellos puedo decir que soy otro Tolomeo;porque no saben nada, hacen relojes

sólo inclinados, es decir, equinocciales[relojes de sol], pero no se inclinan

sino a razón de 36 grados, pensandoque todo el mundo es de 36 grados

de altura, ni más ni menos”.

Y en otra carta, escrita en la mismafecha y en el mismo lugar, Riccienumera de forma explícita las cincoprincipales razones que le dan prestigioen China:

“No podría decir la extraordinariaconcurrencia que tengo en esta

ciudad, cosa que atribuyo a cincocausas. La primera es [el hecho] de vera un extranjero, cosa insólita, y más

todavía que sepa la lengua y laciencia, las costumbres y ceremoniasdel país. La segunda es la fama quese ha esparcido de que de plata viva

[mercurio] sabemos hacer plata buena,y muchos venían para aprender esta

ciencia que es una cosa muy estimada

Page 8: En el año del jesuita MATEO RICCI - vidanuevadigital.com · Ricci tenía expuesto un mapa del mundo. Este mapa suscitaba gran interés entre sus visitantes. Por sugerencia de éstos,

entre ellos; y cuanto más afirmo queno sé nada de esta materia, tanto

menos lo creen. La tercera [razón] es [el hecho de] saberse que yo tengo

un arte de [desarrollo de la] memoriatal que, con sólo leer una vez

cuatrocientas o quinientas palabras, seme quedaban tan fijas en la memoriaque podía recitarlas al derecho y alrevés con mucha facilidad. La cuarta[razón] es la fama que he adquiridoentre ellos en cosas de matemáticas;

y en verdad me parece que entre ellossoy un Tolomeo (…) Los académicos

y otras personas doctas sienten placeren oír las causas de [esa] apariencia, y desean que yo enseñe alguna cosade matemáticas, como pienso hacer,

si me quedo aquí. La quinta [razón] espor el deseo que muchos muestran

de escuchar las cosas [que tocan a] susalvación, tanto que, de rodillas, me lo

suplican; y los mismos académicos,que no creen en la inmortalidad

del alma, dicen que nuestra ley esverdadera por los discursos que hetenido con ellos, tras los cuales, sin

contradecir, se hunden hasta el suelo y me dan las gracias por la buena

doctrina que les he enseñado”.

Como puede verse, sólo la última razónse refiere al discurso religioso, que enprincipio es lo que más interesaba a losmisioneros jesuitas. Otra cita significativade la fama que llegó a tener Ricci enChina se puede ver en una carta queescribe en portugués el jesuita AlfonsoVagnoni, desde Nankín, en 1605:

“Es increíble el crédito que tiene con los chinos el padre Matteo Ricci, y másvisitado es por los grandes y estimadopor todo el reino de China, por lo cual

se han difundido algunos libros, muy curiosos, que él ha compuesto en la misma lengua china. De modo

que todos, o la mayor parte de los mandarines, que vienen de fuera

a Pekín, o que parten para diversasprovincias, van primero a visitarlo

y quieren llevarse consigo alguna obrasuya. Piensan y dicen que no puede

haber en Europa otro hombre como él. Y cuando los nuestros les dicen que hay

otros todavía más doctos, no se lopueden creer (…) El hecho de estar él

en aquella corte hace que todos

los mandarines que vienen a gobernar a estas provincias muestran gran respeto

a nuestros padres que se encuentran en ellas, y que les traigan cartas

del mismo padre Ricci, y que les vengana visitar por respeto hacia él”.

CONCLUSIÓN: EL MENSAJE DE JUAN PABLO II DE 2001

La conclusión a este trabajo se expresabien en un párrafo del mensaje de JuanPablo II, el 24 de octubre de 2001, con ocasión del Congreso internacionalcelebrado en Roma para conmemorar los400 años de la llegada de Ricci a Pekín:“La misma China, desde hace cuatrosiglos, tiene en alta consideración a LiMadou, “el sabio de Occidente”, como fuedesignado y se suele llamar incluso hoyal padre Matteo Ricci. Desde un punto de vista histórico y cultural, comopionero, fue un valioso eslabón de uniónentre Occidente y Oriente, entre la culturaeuropea del Renacimiento y la cultura de China, así como, recíprocamente,entre la antigua y elevada civilizaciónchina y el mundo europeo”.Y continúa: “Como ya destaqué, con íntima convicción, al dirigirme a los participantes en el Congresointernacional de estudio sobre Matteo

Ricci, organizado con ocasión del IVcentenario de su llegada a China (1582-1982), tuvo un mérito especial en la obra de inculturación: elaboró la terminología china de la teología y la liturgia católica, creando así lascondiciones para dar a conocer a Cristo y encarnar su mensaje evangélico y laIglesia en el marco de la cultura china(cf. L’Osservatore Romano, edición enlengua española, 12 de diciembre de1982, p. 6). El padre Matteo Ricci de talmodo se hizo ‘chino con los chinos’ quese convirtió en un verdadero sinólogo,en el sentido cultural y espiritual másprofundo del término, puesto que en supersona supo realizar una extraordinariaarmonía interior entre el sacerdote y el estudioso, entre el católico y elorientalista, entre el italiano y el chino”.

PLIE

GO

1. Una síntesis actualizada de su vida en: J. SEBES, Ricci, Matteo. En: DOMÍNGUEZ y O’NEIL, Diccionario Histórico dela Compañía de Jesús. [Material no publicado] Ver también: H. BERNARD, Le Père Matthieu Ricci et la societé chi-noise de son temps (1552-1610). 2 volúmenes, Tiensin, 1937; F. BORTONE, P. Matteo Ricci, il “Saggio d’Occidente”.Roma, 1965; V. CRONIN, The Wisse Man from the West. Londres, 1955.

2. J. D. SPENCE, The memory palace of Matteo Ricci. Nueva York, Viking, 1984, pág. 143. [Traducción española: El palacio de la memoria de Matteo Ricci. Un jesuita en la China del siglo XVI. Tusquets, Barcelona, 2002, 340 páginas].

3. M. RICCI, The true meaning of the Lord of Heaven. The Institute of Jesuit Sources, 1985, 485 páginas.

4. Fundada por Ignacio de Loyola y confirmada el 27 de septiembre de 1540, pronto se extendió por todo el mun-do. En 1555 llegaron a China los primeros jesuitas.

5. C. JAMI y H. DELAHAYE (edit.), L’Europe en Chine. Interactions scientifiques, religieuses et culturelles aux XVIIè-me et XVIIIème siècles. París, 1993, Collège de France (Institut des Hautes Études Chinoises), ver pág. 149.

6. P. D’ELIA (editor) Fonti Ricciane. Storia dell’Introduzione del Cristianesimo in Cina (textos y cartas de Matteo Ricci). Roma, La Libreria dello Strato, 1942-1949. En: J. A. CERVERA, opus cit., págs. 211-212.

7. La primera edición es de 1584. Sabemos que tres copias del mapa fueron enviadas a Europa, según CERVERA(opus cit., pág. 221). En 1600 se hizo otra edición del mapa en Nankín de la que no se conserva ningún ejemplar.Sí que nos ha quedado, sin embargo, el prefacio hecho para tal edición por el mandarín que pidió a Ricci que lohiciera. La tercera edición del mapa de Ricci se editó en Pekín en 1602 y tuvo amplia difusión. La cuarta ediciónes de 1603, de la que se conservan copias. En 1608 ya existían, además de las cuatro ediciones dichas, al menosocho reediciones. Al Emperador le llegó un ejemplar de la edición de 1602 que le causó una gran impresión.

8. J. COBO, Biang Zheng Jiao Zhen Chuan Shi Lu. Manila. El único ejemplar conocido (según Cervera) está en laBiblioteca Nacional de Madrid.

N O T A S

Tumba del jesuita Matteo Ricci en Pekín