CONTROL QUÍMICO DE LA ROYA ASIÁTICA CAUSADA POR … · CONTROL QUÍMICO DE LA ROYA ASIÁTICA...
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CONTROL QUÍMICO DE LA ROYA ASIÁTICA CAUSADA POR Phakopsora pachyrhizi
Centro de Investigación Regional del NoresteCampo Experimental Las HuastecasVilla Cuauhtémoc, Tam. Septiembre de 2013Folleto Técnico No. MX-0-310304-47-03-14-09-33ISBN: 978-607-37-0109-9
SECRETARÍA DE AGRICULTURA, GANADERÍA, DESARROLLO RURAL, PESCA Y ALIMENTACIÓN
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INSTITUTO NACIONAL DE INVESTIGACIONES FORESTALES, AGRÍCOLAS Y PECUARIAS
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Administración y Sistemas
CENTRO DE INVESTIGACIÓN REGIONAL DEL NORESTE
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M.C. GERARDO ARCOS CAVAZOSJefe del Campo Experimental Las Huastecas
CONTROL QUÍMICO DE LA ROYA ASIÁTICA CAUSADA POR
Phakopsora pachyrhizi
1Dr. Antonio P. Terán Vargas2M. C. Guillermo Ascencio Luciano
3Dr. Enrique Rosales Robles
1Investigador del Programa de Investigación SanidadForestal y Agrícola del C.E. Las Huastecas.
2 Investigador del Programa de Investigación Oleaginosas Anuales del C.E. Las Huastecas.
3Ex Investigador del Programa de Investigación Sanidad Forestal y Agrícola del C.E. Río Bravo.
Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias
Progreso No. 5, Barrio de Santa CatarinaDelegación Coyoacán, C. P. 04010 México D. F.
Teléfono (55) 3871-8700
Control químico de la roya asiáticacausada por Phakopsora pachyrhizi
ISBN: 978-607-37-0109-9
CLAVE: INIFAP/CIRNE/A-519
Primera Edición 2013
No está permitida la reproducción total o parcial de esta publicación, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, fotocopia, por registro u
otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de la Institución.
C O N T E N I D O
INTRODUCCIÓN............................................................. Síntomas................................................................
CICLO DE VIDA...............................................................
EPIDEMIOLOGÍA.........……………………………............
EFECTO EN EL RENDIMIENTO.....................................
MANEJO DE LA ENFERMEDAD..................................... Parcelas centinela..................................................
FUNGICIDAS................................................................... Fungicidas protectores.…………………………...... Fungicidas curativos.............................................. Mezclas de fungicidas........................................... Guía para la aplicación de fungicidas.................... Fungicidas recomendados.....................................
TECNOLOGÍA DE APLICACIÓN..................................... Equipo terrestre para la aspersión de fungicidas y su calibración......................................................... Equipo de aspersión terrestre................................
BOQUILLAS..................................................................... Boquillas para la aspersión de fungicidas...............
CALIBRACIÓN DEL EQUIPO DE ASPERSIÓN................ Cálculo del volumen de aspersión por hectárea...... Cálculo de la dosis de fungicida por carga...............
PRECAUCIÓN PARA EL MANEJO Y APLICACIÓN DEFUNGICIDAS...................................................................
LITERATURA CITADA......................................................
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ÍNDICE DE CUADROS
Guía para la toma de decisiones en la aplicación de f ung i c i das con t ra l a r oya de l a soya......................................................................
Fungicidas y dosis recomendadas para el control de la roya asiática..................................................
Volumen de aspersión en litros por hectárea a diferentes espaciamientos entre boquillas, y volumen de aspersión promedio por boquilla en 100 metros lineales...............................................
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Cuadro Página
ÍNDICE DE FIGURAS
Lesiones de roya asiática en las hojas inferiores de soya.................................................................
Pústulas de roya asiática en soya en el envés de la hoja.......................................................................
Amarillamiento y principios de defoliación de la soya por el ataque de la roya asiática.....................
Uredias (pústulas) de Phakopsora pachyrhizi........
Urediosporas de Phakopsora pachyrhizi...............
Sección transversal de la telia con dos y tres capas de teliosporas de Phakopsora pachyrhizi....
Ciclo biológico de Phakopsora pachyrhizi..............
La presencia de rocío en la planta favorece el desarrollo de la enfermedad..................................
Componentes básicos de un equipo de aspersión.
Boquillas de abanico plano y cono hueco..............
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CONTROL QUÍMICO DE LA ROYA ASIÁTICA CAUSADA POR
Phakopsora pachyrhizi
1Dr. Antonio P. Terán Vargas
2M.C. Guillermo Ascencio Luciano
3Dr. Enrique Rosales Robles
INTRODUCCIÓN
La producción en México de soya, frijol y jícama, así
como otras fabáceas está actualmente amenazada por la
presencia de la roya asiática causada por el hongo
Phakopsora pachyrhizi Sydow & P. Sydow, que provoca
una defoliación prematura y el consecuente acortamiento
del ciclo; puede disminuir la producción de la soya entre el
80 y el 100%, dependiendo de las condiciones ambientales,
la severidad y la etapa de desarrollo en que ataque al
cultivo; en jícama puede causar pérdidas en el rendimiento
de hasta un 90% al afectar el tamaño de los bulbos.
La roya asiática ha provocado severos daños en
países productores de soya en donde se ha presentado
(Ploper, 2004). Esta enfermedad fue identificada por
primera vez en Japón en 1902; luego en la India (1906),
Australia (1934), China (1940), sudeste de Asia (1950) y
1Investigador del Programa de Investigación Sanidad Forestal y Agrícola del C. E. Las Huastecas. CIR Noreste-INIFAP.
2Investigador del Programa de Investigación Oleaginosas-Anuales del C. E. Las Huastecas. CIR Noreste-INIFAP.
3Ex Investigador del Programa de Investigación Sanidad Forestal y Agrícola del C. E. Río Bravo. CIR Noreste-INIFAP.
Rusia (1957), región donde permaneció restringida por
varios años, hasta que fue detectada en Hawaii en 1994
(Sinclair y Hartman, 1996; Hartman et al., 2005).
Posteriormente se presentó en el continente Africano en
1996, desde Uganda hasta Sudáfrica (Sinclair y Hartman,
1996; Ploper, 2004; Hernández, 2004; USDA, 2003;
Yorinori et al., 2004; Hartman et al., 2005; Levy, 2005). La
primera referencia de su presencia en el continente
Americano fue en marzo de 2001 en Paraguay y Brasil,
donde se diseminó rápidamente (Yorinori y Lazzarotto,
2004; Yorinori et al., 2005). En el 2002 se detectó en
parcelas experimentales en Misiones, Argentina; en el 2003
se confirmó su presencia en Bolivia y para el 2004 se
encontró por primera vez en Louisiana, EUA. En el 2005 se
encontró en México en la región de la Planicie Huasteca
(Cárcamo-Rodríguez y Aguilar-Ríos, 2006) y fue
confirmada el 16 de febrero de 2006 en el portal de alerta
fitosanitaria de la Organización Norteamericana de
Protección a las Plantas (NAPPO, 2006), En el 2007 se
reportó su presencia en Ghana (Bandyopadhyay et al.,
2006), en Argentina atacando Phaseolus spp. (Ivancovich
et al., 2007) y recientemente en Cuba (Pérez-Vicente et al.,
2010). Aunque no se ha indicado el año de su aparición, la
roya asiática también ha sido reportada en Taiwán,
Filipinas, Nepal (APHIS, 2002), Vietnam, Myanmar,
Bangladesh, Camboya, Laos, Malasia, Indonesia, Filipinas
(Ploper, 2004); en Kenia (Miles et al., 2003), Ruanda,
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Uganda, Zambia, Zimbabwe, Mozambique, Sudáfrica
(APHIS, 2002; Miles et al., 2003), en Bolivia y Uruguay
(Hernández, 2004).
En febrero y marzo del 2006 se presentó en la región
de las Huastecas en siembras comerciales de soya de
otoño-invierno y plantas voluntarias de soya (nacencias o
plantas mostrencas) dentro de los cultivos de cártamo,
sorgo y maíz principalmente. Durante el ciclo primavera-
verano 2006, la enfermedad no se detectó en la Planicie
Huasteca, debido quizás a la escasa precipitación que se
presentó. A finales del 2006 se detectó y confirmó su
presencia, afectando el cultivo de jícama en el municipio de
Papantla, Ver., donde causó severas pérdidas en 1,800
hectáreas. En febrero y marzo de 2007 se presentó
nuevamente sobre plantas voluntarias de soya en la
Planicie Huasteca (Terán-Vargas et al., 2007), y en
noviembre de este mismo año se detectó en lotes
comerciales de soya que se habían sembrado fuera de la
fecha establecida. En junio de 2008 se reportó por vez
primera en Chiapas en el municipio de Maspatepec,
atacando jícama; actualmente se encuentra presente en los
estados de Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí,
Chiapas, Campeche, Sinaloa, Nayarit y Guerrero. De
acuerdo con la Norma Internacional para Medidas
Fitosanitarias No. 8, el estatus de la roya asiática de la soya
es de presencia en el territorio nacional, pero manejada.
3
Cuando una enfermedad se presenta en una región
o país, las acciones prioritarias se orientan hacia su control,
procurando reducir al máximo el impacto que ésta pueda
causar. En el corto plazo, el uso de agroquímicos es la
medida más eficaz de control, por lo que se recomiendan
programas que sean efectivos en cuanto a reducción o
erradicación de enfermedades que hayan sido introducidas
a nuevas regiones, aunque el costo pueda no ser siempre el
más económico; sin embargo, actualmente existen
fungicidas sumamente efectivos de los que en algunos
países se recomiendan de dos a tres aplicaciones en
regiones de alta presión de la enfermedad y de una a dos en
zonas de moderada presión (Ploper, 2004).
Esta publicación tiene por objeto dar a conocer a los
productores y técnicos involucrados en el cultivo de soya y
de otros cultivos susceptibles a esta enfermedad, las
medidas para un control químico y manejo eficiente, y
mitigar el impacto que ésta pueda tener en los sistemas de
producción.
Síntomas
La soya es susceptible al ataque de la roya asiática
en cualquier etapa de desarrollo, sin embargo, se ha
observado mayor susceptibilidad después del inicio de
floración. Los síntomas generalmente se presentan en toda
la parte aérea de la planta poco antes, o durante la floración
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y llenado de grano, apareciendo primero pequeñas
lesiones amarillentas de aproximadamente 1 mm de
diámetro en el haz de las hojas inferiores (Figura 1),
conforme avanza la enfermedad hacia el tercio medio y
superior de la planta, las hojas se tornan amarillentas y las
lesiones se manifiestan como pústulas pequeñas de color
marrón-amarillento a marrón-rojizo u oscuro (Figura 2)
(Ploper, 2004). Las lesiones se presentan en el tercio
inferior como consecuencia de una mayor humedad y baja
luminosidad. Bajo condiciones ambientales óptimas, la
infección progresa rápidamente hacia las hojas medias y
superiores de la planta causando una defoliación severa
(Figura 3). En jícama los síntomas son muy similares a los
que se manifiestan en soya y se ha observado que la roya
asiática se presenta en la formación de los bulbos, aunque
no se descarta que se pueda presentar antes. Se
desconoce su comportamiento en campo en otros cultivos
susceptibles.
CICLO DE VIDA
Phakopsora pachyrhizi pertenece al dominio
Eukaryota, al reino Fungi, phylum Basidiomycota,
subphylum Pucciniomycotina, clase Pucciniomycetes,
orden Pucciniales y familia Phakopsoraceae (NCBI, 2011).
La uredia (pústula) es hipófila, subepidermal,
errumpente, densa, escasa, de color rojo ocre, con un
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Figura 1. Lesiones de roya asiática en las hojas inferiores de soya. Foto: A. Terán V.
Figura 2. Pústulas de roya asiática en soya en el envés de
la hoja. Foto: A. Terán V.
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Figura 3. Amarillamiento y principios de defoliación de la soya por el ataque de la roya asiática. Foto: A. Terán V.
diámetro de hasta 0.4 mm (Figura 4). Las urediosporas son
globosas a subglobosas o algunas veces elipsoidales, de
color naranja, equinuladas (Figura 5). La telia presenta
hipófilo subepidermal, convirtiéndose en errumpente, con
poca agregación, de forma irregular, de color café a negro,
con un diámetro de 0.15-0.25 mm de diámetro (Figura 6).
Las teliosporas son clavadas a oblongas, de color café a
amarillo, de paredes lisas, unicelulares, con el apéndice
ligeramente grueso, de 18-30 por 6-12 μm (Robert et al.,
2005).
Las urediosporas de P. pachyrhizi son liberadas de
la uredia y dispersadas por el viento. Al germinar penetran
las hojas directamente en lugar de utilizar las aberturas
naturales (Goellner et al., 2010). Con la penetración la
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célula epidérmica colapsa, comienza a desorganizarse y a
mostrar signos de muerte (Keogh et al., 1980).
Posteriormente, la hifa crece a través de la célula y alcanza
los espacios intercelulares (Koch et al., 1983). La formación
del primer haustorio se observa entre las 24 - 48 horas
después del contacto inicial entre urediosporas y un
hospedante susceptible. A partir de entonces se produce la
colonización intensa de los tejidos del mesófilo, y los
espacios intercelulares de las hojas se llenan con el micelio
del hongo.
Figura 4. Uredia (pústulas) de Phakopsora pachyrhizi.
8
Figura 5. Urediosporas de Phakopsora pachyrhizi.Foto: USDA-SBML.
Figura 6. Sección transversal de la telia con dos y tres capas de teliosporas de Phakopsora pachyrhizi. Foto: Sistematic botany & Mycology Laboratory, ARS, USDA. 2004.
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La reproducción asexual de P. pachyrhizi se
completa cuando se desarrollan uredias y pústulas (Koch et
al., 1983), lo cual ocurre después de cinco a ocho días de la
colonización de las hojas (Miles et al., 2003). De este modo,
las primeras urediosporas pueden producirse a los nueve
días después de la infección, lo que origina un nuevo ciclo
del hongo en la misma planta (Figura 7). La uredia puede
producir esporas durante tres semanas, de tal manera que
a partir de la infección inicial e infecciones subsecuentes, se
puede mantener la esporulación hasta 15 semanas (Miles
et al., 2003).
EPIDEMIOLOGÍA
P. pachyrhizi es un parásito obligado que requiere
tejidos verdes para sobrevivir y reproducirse (Goellner et
al., 2010), por lo que sobrevive en plantas voluntarias de
soya y hospedantes alternantes. No se transmite por
semilla. Es un patógeno policíclico, ya que durante un ciclo
de cultivo se producen varias generaciones. Cuando se
presentan las condiciones favorables para el desarrollo de
la enfermedad en el cultivo de la soya, la infección puede
progresar hasta un 90 % de incidencia en tan solo tres
semanas (Ploper, 2004).
Al inicio del desarrollo de la enfermedad aparecen
pequeñas lesiones bronceadas restringidas por las venas
de la hoja. Las lesiones crecen y en cinco a ocho días
Penetracióny colonizaciónInfección
Epidermissuperior
Mesófiloesponjoso
Epidermisinferior
Germinación - óptimo18° a 26° C
Penetración directay por estomas
Rocío en las hojasMínimo 6 horas
Óptimo: 12 a 14 horas
Cinco días después sepresentan los síntomas
Seis a siete días inicia la liberación
de esporas
Reproducción
Sobrevivenciasoya voluntaria
y otras hospederas
Diseminación
Deposición
Cicloprimario
CICLO BIOLÓGICO
Ciclosecundario
Figura 7. Ciclo biológico de Phakopsora pachyrhizi.
Una pústula produceurediosporas por tres
semanas
M. Lamauti
J. T. Yorinori
John McKemy
J. T. YorinoriAdaptado de Consorcio Antiferrugem, 2008.
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después de la infección inicial, las pústulas de la roya
comienzan a ser visibles (Goellner et al., 2010). Cuando se
presenta durante la floración y llenado del grano, aparecen
pequeñas lesiones amarillas de aproximadamente 1 mm de
diámetro en el haz de las hojas inferiores y la enfermedad
generalmente avanza desde el tercio inferior hacia el
superior de la planta, donde las hojas se tornan amarillentas
y las lesiones se manifiestan como pústulas pequeñas de
color marrón-amarillento a marrón-rojizo u oscuro,
fácilmente visibles con un aumento de 30X (Ploper, 2004).
Algunas enfermedades de la soya, como la mancha
marrón causada por el hongo Septoria sp., el mildiú velloso
causado por Peronospora manshurica, y la pústula
bacteriana causada por Xanthomonas sp., producen
síntomas similares a los ocasionados por la roya asiática;
sin embargo, en ningún caso se observa la formación de
pústulas en el envés de la hoja, a excepción de P.
meibomiae cuya sintomatología es similar (Terán-Vargas,
2007) y que sólo puede ser diferenciada mediante técnicas
de PCR (Reacción en cadena de la polimerasa) (Barnes et
al., 2009).
El progreso de la enfermedad es afectado por
múltiples factores: 1) ambientales como la temperatura (Del
Ponte et al., 2006), la duración de la humedad en la hoja, la
radiación, la nubosidad y la precipitación (Isard et al., 2006);
2) relacionados con el hospedante como edad de la planta,
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edad de la hoja, estado fenológico, método y densidad de
siembra del cultivo; y 3) relacionados con el patógeno como
edad de las urediosporas, densidad de esporas, edad y
localización de la uredia, edad de la lesión, tamaño de la
lesión, período latente, producción de esporas, período
infeccioso y eficiencia en la infección (Pivonia y Yang,
2006).
En general, las condiciones que favorecen el buen
desarrollo de la soya, son también las condiciones más
adecuadas para el desarrollo de esta enfermedad (Miles et
al., 2004). Temperaturas de 18 a 25 °C y humedad relativa
alta (75-80 %) que permitan la presencia de rocío en la
planta, son las condiciones óptimas para el desarrollo de la
enfermedad (Figura 8), aunque las esporas pueden
germinar con un mínimo de seis horas de rocío y
temperaturas entre 8 y 36 °C (Ploper, 2004). Un rango de 10
a 12 horas de humedad en la hoja y temperaturas entre 15 y
28 °C son consideradas óptimas para la infección (Melching
et al., 1989). En condiciones de temperatura alta y baja
humedad relativa, el avance de la enfermedad es más lento
(Ploper, 2004). Según Hartman et al., (2003), la mayor tasa
de infección se presenta con períodos de 10 a 12 horas de
rocío y su interrupción produce bajas tasas de infección.
Este investigador también reportó que en condiciones
óptimas, las esporas germinan de una a cuatro horas
después de la deposición en la superficie de la hoja y que la
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penetración ocurre en seis horas a temperaturas de 20 a 25
°C. Temperaturas abajo de los 15 °C y arriba de 28 °C
reducen el número de lesiones y hacen más lento el
desarrollo de la enfermedad (Yang, 2004). En estudios
realizados en China, se determinó que el desarrollo de la
roya asiática puede disminuir o cesar cuando las
temperaturas medias diarias son mayores o iguales a 27 °C
(Kochman, 1979; Pivonia y Yang, 2006).
Figura 8. La presencia de rocío en la planta favorece el desarrollo de la enfermedad.
También se ha observado que el desarrollo de la
enfermedad es afectado por el patrón de precipitación. El
mayor desarrollo ocurre cuando la precipitación está bien
distribuida a través de la estación de crecimiento, por lo que
la severidad de la roya está positivamente correlacionada
con el número de días con lluvia durante el llenado de vaina
(Tschanz, 1982; Hartman, 1995). La nubosidad también es
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un factor importante; Días et al., (2006) reportaron que en
Brasil y Sudáfrica, los años en que la enfermedad fue más
severa estuvieron asociados con la ocurrencia de más de
15 días nublados en dos meses durante la estación de
crecimiento, mientras que con menos de 10 días la
enfermedad no fue severa.
Aunque se ha reportado que para la ocurrencia de la
enfermedad se requieren temperaturas entre 18 y 25 °C
(Hartman et al., 2003), según Terán-Vargas et al. (2007) en
el sur de Tamaulipas se ha observado con valores de 11 a
28 °C y humedad relativa alta (> de 65 %); además
reportaron que en esa región la segunda y tercera decena
de octubre y todo el mes de noviembre, constituyen el
período más propicio para el desarrollo de la enfermedad,
ya que se presentan las condiciones de humedad relativa y
temperatura óptimas, mientras que desde el mes de junio
hasta los primeros 10 días de octubre se considera como un
período libre de roya. Sin embargo, se ha detectado la
presencia de esta enfermedad en plantas voluntarias en
Mante, Tamaulipas y en siembras comerciales en Río
Bravo, Tamaulipas en ambos casos con temperaturas
mayores a 35 ºC durante el día.
Levy (2005) menciona que la infección por P.
pachyrhizi es favorecida cuando se presentan
temperaturas máximas entre 26 y 29 °C y temperaturas
15
mínimas de 15 a 17 °C, con un intervalo diurno de 11 a 12 °C
y cuando el punto de rocío está en el rango de 16 a 18 °C,
con una humedad relativa superior a 80 %. La temperatura
óptima para que las urediosporas germinen es de 15 a 26
°C (Tan et al., 1994). La temperatura óptima para la
penetración de las urediosporas es de 22 a 26 °C y este
evento no ocurre a 28 °C y temperaturas superiores (Tan et
al., 1994; Bonde et al., 2007). El período latente de P.
pachyrhizi está en el rango desde 13 días a 15.4 °C, hasta
seis días a 28 °C de temperaturas promedio diarias (Pivonia
y Yang, 2006). En un experimento conducido por Kochman
(1979), el período latente estuvo en el rango desde 14 días
a 12 °C hasta nueve días a 22 °C. Con una temperatura de
27 °C, el período se extendió a 11 días.
La soya es susceptible al ataque de esta
enfermedad en cualquier etapa del desarrollo; sin embargo,
en Tamaulipas se ha observado una mayor susceptibilidad
después del inicio de floración (Terán-Vargas et al., 2007).
Las urediosporas invernan o sobreviven en hospedantes
alternantes (Lynch et al., 2006), lo cual es restringido no
sólo por la temperatura y humedad, sino también por la
disponibilidad de tejido vivo (Isard et al., 2006). De acuerdo
con el comportamiento de la enfermedad en África y en
otros países, se ha determinado que el patógeno tarda dos
a tres años en establecerse y volverse endémico (Levy,
2004), por lo que es muy probable que en las regiones
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productoras de soya y algunas zonas productoras de
jícama en México, este patógeno ya esté establecido de
manera endémica, sobre todo, porque existen plantas
hospedantes que favorecen su sobrevivencia fuera del ciclo
de los cultivos.
EFECTO EN EL RENDIMIENTO
El tiempo de aparición de la roya en los campos de
cultivo puede variar de un año a otro, este factor es crítico
en los efectos negativos que se tendrán en el cultivo
(Pivonia y Yang, 2006). El nivel de pérdidas también
depende de la etapa de desarrollo en que ocurra el ataque y
de las condiciones ambientales. El principal efecto de esta
enfermedad es una rápida defoliación y el consecuente
acortamiento del ciclo del cultivo (Hartman et al., 2004).
Una defoliación temprana afecta el número de vainas por
planta, granos por vaina y el tamaño de las semillas.
Cuando la infección es severa ocasiona aborto de flores,
defoliación, caída de vainas y reducción del área verde, que
se correlaciona directamente con componentes del
rendimiento como el peso de la semilla, número de semillas
por vaina y el llenado de vaina (Kawuki, et al., 2003; Del
Ponte et al., 2006). Si la infección ocurre cerca de la
madurez fisiológica del cultivo el efecto sobre el
rendimiento es mínimo (Pedersen, 2005).
En Nigeria, el peso del grano se redujo de 28 a 52 %
en diferentes variedades evaluadas. La severidad más alta
se presentó durante la etapa de maduración en cultivares
sembrados tardíamente (Akinsanmi et al., 2001). En
Zimbabwe, en un experimento realizado en parcelas
comerciales se tuvieron pérdidas de 60 a 80% en el
rendimiento, mientras que en Sudáfrica las pérdidas
alcanzaron hasta 100% (Caldwell y Laing, 2002). En Asia se
han reportado pérdidas de 80 a 100%, aún cuando se han
aplicado medidas de control (Miles et al., 2003, 2004). En el
sur de Tamaulipas, México, se ha observado que con la
aplicación de fungicidas el rendimiento puede ser hasta de
un 80% cuando se presenta esta enfermedad (Terán-
Vargas y García-Salazar, 2009); y en ausencia se han
obtenido incrementos de rendimiento de hasta un 25%,
esto por el control de otras enfermedades que se presentan
al final del ciclo.
MANEJO DE LA ENFERMEDAD
Es muy difícil detectar los síntomas iniciales en las
hojas de la soya sin ayuda de una lupa o microscopio y
frecuentemente la enfermedad estará establecida antes de
ser visible (Levy, 2005), por lo que se han utilizado
herramientas de diagnóstico que incluyen kits y pruebas
moleculares basadas en PCR como qPCR o PCR
cuantitativa, la cual es extremadamente sensible y
específica, lo que permite una detección rápida y confiable
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(Frederick et al., 2002; Steinlage et al., 2006).
El control químico es el método más utilizado en la
actualidad para el manejo de esta enfermedad,
recomendándose aplicaciones de fungicidas al follaje al
detectarse los primeros síntomas (Ploper, 2004). Las
primeras investigaciones realizadas en el continente
asiático indicaron que el mancozeb era un fungicida
efectivo; posteriormente, diversos ensayos identificaron
componentes del grupo de los triazoles como tebuconazol y
tetraconazol, así como varios productos del grupo de las
estrobilurinas como azoxystrobin y pyraclostrobin (Miles et
al., 2004). El grupo de los triazoles tiene cierta actividad
sistémica y puede eliminar al hongo una vez que infecta los
tejidos de las plantas. El ingrediente activo se mueve
rápidamente a través de la hoja pero tiene una residualidad
corta. El grupo de las estrobilurinas presenta cierta
actividad sistémica, pero no son absorbidos tan rápido
como los triazoles y se mueven más lento; su actividad es
preventiva, por lo que una vez presente la enfermedad
pueden ser usados en combinación con un triazol (Miles et
al., 2004).
En Brasil, las epidemias más severas requieren más
de tres aplicaciones de fungicidas (Miles et al., 2003), y se
recomienda iniciar las aplicaciones cuando el cultivo inicia
la floración y posteriormente dos aplicaciones con
intervalos de 21 días. Las mismas medidas de control se
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realizan en África cuando la severidad es alta. En áreas con
baja severidad solamente se realizan dos aplicaciones, al
inicio de la floración y 21 días después (Levy, 2005).
Mueller et al. (2009) evaluaron el efecto de
aplicaciones con tebuconazol, pyraclostrobin, la
combinación de azoxystrobin + propiconazol, y
pyraclostrobin + tebuconazol en diferentes estados
fenológicos. La efectividad de dichos tratamientos
dependió de la etapa en la que se detectó la roya y de la
intensidad de su desarrollo.
En África los estudios sobre control químico
incluyeron evaluaciones de ingredientes activos, dosis,
número de aplicaciones, persistencia de los fungicidas y el
uso de coadyuvantes y suplementos; los resultados
revelaron la importancia de las aplicaciones, incluso
tardías; la diferencia de una aplicación muy tardía (R7) y
una doble aplicación (R6 + R7) fue de 550 kg/ha. En el sur
de Tamaulipas, con una aplicación en R6, dependiendo de
la variedad, se han tenido incrementos de rendimiento de
hasta 250 kg/ha. Por otra parte, se observó que dos
aplicaciones fueron necesarias para obtener diferencias
con el testigo; sin embargo, en regiones con alta presión de
roya se obtienen mejores rendimientos con tres
aplicaciones (Levi, 2004). En Paraguay los mejores
resultados se han obtenido utilizando fungicidas del grupo
de las estrobilurinas solos o en mezcla con fungicidas del
20
grupo de los triazoles (Morel, 2004). En Brasil, dependiendo
de la severidad de la enfermedad y el ciclo de la variedad,
de dos a tres aplicaciones de fungicida pueden ser
necesarias en áreas con alta severidad; se puede efectuar
la primera aplicación en floración y luego dos aplicaciones
más con intervalos de 21 días; además la mezcla de una
estrobilurina y un tr iazol mostraron el mejor
comportamiento tanto en aplicaciones preventivas como
curativas (Balardín, 2004).
Los objetivos de la aplicación de fungicidas en el
control de la roya asiática son la reducción de la producción
de esporas en las hojas inferiores y la protección de las
hojas media y superiores (Ploper, 2004), de ahí que la
calidad de la aplicación es de vital importancia; otro aspecto
clave del éxito de las aplicaciones de fungicidas, es
hacerlas antes de la fase exponencial de la enfermedad, es
decir, cuando se presenten los primeros síntomas (Ploper,
2004). La mejor alternativa para un buen control de la roya
es una detección temprana, complementada con la
aplicación correcta y oportuna del fungicida (Balardín,
2004).
Parcelas centinela
En Brasil, una práctica útil para detectar la
enfermedad oportunamente y lograr una mayor eficiencia
21
en el control químico es el uso de “parcelas centinelas”
práctica que puede ser útil en siembras extensivas en
México. Éstas son pequeñas parcelas no mayores a un
cuarto de hectárea las que deben ser sembradas
aproximadamente tres semanas antes que el cultivo
comercial y preferentemente en condiciones de riego y ser
monitoreadas diariamente a fin de detectar la enfermedad
oportunamente. El principio es que la enfermedad se
manifiesta en las plantas cuando éstas alcanzan los
estados reproductivos, los primeros signos y síntomas de la
enfermedad se manifestarán en dichas parcelas,
permitiendo de esta manera hacer aplicaciones oportunas
de fungicidas en los lotes comerciales antes que la
enfermedad se vuelva sintomática (Balardín, 2004). Otras
ventajas que representa el establecimiento de parcelas
centinela, es que resulta fácil y económico revisar
exhaustivamente una parcela pequeña que un predio
comercial.
FUNGICIDAS
En México después de que se detectó la roya
asiática, a varios fungicidas se les otorgó una autorización
temporal para el control de esta enfermedad basados en las
recomendaciones de Brasil, Argentina y EUA,
posteriormente algunos de estos productos fueron
evaluados y registrados para su uso en el cultivo (Terán et
22
al., 2007). Dichos fungicidas son clasificados como
protectores o curativos dependiendo de cual es su actividad
en el ciclo de la enfermedad.
Fungicidas protectores. Previenen la penetración o
infección del hongo en los tejidos del hospedante. El
clorotalonil es un ejemplo de este tipo de productos de
contacto que no es absorbido por la planta, por lo que sólo
tiene actividad en la superficie de la hoja, actuando sobre la
germinación de las esporas del hongo. El producto es
inefectivo en el control de la enfermedad si se aplica
después que las esporas hayan germinado y penetrado en
los tejidos de la planta; su actividad es corta por lo que
requiere aplicaciones más frecuentes y como no es
sistémico, su actividad residual puede ser afectada por las
condiciones ambientales, específicamente por la lluvia
(Giesler and Weissling, 2005; Tenuta et al., 2005). Dentro
de los fungicidas protectores se encuentran las
estrobilurinas, en las que se ubica el azoxystrobin,
pyraclostrobin y trifloxystrobin, los cuales son considerados
también como preventivos; tienen actividad sistémica local
y traslaminar, es decir, se mueven de un lado a otro de la
hoja y en la hoja, sin embargo, las áreas no aplicadas no
quedan protegidas, por lo que una buena cobertura es
esencial. Las estrobilurinas no son tan rápidamente
absorbidas como los triazoles, actúan sobre la germinación
de las esporas y sobre la penetración pero no tienen ningún
23
efecto una vez que el hongo ha penetrado o colonizado los
tejidos de la planta. Pueden tener un período residual de
hasta 21 días (Giesler and Weissling, 2005; y Tenuta et al.,
2005).
Fungicidas curativos. Tienen la habilidad de inhibir o
detener el desarrollo de la infección antes que se
establezca (Tenuta et al., 2005). En este grupo se ubican los
triazoles como el cyproconazol, epoxiconazole, flutriafol y
tebuconazole, entre otros. Estos productos tienen una
rápida acción sistémica y logran matar al hongo una vez
que ha infectado los tejidos de la planta, pero no tienen
ningún efecto sobre la germinación de la espora y la
penetración, tienen un período residual de 14 días. Estos
productos son más móviles en los tejidos de la planta que
las estrobilurinas, ya que después de la aplicación son
rápidamente absorbidos por las hojas y por su acción
sistémica se mueven por el xilema hacia arriba y a los lados
a las células adyacentes, sin embargo, no son
necesariamente trasportados de una hoja a otra o de una
parte de la planta a otra (Giesler and Weissling, 2005). A
pesar de tener una acción curativa, ésta es limitada, ya que
reduce la producción de esporas al inicio de la infección
pero cuando la infección es moderada su efectividad
disminuye.
Mezclas de fungicidas. Existen en el mercado varias
mezclas formuladas de un triazol y una estrobilurina, o bien,
se pueden realizar mezclas de tanque; en tal caso, se tiene
24
efectividad contra la germinación de la espora, la
penetración y la colonización.
Es importante hacer notar que la acción sistémica
de los fungicidas es local, y no son altamente móviles como
los herbicidas o insecticidas comúnmente usados, razón
por la cual la penetración y cobertura en toda la planta son
importantes; por otra parte, hay que señalar que tanto la
acción sistémica como la eficiencia puede variar en
fungicidas del mismo grupo químico
Guía para la aplicación de fungicidas
Como ya se mencionó anteriormente, la aplicación
de fungicidas al follaje debe realizarse cuando se detecten
los primeros síntomas o cuando se presenten las
condiciones favorables para el desarrollo de la enfermedad,
además debe considerarse la edad de las plantas y
principalmente por la eficiencia del fungicida seleccionado
(Yorinori et al., 2004). La aplicación de productos de
cualquier grupo o la mezcla de ambos depende de estos
factores, por lo que la decisión sobre el producto o
productos a aplicar, depende del riesgo de que se presente
la enfermedad. Con base en lo anterior, en los Estados
Unidos de Norteamérica han desarrollado una guía para la
toma de decisiones de la aplicación de fungicidas (NCERA,
2007), la cual es aplicable para las condiciones de México
25
(Cuadro 1).
El riesgo está representado por las condiciones
ambientales, las cuales pueden ser o no propicias para el
desarrollo de la enfermedad, el estado de desarrollo del
cultivo, el cual es más susceptible del inicio de floración
(R1) hasta la finalización del llenado de grano (R6), y la
detección o ausencia del patógeno en la región.
Una situación de bajo riesgo estaría representada
por condiciones ambientales no propicias para la
enfermedad, tales como temperaturas debajo de los 15 ºC y
arriba de 28 ºC, y la ausencia de rocío y/o el cultivo se
encuentre antes de floración o después de R6. Un riesgo
moderado sería cuando se presenten condiciones óptimas
para la enfermedad, temperaturas de 18 a 25 ºC y humedad
relativa alta (75 – 80 %), que permita la presencia de rocío
en la planta y el cultivo entre R1 y R6; y finalmente un riesgo
alto, además de las condiciones anteriores, la detección de
la enfermedad en parcelas centinela, en siembras
comerciales en cualquier parte de la región o la detección
en las hojas inferiores en plantas del propio predio. Aunque
se señala que en R6 un incremento en el rendimiento es
incierto, se carece de información regional; sin embargo, en
África la diferencia de una aplicación muy tardía (R7) y una
doble aplicación (R6 + R7) fue de 550 kg/ha (Levi, 2004);
por lo que en tal caso, sería adecuado consultar con los
especialistas en la región.
26
Etapa del cultivo
ESTADO DE LA ROYA DE LA SOYA
Roya ausente Roya presente
aRiesgo de roya de la soyaApenas detectable en el
bfollaje bajoFácil de detectar en la parte
media y alta del follaje
BAJO MODERADO ALTO 1a. A plic. 2a. A plic.
(Si se requiere) El beneficio en el rendimiento obtenido con la aplicación de fungicida es
dincierto .
Pregunte a los especialistas locales por recomendaciones específicas.
Vegetativa (Etapa antes de floración)
NO SE RECOMIENDA LA A PLICACIÓN DE FUNGICIDAS PARA EL CONTROL DE LA ROYA.
cPremezcla , mezcla de
tanque, paquete
o
Triazol
Triazol
o
cPremezcla ,mezcla de
tanque, paquete
R1 (Inicio de floración)
hasta
R5 (Formación de la semilla)
Estrobilurina
Triazol
cPremezcla ,mezcla de
tanque, paquete
cPremezcla , mezcla de
tanque, paquete
Triazol
R6 (Semilla desarrollada) a R8
(Madurez completa)
Generalmente no se recomienda la aplicación de fungicidas. Un incremento en el rendimiento después de R6 es incierto y muchas de las etiquetas de los fungicidas especifican que las aplicaciones se deberán hacer antes de R6. Pregunte a los especialistas locales para recomendaciones específicas por estado.
No
ap
liq
ue
Cuadro 1.Guía para la toma de decisiones de la aplicación de fungicidas contra la roya de la soya (NCERA, 2007).
a Determinar el riesgo, para lo cual consulte a los especialistas y/o asesores técnicos de la región/estado, Comités Estatales de Sanidad Vegetal. Visite el sitio de la roya de la soya de PIPE (www.sbrusa.net) para mantenerse actualizado.
b Incidencia de la roya de la soya menor al 10%.
c La premezcla, mezcla de tanque o paquete de fungicidas deberán contener la dosis completa del fungicida triazol.
d La aplicación de un fungicida en este punto de infección podría proteger a las hojas nuevas, pero podría no verse reflejado en el rendimiento. Pregunte a los especialistas locales por recomendaciones específicas por estado.
27
Fungicidas recomendados
Debido a que la soya se siembra en grandes áreas,
aunado a la alta frecuencia de aplicaciones y por otra parte,
a que la roya asiática posee una alta variabilidad genética,
abundante esporulación, un período corto de multiplicación
y un gran número de hospederos; todos estos factores
provocan un aumento de presión de selección sobre los
fungicidas, causando la pérdida de la eficiencia sobre este
patógeno (Koga et al., 2009). En el 2008, en algunas
regiones de Brasil, después de algunos años de uso, se
presentó una menor eficiencia de los triazoles en el control
de la roya asiática, por lo que como estrategia
antiresistencia se utilizaron mezclas de triazoles y
estrobilurinas.
En la región de las Huastecas, en una evaluación de
fungicidas contra la roya asiática en la soya hecha en el
2008, y de donde surgieron las recomendaciones de
productos y dosis para el control de la roya asiática en la
soya para las diferentes regiones productoras de soya en
México, se tuvieron períodos de protección con una
eficiencia del 80% de 47 a 63 días con triazoles, 43 días con
estrobilurinas y de 47 a 67 días con mezclas de un triazol y
una estrobilurina; sin embargo, en el ciclo otoño invierno
2012-2013, una nueva evaluación de fungicidas mostró una
pérdida de efectividad de los diferentes grupos y productos
y solamente las mezclas de un triazol y una estrobilurina
28
mostraron la mayor eficiencia y mayor período de
protección, el cual fue de solamente 30 días, por lo que el
período entre una y otra aplicación no deberá ser superior a
30 días; de acuerdo a dichos resultados, los productos y
dosis recomendados para el control de la roya asiática se
presentan en el Cuadro 2.
Cuadro 2. Fungicidas y dosis recomendados para el control de la roya asiática.
g i.a.= gramos de ingrediente activo
TECNOLOGÍA DE APLICACIÓN
Equipo terrestre para la aspersión de fungicidas y su
calibración
En la agricultura moderna la utilización de
fungicidas ha cobrado gran importancia en el manejo de las
enfermedades. El uso de estos productos requiere de
conocimientos técnicos que permitan la selección del
fungicida apropiado y su correcta y oportuna aplicación en
el campo, para obtener una cobertura óptima y una
29
Nombre comercial
Ingrediente activoDosis de producto
comercila/ha
Consist MaxTrifloxystrobin, 262 g i.a./L + tebuconazole, 262 g i.a./L
0.25 L
OperaPyraclostrobin, 200 g i.a./L + Epoziconazol, 50 g i.a./L
0.5 L
Priori XtraAzoxistrobin, 200 g i.a./L + Cyproconazole, 80 g i.a./L
0.3 L
QuiltAzoxystrobin, 75 g i.a./L + Propiconazole, 125 g i.a./L
0.75 L
dosificación adecuada, que repercutirán en un buen control
de la enfermedad.
La aplicación terrestre por medio de aspersoras
adaptadas al tractor, es la forma más recomendada de
aplicación de los fungicidas.
Se estima que el 80% de las fallas en el control
químico de las enfermedades de los cultivos son atribuibles
a una aplicación deficiente. El uso inapropiado del equipo
aspersor, así como una mala o nula calibración resulta en
un control deficiente, daños al cultivo y/o aumento en los
costos de producción. Por tal razón, el conocimiento de las
partes más importantes de las aspersoras y su calibración
son necesarios para un uso eficiente de los fungicidas.
Equipo de aspersión terrestre
Todas las aspersoras tienen una característica en
común, el líquido a asperjar está contenido en un depósito,
el cual es impulsado por una bomba de presión a una o más
salidas. Debido a ésto, es conveniente conocer los
principales componentes de las aspersoras de tractor para
hacer un uso correcto del equipo (Figura 9).
Aspersora de tractor. Un equipo de aspersión para tractor
consta de las siguientes partes:
1. Tanque o depósito. Debe ser lo suficientemente grande
para no tener que rellenarlo frecuentemente, resistente a la
30
corrosión, fácil de llenar y limpiar y tener un sistema de
agitación mecánico o hidráulico. Además debe tener
marcada la capacidad a varios niveles para facilitar su
uso, y un filtro para eliminar las impurezas en el llenado.
Por lo general, la capacidad de los tanques es de
500 a 800 litros y se fabrican en diferentes materiales como
fibra de vidrio, acero inoxidable, acero galvanizado,
aluminio y polietileno. Los más comunes son de fibra de
vidrio o polietileno por ser más resistentes a la corrosión.
En algunos casos, los depósitos de acero galvanizado
reaccionan con ciertos agroquímicos y producen gases
inflamables y son sensibles a la corrosión.
2. Agitador hidráulico. Asegura la solución homogénea
del agroquímico en el agua, principalmente en polvos
humectables.
Figura 9. Componentes básicos de un equipo de aspersión.
31
humectables.
3. Filtro de succión. Generalmente de 50 mallas para
evitar taponamiento en el sistema de aspersión. Este
calibre indica el número de orificios por pulgada lineal (2.54
cm) en el filtro.
4. Línea de succión. Es común que sea una manguera de
una pulgada de diámetro.
5. Línea de retorno. Manguera de ¾ de pulgada al final de
la cual se coloca el agitador hidráulico.
6. Bomba. Existen diferentes tipos de bombas y su
selección dependerá del volumen total y tipo de líquido y
presión requerida para la aspersión y agitación dentro del
tanque. Las bombas más comunes en aspersoras de
tractor son de pistón o centrífugas (Matthews, 2000).
Bomba de pistón. En este tipo de bombas el líquido es
desplazado por un pistón que se mueve de arriba hacia
abajo en un cilindro, por lo cual el volumen de aspersión por
tiempo es proporcional a la velocidad de bombeo. Para
uniformizar el pulso de la presión en cada carrera del pistón,
se requiere instalar una cámara de compresión en la línea
de aspersión. Este tipo de bombas no son adecuadas para
asperjar líquidos viscosos.
Bomba centrífuga. Consiste en una carcasa donde se
hace girar a alta velocidad un impulsor provisto de aspas
curvas y el líquido es jalado al centro e impulsado a un
32
canal. Este tipo de bombas son ideales para grandes
volúmenes de líquido y son usadas normalmente a una 2 2presión de 2.5 a 3 kg/cm (36 a 43 lb/pulg ). Es
recomendable no montar una bomba centrífuga
directamente a la toma de fuerza del tractor, se requiere una
banda o polea para obtener la suficiente velocidad de
rotación de la bomba. Este tipo de bomba puede ser
impulsada hidráulicamente.
7. Válvula reguladora de presión. El flujo del líquido de la
bomba a las boquillas es controlado por una válvula
reguladora de presión, que consiste de un diafragma con
resorte o una válvula de globo que puede ser ajustada a
cierta presión. Cuando se excede esa presión, la válvula se
abre y permite que el exceso de líquido regrese al tanque
por una línea de retorno.
8. Línea de liberación de presión. Manguera conectada a
la válvula reguladora de presión para retornar parte de la
solución al tanque.
9. Válvula de distribución. Cuando el aguilón está
dividido en tres secciones (derecha, central e izquierda), es
común que la válvula principal sea una llave de siete
posiciones, de tal manera que se puedan operar secciones
individuales, pares de secciones o bien todo el aguilón.
10. Manómetro de carátula. Es indispensable que el
equipo aspersor cuente con un manómetro de carátula para
33
poder determinar la presión de salida de la aspersión, ya
que ésta determina en gran medida el volumen y la
distribución de la solución asperjada. La presión más 2común para asperjar fungicidas es de 2.8 a 4.2 kg/cm ó 40
2a 60 lb/pulg .
11. Aguilones de aspersión. La mayoría de los aguilones
están montados en la parte posterior del tanque, aunque
algunos se colocan al frente del tractor o bien, después de la
sembradora para aplicaciones en banda al momento de la
siembra. En general, los aguilones de aspersión existentes
en el mercado tienen una longitud de 9 a 15 m, con el fin de
reducir los pasos sobre el terreno durante la aspersión. Es
común que los aguilones se dividan en tres secciones. Es
necesario considerar el vaivén que se origina durante la
marcha del tractor y que puede afectar la distribución de la
aspersión.
12. Boquerel. Orificios en el aguilón donde se colocan las
boquillas. Normalmente se pueden cambiar el
distanciamiento entre boquereles según las necesidades
de la aspersión.
BOQUILLAS
Las boquillas son el conducto de salida del sistema
de aspersión y determinan en gran medida la cantidad y la
distribución de la solución asperjada al convertirla en gotas
pequeñas, mismas que proveen el tamaño y cantidad; las
34
gotas están formadas por caldo de aspersión, mezcla de
agua y el fungicida (Leyva, 2011). A pesar de que
físicamente las boquillas son un componente pequeño de la
operación, su importancia es vital; sin embargo, para
muchos usuarios éstas son componentes relativamente
sencillos y de poca importancia, cuando en realidad son lo
más importante.
Una selección inadecuada de las boquillas o el uso
de boquillas que operan por debajo de su nivel óptimo,
puede conducir a la necesidad de volver a aplicar o a una
reducción en el rendimiento. Es recomendable asegurarse
que se cuente con las boquillas apropiadas para la
aplicación que se va a realizar y de que las mismas
funcionen correctamente. Estos son dos aspectos que todo
usuario debe tener en cuenta para elevar al máximo, tanto
el funcionamiento de las boquillas como el beneficio que
obtenga de las mismas (Spraying Systems Co., 2004).
El utilizar boquillas inadecuadas o que no funcionen
correctamente puede llevar a una aplicación excesiva del
agroquímico o insuficiente; un desgaste de tan solo un 10%
en las boquillas es suficiente para que la cobertura no se
garantice (Spraying Systems Co., 2004).
Por otra parte, la aplicación del volumen correcto no
significa necesariamente un máximo de eficiencia; si se
está usando una boquilla inapropiada o si ésta tiene un
35
desgaste que puede ser de tan sólo un 10%, puede ser que
el patrón de aspersión no sea uniforme a lo largo de la barra
de aspersión, por lo que no se obtendrá la cobertura
deseada; la cobertura puede ser irregular, por lo que
algunas áreas recibirán una cantidad mayor o menor del
fungicida; en ese caso, es posible que haya que volver a
aplicar el producto, o bien se tengan daños de
consideración por la enfermedad. Esos problemas se
pueden evitar si se seleccionan las boquillas adecuadas y
de que éstas estén en buenas condiciones de
funcionamiento. Si se piensa que alguna boquilla no
satisface completamente las necesidades de operación o
se sospecha que están desgastadas, lo mejor es
reemplazarlas. El costo de reemplazar las boquillas es
insignificante en comparación con los efectos de una mala
aplicación (Spraying Systems Co., 2004).
Los primeros síntomas de la roya asiática se
presentan en las hojas inferiores, por lo que es necesario
que el fungicida llegue a los estratos más bajos de la planta,
lo que no siempre es factible por la densidad del follaje de la
soya; además se requiere una buena cobertura en los
estratos medio y superior de la planta. Por tal motivo, es
necesario hacer una aplicación que proporcione una
cobertura considerable, y deposite la cantidad suficiente del
producto para eliminar o controlar el problema, lo cual se
logra depositando 50 a 70 gotas por centímetro cuadrado
36
de 0.15 a 0.25 milímetros de diámetro.
Material de fabricación de las boquillas. El desgaste de
las boquillas es causado por un gran número de factores,
tales como el producto asperjado, la presión de trabajo, el
tamaño, tipo y la forma de la boquilla usada; sin embargo, el
factor más importante es el material con el que está
fabricada la boquilla, que a continuación se mencionan.
Bronce o latón. Fue el primer material usado en la
fabricación de boquillas, sin embargo, su popularidad ha
disminuido debido a su desgaste relativamente rápido y
corrosión cuando se aplican abonos líquidos.
Acero inoxidable. Es otro material con el cual se fabrican
boquillas, tiene la ventaja de ser muy resistente a la
corrosión y no tener un desgaste rápido. Tienen una vida útil
de cuatro a seis veces más que el latón.
Polímero. Tiene una excelente resistencia a los productos
químicos y al desgaste, sin embargo, tienen la desventaja
que pueden dañarse fácilmente en las operaciones de
limpieza, por lo que ésta debe hacerse cuidadosamente.
Acero inoxidable endurecido. Altamente resistente al
desgaste y a la corrosión.
Cerámica. Muy resistente al desgaste, de una excepcional
dureza, por lo que su vida útil es cinco veces mayor al acero
inoxidable endurecido y 10 veces mayor a las boquillas de
37
acero inoxidable normal. Tienen la desventaja de ser muy
frágiles, por lo que deben limpiarse con sumo cuidado.
Boquillas para la aspersión de fungicidas
La selección de las boquillas determina la cantidad
de fungicida que se aplica en un área, la uniformidad de la
aplicación, y la cobertura de la aplicación.
Existen dos tipos fundamentales de boquillas: de
abanico plano y cono hueco (Figura 10). Las boquillas de
abanico plano se usan para la aspersión de herbicidas, la
característica principal es su uniformidad de aplicación. Las
boquillas de cono hueco se usan para la aspersión de
insecticidas y fungicidas, y se caracterizan por el tamaño de
gota y la rotación helicoidal del chorro; éstas producen
gotas chicas y su principal propiedad es la penetración en
el follaje por la combinación del tamaño de la gota más el
efecto de rotación, que le permite tener mayor penetración,
este tipo de boquillas son las recomendadas para cumplir
con las exigencias de la aplicación de los fungicidas contra
la roya asiática (Leyva, 2011).
CALIBRACIÓN DEL EQUIPO DE ASPERSIÓN
La calibración del equipo aspersor es la práctica
más importante en la aplicación de un plaguicida, ya que de
ésta depende la buena distribución y dosificación del
producto, lo que redunda en un control eficiente y evita
38
daños al cultivo. El material necesario para la calibración
del equipo aspersor es: una cinta métrica, un envase
graduado en mililitros y un reloj con segundero o
cronómetro. Asimismo, durante la calibración y la
aspersión es indispensable el uso de agua limpia, libre de
impurezas y sales.
Antes de iniciar la calibración se debe verificar que
el equipo funcione correctamente, para lo cual se debe
revisar mangueras, bomba, manómetro y boquillas. Las
boquillas dispuestas en el aguilón deben de ser del mismo
tipo, estar provistas del mismo calibre de filtro y estar
alineadas correctamente.
Figura 10. Boquillas de abanico plano y cono hueco.Foto Spraying Systems Co.
Cálculo del volumen de aspersión por hectárea
Aspersora de tractor. Existen diferentes métodos para la
calibración de una aspersora de tractor, sin embargo, por su
39
sencillez se recomienda este método:
1. Marque 100 metros en el terreno a tratar. Calibre su
aspersora en el área a tratar, no en caminos o terrenos
aledaños.
2. Recorra los 100 metros en el lote a tratar a la velocidad y
revoluciones por minuto seleccionadas para realizar la
aspersión. Es común que la velocidad del tractor sea cuarta
o quinta y las revoluciones por minuto de 1200 a 1800.
Debe recordarse que la presión de salida de la aspersión 2para la mayoría de los fungicidas es 40 a 60 lb/pul . Es
recomendable que los recorridos para establecer la
velocidad del tractor se efectúen con el tanque al 50% de su
capacidad para tener una mejor aproximación de la
velocidad real durante la aplicación.
3. Repita la operación anterior tres veces, tome el tiempo en
cada operación y obtenga el promedio.
4. Con el tractor estacionado, pero con la aspersora
funcionado a las revoluciones por minuto seleccionadas,
capte el agua de todas las boquillas una por una en el
tiempo promedio obtenido en el recorrido. Si alguna
boquilla asperja 10% más o menos que las demás,
reemplácela; si dos o más boquillas lo hacen, cámbielas
todas. Obtenga el volumen promedio por boquilla en litros
en el tiempo establecido.
40
5. Una vez conocido el volumen promedio asperjado por
boquilla multiplíquelo por el siguiente factor de acuerdo a la
distancia entre boquillas en el aguilón:
Si no puede realizar este cálculo, obtenga el
volumen de aspersión por hectárea en el Cuadro 3 con el
volumen promedio por boquilla en litros y la distancia entre
boquillas. Por ejemplo para un volumen de 1.0 litro y una
distancia entre boquillas de 50 cm el volumen de aspersión
por hectárea es 200 litros. Para obtener el factor para
distancias entre boquillas diferentes a las señaladas,
simplemente divida 100 entre la distancia entre boquillas en
metros. Por ejemplo para una distancia entre boquillas de
75 cm o sea 0.75 m el factor será 133.3.
Si el volumen de aspersión por hectárea no es el
deseado y no se pueden cambiar las boquillas utilizadas en
la calibración, se puede ajustar la velocidad del tractor para
obtener el volumen deseado. Para esto se sugiere utilizar
la siguiente fórmula:
km/hora= litros/minutos x 60,000 (constante) litros/ha x distancia entre boquillas en cm
41
DISTANCIA ENTRE BOQUILLASFACTOR
cm metros pulgadas
50 0.50 20 200.081 0.81 32 123.486 0.86 34 116.391 0.91 36 109.996 0.96 38 104.2102 1.02 40 98.0
Cuadro 3. Volumen de aspersión en litros por hectárea a diferentes espaciamientos entre boquillas, y volumen de aspersión promedio por boquilla en 100 metros lineales.
* Volumen promedio asperjado por boquilla en litros en 100 metros.** Equivalentes a 20, 32, 34 y 36 pulgadas, respectivamente.
Ejemplo: Si se obtuvo un volumen de 1.25 litros/boquilla en
los 100 metros y una distancia entre boquillas de 50 cm, el
volumen de aspersión por hectárea es de 250 litros. La
velocidad de marcha del tractor para disminuir el volumen a
200 litros debe ser:
42
Litros por boquilla*
Distancia entre boquillas** (cm)
86 9150 81
0.5 100.0 61.7 58.1 54.90.6 120.0 74.1 70.1 66.00.7 140.0 86.4 81.4 77.00.8 160.0 99.0 93.0 88.00.9 180.0 111.1 104.6 98.91.0 200.0 123.5 116.3 109.91.1 220.0 135.8 127.9 120.91.2 240.0 148.2 139.5 131.91.3 260.0 160.5 151.2 142.91.4 280.0 172.8 162.8 153.91.5 300.0 185.2 174.4 164.81.6 320.0 197.5 186.0 175.81.7 340.0 209.9 197.7 186.81.8 360.0 222.2 209.3 197.81.9 380.0 234.6 220.9 208.82.0 400.0 246.9 232.5 219.82.1 259.3 244.2 280.82.2 271.6 255.8 241.82.3 284.0 267.4 252.82.4 296.3 279.0 263.72.5 308.6 290.7 274.42.6 321.0 302.3 285.72.7 333.3 313.9 296.72.8 345.7 325.6 307.72.9 358.0 337.2 318.73.0 370.4 348.8 329.7
km/hora= 1.25 litros/minutos x 60,000 (constante) 200 litros/ha x 50 cm entre boquillas
Se requiere tener una velocidad de 7.5 km/hora
manteniendo la presión de salida y las boquillas utilizadas
para disminuir el volumen a 200 litros/ha.
Para conocer el tiempo en segundos, necesario
para recorrer 100 m a diferentes velocidades en km/hora
utilice la siguiente fórmula:
Tiempo en segundos= 100 m x 60 (constante) km/hora x 16.6 (constante)
Se requiere recorrer 100 m en 48 segundos para
tener una velocidad equivalente a 7.5 km/hora. Repita los
pasos 1 a 5 para comprobar que se obtiene el volumen de
aspersión deseado.
Aspersora de mochila. Uno de los métodos más sencillos
para la calibración de aspersoras de mochila es el
siguiente:
I. Llene con agua el tanque de la aspersora.
II. Mida un área determinada en el terreno a tratar. Se 2sugiere 50 m para facilitar los cálculos.
III. Asperje el área medida a la velocidad de marcha normal
del aplicador. Recuerde usar boquillas de cono hueco.
IV. Determine el volumen de aspersión en el área medida al
43
determinar el agua necesaria para rellenar la aspersora en
litros.
V. Determine el volumen de aspersión por hectárea de la
siguiente manera:
2Volumen de 10000 m (constante) x volumen en área (litros)2 aspersión/ha= Área tratada (m )
2Ejemplo: Área tratada = 50 m2 � Volumen de aspersión en 50 m = 1.25 litros
2 Volumen de 10000 m (constante) x 1.25 (litros)2 aspersión/ha= 50 (m )
Volumen de aspersión/ha=� 250 litros
Cálculo de la dosis de fungicida por carga
En aspersoras de tractor determine la cantidad del
fungicida que necesita agregar a la aspersora y las
hectáreas a cubrir por cada carga de tanque de la manera
siguiente:
Ejemplo: si la capacidad del tanque de la aspersora es de
800 litros, el volumen de aspersión 200 L/ha y la dosis de
fungicida 2 L/ha:
ha aplicada= Capacidad del tanque = 800 = 4 ha/carga Volumen de aspersión 200
Cantidad de Dosis por ha x ha aplicadas por carga
fungicida= 2 L/ha x 4 ha = 8 litros
44
En aspersoras de mochila determine el área a cubrir
por cada mochila y la cantidad de fungicida de la manera
siguiente:
Ejemplo: si la capacidad del tanque de la aspersora de
mochila es de 20 litros, el volumen de aspersión es de
250 L/ha y la dosis del fungicida es 2 L/ha:
2Área por 10,000 m (constante) x capacidad de la aspersora
mochila= Volumen de aspersión por hectárea
2Área por 10,000 m (constante) x 20 litros
mochila= 250 litros
2Área cubierta por mochila= 800 m
Dosis de Dosis de fungicida/ha x capacidad de la aspersorafungicida por Volumen de aspersión/hamochila=
Dosis de fungicida por mochila= 0.16 litros ó 160 mL
Con el fin de lograr una buena dilución del fungicida
utilizado, se debe poner agua hasta la mitad de la
capacidad del tanque, agregar el fungicida, enjuagar tres
veces el envase con agua, agregar el lavado del envase al
tanque y finalmente agregar la otra parte de agua bajo
agitación constante.
45
PRECAUCIONES PARA EL MANEJO Y APLICACIÓN DE
FUNGICIDAS
a) Lea cuidadosamente la etiqueta antes de abrir el envase.
Siga las indicaciones descritas en la etiqueta del fungicida.
b) Guarde los fungicidas en su envase original y
almacénelos fuera del alcance de los niños y personas no
capacitadas para su uso.
c) Use equipo protector para la aplicación de fungicidas:
guantes, mascarilla, lentes protectores y ropa adecuada.
No fume, tome o coma durante la aplicación. Cámbiese
de ropa después de aplicar fungicidas.
d) No deseche fungicidas en canales, ríos, lagunas y otros
cuerpos de agua.
e) Enjuague al menos tres veces los envases de fungicidas
antes de desecharlos. Consulte en la Dirección General de
Sanidad Vegetal sobre la correcta disposición de sobrantes
y recipientes de fungicidas. No queme ni destine los
envases de fungicidas para usos domésticos.
f) Verifique que la aspersora tenga el mismo tipo de
boquillas en el aguilón y estén alineadas correctamente.
g) Es conveniente utilizar boquillas y filtros nuevos cada
año. Su costo es inferior a cualquier falla que pueda ocurrir
al momento de la aplicación de fungicidas.
46
h) Limpie las boquillas con aire comprimido, un cepillo de
dientes o un palillo; no use objetos metálicos, ya que
afectarán la distribución y el flujo de la boquilla.
i) Limpie los filtros y boquillas en cada carga de agua para
evitar detenerse en el campo durante la aspersión.
j) Después de usar el equipo aspersor lávelo con agua y
jabón o bien con una solución de un litro de amonia en 100
litros de agua.
k) Para evitar el acarreo, realice la aspersión de fungicidas
en las primeras horas del día y cuando la velocidad del
viento sea menor de 15 km/h y la humedad relativa alta
(>70%).
l) Calibre siempre el equipo aspersor y periódicamente
revise su calibración.
47
LITERATURA CITADA
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Centros Nacionales de Investigación Disciplinaria, Centros de Investigación Regional y
Campo Experimentales
Sede de Centro de Investigación Regional
Centro Nacional de Investigación Dsciplinaria
Campo Experimental
COMITÉ EDITORIAL DEL CIR-NORESTE
PresidenteDr. Jorge Elizondo Barrón
SecretarioIng. Hipólito Castillo Tovar
Vocal ForestalM.C. Luis Mario Torres Espinosa
Vocales AgrícolasDr. Raúl Rodríguez Guerra
Dr. Antonio Palemón Terán VargasDr. Isidro Humberto Almeyda León
Dr. Héctor Manuel Cortinas Escobar
Vocal PecuarioDr. Héctor Guillermo Gámez Vázquez
REVISIÓN TÉCNICA
Dr. Guillermo Fuentes DávilaInvestigador del Campo Experimental Norman E. Borlaug
FORMACIÓN
Tipografía: Ludmila Santos GutiérrezFotografías: Dr. Antonio Palemón Terán Vargas
CÓDIGO INIFAP
MX-0-310304-47-03-14-09-33
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Campo Experimental Las Huastecas
GERARDO ARCOS CAVAZOSJefe de Campo
ARELI ELIZABETH GONZÁLEZ LOREDOJefe Administrativo
ALFREDO TREJO RIVERAEncargado de la Jefatura de Operación
PERSONAL INVESTIGADOR
Investigador Programa de Investigación
Rodríguez Morelos Víctor Hugo Arroz
Guarneros Altamirano Rafael Carne de Rumiantes
Mata Vázquez Horacio Fertilidad de Suelos y Nutrición Vegetal
Patishtán Pérez Juan Fertilidad de Suelos y Nutrición Vegetal
Zúñiga Estrada Lamberto Fertilidad de Suelos y Nutrición Vegetal
Vázquez García Enrique Frutales
Méndez Aguilar Reinaldo Hortalizas
Ramírez Meraz Moisés Hortalizas
Ascencio Luciano Guillermo Oleaginosas A nuales
Bautista Pérez Cristóbal Ervi Oleaginosas A nuales
García Rodríguez Julio César Oleaginosas A nuales
Maldonado Moreno Nicolás Oleaginosas A nuales
Valadez Gutiérrez Juan Oleaginosas A nuales
Espinosa Vásquez Gonzalo Oleaginosas A nuales
Ávila Curiel José Miguel Pastizales y Cultivos Forrajeros
González Jiménez Alberto Pastizales y Cultivos Forrajeros
Cantú Covarrubias Antonio Salud A nimal
Arcos Cavazos Gerardo Sanidad Forestal y A grícola
Garza Urbina Enrique Sanidad Forestal y A grícola
Terán Vargas Antonio Palemón Sanidad Forestal y A grícola
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ING. EGIDIO TORRE CANTÚGobernador del Estado
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