Coroico

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Los Yungas, han sido desde siempre una de las regiones favoritas de los paceños a la hora de escapar de la rutina. Por su ubicación privilegiada, paisajes maravillosos y una oferta amplia de servicios turísticos, Coroico se ha convertido en el lugar ideal para encontrarse con el descanso, la aventura o la diversión en medio de una exuberante naturaleza. La pasión por “el camino de la muerte” Es una mañana fría, estamos en la calle Sagárnaga, en plena zona norte de La Paz. Barro Biking, una de las muchas empresas especializadas en paseos y descensos en bicicleta a Yolosa en Nor Yungas nos espera. Impacientes, turistas daneses y australianos están dispuestos a enfrentarse al “Camino de la muerte”, inquietante y efectiva denominación utilizada por estas agencias de turismo aventura para promover el paseo en sus páginas de Internet. Silvia, responsable de la empresa, nos invita amablemente a llenar los formularios de inscripción. En escala del 5 al 10 debemos definir nuestra experiencia y destreza en el ciclismo de montaña. Prudentes, anotamos cinco, el descenso es arriesgado y esta información es vital para los guías que nos acompañarán durante el trayecto. Saliendo por Villa Fátima, mientras el minibús asciende lentamente a la cumbre, compartimos impresiones con nuestros compañeros de viaje. Dos muchachas danesas nos preguntan sobre la ropa más adecuada para llevar durante el descenso; en un improvisado juego de gestos y palabras intentamos explicarles que nos podemos encontrar con frío, niebla, lluvia y un sol resplandeciente, todo al mismo tiempo. Llegamos a la cumbre, en las estribaciones de la cordillera Real a 4.700 metros de altura, en medio de un viento helado que dificulta nuestro primer contacto con la bicicleta. Aquí se inicia la aventura. Juan José, guía principal y su equipo, reparten todos los implementos de seguridad para realizar el paseo: cascos, guantes, gafas, barbijos para el polvo y chalecos distintivos. Además de ajustar las bicicletas a las necesidades de cada participante, sus recomendaciones son claras: descender por el margen derecho del camino en esta primera parte y seguir las instrucciones de los guías en todo momento. Comenzamos el trayecto de aproximadamente 64 kilómetros de extensión dividido en dos tramos. La primera parte son 20 kilómetros de nieves eternas y paisajes andinos de alta montaña, donde el camino discurre en medio de impresionantes formaciones Coroico aventura, naturaleza y descanso

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Los Yungas, han sido desde siempre una de las regiones favoritas de los paceños ala hora de escapar de la rutina.

Por su ubicación privilegiada, paisajes maravillosos y una oferta amplia de serviciosturísticos, Coroico se ha convertido en el lugar ideal para encontrarse con el descanso,la aventura o la diversión en medio de una exuberante naturaleza.

La pasión por “el camino de la muerte”Es una mañana fría, estamos en la calle Sagárnaga, en plena zona norte de La Paz.Barro Biking, una de las muchas empresas especializadas en paseos y descensos enbicicleta a Yolosa en Nor Yungas nos espera.

Impacientes, turistas daneses y australianos están dispuestos a enfrentarse al“Camino de la muerte”, inquietante y efectiva denominación utilizada por estas agencias

de turismo aventura para promover el paseo en suspáginas de Internet.

Silvia, responsable de la empresa, nos invitaamablemente a llenar los formularios de inscripción. Enescala del 5 al 10 debemos definir nuestra experiencia ydestreza en el ciclismo de montaña. Prudentes, anotamoscinco, el descenso es arriesgado y esta información esvital para los guías que nos acompañarán durante eltrayecto.

Saliendo por Villa Fátima, mientras el minibús asciendelentamente a la cumbre, compartimos impresiones connuestros compañeros de viaje. Dos muchachas danesasnos preguntan sobre la ropa más adecuada para llevardurante el descenso; en un improvisado juego de gestos

y palabras intentamos explicarles que nos podemos encontrar con frío, niebla, lluviay un sol resplandeciente, todo al mismo tiempo.

Llegamos a la cumbre, en las estribaciones de la cordillera Real a 4.700 metros dealtura, en medio de un viento helado que dificulta nuestro primer contacto con labicicleta. Aquí se inicia la aventura.

Juan José, guía principal y su equipo, reparten todos los implementos de seguridadpara realizar el paseo: cascos, guantes, gafas, barbijos para el polvo y chalecos distintivos.

Además de ajustar las bicicletas a las necesidades de cada participante, susrecomendaciones son claras: descender por el margen derecho del camino en estaprimera parte y seguir las instrucciones de los guías en todo momento.

Comenzamos el trayecto de aproximadamente 64 kilómetros de extensión divididoen dos tramos. La primera parte son 20 kilómetros de nieves eternas y paisajes andinosde alta montaña, donde el camino discurre en medio de impresionantes formaciones

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rocosas y pequeñas vertientes de agua cristalina. Entramos en calor rápidamente, elesfuerzo por la altura es notorio. Desde el principio, uno intuye que la experiencia seráinolvidable. Sin darnos cuenta, descendemos en fila india a más de 70 kilómetros porhora en medio de buses y camiones de alto tonelaje. A cada curva los frenos de discode la bicicleta hacen su máximo esfuerzo. Hay que estar muy atentos, pues nosenfrentamos a una extraña sensación, mezcla de libertad y tensión, paisaje imponentey vértigo, que nos mantiene con la adrenalina a tope.

Los ecos de un túnel que desde la bicicleta se ve inmenso,nos anuncia el final del primer tramo, pasamos por Unduavicon sus puestos de comida y llegamos a Cotapata, inicio dela futura carretera pavimentada a Coroico. En medio de laneblina, descubrimos que la vegetación ha cambiadoradicalmente, se siente más la humedad y el aire nos traearomas distintos. Estamos en el comienzo del tramo de tierra.Nuestros guías advierten, “Hemos terminado la parte rápida,ahora viene el camino más difícil y también los mejorespaisajes, vamos despacio..”.

Comenzamos ha descender por la izquierda, a la vera delbarranco, sabiendo que los vehículos que vienen de subidatienen preferencia, lo que nos obliga a detenernos

frecuentemente, en lugares como Chuspipata, El Balconcillo, Sacramento Alto y SanJuan, pues el camino sólo tiene cuatro metros de ancho en sus partes más angostas.Poco a poco, se abre ante nosotros la espectacular belleza de las montañas y bosquessubtropicales yungueños. El camino rocoso y estrecho se recorta en la montaña enmedio de precipicios inmensos, llenos de una vegetación frondosa, vertientes de aguay pequeñas cascadas que bañan nuestro paso cada tanto. Es tiempo para hacer fotos,poco a poco el cielo se despeja y comenzamos a disfrutar de una temperatura muyagradable.

Aunque el descenso es más lento, las curvas cerradas, el barro y el polvo que dejanlos vehículos a su paso nos obligan a mantener los cinco sentidos en el camino, enel cerro de enfrente, como suspendida en medio del monte comenzamos a divisarCoroico. Pasamos por algunos caseríos al borde del camino que ahora es más anchoy gredoso. Repentinamente, después de un pequeño río, llegamos al puente de Yolosael final de nuestra aventura ciclística. Han transcurrido cuatro horas y hemos descendido3600 metros desde la cumbre. Cansados y llenos de barro, nos abrazamos con nuestrosocasionales compañeros de riesgo y aventura. Luego de un breve descanso partimosen minibús hasta Coroico.

Si conoces Coroico,volverás siempreCapital de la provincia Nor Yungas, Coroico está enclavada en las faldas del cerroUchumachi a 1500 metros sobre el nivel del mar. Tradicionalmente ligada a la producciónde café, cítricos, hoja de coca, yuca y plátano, se estableció como un centro de comercioy acopio entre una serie de pequeñas poblaciones rurales circundantes y la ciudad deLa Paz.

A primera vista, descubrimos que sus edificaciones parecerían estar suspendidasal borde de un barranco que mira hacia la Cordillera de Los Andes. Las calles sonestrechas y empinadas, muchas de ellas tienen escaleras y senderos por donde lospobladores cortan camino para ascender a las partes altas del pueblo. La Plaza principalestá llena de visitantes nacionales y extranjeros; una torre de babel con avisos de

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ofertas e información sobre residenciales, hoteles restaurantes y paseos en inglés,francés o alemán. Variedad, para todos los gustos y bolsillos, como los cuatro milquinientos habitantes de este pueblo, una mezcla muy ecléctica de coroiqueños denacimiento, paceños citadinos transplantados e inmigrantes europeos enamoradosde este suelo.

Minutos después, quizás te encuentres en el alojamiento de tu preferencia cambiandolas pesadas ropas invernales por un traje de baño para pasar una tarde de descansoa pleno sol y piscina, disfrutando de un Yungueñito, cóctel a base de singani ymandarina, con el que se acostumbra recibir a los visitantes.

También puedes hacer un paseo por el pueblo y comprobar que tienes muchoscafés, heladerías, sitios de comida rápida, ventas de artesanías y todo tipo de comerciosdonde podrás encontrar lo que necesites. Si estás en pareja tienes la oportunidad dedespedir la tarde con un paseo a caballo y ver el espectacular atardecer que los vallesy los cerros Huayna Potosí y Tiquimani regalan a sus visitantes.

La noche en Coroico está llena de movimiento. Si quieres cenar puedes optar porun sencillo plato en el mercado o restaurantes con comida vegetariana, cocina boliviana,italiana, francesa o alemana acorde a los gustos más exigentes. Si has decididoprolongar la diversión, puedes tomarte un trago en varios bares, pubs, discotecas ykaraokes. Si tienes suerte, y las fechas coinciden, también tendrás la oportunidad dedisfrutar el vibrante espectáculo de la Saya de Tocaña u otros grupos de música envivo, en diversos géneros, que frecuentemente se presentan los fines de semana.

La aventura de unencuentro con la naturalezaVegetación exuberante, cascadas y pozas de agua cristalina, ríos caudalosos, plantacionesde café, coca y cítricos son algunas de las actividades que puedes programar por eldía en Coroico y sus poblaciones aledañas.

Contáctate con la oficina de turismo en el pueblo y recurre a alguno de los variosguías que podrán informarte sobre excursiones a pie o en vehículo a los siguientesdestinos:• Caminata o trekking al cerro Uchumachi: considerado como un lugar muy energético,

donde anualmente se celebra el solsticio andino-amazónico, es un recorrido de seishoras a pie, ida y vuelta, partiendo desde el calvario de Coroico. Además de lasextraordinarias vistas durante el ascenso, puedes disfrutar en su cima de un bosqueprofundo, lleno de líquenes y helechos gigantes, arboledas extraordinarias y orquí-deas salvajes. Es recomendable que siempre hagas la excursión con un guía, puesla vegetación es tupida y es muy fácil perderse.

• Las cascadas y El Vagante: saliendo de Coroico a 20 y 30 minutos en vehículorespectivamente. También puedes hacer la excursión caminando en medio de sendasrurales, y cruzando algunos cocales instalados en terrazas precolombinas. Idealespara organizar un almuerzo campestre en familia, podrás disfrutar de sus hermosascaídas de agua, caudales cristalinos y tranquilas pozas donde bañarse.

• Rafting en el río Coroico: es uno de los sitios más visitados por los fanáticos de lasemociones fuertes; con más de treinta rápidos, es ideal para la práctica de estedeporte o el descenso en kayacs. Además posee maravillosas pozas para nadar ohacer surfing e impresionantes caídas de agua. Aunque esta excursión se organizadurante todo el año, la mejor época es entre mediados de marzo y noviembre.

En todos los casos, toma previsiones con respecto a la alimentación y el agua. Llevasiempre un par de zapatillas de repuesto en la mochila y usa repelente si tienesproblemas con los mosquitos.

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Carlos Pérez, integrante de la Saya de Tocaña“La saya está viva porque esuna herencia que se transmitede padres a hijos.”

La noche está fresca y en la plaza de Coroico se congregan familias, parejas jóvenesy turistas que disfrutan del ambiente animado de sus calles. Es tiempo para tomarun helado, ver artesanías o simplemente disfrutar del colorido y el movimiento.

Súbitamente, un ritmo contagioso baja lentamente por unade las calles laterales. Acostumbrados, los coroiqueños reconoceninmediatamente el evento, es la Saya de Tocaña, que inunda consu música todo el pueblo.

Rápidamente, los niños comienzan a Rápidamente, los niñoscomienzan a correr calle arriba, buscando el inicio del cortejo.Comentarios de alegría, cámaras fotográficas y gente enmovimiento, transforman la escenografía en un revuelo.vestimenta e instrumentos tradicionales, más de 25 integrantesdel grupo vienen cantando y bailando, han decidido dar sutradicional vuelta a la plaza. Gente aplaude a rabiar, los artistashan conseguido su objetivo, una muchedumbre los seguiráhipnotizada hasta las puertas del pub que será escenario de supresentación. Esta noche, como siempre, el lleno será completo.

La saya de Tocaña, un pedazo del áfrica esclava, de rasgocolonial que ha sobrevivido a los tiempos y hoy es un rasgoinconfundible de las comunidades negras de Los Yungas.

“La Saya es nuestra história, nuestra memoria”, nos cuentaCarlos Pérez en un intermedio de la presentación.

“Es la memoria viva de nuestra cultura, una herencia que desdeniños recibimos de nuestros padres y abuelos. La saya es alegría,comunidad, histórias de amor y también reivindicación social.Porque nuestro pueblo ha sufrido el esclavismo y la opresión…”

“Es una música poderosa, como las danzas de nuestros ancestros africanos, quellegaron para hacer crecer el café, el plátano y los cítricos…”

Han pasado dos horas y media desde que entramos al bar, la saya de Tocaña sedespide con sus últimas canciones, contagiados por su magia, hombres y mujeres,bolivianos y extranjeros, terminamos bailando dominados por su ritmo.

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