Domesticar la migraña, article de Mayte Rius.

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19 EN FORMA

DOMESTICAR LA MIGRAÑALa migraña no es un dolor de cabeza fuerte; es una de las veinte enfermedades más incapacitantes, con gran repercusión social y laboral. Y aunque no es nueva –Hipócrates ya la describió allá por el 400 a.C.–, no tiene cura; la cuestión es mantenerla a raya

Texto Mayte Rius “Me estoy paralizando y no me quiero morir sola”. Con esta contundencia irrumpió María en la oficina el día de su primera crisis de migraña. Un rato antes, en casa, había comenzado a ver destellos para luego perder visión lateral. Después se dio cuenta que se le dormían los labios, que sentía un hormigueo por la mano y se le adormecía el brazo. A esas extrañas sensaciones siguió un terrible dolor de cabeza. Días después, tras unas pruebas, el médico la tranquilizaba asegurándola que no tenía nada grave, sólo había sido un ataque de migraña. Veinte años y muchas crisis después ya no se asus-ta; ha aprendido a detectar los posibles desenca-denantes y a estar a atenta al primer síntoma para minimizar los ataques o, al menos, su intensidad.

La experiencia de María seguro que resulta más o menos familiar para los más de tres millones y me-dio de migrañosos que se estima que hay en Espa-ña. Sin embargo, quizá sorprenda a todos aquellos que no conviven con ellos, porque existe el conven-cimiento de que la migraña es un dolor de cabeza más fuerte de lo normal, sin más. Cierto es que no todos los migrañosos tienen los síntomas de María. La suya es una migraña con aura, con síntomas de disfunción neurológica como trastornos visuales, sensitivos o del lenguaje, y que padecen aproxi-madamente un tercio de los migrañosos. Pero tampoco para el resto de afectados los episodios de migraña se limitan a un dolor de cabeza, sino que van acompañados de una variedad de síntomas o de sensaciones extrañas que permiten presentir un ataque. Los más comunes son náuseas o vómitos, fonofobia (molestia del ruido ambiental), fotofobia (molestia de la luz ambiental), hormigueo, cambios de humor, irritabilidad, bostezos..., que acompañan a un dolor pulsátil –como si latiera el corazón en la cabeza–, que normalmente afecta a un único lado, y que empeora con el movimiento o los cambios de postura. Las crisis pueden durar entre 4 y 72 horas, producirse de forma ocasional o repetirse varias veces al mes, y el dolor puede variar de intensidad.

Cada paciente y cada crisis son diferentes, pero los estudios apuntan a que un 30% de quienes padecen un episodio de migraña han de guardar reposo en

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cama, un 19% se ve obligado a faltar al trabajo, y el 30% suspende sus actividades sociales y familiares. “Uno de los problemas que padecen las perso-nas con crisis de migraña, además del dolor, es la incomprensión; con frecuencia el entorno personal o laboral no entiende que ‘por un dolor de cabeza’ te encierres y dejes de hacer cosas; pero la mi-graña no es un dolor de cabeza más fuerte, es una enfermedad crónica incapacitante; hay 1,6 millones de personas que tienen más de quince crisis al mes porque han cronificado el dolor, que ven como les incapacita para sus actividades y sienten la inseguridad de no saber cuándo vendrá una crisis y habrán de suspender todos sus planes”, explica la presidenta de la Asociación Española de Pacientes con Cefaleas, Elena Ruiz de la Torre.

Samuel Díaz-Insa, coordinador del grupo de estu-dio de cefaleas de la Sociedad Española de Neuro-logía, explica que la incidencia de la migraña varía mucho, pues hay personas que sólo sufren una cri-sis en su vida y otras que las padecen casi a diario, y afecta casi cuatro veces más a las mujeres que a los hombres. Se calcula que entre el 20% y el 25% de las mujeres en edad fértil sufre migraña, frente al 6% de los varones. Por otra parte, la migraña acos-tumbra a ser una dolencia familiar: dos de cada tres pacientes tienen otro migrañoso en la familia, por lo que se cree que hay un componente hereditario. De hecho, en la migraña hemipléjica familiar, un tipo poco frecuente de migraña en el que la crisis se acompaña de trastornos motores y problemas transitorios de movilidad, se han identificado afectaciones en el cromosoma 19, el 1 y el 2. Pero los mecanismos que determinan que una persona sea susceptible de sufrir episodios de migraña se desconocen. Sí que se tienen identificados algunos factores que acostumbran a desencadenarlos. El más común es el estrés, pero también lo son los cambios atmosféricos, el dormir más o menos de lo habitual, el alcohol, determinados alimentos, los cambios de luminosidad y, para muchas mujeres, la menstruación. Algunos especialistas aseguran que el problema de los migrañosos es que su corteza cerebral es extremadamente sensible y sobrerreac-ciona a cualquier estímulo activando las termina-ciones del sistema nervioso que causan dolor.

Mireia Masip, profesora de la Escuela Superior de Medicina Tradicional China, asegura que las crisis de migraña se desencadenan por un desequilibrio de los órganos internos, la alteración de la circula-ción de la energía y la sangre, y la obstrucción de los canales energéticos debido a alteraciones emo-cionales, debilidad constitucional, irregularidades alimentarias u otros factores externos. “El ascenso de Yang (uno de los dos conceptos de la dualidad en que se basa el funcionamiento del cuerpo) de Hígado por alteración de las emociones o por

30 %de pacientes suspende sus actividades sociales o fami-liares durante la crisis

de la población sufre migraña. Entre las mujeres en edad fértil, el porcentaje supera el 20%

12 %

millones de jornadas de trabajo se pierden cada año en España por la migraña

20de pacientes han de guardar cama durante la crisis de migraña

30 %

migrañosos tienen su primera crisis antes de los 30 años. Hay más prevalencia entre la cuarta y quinta década de vida

80%

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insuficiencia de Yin provoca bloqueo en los meridianos, y este bloqueo causa la migraña; y dependiendo de dónde afecta más el bloqueo apa-recen unos síntomas u otros: si afecta a la visión, provocará destellos; si afecta al estómago, aparecen náuseas o vómitos, y en casos más agudos puede afectar al sistema nervioso y provocar, por ejemplo, parálisis de una mano”, detalla Masip.

Joan Izquierdo Casas, neurólogo del hospital Ge-neral de Catalunya y profesor de la Universitat In-ternacional de Catalunya, apunta que hay indicios de que, en un alto porcentaje, las crisis de migraña tienen que ver con la alimentación o, más concre-tamente, con las dificultades de los migrañosos para degradar y eliminar la histamina, un derivado de aminoácidos que actúa en la cascada del dolor y que está presente en multitud de productos que comemos: vino, queso, cítricos... Entre los indicios está el hecho de que muchas mujeres dejan de sufrir migraña durante el embarazo, coincidien-do con que la placenta fabrica esa enzima. Para comprobar si las evidencias avalan esta hipótesis, Izquierdo lidera un estudio encaminado a medir los niveles de DAO en migrañosos y comprobar si ingiriendo esta enzima mejoran.

Lo cierto es que hoy por hoy la migraña no tiene cura ni hay un medicamento específico para tratar-las. Los médicos recetan antiinflamatorios como el ibuprofeno para calmar las crisis, o triptanes si el dolor es muy intenso. Y en caso de pacientes con cuatro o cinco episodios al mes aconsejan un trata-miento preventivo que se aborda con medicamen-tos antiepilépticos, antidepresivos, antagonistas del calcio o betabloqueantes, según los casos. “En casos muy crónicos, que sufren migraña más de 15 días al mes, se está aplicando de forma experi-mental toxina botulínica”, apunta Díaz-Insa. Los neurólogos subrayan que los tratamientos preven-tivos están especialmente indicados en pacientes con migraña con aura, porque se ha comprobado que esta es un factor de riesgo para ictus, infartos cerebrales silentes (sin síntomas) y lesiones de la sustancia blanca. “Hay datos de que los migrañosos tienen mayor riesgo de episodios vasculares pero, más que preocuparse, lo importante es que tengan un diagnóstico correcto, porque se calcula que una cuarta parte de quienes tienen migraña nunca han sido diagnosticados y a veces hacen un uso inade-cuado de analgésicos y antiinflamatorios y acaban teniendo cefaleas por abuso de fármacos”, subraya José Álvarez Sabín, responsable del servicio de

neurología del hospital universitario Vall d’Hebron de Barcelona. De hecho, cada vez son más las voces que alertan de que el aumento de pacientes con migraña crónica (en la última década se ha pasado del 3% al 5%, según Elena Ruiz de la Torre) tiene que ver con el uso masivo de medicamentos, que acaban provocando un efecto rebote.

El doctor Díaz-Insa subraya que la persona con mi-graña ha de tener claro que esta no se cura y que de lo que se trata es de aprender a vivir con ella y evi-tar los factores que la desencadenan. “El migrañoso debe tener cuidado con los cambios de presión, con dormir más o menos de las horas que tocan, con llevar gafas de sol, con controlar sus niveles de es-trés, con evitar el cava, no exponerse mucho al sol o a la luz...”, indica. En realidad, la clave está en que cada migrañoso logre identificar qué es lo que le desencadena las crisis para evitarlo. “Un día caí en la cuenta de que después de un periodo de mucho estrés, por ejemplo si trabajaba 15 o 20 días segui-dos, cuando libraba sufría un episodio de migraña; y empecé a preparar esos parones con un aterri-zaje suave mediante un relajante que me recetó el médico”, relata María. Mireia Masip asegura que la migraña se puede curar eliminando la causa del ascenso de Yang de Hígado, con acupuntura y fitoterapia, y coincide con las recomendaciones de los neurólogos en cuanto a que “para no volver a desequilibrarse, el paciente debe mantener un óp-timo estado emocional, evitar el estrés, los cambios bruscos en el ritmo del sueño, vigilar los ayunos, las bebidas alcohólicas...” También aconseja añadir a la dieta limón y pomelo, ciruelas, uvas, manzanas, kiwis, apio, espinacas, acelgas, alcachofas, algas e infusiones hepáticas, entre otros productos.

Álvarez Sabín subraya que, además de llevar una vida ordenada, quienes padecen migraña con aura han de controlar otros factores de riesgo vascular, como no fumar, no tomar anticonceptivos orales ni la píldora del día después, y vigilar su tensión arte-rial y los niveles de azúcar para evitar hipertensión o diabetes. La presidenta de la Asociación Española de Pacientes con Cefaleas apunta que cada afec-tado ha de buscar sus soluciones y tratar de evitar la medicación constante. “A unos les funciona la acupuntura, a otros la quiropráctica, a otros cambiar de alimentación... y hay quien lo aborda desde la neurociencia, conociendo cómo actúan las neuronas para convencer a su cerebro de que no ha de sobrerreaccionar a un cambio atmosférico o de luz, que no hay una amenaza real”, resume. s

“Sólo quien la padece, sabe lo que es; para el resto, la migraña es invisible, casi un auto de fe, porque la crisis se sufre recluido, a solas, y cuando se acaba y uno se reincorpora a su vida cotidiana nadie puede pensar que hace sólo unas horas esa persona estuviera pensando en cortarse la cabeza”, afirma Elena Ruiz de la Torre, para

explicar la incomprensión que sienten las personas migraño-sas. Pero la incapacidad que provoca la migraña queda reflejada en las encuestas realizadas entre quienes la sufren. En Estados Unidos, las personas con migraña indican que pierden algo más de ocho días de trabajo al año: 3,2 días de absentismo real –es decir, que ni siquiera pueden ir a trabajar–, y otras 4,9 jornadas correspondien-tes a los días que acuden por temor al qué dirán pero no pueden desempeñar ade-cuadamente sus tareas. En España, la Sociedad Española de Neurología calcula que la migraña conlleva la pérdida de entre 8 y 16 días de tra-bajo anuales por paciente, con un coste anual cercano a los 2.000 millones de euros, unos 730 euros por paciente y año. “La gente teme al cáncer o al Alzheimer, pero no a la migraña; sin embargo, la vida de estos enfermos se ve muy afectada y acaba siendo muy diferente de la que habrían tenido si no hubieran padecido migraña, porque provoca inseguridad y desconfianza, la gente renun-cia a determinados puestos de trabajo, evita reuniones o actividades por miedo a que le sobrevenga una crisis y deje a los demás colgados”,

INVISIBLE PERO MUY COSTOSA

enfatiza Ruiz de la Torre. Hace dos años la Asociación Española de Pacientes con Cefaleas entregó al Ministerio de Sanidad 14.000 firmas solicitando que la migraña se reconozca como enfermedad crónica, y ahora promueve una proposición no de ley en el Congreso de los Diputa-dos. “Sería una manera de dar dignidad al paciente y también de garantizar que el coste de su tratamiento esté cubierto por la Seguridad Social, porque un paciente se-vero se gasta de 200 a 3.000 euros al mes en medicación”, explica su presidenta. Y admite que, aunque muy lentamente, se avanza en la concienciación sobre esta enfermedad. Un ejemplo son las recomendaciones del Trinity College sobre cómo abordar la migraña en el mundo laboral, o las realizadas por la Comunidad Valenciana a las empresas pa-ra que contribuyan a prevenir las crisis de los empleados migrañosos, por ejemplo, evitando que roten turnos de trabajo o facilitando cambios de ubicación cuando les molesta la luz artificial. Para avanzar en este terreno ahora se impulsa la creación de un grupo de interés sobre la migraña entre los parlamen-tarios europeos.

Según la OMS, la migraña es la 12.a enfermedad más incapacitante entre las mu-jeres, y la 19.a a nivel global

3 %de los migrañosos sufre alguna crisis después de los 50 años

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