DESORDENES FISIOLOGICOS
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2.9. DESORDENES FISIOLÓGICOS
2.9.1. FLORACIÓN PREMATURA (Bolting)
En las cebollas de días largos la floración no es una respuesta inducida, esto ocurre debido
a que el proceso normal de producción de bulbos es subsecuente, una vez que la planta ha
recibido los suficientes días luz, y antes de iniciarse la bulbificación se produce la emisión
de la inflorescencia (Steer, 1980). Es un suceso poco frecuente en la producción de bulbos,
también llamado "machismo", se presenta cuando el cultivo no se ha plantado en la época
adecuada, por consiguiente las plantas están sometidas a temperaturas bajas (menores a
10° C), sin iniciarse la bulbificación (Higuita y Jaramill, 1987).
2.9.2. CUELLO GRUESO
Se presenta el cuello grueso en aquellas plantas de vegetación exuberante, tallos largos,
cuyos bulbos muy suculentos (acuosos) no están completamente formados y parecen
mantenerse en estado vegetativo permanente (Mondal and Brewster, 1986). También se
da cuando se cultivan en lugares de "días cortos" aquellos cultivares que requieren días
largos. Se presenta en plantaciones tardías; por exceso de riego, fríos prolongados
acompañados de climas nublados (Oregon State University, 1999).
2.9.3. BULBOS DOBLES
Este fenómeno es favorecido por el riego excesivo, un exuberante desarrollo por exceso de
fertilización nitrogenada, y un excesivo distanciamiento entre plantas. Suceso también
llamado "bulbos partidos" o "mellizos" (Charca, 1997).
2.9.4. NIDOIQUISMO
Alternancias de periodo con excesiva humedad y sequía en el suelo es una causa de los
bulbos partidos o siameses. Uso de almacigo con cuello grueso, semillas siamesas,
excesivo frío, plantas con bulbos muy expuestos, excesos de abonos amoniacales y
variedades que despiertan fácilmente sus yemas axiales (Medina, 1995).
2.9.5. TÚNICAS EXPOLIABLES
Las túnicas externas resultan débiles y exfoliables en climas muy secos, riegos
inadecuados y cercanos en plena maduración fisiológica del bulbo; deficiencia de cobre y
pobreza de humatos en el suelo. Se pueden corregir con aplicaciones de EDTA-Cu y
humatos de potasio (Medina, 1995).
2.10. REQUERIMIENTO DE SUELO PARA EL CULTIVO DE CEBOLLA
Los suelos con más de 4 mmhos/cm de CE, reduce el crecimiento de la cebolla, así como
contenidos de arcilla de 30 a 35 %, causan problemas de terronamiento en la cosecha. La
cebolla se adapta bien a terrenos de irrigación, así mismo es moderadamente tolerante a la
salinidad, y ligeramente tolerante a la acidez, el pH ideal es de 5,8 a 6,5 (Díaz, 1997).
La cebolla es un cultivo que prefiere suelos sueltos, sanos profundos, ricos en materia
orgánica, de consistencia media y no calcáreos la cebolla es medianamente resistente a la
acidez oscilando el pH óptimo entre 6 a 6,5 (Agroica, 2005). Se ha observado que la
siembra en suelos muy pesados induce a la formación de bulbos deformes, pero no se tiene
referencia de su efecto sobre el rendimiento (Angelfire, 2005)
La cebolla se adapta a una amplia gama de suelos francos, con buena capacidad de
retención de humedad y bien drenados; ausencia de piedras y un contenido de arcilla
menor al 30% (10). El contenido de materia orgánica debe ser mayor del 3.0%, pero hay
que tener presente que la cebolla producida en suelos orgánicos, tiene menor aptitud para
el almacenaje (Berlijn, 1990).
El desarrollo óptimo del cultivo de la cebolla depende del pH del suelo, siendo el rango
óptimo de 6.0 a 6.5 (Berlijn, 1990). Por lo que respecta a la salinidad, la cebolla está
catalogada como medianamente tolerante, con valores de 10 a 4 mmhos (Bravo y
Aldunate, 1992).
Se debe suspender el riego cuando se inicia la caída del follaje, 20 días antes de la
cosecha, lográndose una maduración más rápida y uniforme entre los bulbos, además de
un adecuado secado de las catáfilas externas (Bravo y Aldunate, 1992).
2.11. FERTILIZACIÓN NITRÓGENADA
El Nitrógeno es abundante en la naturaleza pero así mismo el nutriente que más limita la
producción de los cultivos; ingresa en las plantas en forma de Nitrato (NO3) o Amonio
(NH4+), o es incorporado al sistema a través de la fijación biológica. El Nitrógeno en el
suelo se encuentra en forma orgánica e inorgánica. El Nitrógeno en su forma orgánica en el
suelo se presenta como proteínas, aminoácidos, aminoazúcares y otros compuestos
nitrogenados. Las formas inorgánicas del Nitrógeno incluye el Amonio (NH4+), el Nitrato
(NO3), Oxido nitroso (N2O), Oxido nítrico y Nitrógeno elemental (N2), el cual es inerte
excepto para su utilización por Rhizobium y otros organismos fijadores de Nitrógeno, éstas
tres últimas formas de Nitrógeno representa la pérdida de Nitrógeno por desnitrificación
(Tisdale et al, 1993 citado por De la Cruz, 2000).
El Nitrógeno en la planta primeramente reducido a su forma amoniacal y combinada con
las cadenas orgánicas formando Acido glutámico, éste a su vez es incluido en más de un
centenar de diferentes aminoácidos, de éstos cerca de 20 son utilizados en la formación de
proteínas. Las proteínas participan en los procesos metabólicos de las plantas, teniendo así
una función más funcional que estructural. Además de ello, el Nitrógeno participa en la
composición de la molécula de la Clorofila (Raij, 1991 citado por De la Cruz 2000).
Las formas de Nitrógeno absorbidas por las plantas son de preferencia el Nitrógeno nítrico
(NO3) y en segundo lugar el amoniacal (NH4+). Sin embargo, depende de la especie, de los
factores ambientales, de la forma del ion. La absorción de Nitrógeno en forma de Amonio
como única fuente de Nitrógeno es dañina al crecimiento de muchas plantas superiores y
disminuye la absorción de cationes como Ca2+, Mg+, K+, Mn2+ e incrementa la absorción de
algunos iones como H2PO4, SO4=, de otro lado el Nitrato es de más fácil absorción al
incrementarse su aplicación externa e incluso cuando la aplicación es alta, los Nitratos son
absorbidos en exceso de las necesidades de las plantas y se acumulan en los tejidos. Pero el
Nitrato como fuente externa de fertilización tiene el inconveniente de tener baja eficiencia
por ser susceptible a perderse fácilmente por lixiviación o por desnitrificación, sin embargo
el Nitrato en presencia de Amonio mejora su eficiencia incrementando el crecimiento de
las plantas y la absorción total de Nitrógeno por las plantas (Hernández, 1990, Chapman,
1996, citados por De la Cruz, 2000).
El Nitrógeno es absorbido por la planta hasta el final de su fase de desarrollo. Inicialmente
en sus primeras fases las plantas prefieren el Nitrógeno amoniacal ya que son utilizadas por
las plantas más rápidamente en los procesos de síntesis de proteínas. Las mayores
necesidades de Nitrógeno corresponden a la fase de crecimiento activo como el desarrollo
radicular, fase reproductiva, etc. (Baker y Mills, 1980 citados por De la Cruz, 2000).
Una de las funciones de Nitrógeno en el crecimiento de la planta es estimular al desarrollo
y actividad de la raíz. También indican que la respuesta al Fósforo se incrementa
particularmente cuando el Amonio (NH4+) ha sido aplicado, Olson y Kurtz (1982) citados
por Mengel y Kirby (2000).
Las cantidades excesivas de Nitrógeno pueden bajo ciertas condiciones prolongar el
periodo de crecimiento y retrasar la madurez, ocurriendo esto frecuentemente cuando no se
suministran cantidades adecuadas de otros elementos. La absorción de otros elementos por
la planta es influenciada por el Nitrógeno, por lo que se considera que tiene un efecto
dominante en la interacción de los nutrientes. Una deficiencia de Nitrógeno en la planta
provoca clorosis debido a que se inhibe la formación de moléculas de Clorofila,
mostrándose inicialmente en las hojas maduras como consecuencia de la gran movilidad
del Nitrógeno en el interior de la planta. Cuando la deficiencia es extrema todas las hojas
aparecen amarillas o cloróticas, plantas raquíticas y además ocurre un acortamiento del
período vegetativo (Barcello, 1980).
Los valores de Nitrógeno en las plantas van de 0.4 a 4%, la variación en la concentración
está en función a la especie, parte de la planta y la edad (Gros, 1981 citado por De la Cruz,
2000). Según Mengel y Kirby (2000), el contenido de Nitrógeno en la materia seca va de 2
a 4%.
2.12. PRODUCCIÓN DE CEBOLLA POR BULBILLOS
Este sistema consiste en producir cebollas a partir de la siembra de bulbillos, previamente
obtenidos de la maduración de almácigos densos. En Perú el sistema es relativamente
nuevo, pero en el mundo es ampliamente conocido y usado generalmente en áreas donde se
quiere hacer siembras adelantadas, con el objetivo de llegar más pronto al mercado y
obtener beneficio económico. Los bulbillos tienen la ventaja de tener mayores reservas que
una semilla o una plántula de almacigo, desarrolla más rápidamente lográndose plantas
grandes y pueden producir en épocas donde las condiciones de luz y temperatura son
limitantes, es decir cuando las cebollas tienen problemas de bulbeo, mostrando mayor
precocidad para lograr la maduración de la cebolla en forma más temprana. La desventaja de
este sistema es la probable trasmisión de enfermedades adquiridas en la etapa de almacigo
como podredumbre blanca y de nematodos. Este sistema es más caro que el tradicional,
puesto que requiere una inversión adicional, pero normalmente el mercado lo
justifica, siendo un sistema rentable. La densidad de siembra al momento de plantar los
bulbillos recomendada es la misma para el cultivo por almacigo. Se ha observado que a
mayor densidad menor tamaño de bulbo (SEMIAGRO, 2004).
Brewster (1994) describió onion - set como bulbos pequeños de la cebolla, extendiéndose
de 2g a 3g en peso fresco. Son producidos creciendo una cosecha de la semilla sembrada
en una alta densidad de 1000 a 2000 plantas por m 2. Los bulbillos son menores de 25
milímetros de diámetro y se plantan para convertirse en bulbos más grandes. Debido a su
tamaño, los bulbillos producen una planta más robusta en la aparición con respecto a las
semillas. Esto permite que se desarrollen con éxito en condiciones cada vez menos
favorables donde está limitado el uso del trasplante y de la siembra directa. Los bulbillos
tienen una estación de crecimiento más corta que las plantas de semillas y de esta ventaja
se explotan a menudo cuando se requiere una producción rápida o temprana de la estación.
En hecho es posible avanzar la cosecha por unas 3 semanas en que los bulbillos se utilizan
para levantar una cosecha con respecto a la siembra directa (Brewster, 2001).
El uso de bulbillos en la producción de la cebolla es particularmente útil para ampliar la
disponibilidad de la materia a través de la estación. En Noruega, los bulbillos grandes
(hasta 20 milímetros de diámetro) se utilizan para producir el bulbo temprano. Fija que es
menos de 16 milímetros de diámetro florecen raramente. No obstante una desventaja de los
bulbillos grandes es su tendencia a empernarse, particularmente si está expuesto por
períodos largos a las temperaturas frescas (7-12 ° C) antes de que comiencen al bulbo.
También los bulbillos grandes se divulgan para producir una cantidad más alta de bulbos
partidos (Brewster, 1994).
Las cebollas se obtienen con facilidad a partir de semillas, que se siembran directamente en
el terreno o en semillero para obtener bulbos pequeños o bulbillos. Éstos suelen secarse y
suministrarse a los horticultores. La cebolla es tolerante en cuanto a temperatura, y puede
plantarse a lo largo de todo el año si el suelo se mantiene rico y húmedo. Se siembra entre
cuatro y seis semanas antes de las últimas heladas de primavera o se planta a finales del
verano para cosechar en otoño. Las plantas se dejan madurar en el campo hasta que la parte
aérea empieza a curvarse y se rompe. Entonces se sacan los bulbos y se extienden en el
suelo o se cuelgan a secar. Una vez secos, se transportan o almacenan en bolsas de malla
para mantenerlos bien aireados y evitar que broten (Infoagro, 2004).
Una modalidad de producción es la plantación de bulbillos, se trata de una modalidad
relativamente frecuente en muchos países del mundo. Se realizan siembras muy densas del
orden de 80 kg/ha en primavera, una época muy adecuada para la formación de bulbos.
Como consecuencia de la gran densidad de siembra se forman pequeños bulbitos (onion -
sets) de un diámetro comprendido entre 1.5 y 2.5 cm a los setenta y cinco - ochenta días
tras la implantación. Estos bulbillos, una vez cosechados, se deben dejar secar sus hojas y
se conservan a 0 - 2° C y 90 % de humedad relativa, sin que por su pequeño tamaño la baja
temperatura induzca la floración. Estos pequeños bulbos se plantan en el terreno
definitivo, cuando se estima oportuno, en la forma habitual de un cultivo de cebollas,
consiguiéndose una producción normal de bulbos a los 75 a 90 días de la plantación. Este
tipo de cultivo permite una total mecanización en la plantación y una gran uniformidad en
las producciones obtenidas (Marotto, 1983).
Existen reportes de que el uso de bulbillos reemplazando al almacigo logro producir
cebollas en menor periodo vegetativo; asegurando un mejor bulbeo, así mismo se ha
observado que puede reducir el problema de bolting (Oregon State University, 1999).
En los Países Bajos, el principal país productor de bulbos para siembra de Europa, las
semillas se siembran a principios de abril con una tasa de unos 10 a 12 g. m"2 en filas
separadas 15 a 20 cm utilizando sembradoras con coulters que diseminan las semillas en
una banda de 7 - 10 cm de anchura. Los propágulos son trasmisores potenciales de
enfermedades y plagas, y por esta razón el gobierno de los Países Bajos tiene un régimen
de inspección para garantizar que la tierra utilizada en la producción en la producción de
propágulos este libre de Ditylenchus dipsaci, nematodo del tallo y del bulbo, y de
Sclerotiun cepivomm, podredumbre blanca de la cebolla. Esta planta se cultiva con un nivel
bajo de fertilizantes nitrogenados, normalmente de sólo 40 kg. ha-1 o menos, para
favorecer el endurecimiento. En el momento de la cosecha, que es antes que para los
bulbos normales debido a que la alta densidad estimula la iniciación temprana del bulbo y
el colapso de las hojas, estas se marchitan, las plantas se cortan, se atan en manojos y se
recogen y trasfieren rápidamente al almacén para su secado rápido en un desecador a 20 -
25° C. A continuación, se ventila con aire sin calentar hasta su desecación completa. Las
simientes se almacenan en masa a una profundidad de hasta 3m. Las simientes
ampliamente cultivadas, resistentes al bolting de los cultivares "Stutgarter" y "Sturon" se
almacenan durante el invierno a 3 - 4° C. Para garantizar que las simientes de otros
cultivares, normalmente cultivados de semilla no florezcan después de extraídos, es
recomendable el almacenamiento a unos 28° C de noviembre a marzo. Las simientes
grandes, con diámetro superiores a los 20 mm, puede requerir un almacenamiento en
caliente hasta abril para evitar el bolting. El almacenamiento a altas temperaturas también
aumenta el vigor, retrasa la madurez e incrementa el rendimiento. Es necesaria una
humedad del 60 - 70 % para evitar las pérdidas excesivas de humedad durante el
almacenamiento a alta temperatura, pero a pesar de ello se producen pérdidas de peso del
10 - 25 % (Brewster, 2001).
Entre las recomendaciones para cultivo de cebolla hibrido Sivan, para las condiciones
otoño - invierno, apuntando a la ventana del mercado peruano (mayo, junio, julio) se
pueden citar (SEMIAGRO, 2004):
• Siembra de almacigo para producir bulbillos: Utilizando la metodología tradicional
para la producción de almacigo de cebolla, sembrar la semilla a una baja densidad,
sugerimos usar la mitad de semilla. De esta manera, al estar en una densidad baja o
rala las plantas tienden a coquearse o bulbear. Sugieren iniciar el almacigo en los
meses de septiembre a noviembre.
• Cosecha de los bulbillos: Se deben cosechar entre noviembre a diciembre. Se les deja
secar guardados en mallas, en un lugar fresco y ventilado por un periodo de 2 meses.
• Siembra de los bulbillos: Luego del periodo de almacenamiento de los bulbillos se
observará la tendencia a brotar o querer emitir raíces; ese el momento de la siembra de
los bulbillos en campo definitivo que será entre enero y marzo.
• Preparación de terreno: El manejo de preparación de suelo es el mismo que para el
cultivo de cebolla por trasplante. Se deberá realizar las mismas labores con el tractor y
formar los surcos a la misma distancia. La densidad de siembra debe ser la misma que
se usa en esa época cuando se usa el sistema de trasplante de almacigo, nosotros
sugerimos que sea entre 280 a 300 mil bulbillos por hectárea.
• Fertilización: El programa de fertilización debe ser el mismo en cuanto a dosis de
NPK, pero la frecuencia de aplicación debe ser más rápida, debido a que el cultivo
será más corto y se tendrá que adelantar los tiempos de fertilización para que sean
oportunos. Recomiendan un nivel de N-P-K: 150-40-200 para una producción de
70 t/ha.
• Cosecha: Con este sistema el periodo de cultivo es menor, por lo que se logra
precocidad. Los bulbos desarrollan un tamaño normal y deben ser cosechados cuando
estos estén muy duros.
2.13. ÉPOCA DE SIEMBRA
Los bulbos de cebolla se cultivan teniendo en cuenta dos fechas principales de siembra:
otoño, para cosechas en primavera y a principios del verano del año siguiente, y primavera
para cosechar a finales del verano del mismo año.
En muchos países, por ejemplo Israel, Nueva Zelanda y el Reino Unido, se cultivan tanto
los cultivares de siembra en otoño como los de primavera. En Israel las siembras se
realizan durante todos los meses comprendidos entre mediados de septiembre y finales de
marzo, y los bulbos se cosechan desde principios de verano hasta finales de agosto. Los
cultivares que requieren un aumento progresivo del fotoperiodo para la bulbación se
siembran en esta sucesión de fechas, con lo que se asegura que antes de la formación del
bulbo siempre existirá un crecimiento suficiente de hojas para producir bulbos de gran
tamaño (Corgan y Kedar, 1990 citado por Brewster, 2001).
Las plantas sembradas en otoño forman bulbos durante la primavera siguiente, a medida
que aumentan los fotoperiodos y las temperaturas. En los cultivos de siembra en
primavera, especialmente en ambientes frescos, los bulbos se desarrollan bien en la
segunda parte del verano, cuando el fotoperiodo y la temperatura media disminuyen.
Cuando mayor es la latitud, menor es la temporada de crecimiento y, en último extremo,
puede ser que sea demasiado corta para que la cebolla, una planta de semilla pequeña y
crecimiento corto, desarrollé una superficie foliar adecuada y produzca bulbo antes de
dicha temporada de crecimiento. Con respecto al empleo de bulbillos, se puede utilizar un
bulbo con un peso seco de unos 0,2 g en lugar de una semilla con un peso seco de 0,003 g,
el tamaño de la planta en el momento de la emergencia será correspondientemente mayor y
se reduce el tiempo requerido tras la emergencia para producir una superficie foliar
suficientemente para un bulbo grande (Brewster, 2001).
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