Boletin la voz_del_heraldo_no_2_03_2009
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La lucha entre la simiente de Cristo y la simiente de Satanás. 2da. Parte. Por: Samuel Saldaña
Puntos de interés especial
Censos en el plan de re-
dención entre la simiente
de Cristo y la simiente de
Satanás
El sellamiento
El Israel literal y espiritual
La liberación del pueblo
santo de Dios
La figura de la mujer per-
seguidora
Recompensa eterna
Contenido:
El censo de Josué 1
Censos de Satanás 2
Censo de César Augusto 2
Censo y división del territorio de 3
Los 12 hijos de Israel 4
Judá reemplaza a Efraín 5
Sellamiento y abandono de la
cizaña
6
La simiente de la libre 7
Persecución sobre los hijos de
Israel
11
Receta licuado frutas 13
¡Un Ministerio que profesa la Verdad Presente!
marzo 2009
Volumen 1, nº 2
La Voz del Heraldo
Dios dispone de un censo para identificar y
colocar Su sello espiritual por medio de un
pacto preestablecido el cual se acoge libre-
mente quien considere apropiado. Sin embar-go, aquellos que rechacen todos sus precepto
y estatutos del pacto, quedarán sellados para
muerte junto a Satanás y sus ángeles. Sin
embargo, Satanás procura disponer también
de su pacto, el cual otorga por medio de su
marca un día espurio (domingo) no sostenible
como verdadero ante la Luz de la Biblia.
Quien se acoja a sus principios, será sellado
por él de manera espiritual por medio del
aliento de su carácter y poder. Hemos de en-
tender que para poder instituir su poder y mar-ca, ha de ser en este mundo, por tanto necesita
de sus vice-regentes en la Tierra guiados por
los ángeles perdidos para que instituyan un
sistema de adoración falsa y encausarlos en
sus principios que procuró desde el principio
del pecado en el Reino de los Cielos.
Los censos han ocurrido en la Tierra tanto de
parte de Dios como de Satanás, y en el boletín
anterior fue publicado este principio por lo
que daremos continuidad en esta segunda edi-
ción.
Censo de Josué
“Y TUVO también suerte la tribu de Manasés,
porque fué primogénito de José. Machîr, pri-
mogénito de Manasés, y padre de Galaad, el
cual fué hombre de guerra, tuvo á Galaad y á
Basán. Tuvieron también suerte los otros hijos
de Manasés conforme á sus familias: los hijos
de Abiezer, y los hijos de Helec, y los hijos de
Esriel, y los hijos de Sichêm, y los hijos de Hepher, y los hijos de Semida; estos fueron
los hijos varones de Manasés hijo de José, por
sus familias. Pero Salphaad, hijo de Hepher,
hijo de Galaad, hijo de Machîr, hijo de Ma-
nasés, no tuvo hijos, sino hijas, los nombres
de las cuales son estos: Maala, Noa, Hogla,
Milchâ, y Tirsa.
Estas vinieron delante de Eleazar sacerdote, y
de Josué hijo de Nun, y de los príncipes, y
dijeron: Jehová mandó á Moisés que nos diese
herencia entre nuestros hermanos. Y él les dió
herencia entre los hermanos del padre de
ellas, conforme al dicho de Jehová. Y caye-
ron á Manasés diez suertes á más de la tierra
de Galaad y de Basán, que está de la otra parte del Jordán: Porque las hijas de Manasés
poseyeron herencia entre sus hijos: y la tierra
de Galaad fué de los otros hijos de Manasés.
Y fué el término de Manasés desde Aser has-
ta Michmetat, la cual está delante de Sichêm;
y va este término á la mano derecha, á los
que habitan en Tappua. Y la tierra de Tappua
fué de Manasés; pero Tappua, que está junto
al término de Manasés, es de los hijos de
Ephraim. Y desciende este término al arroyo
de Cana, hacia el mediodía del arroyo. Estas ciudades de Ephraim están entre las ciudades
de Manasés: y el término de Manasés es des-
de el norte del mismo arroyo, y sus salidas
son á la mar. Ephraim al mediodía, y Ma-
nasés al norte, y la mar es su término: y en-
cuéntranse con Aser á la parte del norte, y
con Issachâr al oriente. Tuvo también Ma-
nasés en Issachâr y en Aser á Beth-san y sus
aldeas, é Ibleam y sus aldeas, y los morado-
res de Dor y sus aldeas, y los moradores de
Endor y sus aldeas, y los moradores de Taa-
nach y sus aldeas, y los moradores de Megid-do y sus aldeas: tres provincias. Mas los hijos
de Manasés no pudieron echar á los de aque-
llas ciudades; antes el Cananeo quiso habitar
en la tierra. Empero cuando los hijos de Israel
tomaron fuerzas, hicieron tributario al Cana-
neo, mas no lo echaron. Y los hijos de José
hablaron á Josué, diciendo: ¿Por qué me has
dado por heredad una sola suerte y una sola
parte, siendo yo un pueblo tan grande y que
Jehová me ha así bendecido hasta ahora? Y
Josué les respondió: Si eres pueblo tan gran-de, sube tú al monte, y corta para ti allí en la
tierra del Pherezeo y de los gigantes, pues
que el monte de Ephraim es angosto para ti.
Y los hijos de José dijeron: No nos bastará á
nosotros este monte: y todos los Cananeos
que habitan la tierra de la campiña, tienen
carros herrados; los que están en Beth-san y
en sus aldeas, y los que están en el valle de
Jezreel. Entonces Josué respondió á la casa
de José, á Ephraim y Manasés, diciendo: Tú
eres gran pueblo, y tienes gran fuerza; no
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tendrás una sola suerte; Mas aquel monte será
tuyo; que bosque es, y tú lo cortarás, y serán
tuyos sus términos: porque tú echarás al Ca-
naneo, aunque tenga carros herrados, y aun-que sea fuerte”. Josué capítulo 17. Censos de Satanás
Rey David tentado a ira, YAHWEH entra
en ira
“Y VOLVIO el furor de Jehová á encenderse
contra Israel, é incitó á David contra ellos á
que dijese: Ve, cuenta á Israel y á Judá. Y
dijo el rey á Joab, general del ejército que
tenía consigo: Rodea todas las tribus de Isra-
el, desde Dan hasta Beer-seba, y contad el
pueblo, para que yo sepa el número de la
gente. Y Joab respondió al rey: Añada Jehová
tu Dios al pueblo cien veces tanto como son,
y que lo vea mi señor al rey; mas ¿para qué
quiere esto mi señor el rey? Empero la pala-bra del rey pudo más que Joab, y que los ca-
pitanes del ejército. Salió pues Joab, con los
capitanes del ejército, de delante del rey, para
contar el pueblo de Israel. Y pasando el
Jordán asentaron en Aroer, á la mano derecha
de la ciudad que está en medio de la arroyada
de Gad y junto á Jazer. Después vinieron á
Galaad, y á la tierra baja de Absi: y de allí
vinieron á Dan-jaán y alrededor de Sidón. Y
vinieron luego á la fortaleza de Tiro, y á to-
das las ciudades de los Heveos y de los Cana-neos; y salieron al mediodía de Judá, á Beer-
seba. Y después que hubieron andado toda la
tierra, volvieron á Jerusalem al cabo de nueve
meses y veinte días. Y Joab dió la cuenta del
número del pueblo al rey; y fueron los de
Israel ochocientos mil hombres fuertes que
sacaban espada; y de los de Judá quinientos
mil hombres. Y después que David hubo con-
tado el pueblo, punzóle su corazón; y dijo
David á Jehová: Yo he pecado gravemente
por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová,
ruégote que quites el pecado de tu siervo, porque yo he obrado muy neciamente”. 2
Samuel 24.1-10.
“MAS Satanás se levantó contra Israel, é
incitó á David á que contase á Israel. Y dijo
David á Joab y á los príncipes del pueblo: Id,
contad á Israel desde Beer-seba hasta Dan, y
traedme el número de ellos para que yo lo
sepa. Y dijo Joab: Añada Jehová á su pueblo
cien veces otros tantos. Rey señor mío, ¿no
son todos estos siervos de mi señor? ¿para qué procura mi señor esto, que será pernicio-
so á Israel? Mas el mandamiento del rey
pudo más que Joab. Salió por tanto Joab, y
fué por todo Israel; y volvió á Jerusalem, y
dió la cuenta del número del pueblo á David. Y hallóse en todo Israel que sacaban espada,
once veces cien mil; y de Judá cuatrocientos
y setenta mil hombres que sacaban espada.
Entre estos no fueron contados los Levitas, ni
los hijos de Benjamín, porque Joab abomina-
ba el mandamiento del rey. Asimismo des-
agradó este negocio á los ojos de Dios, é
hirió á Israel. Y dijo David á Dios: He peca-
do gravemente en hacer esto: ruégote que
hagas pasar la iniquidad de tu siervo, porque
yo he hecho muy locamente”. 1 Crónicas 21.1-8.
“Joab hijo de Sarvia había comenzado á con-
tar, mas no acabó, pues por esto vino la ira
sobre Israel: y así el número no fué puesto en
el registro de las crónicas del rey David”. 1
Crónicas 27.24.
Censo de César Augusto
“Y ACONTECIO en aquellos días que salió
edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuese empadronada. Este empadrona-
miento primero fué hecho siendo Cirenio
gobernador de la Siria. E iban todos para ser
empadronados, cada uno á su ciudad. Y subió
José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, á
Judea, á la ciudad de David, que se llama
Bethlehem, por cuanto era de la casa y fami-
lia de David; Para ser empadronado con Mar-
ía su mujer, desposada con él, la cual estaba
encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se
cumplieron los días en que ella había de pa-rir. Y parió á su hijo primogénito, y le envol-
vió en pañales, y acostóle en un pesebre, por-
que no había lugar para ellos en el mesón”.
Luc. 2.1-7.
Otros censos y persecuciones
Edad Media temprana (s. V): Visigo-
dos, Vándalos y Ostrogodos
Edad Media (s. XII - XIII): Valdenses,
Albigenses
Los Reformadores (s. XV): Wycliff,
Huss, Lutero, Calvino, Tyndale,
Knox…
Los pioneros y John Harvey Kellogg
(s. XIX)
De Iglesia Laodicea a Babilonia (s.
XIX - XX)
... Continuación del artículo anterior
“Más aquel monte
será tuyo; que bosque
es, tu lo contarás y
serán tuyos sus
términos...”
Página 2 La Voz del Heraldo
Los Guardadores del Sábado y los Guardadores del
Domingo
Censo y división de las tribus Israel (Norte y Sur en el
año 931 a.C.)
1.- Israel – Norte (Efraín) Capital: Samaria.
10 tribus. 209 años (931 – 722 a.C.)
Conquistados por Asiria
2.- Judá – Sur Capital: Jersualén.
2 tribus: Judá y Benjamín.
(931 – 605 a.C.) 326 años
Conquistados por Babilonia
¿Israel literal o Israel espiritual?
Aunque Ellen G. White refiere que la nación judía está
perdida como nación hace 18 siglos (cuando ella escribió
el DTG); individualmente Dios tienen la misma disposi-
ción para con ellos.
“Luego me fueron señalados algunos que están en gran
error al creer que tienen el deber de ir a la vieja Jerusalén,
y piensan que tienen una obra que hacer allí antes que ven-ga el Señor. (Véase el Apéndice). Una opinión tal tiende a
apartar la mente y el interés de la obra que actualmente
hace el Señor bajo el mensaje del tercer ángel; porque los
que piensan que todavía tienen que ir a Jerusalén fijarán
sus pensamientos en esto, y privarán de sus recursos a la
causa de la verdad presente para transportarse a sí mismos
y llevar a otros allí. Vi que una misión tal no produciría
ningún beneficio real, que se necesitaría mucho tiempo
para conseguir que unos pocos judíos crean en el primer
advenimiento de Cristo, y mucho más para que crean en el
segundo advenimiento. Vi que Satanás engañó gravosa-
mente a algunos con respecto a esto; y que en toda esta tierra hay almas que podrían recibir ayuda y ser inducidas
a guardar los mandamientos de Dios, pero se las está de-
jando perecer. También vi que la vieja Jerusalén nunca
será edificada; y que Satanás estaba haciendo cuanto podía
para extraviar en estas cosas a los hijos del Señor ahora, en
el tiempo de reunión, a fin de impedirles que dediquen
todo su interés a la obra actual de Dios e inducirles a des-
cuidar la preparación necesaria para el día del Se-
ñor”. PE.76.
Sin embargo, la profecía de Daniel declara de manera exacta el tiempo entre los israelitas, los judíos y los genti-
les.
"'Y en otra semana confirmará el pacto a muchos.' La se-
mana de la cual se habla aquí es la última de las setenta.
Son los siete últimos años del período concedido especial-
mente a los judíos. Durante ese plazo, que se extendió del año 27
al año 34 de J.C., Cristo, primero en persona y luego por medio
de sus discípulos, presentó la invitación del Evangelio especial-
mente a los judíos. Cuando los apóstoles salieron para proclamar las buenas nuevas del reino, las instrucciones del Salvador fue-
ron: 'Por el camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de Sama-
ritanos no entréis' (Mateo 10:5, 6).
"'A la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.',
En el año 31 de J.C., tres años y medio después de su bautismo,
nuestro Señor fue crucificado. Con el gran sacrificio ofrecido en
el Calvario, terminó aquel sistema de ofrendas que durante cuatro
mil años había prefigurado al Cordero de Dios. El tipo se en-
contró en el antitipo, y todos los sacrificios y oblaciones del sis-
tema ceremonial debían cesar.
“Las setentas semanas o 490 a.ños concedidos a los judíos, termi-
naron como lo vimos, en el año 34 de J.C. En dicha fecha, por
auto del Sanedrín judaico, la nación selló su rechazamiento del
Evangelio con el martirio de Esteban, y la persecución de los
discípulos de Cristo. Entonces el mensaje de salvación, no estan-
do más reservado exclusivamente para el pueblo elegido, fue
dado al mundo. Los discípulos, obligados por la persecución a
huir de Jerusalén, 'andaban por todas partes, predicando la Pala-
bra.' 'Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les proclamó
el Cristo.' Pedro, guiado por Dios, dio a conocer el Evangelio al
centurión de Cesarea, el piadoso Cornelio, el ardiente Pablo, ga-nado a la fe de Cristo, fue comisionado para llevar las alegres
nuevas 'lejos ... a los gentiles.' (Hechos 8:4,5; 22:21, V.M).
"Hasta aquí cada uno de los detalles de las profecías se XIV ha
cumplido de una manera sorprendente, y el principio de las se-
tenta semanas queda establecido irrefutablemente en el año 457
ant. de J.C. y su fin en el año 34 de J.C. Partiendo de esta fecha
no es difícil encontrar el término de los 2300 días. Las setenta
semanas -490 días- descontadas de los 2300 días, quedaban 1810
días. Concluidos los 490 idas, quedaban aún por cumplirse los
1810 días. Contando desde 34 de J.C., los 1810 años alcanzan al año 1844. Por consiguiente los 2300 días de Daniel 8:14 termina-
ron en 1844. Al fin de este gran período profético, según el testi-
monio del ángel de Dios, del santuario' debía ser 'purificado.' De
este modo la fecha de la purificación del santuario - a la cual se
creía casi universalmente que se verificaría en el segundo adveni-
miento de Cristo quedó definitivamente establecida". PE.13-15.
En efecto, el sábado, la Deidad verdadera son doctrinas que nos
unen y si son sinceros, deberían entender sus palabras. De
hecho, ellos también creen en el Nuevo Testamento con variantes
en la forma escritural, pero para nosotros es más fácil evangeli-
zarlos, máxime que usted nota son sinceros.
Lo de la unificación de Efraín y los de Judá es una cuestión del
pasado. Recuerde que en el año 70 ocurrió la diáspora, ellos
conocen perfectamente este hecho, a parte que fueron desechados
como nación, las tribus quedaron dispersas. De hecho, para ser
consecuentes, en los días de la Roma Imperial estaban
... Continuación del artículo anterior
Página 3 Volumen 1, nº 2
dominados la Tierra Santa por Israel, aún
cuando estaba Cristo prevalecía la nación; sin
embargo, una vez se fue, durante 1260 años
la nación judía prevaleció; pero, no tienen ni siquiera la misma nación de Israel o los jud-
íos control de las tribus, ellas fueron disper-
sas "porque ya no hay judío, ni grie-
go" (Shaul o Saulo o Pablo: Gálatas 3.28).
De hecho, para ser consecuentes, usted hace
un desglose de los censos del Génesis 29.32;
30.24; , Números 1.1-15, Ezequiel 48.30-35
y Apocalipsis 7 y verá que las 12 tribus des-
aparecieron. Además, que Dan no aparece en
las 12 tribus de herencias del Apocalipsis 14,
Efraín tampoco porque fue desechada como Dan por la idolatría, sólo que éste último a
parte de idolatría, se dio a la homosexualidad
y la lasciva:
"Efraín fue dado a ídolos, déjalo". Oseas
4.17.
Las doce tribus de Israel o Jacob son: Rubén,
Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón (hijos
de Jacob y Lea); Dan y Neftalí (hijos de Ja-
cob y Bilha); Gad y Aser (hijos de Jacob y
Zilpa); José y Benjamín (hijos de Jacob y Raquel) (Gén. 29:32 a 30:24; 35:16–18).
Note que en Apocalipsis no aparecen de entre
los doce, Efraín:
"Judá, Rubén, Gad, Aser, Neftalí, Manasés,
Simeón, Leví, Isacar, Zabulón, José, Ben-
jamín". Ap. 7.5-8.
Rubén, el primogénito de Lea, la primera
esposa de Jacob, perdió su primogenitura y una doble porción de la herencia como conse-
cuencia de su inmoralidad (Gén. 49:3–
4). Judá la tomó, de la cual al ser del tronco
de Judá el León de la tribu de Judá, Cristo
mismo, el que fue sacerdote según la orden
de Melquisedech, sin linaje, ni principio, ni
fin de días....
Ahora bien, tendríamos que adentrarnos en la
Torah, porque fue escrita en hebreo, los jud-
íos-mesiánicos refieren que las tribus perma-
necen porque el Nuevo Testamento fue sido cambiado al griego y por tanto no aparecen
como el original hebreo, pero aún así, es
cuestionable este hecho; si ellos no lo cono-
cen, mejor.
Israel nombre dado por Dios a Jacob (Gén.
35.9-11) ahora significa “verdadero creyente
en Cristo” (Rom. 10:1; 11:7; Gál. 6:16; Efe.
2:12).
Los judíos-mesiánicos consideran el cumpli-miento verídico de su recogimiento como
nación porque esperan en sus profecías este
"solemne evento". Note lo que sigue:
"La congregación de Israel: La casa de Israel
será congregada en los últimos días antes de
la venida de Cristo (AdeF 10). El Señor con-
grega a los de su pueblo Israel cuando éstos
lo aceptan y guardan sus mandamientos.
Alzará pendón, y he aquí vendrá, Isa. 5:26. Te recogeré con grandes misericordias, Isa.
54:7. Israel y Judá serán recogidos en sus
tierras, Jer. 30:3. Jehová recogerá a la casa de
Israel de los pueblos entre los cuales está
esparcida Ezeq. 28:25. En la dispensación del
cumplimiento de los tiempos reunirá todas
las cosas en Cristo, Efe. 1:10. Después que
Israel sea dispersado, será congregado, 1 Ne.
15:12–17. El Señor recogerá a todos los que
son de la casa de Israel, 1 Ne. 19:16 (3 Ne.
16:5). Serán sacados de la obscuridad y
sabrán que el Señor es su Salvador, 1 Ne. 22:12. Dios recoge y cuenta a sus hijos, 1 Ne.
22:25. Las naciones de los gentiles llevarán a
Israel a las tierras de su herencia, 2 Ne. 10:8
(3 Ne. 16:4). Mi pueblo será reunido; y mi
palabra se reunirá en una, 2 Ne. 29:13–14.
Los élderes son llamados para efectuar el
recogimiento de los escogidos, DyC 29:7
(39:11). Reuniré a mis escogidos, DyC 33:6.
Se manda a Israel congregarse para recibir la
ley y ser investido, DyC 38:31–33. Para res-
taurar a los de mi pueblo, que son de la casa de Israel, DyC 39:11. Los santos saldrán,
DyC 45:46. Moisés entregó las llaves del
recogimiento, DyC 110:11. La justicia y la
verdad inundarán la tierra a fin de recoger a
los escogidos del Señor, Moisés 7:62. Se
compara el recogimiento con la forma en que
las águilas se juntan alrededor de un cadáver,
JS–M 1:27.
Las diez tribus perdidas de Israel: Las diez
tribus de Israel componían el reino del norte
(Israel) y, en el año 721 a.C., fueron llevadas cautivas a Asiria. En esa época fueron a los
“países del norte” y se perdieron, en lo que
concierne al conocimiento que tenemos de
ellas. Regresarán en los últimos días.
Diré al norte: Da acá, Isa. 43:6. Estos
vendrán del norte, Isa. 49:12 (1 Ne. 21:12).
... Continuación del artículo anterior
“Estos son los hijos de
Jacob, de las 12 tribus
de Israel 12 mil de cada
uno”. Apocalipsis 7.5-8.
Página 4 La Voz del Heraldo
Judá e Israel vendrán juntamente de la tierra del norte, Jer.
3:18. Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel de la
tierra del norte, Jer. 16:14–16. Yo los hago volver de la
tierra del norte Jer. 31:8. Los nefitas y los judíos tendrán las palabras de las tribus perdidas de Israel, 2 Ne. 29:12–
13. Voy a mostrarme a las tribus perdidas de Israel, 3 Ne.
17:4. Cuando sea predicado este evangelio entre el resto
de la casa de Israel, las tribus perdidas serán recogidas en
la tierra de su herencia, 3 Ne. 21:26–29. Moisés entregó
las llaves del recogimiento de Israel a José Smith y a Oli-
ver Cowdery, DyC 110:11. Los que estén en los países del
norte serán recordados ante el Señor, DyC 133:26–32.
Creemos en la congregación literal de Israel AdeF 10".
Recordemos que la distribución física del censo conforme Jacob o Israel (Yisrael) fue conforme el plan terrenal, pero
aún así, Dan no tenía parte de la distribución de la nación
de Israel. Esta tribu se colocó en la parte norte y hacia el
oeste en la zona costera. No tuvo sus tierras unidas en un
solo globo, porque tuvo que guerrearlas con sus propios
hermanos, y la colocación de Manasés ocurre porque ya se
distribuían conforme a la colocación del Santuario y según
los hijos conforme a las madres o esposas de Jacob o Isra-
el.
Efraín es reemplazado por Judá
Desde que Dios inició el proceso de retorno del pueblo de
Israel a la Tierra Prometida, los Cristianos han desarrolla-
do un conjunto de razonamientos tendientes a explicar su
vinculación con el pueblo judío que regresa a Israel.
Los centrados en esta interpretación y postura conciben la
profecía de la unión de las dos varas de Efraín y Judá
hablada por el profeta Ezequiel (37.15-23), como una rea-
lización del presente, sin embargo, se traslada su cumpli-
miento al futuro en la persona de Cristo como el Salvador.
Según el argumento, los Efraimitas se unen a los Judíos (israelíes) en el objetivo de habitar y edificar la Tierra de
Israel. Otras pocas referencias escriturales son usadas para
apoyar esta idea.
Dios hace un siguiente pacto cuatrocientos años después
del establecido con Israel Su pueblo en el Monte Sinaí. En
esta oportunidad el pacto es con su siervo David, el rey
(específicamente con el hijo de David). Al heredero de
David Dios le promete un reino, un trono y una casa para
siempre. La promesa se cumplió en el corto plazo en el rey
Salomón y en menor extensión, en los descendientes di-
rectos del rey David que gobernaron la región de Judea por los siguientes 400 años. Pero el cumplimiento a largo
plazo de la promesa es el retoño o renuevo (“Tzemach” en
hebreo) del cual nos habló Jeremías (Jeremías 23.5-6) y
muchos otros profetas. La interpretación que hacemos es
que este renuevo o retoño especificado por los profetas
hebreos es Cristo de Nazaret.
El mecanismo bíblico diseñado para que funcione esta selección
de creyentes espiritualmente iniciados, es el llamado cuerpo local
de creyentes o iglesia local. El apóstol Pablo, a través de sus car-
tas -mecanismo de formación de las numerosas iglesias-, fue el encargado de mostrar la visión inicial de la iglesia dentro del
Imperio Romano. Se entiende por las epístolas que los miembros
integrantes del cuerpo local, individuos nacidos de nuevo, reci-
ben la promesa del Espíritu Santo con el propósito de operar a
cabalidad dentro de la Iglesia (1 Corintios 12.7) y que ese cuer-
po, como entidad diferente, tiene la capacidad plena de manifes-
tar a quien los lidera, es decir, a Jesús el Mesías. Visto de esta
manera, el Mesías Jesús se expresa y revela por medio de la igle-
sia local de creyentes a objeto de ejecutar y expresar exactamente
las mismas cosas que Jesús hiciera en Su ministerio terrenal hace
2000 años. Se concluye entonces que, para ser instrumento idó-neo y efectivo de los propósitos de Dios, el individuo debe inte-
grar un cuerpo de creyentes cimentados en los testamentos dados
por Dios, bajo el Nuevo Pacto establecido por Cristo y éste no
contradice la ley y los profetas.
... Continuación del artículo anterior
Página 5 Volumen 1, nº 2
Observe que, desde la perspectiva de pacto o alianza, todo se conecta y relaciona con el Tzemach (Renuevo) de David, es decir
con el Mesías Jesús, no teniendo absolutamente nada que ver con Efraín.
Sin embargo, el apóstol Pablo presenta que hay un “Israel espiritual”:
“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Jacob y la casa de Judá:
No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi
pacto, bien que fuí yo un marido para ellos, dice Jehová: Mas éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos
días, dice Jehová: Daré mi ley en sus entrañas, y escribiréla en sus corazones; y seré yo á ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo”. Jeremías 31.31-33.
Porque “ya no hay judío, ni griego” (Gál. 3.4).
“No hay aquí judío, ni griego; no hay siervo, ni libre; no hay macho, ni hembra: porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”.
Gál. 3.28.
Por tanto somos también herederos en Cristo:
“Así también nosotros, cuando éramos niños, éramos siervos bajo los rudimentos del mundo. Mas venido el cumplimiento del
tiempo, Dios envió su Hijo, hecho de mujer, hecho súbdito á la ley, Para que redimiese á los que estaban debajo de la ley, á fin
de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo en vuestros corazones, el
cual clama: Abba, Padre. Así que ya no eres más siervo, sino hijo, y si hijo, también heredero de Dios por Cristo”. Gál. 4.3-7.
Sellamiento y abandono de la cizaña
Deuteronomio 6 nos presenta que Dios tiene una señal en la Santa Ley que representa Su carácter, Su Santo Espíritu, Su volun-
tad y espera que nosotros la obtengamos por medio de la completa obediencia, que sea parte nuestra diariamente, es decir, por convencimiento -mente- y por obras.
“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es: Y Amarás á Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todo
tu poder. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón: Y las repetirás á tus hijos, y hablarás de ellas estando
en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes:
Y has de atarlas por señal en tu mano, y estarán por frontales entre tus ojos: Y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus
portadas”. Deut. 6.4-9.
Por otra parte, el libro del Apocalipsis 13 nos indica acerca de una marca que pertenece a Satanás y representa la señal, marca o
sello del Enemigo de las almas:
“Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes á los de un cordero, mas hablaba como un dragón.
Y ejerce todo el poder de la primera bestia en presencia de ella; y hace á la tierra y á los moradores de ella adorar la primera bes-
tia, cuya llaga de muerte fué curada. Y hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo á la tierra
delante de los hombres. Y engaña á los moradores de la tierra por las señales que le ha sido dado hacer en presencia de la bestia,
mandando á los moradores de la tierra que hagan la imagen de la bestia que tiene la herida de cuchillo, y vivió. Y le fué dado que
diese espíritu á la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable; y hará que cualesquiera que no adoraren la imagen
de la bestia sean muertos. Y hacía que á todos, á los pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, se pusiese una marca en
su mano derecha, ó en sus frentes: Y que ninguno pudiese comprar ó vender, sino el que tuviera la señal, ó el nombre de la bes-
tia, ó el número de su nombre. Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia; porque es el núme-
ro de hombre: y el número de ella, seiscientos sesenta y seis.”. Apoc. 13.11-18.
Note que el Señor indica que tiene aquellos que no hicieron Su voluntad y los aparta en el Gran Día de la Cosecha Celestial (Mat. 7.22; 25.26).
El profeta ve aquellos que toman el Nombre Santo del pueblo de Dios por nombre, pero abandonan sus principios, colocándolos
en una lucha contra la verdadera simiente de Dios que no está respaldada por las leyes humanas sino que amparado por las hues-
tes angelicales proclaman el mensaje de amonestación y justicia. La vocera del Señor ve a un pueblo de nombre persiguiendo a
los disidentes, fanáticos, reformadores, secta aborrecible, los guardadores del sábado, ese pequeño pueblo que no tiene nombre,
ni catedrales hechas por manos de hombres:
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Página 6 La Voz del Heraldo
"Vi la iglesia nominal y los Adventistas nominales, como Judas, nos traicionarían a los católicos para obtener su influencia para
venir contra la verdad. Entonces los santos serán un pueblo desconocido, poco conocidos a los católicos; pero la Iglesias y ad-
ventistas nominales que conocen nuestra fe y costumbres (por habernos odiado a causa del Sábado, por no poder refutarlo) trai-
cionarán a los santos y los reportarán a los católicos como aquellos que ignoran las instituciones del pueblo; es decir, por guardar el Sábado e ignorar al domingo". Ellen G. White Estate Spalding and Magan Collection (1985), Pág. 1, párrafo 5 (En inglés)
Último Censo en la Tierra
“Y el tercer ángel los siguió, diciendo en alta voz: Si alguno adora á la bestia y á su imagen, y toma la señal en su frente, ó en su
mano, Este también beberá del vino de la ira de Dios, el cual está echado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego
y azufre delante de los santos ángeles, y delante del Cordero. Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los
mandamientos de Dios, y la fe de Jesús”. Apoc. 14.9-10, 12.
“Y DESPUÉS de estas cosas vi cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro ángulos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de
la tierra, para que no soplase viento sobre la tierra, ni sobre la mar, ni sobre ningún árbol. Y vi otro ángel que subía del nacimiento del sol, teniendo el sello del Dios vivo: y clamó con gran voz á los cuatro ángeles, á los
cuales era dado hacer daño á la tierra y á la mar, Diciendo: No hagáis daño á la tierra, ni al mar, ni á los árboles, hasta que seña-
lemos á los siervos de nuestro Dios en sus frentes. Y oí el número de los señalados: ciento cuarenta y cuatro mil señalados de
todas las tribus de los hijos de Israel”. Apoc. 7.1-4.
“Y miré, y he aquí una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del hombre, que tenía en su cabeza una coro-
na de oro, y en su mano una hoz aguda. Y otro ángel salió del templo, clamando en alta voz al que estaba sentado sobre la nube:
Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar te es venida, porque la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre
la nube echó su hoz sobre la tierra, y la tierra fué segada. Y salió otro ángel del templo que está en el cielo, teniendo también una
hoz aguda. Y otro ángel salió del altar, el cual tenía poder sobre el fuego, y clamó con gran voz al que tenía la hoz aguda, dicien-
do: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra; porque están maduras sus uvas. Y el ángel echó su hoz aguda en la
tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó la uva en el grande lagar de la ira de Dios. Y el lagar fué hollado fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos por mil y seiscientos estadios”. Apoc. 14.14-20.
Una mujer allegada al líder del mundo ha de promover un levantamiento sobre el pueblo de Dios
"Entonces el dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan
los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo". Apoc. 12.17.
En los postreros días ha de levantarse una mujer que de consejo de muerte a quien liderase los asuntos en la política de estado
mundial a causa de la voz de aquellos que pronuncian las amonestaciones de Dios.
Este acontecimiento ha de estar acompañado por un censo y proceso de señalización para diferenciar aquellos que se oponen a las leyes de estos reyes o presidentes, y se establecerán leyes de muerte para quienes se opongan a estos decretos nacionales.
La circuncisión como una señal entre la simiente y Jehová
“Este será mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu simiente después de ti: Será circuncidado todo varón de entre voso-
tros. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros”. Gén. 17.10-11.
La simiente de Jehová proviene del libre más no del esclavo
“Dijo también Dios á Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara será su nombre. Y bendecirla he, y también te
daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá á ser madre de naciones; reyes de pueblos serán de ella. Entonces Abraham cayó so-
bre su rostro, y rióse, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿y Sara, ya de noventa años, ha de parir?
Y dijo Abraham á Dios: Ojalá Ismael viva delante de ti. Y respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te parirá un hijo, y lla-
marás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él por alianza perpetua para su simiente después de él. Y en cuanto á Ismael,
también te he oído: he aquí que le bendeciré, y le haré fructificar y multiplicar mucho en gran manera: doce príncipes engen-
drará, y ponerlo he por gran gente. Más yo estableceré mi pacto con Isaac, al cual te parirá Sara por este tiempo el año siguiente.
Y acabó de hablar con él, y subió Dios de con Abraham”. Gén. 17.15-22.
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Página 7 Volumen 1, nº 2
Leyes contra el pueblo divino
Señal para el fin de los tiempos: El Dragón (dios/diosa) Airado contra la Mujer en el Desierto
"Entonces el dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan
los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo". Apoc. 12.17.
Esposa de Amán propone muerte sobre Mardoqueo
“Y díjole Zeres su mujer, y todos sus amigos: Hagan una horca alta de cincuenta codos, y mañana di al rey que cuelguen á Mar-
dochêo en ella; y entra con el rey al banquete alegre. Y plugo la cosa en los ojos de Amán, é hizo preparar la horca”. Esther 5.14.
Acab, Jezabel y Elías
“"El año treinta y nueve de su reinado enfermó Asa de los pies para arriba, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos." (Vers. 12.) El rey murió el cuadragésimo primer año de su reinado y le sucedió Josafat, su hijo.
Dos años antes de la muerte de Asa, Acab comenzó a gobernar en el reino de Israel. Desde el principio, su reinado quedó señala-
do por una apostasía extraña y terrible. Su padre, Omri, fundador de Samaria, "hizo lo malo a los ojos de Jehová, e hizo peor que
todos los que habían sido antes de él" (1 Rey. 16: 25); pero los pecados de Acab fueron aún mayores. "Añadió Achab 84 hacien-
do provocar a ira a Jehová Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel que antes de él habían sido." Actuó como si le fuera
"ligera cosa andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat." (Vers. 33, 31.) No conformándose con el aliento que daba a las
formas de culto religioso que se seguían en Betel y Dan, encabezó temerariamente al pueblo en el paganismo más grosero, y
reemplazó el culto de Jehová por el de Baal.
Habiendo tomado por esposa a Jezabel, "hija de Ethbaal rey de los Sidonios" y sumo sacerdote de Baal, Acab "sirvió a Baal, y lo
adoró. E hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él edificó en Samaria." (Vers. 31, 32).
No sólo introdujo Acab el culto de Baal en la capital, sino que bajo la dirección de Jezabel erigió altares paganos en muchos
"altos," donde, a la sombra de los bosquecillos circundantes, los sacerdotes y otros personajes relacionados con esta forma se-
ductora de la idolatría ejercían su influencia funesta, hasta que casi todo Israel seguía en pos de Baal. "A la verdad ninguno fue
como Achab, que se vendiese a hacer lo malo a los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba. El fue en grande manera
abominable, caminando en pos de los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los Amorrheos, a los cuales lanzó Jehová delante
de los hijos de Israel." (1 Reyes 21:25, 26).
Acab carecía de fuerza moral. Su casamiento con una mujer idólatra, de un carácter decidido y temperamento positivo, fue des-
astroso para él y para la nación. Como no tenía principios ni elevada norma de conducta, su carácter fue modelado con facilidad
por el espíritu resuelto de Jezabel. Su naturaleza egoísta no le permitía apreciar las misericordias de Dios para con Israel ni sus propias obligaciones como guardián y conductor del pueblo escogido.
Bajo la influencia agostadora del gobierno de Acab, Israel se alejó mucho del Dios vivo, y corrompió sus caminos delante de él.
Durante muchos años, había estado perdiendo su sentido de reverencia y piadoso temor; y ahora parecía que no hubiese nadie
capaz de exponer la vida en una oposición destacada a las 85 blasfemias prevalecientes. La obscura sombra de la apostasía cubr-
ía todo el país. Por todas partes podían verse imágenes de Baal y Astarte. Se multiplicaban los templos y los bosquecillos consa-
grados a los ídolos, y en ellos se adoraban las obras de manos humanas. El aire estaba contaminado por el humo de los sacrifi-
cios ofrecidos a los dioses falsos. Las colinas y los valles repercutían con los clamores de embriaguez emitidos por un sacerdocio
pagano que ofrecía sacrificios al sol, la luna y las estrellas.
Mediante la influencia de Jezabel y sus sacerdotes impíos, se enseñaba al pueblo que los ídolos que se habían levantado eran
divinidades que gobernaban por su poder místico los elementos de la tierra, el fuego y el agua. Todas las bendiciones del cielo: los arroyos y corrientes de aguas vivas, el suave rocío, las lluvias que refrescaban la tierra y hacían fructificar abundantemente
los campos, se atribuían al favor de Baal y Astarte, en vez del Dador de todo don perfecto. El pueblo olvidaba que las colinas y
los valles, los ríos y los manantiales, estaban en las manos del Dios vivo; y que éste regía el sol, las nubes del cielo y todos los
poderes de la naturaleza.
Mediante mensajeros fieles, el Señor mandó repetidas amonestaciones al rey y al pueblo apóstatas; pero esas palabras de repren-
sión fueron inútiles. En vano insistieron los mensajeros inspirados en el derecho de Jehová como único Dios de Israel; en vano
... Continuación del artículo anterior
Página 8 La Voz del Heraldo
exaltaron las leyes que les había confiado. Cautivado por la ostentación de lujo y los ritos fascinantes de la idolatría, el pueblo
seguía el ejemplo del rey y de su corte, y se entregaba a los placeres intoxicantes y degradantes de un culto sensual. En su ciega
locura, prefirió rechazar a Dios y su culto. La luz que le había sido daba con tanta misericordia se había vuelto tinieblas. El oro
fino se había empañado.
¡Ay! ¡Cuánto se había alejado la gloria de Israel! Nunca había caído tan bajo en la apostasía el pueblo escogido de Dios. Los
"profetas de Baal" eran "cuatrocientos y cincuenta," además de los "cuatrocientos profetas de los bosques." Nada que 86 no fuese
el poder prodigioso de Dios podía preservar a la nación de una ruina absoluta. Israel se había separado voluntariamente de Je-
hová. Sin embargo, los anhelos compasivos del Señor seguían manifestándose en favor de aquellos que habían sido inducidos a
pecar, y estaba él por mandarles uno de los más poderosos de sus profetas, uno por medio de quien muchos iban a ser reconquis-
tados e inducidos a renovar su fidelidad al Dios de sus padres”. PR.87.
Persecución de Jezabel sobre el profeta Elías
“Y Achâb dió la nueva á Jezabel de todo lo que Elías había hecho, de cómo había muerto á cuchillo á todos los profetas. Enton-ces envió Jezabel á Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y así me añadan, si mañana á estas horas yo no haya
puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo pues el peligro, levantóse y fuése por salvar su vida, y vino á Beer-seba, que
es en Judá, y dejó allí su criado. Y él se fué por el desierto un día de camino, y vino y sentóse debajo de un enebro; y deseando
morirse, dijo: Baste ya, oh Jehová, quita mi alma; que no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, quedóse
dormido: y he aquí luego un ángel que le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí á su cabecera una torta
cocida sobre las ascuas, y un vaso de agua: y comió y bebió y volvióse á dormir. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez,
tocóle, diciendo: Levántate, come: porque gran camino te resta.
Levantóse pues, y comió y bebió; y caminó con la fortaleza de aquella comida cuarenta días y cuarenta noches, hasta el monte de
Dios, Horeb”. 1 Reyes 19.1-8.
“A Elías fue confiada la misión de comunicar a Acab el mensaje relativo al juicio del Cielo. El no procuró ser mensajero del
Señor; la palabra del Señor le fue confiada. Y lleno de celo por el honor de la causa de Dios, no vaciló en obedecer la orden divi-na, aun cuando obedecer era como buscar una presta destrucción a manos del rey impío. El profeta partió en seguida, y viajó día
y noche hasta llegar a Samaria. No solicitó ser admitido en el palacio, ni aguardó que se le anunciara formalmente. Arropado con
la burda vestimenta que solía cubrir a los profetas de aquel tiempo, pasó frente a la guardia, que aparentemente no se fijó en él, y
se quedó un momento de pie frente al asombrado rey.
Elías no pidió disculpas por su abrupta aparición. Uno mayor que el gobernante de Israel le había comisionado para que hablase;
y, alzando la mano hacia el cielo, afirmó solemnemente por el Dios viviente que los castigos del Altísimo estaban por caer sobre
Israel. Declaró: "Vive Jehová Dios de Israel, 89 delante del cual estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi
palabra." Fue tan sólo por su fe poderosa en el poder infalible de la palabra de Dios cómo Elías entregó su mensaje. Si no le
hubiese dominado una confianza implícita en Aquel a quien servía, nunca habría comparecido ante Acab. Mientras se dirigía a
Samaria, Elías había pasado al lado de arroyos inagotables, colinas verdeantes, bosques imponentes que parecían inalcanzables para la sequía. Todo lo que veía estaba revestido de belleza. El profeta podría haberse preguntado cómo iban a secarse los arro-
yos que nunca habían cesado de fluir, y cómo podrían ser quemados por la sequía aquellos valles y colinas. Pero no dio cabida a
la incredulidad. Creía firmemente que Dios iba a humillar al apóstata Israel, y que los castigos inducirían a éste a arrepentirse. El
decreto del Cielo había sido dado; no podía la palabra de Dios dejar de cumplirse; y con riesgo de su vida Elías cumplió intrépi-
damente su comisión. Como un rayo que bajará de un cielo despejado, el anuncio del castigo inminente llegó a los oídos del rey
impío; pero antes que Acab se recobrase de su asombro o formulara una respuesta, Elías desapareció tan abruptamente como se
había presentado, sin aguardar para ver el efecto de su mensaje. Y el Señor fue delante de él, allanándole el camino. Se le ordenó
al profeta: "Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Cherith, que está delante del Jordán; y beberás del
arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer".
El rey realizó diligentes investigaciones, pero no se pudo encontrar al profeta. La reina Jezabel, airada por el mensaje que los
privaba a todos de los tesoros del cielo, consultó inmediatamente a los sacerdotes de Baal, quienes se unieron a ella para malde-cir al profeta y para desafiar la ira de Jehová. Pero por mucho que desearan encontrar al que había anunciado la desgracia, esta-
ban destinados a quedar chasqueados. Ni tampoco pudieron evitar que otros supieran de la sentencia pronunciada contra la apos-
tasía. Se difundieron prestamente por todo el país las noticias de cómo Elías había denunciado los pecados de Israel y profetiza-
do un castigo inminente. Algunos empezaron a temer, pero en general el mensaje celestial fue recibido con escarnio y ridículo”.
PR.90.
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Página 9 Volumen 1, nº 2
Herodía sobre Juan el bautista
“EN aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús, Y dijo á sus criados: Este es Juan el Bautista: él ha resucitado de
los muertos, y por eso virtudes obran en él. Porque Herodes había prendido á Juan, y le había aprisionado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano; Porque Juan le decía: No te es lícito tenerla. Y quería matarle,
mas temía al pueblo; porque le tenían como á profeta. Mas celebrándose el día del nacimiento de Herodes, la hija de Herod-
ías danzó en medio, y agradó á Herodes. Y prometió él con juramento de darle todo lo que pidiese. Y ella, instruida primero
de su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el Bautista. Entonces el rey se entristeció; mas por el juramento,
y por los que estaban juntamente á la mesa, mandó que se le diese. Y enviando, degolló á Juan en la cárcel. Y fué traída su
cabeza en un plato y dada á la muchacha; y ella la presentó á su madre”. Mat. 1.1-14.
La Angustia de Jesús
“Y saliendo, se fué, como solía, al monte de las Olivas; y sus discípulos también le siguieron. Y como llegó á aquel lugar,
les dijo: Orad que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos como un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, Diciendo: Padre, si quieres, pasa este vaso de mí; empero no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Y le apareció un ángel del cielo confortándole. Y estando en agonía, oraba más intensamente: y fué su sudor como grandes
gotas de sangre que caían hasta la tierra”. Luc. 22.39-44.
Judas el Iscariote traiciona a Jesús
“Estando él aún hablando, he aquí una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos; y llegóse á
Jesús para besarlo. Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con beso entregas al Hijo del hombre?”. Luc. 22.47-48.
La Angustia de Jacob
“Y JACOB se fué su camino, y saliéronle al encuentro ángeles de Dios. Y dijo Jacob cuando los vió: El campo de Dios es este: y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim. Y envió Jacob mensajeros delante de sí á Esaú su hermano, á la tierra de
Seir, campo de Edom. Y mandóles diciendo: Así diréis á mí señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y
detenídome hasta ahora; Y tengo vacas, y asnos, y ovejas, y siervos y siervas; y envío á decirlo á mi señor, por hallar gracia
en tus ojos. Y los mensajeros volvieron á Jacob, diciendo: Vinimos á tu hermano Esaú, y él también vino á recibirte, y cua-
trocientos hombres con él. Entonces Jacob tuvo gran temor, y angustióse; y partió el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y
las vacas y los camellos, en dos cuadrillas; Y dijo: Si viniere Esaú á la una cuadrilla y la hiriere, la otra cuadrilla escapará. Y
dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete á tu tierra y á tu parente-
la, y yo te haré bien. Menor soy que todas las misericordias, y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; que con
mi bordón pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos cuadrillas. Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de
Esaú, porque le temo; no venga quizá, y me hiera la madre con los hijos. Y tú has dicho: Yo te haré bien, y pondré tu si-
miente como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud. Y durmió allí aquella noche, y tomó de lo que le vino á la mano un presente para su hermano Esaú”. Gén. 32.1-13.
“Entonces el dragón fué airado contra la mujer; y se fué á hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales
guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo”. Apoc. 12.17.
"Oí, y se conmovieron mis entrañas; a la voz temblaron mis labios; pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estre-
mecí; si bien estaré quieto en el día de la angustia, cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas. Aunque la higue-
ra no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las
ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el
Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace an-
dar". Habacuc 3.16-19.
"Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová,
y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán. Estas, pues, son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y
de Judá. Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. Inquirid ahora, y mirad si el
varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han
vuelto pálidos todos los rostros. ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia
para Jacob; pero de ella será librado". Jer. 30.3-7.
Página 10 La Voz del Heraldo
... Continuación del artículo anterior
"Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa
la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la
tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos". Is. 26.20-21.
“Estad quietos, y conoced que yo soy Dios: Ensalzado he de ser entre las gentes, ensalzado seré en la tierra.
Jehová de los ejércitos es con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. (Selah)”. Sal. 46.10-11.
“Y David subió la cuesta de las olivas; y subió la llorando, llevando la cabeza cubierta, y los pies descalzos. También todo el
pueblo que tenía consigo cubrió cada uno su cabeza, y subieron llorando así como subíanY dieron aviso á David, diciendo:
Achitophel está entre los que conspiraron con Absalom. Entonces dijo David: Entontece ahora, oh Jehová, el consejo de Achi-
tophel. Y como David llegó á la cumbre del monte para adorar allí á Dios, he aquí Husai Arachîta que le salió al encuentro,
trayendo rota su ropa, y tierra sobre su cabeza.
Y díjole David: Si pasares conmigo, serme has de carga; Mas si volvieres á la ciudad, y dijeres á Absalom: Rey, yo seré tu sier-
vo; como hasta aquí he sido siervo de tu padre, así seré ahora siervo tuyo, entonces tú me disiparás el consejo de Achitophel. ¿No estarán allí contigo Sadoc y Abiathar sacerdotes? Por tanto, todo lo que oyeres en la casa del rey, darás aviso de ello á
Sadoc y á Abiathar sacerdotes. Y he aquí que están con ellos sus dos hijos, Ahimaas el de Sadoc, y Jonathán el de Abiathar:
por mano de ellos me enviaréis aviso de todo lo que oyereis. Así se vino Husai amigo de David á la ciudad; y Absalom entró en
Jerusalem”. 2 Samuel 15.30-37.
“Y EN aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual
nunca fué después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escri-
tos en el libro”. Dan. 12.1.
“Entonces os entregarán para ser afligidos, y os matarán; y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Y
muchos entonces serán escandalizados; y se entregarán unos á otros, y unos á otros se aborrecerán”. Mat. 24.9-10.
“Por tanto, cuando viereis la abominación del asolamiento, que fué dicha por Daniel profeta, que estará en el lugar santo, (el
que lee, entienda), Entonces los que están en Judea, huyan á los montes; Y el que sobre el terrado, no descienda á tomar algo de
su casa; Y el que en el campo, no vuelva atrás á tomar sus vestidos.
Mas ¡ay de las preñadas, y de las que crían en aquellos días! Orad, pues, que vuestra huída no sea en invierno ni en sábado;
Porque habrá entonces grande aflicción, cual no fué desde el principio del mundo hasta ahora, ni será. Y si aquellos días no
fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados”. Mat. 24.15-22.
“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endu-
recimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles; Y luego todo Israel será salvo;
como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, Que quitará de Jacob la impiedad; Y este es mi pacto con ellos, Cuando quita-
re su pecados”. Rom. 11.25-27.
Persecución a Muerte contra el pueblo censado por Dios
“Entonces el dragón fué airado contra la mujer; y se fué á hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guar-
dan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo”. Apoc. 12.17.
“Y le fué dado que diese espíritu á la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable; y hará que cualesquiera que no
adoraren la imagen de la bestia sean muertos. Y hacía que á todos, á los pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, se
pusiese una marca en su mano derecha, ó en sus frentes: Y que ninguno pudiese comprar ó vender, sino el que tuviera la señal,
ó el nombre de la bestia, ó el número de su nombre”. Apoc. 15.16-17.
Liberación de los santos
El Señor vendrá a rescatar a Israel al fin de la Gran Tribulación. Leemos acerca de esto también en Isaías 66.15:
"Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión
con llama de fuego. Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multipli-
cados".
... Continuación del artículo anterior
Página 11 La Voz del Heraldo
Vemos que vendrá con sus carros. Esos carros denotan poder militar. Leemos así en el Salmo 68.17:
"Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares; el Señor viene del Sinaí a su santuario".
Esto último concuerda con Habacuc 3.3: "Dios vendrá de Temán, y el Santo desde el monte de Parán". El monte de Parán es el
Sinaí. El mismo lugar donde se proclamó el sello de Dios, el lugar donde se establecía el pacto para las eternidades mientras
otros caían en apostasía y muerte.
Temán era una localidad en la región de Edom que no ha podido ser localizada con precisión. Pero sí tenemos información
sobre Edom; región a la que el Señor llegará para hacer frente a sus enemigos:
"¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos?
¿Este hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder?
Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu
vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi
ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y
manché todas mis ropas. Porque el día de la venganza está en mi co-
razón, y el año de mis redimidos ha llegado. Miré, y no había quien
ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó
mi brazo, y me sostuvo mi ira. Y con mi ira hollé los pueblos, y los
embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre". Isaías 63.1-6.
Este que viene de Edom, de Bosra, es Jesucristo en su segunda venida.
“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le tras-
pasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él. Así sea. Amén”. Apoc. 1.7.
“El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo en bre-
ve. Amén, sea así. Ven: Señor Jesús”. Apoc. 22.20.
Destrucción eterna para los malvados sellados por Satanás
“Y el infierno y la muerte fueron lanzados en el lago de fuego. Esta es
la muerte segunda. Y el que no fué hallado escrito en el libro de la
vida, fué lanzado en el lago de fuego”. Apoc. 20.14, 15.
“Mas á los temerosos é incrédulos, á los abominables y homicidas, á
los fornicarios y hechiceros, y á los idólatras, y á todos los mentirosos,
su parte será en el lago ardiendo con fuego y azufre, que es la muerte segunda. No entrará en ella ninguna cosa sucia, ó que
hace abominación y mentira; sino solamente los que están escritos en el libro de la vida del Cordero”. Apoc. 21.8, 27.
Recompensa de los censados o sellados por Dios
“Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos, y les fué dado juicio; y vi las almas de los degollados por el testimonio de Jesús, y por
la palabra de Dios, y que no habían adorado la bestia, ni á su imagen, y que no recibieron la señal en sus frentes, ni en sus ma-
nos, y vivieron y reinaron con Cristo mil años.
Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad en éstos; antes serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”. Apoc. 20.4, 6.
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes
de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. 1 Ped. 2.9.
Que el Señor le bendiga y guarde para la eternidad.
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... Continuación del artículo anterior
Licuados de frutas: Control
de peso
De Papaya, Naranja
y Zanahoria
1 Porción
Ingredientes
1 taza de papaya en trozos
1 taza de jugo de naranja
1 zanahoria pequeña en trozos
Endulzar al gusto
Preparación
Mezclar los ingredientes en la licuadora, si es ne-
cesario agregue agua. Tomar en seguida
Función
Brinda la sensación de saciedad, es depurativo,
alivia la inflamación estomacal y es ideal para
incluirlo en regímenes de control de peso.
Dosis del tratamiento
Tomar en la mañana 2 o 3 veces por semana.
Recetas de Plantas Medicinales. Por: María A. Villalobos
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El Ministerio A la Luz de la Biblia, tiene como propósi-
to, pregonar la Verdad Presente dado desde lo Alto del
Cielo. Por la Gracia de nuestro Señor Jesús, es entre-
gado a toda nación, tribu, lengua y pueblo.
Estamos gustosos que Dios bendiga al mundo por me-
dio de Su Verdad, ésta no debe permanecer oculta como
si tuviese algo por qué temer, más bien, debe ser exalta-
da como joyas preciosas y lucida a un mundo que pere-
ce en tinieblas.
Por lo tanto, desde ahora usted tiene una cita con Cris-
to!
¡Que el Señor Todopoderoso les bendiga y guarde para
la eternidad!
Nos complacemos en poder servirle.
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