ecosistemes innovadors

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32 LA VANGUARDIA OPINIÓN DOMINGO, 2 MAYO 2010 E ste artículo trata de una forma original de emprendeduría, de atracción de talento, de la utiliza- ción inteligente del dinero públi- co, de creación de nuevo tejido industrial, de la mejora de la ocupación, y de la contri- bución de las universidades al desarrollo. Es posible que al lector ya no le interese seguir; sin embargo, le advierto que se per- derá una buena historia. Todo empieza a principios de los años ochenta. En aquellos tiempos la universi- dad era una institución de lo más clásico y de lo más previsible. Una suma de asigna- turas y de facultades. La producción cien- tífica era una actividad solitaria y practi- cada por una minoría del profesorado. Pe- ro de pronto el número de alumnos aumen- ta y, con ellos, el número de profesores y también el dinero para la investigación. Entre aquellos profesores los había em- prendedores, y, sin que nadie se lo pidiera, estos empiezan a crear grupos de investi- gación asegurando, a todo el que se apun- tara a la aventura de la ciencia, publica- ciones, promoción, mejores condiciones de trabajo y, a veces, gracias a los contra- tos de transferencia, un pequeño sobre- sueldo. Pasa el tiempo y los grupos de investiga- ción incipientes, superando toda clase de dificultades, aumentan de tamaño y ad- quieren autonomía. Los grupos ya no sólo publican y transfieren, sino que también patentan y crean empresas, y, lo mas signi- ficativo, atraen doctorandos de otros paí- ses, atraen alumnos extranjeros a sus más- ters dispuestos a trabajar en sus labora- torios, e incluso atraen departamentos de I+D de empresas significadas y grupos de investigación de otras instituciones. A estos conglomerados los llamamos microclústeres. Los microclústeres han nacido con vocación de crecer y necesitan un ecosistema que se lo permita, y los par- ques científicos y de la innovación son los encargados de proporcionárselo. Sus diri- gentes, aquellos jóvenes profesores em- prendedores, son hoy gente capaz y respe- tada y que, de la nada, ha creado nuestro sistema científico, un sistema creador de riqueza. No hay truco, se trata de la vieja receta de poner recursos a disposición de gente emprendedora, exigirle rigor, darle liber- tad de acción y entender que la creación de un sistema ciencia y tecnología vincula- do a la innovación exige tiempo, recursos, libertad emprendedora y estabilidad.c Es la vieja receta de poner recursos a disposición de gente emprendedora, con rigor, y darle libertad de acción Participe con su opinión en www.lavanguardia.es PUBLICACIONES The rise of the creati- ve class, Cities and the creative class y The flight of the creative class, Richard Florida The urban response to internationalization, Peter Kart Kresl y Earl H. Fry. EE Publishing, 2005 Silicon Valley: the ecology of innovation, Tapan Munroe y Mark Westwind, 2007 Ventaja competitiva: crear y mantener un desempeño superior, Michael Porter, publicado en 1985 Local economic and employment develop- ment (LEED) Clusters, Innovation and Entrepre- neurship , OCDE, 2009 WEBS http://www.mit.edu http://www.siliconva- lley.com http://www.kauffman. org/ http://www.innovatio- necosystems.com/ www.xpcat.net LA CLAVE Francesc Solé Parellada P arece que existe un consenso sobre que el futuro del país dependerá de nuestra capacidad para hacer evolucionar el siste- ma económico hacia actividades cada vez más intensivas en conocimiento. El actual sis- tema productivo se basa en parte en actividades poco cualificadas –o de poco valor añadido– que deberían ir evolucionando hacia otras más cualifi- cadas o de alto valor añadido. Hoy, en el mundo, el desarrollo de actividades económicas basadas en el talento se produce en determinados entornos urbanos que llamamos eco- sistemas innovadores. Se trata de ciudades que re- únen en alguna medida condiciones como las apuntadas por autores como Richard Florida y su teoría de las tres T o Ernest Herkowitz y su teoría de la triple hélice, con una concentración sectorial que podría derivarse de la teoría de los clústeres de Michael Porter. Las ciudades creativas, con capacidad para atraer talento de todo el mundo, con empresas y centros de investigación que pueden acoger a este talento, son hoy los motores del desarrollo econó- mico a escala global. En estas ciudades se generan grandes proyectos tractores a partir de la concerta- ción público-privado en la que cada parte desem- peña su papel con el objetivo común del desarrollo económico en áreas intensivas en conocimiento. De estas teorías, y otras como la ciudad del cono- cimiento o la ciudad compacta, está emergiendo un nuevo modelo de espacio de innovación carac- terizado por nuevos espacios en los que la mezcla de entorno urbano, estrategia económica alrede- dor de clústeres conectados internacionalmente y espacios propicios a la innovación, configuran un ecosistema innovador capaz de generar nueva acti- vidad económica y de atraer empresas y personas cualificadas de todo el mundo. Ejemplos de estos entornos urbanos serían los formados por el área de Boston y Cambridge en Massachusetts, o el fa- moso Silicon Valley, en California. En Asia, podría- mos destacar el caso de Singapur, Bangalore o Shanghai. En Europa, el entorno de Helsinki o Gö- teborg y Estocolmo en Suecia, Heidelberg, Mu- nich o Stuttgart en Alemania , etcétera. Una de las zonas más dinámicas del mundo en la creación de nueva actividad económica es la del área de Boston, con importantes centros universi- tarios entre los que destaca el famoso Massachu- setts Institute of Technology (MIT). El MIT y su entorno del área de Cambridge y Boston tienen una gran capacidad para fomentar la innovación, el espíritu empresarial y la creación de ocupación. Un estudio de febrero del 2009 de la Fundación Kauffman señala que 25.800 empresas actualmen- te activas han sido fundadas por ex alumnos del MIT. Estas empresas dan trabajo a unos 3,3 millo- nes de personas y generan unas ventas anuales de 2 billones de dólares, representando el equivalen- te a la undécima economía del mundo. El principal factor que explica el impacto econó- mico del MIT es su ecosistema, que se extiende a toda el área de Boston. Se trata de un sistema de alta complejidad, formado por un conjunto cada vez más amplio de elementos y de funciones inter- relacionadas que tienen que ver con la financia- ción y el apoyo a nuevos proyectos empresariales. A su vez, el ecosistema del MIT se ve favorecido por su integración en una amplia zona urbana que conforma los ecosistemas innovadores de Cam- bridge y Boston, con elementos importantes como nueve universidades de primer nivel (Harvard, Boston, Tufts, Massachusetts, etcétera), concentra- ción de clústeres de alta tecnología (energía, bio- tecnología, robótica, internet, TIC, etcétera), alta densidad de empresas de servicios, centros de apo- yo a la emprendeduría, laboratorios corporativos de I+D (Microsoft, Google, Novartis, Pfizer, No- kia, etcétera), entre otros. Analizar este tipo de ecosistemas desde una perspectiva catalana y española puede ser un ejer- cicio interesante para tratar de definir las posibles acciones a tomar en los próximos años. Muchos de los parques científicos y tecnológicos que existen hoy en Catalunya y en España no están diseñados para evolucionar hacia ecosistemas innovadores. Como consecuencia, los resultados económicos son previsibles y su contribución al cambio insufi- ciente. Como decía hace unos días la ministra Cristina Garmendia en este mismo periódico (La Vanguar- dia, 23 de marzo), refiriéndose al gran esfuerzo rea- lizado en recursos públicos en I+D, “no hemos con- seguido que España traduzca esa inversión en competitividad de su economía... Tenemos que ha- cer las cosas de otro modo”. ¿Podemos reproducir aquí ecosistemas produc- tivos como el del MIT? Probablemente no. Lo que sí podemos, y debemos, hacer es promover ecosis- temas innovadores que vayan aumentando progre- sivamente su complejidad en el sentido antes apuntado.c PARA SABER MÁS JOSEP PULIDO Microclústeres: vocación de innovación Entornos urbanos como los de Boston y el Silicon Valley en Estados Unidos, Bangalore en India o Shanghai en China son el ejemplo perfecto de lo que se denominan ecosistemas innovadores. Ciudades creativas que atraen talento, con centros de inves- tigación públicos y privados. En nuestro país estamos poniéndolos en marcha, y Catalunya quiere ser líder Ecosistemas innovadores F. SOLÉ PARELLADA, catedrático de la UPC. Director del Parc UPC ANÁLISIS Miquel Barceló Roca M. BARCELÓ ROCA, doctor ingeniero industrial, presidente de la fundación Btec TEMAS DE DEBATE Son entornos urbanos capaces de promover actividad económica nueva y atraer empresas y personas cualificadas de todo el mundo Ciudades que generan proyectos

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32 LAVANGUARDIA O P I N I Ó N DOMINGO, 2 MAYO 2010

E ste artículo trata de una formaoriginal de emprendeduría, deatracciónde talento, de la utiliza-ción inteligente del dinero públi-

co, de creación de nuevo tejido industrial,de lamejora de la ocupación, y de la contri-bución de las universidades al desarrollo.Es posible que al lector ya no le intereseseguir; sin embargo, le advierto que se per-derá una buena historia.Todo empieza a principios de los años

ochenta. En aquellos tiempos la universi-dad era una institución de lo más clásico yde lo más previsible. Una suma de asigna-turas y de facultades. La producción cien-tífica era una actividad solitaria y practi-cada por una minoría del profesorado. Pe-ro depronto el númerode alumnos aumen-

ta y, con ellos, el número de profesores ytambién el dinero para la investigación.Entre aquellos profesores los había em-

prendedores, y, sin que nadie se lo pidiera,estos empiezan a crear grupos de investi-gación asegurando, a todo el que se apun-tara a la aventura de la ciencia, publica-ciones, promoción, mejores condicionesde trabajo y, a veces, gracias a los contra-tos de transferencia, un pequeño sobre-sueldo.Pasa el tiempo y los grupos de investiga-

ción incipientes, superando toda clase dedificultades, aumentan de tamaño y ad-quieren autonomía. Los grupos ya no sólopublican y transfieren, sino que tambiénpatentan y crean empresas, y, lo mas signi-ficativo, atraen doctorandos de otros paí-ses, atraen alumnos extranjeros a sus más-ters dispuestos a trabajar en sus labora-torios, e incluso atraen departamentos deI+D de empresas significadas y gruposde investigación de otras instituciones.A estos conglomerados los llamamos

microclústeres. Los microclústeres hannacido con vocación de crecer y necesitanun ecosistema que se lo permita, y los par-ques científicos y de la innovación son losencargados de proporcionárselo. Sus diri-gentes, aquellos jóvenes profesores em-prendedores, son hoy gente capaz y respe-tada y que, de la nada, ha creado nuestrosistema científico, un sistema creador deriqueza.No hay truco, se trata de la vieja receta

de poner recursos a disposición de genteemprendedora, exigirle rigor, darle liber-tad de acción y entender que la creaciónde un sistema ciencia y tecnología vincula-do a la innovación exige tiempo, recursos,libertad emprendedora y estabilidad.c

Es la vieja receta de ponerrecursos a disposición de genteemprendedora, con rigor,y darle libertad de acción

Participe con su opiniónen www.lavanguardia.es

PUBLICACIONES

The rise of the creati-ve class, Cities and thecreative class y Theflight of the creativeclass, Richard Florida

The urban response tointernationalization,Peter Kart Kresl y Earl H.Fry. EE Publishing, 2005

Silicon Valley: theecology of innovation,Tapan Munroe y MarkWestwind, 2007

Ventaja competitiva:crear y mantener undesempeño superior,Michael Porter, publicadoen 1985

Local economic andemployment develop-ment (LEED) Clusters,Innovation and Entrepre-neurship, OCDE, 2009

WEBS

http://www.mit.edu

http://www.siliconva-lley.com

http://www.kauffman.org/

http://www.innovatio-necosystems.com/

www.xpcat.net

LA CLAVE Francesc Solé Parellada

P arece que existe un consenso sobre queel futuro del país dependerá de nuestracapacidadpara hacer evolucionar el siste-ma económico hacia actividades cada

vez más intensivas en conocimiento. El actual sis-tema productivo se basa en parte en actividadespoco cualificadas –o de poco valor añadido– quedeberían ir evolucionando hacia otras más cualifi-cadas o de alto valor añadido.Hoy, en el mundo, el desarrollo de actividades

económicas basadas en el talento se produce endeterminados entornos urbanos que llamamos eco-sistemas innovadores. Se trata de ciudades que re-únen en alguna medida condiciones como lasapuntadas por autores como Richard Florida y suteoría de las tres T o Ernest Herkowitz y su teoríade la triple hélice, con una concentración sectorialque podría derivarse de la teoría de los clústeresde Michael Porter.Las ciudades creativas, con capacidad para

atraer talento de todo el mundo, con empresas ycentros de investigación que pueden acoger a estetalento, son hoy los motores del desarrollo econó-mico a escala global. En estas ciudades se generangrandes proyectos tractores a partir de la concerta-ción público-privado en la que cada parte desem-peña su papel con el objetivo común del desarrolloeconómico en áreas intensivas en conocimiento.De estas teorías, y otras como la ciudad del cono-

cimiento o la ciudad compacta, está emergiendoun nuevo modelo de espacio de innovación carac-terizado por nuevos espacios en los que la mezclade entorno urbano, estrategia económica alrede-dor de clústeres conectados internacionalmente yespacios propicios a la innovación, configuran unecosistema innovador capaz de generar nueva acti-vidad económica y de atraer empresas y personascualificadas de todo el mundo. Ejemplos de estosentornos urbanos serían los formados por el áreade Boston y Cambridge en Massachusetts, o el fa-moso SiliconValley, enCalifornia. EnAsia, podría-mos destacar el caso de Singapur, Bangalore oShanghai. En Europa, el entorno deHelsinki o Gö-teborg y Estocolmo en Suecia, Heidelberg, Mu-nich o Stuttgart en Alemania , etcétera.Una de las zonas más dinámicas del mundo en

la creación de nueva actividad económica es la delárea de Boston, con importantes centros universi-tarios entre los que destaca el famoso Massachu-

setts Institute of Technology (MIT). El MIT y suentorno del área de Cambridge y Boston tienenuna gran capacidad para fomentar la innovación,el espíritu empresarial y la creación de ocupación.Un estudio de febrero del 2009 de la FundaciónKauffman señala que 25.800 empresas actualmen-te activas han sido fundadas por ex alumnos delMIT. Estas empresas dan trabajo a unos 3,3 millo-nes de personas y generan unas ventas anuales de2 billones de dólares, representando el equivalen-te a la undécima economía del mundo.El principal factor que explica el impacto econó-

mico del MIT es su ecosistema, que se extiende a

toda el área de Boston. Se trata de un sistema dealta complejidad, formado por un conjunto cadavezmás amplio de elementos y de funciones inter-relacionadas que tienen que ver con la financia-ción y el apoyo a nuevos proyectos empresariales.A su vez, el ecosistema delMIT se ve favorecido

por su integración en una amplia zona urbana queconforma los ecosistemas innovadores de Cam-bridge y Boston, con elementos importantes comonueve universidades de primer nivel (Harvard,Boston, Tufts,Massachusetts, etcétera), concentra-ción de clústeres de alta tecnología (energía, bio-tecnología, robótica, internet, TIC, etcétera), altadensidad de empresas de servicios, centros de apo-yo a la emprendeduría, laboratorios corporativosde I+D (Microsoft, Google, Novartis, Pfizer, No-kia, etcétera), entre otros.Analizar este tipo de ecosistemas desde una

perspectiva catalana y española puede ser un ejer-cicio interesante para tratar de definir las posiblesacciones a tomar en los próximos años.Muchos delos parques científicos y tecnológicos que existenhoy en Catalunya y en España no están diseñadospara evolucionar hacia ecosistemas innovadores.Como consecuencia, los resultados económicosson previsibles y su contribución al cambio insufi-ciente.Como decía hace unos días la ministra Cristina

Garmendia en este mismo periódico (La Vanguar-dia, 23 demarzo), refiriéndose al gran esfuerzo rea-lizado en recursos públicos en I+D, “no hemos con-seguido que España traduzca esa inversión encompetitividad de su economía... Tenemos que ha-cer las cosas de otro modo”.¿Podemos reproducir aquí ecosistemas produc-

tivos como el del MIT? Probablemente no. Lo quesí podemos, y debemos, hacer es promover ecosis-temas innovadores que vayan aumentando progre-sivamente su complejidad en el sentido antesapuntado.c

PARA SABER MÁS

JOSEP PULIDO

Microclústeres:vocacióndeinnovación

Entornos urbanos como los de Boston y el Silicon Valley en Estados Unidos, Bangalore en India o Shanghai en China son elejemplo perfecto de lo que se denominan ecosistemas innovadores. Ciudades creativas que atraen talento, con centros de inves-tigación públicos y privados. En nuestro país estamos poniéndolos en marcha, y Catalunya quiere ser líder

Ecosistemas innovadores

F. SOLÉ PARELLADA, catedrático de la UPC. Directordel Parc UPC

ANÁLISIS Miquel Barceló Roca

M. BARCELÓ ROCA, doctor ingeniero industrial, presidente dela fundación Btec

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Son entornos urbanos capacesde promover actividad económicanueva y atraer empresas y personascualificadas de todo el mundo

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