Boedo-Florida

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Boedo-Florida Informe de investigación Carrera : Profesorado en Lengua y Literatura Materia : Historia Social de la Literatura III Año : 3° E. Profesoras : Estela Garibotto- Liliana Leiva. Alumna : Claudia Cuomo. Ciclo lectivo : 2011. Mucho se ha escrito de la controversia de los escritores y artistas de Boedo y Florida. (…) En realidad eran dos ramas opuestas de una misma inquietud compartida, despertada por la nueva situación que planteaba la triunfante revolución proletaria. (…) Los de “Martín Fierro” querían “la revolución del arte” y los de “Claridad”, “el arte para la revolución”. (Barletta, Leónidas. 1967).

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Informe de investigación- Claudia Cuomo

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Boedo-FloridaInforme de investigación

Carrera: Profesorado en Lengua y Literatura

Materia: Historia Social de la Literatura III

Año: 3° E.

Profesoras: Estela Garibotto- Liliana Leiva.

Alumna: Claudia Cuomo.

Ciclo lectivo: 2011.Mucho se ha escrito de la

controversia de los escritores y artistas de

Boedo y Florida. (…) En realidad eran dos ramas opuestas de una misma

inquietud compartida, despertada por la nueva situación que planteaba la triunfante revolución

proletaria. (…) Los de “Martín Fierro” querían

“la revolución del arte” y los de “Claridad”, “el

arte para la revolución”. (Barletta,

Leónidas. 1967).

Año: 2013

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Introducción

Boedo y Florida. Una calle en los suburbios, otra en el centro. Dos barrios. Dos perspectivas que se esconden bajo la luz de un farol. Florida y Boedo son dos arterias que nadie podría hoy, aunar en un mismo mapa, pero que, sin embargo en toda la década del veinte del siglo pasado, se convirtieron en el epicentro de discusión literaria. Buenos Aires se transmutaba, en aquel entonces, en una urbe pujante. Argentina ya gozaba de los albores de una patria nueva, democrática, rica. En medio de todo este avance, un grupo de personas sensibles deseaban expresarse a través de ideas que plasmaban bajo el cobijo de las letras, pero que muchas veces, discrepaban desde diferentes aspectos. Algunos pertenecían al grupo de Boedo, otros al de Florida y un tercer grupo que se ubicaba en medio de ambos.

El presente informe intentará dilucidar, gracias a una interesante bibliografía seleccionada la siguiente incógnita:

¿Puede considerarse la dicotomía entre los grupos de Florida y Boedo como el preludio hacia una literatura con sello propio, identificada con un espíritu argentino, forjada desde una personalidad nacional?

Para emprender dicho informe se ha utilizado la palabra calificada de diferentes autores, que han estudiado exhaustivamente este tema, en desemejantes momentos de la historia de la literatura argentina. Tal es el caso de Beatriz Sarlo, que en diversas publicaciones aborda este período con gran rigor científico de investigación, como en el texto Una modernidad periférica: Buenos Aires 1920 y 19301; también Beatriz Sarlo en compañía de Carlos Altamirano escribe Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia2, publicación que desarrolla con gran amplitud, toda la temática vanguardista de la revista Martín Fierro.

Otras de las obras consultadas pertenecen a la colección de las revistas Capítulo3 que en el año 1968, se ocupa en los números treinta y nueve, cuarenta y cuarenta y uno, de la supuesta dicotomía entre los grupos de Florida y Boedo. Además dichas publicaciones, adjuntaban pequeños libros con imprescindibles antologías poéticas con el homónimo nombre de cada grupo; por un lado, Los poetas de Florida4, conforman un compendio de poesía ultráica, donde “se advertirá que dentro del ultraísmo hay revolucionarios y otros que lo son menos.”5Por otro lado, el libro tenido en cuenta es Los escritores de Boedo6, que

1 Sarlo, Beatriz.- Una modernidad periférica: Buenos Aires 1920 y 1930. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 1942.2 Altamirano, Carlos y Sarlo, Beatriz.- Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia.- Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 19683 Ara, Guillermo y Prieto, Adolfo (lectura final). Colección Capítulo N° 39, El movimiento de “Martín Fierro”, N° 40.- Florida y la vanguardia, Capítulo N° 41, Boedo y el tema social.- Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968.4 Ara, Guillermo (Selección). Los poetas de Florida.- Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968.5 Op. Cit. 4. Pág. 46 Giordano, Carlos (Selección). Los escritores de Boedo.- Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968.

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cuenta bajo sus filas, a muchos más escritores que los que aparecen en esta compilación. Empero “…este volumen es la labor de un grupo durante el período en que existió como tal, nos hemos limitado sólo a las publicaciones comprendidas entre los años 1923 y 1929.”7

Además se agrega Boedo y Florida, una versión distinta8, un documento fundamental en este informe porque plasma la voz de uno de los protagonistas de la década del veinte: Leónidas Barletta, en 1967, escribe una obra que sintetiza sus pensamientos luego de haber transitado en la época, las filas de Boedo.

También, se ha tenido en cuenta la palabra contemporánea de una investigación realizada por Gabriela García Cedro, donde no sólo tiene en cuenta la discusión de ambos grupos, sino que también presta gran atención a aquellos escritores, que quedaron en la llamada zona intermedia como los que los precedieron, por ejemplo Leopoldo Lugones, Ricardo Güiraldes, entre otros.

Desarrollo

Una ciudad cosmopolita

En la década del veinte, la ciudad de Buenos Aires estaba atravesando por un período de transición: se hallaba atiborrada de nuevas experiencias sensoriales.

La ciudad se vive a una velocidad sin precedentes y estos desplazamientos rápidos (el sistema de colectivos) no arrojan consecuencias solamente funcionales. La experiencia de la velocidad y la experiencia de la luz modulan un nuevo elenco de imágenes y percepciones.9

La urbe, había crecido demográficamente. Esto se debió al gran proceso inmigratorio, que había comenzado alrededor de 1890 desde diferentes latitudes: hombres y mujeres que llegaban en búsqueda de un porvenir más prolífico.

La Argentina se ubica en el segundo lugar entre las naciones que han recibido mayor inmigración europea que abarca desde mediados del siglo XIX hasta la década de este siglo.10

Por aquel entonces el cosmopolitismo urbano había llegado a un punto crítico que no era aceptado por todos.

Buenos Aires era una ciudad cosmopolita desde el punto de vista de su población. Lo que escandalizaba o aterraba a muchos de los nacionalistas del Centenario

7 Op. Cit. 6. Pág. 5.8 Barletta, Leónidas. Boedo y Florida, una versión distinta.- Buenos Aires, Editorial Metrópolis. 1967.9 Sarlo, Beatriz.- Una modernidad periférica: Buenos Aires 1920 y 1930. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 1942. Pág. 1610 Lattes, Alfredo y Sautu, Ruth.- Inmigración, cambio demográfico y desarrollo industrial en la Argentina, Buenos Aires, Cuadernos del CENEP, N° 5, 1978.

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influye la visión de los intelectuales en los años veinte y treinta.11

Buenos Aires se posicionaba como la ciudad central de un país lozano, una Argentina democrática, donde convergían toda clase de ideas que surgían de diferentes polos, ya sea del anarquismo o bien de la izquierda o de la derecha. En este país, gobernado por el radicalismo, surge toda una generación de escritores que se encuadran, según sus expectativas literarias y sociales. En ese marco nace la dicotomía Boedo-Florida.

La coincidencia más notoria es el redescubrimiento de Buenos Aires. Tanto los escritores de Boedo como los de Florida deciden literaturizar la ciudad; narrarla a partir de miradas nuevas. Los dos grupos se dividen, en un punto, tanto a los habitantes, como a los lectores y a la ciudad misma. Si convergen en una alguna zona su mirada se encargará de diferenciarla hasta hacerla parecer dos lugares completamente distintos. Los primeros la miran desde abajo, los otros, desde arriba. Todos, sin embargo, con la distancia que el hecho de ser escritores les impone.12

Estas dos visiones se encuentran polarizadas desde diferentes puntos de vista ya sea desde lo ideológico como por el perfil exclusivamente estético en cuanto a escritura se refiere. Surge de esta manera, una suerte de línea fronteriza imaginaria, donde cada cual encontrará un motivo loable hacia el registro de esos nuevos escenarios. Este margen es “la frontera del cafetín” según Nicolás Olivari en un verso de La musa de la mala pata de 1926.

Podría decirse que toda la poesía de estos años (incluida la de Borges) está obsesionada por la idea de frontera, de límite, de orilla.13

El contexto de esta generación se encuentra ya expuesta. Sin embargo, para poder dilucidar este desencuentro literario, es pertinente pensar el surgimiento de ambos grupos, que se emparentan con la emersión de múltiples publicaciones: en el caso de Florida, se puede tomar en cuenta la revista mural Proa (1922), e Inicial (1923) que son el antecedente inmediato de Martín Fierro (1924).

En 1924, Evar Méndez, poeta simbolista ya maduro y poco conocido, echa los cimientos de una empresa casi heroica sostenida con ejemplar desinterés. Nace, Martín Fierro, como queda dicho, por instigación y a propuesta de Samuel Glusberg.14

Cabe destacar que la estética de Florida, se encuadra dentro de las ideas vanguardistas del ultraísmo “concebida en España bajo el sutil magisterio de Cansinos Assens”15que fueron aportadas al país por Jorge Luis Borges. En 1921, escribe el Manifiesto que anticipa y sintetiza toda una corriente literaria.

11 Op. Cit 9.- Pág. 17.12 García Cedro, Gabriela.- Boedo y Florida. Una antología crítica. Buenos Aires: Editorial Losada, 2006. Pág. 8.13 Op. Cit. 9. Pág. 180.14 Ara, Guillermo y Prieto, Adolfo (lectura final). Colección Capítulo N° 40.- Florida y la vanguardia. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968.Pág. 937.15 Ara, Guillermo y Prieto, Adolfo (lectura final). Colección Capítulo N° 39.- El movimiento de “Martín Fierro”. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968. Pág. 913.

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Existen dos estéticas: la estética pasiva de los espejos y la estética activa de los prismas. (…)

Esta es la estética del Ultra. Su volición es crear: es imponer facetas insospechadas al universo. (…)

Nuestro credo audaz y consciente es no tener credo. (…) La creación por la creación, puede ser nuestro lema. La poesía ultráica tiene tanta cadencia y musicalidad como la secular. Posee igual ternura. Tiene tanta visualidad y tiene más imaginación. Pero lo que sí modifica es la modalidad estructural. (…) No pretendemos rectificar el alma, ni siquiera la naturaleza. Lo que renovamos son los medios de expresión.16

En cambio, el grupo de Boedo surgió de otros antecedentes. “Castelnuovo recuerda que el “primero que escribió y alentó al grupo fue Manuel Gálvez”. (…) la publicación en 1922 de Historia del arrabal hizo que los jóvenes izquierdistas se acercaran”.17 Aunque también era necesario el surgimiento de revistas tales como Dínamo primero, y Extrema Izquierda después (ambas en 1924) que plasmarán las ideas de estos jóvenes escritores. Pero es a fines de 1924, con el advenimiento de la revista Los Pensadores, donde puede encontrarse el nacimiento del grupo.

Es a partir del efectivo encuentro de escritores (Yunque y Castelnuovo) con el editor Zamora y de la transformación de Los Pensadores, que puede hablarse con propiedad del grupo de Boedo. Prueba de ello es el cartel que Antonio Zamora, de acuerdo con Castelnuovo, hizo pintar: “Boedo contra Florida”. Desaparecida Extrema Izquierda, en septiembre u octubre de 1924, sus colaboradores se refugiaron en Boedo 837, sede de la Editorial Claridad de Zamora, y transformaron los cuadernillos de Los Pensadores.18

Pero Boedo no sólo difiere con Florida en cuanto a su formación como grupos, sino que se diferencian en sus propósitos literarios, donde Boedo subraya todas las miradas en la problemática social imperante en ese período.

Existe, pues, una corta tradición de izquierda en la Argentina, que influye sobre el boedismo y a la que este movimiento continúa. Por otra parte, también está influido por otros escritores realistas argentinos, aunque no participen de una ideología izquierdista. En cuanto a las influencias extranjeras debe mencionarse en primer término a la literatura rusa.19

Roberto Mariani simplifica la desavenencia entre un grupo y otro en un cuadro sencillo:

Provisionalmente, y por razones de espacio y de comodidad explicativa, aceptemos sin discusión las

16 Sureda, Jacobo-Bonanova, Fortunio- Alomar, Juan- Borges, Jorge Luis. Revista Baleares N° 131.- Palma, 1921. 17 Ara, Guillermo y Prieto, Adolfo (lectura final). Colección Capítulo N° 41.- Boedo y el tema social. Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968.Pág. 961.18 Op. Cit. 15. Pág. 964.19 Op. Cit. 15. Pág. 962.

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diversas denominaciones o etiquetas de las dos tendencias o escuelas literarias que, hoy y aquí, mas escándalo fabrican, y que se oponen la una a la otra en actitudes beligerantes.

Florida BoedoVanguardia IzquierdaUltraísmo RealismoY como este procedimiento es cómodo y fácil, podríamos continuarlo hasta desfallecer por falta de argumentos.20

Entonces si cada grupo se definía por sí mismo, si no compartían ideologías; si las editoriales donde imprimían sus escritos se encontraban en dos barrios distantes, cabe preguntarse por qué había entre ellos semejantes polémicas.

Castelnuovo declaraba en 1930: “… yo bauticé a los de Florida. Los de Florida se llamaron así porque así le pusimos nosotros. Ni siquiera le dejamos escoger el nombre…” (…) De cualquier manera, y sea quien fuere el inventor de la fórmula Florida-Boedo, con ella se quiso significar la oposición existente entre Florida, la lujosa calle céntrica, comparable y comparada a las más famosas calles europeas, propicia al paseo ocioso, elegante y refinada; y la modesta calle de un barrio fabril, Boedo, con su tránsito de obreros, su pobreza y su aspecto gris y descuidado. Buenos nombres, en fin, para sintetizar el concepto de elegancia y gratuidad en la literatura, por una parte, y la literatura concebida como un instrumento para lograr la revolución social, por la otra.21

También Castelnuovo expresó en el mismo año:

“… tanto Boedo como Florida sirvieron de pretexto para iniciar una discusión que por entonces era necesaria. Muerta la discusión, ambos pasaron a la historia”. Esta afirmación resulta un tanto exagerada, pero de todos modos subraya una circunstancia muy peculiar que permitirá luego llegar a conclusiones importantes: más que definirse por sí mismos, los dos grupos, en particular el de Boedo, se definen por su oposición de uno respecto del otro.22

Cada grupo no podría definirse sin la existencia del otro, cuando uno de ellos publicaba algo, esperaba la reacción inmediata del otro grupo. Es justamente esa oposición la que enmarca toda una década de controversias. Empero, ¿sería sólo una discusión ideológica o estaba motivada por otros intereses?

La competencia en el mercado y por el público es, entonces, una de las formas modernas de la competencia estética. (…)

La vanguardia argentina experimentó esta tensión con el mercado y con el público. (…) Dos ejes: lucro-arte y argentinos-inmigrantes definen la actitud del martinfierrismo frente a la literatura de mercancía. Hacer

20 Mariani, Roberto. La extrema izquierda en Exposición de la Actual Poesía Argentina.- Buenos Aires, Editorial Minerva, 1927.21Op. Cit. 15. Pág. 967. 22 Op. Cit. 15. Pág. 971.

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dinero con la literatura es una aspiración vinculada explícitamente al origen de clase del escritor. Este nexo para Martín Fierro no tiene excepciones. (…) 23

Así como es innegable la existencia de estos dos grupos con sus sendos estilos, también es indiscutible la existencia de dos públicos.

Si es preciso crear un público nuevo (tarea que Martín Fierro encara programáticamente) hay que hacerlo reprimiendo, pulverizando el gusto del mercado. La literatura de kiosco y de teatro le parecen a la revista una forma de competencia. De allí el reproche elitista que se les formula a los escritores de Boedo: ellos se proponen escribir controlando con un ojo el mercado, lo que es lo mismo: unidos por el lucro. (…)

Así la oposición lucro-arte revela detrás de las tensiones del campo intelectual, su verdad social. La flexión ética con que la vanguardia enuncia su juicio sobre el éxito de mercado, flexión que de ningún modo es pura falsedad, mera representación ideológica o denegación simbólica, está reduplicada por una razón de clase. (…)

El vínculo que se establece así entre el carácter mercantil de la edición popular y la sensibilidad “inferior”, subraya también una relación entre el origen del escritor y el dinero que la literatura puede producir. Hay una estética del escritor profesional (en términos amplios, en ese momento, la del realismo) que genera una continuidad no sólo aparente entre un novelista como Manuel Gálvez y los boedistas.24

En este litigio se polarizan “dos tipos de escritura y también dos públicos: los que son ‘argentinos sin esfuerzo’, porque no tienen que disimular ninguna ‘pronunzia exótica’ y los que, por su origen y su lengua, no pueden reivindicar una larga tradición nacional.”25

La izquierda hipotetiza un público al que es preciso educar, como lo hace Claridad o el Teatro del Pueblo de Barletta. O adivina un público que debe convertirse en lector a partir de sus determinaciones sociales: si los obreros no pueden todavía leernos, dice Raúl González Tuñón, hay “intelectuales, artistas, periodistas, pintores, maestros, estudiantes que desean la transformación de la sociedad.” (La rosa blindada, 1936) En todo caso, se trata de operaciones fundadoras. También para la vanguardia: de un lado están los filisteos (sustantivo que utiliza con frecuencia Martín Fierro), los pompiers y los tradicionalistas que no quieren correr el riesgo de un arte poco amable con los sentidos; del otro, el nuevo lector, con un perfil imaginario muy parecido al de los escritores que lo convocan. Por eso, la vanguardia de los veinte no es pedagógica: más que educar, muestra, se exhibe y provoca.

‘Lo nuevo’, para los vanguardistas, se impone en la escena de la estética contemporánea. ‘Lo nuevo’, para

23 Altamirano, Carlos y Sarlo, Beatriz.- Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia.- Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968.Pág. 146.24 Op. Cit. 23. Pág. 148/9.25 Op. Cit. 23. Pág. 150.

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las fracciones de la izquierda es la promesa que está contenida en el futuro. Por eso, sus fundadores de valor son diferentes: mientras la izquierda tiene a la transformación social o a la revolución como sustento de su práctica artística, la vanguardia se considera portadora de una novedad que ella misma define y realiza. La izquierda pedagógica trabaja a largo plazo; la izquierda radicalizada se ubica en el ciclo de la revolución, la vanguardia es una utopía transformadora de las relaciones estéticas presentes: la imposición instantánea y fulgurante de lo nuevo.26

Pero un punto en común que compartían de los de Florida y los de Boedo, es la mirada hacia una urbe diferente, moderna, cosmopolita. Sendos grupos han originado gran cantidad de producciones literarias referentes a una ciudad, que desbordaba de estímulos sensoriales desemejantes por aquel entonces: el alumbrado eléctrico, los automóviles, los claxons, la nueva música, las distintas formas de hablar de los inmigrantes, el cine y el teatro, despertaban en estos seres sensibles, una mirada peculiar de Buenos Aires. Todos estos escritores conservaban sin embargo, el sentido estético de sus respectivos grupos.

La coincidencia más reconocible en la producción de estos escritores en la producción de estos escritores que comienzan a publicar en los años ’20, es la presencia de la ciudad. (…) Una Buenos Aires cada vez más moderna fue el escenario de su literatura y, desde ya, los actores sociales que decidieron incluir y las zonas- marginales o céntricas- a las que aluden en sus textos son indicadores de la visión, opuesta y complementaria, que ofrecen.27

Estos son dos poemas de los escritores de Boedo:

CASA DE DEPARTAMENTOS

Monstruo nacido en a ciudad moderna:Cabeza de palacio, cuerpo de conventillo;Tú sabes del dolor más trágico y agudo:Del que debe cubrirse con ricos atavíos.

La miseria que aguardas se disfraza de sedasY al hombre lo guareces tras tu portal magnífico; ¡ oh el dolor que tú encierras, que no puede gritarseY no es rabia de pobres ni es hastío de ricos! Gustavo Riccio28

CONVENTILLO

Costra en los muros y opacos los vidrios:Faz de leproso en su fachada.Tuberculosos, deformes y anémicos

26 Sarlo, Beatriz.- Una modernidad periférica: Buenos Aires 1920 y 1930. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 1942. Pág. 100.27 García Cedro, Gabriela.- Boedo y Florida. Una antología crítica. Buenos Aires: Editorial Losada, 2006. Pág. 14.28 Giordano, Carlos (Selección). Los escritores de Boedo.- Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968. Pág. 85

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Su puerta, boca inmunda, traga.………………………………………….. Álvaro Yunque29

EN LA CALLE FLORIDA

Paso azorada por Florida, el vivoEscaparate de la farsa urbana: Viejas extravagantes, niñas cursisY hombres-hembras desfilan en majadas.

Voy a escuchar la calle cuando escucho:“¡Mamá, que desvergüenza, esa cocotte!”Me vuelvo, miro y quiero preguntarleQuién será más ramera de las dos… César Tiempo30

Si se debería hacer una mínima selección de los escritores de Florida, el hombre que encierra no sólo el espíritu martinfierrista sino también una mirada ultráica es el poeta Jorge Luis Borges.

ARRABALEl arrabal es el reflejoDe la fatiga del viandante.

Mis pasos claudicaronCuando iban a pisar el horizonteY quedé entre las casasMiedosas y humilladas,Encarceladas en manzanasDiferentes e igualesComo si fueran todas ellasRecuerdos supuestos, barajados.El pastito precarioDesesperadamente esperanzadoSalpicaba las piedras de la calleY mis miradas comprobaronGesticulante y vanoEl cartel del ponienteEn su fracaso cotidianoY sentí Buenos Aires:Esta ciudad que yo creí mi pasadoEs mi porvenir, mi presente;……………………………………… Jorge Luis Borges31

LA PLAZA SAN MARTÍN

En busca de la tardeFui apurando en vano las calles.Ya estaban los zaguanes entorpecidos de sombra.Con fino bruñimiento de caobaLa tarde entera se había remansando en la plaza,Serena y sazonada,Bienhechora y sutil como una lámpara,Clara como una frente,Grave como ademán de hombre enlutado.……………………………………………….AbajoEl puerto anhela latitudes lejanasY la honda plaza igualadora de almasSe abre como la muerte, como el sueño.

29 Op.cit. 28. Pág. 87.30 Op. Cit. 27 Pág. 196.31 Ara, Guillermo (Selección). Los poetas de Florida.- Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968. Pág. 47.

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Jorge Luis Borges32

Conclusión

En toda esa disputa, ¿alguien pudo haber sacado algún provecho? Como hemos visto, la Argentina del veinte se encontraba polarizada entre dos públicos: uno de elite y otro perteneciente al proletariado. El primero hacía tiempo que gozaba de los albores de una rica cultura, tanto de tinte nacional como foránea; mientras que el segundo, hijo de inmigrantes, no deseaba sucumbir a los vejámenes del analfabetismo.

De la disputa surgieron innegables beneficios: los de Boedo se aplicaron a escribir cada vez mejor y los de Florida fueron comprendiendo que no podían permanecer ajenos a la política. Pero el beneficio más importante fue que la querella llegó a apasionar a la gente y surgió entonces una literatura argentina y una masa de lectores de libros hasta entonces inexistente. La ilustración de la clase media para abajo corría por cuenta de los suplementos literarios de los grandes diarios y de las revistas semanales. Boedo y Florida, como adversarios crearon la pasión del libro, de las exposiciones de pintura y de los conciertos. Se discutió ardorosamente y los pulmones de la cultura empezaron a trabajar libremente oxigenado el anémico intelecto de una población excluida de los beneficios de la cultura, reservada hasta entonces a los pequeños núcleos de la clase poseyente.33

De esta dicotomía surgieron escritores que han representado a la Argentina en el mundo; otros han sido olvidados en los anaqueles del tiempo. No obstante, es indiscutible que todos estos literatos son los representantes de una generación que marcaron un alto en la historia de la literatura nacional con identidad propia.

Gusten o no gusten las conclusiones de este análisis la verdad escueta se desprende de los hechos. Boedo-Florida da nacimiento a un vasto movimiento literario que comprende a los autores, a los editores, a los críticos y al público lector.34

Bibliografía32 Op. Cit. 27. Pág. 281.33 Barletta, Leónidas. BOEDO Y FLORIDA, una versión distinta.- Buenos Aires, Ediciones Metrópolis, 1967. Pág. 41/2.34 Op. Cit. 33. Pág. 9.

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Altamirano, Carlos y Sarlo, Beatriz.- Ensayos argentinos. De Sarmiento a la vanguardia.- Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968.

Ara, Guillermo y Prieto, Adolfo (lectura final). Colección Capítulo N° 39, El movimiento de “Martín Fierro”, N° 40.- Florida y la vanguardia, Capítulo N° 41, Boedo y el tema social.- Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968.

Ara, Guillermo (Selección). Los poetas de Florida.- Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968.

Barletta, Leónidas. Boedo y Florida, una versión distinta.- Buenos Aires, Editorial Metrópolis. 1967.

García Cedro, Gabriela.- Boedo y Florida. Una antología crítica. Buenos Aires: Editorial Losada, 2006.

Giordano, Carlos (Selección). Los escritores de Boedo.- Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1968.

Sarlo, Beatriz.- Una modernidad periférica: Buenos Aires 1920 y 1930. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 1942.

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