Cómo pelear una guerra de precios
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CÓMO PELEAR UNA GUERRA DE PRECIOS
Por: Akshay R. Rao, Mark E. Bergen y Scout Davis
“Si se enfrenta a una Guerra de precios, para dar una respuesta efectiva deberá
entender cómo comenzó. A menudo el mejor contraataque…(ilegible)
En la batalla por la conquista del cliente, las compañías emplean un amplio rango
de tácticas para protegerse de los competidores. Cada vez más, el precio es el
arma elegida – y frecuentemente las escaramuzas degeneran en guerras de
precios.
A menudo la meta es crear una atracción con base en precios bajos, pero la
consecuencia de reducciones retaliatorias sucesivas de precios es comúnmente
una disminución abrupta en las utilidades de la industria. Miremos la guerra de
precios de las aerolíneas en 1992. Cuando American Airlines, Northwestern
Airlines y otros transportadores estadounidenses se enfrascaron en una lucha
hombro a hombro por igualar y superar las tarifas de la competencia, los
resultados fueron volúmenes históricos de viajeros y cuantiosas pérdidas sin
precedentes. Algunos estimados sugieren que las pérdidas totales sufridas en ese
año superan las ganancias combinadas de toda la industria aeronáutica desde sus
comienzos.
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Akshay R. Rao es profesor asociado y coordinador del programa de doctorado en el departamento
de mercadeo de Escuela de Administración Carlson de la Universidad de Minnesota en
Minneapolis. Mark E. Bergen es profesor asociado de mercadeo en la Escuela Carlson. Scout
Davis es principal y fundador de Decisiones de Mercadeo Estratégicas, una firma de consultoría en
Sacramento, California.
Para discutir este artículo, únase a los autores, y a otros lectores, en el Foro HBR en
www.hbr.org/forum
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Las guerras de precios pueden crear situaciones económicas devastadoras y
sicológicamente debilitantes que afectan negativamente la rentabilidad de los
individuos, de las compañías y de la industria, en forma extraordinaria. No importa
quien sea el ganador, todos los combatientes parecen terminar en peor forma que
antes de la batalla. Consideremos los siguientes ejemplos:
En junio de 1999, Sprint anunció una tarifa nocturna para largas distancias
de 5 centavos por minuto. En agosto, MCI igualó la tarifa anterior, fuera de
temporada alta. Al final de este mismo mes, AT&T reconoció que los
ingresos provenientes de su negocio de larga distancia estaban
disminuyendo, y la empresa redujo sus tarifas a 7 centavos el minuto
durante el día, todos los días por una tarifa mensual de $ 5.95. El precio de
las acciones de AT&T cayó un 4.7% el mismo día del anuncio. El precio de
las acciones de MCI disminuyó un 2.5%. Sprint cayó un 3.8%.
El comercio electrónico, y otros tipos de intermediarios, están cambiando el
terreno competitivo de los servicios financieros, con tasas de intermediación
extraordinariamente bajas. El precio predominante para negocios de
descuento ha caído de $ 30 a $ 15 a $ 8 en años recientes.
No hay duda de que, en el primer ejemplo, los participantes principales en el
negocio de llamadas telefónicas a larga distancia se encuentran en una guerra
de precios. Las reducciones de precios por segundo facturado, y las llamadas
gratuitas, son las armas principales que los contendientes traen a la arena
competitiva. Los participantes poco hablan acerca de servicios, calidad, marca,
y otros factores diferentes al precio, que pudieran agregar valor al producto o
servicio. Prácticamente toda la actividad competitiva se basa en precios, y
toda contramedida significa una reducción de precios retaliatoria.
En el segundo ejemplo, la situación competitiva es sutilmente diferente – pero
aún así una guerra de precios acentuada. El éxito del comercio electrónico
muestra cómo el surgimiento de Internet ha cambiado fundamentalmente el
costo de hacer negocios. En consecuencia, aún negocios tales como Charles
Schwab, que competían basados principalmente en un atractivo de bajos
precios, están recitando un mantra de “calidad”. Mientras tanto, Merrill Lynch y
American Express han reconocido que el surgimiento de Internet afectará sus
políticas de precios y están cambiando sus estructuras de precios para incluir
transacciones gratuitas en línea a clientes de la gama superior. Estas
compañías parecen estar comprometidas en batallas de precios más
localizadas, a diferencia de las guerras de precios “globalizadas” del mercado
de llamadas a larga distancia.
La mayor parte de los gerentes se verán envueltos en guerras de precios en algún
momento de sus carreras. Cada reducción de precios es potencialmente el primer
ataque, y algunos descuentos conducen habitualmente a reducciones retaliatorios,
que concluyen en escaladas de guerras de precios completas. Por esta razón,
antes de comenzar una guerra de precios o de responder con otras actitudes
retaliatorias a un movimiento agresivo de precios, es una buena idea considerar
otras opciones. A menudo, las compañías pueden evitar por completo una guerra
de precios debilitante, mediante el empleo de un conjunto de tácticas alternativas.
Nuestra meta es describir un arsenal de armas, diferentes a las reducciones de
precios, que los gerentes comprometidos en guerras de precios, o que las
contemplan, también podrían considerar.
Haga un Inventario
Las guerras de precios son comenzadas generalmente por que alguien que, en
algún lugar, piensa que los precios en cierto mercado son demasiado altos. O por
alguien que desea comprar participación en un mercado, a expensas de los
márgenes corrientes. Las guerras de precios son cada vez más comunes por que
los gerentes tienden a ver un cambio de precio como una medida fácil, rápida y
reversible. Cuando los negocios no confían en sus competidores, o no los conocen
muy bien, las guerras de precios pueden desatarse muy fácilmente. Y ya sea que
se desarrollen en el mundo físico, o en el virtual, presentan un conjunto similar de
antecedentes. Al entender sus causas y características, los gerentes pueden
tomar decisiones razonables acerca de cuándo y cómo pelear una guerra de
precios, cuándo evadirla – y aún, cuándo comenzar una.
El primer paso es, entonces, un diagnóstico. Consideremos a un proveedor
pequeño de artículos de consumo quien súbitamente descubre que su mayor
competidor ha rebajado los precios a un nivel muy por debajo de los costos de su
pequeña empresa. Una opción que esta pequeña compañía consideró fue
disminuir sus precios con un movimiento retaliatorio golpe a golpe.
Afortunadamente, unas pocas llamadas telefónicas revelaron que su adversario
estaba intentando sacarlo del mercado, subvalorando localmente los productos,
pero manteniendo precios altos en todos los demás lugares. El proveedor
diagnosticó correctamente este movimiento como una táctica depredadora y
decidió hacer dos cosas. Primera, el gerente llamó a los clientes en el mercado
nacional del competidor y les hizo saber que el “abaratador de precios” estaba
haciendo ofertas especiales en otro mercado. Segunda, llamó a los clientes
locales y les solicitó ayuda, puntualizando que si el proveedor pequeño era
forzado a salir del mercado, sus clientes enfrentarían una situación monopolística.
Las reducciones de precios a corto plazo redundarían en alzas a largo plazo. El
proveedor identificó soluciones que no involucraron reducciones de precios
adicionales y por lo tanto evitaron una guerra de precios.
Más de la mitad de la solución es un análisis inteligente, que conduce a un
diagnóstico preciso. El proceso enfatiza el entendimiento de las oportunidades de
acciones de precios, basadas en las tendencias corrientes del mercado, y la
respuesta a las acciones de los competidores, basada en los participantes y sus
recursos. No solo es necesario entender por qué se ha presentado, o puede
presentarse, la guerra de precios. También es crítico reconocer a dónde se
pueden obtener los recursos para emprender la batalla.
Un buen diagnóstico involucra el análisis de cuatro áreas claves en el teatro de
operaciones. Estas son las características de los clientes, tales como sensibilidad
al precio y segmentos de los clientes, que pueden surgir si los precios cambian;
las características de la compañía, tales como estructuras de costos de los
negocios, habilidades y posicionamiento estratégico; y características de los
contribuyentes, o sea los otros participantes en la industria cuyos propios intereses
o perfiles pueden afectar el resultado de una guerra de precios. (Para una
explicación más detallada de tales análisis, vea la barra lateral “Análisis del
Campo de Batalla”).
Las compañías que dan un paso atrás y examinan estas cuatro áreas
cuidadosamente, a menudo encuentran muchas opciones reales diferentes –
incluidas la distensión del conflicto, la lucha en diferentes frentes, o la retirada.
Veremos algunas de estas estrategias y la forma como algunas compañías las
han desplegado exitosamente.
Pare la Guerra Antes de que Comience
Hay varias formas de parar una guerra de precios antes de que comience. Una es
asegurar de que sus competidores entienden la lógica de sus políticas de precios.
En otras palabras, revele sus intenciones estratégicas. Políticas de
emparejamiento de precios, estrategia de precios siempre bajos, y otras
declaraciones públicas pueden dar a entender a sus competidores que usted está
dispuesto a pelear una guerra de precios empleando todos los recursos posibles.
Pero frecuentemente estas declaraciones acerca de precios bajos, o acerca de no
enfrascarse en promociones de precios, no son e forma algunas estrategias de
precios bajos. Tales anuncios son simplemente una manera de decirles a los
competidores que usted prefiere competir con armas diferentes al precio. Cuando
sus competidores estén de acuerdo en que tal tipo de competencia será más
rentable que la competencia de precios, ellos tenderán a cooperar. Esto es
precisamente lo que sucedió cuando Winn Dixie, imitando la cadena de
supermercados Big Star en Carolina del Norte, anunció que ellos, también,
igualarían o rebajarían los precios de su mutuo rival, Food Lion. Después de dos
años, el número de productos sujetos a esta política, entre 79 ítemes de marca
comúnmente demandados en los supermercados, habían incrementado sus
precios a más del doble. Más aún, el nivel general de precios del mercado había
incrementado para estos productos. ¿Qué sucedió? Los almacenes dejaron de
competir sobre una base de precios. En realidad Food Lion incrementó sus precios
después de que sus competidores anunciaron que ellos igualarían los precios de
Food Lion.
Otra opción es asegurarse de que sus competidores saben que sus precios son
bajos, una que efectivamente les advierte acerca de las consecuencias
potenciales de una guerra de precios. En consecuencia, algunas veces conviene
revelar sus ventajas de costos. Sara Lee tiene costos variables bajos, aunque sus
productos son relativamente caros comparados con los de sus competidores. En
el caso de una guerra de precios, Sara Lee puede rebajar sus precios a niveles
que sus competidores no pueden lograr en forma rentable. Este conocimiento
común acerca de estos bajos precios disuade las reducciones de precios de los
competidores.
La administración de Sara Lee tiene claro que tales reducciones de precios serían
inconsistentes con su posición estratégica de diferenciación de marcas. En vez de
usar su estructura de bajos costos para competir en precios por una mayor
participación en el mercado, Sara Lee la emplea como una amenaza implícita para
prevenir guerras de precios. Esencialmente, un negocio que tiene relativamente
bajos costos variables disfruta de una ventaja envidiable a la hora de una guerra
de precios, por que, en el largo plazo, sus competidores no pueden sostener un
precio por debajo de sus propios costos variables. Pero las compañías con bajos
costos deberían considerar cuidadosamente sus posiciones estratégicas antes de
empezar una guerra de precios, o unirse a ella. Costos más bajos a menudo
tientan a los negocios a reducir precios, pero al hacerlo pueden disminuir la
percepción de calidad del consumidor y desencadenar así una guerra de precios
infructuosa.
Responder con acciones diferentes a precios
Algunas veces el análisis del mercado revela que algunos segmentos de clientes
exhiben diferentes grados de sensibilidad al precio y a la calidad. (Vea la columna
siguiente “Sensibilidad de Precios en la Web” para una mirada de cómo los
gerentes pueden identificar y aprovechar diferencias de sensibilidad al precio de
los clientes – aún dentro de un ambiente rico en información). Al entender la base
de ciertas sensibilidades al precio en los clientes, les permite a los gerentes
responder creativamente a una reducción de precios de su rival sin reducir sus
propios precios. Por ejemplo, una compañía puede hacer énfasis en calidad, no en
precio.
El sudeste asiático atravesó tiempos difíciles en 1997, particularmente en las
áreas de productos y servicios de lujo. La economía de la región se tornó
inestable. Los incendios forestales en Indonesia causaron estragos en los índices
de polución urbana, y el turismo se afectó claramente. El disturbio económico
redujo dramáticamente el ringgit malasio a cerca de la mitad de su valor de años
recientes. El costo de una habitación de hotel se desplomó a la par con la caída de
la moneda, aunque las habitaciones de hotel eran ya muy baratas ¿Qué hicieron
los operadores de hoteles de lujo para atraer clientes? Disminuyeron aún más las
tarifas de las habitaciones. Los hoteles de lujo de Malasia entraron en una guerra
de precios. Todos menos uno.
El Ritz-Carlton decidió mantenerse alejado de la lucha. En cambio, James
McBride, gerente general del hotel, apeló a la creatividad. Dio la bienvenida a los
vuelos entrantes con música, mimosas, cupones de descuento y una habitación
modelo. Los pasajeros con reservas en otros hoteles comenzaron a desertar en
favor del Ritz, a tarifas alarmantes. Mc Bride suministró el número de su teléfono
celular en anuncios de periódico, de modo que la gente pudiera llamarlo para
hacer reservaciones. Los huéspedes tenían acceso de 24 horas a un “mayordomo
tecnológico” que podía arreglar laptops y otros dispositivos electrónicos. El Ritz
ofreció un “menú de baño” de bebidas y pasabocas atendido por un mayordomo
(“butler-drawn-baths”). Lo huéspedes que permanecían más de 5 días recibían
una funda de almohada bordada.
Cuando los hoteles de lujo comenzaron a reducir tarifas a sus clientes, su
capacidad para ofrecer “lujo” disminuyó. Eso significa ausencia de flores frescas,
pocas toallas, y una carencia notoria de personal. Pero el Ritz mantuvo sus tarifas
por encima de los 200 ringgit (cerca de 52 dólares) y así pudo pagar por servicios
de bajo costo, tales como fundas de almohada bordadas. Pero lo más importante
fue que el Ritz evitó cualquier deterioro en el “valor de marca” (brand equity), algo
que podría haber ocurrido fácilmente si al hotel hubieran arribado clientes típicos
del Ritz y lo hubieran encontrado lleno de ruidosos turistas mochileros o de
grandes familias, que estaban aprovechando los bajos precios. El efecto negativo
en otras propiedades del Ritz podría haber sido significativo.
En el otoño pasado el Ritz-Carlton Kuala Lumpur no tenía más habitaciones
vacías que sus competidores. De hecho, el índice de ocupación subió al 60%,
comparado con un 50% en 1998. Quizás lo más importante fue que, las ganancias
operativas brutas mensuales sobre unos ingresos de 2.2 millones de ringgits
fueron cerca de 400.000 ringgit – un retorno de cerca del 18%.
Otra forma en que las compañías pueden evitar una guerra de precios es alertar a
los clientes acerca del riesgo – específicamente, el riesgo de una baja calidad. Un
gerente de producto de la operación europea de una corporación multinacional
farmacéutica se lamentaba de las recientes dificultades para establecer una
política de precios. El producto de la compañía, un dispositivo de diagnóstico
médico, era el líder en participación del mercado, pero recientemente una
compañía rival se había vuelto agresiva con los precios “! Están locos!” ¿No ven lo
que le están haciendo a las utilidades de la industria? Nadie puede ganar dinero a
estos precios ¿Qué debo hacer? Lo he intentado todo, y no he podido
convencerlos del error en que están,” decía ella.
No es de sorprender que los investigadores confirmaran que un gran segmento de
clientes en esta industria de “vida y muerte” – tanto médicos como laboratorios de
prueba – eran muy adversos al riesgo y sensibles a variaciones en el desempeño
de un producto. Así, en vez de competir con precios, la multinacional apeló a las
preocupaciones de los clientes acerca del desempeño, haciendo énfasis en
ventajas tales como confiabilidad mejorada y mayor detalle en la información
generada por el dispositivo de diagnóstico, y previniendo a los compradores
acerca de las consecuencias negativas de un diagnóstico incompleto. Se
perdieron algunas ventas a causa de los productos más baratos del competidor,
pero el segmento sensible a la calidad le permitió a la multinacional conservar un
margen razonable y evitar la espiral negativa de una guerra de precios.
Federal Express nos suministra otro buen ejemplo de cómo una compañía puede
apelar a la sensibilidad del desempeño entre los clientes. El “valor de marca” de
FEDEC el de prácticamente cualquier compañía en el negocio de entrega de
paquetes. El gigante del transporte de carga ha construido un nivel envidiable de
reconocimiento, mediante una campaña de publicidad altamente efectiva. Al
enfatizar, en anuncios y otros esfuerzos de mercadeo, que el paquete de un
cliente llegará “absoluta y positivamente” a tiempo a su destino, Fedex apela a la
aversión al riesgo del cliente, cuando se trata de documentos sensibles al tiempo.
Un arma relacionada que las compañías pueden emplear para prevenir, o
emprender, una guerra de precios es hacer énfasis sobre otras consecuencias
negativas. La compañía NutraSweet empleó esta estrategia cuando se enfrentó a
la expiración de su patente. La compañía temía una considerable presión sobre
los precios, proveniente de los productores de aspartame, la versión genérica de
NutraSweet. El caso con el peor escenario sería aquel en que los principales
clientes, tales como Coca Cola y Pepsi, se cambiaran a aspartame. Si uno de los
clientes se cambiara, el plan de contingencia de NutraSweet – que es compartido
con los ejecutivos de Pepsi y de la vacilante Coca Cola en Nueva Cork y Atlanta
respectivamente – fue un bombardeo de avisos de una semana en que se
alertaría a los consumidores sobre el hecho que “la otra cola” era la única que
contenía NutraSweet. Dado el tamaño del mercado de bebidas carbonatadas, el
“valor de marca” de NutraSweet en el segmento de consumidores de productos
dietéticos, y la pérdida potencial a corto plazo, tanto de participación en el
mercado y como de utilidades, esta amenaza “tenía dientes”. NutraSweet enfrentó
exitosamente un cliente contra el otro, enfatizando horrendas y desagradables
consecuencias, y evitó así una guerra de precios debilitante.
Una acción final diferente al precio es buscar ayuda, o sea apelar a los
contribuyentes a evaluar la situación competitiva. Por ejemplo, cuando Sony entró
al mercado de alta tecnología de sistemas de imagen, los líderes de este mercado
en Bélgica apelaron al, y recibieron ayuda del, gobierno central Belga. Desde
luego, no todas las compañías pueden contar con la ayuda del gobierno. Por lo
tanto, las compañías deben apelar a clientes, vendedores, socios de canales,
representantes independientes, y otros participantes que compartan sus puntos de
vista, si la guerra de precios pudiera significar la desaparición de la compañía. Por
ejemplo, en los 90s, las Aerolíneas Northwest apelaron a sus sindicatos de
trabajadores y recibieron dramáticas concesiones salariales, de modo que
pudieron competir con precios en el estrecho mercado de viajes aéreos.
Uso de Acciones de Precios Selectivas
El empleo de acciones complejas, tales como políticas de precios de múltiples
partes, descuentos por volumen, precio-tiempo-de-uso, agrupamiento (bundling),
etc., les permite a los guerreros de precios reducir tarifas selectivamente,
únicamente para aquellos segmentos de población que están bajo amenaza
competitiva.
Una táctica común – y clásica – es cambiar las elecciones de los clientes, o sea
reestructurar la guerra de precios en las mentes de los clientes. MacDonald’s lo
hizo exitosamente cuando enfrentó la estrategia del taco de 59 centavos de Taco
Bell en los 80s. Al agrupar hamburguesas, papas a la francesa, y bebidas en
“alimentos de valor” (value meals), McDonald’s reestructuro la guerra de precios
de “tacos contra hamburguesas” a “almuerzo contra almuerzo”. En forma similar,
los gerentes inteligentes emplean descuentos por volumen o programas de lealtad
para aislarse ellos mismos de una guerra de precios. Evitan reducciones
indiscriminadas de precios, y restringen el campo de batalla a las áreas en las que
son vulnerables. De esta forma, los gerentes pueden confinar una guerra de
precios a un teatro delimitado de operaciones – y disminuir las oportunidades de
que la guerra se extienda a otros mercados. Por lo tanto, otra táctica selectiva de
fijar precios puede ser modificar únicamente ciertos precios. Por ejemplo, las
Aerolíneas Sun Country, un transportador de bajos costos, ingresaron en el campo
de acción de Norwest, Minneapolis – St.Paul, con 16 aeroplanos que daban
servicio a 14 ciudades. La tarifa aérea de Sun Country para un viaje redondo a
cualquier lugar era generalmente baja. Minneapolis – Boston costaba
aproximadamente $ 308. Norwest retuvo su estructura tarifaria existente, con
pequeñas modificaciones. El viaje redondo Minneapolis – Boston tenía un costo
relativamente bajo de $ 310, si los pasajes eran comprados con siete días de
anticipación, pero únicamente se aplicaba a un viaje que salía a las 7:10 a.m. y
regresaba a la 11:10 a.m. En forma suficientemente curiosa, el único vuelo de Sun
Country en esa ruta salía de Minneapolis a las 7 a.m. y de Boston a las 11:20
a.m. Norwest también empleó otros varios recursos, tales como representantes de
viajes, para defenderse de Sun Country. Pensó que Sun Country no tenía la
infraestructura necesaria para enfrascarse en una guerra de precios total y decidió
no comprometerse con ninguna reducción preventiva de precios, en momentos
diferentes a los vuelos directamente afectados. Al seleccionar como objetivo
únicamente ciertas tarifas, Norwest minimizó los cambios internos, pero aún así
pudo oponerse a la estratagema de precios de Sun Country.
En otro frente selectivo de fijación de precios, las compañías pueden utilizar .una
marca de batalla. A principios de los 90s, la Corporación Kao ingresó en el
mercado de disquetes con un producto de bajo precio. En vez de disminuir sus
precios, 3M lanzó una “marca de flanco” (flanking brand) de disquetes de bajo
precio llamada Highland, por que sabía que un grupo grande de sus clientes era
leal a la marca 3M. La imagen de calidad y las ganancias de 3M se podrían haber
diluido al simplemente rebajar sus precios, y además podrían haber estimulado
reducciones adicionales por parte de Kao.
Debido al conocimiento que 3M tenía de sus clientes, sabía que existían muchos
segmentos sensibles al precio. Algunas personas compran disquetes baratos, y
algunas otras no se preocupan demasiado de lo que pagan por ellos. Más
importante aún, algunas personas piensan que los disquetes baratos son
probablemente de mala calidad, y no los comprarán si el precio es demasiado bajo
– quizás por que se aterran de poder perder su información. 3M evitó la trampa de
cargar al mercado lo que éste puede soportar. Identificó que los mercados
soportarán muchos precios, algunos mejores que otros. Tal percepción confirma
las estrategias de muchas compañías de software. Por ejemplo, versiones
marginalmente diferentes del mismo software de reconocimiento de voz pueden
tener rangos de precio entre $ 79 y $ 8.000, dependiendo de quién es el
comprador. (1)
Usted puede no necesitar una nueva marca para enfrentar una reducción de
precios, solo un nuevo paquete. Considere el caso de una compañía importante,
fabricante de productos de consumo, que enfrentó a un competidor agresivo con
las reducciones de precios. La compañía defensora finalmente redujo el precio su
producto de tamaño económico, con una oferta del tipo “compre uno, lleve uno
gratis”. Como el producto de tamaño económico dura seis meses, la compañía
sacó del mercado a los usuarios sensibles al precio – de un alto volumen de
consumo - durante casi un año. Las bajas ventas del producto de la competencia
convencieron a su rival de cesar y desistir.
Esta ilustración tiene varios elementos instructivos. Primero, un buen
entendimiento de las destrezas, motivos y mentalidad del competidor le permitió a
la compañía que estaba siendo atacada reaccionar efectivamente a una guerra de
precios. Segundo, la experiencia profesional fue complementada con un claro
entendimiento del comportamiento del consumidor, lo que le permitió a la
compañía prevenir una guerra de precios. Tercero, el nuevo competidor
claramente eligió al adversario equivocado. La compañía defensora estaba
dispuesta a sufrir algunas pérdidas (mediante canibalización) para proteger su
territorio.Las compañías también pueden elegir reducir los precios en ciertos
canales. El controlador simple de precios más grande es quizás el exceso de
capacidad productiva. La tentación de revivir plantas ociosas, mediante una
demanda estimulada por precios más bajos, es a menudo irresistible. Pero, los
gerentes inteligentes primero consideran otras opciones. Por ejemplo, las
compañías en la industria de bienes empacados frecuentemente venden a bajos
precios versiones sin marca, o con marcas privadas, de sus marcas nacionales.
En esta forma se aseguran de que cualquier guerra de precios no perjudicará el
“valor de marca” de las marcas nacionales.
Igualmente, aerolíneas tales como Delta están haciendo mella en reducir su
inventario no vendido, al ofrecer sillas a consolidadores y casas de subastas, tales
como Priceline.com y Cheaptikets.com. Las aerolíneas están vendiendo boletos
para clientes sensibles al precio, que no se preocupan por el tiempo de vuelo, el
número de paradas, o las millas por viajero frecuente. Debido a que el punto de
contacto del cliente es el consolidador, y no la aerolínea, la imagen de la aerolínea
está protegida – en la misma forma en que un fabricante de sopas de marca
nacional protege su imagen vendiendo el exceso de capacidad con una etiqueta
privada. Pero involucrase en un “mercadeo invisible”, con la venta de opciones
funcionalmente equivalentes de bajo precio, mediante nombres no relacionados de
marcas, o en mercados extranjeros, puede aún desatar guerras de precios. Si los
consumidores reconocen que la calidad del producto de etiqueta privada es
comparable con la opción de marca, el precio de la opción de marca deberá caer.
En muchos casos, es mejor dejar ociosa la capacidad sobrante de planta, ya que
intentar revivirla podría desencadenar una destructiva competencia marginal de
precios. En realidad, la capacidad sobrante puede ser usada como arma. Una
compañía esgrime entonces la amenaza de estar en capacidad de inundar el
mercado con productos más baratos, si un competidor comienza a reducir sus
precios.
Derrótelo
Aunque creemos firmemente que las reducciones directas y retaliatorias de
precios deben ser un último recurso, reconocemos que algunas veces es
simplemente imposible evitar una guerra de precios. Considere el caso de los
computadores personales. La expansión de la industria se está presentando
principalmente en el extremo inferior, a medida que más consumidores sensibles
al precio ingresan al mercado de PCs. EMachines, en Irving, California, vende PCs
con procesador Celeron de Intel (un chip de 366 MHz), disco duro de 4.3 Gb, y un
conjunto de otras funciones, por cerca de $ 400. Marcas de alto-perfil, tales como
HP e IBM, están siendo forzadas a considerar precios en el rango de los $ 500,
para atraer a quienes realizan sus compras por primera vez. En este mercado, las
reducciones de precios parecen ser la única forma de competir. En realidad, se
ofrecen “PCs gratis” para quienes deseen ser expuestos a una significativa
cantidad de propaganda.
Claramente, hay momentos en los que usted debe comprometerse en un golpe
preventivo, y comenzar una guerra de precios – o responder a los descuentos de
un competidor con un emparejamiento, o con una reducción adicional de precios
de su parte. Por ejemplo, cuando un competidor amenaza su actividad principal,
usted puede usar una reducción de precios retaliatoria para expresar su intención
de pelear extensa y fuertemente. En forma similar, si puede identificar un
segmento grande de clientes sensibles al precio que se encuentra en crecimiento,
si tiene una ventaja de costos, si sus bolsillos son más profundos que los de sus
competidores, si puede lograr economías de escala mediante la expansión del
mercado, si un competidor puede ser neutralizado o eliminado a causa de las altas
barreras de ingreso y reingreso al mercado, entonces, enfrascarse en una guerra
de precios puede ser inteligente.
Pero competir con precios tiene varias implicaciones a largo plazo. Primero, un
patrón de reducciones de precio puede enseñar a sus clientes a anticipar precios
más bajos. Los clientes más pacientes pospondrán sus compras hasta la próxima
reducción de precios. Segundo, una compañía que reduce precios desarrolla una
reputación de bajos precios, y tal reputación puede crear dudas sobre la calidad y
la imagen de otros productos a la sombra de esa marca, y sobre la calidad de
futuros productos. Tercero, las reducciones de precios tienen implicaciones para
otros participantes en el mercado, cuyos propios intereses podrían verse
perjudicados por los precios más bajos.
Si se elije una forma retaliatoria simple de reducir precios, como medio de defensa
en una guerra de precios, entonces impleméntela rápida e inequívocamente de
modo que los competidores entiendan que las ganancias obtenidas de una
reducción de precios serían de corta vida y poco atractivas monetariamente. Una
respuesta lenta puede incitar a los competidores a realizar reducciones
adicionales de precios en el futuro.
Retirada
En raras ocasiones, la discreción es la mejor parte del valor. En consecuencia,
algunos negocios prefieren no pelear guerras de precios. En su lugar, ceden
alguna parte de su participación en el mercado más bien que prolongar una
costosa batalla. 3M y Dupont son dos compañías que se centran en el desarrollo
de innovaciones como parte de su estrategia central. – y ambas han probado
estar dispuestas a ceder participación en el mercado más bien que participar en
una guerra de precios improductiva. En realidad, 3M está orgullosa de que cerca
del 40% de sus ingresos en los próximos cinco años provendrán de nuevos
productos. Y en los casos en que se ha retirado de batallas de precios, en vez de
afrontarlas, la compañía parece haber salido adelante. Por ejemplo, debido a la
debilitante competencia de precios de proveedores con altos volúmenes y bajos
precios, 3M se retiró del negocio de las videocintas a mediados de los 90s –
aunque la videocinta fue inventada en 3M. Igualmente, Intel dejó de fabricar los
chips DRAM, debido a la intensa competencia que enfrentaba de los fabricantes
taiwaneses en los 80s. Con un enfoque hacia los chips para procesadores ha
tenido buenos resultados. Y la decisión de Charles Schwab de evitar una guerra
de precios con los distribuidores de bajo precio de Internet ha favorecido a los
accionistas - el valor de sus posesiones en Schwab se ha más que cuadruplicado
en los pasados dos años.
Nunca es Demasiado Pronto para Prepararse
Reducir la competencia de precios va en el mejor interés de las compañías, por
que este tipo de guerras pueden perjudicar a toda la industria. Pero resoluciones
diplomáticas sobre guerras de precios son generalmente imposibles, por que la
diplomacia abierta es una forma de colusión de precios y puede atraer la
supervisión regulatoria. Como resultado, los líderes en precios a menudo practican
formas sutiles de diplomacia, empleando las fuerzas del mercado para castigar las
compañías renegadas que amenazan las ganancias de la industria.
Prevenir una guerra de precios sería fácil, si fuera posible demostrar los beneficios
de la paz. Tristemente, los veteranos con heridas de guerra, que se muestran
recíprocamente recelosos, probablemente no se desarmarán en forma unilateral.
Entonces “el liderazgo de precios” es una forma de reducir la competencia de
precios a lo largo de la industria. Los líderes en precios tienden a obtener
reconocimiento por su actitud para evitar las reducciones de precios como medio
de ganar participación en el mercado, y de responder rápida y decididamente a
reducciones de precios de compañías renegadas. Los líderes en precios son
vistos como “forzadores” de regimenes de precios, basados en sus estructuras de
costos, en sus posturas económicas o en las características personales de sus
directivos. Advertimos, sin embargo, que un patrón de movimientos disciplinarios
puede atraer un escrutinio regulatorio indeseado. Las compañías deben
considerar cuidadosamente si sus intentos de ejercer un liderazgo pueden ser
interpretados como anticompetitivos.
Las guerras de precios son una triste realidad – ya sea que estemos hablando del
vertiginoso mundo de “productos del conocimiento”, de mercadeo, de accesorios
para Internet, o del formal y tradicional negocio de fundir aluminio. Si actualmente
no se encuentra combatiendo, probablemente lo hará muy pronto, de modo que
nunca es demasiado temprano para prepararse.
Si se encuentra en una guerra de precios en este momento, entienda que puede
emplear varias opciones diferentes al precio, para defenderse a si mismo y para
reconocer que algunas veces es mejor ceder el territorio de batalla y buscar
pastos más verdes. Si los combatientes corrientes no pueden ser vencidos, puede
ser sabio observar la guerra de precios desde la barrera e ingresar al combate
después de que todos los demás se hayan sacado las entrañas. Algunas veces,
los espectadores recogen el botín de guerra.
Sensibilidad al Precio en la Web
Las compañías de Internet están intentando construir una participación en el
mercado, mediante precios más bajos. Ellas operan bajo la premisa de que los
compradores en Internet son extremadamente sensibles al precio. Pero la
evidencia que respalda tal afirmación es contradictoria. De una parte, la Web
ofrece un modo sencillo de buscar y comparar precios. De otra, los compradores
en línea tienden también a buscar atributos de calidad. Los profesores John G.
Lynch, de la Escuela de Administración de Negocios Fuqua de la Universidad de
Duke, y Dan Ariely, de la Escuela Sloan de Administración de MIT, han
demostrado recientemente que al hacer más accesible la calidad de la información
en la Web, la sensibilidad al precio se reduce (1). Por esta razón, Amazon.com
puede cobrar precios más altos que otros sitios en línea. La variedad de títulos
que ofrece, la extensa información sobre el producto que suministra, y su
reputación de hacer despachos rápidos y confiables, hacen de Amazon una
elección sencilla para los consumidores que desean comodidad y bajos precios.
El crecimiento de las compras por Internet está presentando dilemas interesantes
en la fijación de precios para los a los minoristas de “ladrillo y argamasa” (sin
presencia en Internet). Los vendedores en línea no tienen que mantener una
presencia física cercana a los clientes, de modo que pueden operar desde unas
pocas grandes bodegas, lo que reduce sus costos. Sería desacertado, en términos
generales, que los minoristas tradicionales intentaran competir con precios, dados
los costos relativamente altos de mantener un local comercial. En cambio, su
estrategia podría hacer énfasis en las ventajas que no se pueden suministrar en la
Web, tales como servicio personalizado cara a cara, observación del producto
físico, despacho inmediato, devoluciones y cambios que no requieren reempacado
ni reenvío, y la posibilidad de tocar el producto. Varios minoristas, tales como
Barnes & Noble y Tower Records, han desarrollado una presencia en Internet para
complementar la actividad de sus locales comerciales. Estos minoristas brindan a
sus clientes la posibilidad de comprar u ordenar en línea un producto y luego
retirarlo en un lugar de “ladrillos y argamasa”. Estos minoristas suelen suministrar
motores de búsqueda en los almacenes similares a los ofrecidos en Internet.
Finalmente, un agudo entendimiento del comportamiento de los consumidores les
permite a ciertas compañías cobrar precios más altos en Internet, por el anonimato
que la transacción en línea ofrece. En un estudio reciente realizado con 26
minoristas en el campo de las drogas de prescripción, a los dos productos más
populares (Viagra, un medicamento para la disfunción eréctil y Propetia, un
medicamento para tratar los patrones de calvicie masculina) se les fijaron precios
aproximadamente un 10% más altos que en las farmacias. Por razones obvias, la
gente prefería hacer llenar las solicitudes sin contacto personal y pagar un precio
más alto por una transacción impersonal.
Análisis del Campo de Batalla
Es necesario entender por qué se está presentando, o se puede presentar, una
guerra de precios. Pero también es crítico reconocer a dónde buscar recursos
durante la batalla. Es importante analizar cuidadosamente a sus clientes, a la
compañía, a los competidores, y a los otros participantes – dentro y fuera de la
industria – que puedan tener un interés en cómo se desarrolla la guerra de
precios.
Clientes y Sensibilidad al Precio
Una cuidadosa evaluación de los clientes, y de su sensibilidad al precio, puede
proporcionar una valiosa comprensión acerca de si se debe combatir una
reducción de precios del competidor con una reducción de precios en especie, o
con alguna otra estrategia. Los consumidores frecuentemente desconocen los
productos substitutos y sus precios, o pueden tener dificultades para hacer
comparaciones entre opciones funcionalmente equivalentes. Por ejemplo, antes
del plan de 7-centavos-por-minuto de AT&T, los consumidores enfrentaron un
conjunto desconcertante de opciones de precios por el servicio de llamadas a
larga distancia. AT&T cobraba 15 centavos por minuto por llamada, para llamadas
sin tarifa mensual; ó 10 centavos por minuto, y una tarifa mensual de $ 4.95. MCI
ofreció tarifas nocturnas a 5 centavos el minuto, tarifas diurnas de hasta 25
centavos el minuto, y una tarifa mensual de $ 1.95. Sprint ofreció una tarifa
nocturna de 5 centavos el minuto, tasas de hasta 10 centavos el minuto para otras
llamadas y una tarifa mensual de $ 5.95. El costo de determinar el mejor plan
cuando los clientes no están seguros acerca de sus hábitos de consumo es
simplemente demasiado alto, para decisiones que afectan muy poco al cliente,
como el servicio telefónico a larga distancia. Una compañía que desee competir
con precios podría elegir la simplificación. Esto es precisamente lo que hizo Sprint.
Simplificó su tabla de precios a 10 centavos el minuto de modo que los clientes
pudieran comparar sus tarifas con aquellas de MCI y AT&T.
Algunos consumidores son más sensibles a la calidad que al precio, por una
variedad de razones. Los compradores industriales a menudo están dispuestos a
pagar más por una entrega a tiempo, o por una calidad consistente, con el fin de
lograr que sus negocios funcionen en forma más fluida y rentable. La misma
creencia racional de que la mala calidad puede perjudicar la propia salud es una
razón importante para que los precios de las drogas de marca superen los de las
drogas genéricas. Y el toque de distinción de Davidoff permite vender fósforos a
$3.25 la caja de 40 unidades, a los conocedores de cigarros. La lección básica es
que diferentes segmentos de clientes exhiben diferentes niveles de sensibilidad al
precio, para diferentes productos, en momentos diferentes. Los negocios que
adoptan una política de precios con enfoque de “todo se ajusta a un solo tamaño”,
lo hacen a su propio riesgo.
Destrezas de la Compañía
Las características de la compañía, tales como estructuras de costos, destrezas, y
posicionamiento estratégico, se deben analizar cuidadosamente. Los cambios
tecnológicos y las prácticas comerciales pueden afectar las estructuras de costos,
lo que a su vez puede tentar a una compañía a reducir precios en una forma que
desencadenará una guerra de precios. Por ejemplo, considere las implicaciones
de la subcontratación (outsourcing). Probablemente sea cierto que resulta más
barato comprar que hacer algo en casa, porque la mano invisible del mercado
reducirá el precio de adquisición de un producto. Pero los costos de fabricar algo
en casa son en gran medida irrecuperables y fijos. Cuando ese producto se
compra en el mercado, su costo de adquisición es variable. En otras palabras, la
integración puede conducir a una estructura de costos con un componente más
alto de costos fijos y un componente más bajo de costos variables.
Consecuentemente, la compañía con los costos variables más bajos puede estar
tentada a reducir los precios y a comenzar una guerra de precios. Pero, aunque
sus bajos costos variables le otorgan a la compañía una ventaja, debe considerar
cuidadosamente si una guerra de precios es consistente con su postura
estratégica. Unos costos variable más bajos solamente solo deberán ser usados
para comenzar una guerra de precios cuando se tenga por propósito neutralizar o
hacer retirar del mercado a un rival indeseado.
Considere, además, la coherencia de su estrategia de precios y su habilidad para
llevarla a cabo. Las acciones de un participante comprometido en una feroz guerra
de precios, en la industria de servicios públicos, es diciendo: El grupo de alta
administración de la compañía pidió a su principal gerente incrementar la
participación en el mercado en un 20%, mantener los precios de retorno a niveles
rentables, y al mismo tiempo estabilizarlos. Confrontado con metas aparentemente
contradictorias, el gerente elijó la más fácil – incrementar la participación en el
mercado – lo cual logró reduciendo precios - pero al mismo tiempo
desencadenando una guerra de precios. Las instrucciones dadas al gerente fueron
confusas, las acciones resultantes desconcertaron a los competidores, y todo ello
condujo a una considerable incertidumbre y a una turbulencia de incrementos de
precios en el mercado. Cuando los costos directos (tiempo y atención
administrativos) de cambiar los precios a lo largo de una cadena de suministros
compleja fueron contabilizados, se pudo ver que el costo de incrementar la
participación en el mercado fue muy alto.
La conclusión esencial que emerge de este ejercicio es si una simple reducción de
precios es la mejor opción, dados la propia estructura de costos, los niveles de
capacidad y la competencia organizacional.
Respuesta del Competidor
Es igualmente valioso un análisis de los competidores – sus estructuras de costos,
destrezas, y posicionamiento estratégico. Las reducciones de precios a lo largo de
la industria pueden ser apropiadas bajo ciertas circunstancias. Pero muchas
guerras de precios infructuosas se han presentado por que una compañía ve una
oportunidad de incrementar su participación en el mercado, o sus ganancias,
reduciendo los precios, e ignorado el hecho de que los competidores responderán.
Una investigación de mercados puede revelar que los incrementos de ventas
derivados de una reducción de precios justifican la acción, pero la misma
investigación a menudo desconoce las respuestas de precio de los competidores.
Los negocios deben prestar atención, al más alto nivel estratégico, a las preguntas
gemelas sobre quién responderá y cómo. Los gerentes de producto inteligentes
reconocen la necesidad de entender a la competencia y de simpatizar con ella.
Hacen proyecciones de cómo fijarán sus precios revisando cuidadosamente los
patrones de comportamiento histórico, entendiendo cuáles acontecimientos han
desencadenado cambios de precios en el pasado y rastreando el momento y la
magnitud de las respuestas. Observan las declaraciones públicas hechas por los
altos ejecutivos y publicadas en los informes de las compañías. Y mantienen la
mirada puesta en el mercado de recursos. Los competidores que adquieren
nuevas tecnologías, nueva fuerza laboral, nuevos sistemas de información,
nuevos canales de distribución, o que formen nuevas alianzas de marcas,
probablemente ejecutarán algún tipo de movimiento de precios que afectará a los
otros participantes en la industria. Este sofisticado escaneo ambiental identifica a
los posibles adversarios y su probable modus operandi.
Pero ¿a cuáles competidores debe usted vigilar? Identificar los competidores a
menudo tiene implicaciones importantes sobre la política de precios. Por ejemplo,
La Enciclopedia Británica descubrió que su principal rival no era la Enciclopedia
Grolier sino Microsoft. Por varios años la Británica no pareció tener en cuenta a
este importante competidor, hasta que una erosión continua en las ventas alertó a
la compañía sobre los sorprendentes desarrollos tecnológicos que cambiaron la
forma como los consumidores tenían acceso a la información. Sus libros costaron
miles de dólares alguna vez. Ahora ofrece acceso gratuito a su base de datos en
la Web y deriva sus ingresos de anuncios, no de consumidores.
Los competidores directos de una compañía, que comparten la misma tecnología
y hablan a los mismos mercados, son rivales importantes. Pero los competidores
indirectos, que satisfacen las necesidades del cliente mediante el uso de
diferentes tecnologías, y que tienen estructuras de costos completamente
diferentes, son quizás los más peligrosos. En realidad, competidores directos tales
como las grandes aerolíneas, frecuentemente coexisten en forma bastante
pacífica. Al examinar las reglas para la toma de decisiones de precios se entiende
por qué los estudios del Departamento de Transporte de Los Estados Unidos
muestran que, cuando una aerolínea con centro de actividades en un determinado
lugar ingresa al centro de actividades de otra aerolínea, normalmente no se
presenta una competencia basada en precios, debido a que la primera teme una
retaliación en su propio centro de actividades. Por el contrario, una compañía de
una industria completamente diferente frecuentemente comienza una guerra de
precios, con una tecnología radicalmente diferente, cuya ventaja de costos le
proporciona suficiente apalancamiento para ingresar en un mercado y “robar” su
participación.
El proceso de identificar competidores también revela las fortalezas y debilidades
de rivales corrientes y potenciales. Lo que tiene importantes implicaciones sobre la
forma como una compañía compite. En general, es sabio no “alborotar el avispero”
comenzando una guerra de precios con un competidor que tiene una base de
recursos significativamente más grande o reputación de ser un guerrero de precios
feroz. Cuando analice a su competencia, establezca cuidadosamente quiénes son,
qué tan importante es el precio en su posición estratégica, cómo determinan sus
políticas de precios, y cuáles son sus destrezas y recursos.
Contribuyentes, Colaboradores, y Otras Partes Interesadas
Finalmente, es importante observar a otros participantes de la industria cuyos
propios intereses o perfiles pueden afectar los resultados. Proveedores,
distribuidores, abastecedores de bienes y servicios complementarios, clientes,
agencias gubernamentales, y otros, contribuyen significativamente a la experiencia
de consumo, incluidos la calidad del producto, los argumentos de venta y el
servicio post-venta. Frecuentemente ejercen considerable influencia sobre el
resultado de una guerra de precios – directa o indirectamente. Algunas veces,
estos contribuyentes pueden proporcionar el ímpetu para, o pueden directamente
iniciar, una guerra de precios. Motorota lo descubrió cuando introdujo teléfonos
celulares de bajo precio en China y Brasil. Pronto observó que el precio en la calle
de sus teléfonos había caído sustancialmente en los Estados Unidos. Los
distribuidores estaban desviando productos destinados a China y Brasil a los
rentables mercados estadounidenses europeo. Algunas veces los productos
nunca dejaron el muelle. Los distribuidores de Motorota habían creado un
“mercado gris”, por que Motorota les había dado una razón para creer que los
precios en los Estados Unidos eran demasiado altos. Otras veces ayudan al
mercadeo, como hacen las aerolíneas con los viajeros frecuentes, en beneficio de
las compañías de tarjetas de crédito. También limitan la exposición de productos
que compitan, como MITI ha hecho en beneficio de las compañías japonesas que
enfrentan competencia internacional en casa. Antes de iniciar, o unirse, a una
guerra de precios, los gerentes inteligentes deben considerar los intereses de
otros participantes (márgenes de ganancia de proveedores y distribuidores,
comisiones de venta a los representantes, etc.).