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Con 5.000 años de historia minera y más de 200 minas abiertas en diferentes épocas, la Faja Pirítica Ibérica es, sin lugar a dudas, la región más explotada por la humanidad y una de las provincias metalogenéticas de mayor relevancia mundial. 8 Cuaderno de Campo “No me llaméis por mi nombre, llamadme sólo minero, que mi nombre ya no existe, y, si existe, no lo quiero. Minero, ¡sólo minero!” (J. M. Morón, Solo minero)

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Con 5.000 años de historia minera y más de 200 minasabiertas en diferentes épocas, la Faja Pirítica Ibérica es, sin lugar a dudas, la región más explotada por lahumanidad y una de las provincias metalogenéticas de mayor relevancia mundial.

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Cuadernode Campo

“No me llaméis por mi nombre,llamadme sólo minero,que mi nombre ya no existe,y, si existe,no lo quiero.Minero, ¡sólo minero!”(J. M. Morón, Solo minero)

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Historia de la Faja Pirítica Ibérica.History of the Iberian Pyrite Belt.

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Yacimientos de Manganeso.Manganese deposits.

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Minería y Actualidad en la Faja Pirítica Ibérica.Mining and Present in the Iberian Pyrite Belt.

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A región del Suroeste de lapenínsula denominada mo-dernamente Faja Pirítica Ibé-rica (en adelante FPI) es, sin

lugar a dudas, la más explotada por la hu-manidad desde la antigüedad. Se tieneconstancia arqueológica de que la produc-ción de metales dio sus primeros pasos enalgún momento del tercer milenio antes denuestra era, lo que se traduce en 5.000años de minería. Por tanto, la reflexión deFlores Caballero sobre Riotinto puede ha-cerse extensiva a toda la región cuandoafirma que: “si pudiéramos contar con lainformación del número de horas de tra-bajo realizadas de manera directa o indi-recta en las minas, comprobaríamos quees una de las obras humanas donde se hanacumulado más horas de esfuerzo”(Flo-res Caballero, 1988).

LOS INICIOS DE LA PRODUCCIÓNDE METALES

Las primeras actividades minero-meta-lúrgicas se remontan al periodo Calcolítico(tercer milenio a.C.). El yacimiento portu-

gués de Jôao Marques (Gonçalves, 1987)o el poblado metalúrgico del Cabezo Juré(Alosno) investigado por el ProyectoOdiel (1991) y datado mediante Carbo-no/14 en el 2.500 a.C. (Nocete y Linares,1999), son dos claros ejemplos de ello. Por

el momento, no se han encontrado pruebasconcluyentes que demuestren el moldeodirecto del cobre nativo, que constituiríauna fase aún más primitiva de desarrollo,pero la abundancia de dicho metal en susmúltiples combinaciones y la aparición es-

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HISTORIA

La minería ha sido el motor de la civilización desde los al-bores de la historia, proporcionando a la sociedad las mate-rias primas con las que se fabrican la mayoría de los objetosde consumo, siendo pionera en la aplicación de nuevos equiposy técnicas que en etapas posteriores se generalizaron a otroscampos. La adaptación a los nuevos mercados y la exigenciade calidad, ha sido un gran reto para la industria minero-me-talúrgica. Cada paso que se ha dado, ha supuesto el esfuerzode generaciones de mineros para superar continuas dificulta-des. La minería metálica del suroeste ibérico es un vivo ejem-plo de todo ésto.

HISTORIA DE LA FAJA PIRÍTICA IBÉRICA

Autor: IVÁN CARRASCO MARTIAÑEZ Ingeniero de minas. Minas de Río Tinto, S.A.L.

L

Detalle de la pluma y el cazo de una excavadora a vapor Bucyrus en Corta Dehesa (hacia 1900). La misióndel hombre sobre la plataforma es tirar de la cadena que acciona el pestillo y que permite la apetura del ca-zo para vaciarla. Foto cedida por F. Salgado.

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porádica de ejemplares nativos aún hoy endía, hace pensar que quizás se diera.

Las primeras explotaciones conocidas,como por ejemplo Cuchillares (Campo-frío), consistían en pequeñas zanjas abier-tas en afloramientos filonianos de cuarzo,óxidos de hierro, azurita y malaquita. Laslabores eran toscas ymuy primitivas. La he-rramienta empleadaera el conocido mazode piedra, con un surcolabrado en su zona me-dia que servía paraamarrar el mango. Se han encontrado nu-merosos ejemplares de este tipo en la re-gión y fueron empleados incluso en laEdad del Bronce.

Las menas beneficiadas eran autofun-dentes. Tras una conminución previa, losminerales se fundían en bocamina en hor-nos de construcción muy simple. La escoriaresultante era viscosa y poco homogénea.Es probable que no lograran derretirla, porlo que se martilleaba antes de su solidifica-ción total para separar los nódulos de cobre.Más adelante, los trabajos se extenderían aotros yacimientos donde tan sólo apareceríanlos carbonatos de cobre. Los pioneros de lafundición intentarían reproducir en la cargadel horno lo que habían observado en la na-turaleza, añadiendo al mineral los óxidos dehierro y el cuarzo como fundente. Esta pue-de ser una de las primeras innovaciones re-alizadas por los primitivos mineros (Blancoy Rothemberg, 1981).

La aparición de culturas tan especiali-zadas comporta la lucha por el control dela tecnología y de los yacimientos. Seconstruyeron los primeros poblados forti-ficados y surgió un rudimentario comerciobasado en el trueque de objetos metálicospor otros bienes. Todas estas caracterís-ticas aparecen en el poblado del CabezoJuré (Nocete y Linares, 1999), donde ade-más parece que existía cierta diferen-ciación social basada en la posesión de treselementos: tecnología, armas y productosforáneos. Con el tiempo, el comercio ac-tuó a modo de catalizador, favoreciendo elintercambio de ideas y experiencias conotros pueblos. Sin embargo, un nuevo fac-tor apareció a finales del Calcolítico: losdepósitos de carbonatos fueron agotándo-se en unos casos o alcanzando los nivelesdonde aparecían los sulfuros. Ante la im-posibilidad de tratarlos, las minas quizáfueron abandonadas durante un tiempo.

Ya en la Edad del Bronce (h. 2.000a.C.), el empleo del cobre arsenical en lamanufactura de utensilios indica que elmetal procedía de la fusión de sulfosales.Una mina típica de esa época es Chinflón(El Pozuelo). Aquí se abrieron rudimenta-rios pozos con herramientas de bronce. Es-

tos pocillos tienen la-brados en sus hastia-les pequeños huecosque servían comopeldaños para acce-der a los trabajos. Lametalurgia alcanzó

un gran desarrollo. Se empleaban de for-ma generalizada los fundentes y las esco-rias eran de derretido. En el fondo del ho-gar del horno quedaban panes de cobre deunos 3 ó 4 Kg. de peso (Blanco y Rot-hemberg, 1981).

Los hallazgos efectuados en las excava-ciones del asentamiento del Cerro de lasTres Águilas y de la necrópolis cística deLa Parrita (ambas en Nerva, Huelva), o losrealizados en mina San Platón (a 9 Km deRiotinto) permiten concluir que, en algúnmomento entre el Bronce Inicial y el Bron-ce Medio (1.800 - 1.200 a.C.), se comenzóa fundir plata por primera vez en la Penín-sula Ibérica. Riotinto es el lugar donde sehan encontrado los restos (escorias) de ma-yor antigüedad (Pérez Macías, 1996). Losprimeros trabajos serían de escasa entidad.Amedida que la producción crecía, fue de-sarrollándose una minería de ladera en pe-queñas cuevas, excavadas por la cota apro-piada para evitar la dura montera. Los mi-nerales buscados eran los de los gossanricos en plomo y plata, originados por laoxidación de los sulfuros complejos.

LA PRIMERA CIVILIZACIÓN MINERA:TARTESSOS

En el Bronce Final (1.200 - 900 a.C.) sevivió un gran florecimiento de las activi-dades mineras y metalúrgicas, con la im-plantación de un fuerte comercio que fuecontrolado paulatinamente por los merca-deres Fenicios (Blanco et al., 1981). Esteauge tecnológico y cultural, se concretó enel Suroeste ibérico con la aparición de unacivilización nativa que basó su economíaprincipalmente en la producción de meta-les, alcanzando grandes cotas de poder.Este pueblo era conocido entre los griegoscon el mítico nombre de Tartessos.

El éxito de esta civilización se debió sinduda al dominio de la metalurgia de los mi-nerales argentíferos. La plata seguía obte-niéndose a partir de un mineral “autocope-

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HISTORIA

ABSTRACT

Since the beginning of the History,mining has been the thrust of thecivilization, providing to the society thegoods required to manufacture most ofthe consumption aims,being pioneer inusing new equipments, technics andideas that in latter periods of time wereextended to other fields.The adaptationto the new markets and the exigence ofquality, has been a great challenge forthe metallurgical mining industry.Every step has supposed the effort oflots of miners generations in order toget over every trouble that appeared.The metallomining carried out in theSW of the Iberian Peninsula constitutesa valuable instance of this.

Malacate de caballerías en el Pozo San Pablo de Cueva de la Mora (1914). Foto cedida por Fundación Riotinto.

“”

La minería de laFaja Pirítica Ibérica

dio sus primeros pasoshace 5.000 años

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lante”, el gossan de los sulfuros complejos.Los elevados contenidos de plomo y platapermitían su tratamiento sin más aditivosque los fundentes. El proceso básico consis-tía en la fusión de una mezcla empírica de di-ferentes materiales. Las proporciones se de-terminaban en base a características externascomo el peso o el color. El producto de di-cha fusión era un plomo argentífero que sedesplataba en crisoles por copelación. Esfactible que se efectuaran varias copelacio-nes sucesivas para depurar el litargirio (óxi-do de plomo) que pudiera tener plata.

Las escorias de sílice libreson caracte-rísticas de este proceso. El exceso de sílice sedebe a que favorecía la recuperación del plo-mo (Salkield, 1987). Por el contrario, el me-talúrgico de la Edad del Bronce desconocíaque, añadiendo más plomo a la mezcla ini-cial, se recuperaba aún más cantidad de pla-ta. Esa innovación debió esperar a la épocaromana, que será cuando las técnicas de co-pelación adquirirán su máximo esplendor(Pérez Macías, 1996). La mayor producciónse daba en el Filón Norte de Riotinto, dondese trabaja principalmente en las cuevas delLago y del Tabaco (Williams, 1950). Latransformación de las menas se llevaba a ca-bo en los poblados de Corta Lago y CerroSalomón (Salkield, 1987).

En otros puntos continuó la extracciónde cobre. Aunque era el metal más utiliza-do por aquel entonces, fue perdiendo pu-janza en la región, desplazado por el ímpe-tu arrollador de la minería de la plata quereportaba mayores beneficios y que de-mandaría abundante mano de obra, partede ella procedente de las minas filonianasde cobre. Apesar de lo dicho, los tartessosno renuncian a la producción de bronces,importando el estaño indispensable para sufabricación del Norte de la Península Ibéri-ca o de las Islas Británicas. El oro es otrometal que dio fama y riqueza a este pueblo(recuérdese el tesoro de El Carambolo, porejemplo) y por él es citada Tharsis en nu-merosos textos antiguos. Todavía no se haencontrado ninguna prueba que permitaasegurar que los tartessos, ni aún los roma-

nos, beneficiaron el metal amarillo en lasminas de la FPI El tema es complejo y que-da abierto a futuras investigaciones.

En este periodo, las actividades se cir-cunscribieron inicialmente a Riotinto, aun-que posteriormente se ampliarán a otrasminas como Tharsis, Monte Romero (don-de en 1986 se encontró una copela prerro-mana) y Aznalcóllar. Esta expansión de lostrabajos se debió sin duda a la gran deman-da de plata en el mundo antiguo y pudo seranimada con la llegada de los barcos de co-merciantes fenicios procedentes de Tiro,que se establecieron definitivamente en laregión hacia el 1.100 a.C. con la fundaciónde la factoría de Gadir (Cádiz).

Parece ser que los Tartessos mantuvie-ron siempre en su poder las minas, con loque la intervención fenicia quedaría reduci-da al papel de comprador, posición quequeda reforzada por la ausencia de asenta-mientos estables de dicho pueblo en las zo-nas de clara presencia indígena. Los mine-rales y metales producidos en las áreas deinfluencia de Riotinto y Tharsis se trans-portaban buscando su salida natural haciael puerto de la capital de Tartessos (¿Huel-va?), en donde también se fundieron partede ellos (Pérez Macías, 1996). La produc-ción de Aznalcóllar era fundida en el po-blado de San Bartolomé de Almonte(Huelva) y comercializada directamente enGadir, por lo que se piensa que este circui-to comercial, incluidas las minas, estabanbajo la dirección de los fenicios en un régi-men colonial (Martínez y Miranda, 1988).

Hacia la primera mitad del s. VI a.C., seobservan signos de decadencia en Riotin-to, que coinciden temporalmente con unauge en las producciones de Tharsis que seprolongó hasta principios del siglo V a.C.La presencia de los mercaderes griegospuede considerarse testimonial, debido a lapuesta en marcha de las minas de plata delLaurion, explotadas por Atenas (PérezMacías, 1996) y, sobre todo, al empuje dela civilización cartaginesa que se convirtióen la primera potencia del MediterráneoOccidental (Pinedo Vara, 1963). Los carta-gineses se establecieron inicialmente en elSureste peninsular y desarrollaron unagran industria minerometalúrgica cuyoobjetivo era la plata de la Sierra de Carta-gena. Apartir de ese momento, los días deTartessos están contados: según Estrabón,los colonizadores impusieron un bloqueoeconómico que perjudicó seriamente losintereses comerciales de los nativos. Más

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HISTORIA

Procesión de Santa Bárbara en la aldea de El Perru-nal, con los castilletes de los pozos Maestro y Nº 1en segundo plano (h. 1960). Foto: Benito Silva.

Ánforas y capiteles romanos encontrados en Riotinto y depositados en el museo al aire libre de Bellavista, ac-tualmente desaparecido tras la habilitación del antiguo hospital de la Compañía como Museo Minero (h. 1960).Foto cedida por F. Salgado.

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tarde, se harían con la propiedad de las mi-nas. Las aportaciones de los bárquidas a laminería del Suroeste pudieron ser más im-portantes de lo que se ha creído tradicio-nalmente. Es posible que fueran ellos losque comenzaron la explotación de las ar-gentojarositas por pozos y galerías, mine-ral que ya conocían en sus minas de la Sie-rra de Cartagena.

Las minas de la península, conocidasen todo el orbe, atrajeron a una potenciamilitar y económica emergente: Roma. Aligual que a sus predecesores los cartagine-ses, la posesión de las riquezas que ence-rraban las tierras de la vieja Tartessos, ex-citó la codicia de los estadistas romanos.Pero antes de producirse la derrota defini-tiva de los bárquidas, transcurrieron largosaños de luchas que dificultaron la mineríaen toda la región, llegando posiblemente aun estado de semiabandono por falta dehombres para el trabajo y de materiales, asícomo por las dificultades que planteaba elcomercio en tiempos de guerra. Las activi-dades minero-metalúrgicas no se recupe-rarán hasta el siglo III a. C.

Con la llegada de la paz, el Suroesteibérico vivirá una era de esplendor. La do-minación romana comporta un gran desa-rrollo de la minería y la metalurgia. Esteimpulso tecnológico hizo posible la explo-tación de los yacimientos a una escala noconocida hasta entonces. La industria esta-blecida por los romanos en las provinciasde Sevilla, Huelva y el Alentejo Portuguésestaba destinada a convertirse en una delas mayores empresas realizadas por la hu-manidad, cuyos logros sobrevivirían hastanuestros días.

Los romanos demostraron ser buenosprospectores mineros. Casi todas las minasexplotadas en la FPI durante los dos últi-mos siglos mostraban indicios de haber si-do trabajadas en tiempos romanos, lo queindica amplios conocimientos de los ca-racteres superficiales de los yacimientos(Pinedo Vara, 1963). Durante los siglosXVIII, XIX y XX se reconocieron y reha-bilitaron kilómetros de galerías y millaresde pozos. Es posible que en ocasiones se

hayan atribuido a Roma erróneamente la-bores más antiguas, pero es seguro que es-tos casos son minoritarios. El estudio cien-tífico de la minería antigua en Huelva seha abordado en fecha muy reciente, cuan-do la mayoría de las excavaciones habíandesaparecido tras la apertura de las gran-des cortas. Mucho de lo que se sabe se de-be a las descripciones y los textos que de-jaron ingenieros de minas como Tarín,Rúa Figueroa, Palmer, Deligny o Nash;geólogos como Williams o metalúrgicoscomo Salkield.

El sistema de explotación se ajustaba almineral que constituía objeto de beneficioy a los medios técnicos disponibles. La mi-nería es subterránea. La plata es el principalmetal beneficiado, continuando en un prin-cipio los trabajos tartésicos (como la Cue-va del Lago y la Cueva del Tabaco en Rio-tinto), y produciéndola después (hacia el s.II a.C.) a partir de las tierras jarosíticas si-tuadas en el contacto entre el gossan y lossecundarios. Todas las labores de esta épo-ca están concentradas en este punto. La mi-nería se extendió a toda la FPI, pues estas

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HISTORIA

Agregado de 30 mm de cristales de Roemerita. Aunque no es nada fácil recoger ejemplares de este tamaño, este sulfato de gran estabilidad está muy extendido en lacámara 18 del 33 Piso de Alfredo (Riotinto), encontrándose con relativa facilidad, si bien, el tamaño de los cristales no suele superar los 2 mm. Colección: F. Bernet yP. Fernández. Foto: F. Piña.

LAS EXPLOTACIONES ROMANAS

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jarositas aparecen con mayor o menor de-sarrollo en todas las masas de sulfuros quehan sufrido los procesos de gosanización.

La minería del cobre es más tardía. Lasescorias más antiguas que se conocen sonlas del Barranco Tres Cruces (Riotinto) ydatan del siglo I d.C. (Blanco y Rothem-berg, 1981). La minería a cielo abierto nose empleó porque las leyes medias de losyacimientos de la FPI son inferiores a lasque buscaban, probablemente por encimadel 5 % en cobre (Tarín, 1888). Las menasexplotadas fueron los minerales de la zona

de enriquecimiento supergénico (calcosi-na y tenorita) y, quizás, también las calco-piritas de mayor ley.

Una vez descubierto un paraje de inte-rés, se comenzaba la perforación de un grannúmero de pozos (muchas veces por pare-jas), hasta que en alguno se encontraban mi-nerales explotables. En ese caso comenza-ban las labores de arranque, trazándose in-trincadas galerías de investigación siguiendolas vetas ricas hasta que los minerales se per-dían o su ley disminuía a valores no econó-micos (Anciola y Cossío, 1856). Si en el tra-

yecto de una galería se topaban con bolsa-das o zonas de bonanza, las excavaciones seampliaban abriéndose grandes anchuronescomo los que aparecieron en Tharsis, Sotielo Riotinto. Algunos de estos anchurones seencontraron parcialmente rellenos con esté-riles a modo de realces (Tarín, 1888). Los lí-mites de estos huecos serían determinadospor el empobrecimiento del mineral o porsu elevada dureza.

La fortificación era de diversos tipos.Las galerías y pozos excavados en terrenospoco consistentes o las que seguían el con-tacto del mineral con el encajante, si ésteestaba alterado, se entibaban con cuadros yencostillados de maderas autóctonas comolas de encina y alcornoque. Aveces se em-pleaban los estériles para rellenar las labo-res abandonadas total o parcialmente, enforma de muros y llaves (Tarín, 1888).

Como alumbrado se empleaban candi-les de barro en los que se quemaba aceite,denominados “lucernas”. Se situaban enpequeños nichos (lucernarios) excavadoscada pocos metros en los hastiales de lasgalerías o de los pozos. Aún hoy, es posi-ble ver sobre los lucernarios las marcas de-jadas en la roca por la llama de las lampa-rillas. Para ahorrar aceite, en los lugares depaso, las cuadrillas de mineros caminabanen fila con el capataz a la cabeza, quién en-cendía las luminarias, mientras que el últi-mo de ellos era el que se encargaba de apa-garlas. En los tajos, la iluminación era per-manente pero escasa. Tal y como dejóescrito Plinio: “la luz de sus candiles lesservía para medir el tiempo de su traba-jo” . El mineral se extraía por el método degavia, pasándose las espuertas o capachosde unos a otros en hilera “de modo que só-lo los últimos veían la luz del día”(Plinio).También se emplearon tornos movidos abrazo y poleas, como los encontrados enAljustrel (Domergue, 1987).

A medida que las explotaciones fue-ron ganando profundidad surgió la nece-sidad de evacuar las aguas freáticas. Losromanos demostraron poseer un gran in-genio a la hora de abordar los problemastécnicos que plantea el desagüe minero,empleando varios sistemas que puedenclasificarse en dos grupos fundamenta-les: naturales y forzados. En un princi-pio, bastó con recurrir al drenaje de laslabores mediante socavones excavadosen el punto más bajo de las mismas ycon pendiente favorable a la salida delagua. Este sistema fue empleado en to-

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HISTORIA

Agregado capilar de aspecto sedoso de halotriquita, formada sobre antiguos restos metálicos en el Pozo Al-fredo (Riotinto). Encuadre de 20 mm. Colección: F. Bernet y P. Fernández. Foto: F. Piña.

Hallazgo y reconstrucción “in situ” de una noria romana encontrada en Riotinto en el año 1886. Foto ce-dida por Pedro Real.

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das las minas. Algunos alcanzaban lon-gitudes kilométricas y siempre ibanacompañados de una hilera de pozos o“lumbreras” situados a corta distanciaentre sí y que seguían la dirección de lagalería. Su función sería servir de orien-tación durante la excavación o bien dis-poner de un mayor número de puntos deataque para disminuir el tiempo de eje-cución de la obra. Téngase en cuentaque, debido a la pequeña sección, nuncapudo haber más de un hombre trabajan-do por cada frente de arranque: “los es-calones hallados en las galerías de de-sagüe entre las lumbreras y los anchu-rones que con ellos correspondenseñalan claramente los puntos donde tu-vieron lugar los rompimientos”(Tarín,1888). En ocasiones, los socavones esta-ban superpuestos para aprovechar en elinferior las lumbreras del superior.

Al alcanzar profundidades mayores seadoptaron sistemas de achique forzado,que en la mayoría de los casos elevaban elagua hasta la galería de desagüe situada amenor cota. Estos sistemas fueron la noria,la polea de cangilones (variante del ante-rior), el tornillo de Arquímedes y la bom-ba de Ctesibio (Luzón, 1968).

La rueda hidráulica o noria construidade madera, con un eje de bronce y equipa-da con una serie cangilones embreados, fueempleada con asiduidad. Normalmente sedisponían por parejas en cámaras escalona-das y giraban accionadas por la fuerza delos hombres que trabajaban en ellas. En elFilón Norte de Tharsis se encontró un com-pleto sistema formado por 14 parejas (Ta-rín, 1888). En Riotinto los hallazgos han si-do muy numerosos: entre 1886 y 1932 seencontraron los restos de cuarenta noriasrepartidas entre Filón Norte, Planes y FilónSur (Luzón, 1968; Salkield, 1987). Otraapareció en la mina de Sâo Domingos(Portugal), al parecer en muy buen estadode conservación (Tarín, 1888).

En Sotiel Coronada es donde se ha en-contrado la mayor variedad de ingeniospara desagüe. Entre los escombros que ce-gaban unos anchurones romanos en lascercanías del Pozo San Juan, aparecieron afinales del siglo XIX los restos de un com-pleto sistema, formado por una polea decangilones y una serie de tres tornillos deArquímedes de madera dispuestos enrampa de forma que el más bajo alimenta-ba al situado inmediatamente por encima.El último de ellos vertía el agua en una re-

gata a través de la que llegaba al socavóngeneral. El tornillo helicoidal no permitíasalvar grandes desniveles, pero el caudalachicado era grande.

De nuevo en esta mina, en 1889 se en-contró un ejemplar de la bomba hidráulicaalternativa de pistones inventada por Ctesi-bio, siendo éste el más completo y mejorconservado de los tres que han aparecido enla península. La máquina está construida enbronce y estaba fijada al suelo por una obrade mampostería. Permitía elevar el agua agran altura (Luzón, 1968). Actualmente se

encuentra expuesta al público en el MuseoArqueológico Nacional de Madrid.

La metalurgia antigua alcanzó su máxi-mo esplendor en época romana. Respectoa la plata, los romanos continuaron la lar-ga tradición de los fundidores indígenas ycartaginenses. Bajo la dominación romanalas técnicas de copelación alcanzarán altascotas de perfección. Apesar de su conteni-do en plata, las bajas leyes en plomo de lasjarositas hacían inviable la obtención delproducto intermedio (plomo argentífero)por fusión directa. Así pues, precisaban de

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HISTORIA

Castillete en pozo de extracción en el Filón Planes de Riotinto (1935). Foto cedida por Pedro Real.

Cristales prismáticos de botriógeno asociados a halotriquita, obtenidos en la Masa San Dionisio del Pozo Al-fredo (Riotinto). Encuadre de 6 mm. Colección: F. Bernet y P. Fernández. Foto: F. Piña.

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la adición de plomo metálico en la cargadel horno que actuaba a modo de colectorpara la plata. Este plomo lo importarían deotros puntos del Imperio, lo que está pro-bado con el hallazgo en Riotinto de doslingotes de plomo procedentes de la Sierrade Cartagena.

La metalurgia del cobre recuperó el im-pulso perdido en el Bronce Final a partirdel s. I d.C. con las minas en manos delImperio. Parece ser que emplearon dosprocesos distintos en la obtención del co-bre, dependiendo del tipo de mineral queconstituía la carga de los hornos. La fusiónde mata es un proceso complejo que pre-cisa de varias fusiones antes de afinar lamata resultante. Si ésta tenía plata, se fun-día de nuevo añadiendo plomo para sepa-rarla. Un segundo proceso sería la calci-nación a muerte de los sulfuros que permi-te la obtención del cobre sin producir unamata intermedia (Hunt, 1988). El hallazgode abundantes fragmentos de metal blan-quillo (speiss), demuestra que podían eli-minar el arsénico contenido en el cobremetal producido. Si el speiss contenía pro-porciones apreciables de plata, se refundíapara recuperarla. Los restos metalúrgicosencontrados en el Cerro del Moro (Nerva),prueban que allí se realizaron trabajos deeste tipo (Pérez Macías, 1998).

Se sabe que los mineros romanos prac-ticaban la metalurgia secundaria y refundí-an escorias antiguas. Esta actividad queda-ba regulada con sus correspondientes im-puestos, como así lo demuestran losbronces de Aljustrel. Por eso, la existenciade escorias en lugares alejados de las mi-nas ha sido interpretada a veces como in-

tentos de desarrollar esta actividad al mar-gen del control de los funcionarios del Im-perio, eludiendo el pago de las tasas co-rrespondientes

La gran incógnita es dilucidar si se uti-lizaron procesos hidrometalúrgicos paraproducir cobre. Dioscórides (V, 76), Plinio(XXXIV, 32) o Galeno, describen la con-centración de los sulfatos de cobre a partirde sulfuros por medio del calor. En las ga-lerías de las minas de pirita este procesotiene lugar de forma espontánea, apare-ciendo abundantes vitriolos (sulfatos dehierro y cobre). Éstos se recogían y fun-dian, añadiendo a la carga del horno sílicepara producir escoria fayalítica y cobremetálico (Hunt, 1988). Otro proceso hi-drometalúrgico que pudieron emplear fuela cementación, observando la reducción

del cobre con los azúcares de materia or-gánica en descomposición, por ejemplo,en la madera de las entibaciones. No haypruebas de que emplearan el hierro paraprecipitar el cobre.

El hierro pudo explotarse también en laFPI, aunque su metalurgia en la zona ha si-do poco estudiada. La producción se limita-ría al abastecimiento de materia prima parala fabricación de las herramientas necesariasen las minas (picos, piquetas, punterolas,mazos, tenacillas, etc.). Las áreas más pro-bables de producción de mineral de hierroson Cueva de la Mora, el Alto de la Mesa(Riotinto) y La Joya (Pérez Macías, 1998).

Los romanos hicieron gala de una capa-cidad de organización que no se había co-nocido hasta entonces. Numerosos histo-riadores de la antigüedad citan leyes y re-glamentos por los que se regían lasexplotaciones. Las labores más importan-tes que afectaban a la marcha de toda la ex-plotación como el mantenimiento de losdesagües, el abastecimiento de materiales yvíveres, la venta de los productos elabora-dos y, en suma, la coordinación y planifi-cación de todos los trabajos, estaban en ma-nos de la propiedad. Las labores de arran-que y fundición podrían ser subcontratadasa pequeñas compañías de destajistas.

La mano de obra estaba compuesta ensu mayoría por hombres libres aunquetambién se emplearían esclavos para cier-tas labores. Esta idea se opone a las tesisesclavistas que únicamente dejan en ma-nos de libertos los trabajos de organización(técnicos) o represivos (vigilancia) y reser-van para los esclavos las labores propiasdel minero. Pero la lógica es inapelable: “ala luz del día, bajo la presión y la vara delvigilante, se puede obtener algún trabajoútil del esclavo, pero ¿qué utilidad se sa-cará del esclavo oculto en oscuras y estre-chas galerías?”(Deligny, 1863). Aún asíexistió la condena a trabajos forzados enlas minas (damnati ad metalla) en la que elcondenado no veía la luz del día durante eltiempo que durara su pena.

El resultado de esta intensa explotacióntartésica y romana fueron más de 20 mi-llones de toneladas de escorias de las quecasi un 80 % se encontraba en Riotinto, el20 % en Tharsis y el resto repartidas entreotras minas. Se ha estimado que estas es-corias proceden de la fundición de unos 30millones de toneladas de mineral, el 90 %de las cuales se extrajeron en época roma-na (Flores Caballero, 1988).

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HISTORIA

Mineros posando en una de las cortas del Filón Norte de Riotinto a finales del siglo XIX. Foto cedida por Fun-dación Riotinto.

Castillete de un pozo no identificado en San Dionisio,Riotinto (h. 1900). Foto cedida por Fundación Riotinto.

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LAS TABLAS DE VIPASCA

Con numerosos restos de antiguostrabajos romanos, la mina de Los Al-gares, situada en Aljustrel (Portugal),es conocida mundialmente por haber-se encontrado en ella dos tablas debronce, en las que se esculpió un có-digo jurídico o “Ley romana de mi-nas”, vigente en la villa y coto minerode Vipasca, en la actual Valdoca, alOeste de Los Algares.

Vipasca I, la primera de las tablasencontradas, apareció semienterradaen un escorial de la mina, en mayo de1876. Los análisis realizados sobre laplancha hacen suponer que el materialcon que se fabricó la tabla, procedía delpropio mineral de Aljustrel. Actual-mente se conserva en el Museo de losServicios Geológicos de Portugal, enLisboa. Mide 785 mm x 520 mm, y suespesor varía de 8 mm a 13 mm. Tiene52 líneas por cada lado. En primer lu-gar, el grabador esculpió el texto en unasola cara, para más tarde, esculpir porla otra, el mismo texto con las faltas deortografía del anterior corregidas, ade-más de algunas otras enmiendas. Estatabla posee 9 reglas relativas al arren-damiento de impuestos, oficios y servi-cios públicos. Amodo de ejemplo, po-demos citar algunas de ellas:

“Los arrendatarios de minas, reci-ben la centésima parte de las ventas,efectuadas por subasta, que se reali-cen en el interior del territorio de lamina de Vipasca”.

“Los pregoneros públicos anun-cian las mercancías que han de servendidas; se habrá de pagar poranunciar una lista de mercancías, lacantidad de un denario, al arrendata-rio de las minas, a su socio o a suagente”.

“El arrendatario de la casa de ba-ños deberá abrir desde la primera a laséptima hora del día para las mujeres,las cuales pagarán cada una un “as”de bronce; y desde la octava a la déci-ma hora del día, se abrirá a disposi-ción de los hombres, los cuales paga-rán cada uno, el precio (inferior al delas mujeres) de un “semis” de bronce.Estarán exentos de pago los libertos,soldados, niños y esclavos imperialesque trabajan para el procurador delas minas”.

Como curiosidad, cabe destacar eltrato de favor que se recoge en uno delos epígrafes para los maestros de es-cuela, “los cuales están exentos de im-puestos a pagar al procurador”.

La denominada segunda ley de Vi-pasca, o Vipasca II, se encontró el 7 demayo de 1906, en el mismo lugar quela primera. Se conserva en el MuseoNacional de Arqueología y Etnologíade Belém. Mide 770 x 550 x10 mm, yestá grabada por un solo lado, con untotal de 46 líneas. El hecho de estar in-completo el texto, al principio y al fi-nal, hace pensar que, al menos, estabaprecedido de otra tabla más, y habría a

su vez, una tercera tabla, que conti-nuaría con el final del texto de Vipas-ca II. Esta segunda tabla está entera-mente dedicada a la organización y ex-plotación de las minas de cobre y platade Aljustrel.

Según se puede deducir de uno delos párrafos de Vipasca II, y haciéndo-lo extensivo a Vipasca I, las tablas da-tarían de la época de Adriano (117-138d. C.), o quizás, más tardíamente, fue-ran de finales del siglo I y comienzosdel II.

Los vestigios mineros existenteshoy en día revelan que el emplaza-miento de los pozos, la construcciónde galerías de desagüe y otros detalles,siguen fielmente las disposiciones deVipasca II. Así, “el que excave pozosargentíferos, dejará la distancia míni-ma de 60 pies (1 pie romano = 0, 294 m)a un lado y otro de la galería en ram-pa de desagüe”. En el caso de los po-zos cupríferos, las ordenanzas marcan“un mínimo de 15 pies a cada lado dedicha galería”.

El hurto de mineral también se con-templa en la ley y, “si el ladrón es unesclavo, el procurador lo hará azotary lo venderá, condenándolo a estarcon cadenas perpetuamente y a no po-der permanecer jamás en ninguna mi-na ni territorio minero. Si el ladrón esun hombre libre, el procurador confis-cará sus bienes y le prohibirá parasiempre el territorio de minas”.

Lo que ha llegado hasta nosotros, apesar de estar incompleto, da un testi-monio de lo meticulosos y concienzu-dos que eran los que, sin duda, han si-do los mejores legisladores, ingenierosde minas y prospectores del mundoconocido. Con Aljustrel, se tiene unode los más antiguos vestigios de la mi-nería romana del cobre y de la plata,pero además, con sus tablas de Vipas-ca se nos proporciona un valiosísimoejemplo sobre la organización fiscalde las labores mineras en el Alto Im-perio y sobre las modalidades emplea-das para poner en explotación una mi-na enclavada en una villa dependientedel mismo.

Iñigo Orea BoboE.T.S.I. Minas de Madrid

Tablas de bronce de Vipasca. Foto: A. Arribas.

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LA ETAPA DE ABANDONOTras el siglo II d.C. las minas entraron

en una decadencia progresiva, aunque es-porádicamente han aparecido cerámicas ymonedas que datan del siglo Vd.C. Con lallegada de los visigodos a la península(405 d.C.), podría hablarse ya de abando-no de la explotación industrial. Se desco-noce si se mantuvo alguna actividad mine-ra, ya que los datos disponibles de esa épo-ca son muy escasos.

Durante la dominación árabe pareceque hubo actividades de rapiña en algunasminas aprovechando los trabajos romanos.En Riotinto existía una fortaleza árabe (elCastillo de Salomón) y se han encontradonumerosos candiles y monedas de la épo-ca. Las labores no presentan característicasdiferentes a las de la etapa Imperial. Sóloen Aljustrel parece que hubo cierta activi-dad, pues tras la reconquista (1235), dichacomarca fue cedida a la Orden de Santia-go reservándose la Corona “... la propie-dad de las minas y baños enclavados enaquel territorio” cediendo únicamente adicha Orden la décima parte de lo produ-cido (Tarín, 1888).

Los cronistas citan las tres fuentes delrío Tinto (NahrLabla o “río de Niebla”): lafuente de agua dulce, la del acije(caparro-sa) y la del jeve(alumbre). Su naturalezaestacional permitía que, en algunas épocasdel año, en las orillas se recogiera capa-rrosa (sulfato de hierro), empleada parausos medicinales y como colorante. Otrasveces, el producto recogido era el alumbre(sulfato doble de aluminio y potasio) em-pleado como mordiente y astringente

(Roldán Castro, 1988). Según las citas his-tóricas, los mejores yacimientos del mun-do se encontraban en el Tinto y su produc-ción era muy elevada. Esta actividad pare-ce que continuó tras la reconquista. En elCerro del Ochavo (Nerva) existió una al-dea cuyos habitantes se dedicaban a co-merciar con la caparrosa recogida en elTinto (Pérez Macías, 1996).

EL REDESCUBRIMIENTODE LAS MINAS DE RIOTINTO

El año de 1555, en las cercanías de lapequeña aldea sevillana de Guadalcanal, sedescubrieron unos ricos filones de galenaargentífera. El éxito de la nueva mina, pro-vocó una avalancha de registros en buscade oro y plata en las provincias de Huelvay Sevilla. La Corona reaccionó rápidamen-te, obligada por la necesidad urgente defondos para el sostenimiento político y mi-litar del Imperio: por mandato del rey Feli-pe II, D. Francisco de Mendoza, miembrodel Consejo de Hacienda, fue comisionadopara “... visitar, reconocer y poner cobro enlas minas del reino descubiertas y por des-cubrir” (Rúa Figueroa, 1859). Tras reco-rrer la provincia de Huelva, Mendoza dele-gó a su vez en el clérigo madrileño DiegoDelgado para visitar los enormes escorialesy trabajos antiguos que había junto a lasruinas del Castillo de Salomón.

Delgado se puso en marcha hacia allí afinales de julio de 1556. Su informe se haconvertido en el documento escrito más an-

tiguo que se conserva donde se describenlos trabajos existentes en Riotinto. En lastres semanas que permaneció en la comar-ca, inspeccionó numerosas cuevas y pozoslabrados en los cerros Salomón y San Dio-nisio. También recogió muestras y las envióa Madrid para analizarlas. En una de lascuevas, probablemente la Cueva del Lago,Delgado situó la fuente del río Tinto. Cuen-ta como en agosto, llegaban cuadrillas delos pueblos cercanos para recoger la capa-rrosa depositada en las orillas. Este produc-to se enviaba como tributo al Arzobispo deSevilla y su recolección fuera de tiempo es-taba sancionada con fuertes penas de cárcel.

El religioso dedicó otra parte de su tiem-po a estudiar las aguas que manaban de lasgalerías. Así, comprobó experimentalmen-te su acidez: si se echaba un hierro, a los po-cos días se consumía. Siendo un hombretan observador, no es extraño que descu-briera que, además de caparrosa, las aguascontenían cobre en disolución, y que estemetal precipitaba en finas capas sobre lospedazos de hierro que sumergía. En efecto,había otra propiedad que decidió no refle-jar en su informe, pues deseaba explicárse-la personalmente a Mendoza. ¿Se tratabade la cementación? Nunca lo sabremos,porque la entrevista no se realizó, debido ala prematura muerte del sacerdote en agos-to de 1557. Delgado murió en medio de laindiferencia oficial. Su trabajo no interesó alos funcionarios de Hacienda, más preocu-pados en encontrar minerales argentíferossimilares a los de Guadalcanal.

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HISTORIA

Embarque en superficie del Pozo Victoria que dabaservicio a la zona de Poniente del Filón Sur de Rio-tinto (h. 1900). Foto cedida por Fundación Riotinto.

Agregados esferoidales de microcristales de botriógeno sobre matriz de halotriquita. Recogido en el Pozo Al-fredo (Riotinto). Encuadre de 10 mm. Colección: Fernando Gómez y María A. Valera. Foto: F. Piña.

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En 1559, por la Pragmática de DoñaJuana, la Corona se adueñó de las minasde oro, plata y azogue. Esto provocó unaoleada de entusiasmo minero en la penín-sula. En las dos décadas siguientes se efec-tuaron 58 registros. En el suroeste se pue-den citar Aznalcóllar (1563), Cabezo delos Silos (1564), Sâo Domingos (1565),Riotinto (cuatro entre 1565 y 1570), Casti-llo de las Guardas (1566 y 1571), Tharsis(1569) y Paymogo (1571), todos en buscade plata y accesoriamente cobre, oro y plo-mo (Flores Caballero, 1983a). La mayoríafueron intentos vanos y los pocos trabajosque se acometieron consistieron en la lim-pieza de algunos pozos y la realización decalicatas y pocillos sin importancia (RúaFigueroa, 1859).

Durante el siglo XVII, la tónica es si-milar. En 1624 se constituyó la Junta deMinas con el objetivo de potenciar la in-dustria minera en la península. Merece lapena destacar el viaje de D. Gregorio Ló-pez Madera en enero de 1627 a Riotinto,donde se había hallado plata en el metalblanquillo (arseniuro de hierro) que apare-cía en los antiguos escoriales. Debido aciertas discrepancias en los resultados delos análisis de las muestras, la Junta dicta-minó que la recuperación de la plata no eraviable (Flores Caballero, 1983a). Finalizó,pues, el siglo con el fracaso absoluto de laJunta de Minas: en sus ochenta años de vi-da sólo se tramitaron ocho Reales Cédulaspara la explotación de yacimientos en lapenínsula.

EL SIGLO XVIII:LAS MINAS SON REHABILITADASYa en el nuevo siglo, las minas de Rio-

tinto llamaron la atención de Liberto Wol-ters, ciudadano sueco que residía en Españadesde hace varios años. Hombre empren-dedor e ingenioso, hizo cierta fortuna recu-perando tesoros de galeones hundidos en laría de Vigo utilizando una escafandra de suinvención. En 1725, Wolters presentó unasolicitud de asiento por 30 años de las mi-nas de Guadalcanal, Galaroza, Cazalla,Aracena y Riotinto, que fue admitida por laAdministración. Se le concedían 18 mesespara organizar su empresa y poner en mar-cha las minas, considerando prioritaria la re-activación de Guadalcanal o Riotinto.

El 4 de septiembre de ese año publicóen Madrid “El Manifiesto”, donde detalla-ba las bases de su empresa, que fue una de

las primeras sociedades anónimas consti-tuidas en España (Avery, 1985). Este docu-mento provocó una virulenta campañacontra su persona, acusándolo de embuste-ro, estafador y hereje (ciertos círculos reac-cionarios no le perdonaron nunca su origenforáneo y su religión protestante). A pesarde todo, no faltaron adhesiones a su pro-yecto y dos meses después se constituyó laempresa. Pero un año depués, la impacien-cia de algunos socios ante la falta de divi-dendos, hizo que surgieran fuertes discre-pancias, que terminaron con una resolu-ción judicial por la cual, el 4 de julio de1727, se dividió la empresa en dos: la Com-pañía de las Minas de Riotinto y Aracena,cuya propiedad conservaba del sueco, y la

llamada Compañía Española, constituidacon el resto de las propiedades de la socie-dad matriz (Avery, 1985). Al conocer la de-cisión, Wolters cayó gravemente enfermo,muriendo 22 días después (Rúa Figueroa,1859). En su testamento legó las minas a susobrino, Samuel Tiquet, que no pudo ha-cerse cargo de la explotación hasta no-viembre de ese año, cuando se le reconociólegalmente heredero.

En un principio el cobre se obtenía ex-clusivamente por cementación de las aguasdrenadas de los minados, en la galería deSanta Bárbara, los Pozos Amargos (Planes)y la Cañería Alta del Escudo del Carmen. Pa-ra precipitar el metal se empleaban plan-chuelas de hierro vizcaíno y hierro viejo

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HISTORIA

Cristales de baritina amarilla sobre goethita irisada, procedentes del gossan de Cerro Colorado (Riotinto). En-cuadre de 20 cm. Colección: Salvador Prado. Foto: J. M. Sanchís.

Mina El Perrunal. Mineros abriendo barrenos a mano en contramina. Foto realizada por la Cía. de Río Tinto afinales del siglo XIX. Cortesía de Pedro Real.

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(Flores Caballero, 1983). Las labores mi-neras consistieron en la limpieza de anti-guos pozos y socavones, con el propósitode encontrar minerales de ley superior al4% en cobre adecuados para la fundición.La primera, El Chorrito o Santa María, sepuso en marcha hacia 1737. El cobre negro(mata) se enviaba para su afino a la RealMaestranza de Artillería (Sevilla). Otroproducto vendido era la caparrosa. En1746, el Gobierno concedió a la compañíael monopolio de esta sustancia, al forzar alas fábricas nacionales a consumir la pro-ducida en Riotinto y no la importada deotros países (Rúa Figueroa, 1859). Esemismo año, Tiquet contrató a un sastre va-lenciano que haría historia en las minas:Francisco Tomás Sanz. Por su capacidadpara los negocios se convirtió pronto en lamano derecha del asentista. A partir de

1747 se comenzó la producción continuade caparrosa y cobre. Los fundidores con-siguen por fin alcanzar buenos rendimien-tos en el horno. En 1750 se inauguró enLos Planes la nueva fundición de Ntra. Sra.de los Desamparados (la “fundición gran-de”), destinada a afinar las matas obtenidasen El Chorrito. Para mejorar la recupera-ción del cobre, en 1752 se introdujo la cal-cinación del mineral al aire libre en monto-nes cónicos denominados hornos. La ope-ración se realizaba a tres fuegos o fases,alternándolas con otras tantas fusiones enhornos castellanos. Así se obtenía un cobrenegro que se afinaba en copelas alemanas.El producto final era el denominado cobreroseta y tenía un grado de pureza apto parasu venta.

Tiquet falleció en 1758. En ausenciade sus familiares, que también eran bene-

ficiarios de la herencia, nombró a Sanz al-bacea de los bienes y poderes que poseíapor Real Asiento. En 1761 Sanz fue nom-brado oficialmente asentista de las minas.Con él se inició una etapa de relativa cal-ma judicial, lo que permitió la consolida-ción y ampliación de los trabajos. La po-lítica económica del nuevo director se ba-só en el aumento de la producción decobre metal, potenciando el tratamientodel mineral por vía seca (fundición) y pa-sando a un segundo plano la vía húmeda(cementación). En este periodo se cons-truyeron las fundiciones de San Gabriel,San José, San Francisco de Paula y Nues-tra Señora del Rosario.

La codiciosa explotación del FilónNerva (actual Filón Sur), convirtió la minaen un intrincado laberinto (Tarín, 1888). Elcriadero se dividió en tres campos de labor

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HISTORIA

Magnífico ejemplar de cristales transparentes de coquimbita, de morfología tabular, formando grupos esféricos en piña. Este mineral, relativamente estable (excepto enambientes muy secos), es muy abundante en la cámara 18 del 33 Piso del Pozo Alfredo (Riotinto). Encuadre de 9 mm. Colección: Fernando Gómez y María A. Valera.Foto: F. Piña.

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servidos por tres pozos: San Cristóbal,Santa María y Santa Bárbara. El mineralse transportaba en barriles que se hacíanrodar por las galerías hasta los pozos, don-de se trasvasaban a sacos con los que seizaba hasta la superficie a base de tornosmovidos a brazo (Avery, 1985). En las cer-canías de cada pozo se prepararon unosllanos o plazas para calcinar los minerales.

En las cercanías del pozo Santa Bárba-ra se ejecutaron una serie de galerías de re-conocimiento en una zona muy rica. Co-menzó entonces un plan de arranque sinotro contacto con el exterior que el propiopozo. Finalmente, la urgente necesidad deventilar los trabajos, propició la aperturade un socavón desde el pozo hacia el exte-rior por contramina, que se inauguraría en1765 (Rúa Figueroa, 1859). En adelante,todo trabajo subterráneo será conocido enRiotinto por ese nombre y, más tarde, sehará extensivo al resto de las minas de laprovincia. El referido socavón servirá deacceso al Filón Sur hasta finales del sigloXIX y será conocido entre los mineros porel nombre de “Callejón del Calor”.

Acercándose la fecha en que expirabael Real Asiento, comenzaron una serie delitigios entre Sanz y los herederos de Ti-quet para hacerse con la propiedad absolu-ta de las minas que se habían convertido enun negocio rentable. En julio de 1776, fe-cha de finalización del asiento, se decidióque mientras llegase la resolución del tri-bunal y para evitar la parada de los traba-jos, se mantendría a Sanz en su puesto deadministrador. Se nombró un interventorpara controlar la contabilidad de la compa-ñía, despidiéndose al hijo de Sanz, que eraquien ocupaba ese puesto hasta entonces.

La presencia de un elemento ajeno a su

familia, pondrá al descubierto muchos delos manejos del Administrador: ventas ile-gales de cobre, ocultación de rentas o pagode nóminas a trabajadores inexistentes ofallecidos (Flores Caballero, 1983). Ade-más se llevaban dos libros de cuentas: unofalso que se enviaba a la Real Hacienda yotro auténtico, que se iba destruyendo amedida que se cerraban las operacionesmercantiles (Avery, 1985).

Sanz sería destituido de forma fulmi-nante en agosto de ese mismo año, perono dejaría de incordiar durante los dieci-siete años de vida que le quedaban. Setrasladó a vivir al popular barrio sevillanode Triana, donde reunió a un grupo de an-tiguos colaboradores con los que reclamócontinuamente comisiones e indemniza-ciones que, según él, se le adeudaban. En1786 consiguió su único éxito: una pen-

sión vitalicia por sus años de trabajo enRiotinto. Sanz murió el 2 de octubre de1800. Sus herederos continuaron sus re-clamaciones esporádicamente. En 1873,cuando las minas fueron vendidas a lacompañía inglesa, la familia Sanz elevóuna enérgica protesta al Gobierno por ha-ber enajenado sus propiedades sin su per-miso (Avery, 1985).

Afinales de 1778 se declaró vacante elReal Asiento, ordenándose el inventariogeneral de la propiedad y sus bienes parasacar las minas a subasta pública. Pero elGobierno reconsideró su postura, pues el 1de febrero de 1783 la Real Hacienda to-mará posesión de Riotinto, convirtiéndoseasí en el tercer establecimiento minero quepasaba a estar bajo el control del Estadotras Almadén y Linares (Rúa Figueroa,1859). El primer periodo de administra-

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HISTORIA

Castillete del Pozo Maestro e instalaciones de superficie en la Mina La Joya. Foto: Benito Caballero.

Vista del talud Norte de la Corta de Filón Sur (Riotinto) a finales del siglo XIX. Obsérvense las numerosas labores de interior descubiertas y la no correspondencia delas cámaras y los pilares en los pisos altos, causa de varios hundimientos a lo largo de los siglos XVIII y XIX. Foto cedida por F. Salgado.

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ción pública de las minas se prolongó has-ta el primer tercio del siglo XIX. En losprimeros años se contará con la colabora-ción de un activo ingeniero de minas:Francisco Angulo.

Su llegada se produjo en 1786, perma-neciendo allí hasta agosto de 1787. Anguloy sus colaboradores realizaron un comple-to informe, en el que exponían las necesi-dades más acuciantes de las Reales Minas.En primer lugar, se trazó el primer plano

general de las labores. Así, se pudo com-probar el intenso laboreo de rapiña a quehabía sido sometido el Filón Nerva, obser-vando que los pilares de diferentes pisos nose correspondían y algunos niveles estabanseparados por entrepisos de espesores infe-riores a un metro. Ésta era la causa princi-pal de los frecuentes hundimientos queocasionaban accidentes. Se llevó a cabouna campaña de fortificación de los puntoscríticos, mediante la construcción de llavesy bóvedas de mampostería.

Angulo introdujo las vagonetas para eltransporte del mineral y la planificación. Seabandonó el trabajo por campañas de ex-tracción y calcinación, realizándose a partirde entonces ambas tareas simultaneamente.Proyectó la construcción de un malacate decaballerías que sería montado en el Pozo delas Ánimas (Flores Caballero, 1983). Reco-mendó la construcción de hornos de rever-bero para obtener un cobre más puro. Peropotenció más la vía húmeda, mejorando lascalcinaciones y rehabilitando la galería decementación, abandonada por Sanz. Tam-bién propuso un nuevo método para extraercobre disolviendo con aguas de mina las tie-rras finas que resultaban de la calcinacióndel mineral (menudos) y precipitándolo conhierro, anticipándose a la “cementación ar-tificial”, que será empleada masivamentedurante el siglo XIX.

Otro serio problema lo constituía el

fuerte absentismo laboral causado por lademanda de trabajadores para el campodurante la cosecha. Para evitarlo, propu-so soluciones muy ingeniosas, entre lasque destaca la concesión a los minerosde Riotinto del privilegio para librarsedel servicio militar (Rúa Figueroa,1859). También luchó contra los destajosy el sistema de contratas, pero no consi-guió eliminarlos.

Muchas de sus propuestas cayeron ensaco roto. En un nuevo informe (1798) in-sistía en la conveniencia para producir co-bre a menor coste. Todos sus esfuerzos se-rán en vano: el país se encaminaba haciauna honda crisis que tendría graves conse-cuencias políticas. Se nombró a un nuevoadministrador que tuvo que hacer frente amuchos contratiempos como la falta defondos, las continuas alzas en los preciosde las materias primas, los problemas fi-nancieros de sus clientes y la situación po-lítica en general (Flores Caballero, 1983).

En 1807 se clausuraron la Real Fundi-ción de Bronces de la Artillería de Sevillay la Fábrica de Cobrerías de Jubia, princi-pales clientes de Riotinto. Un año despuésestalló la Guerra de la Independencia. Laparada de las minas fue total durante lacontienda, con el cese de las actividades decementación en 1810. Esta situación se de-bió al férreo control impuesto por los fran-ceses que, aunque no llegaron a invadir lasminas, destacaron una guarnición en elCastillo de las Guardas (Sevilla) que impi-dió tanto la recepción de suministros, co-mo el envío del cobre producido a la capi-tal Hispalense. Los mineros en paro se vie-ron abocados a mendigar para paliar elhambre (Avery, 1985).

Finalizada la guerra, las actividades serecuperaron poco a poco. Las dificultadeseran grandes, pues el país estaba devastado.A partir de 1815 y hasta 1823, sólo se tra-baja en la cementación de las aguas de mi-na. En 1820, Fausto de Elhuyar quiso lle-var a cabo un proyecto que aseguraba elabastecimiento de los consumos de las fá-bricas de Sevilla y Jubia. De nuevo la polí-tica hizo fracasar el intento. Los esfuerzosde los ingenieros de minas serían siempreahogados por la Administración, más preo-cupada de llenar por la vía rápida las arcasde un Estado en bancarrota que de crear ri-queza a partir de los recursos propios.

Riotinto fue cedido en arrendamiento en1829 al marqués de Remisa, por un periodode 20 años. Éste realizó la explotación bus-

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HISTORIA

A mediados del siglo XIX, los vitriolos de las gale-rías antiguas fueron objeto de explotación en Rio-tinto. Hoy en día, gracias al rápido crecimiento deestos sulfatos, aún se pueden ver algunas de estasbellas formaciones. Foto: Ángel Sanz.

Cristales octaédricos de voltaíta formando maclas de compenetración, recogidos en el 29 Piso del Pozo Alfre-do (Riotinto). Encuadre de 12 mm. Colección: F. Bernet y P. Fernández. Foto: F. Piña.

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cando el máximo beneficio al mínimo cos-te. Además, empleó sus influencias en elGobierno para conseguir la prohibición delas importaciones de cobre, al tiempo de ob-tener un precio de venta fijo para el de Rio-tinto, incluso cuando en el mercado exterioriba a la baja. En 1837 fue denunciado por latala abusiva de arboleda para obtener com-bustible para los hornos que provocó la deser-tización de gran parte del territorio. La reacciónde Remisa es abandonar la fundición y ob-tener el cobre por vía húmeda.

Apartir de 1839 se generalizará el em-pleo de la cementación artificial. Este mé-todo, propuesto por Ignacio Goyanes, sehará hegemónico hacia el final del periodode arrendamiento de Remisa, en que el 90% del cobre producido en Riotinto era ob-tenido por calcinación en teleras (FloresCaballero, 1983). Las minas fueron esquil-madas, limitándose la extracción a las me-nas de mayor ley primero, y después a losvitriolosque atestaban las galerías antiguas,por dar éstos aún mejor rendimiento en lacementación. Las calcinaciones al aire librecrecen rápidamente y la manta (neblinaformada por la condensación de los humosque se desprendían de las teleras) empezóa ser tristemente célebre: “los labradores

temen las aguas en invierno y el rocío delas noches de verano, porque es cuandomueren más plantas porque se deposita so-bre los vegetales mayor cantidad de ácidosulfúrico líquido. (...) Los objetos de hierroexpuestos al aire, se oxidan y corroen con

rapidez; (...) los tejados de los alpendes ycasas más inmediatas a las plazas de cal-cinación, así como las rocas y todo el te-rreno, se cubren de una capa amarilla ver-dosa de azufre libre; los humos más densos(sulfurosos) excitan con fuerza la tos y ha-

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HISTORIA

Panorámica del “Valle del Infierno”. Fotografía tomada a finales del siglo XIX desde la cima de Cerro Colo-rado. En primer término se ven las teleras ardiendo en el Cerro de las Vacas (hoy enterrado casi por comple-to por los vacies de la Corta Cerro Colorado). Detrás, cientos de teleras en combustión, desprendiendo humossulfurosos y arsenicales, que en los días húmedos se condensaban formando la “Manta”. Foto cedida por Fo-toestudio Mariló.

Panorámica general de los trabajos en Corta Dehesa (Riotinto). En primer término (dcha.) se puede observar el castillete del Pozo Nº 22 (h. 1920). Foto cedida por Fo-toestudio Mariló.

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cen estornudar y llorar al mismo tiempo;los vapores más difusos (arsenicales) (...)son nauseabundos y quitan las ganas decomer; para quitarse el mal gusto de loshumos, (...) el único remedio es tomar unpoco de licor o de aguardiente; he aquíotra necesidad, poco agradable para mu-chos, que crean los humos de las calci-naciones en los habitantes de las minas deRiotinto”. (Revista Minera, 1852),

Remisa finalizó su contrato en 1849, pe-ro continuó ligado a Riotinto porque cuatro

años antes, había subcontratado la actividadmás lucrativa del establecimiento minero aotra sociedad de su propiedad llamadaCompañía de los Planes. La cementaciónartificial de tierras vitriólicas, mezclas depolvo mineral y vitriolosque contenían en-tre el 4 y el 12 % en cobre, permitía obteneruna cáscara mucho más limpia que la lla-mada “cáscara de la cañería”, por lo que serefinaba independientemente del resto delos minerales (Salkield, 1987). La legalidaddel contrato fue discutida en muchas oca-

siones. Apesar de las presiones, Remisa su-po aprovecharse de la indecisión de la Ad-ministración y mantuvo su privilegio hasta1859, año en que finalmente abandona susnegocios en Huelva.

Por si fuera poca la desgracia del esta-blecimiento minero, en 1839 entró en es-cena otro oportunista: Mariano de la Cer-da, antiguo párroco de las minas, que ob-tuvo la concesión para probar un “nuevo”proceso para precipitar el cobre al que lla-maba misteriosamente método electroquí-mico. Consistía en una cementación artifi-cial convencional, salvo que en la fase deprecipitación se intercalaban planchuelasde plomo entre los lingotes de hierro, su-mergiendo todo el conjunto en los canale-os y pilones. Según el presbítero, el plomodisminuía el consumo de hierro al hacer aéste inatacable por el ácido (García Casta-ñeda, 1853). Esta aseveración provocarálas denuncias de muchos técnicos de laépoca, que vieron en su proceso una esta-fa, llegando incluso a la descalificaciónpersonal (Rúa Figueroa, 1853).

El sacerdote demandó en dos ocasio-nes a la Revista Minera, que era la publi-cación de donde partían la mayoría de lascríticas. Sus actividades se prolongaron enlas minas por espacio de 19 años, hastaque a raíz de una fuerte campaña de pren-sa, el Ministerio de Hacienda ordenó queno se le comprara más mineral. De la Cer-da aceptó rescindir el contrato cinco añosantes de su finalización, a cambio de unacompensación económica que alcanzó lacifra de medio millón de reales, gracias ala oportuna intervención de sus amigos delGobierno (Avery, 1985). Hay noticias deque, tras dejar Riotinto, se dirigió a las mi-nas de San Miguel, donde quiso ensayarsu método, pero parece que no tuvo éxito,pues nunca más se volvió a saber de él.

LA FIEBRE MINERA DEL SIGLO XIX:LA PIRITA, MENA DE AZUFRE

A principios del siglo XIX, el panora-ma era desolador. La Guerra de la Inde-pendencia (1808 - 1813) y la pérdida pau-latina de las colonias americanas a partirde 1820, condujeron al Estado Español auna grave crisis económica. En Europa,por el contrario, hubo un gran florecimien-to del comercio y de la industria. Inglaterraestaba en el apogeo de la construcción delimperio. El establecimiento de compañíasinglesas en ultramar, permitió al país ocu-

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HISTORIA

Pozo Alicia en la Masa San Dionisio de Riotinto (h. 1880). Este pozo ardió en las huelgas de 1909 y 1913.En este último incendio quedó completamente destruido, perdiendo la vida siete hombres (cinco jefes y dos ca-pataces) y otros tres quedaron gravemente heridos al intentar sofocar las llamas. Los 35 hombres que parti-ciparon en las labores de rescate de los cuerpos recibieron la medalla de oro de la Río Tinto Co. Ltd. Foto ce-dida por Fundación Riotinto.

Masa sedosa formada por finísimas fibras de halotriquita entre las que se encuentran insertadas diminutasagrupaciones de cristales de copiapita (de color amarillo). Encuadre de 10 mm. Colección: F. Bernet y P. Fer-nández. Foto: F. Piña.

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par posiciones de privilegio en el mercadointernacional y garantizar el abastecimien-to de la industria de la metrópoli, donde setransformaban las materias primas. Estefue el caso del cobre y el ácido sulfúrico.

El consumo de estas sustancias fue enaumento a partir de 1820. El cobre pasó deestar ligado exclusivamente a la industriabélica, a tener múltiples aplicaciones en lanueva industria eléctrica por sus excelen-tes propiedades conductoras. A partir de1821, la producción mundial del metal seincrementará en un 30% por década (Flo-res Caballero, 1983).

La primera mina que se puso en mar-cha, exceptuando Riotinto, fue Castillo delas Guardas, que en 1853 producía de18.000 a 20.000 arrobas de cobre fino (Ta-rín, 1888). Poco después de ella se reabrie-ron Peña de Hierro (1850), San Miguel(1850), Concepción (1853), Chaparrita(1853), y otras.

En esta primera etapa la mayoría de lasempresas eran pequeñas sociedades loca-les, con más ilusiones que capital. Las la-bores eran subterráneas, mediante el méto-do de huecos y pilares. En algunos casos

se iniciaron pequeñas cortas, efectuandolos desmontes a mano. La cementación deaguas cobrizas tuvo una gran aceptación,al ser un método sencillo que permitía ob-tener cobre a bajo coste. Todas estas em-presas vendieron sus propiedades a las so-ciedades transnacionales que llegaron a laregión entre 1855 y 1870.

La minería del Suroeste recibió el im-pulso definitivo a mediados de siglo, con elfuerte crecimiento de la industria química,principal consumidora de azufre. El azufrese emplea para la fabricación de ácido sul-fúrico, que es la base para fabricar fertili-zantes, álcalis, explosivos y otras muchassustancias. El azufre nativo procedía de loszolforisicilianos. La demanda alimentó lastentaciones monopolísticas de los produc-tores, que provocaron continuas subidas delos precios hasta cifras abusivas.

La industria europea reaccionó rápida-mente buscando fuentes de azufre alterna-tivas. En 1833 el francés Perret demostróla posibilidad de utilizar la pirita para fa-bricar ácido sulfúrico. Seis años más tardecomenzó la producción industrial a partirde piritas inglesas e irlandesas, con una ley

media del 35% en azufre. Poco después,las minas británicas se encontraban en víasde agotamiento y no podían abastecer, porsí solas, la demanda internacional. Era na-tural que las piritas de España y Portugal,con leyes superiores al 45% en azufre, seconvirtieran en el objetivo de las empresasquímicas. Numerosos agentes europeoscomenzaron a recorrer las viejas minas delSur, en busca de la deseada pirita.

La primera apuesta seria la hizo un in-geniero de minas francés llamado Ernesto

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HISTORIA

Agregado de cristales aciculares de kornelita, formando grupos esféricos de 5 mm, asociados a copiapita, sobre matriz de roemerita. La kornelita es uno de los sulfa-tos más espectaculares, y a su vez menos abundantes, que se pueden observar en el Pozo Alfredo (Riotinto). Colección: F. Bernet y P. Fernández. Foto: F. Piña.

Río Tinto y puente de Zarandas-Naya. Foto: G. García.

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Deligny. En febrero de 1853 realizó su pri-mer viaje a Huelva, en representación de suamigo el Duque de Gluicksberg, antiguoembajador de Francia en Madrid. Su pro-pósito era visitar y reconocer las minas deSan Miguel y Sierra Vicaria. Tras un primerreconocimiento, aconsejó al duque uncambio de estrategia: investigar en puntosmás alejados de Riotinto pues allí era don-de se concentraban la mayoría de las minasexplotadas. Un mes después emprendió unviaje en busca de “nuevos criaderos y te-rreno franco” (Deligny, 1863).

Fruto del mismo fue el registro de 40expedientes, entre los que se incluían lasminas de Cueva de la Mora, Los Poyatos,San Telmo, Vuelta Falsa y las importantesminas de Tharsis. Más tarde realizó nue-vos registros en Calañas (La Zarza), y en1855 compró cinco minas en Portugal, en-tre las que estaban las de Sâo Domingos,Caveira y Aljustrel (Strauss, 1970). En1853 se fundó la Compañía Investigadorade Tharsis, que quebró un año después pa-ralizándose los trabajos a causa de la epi-demia de cólera que afectó a la región. En1855 se fundó en París la Compagnie desMines de Cuivre de Huelvacon un capitalsocial de 6.000.000 de francos. Delignyabandonó la dirección técnica cuatro añosmás tarde, por desavenencias con los so-cios capitalistas.

El despegue de la minería fue muy rá-pido. Por esas fechas se empleaban más dedos mil caballerías en el transporte de mi-nerales y materiales entre las minas y elpuerto de Huelva (Pinedo Vara, 1963), quehabía sido sondeado unos años antes porDeligny para comprobar si podían atracarallí buques de gran calado. Apartir de 1855comenzaron las exportaciones de pirita ymanganeso. En apenas diez años, la capi-tal onubense se situó en el cuarto lugar en-tre los puertos españoles por tráfico maríti-mo, y avanzando el siglo alcanzaría el se-gundo puesto. En Europa la regióncomenzó a conocerse como “la Californiadel cobre”(Tarín, 1888).

Hacia 1858 el desarrollo del procesoHenderson permitió aprovechar los meta-les contenidos en las cenizas de pirita, re-sultantes de la tostación del mineral en lasfábricas de ácido. Este hecho dio un valorañadido a la pirita y sirvió de aliciente paraanimar a nuevos inversores. Así llegaronotras compañías, ligadas a la industria quí-mica, que provocaron una auténtica revo-lución industrial. La llegada de estas fuertes

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HISTORIA

Vista general de los enlaces ferroviarios en Zarandas (Riotinto), con los calcinados al fondo. Foto: G. García.

Locomotora Garrat tirando de un tren cargado de mineral hacia el puerto de Huelva. El tren está formado por50 vagones tipo “M”, con una capacidad de 30 t cada uno. A la derecha se puede ver el río Tinto (h. 1960).Foto cedida por F. Salgado.

Aspecto, en 1996, de una antigua grúa sobre uno de los ferrocarriles de Zarandas. Foto: G. García.

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compañías acelera la introducción de lagran minería a cielo abierto que convertiráa las “cortas” en elementos característicosdel paisaje de la región. Se construyeron to-do tipo de infraestructuras, entre las quedestacaron las nuevas poblaciones, lasobras hidráulicas y los transportes. Llega-ron a funcionar más de 25 ferrocarriles mi-neros con más de 1.000 km de vía férrea(ver cuadro pág. siguiente).

En 1864, el 90 % del ácido producidoen Inglaterra era a partir de las piritas ibé-ricas (Flores Caballero, 1983).

La inyección de capital tuvo en su ma-yoría origen inglés y francés, aunque habíaaportaciones de importantes banqueroseuropeos como los Rostchild. Hay queañadir la breve presencia de los portugue-ses en Sotiel Coronada, con la “Compan-hia Mineira Sotiel Coronada” y de la“Companhia Portuguesa das Minas deHuelva” en Cueva de la Mora, Monte Ro-mero y La Zarza (La Algaida) (PinedoVara, 1963). En Portugal, Sâo Domingosfue explotada por Mason & Barrydesde1858, y Aljustrel desde 1899 por la Socie-té Belge des Mines d´Aljustrel.

Otras de las pioneras fue The South Eu-rope Mining Co. Ltd., fundada por una so-ciedad de fabricantes de productos químicoslondinense que en 1862 se hizo con los de-rechos de la mina de Castillo Buitrón. Cua-tro años después, otra compañía inglesa, TheBuitron & Huelva Railway & Mineral Co.Ltd., concesionaria de la línea de ferrocarrilde Buitrón a San Juan del Puerto, arrendóesta mina a sus propietarios y adquirió en1873 Concepción y La Poderosa, que perte-necían a las familias Ybarra y Santaló de Se-villa (Ramírez Copeiro, 1985).

En 1866 la compañía francesa de Thar-sis arrendó sus propiedades por 98 años aThe Tharsis Sulphur & Copper Co. Ltd..(T.S.C.), fundada ese mismo año en Glas-gow (Escocia) por una asociación de pro-pietarios de fábricas de ácido. Esta compa-ñía vendió en 1900 las minas del Perrunal ala Societé Française des Pyrites de Huelva,que se hizo también con Lomero - Poyatos.La inglesa The Bede Metal Chemical Co.Ltd.adquirió las minas de La Joya (1879),Herrerías (1880) y San Telmo (1882).

La problemática de Riotinto era dife-rente. Tras los intentos de venta de 1851,1856 y 1870, el gobierno español, acosadopor la falta de liquidez en las arcas del Es-tado, decretó en 1873 la venta del estable-cimiento minero a un consorcio de ban-

queros europeos liderado por el escocésHugo Matheson, constituyéndose en Lon-dres The Río Tinto Company Ltd. (R.T.C.)con un capital social de 2.250.000 libras.

La fuerte inversión permitió que Riotintose transformara en pocos años en uno delos grandes centros industriales del mundo.La compañía se convirtió muy pronto en la

Grupo de finos cristales tabulares de romboclasa en forma estalactítica de 20 mm, procedente del Pozo Alfre-do (Riotinto), donde se puede observar el crecimiento subparalelo de cristales de gran transparencia. Colección:F. Bernet y P. Fernández. Foto: F. Piña.

HISTORIA

Instalaciones exteriores del Pozo San Dionisio (1890). Este pozo desapareció hacia 1910 con la ampliación deCorta Atalaya en dirección Levante. Foto cedida por F. Salgado.

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FERROCARRIL APERTURACIERRE ANCHO DE VÍA

LONGITUD TRANSPORTE INICIAL(mm) (km)

Buitrón - San Juan del Puerto 1 - 9 - 1870 30 - 4 - 1969 1.067 48,805 Pirita cobriza y manganesoEmpalme - Zalamea 6 - 2 - 1875 30 - 4 - 1969 1.067 15,228 ManganesoZalamea - Poderosa 1876 1904 762 11,500 Pirita cobrizaMina Sotiel - El Cuervo 1886 1941 1.067 10,738 Pirita cobriza Cable aéreo San Pedro - Castillo Buitrón 1897 1911 - 1,8 Pirita cobrizaTranvía de Palanco 1902 1947 600 2,500 ManganesoMinas de Campanario - El Cuervo 1906 1922 1.067 3,647 Pirita cobrizaZalamea - Mina Concepción 1 - 12 - 1906 30 - 4 - 1969 1.067 13,543 Pirita cobrizaTranvía de El Soldado 1907 1915 500 2 Pirita cobrizaMinas de Angostura y Esperanza - Odiel 1907 1931 600 4,450 Pirita cobrizaFundición Los Silillos - Valverde 1908 1909 1.067 3 CobreMina Sotiel - Minas Tinto - Santa Rosa 1909 1931 762 8 Pirita cobriza

1909 1928 600 3,500 ManganesoMinas de Soloviejo - Río Odiel 14 - 5 - 1943 3 - 11 - 1948 600 3,213 Manganeso

Tharsis - Río Odiel (Corrales) 6 - 2 - 1871 31 - 12 - 1999 1.220 47 Pirita crudaMina El Lagunazo 1881 h. 1890 610 15 Pirita cobrizaMina de La Zarza - Empalme 1888 Junio 1992 1.220 28,706 Pirita crudaCable aéreo Almagrera - Empalme 1910 1916 - 3 Pirita cobriza

Pirita cobriza, cobre Minas de Riotinto - Huelva 28 - 7 - 1875 9 - 2 - 1984 1.067 83,683 y ácido sulfúricoRiotinto - Zalamea 6 - 1905 1968 1.067 6,76 GeneralRiotinto - Peña de Hierro 1899 1913 1.067 3 Pirita cobrizaHerrerías - Puerto de La Laja(F.C. del Guadiana) 1888 Diciembre 1965 762 32 Pirita cobrizaZafra - Huelva 1 - 1 - 1889 En servicio 1.674 185 General

San Telmo - Valdelamusa 1887 1973 762 11,028 Pirita cobrizaMina San Miguel - Tamujoso 1891 1919 762 18,330 Pirita cobrizaEl Carpio - San Telmo 1900 1922 762 1,792 Pirita cobriza

Cueva de Mora - Valdelamuesa h. 1899 1932 630 10 Pirita cobrizaMina Perrunal - El Cerro 1901 1969 1.674 4,090 Pirita crudaLa Joya - Tamujoso 1906 1924 610 14,648 Pirita cruda

C. carriles: 22 (vacíos) Cable aéreo La Torerera - y 28 mm (cargados)Los Milanos (sistema tricable) 1925 1959 Cable tractor: 18 mm 2,3 Pirita cobrizaConcentrador de Sotiel - Calañas 1983 En servicio 1.674 1,9 Ácido sulfúricoMinas de Cala - San Juan de Aznalfarache 24 - 5 - 1906 26 - 4 - 1955 1.000 96,382 HierroMinas del Castillo de las Guardas -El Ronquillo 1907 1955 1.000 16 Pirita cobrizaMinas de Teuler - Zufre 25 - 7 - 1912 1955 1.000 19,968 HierroMinas de Peña de Hierro - Minas del Castillo de las Guardas 14 - 9 - 1914 h. 1949 1.000 20,126 Pirita cobriza y manganesoAznalcóllar - Camas 1906 h. 1955 1.000 35 Pirita cobriza y piedra

Sevilla - Huelva 15 - 3 - 1880 En servicio 1.674 110 GeneralSevilla - Córdoba h. 1870 En Servicio 1.674 - GeneralMinas de Sâo Domingos - Pirita cobriza, Pto. de Pomarâo (Guadiana) h. 1860 1966 1.000 20 cobre y ácido sulfúricoFaro - Lisboa (F.C. del Sado) h. 1850 En servicio 1.674 250 GeneralAljustrel - Figuerinha 1875 1880 Vía estrecha 21 Pirita cobrizaAljustrel - Carregeiro h. 1900 h. 1960 1.000 15 Pirita cobrizaNeves Corvo - Estaçâo de Ourique Junio de 1992 En servicio 1.674 30 Concentrado de cobre y estaño

RAMALES FERROVIARIOS Y

Basado en el cuadro de RAMÍREZ COPEIRO DEL VILLAR, J. (1998). "Los ferrocarriles. El embarcadero de Buitrón en San Juan del Puerto". En Artes,

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COMPAÑÍA FINAL COMPAÑÍA MINAS

The Buitron & Huelva Railway Castillo Buitrón, & Minerals Co. Ltd. F.E.V.E. La Descamisada, Gloria

F. C. Hills & Co. F.E.V.E. Oriente, Palanco, GuadianaF. C. Hills & Co. F. C. Hills & Co. Poderosa

Cía. Mineira Sotiel - Coronada Unión Española de Explosivos SotielS.A. de Minas de San Pedro S.A. de Minas de San Pedro (San Pedro) Barranco de los Bueyes Manuel Vázquez López, S.A. Hijos de Vázquez López, S.A. Palanco, Guadiana

Societé des Mines de Cuivre de Campanario Societé des Mines de Cuivre de Campanario CampanarioF. C. Hills & Co. F.E.V.E. Concepción, Poderosa, San Platón

Zalamea Copper Co. Zalamea Copper Co. El Soldado

The Esperanza Copper & Sulphur Co. Ltd. The Seville Sulphur & Copper Co. Ltd. Grupo Esperanza - AngosturaSocieté des Mines de Cuivre de Nerva Societé des Mines de Cuivre de Nerva Grupo La Ratera

Compañía Anónima de Buitrón Compañía Anónima de Buitrón Tinto - Santa RosaAntonio Guijarro Hijos de Vázquez López, S.A. Soloviejo

Aramburu, Guijarro Núñez, S.L. Aramburu, Guijarro Núñez, S.L. SoloviejoGrupo Tharsis, La Lapilla, Prado

The Tharsis Sulphur &Copper Co. Ltd. Nueva Tharsis, S.A.L. Vicioso, Grupo PeñuelasS.A. Minas de Cobre de El Alosno S.A. Minas de Cobre de El Alosno Lagunazo

The Tharsis Sulphur & Copper Co. Ltd. Cía. Española de Azufre y Cobre de Tharsis, S.A. La ZarzaThe Tharsis Sulphur & Copper Co. Ltd. The Tharsis Sulphur Copper Co. Ltd. Almagrera

The Río Tinto Co. Ltd. Río Tinto Minera, S.A. Grupo RiotintoThe Río Tinto Co. Ltd. C.E.M.R.T. -The Río Tinto Co. Ltd. The Rio Tinto Co. Ltd. Peña de Hierro

The Bede Metal & Chemical Co. Ltd. Minas de Herrerías, S.A. Herrerías Cabezas del PastoCompañía del F.C. Zafra - Huelva R.E.N.F.E. -

Compagnie des Mines de Societé Française des San Telmo, ConfesionariosCuivre d’Aguas Teñidas Pyrites de Huelva Lomero - Poyatos

The San Miguel Copper Mines Co. Ltd. The San Miguel Copper Mines Co. Ltd. San MiguelSocieté Française des Pyrites de Huelva Piritas y Manganesos, S.A. El Carpio

Cueva de la Mora, Monte The Cueva Central Copper Mining Co. Ltd. The Huelva Copper & Sulphur Mines Ltd. Romero, Aguas Teñidas, AngelitaSocieté Française des Pyrites de Huelva R.E.N.F.E. Perrunal

Hijos de Vázquez López, S.A. Hijos de Vázquez López, S.A. La Joya

Unión Española de Explosivos Unión Española de Explosivos La TorereraMinas de Almagrera, S.A. Minas de Almagrera, S.A. Concentrador de Sotiel

S.A. Minas de Cala S.A. Minas de Cala Cala, Grupo Sultana San RafaelSociedad Española de Minas del Castillo de las guardas S.A. Minas de Cala Minas del Castillo de las guardas

S.A. Minas de Cala S.A. Minas de Cala Coto TeulerPeña de Hierro, Pepito,

The Peña Copper Mines Co. Ltd. S.A. Minas de Cala Peña del Aguila, Peñas AltasSociedad Gaditana de Minas Sociedad Gaditana de Minas Grupo Aznalcóllar Canteras de Gerena

Compañía de Madrid a Tramo San Juan del Puerto - Huelva Zaragoza y Alicante (M.Z.A.) RENFE (13 km) para minerales del F.C. del Buitrón

M.Z.A. RENFE Minas de Peñaflor, Juan Teniente, La Lima (cable)

Mason & Barry, Co. Ltd. Mason & Barry, Co. Ltd. Sâo DomingosEstado Portugues SCP Lousal (a Setúbal desde 1936), ¿Caveira?

Sociedad La Transtagana Sociedad La Transtagana Grupo AljustrelSociété des Mines d’Aljustrel Société des Mines d’Aljustrel Grupo Aljustrel

SOMINCOR SOMINCOR Neves Corvo

CABLES AÉREOS DE LA FAJA PIRÍTICA IBÉRICA

costumbres y riquezas de la provincia de Huelva (Diario Huelva Información).

FERROCARRILES MINEROS

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“primera dama” del mercado mundial delas piritas, manteniendo un dominio indis-cutible hasta después de la Gran Guerra yejerció un poder casi absoluto en la vidapolítica y social de la provincia de Huelva.

Una de las primeras amenazas para elmercado de las piritas la constituyó el de-sarrollo de un nuevo proceso de fabrica-ción de carbonato sódico que no precisabadel sulfúrico como materia prima. En1874, el químico Ernest Solvay cedió lapatente del mismo para el Reino Unido alos Srs. Mond y Brunner, que formaron lacompañía Brunner Mond que llegó a fa-bricar 47.000 t/año de carbonato, superan-do a los fabricantes que todavía empleabanel proceso Leblanc y, por tanto, potencialescompradores de piritas (Avery, 1985).

Respecto al cobre, las operaciones de-bían desarrollarse en un mercado muyinestable. La apertura de las grandes minasen Chile, EE.UU., Sudáfrica y otros paísesprovocó una caída continua en los precios,depreciándose el metal aproximadamentea un tercio de su valor entre 1872 y 1886.En esa situación eran frecuentes los acuer-dos secretos entre empresas. Un caso des-tacado es el de la Société Industrielle etCommercialle des Métaux. Mediante pac-tos secretos con las compañías, en el mesde octubre de 1887 tomó control sobremás del 80% de la producción mundial decobre, adquiriendo el resto en los dos me-ses siguientes. Esto provocó un espectacu-lar repunte del precio que animó a las pe-queñas empresas a aumentar la produc-ción de mineral, mientras que loscompradores dejaron de adquirirlo. El ex-ceso en la oferta produjo el colapso de lascotizaciones y, al no poder afrontar suscompromisos comerciales, la Société desMetauxquebró, arruinándose sus socios(parece ser que el director de un importan-te banco parisino se suicidó por este moti-vo) (Avery, 1985).

Afinales de la década de los 80, la de-manda de azufre experimentará un nuevocrecimiento. Para evitar las tentacionesmonopolistas de los productores de piritay para plantar cara a la amenaza que su-ponía el proceso Solvay, cuarenta y cincofabricantes ingleses de álcalis decidieronunirse en 1890, formando la mayor agru-pación química del mundo: The UnitedAlkali Company. La estrategia de Alkaliconsistió en hacerse autosuficiente, con-trolando todas sus materias primas. La pi-rita era una de ellas, por lo que decidieron

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HISTORIA

Vista general de la mina El Perrunal. Foto hecha por la Cía. de Río Tinto a finales del siglo XIX. Cortesía dePedro Real.

Mina El Perrunal. Mineros abriendo barrenos con perforadora en contramina. Foto hecha por la Cía. de Río Tin-to a finales del siglo XIX. Cortesía de Pedro Real.

Castillete del Pozo Acceso en la Masa Planes - San Antonio, de Riotinto (Marzo de 1996). Foto: G. García.

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invertir fuertemente en el negocio minerocon el objeto de tener cierta independenciafrente a las oscilaciones en el mercado.Así, compran las minas de Sotiel Corona-da (1904), Tinto - Santa Rosa (1905) y en1906 el ferrocarril del Buitrón y las minasde Concepción, Castillo Buitrón y Podero-sa (Ramírez Copeiro, 1985).

Los productores buscaron la salida aesta situación se buscó en la apertura de unnuevo mercado: los Estados Unidos. En1894 todavía se consumía en ese país azu-fre siciliano, pues la importación de las pi-ritas españolas y portuguesas estaba grava-da con fuertes impuestos. Un cambio en lapolítica arancelaria americana permitió larápida introducción de la pirita, de formaque en 1909 el 84 % del ácido americanose producía con mineral de Riotinto.

LA CALCINACIÓN EN TELERASY LOS SUCESOS DE 1888

Por lo común, el mineral tratado “in si-tu” tenía una ley media inferior al 2 ó 3 %en cobre, mientras que los minerales demayor ley se destinaban a la exportación(Tarín, 1888). Ya se han apuntado las dosformas básicas de obtener cobre metal: porfundición o vía seca y por cementación ovía húmeda. Las compañías mineras sedecantarán por la aplicación de esta última,bien en su variante de cementación natu-ral, bien por cementación artificial. Esteprocedimiento se aplicó de forma sistemá-tica en casi todas las minas españolas. EnPortugal se empleaba la cementación na-tural, pues las calcinaciones de pirita al ai-re libre se prohibieron en 1878, antes in-cluso que en Inglaterra.

La cementación artificial constaba detres etapas: los minerales se apilaban en

montones (llamados teleraspor su seme-janza con un típico pan andaluz) sobre unlecho de leña que se prendía, transmitien-do al montón una combustión lenta quepodía prolongarse durante varios meses.La segunda fase era la disolución, en laque los morrongos(minerales calcinados)se depositaban en una serie de pilones di-solvedoresen donde se lavaban con aguasde mina para disolver los sulfatos de cobreformados durante la calcinación. Los lico-res ricos en cobre pasaban después a la fa-se de cementación propiamente dicha, enla que el cobre se precipitaba sobre lingo-tes de hierro en dos etapas: en los pilonesse precipitaba la cáscara de cobre de los li-cores ricos, que finalmente se apuraban enlos canaleos.

Al aumentar el tonelaje de mineral tra-tado, también crecía el volumen de humosproducidos y los efectos se dejaron sentir

pronto. En el caso de Riotinto, aumentóespectacularmente el número de telerashumeantes que ardían día y noche en elValle de Lucifer, como se conocía el áreadonde se calcinaba la pirita, llegándose alanzar a la atmósfera 500 t diarias de gasessulfurosos y arsenicales. A partir de 1877en los registros del Hospital de Riotintoaparecen muertes causadas por “falta devida”, posiblemente una forma de disimu-lar las asfixias producidas por los gases(Pérez López, 1994).

Las comisiones de investigación más omenos independientes relacionadas conlos humos se sucederán de forma conti-nuada, acompañadas por encendidas polé-micas en la prensa. Los partidarios de laprohibición de las teleras se organizaronen torno a la Liga Antihumista. Las accio-nes de este grupo fueron frecuentes en laprovincia. Consistían en visitar los ayunta-

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HISTORIA

Canaleos de la Cementación - Cerda (foto tomada hacia 1900). Obsérvese la cantidad de niños que hay entrelos trabajadores. Foto cedida por Fotoestudio Mariló.

Cobre nativo sobre matriz de cuarzo (Herrerías). Encuadre de 60 mm. Colección:Miguel A. González. Foto: J. M. Sanchís.

Halotriquita de 100 mm x 55 mm recogida en la cámara 6 del 33 Piso del PozoAlfredo (Riotinto). Colección: Fernando Gómez. Foto: J. M. Sanchís.

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mientos de los pueblos afectados por loshumos intentando convencer a los edilespara que prohibieran las calcinaciones. Es-to lo consiguieron en Zalamea (1887),Alosno (1887) y Calañas (enero de 1888).

En la Cuenca Minera de Riotinto estasreclamaciones alcanzaron dimensiones detragedia. El 4 de febrero de 1888 se con-vocó una marcha de protesta por los hu-mos. Varias columnas (entre 14.000 y20.000 personas) encabezadas por bandasde música, confluyeron frente al Ayunta-miento del antiguo pueblo de Riotinto, queera custodiado por la compañía de la Guar-dia Civil destacada en las minas. Una de-legación subió a presentar las reclamacio-nes, iniciándose una larga discusión. Unahora después, el Gobernador Civil llegópor tren con 45 soldados del Regimientode Pavía y más Guardias Civiles, quienesse dirigieron hacia el Ayuntamientoabriéndose paso por las calles atestadas degente. Al llegar allí, el Gobernador situólas tropas frente a la fachada y se unió a lareunión, dispuesto a terminarla de una vezpor todas. En la calle la tensión aumenta-ba. Irritado por el gentío, el Gobernadorsalió al balcón y ordenó que los presentesse dispersaran inmediatamente. Su inter-vención excitó aún más a la gente, que loabucheó. El teniente coronel al mando deldestacamento ordenó a sus hombres car-gar sus armas y apuntar a la multitud paradisuadir a cualquier posible agitador. In-mediatamente sonaron varias descargas.La confusión y el terror siguieron a los pri-meros disparos, provocándose una des-bandada de gente en todas direcciones,que huían mientras eran tiroteados por la

espalda (Pérez López, 1994). Quince mi-nutos después la plaza quedó ocupada úni-camente por los muertos y algunos heri-dos. Los bancos de hierro forjado estabanarrancados o rotos por el empuje de lamultitud (Avery, 1985). Dependiendo dela fuente consultada, las víctimas oscilanentre 70 y más de 200. El dato exacto que-dará sumido para siempre en las brumasdel tiempo: para evitar los despidos, mu-chos enterraron a sus familiares ilegalmen-te en escombreras cercanas.

Las calcinaciones al aire libre fueronprohibidas por decreto ley quince días des-pués de estos hechos. La R.T.C. consideróla decisión como un ataque a sus intereses.Gracias a sus influencias en Madrid, lacompañía consiguió que dicho decretofuera derogado el 29 de noviembre de1890. De hecho las calcinaciones conti-nuaron e incluso aumentaron, aunque fue-ron eliminándose paulatinamente a partirde 1895, hasta que en 1907, diecinueve

años después del “año de los tiros”, comose conocen desde entonces estos trágicosacontecimientos, se apagó la última teleraen las minas de Riotinto.

Las reacciones políticas suscitadas a ra-íz de los acontecimientos de Riotinto, mo-tivaron que las grandes empresas abando-naran la cementación artificial y se decidie-ran a emplear otros procesos entre los queestaba la cementación natural. Ésta consis-tía en la acumulación del mineral en gran-des montones de varios cientos de miles detoneladas, denominados terreros, dispues-tos sobre una red de canales de piedra si-tuados en su base y conectados a chimene-as que atravesaban los montones. Estos te-rreros eran regados con agua de mina yagua recuperada de otros procesos para li-xiviar el cobre contenido. La finalidad delos canales y las chimeneas era facilitar laconducción del aire, imprescindible para laformación de sulfatos, así como para reco-ger los licores ricos. El cobre disuelto seprecipitaba con lingotes de hierro de la for-ma descrita antes. El proceso era más lentoque la cementación artificial, pero tenía dosventajas: se suprimía la fase de calcinacióny no se producían humos tóxicos. En se-gundo lugar, el azufre no se perdía en losgases y el mineral, una vez agotado el co-bre, era vendible como mena de azufre ba-jo la denominación de pirita lavada. Su im-plantación en otras minas estuvo favoreci-da por la experiencia previa que existía enminas como Concepción y Sâo Domingos,en las que se empleaba desde la década delos 50. En Tharsis se implantó hacia 1889.

En Riotinto se habían realizado pruebascon otros tratamientos desde antes de 1888debido a que el montante de dinero desti-nado a indemnizar a los agricultores afec-tados por los humos crecía a la par que eltonelaje calcinado. En 1879, el alemánHeinrich Doetsch, representante en Huelvade la compañía, patentó un nuevo procesoque disminuía el volumen de mineral cal-cinado. Consistía en la lixiviación del cobrediluido en forma de clorato. Esta sal se ob-tenía mezclando en los terreros pirita, salcomún, caparrosa, tierras vitriólicas y mi-neral de manganeso (Tarín, 1888). El in-conveniente más importante residía en quela síntesis del cloro necesario para trasfor-mar los cloruros en cloratos resultaba caro.Por ello, el esquema inicial se modificó, in-troduciendo primero una calcinación en te-leras de la mezcla previa al lavado. En unasegunda variante se prescindió de nuevo de

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HISTORIA

Canaleos en la Cementación de Naya (1963). Toda la chatarra de la empresa se llevaba a la planta de ce-mentación para utilizarla en la precipitación de la cáscara de cobre. Este trabajo se realizaba a mano a prin-cipios de siglo. Más tarde se emplearon excavadoras sobre raíles, como la que se ve en la fotografía (al fon-do). Foto: M. Díaz Vega. Cortesía de Pedro Real.

Antiguas teleras en el valle de Nerva. Agosto de1992. Foto: Gonzalo García.

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la calcinación, añadiendo en los terrerosmineral de manganeso en exceso. En resu-men, las diferentes alternativas siempre ne-cesitaban el empleo de sal y manganeso,sustancias en las que Doetsch y su socioSundhein tenían fuertes intereses. Además,la R.T.C. debía pagar un canon anual a Do-etsch por la cesión de los derechos sobre laexplotación industrial de su patente (Avery,1985). A pesar de no ser una solución efi-caz, el proceso Doetsch se continuó emple-ando hasta que el autor se llevó a la tumbaconsigo su privilegio en 1894.

Dos años después de la muerte de Do-estch, se comenzó la producción de cobrepor cementación natural, aunque experi-mentalmente. En 1899 se generalizó estemétodo a raíz de una visita del Presidentede la compañía a Tharsis, donde pudocomprobar que era utilizado por sus riva-les desde hacía diez años con buenos re-sultados económicos (Avery, 1985): Éstaes otra prueba más de la incomunicaciónque había entre las dos compañías, fruto desus malas relaciones.

EVOLUCIÓN DE LA MINERÍA DE LAFPI DURANTE EL SIGLO XX

El nuevo siglo comenzó con buenasperspectivas. Las compañías habían alcan-zado posiciones relevantes en el mercado in-ternacional. El precio del cobre sufrió un re-punte debido a la guerra ruso - japonesa de1906 a 1907. Esta situa-ción de bonanza se pro-longó durante las dosprimeras décadas del si-glo y generó sustancio-sos beneficios que fue-ron aprovechados porlas empresas para mo-dernizar sus instalaciones. Entre las inversio-nes realizadas, destacan: la electrificación delas minas, la introducción del martillo perfo-rador de aire comprimido, y la mecaniza-ción del cielo abierto con las excavadoras avapor. Estas máquinas se utilizaron por pri-mera vez en el desmonte de la Corta Dehe-sa (Riotinto).

Todas estas inversiones van en conso-nancia con la importancia de los yacimien-tos de la FPI. Téngase en cuenta que a prin-cipios de siglo, la producción anual de piritasespañolas suponía entre el 50 % y el 60 % deltotal mundial. El 90 % de esa producción sevendía como mena de azufre, lo que signifi-ca que las piritas españolas aportaban al

mercado casi el 50 % del azufre consumidoen el mundo (Madariaga, 1920). El cobremetal producido a partir de piritas españolasera el 8 % del total mundial. A estas cifrashay que añadir la producción de Portugal,que procedía básicamente de las minas deSâo Domingos y Aljustrel.

Las cenizas de tostación de las piritas sevendían a factorías especializadas en su re-procesado. De ellas se obtenían por diferen-tes procedimientos: cobre, plomo, zinc, oroplata y otros metales, entre los que destaca el

denominado mineralpúrpura, que una vezacondicionado, seempleaba como me-na de hierro. El hierropirítico llegó a signifi-car, en las dos prime-ras décadas del siglo

XX, aproximadamente el 3 % de la produc-ción mundial y el 22,5 % de la española.

A principios de los años 20, el capitalextranjero (fundamentalmente británico)invertido en la minería de la pirita ascendíaa 145 millones de pesetas de la época (Ma-dariaga, 1920). Uno de cada cinco mine-ros del Estado Español trabajaba en la FPI.La mina que tenía más personal era Rio-tinto. Entre 1900 y 1920 nunca hubo me-nos de 10.000 empleados en la compañía,alcanzándose el máximo en 1909 con eldesmonte de Corta Atalaya en su apogeo,con 16.873 trabajadores (Salkield, 1987).Aesto deben añadirse los empleos induci-dos por la minería, que pueden estimarse

en tres por cada empleo directo.En cuanto al tratamiento del mineral,

continuó empleándose principalmente lahidrometalurgia (vía húmeda). La genera-lización de la cementación natural provo-ca la irrupción en el mercado de las piritaslavadas, que entran en competencia direc-ta con la pirita crudaque se vendía sin su-frir ningún tratamiento, salvo la trituracióny la clasificación en tamaños comerciales.

La pirometalurgia (vía seca) fue recu-perando el terreno perdido en la segundamitad del siglo XIX. En 1901 se inauguróen Riotinto una nueva fundición, en la queel cobre se afinaba en convertidores Bes-semer mediante la inyección de oxígeno através de la mata. Así se escorificaba elhierro en forma de silicato (fayalita) y elazufre se eliminaba en los gases. Esta fun-dición trabajó hasta 1914, en que fue sus-tituida por otra que, tras varias actualiza-ciones, estuvo operativa hasta 1970. Lamás importante de todas fue la adopciónen 1930 del proceso Orkla, desarrolladopor Orkla Metal A.S. y ensayado con éxi-to en Riotinto y Sâo Domingos (Salkield,1987). Este proceso incluía una etapa delimpieza y desulfuración de los gases emi-tidos, produciéndose a partir de ellos azu-fre elemental y ácido sulfúrico. La otragran fundición que operó en Huelva fue lade Cueva de la Mora. Construida a princi-pios de siglo en La Ratera, fue trasladada asu emplazamiento definitivo en 1914. Per-maneció activa hasta 1935 y en ella se tra-taron los minerales de Cueva de la Mora,Romerita, Monte Romero, Angelita yAguas Teñidas (Pinedo Vara, 1963).

A lo largo de las tres primeras décadasdel siglo fueron introduciéndose los proce-sos de flotación. Esta técnica mineralúrgicapermitió que se explotaran minerales de le-yes inferiores a las que habían sido benefi-ciadas hasta entonces, pasando por un pro-ceso de concentración previo del que se ob-tenía un producto adecuado para lasfundiciones. La aplicación de la flotación su-puso un cambio sustancial en la minería dela región. A principios de los años 30 co-menzó la explotación de una nueva mena decobre, los pórfidos mineralizados o stock-work, instalándose el primer concentradorpara minerales de este tipo en Riotinto.

Además ciertos minerales piríticos em-pezaron a considerarse como una posiblefuente de otros metales además del cobre.En este sentido iban encaminados los es-fuerzos de Arrendatarios de San Telmo,

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HISTORIA

Castillete del Pozo Maestro de la mina Peña de Hie-rro, en Nerva (h. 1980). Foto: Fotos Aragón.

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A principios del sigloXX la producción anualde piritas españolas su-

ponía entre el 50 % y 60 % del total mundial

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Ltd., que en 1927 montó un concentradorpara beneficiar por flotación los mineralescomplejos de la masa Santa Bárbara (Pi-nedo Vara, 1963). Sin embargo el proyec-to no fraguó debido al descenso de los pre-cios de las materias primas durante la de-presión que siguió al crack de 1929, a laausencia de mercado para la pirita flotada,principal subproducto del proceso, y a lasdificultades que planteaba el tratamientode estos minerales. El proyecto se detuvoen 1931. Apesar de su fracaso, es justo re-conocer la anticipación de esta empresa,pues inició una línea de investigación queaún hoy sigue abierta.

La Gran Guerra Europea (1914 - 1918)contribuyó al alza en los precios de las ma-terias primas. La cotización del cobre, trasla caída de 1908 provocada por la aperturade nuevos yacimientos en Chile y EE.UU.,experimentará un repunte claro a partir de

1916, aunque al finalizar el conflicto caeráde nuevo. Respecto al azufre, los análisisauguraban una fuerte subida de precio quetardará en llegar debido a la pérdida de im-portantes clientes durante la guerra. EnAlemania, para hacer frente al bloqueoaliado que impedía las importaciones de pi-rita, se desarrolló un proceso de fabricaciónde ácido a partir de anhidrita.

Los riesgos del transporte marítimo du-rante el conflicto bélico, ocasionaron unadisminución en las exportaciones hacia otrode los grandes consumidores de piritas, co-mo eran los Estados Unidos. Para compen-sar la reducción de la oferta, se potenció laproducción de ácido a partir del azufre nati-vo de los domos del Golfo de Méjico(brimstone), obtenido mediante el métodoFrasch. Consiste en la disolución del mine-ral con agua caliente inyectada en el yaci-miento a través de sondeos, bombeando la

mezcla a la superficie. Por cristalización seconsigue un azufre elemental prácticamen-te puro. Amedida que fue avanzando el si-glo, el azufre Frasch se convirtió en un fuer-te competidor para la pirita.

El nerviosismo provocado por la rece-sión hizo que en 1922 se iniciase una nuevaguerra de precios entre Riotinto y Tharsis,que perjudicó seriamente a muchas peque-ñas empresas de la FPI que se vieron obli-gadas a suspender sus actividades (PinedoVara, 1963). Un año después, la coyunturaeconómica empeoró aún más, a consecuen-cia de la crisis que vivía desde hacía untiempo la industria de la cuenca del Ruhr(Alemania). Para hacer frente a esta situa-ción, se formó en Londres The Pyrites Pro-ducers Association (P.P.A.)integrada porThe Tharsis Sulphur & Copper Co. Ltd.(grupo Tharsis y La Zarza), SocietéFrançaise des Pyrites de Huelva(Perrunaly Lomero-Poyatos), Mason & Barry (SâoDomingos), Orkla (Noruega) y The RioTinto Co. Ltd.que se vio forzada a aceptarunas condiciones nada ventajosas impues-tas por Tharsis. El propósito de la aso-ciación era sostener la cotización del azufreen los tiempos de crisis, fijando un canon deproducción para cada uno de los socios.

A las empresas mineras que operabanen la faja pirítica y no pertenecían a laP.P.A. se les ofreció la posibilidad de recibiruna indemnización a cambio de que sus-pendieran la producción y venta de sus mi-nerales, que en conjunto cubría el 20,3 %del mercado europeo antes de la guerra. Elplazo inicial del acuerdo era de cinco añosaunque se prorrogó en algunos casos. En-tre las minas que aceptaron cobrar el canonpueden citarse San Platón, El Carpio, LaJoya y Prado Vicioso (Pinedo Vara, 1963).Algunas de ellas no volvieron a abrir suspuertas, incapaces de afrontar los costes ne-cesarios para poner a punto las instalacio-nes tras varios años de paro o al haber per-dido la mano de obra más cualificada.

La tercera gran compañía por volúmende negocio, The United Alkali, se mantuvosiempre al margen. Sin embargo, la inesta-bilidad del mercado y los conflictos políti-cos del país perjudicaron sus intereses ycomenzaron a ver como sus beneficios sereducían cuantiosamente. En mayo de1931 Alkali se unió a otras empresas paracrear Imperial Chemical Industries (I.C.I.)que se convertirá en el mayor grupo quí-mico del mundo. En ese momento se to-mó la decisión definitiva de abandonar los

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HISTORIA

Vista general de las instalaciones de la mina El Perrunal, con la cantera de rellenos al fondo (h. 1936). Fotocedida por Sebastián Rodríguez.

Excavadora a vapor Ruston de 8 t en la Corta Dehesa de Riotinto (h. 1900). Foto cedida por F. Salgado.

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negocios mineros en España. En 1932 to-dos los bienes de Alkali son traspasados asu filial en España, la Compañía Anónimade Buitrón (C.A.B.) que se encargará degestionar la venta del patrimonio.

La política seguida por la P.P.A. fue dis-cutida incluso en su seno. Las subidas conti-nuas del precio del azufre disgustaron a al-gunos clientes que ini-ciaron los proyectospara modificar sus fá-bricas de ácido y con-sumir el azufreFrasch, liberándoseasí del monopolio.Esto asustó a Riotintoy en 1926 abandonóla asociación, que se di-solvió poco después al perder a su socio máspotente (Avery, 1985). La compañía inglesano se quedó quieta, y junto con la potenteMetallgesellschaft A.G. de Frankfurt, formóThe European Pyrites Corporation (E.P.C.),que llegará a gestionar las ventas de la ma-yoría del mineral y las cenizas de pirita en el

continente. Poco a poco se sumaron otrossocios como Orkla (Noruega), The CyprusMines Corporation y, en 1928, el resto delos antiguos miembros de la P.P.A., ademásde la Cie des Mines de Cuivre de San Platony otras firmas alemanas.

Todos estos movimientos iban encami-nados a aislar comercialmente a Tharsis,

que entró en la E.P.C.en 1929, con las con-diciones que ahora fi-jaba Riotinto. Hay unaanécdota curiosa querevela hasta qué puntollegaban las arguciaspara obtener ventaja:tras infructuosas nego-

ciaciones, el mercadoamericano se repartió entre las dos compa-ñías trazándose una línea de Este a Oesteen un mapa de los Estados Unidos, que-dándose Rio Tintocon los clientes situadosal Norte y Tharsis con los situados al Sur.Al parecer, el presidente de Río Tinto ha-bía planeado cuidadosamente esta situa-

ción, ensayando durante días el trazado dela línea que de ningún modo fue goberna-do por el azar (Avery, 1985).

Independientemente de la eterna rivali-dad entre las dos grandes compañías, elpropósito último de la E.P.C. era lograr lacooperación entre los productores europe-os para limitar la entrada del azufre Fraschen el continente. Desde el final de la 1ªGuerra Mundial el aumento del consumodel azufre americano había sido impara-ble. Baste recordar que con una toneladade piritas se obtienen 1,25 t de ácido,mientras que con una de azúfre se produ-cen casi tres de ácido (Limón, 1982). Ade-más, entre 1930 y 1931 las ventas de piri-tas destinadas a la fabricación de abonoshabían caído un 70 %.

La E.P.C. se disolvió a causa de losacontecimientos que estaban por llegar. Ladécada de los 30 fue particularmente con-flictiva en España y culminó con el golpede estado del 18 de julio de 1936, cuyo fra-caso provocó la trágica Guerra Civil a laque siguió una atroz represión del bando

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HISTORIA

Panorámica de la Corta Filón Norte de Riotinto (finales del siglo XIX). Obsérvese como las labores a cielo abierto cortan las galerías y pilares de los antiguos trabajossubterráneos. Foto cedida por Pedro Real.

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La introducción de losmétodos de flotación

permitió la explotaciónde minerales con leyesinferiores a las utiliza-

das hasta entonces

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vencedor. Inmediatamente después del fi-nal de la guerra española, estalló la 2ª Gue-rra Mundial (1939 - 1945). El nuevo esce-nario geopolítico internacional influyó de-cisivamente en la actitud del gobiernoespañol. Dentro de la política económicadel régimen nacionalista, la recuperaciónde las minas de la FPI, que estaban en ma-nos extranjeras, se convirtió en un objetivoprimordial para los sucesivos gobiernos dela dictadura, debido al interés estratégico desus minerales (Gómez Mendoza, 1994).

El acoso a las minas comenzó durantela misma guerra. En agosto de 1936 la pro-vincia de Huelva estaba prácticamenteocupada y el gobierno de Burgos comen-zó a poner trabas a las exportaciones a lospaíses hostiles a él, prohibiendo expresa-mente en 1937 los envíos con destino aFrancia y Checoslovaquia. Simultánea-mente comenzaron los embargos de mine-ral, que era canalizado a través de la em-

presa Hisma - Rowak a Alemania e Italiaen concepto de pago por la ayuda militar.Durante todo el conflicto se requisó el 50% del valor de la producción de Riotinto(Avery, 1985). Tharsis, La Zarza, la Socie-

té Française des Pyiritesy la CompañíaAnónima de Buitróntambién se vieronafectadas, aunque en menor medida.

Los pocos ingresos que percibían lascompañías por las ventas del resto de suproducción en el extranjero, eran utiliza-dos por el gobierno de Burgos como unmedio de conseguir divisas, que transfor-maba en pesetas con unos tipos de cambioaltamente sobrevalorados, perjudicando alos productores. Durante la 2ª GuerraMundial la política exterior continuó enesta línea, embargándose grandes partidasde mineral en beneficio de los países fas-cistas. Estas prácticas continuaron hastaque el curso del conflicto cambió a favorde los aliados.

El fin de la guerra impulsó la recons-trucción europea y se disparó la demandade materias primas. Sin embargo la caídadel telón de acero aisló a un gran númerode clientes potenciales del Este de Europa,reduciéndose los beneficios. En España, elrégimen autárquico, obligaba a las compa-ñías mineras a reservar para el consumointerno un porcentaje de la producción ex-traída. En el caso de Riotinto, durante mu-chos años se embargó la totalidad del azu-fre y el cobre metal producidos en el esta-blecimiento (Gómez Mendoza, 1994).Todo esto provocó la diáspora de numero-sas empresas y, a finales de los años 40, co-menzó un rosario de nacionalizaciones fa-vorecidas por la Ley de Minas de 1944que, entre otros artículos, anulaba los títu-los de propiedad minera, pasando a serconcesiones de explotación vigentes porun periodo de 99 años y limitaba la parti-cipación de sociedades extranjeras al 25 %del capital de las compañías.

Sotiel fue vendida en 1941 a Unión Es-

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HISTORIA

Mineros descolgándose por un talud de la Corta Atalaya para hacer labores de saneo y evitar posibles des-prendimientos sobre el banco inferior (1963). Foto: M. Díaz Vega. Cortesía de Pedro Real.

Vista exterior de la Fundición Bessemer en Riotinto (1901). Tras la apertura de lanueva fundición en 1914, el edificio se empleó para albergar los talleres de la mi-na. Foto cedida por Fundación Riotinto.

Muelle de la Compañía de Riotinto en la ría de Huelva (h. 1950). Foto cedida porF. Salgado.

Pareja de zafreros cargando con rodo y espuerta uncontino de 1,5 t en una trinchera de la contraminaSan Dionisio - Alfredo (h. 1960). La tarea típica pa-ra cada pareja consistía en cargar 20 continos (30 tde mineral). Foto cedida por F. Salgado.

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pañola de Explosivos, S.A., interesada enel embalse para abastecer a su fábrica deexplosivos de la cercana mina Torerera(Pinedo Vara, 1963). A finales de ese mis-mo año, Tinto-Santa Rosa y Castillo Bui-trón fueron adquiridas por la Sociedad Mi-nera Cueva de la Mora, S.A.,que se dedi-có, durante algunos años, a cementar lasaguas drenadas de las labores y a la ventade las piritas lavadas que quedaban (Ra-mírez Copeiro, 1985). En 1945, Concep-ción y Poderosa fueron vendidas al indus-trial catalán Joaquín Ribera Barnola, quienlas arrendó a Electrólisis del Cobre, S.A.,que puso en marcha Concepción a partirde 1953 (Pinedo Vara, 1963).

San Telmo fue arrendada en 1947 aSan Telmo Ibérica, S.A., que dos años des-pués inauguró un nuevo lavadero de flota-ción para cobrizos con una capacidad de250 t/día. En 1947 la sociedad onubenseMinerales Reunidos, S.A.adquirió las mi-nas del Castillo de las Guardas y un añodespués arrendó la zona Poniente (MasaRomana) a la Sociedad de Industrias Reu-nidas Minerometalúrgicas (INDUME-TAL), que montó un lavadero de flotaciónpara los cobrizos que se puso en marcha en1950. Peña de Hierro fue vendida en 1954a la Compañía Nacional de Piritas, S.A.que continuó su explotación montando unlavadero para concentrar por flotación losazufrones cobrizos. Herrerías pasó a ma-nos españolas en 1951 por intervención ju-dicial. Poco después se formó la SociedadAnónima Minas de Herrerías, que conti-nuó la explotación de las pizarras cobrizasde Santa Bárbara.

Riotinto era la bestia negra de la dicta-dura, el “Gibraltar económico” de la pro-paganda fraquista. Desde el comienzo dela Guerra Civil, el acoso había sido conti-nuo y se intensificó a partir de 1944, lle-gándose incluso a ataques directos comolas furibundas campañas de prensa y, so-bre todo, el estrangulamiento energético alque fueron sometidas las minas al reducir-se los envíos de combustibles para la cen-tral eléctrica y la fundición (Gómez Men-doza, 1994). Finalmente, tras un largo pro-ceso de negociaciones, en 1954 The RioTinto Company, Ltd.llegó a un acuerdocon un grupo de bancos españoles que ad-quirieron dos tercios del capital social, for-mándose laCompañía Española de Minasde Río Tinto (C.E.M.R.T.).

Por último, las minas de Aznalcóllar sereactivaron en 1954 con la ayuda de un

nuevo socio, la Sociedad Minera y Meta-lúrgica de Peñarroya, S.A.que decidió in-vertir atraída por los interesantes conteni-dos en plomo y zinc de los polimetálicos(Pinedo Vara, 1963). Seis años después,estas minas, junto con Esperanza y An-gostura, fueron adquiridas por Andaluzade piritas, S.A. (APIRSA)que continuó laproducción en Cuchichón y Caridad. SóloThe Tharsis Sulphur & Copper Co. Ltd. yla Societé Française des Pyrites de Huel-va resistieron la fiebre nacionalista, aun-que la primera se convertiría en 1970 en laCompañía Española de Azufre y Cobre deTharsis, S.A.

En el lado portugués de la faja, la mi-nería siguió los mismos pasos que en el es-pañol, salvo que allí la Guerra Civil no tu-vo excesiva influencia. De hecho, en 1936la compañía belga Mines et Industrie, S.A.entra en el sector poniendo en marcha lasminas de Lousal y Caveira (Pinedo Vara,1963). Mason & Barry continuó su activi-

dad en Sâo Domingos, realizando inver-siones como fue el montaje de una fundi-ción tipo Orkla en 1934, tal y como se haexplicado anteriormente. Las minas de Al-justrel siguieron a plena producción, aun-que sufrieron un parón durante la 2ª Gue-rra Mundial (Leitâo, 1997).

En la década de los 50 se vivió una re-vitalización del mercado internacional parala pirita, debida a la escasez de azufre, quepermitió un repunte en los precios de estemineral. La Guerra de Corea contribuyó encierta medida a la recuperación del preciodel cobre. Junto a las empresas de cierta en-tidad, florecieron efímeros negocios que selimitaban a buscar los beneficios inmedia-tos que proporcionaba la venta de los restosmineros de épocas anteriores, como losmorrongos y las piritas lavadas. En estecontexto cabe citar como uno de los nego-cios más serios el de Minerales de Carta-gena, S.A. (MINECASA), que se dedicabaa la compra de antiguos terreros para ex-portar las piritas, una vez trituradas y clasi-ficadas en su planta, instalada en la locali-dad onubense de Gibraleón (Pinedo Vara,1963). En 1951 se pusieron en contactocon Hijos de Vázquez López, interesadosen reactivar La Joya. Pero el desconoci-miento del mercado de la pirita, las limita-das posibilidades financieras de MINECA-SA y otras circunstancias, dieron al trastecon el proyecto en 1960, tras haber inverti-do varios millones de pesetas.

La década de los 60 es la del “milagroeconómico” español, que vino propiciadopor la nueva política aperturista de la dicta-dura. En Huelva, esta nueva etapa se mate-

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HISTORIA

Excavadora Caterpillar, modelo 977, con pala devuelco lateral LIBU. Año 1963. Foto: M. Díaz Vega.Cortesía de Pedro Real.

Azufre sobre pirita masiva procedente de la Corta Resto Alfredo (gossan San Dionisio). Estos cristales de azu-fre, que aparecieron en septiembre de 1996, son los de mayor tamaño que han sido recogidos en dicha zona.Encuadre de 20 mm. Colección: Iván Carrasco. Foto: F. Piña.

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rializó a partir de 1964 con la construcciónen terrenos aledaños al puerto de la capitaldel Polo Industrial de Promoción y Desa-rrollo, conocido actualmente como PoloQuímico. Uno de los pilares básicos sobrelos que se apoyó la gestación del nuevo Po-lo, fue el traslado de la fundición de cobrey la fábrica de ácido de Riotinto, en 1970.

Afinales de los 60, el volumen de piritasexportadas a clientes tradicionales comoAlemania, Gran Bretaña o Bélgica cayó.Las minas tradicionalmente productoras depiritas de azufre entran en decadencia al re-ducirse el mercado para su producto. Laempresa propietaria de Peña de Hierro de-cidió paralizar sus actividades en 1966. Pe-rrunal y Valdelamusa se verán abocadasigualmente al cierre. En Portugal la históri-ca mina de Sâo Domingos suspenderá sustrabajos en 1966. Caveira y Lousal habíaninterrumpido la producción poco antes. EnAznalcóllar, tras el hundimiento de minaCuchichón en 1968, APIRSA continuó aduras penas la producción en otras minas desus concesiones. Dos años después, el ago-tamiento de las reservas explotables obligóa la empresa a dar un giro en su estrategia.Así, en 1975 se inició la apertura de la Cor-ta Caridad, que dará continuidad a la explo-tación durante dos décadas.

El valor de los yacimientos de pirita serevisó en función de sus contenidos en me-tales no férreos. La aplicación de la flota-ción diferencial permitió la obtención de losprimeros concentrados de plomo y zinc. Eneste contexto apareció una nueva empresaen la escena minera onubense, Asturianadel Zinc, S.A. (AZSA),La compañía asturia-na efectuó un importante programa de in-vestigación en la zona de Cueva de la Mo-ra y Monte Romero, que cristalizó hacia1967 con la apertura de una nueva mina yuna planta de concentración por flotación.Los concentrados obtenidos se llevaban porcarretera a la fundición de San Juan de Nie-

va (Asturias). Cinco años después, el pro-yecto se detuvo, pues parece que las reser-vas eran inferiores a las previstas y no ren-tabilizaban la inversión realizada.

En 1970 el mercado mundial de piritaentró en recesión. A la competencia delazufre Frasch se unió el azufre recuperadopor desulfuración de los gases de las fun-

diciones de metales, del gas natural o delas fracciones pesadas, medias y ligeras delpetróleo. Estos procesos se comenzaron aaplicar a principios de los 60, pero en los70 la legislación medioambiental se endu-reció, obligando a las empresas de hidro-carburos a eliminar el azufre de sus pro-ductos. Por otra parte, los productores de

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Instalaciones de la mina Monte Romero (Huelva), actualmente desaparecidas, con el castillete y la planta de tratamiento del mineral de zinc. Esta mina perteneció a laCompañía Asturiana de Zinc. Foto: Benito Caballero.

Zafreo a mano y transporte con vagonetas de doble vuelco en las proximidades de un pozo de vacie en Cor-ta Atalaya (h. 1930). Foto cedida por Fundación Riotinto.

Locomotora de vapor, clase I. Estas locomotoras, conocidas con el sobrenombre de “chatas” porque el tejadillode su cabina era muy bajo para permitir el paso por túneles, fueron utilizadas (h. 1900) masivamente para eltransporte de mineral y estéril durante la ampliación de Corta Atalaya (Riotinto). La de la foto es la nº 50, yquedó atrapada por un hundimiento en un ramal del Piso 16. Durante los trabajos de expansión hacia el Nortede la corta, fue desenterrada y colocada en su actual emplazamiento, el banco del 15 Piso.

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ácido se mostraban cada vez más ten-dentes a utilizar azufre elemental porque,además de su mayor rendimiento, elimi-naba el problema que representaba la eli-minación de las cenizas generadas en latostación de la pirita.

En el lado opuesto, la producción mun-dial de cobre aumentó hasta alcanzar en1977 la cifra de 9 millones de toneladas. Elaumento en la demanda impulsó a las com-pañías de todo el mundo a lanzarse a labúsqueda de nuevos recursos. La FPI noquedó al margen y se intensificaron la in-vestigación geológica, mineralúrgica y me-talúrgica. En 1970, Río Tinto Patiño, S.A.puso en marcha el mayor proyecto minerorealizado en España hasta la fecha: la ex-plotación a cielo abierto de cobre, oro y pla-ta de Cerro Colorado, contemplada inicial-mente para una vida de doce años, y quecontinúa en producción en la actualidad.

El mayor éxito en el campo de la ex-ploración en esta década tuvo lugar enPortugal en 1977 con el descubrimientodel yacimiento de Neves - Corvo, con al-tos contenidos en metales incluido el esta-ño, que por primera vez aparecía en unaproporción tan elevada que hacía viable suexplotación.

LA PROBLEMÁTICA DE FIN DE SIGLOA principios de los 80, las operaciones

mineras se tecnificaron con la introduc-ción de avanzados sistemas de control entiempo real. Las minas a cielo abierto re-forzaron su flota con modernas máquinasde gran tonelaje. Las explotaciones subte-rráneas también se modernizaron, empleán-dosenuevos métodos con los que se incre-mentó la productividad y se redujeron loscostes operativos. Nada hacía presagiar loque se avecinaba. La crisis energéticamundial, la entrada en el mercado de nue-vos materiales, como el aluminio o la fibraóptica, y el reciclaje, causaron un receso enla demanda de cobre y la consiguiente de-preciación a partir de 1982, que culminaríacon la gran crisis de 1986.

El mercado de la pirita continuó en latónica de finales de la década anterior. En1982 las ventas de pirita cruda nacional su-frieron una caída del 12%, provocada prin-cipalmente por la disminución en las ven-tas de abonos (Limón, 1985). Además, lacreciente presión que ejercían ciertos sec-tores ambientalistas motivó que las ceni-zas producidas en la tostación de los mine-

rales piríticos, empezaran a ser considera-das un residuo tóxico en lugar de una me-na de cobre, plomo, zinc, oro, plata y otrosmetales. Se llegó a una situación en la quelos compradores de pirita firmaban contra-tos en los que se acordaba de antemano eldestino de las cenizas. En España, la únicaempresa que trataba cenizas era Metalquí-mica del Nervión, S.A. de Bilbao, pero notenía capacidad para absorber toda la pro-ducción nacional. Una parte importante seenviaba a la alemana Duisburger Kupfer-hütte (D.K.H.), que cerró en el primer se-mestre de 1983, perjudicando fuertementeal mercado exterior español que por en-tonces era cubierto en un 90 % por Tharsis(Limón, 1982).

La entrada en el mercado nacional de lapirita flotada producida en Aznalcóllar ySotiel a partir de 1983 supuso una compe-tencia más para la pirita cruda. Esto obligóa los mayores productores (Tharsis y Rio-

tinto) para que dejaran de adquirir minerala las pequeñas minas de la región, que fue-ron incapaces de sobrevivir al perder a susprincipales clientes.

Las circunstancias expuestas confluye-ron en 1986, año en que las materias primassufrieron una fuerte depreciación. Así co-menzó un rosario de cierres de explotacio-nes que afectó principalmente a la pequeñay mediana minería. Para superar la crisis,Río Tinto Minera, S.A. abandonó la pro-ducción de cobre, potenciando la de oro yplata, lo que a la postre permitió a la empre-sa obtener grandes beneficios a corto plazo.La Compañía Española de Azufre y Cobrede Tharsis, S.A.quedó como único produc-tor de pirita cruda, pues a partir de este añola producción de Riotinto iría reduciéndoseprogresivamente, cesando en 1992 con lasuspensión de labores en Corta Atalaya. En1988 arrancó el proyecto del gossan aurífe-ro de Filón Sur, S.A. en Tharsis.

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Mineros realizando trabajos de perforación en pórfido. Corta Atalaya (1963). Foto: M. Díaz Vega. Cortesía de Pedro Real.

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Concepción fue la única de las peque-ñas minas que sobrevivió hasta el final.Merece la pena detallar este caso por lascircunstancias que lo rodearon. Los ingre-sos de la explotación minera procedían delas ventas de mineral a Riotinto. La crisis

de 1986 sorprendió a EDELCO sin apoyode su principal accionista, Banca Catalana,debido a los sucesivos escándalos finan-cieros en que estaba involucrada desde1980. Esta situación culminó con una sus-pensión de pagos. La dirección firmó unacuerdo con el comité de empresa por elque, en caso de declararse la quiebra, senombraba a los trabajadores acreedorespreferenciales.

En marzo de 1989, R.T.M. rompió susacuerdos comerciales con EDELCO. Co-mo último recurso para prolongar la acti-vidad de la compañía, se solicitó un expe-diente de regulación de empleo, mante-niéndose esa situación hasta octubre de eseaño. En ese tiempo, una avería eléctricaque no pudo ser reparada por falta de li-quidez, dejó a la mina sin bombeo, inun-dándose las labores con toda la maquina-ria en su interior (T. López, com. pers.).Ante la inminencia de la declaración dequiebra, los trabajadores decidieron hacerefectivos sus derechos como acreedorespreferenciales, descubriendo con sorpresaque todos los bienes estaban embargadosy, por tanto, no eran reconocidos.

Mientras tanto, los gestores habían de-saparecido y los 47 mineros se quedaban

sin trabajo y sin indemnización. Tras lar-gas negociaciones, el Delegado Provincialde Trabajo aplazó unos meses la liquida-ción. Esto permitió que los trabajadores

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Cristales de yeso de neoformación encontrados dentro de un ladrillo de un antiguo muro del Pozo Alfredo (Riotinto) . Encuadre de 40 mm. Colección: F. Bernet y P. Fer-nández. Foto: F. Piña.

Castillete de extracción de la mina Lomer-Poyatos.Foto: Benito Caballero.

Vista aérea de la mina Castillo de Buitrón (Huelva),en el año 1993. En lo alto del cerro se observa lacorta mediante la que se explotó la Masa Poniente(ampliada por Riotinto posteriormente en busca degossan, como se puede ver) y los socavones de lostres niveles de explotación que se realizaron parala Masa Levante. Foto: Azimut S.A.

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gestionaran personalmente la venta de par-te de las instalaciones, obteniendo un dine-ro que, junto con el abono en metálico dela prestación de desempleo financiada porel Fondo de Garantía Salarial, sirvió comocompensación económica (T. López, com.pers.). Los más jóvenes entraron en la bol-sa de trabajo formada por el personal ex-cedente de Tharsis, La Zarza, San Telmo yValdelamusa.

Las minas de Riotinto vivieron añosagitados, en los que se sucedieron los con-flictos mientras que las sucesivas empresaspropietarias concentraban sus esfuerzos enla explotación del gossan, agotando las re-servas en busca del beneficio rápido. Final-mente, la multinacional americana Free-port McMoran segregó R.T.M.en variascompañías, asegurándose así el control dela fundición de Huelva. La actual empresa,Atlantic Copperfue creada en 1996 y trasla ejecución del Huelva Expansion Projecten 1997, se convirtió en la quinta fundiciónde cobre del mundo, con unas produccio-nes de 250.000 t/año de cátodos grado A(99,99% Cu), 60.000 t/año de ánodos(99,5% Cu), 900.000 t/año de SO4H2 y550 t/año de lodos electrolíticos que con-tienen 20 t/año de oro y 50 t/año de plata.La mina fue cedida a los trabajadores enagosto de 1995, formándose la mayor em-presa de economía social de España, Minasde Rio Tinto, S.A.L. (M.R.T.), que explota elyacimiento de Cerro Colorado.

El ejemplo de Riotinto hizo que pocotiempo después noventa de los trabajado-res de Tharsis formaran Nueva TharsisS.A.L.que continuó la producción de piri-ta cruda en Filón Norte. Hoy esta empresase enfrenta a un futuro incierto, pues enenero del año 2000 su único cliente (Ferti-beria) completó la adaptación de sus insta-laciones para producir ácido a partir deazufre elemental, abandonando la piritacruda. Afortunadamente, Tharsis participajunto con Navan Huelva (Sotiel, AguasTeñidas), Boliden APIRSA(Los Frailes), elI.T.G.E. y la Junta de Andalucía en un pro-yecto hidrometalúrgico que podría traer al-go de futuro a la comarca.

En Portugal, SOMINCOR, empresaestatal que cuenta con la participación deRio Tinto Zinc, inició la producción decobre en Neves Corvo en 1988 y, dosaños después, de estaño. La apertura deuna nueva mina de altos contenidos metá-licos, resucitó definitivamente el interéspor la FPI de numerosas compañías que

invirtieron grandes capitales aplicando losúltimos avances tecnológicos en investi-gación minera. El esfuerzo llevado a cabopronto dio sus frutos con el descubrimien-to de mineralizaciones relacionadas a ya-cimientos clásicos como Sotiel Este y Mi-gollas (1989, Minas de Almagrera, S.A.),Aguas Teñidas Este (1986, Billiton, S.A.y Promotora de Recursos Naturales, S.A.)y Concepción (1992, Rio Tinto Minera,S.A.); o de nuevos yacimientos comoMasa Valverde (1986, Empresa NacionalAdaro), Los Frailes (1988, Boliden APIR-

SA), Lagoa Salgada (1992, Instituto Geo-logico e Mineiro) y, el más reciente de to-dos ellos, Las Cruces (1994, Riomin Ex-ploración). En resumen, se ha comproba-do que los recursos, lejos de agotarse,aumentan a la par que se perfeccionan lastécnicas de investigación geológica (Ba-rriga et al., 1995). La FPI está considera-da en los foros de la industria minera in-ternacional como la región con mayor po-tencial de toda Europa.

Terminamos recordando a un ingenie-ro de minas, Joaquín Gonzalo y Tarín,

Panorámica aérea de la mina Herrerías (1993). En primer término se observa la corta Guadiana, con el casti-llete del pozo del mismo nombre. Al fondo, la corta Santa Bárbara (inundada) y la zona de cementación. Foto:Azimut S.A.

Ejemplar de cristales traslúcidos de calcantita, de intenso color azulado, encontrado en las labores subterrá-neas de mina Alfredo. Encuadre de 10 mm. Colección: F. Bernet y Pablo Fernández. Foto: F. Piña.

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que en 1888 resumía la historia de la mi-nería en Huelva así: “una primera épocade explotación (..), que podemos llamarprimitiva. Estamos ahora en la segunda,en que, gracias a los adelantos de la in-dustria, puede aprovecharse lo que aque-llos descubridores de la minería dejaroncomo estéril. Y falta una tercera (...), épo-ca futura que no es fácil señalar cuantotiempo comprenderá”. Hoy en día, 110años después de que se escribieran estaslíneas, aún estamos en los albores de esa

tercera etapa.El gran reto es resolver los problemas

técnicos que presenta el aprovechamientoeconómico de los sulfuros polimetálicos.Este desafío vendrá acompañado por nue-vos interrogantes que se resolverán con so-luciones innovadoras, del mismo modo quedesde hace cinco mil años cuando un serhumano, ávido de curiosidad, tuvo la genialidea de echar al fuego el primer pedazo deminera, abriendo un camino que todavía nose ha cerrado y que continúan abriendo

quienes lo han hecho posible: los mineros.

ASPECTOS LABORALES Y SOCIALESDE LAS MINAS DE PIRITA

La llegada de las empresas transna-cionales al Suroeste ibérico atraerá a gen-tes de muy diversa procedencia, que llega-ron a formar verdaderas comunidades enlas que la estratificación social y los privi-legios se correspondían con el puesto ocu-pado en el organigrama de las compañías.Las formas diferían de unas compañías aotras, pero todas coincidían en aplicar unapolítica social común: el “paternalismo”.

Esta doctrina fue muy popular entre lasempresas mineras hasta mediados del si-glo XX. Consiste en proporcionar al traba-jador todo cuanto necesita para vivir a pre-cios económicos: vivienda, economatos,escuelas, servicio médico, etc. Detrás detodo esto se encontraba el verdadero pro-pósito de esta política: mantener una situa-ción de paz social evitando las reclamacio-nes que pudieran degenerar en huelgasque perjudicaran la producción. Además,así se creaba un pequeño sistema econó-mico en el que el sueldo que se pagaba alobrero tarde o temprano regresaba a las ar-cas de la empresa. Nada pertenecía al tra-bajador, de forma que si éste era despedi-do, todas sus propiedades, salvo las perso-nales, quedaban en manos de la compañía.

En algunos casos, se llegó a emplear di-nero propio de la empresa en forma de va-les con los que se recibía un anticipo deljornal que se pagaba en unos días fijados

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Ejemplar arborescente de cobre nativo de 25 cm recogido en la mina Herrerías, en la localidad onubense de Puebla deGuzmán. Colección: S. García Ugidos. Foto: J. M. Sanchís.

Perforación de sondeos de investigación geológicaen la Masa San Antonio (Riotinto), con una SondaCraelius. Año 1966. Foto: Fotoestudio Mariló.

Grupo de trabajadores en las inmediaciones del Pozo Maestro de la mina Monte Romero (h. 1914). Foto ce-dida por Fundación Riotinto.

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de antemano. Así se garantizaba que partedel salario llegara directamente a las fami-lias de los trabajadores y que sería gastadoen alguno de los comercios que regentabala empresa, pues el día del cobro era apro-vechado normalmente para comprar losartículos de primera necesidad que se en-contraban a precios inferiores en dichoscomercios. También se crearon escuelaspara los hijos de los trabajadores. Allí secastigaban las faltas no justificadas y la in-disciplina con descuentos en el jornal delpadre del alumno infractor. El objetivo deesta política educativa era instruir a la fu-tura mano de obra y prepararla para traba-jar en unas explotaciones cada vez mástecnificadas.

La vida de los miembros del staff va-riaba entre la plena integración que practi-caron los ingleses de United Alkalien Val-verde del Camino (Ramírez Copeiro,1985) y la segregación que existía en luga-res como Pueblo Nuevo (Tharsis), o Be-llavista (Riotinto). En este último caso, sereprodujo a pequeña escala la Inglaterravictoriana, tanto en su arquitectura comoen sus costumbres. La colonia, construidade espaldas a la población local, estaba ro-deada por un muro de piedra y el cuartel dela guardia civil estaba emplazado frente ala entrada principal. No se permitía el ac-ceso de ningún español, salvo el personalque trabajaba allí. A finales del siglo XIX,los ingleses que se casaban con una espa-ñola eran considerados “nativizados” porla comunidad y expulsados de Bellavista,e incluso podían llegar a perder el puestode trabajo.

Disponían de una capilla presbiterianay de un club social, donde después de lajornada de trabajo podían charlar con suscolegas tomando unas copas de brandy, opracticar deportes como: natación, tenis,críquet o golf. Quizás el primer campo degolf de España sea el North Lode GolfClub de Riotinto. También esta localidades la cuna del fútbol en España. Existendocumentos que prueban que los primerospartidos se jugaron entre equipos de traba-jadores españoles y jóvenes técnicos in-gleses antes de 1880. Pocos años despuésse jugaba una liga con una veintena deequipos. Además, el primer club con es-tructura organizada fue el Huelva Recrea-tion Club(actual Recreativo de Huelva),fundado por el staff de la Rio Tinto Com-pany destacado en la capital onubense.

Los trabajos de la mina se realizaban en

unas condiciones muy duras. En algunasocasiones la ventilación no era la adecua-da. La pirita es un mineral que, en contac-to con el aire y el agua sufre un proceso es-pontáneo de oxidación que produce fuer-tes elevaciones de temperatura y eldesprendimiento de gases sulfurosos, co-nocidos localmente como “tufos” . En ga-lerías sin ventilación o en fondo de saco lastemperaturas llegan a superar los 60º, conlo que cualquier persona que esté allí rápi-damente queda bañada en sudor. La at-mósfera, pobre en oxígeno, está cargada

de tufos que producen un efecto irritanteen las mucosas, y escozores y picores encualquier herida o marca de la piel, por mi-núscula que sea. Todos aquellos que hanvisitado alguna vez las labores antiguas deuna mina de pirita no han olvidado jamásestas sensaciones. Al abandonarlas quedacomo recuerdo el gusto dulzón del tufo enla garganta y se busca agua afanosamentepara “echarlo adentro”, tal y como decíanlos mineros viejos.

La jornada laboral variaba dependien-do del puesto ocupado, oscilando entre las

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Mineros perforando barrenos en Corta Atalaya (Riotinto), en el año 1963. Tras ellos se pueden ver las picasy cuerdas que utilizaban los trabajadores para descolgarse por el talud y hacer labores de saneo después delas voladuras. Foto: M. Díaz Vega. Cortesía de Pedro Real.

Espectaculares formaciones de melanterita en la cámara 6 del 33 Piso de Alfredo (Riotinto). La elevada tem-peratura, la alta humedad relativa y los gases sulfurosos, denominados “tufos”, hacen de algunas galeríasy cámaras, de antiguas labores subterráneas de minas de pirita, un lugar inolvidable por las peculiares y, enocasiones, desagradables sensaciones que se perciben en ellas. Foto: P. Piña.

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siete y las doce horas. Los trabajos se solíanrealizar a destajo. La tarea se fijaba consi-derando la dureza del mineral o las condi-ciones del tajo. Normalmente consistía encargar un determinado número de vago-netas (continos) durante la peonada, quepodía llegar a las 30 toneladas por relevopara una pareja de zafreros. Las mujereseran empleadas normalmente en trabajosde exterior y la presencia de niños en lostajos fue habitual hasta principios de siglo.

Desde 1900 hasta el final de la GuerraCivil, los conflictos laborales son frecuen-tes. Las empresas mineras tenían acuerdossecretos para no contratar a los trabajado-

res más rebeldes que eran despedidosaprovechando las huelgas (Suero, 1982).En Riotinto se creó una Agencia de Con-trataciones en la que se guardaban los ex-pedientes de cada uno de los trabajadoresque prestaban servicio en la compañía. Seconservan más de 60.000 y en ellos estáreflejada la historia laboral de cada indivi-duo, incluyendo notas sobre su comporta-miento en el tajo y fuera de él, llegandohasta el extremo de revelar los lugares quefrecuentaban o si estaban afiliados a algúnsindicato. Los trabajadores más reivindi-cativos se incluían en una lista negra, mar-ginándolos respecto a otros a la hora de so-licitar un puesto de trabajo (Avery, 1985).

De entre todos los conflictos laboraleshabidos en esos años vamos a destacar dos.La huelga más dura de la historia del mo-vimiento obrero español es quizás la queprotagonizaron los mineros de Riotinto en1920 (Bookchin, 1980). La finalizaciónpaulatina de los trabajos de preparación enlas cortas, provocó unos excedentes de per-sonal muy grandes (Salkield, 1987). A lolargo de 1920 una serie de protestas inco-nexas culminaron el 26 de junio con la de-claración de una huelga que se inició enunos pocos departamentos y que, poco apoco, se fue extendiendo a toda la empre-sa. El 7 de julio, los capataces se suman ala huelga y once días después son los za-freros del Pozo Alfredo (Avery, 1985).

El 15 de agosto se paró la CentralEléctrica, dejando sin energía a toda lacompañía, incluidos los pueblos de Rio-tinto y Bellavista. En el transcurso de esemes el paro alcanzó a todos los departa-mentos, incluyendo sectores tradicional-mente poco reivindicativos, como losguardas, los empleados de oficinas y lascriadas españolas de los ingleses. La pro-testa fue protagonizada por el SindicatoÚnico Minero, adscrito a la Confedera-ción Nacional del Trabajo (C.N.T.), queimprimirá un carácter duro al movimien-to. La respuesta del gobierno es enviar a lazona numerosos efectivos de la guardiacivil, del ejército y de los carabineros, to-mando literalmente la Cuenca Minera.Sin embargo, las crónicas reflejan que elcomportamiento de los obreros siemprefue correcto y que no se produjeron alter-cados de importancia en los seis mesesque duró la huelga (Avery, 1985).

El comité de huelga presentó su lista depeticiones, que se resumen en aumentosde sueldo y en la consecución de la jorna-

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Efectivos de la Guardia Civil enviados a Riotinto, para reforzar la guarnición del distrito con motivo de lashuelgas. Año 1913. Foto cedida por Pedro Real.

Cobre nativo de 75 mm de longitud procedente de la Corta Santa Bárbara, en Herrerías (Huelva). Estos co-bres aparecían en unos filones de cuarzo, situados en una zona actualmente inundada. Colección: FernandoGómez. Foto: F. Piña.

Grupo de cristales de voltaíta, asociados a halotri-quita y a pequeños granos de melanterita, sobrematriz pirítica. Encuadre de 8 mm. Colección: Gon-zalo García. Foto: F. Piña.

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da legal de ocho horas, que muy pocasempresas respetaban. Con el tiempo, y alver como el Director General ignoraba laspretensiones de los obreros, algunos emi-graron en busca de empleo. Además, elparo del ferrocarril aisló a la mina del ex-terior y comenzó a notarse la falta de su-ministros. Entonces se produjo un hechosin precedentes: para paliar la necesidadde los hijos de los huelguistas, millaresde familias obreras de todo el Estado seofrecieron a acogerlos mientras persistie-ra el conflicto. Se calcula que unos 3000niños salieron de la Cuenca Minera.

El éxodo infantil contribuyó en granmedida a convertir un problema local enuna cuestión nacional. Se realizaron colec-tas y la prensa aprovechó esta oportunidadde oro para disparar su pólvora a discrec-ción contra la Rio Tinto Company. La em-presa no cedió a las presiones externas y, amedida que pasaban los meses, las postu-ras estaban cada vez más encontradas. Lasensación de haber llegado a un callejónsin salida se fue apoderando de las partesen conflicto y la tensión creció por mo-mentos (Gómez Moreno, 1992). Final-mente, la C.N.T. pidió ayuda a la U.G.T.para convocar una huelga general en todoel país en solidaridad con los mineros. Lanegativa del sindicato socialista desmora-lizó por completo a los huelguistas, que sevieron sólos frente a una compañía queprefería que continuaran pasando hambre,antes que ceder a sus pretensiones (Book-chin, 1980). A finales de diciembre de1920, tras seis meses de huelga, los mine-ros fueron regresando paulatinamente altrabajo derrotados.

Por su curiosidad, destaca también el

conflicto que tuvo lugar hacia 1929 en SanTelmo y que se conoció como “la huelgadel agua” (Suero, 1982). El agua para elpersonal de interior se abastecía desde unafuente cercana en unas cubas que eran aca-rreadas por pinches hasta el pozo. La com-pañía decidió prescindir de los encargadosde esa faena y utilizar para el consumo hu-mano el agua que manaba de un manantialde gran caudal que había aparecido unassemanas antes durante los trabajos de avan-ce de una galería. Al poco tiempo, los tra-bajadores empezaron a quejarse de moles-tias estomacales y se declararon en huelga.

La dirección acudió al Comité Paritario,

aportando como prueba una muestra quese había tomado del manantial. Otrasmuestras se llevaron al Comité Paritario deHuelva, donde se analizaron y también sedieron por buenas para el consumo huma-no. Descontentos con el fallo de amboscomités, pues había serias dudas sobre laprocedencia real de las muestras, los tra-bajadores continuaron en huelga deso-yendo a la ejecutiva local de la U.G.T.,que se oponía. Varios días después, seaceptó restablecer el servicio de aguadores,utilizando de nuevo el agua de la calle.

LA MINERÍA CONTEMPORÁNEADE LOS METALES PRECIOSOS

EN LA FPIEn la FPI no volvió a producirse plata

desde la época romana. En la memoria co-lectiva de los habitantes de la región, que-dó grabado que las labores abandonadaspor los antiguos eran la fuente de plata eincluso de oro y que todavía en las entra-ñas de la tierra quedaban grandes riquezaspor descubrir. Diego Delgado (1556), Ro-drigo Caro (1632), Deligny (1863) y otrosautores a lo largo de tres siglos, dejaronconstancia de estas historias. Los primerosintentos de rehabilitación de las minas enlos siglos XVI, XVII y XVIII fueron pro-tagonizados por numerosos aventurerosque acudían en busca de oro y plata. Nocontaban con que en esta región estos me-tales no se presentaban en las formas co-nocidas hasta entonces. Al no obtener losbeneficios esperados, los registros eranabandonados.

En 1828 el ingeniero de minas Ezque-rra del Bayo realizó su primera visita a Rio-

D. José María Teodoro Delgado Borrero. (1874-1946). Sus servicios fueron considerados tan lealesa la Compañía de Riotinto que, el Presidente y Di-rectores de la misma, le hicieron el honor de extra-er la primera piedra con la que comenzaron los tra-bajos de Corta Atalaya (Riotinto), el 2 de Abril de1907. Esta corta, pese al cese de la producción en1992, es la más profunda de Europa, con sus 365metros de profundidad, y una de las más especta-culares del mundo.

Pozo Victoria en Mina Concepción (1910). También era conocido como Pozo delCubano, porque uno de los mineros que trabajaban en él procedía de la isla cari-beña. Foto cedida por Fundación Riotinto.

Instalaciones del lavadero de flotación para mineral polimetálico en San Telmo. Enesta mina fue donde se intentó por primera vez el tratamiento de la pirita com-pleja en la década de los años 20. Foto cedida por Fundación Riotinto.

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tinto. Durante su estancia en la localidad,tomó contacto con las tradiciones oralesque identificaban dichas minas con las le-gendarias minas del rey Salomón, pero noprestó atención a dichos relatos conside-rándolos fruto del folklore popular. Sin em-bargo en 1835, durante una visita a Frei-berg (Sajonia) con motivo de un estudiosobre la fundición de los minerales de Rio-tinto, Ezquerra quedó sorprendido cuandosus interlocutores le preguntaron la ley enplata de las muestras de pirita que llevaba.Después de comprobar analíticamente queefectivamente contenían plata, creció su in-terés por la recuperación de metales pre-ciosos a partir de piritas cobrizas, visitandovarios establecimientos donde se ensaya-ban procesos (Flores Caballero, 1983).

En marzo de ese año propuso a la Di-rección General de Minas una ambiciosainvestigación para estudiar la posibilidadde explotar cobre y plata en nuevos yaci-mientos del área de Riotinto. En 1837, fue

designado por segunda vez visitador delestablecimiento minero con el objetivo dechequear el contenido en metales precio-sos del mineral y localizar el yacimientode donde los antiguos habían extraído la

plata. Desgraciadamente, el proyecto separalizó por causas desconocidas.

Nada se hizo hasta final de siglo. Hacia1893, en el desmonte del Filón Sur de Rio-tinto, se descubrió en una cueva una antiguapiedra para moler mineral. La cueva estabasituada en el contacto entre el gossan y la pi-rita masiva. En dicho contacto, había unacapa de un material terroso de color ocreque fue analizado, comprobándose que esematerial era la misteriosa mena de plata ex-plotada por los antiguos (Salkield, 1987).Cuatro años después, la Rio Tinto Com-pany comenzó a embarcar con destino a In-glaterra partidas de “argentiferous ore” omineral de plata en la más estricta confi-dencialidad. Simultáneamente, la Compa-ñía comenzó a obtener altísimos beneficiosy estableció una política de reparto de divi-dendos que alcanzaron valores de hasta el40% anual (Flores Caballero, 1988).

Sin embargo, la verdadera “fiebre deloro” en la Faja Pirítica debía esperar toda-vía hasta el nuevo siglo, gracias a la apli-cación industrial de un importante avancetecnológico. En 1846, el químico alemánL. Elsner demostró la solubilidad del orocontenido en diferentes minerales en unadisolución de cianuro sódico. Pero no se-ría hasta 1889 cuando J. S. McArthur y W.Forrest patentaron el empleo del cianuropara la recuperación industrial del oro y laplata en minerales refractarios a los anti-guos procesos de amalgamación y cloru-ración, comenzando su aplicación indus-trial en Nueva Zelanda. Este fue el proce-so que impulsó decididamente la mineríaen Sudáfrica, el país del oro por excelen-cia, y que propició también el aprovecha-miento de los metales preciosos conteni-dos en las monteras de las masas de sulfu-ros de la faja pirítica ibérica: el gossan.

En 1909 se realizó la que quizás sea laprimera prueba de cianuración de un gossande la FPI. El ensayo se efectuó en la minaportuguesa de Caveira y el gossan teníauna ley de “varios gramos de oro por to-nelada” (Goüin, 1912). La instalación de-bió tener unos tres años de vida operativa,pues no se han encontrado referencias pos-teriores en la bibliografía consultada. Laprimera empresa que llevó a cabo un pro-yecto a escala industrial para recuperar losmetales preciosos del gossan fue TheTharsis Sulfur & Copper Co., que en la dé-cada de los 30 instaló una planta de cianu-ración en la ladera Sur de la Sierra de Thar-sis con una capacidad de tratamiento de

Cristal prismático de botriógeno, de 4 mm de longitud. Es raro encontrar cristales aislados, pero cuando apa-recen, lo hacen en forma de prismas muy bien desarrollados y de intensos colores anaranjados o rojizos. Co-lección: Fernando Gómez y María A. Valera. Foto: F. Piña.

Cristales de azufre, con las caras semirredondeadas,en forma arborescente de 6 mm, sobre covellina. Es-te ejemplar procede de la Masa San Dionisio, dentrode la zona Levante del área de mina Alfredo (Rio-tinto). Colección: Fernando Gómez. Foto: F. Piña.

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200 t/día (Pinedo Vara, 1963). La concen-tración del oro y la plata se efectuaba me-diante el proceso Merrill-Crowe, que sefundamenta en el empleo de zinc metálicoen polvo para reducir los metales disueltosen el licor fértil que precipitan como un lo-do que es filtrado, calcinado y fundido. Laprecipitación tiene lugar por la diferenciade potenciales electroquímicos de los dife-rentes metales involucrados y es crítica enla rentabilidad del proceso. La planta fun-cionó de forma ininterrumpida hasta losaños 60, produciendo 2,4 t de oro y 22,2 tde plata al año.

Paralelamente a los trabajos de Tharsis,en 1937, la Rio Tinto Company adaptó lasinstalaciones del concentrador de cobre deNaya, parado debido a la caída de las coti-zaciones de dicho metal, para procesar elgossan de Filón Norte. El tratamiento seefectuaba por el proceso Edquis, que con-sistía en la cianuración del mineral con ab-sorción posterior del oro disuelto por car-bono activado que era recuperado por flo-tación. El concentrado se calcinaba yfinalmente se fundía (Salkield, 1987). Sinembargo, las dificultades de operación pro-vocadas por la Guerra Civil y por los durosaños de la posguerra dieron al traste con elproyecto, que se detuvo en 1941. Se trata-ron del orden de 1 Mt de gossan, de las quese obtuvieron unas 2 t Au y aproximada-mente 9 t Ag (Pinedo Vara, 1963), lo quesignifica una bajísima recuperación de esteúltimo metal.

A principios de los años 70, se produjoun alza espectacular en las cotizaciones delos metales preciosos que justificaba la recu-peración de las menas de baja ley. Por en-tonces tiene lugar el nacimiento de la granminería del oro en los EE.UU. aplicando lamás moderna tecnología minera y el con-cepto de economía de escala. La FPI noquedó al margen y se realizaron varios pro-yectos que llevaron a este distrito al primerpuesto entre los productores de oro europe-os. El mayor centro productor de oro y pla-ta de la península fue una vez más Riotinto.Rio Tinto Patiño, S. A. retomó el proyectode beneficiar los gossanes de la montera deCerro Colorado, aunque ahora a gran esca-la. En 1970 se puso en marcha la nuevaplanta que tenía diferencias substancialesrespecto a la primitiva planta de Naya.

El proceso seguido es muy complejo,pero permite alcanzar mayores recupera-ciones que con cualquier otro. Consiste enla trituración y molienda del gossan a un Carga de un convertidor en la Fundición Bessemer de Riotinto (1901). Foto cedida por Fotoestudio Mariló.

Restos de las instalaciones de la mina Da Caveira (Sines, Portugal). Los primeros ensayos de cianuración deun gossan, de toda la Faja Pirítica Ibérica, se realizaron probablemente en esta mina. Foto: Gonzalo García.

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tamaño de partícula inferior a las 100 mi-cras para formar una pulpa que es atacadacon una solución de cianuro sódico enunos grandes tanques reactores denomi-nados “pachucas”, manteniendo el con-junto en agitación constante para favore-cer la reacción química. Por este motivo lafase de extracción se denomina lixivia-ción dinámica.

El pequeño tamaño de partícula exigecomo paso previo a la fase de precipitaciónque la pulpa cianurada pase por un circuitode espesadores en contracorriente donde seseparan los sólidos (estériles) de la soluciónfértil que se conduce a unos conos clarifi-cadores en los que se decantan las últimaspartículas. Por último, en una torre de de-saireación se elimina el oxígeno libre quepodría causar un consumo elevado del pol-vo de zinc empleado para precipitar losmetales disueltos (proceso Merrill-Crowe).La solución se filtra y los fangos recogidosson calcinados antes de pasar a la etapa fi-nal de fusión en un horno de cuba con elec-trodos de grafito, en donde se obtienen loslingotes de bullion que contienen una mez-cla de oro, plata y otras impurezas. Tras va-rias ampliaciones, la planta de Cerro Colo-rado llegó a tratar del orden de 7 Mt de gos-san al año, alcanzándose en 1993 el récordde producción anual, 7 t de oro y 144 t deplata, recogiéndose diariamente en los fil-tros más de 14 kg de oro.

En la década de los 80, la producciónde oro en la FPI se incrementó con la par-ticipación de dos nuevas empresas. En ju-

nio de 1982, Minas de Almagrera, S.A.(propietaria del grupo Sotiel Coronada)comenzó la explotación del gossan de LaLapilla, en donde instaló una miniplantacon una capacidad de tratamiento de10.000 t/mes. El mineral se disponía for-mando pequeñas pilas confinadas que seregaban con una solución rica en cianuro(“vat leaching”). El licor fértil se recogíamediante un sistema de drenaje situadopor debajo de cada pila y era conducido ala planta propiamente dicha, en donde losmetales preciosos se concentraban por el

proceso Merrill-Crowe. Las produccionesmensuales medias alcanzadas fueron de15 kg de oro y 60 kg de plata.

Finalizadas las operaciones en julio de1987, la miniplanta fue adquirida por Elec-trólisis del Cobre, S.A.(propietaria del co-to minero Concepción - Poderosa) con elpropósito de reubicarla en Poderosa paratratar unas antiguas escombreras de gos-san. La planta fue desmontada y almace-nada en los talleres de Tharsis, en esperade un traslado que nunca se llegó a efec-tuar, debido a la quiebra de Electrólisis delCobre, S.A. (T. López, com. pers.).

En enero de ese año, Filón Sur, S.A. ini-ció sus operaciones en Tharsis. Allí, la so-lución fértil se obtiene mediante un siste-ma de lixiviación en montones del mineral(“heap leaching”) dispuesto en seccionesde 25.000 t. La extracción de los metalespreciosos se fundamenta una vez más en laprecipitación con polvo de zinc. Inicial-mente la capacidad era de 300.000 t/año yse obtuvieron producciones medias anua-les de 300 kg de oro y 1.000 kg de plata.En 1997 se efectuó una fuerte inversiónpara ampliar la capacidad de tratamiento.La fuerte depreciación que ha sufrido eloro durante 1999 amenazaba la rentabili-dad de las operaciones. Afortunadamente,la recuperación de los precios a finales deaño, ha devuelto la tranquilidad a los pro-ductores de oro.

Otras minas cuyos gossanes se han tra-tado durante los últimos veinte años, nor-malmente en Riotinto, han sido San Mi-guel, Valdelamusa, La Joya, Tinto - SantaRosa, Castillo Buitrón y Poderosa. Entre1969 y 1998, la producción de oro acu-mulada de todas las minas de la FPI ha su-perado las 106 t (Arribas, 1998).

El agotamiento del gossan tradicionalno significa necesariamente el final de laproducción de oro y plata en la FPI. Estosmetales también se encuentran en los sul-furos polimetálicos, pudiéndose obtener apartir de los concentrados de complejosaplicando los procesos adecuados. Otraposible fuente son los “restos mineros”, esdecir, materiales originados en otras etapasa partir del tratamiento de las piritas, comopor ejemplo, los morrongos, terreros, lo-dos y cenizas. En este sentido, Minas deRiotinto, S.A.L.ha iniciado durante el año1999 una nueva línea de pro-ducción de oro y plata basadaen el tratamiento de materia-les de este tipo. Filón Sur S.A.

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Horno eléctrico de la planta de oro de Riotinto re-cién iniciada la colada de Bullion. Foto: FernandoPalero.

Tanques reactores o ”Pachucas” para la cianuración de la pulpa procedente de la molienda del gossan de Ce-rro Colorado (Riotinto). Agosto de 1998. Foto: Gonzalo García.

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