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    Encuentroscon el maestroLa pedagoga de

    Jess de Nazaret

    Alejandro Daus

    BIBLIA 1

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    Edicin: Noelia Garrido Rodrguez

    Diseo de cubierta: Antonio Javier Capar

    Diseo interior: Al Hernndez Castro

    Editorial Caminos, 2002

    232.954Dau

    Daus, AlejandroEncuentros con el maestro: la pedagoga deJess de Nazaret / Alejandro Daus. -- LaHabana : Editorial Caminos, 2002.

    88 p. : m. ; 23 cm. -- (CuadernosTeolgicos. Biblia ; no. 1)

    BibliografaISBN: 959-7070-34-0

    1. BIBLIA N.T. EVANGELIOS-ESTUDIO2. JESUCRISTO-ENSEANZASI.t.

    Para pedidos e informacin, dirjase a:

    Editorial CAMINOS

    Coleccin Educacin Popular

    Ave. 53 No. 9609 e/ 96 y 98 Marianao,

    Ciudad de La Habana, Cuba

    Telf: 260 3940 / 260 9731

    Telefax: (53 7) 267 2959

    e-mail: [email protected]

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    1 Carlos A. Dreher, A Caminho de Emas Leitura Bblica e Educaco Popular, CEBI,Brasil, 1993.

    Introduccin

    El rea de Reflexin-Formacin Socioteolgica y Pastoral del CentroMemorial Dr. Martin Luther King Jr. centra su labor en la educacin bblico/teolgica de lderes eclesiales, fundamentalmente bajo la modalidad deestudios a distancia. De esa manera, llega a un nmero considerable de

    personas y comunidades de todo el pas, a travs de diversos programas.En esa lgica, la formacin de facilitadores/as y animadores/as tiene unlugar de privilegio dentro del plan de trabajo, ya que son los/las responsa-bles directos/as de promover, dinamizar y acompaar variados procesoseducativos en el mbito local.

    Este cuaderno fue concebido precisamente como subsidio a las tareasdocentes de muchos/as de ellos/as. En primer lugar, pretende acercarlos/as a la dimensin pedaggica de la actividad y ministerio de Jess deNazaret. Para lograrlo, y tomando en cuenta nuestra opcin por una deter-

    minada metodologa educativa, cremos conveniente comenzar con unabrevsima aproximacin a las relaciones entre educacin teolgica a dis-tancia y educacin popular. Adems incluimos una somera introduccin altema de la pedagoga de la Revelacin en general, y al de Jess comomaestro, en particular.

    Atentos a la demanda de materiales prcticos para la animacin dereflexiones grupales sobre esos temas, hemos querido ofrecer una sec-cin dedicada al estudio de seis pasajes del Evangelio segn Juan, quetransmiten diversos encuentros de Jess con personas de distinta condi-cin, y bajo diferentes circunstancias, acompaada de preguntas y suge-rencias para el debate comunitario y la reflexin. Es justo reconocer queen esa tarea nos estimul el camino abierto aos atrs por el anlisis deun texto lucano que se ha hecho tradicional en no pocas comunidades deAmrica Latina: el de los caminantes de Emas, abordado por el biblistabrasileo Carlos Dreher desde el ngulo de la pedagoga de Jess1 , y alcual hemos recurrido en innumerables oportunidades. Se utiliz en mu-

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    2 En los pasajes bblicos citados literalmente hemos utilizado la traduccin que nos ofrecela Biblia de Estudio (versin Dios habla hoy), editada por Sociedades Bblicas Unidas.Lo hicimos as por tratarse de una edicin de fcil acceso en nuestro pas, adems decontar con diversas herramientas prcticas (notas explicativas, introducciones a cadalibro, mapas, cuadros, tablas, ndice temtico). De todasmaneras,para aquellas perso-nas que puedan adquirirla o consultarla, recomendamos la versin de la Biblia de Jeru-saln (nueva edicin), Ed. Descle de Brouwer, Bilbao, 1999.

    chos espacios a modo de paradigma de procesos educativos liberadores,pero tambin como invitacin a leer otros textos conocidos desde la mis-ma novedosa perspectiva.

    En todo caso, con este cuaderno intentamos ofrecer algunos elemen-

    tos que ayuden a tomar distancia y desmitificar el modelo de docente queen no pocas ocasiones se ha impuesto en el mbito eclesial (verticalista,dueo de la verdad, impositivo, promotor de la repeticin memorstica y elautoritarismo, enemigo de la creatividad) y perfilar con ms nitidez otro quese acerque a la prctica jesunica, siempre desarrollada en la afirmacin,promocin y liberacin de la persona, la generacin de saberes fecundos, elestmulo de actitudes nuevas centradas en la vida plena, el talante crticofrente a experiencias y tradiciones, las relecturas bblicas, la formulacin depreguntas inquietantes y desestabilizadoras, y la invitacin a la construc-

    cin de una realidad nueva.Creemos conveniente aclarar que no pretendimos realizar un trabajo

    puramente exegtico con los pasajes bblicos propuestos, ni abordar to-dos y cada uno de sus ngulos, sino ms bien aportar determinados ele-mentos, con el propsito de meditarlos a la luz de las implicaciones,interrogantes y desafos que levantan para nuestras prcticas pedaggicas2 .Lo hicimos desde algunas de las herramientas que nos ofrece la metodologade la denominada Lectura Popular de la Biblia. En ese sentido, hemos

    estado atentos a cuatro de las pautas que esa lectura propone.

    Atencin al Pretexto: Nos preguntamos por el conflicto o situacin quepudo haber generado las interrogantes reflejadas en el texto sagrado.

    Atencin al Contexto: Nos preguntamos por el grupo que pudo haberproducido la palabra escrita como la leemos hoy; su realidad social,pol t ica, su proyecto, protagonismo en la historia, intereses,representatividad, etctera.

    Atencin al Texto: Se trata ni ms ni menos que del retorno al texto mis-mo, para buscar su mensaje teolgico, y respondernos otras tres pregun-

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    tas fundamentales (Quin es nuestro Dios? Dnde est Dios? Ququiere Dios de nosotros?).

    Propuesta de Actualizacin: Centrada fundamentalmente en el esfuer-

    zo que realizamos para hacernos capaces de pronunciar el hoy que des-cubre los valores que cuestionan, animan y estimulan. (El mismo hoyconflictivo que Jess pronuncia en la nica oportunidad registrada por unode los evangelios sinpticos referida a una lectura explcita suya de laBiblia hebrea, y que est recogida en Lc.4, 16-22).

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    Como mencionamos, se trata aqu de bosquejar un sencillo marco te-rico, presentando algunas pautas metodolgicas que impulsamos en lalabor de promocin de animadores/as, a partir de los ejes de la educacinteolgica a distancia, los cuales estn muy relacionados con los presu-

    puestos bsicos de la educacin popular. Ambas se encuentran abiertas anuevas aproximaciones, y estn lejos de ser sistemas cerrados y total-mente definidos.

    Los acentos metodolgicos que consideramos comunes, y propone-mos en nuestros programas se presentan a continuacin.

    Elaboracin comunitaria del saber

    A diferencia de la educacin teolgica clsica, en la cual el profesor des-

    empea el papel fundamental dentro de un proceso de mero traspaso deconocimientos expresado en el tradicional magister dixit de los escolsticos,o sus diversas variantes posteriores, proponemos un modo diferente deacceder a nuevos datos. As, el grupo de estudios debe realizar la tarea dedevelamiento de su realidad, y de textos bblicos especficos, a partir de te-mas sugeridos por la comunidad desde su experiencia cotidiana, y nutrir eldebate mediante lecturas seleccionadas, guas de trabajo, bibliografa espe-cfica, etctera. El presupuesto epistemolgico cardinal radica en que todos/

    as los/las participantes saben algo y ninguno/a es absolutamente ignorante,bien por sus experiencias vitales, o por reflexiones, investigaciones o estu-dios anteriores. En consecuencia, todos/as pueden realizar aportes en elesclarecimiento y desarrollo de un tema especfico.

    Se destaca de manera particular la cuestin del derecho a la pala-bra y su principal efecto: la capacidad de nombrar las cosas, que impli-ca mucho ms que identificarlas con un fonema o grafema. Pronun-ciar el mundo, tal y como sugiere Paulo Freire, es transformarlo, en lamejor tradicin del mandato que encontramos en el relato yahvista de

    la creacin (Gn.2, 19-20). Tal pronunciacin no puede ser prerrogati-va de unos/as pocos/as, sino ms bien fruto del encuentro entre per-

    Educacin teolgica a distancia y

    educacin popular: sus puntos de

    contacto

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    sonas. Implica adems respeto, relaciones democrticas, humildad,horizontalidad, compromiso en la transformacin humanizadora de larealidad, y esperanza. Unidas estas a otras cualidades, constituyen lamdula de la fecunda propuesta freireana, que viene a ser de alguna

    manera la piedra angular y uno de los aportes ms novedosos en estetipo de educacin teolgica a distancia.

    Si bien se promueve y supone tambin un trabajo de investigacin ymeditacin individual previo a las reuniones grupales, en realidad enesta ltima se construye el nuevo conocimiento, que resulta del colo-quio y el intercambio de razones fundamentadas con sensatez y com-partidas entre los integrantes del grupo de estudios. El papel del facili-tador/a es, precisamente, acompaar ese proceso, con el objetivo dellegar a un mnimo consenso que supere en calidad los aportes indivi-

    duales. Al ser l/ella mismo/a elegido/a de entre los miembros del gru-po, se ocupa de dinamizar el trabajo, provocar la participacin, evitarla dispersin, estimular profundizaciones tericas que puedan surgirde temas determinados, etctera.

    Importancia de la pregunta

    Un aspecto que llama la atencin y desconcierta a quienes tienen acceso

    a este modelo pedaggico, es el desbalance entre la cantidad de preguntasy las escasas respuestas. Acostumbrados a una enseanza que se estructu-ra, por lo general, sobre la base de respuestas, esperan que un curso teol-gico, bblico o pastoral, aclare dudas y ofrezca definiciones sobre la mayorcantidad de temas posibles. De ah la sorpresa y en ocasiones el desencan-to de los que descubren que ellos mismos tienen que elaborar las respues-tas partiendo del anlisis de la realidad en que viven, de las diferentes inter-pretaciones que encuentran acerca de esa realidad, de las prcticas de suiglesia, y de la misma Biblia como texto iluminador, que tampoco queda

    exento de ser objeto de preguntas.Si bien esta tradicin que concede preponderancia a la pregunta tiene

    orgenes remotos en la educacin socrtica y platnica3 , se puede descu-brir con relativa facilidad en no pocos pasajes bblicos. Lamentablemente,hemos hecho de la Sagrada Escritura un libro cerrado, de respuestas ab-

    3 Platn reduce aqu el modo particularmente socrtico a dos formas fundamentales: laexhortacin (protreptiks) y la indagacin (elenchos). Las dos se desarrollan en forma de

    preguntas. En Werner Jaeger, Paideia. Los ideales de la cultura griega, Ed. CienciasSociales, La Habana, 1971, p. 414.

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    solutas, cuando en verdad es el libro de las grandes preguntas de Dios alos seres humanos, y de estos a s mismos y a Dios. De hecho, podramosintentar, a modo de experiencia, una aproximacin a la Biblia a partir de laspreguntas que hace y que nos hace. Este aspecto, por ejemplo, se torna muy

    evidente en el caso de los diferentes encuentros que Jess de Nazaret sos-tiene con distintos interlocutores. En ellos la pregunta marca el comps delcamino hacia el don de la fe, o a su negacin.

    Creemos que es preciso volver a explicarlo: no nos referimos a la pre-gunta escolstica, cuyo presupuesto y objetivo es una respuesta contun-dente y cerrada. Esto acaba convirtindose en un mecanismo ms o me-nos convencional para memorizar datos. De seguro tiene algn valor, peroa menudo est fatalmente ciega a la vida, por lo general cambiante y ple-na de desafos que no se pueden resolver a partir de frmulas

    preestablecidas. El modo de preguntar al cual hacemos referencia est,como paradoja, abierto a nuevas preguntas. Las estimula, no las prohbe.Las vive, y las hace nacer de la realidad concreta4 .

    Aparecen adems nuevas dimensiones de una pregunta que se dirigeno slo a aspectos tericos, sino tambin indaga sentimientos, saberes,recuerdos, vivencias, creencias, y parte de la experiencia de vida, siemprecompleja, irrepetible y multifactica.

    La prctica socioeclesial como permanente punto departida (y llegada...)

    Probablemente una de las caractersticas ms interesantes de lapropuesta de educacin teolgica a distancia que apoyamos, es la in-vitacin a partir de la prctica eclesial y social de los grupos de estu-dios. Nuestros cursos se definen desde lo pastoral, que siempre impli-ca actividad concreta, an cuando esa prctica no est muy bienexplicitada. Por tanto, se promueven procesos sistemticos que impli-

    can tiempos de estudio, meditacin y reflexin acerca de la prcticadel grupo, para transformarla desde las tensiones que provocan losvalores del Reino anunciado por Jesucristo, los cuales van siendo des-entraados en el transcurso del mismo proceso. En esa lgica, quedade forma intencionada en segundo plano lo que Antonio Gramsci de-nominaba bizantinismo, es decir, la tendencia degenerativa a tratar

    4 Respecto a este tema, resultan de nuevo extraordinariamente sugestivas las propuestas

    freireanas. Cfr. Paulo Freire, Hacia una pedagoga de la pregunta. Conversaciones conAntonio Fandez, sin datos de edicin.

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    las cuestiones llamadas tericas como si tuvieran valor en s mismas,independientemente de toda prctica determinada5 .

    La pregunta invariable, luego del acceso a conocimientos nuevos, o aaproximaciones alternativas a cuestiones doctrinales, es de qu manera re-

    percute esa nueva comprensin en la vida concreta de cada iglesia, en lasactividades del grupo de estudios inserto en una congregacin particular, ensus relaciones con la sociedad y, por ltimo, de cara al mundo.

    El nuevo saber se llena de sentido entonces, en tanto y cuanto provo-que nuevas actitudes, nuevas conductas y transformaciones que, a suvez, volvern a ser iluminadas oportunamente a travs de otras reflexio-nes a la luz del texto sagrado. De esa forma, se profundiza el tradicionalprocedimiento ver-juzgar-actuarpara llegar a lo que el telogo uruguayoJuan Luis Segundo denominaba crculo hermenutico. Esta propuesta

    metodolgica, que l consideraba ms importante incluso que los conteni-dos mismos en el quehacer teolgico, tambin ha sido llamada con poste-rioridad circulacin hermenutica, para denotar su aspecto dinmico yabierto.

    Se trata, en concreto, de una continua reinterpretacin de la Biblia de-rivada de las situaciones cambiantes de la vida diaria, tanto a nivel eclesialcomo social, para transformar en la medida de lo posible esa realidad enun permanente caminar hacia la utopa expresada en la categora Reino

    de Dios, la cual aparece sintetizada en el sermn del monte, en la lecturadel profeta Isaas realizada por Jess al inaugurar su actividad pblica, yen sus gestos concretos de fraternidad, misericordia, comensalidad,antilegalismo y preocupacin por los ms pequeos.

    La cuestin de la pregunta, mencionada ya en el punto anterior, cobra unaparticular importancia en este nivel, ya que estar presente en todo el proce-so, dirigida tanto a las situaciones de la vida como hacia la Sagrada Escritura,en forma de sospecha ideolgica, teolgica y exegtica. Al respecto, EnriqueDussel, sostiene que, en la actualidad, el texto sagrado, que no ofreca ma-

    yor dificultad en el proceso ver-juzgar-actuar, debe sufrir tambin unadesconstruccin y reconstruccin desde la discursividad de la comunidad6 .

    Por ltimo, debemos advertir que los tres ejes mencionados son aspec-tos o facetas de un mismo trayecto pedaggico, y, por consiguiente, ni seencuentran desconectados ni se pueden separar. Tampoco son resortes ocul-tos para provocar automticamente determinados procesos, ni frmulas in-falibles para la resolucin mecnica de nudos epistemolgicos.

    5 Antonio Gramsci,Antologa, Ed.Ciencias Sociales, La Habana, 1973, p.354.6 Enrique Dussel, Las Trece Tesis de Matanzas para ser debatidas, en Perfiles teolgicos

    para un nuevo milenio, DEI, San Jos, 1997, p.31.

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    La pedagoga de la revelacin

    Consideramos que es posible encontrar bases bblicas para respaldarlas pistas metodolgicas propuestas. La carta a los Hebreos comienzaafirmando que Dios habl de muchas maneras y fragmentariamente a tra-vs de la historia, hasta llegar a la plenitud de la revelacin en su Hijo(Heb.1, 1-2). Este pasaje puede hacer referencia a los varios gneros decomunicacin, pero tambin al modo de comunicacin del plan de salva-cin, que atiende a situaciones concretas en la formacin del Pueblo deDios. Estas etapas nos presentan un proceso pedaggico que no fue nies lineal, y destaca el respeto por parte de Dios hacia seres humanosque no siempre comprendieron con claridad lo que se les propona.

    Por tanto, podemos afirmar que la revelacin de Dios ocurre dentro deldevenir histrico, pero no se reduce a un evento puntual. Es un procesoevolutivo, y las sucesivas etapas en la historia de Israel sern el marcopara una profundizacin progresiva en el carcter de Dios, el cual apare-cer cada vez con caractersticas diferentes. De ah la enorme importan-cia de situar en su contexto histrico cada escrito, y tomar en cuenta lascondiciones sociales, econmicas, polticas y culturales, y la mentalidadde cada poca7 . Hay que destacar adems que, en la perspectiva delAntiguo Testamento, la respuesta humana a la revelacin de Dios es el

    conocimiento experiencial, y no slo el conocimiento especulativo. Laspalabras y las obras de Dios, va de revelacin por excelencia, ofrecen aIsrael una experiencia singular, que abarca la inteligencia, experiencia,sentimientos, sensaciones, etctera.

    Significativamente, Yahv es presentado como modelo de educador enel Antiguo Testamento (por ejemplo en Prov.1, 7 y Eclo.1, 1). l acompaaa su pueblo y lo educa como un padre a su hijo en las diversas etapaspor las que va pasando (Dt.8, 5; Os.11, 1-4).

    Esto nos lleva a reflexionar de forma crtica sobre ciertas interpretacio-nes de pasajes veterotestamentarios, en las que aparecen personajes som-bros o luminosos, sin matiz alguno, que poco tienen que ver en realidad

    7 Esto se torna importante con relacin al abordaje de textos bblicos que nos resultanparticularmente difciles de asumir y comprender (los denominamos textos de terror) yque provocan, por lo general, el desconcierto de los/las lectores/as. Un interesante testi-monio se puede encontrar al respecto en la entrevista que realizamos a la biblista brasileaTania Mara Sampaio, en la cual recuerda sus primeros aos como pastora, los pasajesbblicos que evitaba por embarazosos o incomprensibles, las inquietantes preguntas desus feligreses en tal sentido, etc. (Revista Caminos No.17-18, La Habana,2000).

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    con la extrema complejidad del proceso al cual hacemos referencia, preci-samente educativo y, en consecuencia, como ya sealamos, evolutivo.

    El apstol Pablo retomar esta dimensin de Dios como educador cuan-do destaque el papel que cumpli la ley en la historia del pueblo de Israel.

    Denominar a esa ley pedagoga para la etapa en la que el pueblo eracomo un nio. En pasajes como Gl.4, 1-7 y 3, 24 ss, se pueden encontrarlos vocablos griegos epitropos, oikonomos y paidagogostutora, adminis-tradora, y gua de nios, respectivamente para definir aquel papel tutorialy provisorio de la ley. Recordaremos que, en el mundo helenstico, peda-gogo era por lo general, el esclavo que se haca cargo del pequeo enedad escolar, llevndolo y trayndolo hacia y desde sus clases, supervi-sando sus estudios y comportamiento. No era el maestro ni enseaba,pero facilitaba y era vehculo para el proceso.

    El judasmo en tiempos de Jess

    Interpretaciones de esas manifestaciones variadas de Dios a travs dela historia, se reflejan con cierto colorido en el judasmo vigente en tiem-pos de Jess. Una lectura simplista del Nuevo Testamento nos puede lle-var al error de considerar ese judasmo como una realidad monoltica yunvoca.

    De hecho, no fue sino hasta alrededor del ao 90 d.C. que apareci unjudasmo normativo y oficial. Con anterioridad (y de forma muy particulardurante los dos siglos previos al nacimiento de Jess), se caracteriz poruna notable heterogeneidad de movimientos y tendencias, con sus res-pectivas expectativas, proyectos y estrategias, que iban desde la colabo-racin con las potencias invasoras, hasta el retiro al desierto como formade protesta, la lucha armada, e incluso combinaciones de varias de ellas.

    El historiador judo Flavio Josefo hablar de las cuatro filosofas vi-gentes en aquellos momentos: fariseos, saduceos, esenios, adems deuna cuarta que identifica con dos nombres propios (Judas de Gamala y elfariseo Saduco), que bien podra servir de cobertura amplia a una serie decorrientes populares de resistencia y lucha, expresadas de mltiples ma-neras durante un perodo prolongado y convulso, hasta la guerra definitivacontra Roma, encabezada por otro rebelde (Simn bar Cosba), la cualtermin en desastre en el ao 135 d.C.8

    A esa complejsima situacin se le agregaba el impacto producido por

    8 Flavio Josefo, Ant. 18, 1-6. Tambin hace referencia a estas filosofas en su obraGuerras de los Judos, II, 8, 2-14.

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    las sucesivas invasiones de sistemas y culturas muy poderosos (egipcios,asirios, babilonios, persas, griegos y romanos). De todos modos, siguien-do a algunos investigadores, creemos que, por encima de la variedad detendencias, grupos o facciones, se pueden destacar tres grandes elemen-

    tos que aparecan como objeto principal de adhesin personal y social, enorden a garantizar, mnima pero claramente, la identidad juda: la acepta-cin del Templo de Jerusaln, la defensa de la Tierra de Israel y el conoci-miento de la Escritura.

    La actividad de Jess se relaciona estrechamente con los tres, asu-miendo actitudes originales y crticas con respecto a cada uno de ellos.Por un lado, opone de manera antagnica su predicacin acerca del Rei-no de Dios al templo, como smbolo mayor de la opresin ejercida por elcomplejo aparato religioso que abrumaba a su pueblo9 . Por otra parte,

    abre el tema de la tierra a nuevas dimensiones, y propone con su mensajey estilo de vida un tipo de comunidad organizada sobre la base de relacio-nes de justicia, fraternidad, puesta en comn de bienes y apertura, que vamucho ms all de la mera reconquista del territorio. Por ltimo, y tambina diferencia de la multiplicidad de lderes que se sublevaban en orden atomar el poder, Jess prefiri socavarlo a partir de una tarea pedaggicasubversiva en relacin con la ley, que haba degenerado en soporte ideo-lgico del sistema de opresin.

    Ese nfasis en la enseanza, sumado al objetivo del presente cuader-no, nos llevan a realizar algunas breves consideraciones acerca de esteltimo eje, y enfatizar algunos elementos vinculados con los grupos quese haban apropiado de la legislacin mosaica y su interpretacin.

    La Ley

    El trmino Tor es sinnimo de Ley, pero tambin de Instruccin, y estreferido en lo fundamental a la revelacin de Dios que queda plasmada en el

    Pentateuco. Ms tarde se ampliar hasta abarcar a todos los libros sagradosy an la tradicin oral, ya que el significado del vocablo considera a su vez elcontenido y proceso de enseanza e instruccin, y las normas legales queson su resultado10 . Un simptico texto, tomado del Talmud de BabiloniaSabbat (30b-31a), puede echar luz sobre esta dimensin:

    9 En este punto se aparta de las caractersticas usuales entre la mayor parte de los varia-dos lderes populares o movimientos rebeldes ms o menos contemporneos, que diri-

    gan sus luchas contra el poder romano.10 Un clsico dicho rabnico sostiene Qu es la Tor? Es la interpretacin de la Tor.

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    Sucedi que un pagano se present ante Sammay y le preguntCuntas Tors tienen?. Le respondi: Dos: la Tor escrita y la Tororal.... Le dijo: Por lo que se refiere a la Tor escrita, te creo; en cuanto

    a la Tor oral, no te creo. Haz de m un proslito, con la condicin deque no me ensees ms que la Tor escrita. Sammay se enfad con ly lo ech con clera. El pagano se present entonces ante Hillel11 . Estehizo de l un proslito. El primer da, Hillel le ense: Aleph, beth,ghimel, daleth12 ; al da siguiente, le present las cosas al revs. Elpagano le dijo: Pero ayer no me enseaste esto. Hillel le dijo entonces:No confas en m? Confa en m en lo que se refiere a la Tor oral.De nuevo ocurri que un pagano se present ante Sammay y le dijo:Haz de m un proslito, con la condicin de que me ensees toda la

    Tor mientras me sostengo en un solo pie. Sammay lo ech con unavara de medir que tena en la mano. Se present ante Hillel. Este hizode l un proslito. Hillel le dijo: Lo que odias, no se lo hagas a tu prjimo:esto es toda la Tor, y el resto no es ms que comentario; v y estudia....

    Otro, tomado del Talmud de Jerusaln Pe II (6, 17a) suena bastantems audaz:

    Rabb Jaggay en nombre de Rabb Semuel bar Najmn: Unas palabrasse dijeron oralmente y otras se dijeron por escrito. No sabramos culeshay que preferir si no se hubiera escrito: Porque es en virtud de estaspalabras como he establecido contigo y con Israel mi alianza (Ex.34, 27).As se entiende que las palabras orales son preferibles.

    El exilio en Babilonia, que coloc en serio riesgo la posesin de laTierra y la continuidad del Templo de Jerusaln, no afect de la mismamanera a la Ley. Los rollos de la Tor se convirtieron as en el centro

    de la piedad y el smbolo de la identidad como nacin. En esa pocaaparece una estructura nueva: la sinagoga, que es precisamente ellugar para leerla y estudiarla.

    Ms tarde, al restablecerse el Templo, los sacrificios cultuales y elsacerdocio, la Ley mantendr ese lugar de privilegio. Esdras fue uno delos responsables del proyecto de restauracin, a partir del respaldo al na-

    11 Sammay y Hillel fueron reconocidos maestros que vivieron en el siglo I a.C. El primero

    tena fama de intransigente, el segundo de amable y humilde.12 Primeras letras del alfabeto hebreo.

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    ciente movimiento de los escribas, como figuras nuevas que proponen elestudio de la Ley y su aplicacin en lo cotidiano como ideal de vida. Elconocido texto de Neh.8 ofrece un vivo cuadro del papel de los que apare-can como intermediarios entre la Ley y el pueblo.

    La intermediacin, que implica necesariamente interpretacin, explica-cin y aplicacin13 , se fue conservando, pero adems ganando fuerzalegal. De hecho, los rabinos sostendrn despus que esas interpretacio-nes, orales primero, tambin le fueron dadas a Moiss con la Tor escritaen el Sina14 . Luego lleg a plasmarse en escritos (Mishn, Tosefta,Talmudes, etc.) que, por lo antedicho, tuvieron carcter normativo. Comointrpretes de la Ley, los escribas deban escudriar sus mnimos detalles,e instar a una observancia estricta de la misma. En la prctica, acabansirviendo como soporte ideolgico al aparato explotador de los sumos sa-

    cerdotes, que nicamente poda garantizar su propia sobrevivencia a tra-vs de la imposicin del cumplimiento absoluto de la legislacin acerca desacrificios y tributos. El relato de la expulsin de los vendedores del Tem-plo de Jerusaln, que aparece como uno de los pasajes ms inquietantesy perturbadores (significativamente recogido en los cuatro Evangelios),hace clara alusin al rechazo, por parte de Jess, no tanto de la realidadde ese lugar de culto, como de las estructuras mercantiles incorporadas almismo, enriquecedoras de un pequeo grupo, a costa del sacrificio de

    muchos.Con el paso del tiempo, es lgico que los especialistas en ese com-plejo pero central corpusjurdico, se convirtieran de alguna manera endueos de los destinos de su pueblo. Al correr de los aos, este grupotuvo representantes de variados oficios, insertados adems, de una uotra forma, en diferentes estratos sociales. No siempre vivieron de suespecialidad, y el mismo tema de la dualidad de funciones fue objetode discusin y debate.

    El poder que fueron ganando se basaba sobre todo en sus conocimientos

    de la legislacin. Los adquiran a travs de aos como estudiantes (talmid), ysiempre en estrecha relacin con un maestro. Esos maestros fundaban ver-daderas escuelas de pensamiento e interpretacin. Algunos se hicieron fa-mosos por sus formulaciones, y en consecuencia por su influencia sociopolticay religiosa. El libro de los Hechos rescata el nombre de uno de ellos, Gamaliel,que oblig a la Junta Suprema a reflexionar y cambiar de actitud, en una

    13 Lo que se denomina Midrash (buscar / escudriar), como en Neh.8, 9.13.14

    Lo que se denomina Mishna Abot o Pirque Abot (enseanza de los padres).15 Segn Flavio Josefo, bajo Cuspio Fado como procurador romano (44-46 d.C.).

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    situacin difcil para los apstoles amenazados y encarcelados (Hch.5, 17-42). Independientemente de que Lucas haya colocado en boca de Gamalieluna mencin anacrnica al levantamiento de Teudas, que en realidad ocurridespus15 , el pasaje es claro para lo que pretendemos mostrar. Pablo, con

    orgullo, recuerda a ese mismo maestro como el responsable de su propiaformacin (Hch.22, 3), y existen testimonios extrabblicos que hacen referen-cia a su teologa, de corte liberal.

    Los escribas deban conocer la Ley al dedillo, pero tambin especiali-zarse en la denominada halakk, es decir, la interpretacin y aplicacinconcreta de la legislacin mosaica. Ello les permita expresar con autori-dad consideraciones referentes a leyes religiosas y penales. Una vez or-denados, podan actuar como jueces en casos y litigios concretos.

    Esos maestros de la Ley, que con frecuencia se unan en asociaciones,

    eran a su vez los encargados de crear y transmitir otras tradiciones que sederivaban de la Tor, las cuales, como ya indicamos, llegaban a tener tanto omayor peso que ella misma. Algunas no se enseaban de forma pblica y, enbuena medida, el respeto y temor que despertaban estos estudiosos entre elpueblo sencillo, provena de aquellos conocimientos ocultos o doctrinas eso-tricas. Es conveniente destacar que, incluso en el proyecto pedaggico deJess, este aspecto aparece con bastante frecuencia a travs de la dobleenseanza: una evidente y clara para el pblico en general, y otra reservada

    al crculo ms ntimo de los discpulos y seguidores (por ejemplo Mt.13, 11;Mc.4, 10-11, etctera).El apelativo de maestro (rabbi) lo podan reclamar con todo derecho, aun-

    que se trataba de un ttulo que fue cambiando de significado y peso segnla poca. En tiempos de Jess era aplicado como signo de respeto y reco-nocimiento (significa literalmente mi mayor). En ese sentido, no implica-ba necesariamente una categora precisa dentro de la estructurasociorreligiosa de Israel16 . Luego de la cada definitiva de Jerusaln en elao 137 d.C., fue tomando un carcter ms definido, y slo era aplicado a

    los maestros de la ley ordenados.

    Una ocupacin apreciada

    En el libro deuterocannico de Ben Sir, o Eclesistico, podemos en-contrar una extensa alabanza al oficio de escriba (Eclo.39, 1-11) presenta-

    16 Podemos notar cmo se le llama maestro a Juan Bautista (Jn.3, 26).17 Estructuracin tradicional de la TNK (Tenak), acrnimo que designa a la Biblia he-brea,

    formado por la unin de las letras iniciales de Tor (Ley) Nebihim (Profetas) y Ketubim(Sabidura).

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    do como el que estudia la Ley, los Profetas, y la Sabidura17 . Pero asimis-mo, y en consonancia con lo que afirmamos con anterioridad acerca delaspecto esotrico, el sentido oculto de los proverbios (v. 3 a) y los miste-rios de Dios (v. 7 b). Se dice que busca adems la solucin a las preguntas

    ms difciles (v. 3 b) e ilumina a los dems con su doctrina y enseanza (v.8). Un dicho rabnico (La Biblia tiene setenta caras) referido al desafopermanente para quienes quisieran escudriar la Escritura, puede servir-nos muy bien para comprender la estima en la que se tena a este grupo.Como otro ejemplo de lo anterior, la tradicin juda afirmaba que eran ne-cesarias veinticuatro virtudes para ser sacerdote, treinta para ser rey, perocuarenta y ocho para estudiar la Ley.

    Intrpretes de las Escrituras en una sociedad con un marcado carcterreligioso, ejercan en la prctica como abogados. De esa forma podemos

    comprender mejor algunas de las crticas que les dirige Jess, ya que seaprovechaban de esa condicin para quitarle el dinero a personas inde-fensas (por ejemplo, el despojo de bienes de las viudas, en Mc.12, 38-40).En Mt.23, 1-36 podemos encontrar una relacin ms detallada y completade los motivos de crtica, a travs de invectivas particularmente duras. Ennumerosos pasajes de los evangelios hallamos fuertes disputas verbalesde Jess con maestros de la ley. Ellos, miembros destacados del Sane-drn, o Junta Suprema18 , aparecern luego como responsables principa-

    les durante el juicio y la condena a muerte del nazareno. Creemos que esimportante no dejarnos arrastrar por ciertas caricaturizaciones, que los pre-sentan exclusivamente como legalistas impenitentes y fros. Los mismosEvangelios muestran a algunos de ellos preocupados por adentrarse enuna mejor comprensin del misterio de Dios, y abiertos a nuevas ense-anzas (por ejemplo el caso de Nicodemo, en Jn.3, 1-12).

    Si realizamos una lectura atenta de los evangelios desde una perspec-tiva pedaggica, resultar llamativa la soltura y capacidad con la que Je-ss debate y argumenta en el mbito legal y jurdico con estos especialis-

    tas, entrenados en la discusin minuciosa de la Ley y sus aplicaciones.Eso levanta una cuestin que nos parece fundamental, por sus relacionescon los modos de ensear, la cual trataremos a continuacin.

    18 Tambin conocido como Gerusa (consejo de ancianos), estaba compuesto por 71miembros, todos de familias sacerdotales o notables y presidido por el Sumo Sacerdo-te. En tiempos de Jess, los escribas de procedencia farisaica tenan en l un peso

    considerable. Funcionaba como autoridad judicial en procesos civiles y penales, aunquelimitada a Judea por esos aos.

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    Dnde aprendi Jess lo que saba?

    En realidad no poseemos testimonios ni indicios directos. Tan solo su-posiciones basadas en referencias. De hecho, los Evangelios mencionanque sus contemporneos se hacan la misma pregunta. Se asombrabande su ciencia por varios motivos que veremos ms adelante, pero ademsporque no podan determinar en qu lugar o con quin haba realizadosus estudios, a diferencia del resto de los maestros de la ley. Esto quedareflejado con claridad en el texto de Jn.7, 1519 . Tambin en Mc.6, 2-3,donde aparece subrayada la incredulidad burlona de sus propios coterr-neos, que hacen incluso referencia precisa a su oficio de carpintero. Estaactividad s est atestiguada con mayor seguridad por sus paisanos, sin

    provocarles mayores sorpresas. Jess era hijo del carpintero Jos y car-pintero l mismo (el texto ya citado de Marcos y Mt.13, 55). Era lo habitualen esa sociedad. Usualmente la ocupacin del padre se transmita al hijovarn, y la costumbre estimulaba la enseanza de tales habilidades labo-rales. Incluso un dicho rabnico sostena que quien no enseara un oficioa su hijo, le enseaba a robar.

    El trmino griego que es utilizado por los evangelistas es tekton, aun-que su significado no se reduce al trabajo del ebanista, y se puede aplicarde igual modo a tareas relacionadas con la construccin, en las que se

    manejaban diversos materiales, que incluyen la madera. Parece claroque los textos ms nuevos obviaron esa referencia al oficio, y tomaron encuenta aquel retintn desdeoso. As, Juan y Lucas slo mencionarn aJos, sin precisar otros datos (Jn.6, 42 y Lc.4, 22).

    En medio de una cultura marcadamente oral, bien poda existir laposibilidad de un maestro que no supiera leer ni escribir (de hecho,haba en aquella regin predicadores ambulantes de toda laya). Sinembargo, intentaremos mencionar de forma sucinta las posibilidadesreales de un judo de esa poca, artesano y proveniente de un peque-

    o y olvidado pueblo de campo, en una regin aislada y perifrica comolo era Galilea, aadiendo lo que nos transmiten los Evangelios para elcaso de Jess de Nazaret.

    19 Existen otros dos textos que podran servir de base para afirmar que Jess era letrado(especialmente Jn.8, 6 y Lc.4, 16-30). Ambos estn sujetos a crtica. No es nuestraintencin hacer aqu un anlisis detallado de la misma, pero la mencionamos de todas

    maneras para ilustrar un problema que es ms complejo de lo que parecera a simplevista.

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    La piedad de Jos

    Un primer elemento importante para explicar la instruccin religiosade Jess, y que dos evangelistas destacan, es el de la piedad de Jos,

    que aparece como fiel cumplidor de la Ley20 . Mateo comenzar defi-nindolo (Mt.1, 19) como un hombre justo (en griego dikaios, o virtuo-so, que observa la ley divina) conocedor de la Tor, pero, sugestiva-mente, capaz de recurrir a nuevas interpretaciones legales msmisericordiosas, frente a la posibilidad de lapidacin de Mara, o susometimiento a la humillante, injusta y horrible prueba de las aguasamargas21 en ocasin de un embarazo confuso.

    En varias oportunidades se destaca su peculiar atencin a lo que Diosle revelaba o peda en sueos, al estilo clsico de los patriarcas o profetas(Mt.1, 20-24; 2, 13-15.19-23). Esta actitud resulta notable, si tenemos encuenta la complicada situacin a la que se vea sometido l y su familia, ya los cambios dramticos que supona cada huida o desplazamiento, so-bre todo para un artesano pobre.

    Lucas resalta ese aspecto de atencin a la voluntad de Dios, a partir de suescucha al testimonio de personas sencillas (Lc.2, 8-20). Un elemento carac-terstico de estos textos lucanos es la referencia a la admiracin que le cau-saba a Jos lo que oa y vea (el pasaje mencionado y Lc.2, 33). Este elemen-

    to aparecer con ms fuerza al final de los relatos de la infancia de Jess,cuando se mencione de forma explcita que ni Mara ni Jos entendan lo queestaba sucediendo (Lc.2,50). En medio de esa extraeza y desconcierto,resulta ms admirable la sujecin de Jos, mediante el cumplimiento rigurosode las normas y prescripciones legales. As, aparece circuncidando en trmi-no al recin nacido (Lc.2, 21) segn requera el libro del Levtico (Lev.12, 3)purificndose, y presentando al nio en el Templo (Lc.22-24.27) en una refe-rencia a prcticas conocidas y extendidas (Ex.13, 2.12 y 1 Sam.1, 22-24).

    La seccin, enftica en relacin con el cumplimiento de la Ley, se cie-

    rra con otra mencin explcita a las visitas anuales a Jerusaln para la

    20 Reconocemos que resultara ms apropiado hablar de la piedad familiar, o comunita-ria. Asimismo, asumimos el riesgo que implica nuestro abordaje casi exclusivo de lafigura paterna, tomando en cuenta que los evangelistas, y de forma particular Mateo yLucas, ofrecen valiosos datos sobre la piedad de Mara. Lo hacemos por cuestionesmetodolgicas y de espacio, as como para subrayar el notable peso que tena enaquella cultura el papel del padre en la educacin religiosa de los hijos varones.

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    Dt.22, 20-21, 23-24 y Nm.5, 11-31.22 Ver Dt.16, 16.

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    fiesta de la Pascua, y en ocasin de los doce aos de Jess (Lc.2, 41-42)22 . Reiteramos que esto es muy significativo, si se considera la situa-cin de estrechez econmica de la familia, reflejada con claridad en elhecho de que, en ocasin de la consagracin del primognito, no pudie-

    ran sino realizar la ofrenda de los pobres: dos pichones de paloma (Lc.2,24). Otro elemento a destacar es el de la piedad tradicional y ms bienconservadora que manifiesta Santiago, uno de los hermanos de Jess, enla primera comunidad de Jerusaln (ver especialmente Gl.2, 12).

    Existen algunos datos sugestivos con respecto a la religiosidad deNazaret. Si bien su nombre no figura en el Antiguo Testamento, tena re-putacin de sitio piadoso. Algunas inscripciones encontradas en Cesareahablan del asentamiento de grupos sacerdotales en Nazaret luego dellevantamiento judo. Hasta el presente, las excavaciones arqueolgicas

    realizadas all, no han dado con indicios de cultos o smbolos paganos.Jess crece en ese ambiente de devocin marcada a las tradiciones de

    Israel. Resultara muy difcil que esa piedad de Jos no lo hubiera llevadoa introducir al pequeo en el mundo de la Tor. De hecho, buena parte dela educacin religiosa de los nios se realizaba en sus propias casas, enfamilia, sobre la base de la curiosidad de los nios, que haba llegado aestructurarse litrgicamente. Podemos recordar aqu los textos clsicosde Ex.13, 3-10.14; 12, 14; 12, 25-27; Dt.6, 20-25, en los cuales aparece la

    pregunta de estos en relacin con los gestos y palabras de los mayores, yque sirven como referencia para hacer memoria de distintos hechos. Laconocida invitacin con la que comenzaban muchos ritos (Shem Is-rael / Escucha Israel) es un magnfico ejemplo de la importancia quese otorgaba a la capacidad de rescatar, generacin tras generacin,los acontecimientos fundantes del Pueblo de Dios, a fin de ser apren-didos, memorizados, repetidos e interpretados.

    La educacin, ms o menos formal, giraba siempre alrededor de laBiblia hebrea. En realidad el inters era religioso ms que cultural, y se

    haba reforzado en pocas de amenaza o crisis, en particular durante elexilio babilnico, en el cual surgi la sinagoga, y luego, a partir de la resisten-cia macabea, alrededor del ao 168 a.C. Se ofreca en una escuela bsica ocasa del libro (bet-ha-sefer) a la cual acudan los nios, fundamentalmentevarones, desde los 5 o 7 aos de edad. Algunas de ellas funcionaban enlas mismas sinagogas, en casas aledaas, o estaban a cargo del hazzan(suerte de sacristn). Desde los 13 aos se abra para los ms capaces ydotados un nivel ms complejo, en la denominada bet-ha-midrash, aun-que deban ser muy escasos los que podan concurrir all a escuchar y

    aprender directamente de los maestros de la ley.

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    Es difcil saber con exactitud hasta qu punto este sistema de ense-anza estaba extendido por la regin palestina en tiempos de Jess. Lasopiniones varan, y es muy riesgoso dejarnos guiar por escritos posterio-res de tono optimista, que suelen idealizar el pasado, traspolando prcti-

    cas escolares que slo fueron frecuentes aos ms tarde, sobre todo des-pus del desastre que signific la destruccin del Templo de Jerusa-ln, en el ao 70 d.C. y la debacle definitiva del ao 137 d.C.

    Como dato significativo, e ilustrativo de lo que expresamos, el voca-blo escuela aparece una sola vez en el Nuevo Testamento (Hch.19,9), y en realidad como referencia a una institucin griega de Efeso, enla cual Pablo decidi reunir a los creyentes considerando las crticasde los que frecuentaban la sinagoga. Hemos visto ya otras relacionesalusivas a alguna estructura de enseanza, pero son indirectas.

    El texto con el cual Lucas cierra su seccin sobre la infancia de Jess,condensa en una frase la experiencia que intentamos analizar. Nos indicaque el joven se desarroll normalmente, creciendo en gracia, sabidura yestatura (Lc.2, 40.52). Esta referencia hace tambin un franco hincapi en elproceso de formacin e instruccin. Contrarresta de esa manera algunascorrientes herticas que aparecan ya en la iglesia primitiva, negando la ver-dadera humanidad de Jesucristo23 . Segn esas opiniones, y en particularpara lo que nos interesa respecto a su educacin (gradual y evolutiva) no

    habra tenido necesidad de aprendizaje alguno, conociendo todo en todomomento. En ese sentido, otros textos neotestamentarios se ocupan de ad-vertir sobre los peligros y engaos de tales teoras24 .

    Adems de esas referencias al ambiente piadoso en el que se educJess, los Evangelios nos ofrecen otras pistas de algunas de sus propiasvas de aprendizaje.

    El contacto directo y la experiencia de su vida con el

    pueblo

    La mayor parte de la vida de Jess transcurri en el anonimato. Aparte delos escuetos relatos de la infancia, nada sabemos. Sin embargo, existen ele-

    23 El docetismo, por ejemplo, planteaba que Jess no era un hombre real. La fuerza deese punto de vista fue tal, que encontramos sus rastros incluso en los escritos deClemente, Orgenes y otros Padres de la iglesia.

    24 Particularmente 2 Jn.7 (Pues andan por el mundo muchos engaadores que no

    reconocen que Jesucristo vino como hombre verdadero). Tambin 1 Jn.4, 2; Jn.1, 14;etctera.

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    mentos que nos pueden ayudar a delinear una cuestin que consideramosfundamental: su proximidad y consonancia con el pueblo sencillo y su cultura.

    Ya hicimos mencin a su actividad laboral como carpintero, con la cualsus conocidos lo identificaban sin mayores dificultades. En realidad es

    muy probable que se trate de algo un tanto ms complejo que el ebanistao hacedor de muebles. El vocablo tekton es amplio, y designa a la perso-na con una serie de habilidades artesanales afines a la construccin. Estosupone no slo una cierta calificacin, sino adems la posibilidad real decambiar con frecuencia el lugar de trabajo, especialmente tomando encuenta la pequeez de Nazaret, y las grandes obras que se emprendanen otros sitios. No sera descabellado suponer que Sforis, por ejemplo, auna hora escasa de camino y sujeta a un proyecto de reconstruccin porparte de Herodes Antipas, requiriera ese tipo de mano de obra. De hecho,

    el universo de las construcciones aparece no pocas veces en sus historias(Lc.14, 28-30; Mt.7, 24-27, etc.). Como sea, Jess es reconocido por suscontemporneos como trabajador de un oficio rudo, que lo colocaba encontacto directo y permanente con realidades muy diversas.

    Es evidente que entiende bien de la tierra y sus habitantes. Se debe ad-vertir que los ejemplos utilizados en sus parbolas reflejan su conocimientode la vida del campo, y en particular del campo galileo. Las casas son muysencillas, de una sola habitacin (Lc.11, 5-8). El trabajo rural no es el de las

    planicies del sur, sino que est tomado del entorno montaoso, con parcelasy corrales pequeos y cercados con piedras (Mc.4, 4-7). En sus relatos sehabla de ovejas, lobos, burros, bueyes, aves, semillas, siembras y cosechas,flores silvestres, odres viejos, lmparas caseras, nios, mercaderes y amasde casa. Las personas estn sujetas a las desventuras de guerras y desas-tres naturales. Las mansiones de los poderosos son vistas desde la cocina,y en la perspectiva de los sirvientes. El mundo del trabajo est presente ensus ejemplos, y de esa forma se muestran asalariados, empleados despedi-dos, dueos despticos, contratos y administradores de todo tipo (Jn.10, 1-

    18; Mt.20, 1-5; Lc.16, 1-2; Mt.24, 45-51; 25, 14-30, etc.) Jess mira definitiva-mente la vida desde los ojos de los pobres de la tierra (los anawim) lo cualrevela no slo una experiencia profunda y particular, sino adems una singularopcin. Su ministerio pblico se encuentra marcado por una constante movili-

    25 Con los grupos de estudio se puede proponer una relectura de los Evangelios desde laperspectiva geogrfica de los evangelistas. Esto es, un recorrido por los diversoslugares mencionados, incluyendo los domsticos, para perfilar con mayor nitidez laintencin de Jess y la de los escritores sagrados. En esa relectura habr que destacar

    sin dudas los lugares problemticos (extranjeros, sospechosos, paganos) parapreguntarnos con qu intencin estn incluidos all.

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    dad, que lo lleva a estar casi siempre rodeado de toda clase de personas.Sera tedioso hacer aqu un listado de textos de los Evangelios en los

    cuales aparecen lugares especficos, y lo proponemos ms bien comoejercicio de relectura bblica25 . Baste recordar algunos, como el lago de

    Galilea, Cafarnam, las orillas del ro Jordn, Perea, Jeric, Betfag, Betaniay Jerusaln. De igual modo sitios alejados como Tiro y Sidn (muy al nor-te, en la denominada Fenicia), tierras extranjeras y paganas, como Cesareade Filipo, prcticamente en la frontera con Siria, o lugares despreciadospor los judos, como Samaria. En todos esos sitios lo encontramos encasas de familia, tanto de amigos, discpulos y enfermos, como de gentede mala fama. Asimismo a bordo de barcas, en incontables sinagogas odirectamente al aire libre. En numerosas oportunidades se menciona unlugar que parecera inslito: el Templo de Jerusaln. All Jess ensea con

    frecuencia, y es aguardado por diversos pblicos (Jn.18, 20; Mt.26, 59-66;Mc.14, 55-64; Lc.22, 66-71, etc.). Incluso llega a ser el punto donde se co-mienza a desatar el conflicto definitivo, sobre todo a partir de la expulsin delos mercaderes (Jn.2, 13-17 y paralelos).

    La itinerancia de Jess es considerable y permanente, al punto queJuan estructura su Evangelio en torno a sus viajes o subidas a Jerusa-ln. Los sinpticos optan por presentar dos etapas, la correspondiente asu ministerio en Galilea, y la de Judea, pero siempre en movimiento. En

    dcadas recientes, nuevos descubrimientos e investigaciones han arroja-do ms luz sobre el perfil de Jess como maestro ambulante, prototipoque se hallaba con relativa frecuencia en la cultura y tradicin galileas.Aquella era una regin en la cual surgan con no poca asiduidad figurastpicas tales como lderes y profetas populares, mesas y taumaturgos detoda clase. Algunos de esos nombres han quedado registrados en la his-toria juda (Hanina ben Dosa, o Honi, el trazador de crculos, famoso porsus oraciones para interceder ante Dios por lluvia). De acuerdo con esatipologa, Jess de Nazaret se acercaba bastante a la categora de maes-

    tro de tipo carismtico hassdico (piadoso).Varias de las escenas mencionadas en prrafos anteriores transcurren

    en ocasin de fiestas religiosas, que funcionaban a la vez como espaciospara expresiones de religiosidad popular, tiempo para encuentros humanos,y lugar para intercambios, compraventas y contactos de todo tipo. Lo quenos interesa destacar es que los evangelistas subrayan que Jess est,por lo general, inserto en medio de ese pueblo. La gente lo busca (Mc.4, 1)se pasan la voz sobre su presencia (Mc.3, 8), lo importunan, se apretujan(Mc.3, 9), impiden que su propia familia lo vea (Lc.8, 19), desbordan la

    capacidad de espacios domsticos (Mc.2, 2), no lo dejan comer tranquilo(Mc.3, 20; 6, 31) y lo descubren an cuando pretende ocultarse (Mc.7, 24).

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    Jess aparece enseando y sanando, pero tambin escuchando toda clasede testimonios, en una forma extraordinaria de aprendizaje basada en suexperiencia directa de la realidad, y en el compromiso vital con eldenominado pueblo de la tierra (aam-haaretz) que carga de forma

    dolorosa todo gnero de angustias, fracasos y esperanzas. La notableinsistencia con la que los Evangelios destacan la avidez de las masas porseguirlo, orlo y recibir algn favor, refleja la ansiedad por encontrar unaliberacin que pareca no llegarles de ninguna otra parte.

    Mateo nos deja una expresin que capta de manera estupenda la sintonade Jess con esos sentimientos populares, y al mismo tiempo revela suternura crtica (Al ver a la gente, sinti compasin de ellos, porque estabancansados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor -Mt.9, 36-).

    La capacidad de dilogo y apertura al aprendizaje

    En estrecha relacin con el punto anterior se encuentra su actitud abiertay dispuesta al aprendizaje, que implica cambios en su conducta o planes.Queda reflejada, por ejemplo, en el asumir con asombro que no puedehacer milagros en su propia tierra (Mc.6, 5-6), que no puede mantener suintencin de orar en soledad (Mc.1, 35-39), que es capaz de perdonar,pero adems sanar a un enfermo (Mc.2, 1-12), que debe resignarse a no

    recibir alojamiento en la regin de Samaria (Lc.9, 51-56), que es incapazde esconderse de la multitud (Mc.7, 24), etctera.Un texto paradigmtico es, sin lugar a dudas, el de su encuentro con la

    mujer sirofenicia. El dilogo sostenido, que rescatan Marcos y Mateo,muestra la inslita rispidez de trminos, sumado a la cerrazn del argumentoutilizado por Jess, pero, con la misma intensidad, su no menossorprendente cambio ante las palabras de la extranjera, que lografinalmente su objetivo26 . Con una audacia luego olvidada, la iglesia primitivase refera a este pasaje como el de la mujer que convirti a Jess.

    El tiempo de meditacin apartado de la gente

    De igual forma Jess aprendi en otro contexto, el de la oracin ensoledad, por lo general en sitios retirados. Los sinpticos coinciden en lareferencia a una peripecia muy especial: la de las tentaciones en el desier-

    26 Acerca de este ltimo tema, se puede consultar el exhaustivo anlisis de Silvia Regina

    de Lima, En territorio de frontera -una lectura de Marcos 7, 24-30-, Ed. DEI, CostaRica, 2001.

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    to (Lc.4, 1-13 y paralelos), y a modo de preparacin para su ministerio pbli-co. El lugar solitario es entendido all como mbito de las fuerzas del mal,donde tiene lugar un combate particularmente difcil. Desde el punto de vistade la pedagoga, las tentaciones en el desierto tienen implicaciones muy su-

    gestivas. En ese sentido, Mateo y Lucas detallan la propuesta diablica, quepasa por la espectacularidad en el ministerio (milagros extravagantes y llama-tivos) y el poder entendido como dominio.

    Pero los rincones apartados aparecen tambin, y fundamentalmente,como oportunidades de encuentro con Dios. De esa forma leemos pasa-jes en los cuales se deja entender que Jess fortaleca su experiencia deproclamacin a partir de momentos intensos de oracin alejado de losdems (Mt.14, 23; Mc.6, 46; Lc.6, 12) o directamente en el retiro en sole-dad (Mt.14, 13; Jn.6, 15).

    As, se evidencia la intensidad en la relacin con su Padre, que deman-da tiempos y espacios especficos, cualitativamente diferentes de los tiem-pos y espacios cotidianos. De ese modo se convierten en oportunidadesprivilegiadas de aprendizaje. Es interesante notar que los discpulos lepiden a Jess que les ensee a orar. Resulta evidente que se refieren aesa singular manera de orar, ya que de hecho conoceran no slo lasformas de oracin usuales entre los judos, sino incluso otras, como las deJuan el Bautista (Lc.11, 1).

    La experiencia de Dios

    Asimismo el aprendizaje de Jess se dio, de forma privilegiada, a travsde su nica y profunda experiencia de Dios como Padre. Numerosos textosde los evangelios destacan esa particular e intensa relacin (Jn.15, 15; 7,16-18; Lc.10, 21-22, etc.). Inclusive, en una modalidad indita para aquelmomento, se atrevi a llamarlo con el vocabloAbb. De este trmino arameo,ntimo pero a la vez reverente (su traduccin sera algo as como Mi querido

    Padre), no conocemos que se hubiera utilizado en el mbito religioso de laliturgia sinagogal, e incluso podemos sospechar que se considerara ofensi-vo usado como invocacin a Dios. En realidad, en el Antiguo Testamento seaprecia en pocas oportunidades la nocin de Dios como Padre, apenasunas quince veces, aunque en verdad no es desconocida. Algunos de esostextos veterotestamentarios son Ex.4, 22; Dt.32, 6; Is.45, 9-11; Mal.2, 10,etc. An en el judasmo de tiempos de Jess la utilizacin era rara. Luego, eluso se hara un tanto ms frecuente en la literatura rabnica27 .

    27 Por ejemplo en el caso del maestro Yohanan Ben Zakkai, contemporneo de los apstoles.

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    Como sea, hasta Jess de Nazaret, la paternidad de Dios tiene un sen-tido colectivo marcado (Dios como Padre de su pueblo Israel). Los dichosde Jess que incluyen la expresin mi Padre estn casi siempre relacio-nados con enseanzas reservadas al crculo de los apstoles y discpulos.

    Cuando predica toma la imagen de un padre terreno, para dar a entendercmo es y de qu manera acta Dios.

    Sin embargo, de designar a Dios como Padre, pasa a invocarlo as(Mc.16, 36) lo cual se presenta como algo absolutamente inusual. ElAbbes signo de familiaridad e intimidad inslitas para con Dios, y refleja elcario, la sencillez y la seguridad que atraviesan esa relacin. Es la pala-bra que utilizan los nios cuando comienzan a barbotar, pero que se usa-ba an hasta en la juventud. Un bello texto del Talmud dice: Despus deque el nio aprecia el gusto de la harina, aprende a decirabb (pap) eimma (mam). Son estas las primeras palabras que balbucea.

    Lo interesante es que Jess introduce con toda intencin a sus seguido-res en ese tipo de comunin, que se convierte as en una de sus notasparticulares. Ya hicimos mencin a esa clase de gestos, propios de los gru-pos religiosos del judasmo, que se erigan como distintivos de los mismos28 .

    Jess anima entonces a sus discpulos a invocar a Dios a su manera, eimitar de ese modo esa relacin estrecha con Dios comoAbb. Esto pro-voc sin dudas una impresin perdurable en ellos, que se transmiti y

    continu en la iglesia primitiva. Algo de esto lo vemos reflejado en escritosde Pablo (Gl.4, 6 y Rom.8, 15), el cual anima a la utilizacin del arameoAbb, incluso en aquellas comunidades de habla griega29 , y como sealque las acercar a la prctica de Jess. Lo que el apstol da a entender esque exclamarAbb! movidos por el Espritu, es penetrar en una dimen-sin inefable, experimentada por Jess, que va mucho ms all de la meracomprensin intelectual de Dios.

    La piedad cotidiana

    Fue mencionada ya la sinagoga como lugar comn de aprendizaje paralos judos. An las aldeas ms pequeas tenan la suya, lo que aseguraba

    28 Los discpulos de Jess le piden que les ensee a orar, a pesar de que, como ju-dos,saban hacerlo. Juan Bautista tena evidentemente una manera particular de orar. Deigual manera los fariseos (Lc.18, 11; Mt.23, 5-6; Lc.5, 33; Mc.12, 40). Los documentos

    de Qumram nos muestran otras tradiciones especficas en relacin con la oracin.29 Como nota llamativa, el trmino no perdur como otros, que llegaron incluso a la

    actualidad (as aleluya, amn, hosanna).

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    la observancia del da santo. All se recitaba el credo del pueblo de Israel(Shem...), se oraba, y se lea la Tor en hebreo, con su correspondientetargum (traduccin/comentario) en arameo. Luego se lea a alguno de losprofetas, en funcin de la primera lectura, y terminaba esa seccin con

    una predicacin, que casi siempre tena la estructura de una parfrasis,en la cual se utilizaban otros textos sagrados.

    No resulta entonces extrao que aparezca con sugestiva frecuencia enlos Evangelios, como un lugar familiar y conocido para Jess, en el cual semova con comodidad. Son interesantes los descubrimientos arqueolgi-cos realizados en asentamientos de antiguas sinagogas, que muestranuna estructura arquitectnica sin desniveles ni espacios diferenciados, loque facilitaba sin dudas el intercambio y el dilogo, cuestin muy caracte-rstica en la pedagoga horizontal de Jess.

    Podemos encontrar textos que asocian su actividad con la sinagogaen dos planos: algunas aparecen mencionadas en general, diseminadasen pueblos y sitios sin nombre especfico, donde Jess ensea, anuncia labuena noticia, expulsa demonios y sana enfermos (por ejemplo Mt.9, 35;Mc.1, 39; Jn.18, 20). Otras estn localizadas con precisin, sobre todo las deCafarnam y Nazaret (Mc.1, 21; 6, 2; Lc.4, 33). Para lo que nos interesa, espreciso destacar que el conocido texto de Lc.4, 16 indica que era costum-bre de Jess acudir all. Podramos decir lo mismo en relacin con la de

    Cafarnam, ya que fij residencia en ese lugar por un tiempo.Algo similar podramos afirmar con respecto al Templo de Jerusaln, encuyo entorno Jess se senta a sus anchas, por lo general predicando (Lc.20,1; 19, 47; 2, 46; Mt.24, 1; 26, 55; Mc.11, 11; 11, 15; Jn.7, 14; 15, 14, etc.),aunque de seguro sin la llaneza e intimidad que brindaba la sinagoga.

    Otros textos parecen hacer referencia ms concreta a su piedad indivi-dual, mediante el cumplimiento de las tres horas de oracin de los judos,aunque los autores no entren en detalles rituales. La primera, antes desalir el sol (Mc.1, 35) comprenda las bendiciones del amanecer, el rezo de

    salmos, el Shem Israel con sus respectivas bendiciones, para finalizarcon las dieciocho bendiciones o Semon Esr30 . La segunda, por latarde, en el momento del sacrificio en el Templo (Mc.6, 46) comprendacuatro bendiciones (antes y despus de la Shem) para terminar con laSemon Esr. La tercera, antes de dormir (Lc.6, 12) era de carcter indivi-dual; se estructuraba en torno a varios versculos tomados de los salmos,la Shem, los salmos 91 y 50, para finalizar con el salmo 128.

    30 Tambin denominada Ha Tefill (la oracin por excelencia) oAmid, porque se decade pie.

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    Sea como fuere, Jess es presentado por los evangelistas como un judomuy cercano a algunas de las principales estructuras pedaggico/religiosasde su tiempo, pero adems como hombre que expresaba su fe en variadascircunstancias, a travs de la forma ms usual: la oracin de bendicin, o

    berak (a Dios, como en Mt.11, 25; Lc.10, 21 o Jn.11, 41; a los nios, como enMc.10, 16; en accin de gracias, como en Mc.14, 22-24, etctera).

    La rLa rLa rLa rLa relecturelecturelecturelecturelectura de las Escritura de las Escritura de las Escritura de las Escritura de las Escriturasasasasas

    Brevemente ya mencionamos las discusiones que Jess sostuvo con losmaestros de la Ley. Los evangelistas nos han transmitido relatos de varios deesos debates con los especialistas en la legislacin mosaica. Es evidente

    que aquellas disputas verbales debieron ser mucho ms extensas y comple-jas de lo que ha llegado hasta nosotros. De todas maneras, hay que sealarque por lo general siguen una estructura conocida y utilizada por los maes-tros, la cual no se ajusta con exactitud a los parmetros de un dilogo, sinoque se asemeja ms a lo que se denomina un discurso escriturstico. Estorevela ciertamente un particular dominio de las tcnicas usuales por parte deJess, y a la vez su profundo conocimiento de la Escritura.

    En ese sentido, es interesante destacar la radicalizacin de la Ley pro-puesta por l, que apunta a la bsqueda de la voluntad original de Dios, y

    evita detalles de observancia ritual o interpretaciones casusticas que seperdan muchas veces en el ridculo (por ejemplo el hipottico caso presen-tado por un grupo de saduceos sobre una situacin de viudez mltiple, susrelaciones con la ley del levirato, la resurreccin, etc., en Mt.22, 23-33).

    Otro aspecto notable asociado a su utilizacin de la Escritura, es quesostiene normalmente sus argumentaciones sin recurrir al procedimientocorriente entre los profetas (... la Palabra de Dios vino a m diciendo...) nia la autoridad de otros maestros, tal y como se acostumbraba hacer en lapoca. En cambio, emplea una frmula indita (En verdad/Amn les

    digo...) que no funciona como respuesta en el debate sino que es co-mienzo de un argumento nuevo y diferente. A diferencia de los rabinos, eincluso de los esenios, Jess no consider que su trabajo fuera el de unexgeta, y ms bien resulta notable su uso instrumental de la Escritura,que le sirve como medio para generar nueva conciencia, fundamentar untipo de tica diferente, aportar elementos para la polmica, etctera.

    Salta a la vista que Jess reinterpreta de forma permanente la Escritu-ra, y, a pesar de que la tcnica como tal era usual31 , le imprime un giro

    31 El ya mencionado Midrash.

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    fundamental que se muestra en dos dimensiones: por un lado coloca alser humano como centro de cualquier reflexin, y, por otro, actualiza lostextos conocidos y los pone en relacin con la vida.

    Ga l i l a e a e g e n t i um

    Finalmente, pero no en ltimo lugar, aparece Galilea como el horizontevital en el cual Jess se desenvuelve. La referencia hecha por Mateo (4,15) citando al profeta Isaas (9, 1-2) no es un mero dato geogrfico, sinoque apela a una compleja trama con implicaciones tnicas, culturales, re-ligiosas y socio-histricas. La expresin Galilea de las naciones, o Galileade los paganos, resulta un indicio clave para comprender algunas de las

    singulares influencias que debi haber recibido Jess de Nazaret.Galilea es un vocablo proveniente del hebreo galil, que significacrculo,o anillo. Esto indica con claridad que se trataba de un territorio encerradoentre otros, en este caso paganos. Si en su origen form parte de losterritorios asignados a algunas de las tribus, como la de Zabuln o Neftal,despus sufri invasiones y presiones de todo tipo. Baste recordar que,luego de ser absorbida por Asiria en el 734 a. C. pas en los siglos si-guientes por las manos de babilonios, persas, macedonios, egipcios, siriosy romanos, que fueron dejando en ella mltiples huellas. En tiempos de

    los macabeos, la influencia de los gentiles fue tan recia, que la mayora delos judos, en realidad en minora numrica, decidieron pedir ayuda a SimnMacabeo a fin de huir hacia Judea, en el sur (I Mac.5, 14-21ss). Rodeada porciudades helensticas, como Sidn, Tiro, Tolemaida, Decpolis o Sabaste,tuvo dentro de su propio territorio enclaves de esa cultura, tales comoSforis o Tiberades. Esta ltima situacin provoc frecuentes conflictoscon los judos, sea por prcticas que ellos consideraban ofensivas, o di-rectamente por la insultante concentracin y ostentacin de riquezas.

    La suma de estas particularidades hizo de los galileos un grupo desta-

    cado por sus sentimientos de independencia y resistencia frente a la do-minacin. Flavio Josefo lo describe en estos trminos:

    ...rodeadas (estas regiones) de gentes extranjeras... siempre resistierona todas las guerras y peligros, porque por su naturaleza son los galileosgente de guerra...y nunca mostraron miedo, ni faltaron jams hombres...32 .En la formacin de ese espritu combativo influyeron con seguridad, y

    como ya sugerimos, diversos elementos, relacionados en lo fundamentalcon la separacin de los reinos de Israel y Jud, las amenazas y persecu-

    32 Guerras de los Judos, III, 2.

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    ciones sufridas, el peso de las estructuras y tradiciones ligadas al imperioagrario antiguo, etc. Por ejemplo, y refirindonos ya a la dimensin religio-sa, Galilea permaneci ajena al proceso de fortalecimiento de las institu-ciones ms significativas (Tor y Templo) desarrollado en el sur, y que

    tendra luego enormes repercusiones. Consecuencia de esta intrincadasituacin, fue la evolucin de un tipo diferente de judasmo. Mencionare-mos brevemente, a modo de muestra, algunas tradiciones y prescripcio-nes que contradecan las prcticas meridionales: los judos galileos notrabajaban el da anterior a la Pascua; no aceptaban la norma farisea queprohiba comer carne junto a productos lcteos; los derechos de las viu-das variaban; la pareja de recin casados poda permanecer sola la nochedel da de bodas; etctera.

    Debemos tomar en cuenta que el judasmo galileo se encontraba ms

    o menos liberado de las influencias directas del alto clero (sacerdotes ysaduceos) encargado de centralizar y controlar la tradicin. Por otra parte,no posea centros destacados de adoracin, como Jerusaln o Garizim.Adems, la diversidad cultural generada a travs del contacto secular conotros pueblos y costumbres, daba como resultado una religiosidad msabierta. Los galileos tenan fama de laxos en relacin con el templo y laley33 . No es casual que encontremos entonces en los evangelios ciertas ex-presiones despectivas, o por lo menos sospechosas hacia ellos. As, por caso,

    Natanael (Jn.1, 46); la gente comn (Jn.7, 41); los fariseos y jefes de lossacerdotes (Jn.7, 52), dan a entender que nada bueno se puede esperarde los judos que provienen de aquella regin.

    Si releemos la prctica de Jess a la luz de estas peculiaridades, com-prenderemos mejor su talante libertario, su escaso aprecio por el templo ylas estructuras clericales, y, de manera particular, su interpretacin de laley, muy en sintona con el espritu religioso abierto del galil.

    Jess de Nazaret: maestro (La pedagoga de

    Rabbi Yehoshua)

    Jess aparece como la plenitud de aquella labor educativa realizada atravs de los siglos de formacin del Pueblo de Dios, pero sin duda algunaabre otra etapa en el proceso pedaggico de la revelacin, ya que se pre-senta enseando. Son sugestivas las reflexiones del educador brasileoPaulo Freire: Suelo decir que, independientemente de la posicin cristiana

    33 Una imprecacin, atribuida a Yohannn ben Zakkai, maestro que vivi alrededor delao 70 d.C. dice Galilea, Galilea, t odias la Tor!.

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    en la que siempre trat de estar, Cristo ser para m, como lo es, un ejemplode pedagogo... Lo que me fascina de los Evangelios es la indivisibilidadentre su contenido y el mtodo con que Cristo los comunicaba...34 .

    Jess es reconocido como maestro, y, de hecho, en los evangelios

    encontramos que as se le llama en alrededor de sesenta oportunidades(incluyendo duplicados). Es uno de los ttulos que se le otorgan. El trmi-no griego ms comn es didskalos, pero tambin aparecen kathegetes yepistates (ste ltimo utilizado a la vez, y preferentemente, por Lucas, ensu acepcin de supervisor o jefe). En ocasiones se utiliza el hebreo rabbi,y slo en dos oportunidades el familiar e ntimo rabbun, en boca de MaraMagdalena y el ciego Bartimeo (Jn.20, 16 y Mc.10, 51 respectivamente).Todos ellos hacen referencia al perfil pedaggico de su ministerio.

    Es muy interesante constatar la variedad de personas o grupos que as

    lo reconocen: otros maestros (los escribas), fariseos, cobradores de im-puestos, jvenes, herodianos, saduceos, empleados del jefe de la sina-goga, individuos annimos de entre la multitud, un jefe de los judos, le-prosos, espas, seguidores de Juan Bautista, miembros de su propio gru-po, y, en particular, Judas Iscariote, Pedro, Juan, Santiago, Marta, y MaraMagdalena. Incluso l mismo se autodefine como maestro. Ya menciona-mos que en su poca no era an un ttulo especfico, como lo fue despusde la reorganizacin del judasmo. Sin embargo, la abundancia, y sobretodo la variedad de testigos que as lo reconocen, incluyendo a especia-

    listas con cargos relevantes (tal el caso de Nicodemo), nos dan clarosindicios de que constitua una de sus facetas impactantes.

    Por eso, desde posiciones diferentes, e incluso antagnicas, desdeintereses distintos y sectores diversos, existe el reconocimiento de queJess se destaca porque ensea. Sin embargo, se subrayan diferenciasradicales entre su manera de ensear y la de los profesionales de la en-seanza de su tiempo.

    La de Jess provoca asombro entre la gente, porque se hace con au-toridad plena (Lc.4, 31-32) y no como los maestros de la ley (Mc.1, 22).Las expresiones utilizadas por Lucas y Marcos en forma interrogativa(Qu es esto? o Quin es este?, de Mc.4, 41), sumadas a las actitu-des de los oyentes (asustados o admirados, como por ejemplo en Mt.7,28) hacen referencia no tanto al estupor provocado por la transmisin deun conocimiento novedoso de tipo intelectual, sino ms bien a una expe-riencia singularmente intensa y diferente de esos testigos, que se perca-tan del poder del Espritu actuando en Jess.

    34 Citado en Matthas Preiswerk, Educacin popular y Teologa de la Liberacin, DEI,Costa Rica, 1994, p. 48.

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    El trmino griego que es utilizado por los evangelios para expresaresa autoridad es exousa, que adems significa libertad (la traduccinliteral es desde el propio ser). Sin dudas existe una estrecha relacinentre la autoridad que Jess manifiesta en el magisterio y su notable

    libertad frente a instituciones, poderes diversos, doctrinas oficiales ycostumbres sociales.

    En los pasajes citados aparece la comparacin que realizan los oyen-tes con otras formas de enseanza, que vienen a ser como la contrapar-tida de la pedagoga jesunica. Aquella, la de los maestros de la ley, que-da devaluada a la categora de doctrina sin autoridad verdadera que larespalde. Ellos son capaces de referirse a las doctrinas de otros maes-tros, a la Escritura y las tradiciones, y a la estructura jurdica que les sirvede soporte. Incluso criticarn en Jess su falta de apoyatura visible, como

    en Mt.11, 27-33 (Quin te dio autoridad?). Sin embargo, ese aparatode tan compleja precisin, acaba esclavizndolos. Al respecto, en Jn.8,31ss podemos observar la interesantsima discusin que se suscita entorno a la libertad que proviene del conocimiento de la verdad, contra-puesta a la situacin real de servidumbre de los que se considerabanliberados por mera transmisin hereditaria (filiacin abrahmica).

    Cuando analicemos algunos encuentros de Jess con diversas per-sonas, volveremos sobre esa cuestin a destacar el apego de escribas

    y fariseos a la letra de la ley, y su consiguiente incapacidad para esca-par de esa trampa cuando se las tienen que ver con casos concretos,frente a los cuales slo atinan a repetir las normas legales una y otravez. Jess se muestra severo con ellos, y varios textos se encargan detransmitirnos sus crticas: los maestros de la ley son ostentosos, simu-lan piedad, y gustan de ser reconocidos y respetados, aunque, bajoesa apariencia, ocultan los despojos a que someten a los pobres (Mc.12,38-40). Sus enseanzas son como la levadura, que puede echar aperder todo, corrompindolo (Mc.8, 15; Mt.16, 6.12). Son herederos de

    la ctedra de Moiss, pero no practican lo que predican (Mt, 23, 1-36).Una frase resume estupenda, y lapidariamente, la pedagoga de ellos:se han adueado de la llave del conocimiento, con el agravante deque no entran, ni dejan a otros entrar (Lc.11, 46-53).

    Frente a esa triste realidad de un pueblo que cay en manos deguas ciegos y traidores, cobra densidad y sentido el tema de laautoridad entendida como poder, pero fundamentalmente como li-bertad orientada a la vida plena. De inmediato concentraremos nues-tra reflexin en algunos aspectos de la praxis de Jess que reflejan

    esta faceta con claridad.

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    Libertad ante la Ley

    Para no extendernos demasiado sobre este tema, enfocaremos la aten-cin en un texto paradigmtico de Mateo (5, 17-48). Lo seleccionamos

    porque resulta adems problemtico, en particular debido a la seccinque va del v.17 al 20, en la cual Jess afirma la validez de la Tor, an ensus mnimos detalles35 , y en franca contradiccin con Pablo (ver por ejem-plo Gl.2, 15-16). Comenzaremos indicando que el texto revela la reflexiny nfasis de una comunidad judeocristiana primitiva, opacada ms tardepor la teologa paulina, que prevaleci al final. No obstante, por esa mismacaracterstica, nos brinda valiossima informacin sobre posturas de Je-ss que no siempre aparecen tan difanas en otros evangelios. Comoprimera cuestin, seala la probabilidad de que l no rompiera en principiocon la Tor, sino tan slo con la halakk farisea, y se concentrara funda-mentalmente en los valores ms importantes de la ley, sin abordar lacomplejsima legislacin cltica.

    En el texto sugerido de Mateo, encontramos varias afirmaciones sobrela no supresin de la ley o los profetas, y el mandato a obedecerles, perotambin la interesantsima propuesta de otorgarles pleno valor. Apare-cen por eso las llamadas anttesis (o mejor, hipertesis) en las cuales Jessperfila algunos elementos de ese valor pleno, yendo ms all de las ense-

    anzas de la Tor, pero sin necesariamente contradecirlas. Lo hace bus-cando la voluntad original de Dios y, por tanto, radicalizando los precep-tos. Entre otras cosas, apunta en contra de las acomodaciones resultan-tes de la casustica rabnica36 .

    Debemos hacer aqu un parntesis, a fin de insistir de nuevo en el he-cho de que Jess no arremetiera sin ms contra la ley, y de paso recordarque, en consecuencia, la enseanza de la iglesia primitiva difiri en pocode la predicacin del judasmo. Los temas que hoy hallamos en el NuevoTestamento son como la punta de un iceberg, cuyo cuerpo principal se da

    por supuesto. Precisamente por ser diferentes, fueron rescatados y pre-servados, considerndolos con mayor autoridad en las cuestiones espec-ficas que abordan37 .

    35 Dice que no se le quitar ni una yod (la letra ms pequea del alfabeto hebreo) ni unawaw, especie de tilde nfimo, que sirve para distinguir ciertas letras de otras.

    36 Por ejemplo Mt.23, 16-22; Mc.7,11-13, etctera.37 En tal sentido, tanto el cristianismo como el judasmo experimentaron simultneamen-

    te un proceso similar con relacin a la produccin de nuevos escritos normativos (el

    Nuevo Testamento y la Mishn, respectivamente) que culmin hacia fines del siglo IId.C.

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    Lo que nos interesa es que, frente a la ley, Jess no se limita a dictarnuevos preceptos, sino que propone audaces gestos creadores que pre-tenden destacar posibilidades inditas, inesperadas y ms hondas en lasrelaciones interpersonales. Por tanto, sera absurdo traicionar ese espri-

    tu, fijando de forma mecnica sus nuevas propuestas38 . De hecho, as loentendieron los mismos apstoles. Como ejemplo de esto ltimo, mencio-naremos las dos instrucciones sobre el matrimonio, una de Pablo y otradel Seor (I Cor.7, 10.12). Reconocemos que es extremadamente arduala comprensin de aquella invitacin a la creatividad, ya que nuestra pe-renne tentacin es refugiarnos en el legalismo, saltar al laxismo, o caer ensoluciones acomodaticias.

    Colocar la ley al servicio del ser humano, y no al revs (Mc.2, 27), supo-ne en verdad una audacia que en no pocas ocasiones se torna muy inc-

    moda. La libertad que manifiesta Jess de Nazaret ante la ley se inscribecon claridad en la invitacin proftica a escribir esa ley en los corazones,ms que en tablas de piedra (ver Jer.31, 31-34).

    Gestos emancipatorios

    Buena parte del asombro que Jess provocaba entre sus contempor-neos se explica porque su enseanza no quedaba reducida al discurso,

    sino que iba acompaada de manera especial por gestos emancipatorios39

    .No pretendemos un recuento exhaustivo de los mismos, sino ms bienla presentacin de algunos desde la clave hermenutica del contacto fsi-co con personas que se encontraban en la categora legal de impuros/as.Lo hacemos as porque consideramos que viene a constituir uno de loselementos ms significativos, por lo subversivo, en su pedagoga. En esesentido, debemos tener en cuenta que, para la religiosidad juda de aque-lla poca, la cuestin de la contradiccin puro/impuro resultaba primordial.Israel tena clara conciencia de haberse convertido en pueblo santo me-

    diante la alianza en el Sina, pero consideraba que esa santidad se veaamenazada por la impureza, la cual poda darse en innumerables situa-ciones de la vida a travs de transgresiones explcitas, razones de tipobiolgico, motivos accidentales, etctera.

    Podemos encontrar testimonios elocuentes de esa cosmovisin en loslibros del Levtico, Nmeros o Deuteronomio, donde hallamos listados

    38 El tema se encuentra desarrollado en Juan Luis Segundo, El caso Mateo Los comien-

    zos de una tica judeocristiana, Ed. Sal Terrae, Santander, 1994, p.138.39 Incluimos adrede en esa amplia categora a los denominados milagros.

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    abundantsimos que determinan con minuciosidad los lmites de la pure-za, y las situaciones que la podran poner en peligro, o directamente supri-mir. Asimismo figuran all los mecanismos de reinsercin en la comunidadsanta, generalmente a cargo del grupo sacerdotal, responsable de certifi-

    car la nueva condicin.Lo interesante en la prctica de Jess, es que l mismo decide esa

    reinsercin, sin que el/la afectado/a pase por los canales legalmente cons-tituidos. Lo hace a travs de sanaciones, o mediante la comunin de mesa.Es importante valorar que, tanto el medio en el cual l se mova, comootras sociedades de la poca, eran de tipo didico, o sea, orientadas confuerza hacia los dems. El individuo era siempre menos relevante que elgrupo, tribu, comunidad, familia, etnia, etc. Por eso, muchos de los gestosemancipatorios no slo significan oportunidad de sanacin interior, sino,

    ante todo, una posibilidad real de readmisin en la comunidad, con lo cualtambin se recompona el sentido de la vida.

    En relacin con el primer aspecto, es provocador su gesto de tocar40

    enfermos y muertos. En Mc.1, 40-41, a un leproso (comparar con Lev.13,45-46). En Mc.5, 27, a una mujer con flujo de sangre (comparar con Lev.15,25-30 y 19-27). A una muchacha (Mt.9, 25) y a un joven (Lc.7, 14) muertos(comparar con Nm.19, 11-22). De igual modo a una pecadora pblica(Lc.7, 39), a ciegos (Mt.9, 29 y Mc.8, 22-23), un sordo (Mc.7, 33), un mu-

    chacho posedo por un espritu inmundo (Mc.9, 27), etctera. El contactofsico que Jess establece con ellos no es casual, y los evangelistas seencargan de destacarlo y recordarlo precisamente por las implicaciones le-gales que supone; estas se hacen evidentes a partir de la lectura de lostextos citados del Pentateuco. Al tocar fsicamente excluidos/as, Jess losrecibe de facto en una nueva comunidad, que comienza a adquirir sentidojustamente en la ruptura prctica de la alienacin.

    Pero decamos que los gestos emancipatorios de Jess no se limitan aenfermos. Igual los realiza compartiendo la mesa con transgresores e

    impuros, lo cual mueve a sorpresa escandalizada, an a los discpulos deJuan Bautista (Mt.9, 14). Como prembulo, diremos que el ser humanonecesita crear un mundo determinado, con valores, una cierta cosmovisin,smbolos, pautas de conducta, y parmetros. En ese horizonte, y en trmi-nos antropolgicos, comer es mucho ms que una actividad biolgica. Lamesa es el lugar por antonomasia en el que se afirman los papeles y

    40 El verbo griego haptomai (tocar) es muy preciso, y aparece de forma explcita en lostextos citados.

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    situaciones sociales; de ah la importancia de respetar sus cdigos,garantizadores del equilibrio y orden establecidos en cualquier sociedad 41.

    Israel lo entenda de esa manera, en consonancia con las costumbrescomunes en la regin mediterrnea del siglo primero, pero con el agravan-

    te de su obsesin por la pureza legal, alentada de forma singular por losfariseos. Este grupo sostena que la mesa, aparte del Templo, era el nicoespacio en el cual podan aplicarse a cabalidad las leyes de pureza ritual.Por ello, no slo se prohiban algunos alimentos (ver Lev.11) o se insistaen determinadas reglas de limpieza de manos y utensilios (Mt. 15, 1-2; Lc.11, 38; Mc. 7, 1-5) sino que se consideraba riesgoso y amenazador deaquel ideal de santidad el compartir la mesa con alguien que fuera impuro/a. No es casual entonces que se haga mencin, en numerosos textosneotestamentarios, a tal cantidad de regulaciones respecto a esto42 .

    De esa forma, los evangelios, y Lucas en especial, recordarn variassituaciones en las que Jess cuestion mediante su conducta las normasde mesa corrientes, al punto de que sus enemigos no slo le recriminan elhecho de comer con pecadores (Mt.9, 11; Lc.15, 1-12; 19, 7) sino tambinel de ser bebedor y glotn (Mt.11, 19).

    Vemos que Jess no slo comparte el pan con publicanos y pecadores,sino que lo hace tambin con algunos adversarios, concretamente fariseos,lo que genera entre ellos intensos debates en torno a su propuesta de aper-

    tura, e invitndolos a adherirse a ella. En el fondo de la cuestin se reflejandos concepciones de Dios opuestas por completo. El grupo que ataca aJess entiende que acercarse a Dios exige una radical separacin de los/las impuros/as, mientras que l proclama a un Dios inclusivo; lo hace ofre-ciendo incluso sugerencias concretas acerca de la clase de invitados quehay que traer a una comida (Lc. 14, 10.12-14; Mt. 22, 1-14). En su horizonteescatolgico se inserta sin dudas la antigua tradicin que anhela el futurobajo la especie de un banquete (Is.25, 6; Lc.14, 15; Ap.19, 9; Mt.8, 11-12).

    La gran preocupacin de los maestros de la ley se centraba en la san-

    tidad (Sean santos como Dios es santo -Lev.19, 2-) que implica y exigeseparacin, segregacin, aislamiento, e incluso fuga de la sociedad. Porel contrario, Jess invita a la misericordia (Sean misericordiosos como su

    41 Se puede consultar el excelente trabajo de Rafael Aguirre, La mesa compartidaEstudios del Nuevo Testamento desde las ciencias sociales, Ed. Sal Terrae, Santander,1994, pp.17-131.

    42

    Ritos de purificacin (Mc. 7, 2). Lugares, ocasiones y maneras para las comidas (Mc.

    2, 23-28). Normas de hospitalidad o urbanidad relacionadas con los invitados (Lc. 7,36-50; 14, 7). Respeto a las categoras de los mismos (Lc. 17, 7-8), etctera.

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    Padre es misericordioso -Lc.6, 36-43 ), que supone acercamiento,comensalidad, apertura, e insercin en medio del pueblo.

    Problematizacin de situaciones

    Pedagoga de la pregunta

    Jess ensea adems problematizando situaciones, y planteando pre-guntas desestabilizadoras. Esa metodologa atrae y fascina al pueblo, aun-que provoca irritacin, en particular entre las autoridades. Por ejemplo, echamano a sucesos de la vida diaria que quedan abiertos frente a acusacionesrealizadas en forma de interrogacin (a la pregunta por la dudosa legalidad

    de una accin suya contesta Quin de ustedes, si tiene una oveja y secae a un pozo en sbado, no va y la saca? en Mt.12, 11). A su vez replicabuscando una toma de posicin sobre sucesos de singular sensibilidad,perfectamente conocidos por su auditorio (Yo tambin les voy a hacer unapregunta. Respndanme: Quin envi a Juan a bautizar, Dios o los hom-bres?, en Lc.20, 3-4 y par.). En ocasiones, remite a los cuestionadores a laEscritura, tambin con la clave de una pregunta (Mt.12, 3-5).

    En no pocas oportunidades, las preguntas que le formulan sus contrin-cantes son contestadas por l con otra interrogante, lo que gira de forma

    drstica la direccin y lgica de la argumentacin. Sin embargo, ese recur-so no se agota en el grupo mencionado, y puede dirigirse a los del entornocercano (por caso, la perturbadora respuesta que ofrece al preguntrselesobre su madre y hermanos, en Mt.12, 46-50).

    No nos extenderemos en la cita de pasajes especficos. Simplemente des-tacaremos que buena parte de esos cuestionarios quedan sin respuesta ex-plcita en los textos. Apuntan ms bien a suscitar condiciones para el desarro-llo en la madurez de los oyentes, a fin de que asuman una actitud nueva yresponsable frente a situaciones de la vida cotidiana, a la luz de la ley. Son

    medios de construccin de aprendizaje44 . En tal sentido, los evangelistas hansido capaces de transmitirnos de manera respetuosa ese aspecto de la pe-dagoga de Jess, sin caer en la tentacin de ofrecer un manual universal derespuestas.

    43 Lucas habla explcitamente de ser misericordiosos (en griego oiktirmon). El texto pa-ralelo de Mateo (5, 48) hablar de ser perfectos (en griego teleios), aunque el contextoapunta a la misericordia.

    44 El tema se encuentra ms desarrollado en Boris Tobar Solano, Pedagoga de Jess,

    Pedagoga popular -recursos y estrategias para construir sujetos sociales participativos-, Ed. Centro Ignaciano Pedro Arrupe, Quito, s/f de edicin.

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    Parbolas

    La problematizacin de situaciones se deja ver de forma singular a travsde las parbolas, modo de enseanza bien conocido en el mundo antiguo.

    Se lo denominaba mashal en hebreo; el vocablo griego que se utiliz en sutraduccin fue parabol, cuya raz implica colocar dos cosas lado a lado paracompararlas. Un bello texto del Cntico Rabb45 explica:

    Rab Hanina dijo: Esto puede compararse con un pozo profundo llenode agua, de agua fresca, suave y buena; pero nadie poda beber de ella.Lleg un hombre que uni cuerda con cuerda, soga con soga, sac de ally bebi. Y todo el mundo se puso a sacar y a beber. As, de parbola enparbola Salomn penetr en el secreto de la Tor... Nuestros maestrosdijeron: que el mashal no sea una cosa insignificante a tus ojos, ya quegracias a l el hombre puede comprender las palabras de la Tor. Parbo-la de un rey que, en su casa, perdi una moneda de oro o una piedrapreciosa. No la busca con u