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CONSTRUCCIÓN DE HONDAS
Abordaremos con cierto detalle en este capítulo la construcción de algunos modelos de
honda de relativamente fácil elaboración, con el único objeto de facilitar esta tarea al
principiante que guste de realizar sus propios modelos y diseños. Se presentarán
procedimientos muy simplificados, al alcance de cualquier habilidad y medios, pero a la
vez suficientemente eficaces para proporcionar ejemplares de altas prestaciones y
duración.
Honda mixta Modelo de honda mixta ligera, adecuada para uso general y todo tipo de proyectiles,
excepto los muy grandes de piedra.
Características: Bolsa de piel fina, ovalar, entera.
Correas de cuerda de algodón trenzado tipo "de cortina" de 0,5 cm, redonda y regular.
Sujeción correas a bolsa por atado y encolado.
Extremo de retención en anillo; extremo de disparo en botón.
Longitud según brazo del hondero. Bolsa de 12 x 5 cm.
Materiales complementarios: Cuerda para atar muy fina o hilo "torzal", resistente.
Cola de contacto flexible.
Esparadrapo de color a juego con bolsa y correas.
Tijeras
Pinzas de ropa
Construcción. Cortaremos la correa de disparo de longitud igual a la total de la honda plegada, para
seguridad, y la de retención unos 15 cm más largo para formar el anillo. Los extremos
que se sujetan a la bolsa se encolarán un poco entre las fibras para darle algo más de
grosor que el resto y garantizar que no escapen de la sujeción. Mientras se van secando
un poco cortaremos la bolsa.
Primero cortaremos en papel resistente el diseño de la bolsa, comprobando dimensiones
y forma con un proyectil de tipo medio. Un diseño puede ser el de la figura. Los
extremos prologados en banda son
para sujeción de las correas. Su
anchura debe ser tal que envuelva,
sin solaparse, la correa.
Asegurado el diseño cortaremos la
piel y pasaremos a sujetar las
correas.
Se encolan los extremos en banda por la parte no
curtida, que es donde va el proyectil, y se ponen sobre
ellos los extremos de las correas. Previamente se han
colocado un par de trozos de hilo de atar bajo cada
extremo de la bolsa para hacer un primer atado de
colocación. Se cierran los nudos cuidando la correcta
colocación y cierre de la piel sobre la correa.
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Acto seguido se atan la sujeciones sólidamente, con el mismo tipo de hilo, cubriéndolas
completamente al menos en una longitud de un cm. Finalmente se encolan en superficie
loa atados.
Acto seguido elaboraremos el anillo de retención. Primero marcaremos sobre la correa
una longitud tal, que sumada a la bolsa doblada nos de la longitud de nuestro brazo,
desde la punta de los dedos hasta la terminación del hombro. Luego doblaremos por la
marca hasta formar el anillo, suficientemente holgado para el dedo medio y dejando una
longitud para atado de unos 3 cm. Lo atamos provisionalmente y se corta la correa de
disparo a la misma longitud, o mejor un dedo menos. Comprobada la honda en la
mano, verificando que la bolsa queda doblada correctamente por la mitad, procedemos
al atado definitivo del anillo. Se utiliza hilo de atar
envolviendo al menos un par de cm., apretando bien.
Finalmente se encola en superficie el atado.
El extremo de disparo se engrosa con esparadrapo,
primero en su extremo y luego decreciente hacia atrás, de
manera que se forme una especie de perilla, bien apretada
de un grosor máximo de 1 cm.
Se dejan secar las ataduras encoladas de la bolsa y anillo
un rato. Finalmente se revisten de esparadrapo apretado.
El aspecto resultante es similar al de la foto que muestra
detalles de una honda pequeña integral de cuero.
Las sujeciones son muy resistentes y no se desarmarán
nunca; probablemente se desgastará antes la piel de la bolsa.
Aunque la confección de esta honda puede llevar apenas media hora, no deberá
emplearse hasta el día siguiente.
Un perfeccionamiento y a la par mejora estética de las sujeciones de la bolsa se
consigue emparedando las correas en lugar de enrollarlas con el
extremo de la bolsa. Dicho extremo será ahora más estrecho, del
mismo ancho de la correa, y se recortará aparte una pequeña
pieza de piel, gemela del extremo de la bolsa. La correa se
pegará por detrás de la bolsa, es decir por el lado curtido y se
cubrirá con el trozo gemelo, también encolado. Primero se
atarán bien las dos tirillas sobre la correa y luego se pegará el
resto, que deberá prensarse durante al menos una hora para que
se aplane y adhiera completamente. Como prensa se utilizarán
dos pequeñas monedas apretadas entre un pinza de ropa. Con
objeto de que la sujeción quede aplanada hacia la parte de la
bolsa, se deshilachará el extremo de la correa en lugar de encolarlo y abultarlo como en
el caso anterior.
Esta honda tiene la cualidad de presentar una superficie para el proyectil completamente
lisa, sin estorbos a su deslizamiento, como pudiera producirse en el anterior diseño si
queda algo abombada la unión debido al enrollamiento de los extremos de la bolsa
sobre correa.
Honda de bolsa dividida Modelo adecuado para lanzamiento de proyectiles de medio y grueso tamaño, con una
excelente adaptación a cada uno.
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Características: Honda mixta, de bolsa de piel dividida, formada por dos tiras de solape inverso en los
extremos, lo que proporciona un magnífico acoplamiento al proyectil por la forma
cóncava resultante.
Resto de elementos igual que en el modelo anterior.
Construcción: Las únicas diferencias respecto al modelo anterior radican en el recorte de la bolsa. Esta
está formada por dos tiras de piel, de 2 x 20 cm., entre cuyos extremos se emparedan las
correas. Las tiras se montan una sobre otra en sentido inverso en cada extremo, de
manera que una tira cruce por debajo de la otra. Adoptan una forma de cazoleta muy
adecuada y además la superficie para el proyectil no encuentra obstáculos en salida.
Las tiras se colocan como indica el dibujo y luego se cortan las lengüetas procurando
que queden rectas, según el eje central de la bolsa.
Por la disposición especial de la bolsa se puede cargar
cualquier tamaño de proyectil Véase la buena adaptación al
mismo en la foto.
Esta honda es muy sencilla de hacer, con un acabado
estético, y reúne unas buenas características de bolsa abierta
y bolsa envolvente a la vez.
El procedimiento de sujeción de las correas a la bolsa es
similar al del prototipo anterior.
Honda de piel trenzada Trenzaremos sólo las correas; la
bolsa será de una pieza, de cualquier
diseño. Una trenza de tres elementos,
procurando redondear lo más posible
la sección, será suficiente.
Separaremos las finas tiras de piel de
un tira ancha, dejando unos cm al
final sin cortar. Este trozo de tira
ancha se unirá al extremo de la bolsa
por simple encolado, proporcionando
una unión sólida y suficiente. El
anillo de la correa de sujeción se
forma con las tres tirillas sin trenzar,
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que se doblan y sujetan por atado y encolado. Luego se puede recubrir la unión con piel
fina. La honda representada incluye una bolsa pequeña y está diseñada para lanzamiento
de proyectiles de plomo.
Un diseño más elaborado, robusto y estético, se consigue utilizando una tira base más
ancha, de piel de badana blanda, y dividiendo cada una de las tres tirillas en dos. La
trenza es también de tres elementos, de dos tirillas cada uno. Se moja la badana para que
quede muy flexible y al trenzar procura retorcerse un poco para que la sección de la
trenza quede lo más redondeada posible. Para cortar las tirillas puede emplearse un
"cutter". Se comenzará cortando un poco a tijera y luego se sujetarán las tirillas juntas
con una mordaza al borde de la mesa. Introduciendo el cutter por cada raja, y tensando
la correa, se irá cortando cada tirilla, procurando que el ancho resulte homogéneo. Con
un poco de práctica separaremos las seis finas tirillas en pocos minutos.
Honda integral de fibra tejida Es sin duda el tipo de honda más empleado en todos los lugares y épocas. Sus
características son óptimas y su empleo habitual es para lanzar proyectiles de buen
tamaño. Sin embargo la complejidad de su manufactura para el no experimentado en el
trenzado y tejido con fibras, hacen de ellas un objeto poco frecuente
El tema del tejido con fibras llenaría por si sólo un volumen mucho más voluminoso
que este breve manual, por lo que nos limitaremos a describir la manufactura de un
modelo relativamente sencillo, remitiendo al lector interesado en estas interesantes
habilidades a libros especializados. El ya citado "The Sling Braiding of the Andes", de
Adele Cahlander, es uno de ellos. La técnica del "macramé" es la base para la
realización de esta labor de tejido de hondas.
Tampoco entraremos con detalle en la confección desde cero, es decir empleando
madejas de fibra natural para trenzar las correas o confeccionar los cordones de una
bolsa dividida, tipo balear por ejemplo; partiremos en nuestro caso de cuerda fina o
cordel como elemento básico del trenzado y tejido.
La honda que vamos a describir es de bolsa entera tejida, rectangular apuntada en los
extremos; las correas son de trenza regular, redonda. El extremo de disparo es en borla
larga, para su agarre con toda la mano; el extremo de retención es en anillo para el dedo.
La primera tarea con la que nos encontramos es medir y
cortar el material a emplear. Puesto que la honda es de una
sola pieza, el cordel deberá cortarse de una longitud tal que
una vez trenzado y tejido nos de la longitud de la honda. Se
suele necesitar una longitud cuatro veces mayor que el largo
de honda. Tomaremos por seguridad largos de cordel de 8 m.
El material será lino pulido. El grosor de 1,5 mm.
Las correas de la honda deberán resultar sólidas, adecuadas
para lanzar proyectiles pesados, estimando un grosor
alrededor de 1 cm. El número de cordeles para conseguir
este grosor será de 18. El anillo para el dedo será de mitad de
grosor, pues estorbaría tan grueso como la correa. Vamos a
empezar a trenzar la honda por el anillo sin solución de
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continuidad. Para ello en lugar de cortar 18 largos de cordel de 8 m., cortaremos 9
largos de 16 m. y los doblaremos aproximadamente por la mitad para trenzar el anillo.
Veamos un esquema a la derecha.
Es el momento de organizar el trabajo con los cordeles para que no acabe todo en una
maraña sin solución. Trabajaremos sobre una mesa, cómodamente sentados, pues la
cosa va para largo. Dejando libres unos 40 cm. por el medio del manojo de cordeles,
bobinaremos por separado las dos mitades de cada cordel. Obtendremos pues 18
pequeñas y gruesas bobinas, sujetas con un goma cada una. Estas bobinas o "mariposas"
se manejarán bien, sin enredos, soltando cordel a medida que se necesite, sin mas que
tirar del mismo.
Ahora atemos provisionalmente el haz de 9 cordeles unos 10 cm. más allá de la mitad,
para empezar a trenzar en dirección contraria (véase fig. anterior izquierda).
Emplearemos una trenza sencilla de tres elementos, cada uno de tres cordeles, según el
esquema de la fig. siguiente. Terminada la trenza se dobla en
anillo y se ata provisionalmente para que no se desarme. El
aspecto es del la foto.
A continuación empezaremos la
trenza de la correa de retención.
Será de seis elementos de tres
cordeles cada uno para simplificar
el trenzado y conse-guir no
obstante una forma sensiblemente
redonda. Aquí empiezan ya las dificultades manuales y el
recurso a ciertos artilugios simples.
Confeccionaremos una rueda de trenzado sencilla, con tablero fino de madera o cartón
piedra, como se ve en la foto. El orificio central deberá ajustarse a la trenza, para que
esta se apriete a medida que se elabora. Colocamos nuestro haz de cordeles
introduciendo el anillo por el orificio y distribuyendo las mariposas en las muescas, en
grupos de tres juntas. Entre todas las muescas hay una que es la principal, marcada con
el nº 1. Empezaremos por esta, tomando sus tres cordeles, y en sentido a la derecha, por
ejemplo, la intercambiaremos con la 2, pasando los cordeles por encima de los de esta.
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Siempre debemos pasar los cordeles por un mismo
lado, por arriba o por abajo. Luego hacemos lo
mismo con la muesca 3, intercambiándola por
encima con la 4. Luego la 5 con la 6. Ahora
invertimos el sentido de giro, moviéndonos hacia la
izquierda. Empezamos otra vez por la muesca 1 y la
intercambiamos con la 6. Luego la 5 con la 4 y la 3
con la 2, completando la segunda vuelta.
Continuaremos, cambiando el sentido, con la 1-2, 3-
4, etc. Al completar cada vuelta, tiraremos un poco,
por debajo, de la trenza, que se apretará sola. La
trenza se irá
formando por
debajo. Si en
un momento determinado nos olvidamos del
sentido de giro de la vuelta en curso, es fácil de
deducir por cómo se han montado los cordeles
unos sobre otros.
En poco tiempo habremos trenzado nuestra
correa de retención, una vez que haya adquirido
el largo estimado para la misma, pongamos 80
cm. Hagamos un atado simple provisional, al
final del trenzado, para que no se deshaga.
Ahora es el momento de prepararnos para la tarea
más larga, simple pero lenta: el tejido de la bolsa.
Dispondremos de un soporte inclinado sobre nuestra mesa, tipo atril de lectura. Puede
valer un marco de fotos grande con soporte. El trabajo se fijará a él con una pinza
metálica grande, o con cinta adhesiva, como en el dibujo siguiente, sin que se mueva.
Se trata de realizar un tejido plano,
utilizando los 18 cordeles de manera
independiente, como elementos. Los
esparciremos sobre nuestra mesa
separados, como en el dibujo; ellos serán
la "retícula" entre la que iremos pasando
otro cordel transversal o "trama" para
formar el
tejido. Un
esquema
como el de
abajo irá
aclarando el procedimiento.
Ahora sólo queda por decidir la manera de pasar o
anudar la trama a la retícula.. Hay muchas posibilidades
y técnicas, y cada una de ellas dotará al tejido de unas
características determinadas de flexibilidad, textura, etc.
Vamos a elegir un tipo de trabazón, que sin ser el mejor
para la bolsa, sí es fácil de realizar sobre el cordel que
estamos empleando, sin que se desarme el tejido sobre la
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marcha u obligue al empleo de herramientas adicionales. Consiste en dar una vuelta con
la trama por encima de cada hilo de retícula, sacándola por dentro. El dibujo ilustra el
sencillo procedimiento. Al llegar al último
hilo de la retícula, es decir a un borde de la
futura bolsa, haremos un nudo de
terminación, que consiste en pasar la trama
doblada en bucle por debajo del borde y luego
su extremo se
introduce por el
bucle, de abajo hacia arriba, tirando hacia el otro borde de la
bolsa para apretar. En la figura de la izquierda se ve la
técnica.
Pues bien, estos dos nudos o trabazones son los únicos que
necesitamos para tejer la bolsa. Así se irá tejiendo cada línea,
de derecha a izquierda y viceversa. Naturalmente tenemos que
dar forma a la bolsa, siendo más estrecha al principio y
ensanchando después, para volver a estrechar finalmente. Esto
se consigue colocando los hilos de retícula en grupos, de
manera que la trama se anude con cada grupo y no con cada
hilo. Inicialmente empezaremos con dos grupos sólo. Luego
iremos ampliando el número de grupos progresivamente para
ensanchar la bolsa, hasta llegar a un solo hilo por grupo.
En los extremos dejaremos como mínimo dos hilos con objeto
de hacer un reborde a la bolsa. Naturalmente según el ritmo
cambiante de disgregación de los grupos tendremos diferentes
formas de bolsa. Comenzar sin una previa planificación del
trabajo nos conducirá, sobre todo al principio, a tener que
destejer varias veces la bolsa, por llegar a una forma indeseada
o asimétrica. Utilizaremos unos sencillos cálculos y técnicas
gráficas para una correcta planificación.
Hemos utilizado cordeles de 1,5 mm. de grosor. Y teniendo en cuenta la vuelta que da la
trama a cada hilo de retícula, por cada uno de estos tendremos un ancho de tejido de tres
grosores, es decir de 4,5 mm. Los bordes utilizan dos hilos y su ancho será pues de 4
grosores, es decir, de 6 mm. De manera semejante se pueden calcular los anchos
correspondientes a cada grupo de hilos de retícula que vayamos a emplear. Así
calcularemos el ancho de la bolsa en cada momento.
Por otro lado, cada línea de tejido tendrá una altura fija que equivale a dos grosores,
pues se da una vuelta sobre la retícula, es decir 3 mm.
Estamos en condiciones de hacer una representación de la bolsa en papel cuadriculado
corriente. Dibujemos el diseño deseado de la bolsa a una escala de 3 mm. por cuadro, es
decir, de dos grosores de cordel; en adelante esta será nuestra unidad de medida: el
cordel. Cada fila horizontal de cuadros representa en altura una fila real de tejido de la
bolsa. A la derecha del dibujo iremos poniendo los anchos de las diferentes filas
expresados en cordeles, es decir, multiplicando el número de cuadros por dos.
En una parte libre del papel dibujaremos la pirámide de anchuras, es decir la anchura de
las diferentes filas según el grado de agrupación de los hilos de la retícula. En nuestro
caso, la retícula de 18 hilos puede tener la siguiente pirámide de casos posibles de
agrupación, a la derecha de la cual se indica el ancho de tejido correspondiente,
expresado en cordeles; cada grupo de cordeles se supondrá, por simplificar, de forma
cuadrada, y su anchura será el lado del cuadrado formado, redondeado por exceso.
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AGRUPACIONES ANCHO
99 10
666 15
5445 18
333333 24
32222223 32
31111111111113 44
2111111111111112 50
Pues bien, ya solo queda ver las combinaciones de pirámide que corresponden a la
anchura de cada fila de tejido de nuestro diseño. Confeccionamos el plan de tejido
indicando en una bipirámide simétrica el número de filas a ejecutar con cada agrupación
de hilos de retícula; el plan de tejido tendrá una forma parecida a esta (el ejemplo es
imaginario):
99
666
5445
32222223
31111111111113
2111111111111112
2111111111111112
2111111111111112
2111111111111111
2111111111111112
31111111111113
32222223
5445
666
99
Y ya podemos empezar a tejer. Para ello ataremos al final de la trenza el hilo de trama,
pero dejando un n trozo de unos 15 cm. enrollado para hacer el atado definitivo al final.
No se apretará demasiado el tejido, con objeto de que la bolsa quede flexible. El tipo de
tejido utilizado tendrá una cara más flexible que la otra y es la que se empleará para
colocar el proyectil. Este es el aspecto de ambas caras:
Terminada la bolsa, haremos un atado provisional con el hilo de trama, dejando otros 15
cm. para el atado final, y comenzaremos el trenzado de la correa de disparo, igual que
hicimos con la de sujeción. Terminaremos la trenza a la misma longitud que esta ultima,
excluyendo el anillo; en esta haremos el extremo en borla larga, de unos 20 cm., sin más
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que dejar los 18 cordeles sueltos después de un atado provisional para que no se
desarme la trenza.
Hemos terminado el trabajo general de la honda; comprobaremos la igualación de las
correas, la longitud y el buen agarre de la borla, etc. Ha
llegado el momento de los remates finales que darán solidez y
terminación estética a las partes de transición entre las correas
y sus extremos por un lado, y entre las correas y la bolsa por
el otro. Vamos a utilizar para el primer caso la sujeción
llamada de "enmangue", consistente en un entubamiento de la
correa completamente liso, sin nudos, como se muestra en la
figura de la izda., en sus distintas fases de formación. Una vez
llegados a la fase 4 se tira fuertemente de "a" manteniendo
"b" tenso en la dirección de
las espiras, cerrando la unión
sólida-mente. Para el remate
entre la bolsa y las correas
utili-zaremos una variante de
la anterior sujeción, un poco
mas elaborada. Utilizaremos
como lazo de cierre el
extremo que habíamos dejado
en exceso de la trama; el
dibujo muestra el procedimiento. Por supuesto la
sujeción puede simplificarse acabándola en nudo, que si
menos estético, resulta igualmente eficaz.
El aspecto final de las sujeciones y la honda terminada se aprecian en las fotos.
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Veamos ahora un diseño mucho más sencillo, basado en una trenza simple de tres
elementos, con bolsa dividida. Es un diseño muy común en Baleares, aunque la técnica
de elaboración allí sea más compleja, en base a la utilización directa de la fibra natural y
un tipo de trenzado distinto.
Nosotros emplearemos, como en el caso anterior, cordel de lino de 1,5 mm. El grosor
básico de las correas se formará con 12 cordeles. Al ser esta trenza muy simple, su
consumo de cordel es menor, estimándose en 1,5 veces la longitud final de la honda.
Tomaremos pues 6 largos de 6 metros y los doblaremos. Haremos el anillo en trenza
bien plana de tres elementos de 2 cordeles cada uno. La correa se hará en trenza de tres
elementos de 4 cordeles cada uno, cuidando de agrupar los cordeles en montón al tejer
para que la trenza no quede demasiado plana.
La bolsa, dividida en dos cordones, podría hacerse simplemente separando los 12
cordeles en dos grupos de 6, y tejer por separado dos trenzas como la del anillo.
Después de trenzar unos 12 o 15 cm. volveríamos a juntar los 12 cordeles para trenzar la
otra correa como la primera. Pero los cordones de la bolsa así formados resultarían un
poco estrechos. Por ello vamos a aumentar un poco el grosor de la correa antes de
terminarla, para que añadiéndole más cordeles podamos separarlos después en dos
cordones de bolsa más anchos.
Trabajando con fibra natural, el proceso de aumentar el grosor de la trenza es
simplemente añadir más fibra al haz de
base; nosotros tendremos que añadir
cordeles, de manera que se traben
adecuadamente con los existentes para
que no se suelten, pero evitando el
empleo de nudos, cosidos, etc. Para ello
desharemos unos cm. del extremo del
cordel a incorporar y lo mismo haremos
en el cordel donde vamos a unirlo. Al
ser el cordeles de 2 hebras torcidas, la
tarea es fácil. Arrollaremos ambos
cordeles entre sí, hebra con hebra, y
luego las dos partes así compuestas, mojando un poco con saliva para que traben mejor
las fibras; procuraremos que no queden extremos sobrantes en la unión, sino que tenga
la apariencia de un cordeles único engrosado, que se separa en dos.
Añadiremos 6 cordeles en total, formando pues una trenza de 18 cordeles en tres
elementos de 6 cordeles cada uno. Para que el engrosamiento de la trenza sea
progresivo, iremos añadiendo los cordeles paulatinamente, separados unos centímetros
uno de otro. Añadidos los 6 cordeles y trenzados unos cm. más, Ataremos el haz de
cordeles provisionalmente para hacer la separación de los cordones de la bolsa.
Procuraremos ensanchar al máximo los cordones de la bolsa, de manera que queden
bien planos para cumplir su función de soporte del proyectil. Para ello los elementos de
tres cordeles deberán trenzarse con los cordeles planos y no amontonados como en las
correas.
Una vez tejidos lo cordones de la bolsa invertiremos el proceso de unión de los mismos,
para formar la parte gruesa de la otra correa; luego suprimiremos paulatinamente los
cordeles adicionales, volviéndolos a unir a los cordeles soporte, y tejeremos la correa de
disparo hasta su fin. En este caso la terminación la haremos en seco, sin borla, para lo
que prolongaremos la trenza unos 20 cm. más para su agarre con toda la mano.
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Finalmente remataremos las uniones entre las partes con sujeciones de enmangue.
Esta honda es sumamente eficaz a pesar de su sencillez y rapidez de fabricación, y no
plantea más dificultad que la correcta organización de los manojos de cuerdas y el tener
que deshacer y rehacer varias veces las mariposas de cordeles, dada la diferente
agrupación de los mismos en las distintas partes de la honda.. En la foto se observa el
trabajo acabado y algunos detalles.
Si estamos dispuestos a complicarnos un poco más la vida, tanto en este diseño como en
el anterior más complejo, podemos perfeccionarlos tejiendo cordones progresivos, más
finos en los extremos y crecientes hacia la bolsa, que tienen mejores características para
el volteo y disparo. Bastará con ir añadiendo o reduciendo cordeles en la trenza por el
procedimiento descrito.
.Una técnica intermedia entre la de trenzado de cordeles y la de trenzado de fibra
natural, que agrupa las ventajas de ambas, es la de utilizar cordeles deshilachados como
fuente de fibra natural. Así evitamos manejar las grandes y engorrosas madejas de fibra
y aprovechamos la facilidad de incorporación de nuevos añadidos de fibra incorporando
trozos de cordel deshilachado. La ventaja de encontrar cordeles de cualquier tipo de
fibra, nos permitirá trenzar hondas de cáñamo, lino, pita, algodón, etc., cada una con sus
características. El deshilachado de los cordeles es fácil, siendo muy útil, según el tipo de
fibra, mojarlos previamente. Las hebras constituyentes se destuercen solas por el
mojado en muchas ocasiones. En lugar de emplear toda la longitud necesaria, como
hacíamos con los cordeles, lo que obligaba al empleo de mariposas o bobinas,
utilizaremos trozos de unos 50 a 100 cm, dependiendo del tipo de fibra, que se irán
añadiendo cuando sea necesario, simplemente solapándolos, y dejando los extremos un
poco fuera de la trenza. Una vez terminada ésta, se recortarán estos extremos salientes.
Hondas de cuerda anudada Es una fabricación simplificada para aplicar a hondas de bolsa de cordones. Se sustituye
el trenzado por cuerda de fibra natural o artificial. Esta debe ser discretamente fina para
que el anudado no resulte excesivamente grueso. En caso contrario hay que ir al atado y
encolado o el cosido de las cuerdas, lo que también es una solución adecuada en estos
casos. Se pueden hacer bolsas de dos, tres o más cordones en malla. Véase en el dibujo
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el esquema de construcción y las zonas de
unión de bolsas de dos, tres y cuatro
cordones.
En caso de emplearse nudos sobre cuerda
fina, estos deben ser absolutamente fijos,
pues sino alterarían poco a poco la forma de
la bolsa. Habrá que emplear un nudo como
el conocido "as de guía" marinero, o mejor el que se muestra en el dibujo, que
llamaremos de "anilla cruzada".
La honda de tres cordones puede hacerse fácilmente por anudamiento de una sola
cuerda, sin necesidad de cortar, como se ve en la figura.
Naturalmente estas hondas simplificadas no tienen las prestaciones de una trenzada,
pero pueden resultar suficientemente eficaces como solución eventual o de emergencia.
Una mejora de estas hondas en cuanto a sus
prestaciones, sin aumento apenas del trabajo de
elaboración, son las que he llamado "hondas de
esparadrapo". Se describe la de bolsa de dos cordones
con puente, que reúne unas extraordinarias
características aerodinámicas y de retención del
proyectil; baste con decir en su favor, que es la honda
habitualmente empleada por el autor. Su mantenimiento
no requiere más que la sustitución, de tarde en tarde, de
un trozo de esparadrapo.
Se confecciona a partir de dos
trozos de cordón, solapándolos
unos 12 cm para formar la bolsa.
Las uniones se hacen directamente
con esparadrapo bien apretado. En
el centro de la bolsa se adhiere una
tira estrecha de esparadrapo doble
para limitar la abertura de los
cordones. Una simple fotografía
bastará para entender su
construcción.
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Una modalidad de honda que podíamos incluir dentro de estas hondas simplificadas por
su sencillez constructiva, más incluso que las anteriores, es la honda de lazo. Sin
embargo, la sujeción del proyectil se basa en un principio ingeniosamente diferente; en
consecuencia también es distinta la función de las correas; y por último sus prestaciones
son muy interesantes por lo que conviene tratarla de manera específica y aparte.
Honda de lazo Ya se describió su principio y características en el capitulo "Tipos de
Hondas", por lo que queda sólo por añadir sus prestaciones y forma de
construcción.
El esquema de la derecha muestra su estructura. El lazo se forma con un
nudo corredizo tradicional, que no quede apretado para facilitar el
deslizamiento del mismo y la liberación de la piedra. La correa de
retención es algo más larga que la de disparo, por lo que al colgar la piedra
quedará sujeta sólo por la última, que apretará el nudo impidiendo su
caída. La correa de retención quedará floja y no actuará de momento. En
el disparo, al soltar la correa de ese nombre y tirar entonces la piedra de la
correa de retención, se afloja el nudo, permitiendo la liberación de la
piedra.
Por las características especiales de esta honda, el disparo es similar a si soltásemos una
piedra atada a una cuerda después de voltearla, proporcionando un excelente control del
lanzamiento y una magnífica puntería.
Como contrapartida, este sistema funciona bien solo con cuerdas finas, que producen un
amarre preciso de la piedra. Por ello esta limitado a lanzamiento de proyectiles
pequeños y medianos. Su alcance es algo inferior además al de la honda normal.
Su principal ventaja es sin duda la inmediatez de construcción a partir de cualquier
cuerda delgada y la relación prestaciones-sencillez, que es insuperable.
Es muy importante la suavidad de deslizamiento del nudo, por lo que conviene evitar
cuerdas demasiado fibrosas; una cuerda sintética bien flexible es lo mejor.