Derrida Lector de Borges

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 Ber enice Romano Hur tado Ja c ques Der r ida LE TOR  E BoRGES Otraescueladec laraque ha transcurrid o ya todoel tie mpo y que nuestra vida es apenas el recuerdo o reflejo cr ep uscular;ysindudafalseadoy mut ilad o deun proceso ir re cuperable. Otra quela his tor ia deluni vers o - y enella nuestrasvidasy elmás tenue detalle de nuestras vidas- es la escritura que produce un dios subalterno para entenderse con un demonio. Otra que el universo es comparablea es as cr iptografías en lasquenova len todos los símbolos. ntre los múltiple epígrafes queJacquesDerrida tra ns cr ibeenLa disemina ci ón se encuentra uno que pertenece al cuento Tlón Uqbar OrbisTer tius de Jor ge Lui s Bor ges . Lainserción tiene dos motivos fundame ntales. El pr ime ro inmed iato el traer a escena -una vez más después de muchas páginas- la funciónde la escrit ur a deacuerdo con lavisiónderridiana; elsegundo quizás menos evi dent e en el tr abajo deDerr ida perode ma yor re leva nc ia para nosotros seña ar el paralelismo entre la escritura de Borges y el pensamiento de la decon strucción que Derrida enc abeza. Másalládeocuparestas páginascondisertacionesac er cadelaautentici da d de la deconstrucción como método crítico en la literatura el traer a cola cióndichopr oc eso nos importa para resaltar-una vez más perocr ee mos que deotra manera-eltoque deposmodernidad quepermealostextosborgeanos. La deconstrucción e s u n a teoría de la escritura sobre todo. Por un lado po rq uesuinte réssecentraenelcómosees cr ibe másqueenquéseescribeo 1 JorgeLuisBorges Tlon Uqbar OrbisTertius en Ficciones Obras Com ple tas Emecé Bra sil 1993 p. 437. Asimismo jacques Derrida cita el mismo párraf o enLa disemi nación. Espi ral Madrid 197 5 p. 125. guijón La Colmena 31

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  • Berenice Romano Hurtado

    Jacques Derrida,LECTOR DE BoRGES

    Otraescueladeclaraque ha transcurridoya todoel tiempoy que nuestra vida es apenas el recuerdo o reflejocrepuscular; y sin duda falseadoy mutilado,deun procesoirrecuperable. Otra,que la historia del universo-y en ellanuestras vidas y el ms tenue detalle de nuestras vidas-es la escritura que produce un dios subalterno paraentenderse con un demonio. Otra, que el universo escomparablea esas criptografas en las que no valen todoslos smbolos.'

    ntre los mltiples epgrafes que Jacques Derrida transcribe en Ladiseminacin, se encuentra uno que pertenece al cuento "Tln,Uqbar, Orbis Tertius" de Jorge Luis Borges.

    La insercin tiene dos motivos fundamentales. El primero, inmediato, eltraer a escena -una vez ms, despus de muchas pginas- la funcin de laescritura de acuerdo con la visin derridiana; el segundo, quizs menos evidente en el trabajo de Derrida, pero de mayor relevancia para nosotros, sealar el paralelismo entre la escritura de Borges y el pensamiento de ladeconstruccin que Derrida encabeza.

    Ms all de ocupar estas pginas con disertaciones acerca de la autenticidad de la deconstruccin como mtodo crtico en la literatura, el traer a colacin dicho proceso nos importa para resaltar-una vez ms, pero creemos quede otra manera- el toque de posmodernidad que permea los textos borgeanos.

    La deconstruccin es una teora de la escritura, sobre todo. Por un ladoporque su inters se centra en el cmose escribe, ms que en qu se escribeo1 JorgeLuisBorges,"Tlon,Uqbar, OrbisTertius",en Ficciones,Obras Completas, Emec, Bra

    sil, 1993, p. 437. Asimismo, jacques Derrida cita el mismo prrafo en La diseminacin.Espiral, Madrid, 1975, p. 125.

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    quse lee.En este sentido, loquecuenta es la manera en que se articula unescrito, su proceder, y no cuestionesextratextuales.

    Pal de Man, terico y seguidor dela deconstruccin, seala que el fuerade texto debe cancelarse para conar"exclusivamente en el texto que, consus estrategias internas, indicara lostrminos de la propia interpretacin"

    Por otro lado, decamos, la escritura interesa a la deconstruccin comotrazo, es decir, como cuerpo y nombrepresentes en una firma que en el trabajoescritural fungecomo lahuelladelescritor.

    El cuento de Borges al que hemoshecho referencia, y del cual Derridaextrae su cita, muestra correlacin conla teora deconstructiva:

    2 Manuel Asensi cita a Faul de Man en su artculo"Deconstruccin y ciencias deiespritu", introduccin a Teoria literaria ydeconstruccin, Anthropos, Madrid, 1995,p. 394.

    Este monismo o idealismo total invalida laciencia. Explicar (o juzgar) un hecho esunirlo a otro; esa vinculacin, en Tlon, esun estado posteriordel sujeto, que no puede afectar o iluminar el estado anterior.Todo estado mental es irreductible: el merohecho de nombrarlo -id est, de clasicar-lo- importa un falseo.'

    Un estado posterior de la escritura, dira Derrida sicontinuara la cita de Borges, tampoco se interesa -oafecta- por el estado anterior. Es decir, la deconstruccin retoma a la escritura hecha por la tradicin pararehacerla, pero no slo como un texto que a partir deotro presenta ciertas variaciones, sino como unanueva escritura. Por otro lado, el lenguaje, el nombre de las cosas, nunca las designa realmente. Si eltexto derridiano supone que sus cimientos no sonotra escritura, sino las huellas de una anterior, ellenguaje no puede apresarse en un solo pensamiento, una sola escritura, y por lo tanto tampoco se puede clasificar o nombrar: imposibilidad del nombrepropio.* Agrega Pal de Man: "Una deconstruccinsiempre tiene por objetivo develar la existencia dearticulaciones ocultas y fragmentaciones dentro detotalidades supuestamente mondicas".^ "Un libroque no encierrasu contralibroes consideradoincompleto", aade Borges.

    Bajolos parmetrosque llevamossealados, todala obra de JorgeLuis Borges podra leerse como parte de "la tradicin" que conforma la escrituraderridiana, pero si, bajo esta visin, se tuviera queelegirslo un cuento, el que nos llama desdeel ttulo es "El jardn de senderos que se bifurcan".^

    3 Jorge Luis Borges,Op. cit., p. 436.4 Farte de la teora de Jacques Derrida se fundamenta en ia

    idea de que el nombre propio, las palabras que designan lascosas, es slo una metfora. En la cadena de conceptos queimplica el pensamiento deconstructivo, en donde cada palabra significa otras quedijoantes y las que pronunciar despus, el nombre propio,defnitivo, es imposible.

    5 Derridacita a Pal de Man en Memoriaspara Pal de Man,Gedisa, Barcelona, 1989, p. 97.

    6 JorgeLuisBorges, Ibid., p. 439.7 En Flexiones.

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  • El discurso que Derrida desarrolla a travs de ladeconstruccin, y ms especficamente la diseminacin como estrategia, anuncia no slo la ruptura delas relaciones metafsicas -oposiciones y binomios-,sino unaJuerza de dislocacin^ que fragmenta lostextos y los propaga -los bifurca- ms all de suslmites iniciales.

    Aunque Derridadice que ningn texto es homogneoy que todos estn "cifradosa la segunda potencia", "El jardn de senderos que se bifurcan" seala desde el encabezado esta posibilidad doble, noslo de la historia que se relata, sino de su estructura lingstica, por un lado, y de la temtica, por otro.

    La paleonimia o cuestin de los viejos nombres,que Derridallama a escena para explicar la relacinde las palabras con sus trminos "antiguos", y larenovacinque obtienen de este intercambio, es unode los pilares de la literatura borgeana, ya sea porque hace referencia directa a ella, por su inters enla evolucin de las lenguas, o por el afn de crearnuevos idiomas: "T que me lees, ests seguro deentender mi lenguaje?".'

    Eneste sentido, la atencin sobre el lenguajequeBorgesmuestra en sus escritos es la del doble juegoque Derrida trata de producir en los suyos. La diseminacinpuede ser una forma de lectura semejantea la propuesta por la hermenutica-, sin embargo, ladiseminacin, adems de mltiples sentidos, es sobre todo escritura: una manera de configurar la escritura. Deah que los textos de Borges no sean5/>7t-plemente polismicos, que sera una cuestin intrnseca en los discursos literarios, sino que adems significan construcciones activas que generan diseminacin, lo que implica, adems del podernato de lapolisemia, una estructura intendonalmente diseminada, cuestin que Borges ilustra cuando dice que:"todo hombre debe ser capaz de todas las ideas yentiendo que en el porvenir lo ser".*

    8 Cristinade Peretticita a Jacques DerridaenJacques Derrida.Textoydeamstruccin, Anthropos, Madrid, 1989, p. 130.

    9 Jorge Luis Borges. "Labibiioteca de Babei", p. 470.10 jorgeLusBorges, "Fierre Menard,autor deiQuijote", p.450.

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    El cuento comienza con una bifur

    cacinevidente.Hay, por lo menos, dosnarradores: En la pgina 242 de laHistoria de la Guerra Europea...Elrelato comienza a plantearse a travsde una voz que en un prrafo colocalos cimientos de lo que se desarrollaradelante. For otro lado, esta voz es unpersonaje que leey escribe,y que a travs de esta lectura y escritura recrearuna historia que ha pasado, que ya hasido escrita y que l, a su vez, no slocuenta, sino que rescribe y, por ende,reinterpreta: leeal capitn Liddell Hart,que escribe en un libro de historia, yescribe para nosotros, en algn nivelde la narracin, una historia que fuereal, que l hace ficcin a travs de surescritura y que es ficcincon apariencia deHistoriabajo la pluma de Borges.

    Despus delsegundo prrafo el texto se disemina: "y colgu el tubo. Inmediatamentedespus, reconocla vozque me haba contestado en alemn.El primer personaje se difumina entrela narracin que otros caracteres empiezan a desplegar. Las comillas que se

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    abren, y que no se cierran en el textoque leemos, son un recurso externo ala digess que marca el comienzo dela accin en s.

    El texto es un camino desprendidode otros textos que a su vez implicanms derroteros. La narracin viene de

    algn sitio fuera delescritoque leemos;empiezacon minscula y con una conjuncin -y- que conecta, debehacerlo,con un texto que no conocemos pero

    que intuimos. A su vez, y ya que lascomillasque anuncian el cambiodevoznunca se cierran, la historia que leemos no est concluida, no en nuestralectura,y se extiende a narraciones fuera de los lmites del libro que la contiene.

    El texto entre comillas parece serparte del libro de historia que leeel primer personaje, y de acuerdo con la redaccin, es parte de lo que el doctorYuTsun agrega a lo sealado por el capi-

    tn Liddell Hart. Ambos personajes representan seres que, tras seguir una investigacin, tratan de escribir sus descubrimientos. Poco sabemos del traba

    jo del capitn Liddell Hart; en cambio, prcticamente el cuento entero de Borges es lo que Yu Tsun escribe y que alguien ms, dentro de la ficcin, lee.

    Es curioso que, a pesar de que el cuento pretendeser parte de una investigacin seria y rigurosa -asnos lo hace saber el autor a travs, por ejemplo, deuna nota a pie de pgina dentro del texto entrecomillado-, el lenguaje y la redaccin son tales quems se asemeja a una historia ficcional que a unrelato de la Historia.

    Los tiempos en que es narrado, los personajesque intervienen, as como el hecho de estar contadoen primera persona, refuerzan la idea de la ficcincomo elemento importante para narrar la Historia.El tiempo en que se escribe es el pasado que necesariamente ocupa a las historias reales, pero no es untiempo fijo; el momento -tiempo y espacio- en elque el autor escribe, es decir, su presente, tambin sefiltra en la narracin y produce caminos de tiempodiseminados. Dice el doctor Y Tsun: "En mitad de

    mi odio y de mi terror {ahora no me importa hablarde terror: ahora que he burlado a Richard Madden[..yde esta forma entra en escena con una presencia que, al igual que el tiempo del que participa,se pliega.

    En La diseminacin Derrida seala queEl presente no se presenta como tal msque para dividirse, plegndose a s en elngulo, en la rotura [...] En el desencadenamiento. La presencia no est nunca presente. La posibilidadno est nunca presente. La posibilidad -o la potencia- del presente no es ms que su propio lmite, supliegue interior [...] Lo que aqu vale delpresente vale igualmente de la historia[...]de la forma de la historia.'^

    Todas las citas de "El jardn de senderos que se bifurcan"corresponden a la misma edicin. El subrayado es mo. Apartir de ahora slo sealar el nmero de pgina cuandome refiera a este cuento.

    12 P.451

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  • Deah que "Eljardn de senderos que se bifurcan" se pueda leercomounahistoria que se repliega y se despliega en una innidad de caminos, no sloen cuanto a su temtica, sino tambin, y sobre todo, en sus complejasestructuras que se muestran y e esconden conforme la lectura avanza y retrocede.

    Alo que la deconstruccin alude, y que se encuentra en la construccindeBorges, es a una escritura doble que siempre da una rplica de ms -y demenos- de la que pareca ofrecer inicialmente. En este sentido, el repliegueno es slo una multiplicacin,sino una repeticin de la escritura: la letra quese extiende a otros textos: el laberinto, los espejos, el azar y el tiempo.

    En este pliegue que se extiende desde el ttulo del cuento, la bifurcacinque anuncia Borges se disemina en todos niveles: en los narradores mltiplesque inician el texto, en la variedad de nacionalidades -lenguas (alemn,irlands, chino)- que desde el inicio se despliegan en la historia, en las rutasque toma el personaje en la accin y nosotros en la letra hasta, al nal, desembocar en el laberinto que, paradjicamente, parece terminar el camino.

    Derrida lo pone de este modo:Una nueva escritura debe entretejer y entrelazar ambos motivos. Loque significaque hay que hablar varias lenguas y producirvarios textos a la vez [...] porque es un cambiode estilo [...] lo que nosotrosnecesitamos quiz. Y, si existeel estilo,[...] ste tieneque stipluraO^

    Se trata, dice Derrida, de terminar con la seguridad del texto, de romper conlas oposiciones que nos empujan a repetiruna mismainterpretacin. Eltextode Borges representa esa escritura plural, proliferante, que Derrida sugierecomo necesaria. Escritura que emerge del juego de la diseminacin y delespaciamiento que produce la diffrance. '^^

    Aqu es donde radica la cuestin delestilo como asunto dela escritura, yaque es ms estimulante para la interpretacin encontrarse frente a una estructura discursiva elaborada con arte, que frente a cualquier contenido otesis. Enestoradica, en gran medida, la seduccin de Borges: en la construccin de un texto que nos recrea un universo en s mismo, con estrategiasinternas queindican las rutas de su propia interpretacin.

    Borges propone las reglas de su juego. En "El jardnde senderos que sebifurcan", el azar mueve al personaje entre los polosde la contingencia y eldestino, entre lo que realiz en el pasado -siendo ly siendo su propio bisabuelo- y lo que, sin remedio, deber producir en el futuro. "El ejecutor deunaempresa atroz debe imaginar queya la ha cumplido, debe imponerse unporvenir quesea irrevocable como el pasado".'

    13 Cristina de Peretticita a Jacques Derrida.Op.cit., p. 133.14 Uno delosconceptos queDerrida propone y quesonbasamento detoda su propuesta es la

    d^ance. Este trmino supone un juego desonidos y deescritura donde, por unlado, seescucha "diferencia", y por otro se lee"diferancla". Palabra que Derrida relaciona coneldiferir, elsuspender un sentido paraaguardar su contacto conotro. Aqu esdonde ladiseminacin sesustenta, yaqueenla medida enqueladigirance recorte -suspenda-e Injerteconceptos, la multiplicacin ser posible.

    15 P.474.

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  • El doctor Yu Tsun camina, casi sin darse cuentade lo que hace, a la casa del doctor Stephen Albert.Gira a la izquierda en cada encrucijada y toma uncamino solitario que no puede evitar. Siempre doblar a la izquierda le record que ese era el procedimiento para llegar al patio central de ciertos laberintos. Y mientras se acerca a uno, resuelve otro con surelato; y al tiempo que lo hace, descifra el espaciopor donde camina, y recuerda que los laberintos leson familiares por ser bisnieto de Ts'ui Pn, gobernador de Yunnan, quien renunci al poder para dedicar su vida a escribir una novela y a concebir unlaberintoen elquese perdieran todos los hombres.

    Al final estos laberintos desembocan en uno solo,ms confuso que los otros, pero por ello ms fascinante: la escritura y el laberinto son una misma cosa.La novela del gobernador de Yunnan no tiene sentido porque no posee una respuesta nica; el laberinto, en cambio, "[de] los textos busca no su verdad osu sentido ltimo -que niega o relativiza-, sino subricolage, su meccano: invita a ver su descomposicin y desarticulacin analticas, las posibilidadesde su juego, sus nexos recnditos, su libre combinatoria".*'

    "Ts'ui Pn dira una vez: me retiro a escribir un

    libro. Y otra: me retiro a construir un laberinto. Todos

    imaginaron dos obras; nadie pens que libroy laberinto eran un solo objeto".*' Un conjunto de smbolos infinitos que salieran del libro y abarcaran el largo del tiempo.Eso es el cuento por dentro, en la historia que se desarrolla, pero tambin por fuera, parael lectorque trata de penetrar la intrincada construccin borgeana. Ts'ui Pn dice: ''Dejo a los variosporvenires (no a todos) miJardn de senderos que sebifurcan",y comolectoresde Borges tratamos decomprender esas bifurcacionesen el tiempo para ser parte de alguno de los espacios que se intersectan enese universo.

    Derridaaade que "[lo] ilegibleno es lo contrariode lo legible, es la arista que le da adems la ocasin

    16 Csar Nicols define con estas palabras la deconstruccidn,"Entre la deconstruccin", en Teora literaria y deconstruccin, Anthropos, Madrid, 1995, pp. 312-313.

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    O la fuerza de volver a lanzarse".* En

    la complejidad del laberinto, de unaestructura literaria, estn las vertientes pordonde saliry alcanzar otros discursos para creardiferentes posibilidades. Ts'ui Pn dice que "[en] todas lasficciones, cada vez que un hombre seenfrentacondiversasalternativas, optaporuna y eliminalas otras; [enla suya]opta -simultneamente- por todas.Crea,as, diversos porvenires, diversostiempos, que tambin proliferan y sebifurcan"."

    Sobre el laberinto, Borges agrega:"quiz el mundo es un laberinto; no losabemos[...] pero la idea del laberintoes consoladora, porque el laberinto tiene un sentido pero no sabemos si eimundo tiene un centro".^

    18 Patricio Pealver Gmez, "El deseo de idioma", Anthropos, Revista de documentacincientfica de la cultura. No. 93, Barcelona,1989, p. 33.

    19 P.478.

    20 Bernard Pivotentrevistaa jorgeLuisBorges."Borges oral". La Jomada Semanal, junio21 de 1998.

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  • Enel cuento, Albertpresenta al doctor Yu Tsun el laberinto y sus posibilidades: el texto elaborado por su bisabuelo sale de las pginas y envuelvea los personajes que lo leen. No slohay un laberinto en el jardn, no existenicamente el laberinto de la novela,sino que los personajes han entrado aotro que los confunde y los muestra condistintos papeles cada vez. "Hayvariosdesenlaces posibles". Albert lee y suspalabras parecen una profeca: el tiempo se ha traslapado, ya ha sido escritolo que vendr. "Ascombatieron loshroes, tranquilo el admirable corazn,violenta la espada, resignados a matary a morir"

    La novela, dice Albert, es una parbola del tiempo. Si el laberinto y la escritura son sus pilares, es comprensible que as sea. La letra requierede ser

    21 Ambas citas, p. 478.

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    leda, y paraello, para que realmente sea posible llamarla escritura y sea necesaria una interpretacin,requierede una construccin particular.Derrida habla de la dinmica de juego que en la propia construccin se elabora y se explica; Borges crea el laberinto. "Plus d'une langue", ha dicho Derrida acercade la deconstruccin, lo que biencabe para el laberinto y las estructuras borgeanas. Agrega Derrida:"Escritura y laberinto, trazo y huella, aventuraseminal del tiempo espacializado, pensamiento dela escritura como noticia no recibida"." Asimismo,Borges "crea en infinitas series de tiempos, en unared creciente y vertiginosa de tiempos divergentes,convergentes y paralelos"."

    Enel laberintoal que ha entrado eldoctorYu Tsunlas relaciones entre l y Albert se modifican continuamente; al final ambos son amigos, sin embargolas posibles interacciones que pueden existir entreellos se cruzan: el doctor debe matar a Albert. Entonces todo se precipita, Yu Tsun se detiene en esepuntoy Madden, su perseguidor, loalcanzay lo condena a la horca.La historia en s representasus ltimas palabras: "No sabe (nadie puede saber) mi innumerable contricin y cansancio"."

    La deconstruccin busca el acontecimiento,Borges es creador de acontecimientos que seintersectan en quiasmos retadores para el lector. Esindudable, despus del seguimiento que hemos llevado a cabo, que existen puntos de encuentro entreDerriday Borges,entre la deconstruccin y los laberintos del tiempo.

    Por ello, podemos concluir para ambos que "elconjunto de sus ensayos y escritos consisten en unaancha y larga dramatizacin, tericamente muy armada y poticamentemuy arriesgada, de una formidablepasin de lenguaje-, por el lenguaje y del lenguaje, y no simplemente en el lenguaje"."LC

    22 En el editorial ^^Anthropos, p. 5.23 P.479.

    24 P.480.

    25 Patricio Pealver Gmez. Op. cit., p. 34.

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