De Sombras y de Luces para pintura artistica

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-Madre no quiero ir… no me alejes de ti -Estarás bien, no será por mucho. Esas fueron las últimas palabras que madre e hijo cruzaron, y Aquiles partió hacia un nuevo destino, llevado por el carruaje de su padrastro muy lejos, lo más lejos posible de todo lo que amaba, su madre y hermanos, medios hermanos, pero eran sus medios hermanos. Ella su madre, Berenice Bridgestone Moore le tuvo de soltera, una indiscreción a los dieciocho años con un desconocido, hombre mucho mayor, casado y sin intenciones de reconocer el hecho. Aquiles creció oculto de la vista de la familia, aristócratas por herencia no dejarían saber a la sociedad de tan vergonzosa situación. Su madre le vio crecer en la cocina donde el niño era cuidado por los sirvientes; enterado a los cinco años de que la joven que deambulaba por la casa era su madre, Aquiles jamás dejó de perseguirla hasta que por fin ella cedió al niño un espacio en su vida, más que como un hijo como una mascota con quien entretenerse. Le enseño a tocar el piano, a jugar ajedrez, a correr muy rápido y cuando sus padres no se percataban de su presencia le permitía dormir con ella el cuarto. Pero cuando Aquiles cumplió los ocho años su madre comenzó a ser cortejada por el Duque Joshep de Saint Son

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-Madre no quiero ir… no me alejes de ti

-Estarás bien, no será por mucho.

Esas fueron las últimas palabras que madre e hijo cruzaron, y Aquiles partió hacia un nuevo

destino, llevado por el carruaje de su padrastro muy lejos, lo más lejos posible de todo lo

que amaba, su madre y hermanos, medios hermanos, pero eran sus medios hermanos.

Ella su madre, Berenice Bridgestone Moore le tuvo de soltera, una indiscreción a los

dieciocho años con un desconocido, hombre mucho mayor, casado y sin intenciones de

reconocer el hecho. Aquiles creció oculto de la vista de la familia, aristócratas por herencia

no dejarían saber a la sociedad de tan vergonzosa situación. Su madre le vio crecer en la

cocina donde el niño era cuidado por los sirvientes; enterado a los cinco años de que la

joven que deambulaba por la casa era su madre, Aquiles jamás dejó de perseguirla hasta

que por fin ella cedió al niño un espacio en su vida, más que como un hijo como una

mascota con quien entretenerse. Le enseño a tocar el piano, a jugar ajedrez, a correr muy

rápido y cuando sus padres no se percataban de su presencia le permitía dormir con ella el

cuarto. Pero cuando Aquiles cumplió los ocho años su madre comenzó a ser cortejada por el

Duque Joshep de Saint Son´s hombre frío y déspota que enterado de la indiscreción accedió

a desposar a la joven con la condición de heredar la mitad de su bienes a la muerte de su

padre y de deshacerse del niño.