Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

20
Camino Diocesano para la Conversión Pastoral Hacia una Iglesia en salida SUBSIDIO PASTORAL N° 1 Diócesis de San Isidro

Transcript of Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

Page 1: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

Camino Diocesano para la Conversión

Pastoral

Hacia una

Iglesia en

salida

SUBSIDIO PASTORAL

N° 1

Diócesis de San Isidro

Page 2: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

2

Hacia una Iglesia en salida

Extracto de la Carta Pastoral de Mons. Oscar Ojea

Hacia una Iglesia en salida Camino diocesano para la conversión pastoral

A las puertas del Año de la Misericordia, deseo proponer en esta carta a todas las personas de la diócesis y a las comunidades, un camino pastoral para asumir decididamente el desafío que el Papa Francisco nos expresa tan claramente en su carta sobre la Alegría del Evangelio acerca de la “Transformación Misionera de la Iglesia”

“Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estruc-tura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad. Como decía Juan Pablo II a los Obispos de Oceanía, «toda renovación en el seno de la Iglesia debe tender a la misión como objetivo para no caer presa de una especie de introver-sión eclesial»” (EG 27)

El Santo Padre nos plantea una profunda reforma (EG30) y nos llama a descubrir un nuevo modo de ser Iglesia.

Esta renovación es un llamado del amor de Dios a una transformación Evangélica adecuada a este tiempo de la historia.

Imagino que en este camino pastoral, que a continuación les voy a contar, podremos ir evaluando las acciones que iremos realizando y revisar juntos si son las más adecuadas para responder a semejante invitación. Por eso no quiero provocar un tipo de acción pastoral que por la presión o las exi-gencias de alcanzar una meta se vaya desgastando en el tiempo, perdien-do así su singularidad. La propuesta no tiene que terminar en ella misma sino que pretende ser una herramienta que nos ayude a ir creando entre

Page 3: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

Camino diocesano para la conversión pastoral

3

nosotros un nuevo estilo misionero, ya que debemos asumir el desafío de cambiar nuestros modos de ver, de pensar y de hacer, y esto es más que una acción pastoral puntual.

Para encontrar ese nuevo estilo, nos ayuda la propuesta del Papa Fran-cisco sobre el Año de la Misericordia, que nos impulsa a vivir una misión que se nutra en las mismas entrañas de Dios.

“Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret”. (Bula de la Misericordia - MV 1)

Los invito entonces a dar un paso concreto proponiéndoles una misión dentro de la diócesis en la que podamos enriquecernos los unos a los otros compartiendo nuestras fragilidades y nuestros valores que surgen de nuestra diversidad pero que se han ido plasmando en una historia de profunda vocación misionera y de auténtico servicio a los pobres.

Este camino diocesano hacia la conversión pastoral, lo llevaremos a cabo en tres momentos, recibiendo subsidios y materiales que ayuden a los grupos y a las comunidades a desarrollar estas etapas.

Con una fraterna bendición,

Mons. Oscar V. Ojea Obispo de San Isidro

Page 4: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

4

Hacia una Iglesia en salida

Introducción

Según nos planteara Mons. Ojea en su carta, estamos invitados a recorrer un "camino diocesano" que involucra un acción misionera «en la que po-damos enriquecernos los unos a los otros compartiendo nuestras fragilida-des y nuestros valores que surgen de nuestra diversidad...»

Este camino consta de 3 momentos:

El primer momento, se concretará en cada comunidad durante el Advien-to de este año y tiene, a su vez, 3 pasos:

1. CONTEMPLACIÓN DE LA MISERICORDIA DE DIOS. 2. REFLEXIÓN SOBRE NUESTRAS FRAGILIDADES. 3. EXPERIENCIA DE LA MISERICORDIA DE DIOS.

Este subsidio que tienen en sus manos, corresponde a este primer mo-mento y nos explica cómo podemos animar en nuestras comunidades, con dinámicas concretas, los tres pasos que dan comienzo al Camino Dio-cesano para la Conversión Pastoral.

3° MOMENTO “Buscando ser una Iglesia en salida”

Tiempo Pascual Visitas entre comunidades

2° MOMENTO “Abriendo nuestro corazón

y nuestra casa” Cuaresma 2016

Retiro Diocesano 12 de marzo

1° MOMENTO “Misericordiosos como el Padre”

Adviento 2015

Page 5: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

Camino diocesano para la conversión pastoral

5

PRIMER MOMENTO “Misericordiosos como el Padre”

Se proponen a continuación una serie de reflexiones y actividades para tra-bajar en este primer momento del camino diocesano. Están pensadas para que puedan realizarse con los distintos interlocutores de la comunidad con-vocados especialmente para estas ocasiones o en las reuniones que tengan en este tiempo los grupos o áreas parroquiales (catequesis, matrimonios, liturgia, Cáritas, el Consejo de Pastoral, etc.).

Asimismo, estos tres pasos podrían juntarse para realizar una única jornada en la que se trabajen estas propuestas y sugerencias o hacerse en momentos diferentes.

Primer paso: Contemplación de la Misericordia de Dios. Se trata de generar una mayor conciencia de la Misericordia de Dios y sen-sibilizarnos de tal manera, que podamos vivir con nuevas actitudes, con más y mejores gestos y acciones, llenas de misericordia y ternura.

Todos necesitamos volver a descubrir y conectarnos con la Misericordia y la Ternura de Dios. No podemos dar por sentado que ya sabemos de qué se trata.

Precisamos por un lado, des-aprender numerosos contenidos, imágenes y experiencias, que mucho nos han marcado, y por otro, aprender una vez más, quién es Dios nuestro Padre, como se nos ha revelado Él en Jesucris-to y como nos sigue animado con su Espíritu de Amor.

El Papa Francisco nos propone “contemplar”, es decir, tener “una mirada amorosa”, llena de confianza en el Dios que nos manifiesta el rostro de Jesús. “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre”.

Proponemos entonces, que el Adviento sea el tiempo oportuno para la contemplación, para desarrollar una mirada afectiva y amorosa del Dios hecho carne, hecho hombre. El misterio de la Navidad y en particular el pesebre, se convierte entonces, en una experiencia para contemplar du-rante todo el Adviento. Porque contemplar a Dios es para nosotros los cristianos una llamada a contemplar simultáneamente el rostro de Jesús y los rostros concretos de las mujeres y de los varones, de sus vidas, muy especialmente, los rostros más marcados por la pobreza, la enfermedad, la debilidad.

Page 6: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

6

Hacia una Iglesia en salida

Los invitamos entonces a concretar este primer paso en sus comunida-des teniendo un momento de oración en el que nuestra mirada esté fija-da en Jesús que "con su palabra, con sus gestos y con toda su persona reve-la la misericordia de Dios" (Papa Francisco, Misericordiae Vultus Nº 1).

Para esto se proponen los siguientes pasajes del evangelio:

Jn 8,1-11: La pecadora perdonada. "...yo tampoco te condeno. Vete en paz"

Mc 1, 40-45: Un leproso se acerca a Jesús: "Si quieres....puede puri-ficarme" "¡Lo quiero!"

Lc 10, 29-37: El Buen Samaritano. Paradigma de la misericordia que actúa y se involucra.

Mt 9, 9-13: Ante quienes cuestionan la actitud de Jesús, "Quiero misericordia y no sacrificios" "No vine a llamar a los justos, sino a los pecadores". Jesús comienza por la debilidad.

Algunas ideas para orientar este momento de oración:

Proponer la lectura de los cuatro textos y elegir uno para quedarse contemplando ese aspecto de la Misericordia de Jesús que más nos conmueve, invitando a descubrir por qué me moviliza esto.

Leer los cuatro textos y hacer un listado de los distintos modos en que se expresa la Misericordia de Dios en Jesús. Detenerse en cada uno y hacer una oración de acción de gracias y alabanza.

Después del momento de oración personal se puede terminar el canto "Tu misericordia" (haciendo click en el nombre de la canción podrán ac-ceder al video) o con algún otro canto o salmo de alabanza.

Adicionalmente, sugerimos centrar la reflexión homilética de los dos pri-meros domingos de Adviento según estas ideas en el marco de esta con-templación de la Misericordia que nos proponemos:

1º domingo: “Levanten la cabeza, está por llegarles la liberación” Jeremías 33:14-16; 1 Tesalonicenses 3:12-4:2; Lucas 21:25-36

2º domingo: "Todos verán la salvación de Dios" Isaías 52:1-11; Filipenses 1:4-6.8-11; Lucas 3:1-6

Haciendo click en Subsidio para Homilías podrán acceder al desarrollo de estas ideas.

Page 7: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

Camino diocesano para la conversión pastoral

7

Segundo paso: Reflexión sobre nuestras fragilidades Si en el paso anterior de contemplación quisimos re-conocer el rostro mi-sericordioso de Dios, en este segundo paso intentaremos re-conocer nuestras fragilidades. Cuando hablamos de “fragilidad” hablamos de algo que se quiebra fácilmente, que se rompe, y si se rompe es porque hay puntos débiles, "rajaduras".

Deseamos entonces ir hacia aquellos aspectos de nuestra vida personal y comunitaria que nos hacen sentir realmente vulnerables, débiles, peque-ños, pobres.

Tomemos algunos pensamientos de la Dra. Marie France Begué1:

“La fragilidad no es solamente una percepción, sino que es un hecho, una situación que forma parte de nuestro ser profundo y que se produce por la continua oscilación entre nuestras aspiraciones y nuestros límites, en-tre nuestras capacidades y nuestras incapacidades, entre nuestras fuer-zas y nuestras debilidades, entre nuestro ser activo y nuestro ser pasivo. Esta fragilidad impregna todas nuestras relaciones con los otros, con el mundo, con nosotros mismos y con Dios; y también destiñe sobre todas las obras que producimos, las comunidades, las instituciones que organi-zan nuestros vínculos y que tejen nuestra vida en sociedad”. “Las experiencias de fragilidad nos confrontan con un vacío, con aquello que nos falta. Allí aparecen nuestras inseguridades, nuestras insuficien-cias y nuestras incertidumbres”. “La fragilidad nos obliga a des-instalarnos de nuestra manera de ver las cosas; a des-centrarnos, tal vez para aprender a ver mejor a los demás, para dejarnos enseñar por lo que no cuadra dentro nuestro y nos provoca al desequilibrio”. “Si comprendemos bien esto, la fragilidad, a pesar de sus apariencias, detrás de su pequeñez, se vuelve camino a recorrer, una situación a trans-itar según la historia de cada uno. ¿Para qué? Para que emerja lo más ge-nuino, lo más sublime de nuestra humanidad que es ser-en-el-amor y que solo aparece si estamos en relación los unos con los otros, aceptándonos, comprendiéndonos tal cual somos. Los frágiles clamamos por la relación, porque el reconocimiento amoroso da identidad. Todos los seres huma-nos nos encontramos en el cruce de nuestras fragilidades”.

1Begué, Marie France. Fragilidad y Responsabilidad, Ciclo de formación y reflexión.

Page 8: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

8

Hacia una Iglesia en salida

Ayudados por esta perspectiva, al examinar nuestras fragilidades desde la Misericordia de Dios, deseamos abrirnos al Amor, a la Vida sobreabun-dante, a vínculos más plenos, basados en el reconocimiento de una expe-riencia existencial que nos cruza a todos: todos somos frágiles, todos sufri-mos, todos necesitamos ser reconocidos amorosamente para recuperar nuestra identidad más honda.

Los invitamos a organizar una gran reflexión y toma de conciencia sobre las fragilidades de cada comunidad; esas fragilidades que -como nos re-cordaba el Obispo en su carta- nos ayudan a "abrirnos más a la Misericor-dia de Dios y al experimentarla convertirnos en sus transmisores".

Las propuestas metodológicas para este segundo paso son variadas y ca-da comunidad podrá elegir la que más concuerde con su situación y posi-bilidades

a. Diario-mural: En el contexto de las misas del fin de semana se puede invitar a la comunidad eucarística a expresar cuáles son las "fragilidades" comunitarias. A partir de la reflexión acerca del sentido de este concepto, y en el contexto del primer paso de este camino diocesano, los fieles que se acercan a la eucaristía dominical, pueden hacer su aporte. Es importan-te dar este marco y explicar bien el sentido para que esta actividad no se convierta en un "libro de quejas".

La propuesta consiste en preparar un gran afiche con el título "Nuestras fragili-dades comunitarias", para que cada miembro de la comunidad pueda escribir a manera de graffiti la "fragilidad" que reconozca en ella (puede hacerse escri-biéndolo directamente o pegando pe-queños papeles). El momento de la cele-bración en el que podría realizarse es al inicio de la presentación de los dones, antes de llevar las ofrendas al altar, para que como hacemos en cada eucaristía presentemos al Señor junto con los do-

nes de pan y vino, nuestra vida expresada en esta ocasión en las fragilida-des que descubrimos que tenemos y que queremos que se transformen por la Misericordia de Dios.

Page 9: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

Camino diocesano para la conversión pastoral

9

b. Lectio Divina: Siguiendo los pasos de esta metodolog-ía: Leer - ¿Qué dice el texto?; Meditar: ¿Qué me dice Dios a mí en este texto?; Rezar - ¿Qué le quiero decir yo a Dios sobre el texto?; Contemplar/actuar - ¿Qué hacer como resultado de la oración?, se propone el si-guiente pasaje de la segunda carta a los Corintios (2Cor 12, 7-10):

"Y para que la grandeza de las revelaciones no me envanezca, tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere. Tres veces pedí al Señor que me librara, pero él me respondió: «Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad». Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo. Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte."

Respondiendo a la pregunta ¿qué dice el texto?, vemos que San Pablo, después de relatar algunas experiencias místicas que tuvo, en las que le fueron revelados "secretos" imposibles de reproducir por el hombre, cae en la cuenta de que él no deja de ser humano, con toda su fragilidad. Fra-gilidad que experimenta con las cosas del afuera (privaciones, oprobios, persecuciones) y en su interior (angustia, debilidad). Y esto lo hace sufrir, quisiera estar a la altura de la misión que le fue encomendada; hasta el punto de pedir insistentemente en su oración (tres veces) al Señor que lo librara de esta "espina". Pablo no se daba cuenta de que todavía esto per-tenecía a la lógica humana, de la eficacia, de "ser fuerte". No se daba cuenta de que en el ser fuerte, en la eficacia, cuando todo lo que empren-de sale bien hay un peligro: creérsela. Creer que es él quien obra en la co-munidad y en el anuncio, y no la fuerza de Jesús.

La respuesta del Señor crucificado y resucitado no se hace esperar: "Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad". Es decir, "No es en tus fuerzas que vas a tener que confiar, sino en las mías".

Page 10: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

10

Hacia una Iglesia en salida

Cuando Pablo recibe esta palabra siente cómo en su misma debilidad está actuando Dios y, por eso, se siente fortalecido; porque es justamente en su debilidad y no en sus fuerzas, donde Dios puede obrar. Quien quiera seguir a Jesús, anunciarlo y vivir como Él, ¿no debe acaso asumir la vida y muerte en Cruz -expresión máxima de la fragilidad-, el mismo estilo de Aquél que se siendo fuerte se hizo débil por nosotros?

Quizás en nuestras debilidades, nuestros fracasos comunitarios, antes de lamentarnos, podamos descubrir a través de la oración -como Pablo- que es justamente allí desde donde el Señor nos está fortaleciendo, nos está haciendo personas, comunidades imágenes de Jesús.

Para el momento de la oración cuando respondemos la pregunta ¿Qué le quiero decir yo a Dios sobre el texto? se puede terminar rezando las Biena-venturanzas invitando a recrearlas tomando las propias fragilidades (ej. "Felices los que somos - escribir una fragilidad - porque ...").

También se puede leer el cuento "La vasija agrietada" (hacer click para acceder al texto), y a partir de este relato compartir un momento de ora-ción de acción de gracias porque obra en nuestras "rajaduras".

c. Adicionalmente, como propusimos en el primer paso, sugerimos cen-trar la reflexión homilética del tercer y cuarto domingo de Adviento según estas ideas.

3º domingo: “¿Qué debemos hacer?” Sofonías 3:14-18; Filipenses 4:4-7; Lucas 3:10-18

4º domingo: “Feliz de ti por haber creído” Miqueas 5:1-4; Hebreos 10:5-10; Lucas 1:39-45

Hacer click para acceder al Subsidio para Homilías completo.

Tercer paso: Experiencia de la Misericordia de Dios. Después de haber contemplado la Misericordia de Dios y mirado las pro-pias fragilidades, en el contexto de la Navidad donde fragilidad y miseri-cordia se hacen presentes en el pesebre, volvamos a poner todo esto en las manos de este Dios que nos renueva en la esperanza.

Para concretar este tercer paso proponemos las siguientes dinámicas o actividades posibles:

Page 11: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

Camino diocesano para la conversión pastoral

11

a. En un encuentro especialmente preparado en torno a la Navidad. En un espacio ambientado con el Pesebre, se invita a reflexionar delante de esta imagen de la Misericordia de Dios que no nos quiere dejar solos, proponiendo las siguientes preguntas:

¿En qué momentos de mi vida personal me sentí más sostenido por la Misericordia de Dios?

¿Qué hechos o etapas de la historia de nuestra comunidad podemos distinguir como especialmente fecunda por acción del amor miseri-cordioso del Padre?

Contemplemos nuestra vida y la Misericordia del Padre que la sostie-ne.

Como un segundo momento de este encuentro se puede trabajar con dos textos bíblicos parafraseándolos en clave personal/comunitaria de mane-ra de reconocer las mediaciones personales y comunitarias a través de las cuales Dios me/nos mostró su Misericordia.

1- Lectura de Mt 25, 34ss: - "Tuvimos hambre y nos diste de comer..." - "Tuvimos sed y nos diste de beber" - (... escribir otras frases en este tenor que nos ayuden a tomar

conciencia de la acción misericordiosa de Dios en nosotros)

2- Lectura del salmo 135: - - Se invita a que cada uno una experiencia personal o comunita-

ria de la Misericordia de Dios y luego todos responden "porque es eterna su Misericordia".

Como expresión de esta memoria agradecida de la Misericordia de Dios en nuestra vida, se puede terminar con el canto "Tu misericordia es eter-na" (hacer click para ver el video) u otro canto apropiado.

b. Celebración de la Navidad: Sugerimos poner en el pesebre comunitario una muestra de los trabajos de cada uno de los pasos de este primer momento de manera de:

Page 12: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

12

Hacia una Iglesia en salida

Ofrecer nuestra fragilidad y nues-tra memoria agradecida de haber sido rescatados por la Misericordia de Dios.

Agradecer los tiempos personales y comunitarios en los que sentimos más cercano el amor misericordioso del Padre.

Contemplar en el Pesebre cómo está presente entre nosotros el Dios que perdona, que tiende puentes de misericordia y que actúa en nuestra fragilidad convirtiéndola en fortaleza que nos permite vincularnos y her-manarnos.

Se podría armar el pesebre sobre los afiches con nuestras fragilidades co-munitarias de manera de hacer visible cómo es la acción de la Misericordia de Dios en nuestra comunidad.

Para la reflexión homilética de las misas de Navidad se puede tomar la siguiente idea fuerza:

Misa de Navidad: “Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño

recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre”

Lc. 2,12

Hacer click para acceder al Subsidio para Homilías completo.

Page 13: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

Camino diocesano para la conversión pastoral

13

MATERIAL COMPLEMENTARIO Contenidos de Misericordiae Vultus

Una lectura pausada de algunos puntos de la Bula de Convocatoria al Año Santo, nos puede ayudar para el ejercicio de contemplación que desea-mos hacer en este tiempo de Adviento.

Los temas que allí nos propone el Papa Francisco, nos ayudan a mirar a Dios y a lo humano de tal manera, que cada persona y cada comunidad, tenga elementos suficientes como para alcanzar una necesaria renova-ción de la vida.

Recordemos algunos puntos de la Bula que destacados y puestos a la vis-ta de manera sintética, nos permiten descubrir la importancia que tiene para nuestras vidas, para la Iglesia y para toda mujer y todo varón, vivir más de la Misericordia del Padre.

Con el riesgo de simplificar el contenido, transcribimos de manera sintéti-ca, algunos párrafos de la Bula:

1.”Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra.

Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la mise-ricordia de Dios”.

2. “Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Miseri-cordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados no obstante el límite de nuestro pecado”.

3. “Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos sig-no eficaz del obrar del Padre. Es por esto que he anunciado un Jubileo Extraordina-rio de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes.

Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericor-dia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona”.

Page 14: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

14

Hacia una Iglesia en salida

5. “¡Cómo deseo que los años por venir estén impregnados de misericordia para poder ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios! A todos, creyentes y lejanos, pueda llegar el bálsamo de la misericordia como signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros”.

6. “«Es propio de Dios usar misericordia y especialmente en esto se manifiesta su omnipotencia»”.

7. “Repetir continuamente "Eterna es su misericordia", como lo hace el Salmo, pare-ce un intento por romper el círculo del espacio y del tiempo para introducirlo todo en el misterio eterno del amor. Es como si se quisiera decir que no solo en la historia, sino por toda la eternidad el hombre estará siempre bajo la mirada misericordiosa del Padre”.

8. “Con la mirada fija en Jesús y en su rostro misericordioso podemos percibir el amor de la Santísima Trinidad.

Lo que movía a Jesús en todas las circunstancias no era sino la misericordia, con la cual leía el corazón de los interlocutores y respondía a sus necesidades más reales.

Era una mirada cargada de misericordia que perdonaba los pecados de aquel hom-bre y, venciendo la resistencia de los otros discípulos, lo escoge a él, el pecador y publicano, para que sea uno de los Doce”.

9. “En las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús revela la naturaleza de Dios como la de un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia.

En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que con-suela con el perdón

Jesús afirma que la misericordia no es solo el obrar del Padre, sino que ella se con-vierte en el criterio para saber quiénes son realmente sus hijos. Así entonces, esta-mos llamados a vivir de misericordia, porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado misericordia.

…el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón. Dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir felices.

El amor, después de todo, nunca podrá ser un palabra abstracta. Por su misma natu-raleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano. La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros”.

Page 15: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

Camino diocesano para la conversión pastoral

15

10. “La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los cre-yentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de mi-sericordia.

Ha llegado de nuevo para la Iglesia el tiempo de encargarse del anuncio alegre del perdón. Es el tiempo de retornar a lo esencial para hacernos cargo de las debilidades y dificultades de nuestros hermanos. El perdón es una fuerza que resucita a una vida nueva e infunde el valor para mirar el futuro con esperanza”.

12. “La Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda perso-na.

Es determinante para la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio que ella viva y testimonie en primera persona la misericordia. Su lenguaje y sus gestos deben trans-mitir misericordia para penetrar en el corazón de las personas y motivarlas a reen-contrar el camino de vuelta al Padre”.

13. “«Sed misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso» (Lc 6,36). Es un programa de vida tan comprometedor como rico de alegría y de paz”.

15. “En este Año Santo, podremos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuan-tos viven en las más contradictorias periferias existenciales, que con frecuencia el mundo moderno dramáticamente crea. ¡Cuántas situaciones de precariedad y sufri-miento existen en el mundo hoy! Cuántas heridas sellan la carne de muchos que no tienen voz porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de la indiferencia de los pueblos ricos. En este Jubileo la Iglesia será llamada a curar aún más estas heri-das, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a cu-rarlas con la solidaridad y la debida atención. No caigamos en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye. Abramos nuestros ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos rom-per la barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la hipo-cresía y el egoísmo.

Es mi vivo deseo que el pueblo cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra con-ciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la miseri-cordia divina. La predicación de Jesús nos presenta estas obras de misericordia para que podamos darnos cuenta si vivimos o no como discípulos suyos. Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los

Page 16: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

16

Hacia una Iglesia en salida

presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espiritua-les: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, con-solar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos”.

19. “La palabra del perdón pueda llegar a todos y la llamada a experimentar la mise-ricordia no deje a ninguno indiferente. Mi invitación a la conversión se dirige con mayor insistencia a aquellas personas que se encuentran lejanas de la gracia de Dios debido a su conducta de vida. Pienso en modo particular a los hombres y mujeres que pertenecen a algún grupo criminal, cualquiera que éste sea. Por vuestro bien, os pido cambiar de vida. Os lo pido en el nombre del Hijo de Dios que si bien combate el pecado nunca rechaza a ningún pecador. No caigáis en la terrible trampa de pensar que la vida depende del dinero y que ante él todo el resto se vuelve carente de valor y dignidad. Es solo una ilusión. No llevamos el dinero con nosotros al más allá. El dinero no nos da la verdadera felicidad. La violencia usada para amasar fortunas que escurren sangre no convierte a nadie en poderoso ni inmortal. Para todos, tarde o temprano, llega el juicio de Dios al cual ninguno puede escapar.

La misma llamada llegue también a todas las personas promotoras o cómplices de corrupción. Esta llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social. La corrupción impide mirar el futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los proyectos de los débiles y oprime a los más pobres. Es un mal que se anida en gestos cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos. La corrupción es una obstinación en el pecado, que pretende sustituir a Dios con la ilusión del dinero como forma de poder. Es una obra de las tinieblas, sostenida por la sospecha y la intriga. Corruptio optimi pessima, decía con razón san Gregorio Magno, para indicar que ninguno puede sentirse inmune de esta tentación. Para erradicarla de la vida personal y social son necesarias prudencia, vigilancia, lealtad, transparencia, unidas al coraje de la denuncia. Si no se la combate abiertamente, tarde o temprano busca cómplices y destruye la existencia.

¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Delante a tantos crímenes cometidos, escuchad el llanto de todas las personas depredadas por vosotros de la vida, de la familia, de los afectos y de la dignidad. Seguir como estáis es sólo fuente de arrogancia, de ilusión y de tristeza. La verdadera vida es algo bien distinto de lo que ahora pensáis. El Papa os tiende la mano. Está dispuesto a escucharos. Basta solamente que acojáis la llamada a la conversión y os sometáis a la justicia mientras la Iglesia os ofrece misericordia”.

20. “Jesús afirma que de ahora en adelante la regla de vida de sus discípulos deberá ser la que da el primado a la misericordia, como Él mismo testimonia compartiendo la mesa con los pecadores. La misericordia, una vez más, se revela como dimensión fundamental de la misión de Jesús”.

Page 17: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

Camino diocesano para la conversión pastoral

17

2. Examen de conciencia

Proponemos algunas preguntas orientadoras, todas ellas están hechas en primera persona como para guiar un examen de conciencia personal, pero pueden ser hechas en plural para un examen comunitario. Se trata de ayudar a que cada persona y cada comunidad, sumergida en la Misericordia de Dios, pueda experimentar profundamente el deseo de más plenitud y más felicidad, y volver a emprender así el camino de con-versión.

Dios

¿Cuál es la imagen más profunda de Dios que habita en mí?

¿Experimento la Misericordia de Dios en mi propia carne?

¿He sentido la ternura de Dios sobre mis fragilidades?

¿Quién es Jesús para mí?

¿Cómo vivo el Amor que Dios me tiene?

¿Cómo es mi relación con Dios? ¿Le tengo miedo?

¿He experimentado el perdón de Dios sobre todos mis pecados?

¿Hay algo que Dios todavía no toco en mí con su Misericordia? ¿Qué?

¿Hay algo que necesito que Dios me perdone? ¿Qué?

¿Cómo es mi práctica del sacramento de la reconciliación?

¿Deseo seguir a Jesús y seguir aprendiendo de su Evangelio?

¿Dejo obrar a Dios en mi vida y en mis relaciones?

¿Celebro mi vida junto a mis hermanos en la misa de cada fin de semana?

¿Tengo tiempos de oración, de dialogo con Dios, de encuentros de amistad con él?

Fragilidad

¿Cuáles son las situaciones en las que me descubro frágil, vulnerable?

¿Qué provoca en mí ser consciente de esa fragilidad?

¿Me asocio a la cruz de Jesús?

¿Soy agradecido por los bienes y dones recibidos?

¿Puedo aceptar el hecho que no puedo todo, que no soy omnipotente?

¿Soy realista en el reconocimiento de mis capacidades y limitaciones?

¿Cómo vivo la humildad? ¿O me vanaglorio en todo momento?

¿Puedo aprovechar mi fragilidad como puerta, como puente para llegar al te-soro del amor y la vida en plenitud?

¿Puedo respetarme y respetar a los otros?

¿Puedo vivir con alegría en mis fragilidades y las e mi comunidad?

¿Tengo sentido del humor?

¿Doy esperanza a los otros?

Page 18: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

18

Hacia una Iglesia en salida

Vínculos

¿Sé escuchar atentamente a los otros?

¿Sé dialogar?

¿Puedo ser franco, abierto, transparente, comunicativo?

¿Tengo verdadero cuidado por mis prójimos?

¿Estoy interesado en mi comunidad?

¿Soy competitivo a tal punto que me entristece que a los otros les vaya bien?

¿Sé alegrarme con el bien del otro y evitar así la envidia?

¿Acepto de buen grado las diferencias de los otros? ¿Pretendo imponer mi manera de ver, de sentir, mi pensamiento, mis modos?

Responsabilidad

¿Me hago cargo de las heridas que produzco en los otros?

¿Sé vivir con sentido de corresponsabilidad, es decir, colaborando con otros?

¿Tengo serenidad frente a los problemas comunes?

¿Soy autoritario, violento?

¿Puedo aceptar la ayuda de los otros?

¿Sé trabajar con otros?

¿Sé ayudar a los que lo necesitan, o soy paternalista? ¿Puedo aceptar críticas y desacuerdos, con mente abierta, sin prejuicios, bus-cando crecer junto a otros?

Amor

¿Puedo aceptar el amor de otra persona y simultáneamente darle yo también amor?

¿Puedo dar amor sin esperar recibir nada a cambio?

¿Considero ser más generosa/o y tener gratitud como una expresión del amor?

¿Cómo es mi actitud de servicio en las cosas cotidianas?

¿Sirvo a los otros o me sirvo de ellos?

¿Actúo buscando siempre mi beneficio?

¿Soy egoísta, narcisista?

¿Culpo a los demás de las cosas que me pasan?

¿Cómo vivo la paciencia?

¿Soy celoso, envidioso, incapaz de alegrarme con el otro?

¿Busco promocionar a los otros?

Misericordia

¿Puedo descubrir las miserias de los otros y ser compasivo?

¿Me duele en lo más profundo de mi corazón el pecado del mundo?

¿Vivo juzgando a los demás?

¿Cuál es la medida que uso con los otros?

¿Hago el bien como me gustaría que me lo hagan a mí?

¿He perdonado? ¿He retenido el perdón?

Page 19: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

Camino diocesano para la conversión pastoral

19

¿A quién debo perdonar?

¿Estoy siempre atento a las faltas de los otros?

¿Se vivir sosteniendo a mis hermanos en sus dificultades?

¿Estoy dispuesto a admitir que no sé todas las respuestas?

¿Puedo ser tolerante frente a las miserias de mis hermanos?

¿Practico las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los en-fermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos?

¿Las espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corre-gir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con pacien-cia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos.

Fraternidad - Solidaridad

¿Puedo vincularme con personas diferentes?

¿Cómo hago crecer la fraternidad en los lugares donde vivo, trabajo, participo?

¿Cómo es mi manera de compartir mis bienes?

¿Participo en la construcción del Bien Común de mi comunidad, barrio, país?

¿Estoy siempre en el centro o puedo dejar que otros sean protagonistas?

¿Puedo hacer cosas como lo sugiere otra persona?

¿Cómo es mi relación con los pobres, enfermos, débiles, sufrientes?

¿Margino, hago hostigamiento (bullying) a otros?

¿Discrimino a mis hermanos? ¿Por qué causa?

Iglesia - Comunidad

¿Cómo vivo mi relación con la Iglesia?

¿Cómo es mi relación con mí comunidad?

¿He sido maltratado, herido por mi comunidad? ¿He perdonado?

¿He maltratado a otros de mi comunidad? ¿He pedido perdón?

¿Cómo han sido mis aportes a la vida comunitaria?

¿He difamado, generé chusmerío dentro de mí comunidad?

¿Sé sobreponerme y ayudar a sobreponernos de las dificultades comunitarias?

Misión

¿Intento ser ejemplo para otros, dar testimonio con la propia vida?

¿Ofrezco mi tiempo, mis talentos al servicio de la comunidad?

¿Me intereso por los otros, sus problemas, sus vidas?

¿Puedo irradiar el evangelio con mi vida?

¿Soy un poco de luz y de sal en las cosas de la vida cotidiana?

¿Puedo hacer presente el Reino de Dios en el mundo que habito?

¿Cuido del Medio Ambiente y ayudo a cuidarlo?

¿Cuido a los pobres?

Page 20: Camino Diocesano para la Conversión Pastoral

20

Hacia una Iglesia en salida

Hacia una Iglesia en salida

CAMINO DIOCESANO PARA

LA CONVERSIÓN PASTORAL

DIÓCESIS DE SAN ISIDRO 2015 - 2016