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Cosecha de luz

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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUCUMÁN

AUTORIDADES

cpn Juan Alberto CerisolaRector

dra. Alicia Bardón Vicerrectora

dra. Susana MaidanaSecretaria Académica

dra. Dora Micelli Secretaria de Ciencia y Técnica

cpn Mauro FeldmanSecretario de Política Administrativa y Gestión

abogado Mauricio ArgiróSecretario de Bienestar Universitario

arq. Carlos PrietoSecretario de Planeamiento, Obras y Servicios

dr. Mario LealSecretario de Extensión Universitaria

dr. Edgardo CutínSecretario de Postgrado

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Cosecha de luz

Roberto Espinosa

Editorial de la UniversidadNacional de Tucumán

(EDUNT)

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© EDUNTMaría Celia Bravo, DirectoraMirta Hillen, Editora responsableAldo Cocheri, Diagramador responsableMirta Hillen y Aldo Cocheri, Diseño de tapa

Janine Meyer, Ilustración de Tapa

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita del titular del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproduc-ción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribu-ción de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

© EDUNTCrisóstomo Álvarez 883. 4000 S. M. de Tucumán, Argentina. Tel-fax: 0381-4523140e-mail: edunt@rectorado.unt.edu.ar

Queda hecho el depósito que marca la ley Nº 11.723Impreso en Argentina - Printed in Argentina

ISBN 978-987-1881-13-0

Espinosa, RobertoCosecha de luz. - 1a ed. - Tucuman : EDUNT, 2012.108 p. : il. ; 20x14 cm.

ISBN 978-987-1881-13-0

1. Poesía Argentina. I. Título.CDD A861

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Sólo se ve con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

Antoine de Saint-Exupéry

A Rocío y JulietaA Matilde y Chicho

A HéctorA mis amigos del alma

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Arte y amor son dos enormes paisajes, que nos ob-nubilan con su grandeza, nos pasman con su extendido horizonte, nos cohíben incluso cuando inquietantemente nos convocan, en abstractos susurros cuyo origen no al-canzamos a adivinar.

Y, sin embargo, en la poesía de Roberto Espinosa, arte y amor se nos revelan en toda su domesticidad. No, por cierto, la domesticación de la obediencia: su imperativa magnificencia permanece inmaculada, sólo que tibia y tierna, que podemos tocarla con la mano y con el corazón. No, arte y amor se entregan aquí con la familiaridad de lo hogareño, la dulzura de lo cotidiano, la intimidad de una caricia al despertar por la mañana.

Uno se pregunta, al cabo, cómo es que esto ocurre.Atisbo que, antes de que empiecen a sonar las pala-

bras, durante ellas, y en el eco vagabundo que se va apa-gando lentamente cuando ya se han ido, el instrumento secreto del poeta son los afectos. A diferencia del arte y del amor, los afectos son paisajes pequeños, pero que se agigantan en la inmensidad de la memoria. Están siempre con nosotros, en los recodos más anegados de indolen-cia, en los recesos más luminosos y en las sombras más angustiosas. Nos alivian, nos consuelan, nos estimulan. Cuando no estamos, nos hacen regresar. Cuando estamos, nos liberan.

Atiborrado de afectos, Roberto Espinosa sacude el amor y el arte y los va desparramando en fetiches. Las palabras, apenas iluminadas por la metáfora, se vuelven símbolos levemente sagrados de una afectividad intermina-ble que las llama, las colecciona y las enciende como velas de una suave luz inextinguible. Así puede esta poesía, por ejemplo, desnudar la sensualidad olvidada de los clásicos

Sostenido tú mayor

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o revelar la sublime hondura de los besos, sugerir el alma detrás de los nombres y precisar el cuerpo detrás de los misterios.

Los afectos, eso sí, nunca son solamente de uno mismo. Se nutren de aquellos que los han despertado: del padre y de las hijas; de los artistas de la música culta y popular, que se aproximan siempre aunque estén lejanos; de la amada al mismo tiempo piadosa, volátil, hereje y carnal.

Hechizado por los afectos, el poeta, para hablar de sí mismo, sólo habla de los otros, les habla a ellos que-riéndolos, seduciéndolos, enalteciendo a cada uno hasta que sobrepasan el cuerpo del poema, interminablemente yéndose desde un mi menor hacia un tú mayor.

Ricardo J. Kaliman Tucumán, febrero de 2012

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Ese beso que agita tu mirada, se sienta en mis ojosy pensamienta de duendes mis silencios.Tu boca es canto estremecido de besosque descuelgan del aire la ternura. Un rumor de cariciasejercita ecos que bailan el deseo en las flores de tus labios.Un Nocturno en La bemol de Fauré se dibuja entre tus pechos.No hay palabras. Sólo gestos. Miradas. Pasión. Deseo.Por el ombligo de tus sueños, caminan las manos de mi alma.En la geografía del viento se dispara tu cantoy siembra de alondras mi melancolía. Hay acordes de jazzque reverberan en el fuego de las distancias,como ese barco quieto que desanda soledadesen los muelles del olvido. Miradas. Silencios.Sólo un beso crece en la mañana.

Tu vois j’ai n’ai pas oubliéla chanson que tu me chantais.

Jacques Prévert

Ella besa

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Ella ama

El amor consiste en que dos soledades se protejan, se limiten y se reverencien,

la una a la otra.Rainer María Rilke

Las estrellas detienen su parpadeo para mirarla cuando ella ama. Si los besos titilan por su vientre, ella electriza la vida y aroma el aire con su pureza. Los pájaros anidan en su boca. Un canto enamorado se derrama por su cuerpo. Cuando sus manos le tocan el corazón, él siente que la ternura tiene alas. Penumbra. Voces que despiertan una pasión largamente extraviada. Soledades alumbradas por el amor en la tempestad de un naufragio.Cuando ella ama se enciende el horizonte de crepúsculos y el deseo los cobija entre sus brazos. Por sus muslos se mecen crisantemos y ecos de niños respiran en su mirada. La tierra se estremece cuando ella ama.

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Ella viaja

On a vu souvent rejaillir le feude l’ancien volcan qu’on croyait

trop vieux.Jacques Brel

Los paisajes resbalan por su mirada cuando ella viaja. Sus ojos ventilan soledad. Está ausente. Esa lágrima de viento la lleva lejos. Tal vez a ese andén, donde su vida está parada delante de su alma. Una secuencia de desdicha se posa en sus párpados. El pasado le trepa por los brazos. Ella calla cuando viaja. Sus silencios valen una paloma y muchos pensamientos. Aprieta la melancolía entre sus manos. Tristeza. Cansancio. Monotonía que se traga la alegría de los días. Historias que han extraviado la senda en un tiempo ya lejano. Algo pasa. Desconcierto. Las soledades no están solas, cuando las yemas conversan y se abrazan. Ese vacío hondo que ahueca su corazón, de golpe se hidrata de ternura.

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Un puñado de zorzales halla la libertad en un suspiro. La pasión olvidada de su cuerpo desata tempestades de besos y los mares se inundan de deseo. El amor respira ahora entre sus dedos. Conmoción. Miedo. Mientras ella viaja, comprende que la vida es heredera del instante. Y que en un instante puede escaparse la vida.

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Cuando ella canta los pájaros se arremolinan en sus ojos. Un bosque de pinos se despierta en su sonrisa. Ella es dueña del mundo cuando lo mira y le susurra una zamba serrana de Atahualpa. Es ternura deshojada en la mañana. Cuando ella canta los picaflores le silban por su espalda. La pasión es un río que descontrola su garganta. Vientos amordazados de angustias. Su voz es una niña frágil. Pequeña. Capaz de construir un planeta con sílabas de besos. Cuando ella canta sus pezones se encienden. Se encienden de poesía. De pudor. De miedos. Cuando ella canta llueve soledad sobre los sauces, también bajo la tierra. Es la lluvia de la inocencia que teje los sueños del amor.

Ella canta

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Llueve

Llueve. Bajo tu piel navegan mis besos arropados de poemas. Tus miradas son ríos que descienden por mis poros. Mis dedos leen tu cuerpo. Mi boca surca tu vientre fértil de sueños. El deseo explota en tus labios. En esos gemidos tenues que elevan las banderas de la vida, se debaten tus deseos adormecidos. Manos enlazadas que desafían huracanes y funden su canto con el de las aves que viajan buscando la vida en otros vientos. Te siento frágil en cada pedacito de mi alma. Tus besos me amansan antiguas tristezas. Juntos decretamos la ternura sobrevolando tantas desventuras. Ese amor que nos agota y alimenta, que jadea en las olas del corazón, nos mira bajo la lluvia como dos huérfanos que cobijan en abrazos su soledad. Gestos danzantes. La pasión resuella en un Mozart en Re menor. Una orquesta de besos estalla en nuestros cuerpos y nos arroja desnudos a la vida bajo la lluvia, a la intemperie, donde una promesa del tiempo quiere llevarnos lejos.

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Mamina Núñez de la Rosa (2012)

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Ella lo sabe

Un beso se entretiene en su mirada, cuando la ternura le crepita en sus labios. Cuando él le acaricia el corazón con sus versos, mirlos y colibríes le ruborizan los pechos con su canto. Pequeña. Frágil. Sus dedos aletean sueños acurrucados en el aire. Dibujan el amor en unos ojos tristes que sacuden su monotonía. Ella está ahora de pie, parada en la cornisa de la duda. Hacia atrás, el agua estancada ha comenzado a secarle el cuerpo, el alma, sus misterios. Soledad. Vacío. Ausencias. Hacia delante, su boca enamorada siembra besos en el viento. Indecisión. Dolor. Desconcierto. Cuando ella lo piensa, sus manos se desnudan en silencio. La vida resopla en sus poros. El amor le besa el sexo. La emoción le alerta los deseos. Niña. Madre. Mujer. Amante. Compañera. Ella siente que la vida le está libando ahora la sangre. Y riega su vientre huérfano de ternura. Ya no hay palabras. Ojos que vierten caricias en su cuerpo. Borrascas. Remansos.

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El remolino de su angustia es pan cuando se abriga en buen puerto. Ella espera que un duende le saque las castañas del fuego. Por sus ojos viajan la vida, los sueños, el deseo. El amor es tiempo que fluye atrapado en un instante. Ella ya lo sabe.

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Él siente

Los ojos de mi alma se derriten cuando me tocas. Fluyen ríos. Danzan duendes. Mi pecho es selva arrobada por el canto de los mirlos, cuando me besas. Rumores de vida navegan por mi sangre desvelada, cuando tus manos de greda modelan la ternura en mi cuerpo. No hay sombras. Ni ausencias. Tampoco mutismo. Sólo murmullos de una luz trepan por los árboles de mis pensamientos,cuando me miras. Esa flor que dejas escapar de tus labios aroma mis deseos. Tus besos son abrazos de vida. Invaden el horizonte hasta derrotar mi melancolía.

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La memoria de las tipas

Como la caricia de una pluma tus besos desvisten mi pecho. Espejan las noches de mi cuerpo. Eclipsan las sombras para regarlas de luz. Es el momento en que la memoria de las tipas libera las voces de los grillos. Es la hora en que la luna se cuelga de tu dulzura y me acaricia los labios sedientos de tu amor. Tu sonrisa abre entonces las ojeras de la vida y moja sus pies en las palmas de mis ojos. Como el roce furtivo de una brisa, tus latidos se acurrucan en mi sangre, arropan mis tristezas y la convierten en canción.

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Opus 27

Las horas envuelven tu deseo y lo alargan en tus pupilas.Un arrebato de besos besa mis besos. Un nocturno de Chopin se acuesta en el aire y humedece el silencio. Gotean estrellas. Desnuda melancolías. En el Re bemol mayor del tiempo, la pasión ejercita las caricias. Vuelas entonces encinta de ternura. El amor llueve. Desborda de canto tu corazón. En el opus 27 está la casa que cobija mi sueño. Y el tuyo. Quietud alborotada de mimos. Manos que se cierran y se abren, conjugando secretos de bosques y mares. De lejanos barcos pesqueros. Yo beso la vida en tus labios. Y me despierto en tu boca anochecida de fragancias. De murmullos. Deambulo sonámbulo por tu alma. Me pierdo en tus pechos, excitados de luz. El amor sopla dos vidas que ruedan abrasadas en un nocturno de Chopin.

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Alada

Serena como el tulipán que ofrece su risa a la vidagerminas el deseo en mis labios sedientos de amor.Pequeña te miras en mis ojos y cosechas mis besos hidratadosde un whisky insondable que humedece tus urgenciastemerosas y desnudas.Por la cima de tu corazón, resbala mi tiempoy sus manos susurran en tus pechosun rumor brasileño hecho canción.Frágil te inventas en mis brazos.Alada te desvistes en mi sangre, mientras la danzade una moza donosa enciende tu vientrey perfuma tu boca.

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Encuentro

Me besas con los ojos y mi ternura se trepa al árbol de tu risa.Me miras con tus manos y la vida se despierta con tu canto. Me tocas con tus labios y un vasto rumor de arroyos y duendes se subleva en mi pecho. Hay también silencios que acobardan la tarde con angustias. Con tristezas largamente agazapadas en tu llanto. Tu melancolía se bebe a veces mis pensamientos. Mis ojos.Busco ahora tu cintura entre las hojas de la noche. Busco el sol que electriza tus piernas y desemboca en el ombligo de tu sexo. Por tus brazos camina el arte del encuentro. Por tus besos circula mi tiempo.

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Donato Grima (2012)

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En Re mayor

Un violín cuela su rezo por el ojo del otoño. Quietud. Inocencia. Sereno sentimiento que deambula en ese despertar alucinado de caricias. La pasión perfora la luz. Tus labios desnudan fosforescencias. Una secuencia de amor filtra su melodía por los poros de la noche. Un crepúsculo de pájaros enciende tu cuerpo, cuando toco los pensamientos de tu corazón. Por los gajos de tu mirada se descuelga ahora la ternura. Ese Tchaikovsky en Re mayor fogonea súbitamente una alegría emancipada. Alborota nubes. Desboca los ríos del deseo. Los besos son verbos que conjugan tu sonrisa en el murmullo del monte. Son lunas que se desvelan en tus pechos. Los besos son sílabas derramadas en el cosmos.

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Destellos

Mi corazón se ha parado en el borde de tus labios para mirar de cerca cómo nace el deseo por dentro de tu cuerpo. Peces. Pensamientos. Madreselvas iridiscentes agitan tu sexo. Un volcán de besos desborda tu boca enamorada. Preñada de sueños. Mojada de ternura, te envuelves inocente con mis brazos. Gestos abrasados que diseñan abrazos en su vuelo. Palabras. Susurros. Sonidos que rebotan en el aire. Aluvión de amor que enloquece almas en celo. Mi mano detiene la soledad. Mis ojos ensayan un tango en la cornisa de tus sueños. Hundes tu magia en mi sangre, mientras escribes en mi rostroun himno con tus besos.

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Noche y día

Noche y día, tus besos deambulan por un tiempo de verano, hidratando en el cielo la ternura. Noche y día, tus pies leen los senderos en mi cuerpo, dejando suspendidas las huellas de tu sonrisa. Noche y día, te pliegas pequeña en mis ensueños y ahuyentas de mi vida dolores, ausencias. Noche y día, tus pechos titilan en mis labios y tu boca cobija mi deseo. Noche y día, mis brazos acunan tu angustia de este tiempo tormentoso y la convierten en serena luz. Noche y día, los deseos de tu voz dibujan la pasión de tu canto enamorado. Noche y día, te subes a mi barco quieto y mis pájaros despejan las lágrimas de tu corazón. Noche y día, los duendes se trepan por tus piernas para sembrar tu sangre de estrellas. Noche y día, me llevas volando a la luna. Yo esparzo el polen en tu sexo y por tu vientre corcovea una canción. Noche y día, mis besos orientan la brújula de tu destino.

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Estas horas

Estas horas de sentirte lejos de mis besospueblan distancias en mi alma.Este sol que amanece sin tu sonrisadesvela mi soledad urbana.Autos. Bocinas. Luces.Calles sin ojos. Sin la ternura de tus ojos.Mis brazos no pueden alcanzarlos dedos de tu inocenciaporque estás lejos. Pero también cerca.En la voz del viento,camino por las plazas rastreando tu mirada.Voy por la espalda del aireescribiéndote un poema, escarchado en el humo de un cigarro.Desde una foto despiertas mi sangrey siembras mi cuerpo con tu boca,hambrienta de mi amor.Te busco entre esos gorrionesque dignifican el cielo con su vuelo.Te busco en mis manos. En mis ausencias.Debajo de las hojas esparcidas en tu vientre.En las acequias de ese tiempo,donde mis labios enarbolan un besohacia tu corazón.

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En ese Mi menor de Elgar, los duendes excitan la pasión esparcida en el violín de Menuhin,mientras Hephzibah prediceturbulencias en el teclado.Estas horas de mirarte lejosabonan mi pecho con las madreselvasde tu canto.

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Miel

Monte. Polvo. Viento obsesivo que aturde el aire de la tarde. Remolinos que danzan un gato con los árboles. Voces. Canto. Guitarras. Charlas que se agolpan en la rueda del afecto. Encuentros. Noche. Vértigos de luz ruedan por un teclado. Un preludio de Bach riega las sombras con luciérnagas. La miel de tus ojos endulza ahora mi silencio. Mis pensamientos. Tu mirada abre sus manos para besar mi tiempo. Esa vieja peluca de Eisenach nos alimenta con fogatas el alma. El corazón. Los cuerpos. Rumor nocturno. Calor. Dedos enlazados en un solo latido. Luna que se oculta en tu vientre fértil y recrea fosforescencias en tus muslos. Brazos abrazados. Pasión desbordada que jadea en la espalda de las nubes.

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La miel de tu mirada parpadea latidos en mi pecho. Amor que aroma la inocencia. Agitación. Chispazos. Conmoción. Volcanes que lanzan la ternura hacia las estrellas. Labios enlazados. Labios que omiten las palabras en relámpagos de besos.

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Tu sonrisa es un canto que despierta el fuego, donde se calienta mi alma. Luz que desata colibríes en el horizonte. Eco enajenado en el corazón de los caracoles. Labios que vierten su ternura en mis silencios. Es infinita como el universo. Espontánea como esa risa de mil niñas que late en tu mirada. Frágil como paloma extraviada en la tempestad. Traviesa como los manantiales que murmuran un bolero entre las piedras. Generosa como los pétalos que ofrecen sus muslos a la mañana. Vegetal como la savia que corazona mi sangre. Radiante y feraz. Como la vida. Como ese bandoneón que derrota a la melancolía en la madrugada.

Infinita

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Balada

En esta ginebra mansa se desviste la nostalgia de tus besos. Sombras de tu boca enamorada oxigenan mis desvelos. Una balada en Sol menor dialoga con tus latidos. Agita en mi memoria la miel de tu mirada. Se abre vital en el sexo del océano. Olas que serenan con bravura la playa de nuestras almas. Manos que cobijan la llama del amor en la hojarasca. Pasión que alucina la inocencia. Te extraño. Chopin ha liberado un Sol menor en el viento. Y en su balada explotan mis nostalgias.

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Tango

Ese tango que sacude mi melancolía agolpa mis inviernos en la noche. Luz. Iridiscente es mi amor guarecido en tu sonrisa. Empedrados. Faroles. Una milonga baila soledades. Miradas que enlazan la ternura en las cuerdas de una guitarra. Y transparentan un aire anochecido de cervezas. Porque acaso te llamas solamente María, porque en tu voz se anuda una secreta pasión. Porque tu corazón es mi casa y en mi pecho se estremece un bandoneón, que boquea duendes en Do menor. Porque tus ojos son besos que manan en mi alma. Ese tango que empapa nuestros labios, acaricia los sueños de esta canción.

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En el opus 18

Un beso desmenuza la vida. La pasión es soplo de luz que relampaguea dos corazones. Un trueno en Do menor labra la ternura. Un temblor de caricias viaja por los cuerpos. Verbos. Susurros. Palabras de amor sacuden la ausencia. Jadeos que rezan una canción entre tus labios humedecidos por la lluvia. Nostalgias vocean deseos antiguos. Recuerdos de olas desbocadas escalan la colmena de tu sexo. Reventón de estrellas. De lunas. Una niña feliz espía entre tus pechos y dibuja una risa inocente en tus entrañas. Caracoles de poemas ruedan por tus piernas. Pájaros que desanudan la libertad en un allegro scherzando. Acantilados que se derrumban con la miel de tu mirada. En el opus 18 de Rachmaninov, el amor ha dejado huellas en la arena.

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Bajo ese sauce

Bajo ese sauce solo, una zamba azul respira entre las hojas. Tu canto hecho cielo en la nostalgia pulsa en mis labios el amor. Horizontes de ausencias perforan la distancia anticipada de las miradas. De esas manos que atraviesan océanos de ternura. Un sueño helvético está por parir la vida y se despliega en tu sonrisa como los muslos de una flor al deseo. Caricias. Dedos enlazados que leen los sueños de los grillos. De los duendes. De la noche. Acordes de jazz transparentan el aire. Un tango les baila en los cuerpos y se posa en los corazones. Bocas que se amanecen en la melancolía y se buscan desesperadamente en los hilos de agua desbocados en la cumbre de la felicidad. Cuando el sol camina por tus ojos, las nieves de la oscuridad se derriten en mi pecho. Distancia que arrima cercanías. Cántaros que cantan un vals de Chabuca en los brazos de la luna. No quedan palabras. Cuando los corazones se tocan, encienden sus espaldas las luciérnagas. Los acantilados se desmoronan para desvestir el amor en un beso.

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Ella vuela

Cuando ella vuela, su corazón sobresalta las nubes. Por esa ventanilla del aire, su mirada amasa la vida que ahora dispara por sus venas. Remembranzas de un amor la atosigan de nostalgia. Cuando ella vuela, las horas piensan. Repasan expectantes esa pasión que atiza su alma. Sus piernas. Su cuerpo. Distancia que se anochece en el fuego de las sombras. Claroscuro de nubes. El avión corcovea una pasión en el cielo. Cuando ella vuela, una lluvia de emoción la lame por dentro. La miel de sus ojos despierta un pasado presente de pájaros enamorados, que funden sus dedos en el cosmos. Él la mira parado en la madrugada,agazapado en la soledad de un coñac que murmura poemas. Crepitan metáforas de luz en el humo de un cigarro. Mientras ella vuela, todas las flores del planeta despeinan su melancolía. Vaivenes. Turbulencias. Escenas de un café alborotado por punteros políticos le dibujan las manos. Miradas que se aman en la urgencia. Labios que no llegan a sembrarse. Drama que se vuelve canción en la nocturnidad del mediodía.

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Flashes de felicidad inundan de luz la tragedia de ya no ser lo que se fue. De sentir que la vida amamanta a besos dos soledades. Cuando ella vuela, está pariendo un sueño. El sueño de ser ella. De sentirse viva. Propietaria de su destino. Capaz de inventar la vida en un gesto. En una sonrisa. En una caricia. Cuando ella vuela, asienta sus sueños en su pecho. Se cobija en el poncho de su ternura. Toma la mano de la distancia para sentirlo más cerca. Para sentirse niña. Reina. Flor. Compañera.Cuando ella vuela sufre, quiere compartir con él un sueño que ella sabe, debe esculpir en soledad. Cuando ella vuela, la luz desboca su inocencia. Y la arroja a ese amor que ha anclado en las raíces de su voz.

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Fantasía Impromptu

Cuando él la sueña, la ausencia en Do sostenido menorse encarama en la urgencia del viento.Un impromptu deshollina nostalgiasen los arroyos. Fantasía que acantonalos duendes de la vida en un espejo.Corazón excitado por distanciasque rastrean en el gorjeo de los canariosla luz de tus besos.Lejos canta la voz de tu almay me acaricia por un hilo telefónico.Tiempo que fluye en un géiserde horas insomnes.Hojas que chocan en el rostro de nochesabismadas.Racimos de turbulencias desatadasen lo oscuro.Chopin está liberando la desesperaciónen un teclado. Cataratas de sosiegodisfrazan océanos de una pasiónestremecida.

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Aparente paz que eclipsa la melancolía.El opus 66 es ahora una canción sin veranoque agita tus labios en Ginebra.Estás lejos, pero mis manos aún puedenencenderte el corazón.En esa Fantasía Impromptu,Chopin resucita nuestro amor desbocadoque quiere atravesar el horizonte.

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Un bandoneón destornillasombras en la penumbra.Las horas se acuestan en la memoria de las horas. Un violín se infiltra en la distancia. Busca la mirada de tu sonrisa. La luz desbocada de tus besos. La soledad corre las sábanas, rastreando tu canto, hecho lejanía y tiempo. Él no olvida el rumor de tu corazón, latiendo ternura en cada mirada. Recuerda el fuego abrazado de los poros que lanzan el amor a los vientos del cosmos. Extraña el aroma de tus pezones sedientos. El jadeo de tu alma poblada de pájaros. De bosques. De violetas y romeros. Estira sus dedos en el hueco vacío que ha dejado la miel de tu piel. En el colchón de las siestas, galopan resonancias de tus temblorosos muslos en celo. Días que acortan las horas, que recortan las tardes. Las noches. Ella también desespera una bienvenida. La cama que cobija la inocencia es nuestro volcán de encuentro.

Ausencia

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Adela Noriega (2012)

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Frente al lago

Ese beso madurado en el vino del tiempoderrama vida en la garganta de dos almas que silban en las orillas del mediodía. Cántaros que brincan ardientes en los arroyos de la luz.Sol que baña tu sonrisa y siembra tus haces en mis ojos, hambrientos de pasión. La vida es ahora una enredadera que trepa por los cuerpos frente al lago. Bajo un cielo que abre sus manos anchas de sueños. Sobre las alas de una canción. En ese remanso de El Cadillal, trastabillan vientos asombrados. Tropiezan las aves. Se anestesian los silencios. Un temblor les recorre las palabras. Los movimientos. Ella ha sentado sus deseos en una piedra. El otea el horizonte en su mirada. Dudas. Incertidumbre. Miedos. Un duende les cosquillea los corazones. Dos almas se desbarrancan en un beso.

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Silbando soles

Tu voz silba soles en mi cuerpo. Tu canto empapa la ternura y envuelve a los picaflores de mi alma. Susurra duendes alborotados en mis ojos. Me tocas con tu sonrisa y mi corazón estalla en un bombo que late vidalas en los brazos del viento. La luz de tu mirada perfora mi mutismo. Amansa tempestades en mi pecho. Libera la alegría en las brisas de Raco. Los sueños de un tomero, curtido de barro y cerro, sueñan en tu canto. La luna vocea coplas. Un sauce solo medita una tonada y reza otoños en tus manos. En tu canto se abrazan nuestros caminos. Una chacarera despeina las nubes tormentosas. El vals de tu inocencia respira fantasías entre mis brazos. Y te entregas pequeña a los ríos de mis caricias. Entonces tu boca desboca el amor en un beso.

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Sólo besos

Tus besos zambullen sus dedos en mi corazón.Esparcen tu ternura en mi alma.En mi pecho. En mis silencios.Eléctrica, noble, transparente,me habitas con el resplandor de tus cariciasdemoradas en los minutos.Tu pasión es una madreselvaque emancipa el perfume de tu poros.En esa casa, vasta como el amor,las glicinas, los helechos, los geraniosnos envuelven deshojados en el aire.En la sonrisa de tus besos, hay una niña frágilque anida en mis quimeras.Mis ojos palpan tus ojos.Mis besos leen tus piernas.Tus brazos. Tus pechos. Tu sexo.Agua. Ensoñación. Susurros. Éxtasis.Nuestros cuerpos anudados son torrentesque embravecen los océanos.Desatan temblores en el universo.Suelta grillos en los bosques.Redime los pétalos de todas las flores del planeta.La felicidad es ahoraun verbo conjugado por dos latidos.

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Cerros de arcilla, cobre y cuarzo se expanden en la raíz aborigen. Ella está trepada en la cumbre de su corazón. Un mensaje de viento y silencio le acuna el cuerpo. Las rocas dormidas del río Huasamayo le ronronean ensoñaciones indianas. Un misterio de culturas exterminadas derrotan la Quebrada. Los pasos del cacique Viltipoco se trepan a un arco iris, mientras el canto de Barbarita Cruz, hecho barro, sacude a Purmamarca. El erke de Fortunato Ramos riega la siesta de Humahuaca.El carnaval anochece letanías de comparsas. En esa posada de Tilcara, las caricias acarician el amor cuando ellos detienen aludes con un beso. Las margaritas le perfuman el cuerpo. Cuando él la mira, las ardillas del deseo se arremolinan en sus pechos. La dicha tiembla en su corazón, cuando él la besa con sus pupilas. Ella siente la vida parpadear en sus labios,cuando en el pucará él la abraza.

En la Quebrada

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Ampimpa

Una hecatombe de silencio trastabilla entre los cardones de la soledad. Un rumor aborigen sujeta en el cielo tu nombre y cuchichea en mi corazón. El horizonte es una pirca que despliega el coraje de los quilmes en esos cerros, amanecidos de dolor, de gritos antiguos que escalan el aire. La huella de tu mirada se alarga en mi pecho. Tus pasos alimentanla sangre cobriza de mis poemas. Las piernas de Venus danzan un amor entre los álamos. Entre las piedras. Dialogan con los chalchaleros. Con las sendas extraviadas en la espalda calchaquí. En el valle de mis manos, asientas tus besos inocentes. Caminas segura. Liberada. Lujuriosa. En el vértice de la dicha coquean los ancestros una baguala. Las nubes detienen un pensamiento. Sentado en el vientre de Ampimpa pronuncio tu nombre.

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Enrique Salvatierra (2012)

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Una rebelión de cardones doma ahora el paisaje. Algarrobos y pinos se cuelgan del universo. Por los discos de Saturno se deslizan tus caricias y se abrazan a las mías en el corazón de Júpiter. En la estrella doble de Alfa Centauro hay una cabaña donde tremola la constelación de nuestro amor.

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Fly me to the moon

Un aroma de vida envuelve la cintura de tu alma. En una melodía de Sarah Vaughan deshoja en tu piel el deseo palpitante. Labios boquiabiertos que sellan las bocas en la brisa. Abrazos que atraviesan el corazón de la luz entre los árboles del universo. Una epopeya de ardillas brinca el cerco del tiempo y me lleva volando a la Luna. Roja pasión crepitando en los cuerpos. Un acento de jazz sonroja las estrellas. Me tocas la sangre y detonan en Júpiter mis poemas. Te toco y los átomos del planeta sacuden aves enamoradas. Tu mirada es el vuelo. Mi verbo, la raíz. En los ríos del horizonte, el amor baña la soledad de dos almas que corren en la arena, tomadas de la mano de un beso.

In other words hold my hand.In other words, darling, kiss me...

In other words, please, be true.In other words I love you.

Bart Howard

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Si ella

Mi amor será en mis versos siempre joven.

William Shakespeare

A María Eugenia

Si la muerte golpea una noche la puerta,pondremos nuestros corazones por escudo. Tu sonrisa detendrá una mano y mi ternura doblegará la otra. Si ella insiste en ahogarnos en su río, si intenta amordazarnos con su ira, arrojaré un poema a sus ojos para dejarla ciega con nuestro amor. Si por un instante ella pretende robarnos esta pasión que echa raíces en las alas de los colibríes, la ahuyentaremos con las alondras de tu canto. Deberá comprender que en un bosque de alerces nacen mis metáforas, que los manantiales bañan la suave piel de tu voz. Le explicaremos que ningún hechizo podrá separarnos porque la garúa eterna nos lame cada latido, cada gesto. Si ella se encapricha y aun así quiere callarnos, empuñaré la espada de la vida y la pondré de rodillas ante nuestros besos que descuelgan su luz del cenit.

53

María Eugenia Salvatierra (2012)

54

Ya no habrá más besos aurora. Ni besos horizonte. Ni besos te amo. Ni besos hola. Ni besos hasta luego. No habrá más caricias que eleven sus abrazos al universo y humedezcan con ternura los párpados de las estrellas. Ya no descubriré tu fresca sonrisa sobre mi pecho. Ni podremos caminar desnudos sobre la playa, sólo abrasados por la mirada del deseo, unidos a la vida por un beso. No existirán alas ni vuelos marítimos a dúo. Ni siquiera el canto de los pájaros puede atravesar esta tristeza que abreva hoy en el silencio. Las síncopas del jazz rebotan en los adoquines de la melancolía. La ausencia explota en los ojos de la noche. Sacude las lágrimas con la desdicha de no haber podido construir juntosun sueño.

El amor es como Don Quijote, cuando recobra el juicio

es que está para morir.Jacinto Benavente

Andenes de olvido

55

Tal vez porque somos los mejores enemigos de sí mismos. Quizás porque llevamos adentro el paraíso y el infierno. La victoria y la derrota. La alegría y la pena. El coraje y el miedo. La bienvenida y la despedida. Y la vida parece perdida cuando vencen siempre los segundos.Ya no podré entregartemis besos más hondos y salvajesni tocar tu alma con mis dedos.Pese a todo, agradezcoque hayas posado por un tiempotu noble corazón en el mío,que me hayas convertido en el dueñode tus afiebrados besos,que me hayas dejado regarmis poemas en tu cuerpo.Hemos caminado tantos doloresque no puedo entender este muro de silencioque crece ahora en nuestros labios.Sería un necio si negaraque hay secretos de la vida y el amorque ya no alcanzo a develar.Este beso amargo enmarañado en la tristezatiene el sabor de la impotencia.Ya no habrá muelles de llegada.Sólo andenes del olvido,donde el amor se extravíe finalmenteen los laberintos de la nada.

56

Horizonte cerrado

Manos de mujer atrapan al vuelo un tango de Pichuco. Cenizas de bandoneón apechugan morados alcoholes de melancolía. ¿Dónde está Hermenegildo Sabat, que olvidó el fuelle de Troiloen un empedrado? En los riñones del dos por cuatro se disuelve una milonga trampera. Labios mulatos bostezan episodios de candombes y suburbios. Manos de Buenos Aires que van rastreando la última curda. Horizonte cerrado es el sentimiento de un gordoque acuna la tristeza entre los dedos.

A mi viejo

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Apunando una zamba

Me voy a los cerros altos,a llorar a solas lejos,

a ver si se apuna el dolor,subo, subo...

Rolando Valladares

Por el lapacho rosado se desgajan sentimientos,la soledad se acurruca en la pena del silencio.Una vidala agoniza en el monte de sus sueños,Tucumán respira en coplas, romeros, sauces y tarcos.Por su barba, los jilgueros se amanecen en su canto,va Rolando silencioso con la pena de la mano.Una zamba ya se apuna en las seis cuerdas del viento,en su vino se alborotan Manuel, el Cuchi y el Pato.Va Rolando Valladares machimbrando sus tristezas,el «Chivo» alza su copla y la deshoja en el aire.

58

En Si menor

A Franz Liszt A Miguel Ángel Estrella

Oscuridad. Borbotones de acordes anuncian la violencia de un ángel enamorado. Azules y blancos meditan un cielo. Nubes que agrietan el infierno del origen. Boca. Ojos. Barba. Alma negra que desnuda al diablo en Si menor. Esperanza de muerte disfrazada de amor. Murmullos de rencores. Octavas que revientan un corazón gitano, franciscano como su nombre. Cíclica lucha. Amor. Odio. Mefisto. Tinieblas alumbradas por la ternura de Diosque palmea la inocencia del hombre.Apasionado sentimiento que naufraga en una sonata. Violencia. Pasión. Un músico recorre la perturbada soledad en un piano. Silencios. Una tregua, por favor. Desesperada quietud ganada por el amor.

59

Fued Amin (1994)

60

Rumor de plumas

Después de haberme muertocontigo unos minutos, bebo

tus óleos, tus pinceles ysepulto mi vida para

seguir muriendo.Jacobo Regen

Un latigazo de plumas estalla en el aire. Los picotazos exorcizan la furia. Espolones que se incrustan en la inocencia de la siesta. Crestas inflamadas de sangre amasan el dolor. Se astillan en el piso. Órbitas de ojos desorbitan la cordura. Dos contrincantes han sepultado el canto en la madrugada. Chocan. Se hieren. Caen. Ponen de pie el coraje y se arriman a la muerte en cada embate. Una fuga de rojos conquista la tela. Una mirada cubista de ojos claros y verdes intercede en la lucha. José Nieto Palacios vibra otro combate. Tal vez con la soledad. Por un instante, ha dejado reposar la ginebra que eleva el rumor de sus pinceles.

61

Ricardo Heredia (2012)

62

Fogata

Una fogata de besos inmoviliza el instante con sus latidos.Las miradas del corazón encrespan la ternura en sus alas.Ella siente que el pudor se emancipa en pasióncuando él roza sus labios con los suyos.Un alboroto de trinos menea los pétalos de su alma.Él advierte que un sentimiento desnudoabre ventanas en los bosques de su cuerpocuando ella conquista su paíscon las yemas de su boca.La vida se amanece en esas manosengarzadas por la luna.Se enciende en esos torsosruborizados en una enredadera de besos.Despojados de tristezas.De horas ausentes.De soledades atrofiadas en la noche.El anzuelo del amor los eleva hacia el horizonte,donde el tiempo discurre tornasolado,perpetuo.Dolores que te deshaces en dulzura.En un escándalo de manantialessacudidos por la conmoción.Por la dicha.La vida renacecuando el deseo entrelaza a un hombre y a una mujer.Las palabras se sorprenden entoncesen un beso.

63

Cuchi Poema

Volteando sin asco el monte,el ojo del hacha quiere llorar,

al sueño de los cuatrerosnadie lo puede enlazar.

Manuel Castilla

Una melodía resucita el aire corazonando un sentimiento. Un pájaro despliega libertades en la niebla rastreando en el mar la soledad. Los dedos cantan. Un duende zorro se confiesa entre las piernas de una chacarera. Tiene el seso avivado de sabiduría. Su corazón es un tembladeral de gajos por donde una carcajada se descuelga. Una amistad de rococos y viudas atropella el teclado. Un viento salteño fecunda zambas mozas en sus ojos. Hay ironías antiguas orillando los sueños. Un vino pestañeando acordes camina el rumor de los boliches. El duende le ha robado la memoria para dársela al pueblo. Su barba germina en el olvido haciéndole cosquillas a la muerte.

64

Dos ríos

Una lágrima tuyame moja el alma

mientras rueda la lunapor la montaña.

Homero Manzi

Para la Ly

Hay un pájaro que habita las sonrisas, escapado del ojo de la siesta.Fuego que se abre entre las manos, quemantes soledades que bebenen la orilla el sexo de los sueños. Antiguos latidos de ausenciagerminan tibieza en las miradas. Son aquellos que buscan su destinoen el pan de dolores cotidianos. Una infancia de libros y de duendesles sopla la luz de la locura. Un Scriabin en Fa sostenido les desnuda el deseo en cada ala. Son dos ríos que ríen inocencia y sepultanen caricias los miedos de la muerte.

65

En el viento

A Carlos Guastavino

Esas flores ejercitan pensamientos en el viento. El perfume de sus ojos va desbordando un canto. Por el piano baila un río, por la voz ruedan los pétalos de alguna nostalgia antigua, mientras la tarde dibuja los gestos del macachín. Los jazmines de la sangre parpadean madreselvas, ceibos que sueltan sueños en alas de mariposa, campanillas que hidratan voces en el azul de la siesta. Por la ventana del aire hay temblores que se aroman con las flores argentinas. Los pétalos se derraman entre negras y corcheas. El piano lanza un suspiro, en el pentagrama se cuela una pena, amores sembrados en surcos, palomas que se equivocan y se duermen en el rocío. Una lágrima de un sauce descuelga besos enlazados. Arrullos del silencio amodorran la ternura, en las manos de la vida una rosa se estremece.

66

A fuego lento

Y a veces recordamos al que vivió en nosotros

y le pedimos algo,tal vez que nos recuerde.

Pablo Neruda

A Gerardus van Mameren

Un tango despereza sus brazos. Noche. Luces de semáforos titilan recuerdos en la madrugada. Una pareja tal vez adormece caricias en un banco de la plaza. Un niño arrodilla su sonrisa en el piso, construyendo un sueño de pobreza. Frío. El viento acorrala nostalgias. Melancolía apretada en un vaso de ginebra. La Cosechera. Ah, La Cosechera es botella derramada de angustias, soledades, miedos. Una suerte de poesía y de amores resbala en los espejos, desnudando dibujos y pinturas de Fued Amin, de Juan Lanosa...

67

Carcajadas. Penas. Ruido. Alcohol. Hay acordes de esperanza, de desdicha. Alguna voz ebria agita una milonga de memoria. En esos ecos callados de bullicio, tu poema se escapa, sacudiendo ternura, desguarneciendo tristezas. Ciriaco Ortiz, Troilo, Eduardo Podazza, Discépolo calientan la amistad a fuego lento, desmenuzando tus huellas en el viento.

68

Las manchas de Fued

A Fued Amin

Un mamboretá gigante me está exprimiendo los aleros del alma. Respira los colores de la paz y la esperanza. Fued Amin me está estrellando de esmeraldas los sueños. Klecsografías. Manchas. Manchas veo hasta en la almohada. Manchas que buscan un texto. Palabras que manchan las manchas. Palabras manchadas de manchas. Libertad que camina en algún lugar de La Mancha. Libermanchas, diría Piazzolla. Fued es una mancha de sí mismo. La mancha Amin no es precisamente un quitamanchas. Aunque él las hace, no las saca. Manchas en todas partes. En los guardapolvos, en las manos, en las paredes, en las calles, en las caras, en los dientes, en los pasamanos, en los gobiernos. Sólo los niños no llevan aún manchas. Si todas las manchas fueran como las de Fued, los hombres tendrían un corazón más limpio.

69

Fued Amin (1994)

70

La antesala

Para Ralph Votapek

Dos rostros a contramano dibujan la antesala del dolor. Hay amores golpeados viajando en el exilio de un tren. En Polonia han quedado los ecos de un sentimiento. En el Si bemol menor de una sonata, Federico ha sacado a pasear miedos y afectos largamente encarcelados. Ojos de mujer apoyan las manos de la infidelidad sobre dos cabezas. Un noble scherzo se desata en violencia. Una fúnebre marcha desembarca en la dulce mirada de la muerte. Un arrebato de acordes ennegrece los presagios. En el opus 35, está temblando la vida. También la muerte.

71

El aleteo del monte

Yo salí esta mañana con tu muertecomo una flor ajada en mi costado.

Manuel Castilla

Por su barba se demora el aleteo del monte,sus pupilas son corzuelas amanecidas en coplas.Hay un tren de Alemanía bostezando en los andenes,cuando estalla una baguala su corazón se estremece.Una cantora de Yala le enharina las tristezaspor las trenzas de la noche se le evaporan ausencias.Cuando la muerte lo apuna con el Cuchi la resiste,si el vino se vuelve canto se espantan diablos y santos.El vino es un duende sabio que descose su ternura.Manuel Castilla despena una pena enamorada,por la risa del silencio se le pensamienta el alma.

72

Esa noche

Yo solamente dejo caer la palabray el otro recoge su sombra.

Pancho Galíndez

Noche. Soledad. Calor. Asfixia. Las teclas de la vieja Olivettirebotan ahora en el silencio. El amor desvela su barbay se descuelga en poemas. En ese espejo, donde resbala su otro yo,hay voces amanecidas, ecos de una infancia que se hamacaen una lluvia detenida por el tiempo. La vida se ha sentado en su sillay con sus ruedas le camina el corazón y el alma.En sus pupilas, explota la risa, también esa ginebra fraternaque se hospeda en la bohemia y las ausencias.Las flores de sus pensamientos llevan nombres de mujeresque han despabilado su ternura para poder enamorarlo.Manos, brazos, piernas conversan en el aire.Laberintos. Espejos. Escaques. Sonidos que tropiezan en su boca.

73

Carlos Miguel Calvo (2012)

74

El cine, una mano abierta. El teatro, un abrazo vivo.Su cabeza es un tablero, donde caballo siete alfiles sinónimo de duda y torre ocho rey, de jaque mate.Inválido. Espástico. Los poemas escriben su cuerpo.No hay penumbras ni obstáculosque su corazón y su mente no puedan derrotar.El amor sopla el ombligo de esa silla de ruedas,donde se demora su humanidad maltrecha.Esa noche,Pancho Galíndez se cayó en la lágrima de un poemay sus ojos no pudieron levantarse.

75

El Cachafaz

A mi madre

Una milonga circula por las calles del corazón.Ternura que trastabilla en un puñado de pasión.A la deriva caminan sentimientos de una flor.Brazos que la estremecen.Recia mirada que entreteje historias con los pies.La danza recorre dos almas.Entre ochos y sentadas,la mirada va perfumando la flor.

76

Silbando cielos

Heureux qui chante pour l‘enfantet qui sans jamais rien lui dire

le guide au chemin triomphant...Jacques Brel

Para Rocío

Voz que despierta. Una niña se amanece.Cantando por tu vientre se va quebrando el silencio,silbando cielos la voz del sol.Hay una zamba despierta de sonrisas,un sol que no lastimay una esperanza que vuelve,silbando cielos en una flor.Un son desnudo va derritiendo el alba,llanto que se desviste por los secretos del aire,silbando cielos de picaflor.Rumor que rueda la espalda de la luna,duende que se acurruca en la ternura de un beso,silbando cielos, cuna y amor.Y un canto hecho árbolda sombra a tu alma,vallecito dormido junto a una lágrima antigua,silbando cielos se va tu amor.

77

Un guante

Un guante cachetea la vida. Un rumor de pobrezase cierra en el puño.Tanta marginación revienta en la sonrisa peronista.En cada golpe lanza su abierto corazón,la alegría de quien presiente que sólo sirve lo que se da,no lo que se guarda.En ese cuadrilátero apretado por ausencias,un hombre ha ejercitado un tiempo de gloria y decadencia,de alcoholes y tangos,dinero y miseria.Un guante merodea en silencio la ginebra del recuerdo.Un boxeador trastabilla en el aire.Un colectivo lleva la muerte entre las ruedas.Avellaneda. 10 de noviembre de 1963.River e Independiente están jugando,pero a nadie interesa ya el resultado.José María Gatica ha comenzadoa desmalezar un sueño.

78

Tu casa

Entro a tu casa por el ojal de tu vientre,tocando silencios asustados.Mis besos se abren paso por tus poros.Rastrean la miel de tu sexomojado de luz. De deseo.Busco tu amor calladoen la soledad de tu miradaque parece una cachorradeshojada en el viento.Beso tu corazón.Despabilo tus sueñosque laten insomnescuando tus pechos desatanuna zamba ferroviariaen el tiempo.

79

Si

Si los horizontes cantaranse parecerían seguramentea tu risa niña.Pudorosa, frágil.Tu mirada silabea la ternurala posa en las palabras,la despliega en las palmasde tus ausencias.Brisas, jilgueros, geranios,también hay soledad, lágrimas,silenciosen ese corazón cansadode soñar amor.La vida es un cántaro con manosque se abren a cielos despejadoscomo el alma de los árboles,de los pájaros.Es un canto que quiere desmalezartus miedosy se machimbra con los cascabeles del vientopara cobijarte en un abrazo.En esa palabra demorada en un besoestá el misterio de la vidaque te espera.

80

Van Oise

Domingo, 27 de julio de 1890. Auvers-sur-Oise.Soledad, angustia, locura, desamorle van descentrando los ojos del alma.Por la tarde salen sus pasos.La muerte trastabilla en los trigales.Graznidos de cuervos estropean el silencio.Pensamientos agitados deambulansin brújula.«Querido Theo: Nosotros, los artistas,no somos más que cántaros quebrados...»Preguntas sin respuestas.El cielo gira en sus pupilas.Nubes se sientan en su frente.La sangre bulle.Una pistola danza nerviosa entre las manos.El gatillo cede.Reventón de pájaros en el trigal.La bala desacomoda el corazón.En el campo que se abre como mano tendida,ha comenzado a respirar el verano,mientras los pinceles de Vincent van Goghsiguen inundando la eternidad.

81

Mamina Núñez de la Rosa (2012)

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Los sueños de Julieta

El canto es un respiro del alma.Para Julieta

¡Buen día, mi dulzurita!¡Upalalá, mi amor!Un pájaro con el silbidole hace cosquillas al sol.Cocorocó, corocococó,el gallito despertó,remolonea tu sonrisa,la mamadera ya llegó.Los sueños de Julietabrincan bajo del sauzal.Su risa se derramaen la voz del manantial.Un duende siembra estrellasen sus manitas de luz.La inocencia juega en sus ojoscon las risas del amor.Miau, miau, dice el perro,guau, guau, maúlla el gato;un loro bandido muge:«¡Julieta quiere la papa!¡La papa para Julieta!»¿Y el pupito de Julieta?¡Uy, uy, desapareció!Se lo llevaron los duendespara ponérselo al sol.

83

Los pájaros son floresque inventó su corazón,mientras el viento silbamil bichitos de cristal.La ternura es un grilloque sale a vagabundear,por el pelo ruedan los silencioaleteando una canción.Los bostezos de Julietarespiran una esperanza,por los brazos de la vidaronronea su corazón.Duerma, duerma, mi bichita,duerme duerme, el caracol,ya viene por el monteel sueñito picarón.Cierre, cierre los ojitos,ciérrelos ya, mi amor,una estrella besa a la lunay le pinta una flor.Los sueños de Julietabailan en el trigal.Sus rulitos son palomasque anidan en la luz.Julieta es una ardillaque brinca en mi corazón,jolgorio de nubesderrama mi canción.Duerma, mi chiquita,y quédese con mi canción...

84

Siesta enduendada

Por tus dedos va la nocheen plena siesta enduendada,vestida de chacarera,retumbos, gatos y zambas.En la tristeza de un niñose estremece tu ternura,por el muñón de sus ojosse alucina el Manco Arana.Con Gerardo, allá en Salta,anudabas en el albalos sueños de antiguos ecosque campesinos sembraban.Ay, muerte, ahí va Pepe Núñez,mordiendo su noche triste,en el chango de su risase alborotan colibríes.Se sienta la plaza Alberdien tu canto enamorado,Cincuenta y cinco es bolichede amores desvencijados.Con Juan ya sos puro sonko,crecido en los acherales,una trunca se anochecegimiendo en los manantiales.

85

Hay noches entre tus siestasque esquivan tus soledades,el vino reza en tus manoscuando canta el ciego Pancho.Ay, muerte, no te lo lleves,dejalo que sueñe siempre,por sus coplas encendidasPepe Núñez nunca muere.

86

Último son

A Eduardo Podazza

Hay un tango que se acunaen tu garganta;los dedos te soplan en las orejasun dos por cuatro de tiempos muy lejanos.Más allá de los sones de Pichucolos duendes se congregan en tus manospara despertar el bandoneón.Eduardo Podazza es tu nombre,estallan ya tus noches en pedazos,agitando en el fuelle tu dolor.Tango a tango se madura tu jornadaentre un guitarrista y un actor,son tus hijos los que beben de tu fuellela milonga de un pasado que se fue.Eduardo Podazza, ya te has ido, ¿dónde estás?Una lágrima alborota la tristezaen el jadeante latir de un bandoneón.Es de noche y hace frío,la garúa ejercita su tristezaen Villa Huidobro o en el cabaret,por la muerte de las horas va tu alma,bostezando el misterio de no ser.Eduardo Podazza, ya te fuiste,bajo el farol y el empedradova tu sombra abrazando un último son.

87

Pedacitos

Tu palabra recorre todo el espacioy llega a mis células que son mis astros

y va a las tuyas que son mi luz.Frida Kahlo

Cuando ella junta pedacitos de vidaentre sus manos,su corazón aletea bajo la lluvia.Ella ovilla los sueños en un rincón.Rueda por las geografías del instante.Esconde la tristeza en los bolsillos de las gotas.Mojada de ternura, sus dedos repasan la pasiónpor la piel de la memoria.Ella rehila el amor detenido entre sus pechos.Cosecha la luz entre las hojas de un sauce,desplegando un arco iris en su cuerpo.

88

Un Re menor

A Tito Agüero

Un Re menor se sienta taciturno en las cuerdas de chelos y contrabajos. Corre el telón anunciando vientos patéticos. El piano expone su angustia. Corcheas preguntonas zamarrean al destino. Urgencias existenciales peregrinan por el teclado. Curiosamente, bajo el ropaje de un allegro. Una romanza ventila la paz, busca la intimidad y desde un rincón del corazón, tal vez conversar con Dios. El allegro assai sopla los nubarrones. El alma de Mozart brinca por el teclado.Su corazón es un duende enamoradoQue trasmuta la desventura en alegría.En luz.

89

Resonancias

A Moni

Seis cuerdas bastanpara hacer cantar la vida.Para sembrar vientos en ecos.Resonancias de agua. De niebla.De tristecitas. De ausencias.De guijarros.De medias penas.De amor.El aire adoba un rumor de vidalaentre las piedras del río Pichao.Yacimientos de abuelos diaguitas se descuelgan del cielo.En el cóndor huasirespiran sueños ancestrales.Miradas. Vino adormecido. Palabra atrapada en el silencio.Paisaje. Canto de cantos. Ruinas.Soledad. Se entreveran.Se abrazan. Se separan. Carcajean. Se estremecen en la bordona. Conjugan la poesía del abrazo.Del tiempo. De tu beso enamorado.Silban un sentimientode guitarra.

90

Allá en San Isidro

Un cuchicheo de pinceles eclipsa el silencio detenido en mis pensamientos. Un abrazo de árboles y empedrado, de mate y cigarrillo late en San Isidro. En las pupilas de tu corazón sueñan soledades del Pucara, rezos y bailongo de Punta Corral, amores de ángeles arcabuceros, sikus de Tilcara, el cielo de Abra Pampa. La luz te parió niña en Roma, en París te pintó joven. Te alumbró luego el vientre de la América honda y doliente. Te enredó los pinceles en el huayno del viento, en el eco andino de la memoria. En el caballete de la vida, el tiempo es óleo que aletea en la sangre y la pasión de Janine Meyer, mujer duende.

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Héctor Palacios (2012)

92

Acordes de Baco

A Pedro César Ramos

Esa mano que se aprieta,que abraza soledades.Ese poema escanciadoen la boca de la noche.De una mujer.En el ombligo del silencio.Ese bandoneón apiadado en tangosque alborota carcajadas y desdichas.Desvelos asombrados en canto.Insomnios atropellados en una esquina.Alegría estallada en una mesa fraterna.En los acordes del vino,el tiempo se confiesacon la vida.El amory la muerte.

93

Cuerpo y alma

A mi hermano Héctor

Fragilidad. Mirada. Ternura. Ojos de mujer flotan en lo oscuro. En el recuerdo. Un beso se arropa con estrellas. El viento agita el tiempo. Despelleja sutilmente un amor hasta dejarlo desnudo, pero no vencido. Ella se acurruca en la nostalgia y camina por su pecho, despertando un sentimiento de trompeta. No hay apuro. El pensamiento apoya ahora sus manos en requiebros. Viene de muy lejos. Es un sonido legendario que se hidrata tal vez de un amor con piel de terciopelo. Sólo él lo sabe. Párpados apretados. Contracciones en la frente. Leve revuelo de magra cabellera. Sienes en tensión. Encogen. Expanden la música de un corazón caliente de pasión. Sin remordimientos. Eso quizás ocurre cuando por la trompeta discurre «El sólo pensar en tí».Por las seis cuerdas comienza ahora a vertebrarse un cuerpo. No hay prisa.

94

Los dedos guitarrísticos tejen y destejen con inusitado talento puñados de semicorcheas que se abroquelan en la intimidad. La silueta oronda cierra los ojos. El alma pistonea afecto y desata una suelta de caricias. Soledad. Reflexión. Nocturnidad. Tal vez un whisky conversado con la melancolía. El desamparo. La poesía se descuelga de la campana. Se sienta a mirar el diálogo de una guitarra con ese rumor de un fliscorno que fluye vestido de balada. Tal vez eso sucede cuando «Body and Soul»de Roberto Fats Fernández se enroscan en su trompeta.

95

En un eco de luz

A María Eugenia

Por las trenzas de la noche,te acaricia mi recuerdo,busco tu boca en mi boca,sólo ilusión y silencio.¡Qué bandido este destino!en aquella libreríael pasado en una trampaemboscó nuestras miradas.La diestra juntó las almasy nos fuimos caminandocuesta arriba en la nostalgiacon la alegría a la espalda.Me trepé a mi corazónpara besar tu sonrisa,sin sospechar que el amormojaría nuestros días.En el bosque de mi almame dijiste: «Seré tuyacuando camines mis sueños,y los conviertas en canción».Te amé en un eco de luz,entre las hojas del tiempo,en las ramas de la vidami poema se hizo canción.Ese murmullo de besoses la victoria del valleque reverdece y saludala bienvenida del amor.

96

Un beso en la calle

A María Eugenia

Aletea tu ternuraen la memoria de mi alma, arde en mi fuego la llama de tu beso desbocado.Un abrazo del pasado agita el vuelo dormido de un tiempo alborotado en la fiesta del encuentro.Hoy, no sé lo que me pasa, tus besos desatan la luz y los ríos de la vida en los ojos de la noche.La soledad del silencio baila un cielo en mi pecho, cuando tu mirada pulsa las cuerdas del sentimiento.Hace más de 30 años te perdiste en el pasado dejando un beso en la calle del insomnio del tiempo.Ese miércoles te trajo al presente de mi alma tropezó en una sonrisa y se cayó en la vida.

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1976

Sombras. Presagios. Nocturnidad.Sirenas bailan su locura en la desesperanza.Gritos. Golpes desgarran el aire. Las utopías.Se desmiembran los sueños. Botas. Fusiles.Capuchas. Picanas. Taladran la carne.Las manos. Los ojos. El silencio.Ecos de muerte intoxican la inocencia.La arrastran al pozo de la nada.Vendas que apelmazan el dolor.Alaridos de mujeres, hombres,adolescentesperforan el almade una noche inacabable.Pañuelos reclaman aullantesausencias en comisarías. Plazas.Despachos militares.Cuerpos inertes. Con vida.Caen con tobillos empedrados en ríos.Diques. Fosas comunes.Un pueblo bajo sospecha. Indefensión.Electricidad que estalla vaginas.Bebés de madres muertas que se venden. Se regalan.

La patria es una canciónque se cuelga de mi piel

para proyectarme la dulzura de la entrega.Aída Villegas

A Claudia Villegas y Pedro César Ramos

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Fusilamientos. Simulacros.Tortura que guadaña ideas.Sentimientos. Quimeras.El holocausto tiene el sello de los dueños de Dios. De la patria.Algo habrán hecho, es el argumento.Argentina es derecha y humana,dicen militares. Marinos. Aeronáuticos.El que piensa distinto, desaparece.Miedo. Terror. Sepultan la luz en los corazones.Entierran la vida. 1976.La libertad es un colibrí ciegoque aletea desamparado en el horror. En la muerte.

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Héctor Palacios (2012)

100

Sólo luz

Fue el grito del silencio.Voz amasada en vidala.Brazo de la dignidad.Frágil sueño de un negrito.Dolor de los humildes.Desamparo de mujer.Un corazón en ristre,vendimiando el amor.Exilio de lágrimas.Pájaro atado a la vida,caricia que se amanece.Una plegaria a Dios.Un arroyo fluyendoen el aire del Aconquija.Una zafra de pobreza.Miedos. Insomnios. Rezos.Una ternura paridaen el repulgo del tiempo,una flor que desfloraen libertad una pasión.La dulzura amargaque riega el cañaveral.Amor desatado en el viento.Mi querida Negra Sosa,abrazo de luz es tu cantoen la soledad de la muerte.

101

Víctor Quiroga (2012)

102

Lejos

Tu beso llueve distancias.Gotea silencios.Te busco en el perfil del tiempo.En la mirada del vallecamina el amorpreñado de luz.Tu beso gotea alma.Lejos,donde se desvelami vidala.

A María Eugenia

103

Índice

Sostenido tú mayor

Ella besaElla amaElla viajaElla cantaLlueveElla lo sabeÉl sienteLa memoria de las tipasOpus 27AladaEncuentroEn Re mayorDestellosNoche y díaEstas horasMielInfinitaBaladaTangoEn el opus 18Bajo ese sauceElla vuelaFantasía ImpromptuAusenciaFrente al lagoSilbando solesSólo besosEn la Quebrada

9

11121315161820212223242627282931333435363738404244454647

104

AmpimpaFly me to the moonSin ellaAndenes de olvidoHorizonte cerradoApunando una zambaEn Si menorRumor de plumasFogataCuchi poemaDos ríosEn el vientoA fuego lentoLas manchas de FuedLa antesalaEl aleteo del monteEsa nocheEl CachafazSilbando cielosUn guanteTu casaSiVan OiseLos sueños de JulietaSiesta enduendadaÚltimo sonPedacitosUn Re menorResonanciasAllá en San IsidroAcordes de BacoCuerpo y almaEn un eco de luzUn beso en la calle

48515254565758606263646566687071727576777879808284868788899092939596

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1976Sólo luzLejos

97100102

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Se terminó de imprimir enlos talleres de la Imprenta Central

de la Universidad Nacional de Tucumánnoviembre de 2012

Director General Imprenta Central UNTLuis Alfredo EstebanAvenida Roca 2200

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