Avni- Inmigración Judía a la Argentina

7/23/2019 Avni- Inmigración Judía a la Argentina

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Capítulo cuarto ■

oportunidad llegaba a su término. Los severos reglamentos sobre inmigración publicados el 26 de noviembre de 1932'entra- jron en vigor el 1 de enero de 1933. El día 30 del mismo mes jAdolf H itler ,'fue nombrado primer ministro del gobierno de |Alemania y a partir de ese momento comienza una nueva época ’¡

: en la historia judía en la cual la necesidad del pueblo judío de.' 5 emigrar fue en continuo aumento.' ‘ 4 «.¡i *• •' . Y ;. /



Capitulo Quinto iL‘ í ^ - V , 1933 -1950 :

A. EN LOS AÑOS DE LA PREGUERRA i l

t i DIAS DE PANICO ' ; • ; V '

La inquietud suscitada por el movimiento Nacional Socialistaalemán se hizo sentir con anterioridad a la fecha en que sulíder, Adolf Hitler, fue nombrado primer ministro de Alemania.Ya en 1930, al resultar electos ciento siete nazis para la Cáma

ra de Representantes de Alemania, fueron muchos los judíos deAlemania que se percataron de la amenaza que eso significaban para su existencia. Durante la campaña electoral que fuemadurando en los dos años siguientes, se puso de relieve laviolencia sin freno de los “camisas pardas” nazis. Estosoperaban en bandas amenazadoras que entraban en choque consus rivales, las milicias extraoficiales de la izquierda comunista.Servía de trasfondo a esta actividad la doctina totalitaria fascista del Führer (jefe) tal como fue expuesta por primera vez en

su libro ,“Mein Kampf” (Mi Lucha) que fue escrito en 1923.Los confusos conceptos, la información falseada y los lemas extremistas incluidos en este “manifiesto” hitlerista, suscitaron enla época de su aparición reacciones despectivas y risueñas. Perodiez años más tarde fueron causa.de alarma y sobresalto entreno pocas personalidades del mundo judío, pues la ofensiva contra el pueblo judío tanto en Alemania como fuera de ella, sefundamentaba en la ideología nazi.

A fines de marzo de 1933, después de consolidar su poder enla Cámara de Representantes, los nazis declararon el boicot

total a los judíos. Los violentos sucesos que acompañaron a esa

401



declaración y a la puesta en práctica del boicot, el lo. de abril,

constituyeron un claro índice de que la existencia misma del

judaism o alemán estaba en peligro. U n gran pavor se apoderó

de las masas judías en los primero meses del régimen nazi, y a

impulsos de él, decenas de miles de personas acudieron a las

embajadas y a consulados de los países de inmigración y los

países europeos vecinos. Así fue como Alemania, que en los

veinticinco años anteriores al régimen nazi había absorbido a

masas de inmigrantes, y cuya comunidad judía estuvo siempre

en la primera fila de quienes se ocupaban de la emigración de

los países del este europeo, se convirtió de la noche a la mañana

en el país de emigración por excelencia. Esta caída repentina,

colocó al judaismo alemán en una situación mucho más crítica

que la que aquejaba a las comunidades judías de los países de

emigración tradicionales.

El día 29 de marzo de 1933, los miembros del directorio de

Soprotimis fueron convocados a una reunión urgente extraordi

naria. El único tema del orden del d ía era . el telegram a de la

H1CEM recibido aquel mismo día: “Gestionen, conjuntamentecon la J.C.A., el permiso de entrada para refugiados judíos de

Alemania*' - rezaba —“ Naturalmente, comprométanse a que

no resulten una carga pública. Hagan resaltar que se trata de

un excelente elemento que representa un aporte real para el

desarrollo económico, intelectual (y) moral (para el) país que

los acoja”. Todos los miembros del directorio quedaron impre

sionados por el contenido urgente y enérgico del mensaje. El

temor por la suerte de los judíos de Alemania, que fue la causa

del envío del telegrama, se había apoderado también de ellos,

i Los ecos del primer gran ataque del antisemitismo oficial ale-\ mán habían llegado a la Argentina y el 27 de marzo tuvo lugar 1 en Buenos Aires una gran asamblea de protesta. Así pues, y

1 pese a la ausencia de una información exacta sobre el número

de refugiados que se esperaba y las garantías económicas que laH IC EM podía dar, el directorio de Soprotimis resolvió dirigirsesin más al ministro de Agricultura y al director de Migracionesa fin de solicitar un permiso especial para refugiados judíos deAlemania. Esta resolución fue adoptada en momentos en quedeambulaban por las calles desocupados judíos, muchos de ellos

Capítulo quinto

402



Con las pumas (erradas (1933-1950)

pasando hambre, sin que las organizaciones judías pudieran re- isolver su problema.1. ILa solicitud del permiso especial, llegó a la Dirección de Mi- s

graciones tres meses después de que entrara en vigor el decretodel 26 de noviembre de 1932 limitando la inmigración. El di-rector de Migraciones Guillermo Salazar Altamira y sus cola-1

boradores, estaban. entonces ocupados en la preparación del!informe que debían presentar al Congreso. Su estimación de los >cambios producidos con la introducción de limitaciones, era en- ¡tusiastamente positiva. El número de permisos de entrada con- \cedidos se había reducido en forma notoria, con lo cual, en su Iopinión, se aseguraba el objetivo principal de las limitaciones: Ievitar la competencia con la fuerza de trabajo nacional. A fin delograr este objetivo, los funcionarios del departamento debíandedicar una especial atención a cada inmigrante: “Diez pasajeros de los de ahora dan más trabajo que cien de los de antes” . . . aseguraba el informe del director de Migraciones, y jagregaba . las tareas de la Dirección de Inmigración hancambiado completamente de carácter. Han desaparecido, o poco

menos, las que se referían a alojamiento, ocupación y traslaciónde recién venidos, y en su lugar se han creado necesidades deinvestigación y controlar impuestas por esta realidad nueva .* r“s f

Esos cambios resultaban del agrado del ministro de Agricultura y del director de Inmigración, y sus propuestas tendían enrealidad a instituirlos definitivamente a través del establecimiento de medios de información e investigación estadística, asícomo de una reforma legislativa radical. El pedido de las organizaciones judías de recibir refugiados de Alemania estaba encontraste absoluto con estas tendencias, y en consecuencia, fue

rechazado. Los inmigrantes para quienes se solicitaban los permisos no tenían parientes en la Argentina, no vendrían comoobreros contratados de antemano por empresas existentes ni { j eran agricultores. Más aún, el concepto mismo de “refugiados”. / íal que recurrían para señalar el carácter específico de su pedí- 1 • do, no estaba contemplado en absoluto por la legislación inmi-

1. Ver S()¡\ Actas 29.3.1933, pág. 53; 5.7.33 —sesión dedicada a la situa-#ÍÍ»! de los desocupados, y laminen DI. 14.7.1933, p. 6.



gratoria argentina. Este último argumento, mencionado en

forma expresa en las palabras de rechazo de la solicitud, daba

cuenta también de la brecha existente entre las circunstancias

que motivaron la presentación y el rumbo que había tomado la

política inmigratoria argen tina.2

. En la entrevista del subsecretario de Ag ricultura con los re

presentantes de Soprotimis, el primero señaló que de acuerdo a

las leyes de inmigración, no se impediría la entrada de agricul-

; tores destinados a la colonización. M ax Glucksm an propuso asus colegas obrar de acuerdo a este aserto. Consideraba que la

mejor manera de hacerlo era desarrollar una nueva zona de co

lonización en las cercanías de Buenos Aires la cual, contraria

mente a las colonias de la J.C.A. ya existentes, que estaban

basadas en una agricultura extensiva de cereal y en el pastoreo,

se cimentara en chacras destinadas a la horticultura y al cultivo

del tambo. La propuesta, aprobada unánimamente por el direc

torio, fue despachada a H IC E M como resolución formal de la

sociedad de inmigración de la Argentina, a fin de que el orga

nismo internacional pudiera trasladarla a la central de la

J.C.A. Pero la respuesta de la Asociación de Colonización fue

negativa. El precio de la tierra en la zona propuesta era de

masiado alto y las reservas de tierras de la J.C.A. en las otras

zonas demasiado grandes, como para que ésta se empeñara en

un a empresa cuyas erogaciones eran enormes — respondió eldirector de la J.C.A. Louis Ungre.

n La empresa colonizadora se mantenía, pues, incluso en esas

\ circunstancias fiel a sus criterios de colonización; pero también

sus directores contemplaron entonces un plan de pequeñas pro-\ porciones de inmigración colonizadora a la Argentina. A co-

J mienzos del mes de junio, se requirió la opinión de los

2. Min. Agr. Memoria 1932/33, p. 313, y siguientes, —instrucciones para

informes e interpretación de reglamentos. Inmigrantes ron contrato de

trabajo eran admitidos sólo en el caso de que los empleadores pudieran

demostrar que no había mano de obra local disponible (p. 320). Ver

SOP. Actas, 17.5.33, p. 56 sobre la entrevista con el subsecretario así

como I m Prensa. 30.5.33 y M .l . 3.6.33 sobre el rechazo de la propuesta y

D.l. 31.5.33 p. 4 sobre los argum entos alegados. ’

, ‘ * f ' Capítulo quinto, , *i-

404



-TT7T■.■-.y— r 7 ^ . p a ¡ g g r

Con las puertas cerradas (1933-1950)

directores de la empresa en la Argentina a la propuesta de \ ¡asentar en las colonias a 50 familias de Alemania de acuerdo a |los métodos de colonización vigentes. Si bien la propuesta fue \ elevada a la sesión de Soprotimis con carácter de resolución, ¡Isaac Starkmeth y Simón Weill, los directores de la J.C.A. enBuenos Aires que eran también miembros de Soprotimist se negaron a aceptarla. Tenían sus motivos: las causas que habían jllevado a la completa suspensión de la actividad colonizadora a i i partir de la crisis económica, no habían desaparecido; los anti- j !guos colonos que luchaban por su subsistencia, no podían em- i ■ plear a gente ílh experiencia en sus chacras, con lo que se ; privaba a ésta del entrenamiento logrado mediante el trabajo jasalariado, y las chacras auxiliares que recibirían no bastarían | f

para su sustento. El camino de la inmigración colonizadora, el j |medio legal más importante para la inmigración-organizada, se jiveía por lo tanto bloqueado en los meses de pánico que siguie- ¡ron a la subida de Hitler al poder, en no menor medida que la Iinmigración resultante de un gesto excepcional por parte de las jautoridades.3

A falta de caminos directos para la apertura de la Argentinai

ante los inmigrantes judíos de Alemania, surgieron propuestas jde acción indirecta. A fines de junio de 1933, los directores de |la J.G.A. de la Argentina anunciaron que un alto funcionario Jde la Dirección de Inmigración Ies había propuesto conseguir j íun permiso oficial para el ingreso de cien familias, a condición j |de que la J.C.A. declarara formalmente que serían instaladas } )en sus tierras. Los “honorarios” exigidos por ese servicio serían j ‘de diez mil pesos. *

El ejecutivo de la J.C.A. de París se negó a aceptar esta pro- j¿ puesta debido al compromiso formal de asentar a los recién He- (igados. Incluso cuando el número de familias se aumentó a 120 / [y el “sacrificio monetario” implicado se redujo a seis mil pesos, j j el ejecutivo se mantuvo en su negativa. Si hubiera sido posible j¡ obtener permisos para todos los oficios y no sólo para agriculto- j I res —explicaba Louis Ungre a sus representantes en Buenos j /

% SOP. Actas 5.7.33; 17.5.33. JCA (LON), sesión del 16.9.33, notas deldirector general, p. 44.

405



• i Aires - su actitud habría sido otra. Los directores de Buenos

! Aires no cejaron. En un nuevo regateo con la Dirección de In-t migración lograron, a cambio de la misma “comisión'*, aumen-

I tar el número de permisos a 200. Pero la condición de que laJ.C.A. debía presentar a los inmigrantes como candidatos a la

colonización no fue alterada/ a pesar de la promesa oral de

mostrar condescendencia llegado el momento. L a , declaraciónera necesaria para el ajuste formal a la letra de la reglamenta-

1 ción. La propuesta pareció aceptable a los directores de Buenos

Aires y también urgente, en vista de que sobre el tapete del

Congreso esperaba un proyecto de ley prohibiendo en forma

absoluta la inmigración durante cinco años.

El Consejo de la J.C.A. trató la propuesta en su sesión del16 de septiembre de 1933. Frente a la posibilidad de abrir una

brecha para la inmigración de judíos de Alemania, se conside

raron los peligros implicados: el recurso al soborno, que, si lle

gaba a descubrirse, afectaría >al prestigio de la J.C .A . en la

Argentina; la posibilidad de que las mutaciones en el personal

de la Dirección de Inmigración impidiera el aprovechamiento

del permiso; el temor de que los inmigrantes que llegaran a las

ciudades no encontraran allí su sustento, y finalmente, la duda

de que pudieran encontrarse 200 familias que se arriesgaran a

emigrar a la Argentina en aquellas condiciones. La resolución

I

del Consejo fue adoptada, pues, con reservas. El presidente de

la J.C.A. y el ejecutivo, fueron autorizados para gestionar el

permiso de entrada a la Argentina de refugiados judíos de Ale

mania, pero siempre “dentro de los límites d e’ la estricta

legalidad".4 ‘

Mientras tanto, la incitación al boicot y a la violencia en con

tra de los judíos de Alemania, originó la creación de un nuevo

organismo de ayuda a los inmigrantes de la Argentina. Un_pu-

fiado de judíos oriundos de Alemania establecidos en la Argen-

tina desde Hacía tiempo e inmersos en la vida de la '^colonia”■^lémahá'nó^udíaTerTluyas'instituciones eran'acrivos, se encon-

tra fóñ de,propto^jcon la ascensTón de H itle Fat l» def7 1iu m illa-

I do sy proscriptos. Siete de ellos, encabezados po r Adolf Hirsch ,

4. Ibid. ibid., p. 44 -48, 80.

Capítulo quinto ' *

406



<*on las pmrUI cerradas (1933-1950)

fundaron el 26 de abril de 1933 la “Sociedad de Ayuda a los

Judíos de Habla Alemana” (Hiljsverein deutschsprechender

Juden) . Este fue el comienzo de la actividad pública multifacé-

tica de una nueva comunidad que se fue arraigando en la Arr

gentina en los años subsiguientes. No bien se fundó, la nueva

organización prestó su atención a los necesitados judíos a quie

nes las instituciones alemanas, dominadas por elementos nazis,

suspendieron los subsidios. Pero al poco tiempo, empezaron a

aparecer nuevos inmigrantes solicitando ayuda. Después de va

r ios intentos de coordinación y unificación de la flamante organización de ayuda con Sobrotimisf los caminos se hifiirrarnn y

la nueva organización trató de crearse sus propias normas de

trabajo. Al cabo de un año de actividad, contaba ya con el apo

yo de 175 socios que pagaban cuotas, y las sumas que logró

movilizar y expender en forma de ayuda llegaban a más de

32.000 pesos, mucho más de lo que estuvo a disposición de

Soprotimis durante aquel año. Los propósitos de los activistas

de la nueva organización eran semejantes a los de la más vete

rana: ayudar a los inmigrantes a encontrar trabajo y proporcionarles préstamos para que se instalaran.Qün los primeros años ,¡ los activistas atendían personalmente a cada uno de los solicitantes de ayuda, hasta el momento en que encontraba trabajo y

se independizaba.5j . •*. A, J íLa ofensiva nazi contra los judíos de Alemania - y en forma

indirecta contra todo el pueblo judío provocó la creación dedos comités cuyo propósito era luchar en el aspecto político einformar en favor de los judíos perseguidos. El primero, constituido por los representantes de las organizaciones centrales y

antiguas del judaismo argentino, contaba también con el apoyode la J.C.A. El otro estaba auspiciado por los comunistas judíos. Además, se proclamó una campaña de emergencia en favor de. los refugiados de Alemania, el grueso de cuyas entradas

5. /•>./. 27.4.33, p. 7, 29.5.33, p. 6, sobre los primeros pasos del Hilfsverein.

Para primeras conclusiones ver Filantropía No.' 109, abril 1943, pp. 1-4,

y también,. Asociación Filantrópica, 1943, pp. 21-25, 43 y SOP. Actas, 7.5.33, 7.6.33 sobre los intentos de coordinación. Compare con Mellibov*

sky, Benjamín, 1957 (en ídisch), p. 159-160.

407



estaba destinado á los fondos sionistas para la absorción de losinmigrantes de Alemania en Eretz Israel, ■ ■ • » ^

Vemos, pues, que los acontecimientos antisemitas de Alemania llevaron al público judío de la Argentina a hacer su aporte,y las instituciones que debían ocuparse de los refugiados. delrégimen nazi dieron muestra'de su mejor voluntad. Pero la inmigración de Alemania se demoraba en venir. Según los datosdel Departamento de Inmigración, en el año 1933 entraron en

la Argentina un total de 1.883 inmigrantes de Alemania, en sumayoría al parecer no judíos. En la~$ociedad dé- Ayuda a losJudíos de Habla Alemana se registraron aquel año sólo 140inmigrantes, y en Soprotimis, 820 de diversos orígenes. E l nú-mero total de inmigrantes judíos llegó aquel año a casi 2.000

Capítulo quinto ■. "

2. PER IOD O DE CALMA , ..

Durante el pánico creado en la primera época del , Holocausto - en el transcurso de 1933 — abandonaron Alemania

; - unos 37.000 judíos; tres cuartas partes de ellos huyeron al otrolado de la frontera, a los países europeos v& tos, y un quintoemigró a Palestina. Todos los países de ultramar sumados reci bieron durante aquel año menos de la décima parte del total deemigrantes.67

Este movimiento de fuga masiva no contaba con la aprobación de los líderes judíos de Alemaríia de ninguna tendencia. Lareacción de la arraigada y antigua comunidad debía ser dlsiMp

. la, según ellos: la lucha por hacer valer los derechos obtenidoscon tan duro esfuerzo durante el siglo XIX —y que habíanrecibido su confirmación' definitiva con el enorme tributo desangre ofrecido por los judíos de Alemania a su patria durante

6. Volumen de la inmigración — ver U fe . égr. m m h, 1933/4; numen

de inscriptos en las asociaciones de beneficencia Asociación Filantrópica1943, pp. 46-47; 78.

Ver Rosenstock, Werncr, 1956, p. 379. Dichas cifras siguen siendo acep

tadas por los investigadores, ver Margaliot, Avraham, 1976 (en hebreo)

p. 202.




la G uerra M undial - aparecía todavía como digna de ser libra-. da. La emigración de Alemania coincidía con la política de los

nazis, que aspiraba a expulsar a los judíos del país, y por lotanto, era hacerle el juego al enemigo. Ni siquiera la Organiza* ición Sionista vio entonces en la eliminación inmediata de l a rdiáspora alemana una solución conveniente o posible. Una emi- ygración-fuga de proporciones masivas no se acomodaba —seg ún ,muchos líderes sionistas — a las posibilidades de absorción de \Eretz Israel y a la necesidad de construir en forma gradual y 1 planificada el Hogar Nacional Judío . En los últimos días de \ octubre de 1933. resolvieron todas las grandes organizaciones i

ju días in ternacionales, entre ellas también la Agencia J u d ía } pará Palestina que era el brazo operativo de la actividad sioms- \ ta en Palestina, oponerse a la emigración de amplios sectores jdel judaismo alemán. Dichas resoluciones favorecían la acciónal ritmo al que la llevaban a cabo la Oficina Palestinense y el *

Hilfsverein de Berlín. De modo que la comunidad organizada ju día , tanto en Alemania como fuera de ella, no obró para esti

mular la emigración masiva a un ritmo acelerado, sino que selimitó a una ayuda circunspecta que se otorgaba, ajustándose a j principios definidos, sólo a aquellos que em igraban por propia | ;iniciativa.8

En la segunda mitad del año 1933, se registró una moderación aparente de la política nazi con respecto a los judíos. Lafuerza de la reacción de la opinión pública m undial, tanto judíacomo general, fue al parecer una de las causas; pero ésta sóloinfluyó sumada a otros factores básicos más importantes: la necesidad de los nazis de consolidar su poder dentro de Alemania

y el deseo de mejorar su imagen ante la opinión pública mundial. Si bien hubo episodios de asesinato y pillaje de judíos enesa época, también fueron víctimas de severas persecuciones elementos y círculos políticos no judíos, a quienes los nazis consideraban como enemigos. Frente a 42 leyes y decretos discriminatorios contra los judíos promulgados por los nazis en los primeros ocho meses del año 1933, en 1934 sólo se emitieron 19y, en 1935, 29. Durante ese lapso, los judíos de Alemania se -

^ Ibid, pp. 202-207 .

409



habituaron a la rutina del odio y pese al veneno que destilaban

todos los medios de comunicación, las proporciones de la fugase restringieron. El número de emigrantes en el año 1932 llegósólo a 23.000 y poco menos de un año después, a 21.000. ' -

En septiembre de 1935, la legislación antijudía nazi llegó auno de los ápices más dramáticos: a raíz de la convención del

partido nazi en Nurenberg, promulgó el Reichstag el 15 delmismo mes, la ley concerniente a la “pureza de sangre” alemana y la “Ley de Ciudadanía” basada en ella: Esas dos leyesracistas dieron definitivamente por tierra con la emancipaciónde los judio! en Alemania. • ' r 1 ' • ' ‘ a

Tampoco entonces el número de fugitivos de Alemania aumentó en forma espectacular. En 1936, emigraron sólo 25.000,En 1937, el año que precedió a la expansión nazi hacia los

países vecinos, el número disminuyó a 23.000. El intento de losnazis de promover la “solución final” de los judíos por mediode la emigración, resultó un fracaso: sólo una cuarta parte delos judíos de'Alemania cedió a la presión y emigró. Frente aléxito de los nazis en casi todo, lo que emprendían, cobraba mayor relieve el fracaso que ese pequeño número representaba.9 r

Pero ni siquiera para esos pocos judíos, constituyó la salidade las fronteras de Alemania una solución definitiva. <En cadauno de los años de la relativa tranquilidad, un tercio o un cuarto de los emigrantes se encaminaron a los países de Europa quelimitaban con Alemania. La mayoría no lograba en sus nuevos

países de residencia el permiso para establecerse definitivamente, y las restricciones en materia de trabajo y radicación obligaron a muchos de ellos a ponerse nuevamente en camino. Así fuecomo hasta la primavera de 1935, un número considerable optó por regresar a AlemaniaJ^Muchos esperábáiTqaeTósTfadiao-nales países de inmigración - Estados Unidos especialmente - 910

9. , Esh, Shaúl, 1958, (en hebreo), pp. 74-77. . , * «m

10. Durante el año transcurrido entre el 15.5.33 y el 31.5.34, la II ICEN!

ayudó a 1.697 refugiados a regresar a Alemania. El número de^tfit^l*

vientes que recibieron ayuda para emigrar al ’loial de. los países de Ultra*»

.S n T" i l i M i ’*felfa i 1.502. Ver JVA - (t/i X ) sesión del 16.6*34»

«bservariones ai orden del día, p. 45, ’ _____

i*'16 Capítulo quinto n>’ * ;

410



(!on las pumas cerradas IfW^IJVSM

consintieran en recibirlos. Las nuevas leyes de inmigración, sin

embargo, dilataron por mucho tiempo esa esperanza y en mu*

chos casos la desbarataron por completo. Otros confiaban poder

liquidar gradualmente sus negocios y partir hacia Erctz Israel.

Pero en el año 1936, terroristas árabes comenzaron a hostigar

en forma sistemática a la población judía, y con el pretexto de

la ‘ rebelión ár abe” » el gobierno británico restringió en forma

drástica las posibilidades de inmigración judía a Palestina. La

necesidad "de***encontrar nuevas metas para la emigración fue en

constante aumento. También a la Argentina hubiera correspondido una función potencial en la solución del problema. Pero en

aquellos años, las restricciones para el ingreso al país se hicieron más severas.

. Los bajos precios de la producción agrícola 'en los mercados *

mundiales, la crítica situación económica y la desocupación,j

constituyeron en la A rgentina el trasfondo y el pretexto para las\

presiones que tenían por. objeto eliminar los residuos de la polí

tica de estímulo a la inmigración. El 17 de agosto de 1933, un

grupo de diputados propuso promulgar una ley que prohibiera

por completo, durante cinco años, la entrada de extranjeros quevinieran al país en busca de trabajo. A fíh de poner el acento

sobre la motivación económica de su propuesta, dichos diputados solicitaron que se asignara la suma de cinco millones de pesos a financiar el regreso de los desocupados a sus países deorigen o su traslado a las zonas del interior de la república, síse encontraba trabajo para ellos. Las informaciones que llega ban a oídos de quienes se ocupaban de la atención de los inmigrantes judíos, daban a entender que este proyecto de legislación contaría con el apoyo decidido del gobierno, aunque no fue

éste quien lo promovió. Era de prever, pues, un nuevo agravamiento en la política de inmigración.11' El 19 de enero de 1934. se emitió un nuevo decreto destinado/(

a soldar aún más las fisuras que aparecieron en el muro de las prohibiciones de los decretos anteriores. Los viajeros en tránsi-to, las muchachas que viajaban para reunirse con sus futuros

í \ 1J Proyecto de Ley - ver C.X.CJK 17.8.33. Ecos de esa propuesta, veren

' JCA (/ / )X ) sesión 16.9.33. (X)servadones, p. 42.

i *

411



maridos y los agricultores destinados a la colonización de em- presasTxístentes y reconocidas - todos ellos viaierórdé^segúndaylefcérTcláseque'érTel'pasa'do habían disfrutado de facilidadesen las tasas inmigratorias —, se vieron obligados a depositar elmonto de las tasas en tanto quedara fuera de toda duda que sehabían cumplido los requisitos que condicionaban su inrreso ala Argentina. La documentación que debían presentar com prendiendo certificado de buena conducta, certificado de no

mendicidad y certificado médico, seguía siendo la misma. Perose puso especial acento en el ^certificado de buena conducta policial y judicial” que debía “acreditar que el titular n o estuvo baio la acción de la justicia p o rjlelitos comunes o contra el or-densocial durante los últimoscinco años”. Si el inmigrante^nohábía permanecido cinco años en su último lugar de residencia,debía aportar también un certificado de los otros países dondehubiera estado. Sólo cónsules determinados —y en circunstancias sumamente específicas - estaban autorizados para pasar

I por alto esos certificados, debiendo fundamentar su decisión endetallé y asumir plena responsabilidad. La ttrseeíÉn de Inmigración se reservaba el derecho de anular esos permisos sin mástrámite» en el momento eh que el inmigrante llegaba al puertode Buenos Aires. De esta manera, los judíos de Alemania quedaban expuestos, en mayor medida que antes, a la buena voluntad de su enemigo jurado: las autoridades de la policía y la

justicia ia z ti2 Los decretos llevaban la firma del presidenteAgustín P, Justo, del ministro de Agricultura, Luis Duhau, ydel canciller, Carlos Saavedra Lamas, y fueron aplicados con

estricta severidad, como se refleja en el informe del director deMigraciones ante el Congreso. Así es como la entrada legal a laArgentina se hizo más difícil aún para los refugiados judíos de

| Alemania. ^ ----------------

- Aquella cuestión preocupó /ja m e s McDonaldoel “Alto Comisario para los refugiados juaíoTy-otros-provertientes de Alemania” (High Commissioner for Refúgees (Jewish and other)

‘ coming from Germany) por la Sociedad de Naciones. McDo-

t f i Min.Agr. Memoria, 1934, p. 458-462 ~ especialmente los artículos 2-4,

9, 17. >

\ Capítulo quinto .

412



m.% M r r a a r j - ' ^ ^ y r :

Con las puertas cerradas Í1933—1930)

nald visitó la Argentina en mayo de I f 35 en el contexto de suesfuerzo por conseguir de nuevo puertos de inmigración paralos refugiados del régimen nazi. Al poco tiempo de llegar, pudocomprobar que si quería lograr cualquier facilidad en favor delos refugiados, debía abstenerse de insinuar un cambio o unadesviación “de los reglamentos existentes. La razón - explicaba —fincaba en el incremento de las tendencias nacionalistas,en uno de cuyos focos estaba colocado el problema de la inmigración. Sus propuestas y pedidos eran por demás modestos:“Es mi esperanza que las autoridades argentinas, bajo esas circunstancias, consideren la posibilidad de admitir a cincuenta familias, o no más de 250 individuos por mes, durante el períodode uno o dos años”. Esos refugiados - así lo prometía - serían provistos por ios organismos que fundaron el Alto Comisariado para los Refugiados, de medios suficientes para enraizarse en el país y no pesar, de ninguna manera, sobre su presupuesto.McDonald se comprometía también, en nombre propio y en elde sus representados, a que ningún comunista u hombre deotras ideas políticas extremistas, se infiltraran entre ellos. Pero pese a todas esas seguridades y al escaso número de refugiadoscuya entrada solicitaba apenas 3.000 personas por afio, y untotal de 6.000 en dos aflos j-utodo-lo-que se llevó ~Hdpaís des- I

.puésTde tres semanas de intensas gestiones^fue-promesas vagas. », McDonald encontró favorable la actitud del jefe de la Dirección de Inmigración, Guillermo Salazar, quien le señaló ciertos

puntos en la reglamentación existente que podían hacerse másflexibles a fin de admitir la entrada de los refugiados. Pero lasopiniones de ese alto funcionario (ecos de cuya correcta actitudencontramos también en los informes de los activistas judíosque atendían los asuntos de la inmigración), no agradaron alviceministro de Agricultura y menos aún al ministro Luis P.Duhau. Este último era un rico estanciero, exponente cabal dela oligarquía ganadera, que se opuso desde el primer momentoa la ampliación de la inmigración y a conferir facilidad algunaa los refugiados. Las mismas razones de “demostración de inde-

pendencía” y soberanía nacional, guiaron a su viceministro.“Sólo cuando expliqué la posibilidad de que hubiera un número importante de católicos entre los refugiados, de resultas de

ii i j r i

i

413



las medidas anticatólicas de los lideres nazis, el Dr. Brobbia seimostró realmente interesado”, informaba McDonald. La refe-xencia a la actitud favorable a su gestión humanitaria que encontró en el cardinal Pacelli —que se convertiría en el papa PíoX II así como en el arzobispo de Buenos Aires, llegaron alcorazón del ministro de Agricultura. ‘‘Ahora me tocó el punto’débil” —citó McDonald sus palabras—. ‘‘Nosotros los argentinos somos simpre sensibles a un llamado humanitario”.11

Pese a esas declaraciones, el Alto Comisario para los Refugiados partió de Buenos Aires contando sólo, según sus pala bras, con un “acuerdo entre caballeros” y promesas vagas,hechas en forma oral. Entre las razones para ese fracaso, figuraba la propaganda antisemita que iba tomando incremento enaquella época. El órgano no oficial - pero de mucha influencia —de la Iglesia Católica, Criterio, era una de las fuentes enque abrevaba la atmósfera hostil. “Gobernar es poblar”, el escueto lema de Alberdi, era presentado por el director del sema

nario, en un artículo publicado durante la estadía de McDonald en Buenos Aires, como uno de los males más sobresalientesdel país. Por culpa de ese lema y la liberalidad con que fueraaplicado, “barrios existen en Buenos Aires en que ya ni siquie-

: ra se vierten al español los letreros de las tiendas y almacenesde comestibles... se los estampa y pinta nada más que en ¡d-disch .. v llora es ya de que se ponga un remedio a semejante

. mal” alegaba el director de Criterio, monseñor-GustavoFranceschi, en su artículo —“... A nuestras Cámaras toca reformar las'leyes de inmigración sacrificando la fraseología a la

realidad y el liberalismo a la necesidad perentoria de que laRepública no pierda su idiosincracia”./E n su conversación con el arzobispo, escuchó McDonald ex

presiones inequívocas a favor de la inmigración judía y de apoyo al ingreso de refugiados; pero esa actitud no se reflejaba enel semanario que contaba con el claro apoyo de la Iglesia, ni loinducía a poner freno a los excesos del director. “No preconizoen forma alguna el racismo neo-gérmanico ni las teorías nazis”, proclamaba píamente monseñor Franceschi al concluir su artí-

. SVr McDonald. Jam rs, 1935, |»|i. 16-34, Aniwx 1.

Capítulo quinto ' ' . . _ •

414



- t - ■ j.-tT<irr : ~ r ^ i a i u a ja i i r r r r r


culo; pero durante ese año y los siguientes no cesó en su campaña en contra de la inmigración judía, describiéndola con los proverbiales prototipos antisemitas típicos. Tres periódicos nacionalistas que aparecían por aquella época en Buenos Aires yque, pese a su escasa difusión, tenían, como se informó aMcDonald, considerable ascendencia en círculos del gobierno,eran aún más extremistas que monseñor Franceschi en su ataque a los judíos. Los interlocutores de McDonald le dieron a

entender que eran lo suficientemente influyentes como para im pedir toda concesión abierta y oficial en favor de los refugiados,la gran mayoría de los cuales eran judíos.14

Dentro de las reglamentaciones existentes, quedaba para los judíos una posibilidad de entrada si contaban con parientes que jgestionaran su llegada. Esa inmigración de “reunión deJami- Jlias” gozaba del favor decidido de las autoridades argentinas, )quienes la consideraban sumamente conveniente porque contri- j bufa a ahondar las raíces de los inmigrantes antiguos v también iahorraba considerables cantidades de divisa”extranjera_que se I

enviaban anualmente como ayuda a padres y hermanos de Eu- !ropa. A pesarle todas las diiicultades opuestas a los otrosiTIpos J i de'lnmigración, la emisión de llamadas continuó sin tropiezos, /jLa Soprotimis, que velaba celosamente por su derecho a ser la 1 1

única organización judía en mantener contacto con la Dirección í ¡de Inmigración, fue un factor importante en la obtención de jesos permisos de ingreso. Pero para los judíos de Alemania, esecamino no era sino un angosto desfiladero, pues muy pocos deellos tenían en los años de la calma aparente, entre 1934 y1937, parientes inmediatos que pudieran llamarlos. Otro camino que todavía seguía abierto, era la inmigración de agriculto- jres destinados a la colonización. De haberse emprendido a |tiempo una acción enérgica en ese terreno, se hubiera podido jhacer ingresar un número considerable de judíos de Alemania, j !y éstos a su vez, al consolidarse, hubieran podido traer a sus 1I

parientes. Esta función dependía, en primer grado, de la J.C.A. y jEn el mes de abril de 1934, llegó a la Argentina un alto £j

14. Ver editorial de Crih'rí», VIH, No. 376. 16.5.35, p. 1; Ihid números422, 425 del 2.4.36, 23.4.36, y murhos otros.

415



\

Capítulo quinto

funcionario de la Asociación Judía de Colonización, GeorgesAronstein, que traía la misión de investigar y examinar la situación de la empresa en todos sus aspectos. Su gestión se prolongó por más de un año y finalmente presentó a la Asociación

,1un estudio amplio y comprehensivo de la situación económica'¡de la república y el desarrollo y posición de cada úna de las

colonias judías. En el mes de febrero de 1935, llegó a la capital

argentina el director de la Asociación, Louis Ungre, que se unióa Aronstein en su visita a las colonias y se entrevistó con losrepresentantes de los colonos y de las instituciones comunitarias

| de la capital. Uno de los problemas que se había encomendado"investigar a ambos, era la posibilidad de reanudar la actividad

colonizadora que había quedado interrumpida desde hacía varios años. En el curso de sus recorridos, pudieron comprobar elaporte insignificante de la empresa de colonización a la absor

c i ó n de inmigrantes de Alemania: durante todo el año 1934 ha -\|bían sido absorbidos en las colonias apenas seis familias y

) 1catorce-hombres solos.15 •La instalación de refugiados de Alemania dentro de las colo

nias agrícolas, aparecía a quienes se ocupaban de promover lainmigración como sumamente difícil. "Si bien dan prueba de buena voluntad, resistencia y un deseo verdadero de adaptarseal trabajo de campo, los inmigrantes de Alemania están habituados a un nivel demasiado elevado y a una vida demasiadourbana para poder adaptarse a los rudos trabajos de la coloniay al aislamiento, por lo menos relativo, implicado” —resumíaAronstein la situación. Para modificar esa realidad era necesario reformar los métodos de colonización, y en ese contexto volvieron a surgir las propuestas de desarrollar una colonizaciónsuburbana basada en chacras de hortalizas y tambo. Por indicación de Louis Ungre, los funcionarios de la Asociación hicieronel cálculo de costos probables, y llegaron a la conclusión de quecada una de las chacras exigiría un presupuesto de diez a quince mil pesos, frente a los mil quinientos pesos que se asignaba acada familia por el método de colonización usual. En vista de

15. JCA (IX)N) t sesión del 18.12.35; informe de Aronstein del 30.5.35, tomoIII, pp. 2-4, Tomo IV, p. 184.

416




ello, Ungre rechazó esta posibilidad cuando fue nuevamenteelevada en su encuentro con el ejecutivo de Soprotimis, tres díasantes de dejar la Argentina. Otro modo de encarar el problemaera la ampliación de la colonización existente si bien sobre una base más intensiva, con un presupuesto aumentado. Las recomendaciones de Aronstein se inclinaban en esa dirección. El ritmo colonizador debía ser por lo menos de 100 chacras nuevas por año, con un presupuesto doble del usual hasta aquel momento. Además, la instrucción agrícola debía orientar a los co

lonos hacia la granja mixta. Esas medidas se imponían no sóloen vista de la necesidad de asentar a los inmigrantes, sino, sobretodo, para asegurar el futuro mismo de la colonización.16

Las propuestas del director general eran más modestas: fundar una nueva colonia en las tierras de la J.C.A. al norte deEntre Ríos, y establecer allí, en la primera etapa, sólo a veintefamilias, asignándole un presupuesto mayor. A comienzos de! :marzo de 1935, más de dos años después de la ascención dejjHitler al poder, el consejo de la J.C.A. aprobó la propuesta de j jUngre, y un funcionario fue enviado especialmente a Alemania j

para ubicar candidatos a esa colonización tan restringida. De- ¡J bían poseer, experiencia agrícola y contar dentro de la familia !jcon un número suficiente de personas capaces de trabajar como ; j

para asegurar el éxito de la chacra. Tan pocas fueron, al pare- ;■cer, las familias que respondían a esos criterios, que a ios cinco f jmeses de haberse adoptado la resolución y un mes después de la I

promulgación de las leyes de Nurenberg, el Consejo de la :jJ.C.A. recibió el informe de que hasta el momento la búsqueda ;no había dado resultados, pero que habría más probabilidades , jsi se ampliaban los países de selección a Austria y Checoslova- ! j

quia. Al mismo tiempo, y al parecer bajo el impacto de lo que i Iestaba sucediendo en Alemania, el Consejo resolvió promover el ¡ ;asentamiento de 50 jóvenes de Alemania que serían instalados ¡en grupos de a cinco en cada chacra, bajo la supervisión directadel administrador de la colonia. Esta fue la desviación i :table de su política de colonización que la TC A . se permitió.17 !

16. Ibid, ¡bid, pp. 185-186, 252-253; SOP, Acias, 17.3.35, p. 138.

17 JCA (IX)¡W ) , sesión del 4.5.45, resoluciones, p. 187; sesión del 26.10.35

417



j V Además de las gestiones de la J.C .A ., se hizo en 1936 otra\ tentativ a de hacer en trar a jóvenes judíos de Alemaniá en base ai ¡las facilidades para agricultores incluidas en los reglamentos det j colonización. Gracias a la intervención de la Sociedad de Ayuda' a los Judío s de Habla A lemana, se fundó una asociación espe-i cial de colonización que adquirió un lote de tierra fértil en la

isla de Choele-Choel. Sobre las 56 hectáreas adquiridas! se estableció una granja-escuela para el cultivo de. frutales, foresta-

| ción y tambo. Los jóvenes inmigrantes recibirían en esa granjael entrenamiento que los convertiría en obreros agrícolas especializados en esos ramos o en colonos independientes. Eso les permitir ía más ta rde traer a sus familias. Pero hasta el estallidode la guerra, alcanzaron a Jlega r a la granja escuela un total de poco más de cien jó venesfe/ - ■

El 9 de enero de 1936, tres años después de que Hitler fueranombrado canciller de Alemania, anunció Di Idische Zaitung que el primer grupo de inmigrantes-colonos de Alemania, com

puesto por 46 personas, había llegado áT puerto de Buenos Aires. Los recién llegados fueron trasladados inmediatamente alnorte de la provincia de Entre Ríos, a la colonia Avigdor fundada especialmente para ellosTHÜsta fines de 1937rel número defamilias de colonos provenientes de Alemania llegó a 99.

Durante ese año, la J.C.A. consiguió 400 permisos de ingreso destinados a 1.267 almas. De, acuerdo a las normas determinadas por el Departamento de Inmigración, la J.C.A. garantizóante la Dirección de Inmigración que cada uno de los que llegaran, iría al lugar que le estuviera destinado. La tasa de las

visaciones era dejada en depósito en los consulados de los países

pp. 65, 86, 219. El único antecedente (tara una colonización de jóvenesde ese tipo fue el asentamiento de los egresados de la escuela aurículaMikvc Israel.'Ver también IJ ('. testimonio «le Noy Mover, p. 5 y..siguientes, la historia de esos jóvenes en Avigdor. En dicha colonia existíauna sola chacra integrada de ese ti|Mi compuesta |x*r dos parejas jóvenes

. (una de ellas familia de Noy-M ayer). y dos solteros./ l 8 a Asociación Filantrópica, 1945, pp. 166-169. testimonio de tíos jóvenes\ y que en 1943 vivieron en h» granja y ver conclusión histórica de un testigo

oi'Uiar. Efrdn Vcdidio. 1943. "Informe sohreKio Negro”, p. 3K

Capítulo quinto <



Umb f e purria* <1933-1 93(1)

de salida, y al llegar el colono a su charra se informaba de ellooficialmente a las autoridades. C'uando uno de los colonos abandonaba la colonia, la Dirección de Buenos Aires informaba a laDirección de Inmigración, pidiendo además expresamente quese la librara de la responsabilidad por sus artos y el lugar donde se encontrara. Si bien al violar su compromiso de ser agricultor el ex-colono no se convertía en delincuente, su situaciónno era mucho mejor que la de otros inmigrantes que en esos

años ingresaron a la Argentina en forma ilegal.,vLlegamos así a otra vía de ingreso, además de las llamadas a parientes y la inmigración de agricultores: la infiltración ilcgaLEsta vía se utilizaba de diversas maneras. Una de ellas era lavisación de tránsito. En los años 1934 a 1936, un número bastante apreciablc de judíos logró obtener visados de entrada alParaguay. A fin de conseguir el visado de tránsito por la Argentina', debían depositar en manos de los cónsules de Europael importe completo de la tasa, el cual les era restituido al llegar a Asunción. Muchos de ellos no se tomaron el trabajo de

llegar a la capital del país vecino, y quedaban englutidos por lamultitud de la gran ciudad, sin documentación. Otros viajabanal Paraguay, permanecían allí pocos días, y una vez cobrado eldepósito volvían a cruzar la frontera. Otro medio popular tam bién entre los inmigrantes que, por falta de parientes o a causade su documentación incompleta, no podían entrar legalmente,era el visado de turista. Contrariamente a los obstáculos y restricciones colocados por las autoridades argentinas a las vías deinmigración, no habían cerrado las puertas del país al turismo.

Para los inmigrantes pudientes quedaba, pues, el recurso de pasar por turistas, viajando en primera clase. A menudo el gastoera demasiado grande para ser afrontado, con mayor razón a

partir de septiembre de 1934, al duplicarse el precio del viaje.El medio de infiltración más antiguo, el cruce del río Uruguay,

Ver />./., 9.1.36, 5, uimbién 3/./., ediinrial, asimismo JOS íli.A. t.

Copiador I. pj|, I. M m textos modelos para la ilirms deaprobación de la I j f í jL Ver (.'X.4. Z 4 /17063. ifeii t reunidos por rl fg*

presentame del Reren tf eesod (Fondo de Rmmsmirción deAbraham Mibashán el 20.1.1939 sobre la empresa en la Ar^enife,

419



"N

fue, al parecer, el menos popular en esa época. Pero no debedescartarse la posibilidad de que se hiciera uso de él. .

La suerte no sonreía a los que carecían de documentos nisiquiera poco después de haber encontrado refugio en el país.Su precaria situación legal limitaba sus posibilidades de sustento y debían recurrir al socorro. La Soprotimis trató este problema el 18 de julio de 1935, y pese a sus escrúpulos ante la

trasgresión, y el riesgo que significaba para su prestigio y suscontactos, resolvió acudir en ayuda de los ilegales. La condiciónestablecida era que los inmigrantes consintieran en establecerselejos de la capital, especialmente en el norte del país. Efectivamente, en los meses que siguieron se invirtieron grandes esfuerzos en crear en Formosa y otras ciudades a lo largo del RíoParaná, comités de absorción que prestaran ayuda a los inmi-

k grantes de este tipo.20/*Esta actividád se desarrolló en los años 1934-1937, y no con

tó con el apoyo de la población judía. Fuera de los oriundos deAlemania, que en esos años reforzaron su organización de ayuda y trabajaron empeñosamente en la absorción de sus coterráneos, los problemas de la inmigración no interesaban a la población judía ya establecida. Los graves estallidos de propaganda antisemita, a menudo acompañados por actos de violencia, preocupaban a los dirigentes de la colectividad. Bajo elimpacto de esos ataques, fue afirmándose la posición del Comité contra el Antisemitismo que, en el mes de julio de 1936, setransformó en la “Delegación de Asociaciones Israelitas Argenti

nas, D A . I A ente de coordinación permanente compuesto por los representantes de todas las organizaciones jud ías importantes,' salvo las comunistas. La aflicción de los judíos de Alemania tenía mayor efecto sobre la participación pública en laacción de colonización de Eretz Israel que en la movilización deapoyo material y moral en favor de la inmigración a la Argenti-

I na. Descontando algunas editoriales e información destacada en| forma casual que trataban el problema de la inmigración, es\ difícil encontrar eco de alguna acción en favor de los inmigran-*‘ tes en la prensa diaria judía. Ni siquiera la guerra contra el

20. SOP. Aftas, 18.7.35, pp. 153-158; 4.2.36; 3.3.36.

Capítulo quinto ‘ ' ;

420




fascismo fue relacionada con la acción concreta para hacer posi- j ble la inmigración a la Argentina. Las cartas de los inmigrantes publicadas en los años 1934 a 1937 en el órgano del “Hilfsver-;ein” de Berlín, no mencionaban a la Argentina como meta deinmigración a gran escala, y mucho menos de inmigración precipitada. Las condiciones climáticas, el bajo salario, la desocu

pación y no en último término, la soledad, debido al granexcedente de hombres entre los inmigrantes, eran temas que, enuna gama que iba desde el optimismo hasta la perspectiva tétrica, encontraban su expresión en aquella tribuna destinada a es

timular la emigración. La inmigración era pues, en esencia, un problema de los inmigrantes, sus parientes cuando los tenían, yun puñado de abnegados activistas de la población judía antigua y la comunidad en aumento de germanoparlantes.21 j

En el transcurso del año 1936, se intensificó un tanto el rit-nmo de la inmigración judía . En julio de ese año, estalló la gue- j jrra civil en España; poco tiempo después empezaron a correr 11rumores sobre nuevas restricciones en las reglamentaciones de j ¡la inmigración, destinada a evitar la infiltración de comunistas i ¡en la Argentina. En efecto, el 17 de octubre de 1936, se abrió iun nuevo capítulo en la legislación inmigratoria. El decreto | jemitido ese día tenía el propósito de reforzar la supervisión so- I j

bre los que en traban, a los efectos de “evitar infiltraciones en el I país de elementos que puedan constituir un peligro para la salud física o moral de nuestra población o conspiren contra la |estabilidad de las instituciones creadas por la Constitución Na - i ¡cional”. Por esa razón, los cónsules tenían orden de condicionar | :la emisión de visados contra la presentación de nuevos certifica- í fdos de los países de salida, muchos más explícitos de los que se i jhabían solicitado hasta aquel momento. Entre otras cosas, todo j j

21. Pese el examen detenido de M.f. y D.I. de los años 1934-1936, no se

encontraron expresiones militantes acerca de Ja inmigración a la Argenti

na. y ver Hilfsverein der Juden in Dcutschland, 1936, pp. 34-38, cartas

de la Argentina de 1935/36. En 1934 la Asociación Filantrópica de los

Judíos Alemanes de Buenos Aires erogó 69.026 pesos y en 1935, 122.263

pesos. Soprotimis erogó en 1934 sólo 30.720 pesos. Ver Asociación Fi

lantrópica, 1943, p. 43; SOP, Actos 22.11.33, p. 101.



Capítulo quinto

viajero debía dirigirse a la estación de policía local para obtener

la impresión digital corroborada por la firma policial, que debía

presentar al cónsul. El texto del nuevo decreto y las instruccio

nes a los cónsules, llegaron a conocimiento de los funcionarios

del Ministerio de Relaciones. Exteriores británico, causándoles

una profunda conmoción. “Esas reglamentaciones son mons

truosas”, comentó uno de ellos. Después de una corresponden

cia in terna, resolvieron im pa rtir' instrucciones al embajador

británico en la Argentina de protestar ante, el gobierno e impe

dir su aplicación a súbditos británicos. Esa reacción no canceló

la vigencia de los nuevos procedimientos. Sólo que en un princi

pio no fueron aplicados a los inmigrantes “nórdicos” como los

que podían proveer las Islas Británicas. Así lo testifica la con

ducta del gobierno de la república, el cual, en el transcurso del

año 1937, firmó una serie de convenios de inmigración con re

presentantes de otros países de emigración “solicitados” .22Una delegación gubernamental de Holanda que llegó en a-

bril de 1937 a fin de trata r el estrechamiento de las relaciones

comerciales con la Argentina, fue inducida también a firmar unconvenio de inmigración. La iniciativa se debió al canciller ar

gentino Carlos Saavedra Lamas, quien en el año anterior sehabía hecho acreedor al premio Nobel de la paz y gozaba de

renombre internacional como jurisconsulto y estadista. En elconvenio firmado, la Argentina declaraba su deseo de absorbera inmigrantes holandeses, destinándolos - “especialmente a lasregiones que en forma particular se adaptan al desarrollo de la

agricultura, la horticultura y la cría de ganado”. El gobiernoargentino prometía proveer cada medio año al gobierno holandés de información actualizada sobre zonas de inmigración va

cantes, condiciones financieras y legales y los aspectos económicos relacionados con la inmigración y la colonización. Elgobierno holandés a su vez, prometía concentrar la informaciónsobre los interesados en inmigrar. Asimismo, debía fundarse enBuenos Aires un comité conjunto con el propósito de dirigir y

22. Ver B.P.R.O. F.O. 371/19763, documentos No. 452-464, texto del de

creto del 17.10.1936, correspondencia interna e instrucciones al embaja

dor. Ver artículos del decreto traducidos al ídish, Bul. Inf. 12.1936 p. 2.

422



T n r t . w . - rzzzmcmat: , . ::t j -

t**n las purrias cerradas (1933-1950)

regular todas las actividades relacionadas con la inmigración y

colonización de holandeses. Unos tres meses más tarde, el canci

ller firmó un convenio semejante con el gobierno de Suiza, y el

21 de septiembre, con Dinamarca. En todos esos convenios, la

Argentina proclamaba su deseo de que llegaran inmigrantes engran número, fuera en grupos o aisladamente. .

En entrevistas periodísticas, el ministro de Relaciones Exte

riores no ocultó su satisfacción por haber logrado la firma de I

los convenios. Sus esfuerzos comenzaron en 1936 en la conven- Ición del Consejo de Ia Soripdad H p Naciones que él presidió y 1

en cuyo transcurso conversó largamente, según afirmó después, 1

con los ministros de los países “nórdicos” de Europa, “cuya in- ¡

migración considero especialmente apropiada en una época de \

inquietud universal”. Ese modo de reforzar la inmigración soli

citada y preferida le había parecido ya apropiada en 1910, ydesde entonces no había dejado de recomendarla, por lo cual se

sentía feliz de haberla realizado. La otra parte se mostró, por lo j

visto, mucho menos entusiasta, y el embajador holandés reveló a j

su colega británico que “el gobierno de Holanda se interesa {muy poco por ese convenio”. La influencia concreta de esos j

convenios en el balance de la inmigración, fue prácticamente j !

nula: en la década de los treinta salieron de la Argentina 220 j

daneses más de los que ingresaron; de los holandeses permane- icieron en el país 406 personas. El balance de los que se queda- } 1ron entre los suizos fue de 2.124, 750 menos que en la década j ;

anterior.23*25

Ese trato preferente a los inmigrantes de tres países protes- \ tantes fracasó, pues, rotundamente. Si bien en apariencia rede- I

jaba la disposición de la Argentina a recibir inmigración nocatólica, de hecho era compensada por una oposición velada pero notoria, a la otra inmigración no católica, la judía. A lasreglamentaciones restrictivas de octubre de 1936, se agregarondificultades administrativas puestas en el camino de los judíos

23. Ver H.P.R.O.. F.O. 371 /205 98/2 - convenios con Holanda. Suiza y D i

namarca e informes del embajador británico; ver también Canals Frau,Salvador, 1948, pp. 98, 101, 111, total de inmigrantes, por países de

origen.

423



Capítulo quinto,

que querían traer a sus parientes. En el mes de marzo de 1937,

frente a un deseo de los judíos de emigrar a la Argentina que

iba en aumento, informaban los activistas de Soprotimis que las

solicitudes presentadas por los residentes de la capital y alrede

dores no eran resueltas favorablemente, sino en casos excepcio

nales que se consideraban como gestos humanitarios. El temor

político por los comunistas, que en enero del mismo año provo

có la promulgación de una legislación especial en contra de

ellos, y la tendencia a identificar a los judíos como izquierdistas,o en otros casos, con oficios y profesiones que la Argentina no

l necesitaba, fueron la causa de esas dificultades.24

' Por aquel entonces, la Argentina se prepara ba para las elec

ciones presidenciales. El Partido Radical, que en 1932 había

boicoteado las elecciones, decidió esa vez presentarse pese a la

perspectiva de anomalías en las urnas. Su posición relativa a la

inmigración, así como la del pequeño partido socialista, era dis

tinta y más favorable que la de los conservadores que estaban

en el gobierno. Tal era la opinión de McDonald que durante

su visita conversó con los líderes de esos partidos, y compartíaneste punto de vista los directores de la J.C.A. de Buenos Aires.

Frente al candidato de los radicales, se presentó Roberto M.Ortiz, ex miembro de dicho partido, quien contaba con los aus

picios del presidente saliente. Muchos judíos depositaron tam

bién en él esperanzas de liberalización en diversos terrenos, yun comité público fundado para apoyar su candidatura hizo unllamado especial a la población judía. Con el triunfo de Ortiz,muchos creyeron que cabía esperar una mayor liberalización o, por lo menos, un enfoque humanitario de las necesidades de los

refugiados de la persecución en Europa. Si bien estaba respal-

24 . , SOP, Actas, 28.10.36, p. 20; 31.3.37, p. 39 —sobre las dificultades para,

conseguir permisos de ingreso. La entrevista de Louis Ungre con Saave-

dra Lamas tuvo lugar el 15.10.36 y al parecer no obtuvo resultados —

Ver Bul. Inf., Nos. 8-9, 10-11, 1936, p. 2. Ver también D.I. 17.3.36,

p. 3, reacción de la D.A.I.A. al informe del jefe de policía que identifica

ba a jud íos con comunistas. E ibtd, 1.1.37, p. 8; 3.1 .37, p. 6 sobre el

proyecto de ley contra el comunismo aprobado por el Senado. Y compa

rar ibid, 8.7.37, p. 6, editorial acerca de la inmigración suiza y la inmi

gración judía.

424




dado por los conservadores, quienes colocaron a su lado paracompletar la fórmula al ultraconservador Ramón S. Castillo, elcarácter apacible de Ortiz y su actitud compasiva ante la situación de los que sufrían, constituían puntos de apoyo para lasesperanzas puestas en él.25 ✓ ?0

Durante cuatro años,.entreJ934.y¿f937, entraron a la Argentina, de acuerdo a diversos cálculos, entre 15.000 y 17.000

judíos. De ellos, 5.663 registrados en Soprotimis y 4.362 en el

Hilfsverein de los germanoparlantes. Los oriundos de Alemaniaconstituían el 80% de los inscriptos en la nueva organización, pero sólo el 26 % de los atendidos por Soprotimis. La mayoríade los demás inmigrantes registrados en ambas organizaciones,

provenía de Polonia. Ya sea que esa relación interna representea todos los inmigrantes que llegaron en aquellos años a la Argentina, o que tenga en cuenta sólo a los que recurrieron a lasorganizaciones de ayuda, se destaca el hecho de que en esosaños, ,1a inmigración no estuvo marcada por el signo exclusivode la catástrofe de los judíos de Europa. Más aún, tampoco a

ojos de las instituciones judías de Europa la emigración a laArgentina constituía, ni siquiera a fines de 1937, una solucióndigna de ser tomada en cuenta para la situación de los judíos deAlemania. La convención de los representantes de las comunidades de los países lindantes con el Reich alemán, que se congregó en Viena el 15 de noviembre y trató la coordinaciónmutua de la ayuda a los refugiados, no se pronunció por lainmigración a la Argentina o a América Latina en general. Incluso en la conferencia de coordinación interorganizativa que sereunió en París en el último día de dicho mes con la participación de los representantes del Hilfsverein de Berlín y la representación territorial de los judíos de Alemania por una parte, ylos activistas de HICEM, Joint y otras organizaciones, porotra, se hablaba aún de la necesidad de estudiar y examinar si

25. SOP, Acias 28.10.36, p. 20; 31.3.37, p. 39; 13.5.38, p. 103. Ver McDon-

. ald Jam es G., 1935, pp. 29-30, sobre las posibilidades de cambio de política si los radicales volvían al poder. Ver IllX) ( N . Y sección materialsobre Argentina, proclama al público judío.

425

a



la inmigración a la Argentina debía o rio ser reforzada.26A todo eso comenzaba el año de 1938, decisivo para la histo

ria del pueblo judío en la época que precedió a la SegundaGuerra Mundial. ¡*»

3. UN AÑO DECISIVO: 1938

Desde una perspectiva histórica, y una vez dilucidados los

procesos que determinaron la realidad dentro de la Alemanianazi y en el resto del mundo occidental, el año 1938 puede serconsiderado como el “año de la decisión” o “el año fatal”. Eldía 11 de marzo de dicho año, los ejércitos del Reich invadieronel territorio austríaco siendo recibidos entusiastamente por losnazis austríacos y gran parte de la población. Austria fue anexada a Alemania, y , éste fue el comienzo del gran Reich nazi.

.Los doscientos mil judíos que entonces vivían en Austria, se vieron de pronto colocados bajo el dominio directo de los persegui

dores. Su expulsión de la vida económica del país y de suslugares de residencia, se cumplió allí con celeridad y sin miramientos. Adolf Eichman, encargado de esa tarea, se hizo acreedor a su primera distinción al provocar la huida precipitada dedecenas de miles de judíos en poco tiempo. También en el territorio dei “antiguo Reich”, la política de ensañamiento del go

bierno contra los judíos se fue agravando, las leyes y decretosdestinados a extirpar la presencia judía de todos los sectores dela existencia se multiplicaban, así como los actos de violencia en

la calle y la propaganda que incesantemente destilaba su veneno en las mentes de los ciudadanos; a todo ello se sumaron actosde agresión, despojo, destrucción de sinagogas y encarcelamientos masivos. Este proceso llegó a su punto culminante en la no-

26. Sobre el volumen de la inmigración, ver Asociación F ilantrópica, 1943, pp. 46, 78. La cantidad de registrados en a mitas organizaciones no debe

ser sumada, porque es posible que muchos inmigrantes se inscribieran en

ambas a la vez. Ver Protokoll... Wien, 15.11.1937, pp. 22-26 sobre la

convención de Viena; JCA (l/) .\)%sesión del 18.12.37, 'lomo II, pp.' 223-224; sobre la reunión del Comité de Coordinación Internacional del

30.11-1.12.37.

CapÍMllo quíllto <¡ . *>* P* ’ *

426



Con las purrias cerradas (1933-19.SU)

che del 8 de noviembre de 1938 en que los nazis prendieronfuego a casi todas las sinagogas de Alemania* rompieron las vi*trinas de los negocios judíos, irrumpieron en millares de hogares y llevaron a la cárcel a una gran cantidad de judíos,empleando la violencia. En aquel momento ya no quedó dudaen las mentes de los dirigentes judíos de Alemania y fuera deella, de que la única solución concreta para los problemas delos judíos del Reich ensanchado, era el éxodo.27

Los judíos del Reich no fueron los únicos impulsados a emigrar en 1938. Los dramáticos acontecimientos ocurridos en Alemania y Austria, borraron de la conciencia de muchos el gravedeterioro qué en la década de los 30 había experimentado lasituación de los judíos de otros países de salida tradicionales,especialmente Polonia. “La crisis económica que afectó al mundo en el año 1929, comenzó en Polonia más temprano, en 1928,

prolongándose mucho más que en Occidente” - escribe el historiador Rafael Mahler en su trabajo “Los judíos de Polonia entre las dos guerras”, y continúa - “Además de las consecuencias económicas directas, los judíos sufrieron la política deAcriminación nacional qué se convirtió en grave antisemitismooficial H.. En consecuencia, la situación económica y política delos judíos empeoró continuamente a partir de 1928, llegando auna situación espantosa aun antes de la guerra, que albergabaen su seno el holocausto y la aniquilación”. Pese a la larga

historia de cientos de años de existencia judía en Polonia, f noobstante los convenios en tomo a las minorías que seguían envigencia, ni los gobernantes de Polonia ni la mayor parte de lasociedad mayoritaria aceptaba la existencia de los más de tresmillones de judíos que vivían en su seno como un fenómeno

permanente e inalterable.“La nación polaca no tolerará jamás la presencia de un ele

mento foráneo en su población urbana en una proporción tanalta como la proporción actual de judíos... que la cabeza del

cuerpo polaco (Varsovia) sea sólo polaca a medias. . rezaun memorándum presentado por la Federación Polaca de Aso-

27. Tannenbaum, Yoseph, 1958, (en hebreo); ÜÉ Aa»i« 1958 (en hebreo)Margaliot, Avrahaftl, 1976 (en hebreo), pp. 210-213. I

427



daciones pro Sociedad de Naciones, a la Unión Internacional

de dichas asociaciones, en enero de 1938 - “Polonia tiene dere

cho a exigir que las naciones occidentales, que por su antigua

política fueron las responsables del desproporcionado influjo de

judíos a territorio polaco, colaboren solidariam ente en un inten

to de resolver la cuestión judía. Es el deber de esas naciones

ayudar a Polonia facilitando el acceso a territorios coloniales

apropiados, dando toda Palestina a los judíos, (o algún otro país

donde pueda crearse un estado judío) y permitiendo a los judíos

polacos entrar en sus territorios, de los cuales en épocas pasadas

fueron expulsados todos los judíos.”

*Este memorándum expresaba en forma fidedigna las corrien

tes de pensamiento de la sociedad mayoritaria polaca en lo que

respecta a la solución conveniente para el problema judío del país. “La propaganda para la emigración judía se transformó

. en aquel período en el elemento dominante de la política oficial,

de las plataformas de los partidos y de la opinión pública de

Polonia. La emigración de los judíos aparecía entonces como la

única solución para el problema de Polonia y el problema de

los judíos a la vez”, escribe otro historiador que investigó la

diplomacia polaca y el problema de la emigración judía en los

años 1935-1939. El gobierno de Polonia puso manos a la obray, en el año 1937, destacó una delegación para ubicar un terri

torio destinado a la inmigración masiva de los judíos de Polo-

*nia. Dicha delegación inquirió hasta qué punto se prestaba a

ese propósito la isla de Madagascar, hoy República de Malgache, que era entonces una colonia francesa. Las conclusiones aque llegó, fueron negativas. Pese a ello, o quizás a causa deello, los nazis adoptaron en 1938 el plan polaco. Su propio

“Plan Madagascar” aspiraba al éxodo forzado de los judíos deEuropa, algd así como un enorme ghetto que se crearía paraellos en la isla.

La tendencia a resolver los problemas del país a través deldespojo de los judíos y su expulsión, era también popular enRumania, y a comienzos de 1938 se transformó en la políticaoficial. En ese año, por lo tanto, llegó la necesidad de los judíosde salir de Europa al punto álgido de toda la historia de lamigración judía. En números, la proporción de la población

Capítulo quinto

428




obligada a emigrar superó a la de los años más azarozos de lahistoria del pueblo jodio.28

El 20 de febrero de 1938 tuvo lugar un cambio de autoridades en la Casa Rosada de Buenos Aires. El presidente saliente,General Agustín P. Justo, entregó el bastón de mando al presidente electo, Roberto M. Ortiz. Contrariamente a su predecesor** quieii había pptÉÉK la presidencia en 1932, uno de los

años más graves de crisis económica en la historia de la república, Ortiz inició su período en pleno proceso de recuperaciónque marcó notables cambios tanto en la economía como en lasociedad. El descenso vertical de los precios de la carne y elcereal que había afectado la exportación argentina a los mercados de Europa en los años 1930 a 1933, la desvalorización de lamoneda y la intervención gubernamental en los procedimientosde exportación, actuaron como estímulos para la creación deuna industria liviana destinada a reemplazar con sus productos

los artículos importados. A partir de 1932, la industria argentina cobró un impulso estable. Entre 1935 y 1941, el número deempresas industriales aumentó en casi diez mil, y el de obreros

pasó de 369.000 a 733.000; la cantidad de energía consumida para hacer funcionar la maquinaria se triplicó, y el valor de la producción subió a más del doble. En la misma proporción aumentó el número de empleados de oficina relacionados con laindustria. Este desarrollo requería servicios que se encontrabanfuera del ámbito de la industria - en el comercio y las finanzas

—y todo eso creó por una parte una demanda de mano de obra,y abrió oportunidades para quienes poseían talento y experiencia característicos de la clase media, por la otra. Entretanto, volvía a despertarse en Europa la demanda de productos agrícolasy la buena cosecha que tocó en suerte a los agricultores argentinos en el año 1937, colmó el tesoro nacional con divisa fuerte.29

28. Mah ler, Rafael, 1968 (en hebreo), pp. 16-17, Feinbcrg, Natan, 1968 (enhebreo) pp. 120-121, 188, 189 - transcribe el memorándum de las asociaciones polacas. Ver Meltzer, Emanuel, 1973, (en hebreo) p. 211, y

Yahil, Lenny, 1974, sobre Polonia y el episodio de Madagascar. Sobre elantisemitismo de Rumania —Vago, Bela, pp. 21-72.

29. Ver Blanco José A., 1961, pp. 226-236, que cita los censos de 1935,1941, 1946.

429



La pujante economía, las promesas liberales del presidentedurante la campaña electoral y el agravamiento de la situaciónen Europa, infundieron esperanzas de cambios eñ la política derestricciones de la inmigración. A comienzos del mes de marzose reunió en Ginebra, a iniciativa de la Oficina Internacionaldel Trabajo de la Sociedad de Naciones, una comisión de peritosque representaban a 18* países, a fin de considerar las posibilidades de cooperación internacional en materia de técnica y fi

nanzas, a efectos de inmigración y colonización. Pocas semanasmás tarde, llegó al conocimiento público la noticia sobre unainvitación cursada por el presidente Roosevelt a 30 países parauna conferencia en la ciudad de Evián, Francia, a fin de buscarla manera de resolver el problema de los refugiados de Alemania y Austria.- La prensa judía de la Argentina se hizo eco deambos acontecimientos —especialmente de la iniciativa del presidente de los Estados Unidos —, expresando la esperanza y lademanda de que los países de América Latina —la Argentinaespecialmente - abrieran sus puertas para la gran inm igración:

Los rumores sobre grandes cambios en las reglamentaciones inmigratorias que se difundieron en el mes de mayo, suscitaronentre los dirigentes de Soprotimis una corriente de optimismo.

I

* El ente coordinador de los judíos de la Argentina, la D.A.I.A.,estaba representado en las deliberaciones de la Conferencia deEvián por los dirigentes del Congreso Judio Mundial, al cualestaba adherido. Para reforzar la posición de sus representantes, la D.A.l.A. envió un cable al presidente de la Conferencia,en el cual expresaba la esperanza de que la reunión de Eviánexigiera la restauración de los derechos de ciudadanos de los

judíos del Reich y lograra convencer a “ los países nuevos’* derecibir dentro de sus fronteras, sin limitaciones, una inmigra-1ción agrícola judía. Este acento puesto en la inmigración coloni-i zadora respondía, al parecer, al deseo de adaptarse a las

tendencias de los países latinoamericanos - que ya se había perfilado en la conferencia anterior en Ginebra - de hacer resaltar su carácter agrario. Por entonces ya se encontraba a consideración del ministro de Agricultura de la Argentina, uninforme sobre el carácter y los métodos de la J.C.A. Como con-

CmI|>ÍII|Io (|tlÍlMO

43 0



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( ’•»» las puerta* perradas ( 19i#*41P®|

clusión de ese estudio, hecho por encargo del ministro, la Asociación de Colonización Judía fue objeto de grandes elogios enlo que respecta a la planificación, la organización social cooperativa, la actividad intensa de “argentinización” del inmigrantey, especialmente, el proceso de entrenamiento agrícola graciasal cual elementos urbanos se transformaban en expertos chacareros, Todo eso fue descrito en detalle y llevó al autor del estudio a, te conclusión de que “se podría, en mi opinión, acceder al pedido de la J.C.A. en el sentido de que esta entidad colonizadora pueda también traer familias de Europa, especialmente deAlemania, que allá no son agricultoras”.30

La Conferencia de Evíán se inauguró el 6 de julio de 1938,en medio de grandes esperanzas y expectativas, pero la decepción que esperaba inclusq a los más circunspectos de los activistas que se dedicaban a la inmigración, fue total. El 7 de julio

por la tarde, se levantó el representante de la Argentina para pronunciar su discurso. Era el Dr. Tomás Le Bretón, ex ministro de Agricultura en el gobierno de Alvear en el cuál, como yahemos dicho, se habían fincado esperanzas de liberalización dela reglamentación inmigratoria. A la sazón oficiaba como emba

jador en París. Con piruetas estadísticas gratas al oído, quisodemostrar que la Argentina había absorbido un número de judíos mayor'que los Estados Unidos, y varias veces más que elresto de los países de América Latina. Pero en su carácter de

país agrario que no tenía ya lugar para inmigrantes en los sectores urbanos e industrial, le cabía el derecho de determinar, envirtud de su completa soberanía, las leyes de inmigración. “So-

3(1. Ver ¡M f.uz 1IJÜ938, p. I; 3/./. 5.3.38, p. I, comentarios'sobre la Conferencia de Ginebra, e ibid, 2.4,38, p. 1, 16.4.38, p. 3, comentarios sobre

T. 1a iniciativa de Rooseveli. Ibid, 9,7,38, p. 7, cable de la D.A.I.A. al presidente de la conferencia de livian. Memorándum firmado por StephenWísé presentado a la Conferencia (Tartakower, Arle, 1944, p. 537). Vertambién memorándum de J.C.A. al ministro de Agricultura del

27-S 1940. pp. 6-14 <pg ínrbtff extractos del informe del Dr. DomingoBorea, el funcionario designado en junio de 1938 para'investigar las «éli»

•vidades de J.C.A. (del expediente ded ministerio de Agricultura 03475/38), Agradezco al Sr. José Rubin de Tel Avta quien puso a mi disposi-

« do n una copia de ese importante memorándum.

431



mos hospitalarios por naturaleza. Esta característica se expresaen el préarabulo de nuestra Constitución, y nuestra amplia yafortunada experiencia en materia de inmigración nos da la posibilidad de contemplar el futuro con completa tranquilidad . . .Estamos plenamente resueltos a cooperar dentro de los límitesde lo posible. Esos límites proveen un amplio campo para lanoble tarea de la presente Conferencia”. Con esas palabras, queno cedían en pomposidad y pobreza de contenido a los discursos

del resto de los ponentes de la conferencia, concluyó el embajador su alegato. ¿Cuál era el carácter del esfuerzo que la Argentina estaba dispuesta a hacer? - Le Bretón se negó a precisar, prometiendo solamente a quienes le escuchaban que “estamos

1 convencidos que nuestra actitud (en materia de inmigración) en|l el pasado es suficiente para probar la generosidad del punto de' \ vista que adoptaremos en el futuro” .

Por aquel entonces se desplegaba en Buenos Aires una actividad febril en torno a la preparación de los nuevos reglamentos

de inmigración, de modo que el 12 de julio pudo ya la delega-eíln argentina informar a la subcomisión técnica de la Conferencia de Evián acerca de las innovaciones introducidas: “Envista de la actual situación económica del país” - declararon losdelegados argentinos - “el gobierno de la Argentina decide quetodos los no residentes extranjeros que deseen entrar al país de ben en el futuro proveerse de un permiso de desembarco especial, emitido por el Departamento Central de Inmigración deBuenos Aires. . . Este permiso de desembarco será emitido unavez que el caso sea considerado por un comité especial com

puesto por representantes del ministerio de RR.EE., el ministerio de Agricultura y el ministerio del Interior, respectiva»mente”. Esos reglamentos, como todos los anteriores, noanulaban la vigencia de la Ley de Inmigración y Colonizaciónde 1876, sino que sólo “ordenaban” su aplicación. Al parecer,los delegados argentinos a la Conferencia de Evián tenían conciencia de la contradicción abismal entre las nuevas reglamentaciones y la ley existente, por lo que se abstuvieron de díSTextractos de la misma limitándose a colocar, según sus palabras,“ese texto más bien largo” a disposición de la comisión, por si

ésta quisiera traducirlo. Lo que no revelaron los delegados ar-

Capitulo quinto •

432



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gentinos a sus colegas de la Conferencia para los Refugiadosfue que, según constaba en los considerandos de las nuevas reglamentaciones, éstas se debían, entre otras cosas, a la circunstancia de que “la presente situación internacional permite proveer un aumento inmediato de los inmigrantes que quisierantrasladarse a la República Argentina por motivos accidentales (subrayado nuestro, H.A.) y que no consultan las exigencias deuna sana política inmigratoria. . Es decir, que la reglamentación tenía el propósito expreso de impedir la llegada de refu

giados obligados a emigrar para salvarse.A partir del lo. de octubre, fecha en que el decreto debía

entrar en vigor, todo pedido de inmigrar a la Argentina debíaser sometido a la comisión consultora del Departamento de Inmigración, la cual, al tratarlo, debía, ajustarse a lo especificado por él, “prefiriendo la (inmigración) de mayor aptitud asimilativa y ajustándola a nuestras necesidades sociales, culturales yeconómicas de modo que la entrada de extranjeros en territorioargentino queda subordinada a las conveniencias del país y no ala inversa”. Los cónsules debían suministrar a la comisión lainformación personal detallada que incluía, naturalmente, larazón para la emigración,, y hacer su propio comentario. Quienes solicitaban las llamadas debían, entre otras cosas, demostraruna antigüedad de dos años como residentes argentinos y todoslos gastos ocasionados por la gestión administrativa de su casodebía correr por su cuenta y la de los candidatos a inmigrar.Todo este complicado sistema de diques,.tenía como propósitodesviar de las playas argentinas la corriente indeseable de quie- ;nes querían simplemente salvar sus vidas. El hecho de que la imayor parte fueran judíos no mereció, naturalmente, mención |especial.31

El nuevo decreto fue firmado por el presidente y el canciller §¿el 28 de julio de 1938. Sus detalles fueron de conocimiento pú- ¡j *

blico dos días más tarde, pero en el Boletín Oficial no se publi-

31. Ver declaraciones de Le Bretón, Intergovernmental Committee, July,

1938, pp. 21-22, y los discursos de los representantes en la comisióntécnica, B.P.R.O , F.O. 371/22530, documento 154-155. El decreto se

publicó oficialmente en B.O. 6.8.1938, p. 10118.

433



/

v có hasta el 6 de agosto. De inmediato cundió él pánico entre los(cientos de judíos residentes argentinos que se disponían a traer\a sus parientes. Los consulados argentinos de Europa se encontraron también ante una ola de solicitudes de inmigración. Todos pretendían, tanto en Buenos Aires como. en Europa;Apresurar la gestión antes del lo. de octubre. Pero en seguida se puso en claro que tanto el ministerio de Relaciones Exteriores

fomo la Dirección de Migración, se habían adelantado para hacer inútiles sus esfuerzos. El 12 de julio de 1938, cuando ape-1 ñas se había completado la formulación'de las reglamenta-\ ¿iones, se apresuró el ministerio de RR.EE. a instruir á todos1 /los cónsules argentinos que en vista de los cambios esperados, y

/ hasta que entraran en vigor, debían imponer una estricta vigilancia y aplicar con extrema severidad todos los medios de se-

] lección para evitar que las corrientes de emigración llegaran en| forma desordenada al país y se adelantaran a los planes defini-

¡ tivos que éste tenía el propósito de establecer. La Dirección deInmigración suspendió inmediatamente después de publicado eldecreto la emisión de nuevos permisos de entrada, y el 25 deagosto, cerró sus puertas al público. Las nuevas restriccionesfueron aplicadas, pues, no sólo con anterioridad a la fecha por

j ellas establecida sino con carácter retroactivo anter ior a la fechaí I en que fueron suscritas por el presidente.32 I r “Las disposiciones que se acaban de tom ar respecto a la can-f celación de los permisos de libre desembarco están acarreando

los mayores perjuicios en nuestra obra de colonización - aseveraban en su nota del 31 de agosto de 1938, dirigida al DirectorGeneral de Migraciones, los directores d» la J.C.A. de BuenosAires - “Como es de su conocimiento tenemos en ejecución envarias colonias de las provincias de Buenos Aires, Santa Fé,Entre Ríos, trabajos de instalación para familias de agricultoresque ya han sido seleccionados en Europa, habiendo éstos vendido allá sus bienes adquirido pasajes y tratándose de familias

I que en su mayoría se encuentran en Alemania se les ha fijadol allí un plazo perentorio para abandonar aquel país. Ahora

32. Ver Í ’.A’.C./)., 9-10.8.1939, |>. 8.S4 - t ila <lr la e m u la r sr rrria ; también.

D .l . 26.8.38. p. 8.

Capítulo quinto • ' ' '

434



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lie»* no silo nos es imposible en vista de las disposiciones tomadas, tramitar los permisos de libre desembarco para aquellas personas sino que, como lo confirma una comunicación telegráfica que acabamos derecibir, las familias que ya están en posesión de esos documentos tampoco pueden obtener sus visados enEuropa”. Esta situación contradecía incluso las nuevas restricciones, pues el artículo 10 del decreto mencionaba en forma ex presa la preferencia por inmigrantes agricultores. Los directores

de la J.C.A. pedían, en consecuencia, emitir de inmediato los permisos de desembarco ya solicitados y también en el futuro,ver atendidas favorablemente sus solicitudes de permisos de entrada para colonos judíos.'3

La dolorosa situación de los emigrantes que ya estaban a punto de embarcarse para la Argentina en Alemania y en Vie-na, fue tratada por el “Comité IntergubernamentaF’ constituidoen la Conferencia de Evián para tramitar la emigración de losrefugiados. El vicedirector del Comité se dirigió al gobierno británico solicitándole que gestionara ante el gobierno argentino lamoderación de los reglamentos. En la nota correspondiente sehablaba de aproximadamente 600 judíos de Berlín y otros 60 deViena, afectados por la aplicación retroactiva de las disposiciones. El gobierno británico abordó a las autoridades argentinas por intermedio de su embajador en Buenos Aires, y el 14 deseptiembre, el embajador pudo anunciar que la vigencia de los permisos ya acordados dependería del lugar y la fecha de suemisión. Los jwscedores de los que fueran considerados vigentes, podrían ingresar a la Argentina siempre que se embarcaran

antes del lo. de octubre. La intervención ante el gobierno de la ¡Argentina fue, pues, una de las primeras misiones del Comité ¡Intergubernamental instituido a Ixmil*» y platillos en la Conferencia en la cual el gobierno argentino tuvo una activa partici- J pación. Y su éxito fue sólo parcial., *

La solicitud de la J.C.A. no fue satisfecha sino en parte. El19 de enero se le permitió llevar a 71 familias cuyo ingreso yahabía solicitado con anterioridad. AI cabo de otros ocho meses,una nueva resolución de la Dirección de Inmigración emitió el33

33. J(H S«i|ú*i¡mi* < II. p. tVrill dcl 31.8.38.

435



permiso para llevar a 23 familias, así como a las familias de 21colonos que ya se encontraban en el país. En ambos casos los permisos estaban subordinados a limitaciones y condiciones queno se conocían en la época anterior al decreto. En cada grupo’el número de personas que provenía de un sólo país no debía pasa r del 25% del total, y esta proporción debía ser conservadatambién por la J.C.A. al asentarlos en sus colonias. La J.C.A.se comprometía, asimismo, a repatriar a cada recién llegado

que, en el término de dos años desde su llegada, abandonara lacolonia.34 ■ "**'•*" ' - ‘“Buena política inmigratoria”, se regocijaba en su editorial el

director del semanario católico Criterio, que no regateaba elogios a “una medida de gobierno tan ampliamente plausible”.Sólo de dos sectores, en su opinión, podían esperarse críticas aesa nueva política, la del “liberalismo anacrónico muy sigloXIX y la de los judíos... romanticismo materialista por unlado; palabras interesadas por el otro”. Pero contrariamente aeste punto de vista y expresión de deseos del periódico clerical

antisemita, la crítica al decreto limitando la inmigración asumió numerosas expresiones,' provenientes de los círculos másdiversos.35 ' ’ : _

Uno de los voceros más importantes de esta crítica fue el“Comité contra el Racismo y el Antisemitismo en la Argentina”, constituido en julio de 1937, durante la campaña electoral.Participaron en su fundación destacados miembros del partidocomunista, encabezados por el Dr. Emilio Troise, dirigentes socialistas como Américo Ghioldi y, junto a ellos, personalidadesno menos notables del Partido Radical, entre ellos Ricardo Bal-

bín y los futuros presidentes Arturo Frondizi y Arturo V. Illia,i así como otros de ideas más conservadoras. El Comité contaba| con el apoyo de amplios círculos intelectuales, y figuras de la

talla de Jorge Luis Borges. El factor aglutinante entre ellos era

34. I’.P.R.O. F.O. 371/22534, informe de una conversación con Roben T.

Pell, subdirector del comité ¡niergubernamental, con referencia a las ins-

truciones para el embajador británico y su respuesta. Ver memorándum

JCA al ministro de Agricultura del 27.5.40, pp. 1.2. (nota 30).35. Ver Crilerin No. 544. 4.8.381p. 1.

Capítulo quinto



feo.


su oposición al fascismo italiano y nazi, y el reconocimiento delhecho de que el antisemitismo no era sino una herramienta útilcon la cual los nazis se abrían camino en la opinión pública ylas esferas de gobierno. La lucha contra el racismo y el antisemitismo era, pues, para ellos la lucha por la democracia y latradición liberal de la Argentina. En el momento en que se dioa conocer el decreto sobre la restricción de la inmigración, seestaban completando los preparativos para el primer congresode la organización. El problema de la inmigración no figurabaentre los temas incluidos en el orden del día, y tampoco habíamerecido la atención del Comité en el año transcurrido desde sufundación. Pero Arturo Frondizi, que representaba a la LigaArgentina por los Derechos del Hombre, hizo mención en sudiscurso durante el acto inaugural del Congreso al problema dela nueva política de inmigración, que repudió por estar en contradicción con la Constitución-y la tradición argentinas. En eltranscurso del debate sobre “El racismo y el Derecho Interna

cional”, el Congreso adoptó la propuesta del Dr. Marcos Mee- Irof, delegado por la Organización Popular contra el Antisemi- Itismo, de incluir en sus declaraciones sobre la lucha contra el {fracismo el llamado “que en estos momentos urge abrir las |j

puertas del país a los refugiados y perseguidos austríacos, ale- j 1manes, rumanos y polacos víctimas de una despiadada persecu- í ición racial”. Esta declaración reflejaba, naturalmente, el con- I ísenso general de los participantes del Congreso, pero contraria- í jmente a otras, no encontró su expresión en una resolución ! i

operativa.36 ■ ' 1 ,v ■■ !■'" .* «/ ' .Una enérgica protesta contra la política de inmigración hizo /escuchar el prestigioso diario La Prensa, el cual atacó al gobierno por el cierre de las puertas y la pérdida de una oportunidadde conseguir mano de obra altamente calificada que ayudara aldesarrollo de la república. A nivel parlamentario, se pronunciaron en contra del decreto los diputados socialistas y varios diputados radicales. El 19 de septiembre de 1938, aún antes de quelas nuevas reglamentaciones entraran en vigor, el diputado

3É, Ver Comité Contra el Racismo y el Antisemitismo 1938, pp. 41-42, 135,220. ' •- ' ' '

i

437



•. Capítulo quinto

/ Ju an Solari solicitó aclaraciones sobre la suspensión arbitraria/de la extensión de permisos de entrada. Incluso después de la• réplica del gobierno del 30 de septiembre, el mismo diputado

volvió a llamar la atención, el 17 de enero de 1939, en formaespecial sobre el hecho de que se hubiera solicitado a los cónsules que inquirieran la religión de los candidatos a inmigrar. El15 de noviembre de 1938, diputados socialistas solicitaron tratarla actitud de la Alemania nazi hacia los judíos y abrir las puertas de la Argentina por lo menos para el ingreso de niños judíos.. Su propuesta, sin embargo, no fue tratada en la SesiónPlenaria por temor a la reacción de la embajada alemana. Medio año más tarde los diputados radicales Leónidas Anastasi yBernardino Horne, elevaron la propuesta de solicitar del ministro de Agricultura y del canciller un informe detallado sobre lanueva política de inmigración; en base a esta interpelación, sesuscitó un debate amplio e incisivo en torno al problema el 9 deagosto de 1939, al cumplirse un año de la aplicación de losnuevos reglamentos. En el transcurso del largo debate, se pusieron de manifiesto las diversas posiciones ideológicas frente al problema de la inmigración, y a través de él, indirectamente,fue posible colegir la medida de la legitimidad de la existencia judía en la sociedad argentina, desde el punto de vista de losdiversos sectores políticos. Pero ese debate ho indujo más al go

bierno que los anteriores a cathb|afysu política inmigratoria.#?Es necesario oponerse a la invasión semita” —así titulaba unode sus artículos el diario nacionalista antisemita La Fronda. En

la práctica, el gobierno fue el ejecutor de ese lema.'7¿Cuál fue la reacción de la población judía a ese extremo de

17. Ver Í'.AX’./X 19.9.1938; ibid 17.1.1939, pp. 549-553. Y ver ibid,. 15.12.1938, pp. 447-452, y el delmie del 10.9.1939. ibid, pp. 836 ^ si

guientes. El detattese publicó también en un folíelo en homenaje a L«»-' ' nidas Anastasi, quien falleció poco después. Ver, ('.omite contra el•’M Racismo.:. 1949. Ecos de los artículos de %d ibid, pp. y■ 1/) ./, 30.8.38, p. 6. Ver también I m ¡''minia, 2.8.1939. Ea actitud de los

parM os y de esfera* económicas f sociales diversas en la sociedad mayo-riiaria ron respecto a la inmigración a la Argentina durante toda la época del Holocausto, merece una investigación especial. I’ara el tema que

438



Con l.is pilonas torradas ( 1* 33-1*>r*0)

endurecimiento de la política gubernamental? La aparición deldecreto(jÍ¡972 sobre restricciones a la inmigración no provocóuna protesta estruendosa dentro de la comunidad organizada.Las primeras reacciones de la prensa judía aparecieron despuésde ser de conocimiento público la aplicación retrospectiva deldecreto. La crítica que se manifestaba en las editoriales tendía arebatir los argumentos que en apariencia fundamentaban laaplicación de las restricciones. Pero no había la menor palabrade reproche hacia las autoridades ni se. llamaba al público a

expresar su protesta. “ Es necesario convocar una gran asam blea de delegados para discutir problemas judíos candentes”, asícomenzaba un extenso artículo programático aparecido el día 6de septiembre con la firma del conocido publicista y dirigentecomunitario A. L. Schusheim. Entre los problemas que mencionaba, figuraban también ci fracaso de la conferencia de Evián yel cierre de las puertas de la Argentina a la inmigración; peromás importante que esos dos temas era, en su opinión, la introducción en Italia de las leyes raciales, que trataba en detalle.

Sostenía que esas leyes podían influir sobre las relaciones entreitalianos y judíos en la Argentina.La asamblea propuesta por Schusheim no se reunió, y tam

poco es posible encontrar en la prensa judía de entonces ecos de ialgu na actividad pública importante relacionada con la política ;de inmigración. Ni siquiera las actas de Soprotimis reflejan nin- jguna urgencia o alarma de la Sociedad de Inmigración Judía a j

causa de la promulgación del decreto. Las actas de la sociedad, ¡cuyo ejecutivo se había reunido tres semanas antes de que se

diera a conocer el decreto, no registran el menor indicio de entrevistas, consultas, o alguna sesión extraordinaria que tuvieralugar en la proximidad de la fecha en la que se supo por primera vez acerca de los nuevos reglamentos. Sólo al cabo de másde dos meses, una vez dado a conocer el decreto en el BoletínOficial, fue mencionado en las actas. Para entonces, la sociedadse encontraba ya empeñada en una lucha por la continuaciónde su reconocimiento como apoderado de los asuntos de los ¡n-

nos ocupa, bastan los aspectos prácticos de la política migratoria del go

bie rno ar gen tino.

439

f



migrantes ante las autoridades inmigratorias, estatus del que

había gozado, como ya hemos visto, desde el momento mismo de

su fundación quince años antes.38 En el seno de la com unidad

ju día proseguía con gran éxito la acción de emergencia procla

mada en la primera mitad de 1938 después de la anexión de

Austria. El objetivo de la campaña era recolectar un millón de

pesos, de los cuales sólo una pequeña parte esta ría destinada a

la ayuda a los inmigrantes. La opinión pública judía se inclina

ba, pues, a encontrar una solución para las penurias de los ju díos de Europa dentro de ese continente o en Eretz Israel, más

que en la inmigración a la Argentina.. ;

1IEn contraste con el silencio y la acquiescencia casi pasiva que

ompañó al cierre de la inmigración en los meses de septiem-e y octubre de 1938, estalló la enérgica protesta de la comuni-

id judía en el mes de noviembre, al publicarse los detalles de

s violentos sucesos de la “Noche de Cristal” en Alemania. Por

úciativa y organización de la D.A.I.A., se proclamó a partir

el 21 de noviembre una semana de duelo de todo el judaismorgentino, que se abrió con un paro total del comercio. Esa ma-iifestación de solidaridad tuvo tal impacto, que las autoridades

lispusieron el envío de policías a rondar las calles y registra r

os comercios cerrados que ostentaban en sus vitrinas los anun-

:ios de protesta antinazi. Fue ese uno de los primeros y raros:asos en que el judaismo argentino trató de hacer una demostración de fuerza, y el eco en la prensa del país fue sumamente

favorable. Fueron también muchos los casos de vecinos que cerraron sus tiendas, como muestra de solidaridad. En favor de la

inmigración, sin embargo, no se puso en ejecución ni siquierauna ínfima parte de esa capacidad de protesta y movilización,

.pese a la rotunda prueba de su valor potencial.39

Capítulo quinto , **

38. Para reacciones diversas, ver La Luz, 29.8.38, p. 1; Aí./. 3.9.38 p. 3;

A.L. Schusheim en D.I. 6.9.38 p. 1; ver también SOP, A das , 14.7.38 y

; 12.10.38, pp. 107-117.

Ver D.L 20.11.38 pp. 7, 10, 12; 21.11.38, pp. 4, 6, El "censo” de los

comercios judíos cerrados fue objeto de una protesta de la D.A.I.A. ante

el ministro del Interior y el presidente de la república, ver Arch DAIA,

nota del 22.11.38.

39.

440



T


Desde los comienzos del año 1939, comenzaron a atracar en

el puerto de Buenos Aires barcos que traían a bordo inmigran*

tes judíos a quienes no se permitía desembarcar. £1 22 de enero

llegó una información sobre 15 inmigrantes en tránsito a Para

guay, pero por temor a que el gobierno de dicho país se negara

a admitirlos, fueron devueltos de Buenos Aires a Montevideo,

con destino a Europa. En los últimos días de febrero echó an

clas en el puerto de Buenos Aires un barco con 68 inmigrantes.

Si bien existían posibilidades razonables de tramitarles permi

sos de entrada a Bolivia o a Chile, las autoridades de inmigración se negaron a autorizarlos a permanecer ni siquiera algunos

días en Buenos Aires hasta que el trámite se completara. Sus

parientes congregados en el muelle se vieron obligados a con

templar, con lágrimas en los ojos, la partida del barco de regre

so a Europa. El día de la partida de esos inmigrantes atracó un

barco más trayendo 28 refugiados. Dos meses más tarde llega

ron más barcos con grupos más o menos numerosos de inmi

grantes judíos. "¿Qué judío de Buenos Aires permite que su

vida apacible y su tranquilidad se vea perturbada por el hecho

de q ue en el Hotel de Inmigrantes se encuentran 78 judíos ex

pu lsados de Alemania?”, se preguntaba un periodista a media

dos de junio de 1938, en un artículo en que describía la visita

que efectuara, junto con el secretario de Soprotimis , a uno de

esos grupos. Esos refugiados en particular, tuvieron la suerte de

que se les permitiera esperar, en condiciones de arresto, en el

Hotel de Inmigrantes, hasta tanto obtuvieran el permiso de in

greso de las autoridades del Paraguay. Aun en el caso de que

hubiera en esa pregunta retórica cierta medida de exageración,

apunta claramente hacia el hecho de que el sufrimiento de losinm igrantes devueltos de los países de América Latina - cuya

expresión más estremecedora fue el episodio de los 950 pasaje

ros del vapor Saint Louis a quienes se rehusó el desembarco en

Cuba - no provocó en Argentina acciones masivas de protesta.40

En efecto, la actividad pública en materia de ayuda a la in

migración se ajustaba a un ritmo sosegado y rutinario, incluso

al tenerse conciencia de que la emigración de judíos del Reich



era una acción de salvataje.; A comienzos del mes de febrero de1939, las organizaciones pertinentes trataron una propuesta detrae r de Alemania unos doscientos niños y asegu rar su mantenimiento del erario de la comunidad. Mientras se dirigían a lasautoridades solicitando el permiso de entrada’y llegaban a unacuerdo interno sobre la manera en que serían mantenidos, estalló la guerra y la idea tuvo que ser abandonada. Entretanto,Soprolimis seguía gestionando ante las autoridades de la inmi

gración la entrada de parientes,'conforme a los reglamentosexistentes. En 324 casos, esa intervención logró su propósito.Otra operación consistía en presentar el caso de aquellas personas carentes de documentación suficiente que llegaban abiertamente al puerto de Buenos Aires, exponiéndose a la expulsión.En el transcurso del año 1938, la gestión de Soprolimis permitió la entrada de 58 personas en esas condiciones. La actividadsemiclandestina de ayuda a los inmigrantes ilegales tambiéncontinuó. Los procedimientos de legalización establecidos porlas autoridades, se transformaron en un medio pa ra regulariza rla situación de muchos inmigrantes, pero requerían considera bles sumas de dinero. Los pedidos de Soprolimis para que lefuera asignada una partida de la acción de emergencia, fueronsatisfechos sólo en una mínima parte. De los 851.500 pesosrecolectados hasta fines de 1939, el Hiljsverein de la comunidad de habla alemana (que en el Ínterin había cambiadooficialmente su nombre por el de “Sociedad Filantrópica”), recibió 102.000, los cuales fueron destinados íntegramente a laayuda a inmigrantes centroeuropeos que ya se encontraban enla Argentina. Pero para la inmigración, las sumas asignadasfueron ínfimas y para la legalización, menores aún. Los ilegalesse encontraban ya fuera del peligro de ser expulsados, y el dinero reunido debía ser utilizado para socorrer a refugiados queno habían encontrado aún adúnde huir; así alegaban la mayoríade los activistas que dirigían la Campaña Unida. En su opinión, la Argentina estaba definitivamente clausurada. En cam bio, la inmigración a Eretz Israel, además de su significadoideológico, tenía en opinión de ellos mejores perspectivas.Soprolimis obtuvo sólo 45.200 pesos del total recolectado, sumaque se equipara al aporte de la acción de emergencia de la Ar-

‘ Capítulo quinto

442



. Ir i ri «f mil T

4ük«f las p R H cerradas (1933-1950)

gentina para el traslado del asilo de huérfanas de Francfort aEretz Israel. Así, cuarenta huérfanas y sus maestras fuerontrasladadas, gracias a la -financiación provista por los judíos dela Argentina, a la escuela Evelyne de Rothschild de Jerusalén.41

En los umbrales de la guerra, pues, los judíos de la Argenti-na se encontraban sumidos en una realidad plena de contradicciones. Por una parte, expresaron su preocupación por los

judíos de Europa mediante la protesta, las manifestaciones deduelo y la colecta de dinero. Por la otra se resignaron, al parecer guiados por una sensación de impotencia, al cierre de las puertas de la Argentina. Los continuos ataques antisemitas deque eran objeto y la inutilidad de los esfuerzos de sus partidarios en la opinión pública y en el Congreso por alterar la actitud de las autoridades hacia los refugiados, acobardaron a losdirigentes judíos en el plano local, pero no impidieron su actividad, a veces proclamada de viva voz, en el plano internacional.Mas en la medida en que dicha actividad se apartaba del marcode la Campaña Unida, sus ejecutores tenían conciencia de laimposibilidad absoluta de influir en forma efectiva en la marcha de los acontecimientos.

B . A N T E E L M U N D O E N L L A M A S

1. LA INM IGR AC ION EN W f PRIMEROS AÑOS DE LAG U E R R A ■

'fres días después del estallido de la Segunda Guerra Mundial* el presidente de la República, Roberto M. Olí®* procíanió

41. Ver J 5 K Ai ftis, 1.3,39, pji. 129-131, 4.7,39, pp. 142-145, 22.8.39,, pp, 149-152. L a legalización costaba entonces 162 f 192,50 pesos, de

acuerdo a las ¿ b t M p i l i Para el traslado del asilo de huérfanas seenviaron 40.000 pesos —ver 3/./., 19.8.39, p. 7; 27.4.1940, p. 12 (arucu*

lo A Mil«tsh¡ín). Ver también' JCA f///V>, carpeta 539, informe sobreemigración de 1939 (anexo a la carta 317 del 10.5.40) La historia de lacampaña para las victimas de la guerra y la actitud de diversas esferasdel público judio ante IoJe acom#C|wtani* de Europa se apartan de mies*Ir» M— . y merecen una ime$|pdf$titt}in »)¡ca.

443



la neutralidad de la Argentina. En aquel entonces el país estaba

vinculado a las otras naciones americanas a través de un pacto

y una declaración de solidaridad continental adoptado en la

Conferencia de Cancilleres de Lima, en diciembre de 1938. En

consecuencia, durante la conferencia de cancilleres reunida en

La Habana en el mes de septiembre, el canciller argentino pudo proclamar junto con sus colegas, las medidas que toma

rían las naciones americanas a los efectos de conservar su com

pleta neutralidad. Por entonces, la política argentina coincidíacon la posición del resto de los países del continente.42 .

. La Segunda Guerra Mundial abrió para la economía argentina uno de los períodos más brillantes. Concluida la primeraépoca de confusión causada por dificultades de transporte y distribución, problemas de financiación y desocupación parcial, comenzó el gran impulso en el desarrollo industrial. Las trabasen el traslado de los productos básicos de la Argentina - cerealy carne - , estimularon el desarrollo de una industria agrícola;

la carencia de productos industriales importados estimuló la producción de artículos de consumo. Se abrieron para la industria argentina, si bien temporalmente, los mercados cuyas nece-

; sidades habían sido provistas hasta entonces por las potenciasen guerra. En el año 1943, la participación de la industria enlos ingresos por exportación, alcanzó el 20%, comparada con el7% en 1938. La tendencia a la industrialización que ya se perfilaba en la economía argentina a partir de la gran crisis económica, se transformó en un potente impulso renovador,43 Paraese proceso acelerado de desarrollo, la industria requería mano

de obra entrenada y talentosa, y los refugiados judíos de los países industrializados hubieran podido suministrar por lo menos parte de ella. La capacidad potencial de la Argentina de proveer a la salvación de refugiados por medio de permisos deinmigración se veía, pues, considerablemente aumentada. Ahora bien, ¿provocó esta circunstancia favorable algún cambio en la política inmigratoria de la Argentina?

42. Ver Dotación Carnegie. . , Conferencias, 1938-1942, pp. 97-9 9,

115-118.

, 43. Ver Martínez de Hoz, José Alfredo, 1960, pp. 191-196.

Capítulo quinto -.

444



Con Jff puertas cerradas (1933-1950)

En el horizonte clausurado por los reglamentos restrictivosque se encontraban en vigencia al estallar la guerra, quedabaabierta, como hemos visto, una brecha: la de la inmigración alos efectos de la colonización agrícola. Si bien dicha brecha fueestrechándose por acción de las autoridades en los meses que

precedieron a la guerra, no quedó obstruida del todo. El artículo 10 del decreto de julio de 1938 permitía la entrada de colo

nos contratados, pero en la interpretación que le daba laDirección de Inmigración, el permiso sólo se aplicaba a agricultores experimentados que pudieran demostrar su pericia. La|J.C.A. habla interpuestocon éxito, ya en 1939, una apelación a' lesa interpretación que podía amenazar con la cancelación comj | pleta de la inmigración judía de asentamiento rural. La resolu- Ición del Ministerio de Agricultura del 12 de septiembre de1939, autorizaba a los cónsules a emitir permisos a los reco*-mendados de la J.C.A., puf en el caso de que no pudieran de-*

mostrar que eran “agricultores auténticos”. En compensación,1la resolución hacía mención expresa, reforzándolas, de las con-j jsabidas condiciones que reglamentaban esa autorización. Una i vez más, la J.C.A. se comprometió a repatriar a todos sus reco- :mendados que abandonaran sus propiedades agrícolas dentro de ;los dos años de su asentamiento. Otro obstáculo, por el cualinmigrantes individuales no podían ser reconocidos como inmi-Jgrantes-colonos, no pudo ser salvado. En consecuencia, M iJ.C .A. tuvo que renunciar a su intención de asentar “familias” »¡ficticias, compuestas por hombres solos que se instalarían en las. Ucolonias de la Argentina con el propósito ulterior de traer a sus !familias. El camino para traer judíos no estaba, pues, completa- .1mente interceptado, sino condicionado a una acción concreta de jcolonización. La guerra, sin embargo, clausuró también esta fsalida.44

En una carta del 2 de enero de 1940 que el ejecutivo de la |J.C.A. en París envió a sus representantes de Buenos Aires, jíéstos recibieron la orden de suspender de inmediato la gestión ¡) de permisos de entrada para nuevos inmigrantes. La orden fue f j

44. Ver JCA (LQN) , carpeta 539, resolución No. 9045 suscrita por el ministro de Agricultura el 12.9.39 (exp. 3457/38).



I

. Ca pítulo quinio f ! - * i

%reiterada telegráficamente el 17 de enero. El motivo indicadoera la restricción impuesta por el Tesoro británico - conformea sus atribuciones emanadas del estado de gue rra - a las inversiones de la J.C.Á. en la Argentina. “No habiendo obtenido delTesoro británico la autorización de proceder al establecimientode más de 42 familias, ‘no estamos ya en condiciones de rea lizarnuestro programa elaborado con anterioridad. En consecuencia,nos es absolutamente imposible hacer partir a los candidatos

1 sobre los cuales Uds. nos escribieron, y mucho menos a todos

1 los demás que en la actualidad se encuentran inmovilizados en\ Europa.” En estos términos volvió a escribir el ejecutivo de la\ J.C .A. de París el 17 de febrero de 1940, respondiendo a pro-\ I puestas referentes a la inmigración y asentamiento de varias fa-

I milias adicionales. ■ • ~Las restricciones del Tesoro británico fueron mencionadas

también como motivo, según surge de la correspondencia, parasuspender los trámites en torno a varias familias para las, cualesla Dirección de Inmigración ya había extendido el correspondiente, permiso. Al parecer, esa limitación podía ser eludida através de la intervención financiera de un factor externo que nodependiera del Tesoro británico, de acuerdo a cierta insinuación que surge de las cartas del ejecutivo de París. Pero de ladocumentación que está a nuestro alcance, nada indica que sehubiera establecido un sistema de financiación destinado a am pliar la colonización. El desarrollo de la empresa colonizadoraen la primera mitad del año 1940 no se apartó, pues, de loslímites que se trazara desde un comienzo.45 - f

En ese estado de cosas, al parecer sólo restaba una posibilidad, la de aumentar el número de residentes de las chacras ya

existentes mediante la ayuda a los antiguos colonos que quisieran traer a sus parientes. La dirección de Buenos Aires se inclinaba a optar por ese camino. Pero aquí debía tomarse encuenta otro factor: la necesidad de que esa mano de obra suplementaria fuera real y no acabara al cabo de poco tiempo con elabandono de las colonias. “Comprendan nuestro embarazo: por

45. Ibid, ibid, caria de Buenos Aires No. 539 del 20.1.40; carias de París No. 466 del 17.2.40, No. 477 del 5.4.40, No. 485 del 16.5.40.

446



(!on I b pwitS; «Erradas (1933-19S0)

una parte nos damos cuenta del deber moral de no dejar sinutilizar el único medio que probablemente quede a nuestros co- írreligionarios de emigrar. Por otra, consideramos el riesgo que 1representará para nosotros ver aumentar el número de a- 1

bandonos que deberemos notificar a inmigración” - escribíanlos directores de Buenos Aires a comienzos de 1940. De acuer

do al compromiso asumido, debían notificar sobre el abandonode las chacras de todos aquellos qué habían entrado a la Argentina en calidad de agricultores. La dirección de la J.C.A. recu-,reía a medidas de estímulo y de presión para evitar esosabandonos, pero en el momento en que el colono dejaba atrássu parcela y se encaminaba a la ciudad, la dirección de la |J.G.A. quedaba obligada con las autoridades.46

Pese a todos los esfuerzos y a las muestras de lealtad de la ¡Sociedad de Colonización Judía hacía la Dirección de Inmigra

ción, las autoridades adoptaron severas medidas destinadas a \\ controlar en forma drástica los tipos de inmigrantes-colonos ?!cuyo ingreso era permitido. El intento de estos últimos de pro- j jmover la inmigración de parientes de segundo grado tropezó ya : ¡a. comienzos de 1940 con una respuesta negativa, y esta oposi- / |ción se extendió en seguida a cuñados y hermanos, dejando sólo f !la posibilidad de traer a padres o hijos. El 22 de abril de 1940,1 i las últimas concesiones especiales se encontraban ya a punto de j j ser totalmente canceladas: según una resolución del ministro de j j

Agriteltura, ise consideraban desde aquel mismo día nulas todas ¡f

las resolución^ anteriores, y todos los candidatos de la J.C.A.Í|debían pertenecer, como los otros, a una edad activa y ser!,“agricultores auténticos”. El pretexto para esa sorprendente re- jsolución eran las informaciones de los cónsules argentinos en jAmsterdam y Zurich, acerca de la presunción de que ciertos j

46. Ibid, Ibid, carta de Buenos Aires No. 531 del 5.1.40. No. 556 del 27.2.40sobre estimulo a jovenes para quedarse en J# ^ptaiía. 311 4.9.40 informó

el director de la J.C.A. a la l)iremón de Inmigración sobre la cancela-ción del permiso á f ingreso para tres miembros de la familiaOppenheimer porque el W§¡| que en el año 1938 había llegado a la colonia Ungre-Cohen, la abandonó. Ver JVA (BA) Soprotimis Copiador V.,

p. 3.

447



I

• . > Capítulo quinto 1 ,

. candidatos para la inmigración recomendados por la J.G .A. no ,

1eran agricultores y su edad excedía de los 60 años. Natural-

límente, contribuyó también a ello el informe de la Dirección de

1 Inmigración que afirmaba que, según comunicados de la propia

J.C.A., habían abandonado las chacras hasta aquel momento por lo menos 130 inmigrantes. La J.C.A . lúe puesta ante la

exigencia de cumplir con su compromiso y colaborar en su “re

patriación” a la Alemania nazi. En un extenso alegato, pleno

de citas de dirigentes argentinos que alababan a la empresa colonizada J.C.A. contrarrestar el golpe, peroal mismo tiempo no tuvo otro recurso que reiterar su disposi

ción a colaborar con las autoridades en la ejecución de la “repa

triación” de quienes abandonaran la colonia, una vez descubier-

(I tos y arrestados. Mientras tanto, la posición de la J .C.A . en

*Europa estaba sufriendo un cambio fundamental.47 j .

Hasta el momento de la derrota de Francia en junio de 1940,

los dirigentes de la HICEM y de J.C.A. dirigían la empresa de

colonización y emigración desde París, pero a partir de entoncesse vieron ellos mismos reducidos a la condición de refugiados. A

mediados de julio, recibió Soprotimis la solicitud desesperada de\ varios de los dirigentes de la HIC EM con el objeto de gestionar\ permisos de ingreso para ellos y sus familias. En el transcurso

del mismo mes llegaron los pedidos del subdirector de la J.C.A.

y de dos secretarios del ejecutivo de París para que los ayudaran a emigrar a la Argentina. A comienzos del mes de diciem bre de 1940, los directores de la J.C.A. de Buenos Aires abordaron directamente al ministro de Agriculturá, solicitándole el

le el permiso de entrada para toda la plana mayor del ejecutivode la J.C.A. Simón Weill y David Zevi en su nota reseñaron lahistoria de la empresa agrícola en la Argentina desde su comienzo. Destacaron la importancia de la actividad general de laJ.C.A. en el ámbito mundial, señalando que, dada la situaciónreinante en Europa, el ejecutivo de la Asociación había resuelto

/ l trasladar sus oficinas centrales a Buenos Aires, y dirigir desde

¡ 47. JCA (LON), Carpeta 539, carta de Buenos Aires No. 569 del 19.4.1940.

' Ver tambiénel memorándum (arriba, nota 30) al jnlmstrode Agricultura del 27.5.40, pp. 1-5; 30-34.

448



allí su actividad. La lista que acompañaban comprendía a 251/ personas, encabezadas por el director general en persona, Louis 1Ungre. Pese a ese pedido personal, acompañado por una invita- 'ción extendida al ministro y al Director de Inmigración de visitar las colonias, la J.C.A. no vio satisfecho de inmediato su pedido. La correspondencia se prolongó por.varios meses des pués de la primera nota. En su transcurso, el pedido de ingreso

se restringió a un pequeño número de funcionarios, después dequelos otros encontraron en el Ínterin refugio en otros países.Este episodio constituyó una evidencia del declive de la posicióny el prestigio de la Asociación de Colonización Judía ante laDirección de Inmigración, pero no menos que eso, una muestrainequívoca del rigor con que las autoridades se comportaban enlo que respecta a los judíos perseguidos.48 , ¡y

Sobre el transfondo de esa rigurosa política de inmigracióncentelleó por un momento un rayo de luz que bien pronto de

mostró ser fuego fatuo. El 27 de julio de 1940, el vicepresidenteRamón Castillo, en ejercicio^de laTpresidencia por enfermedaddel presidente Ortiz, firmó un decreto autorizando a los consu- jlados generales argentinos en los países beligerantes a remitir jtelegráficamente a la Dirección de Inmigración, a gestión de los j

padres, tutores o comités debidamente reconocidos, los pedidosde conjunto o aislados de niños menores de catorce años quedesearan enviar temporalmente a la República Argentina areunirse con familiares o amigos residentes en ésta. En cuanto

recibiera el pedido, el Director de Inmigración debía ponerseen contacto con el cónsul en Buenos Aires del país del cual proviniera la solitud, quien debía suministrar el domicilio y los datos personales y parentesco de quien acogería al niño. El cónsuldebía garantizar la moralidad del que lo recibiría y su capad- ]dad económica para mantenerlo. Acto seguido, el director debía J

48. Ver SOP, Actas 18.7.40, p. 175; JCA (BA) Soprotimis copiador V, p. 53, cana a la Dirección de Inmigración del 3.12.40; ibid, p. 88, cana

del 5.2.41; p. 199 cana del 30.7.41; p. 235, carta del 18.3.42. En las dosúltimas cartas JCA reiteró su pedido de visación para Alfred JacquesBronschweig, quien durante catorce años había sido uno de sus funcionarios en la Argentina, pero su solicitud no fue atendida.




suministrar al cónsul el permiso de entrada. En cuanto el per

miso fuera presentado por el solicitante ~al cónsul argentino en

su respectivo país, éste debía extender de inmediato el visado

sin recabar honorario alguno y sin otra documentación fueradel certificado médico.49 : ' ' ; i ' '

¡ ' 'Tres días después de publicado el decreto, el secretario de

Soprot imis mantuvo consultas con los representantes de varias

otras organizaciones, que llevaron a la fundación del “Comité

para la Entrada de Niños Israelitas de los Países Beligerantes.”Su propósito era organizar el ingreso de niños judíos de acuerdo

a las instrucciones contenidas en el decreto. Pero bien pronto se

puso en claro que todo ese trabajo había sido inútil. La impor-

Itante función que correspondía en el proceso a los cónsules ex

tranjeros de Buenos Aires,’dejaba al Comité sólo la posibilidad

de gestionar la intervención de los cónsules. Obviamente los

cónsules nazis quedaban descartados, de modo que el decreto no

podía ser aprovechado para salvar niños judíos de Alemania, tal

como solicitaba el R e ich svertre tu g d e r Juden (R epresen tación

d e los Judíos) de Berlín. Finalmente, toda la actividad se redujo

a un pedido de permisos de entrada para varias decenas de ni-

fios judíos de Alemania que se encontraban en Inglaterra y cu

yos parientes en la Argentina querían tener consigo. La falta de

cooperación del embajador argentino en Londres dio por tierra

¡también con ese intento.4950 -

' El estallido de la guerra no contribuyó, pues, a que la A r

gentina moderara las restricciones draconianas contenidas en el

decreto de julio de 1938. Además de las dificultades de trans porte ocasionadas directamente por la guerra, fueron esos regla

mentos la causa de la reducción extrema de la inmigración legal

a la Argentina durante el primer año de la guerra.

‘“Las dificultades que crean las autoridades inmigratorias

. oponiéndose al otorgamiento de “llamadas”, obstaculizando y

49. Ver B.O. 28.8.1940, p. 11534 -* decreto número 68518 del 27.7.40; ver

también /i./.,’ 30.7.40, p. 3.

50. SOP, Adas, 6.8.40, pp. 178-182; 17.2.41 pp. 7-8; 20.9.41 pp. 32-34,

sobre el pedido de la representación de los judíos de Alemania - ibid,

18.7.40, p. 175. Ver también DA1A Actas, sesión 28, 13.8.40, p. 37.

■4' ' Capítulo quinto i

450 .




restringiendo asimismo los cónsules argentinos en Europa el acceder visas . . . si bien emanan las instrucciones del decreto queentró en vigor el lo. de octubre de 1938 - durante el últimoaño éste ha sido aplicado con más rigor que anteriormente.” Asídescribía la situación el informe de Soprotimis, que era por entonces la institución más importante, dentro de la comunidad

judía, que se ocupaba de la obtención de permisos de entrada.'1El 21 de enero de 1941 atracó en el puerto de Buenos Aires

el barco Montevideo Maru, trayendo a bordo á 52 refugiados judíos de Alemania. Era éste el último punto de su azaroso pe-riplo que había comenzado en Berlín, a través de Moscú, continuando en tren a lo largo de Siberia hasta el puerto deVladivostok y de allí al de Kube, en Japón. La negativa de lasautoridades japonesas a permitir su instalación, impulsó a losrefugiados hacia las playas sudamericanas. Después de habersido rechazados por Brasil y de serles rehusado el desembarcoen Uruguay, llegaron a la Argentina. Aquí, como a todo lo largo del viaje, se presentaron a las autoridades sin visaciones nidocumentos en regla. El rechazo terminante los amenazaba conuna sola opción: la devolución a una Europa invadida por losnazis. Efectivamente, el gobierno argentino se negó también a

• recibirlos, pero su decisión no pudo resistir la multitud de Él»tervenciones e intercesiones y finalmente permitió a cuarenta deellos desembarcar para hacer el camino por tierra al Paraguay,que había consentido en recibirlos. Esta predisposición constituyó una apertura aparentemente moderada de un afio en el cualla actitud hacia los refugiados judíos empeoraría cada vezmás.5152

Ya durante 1940 se soliviantaron de vez en cuando los ánimos en la Argentina a raíz de la actividad de agentes alemanes.Repercusión especial tuvo .el episodio del barco de guerra alemán Craf Spee, que fue hundido en las aguas territoriales deMontevideo, y parte de cuya tripulación obtuvo asilo en la Argentina. El Congreso trató en el afio 1941, en medio de un inci

sivo debate, los resultados de una investigación parlamentaría

51. Ver SOP, Actas, 17.2.41, pp. 190-192.52. Ver AU. 25.1.1941, p. 1.

451



sobre las actividades antiargentinas de los nazis en el país. Pero

las advertencias de los partidarios de los aliados y su influencia

sobre la opinión pública, en nada afectaron a la política de in

migración. Tampoco la situación cada vez más angustiosa de

los judíos de la G ran Alemania, Franc ia, los Países Bajos y la

Península Ibérica en el transcurso de la primera mitad de

1941, ni las numerosas solicitudes de judíos residentes en la Ar

gentina para traer a sus parientes, hicieron más flexible la acti

tud de las autoridades de Inmigración.-Por el contrario, en junio de 1951 entró en vigor en la Dirección de Inmigración un

reglamento interno que vino a agravar la situación. Los permi

sos de entrada que habían sido otorgados con anterioridad a

hijos, padres, madres y cónyuges y que por a lguna razón volvie

ron a ser sometidos a los funcionarios de Inmigración, fueron

cancelados sin más trámite. De acuerdo a la información llega

da a la Sociedad Judía de Inmigración, el reglamento nuevo

establecía que las solicitudes para el ingreso de padres serían

atendidas favorablemente sólo cuando se tratara de viudos que

no tuvieran hijos en otros países. Dicha condición regía inclusoen el caso de que los padres estuvieran confinados en un campo

de concentración. Los hijos serían admitidos sólo si se trataba

de menores de edad; novios o novias, sólo si el solicitante gana ba más de doscientos pesos por mes; los inmigrantes que hab ían

entrado sin permiso estaban descalificados para llamar a sus parientes, incluso si habían obtenido la legalización y habíancumplido dos años de residencia. Los inmigrantes para quienesse solicitaba el permiso de entrada en calidad de técnicos no podrían traer a sus familias sino al cabo de tres años. La nega

tiva del cónsul argentino en Marsella —entonces el puerto desalida más importante de Europa occidental —de otorgar visadoincluso a quien estaba ya en posesión de un permiso de entrada

si no presentaba un pasaporte vigente de su país de origen, contó en esas circunstancias con el respaldo decidido de las autoridades de Buenos Aires. Esa información llegó a los activistas deSoprotimis en momentos en que el mundo estaba conmocionado por la invasión alemana a Rusia. La actividad de los escuadrones de la muerte que entonces iniciaron el aniquilamiento sistemático de las comunidades judías del oriente europeo no había

Capitulo quinto *

452



¥

llegado aún al conocimiento de Occidente, y la salida de judíosde la Gran Alemania y del occidente europeo era todavía posi

ble, contando a veces con la colaboración organizada de las autoridades de Alemania. Pero para entonces la Argentina estabaherméticamente cerrada a la inmigración judía legal.53

Esas resoluciones restrictivas a nivel oficial en las que se ig

noraba a sabiendas el sufrimiento de los judíos, no indujeron aestos últimos a protestar y ejercer presión pública en la cuestiónde la inmigración. !En los registros de la Sociedad de Inmigra-cl#n f en la documentación de la entidad que asumía la representación política de los judíos de la Argentina, la D A.IA ., nose encuentra la menor mención de resolución alguna de obraren este sentido. Testimonio significativo de ello es el debate quetuvo lugar el 24 de julio de 1941 en la sesión del ejecutivo deSoprotimis, al conocerse la existencia del nuevo reglamento deinmigración. Dos de los participantes propusieron promoveruna protesta popular contra la política inmigratoria y dirigirsecon ese propósito a la opinión pública y a los bloques políticosde las Cámaras. Pero la mayoría decidió no tomar medidas contra la Dirección de Inmigración ni contra el Ministerio deAgricultura de quien esa repartición pública dependía, sino tra-

' ta r de hacer gestiones por intermedio de ellos.54 .En los dos primeros años de la guerra, durante los cuales

todavía era posible salvar a numerosos judíos brindándoles una posibilidad de emigración, los judíos de la Argentina se encon-

53. 1WO (N.Y.) H.H . Serie I, 17/XIII , carta de Mellibovsky al director de

HIAS del 26.3.1946, con los pormenores de las restricciones de junio de

1941. Ver SOP Acias, 24.6.41, pp. 22-25; 24.9.41, pp. 32-34. El 23 de

octubre de 1941 se dio a conocer el decreto del 17.9.41 (B.O. 23.10.41) y

de acuerdo a su primer artículo, debía crearse el “Consejo de Inmigra

ción con carácter honorario y compuesto por tres miembros con facultad

para autorizar la admisión o rechazo al país de toda persona, inmigrante

o no”. El Director General de Inmigración debía depender de las resolu

ciones del Consejo (Art. 2o.) y conforme al considerando del decreto, el propósito era evitar la inmigración de refugiados, así como la de inmi

grantes en tránsito. >

54. SOP. Actas, 24.6.1941, pp. 22-27.


453



traron por lo tanto frente al infranqueable muro de una políticainmigratoria hostil. ' ^ '

Al mismo tiempo, la economía de guerra ofrecía a los estratos

sociales argentinos, que muchos judíos integraban, grandes posibilidades de consolidación económica. S i «nrftjiieiSiiiieníct im primió también su sello en la vida comunitaria,Instituciones

culturales, sociales y filantrópicas se embarcaron en una cam

paña de construcción municipal y expansión sin precedentes.En el mismo ejemplar del periódico judío en que un conocido

periodista hacía airados cargos a la República Argentina y los países vecinos por su indiferencia ante la aflicción de los refugiados judíos, aparecen también expresiones de admiración porlas “alentadoras pruebas del arraigo judío en la Argentina”, reflejadas en la actividad de construcción y expansión. Ese florecimiento se notó también en la manera de encarar la CampañaUnida para las Víctimas de la Guerra y la Reconstrucción de

Palestina. Después de la campaña del año 1938-1939, en lacual se reunió, como queda dicho, menos de un millón de pesos,fue anunciada a comienzos de 1940 en gran asamblea pública,una colecta de cinco millones a beneficio de las víctimas de laguerra y de la empresa sionista. Pero esta capacidad de movilización económica y organizativa brillaba por su ausencia en laasistencia a la inmigración de salvataje.55

¿Acaso esa impotencia era realmente consecuencia de la faltade posibilidad de influir sobre la política migratoria del gobierno? ¿O reflejaba esa actitud resignada la falta de disposicióndel liderazgo judío a enfrentar a las autoridades nacionales porcuestiones de inmigración? Para aclarar esas cuestiones, debenexaminarse exhaustivamente el equilibrio interno de las fuerzasde los poderes públicos de la Argentina por una parte, y lasuma de acciones y reacciones de la comunidad judía en relación al Holocausto por la otra. En lo que a nuestro estudioconcierne, nos limitaremos a mencionar las manifestaciones prácticas de ambos aspectos, y el cuadro que se obtiene es el

55. M.l.

12.14.41, p. 3; ver también D I.

4.3.40, pp. 1, 5, 6, sobre el acto de proclamación de Buenos Aires de la campaAa de cinco millones, ante un

público judío de 20.000 personas.

Capítulo quinto ' *t*

454



siguiente: por un lado, una política consecuente destinada amantener al refugiado judío lejos de las playas argentinas, y porel otro, una falta de reacción política de la comunidad organizada. Al mismo tiempo, sin embargo, no cesaba la acción silencio*sa de los activistas judíos que buscaban a través de brechas ygrietas en la política inmigratoria, la infiltración salvadora derefugiados.

Los frutos de esa gestión constante durante los primeros aflosde la guerra, fueron escasos. Dentro de los vericuetos de losreglamentos y procedimientos, apenas lograron los funcionariosde Soprotimis obtener permisos de entrada para 271 personasen 1940 y para 351 en el año siguiente. Esta cifra incluye aaquellos que anteriormente habían sido rechazados y cuya entrada se permitió, finalmente y a otros que fueron desembarcados en calidad de inmigrantes en tránsito pese a la orden deexpulsión que ya pesaba sobre ellos. El papel preponderante

desempeñado por los activistas de Soprotimis en la acción enfavor de la inmip&ciófl'iÉdu^tlkque esas cifras, presentadas enla memoria bianual de la sociedad, señalan también el númerototal aproximado de permisos (para la inmigración de parientes) otorgados en esos años. Desafortunadamente para una parte considerable de ese puñado de personas, los permisos deentrada a la Argentina llegaron demasiado tarde para que pudieran hacer uso de ellos.56

En comparación con la rigidez de esa política en todo lo referente a permisos de entrada a inmigrantes, resalta la tolerancia

de las autoridades con respecto a los inmigrantes que cruzaronla frontera en forma ilegal, o que permanecieron en el país des

pués de haber entrado como turistas o viajeros en tránsito. Si bien esa actitud condescendiente no libraba a esos inmigrantesde su condición ilegal que pesaba sobre sus intentos de echarraíces y proveer al propio sustento, no se hicieron intentos serios de arrestarlos y expulsarlos del país. Por el contrario, comoen aflos precedentes, también entonces se fijaron procedimientosrazonables para la legalización y regularización de su situación,

56. Ver SOP Atlas 17.2.41, p. 190; 24.2.42, pp. 54-56; también SU.

14.2.42, p. 12.

Con las purrias cerradas (1933-1950)

455



que en la mayoría de los casos sólo dependía del dinero. Los

activistas de Soprotimis que atendían los asuntos de la legalización, no se expusieron por lo tanto a .la hostilidad de las autori

dades, y sus quejas iban dirigidas hacia la comunidad judía queno asignaba para ese propósito las sumas requeridas. Durantelos dos primeros años de la guerra se regularizó la situación de670 inmigrantes. Otros cientos siguieron siendo ilegales, y sólo

habrían" de hallar la solución varios años después de finalizadala contienda.57 ,» „ r í-j v * * ‘

j A comienzos de noviembre de 1941 llegaron a bordo del Cabo de Buena Esperanza, 86 refugiados judíos carentes de documentación. Las autoridades inmigratorias a cuya cabeza se encontraban el Director de Migraciones Andrés M. Castro y elConsejo de Inmigración, no les permitieron permanecer en laArgentina ni siquiera el breve tiempo necesario para gestionarsu entrada al Paraguay. De modo que fueron trasbordados alCabo de Hornos, otro barco de la misma compañía, rumbo aMontevideo, y de allí a Europa. Ese episodio marcó el simbólico fin de un año penoso en la historia de la inmigración judía ala Argentina. En aquel momento entraba , en vigor una ordendel Reichsführer de la S.S. y jefe de la policía de Alemania,Heinrich Himmler, del 31 de octubre de 1941, prohibiendo lasalida de judíos también de Europa central y occidental. Así fue

como las resoluciones del ministerio de Agricultura y la Dirección de Inmigración perdieron toda importancia en lo que res pecta a la emigración-salvataje de judíos. En los meses

siquientes menudearon las comunicaciones del ejecutivo de laJ.C.A. a la Dirección de Inmigración de que aquellos judíos para quienes con tanto esfuerzo se había obtenido el permiso deentrada, no podían concretar “por el momento" su inmigración.Las sumas depositadas como garantía para la extensión del permiso fueron devueltas a la J.C.A., y ésta se reservó el derechode renovar los permisos cuando el viaje se hiriera posible. Des

Capítulo quinto

57. Ver MJ. 26.4.41, p. 15 - llamado de Soprotimis a la colectividad. Ver

SOP Actas, 17.2.41, p, 3, Memoria para el año 1940; ibid, 24.2.42, p. 60,

Memoria para 1941, - ^

456



•

graciadamente, la gran mayoría quedaron, sin ser aprovechados.58

2. LA AR GE NT INA NEUTRAL Y EL INMIGRANTE

El ataque del Japón a los Estados Unidos, aproximó el teatro de la guerra a los países de América Latina. Dos días des

pués de la hecatombe de Pearl Harbour inició el canciller de

Chile sus gestiones para una reunión de cancilleres del continente americano, a efectos de consultas y toma de posición.Después de los contactos preliminares, la reunión fue convocada

para el 15 de enero de 1942 en Río de Janeiro. Los primerosítems de la agenda estaban dedicados a la ruptura de las relaciones con los países del Eje, y en la primera resolución tratadase establecía en su artículo de fondo que “Las Repúblicas Americanas, siguiendo los procedimientos establecidos por sus pro

pias leyes y dentro de la posición y circunstancias de cada país

en el actual conflicto continental, recomiendan la ruptura desus relaciones diplomáticas con el Japón, Alemania e Italia, porhaber el primero de esos Estados agredido y los otros dos declarado la guerra a un país americano”.59

Entretanto, el 20 de enero de 1942, en una suntuosa residencia de la calle Am Grossen Wamsee, de Berlín, tenía lugar lareunión de los representantes de las reparticiones principales dela administración nazi. En torno a mesas servidas, escucharonde boca de Obergruppenführer (General de los S.S.) ReinhardHeidrich y sus asistentes, los detalles sobre la ejecución de lasetapas siguientes de la “solución final”. Después de reseñar laacción emprendida por el gobierno alemán contra el pueblo judío hasta ese momento, se expusieron las conclusiones a que se

58. Ver.AÍ./. 8.11.41, p. 9; 15.11.41, p. 3. Camino a Europa, los refugiadosdel Cabo de Buena Esperanza fueron autorizados por las autoridadesholandesas de Curasao a desembarcar y permanecer un tiempo en la isla.Ver también JCA (BA) Soprotimis, Copiador V - decenas de comunicaciones de fines de 1941 y durante 1942 a la Dirección de Inmigracionessobre tenedores de permisos de ingreso que no pudieron llegar a la

Argentina.59. Ver Dotación C ar neg ie ... Conferencias..., 1938-1942, p. 180.


457



había llegado: los esfuerzos para “purificar” a Europa occi

dental de judíos mediante el estímulo de su emigración a los

países de ultram ar,'no habían obtenido los resultados deseados.

Por . otra parte , sin embargo, estaban “nuestras experiencias

prácticas tan indispensables para la solución final del problema

judío en el fu turo”. Estas “experiencias prácticas” no eran sino

el asesinato sistemático y total que tenía entonces lugar en los

territorios de Rusia conquistados por el ejército alemán, y en

cuyo transcurso fueron fusilados decenas de miles de judíos. Así

fue como en ese encuentro cumbre de los asesinos de Berlínquedó resuelto que el único camino para “tratar” en el futuro

la cuestión judía era el que llevaba a Auschwitz y a los otros

campos de aniquilamiento.60

La conferencia de cancilleres de Río de Janeiro no se mostró

tan unánime como la convención de Berlín. Los países, uno de

los cuales fue la Argentina, se negaron a tomar el compromiso

de poner en práctica la resolución sobre la ruptura de las rela

ciones con las potencias del Eje. Basándose en una interpreta

ción propia de la frase “la posición y circunstancias de cada

país” incluida en la resolución antes citada, la Argentina se

abstuvo de interrumpir sus provechosas relaciones con la Ale

mania nazi. La causa aducida fue la tradición de . neutralidad

establecida durante la Primera Guerra Mundial y que era uno

de los rasgos característicos de la política exterior argentina. En

realidad, esa neutralidad constituía la expresión de fuerzas económicas y tendencias políticas diversas, algunas de las cualesrespondían a los intereses del Eje, pero otras estaban ligadas

con los intereses británicos y todas ellas opuestas a las pretensiones de hegemonía de los Estados Unidos en el continenteamericano. En el ámbito interno, estos elementos tenían preferencia. La influencia de quienes exigían el mantenimiento de la

neutralidad no menguó ni siquiera con el hundimiento del barco argentino Victoria por un submarino alemán a 300 millas dela costa de Estados Unidos, el 17 de abril de 1942. Dicha neutralidad fue puesta a prueba nuevamente dos meses más tarde,al ser hundido el barco R io Terc ero , pese a que ambas naves

- 60. Poliakov León y W ul t José!, 1960, pp. 112*114.

‘Capítulo quinto

458



Con las purrias cerradas (1933-1950)

estaban claramente señaladas con banderas y distintivos argentinos. La posición neutral no fue perturbada tampoco cuandoEstados Unidos descubrió la existencia de una ramificada redde espionaje alemán que operaba en la Argentina contra otros países del continente. Ni siquiera la exclusión de los conveniosde “Préstamo y Arriendo” sobre equipos militares firmados en-tre los Estados Unidos y otros países del continente, persuadió

al gobierno argentino de que debía desistir de su neutralidad.61La Argentina siguió manteniendo relaciones diplomáticas,

culturales y económicas completas con la Alemania nazi durante los dos primeros años que siguieron a la conferencia de Ríode Janeiro. Su posición especial dentro del sistema internacional, cuya semejanza encontramos sólo, por un lapso más breve,en Chile, le concedieron una importancia especial a ojos de losalemanes. Estos poseían intereses económicos y estratégicos desuma importancia en el gran país del sur, que lograban conser-

ifif gracias a Ji neutralidad argentina. Ahora bien, esa posiciónofrecía a la Argentina una capacidad potencial de obrar para lasalvación de judíos entre los años 1942 y 1943, mucho mayorque la de gran cantidad de países. ¿Ejercieron las autoridadesargentinas, y sus representantes en Europa el poder de influencia de que disponían para salvar judíos? ¿Qué hicieron, por su parte, los judíos de la Argentina y de otras partes del mundo, para activar esa influencia potencial? La investigación global deestas cuestiones se aparta sin embargo del objeto del presente

trabajo. No así el.problema de los permisos de inmigración para refugiados judíos durante la época de los asesinatos enmasa y la acción de la comunidad judía argentina para el logrode esos permisos decisivos.

Al comienzo, durante la primera mitad de 1942, cesó casi porcompleto el interés público judío por el problema de la inmigración, e incluso la actividad de quienes se especializaban en laobtención de permisos de inmigración, se redujo considerablemente. Europa parecía herméticamente clausurada. El número

de barcos de (tasajeros que cubrían la distancia entre sus playasy el puerto de Buenos Aires disminuyó mucho y la posibilidad

61. M A M Arg. Memoria, 1942-1943, f*|i. ?-Jt*



de traer inmigrantes, cualquiera fuera su número, parecía sumamente lejana. La mayor parte de quienes llegaban a la Argentina eran “inmigrantes de segundo grado”: judíos que yahabían encontrado refugio en países vecinos — especialmenteParaguay y Bolivia —f que en su deseo de mejorar su situacióno reunirse con sus familias en la Argentina, cruzaban las fronteras por diversos medios, incorporándose a los inmigrantes ílfígales que necesitaban ayuda para regularizar su situación. El

número de los que tenían certificados de inmigración que llega ban directamente de los países de la ocupación nazi era insignificante jp la introducción al país de los carentes de documentación, como gesto especial de las autoridades, era prácticamenteimposible. • ■ «* ■ ■ • »**• : *

Este hecho se puso una vez más de manifiesto en el caso detres familias que llegaron en el mes de abril a bordo del Cabo de Buena Esperanza. Los papeles que presentaron atestiguabanque habían intentado entrar antes en Venezuela, pero las autoridades de dicho país no habían reconocido sus pasaportes y así

llegaron, después de múltiples peripecias, a Buenos Aires, desdedonde estuvieron a punto de ser devueltos a Europa en el mismo barco en que habían llegado. Sólo después de ingentes esfuerzos se obtuvo para ellos un permiso para desembarcar f permanecer bajo arresto en el Hotel de Inmigrantes hasta quese encontrara un lugar adonde enviarles, o se reembarcaran enotro barco de la compañía al cabo de dos semanas. Dado que el

‘ itinerario de regreso no contemplaba la entrada en otros puer*tos sudamericanos, salvo los de Brasil, no esperaba a esas familias otro destino que el retorno a la Europa nazi. Gracias a los

esfuerzos combinados de Baprotíndí f las delegaciones de laHICEM en Venezuela y Nueva York, se consiguió para ellosvisados vigentes de inmigración para Venezuela y Ecuador, yese puñado de refugiados pudo proseguir viaje. Para salvarlosdel regreso forzado a Europa, los representantes de Soprotimis tuvieron que apelar incluso al presidente de la república*62

62. SOP, Actas, 16.4.42, p. 85; 28.5.42, p. 86; también IWO (N .Y .), URL

Serie I 5/ X II I, documentos 122-125 — carta de Mellibovsky del

■ 14.4.42. . -; / . l

Capítulo quinta s "• :,w * ,

460



£1 tema de la inmigración emergió a la superficie en 1942 encontadas ocasiones y en contextos alejados de las posibilidades prácticas, tal como en la propaganda electoral del candidato judío por el partido socialista, Enrique Dickman. La AsambleaGeneral de Soprotimis de marzo de 1942 reflejó esa realidad yel presidente de la sociedad, Dr. Demetrio Aranovich, prefirióacentuar en su discurso las funciones que la sociedad estaría

llamada a cumplir después de finalizada la guerra. £1 númerode permisos de entrada conseguidos en esos seis meses llegabaapenas a 45, y hasta fin de año alcanzó un total de 115.63

Al mismo tiempo, se afirmaba cada vez más la posición económica de la comunidad judía, y continuaba la gran obra decolecta en favor de las víctimas de la guerra. Pero precisamenteen este terreno surgió, a partir de marzo de 1942, un conflictoentre diversos sectores de la comunidad, que bien pronto encontró su paralelo en las luchas interorganizativas que tenían en

tonces lugar dentro del judaismo del mundo libre. £1 CongresoJudío Mundial, que aspiraba a representar políticamente a todas las comunidades del mundo judío, había iniciado una acciónde ayuda y salvataje de los judíos de Europa, alegando que setrataba de una obra esencialmente política. Pero aquí tropezócon la oposición de la poderosa e influyente organización filantrópica norteamericana, Joint {American Joint Distribution Committee), la cual se arrogaba la exclusividad en materia deayuda y rescate. £1 conflicto suscitado tuvo su efecto indirecto

también sobre los planes de salvataje. En la Argentina un gru po de destacados activistas de la Campaña Unida, con SimónMirelman a la cabeza, censuró la acción de quienes aquel añoencabezaban la campaña, especialmente su identificación con elCongreso Judío Mundial. En julio de 1942 el conflicto se agravó y provocó un intento de creación de una nueva organizaciónque lanzaría su propia campaña y a cuyos efectos entró en contacto con el Joint de los Estados Unidos. De esta manera se produjo en la Argentina, como en otros lugares del mundo judío, la confrontación entre los partidarios del Congreso Judío

63. Ai./. 28.2.42, p. 5; 28.3.42, p. 11; 23.1.43, p. 6 y SOP Actas 20.7.42, p.

96. ‘


461



/ '

Mundial por uña parte y los del Joint por la otra; este conflictose prolongó durante todos los años de la guerra. La mayoría dela comunidad y la entidad coordinadora de los judíos de la Argentina, la D.A.I.A., se identificaban con la campaña existente.En cambio, los círculos cercanos a la Congregación y los activistas prominentes de S o p r o t i m i s se inclinaban hacia la organización recién formada. Pocos meses más tarde, esa rivalidadhubo de ejercer también su influencia en las gestiones en tornoa la posibilidad que entonces se abrió de salvar niños deEuro pa .64

3. EL CASO DE LOS M IL NIÑO S

A comienzos del mes de octubre de 1942 recibió EdouardUn gre, director de la H IC E M , quien a la sazón se encontrabaen la Argentina, un comunicado de la central de la H IC E M en N ueva York en el que se so licitaba la in tervención de los ju dío sde la Argentina con el objeto de obtener el consentimiento delas autoridades para recibir niños judíos de Francia. La inicia-'tiva para ese operativo de salvataje surgió cuando el gobiernode. Vichy, según un convenio con los nazis, comenzó a despa

ch ar judíos d e la Fra nc ia no ocupada. La situación de los niñosqu e qu eda ron sin padres en los campos de concentración del surde Francia indujo a los activistas de la O e u v r e d e S e c o u r s a u x

E n fa n ts O .S.E. (Ob ra de Ayuda a los Niños) junto con el Jo inty el H IC E M , así como a representantes de organizaciones deayud a estadounidenses no judías que entonces operaban aún enla zona, a solicitar a los Estados Unidos que absorbiera a esos5000 niños. A fin de reforzar ese pedido, se resolvió dirigirtambién este llamado de rescate a varios países de América La-

. Capítulo quinto

64. Ver controversia desde las column as de Af./.: artículo de Simón M irel-

man del 28.2.42, p. 4, réplica del Dr. Moisés Goldman del 7.3.42, p. 6 eintercambio de notas del 25.7.42, p. 5 entre la D.A.I.A. y Mirelman,

quien era el presidente del “Comité Central Israelita de-Ayuda.” El desarrollo de la controversia y su influencia ei\. la reacción del judaism o

argentino al Holocausto, merecen una investigación aparte.

462



tina. La comunicación recibida por Edouard Ungre era, pues, parte de ese esfuerzo colectivo.65 '

, Después de varias consultas entre la J.C.A.t la Soprotimis, laAsociación Filantrópica, la Congregación y la D.A.I.A., en lascuales tomaron parte también representantes de los asilos judíosde huérfanos, se presentó el 2 de noviembre de 1942 una delegación de los jefes de la comunidad judía de la Argentina ante

el presidente de la república. Con profunda emoción le transmitieron la fragmentaria información que poseían sobre la si-tuación de los niños Judíos de Francia y la disposición deEstados Unidos a recibir a parte de ellos, instándole a abrir las

puertas de la Argentina para 1000 niños. El presidente de laD.A.I.A., el director de la J.C.A., el presidente de Soprotimis yel rabino de la Congregación, se comprometieron ante el primermandatario a que todos los gastos implicados en el traslado delos niños y su manutención hasta la mayoría de edad recayeransobre la comunidad judía. Sus argumentos y las garantías sumi

nistradas impresionaron al presidente Castillo y su ministro deAgricultura, Amadeo Videla. El 20 de noviembre suscribieronun decreto según el cual se autorizaba “a la Dirección de Inmigración para que a pedido de la Delegación de AsociacionesIsraelitas Argentinas imparta instrucciones a los Cónsules Generales argentinos más inmediatos a campos de concentradónen el continente europeo donde se encuentran internados niñosmenores de catorce años . . . que permitan su viaje a la Argentina1®, Los cónsules debían atender a la identificación exacta de

los niños y examinar su estado de salud, aprobando únicamentea aquellos cuya salud se ajustara a lo establecido por las leyesde inmigración. Dicha autorización comprendía no más de milniños y permanecería en vigencia hasta fines de 1943.w

|$, Ifcr JáSÉÉf P bmbÍ 4 Ai 1963, pp. 2 18-228 —El icstimonio dd representante de la Y.M.C.A, en Francia meridional que participó activamente«A fet Intercesión p?ra esa ac ü h de salvataje. Ver también F . O . / U ^1943 Vol I, pp. 25|, 256, mensaje del embajador de EE.UU. en Montevideo, sobre una presentación semejante de los judíos de Uruguay ante sugobierno.

66. Ver SOI\ Acias, H JU L ‘F ¡ ü | J t t f e1 Aám. sesión 79, 22.10.42, p. 101; Aí./. 28.11.42, pp. 1, 4.

ü ü ¡ las puertas cerradas (1933-1950)

463



El decreto fue acogido en la D.A.I.A. con sentimientos de

satisfacción y gratitud por el “noble y humanitario gesto a favor

de los niños judíos*' que representaba. La comunidad judía en-

tera compartía ese sentimiento puesto que —como afirmaba el

Mundo Israelita —, “la actitud del prim er mandatario argen tino

entronca en las mejores tradiciones humanitarias de nuestro

país, que desde el inmortal preám bulo de la constitución hasta

cada una de sus leyes sabias, ha seguido siempre una trayecto-

ria de justicia, equidad y amplio espíritu humanitario”. Co-mentaristas de otros diarios judíos se expresaron en términos

parecidos. Tam bién el periodismo antisemita reaccionó viva-

mente, como es natural, en contra del decreto. Según los direc-

tores de E l Pampero y Crisol, el presidente ponía en peligro el

futuro de la Argentina al promover la llegada de los mil peque-

ños judíos que al crecer explotarían y esclavizarían a los argen-

tinos auténticos. Sus artículos venían ilustrados con caricaturas

“judías” que respondían a la mejor tradición antisemita.67

Todos esos elogios y ataques no reparaban en el hecho de

que en el momento mismo en que el presidente suscribía el de-creto que autorizaba la entrada de los niños a la Argentina,

regían ya en Francia, con todo su rigor, las leyes que prohibían

su salida. Efectivamente, las dificultades para recibir el consen-timiento del gobierno de Vichy surgieron en el momento mismo

en que los representantes norteamericanos iniciaron sus gestio-nes en este sentido. En el transcurso de sus intervenciones, sin

embargo, consiguieron un permiso de salida para 1000 de los5000 niños que debían llegar a los Estados Unidos. Una vez

superado ese obstáculo el 2 de noviembre de 1942, un grupo de

, 23 niñeras e instructores partió el 7 del mismo mes de EstadosUnidos rumbo a Lisboa a fin de hacerse cargo dé los niños.

En la noche siguiente tuvo lugar la invasión de Africa del Norte por las fuerzas aliadas y en represalia, los alemanes ocu- paron el 11 de noviembre de 1942 toda la parte meridional deFrancia. La acción de los representantes norteamericanos se vio

. repentinamente interrumpida y . desde aquel momento fueron

67. Ibid, ibid, p. 3; DAIA,'Actas, sesión 81, 24.11.42, p. 103; ver también El

Pampero, 27.11.1942; El Crisol 28.11.42, 29.11.42.

Capítulo quinto

464



los alemanes los únicos que decidieron en cuestiones de salida.68En la situación creada, los Estados Unidos no habrían podi

do intervenir para la salvación de los judíos, ni siquiera en elcaso de que hubieran decidido hacerlo, como no fuera a travésde Suiza, país que representaba sus asuntos en Alemania. Distinta era la situación de la Argentina, que por su posición neutral tenía acceso directo a las autoridades nazis y podía hacer

valer sus contactos concernientes a intereses alemanes concretos.En el momento en que se produjo el cambio en Francia, el judaismo argentino se encontraba bajo el impacto de las noticiasque iban llegando sobre el aniquilamiento sistemático e ininterrumpido del judaismo de Europa. El 12 de noviembre se diolectura en una sesión del ejecutivo de la D.A.I.A. a un cablealarmante recibido del Congreso Judío Mundial de NuevaYork, y de inmediato se designó un comité para organizar la

protesta del judaismo argentino. La noticia sobre la posibilidad

de salvar a 1000 niños se publicó cuando los preparativos parael cierre del comercio y la convocatoria a una asamblea de protesta estaban en su apogeo. El 2 de diciembre, decenas de milesde judíos de Buenos Aires expresaron su identificación con suscorreligionarios asesinados por los nazis, y en anuncios fijadosen paredes y en carteles, la D.A.I.A. llamó a todo el pueblo

judío a protestar por el asesinato de los judíos de Europa.69. En esa atmósfera, cabía esperar que la acción de salvataje de

los niños se realizara con la mayor celeridad y que pudiera contar con la ayuda de judíos y no judíos a la par. Pero las cosasno sucedieron así.

En sus comunicados a la opinión pública, la D.A.I.A. se atri buía el mérito de la obtención de los 1000 permisos de entrada para los niños, lo que no fue del agrado de Soprotimis ni de losrepresentantes de la HICEM. Más tarde se creó un comité dela D.A.I.A. para la inmigración de niños judíos y, los representantes de la Congregación y otros círculos identificados con laSoprotimis y la HICEM alegaron que se trataba de un intento

68. Ver Lowrie, Donald A. 1963, pp. 222-225.

69. Ver DA!A, Actas, sesión 80, 12.11.42, p. 102; sesión 83, 29.11.42,

p. 107. En esta sesión y varias siguientes, se consideraron las medidas

que debían tomarse contra judíos —entre ellos activistas —que no cerra

ron sus negocios en el día de la protesta.


465



de alejarlos. El resentimiento aumentó cuando la acción en favor de los judíos de Europa, que contaba con los auspicios de laD.A.I.A., hizo uso del argumento de la obtención de permisos

para los niños en su propaganda para re fo rzar la colecta, cuyosingresos, como queda dicho, eran transferidos al Congreso J u dío M un dia l. Pero no menos que eso los irritaba la lentitud enla acción práctica para el aprovechamiento del decreto.70

A comienzos de diciembre los representantes de Soprotimis seentrevistaron con Andrés Maspero Castro, jefe de la Direcciónde Inm igración. Este los . recibió muy amablem ente, se mostró

solícito y pidió que se le suministraran los datos completos so bre el lugar donde se encontraban los niños, a fin de im partir

instrucc iones á los cónsules pertinentes . El 21 de enero, en el

transcurso de una borrascosa sesión y mutuas inculpaciones en-,tre los representantes de la D.A.I.A. y los otros organismos, se

puso en cla ro que era im posible conseguir en la Arg entina la

información requerida. Los representantes de Soprotimis volvie

ron pues a visitar al jefe de la Dirección de Inmigración solici

tando su ayu da p ara lograr que el cónsul argentino en M arsella

se pusiera en contacto con uno de los activistas destacados de la

H IC E M en el sur de Francia y recabara de él los datos requ eridos. M asp ero C astro consintió, pero alegó qu e le sería difícil

transferir la solicitud en cable cifrado sin el consentimiento pre

vio de la Cancillería. Por temor de que allí se interpusieran

nuevas dificultades, el secretario d c Soprotimis aceptó que las

instrucciones para el cónsul se enviaran por vía aérea pese a la

demora que, en condiciones de guerra, se podía producir. Toda

esta operación, que sólo produjo el primer paso administrativo,

se prolongó por más de tres meses. El caluroso verano, las lar

gas vacaciones — tamb ién de varios*de los activistas judío s —

constituyeron sin duda un factor más en ésta lentitud. Pero más

que liada influyó el conocimiento de que el decreto permitiendo

70. S tU ' h t iis, 15.12.42pp. 104-111; 19.12.42, pp. 112-119. Y ver /1IT>(S .Y ), II .II. Serie I .X II I, carias de Arnnovich y Mellitiovsky del

‘ 24.12.42. E cos de la disp uta en torno a .la camp aña y posición de los

.jud ío s aleman es, v e r/ Filantropía, IX , No. 106, 1.1943, pp. 3-4 ;

No. 109, 4.1943, p. 45.

4£6

* Capítulo quinto



Con Lis purrias cerradas 0933-1950)

a los cónsules extender visaciones de entrada a la Argentina erainútil ya para el salvataje, puesto que el problema decisivo era

obtener permisos de salida de los territorios ocupados. En con

secuencia, la D.A.I.A. solicitó una vez más una audiencia con el

presidente de la república, a fin de inducirlo a intervenir tam bién para la salida de los niños. La solicitud fue presentada el20 de diciembre de 1942 pero la audiencia tuvo lugar el 4 demarzo de 1943, tres meses y medio después de la emisión del

decreto presidencial.71' “Seguramente ha llegado a conocimiento del Excelentísimo

Sr. Presidente” —rezaba la nota de la D.A.I.A. —“el eco de loselogios con que la prensa del país y del extranjero ha comentado lar noble actitud del Superior Gobierno de la Nación acordando para la entrada al país de mil niños judíos..'. Losseñores embajadores argentinos han recibido testimonios de lagratitud emocionada con que las colectividades israelitas de lasdiversas naciones han valorado el gesto tan argentino y cristianode S.E . . . Por ello solicitamos a S.E. quiera disponer que la

representación diplomática argentina ante el gobierno de Vichygestione el pronto otorgamiento del permiso respectivo para quelos mil niños puedan salir de Europa y gozar de la libertadargentina . . Además se solicitaba al presidente que permitiese la entrada a la Argentina de 25 adultos, expertos en educación, que acompañarían a los niños. Los miembros de ladelegación quedaron bien impresionados por el interés del presidente por la obra de salvación y la cortesía con que los trató, pero durante el mes de marzo y los dos subsiguientes, quedaronsin solucionar dos problemas: el contacto entre los activistas judíos de Francia que se ocupaban de los niños y el cónsul argentino en Marsella, y la intervención enérgica e inmediata antelas autoridades alemanas y sus satélites franceses.72

71. /Hf) (X.Y.). II .II . Serie I. X II I, carias de Mellibovsky del 21.1.43,

2.2.43, 10.2.43, 5.3.43; vtrSO P Arta* 29.12.42 p. 113 sobre el pedido de

la entrevista.

72. 7Jir; (X.y.J H.H. Serie I, X II I - copia del memorándum para el pre

sidente de la república del día 4.3.43 y reseña de la entrevista, figuran

anexas a la carta de Mellilx*vsky. Componían la delegación. Moisés Ca-



Un nuevo examen convenció al jefe de Inmigración de queera posible establecer el ansiado contacto telegráfico con el consulado de Marsella. Los procedimientos de inmigración establecidos a los cuales, según él, era imposible renunciar aun en esascircunstancias, obligaban al cónsul a recibir la aprobación de laDirección de Inmigración antes de otorgar los visados. A raízde ello, la Dirección de Inmigración se encontraba en comuni

cación telegráfica bastante frecuente con los cónsules de Francia; por lo demás, la entrevista con el presidente de la repúblicamitigó, al parecer, los resquemores de los funcionarios de lacancillería. ;

, £1 problema de la gestión diplomática para la obtención de permisos de los países de salida era más complicado. La solicitud de los representantes judíos estaba orientada especialmentea la embajada de.Vichy. Cuando al cabo de dos semanas, inquirieron en la Cancillería, se encontraron con que, efectivamente,

el presidente había impartido instrucciones, pero aún no se ha bía tomado ninguna medida. Un mes más tarde, una delegaciónde activistas judíos solicitó del ministro del Interior la aceleración del asunto. Este prometió recordar al presidente sus promesas e instarlo a obrar con urgencia para su cumplimiento.En esa época, la atención del mundo estaba concentrada en lasIslas Bermudas, donde se habían congregado los representantesde Estados Unidos y Gran Bretaña con el propósito declaradode planear la actividad para la salvación de los judíos de Euro pa. Esa conferencia era el resultado de la creciente presión de

la opinión pública de dichos países sobre sus respectivos gobiernos para tomar medidas tendentes a salvar a los judíos. Lasnoticias sobre el aniquilamiento sistemático obligó, pues, aambos gobiernos a actuar, aunque fuera para guardar las apariencias. La conferencia de las Bermudas tuvo una amplia co bertura por parte del periodismo occidental. La perspectiva deintervención de las potencias alentó esperanzas en los dirigentes

judíos de la Argentina, y en ese espíritu informaron de la pro-

doch, Moisés Goldman, Simón Weill, Aranovich y el rabino Sehlesinger.Ecos de la impresión favorable que dejó en ellos la conversación, ibid y

también en la noticia publicada en M.I. 6.3.43, p. 2.

• ■Capítulo quinto '

468



T X T . M -i ,


mesa del ministro del Interior a sus colegas de la D.A.I.A. Perol pasó un mes sin que nada sucediera. £1 21 de mayo comparecióuna delegación de la D.A.I.A. y Soprotimis ante el subsecreta-jrio de Relaciones Exteriores, Roberto Gaché. Este manifestósus sentimientos de condolencia por la suerte de los judíos euro-j

peos y al cabo de varios días les anunció que el canciller habíainstruido a los embajadores argentinos en Europa gestionar la 1salida de los niños. La noticia salió de inmediato en la prens^ J

judía con grandes titulares, pero el secretario de Soprotimis, que 1quiso investigar cómo estaban exactamente las cosas, escuchó de boca del jefe de la sección consular de la cancillería una versiónmuy distinta. Las instrucciones del ministro habían sido enviadas sólo al embajador de Vichy, de quien se requería únicamente que diera su opinión sobre las medidas a tomar. El 26 demayo, el secretario de Soprotimis volvió a ver a su contacto yentonces supo por él que el embajador de Vichy trataría de comunicarse con el delegado de la HICEM de acuerdo a las instrucciones que se le habían dado y después de escuchar su

punto de vista sobre el problema, enviaría sus recomendaciones.Sin esos datos, el ministro no podía obrar. Pero la informaciónno mencionaba el hecho de que en esa misma semana, el 10 demayo, el ministro argentino en Vichy, Ricardo Olivera, había j recibido la orden de regresar a Buenos Aires, dado que la posi- j ción internacional del gobierno del mariscal Petain no justifica- j

ba el mantenimiento de una embajada. En su lugar se /nombraría un encargado de negocios con el cargo de consejero.A todo eso, habían pasado seis meses desde que la Argentina /consintiera en recibir a 1000 niños judíos y fuera de ese consen- Jl

timiento no se había hecho casi nada.73 1 ' | |El 4 de junio de 1943, estalló en Buenos Aires la revolución 1

militar y el presidente Castillo fue derrocado por un grupo de

73. l\VO (N.Y.), H.H. Serie I, XIII, documento 0096 carta Mellibovsky

del 26.5.42. Y ver DA/A, Actas, sesión 4, 22.4.43, p. 116; sesión 7,27.5.43, p. 121; M.I. 22.5.43. También AU .E . Arg., Memoria 1945,

pp. 19-20, instrucciones de ministro de RR.EE. al embajador de Vichy eibid, pp. 20-23, informe sobre su ejecución en octubre de 1943. ■

469

A



oficiales comandados por el Ministro de Guerra, Pedro Pablo

Ramírez. La causa inmediata de este derrocamiento fue el de-

seo de evitar la elección para presidente del candidato' de los

conservadores R. Patrón Costas, que contaba con el apoyo del

presidente. En materia de relaciones exteriores, el cand idato se

inclinaba hacia los aliados. Si bien en la revolución participa-

ron algunos oficiales aliadófilos, el golpe, con todo, reforzó la

posición de los partidarios de la Alemania nazi. Después de dos

d ía s .en los cuales ejerció la presidencia el* general Arturo

Rawson, el cargo fue transferido al general Ramírez. Ambascámaras del Congreso fueron disueltas y el estado de sitio, pro-

clamado mucho tiempo antes con motivo de la guerra, fue pro-

longado sin limitación por el gobierno militar triunfador.

A pesar de los sucesos mencionados, la solicitud oficial de la

Argentina con respecto a los mil niftos fue finalmente presenta-

da. En la nota del 24 de junio llevada al ministerio de RR.EE.

de Alemania, se requería del gobierno del Reich que permitiera

la salida de niños internados en varios campos de concentración

de Europa. Por orden del ministro del Exterior, Alemania se

abstuvo de responder al pedido. Poco tiempo más tarde llegó ala cancillería alemana otro pedido por parte del gobierno de

Vichy.. Respondiendo a una intervención de la República Ar-

gentina, las autoridades francesas solicitaban que se les infor-

mara de si la Alemania nazi permitiría la salida de los niños.

Vichy recibió la orden de abstenerse por el momento de respon-

der al pedido1de la Argentina. E n aquel momento el min ister io

de Relaciones Exteriores de Alemania tenía que afrontar otros

pedidos para la salvación de niños judíos. El más explíc ito era

el de Suiza, én nombre de Gran Bretaña, de permitir la salida

de 5000 niños de los territorios ocupados hacia Palestina. A ojos

de los alemanes, todos esos pedidos no eran sino parte de un

plan concertado por un organismo judío in ternacional, que me-

reció de ellos el apelativo por alguna razón en francés de A c tion

J u ive . El propósito de tal operativo era, según ellos, lograr la

salvación de entre treinta y cincuenta mil judíos. De ahí que el *

ministro de Relaciones Exteriores de Alemania ordenara tratar

todos los pedidos recibidos como un solo bloque. Dado que la

mayor parte de los pedidos se referían a la inmigración en

' ? Capítulo quinto ; i • '

470



1JW! 1111* « j M -* ■!3Sí í S2SSí C2!7Fí S¡E

£*&ft las puertas cerradas (1933-1950)

Eretz Israel, en la decisión nazi también se tomó en cuenta la

cuestión de las relaciones entre Alemania y los árabes.

El 21 de julio de 1943 resumió el funcionario de la cancillería alemana que trataba los asuntos judíos, las resoluciones a-

doptadas hasta aquel momento. La salvación de judíos por

medio de su traslado a Palestina fue rechazada de plano. Según

los nazis, Palestina era “espacio vital” de los árabes y por lo

tanto, como afirmarían más tarde, “el gobierno del Reich no puede contribuir a que un pueblo tan noble y valiente como el

árabe sea expulsado de su patria, Palestina, por los judíos”.Esa fue una de las tantas expresiones de la alianza existente

entre la Alemania nazi y los árabes de Palestina cuyo jefe ymentor espiritual Haj Amin el Husseini, residía entonces enBerlín. De modo que si Inglaterra quería salvar judíos, debía

primero permitir su entrada en las Islas Británicas mismas.'Enese caso, se iniciaría una negociación con miras a intercambiar

judíos por súbditos alemanes retenidos por los aliados. Los nazis consentirían entonces en liberar a los judíos. Se consolabansuponiendo que el hipotético aumento del número de judíos a

causa de la inmigración,, acrecentaría en Inglaterra el antisemitismo. La misma respuesta debía ser dada al gobierno de laArgentina. . *

En efecto, a fin de salvar a los mil niños, la Argentina debíacomprometerse a que estos últimos fueron absorbidos dentro desus fronteras y no permitir su traslado a Palestina. Asimismo

debía gestionar ante los aliados la correspondiente autorización para aquellos súbditos alemanes residentes en América centraly meridional que desearan regresar a su patria. Como medida

previa para el caso en que la gestión se concretara “hay quesolicitar del Reichsführer S.S. que los objetos cuyo intercambiosería requerido en su oportunidad, no sean entretanto evacuados a las zonas del este” —así concluía su nota el funcionariodel ministerio, y de acuerdo a esa recomendación, los niños incluidos dentro de la cuota quedarían, por el momento, excluidos

del proceso de aniquilamiento. La disposición de Alemania aentrar en negociaciones con la Argentina abría, por lo tanto,una primera posibilidad para su salvación. Dicha posibilidad

^ seguía en pie a fines del mes de octubre cuando se redactó una



versión mejorada del mencionado memorándum, esta vez con el

conocimiento del Reichsführer S.S.74 : ?

¿Habrían tenido los alemanes la intención de liberar a los

niños, si se les hubiera pedido que lo hicieran? Rudolf Levi, un

judío de nacionalidad turca que estuvo internado en un campa

mento y después huyó a Holanda, logró convencer a los nazis

de la autenticidad de su condición de súbdito extranjero de un

país neutral, y fue internado en enero de 1944 en un campa

mento de tránsito para extranjeros en Bergen Belsen. Treinta y

cinco judíos de nacionalidad argentina que fueron llevados al

campamento desde Europa oriental, fueron retenidos allí en

condiciones razonables de cautiverio hasta que se hiciera posi

ble su traslado a la Argentina. Fuera de ellos había en el cam

pamento 155 judíos de Grecia que eran súbditos españoles y

aguardaban que se les permitiera entrar en España y unos

cuantos judíos más. La familia Andriess, Maurice Yaacov Levi,

Clara Ascher Pinkhof y muchos otros, fueron llevados en aque

lla época al campamento de tránsito de Bergen Belsen, como

etapa previa a su salvación. No eran súbditos de países neutrales sino detentores de permisos de entrada a Palestina, gracias a

los cuales fueron apartados por los nazis de la línea de aniqui

lamiento para ser intercambiados por súbditos alemanes, y así

se salvaron.75 La posición de la Argentina como país neutral

constituía, pues, una garantía para la vida de sus ciudadanos

judíos en Bergen Belsen, y el interés de Alemania en intercam

biar prisioneros salvó a los poseedores de certificados de Holanda. Su disposición a trocar judíos contra ciudadanos alemanesquedó demostrada categóricamente aún en julio de 1944, al

consentir en liberar de Bergen Belsen a 284 judíos con certifica-

í Capítulo quinto .

1 A. M A.E.t Berlín JM /22 16 , documentos 210711-210732, memorándum

! de Wagner del 21.7.1943 y 28.10.43 y anexos.

75. Yad- Vashem, 039/153, testimonio del Dr. Rodolf Levi; 03/943, testimo

nio de Betsy Andriess; 03/838, testimonio de Maurice Yaacov Levy; y

Ver Ascher, Clara, (Pinkhof) 1971 (en hebreo) pp. 25-40 sobre sus cx-

. . periencías en el campam ento de tránsito p ara los candidatos a la salva-

. ción. Acerca de los súbditos españoles en Grecia, ver Avni, Haim, 1982

pp. 156-163.

472



f k *. «feUL


dos, permitiéndoles, contrariamente a su posición declarada,

trasladarse a Palestina. Por eso nos permitimos afirmar que

una enérgica acción diplomática por parte de la Argentina en el

transcurso de 194.3, hubiera podido llevar a la salvación de los

niños.76 ¿Fue esta la. actitud asumida?En el lapso transcurrido entre la redacción de los dos docu

mentos en Berlín, los aliados completaron los preparativos para

resucitar el “Comité Intergubernamentar para asuntos de refugiados creado en la conferencia de Evian en 1938. Según una

de las resoluciones adoptadas por los representantes de GranBretaña y los Estados Unidos en su encuentro de las Bermudas,

debía ese inefectivo organismo, compuesto por representantes de

las 32 naciones que participaron en aquella conferencia, ocu parse de la salvación de judíos. La Argentina había sido uno delos pocos países que integraban su ejecutivo y conservaba aúnesa posición. De ahí que Miguel Angel Cárcano, el embajador

argentino en Gran Bretaña, fuera incluido a comienzos de agosto de 1943 en las fatigosas consultas con vistas a preparar lareunión plenaria del “Comité Intergubernamentar*. Las recomendaciones entonces adoptadas fueron acompañadas por manidas esperanzas de que “su aprobación posibilite (al Comité)hacer su acelerada contribución al alivio de la actual situaciónde los refugiados. . . ” - como rezaba la tibia declaración entregada por el ejecutivo para su publicación en la prensa. La salvación de los niños debía tratarse en el ejecutivo, según la

agenda, en enero de 1944, y también entonces a los efectos de ladilucidación previa de si los Estados Unidos, Canadá y la Argentina persistían en su consentimiento de absorber a los niñosen el caso de que los nazis permitieran su salvación . . . Estabalejos de los planes de los salvadores “intergubernamentales” de

judíos la idea de una acción enérgica destinada a persuadir alos alemanes de que no debían tocar a los niños, acción que

76. Sobre el episodio del intercambio de súbditos palestinenses ver investiga

ción de Zariz, Ruth, 1979 (en hebreo); ver F.O.R.U.S., 1943, Vol. 1*

pp. 204, 398-399 — informes del embajador IDLUtí. en Londres del

12.8.43 y 27.12.43.

473



hubiera hecho a los nazis renunciar a su aniquilamiento comovimos más arriba.' Gran Bretaña y Estados Unidos quedaron atados de pies y

manos en su propia conferencia de las Bermudas al resolver noaceptar las propuestas de intercambio de judíos por súbditosalemanes. En la Argentina misma no había entonces factoresque pudieran exigir la acción enérgica que se requería.- En el año 1943 se produ jeron cambios básicos en la adm inistración inmigratoria. La Dirección de Inmigración que hastaaquel momento había dependido del ministerio de Agricultura,

fue trasladada al ministerio del Interior, y una comisión especial fue designada pa ra traz ar , una nueva política de inm igración. Entretanto, se seguían aplicando con todo rigor losreglamentos existentes, y el nuevo jefe de la Dirección excluyóde ellos a todos los candidatos a inmigrantes de la Europa central que querían huir de.la persecución. Esos inmigrantes le parecían, como a quienes lo había n precedido en 1938, absolutamente indeseables. El holocausto del judaismo europeo, quemientras tanto se iba revelando al mundo, no constituyó, al pa

recer, una circunstancia que pesara de manera alguna en susresoluciones y provisiones tal como pudieron comprobarlo losrepresentantes de Soprotimis a fines de noviembre de 1943. Enesa oportunidad, se trasladó a las autoridades de inmigración el ped ido de 79 judíos sefaraditas, reconocidos por el gobierno deFranco como ciudadanos españoles para salvarlos, pero a quienes no se permitió permanecer en España. El director de Inmigración rechazó el pedido de plano, alegando que las restricciones vigentes no . le conferían la facultad de perm itir suingreso.77 r i-

. El 12 de noviembre de 1943, ocho días antes de cum plirse elaño desde la emisión del decreto sobre la admisión de los milniños, el secretario de Soprotimis, Benjamín Mellibovsky, escuchó de boca del director del departamento consular de la canci-

■ . Capítulo quinto

77. l\VO .I I.H . Serie I, X II I, carias de Mellibovsky del 11.10.43,

25.11.43; sobre el episodio de los judíos sefardíes — ver Avni, Ila im ,

1982, pp. 138-147. Y ver I m Xadón, 12.10.43 sobre el cambio de estatus

de la Dirección de Inmigración.

474



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C¡«n las (HienasWWásmO W M W ffll " ‘

Hería, que de la embajada argentina en Berlín no llegaba

información alguna sobre el permiso de salida para los niños.

Surgió entonces la necesidad de gestionar la prórroga de la vi

gencia del decreto que permitía su ingreso a la Argentina, que

vencía a fines de 1943. El memorándum presentado por la

D.A.I.A. fue atendido favorablemente y todo indicaba que tam

bién en 1944 podrían continuar los esfuerzos para llevar a la

práctica esa operación de salvamento. Pero entretanto se acre

centaba la presión de Estados Unidos y los otros países de

América Latina sobre la Argentina para que abandonara suneutralidad, y el 26 de enero de 1944 dichos esfuerzos dieron elresultado deseado. Con el pretexto de los repetidos actos de es

pionaje de la embajada alemana de Buenos Aires, la Argentinadeclaró la ruptura de sus relaciones con la Alemania nazi. El

vínculo directo con el sistema de asesinato estatal - que en esosmomentos estaba totalmente dedicado a completar la ejecución

de la “solución final” de la “cuestión judía” —quedó interrum pido, desbaratándose así la relativa ventaja de la Argentina so

bre otros países de América Latina como meta potencial desalvación.78

4. EP ILO G O Y BALAN CE DE SALVACION

En el mismo mes en que se produjo la ruptura de relacionesentre Argentina y Alemania, enero de 1944, se creó enWashington, a iniciativa del presidente Roosevelt, el War Refu- gee Board (Oficina para los refugiados de guerra). Las ampliasatribuciones que le fueron conferidas y su especial ización en la

obra de salvataje de judíos, incluso por medios y rutas que lareglamentación existente y las condiciones de guerra habían hecho imposibles hasta aquel momento, prestaron a la oficina unaimportancia de primer orden en los esfuerzos para salvar judíosque se hicieron en el último año de la guerra. A poco tiempo detaSmdtoiraéy se cursaron instrucciones a las embajadas de Esta-dos Unidos de todo el continente americano para dilucidar las.

flL H W f \ .y . ) H.H. .Serie I, X II I carta de Mellibovsky del 15.11.43, y

• u i jW -i.r. t i j teyfffih fffli 1^11 n»

475



posibilidades de contar con la ayuda de los países ante los cua-les este país estaba acreditado, en la obra de salvar judíos. Laembajada^ de Buenos Aires respondió que “el consenso de las personas activas en la obra de rescate y ayuda a judíos es queen tanto el régimen actual siga en el poder, no se puede esperarayuda alguna del gobierno argentino en materia de refugia-dos”.79 Esta 7 opinión, incluida e n «la memoria del Refugee Board , aunque no refleja fielmente el punto de vista de los fac-tores judíos en los cuales se basaba, expresa por lo menos laimagen que en cuanto a su disposición de ayudar asumía laArgentina ante ese importante organismo de salvataje. ¿Res- pondía esa imagen a la realidad? El examen de esa cuestión,así como el de la actitud de las autoridades argentinas en lasalvación de ciudadanos argentinos y poseedores de documentosargentinos que buscaron su protección, y otros episodios ocurri-dos en los años que precedieron a la ruptura de relaciones conAlemania, son dignos de un estudio aparte. Pero en lo que hacea la política práctica y cotidiana en materia de inmigración,

tampoco en el último año de la guerra ocurrió ningún cambio yla Argentina siguió manteniendo sus puertas cerradas a todainmigración de los países del Holocausto.

Los representantes de la 2JÜIJLA» consiguieron, es verdad,establecer contacto en 1943 con el ministro del Interior del gobierno militar y con el presidente, general Ramírez. Siguieronmanteniendo este vínculo después de ser suplantado el jefe degobierno por su vicepresidente, general Edelmiro Farrel en febrero de 1944. A sus espaldas iba perfilándose netamente lafigura de Juan Domingo Perón, uno de los jefes de la revolu-ción di JubI b que hasta el mes de febrero de 1944 estuvo alfrente de la Secretaría de Trabajo y Previsión establecida pordecreto del 27 de noviembre de 1943. Al ser designado ministro

f f . Ver archivo del War Refugee Board (Comité para los refugiados de, Guerra) (Box 112, IV E 20) documento conclusivo sobre la actitud de

Argentina hacia el lilvitñento de judíos, basado, entre otras cosas, en elinforme de la embajada de EE.UU. del 21.4.44. Agradezco al profesorYehuda Bauer que puso a mi disposición ése y otros documentos delmencionado archivo.

Capítulo quinto

476



ER X 3 3 ¡5


de Guerra y más tarde vicepresidente, los contactos establecidos

entre él y el Dr. Moisés Goldman, presidente de la D.A.I.A.,asumieron enorme importancia. Pero en lo que concierne a la

salvación de judíos por medio de la inmigración, este complejode relaciones produjo sólo un epílogo paradójico para el frustrante episodio de los 1000 niños y la inmigración judía de Alemania en general.80 • 9 - * „ #

Después de numerosas gestiones, consintió en el año 1944 elgobierno militar en prorrogar por un año la vigencia del decreto sobre el permiso de ingreso para mil niños. Transcurrido ese plazo, los dirigentes judíos renovaron sus esfuerzos para lograrotra prórroga. Esa vez se trataba de niños supervivientes. El pedido, basado en la trágica situación de los huérfanos de guerra, era parte del empeño de renovar la inmigración judía a la

I . Argentina. El gobierno - primero bajo la presidencia de Farrely más tarde, de Perón - no rechazó el pedido, pero tampoco

respondió favorablemente. Durante todo el año 1946, el organismo representativo de la comunidad persistió en sus gestiones, pero los 1000 niños no llegaron a la Argentina. Así, las continuas y repetidas intervenciones sirvieron sólo para reiterar cadavez la alabanza del gesto especial de buena voluntad del mes denoviembre de 1942, sin que a la postre produjeran resultadoalguno.81

En cuanto a la inmigración judía de Alemania, al resolversefinalmente la Argentina a declarar la guerra a la Alemania

nazi - lo que ocurrió el 27 de marzo de 1945, cuando el TercerReich se encontraba ya prácticamente sometido - se suscitó lacuestión de los “súbditos del enemigo” nazi que vivían en laArgentina. Cundió el temor inmediato de que también los refu-

80. DAIA, Actas, sesión 10 del 2.9.43, p. 127, sobre la entrevista con el mi

nistre del Interior; ibid 14 —2.12.43, p. 133, sobre la entrevista con el

presidente; ibid, 33, 34 del 8.6.44 y 15.6.44, pp. 170, 172 sobre los en

cuentros con Perón. En el año 1944 se registraron en Soprotimis 300

inmigrantes llegados en aquel año. Sólo 51 llegaron de los países de ul

tramar. Ver SOP Boletín, año III, No. 17, enero 1945, p. 2.81. DAIA, Actas sesiones 29, 68, 87, del 4.5.44 (p. 159), 28.6.45 (p. 63),

7.3.46 (p. 123) y otras sesiones hasta la entrevista con el presidente Pfc-

rón a comienzos de noviembre de 1946 —sesión 108, 7.11.46, p. 190.

477



giados del Holocausto originarios de Alemania, fueran incluidos por las autoridades argentinas en esa categoría y quedara n expuestos al aceso policial, e incluso a la expropiación. Ese temorno tardó en justificarse. Los representantes de la.D .A .LA . se

apresuraron a insistir ante el coronel Perón y el ministro delInterior para que no incurrieran en esa aberración. Su gestión,sin embargo, no obtuvo resultados inmediatos. Pese a que el

pedido fue escuchado con toda atenc ión, según inform ó Gold-

man al ejecutivo de la D.A.I.A. en 1945, el asunto requirió

repetidas y enérgicas intervenciones durante todo el aflo 1945 y

el primer cuarto de 1946. Lo que se logró fue un arreglo provi-sional según el cual las autoridades consentían en no acosar a

ju dío s alemanes a quienes la D.A .I .A . proveía de una recomen-

dación. Quienes podían gozar de ese arreglo se convirtieron de

hecho en protegidos de la entidad coordinadora judía. Pero in-

cluso esa protección sólo fue útil para la obtención de prórrogas

y no para el arreglo definitivo de la situación. Hasta el 11 de

abril de 1946, más de un año después de la declaración de gue-

rra a Alemania, la cancillería no informó a la D.A.I.A. de que

“serán estudiados con toda atención los pedidos de excepción

del decreto relativo a extranjeros bajo vigilancia en todos loscasos de personas que puedan comprobar fehacientemente que

tienen afinidad con el país y que no han pertenecido a institu-

ciones nazis . . .”a2. ?

Pese a la actitud hostil de las autoridades hacia la inmigra-

ción judía, la población judía de la Argentina aumentó en for-

ma considerable en los años del Holocausto. Según los datos

oficiales, llegó el núm ero de inm igrantes judío s cuya en trada se

registró en el Departamento de Inmigración a 26.500 almas.

Pero a ellos, hay que agregar a los ilegales de todo tipo: los

turistas, pasajeros de primera clase que se quedaron en la Ar-gentina; a los detentores de visados de tránsito que no llegaron

a destino (por lo general, Paraguay o Bolivia) e inmigrantes

que cruz aron clandestinamente la frontera de los países vecinos.82

82. Ibid, sesión 60 del 2.4.45, p. 39 y otra s hasta la sesión 92 del IK.4.1946

- p. 139, donde se transmitió el texto de la carta del ministerio de KR.KE.

del 11.4.1946.

Capítulo quinto * * *



i-,* ?ii r

( ’ )n las puertas cerradas (1933-1950)

En el año 1939, cuando las prohibiciones y restricciones esta

ban en plena vigencia, se registró la entrada legal de apenas

1873 judíos. Pero en la Memoria de la J.C.A. que suministraba

los datos reales de la inmigración de aquel año y los que le

precedieron, figuran otros 2.500 inmigrantes ¡legales que ingresaron en 1939, llevando el total a 4.373. Durante toda esa épo

ca ingresaron, de acuerdo a la misma fuente, 39.400 judíos. La

exactitud de ese cálculo, que al parecer refleja la cifra máxima,requiere todavía ser confirmada por otras fuentes.83

La presencia de los germanoparlantes en esa inmigración eranotable, pero su proporción llegaba sólo al 40%. También en

su alcance relativamente restringido, la inmigración de Alemania agregó u’n estrato importante a la estructura comunitariadel judaismo argentino. De un puñado de judíos indiferentes y

que se mantenían alejados de la comunidad, se constituyeronrápidamente, en sólo doce años, en un factor gravitante, com

puesto por organizaciones de socorro y culturales e institucionesreligiosas en la gama no ortodoxa corriente en la Europa central. Contaban también con periódicos propios y asociacionessionistas. Al final de la guerra, todas esas facetas componían uncomplejo organizativo desarrollado y eficiente. Como los originarios de Europa oriental que les precedieron, también estabanrepresentados en forma destacada en la colonización agrícola.

Además de . la colonia Avigdor, en el norte de Entre Ríos, existían concentraciones de decenas de familias en Moisés Ville yen la colonia Barón Hirsch en el sur. Salvando las manifesta

ciones de materialismo y superficialidad cultural característicasdel proceso de arraigo de toda inmigración, y que fue motivo de

preocupación para los dirigentes de la nueva comunidad, el es píritu creador y organizativo de los inmigrantes de Alemania

83. ' Ver más adelante apéndice 2: la inmigración judia a la Argentina en la

época del Holocausto. De acuerdo a los registros "de la Dirección de In

migración, ingresaron en el año 1940 unos 2000 turistas, que se queda

ron. La gran mayoría eran judíos de Alemania —ver Collins, Edgar, N . .

p. 842. Y ver JCA (IJOW) memoria del año 1939 (anexo a carta del

10.5.40), según la cual ingresaron en los años 1933-1939, 14.362 judíos- alemanes. Pero los redactores de la Memoria inscribieron a todos los ile

gales como si fueran oriundos de Alemania, por lo que debe verse rn es.»

cifra una estimación máxima.479



despertó admiración y aprecio en las capas más antiguas de la judeid ad argentina.84

Aproximadamente unos 40.000 inmigrantes supervivientesingresaron, pues, en la Argentina durante los años del Holocausto, y de ellos brotó una nueva rama en la historia judía. Elnúmero representa algo más de la mitad de los judíos que ha

bían ingresado en los dos períodos de inmigración precedentes.Entre un cuarto y un tercio de ese número se radicó eñ la Ar

gentina sin contar con la aprobación previa de las autoridades,

y todo el proceso de la inmigración judía se desenvolvió en me

dio de manifestaciones de hostilidad y ataques antisemitas pro

venientes de amplios círculos de la sociedad mayoritaria. Elapoyo que encontraron los judíos argentinos en sus esfuerzos

para prom over la inmigración en círculos destacados de la iz

quierda y el centro del espectro político, careció de efectividad,

ya que no influyó en las esferas del poder que decidían sobre la

política inmigratoria. La brecha entre el ansia del pueblo ju dío

vde encontrar un refugio para la inmigración de salvataje y la

falta de disposición de la República Argentina a absorber a los

refugiados, se hizo en esa época más profunda que nunca.

C. DESPUES DE LA HECATOMBE

El 30 de abril de 1945, en el bunker del patio de su oficina,

Adolf Hitler puso fin a su vida. En aquel momento, los ejérci

tos de la Rusia soviética y de los aliados occidentales se daban

cita en el corazón de Alemania, entre cuyas ruinas se debatía y

agonizaba el Tercer Reich. El 8 de mayo de 1945 cesó el fuego

y las naciones beligerantes respiraron aliviadas. No así el pue

blo judío . Los resu ltados de la ofensiva nazi contra él, que h a

bía comenzado más de seis años y medio antes de que se

disparara el primer tiro en la Guerra Mundial, empezaron a

ponerse en evidencia cuando se abrie ro n las puertas de los cam-

Capítulo quinto ‘

84. Sobre los judíos alemanes en la capital y las colonias, ver artícu lo de

Vogel, Carlos, 1947 (en ídish) y artículo de crítica social, Filantropía X,

. No. 117, 12.1943, pp. 1-3.

480



■\


pos de concentración: los cúmulos de cadáveres y las columnas

de esqueletos vivos con que se encontraron los ejércitos liberadores, constituyeron un espectáculo de horror como jamás habíaconocido la humanidad hasta aquel momento. Esas escenas de pesadilla eran sólo la evidencia dramática y visible del hecho deque la máquina de exterminio nazi había sido detenida a una pequeñísima distancia del cumplimiento total de su misión. Losaliados encontraron a más de diez millones dé “desplazados” en

los territorios de Alemania y Austria. Entre ellos había ciudadanos de casi todos los países de Europa, internados* de los cam pos de trabajos forzados, prisioneros y detenidos de todo tipo,incluyendo colaboracionistas nazis, quienes se habían enrolado

voluntariamente en el esfuerzo de guerra alemán o que habíanhuido de sus países ante la próxima liberación. Había también

75.000 judíos supervivientes. Durante las primeras semanas de

la liberación su número disminuyó con la muerte de miles de

ellos por inanición y enfermedades. •

La primera solución que encontraron los aliados para losdesplazados fue la repatriación, lo que resolvió el problema de

los millones de no judíos llevados forzadamente a Alemania.

También los remanentes de las comunidades judías de Europa

occidental se alegraron ante la posibilidad de retomar a sus

países, para localizar parientes y bienes. Pero para los supervi

vientes judíos de la Europa oriental, la repatriación no era

posible.De más de tres millones y más de judíos que vivían en Polo

nia antes de la guerra quedaron, después de'la liberación, ape-,

ñas 80.000. En los países satélites de los nazis situados al sur

del este europeo, el número de salvados era mayor, pero en nin

guno de esos países exterminó la liberación el foco del txlio ha

cia los judíos. Cuando éstos comenzaron a regresar a sus

pueblos en desesperada búsqueda de familias y hogares, se de

sató el odio de sus asesinos que los habían heredado. Polonia, el

teatro del exterminio de todo el judaismo europeo, volvió a des

tacarse por la violencia de sus ataques, que resultaron en numerosas víctimas adicionales. La atmósfera envenenada que

envolvía a los judíos y la continua amenaza a su misma existen

cia, hizo que miles de ellos renunciaran a la idea de reconstruir

481



sus vidas en sus antiguos solares. La única salida que veían asu situación era el éxodo. En el transcurso del aflo 1945, y to

davía más durante 1946; el número de desplazados judíos en

Alem ania , en vez de dism inuir, se acrecentó. A fines de 19>45 se

hablaba de cien mil supervivientes que habitaban los campamentos, esperando la solución de .su problema. T ran scu rrido un

año, su número alcanzó el cuarto de millón. Un poderoso deto

nante para la huida fue la aparición de un libelo de crimen

ritual, en la más ominosa tradición antisemita: el supuesto ase

sinato y tortura de niños cristianos en la ciudad de Kielce, el 4

de julio de 1946. Esta pa trañ a incitó un sangriento pogrom enel qu e fueron asesinados 41 judíos. U na organización clandesti

na sionista, que surgió de entre los mismos supervivientes y fue

am pliada por emisarios de E retz Israel con la ayuda de judíos

norteamericanos —llamada “Mosad Bet” en lenguaje cifrado —

organizó a los fugitivos, poniendo a su disposición una eficiente

red de itinerarios clandestinos y puestos de concentración. De

esta manera los refugiados fueron concentrándose en Alemania,

Austria e Italia, y el propósito de la mayoría era el traslado a

Palestina.85 Pero la potencia m an da taria h ab ía decidido ce rra r

las puertas a la inmigración judía. El gobierno de Gran Bretaña, que durante todo el tiempo que duró del exterminio persis

tió en su política de estrictas restricciones a la inmigración judía

a Palestina instituida por el “Libro Blanco” de mayo de 1939,

quiso continuar precisamente con esa política en los años de la

postguerra. A fin de in ducir a Estados Unidos a apoyarla , le

propuso particip ar junto con ella en una comisión investigadora*

especial que examinara la situación en Palestina y dictaminara

una solución. Dicha comisión mixta recomendó abrir de inme

diato las puertas del país a cien mil judíos, lo que fue rechaza

do por el gobierno de Inglaterra en el mes de junio de 1946. Nisiquiera el pedido del presidente T ru m an .de los Estados Un i

dos de que se diera cumplimiento a esa recomendación, tuvo el

. efecto deseado. L a urgen te necesidad de en con trar u n hog ar

para los cientos de miles de supervivientes del Holocausto se

constituyó, pues, en los años 1945-1947 en el problema más

85. Ver Bauer, Yehuda, 1970, pp. 113- 116, 206-211 . • •

Capítulo quinto

482



agudo relacionado con los judíos que se planteaba ante la opinión pública mundial; $1 aporte potencial de los países de inmigración tradicionales, la Argentina entre ellos, para la absorciónde los inmigrantes, revistió entonces suprema importancia. .

L OPINION ES EN TORNO A LA INMIGRACIÓN

Al poco tiempo de iniciarse la Segunda Guerra Mundial,empezaron a plantearse en la Argentina los problemas relacionados con el futuro de la política general de inmigración. “Lacosmopolita Argentina será pronto un país sin extranjeros” - .intituló Alejandro Bunge, uno de los demógrafos y economistasmás destacados de la época, el primero de los artículos publicados sobre el tema. Otros investigadores, en artículos que fueron.apareciendo en el transcurso de la guerra, expresaron ideas similares. La idea central de todos ellos era la conciencia de quela Argentina, con sus catorce millones de habitantes, no podíaconvertirse en una gran nación sólo en virtud del crecimientonatural de la población existente. Particularmente al ponerse enclaro en virtud de los datos estadísticos recogidos entonces, queel crecimiento vegetativo estaba en mengua. Las necesidades demográficas de la república exigían, pues, en opinión de Bunge,la renovación de la inmigración; la misma opinión surge de lostrabajos científicos de otros investigadores. A ello se agregabanmotivaciones de índole económica: una población en receso no

podría hacer frente al potencial económico que atesoraban lastierras fértiles y los otros recursos naturales que habían tocadoen suerte a la Argentina , y no podía ofrecer un mercado internolo suficientem ente amplio como para asegurar el mantenimientode una economía equilibrada. Estos hechos eran reconocidos

por todos o por la mayoría, pero las conclusiones con respectoal futuro de la inmigración diferían: “Hay que volver, pues, ala grande y noble política inmigratoria de las puertas abiertasdel país argentino sin descriminación de nacionalidad, raza ni

religión” - proponía Enrique Dickman, el dirigente socialista judío , en un ensayo escrito antes del término de la guerra, ycon tinuaba - “ La vuelta a los postulados de la Constitución, laaplicación honesta de la ley de inmigración número 817, la de-

Con las pumas cerradas (1933-1950)

483



rogación de los decretos inconstitucionales e ilegales que restringen y prohiben la entrada al país argentino de los

inmigrantes europeos.’1 De estas medidas, sum adas a un a refor

ma agraria qu e dividiera las estancias en chacras familiares, de

pendía, en opinión de Dickm an, el fu turo social y demográfico

de la república. Distinta era la propuesta de Bunge. Las pro

porciones de la inmigración debían estar en relación directa con

el crecimiento vegetativo: por ejemplo, un inmigrante por cada

cuatro nacimientos al año. En la absorción de la inmigración

debían tomarse en cuenta las necesidades culturales, pero po

niendo cuidado de que no se formaran minorías sociales o polí

ticas. En la necesidad de limitación del número total y seleccióncuidadosa en lo referente a la composición interna, estaban

también de acuerdo otros estudiosos y hubo quien mencionó en

forma expresa e inequívoca la preferencia por el origen étnico

apropiado, para que se aviniera a la estructura étnico-cultural

argentina ya existente. Esas opiniones reflejaban, durante los

años de la guerra, una idea corriente en amplios círculos de la

Argentina.86

El futuro de la política inmigratoria argentina preocupaba

también al Ministerio de Relaciones Exteriores de Inglaterra.

En el mes de abril de 1944, aún antes que se previera la victoria sobre el Eje, trató la división latinoamericana de dicho mi

nisterio de recabar la opinión de los embajadores de diversos

países con respecto a las posibilidades de absorber después de la

guerra a inmigrantes ingleses en los países donde estaban acre

ditados. La carta de Sir David Kelly, el embajador en Buenos

Aires, al canciller Edén fue categórica: sólo un tipo de inmigra

ción determinada y muy limitada en su alcance encontraría lu

gar en la Argentina, y eso no por falta de capacidad económica

sino por la atmósfera nacionalista imperante. La fuerza de esas

86. Ver Bunge, Alejandro, E. 1940, p. 180. Ver también Dickm an, E nriqu e,

1946, pp. 23, 150-151; asimismo propuestas de Collins, Edgar, N.,

1942, pp. 853-856, que se asemejan más a las de Dickman; ver Astort,

A.J. y Mogni, R. L., 1940, pp. 929-932, que se inclinan más a la dosifi

cación cuidadosa y la clasificación étnica que sugiere el texto de Bunge,

Alejandro, 1944.

. .Capítulo quinto

484



¡ 4feJbiH«L<dU&lA ■“ 5VÍ71*-;.'¿/7. ri.^.


ideas nacionalistas llevaba al embajador a poner en duda inclu*so el futuro de la colectividad inglesa que ya residía en BuenosAires a la que conocía desde 1919, porque en su opinión, la presión nacionalista de los diputados radicales adversarios deInglaterra era mayor que la del gobierno BÉBas»#"' -

El pesimismo del embajador - en lo referente a la inmigra*

ción - se vería justificado precisamente con respecto a los inmigrantes potenciales judíos. Por otra parte y contrariamente a lasreflexiones y la preocupación en torno a la inmigración que encontraban su expresión en la opinión pública general, la comunidad judía organizada no dedicó a fines de la guerra unaconsideración profunda a la renovación de los esfuerzos en prode la inmigración. Las playas prácticamente cerradas, las es pantosas noticias sobre la destrucción de las comunidades euro peas, el continuo esfuerzo por recolectar fondos para los que

sufrían de Europa - en medio de un agotadora competenciaentre las organizaciones comunales - fueron las causas, al parecer, que postergaron todo pensamiento sistemático sobre preparación política y organizativa para la lucha por la libertad deinmigración y la absorción de los inmigrantes potenciales. En elmes de marzo de 1945 la comunidad judía respondió al llamadode sus dirigentes de observar una semana de duelo, en cuyotranscurso tuvieron lugar asambleas de masas, y memoriales religiosos y se pararon el comercio y la industria. Los aconteci

mientos alcanzaron gran repercusión y en varios lugares seregistraron manifestaciones de solidaridad de entidades no judías. El motivo que impregnaba a las publicaciones, al igualque en los manifestos anteriores y los que le siguieron, era laconciencia de que eran una comunidad que no había sufrido

porque no había conocido la guerra, razón por la cual los judíosde la Argentina tenían la obligación de compartir su pan conlos hambrientos y las víctimas supervivientes de allende el océano. Al mismo tiempo menudeaban las noticias sobre la acción

política en favor de los judíos de Eretz Israel en la primeramitad de 1945, y ambos temas - la ayuda material a los supervivientes del Holocausto y el apoyo político y económico a la

« » v . .

87. B.P.R.O. F.O. 371/38176, carta a Edén No. 156 del 31.5.44

485



población judía de Palestina —, se constituyeron dura nte esos

meses en los centros de interés de la actividad pública judía.

El problema de la orientación de la inmigración a la Argenti-

na, en cambio, no fue tratado por el periodismo judío de fines

de 1944 y durante la primera mitad de 1945, sino en forma

esporádica. Las actas de So pro tim is tampoco revelan preparati-

vos especiales para hacer frente a la situación que se crearía

con el fin de la guerra. Tampoco las actas de la D.A.I.A. —la

organización que tomó la iniciativa de la acción política en tor-

no al problema de la inmigración —revelan debates sobre eltema hasta junio de 1945. El 14 del mencionado mes, el ejecuti-

vo de la D.A.I.A. trató la propuesta de designar de su seno una

subcomisión para los problemas de la postguerra, la cual debía

examinar y proponer planes de acción para la lucha en favor de

los derechos judíos en la diáspora así como <(por la lucha en pro

de una libre inmigración a la Argentina; preparativos para la

llegada de nuevos refugiados en estrecha colaboración con las

organizaciones que se oaipan específicamente con este proble-

ma”. La propuesta fue aprobada pero la actividad de la subco-

misión quedó rápidamente neutralizada por las tempestuosasmutaciones que atravesaba la Argentina.88

. El triunfo de los aliados alentó a las fuerzas democráticas y

el 6 de agosto de 1945 fue abolido el estado de sitio que estaba

en vigencia desde 1941. Un mes y medio más tarde, el 19 de

septiembre, decenas de miles de ciudadanos desfilaron por las

calles de Buenos Aires en la “Marcha de la Constitución y la

Libertad” exigiendo la renovación de la vida parlamentaria.

Las divergencias y riñas internas en la jun ta de gobierno, acele-

raron el proceso hacia el tránsito a un régimen legal. Ju a n Do-mingo Perón, que entonces oficiaba como vicepresidente, minis-

tro de Guerra y ministro de Trabajo, había adquirido gran

influencia en los círculos obreros, suscitando los recelos y la

88. Ver DAIA, Actas, sesión 61 del 14.6.45, p. 61; y ver SOP, Actas, del

• 3.8.44 (p. 1) hasta el 20.9.45 (p. 42) y ver D.I. y M.I. de la misma

época. Sobre la semana de duelo, ibid, 10.3.1945, p. 2,8; 17.3.45, p. 7.

Sobre la participación de judíos y no judíos en Córdoba, ver La Voz del

Interior 14.3.45, 20.3.45.

V. Capítulo quinto ' .

486



. ,3 s r ¿ m . r tf.L' y ■, y / 7

Con luí purrias cerradas

|p*iá;lid;id de sus colegas en el gobierno. El 9 de octubre se leobligó a renunciar a todos sus cargos| el 13 fue encarcelado enla isla M artín García. Pero el 17 del mismo mes recuperó sulibertad, ante la presión de una exaltada manifestación popularcon la participación multitudinaria de trabajadores en el centro'de Buenos Aires. Para entonces ya se había fijado la fecha delas elecciones generales, y por la fuerza de las circunstancias,

ésta fue adelantada al 24 de febrero de 1946. ;En los últimos meses del año 1945 tuvo lugar una borrascosacampaña electoral. Perón, con el apoyo de los sindicatos, lossectores populares, las esferas nacionalistas y los católicos, hubode enfrentarse a un amplio frente de los partidos tradicionales,desde los conservadores hasta los socialistas y comunistas. Lamayoría de los estudiantes tomaron partido en contra suyo, yentre los dirigentes estudiantiles se destacaron los estudiantes

judíos. Esa circunstancia reflejaba fielmente la actitud de la

mayor parte del público judío con respecto a Perón, en tantoque los voceros de los árabes, oriundos de Siria y del Líbano,apoyaban su canditatura.89

Para sus opositores, el popular coronel era el símbolo del fas-cismo, resabio de la guerra. Reforzaba este argumento la acti-tud del embajador de Estados Unidos, Spruille Braden, quien, próximo al día de las elecciones, dio a la publicidad el “LibroAzul*** que contenía concluyentes testimonios sobre los estrechosvínculos de Perón y sus partidarios‘con las potencias del Eje.

Pero esa publicación no tuvo otro efecto que verter aceite sobrela hoguera del nacionalismo, y el lema “Perón o Braden” ganó para Perón los votos de quienes consideraban mucho más graveel intento de Estados Unidos de influir en las elecciones que losdocumentos que aparecían en el “Libro Azul**, En eleccionesinmaculadamente democráticas, las primeras que tenían lugaren la Argentina desde 1928, Perón se impuso sobre sus rivales.

89. DA. 31.1.46, p. 3; entre los 58 estudiantes arrestados había 16 con nom-

bres judíos. Ibid 7.2.46, sobre un estudiante de medicina judío muertodurante el ataque de los partidarios de Perón a una asamblea opositora.

Sobre la actitud de los árabes, ver ¿a Calle, 21.12.45 Ver CZA 55/7502. memorándum de Moshé Tov a Moshé Shertok. (1946?), p, 6.

487



El 4 de junio de 1946 — tres años después de la revoluciónmilitar —asumió la presidencia.

Durante el primer año que siguió a la guerra, la inmigraciónfue más de una vez tema de debate entre diversas corrientes dela opinión pública. La gran prensa liberal conservadora —losdiarios La Prensa y La Nación —dio expresión en el mes deagosto de 1945 a su actitud en favor de la renovación de lainmigración. Las necesidades de la economía, tal como las veía

la Unión Industrial Argentina, requerían la incorporación de■ nuevas fuerzas de trabajo y esos dos diarios propiciaban , invo-| cando la tradición argentina, preparativos adecuados para ab

sorberlas. Del otro extremo del espectro ideológico surgió unaexigencia parecida. El partido comunista incluyó en su plataforma electoral, entre otras cosas, “el fomento de la inmigracióny medidas para favorecer el desarrollo vegetativo de la población'1. La posición de los socialistas era idéntica, pero ni ellos nilos otros colocaron la política inmigratoria en un lugar impor

tante de su propaganda electoral. Las declaraciones y acontecimientos que tuvieron lugar después de las elecciones, contribuyeron a poner en claro las actitudes en conflicto a ese respecto.90

En marzo de 1946, se publicó una declaración del entoncesembajador argentino en Gran Bretaña, Miguel Angel Cárcano,en el sentido de que la Argentina debía absorber en un corto período de tiempo a cinco millones de inmigrantes. Como enaquel momento corrían rumores de que sería nombrado ministro, sus palabras encontraron eco en algunos diarios. Un mesmás tarde el cónsul general argentino en Nueva York manifestó

que a fines del siglo XX, la población de la Argentina llegaríaa los cuarenta millones de habitantes. Como el autor de la declaración era el hermano del canciller, también sus palabras encontraron eco en los medios de comunicación. A mediados demayo, se hizo público que la Argentina había consentido, en principio, a acoger viente mil soldados del ejército polaco en el

Capítulo quinto ' •

90. Ver La Prensa, La Nación, 11.8.1945; también Noticias Gráficas,

7.12.45, plataforma del partido comunista.

488



exilio que hasta aquel momento habían encontrado refugio en

Gran Bretaña. La inmigración fue, pues, uno de los problemas

que despertó entonces la atención de la opinión pública.

En contra de la actitud liberal expresada por La Prensa y La

Nación se alzó La- Tribuna, el diario de los partidarios del

nuevo régimen; La experiencia histórica de la inmigración ha

blaba - según el diario - del fracaso de esa política. La amplia

apertura de las puertas de la Argentina a comienzos del siglo,

trajo como consecuencia la invasión del país por extranjeros, locual llevó a la pérdida de todos los atributos autóctonos. “La

reacción contra ello recién se ve, en la Revolución que acaba de

lograr su consagración en las urnas” — aseveraba el editorial

del 4 de mayo de 1946 —“Nosotros no somos contrarios a que

el país abra sus puertas a los inmigrantes y los acoja con arre

glo a las leyes de su tradicional hospitalidad. Pero un deber

elemental de patriotismo nos impulsa a la defensa de la nacio

nalidad, de nuestro patrimonio moral e idiosincrásico. . .“pro

clamaba otro artículo el 18 de mayo. La esencia de esa defensasurge del artículo aparecido el 25 de abril: “Preferimos el inmi

grante que se asimila al que se adapta por exigencia. Somosdemasiado pocos, los argentinos, para que se nos reemplace ennuestra propia t ie rr a. . También aquí se pone de relieve laoposición a la llegada de las víctimas de la Guerra Mundial:“ La República* no se puede transformar en un inmenso sanatorio de enfermedades nerviosas” - alegaba el articulista, apuntando claramente hacia los inmigrantes que habían sufrido lasvicisitudes de la guerra. Eso no le impidió expresar su disiden

cia con la oposición a los inmigrantes fascistas que emanaba dela prensa liberal. La opinión de que los alemanes e italianosque llegaban a la Argentina constituían una “quinta columna”,no condecía con el amor a la libertad, y menos aún con “uncristiano amor al hombre.”

No escapaba a los redactores de La Tribuna la importancia ycomplejidad del problema. Era grande su confianza en el régimen de la revolución, la que se ocuparía de la inmigración enforma fundamental, como de todos los demás problemas del país: “Sabemos que su solución está en manos de hombres aptos, diligentes y patriotas” —y entre esos hombres, figuraba, en


489

f



un lugar destacado, el jefe de la Dirección de Inmigración, Santiago M . Peralta.91 . • ' '[

2 > : L C O M I SA R I O P E RA L T A

“Doctor en Filosofía y Letras, Sección Antropología, de laUniversidad Nacional de Buenos Aires” — con este título se presentó al público Santiago Peralta Ramos en 1943, con la

aparición de su libro “La Acción del Pueblo Judío en la Argentina'*. Este libro, escrito precisamente en momentos en que llegaba a conocimiento público el hecho del extreminio de los

judíos de Europa, fue entonces, y sigue siendo, uno de los libelos antisemitas más venenosos que se escribieron jamás en laArgentina. A fuer de “antropólogo” comienza el autor caracterizando a la “raza judía” y su peculiaridad dentro de los pue blos semitas, y en este contexto, la diferencia de los árabes.: Usando estereotipos “clásicos” en el género, t raza la imagenhistórica del "pueblo mercader”, el “judío nómada”, la tribu

unida en forma, prodigiosa y oculta y, por encima de todo, laimagen de los “señores del mundo” por obra del oro y la astucia. Después de más de cincuenta páginas rebosantes de explicaciones “científicas” sobre los judíos en general, llega el autorá la esencia de su tema: el pueblo argentino, víctima del pueblo

judío. Aquí encuentra el autor “multitudes judía s” entre los colonos de la zona del Río de la Plata en la época colonial y aludea los comerciantes y los usureros que entraron en la Argentinaen los primeros años de la independencia.• A fines del siglo XIX se encuentra, naturalmente, con la co

lonización agrícola judía, para la cual halla también una expli-

91. Ver artículos I m Prensa 20.4.46, 17.5.46; ¡m Sudón 30.4.46, 17.5.46;

I m Tribuna, 24.4.46, 25.4.46. 4.5.46. Ver también /■.'/ Ijilur ista , 25.4.46

otro diario partidario de IVrón que suministra detalles di* su discurso

■ a li ir el tema. Mucho otros diarios se refirieron al problema de la inmi-

' 1 graeión, entre ellos //«y, 29.3.46, E l Pueblo, 30.5.46, 4.6.46; El Piano ,

12.3.46, Pernoctada, 12.3.46, y particularmente los diarios de las colecti

vidades cxiranjeras tales como fíuenm Aires ilerab l 11.3.46, El Piaría

E s / miV i I, 16.4.46, 23.4.46, 6.5.46; Italia I.ibre, 4.5.46, 11.3.46.

- ’*' : Capítulo quinto ,



cación “científica”: “El Dr. Theodor Hertzl (sic) en el libro

“Der Judenstaat” pidió que se creara el estado judío en Eilesti-

na o en la Argen tina . . . Quizá esa ¡dea vivió en la mente de los

que enviaron colonos labradores a este país para echar las raí

ces en la tierra, de un- pueblo que no puede ser nación, por

carecer de labradores y soldados.” De este “curioso fenómeno”

pasa Pera lta a su tema central, el dominio de los judíos en la

Argentina: “ Frente a ese pueblo indefenso está el coloso judío;

sólido, organizado con una sola idea directriz y una mano queejecuta; dueño de la vida de todos; pues él regulariza la finanza

y la riqueza agrícola, fuente principal de la vida nacional.”

Después de una serie de datos estadísticos y de “análisis” de la

estructura económica y social y las aberraciones culturales típi

cas de la sociedad argentina, llega Peralta a la conclusión: “Ho

gar desintegrado. Pueblo física y moralmente desintegrado por

la influencia de la trata de blancas y envilecido por el juego.

Toda esta tragedia es dirigida por los judíos a las órdenes del

colonizador am ericano. . . ”Un motivo importante en su argumentación que aparece a

menudo y, especialmente, en las páginas finales del libro, lo

constituye el problema de la inmigración. Las cifras sobre la

población argen tina a fines de 1941 le causan alarma: menos de14 milliones de almas, escaso crecimiento vegetativo e inmigra

ción detenida; todo eso debe, en su opinión, despertar inquietud

en el corazón de cualquer estadista, pero nadie parece inquietarse. Y la culpa de la suspensión de la inmigración y la indife

rencia reinante con respecto al futuro demográfico d e . la

Argentina es artr ibu ida también a los judíos: . . la oficina deInmigración desde hace tiempo está en sus manos... ellosaconsejaron y obtuvieron de gobernantes ignorantes y bárbarosla cesación de la inmigración europea, para quedar sólo elloscomo elemento poblador.,

“ Esta extraña relación coincidió con la caída del régimen ju dío en Alemania . . . Erá necesario que tuvieran una nueva patria los “perseguidos” de Alemania y el lugar era nuestro país.'Al subir al poder el general Justo había 90.000 judíos; cuandodejó el gobierno había 500.000... la lenta y silenciosa marea

de inmigrantes, pobres y judíos sigue llegando lentamente,

Con Lis purrias cerradas (1933-1950)

491



mientras los argentinos se extasían con la música negra, la danza tropical y el cine am erican o/ v %•> ? v i *>' V ,¡ r \ ^

La “conspiración judía” demográfica contra la Argentinaera, en opinión de Peralta, lo más grave de todo; frente al escaso crecimiento vegetativo de la población general se alza cadauno de ellos con siete hijos .. * y así, combinando la alta natalidad con la inmigración clandestina, se proponen llegar a ser“los únicos habitantes del paJsf*. Para contrarrestar este designio, Peralta tenía una solución: desalojar de sus cargos a losignorantes y a los inútiles, que bajo la influencia judía fuerondesginados para dirigir el Departamento de Inmigración, nom brando en cambio a quien, contrariamente a ellos, supiera loque era un estudio antropológico. Así denuncia el autor: “Este problema básico muchas veces quise ponerlo ante los ojos de losgobiernos; pero siempre me encontré con el No rotundo dedosministros.*1Cuando el libro vio la luz, en la segunda mitad de1943, se produjo la revolución militar para satisfacción comple

ta de Santiago Peralta y los otros nacionalistas extremistas afines. Concluida la guerra, f con los remanentes del judaismoeuropeo ansiosos por encontrar una, m m , para inmigrar, seaposto a las puertas de la República Argentina, en fB caráctereuropeo ansiosos por encontrar una meta para inmigrar, seapostó a las puertas de la República Argentina, en su carácter

El *30 de marzo de 1941 se cumplía una de las recomendaciones más fervientes de Peralta. Por decreto firmado ese día, secreaba dentro del marco de la Dirección de Migraciones la

“Oficina Etnográfica” a los efectos del estudio de los elementosétnicos de la Argentina y la preparación de un mapa etnográfico de la república asi para “el estudio etnográfico y antropológico de las diversas corrientes inmigratorias posibles en orden aestablecer sus respectivas condiciones de adaptabilidad y asimilación con respecto a nuestro pueblo”. Esta información debíaestar al servicio del Departamento de inmigración para guiarloen su política con respecto a la admisión de inmigrantes, asícomo su dispersión geográfica, conforme a sus aptitudes, a tra-

92.'Ver Peralta, Santiago M., 1943, pp. ¡57,69, 110-111, 116-117; y ver■" , * . M.I. 29.6.1946, p. ¡Sí, p j áflPtÉBsfcnB crítica sarcástica sobre el Ubi#*

“ Capítulo quinto J , ■ “* h * ,

492



vés del país. Cuando el decreto fue de conocimiento público,

mereció de La Prensa el siguiente comentario: " . . . una labor

que, o se cumple científicamente, y para ello demandará largos

años y un conjunto de técnicos de reconocida capacidad, probi

dad y autoridad intelectual, o sólo se realiza a medias, y en tal

caso perturbará inútilmente un proceso que interesa fundamen

talmente al país activar en la mayor medida posible como es el

de la inmigración extranjera.” Y efectivamente, pese a sus "ar

gumentos cientifistas”, Peralta no esperó los resultados del estudio para hacer saber que, según él, existían inmigrantes desea

bles y otros absolutamente indeseables.95 -

Entre los primeros nombró a los inmigrantes árabes, lo que

sin duda constituía una novedad dentro del Departamento de

Inmigración. Su admiración por ellos fue adquirida durante su

larga estadía en el Cercano Oriente, y a ese episodio de su vida

atribuía sarcásticamente el diario sensacionalista de Buenos Ai

res, Sábado, algunas de sus costumbres. A fines de enero de

1946, a raíz de una conversación de Peralta con uno de sus

amigos, un argentino de origen sirio, publicó este último dandocomo fuente al director del Departamento de Inmigración la

disposición de este último a hacer venir a la Argentina a dece

nas de miles de inmigrantes árabes. Interpelado su amigo a

propósito de su actitud hacia los inmigrantes musulmanes, lorefirió a un libro suyo que entonces se encontraba en prensa,

"L a acción del Pueblo Arabe en la Argentina”. Peralta se jactó ide su profundo e íntimo conocimiento de los musulmanes, que

llegaba hasta el punto de que, según él, lo único que faltaba para completar su identificación con ellos era hacerse él mismo

musulmán. Pocos meses más tarde, con motivo de la aparicióndel libro, recomendó una revista árabe a sus lectores leer y difundir la obra de Peralta que hacía resaltar los vínculos de .semejanza y de origen de la nación argentina (cuyo abolengocolonial se remontaría, según él, a la Andalucía mudéjar de laEdad Media) con los árabes.9394

93. Ver B.O., 30.3.46; decreto No. 9,435/46; también La Prensa, 20.4.46.

94. Ver Sábado, 20.7.46; El Pampero, No. 10. Mayo de 1946; Diario Arabe,

30.1.1946. Sobre su actitud hacia los árabes ver también IW O (N .Y J




Distinta por completo era la actitud del Director de Migra-

ciones respecto a los judíos, y eso se demostró muy pronto con

actos. A mediados de mayo de 1946 llegó a Buenos Aires el

barco de pasajeros Jam aic a , trayendo a bordo 70 viajeros judíos

con visados válidos otorgados por cónsules argentinos en Euro-

pa. Pese a ello, Peralta rehusó admitirlos alegando que los visa-

dos no habían sido otorgados legalmente. Al mismo tiempo, y a

propósito de esta negativa, la atención fue concentrada en el

folleto “Conceptos sobre inmigración”, publicado por él,'con el

objeto, según se anunciaba en la portada, de proveer “Instruc-

ciones de difusión al Personal” de la Dirección de Migraciones.

La idea fundamental que debía regir la conducta de los emplea-

dos era que “nosotros debemos atenernos al concepto somático

que se rige por las leyes de sangre!., basándonos puramente

en el concepto hombre y pueblo, es decir, sangre”. Uñ repre-

sentante de D i Id ische Z a itu n g que quiso conocer de primera

fuente las posibilidades de inmigración judía a la Argentina,

fue recibido con toda cortesía por Santiago Peralta que volvió a

exponerle, sin embargo, los principios “científicos” y “antropo-

lógicos” que quería aplicar a los inmigrantes. “Yo, el antisemi-

ta, comienzo la inmigración designando para El ’ Chaco y

Formosa a cinco mil semitas de Africa, ya sean árabes o judíos”

— declaró al tiempo que expresaba su oposición categórica a

toda inmigración urbana, independientemente de su origen:

“Mi país no puede ser un asilo para las personas que sufren en

Europa. Nosotros no hemos provocado la guerra y no tenemos por lo tanto ninguna obligación para con sus consecuencias” .

Tal fue, según el periodista, la reacción de Peralta a su inten-

to de despertar su compasión por los supervivientes del

Holocausto.95

Las respuestas elusivas de Peralta no amenguaron la ira por

, H .H ., carta de Mellibovsky a James Bernstein del 26.3.1946. En plena

. campaña electoral, el 21.12.1945, se publicó un manifiesto de los oriun-

dos de Siria y el Líbano en el cual afirmaban su apoyo a Perón en vista

de que el frente de la Unión Democrática, su opositora, había publicado

declaraciones en favor de los judíos. Ver artículo titulado “400.000 Ara-

bes contra la falsa Unión Democrática", t é Calle, 21.2.1945.

95. Ver Peralta, Santiago, 1946, p. 3; /) ./ . 29.5.1946.

Capítulo quinto

494



T ' - i ^ ' " z z r r

Con las pu m as cerradas (1933-1950)

sus actitudes racistas, y al día siguiente de la asunción del mando de Perón estalló una tormenta de protestas. El Comité contra el Racismo y el Antisemitismo publicó un incisivo manifiesto enel que solicitaba investigar las acusaciones de Peralta de que loscónsules de Europa extendían visados ilegales, así como tam bién la política instituida para el Departamento. Los diariosmanutinos y vespertinos acusaron a Peralta de obrar en contra

de la inmigración, lo que implicaba un sabotaje del bien del país. El semanario Gobernantes señaló no sólo los elementosracistas de la política propuesta por el director de Migraciones,

sino también la xenofobia que emanaba de sus declaraciones.La atención se Fijaba en su libro acerca de los judíos y la conclusión del semanario, citada también por otros periódicos era:

“La permanencia de un antisemita al frente de la dirección de

M igraciones es un agravio al país”, ’j La Razón comenzó a publicar con frecuencia anuncios que

rezaban: “ Ha ce hoy exactamente. . . días que haciéndonos eco

de un verdadero anhelo popular reclamamos la renuncia del

Director de Migración Dr. Santiago Peralta Ramos. ¿Qué es-* pera para hacerlo?”. Se escucharon también voces de protesta

fuera del país, excitando aún más la cólera política contra elrég imen de Perón. “ Fascismo con ribetes de nazismo” tituló el

N ew York T im es su artículo sobre el tema, donde comentaba

las noticias sobre la intención de Peralta de admitir no sólo a

los soldados del ejército polaco derechista del general Anders

sino también a 5000 refugiados que pertenecían a la gente de

Quisling, el conocido colaboracionista de los nazis, que habían

huido de Noruega.’6La reacción- de Peralta a la crítica contra él apareció en una

declaración oficial de la Dirección de Migraciones y el “ Institu

to Antropológico Nacional”. Su argumento principal era queuna política de inmigración que cuadrara exclusivamente a los96

96. Ver I m Nación, 6.6.46; lut ¡lora, 3.6.46, 21.6.46; Democracia , 6.6.46; Y

; ver Gol>ernantes,9.6A6, 29.6.46. El último artículo fue reproducido en

el diario alemán antinazi Argentinishes Tageblalt , 30.6.46. Ver también

cita de la editorial del N ew York Times del 16.6.1946 en lja Razón,

17.6.46.

495



intereses del país constituía uno de los signos más decisivos de

soberanía nacional. Convenios y decisiones internacionales to

madas desde fines del siglo XIX en adelante, corroboraban ese

derecho, y la ley de inmigración de los Estados Unidos del año

1924 representaba un ejemplo clásico de su utilización. La vigi

lancia de la soberanía obligaba, pues, a establecer una política

que se aviniera a la conveniencia de la Argentina, y el objetivo

de la política en vigencia era . . . . “C rear un pueblo homogéneo

que marche con paso seguro hacia el provenir. No haremos en

tonces distinciones racistas, mas sí eligiremos lo mejor dentro de

la raza blanca, (art .25 de la Constitución Nacional) pa ra crear

la gran Argentina que todos anhelamos”. Distinta fue la reac

ción de los partidarios nacionalistas antisemitas de Peralta. En

una carta anónima, saturada de odio y escrita en un lenguaje

burdo, se amenazaba al director de M undo Israelita, León Ki-

brick, en agosto de 1946, que si no cesaba en su campaña con

tra el Director de Inmigración, debería atenerse a las conse

cuencias. Frente a la violenta agresividad evidenciada por losgrupos nacionalistas en el primer año de la postguerra, esas

amenazas estaban lejos de ser . vanas.97

3. PERON Y SU POLITICA INMIGRATORIA*

Las protestas contra Peralta y las exigencias de que renun

ciara tenían como destinatario al presidente Perón. Las acusa

ciones de racismo y antisemitismo dirigidas contra sus partida-

97. Ver La Razón 18.7.1946. El Texto del artículo 25 de la Constitución es

interpetrado por ¿1 como refiriéndose a la “raza blanca". Ver también

DAIA, Arch., carta de amenaza enviada a León Kibrick, director de

Mundo Israelita.

* Trataremos aquí los problemas de la actitud de la Argentina frente a la

inmigración judía en los primeros años de la primera presidencia del

general Perón. La política socio-económica del presidente y su influencia

sobre los judíos así como el complejo de sus relaciones con la comunidad

judía y con el Estado de Israel componen un tema muy amplio, que solo

será tratado en la medida en que lo exija el interés específico del temaque nos ocupa.

: Capítulo quinto , , 1

496




ríos no tenían para él nada de nuevo. Ya durante la jornada

que marcó la historia del peronismo, el 17.de octubre de 1945,

en que las manifestaciones populares rescataron a Perón de la

prisión, los judíos de Buenos Aires hubieron de soportar violen

tos ataques de sus partidarios. La D.A.I.A. dirigió una enérgica

pro testa a las autoridades. Durante la campaña electoral con

ducida p or Perón, el antisemitismo fue uno de los temas por loscuales fue atacado por sus adversarios del sector democrático.

£ 1 abierto apoyo de los nacionalistas de todo tipo que concitó su

campaña política, la cual a menudo tenía su expresión en actosde violencia contra los judíos, reforzó su identificación con los

elementos fieles a los valores de la Alemania nazi, aun después

de la derrota. Los ecos de esos choques llegaron a los Estados

Unidos e indujeron también al Comité Jud ío Americano a diri

girse al Gobierno Federal solicitándole que ejerciera su influen

cia en favor de los judíos de la Argentina. Ese pedido coincidió

con el momento en que el embajador de Estados Unidos estaba

preparando su malhadado “ Libro Azul” . Perón se esforzaba

entonces, en sus declaraciones y entrevistas concedidas a la prensa , por desvincularse de esas opiniones comprometedoras

de sus partidarios: “M e atribuyen ideas nazis y racistas, porque

algunos desorbitados vivan mi nombre, mientras atacan perso

nas y principios que no les son gratos. Desautorizo y niego que

puedan se r partidarios de mis principios y de mis idealidades,

quienes tal h ac en . . declaró en diciembre de 1946 a periodis

tas de su comitiva oficial, quienes se apresuraron a difundir su

mensaje. Después de su triunfo electoral, se esforzaron por de

mostrar que muchos judíos se habían convencido de la sinceri

dad de su antinazismo y votaron por él. Como prueba pudieronseñalar que de acuerdo a una fuente, Perón había obtenido enel barrio Once de Buenos Aires, densamente poblado por ju

díos, el 37 o/o de los votos. Pese a todo, Perón no respondióafirmativamente a las exigencias de destituir a Peralta, y la razón estaba, al parecer, en la política inmigratoria general quePerón mismo se había trazado<2K. .* }.98

98. DAIA, Arch. Memorándum del 22.10.45 al presídeme, general Farrel, y

ver JT A 30.11.45 sobre intervención en Estados Unidos. Las palabras de

497



El proceso de industrialización que, como ya se ha dicho, ha bía comenzado mucho tiem po antes de la ascensión al poder delgeneral Perón, atrajo a sectores populares masivos del campo ala ciudad. La aspiración a la independencia económica cuya ex presión práctica era la liberación de la dependencia de. losmercados consumidores de productos agrícolas, impulsaba algobierno peronista a acelerar aún más el proceso de industrialización, dando prioridad al sector urbano sobre el campesino.

Además de la enorme transferencia dé ingresos de un sector aotro, esa política estimuló el éxodo del campo a la ciudad. Deesta manera se agravó la competencia de los distintos sectores

en el mercado de trabajo del país. En vista de los planes dedesarrollo que el régimen se proponía impulsar, esa situacióntendía a agravarse. Según una estimación; en la Argentina delfinal de la guerra había un déficit de un 50 por ciento en laoferta anual agregada de mano obra requerida por la economíanacional. Este déficit amenazaba el desarrollo planeado al desarticular por completo el equilibrio de las fuerzas de trabajo.

. La solución, pues, estaba en el estímulo de la inmigración."Efectivamente, en un discurso ante los miembros de un sindi

cato, cuatro días antes de asumir el mando, Perón anunció su

intención de llevar a la Argentina en poco tiempo, dos o tres

Perón en ¡m Epoca, 23.11.45: “El Coronel Juan Perón repudia la*

“ Campañas antijudías'*, y compare Democracia, 14.1.46; El 12.1.46; Ver resultado de las elecciones en En tre Ríos, L i Efmca,

: 10.3.1946, del cual dedujo el periodista un considerable a|x>yo judío a

• Perón. Acerca de las elecciones en el ba rrio Once: /) ./ .. 17.3.46, p.-1. D e

; acuerdo a esta fuente. Perón obtuvo 4.227 v°l ° s y sus rivales 7.125.

,9 9 . Ver Siewers, En rique, 1946, pp. 437-43 8. La m ano «le «4>ra agregada

. anual exigida por el mercado laboral, de acuerdo a este investigador, lle

gaba a 80.000 obreros y el crecimiento vegetativo sólo pro|M>rcionarfa, 40.000. Y ver Sociedad Ru ral Argentina, 1947, p. 319, m em orán dum a

! Perón del 20.11.46 donde se presenta la fuga del campo a la ciudad romo

’ - un problema gravísimo. Asimismo, Ma rtíne z de Hoz , Jos é Alfredo (h),

1960. p. 197, sobre la actividad del Instituto Argentino de Promoción del

Intercambio - IA PI. Ver también Perón, Ju an Domingo, 1947, pp.

, .95-102, 110-167, extrados de los discursos de Perón anteriores a su as

cención al poder, ordenados como un tratado socioeconómico.

• * • Capítu lo quinto •. .• h -P

498



millones de inmigrantes. La prensa judía se alegró ante el

anuncio, en el cual vio un evidente contraste con las acciones de

Peralta. Pero pocos días más tarde, en su discurso ante el Con

greso, aclaró Perón que entre los objetivos que el gobierno se

había puesto estaba “encauzar la inmigración, intensificándola

lo más posible* con elementos sanos y afin es a nuestr a cultura y

las bases de nu es t ra es t ructu ra socia l'* [subrayado nuestro H.A.j.

Poco tiempo después, en una conversación con dirigentes de sin

dicatos, puso otra condición: que los inmigrantes “sean sanos y

buenos” y no perju diq uen a los trabajadores argentinos. Todasesas limitaciones económicas, sociales y culturales incluidas en

la doctrina del líder, fueron interpretadas por sus partidarios en

forma más contundente. E l P u eb lo del 6 de agosto de 1946 se

ñaló, en un editorial dedicado a los problemas de la inmigra

ción, la necesidad de someter a los inmigrantes a una selección

que permitiera sólo a los más talentosos y a quienes poseían las

dotes físicas y espirituales adecuadas, llegar a la Argentina,

agregando: “ Lo qu e corresponde es no olvidar que la Argentina

es una nacionalidad que tiene características que la tornan inconfundible: su catolicidad, su latinidad, su democratismo”.£/

L a b o r is ta , también quería inmigrantes que fueran hombres de

trabajo, sanos, dispuestos a asimilarse a las características pecu

liares de los argentinos, agregando la exigencia “que entremez

clen su sangre con los hijos de esta tierra libre y contribuyan así

a form ar el gra n argentino [!] del fu tu ro . . En la ponencia

que presentó por esa época el Dr. Rafael Fons, en su carácter

de asistente jurídico de la delegación argentina al Congreso In-

teramericano de Migraciones en Río de Janeiro, fue incluido

un criterio más para la selección de los inmigrantes: su capacidad de identificarse con el “ sen ti do his tó rico argentino”, que

dependía de las características de su país de procedencia.IINI

Perón y sus asistentes hicieron cristalizar esas definiciones

generales y abstractas en un documento oficial de carácter legal

publicado dentro del marco de los preparativos para el primer100

100. Ver editoriales //«y, 9.8.1946, A/./. 8.6.1946. La declaración de firrón se

cita en Et / a . 6.8.1946, 21.9.46, Et /W*A», 6.K.46, editoriales.

Ver también artículo “ Peronismo e Inmigración", A w n ir M 23.9.46.

Con las puertas ferradas (1933-1950)

499



‘‘plan quin qu ena l”, destinado a orientar la actividad del gobier

no en los años 1947-1951. En la primera parte del capítulosobre economía, se enumeraban los problemas demográficos

para cuya solución se proponía el gobierno prom ulg ar u na nue

va ley de inmigración y colonización. Esta ley fue publicada enla prensa diaria del 25 de octubre de 1946. En el preámbulo seexpresaba la necesidad de reemplazar la antigua ley, cuyo 70

aniversario se cumplía entonces: “Lo primordial era en aqueltiempo poblar y aunque hoy día esa básica finalidad subsiste,

ésta tiene que ser conjugada con otras finalidades características

y exigencias propias de nuestra épo ca. . . la inmigración tiene

que ajustarse a nuevos criterios sin que baste ya el simple dehacerlo con el régimen de puertas abiertas”. Los principios que

fundamentaban, pues, este proyecto de ley eran la espontanei

dad , la selección y el encauzamiento.

Los autores del proyecto trataron de explicar la contradicción

entre esos conceptos y la promesa de qu e, sin afe ctar a princ ipio

de la “libertad de inmigración”, “se parte del principio de li

bertad in m ig rato ria y por ende de la ig uald ad, pero el lo se com

plementa es tableciendo una regla de prefe re ncia esp ecial a

aquellas corrientes inmigratorias que más se adaptan a las ca

racterísticas argentinas. . . El hecho que nuestro país sea un

magnífico crisol en el que se pueden fundir las nacionalidades

de origen no puede eximirnos del hecho indubitado de preferir

como más aptos para esa fundición integradora a los que por su

proced en cia usos, costumbres e id iomas se halla n más ce rcanos

a nuestras características y personalidad nacionales”. En ese es

píritu , se estab lecía en el artículo 3 de la ley que “ E n ningún

caso la inmigración será restringida ni prohibida por razones de

origen ni de credos de ninguna especie, pero será preferida

aquélla que por su procedencia usos, costumbres e idioma sea

la más fácilmente asimilable a las características étnicas, culturales y espirituales de la Argentina y se dedique a actividades

agrícolas, ganaderas o de artesanado. También lo será aquélla

constituida por obreros o técnicos cuya capacitación o perfeccio

nam iento sea conveniente o necesario en el país.” *

En apariencia, Perón y sus partidarios no tenían la intención

de discriminar a los inmigrantes no deseados sino sólo preferir

Capítulo quinto

500



a los deseables; la inclusión entre esos últimos de los que tenían

oficios industriales urbanos constituye una innovación caracte

rística del régimen. Pero dado que, tanto unos como otros re

querirían permisos de entrada, la oposiciíon a las limitaciones

inmigratorias eran sólo verbales. Dicha política fue del agrado

no sólo de los partidarios del nuevo régimen, sino de una parte

importante de sus opositores. Al ser encuestada a propósito del

proyecto de ley la Sociedad Rura l Argentina, el bastión conser

vador e influyente de los grandes estancieros, se pronunció deci

didamente en favor de la política inmigratoria propuesta, que

en su esencia, no era distinta a la línea de acción que sostenía

Santiago Peralta. 101

Frente a ese amplio consenso en materia migratoria, del cual

el Director de Migraciones no era sino punta de lanza y super

visor de los instrumentos para su ejecución, poco quedaba a la

organizaciones judías y sus activistas por hacer. A comienzos

j, del mes de agosto de 1946, comparecieron el presidente de

Soprotimis y uno de sus activistas más destacados, Yedidia

Efron, en la oficina de Peralta, a fin de intervenir en favor delingreso de inmigrantes judíos. Sus intentos de poner el acento

sobre la colonización judía de Entre Ríos, que Peralta conocía

de su época de inspector de educación en dicha provincia en los

años 1918-191 9, como ejemplo del aporte de los judíos al país,

sólo provocó su disposición a contemplar con mayor liberalidad

a los agricultores judíos. En cuanto al resto, volvió sobre sus

teorías “científicas antropológicas”. El periodista judío de Esta

dos Unidos Chaim Shoshkes, que visitó la Argentina en repre

sentación de HIA S, se entrevistó también con Peralta, conidénticos resultados. En la segunda semana de noviembre, se

101. Ver “ Ley de Bases acerca de Inmigración y Colonización”, La Xacim, 25.10.1946; y ver Sociedad Rural Argentina, 1947, p. 300. Según decre

tos No. 20.707 y 23.112 se fundó la *Delegación Argentina de Inmigra

ción en Euro pa" y la “Comisión de Recepción y Encauzamiento de

Inmigrantes", que debían ser los brazos ejecutores de la política migrato

ria. La historia y actividad de esas entidades son dignas de atención espe

cial en la investigación de la historia de la inmigración a la Argentina.

Pero de acuerdo a las fuentes de que disponemos, su fundación no signi

ficó una brecha por la cual los judíos pudieran llegar a la Argentina.




presentó una delegación compuesta por diez, dirigentes de la comunidad judía ante el presidente de la república. Entre sus pedidos y reclamos estaba también el problema dé la clausuratotal de la inmigración par a los judíos; la Dirección de M igraciones se negaba a permitir la reunión de familias aun en casode parientes de primer grado. Inmigrantes judíos que queríanentrar a Paraguay o Boliviano obtenían visados de tránsito, yse rehusab a la radicación en el país de judíos que hab ían e ntra do legalmente de los países vecinos. El presidente Perón prestóoído a las que jas, pidió am plios detalles sobre los casos específi

cos y prometió examinar el asunto.102

" ; »Este encuentro fue p arte de u n proceso de acercamiento entre. Perón y la comu nidad jud ía. Dicho proceso no llevó al cambiode la política sino a gestos aislados de buena voluntad por partede la Casa Rosada hacia los judíos, los cuales eran acompañados de gran publicidad y motivados por cálculos políticos.

Un o de los gestos más notorios fue lá orden del p residente de .liberar a 47 inmigrantes judíos de su arresto en el vaporCampana y permitir su ingreso a la Argentina. Se trataba deun grupo de supervivientes del Holocausto de diversos países,

entre los cuales se destacaban varios judíos de habla húngara,casi todos jóvenes y en plena capacidad de trabajo. Se habíanembarcado en Europa con visados de brasileños, pero al llegara Río, se puso en claro que los permisos de entrada habíanvencido; al llegar el barco a Buenos Aires se solicitó a Peraltaque permitiera el desembarco de los judíos pero éste se negó, yestaban a punto de ser devueltos a Europa. Después del recha*zo de Peralta, el presidente de la D.A.I.A., Moisés Goldman,resolvió dirigirse a Perón, que firmó una orden permitiendo suentrada. En aquel preciso instante esperaban ser recibidos en

audiencia por el presidente ún grupo de judíos, con el propósitode anunciarle su decisión de constituir una organización judía peronis ta , la cual se pondría al servicio del ré gim en. Y, efectivamente, se creó esa misma semana la Organización IsraelitaArgen tina — O .I.A .— la cual desde el instante mismo de sucreación se constituyó, con el estímulo expreso del presid ente de

102. Ver SOP Actas, 5.8.1946, |»|>. 65-70; I V 11.1946, pp. 89 -96 .

• • í (nip ímlo qu into ¡ ■*

502




la república y su mujer, en la rival de la D.A.I.A. en los asun-\

tos de representación política del judaismo argentino. Este epi

sodio pone en evidencia el interés político que motivaba el gesto

humanitario del gobierno.

La entrada de los inmigrantes fue celebrada por las institu

ciones y la prensa judía durante varias semanas. Los inmigran

tes, en compañía de una delegación de la D.A.I.A. y'otras

instituciones, se presentaron en la casa presidencial para agra

decer personalmente al presidente su gesto. “La delegación será

la genuina repres entación de la colectividad” —había prometidoel presidente de la D.A.I.A. a sus colegas del consejo. Pero no

fue recibida por Perón sino por el ministro del Interior. En la

prensa jud ía el gesto de l pre sid ente fue in terp retado como un

giro en la actitud de las autoridades ante la inmigración judía,

pero no pasó de ser un episodio ais lado .103

Para pod er sobrepone rse a J a hostilidad de Peralta, los acti

vistas judíos no tuvieron más recurso que solicitar el permiso de

entrada de cada pequeño grupo de inmigrantes por separado.

El 27 de marzo de 1947, y nuevamente el primero de abril, el presidente de la D .A .I .A . se dirig ió al presidente de la repúbli

ca pidiendo que autorizara la residencia temporal de doce inmi

grantes judíos con visados para Paraguay, ya que los sucesos

políticos de aquel país im pedían mom entáneam ente el ingreso.

Aunque tenían visado de tránsito, lá Dirección de Inmigración

les impidió el desembarco de los dos vapores en los que habíanllegado, ordenando su devolución a Europa. Idéntica suerte co

rrieron los inmigrantes que llegaron dos meses más tarde. Cien

tos de inmigrantes ucranianos y otros de origen alemán que

vinieron con ellos, desembarcaron sin dificultad alguna. El puñado de judíos fue retenido a bordo unas tres semanas aproximadamente y estuvo a punto de ser reenviado a Europa. Unadelegación de Soprotimis acompañada por el representante de la

HIAS de Estados Unidos, Chaim Shoshkes, insistió ante Peral

tos. Ver a / . , 16.2.1947, pp. 2, 6; 20.2.47, p. 5; 21.2.47, p. 6; y también A/./.

22.2.47, p. 7 Ncic Lcbn No. 35-36, enero-febrero 1947, p. 1. Ver tam

bién DA1A. A / á j .sesión 114, 20.2.47, p. 14 e ÍJC testimonio de MoisésGoldman. ■ • '



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t¡

ta para que. les autorizara a permancecer en el Hotel de Inmigrantes bajo la supervisión de las autoridades y con su garantía personal, y sólo el temor de que el asunto llegara a conocimiento de la opinión pública de los Estados Unidos lo indujo a consentir. En la oportunidad prometió también facilitar en el futuro la extensión de visados de tránsito por la Argentina para

judíos, pero muy poco tiempo después se desdijo de su promesa.

La actitud de la Argentina hacia los inmigrantes judíos era

conocida en la ONU. Según los rumores que allí se difundían, la Argentina habría impartido instrucciones a sus representantes consulares de no otorgar visados de ninguna clase a judíos. Esta noticia apareció en una de las publicaciones de la ONU, llegando a conocimiento de los activistas judíos de Buenos Aires. Entretanto, se enteraron también del consejo dado por Pe-

I rálta a uno de los industriales judíos, que había solicitado su

intercesión para traer a su hermano. Peralta, según esa infor

mación, le habría dicho - y en la intención comprendía a todos

los judíos de la Argentina - que “hicieran sus valijas y se fueran de la Argentina, mientras pudieran hacerlo”. Provista de esos datos, una delegación de la HIAS de Estados Unidos,

acompañada por los dirigentes de Soprotimis , se presentó ante

el canciller a fin de elevar su protesta por la hostilidad estatal contra los judíos. El ministro prometió transferirle inmediato

lajrotesta al presidente Perón. A fines.de>junio. se

"anunció públicamente que Santiago Peralta había sido destitui

do de su cargo.*®* ~ . .

Capítulo quinto

4. LAS PERIPECIAS DE LA INMIGRACION JU DIA « '

Por entonces había sido suscrito ya un nuevo decreto general

relativo a la inmigración:

1, “Visto: que han desaparecido las razones en que se fundaron

los Decretos números 13.335 (del año 1932) y 8.972 (del año

1938) en lo relacionado con las restricciones a la inmigración”,

(HRW c/ j. DMA , presentación al Presidente Perón del 27.3.47, 1.4.47,1WO

H.H., informes de Shoskes y Harris del 3.7.1947.

504



explicaba el préam bulo del decreto del día 29 de mayo de 1947, ¡

publicado en el Boletín Oficial del 2 de julio - . . y conside

rando: que toda disposición vigente que neutralice la finalidad

básica de facil itar el incremento de las corrientes inmigratorias

son contrarias a los propósitos que inspiran la acción gubernati

v a . . . El presiden te de la Nación Argentina en Acuerdo gene

ral de Ministros decreta: La Dirección de Migraciones podrá

(subrayado nuestro H .A .) au toriza r el ingreso al país de ex- * ■tranjeros cualesquie ra fu e ra . . . el grado de parentesco con per- i

.sonas residentes en el país . . . el tiempo de permanencia de las -i

mismas y el lu gar en qu e se inicien los trámites.” *Un artículo '

del decreto facu ltaba “a la Comisión de Recepción y Encauza- j

miento de Inm igra nte s para que por sí autorice a entidades o ,empresas a actuar gra tui tam en te bajo la responsabilidad moral ' J

y material de las mismas en la tramitación de inmigrantes (...)de llamada y de técnicos especialistas, artesanos, obreros con

oficios y colonos con compromisos de trabajo por parte de lia- imantés cualquiera fuera la nacionalidad de aquellos...” Dichos inm igrantes estaban dispensados de pagar la tasa consular !y de esa m anera se quitaba del camino el obstáculo financiero ; j

que, como ya hemos visto, gravaba al inmigrante desde el año1932.

En apariencia, el decreto anunciaba un cambio fundamentalen las posibilidades que se ofrecían a los judíos de la Argentinade reunirse con los rem anentes de sus familias que habían so- j

brevivido al Holocausto. Los activistas judíos de la inmigracióncontaban con la aparente promesa de que se facilitaría el ingreso de esos últimos y muchos otros. De ahí que al publicarse lanoticia sobre el decreto, el periodismo judío reaccionara expresando la esperanza de que el cambio en él incluido se aplicaratambién a la inmigración judía. Muchos judíos pidieron la in- 1

tervención de Soprotimis , quien abrió un registro de pedidos dellamadas para parientes. Los activistas de la Organización deAyuda, la campaña judía paralela en favor de las víctimas de laguerra, se dirigieron a la D.A.I.A. solicitándole que promoviera, en base al nuevo decreto, la entrada de cinco mil obrerosespecializados. A mediados de julio de 1947 comenzaron los di-

Con las puertas cerradas (1933-1950) ; j

505



rigentes de Soprotimis y de la D.A.I.A. sus gestiones ante las

autoridades. A comienzos de septiembre fperon recibidos por el

nuevo Director de Inmigración, Dr. Pablo Diana y le presentaron personalmente las solicitudes de llamadas. El 26 de sep

tiembre . presentó Soprotimis, junto con j la D.A.I.A ., una

petición de que se confirm ara su condición de organización ju

día central facultada para gestionar los permisos de entrada. Ensu solicitud se comprometía la sociedad a correr con los gastos

implicados en el traslado de los inmigrantes y su manutenciónhasta el establecimiento definitivo orientándolos hacia las locali-,

dades del interior . 105Pero estas esperanzas no produjeron frutos concretos. La so

licitud conjunta de la D.A.I.A. y Soprotimis de conferir a estaúltima la debida autorización, fue rechazada por la “Comisión

de Recepción y Encauzamiento del Inmigrante”, alegando que“Esta Comisión de Recepción sólo concede la referida autoriza

ción a empresas argentinas de navegáción con flota propia queenarbolan el pabellón nacional”. En consecuencia, resolvió el

consejo de la D.A.I.A. en su sesión del 19 de noviembre de1947, reestablecer el contacto con las autoridades. Al no ser

aceptado el pedido de audiencia con el presidente de la república para discutir el caso, se resolvió consignar por escrito las protestas del público judío por “ las trabas que im piden desdehace años la entrada de judíos al país.” La Memoria, así comouna entrevista más con el Director de Inmigración, no trajeron

mayores cambios, y en las actas del organismo coordinador del judaismo argentino aparecen como “ logros” dignos de mención

la obtención de visados de tránsito para los representantes del judaismo chileno en camino a un congreso mundial de edúca

los. Ver tí.O. 2.7.47 - decreto No. 14.882/47 del 29.5.47. Los pormenores

. del decreto llegaron al conocimiento del público dos semanas después de

( suscrito y dos semanas antes de publicado. Ver A/./. 14.6.47, p. 2. Y ver

flflfa 19.6.47. pp.' 157, 162; 4.9.47, pp. 174-179 — sol)re el en-1

■• cuentro con Pablo Diana; 16.10.47, pp. 182-186, pedido de Soprotimis

de reconocimiento de su estatus oficial. Y ver Arch. ' DAZA, carta del

26.9.47 al presidente de la "Comisión de Recepción y Encauzamiento deInmigrantes".

Capítulo quinto >• t

506



j - j f

IMR la» puertas cerradas (1933 •1950)

ción judía que tuvo lugpr en Jerusalén y el otorgamiento ddvisado de ingreso para un chantre ritual invitado a oficiar en eltemplo de la congregación . . . 1 0 6

¿Cabe, tal vez, inferir que el rechazo de las autoridades al pedido de Soprotimis se debiera precisamente a que fuera tramitado a través de la D.A.I.A.? Como lo veremos más adelante,la Soprotimis fue inducida por las autoridades explícitamente aactuar a través de la organización judía peronista, O.I.A., un

año más tarde, al tratarse de la legalización de los inmigrantesilegales. Pero esta vez no se hizo tal sugerencia, lo que nos obliga a concluir que las autoridades argentinas de inmigración, posiblemente respaldadas desde la misma presidencia de la nación, no querían alentar una inmigración judía de importancia.

Mientras tanto, la atención diaria de los asuntos relacionadoscon los inmigrantes siguió siendo la tarea casi exclusiva deSoprotimis. La J.C.A. redujo su parte en la conducción de esaorganización a raíz del cese, en noviembre de 1945, de su aso

ciación con la HIAS y la disolución del organismo mundial común: H IC E M . El interés de la J.C.A. en la sociedad deinmigración argentina menguó a causa de que desde el fin de laguerra casi no había logrado ubicar en Europa candidatos parala colonización que se ajustaran a los criterios establecidos porella, y los visados que había solicitado para los pocos que encontró fueron rechazados por la Dirección de Migraciones.Soprotimis siguió manteniendo estrechas relaciones con laHIAS, que incluso hacía un modesto aporte a su presupuesto.Pero al mismo tiempo, y en virtud del aumento considerable desu número de socios, acrecentó su independencia organizativa yfinanciera.

La consolidación económica de otras instituciones de la comunidad, especialmente de la A.M.I.A. de Buenos Aires, condujo en junio de 1946 a una estrecha colaboración interorganizativa para la ayuda a los inmigrantes que ya se encontrabanen la Argentina; Soproliuvs concentró sus esfuerzos en la obten-

106. SOP Actas, 6.11.47, p. 187; 6.4.48, memoria del año 1947, p. 17, trans

cripción de la respuesta de la comisión del 22.10.47. Ver también DA!A. Adas., 19.11.47, p. 36; 18.12.47, p. 40; 17.7.47, p. 29; 14.1.48, p. 48.

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507



ción de permisos de entrada y en el trám ite de la legalización dequienes habían ingresado clandestinamente. 107

«, El fracaso de la D.A.I.A. y de Soprotimis en operar un cam bio en la actitud discriminatoria de las autoridades de inmigración hacia los judíos, trajo consigo el refuerzo de los intentos deingreso ilegal. El rodeo llevaba, como en ocasiones anteriores, alos países vecinos, especialmente al Paraguay. Los parientes,que en la Argentina o en otros países, querían ayudar a perso

nas de su familia a llegar a la Argentina, se servían de los contactos que la HIÁS, el Joint y Soprotimis habían logradoestablecer en Paraguay, gracias a los cuales conseguían visadosde ingreso para dicho país. Bien es cierto que las autoridadesinmigratorias no accedían fácilmente a las solicitudes de visadosde tránsito, y cuando los inmigrantes llegaban al puerto deBuenos Aires, no les permitían desembarcar hasta que su traslado al país vecino no estuviera asegurado. Pero una vez quellegaban a su destino, los inmigrantes se apresuraban a volversobre sus pasos y cruzar la frontera, que en un principio estuvocompletamente desguarnecida. Pero al establecerse destacamentos de vigilancia más estricta en las provincias del norte, muchos de ellos fueron a parar a las cárceles, lo que hizo másdifícil conseguir la legalización de los inmigrantes faltos de documentación, tanto en el caso de los antiguos como de losnuevos.108*

A comienzos de febrero de 1948 —un año después de haberobtenido la concesión para los inmigrantes del Campana —, laD.A.I.A. volvió a dirigirse directamente al general Perón, esta

vez para resolver el problema de nueve judíos que habían logrado entrar a la Argentina ilegalmente y permanecer un largo período. Estaban confinados en el Hotel de Inmigrantes en es-

107. SOP, Actas, 9.4.47, pp. 132-137; 22.5.47, pp. 150-152; 19.6.47, pp. 157-162 —sobre la creación de la comisión conjunta basada sobre lacomunidad askenazi y la J.C.A. Y ver ibid, 4.9.47, pp. 174-179, entreotras cosas sobre los candidatos a colonización.

108. Acerca de la inmigración a través de Paraguay y otros países, atestiguandecenas de expedientes personales del archivo de Soprotimis conservados

en el Archivo Central de Historia del Pueblo Judío de Jerusalén.

* Capítulo quinto : "*

508



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pera de ser expulsados a Europa . En los tres meses que siguieron a esta gestión no se alivió la situación de los inmigrantesilegales. La atención pública judía, empero; se había concentrado en dirección a la Guerra de la Independencia que entoncesse libraba en Israel. Todos los esfuerzos se invertían en lograrque el gobierno del general Perón, que se había abstenido deapoyar el plan de partición de Palestina en dos estados, uno judío y el otro árabe pese a la promesa dada a sus partidarios judíos, reconociera al Estado de Israel. Efectivamente, en lassemanas que siguieron al 15 de mayo (día de la proclamacióndel Estado de Israel) se pudo notar un acercamiento por partede Perón hacia la colectividad judía.

En junio de 1948 anunció el presidente de la D.A.I.A. a suscolegas que en dos entrevistas que él mantuvo, junto a los re presentantes de la organización peronista O.I.A. y de Soproti

m is, con el presidente de la república, “se ha logrado que elgrupo de correligionarios detenidos en el Hotel de Inmigrantesdesde hace varios meses por haber ingresado al país sin docu

mentación legal necesaria han sido puestos en libertad y que por otra parte el Sr. Presidente ha prometido regularizar la situación de todos aquéllos que entraron al país en la misma forma y que se encuentran por consiguiente en situación ilegal, prom esa para cuya efectivización encomendó a la O.I.A. la realización de los trámites pertinentes”.

Las promesas de Perón causaron profunda impresión en losrepresentantes judíos, especialmente, como es de suponer, en losmiembros de la O.I.A. Al confiar la gestión administrativa a

sus manos, Perón obraba de acuerdo a su plan de trasladar elfoco de la actividad judía a sus adeptos ideológicos. La D.A.I.A.no tuvo otro recurso que aceptar y los vínculos de Soprotimis con la organización peronista se hicieron cada vez másestrechos.

Pero el cumplimiento de las promesas se demoraba. En elmes de julio, los representantes de las organizaciones judías seentrevistaron con el jefe de la Dirección de Inmigración, quetambién alentó sus esperanzas. En el mismo tono se expresóuno de los principales colaboradores de Perón en la Casa Rosa

da. Esos encuentros y contactos se relacionaban con los prepa-

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rativos febriles que entonces tenían lugar en ! la colectividad

judía para organizar una gran asamblea festiva' en honor del

general Perón y su esposa» organizada por las organizaciones '*

centrales, por. iniciativa de la O.I.A . Efectivamente, el 20 de

agosto de 1948, Juan y Eva Perón fueron objeto de una recep

ción entusiasta que se convirtió en una de las más notables ma

nifestaciones de simpatía de la pareja presidencial hacia la

colectividad judía de la Argentina. Pero también en esa ocasión

se vio obligado el presidente de la D.A.I.A., Dr. Ricardo Du- browsky, a incluir en su discurso una enérgica exigencia de ce

sar la discriminación contra los inmigrantes judíos.109

'V A comienzos del mes de septiembre, informó el presidente de

Soprotimis a su ejecutivo que no se había encontrado todavía

solución al problema de los inmigrantes ilegales. Había 120 in

migrantes detenidos en la cárcel de Posadas, y otros habían sido

juzgados en Buenos Aires. Por ese entonces se debatía en la

Cámara de Diputados un proyecto de ley ordenando la exten

sión de cédulas de identidad y creando una oficina de registro

civil de alcance territorial, que dependiera del M iniste rio dé In

terior. El artículo 42 de esa ley se refería a la situación de todos

los extranjeros que habían entrado hasta aquel momento en el

país en forma ilegal. En él se establecía un plazo de 90 días

dentro del cual podrían presentarse ante las autoridades, regis

trarse y hacerse acreedores a una amnistía y una cédula de

identidad. La ley fue aprobada por ambas cámaras el 24 de

septiembre, y entró en vigencia después de ser refrendada por el

presidente y el ministro del Interior, el 14 de octubre. El artí

culo 42 alcanzaba también, como es de suponer, a los inmigrantes ilegales judíos.110 * 1 ;

. 1Capítulo quinto

\Q9. Arch. DAIA, telegrama del 6.2.48 a Perón; DAIA, Actas, 24.6.48, p. 74.

Y ver SOP Acias 6.7.48, p. 52; 27.7.48, pp. 55-SK La actividad de la

" O IA cobró nuevo impulso en marzo de 1948, con la p rox imidad de las

elecciones para el Congreso. Ver C.Z j í . Z6/22, informe detallado sobre

- - la historia de la organización y Af./. 21.8.48, la declara ción de la DA IA

en la Asamblea de homenaje a Perón.

110. Sftl*. Actas, 1.9.48, pp. 63-66. Y ver tí.O. 20.10.48 Ley No. .13.482 del

j 14 10.48. .

510



( ’on las puertas cerradas (1933-1950)

¿La inclusión de este artículo en la ley fue una consideración

especial hacia la colectividad judía? ¿O no era sino una necesi

dad administrativa básica de un gobierno que trataba de afian

zar su control sobre la población, para lo cual la existencia

anónima de miles de habitantes clandestinos constituía un obs

táculo? Las fuentes que tenemos a nuestra disposición no bas

tan para dar una respuesta decisiva. Pero la colectividad, y

especialmente los círculos que centraban su atención en los pro

blemas de la inmigración, acogieron con profunda complacenciala amnistía general que beneficiaría a miles de inmigrantes ju

díos. Y en la Memoria Anual de Soprotimis para el año 1948,

se dice al respecto: “ Dos hechos fundamentales han caracteriza

do a este año transcurrido. Uno de importancia capital para

toda la judeidad y el otro de particular interés para nuestra

colectividad en la Argentina. Nos referimos en primer lugar al

establecimiento definitivo del Estado de Israel que llenó de jú

bilo al judaismo de todo el mundo y en lo que respecta a nues

tro país, a la legalización de millares de inmigrantes israelitas

que carecían de documentación. De acuerdo a su respectiva im

portancia am bos hechos han sido la nota más destacada dentro

del panorama general del año 1948”. ¿Fueron esas palabras

pronunciadas de buena fe, o trasuntaban de la necesidad de

congraciarse con el régimen, que ya se perfilaba netamente to

talitario? ¿Acaso escapaba a los ojos de quienes elogiaban la :

ley, que sus efectos alcanzarían incluso a los nazis y sus colabo

racionistas que también habían encontrado refugio en la Argen

tina? Estas cuestiones, así como la de la correlación de fuerzas

políticas y motivaciones ideológicas que promovieron la legalización, no han sido aún debidamente examinadas. '

Inmediatamente después de publicada la ley se abocaron losfuncionarios* de Soprotimis, con la ayuda de empleados de otras

organizaciones, a la preparación de las solicitudes de legaliza

ción. Cientos de judíos acudieron a las oficinas de la sociedad;cada uno de ellos debía exhibir un pasaporte, un certificado de buena conducta y demostrar dónde trabajaba y los medios con 'que contaba para su subsistencia. Una vez preparada la solicitud, ésta era sometida, con los correspondientes anexos, a la

confirmación de la organización peronista O.I.A. la cual la ele- a

511



vaba, acompañada de la tasa consular, a la Dirección de Inmigración. A fin de simplificar e l . trám ite adm inistrativo, lasautoridades de inmigración consintieron en reconocer los certifi

cados de buena conducta que extendía Soprotimis, en base a dos

cartas de garantía. Es así como los activistas que atendían losasuntos de la inmigración, pudieron regularizar en los noventa

días de la amnistía, y en base a listas que obraban en su poder,

la situación de unos 6.000 inmigrates ilegales.111* ‘ '

La amnistía debía llegar a su término el 12 de enero de

1949. Como quedaban todavía un buen número de inmigrantes

ilegales, las autoridades consintieron, el 20 de ene ro de 1949, en

extender una prórroga. Pero en el mes de marzo del mismoaño, estando la comunidad judía en plenos preparativos para

otro gran agasajo en honor del presidente y su esposa, esta vez

como testimonio de aprecio por el reconocimiento del Estado de

Israel, las autoridades de la Inmigración volvieron a dar mues

tras de su actitud rígida. Los inmigrantes ilegales judíos fueron

detenidos por largas temporadas, las facilidades especiales de

las que gozaba la organización judía; canceladas. En aquel en-

tónces, miles de inmigrantes carecían aún de documentación.

Frente a esta situación, que no condecía con las intenciones del

gobierno, los representantes de la O. LA. se es forz aron po r lograr nuevas prórrogas. Y así se fijaron el 8 de julio, y una vez

más, el 4 de octubre, como fechas finales para completar el pro

ceso. Las organizaciones judías hicieron todo lo posible por lle

var la buena nueva a los interesados. Unos 4000 inmigrantes

más consiguieron, de ai nrr do a los registros át~Soprotimis%le-

galizar su situación h a s t a el lin déUicho afio, y al cumplirse el

"último plazo, en marzo de 19^0, se habían agregado_yarios

cientos más.113 ' * ’*•

Contrariamente a la actitud liberal adoptada frente a los

trasgresores de las disposiciones restrictivas a la inmigración, no

111 .SOP. Aihi \%14.6.49, p. 90 - M em oria de 1940; ibid, 14 .12.48, pp. 72,:

76; 8.3.49, p. 78.

112. Ibid 8.3.49, pp. 78-7 9; 25.4.50, Me m oria del año 1949 p. 140; y ver

B.O. 15.7.49, decreto No. 15.972 del 8.7.49; y ver ibid, decreto No.

24.666 del 4.10.49.

“• Capítulo quinto

9



hubo entonces un cambio significativo en la actitud de las autoridades con respecto a la inmigración legal de judíos. En la memoria de Sopromitis correspondiente al año 1948 en la cual,como hemos mencionado, se señala la legalización de los carentes de documentación y a la creación del Estado de Israel comolos dos acontecimientos más notables del año, aparece el siguiente comentario:

“En lo que respecta a las posibilidades de inmigración judíaa la Arge ntina no fue el año transcurrido pródigo para las esperanzas que teníamos depositadas. Lamentablemente, y sin queninguna disposición oficial establezca discriminaciones raciales,se continuó sin poder obtener permisos de ingreso al país niaun para parientes de primer grado por parte de tantos correligionarios que lo solicitaran solicitaron, y los pocos permisos quede algún modo fueron obtenidos no consiguieron tampoco visaciones de los agentes consulares en Europa. Prácticamente, continuó y continúa aún bloqueada toda aspiración a una inmigración judía a la A rgen tina” .11*

Tal era el estado de cosas al publicarse la memoria en juniode 1949, un año después de la creación del Estado de Israel.

5. LA INMIGRACION DURANTE LOS AÑOS DE LA POSTGUERRA

Durante los contados años que mediaron entre el Holocaustoy el surgimiento del Estado de Israel, la política de puertas cerradas no fue practicada en forma exclusiva por la Argentina.

Las acciones de otros gobiernos - a quienes el descubrimientode las consecuencias del Holocausto tampoco impulsaron a a-doptar una política más humana con respecto a los supervivientes —podían haber servido de justificativo “moral” para el tratodado por el gobierno del general Perón a los inmigrantes judíos.

A fines de septiembre de 1946, se publicó en los EstadosUnidos el informe de Earl G. Harrison, enviado por el presidente Truman para investigar la situación de los “desplazados”de Europa. Las aterradoras descripciones incluidas en el infor- 113

113. .90/*, Actas, 14.6.49, Memoria para el arto 1948, pp. 91—92.


513



I

me, movieron a mejorar las condiciones físicas de los supervi

vientes judíos en el territorio alemán sometido al gobierno

militar norteamericano. Sus recomendaciones para la solución

definitiva del problema, sin embargo, no dieron fruto. Una de

ellas consistía en que el gobierno de Inglaterra permitiera la

entrada de 100.000 judíos a Palestina. Esta solicitud no fue

atendida, ni siquiera cuando la comisión investigadora angloamericana nombrada al efecto volvió sobre la misma recomen

dación. * • 'i . . ! ‘- V ' r ■■■ V

V L a segunda recomendación, en el sentido de que los EstadosUnidos debían abrir sus puertas a varias decenas de miles de

'inmigrantes, incluso sin necesidad de forzar el marco de la ley<de inmigración en vigencia, indujo al presidente T ru m an a emi

tir un decreto de emergencia para absorber a 39.000 inmigrantes, parientes y huérfanos. En virtud de este decreto, sin

embargo, se extendieron en un año y medio no más de 14.688 permisos de en trada para inmigrantes judíos. Por entonces, am plios sectores de la opinión pública despertaron y compartieron

la exigencia de qué Estados Unidos absorbiera a 400.000 “des

plazados” de Europa, aproximadam ente la m itad de los inmigrantes que de acuerdo a la ley vigente hu bie ran podido in- -gresar durante los años de la guerra, de ño habérselo impedidoel conflicto bélico. En su publicidad, los propulsores de la inmigración hacían hincapié en el hecho de que la mayor parte delos desplazados no eran judíos, y de que el núm ero total de

judíos entre ellos no sobrepasaba el 20% . Después de grandesesfuerzos y prolongados debates, acordaron los miembros delCongreso y del Senado de los Estados Unidos, el 18 de junio de1948, permitir la entrada de sólo doscientos mil, y eso a lo largode dos años. El tipo de interdicciones era tal que, al refrendarla ley, el mismo presidente de los Estados Unidos comentó quela “Ley de Desplazados 1948” constituía una flagrante muestrade discriminación contra los supervivientes judíos.114 .

Tampoco Australia, Canadá y otros tradicionales países deinmigración abrieron las puertas a los inmigrantes. La In terna

tional Refugee Organizaron (Organización Internacional de

114. Ver W ischnítzer, M ark. 1948, pp. 260-2 72.

Capítulo quintó

514

t



Refugiados) de la ONU, que en julio de 1947 había heredado

las funciones del “Alto Comisario para los Asuntos de Refugia

dos”, anexo a la Sociedad de Naciones y del “Comité Intergu-

bernam enta l” , abundó, en un trabajo que resumía su actividad,

en elogios a los gobiernos de esos países. Pero incluso esa fuente

favorable cita de boca del representante de Australia lo dicho en

el Comité para los Refugiados en la primavera dé 1946: “No

será práctico, no obstante, que inmigrantes seleccionados viajen

a Australia, hasta que hayamos cumplido nuestras obligacionescon respecto a aquellas personas a quienes corresponde priori

dad . . . El gobierno australiano no iniciará ningún plan de in

migración en gran escala a menos que sea posible, dentro de

límites razonables, asegurar el futuro económico de los futuros

inmigrantes y cumplir con las obligaciones hacia nuestra comu-

• nidad . . Esas condiciones no se dieron aquel año, y tampoco

el año siguiente. Evidentemente, dicha situación no imperaba

sólo en Au stralia . . .n 5

Esa rígida posición, que sin duda alguna emanaba de sólidossedimentos de prejuicios y hostilidad contra los judíos, fue las

causa de que en los años decisivos, 1946 y 1947, el mundo estu

viera cerrado de hecho para los supervivientes del Holocausto.

. En esas cirunstancias, las diferencias de opinión dentro del pue

blo judío con respecto a la solución conveniente para el proble-

*ma, quedaron allanadas. Tanto sionistas como no sionistas, se

encontraron juntos en un frente de lucha común para la conse-

cusión de un lugar seguro y propio para los refugiados judíos.

En forma indirecta, pues, la negativa de permitir la inmigra

ción judía llevó a la aceleración de la solución nacional de su problema. Pero ese aporte indirecto a un proceso histórico posi

tivo no anula la gravedad del hecho negativo de la clausura delas puertas del mundo a los supervivientes. Y este hecho fuesumamente significativo para la situación de los judíos dentrode las sociedades en las cuales habían logrado igualdad de derechos, entre las que se encuentra, naturalmente, la Argentina.

Contrariamente a los Estados Unidos y a los países de lasComunidad Británica, la Argentina no había sufrido los efectos115

115. Ver Holborn, Louise, 1956, pp. 365-367.

Clon las puertas cerradas (1933-1950)

515



/

de la guerra. Por el contrario, ya hemos señalado que precisa-mente la guerra fue un factor, decisivo en el desarrollo de ramasimportantes de su economía. Al término de los combates en Europa, la Argentina no debió confrontar problemas de rehabilitación social y de tránsito de una economía de guerra a otra de paz. Los problemas del momento eran los que em anaban deimpulsos de su desarrollo que demandaban una oferta suplementaria de mano de obra para el mercado laboral en expansión. Y . así fue como después de u n año de preparativos, laArgentina inició en 1944 un conjunto de medidas concretas

para estimular la inmigración. ~ .. El 21 de febrero se firmó en Rom a el convenio de in m igración entre la Argentina e Italia, según el cual el gobierno debíaorganizar a los inmigrantes y ayudarlos en su traslado y esta

blecimiento. El gobierno argen tino aspiraba a llegar a un convenio semejante con España. La “Organización Internacionalde Refugiados”, anexa a la ONU, que operó entre los años1947 y 1952, informó al término de sus actividades que en total

ingresaron en la Argentina, gracias a los convenios bilaterales,32.712 refugiados desplazados, de ellos 12.000 en el año 1948.

Los permisos de inmigración fueron extendidos con la mediación de organizaciones nacionales y religiosas de los eslovacos,el Santo Sínodo de la iglesia ortodoxa, etc. Por lo general, goza ban de preferencia los oriundos de los países bá lticos de re ligióncatólica. Durante el año 1947, cruzaron las fronteras de la re

pública y ganaron sus playas 40.800 inm igrantes. Al año siguiente, su número llegó a 121.000 y en el año 1949, a154.000. En total llegó el núm ero de inmigran tes a 315.900almas. Pero casi no hubo judíos e ntre ellos.116

En el año 1945, los activistas* com unitarios inform ab an qu e

sólo 751 inmigrantes habían ingresado legalmente en la Argentina, de ellos, 33 habían llegado directamente de países euro peos. Los restantes venían de países vecinos, Bolivia, Paraguay

116. Ibid, pp. 401-402 —sobre la absorción de los desplazados, y ver Panei-

tieri, José, 1970, p. 134. Las cifras que proporciona Dagnino Pastore,

■ Lorenzo, 1960, p. '92 son un poco más alias. C om para r con las estima

ciones de Lattes, Zulma Recchini y Alfredo, 1975. p. 200.

Capítulo quinto . ‘

516



y Chile. Al año siguiente se registró la entrada de sólo 206 in

migrantes, también ellos llegados en su mayoría de los países

vecinos. En 1947, el presidente de Soprimitis sólo pudo comuni

car al público que “estamos realizando trámites de inmigración

para algunos centenares de personas”, sin que pudiera señalar

el número de solicitudes presentadas que concluyeron con la in

migración de los solicitantes. En los años 1948 y 1949, los auto

res de la memoria anual expresaron su amarga protesta ante

las pu erta s c lausurad as. Resum iendo, el número total de judíos

que inmigraron legalmente, directamente de Europa, en los cin

co años subsiguientes al Holocausto, alcanzó apenas 1.000 ó

1.500 almas.117.

En el haber de este penoso balance, consta la amnistía gene

ral para los inmigrantes ilegales, y ya hemos visto que de

acuerdo al testimonio de Sopromitis, alcanzaron a acogerse a

ella ha sta fines de 1949, unos 10.000 judíos, y otros cientos más

se agregaron en los tres primeros meses de 1950. La sociedad

de inmigración y. la O.I.A., no ahorraron alabanzas para esta

extraordinaria generosidad del gobierno del general Perón.Pero en el coro de las alabanzas quedó olvidado el hecho de que

este procedimiento emanaba de las necesidades administrativas

del gobierno; como también que de ésta concesión disfrutaron

también muchos inmigrantes no judíos, entre los cuales no fal

taron los alemanes nazis y sus colaboradores, que habían sido

introducidos clandestinamente al país por sus admiradores alle

gados a las esferas gubernam entales. El número de judíos que

aprovechó la amnistía ingresando a la Argentina después del

Holocausto, no puede ser precisado, por lo cual nos serviremos

de las cifras anotadas por Simón Weill y que se refieren al totalde inmigrantes judíos, legales e ilegales: en el año 1945, 800; en

1946, 500; en 1948, 2.000; en 1949, 1.000; total, 4.800 perso

nas. Suponiendo que el número de ingresados legalmente llega

ra a 1.500, se deduce que, de acuerdo a la mencionada fuente,

117. SOP, Actas 7.3.46, p. 48; D I. 23.1.47, p. 7. Y ver SOP, Actas, 6.4.48, p.

14; 14.6.49, p. 92; 9.5.50, pp. 136-147. Comparar VVischnitzer, Mark,

1948, p. 291; las cifras que aparecen en esta tabla para los años

1945-1947 dan un total de 1.149 almas.


517



)

el número de inmigrantes judíos ilegales que se introdujo en la

Argentina en esos años llegaba á 3.300.n8'

Pese al reducido número de inmigrantes, ésos fueron los me*

jo res años en la historia de la sociedad de inmigración. £1 nú

mero de sus socios se acrecentaba, las contribuciones se

cobraban ordenadamente, se consolidó su prestigió en la comu

nidad y el “Comité Mixto” creado para atender de forma coor

dinada la absorción de los inmigrantes, funcionaba con la

estrecha colaboración de las diversas organizaciones. En el

transcurso de esos años surgió por primera vez’Ia idea de quehabía llegado el momento de contar con una casa propia. Pero

la falta de acción amplia de ayuda a las masas de inmigrantes

que hubieran debido llegar de Europa a la Argentina, impulsa

ron a la sociedad a actividades de ayuda a los supervivientes del

Holocausto en Europa misma, colaborando en los esfuerzos de

la HIAS por localizar parientes, enviando paquetes de alimen

tos a los desplazados de los campamentos y a Europ a o riental, y

suministrando información a quienes la solicitaban en la Ar

gentina y fuera de ella.119 ’ J*

El total de esas actividades y su presentación detallada anteel público judío, pone más bien de relieve el hecho de que la

gran inmigración que volvió a fluir a la Argentina durante los

años siguientes del Holocausto, llevaba el sello de la visión de

Peralta y quienes compartían su ideología en el gobierno argen

tino: velar porque esa corriente inmigratoria no incluyera un

número palpable de judíos.

' - . Capítulo quinto ,

118. Ver Weill, Simón, 1936, anexo de su puño y letra. Sobre el ingreso ilegal

de tripulaciones de submarinos nazis, ver Santander, Silvano, 1955, pp.

. 37, 85 -87 . Ver también CXCD, 11.5.49, interpelación en la Cámara de

Diputados sobre el ingreso de criminales de guerra italianos. Compare

//C , testimonio del Dr. M oisés Goldman q ue destaca esta circunstancia.

119. Ver SOP, Acias, 21.3.50, pp. 129-131 —proyecto de construir la casa de

Soprotimis; 28.2.50, pp. 125-127 sobre la camp aña y v er allí las memo*

rías anuales para 1949 y 1950.

518

/



RECAPITULACION

DESDE LA INQUISICION HASTA LA LEY DEL RETORNO

Uno s 160 año s d e histo ria jud ia y argentina han pasado ante

nuestros ojos desde el momento del encuentro, en un tórrido día

estival, con aquella procesión que caminaba por las calles de

Corrientes. Cincuenta años más hubieron de pasar desde enton-

ces hasta que un puñado de delegados al Congreso Constitu-

yente creó por propia iniciativa, y sin que en realidad se lo

p id ieran, el m arco le gal p a ra la existencia ju día en la Argenti-

na. El espíritu liberal de tolerancia religiosa que en el año 1853

se impuso en la ciudad de Santa Fe a las fuerzas conservadoras

y a las corrientes fanáticas católicas, no llegó a ser puesto a

prueba po r u n a presencia ju d ía numéricamente importan te.

Todavía una generación más tarde, cuando este espíritu cobró

m ayor vigo r aú n , el p equ eño núm ero de judíos que se concen-

traba en la capital no tuvo el peso suficiente como para colocar

los abstractos principios igualitarios en confrontación con una

realidad social que fuera lo bastante heterogénea. En aquel mo-

mento, a fines de la década de los 70 y especialmente a comien-zos de la década de los 80 del siglo pasado, fueron desarrollán-

dose dos procesos semejantes y paralelos en la historia argen-

tina y en la historia judía, ambos relacionados con la migración:

el éxodo masivo de judíos de sus lugares de concentración en

Europa oriental, por una parte, y el ingreso masivo de inmi-

grantes europeos dentro de las fronteras de la República Argen-

tina, por la otra. Sin embargo ambos procesos no llegarían a

519



converger hasta varios años más tarde.

Los grupos de inmigrantes judíos que llegaron a la Argentina

en los años 1889 y 1891-1894, establecieron la infraestructura

para la existencia ju día . Apenas supusieron una minoría en la

primera gran ola de inmigración que inundó entonces las pla

yas de la república y produjo un cambio en su imagen social.

En el momento en que llegó el primer grupo de judíos, esa ola

se encontraba ya en el comienzo de su retroceso. El resto de los

prim eros grupos entraron al país en una época de recesión en la

historia de la inmigración. Durante el período siguiente, com prendido entre la década de los 90 y la Prim era G uerra M un

dial, se dio una convergencia entre las necesidades de migración

del pueblo judío y la política práctica de absorción de inmigran

tes en la Argentina. Pero las tendencias desarrolladas en estos

dos procesos históricos diferían en su orientación. Mientras que

entre los judíos se acrecentaba la necesidad de emigrar, dentro

de la sociedad mayoritaria se reforzaban las reservas con res

pecto a la política liberal en vigencia. Los argumentos adop ta

dos por los opositores a la inmigración espontánea se relaciona

ban con ; atributos culturales y étnicos por una parte, yeconómico-clasistas por la otra. Dichos atributos caracterizaban

precisamente a los inmigrantes judíos. De ahí que hubiera in

cluso quien mencionara en forma expresa a los judíos al exigir

la “selección” y la morigeración de la inmigración “indeseable”.

Esas dos líneas de desarrollo histórico, judío y argentino, se

cruzaron en el transcurso de los años 20 del siglo actual, y la

brecha que se fue creando en tre ellos llegó a su apertu ra máxi

ma en la segunda mitad de la década de los 30. EL repudio de

la política inmigratoria liberal, que en el decenio que siguió a

la Primera Guerra Mundial se tradujo en reglamentos administrativos, produjo en el que precedió a la Segunda Guerra

una barrera de prohibiciones y restricciones que iban dirigidas,

por lo menos en parte, a los inmigrantes judíos. En los dramáti

cos momentos en que dentro el pueblo judío la necesidad de

emigrar alcanzaba su punto álgido, la disposición de la Argenti

na a absorber inmigrantes se restringió al punto más bajo, sin precedentes en la historia de la inmigración al país. Tampoco

entonces llegó el proceso contradictorio a su fin. Porque al fína-

Recapitulación ^

520



Argentina y la inmigración judía

tizar la guerra tornó la Argentina a buscar inmigrantes, absor biendo a centenares de miles de nuevos habitantes, entre ellosrefugiados fascistas italianos, alemanes y colaboracionistas pertenecientes a los pueblos menos “deseables”. Lo/ supervivientesdel Holocausto no fueron incluidos entre esos beneficiarios.Contra ellos se adoptó, por primera vez en la historia de lainmigración argentina, una política de discriminación abierta y.extrema. Su ingreso en la Argentina fue condicionado a la ob

tención de permisos especiales que al ser extendidos, asumían el■carácter de excepción y cuya publicidad estaba en razón inversa

a su número.

La inmigración judía a la Argentina, por lo tanto, recorrióun largo camino desde que ejerciera Samuel Navarro la jefatura de la Dirección de Inmigración a comienzos de la década delos 80 del siglo pasado, hasta que asumió esas funciones Santiago Peralta, en la segunda mitad de la década de los 40 del sigloactual. El primero sirvió en la administración de un presidente

considerado como el símbolo de la oligarquía liberal del sigloX IX ; el segundo en el gobierno de un presidente populista, elegido en forma absolutamente democrática por las capas popula-

•**res que veían en él a su conductor indiscutible.Poco más de sesenta años transcurrieron desde la invitación

expresa a los inmigrantes judíos extendida por decreto del presidente Julio A. Roca de ir a la Argentina, hasta las declaraciones falaces de los jefes de la Dirección de Inmigración e inclusodel gobierno mismo de Perón, con las cuales pretendían cubrir

. el hecho de que la Argentina cerraba sus puertas a los judíos, pese a su angustiosa situación.Aparentemente, esas variaciones estaban relacionadas con los

cambios de régimen y las mutaciones en las esferas gobernantesde la Argentina, que tuvieron lugar en un período de tiempocuya extensión no excede el ciclo de una generación. En realidad, el deterioro en la actitud ante los judíos podía advertirseincluso en el transcurso de la vida de una misma persona. Unejemplo incontestable lo constituye Tomás Le Bretón, de quiennos ocupamos en el curso de nuestro trabajo en dos épocas

distintas.Le Bretón nació en Buenos Aires en el aflo en que Sarmiento

521



k

asumió el gobierno (1868). Durante los años en que la primeraola de inmigración estaba en su apogeo, y se producía la crisis política y económica de 1885-1891, era estudiante de Derecho.Como muchos otros coetáneos suyos figuró entre los fundadoresde la primera organización radical, siendo compañero de Alveary los otros jóvenes dirigentes que después formaron la planamayor del partido opositor/ AI ser nombrado min istro de Agricultura en 1922, tenía ya tras si muchos años de intensa mili-tancia en el partido radical, del que había sido elegidodiputado; había desempañado su primera misión de gobierno

como embajador ante los Estados Unidos. Ya hemos visto queen 1924, su posición con respecto a la inmigración era considerada liberal y favorable a la en trada de judíos. La impresión delos dirigentes de la J.C.A. era entonces que el ministro de Agricultura profesaba un a simpatía especial por la em presa judía decolonización, y ninguna de sus acciones o declaraciones dabamotivo alguno para que la J.C.A. se desdijera de esa impresión,incluso muchos años después de haber abandonado el ministerio. A comienzos de 1940, llegó a conocimiento de los funcionarios de la J.C.A. que el refrendamiento de un permiso de

ingreso extendido al pariente de un chacarero de las colonias,dependía de la aprobación de Le Bretón que entonces era em

bajador en Londres. Se dirig ieron a él, como persona que “conoce bien nuestra obra y sus métodos de trabajo”, con el objeto'de que no pusiera trabas a esa confirmación. Los directores de'la J.C.A. basaron su decisión de dirigirse al embajador personalmente en las “antiguas relaciones” que los unían. Pero laautorización conferida a Le Bretón de decidir en forma personal y directa en la solicitud de ingreso de cualquier inmigrante, puso al descubierto su ac titud ante los inm ig rante s ju dío s, por

lo menos en aquella época.1 Inesperadam ente, esa actitud fuedecididamente negativa. En una carta del 9 de diciembre de1940, dirigida al director del Comité Intergubernamental creado en la Conferencia de Evian, Herbert Emerson, el embajadorLe Bretón confirmó que, efectivamente, estaba facultado paradecidir en la extensión de visados de ingreso en la Argentina de

I. JC A (IX)N ), carpeta 539, can a dp Wcill a JC.A l 'arís y a Le Bretón.

«»!"'■ Recapitulación '• ¥*

522 .



. Artgcntinu y la inminrañiín judía

refugiados que se encontraban en Inglaterra. Sus criterios para

el uso de esa facultad, explicó, se basaban en la situación del

mercado de trabajo en la Argentina y “por el factor de estorbo

creado po r la presencia de miembros de esas nacionalidades que

todo país en la actualidad excluye y limita por diversas razo

nes . . . ” Si se tom a en cuenta el hecho de que la gestión de

Emerson se refería a inmigrantes judíos, había en esa respuesta ,

un indicio claro de la actitud de Le Bretón frente a los “inde

seables” judíos. Expresiones aún mucho más contundentes de

su p ar te escucharon los gestores de los asuntos de los refugiados

ju dío s, pocos meses más tarde.

En el mes de mayo de 1941, Herbert Emerson se ocupabadel caso de 20 niños y jóvenes judíos de Alemania que habían

enc ontrado refugio en Inglaterra y querían reunirse con sus fa

milias en la Argentina. Se dirigió a Le Bretón pidiendo para

ellos visados, pero nuevamente tropezó con su contundente ne

gativa . T re s meses más tarde intentó Lord Winterton, que se

consideraba amigo de Le Bretón y “ex-colega de la Conferencia

de Evian”, influir sobre el embajador argentino para que cam

biara de acti tu d. “J am ás encontré un embajador de un país

neutral que fuera más proaliado” —comentó Lord Winterton a

pro pósito de esa conversación - “ Insistió en que se hiciera unmayor uso en los países neutrales de habla española, del ataque

de los nazis a todas las religiones, y especialmente a la Iglesia

cató lica” . El embajador suministró también a su entrevistador

literatura adecuada para este propósito, pero al llegar al asunto

que motivaba la visita, se encontró con un rotundo rechazo.

“ Dijo q ue la mayo ría de los refugiados eran judíos, y que hab ía

ya demasiados judíos en la Argentina, habiéndose acrecentado

considerablemente su número en los últimos dos o tres'años” —

según la versión del informe que Lord Winterton escribiera so

bre el encuentro. El embajador achacaba ese aumento de la inmigración al ingreso ilegal de judíos a la Argentina, agregando

q ue “ la población judía residente estaba muy alarmada' por el

crecimiento de la población judía general, porque temía que

pudiera acarrear un serio antisemitismo”. Cuando Lord W in

terton observó que se trataba de menores, refugiados de Alema

nia, cuyos parientes se ocuparían de manutención, respondió el

523



embajador que “esa era la gente que precisamente el gobierno

argentino no quería en el país, pues con el tiempo, crecerían , ycontribuirían al crecimiento de la población judía por reproducción. En realidad, agregó enfáticamente que se inclinaría a extenderles visados siempre que estuviéramos dispuestos a esterilizarlos (if we were prepared to have them sterilized), antes que

partieran para , allí.”El intento de Lord Winterton de conseguir permiso de entra

da para veinte niños fracasó, pero sirvió para poner al descu bierto una sorprendente coincidencia de posiciones entre elanciano embajador de 73 años, exponente de la época liberal de

la historia argentina, y el antisemita populista Santiago Peralta,autor de “La acción del Pueblo Judío en la Argentina” y comisionado por el general Perón para los asuntos de la inmigración. Para ambos existía en la. década de los 40, en laArgentina, el “peligro jud ío”.2 ■>

Le Bretón y sus contemporáneos presenciaron la incorporación a la nacionalidad argentina de millones de inmigrantes dediversos orígenes. Las esperanzas que cifraba la élite liberalcriolla en la llegada de europeos “nórdicos” que contribuyerana forjár una cultura moderna y abocada al progreso, fueron lacausa de que otros grupos de inmigrantes despertaran actitudesde reserva, sospecha, e incluso hostilidad. Pero con el tiempotodas esas animadversiones se disiparon, y en varios casos, comoen él de los italianos, merecieron un concepto especialmente favorable. No fue ésa la suerte de los inmigrantes judíos. Su situación se deterioró precisamente hacia el final de período

abarcado por nuestro estudio hasta tal punto que la última eta-

2. , Ver B.P.R.O.F.Ü. 371/29210, caria a Emerson, memorándum de Win-

lerton de su conversación del 5.8.41 con Le Breión.Corresponde mencio

nar aquí la posición de Winierion: si bien estaba tratando de obrar en

favor de los refugiados, aceptaba la mayor parte de los argumentos anti-

I judíos de Le Bretón. La propuesta de este último de esteriliza r a los

niños no mereció de él otro comentario fuera de “lo que está por encima

de nuestra posibilidad de ejecución”. Su conclusión era que no se podía .

volver a molestar a un amigo de los aliados de la talla del embajador Le

Bretón por cuestiones de inmigración de judíos.

Recapitulación

524



T ' I ’TT


pa de la immigración a la Argentina nos retrotrae al odioso

princip io del ostracismo de la época colonial.

En el transcurso de los años en que la necesidad de emigra*

ción del pueblo judío convergía con la nada estricta política in

migratoria de la Argentina, se fue estructurando la comunidad

judía del país. Más de doscientos mil judíos lograron ingresar a

la república de acuerdo a nuestros cálculos, desde los comienzos

de la inmigración hasta la creación del Estado de Israel.3 Este

número está compuesto por dos partes desiguales: los inmigran

tes llevados como colonos por la empresa agrícola de la J.C.A

por una par te, e inmigrantes espontáneos por la otra. Los pri

meros, que eran la minoría, tenían su absorción asegurada gra

cias a una empresa colonizadora poderosa, y desde su primer

día en la Argentina, o muy próximos a su arribo, ya estaban

sujetos a su protección. El mismo hecho de la creación de la

empresa colonizadora, colocó a la Argentina en el mapa de la

migración judía, y la base económica por ella creada constituyó

un foco de absorción importante para otros inmigrantes, quie

nes finalmente se establecieron en la ciudad. Pero las dimensiones de esa base fueron determinadas por ios criterios colonizadores de la J.C.A. y no de acuerdo a las necesidades y

urgencias del flujo migratorio judío. Pese a tener conciencia de

la importancia de la colonización para el crecimiento de la inmigración —a la que daba expresión en sus publicaciones la

J.C.A. no intentó ampliar la infraestructura económica bajo sudominio a los efectos de absorber inmigrantes que no fuerancolonos, y de esa manera aumentar el numero de judíos en laArgentina.

Si bien la J.C.A. participó activamente en la organización dela emigración de Europa, no consideró necesario levantar en laArgentina, hasta la Primera Guerra Mundial, una organiza-

3. Esta cifra incluye a los 39.000 que inmigraron en los años del Holocaus

to, 150.000 en los años 1903-1932,. y unos 10.000 en los años iniciales

1895-1899. Tratándose de cifras máximas, debe considerárselas como

comprendiendo también la inmigración hasta 1889, (estimada en unas

' 1.500 almas), así rumo la reducida inmigración de supervivientes del

. Holocausto en los años 1946-1950. H

525



ción im portan te de ayuda a los inm igrantes .. Los directores de -

Buenos Aires y los miembros del ejecutivo de París estab an dis- * puestos á apoyar —y así lo hicieron —, cualq uie r esfuerzo org anizativo local-hecho con ese propósito. Pero su temor de serexplotados por los inmigrantes y por la comun idad arg en tina de .Buenos Aires si llegaban a crear una sociedad de inmigración

pro pia , les impidió una intervención directa en la ayuda a la

inmigración. Si bien sociedades.de este carácte r; surg ieron enBuenos Aires, su acción fue de corto alcance, ya fuera porque

cesaron de existir a poco tiempo de su creación o po rqu e r eh u- .

saran, después de un corto período, ocuparse de una actividad

qiie a su entender, concernía exclusivamente a la J.C .A . Es así

como los inmigrantes se encontraron sumidos dentro de la “tierr a de nadie”- entre las distintas organizaciones, h asta el estalli

do de la Primera G uerra M un dia l. . ..

Dicha situación cambió solo después de la g ue rra con la crea

ción de Soprotimis. El surgimiento de las primeras restriccio

nes en J a Argentina — y el prim er cierre de las p ue rtas en los

Estados Unidos —requerían la tramitación e intervención ante

las autoridades, y en este terreno la nueva organización tuvo

una destacada actuación. Pero tampoco entonces las necesidades

económicas de la absorción de inmigrantes merecieron un res

paldo pre supuesta rio se rio por parte de la J .C .A . o de la com u

nidad jud ía local. Al igual que en los años ante riore s a laguerra, también en las décadas de los años, 20 y 30 la absorción

del inmigrante dependía principalmente de la colaboración de

los parientes, la iniciativa propia y la capacidad de adaptación.

Este hecho se puso especialmente de relieve entre los judíos

provenientes de l ex-Im perio T urco, de habla á rabe y la din a,

puesto que las instituciones in m ig rato ria s creadas en el seno de

la colectividad argentina, fuera antes de l a , P rim era G ue rra

M un dial o en la post-guerra, pertenecían todas al sector aske-

nazi. Distinto fue el proceso de la absorción de los judíos prove

nientes de la Europa central, quienes durante la década de los30 levan taron un a organ ización de absorción^ eficaz y d e am

plias proyecc iones. D uran te la época nazi y en la segunda post

guerra, la gestión para la obtención de permisos entró en la

ju risdic ció n de la in sti tució n central del judaism o argentino , la

Recapitulación. ,

526



.

D.A.I.A., y a través de este ente coordinador tomaron parte en

ese esfuerzo los círculos directivos de los partidos judíos. Pero el

programa de ayuda al inmigrante siguió siendo, al igual que'

antes, una acción de socorro de activistas . filántropos, sin

llegar a asumir el carácter de una gestión comunitaria de proyecciones.4

Durante toda esa época, aparte del año y medio que siguió al .

Congreso de. Inmigración de 1928, no se podía encontrar enEuropa a ningún dirigente u organización comunitarios que es

tim ulara a los judíos a emigrar a la Argentina. Por el contrario,

de las publicaciones de las sociedades centrales de inmigración,

el candidato podía deducir a que ese país era apto sólo para un

tipo determinado de inmigración, en el cual no estaban inclui

dos los trabajadores de cuello blanco y los intelectuales. Si laacción pública judía mundial hubiera tenido una influencia de

cisiva, esta imagen, combinada con los criterios específicos apli

cados por la J.C.A. en la selección de pobladores para suscolonias, habrían podido reducir considerablemente la impor

tancia numérica de la comunidad argentina, lijándole una com posición profesional e intelectual estrecha y limitada. El mayor

aprovechamiento de las posibilidades de inmigración a la Argentina y su diversidad profesional e intelectual, fue obra de lainiciativa y la resolución de los inmigrantes mismos y sus parientes. Las proporciones de la inmigración y su composiciónfueron determinados, pues, no por la comunidad judia recepto

ra como entidad, sino por los individuos que la integraban.

* * * * * *

La República Argentina abrió ante Ips judíos errantes una playa de inmigración, en tanto esa apertura era dictada por losintereses y la ideología dominantes, cerrándolas a consecuencia de un desvío de los intereses y el cambio de la ideología. En el

4. A este respecto, resulta significativo el testimonio de Haim Finkelstein'

IJ C . pp. 17-19, corroí turado también por Itzjak lla rrav i (ibid, ibid).Amitos fueron figuras destacadas de la militancia partidaria dentro de la

comunidad judía argentina.

Ari 'iuina y la inmigración judía

\

527



transcurso de n uestro estudio, hemos podido* observ ar num erosos indicios de qu e los procesos en la A rgentina no eran* sinomanifestaciones locales de fenómenos generales.' La imigración

judía em pezó'a fluir por sí misma en dirección a los Estad osUnidos, cuando all í ya hab ía comenzado *a incre m enta rse laoposición a la “nueva inmigración”. Un millón trescientos cincuenta mil judíos entraron en ase país en los once años anterio

res a la Primera Guerra Mundial. En la mayor parte de esosaños, las puertas de los Estados Unidos permánecieron abiertas

en contra de la voluntad de la mayoría de los miembros del 'Congreso y del Senado. En Inglaterra, la inmigración fue colo

cada dentro del cepo de la “Ley de Extranjeros”, precisamenteen momentos en que olas de emigrantes judiós inundaban Eu

ropa occidental a raíz del progrom de Kishinev y de la violencia

que fue su secuela. Las leyes restrictivas de la inmigración en

los Estados Unidos fueron promulgadas en los años 1921 y

1924, antes de que en la Argentina se impusieran aquéllos que

también exigían su promulgación. En la Conferencia de Evian

no fue la Argentina el tínico país que con frases retóricas trató

de encubrir una implacáble política de puertas cerradas. E n tó- •

dos ésos países, la política adoptada derivaba de una combina

ción variable de intereses e ideología. En momentos en qiie la

emigración se había convertido en un problema de vida o muer

te para cientos de miles de judíos, también otros países de inmigración hicieron oídos y corazones sordos, y lo mismo volvió a

suceder después de la Segunda G ue rra M un dial, cu ando los so

brevivientes del Holocaus to buscaban un nuevo hogar p ara re

construir allí sus vidas.

* La clausura de las puertas de la Arge ntina frente a los salva

dos del genocidio en Europa fue parte de la realidad traumática

de puertas selladas con que se encontró el pueblo judío al em er

ger del Holocausto. La presión de los sobreviventes para inmi

grar a Eretz Israel, que a raíz de esta situación se hizo más

insistente, se convirtió en uno de los factores centrales que obraron en la arena internacional y que finalmente coadyuvó a la

creación del Estado de Israel. Dos años después de finalizada la

Segunda G ue rra M und ial, y a consecuencia de la lucha librad a

por los ju dio s, llegó a su fin el domin io de G ra n B re tañ a en

' Recapitulación 1'■

528



77


Palestina. Antes de que terminara la Guerra de Liberación, se

abrieron las puertas de la Tierra Santa y el pueblo judío con

quistó un objetivo que hasta aquel momento le había estado

vedado: el dominio soberano de una playa segura. “Todo judío

tiene derecho a inmigrar al país” asevera el primer artículo de

la “Ley del Retorno”, promulgada por el parlamento de Israel,

la Kneset, el 5 de julio de 1950. Dicha ley fue entonces, y sigue

siendo hoy, la manifestación legal de la profunda revolución

producida en la historia del pueblo judío. Con su promulgación

se abre un nuevo capítulo, distinto de todos los anteriores, en la

historia de la migración judía.5

i* Para emigración e inmigración judía a la Argentina después de la pro

mulgación de la Ley del Retorno, ver Bloch, Bronislao, 1977 (en he

breo). Tabla 26: el balance de la inmigración judía a la Argentina fue

hasta 1950 positivo, y a partir de ese año, negativo. £1 número de inrhi*

grantes de Argentina al Estado de Israel llegó en los años 1948-1960 a

5.000 aproximadamente y en los años 1961-1973 a 20.610. Ver:

Scbmaltz, E., Della Pérgola, S., 1974, pp. 55-59. Ver también ibid., sim

posio sobre emigración de Argentina a otros países. Durante los arios

1974-1977, aumentó el número de emigrantes de la Argentina. En el

Departamento de Inmigración de Israel se registraron entonces 6.331 ¡n.

. migrantes y residentes temporales de Argentina (ver informe mensual del

Departamento de Aliyah de la Agencia Judía, 1978).

529



APENDICE 7 . . ,

E N T R A D A Y S A L I D A D E

I N M I G R A N T E S J U D I O S

1900 -1914

A . N U M E R O D E IN M IG R A N T E S

¿Cuántos judíos ingresaron a la Argentina durante la década

y media que antecedió a la Primera Guerra Mundial y marcóel cénit del movimento migratorio judío?

En el año 1935 pronunció Simón Weill, entonces director dela J.C.A., una conferencia ante la B’nei B’rit de Buenos Airessobre la población judía de la Argentina en la cual dio a conocer los datos que había recogido. Las cifras, examinadas y corregidas en 1960 por Ira Rosenswaike, constituyeron desdeaquel momento la base de todos los cálculos sobre la inmigración judía, y son mencionadas en forma directa e indirecta en

todo estudio o publicación sobre el tema. Los datos suministrados por Weill figuran en la columna No. 10 de la tabla que se

presenta a continuación.1A fines de 1904, al incrementarse la corriente inmigratoria,

el consejo de la J.C.A. quiso obtener datos exactos sobre susdimensiones. El funcionario de la J.C.A. de Buenos Aires quese ocupaba de los asuntos relacionados con los inmigrantes, recibió el encargo de investigar el alcance de la inmigración en los

1. Ver Weill, Simón, 1936, apéndice 2; Rosenwaike, Ira, 1960, pp.159-214. Ver también Wischnitzer, Mark, 1948, p. 291 y Lestschinsky,

1946, p. 415 que dan las mismas cifras y citan parte de los números de

Weill; ver asimismo Mirelman, Víctor, A., 1973, pp. 3-4.

533



A|x:nrlicc I '** «i ’ ■ ’ ’ \ .

años precedentes, en base a las publicaciones oficiales de la Dirección de Migraciones. Asimismo se solicitó de los directoresde la J.C.A. que reunieran semanalmente información actualizada sobre el movimiento inmigratorio a la Argentina. En eldeseo de dar. cumplimiento a esta instrucción, se fue delineandodurante el año 1905 la forma de transferir el informe. A partirde mediados de aquel año, cada una de las cartas quincenalesdespachadas a la J.C-A. de París contenía un rubro especial enel cual se suministraban datos exactos sobre el movimiento migratorio judío. (Ver columnas 1 y 2 de la tabla m ás abajo.)

Los datos sobre la salida de la Argentina comenzaron a aparecer en esa correspondencia eri lá segunda mitad de 1906, y enforma ordenada, a partir de los comienzos del año 1907. (Vercolum na 3 de la tab la).2 - t i ». ; t ;« ? .

En dos oportunidades adicionales se suministraron en esa co-; rrespondencia entre París y Buenos Aires cifras totales con res-‘pecto a la época. Dado que las mismas fueron extraídas en unaoportunidad de los Informes de la Dirección de Migraciones yen el segundo caso de resúmenes'hechos en base a los datos

; enviados a París, presentamos esos totales a efectos de comparación (ver columnas 7 y 8 de la tabla).3; La fuente común de todas las cifras reside, como ya hemosdicho/ en la D irección de M igraciones. Según la Ley de Inm igración de 1876,'debían los funcionarios de esa Dirección incluir eñ el cuestionario a llenar por el inmigrante, también sureligión. Queda por ver en qué medida se cumplió con esta directiva durante toda la época que nos ocupa, y en qué medidalos jud íos declara ron, a. su llegada, su condición de judíos, yfinalmente, hasta qué punto se registraron debidamente las res

puestas en los resúmenes estadísticos. D u ra n te 'p a r te de esetiempo trabajó en la Dirección de Migraciones un em pleado ju dío, de apellido Slomoyich,'quien se ocupaba del translado delos inmigrantes a las ciudades del interior y reunía también

i ii . . .

2. Da tos tomados de J.C.A. ffí.A.) C orrespondencia exterior, volumen 7-1 5

3. *La fuente: I..C.A. (I/)X .) Material para la reunión del día 23.10.1909,

■ ' p. 105, carta de Buenos Aíres No. 1494, del 1.7.1909; ibid, reunión del

1.2.1913, p. 23, notas a los asuntos drl orden del día.

534



Balance de la inmigración

datos sobre la inmigración judía.45Esa circunstancia hace quizásmás fidedignas las cifras suministradas.. En cambio, convienerecordar las observaciones de dos altos funcionarios de la J.C.A.David C: -es y Walter Moss, para quienes los datos registradoscorresponden únicamente a los inmigrantes que al llegar a Buenos Aires recurrían a los servicios de alojamiento y orientaciónde la Dirección de Migraciones y no al total. A esas alegacionesno se encontró apoyo en las fuentes referentes al total de los

datos acerca del número de inmigrantes a la Argentina, por loque su aceptabilidad es dudosa.*

De todos modos, esos datos de la Dirección de Migracionesconstituyen la única fuente que refleja el movimiento inmigratorio general y judío a la Argentina. §¡*

Y finalmente, el ejecutivo de la J.C.A. de París revisaba enforma sistemática los informes que llegaban de Buenos Aires ylos comparaba con las publicaciones oficiales del gobierno argentino que llegaban a él. Cuando estos no coindicían, lo observaba y pedía explicaciones. Este hecho contribuyó sin duda a lamayor exactitud y fidelidad de los informes que elaboraban lasoficinas de la J.C.A. de Buenos Aires.6

En cuanto a los datos sobre los alcances de la salida de laArgentina: éstos reflejan sin duda sólo parte de este movimiento, sí bien la parte más importante. Quienes no partieron del puerto de Buenos Aires o de otro puerto importante, no fueronregistrados, ya fuera que viajaran de regreso a Europa o a los países vecinos, como Chile y Uruguay. Por todas esas razones,deben considerarse las cifras de los salientes como mínimas.

La diferencia del porcentaje de salientes sobre entrantes, enla columna 6 de la tabla No. 1, es decisiva para el cálculo de la población real del judaismo argentino.7

4. IIiid. reunión del 24.9.1910, p. 209; informe de llalfón del 19.5.1910.

5. Iliid. material para la reunión del 14.9.1907. p. 56, informe de Uavie

Ciizrs del mes de agosto de 1907; iliid, material para la reunión del

27.10.09, p. 105, earta firmada por Walter Mos No. 1494 del 1.7.09.

6. Ibid, material |iara la reunión del 10.1,1914, earta de Buenos Airrs, No.

1081, del 2 MI .I V7. Comparar nm el cálculo de la |xJilarión judía argentina que haee Bloch,

Bronislav, 197“ N

535



1909

1910

1911

1912

1911

1914

tou\

8.681*

6.514

8.129

10.190

10.189 4

1.682 4

67.625

782

615

1.170

1.794

2.288*

1.898*

10.761

9,0

9,82

16,85

17,27

22,46

51.55

19,35

7.901

5.879

6.759

8.596

7.901

1.784

44.845

91,0

90.18

81,15

82,73

77.54

48.54

80,65

8.557

6.581

6.378

10.197

8.6836.514

8.129

10.390

10.189

3.682

81.915

8.8656.680

6.378

13.416

10.860

3.693

87.357 •

.2.

V6 .

■ 7 .

\ ; 8 . j

1 VJ1

1 •. ^ 4

J .C .A .(B A V vom o 7 , Pá g. 30 2, 2.2.1 905

Esas cifr a» se refieren a los absorbidos en las colonias de la J.C .A. y superan a los 826 y 334 entrantes

" registrados. 1.a explicación detallada del entonces director del Departam ento, Juan Alsin a era que muchos

ju dí os fu er on in cl ui do s en “ ot ra s re lig io ne s” , al en tr ar , id . “

5.. Cálcu lo, id. '

4 . Según resumen del director del Departamen to de 1 inmigración, el número era 8.865 (J .C.A . LO N , Ses ión de l

• 24.9.1910. pág. 209, in forme Hal fón 10.5.1910. *

5. Según los resúmenes mensuales realizados ppr la J.C .A. de Buenos Aire s llegó el número de entrantes en 1913

a 2.271 y en 191 a » \.686.

Según los mencionados resúmenes mensuales el número de salientes de 1913 a 2.271, de 1914 a 1.886.3-0 .6- lá )N . Sesión del 23.10.09, pag. 105, carta No.1709 de Buenos Aires, 1.7.1909.

Bste resumen fue recogido de las fuentes que figuran en las columnas 1.2.7.8, prefiriendo los números másseguros.



/

• Apéndice I '»

El cálculo promedio de las dimensiones de la salida en los

años 1907-1914 demostró que el número de reemigrados r eg is-.trados llegaba al 19.35 % del número de immigrantes registrados a su llegada (ver columna 4 de la tabla). En el total sobre el

número de ingresados, encontramos que 81.915 judíos fueronregistrados a su ingreso a la Argentina en los años 1901-1914

(ver columna 9 en la tabla). Si restamos de esta cifra el porcen

taje de quienes salieron para los años 1907-1914, aplicándolos

a 1901-1914 en adelante (y en el supuesto que los reemigrados

eran todos immigrantes de esos años y no nativos de la Argenti

na o immigrantes de épocas anteriores), obtendremos que

15.850 judíos abandon aron el país, permaneciendo 66 .065. U n

Cálculo parecido, tomando en consideración a los ingresados en base a los datos de Simón Weill, ^ará por re sultado que, de

acuerdo a Weill, permanecieron en la Argentina 70.454 judíos.

B. LA PROPORCION DE LOS JUDIOS EN EL TOTAL DE

LOS INMIGRANTES

La parte jugada por el judaismo argen tino en la socicded ge

neral está relacionada, en primer lug ar, con su proporción d en

tro de la sociedad inmigrante. Ese dato se determina no de

acuerdo a la cantidad de ingresados, sino por el número de los

que permanecieron. Ello se aplica especialmente a la época enqu e era grande el número de inm igrantes temporales, cuyo pro

pósito era permanecer en la Argentina un período más o menos

largo y volver a sus países. La tendencia de los inmigrantes

judío s al lleg ar a destino era , por lo general, in stala rse en su

nuevo luga r y traer, a sus familiares. La diferencia en la pro

po rción de la reem igración, en comparación con la inmigración

general, reforzó su presencia en la nueva partía.

El sistema de datos sobre el retorno en los años 1907-1914

nos permite tener una idea sobre la parte de los judíos en el

balance de la inmigración; con todo, es necesar io re cordar queesos datos corresponden especialmente a Buenos Aires, princi

pal puerto de entrada si bien no el ún ico. La exacti tud y los

procesos de recolección de los da tos —en todo lo que re specta a

ios registros de salida de la Argentina —han suscitado las críti-

538



r r w ^ Z O Z . *«**1- *¿¡¡3

.■f* ‘ Balante dt la inmigración

cas de muchos investigadores. Por eso los datos incluidos en latabla No. 2 nos dan sólo ideas aproximadas. Esos datos adquieren mayor significado al comparar las cifras de la Argentinacon las correspondientes eñ Estados Unidos.

Tabla No. 2

P ro po rc ió n de la inmigración judía, neto, dentro de la

in m ig ra c ió n en la Argentina y en Estados Unidos (1907-1914)I.23

Argentina Estados Unidos

A ñ o

Inmigra*ción

generalneto'

Inmigración

judía

neto*

%inmigra

ción

judia

Inmigración

generalneto*

• Inmigración

judíaneto*

Inmigración

’judía%

1907 121.700 1.715 1,41 - - -

1908 173.121 4.310 2,49 387.797 95.685 24,761909 138.483 7.901 5,71 525.984 51.446 9,781910 194.057 5.879 3,03 839.134 78.571 9,361911 105.453 6.759 . 6,41 582.921 84.822 14,55 i

1912 206.110 8.596 4.17 . 504.910 73.177 14,49

1913 146.390 7.901 5,40 889.702 94.633 10,64

1914 ; -61.123 1.784 - 915.142 131.225 14,34total 1.024.191 44.845 4,38 4.645.590 609.559 13,12

I. Incluyendo viajeros de primera, segunda y teñera dase arribados de ultramar, y

excluyendo pasajeros llegados de l/ruguay en baños lluviales. Ver C.N.C.D14.7.1938.

2. Ver Tabla No. I col. 5 ,3. Calculado de acuerdo a Jakob Lestst hinsky 1927. De esta tabla pidrmos deducir

que si bien en los Estados Unidos los judíos representaban un jmneniajr mn.ibfcdel total de inmigrantes que permanecían en el país, su pntjtom'ón en la Argentina era muy pequeña y no llegd en esos siete años al 4.38 %. De lud o a su concen

tración geográfica, enqiero. su presencia era mas inipuiame de lo que ese ;/H’qurño portentaje implica. . * .« ■ v r

•fu

; I; i

'■ i

539



Apéndice' 1 .

CONCENTRACION GEOGRAFICA DE LOS INMIGRANTES

JUDIOS V , i-

La impronta de la presencia judía está condicionada al número

de judíos que eligieron para vivir un lugar determinado. Te

miendo una reacción negativa a una cantidad demasiado con

centrada en el gran centro político y económico del país, Buenos

Aires, la J.G.A. se empeñó, desde la creación misma de la em

presa colonizadora, en orientar a los inmigrantes judíos hacia el

interior. Al crearse la empresa, ésta se convirtió en un foco de

atracción para muchos inmigrantes. Y así encontramos en los

registros de la Dirección de Inmigración, el testimonio expreso

del desvío de una buena parte de la inmigración judía hacia elinterior. Al mismo tiempo, revelan-esos registros que también

ese desvío vino acompañado con ciertas manifestaciones de

centralización.

Más del 41 % término medio del total de los inm igrantes que

ingresaron en la Argentina en los años 1910-1914 se dirigieron,

pues, a los pocos días o semanas de su llegada, a las provincias

del interior. Porcentaje bastante alto, aun si se tiene en cuenta

que el traslado era por cuenta del estado y que no refleja nece

sariamente el éxito del arraigo de los inmigrantes en los lugares

donde se instalaron. ;

Tabla No. 3

Diseminación de la inmigración judía entrante en el interior1

1910-1914

AAo Total de

entrantes

Orientados

hacia el

interior

% del

total de

entrantes

Orientados

hacia

la colo

nización

% del total de

orientados ha

cia territorios

del interior

1910 6.514 2.426 37,24 1.409 58,08

1911 8.129 , 3.449 42,43 1.679 48,68

, 1912 10.390 3.465 33,35 1.429 41,24

1913 10.189 5.006 49,13 3.099 61,90

1914 3.682 1.697 46,08 1.088 64,11

total 38.904 , 16.043 41,24 i 8.704 54,25

' 1. Las cifras fueron resumidas según los datos recogidos de los informes semanales

de la dirección de la J.C.A. de Buenos Aires.

540



El número de localidades abarcado por esa distribución delos inmigrantes fue considerable. Para el año 1914 hemos con-

tado 51 capitales de provincia,varías localidades menores e in-cluso aldeas rurales, todo eso además de las decenas de coloniasen las zonas dé colonización judía. Las colonias judías y los poblados vecinos atrajeron en los cinco años mencionados a másdel 54 % de las personas que se dirigían al interior.

La disposición de los inmigrantes de buscar subsistencia fue-ra de la capital federal, trajo como consecuencia la formación deimportantes concentraciones judías en las provincias. Dentro dela escasa población de la zona, su presencia se hacía másnotable. *

Balance de la inmigración



ilStJellS

i- ,.

a p é n d i c e 2 V ; ” .

LA INMIGRACION JUDIA

A LA ARGENTINA EN LOS AÑOS

DEL HOLOCAUSTO

La falta de claridad con respecto al número de inmigrantes a la

Argentina se refuerza especialmente en los años 1933-1945., Las prohibiciones y limitaciones impuestas en esa época a la

entrada de inmigrantes en general —y de inmigrantes judíos en particular reforzaron la inclinación a utilizar medios indirec

tos para ingresar en la república. Por eso encontramos en esaépoca cifras y cálculos distintos. Para facilitar el examen com parativo, se concentran en la tabla que sigue (tabla No. 4) varias de las cifras aproximadas más sobresalientes. Debido a' lafalta de datos exactos’sobre la salida de la Argentina, la tablano refleja el1balance inmigratorio sino sólo el número deentrantes.'4

Digno de atención es el informe del año 1939, columna 4 dela tabla que resume la acción emprendida aquel año en favorde los inmigrantes, trayendo de paso una serie de datos corregidos relacionados a los años anteriores. Las anotaciones de Simón Weill (columna 3 de la tabla) se basan al parecer en esafuente (ó fuentes) que sirvieron de base para el mismo informey a fuerzas semejantes de los años siguientes a 1939. El cálculoadjunto de ese sistema de datos paralelo resulta en un total de

ta. Ver Kalz, Moshc, 1947, p. 163 que habla de dmlm de judíos alemanes

que volvieron de Argentina entre 1933 y 1936 y comparar.

542

|



T a b l a N o .

4

L a i n m i g r a c i ó n j u d í a

a l a A r g e n t i n a e n l o s

a ñ o s d e l H o l o c a u s t o

Li ¡nmignaón dur.inir rl I lolucausto H

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O 5 2 N « Ñg 8 « o S í . t -

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y i



- - Tabla No. 4 (continuación)

Ado Wúdmitxer1 HICEM * SimónWeil* Informe1939 * AIYBVoL 46* AIYBVoL 47* B. Bloch7

‘ 1933-1939

tetoi: 21.1251940-1945

30.336 31.617 22.329 24.931 27.500 1

total: ‘ 7.004total* 28.129

combinado totah * 39.441

7.82438.160

*"* v.. ' 6.27631.207

4.4003i .9oo y

L2.

3.4.

5.

6.

----- HH I------ —*»-r. l9W -im .**■/ ’ i " •*•. < -•3

Ver Wischniizer, Mark, 1948, p. 291. La cifra que aparece para 1938 se origina sin duda en un error.Ver Bul. Inf. Junio 1939, p. 12 “'■sil1 » !

Ver Weill, Simón, 1936, acotación de su puño y letra en las márgenes del folleto del cual se servía.JCA (LON), Carpeta 539, carta de Buenos Aires (firmada po r Simón Weill), No. 317, del 10.5.1940, al que se

adjunta un informe sobre las actividades migratorias para 1939. ~ ~AJ .Y .B. Vol. 46. 1945, p: 517. *•' ;

Ibid, Tomo 47 del año 1946, p. 656. En esa fuente la cifra que aparece para 1938 es 1.050, corregida pornosotros conforme a la cifra que para ese año suministran otras fuentes.

Bloch, Bronislao, 1977 (hebreo), Tabla 26. El cálculo para los años 1933-34 se obtuvo deduciendo los 13.105

inmigrantes de los años 1930-32 de los 17.300 inmigrantes que, de acuerdo al cálculo de Bloch, ingresaron en1930-1934 (17.300-13.105 = 4.195) El número de reemigrados de Argentina a Europa en los años 1930-1945es estimado en esa investigación en 5.500 almas. Ver ibid, ibid.

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5 4 6

AP EN DICE 3

G U IA C R O N O L O G IC A

H I S T O R IA A R G E N T I N A H I S T O R IA M U N D I A L ; H I S T O R IA J U D I A

! % 1492 - Descubrimiento de Animea»! ** 1492 —Expulsión de España.1515 - Descubrimiento del Río de la Jf te •• 1- ^ „ i :

Plata." ";'r *»i ' „ ■ i «j ’S: i /» ‘ •••’1580 —Fundación de la ciudad de Bue r 1590 —Fundación de la comunidad de

nos Aires. - Amsterdam por “conversos” esca- ^S ‘ pados de España y Portugal. -

• ■' te 0 1630 —Primera comunidad judía enr América: Zur Israel en Recife,..;■Brasil, bajo dominio holandés ¡f

1639 —Francisco Maldonado de Silva, C* médico judío nacido en Tucumin,

'■'■ : quemado por la Inquisición. * ¿1648 —Fin de la guerra de los 30 aflos-j., 1

1648 —Matanzas de Chmilnitzky, des-7 trucción de las comunidades en, Ucrania y Polonia. .

■■' i ■■ * v “* -1654 —El comienzo del judaismo norte- -- ,

. americano: primeros judíos en

1776 - Fundación del Virreinato del Río 1776 —Guerra de Liberación de los Es- .- p*‘j1 Nueva-Amsterdam (N.York) r \ •

de la Plata. lados Unidos. ■’ ' - t j "Z m "Si ’üL

. 1783 - Constitución de los Estados 1783 - Igualdad de derechos (incom- ..

-'Unidos. pleta) de los judíos en EE.UU.

HISTORIA ARGENTINA H I ST O R IA M U N D I A L H I S T O R I A J U D I A

25.5.1810 - La Revolución de Mayo

9.7.1816 - Declaración de Inde pendencia.

1824 —La batalla de Ay acucho1825 —El «raudo con Inglaterra.1829 —Juan Manuel de Rosas, goberna

dor de Buenos Aires.

1.5.1853 - Firma de la Constitución Nacional en San ia Fe

1789 - La Revolución Francesa

1808/9 —Napoleón conquista Espada.

1815 - El Congreso (de los imperios) deViena: restauración del “AntiguoRégimen”.

1830 —Revolución liberal en Francia1848 —“La Primavera de las Naciones”

en Europa: revolución liberal.

1791 - Igualdad de derechos en Francia:“Zona de Residencia” y discriminación contra judíos decretados enRusia.

1815-Anulación parcial de la ¿manci pación de los judíos en Alemania.Comienza la emigración.

1848/9—Judíos en primera línea de la' revolución; ataques y matanzas de

judíos en Alemania a manos de revolucionarios liberales.

1862 - Primeros brotes del sionismo — 1871 — Emancipación completa de los

judíos en Alemania



n i

» I HISTORIA ARGENTINA ; HISTORIA MUNDIAL HISTORIA JUDIA

I 1876-Sancionada la Ley de Inmigra-I ción y Colonización —817

I 1879 - La “Conquista del Desierto”) “

1879-1884 —La Guerra del Pacifico

1878 —Comienzos del antisemitismo moderno en Alemania.

-1 1880 —La federalización de Buenosi Aires. Comienza la “Generación1 del Ochenta”. „ — i ; ' 7

f V ■ "1881/2 —Ola de matanzas (“pogroms”)

en el sur de Rusia; fortalecimiento

■ | & . ‘ % del antisemitismo moderno enAlemania.

I r . _*. * Ji _ e , . j 1884 —Fundación del Movimiento1 . Sionista ., .I 1890 —La crisis económica y la Revolu-1 ción de Julio.I . 1891 —Fundación de la Jewish Coloni-

zation Association por el Barón de

Hirsch. -

1 1902 —La Ley de Residencia

1904-5 - La guerra ruso-japonesa.' v

.1894-9 —El caso Dreyfus en Francia — auge del antisemitismo.

.1897 —El Primer Congreso Sionista enBasilea..

r . ’ - V ‘

1905/6 - Ola de ‘pogroms’ en Rusia;autodefensa judía.

7%

\

\ í4 !i ■:

|i

HISTORIA ARGENTINA HISTORIA MUNDIAL HISTORIA JUDIA

1910 r El centenario de la Revoluciónde Mayo.

1912 - Reforma electoral

4.1916 —Los radicales con H..Yrigoyentriunfan en las elecciones.

8.1914 —Estalla la Primera Guerra* Mundial

7.11.1917 —La Revolución bolchevique,llamada *de Octubre’.

1919—Tratados de paz; establecimientode la Sociedad de Naciones.

í 7-13.1.1919 - La Semana Trágica

10.1922 - Marcelo Alvear, presidente dela ‘República.

I6.9.1930 —Revolución militar —£1 gene»ral Uríburu en el poder.

I1932/8 —Presidencia del general -Agustín Justo.

8.1929 —Empieza la crisis mundial

20.1.1933 - Adolf Hitler llega al poderen Alemania.

'2.11.1917 —La Dcdación Balfour sobrePalestina

11.11.1918 —Fin de la lera GuerraMundial.

1919 —“Tratado de Minorías” en Polonia; matanzas en Ucrania y enPolonia.

7-13.1.1919 —“Pogrom” de la Semana‘ Trágica en Buenos Aires.

7.1922 —La Sociedad de Naciones, en elmandato otorgado a Inglaterra, reconoce los derechos históricos del pueblo judío en Palestina.

20.1.1933 - Empieza el período del'Holocausto

G ui a C r on ol ó gi c a

G ui a C r o

n ol ó gi c a



V»ijyO HISTORIA ARGENTINA HISTORIA M UNDIAL H ISTO RIA JU D IA

1938/43-Presidencias de Ortiz y - 3.1938 —Austria queda anexada a 7.1938 —Treinta y dos países reunidos

Castillo. Alemania. en Evián tratan del problema delos refugiados

. . . ' * 5.1939 —"Libro Blanco” —nueva poli- ttica inglesa en Palestina: restricción

' severa de la inmigración j u d í a . .* 31.8.1939 —Polonia atacada, empieza la 31.8.1939 —Matanzas y persecuciones

Segunda Guerra Mundial. ' en Polonia. '21.6.1941 —Ataque a Rusia, termina el 21.6.1941 - Exterminio sistemático en

* a. acuerdo Hitler-Stalin. ^ territorios ocupados por Alemania' »■ en Rusia.

7.12.1941 - Ataque a Pearl Harbor; , . » “ "■ ‘i"'" *’U jf- .’M fi

EE.UU. en guerra contra Japón,Alemania e Italia.

1.1942 - Argentina mantiene su 8.11.1942 - “Operación Antorcha” —los 7.1942 7 La "solución final” en suneutralidad. Aliados en Africa del Norte

pun to álgido.1.1943 —Los alemanes son derrotados' JT t .• :: ' . . *’£ - por los rusos en Staiingrado 19.4.1943 —La rebelión del ghetto de

Varsovia.4.6.1943 - Revolución militar del 9.1943 —Italia vencida

G.O.U. El general Ramírez enca beza la Junta .

•_ . •

26.1.1944-Argentina rompe relacionescon Alemania

27.3.1945 —Argentina declara la guerra6.6.1944 - "D. Day" - el desembarco en

Normandía.3-7.1944 —La destrucción del judaismo- --hún garo . — ............* ****£ \ i8.5.45 —Termina el Holocausto: seis

a Alemania. 8.5.45 - Fin de la Segunda GuerraMundial. millones de víctimas

OcS*0

12.

. o

HISTORIA ARGENTINA

l 24.2.W46 —Juan Domingo Perón elegido préndenle

HISTORIA MUNDIAL HISTORIA JUDIA

1945 - Establecimiento de la Organización de las Naciones Unidas.

2-J .W 48 — La toma del poder por los

comunistas en Checoslovaquia y elsitio de Berlín. La "guerra fría ".

14.1949 —t i primer embajador de Israelen Argentina entrega sus credenciales al presidente de la República.

29.6.194 6- “El Sábado Negro", culmi

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INDICE DE NOMBRES Y TEMAS

A.

Africa, Africa del Norte, Africa del

Sur 29 154 196 257 262 276 310

322 464

Agencia Judía 409

Alberdi, Juan Bautista 52-59 60-

63 65 70 77-79 119 329 414

Alemania, alemanes 27 48-50 54 58

78 87 88 92 97 98 102 114 116

117 132 134 135 146 148 149

157 164 196 197 199 268 269

279 285 295 296 298 309 313

315 319 341 400-403 406-410

412 415-417 420 425-427 430

434 435 438 440-442 450 452

453 456 457 459 465 470-472

474 475 477 479-481 491 497

547 548 550

Alcpo 270 314 398

Alexenicer, Zalman 108 114

Alfonso X II 90

Alfonso X II I 303

Allgemeine Zeitung des Judentums

50 91

Alliance Israelí te U niverselle 82 91

96-99 107-109 111 113 114 123

128 130-134 194 238 239

Alsina, Juan A. 144 178 181-185

207 227 270 273 274 277 279

286

Altagracia 148

Alvear, Marcelo T. de 322 332 431

522 549

Amadeo, Tomás 312

Amberes 340

Am érica Latina, Am érica del Sur 19

21 22 40 50 55 70 105 106 199

289 364 366 393 425 430 431

457 462 471 475

American Jewish Committee 201

Amsterdam 105 106 349 447 546

Anarquismo, anarquista 175 177

185 245 285 287

Anastasi, Leónidas 438Andalucía 31 493

Anglicanos 45

Anglo Jewish Association 116 123

124 127 130 131 134 135 194

Antisemitismo, antisemitas 88 89 93

95 129 150 158 160 302 312 340

438 464 471 494

Arabes 270 312 411 487 493 551.

Aranovkh, Demetrio 461 468



Indice de nombres y temas

Armenios 273 314

Aronstein, Georgcs 416

Arze. Juan José 17

Asamblea General . Constituyeme

35-37 41 42

Asociación de Ayuda a los Inmi*

grantes Judíos 200

Asunción 419 ' . .Australia 154 296 322 514 515

Austria, Imperio Austrohúngaro 27

28 48 87 96 97 102 111 133-135

155 161 164 195 199 237 255 f

273 295 313 315 417 426 427

Bergen-Belsen 472

Beriín 88 91 94 114 115 133 160

164 197-199 205 313 342 366

392 395 435 450 451 457 471

473 475 551

Bermudas 468 473 474

Bernasconi 225

Bernheim. Aiexander 51Besarabia 109 114 149 158 215 228

221 332

Bialistok 159 215 216

Bikur Jolim 2246 255

Bilenki, Abraham I. 110 115 117

430 440 481 482 550

Aueibach. Segismundo 81

Auerbjch, Wolfgang 218 220 •

Autonomistas 192Avellaneda. Nicolás 72 82-85 146

Avigdor (colonia) 418 479 ,

Ayacucho 40 547

B

Bahía Blanca 285 ' •'

Balcanes 198 295 312 398 «Balíour, Arthur Jantes 303 349

Baltimore 171Barneti, John 171

Barón Hirseh (colonia) 223 224 233479

Basavilbaso 232 r

Basilea 183Bauer. Yehuda 13

Batiera 134 313

Beccar Varela. Horacio 312,Beínart. llaint 13 • •Beiró, Francisco 306Bélgica. Itelgas 134 199 269 341Belgrano. Manuel 38 '

Beniantín. Aron 369 373 ■■■ z. ‘

Birnbaum, Nathan 340

Birobidjan 385

Bne Brit 197 198 201 533

Bohemia 161Bolivia 36 52 441 460 478 502 516

Bonaparte. José 31 i Bonaparte, Napoleón 27 31 48 547

Borea. Domingo 431Borochov, Ber 189

Boston 171

Botosani 212

Bradeiv Spruille 487

Brasil 21 130 146 190 339 353 356

365 366 390 393 151 460 546Brenten 99 100 113 115 135 244

Bne . Ludwig 51 242 ~'Brisk 106

British Brothers Lraguc, The 165Brodv 96 97

Bronschweig. Alfred Jacques 449Bruselas 188 189 |97 198 341 342

Bublik. (íuedalia 215Bucarest 332 349 381

Bucovina 315 iBudapest 313 315

Bulgaria, búlgaros 174 198 273 295

Bund. tnuulistas 191 192 245 320Bunge. Alejandro 483 484Bu'ige. Augusto 30K ,



Indice de nombres v temas

Bustos. José María 88 90-92 94-99

106 109

('.abo de Buena Ksjieranza 456 460

Cadoeh, Moisés 467

Caito. Carlos 88 90 91 93 109 v

Campana 502

Canadá 133 154 183 217 238 296

322 353 390 473 514

Cañé. M igu el 176 -

Carca no. Miguel Angel 473 488

Carlos V 20

Caseros 54 * , t .

Castillo. Ramón S. 425 449 463 469

550 • =

Castro. Andrés M. 456 466

Catamarea 64 .

Cáucaso 295 ,

Cazés. David 212 215 217 218 220v 221 233 234 535 :

Centralbureau für Jüd isrhe . Aus-

tvanderungs Angelegheiten i 99 :Cejieda 69

O n a n o Oriente 247 272 318 391394 493

Citan» 150 259

Checoslovaquia 315 417 551

Che rnotit/ 240 «

Chile 52 441 -457 516 535Chinos 171 309 310

Chorlo Choel 418Chuluil 120 276 ~

Cirenaica 190 ' • • . .

Clara (colonia) 232 234 236

Cleveland, (lin ter |? 0 ¡Cohén. Miguel 214 >■ , .

Columbres. Eduardo 319

Colón. Cristóltnl 19 209

Comité Central de Ayuda a las Vic

timas de la Guerra 301 343-347

350 352 354 358

('emite Central de la J.C.A. en San

Petersburgo 214-218 243 250

251

Comité Central de los Judíos de

' Alemania para los Jud íos de Ru

sia 130

Comité contra el Racismo y el Anti

semitismo 436 495

Comité de Emergencia para los Re

fugiados Judíos 352

Comité de Inmigración de Trabaja

dores Judíos 360

. Comité International des Oeuvres

Privées pour la Protection des

Emigrants 335

Comité Unido de Evacuación 353

356 358

Comunistas 420 436 488

Concordia 328 -

Conferencia de San Remo 315Congregación Israelita Latina^ 150

247 ‘

Congregación Israelita de la Repú

blica Argen tina, C-ongregai ¡ón Is

raelita de Buenos Aires 81 82 95

KM) 121-124 142 143 246 25 0

251 253-255 299 300 303 305

330 344 462 463 i

Congreso Judío Mundial 430 461465 466 ;

Congreso Jud ío M undial de Socorro341 348

Consejo Nacional de Educación334

1 Consistoire 91 121

Constantínopla 90 136 355 35o

Constitución de la República Argentina 80 177 178 273 277 309 432437 483

583




Conventillos 263 392 :

Copenhague 301

Córdoba 44 53 103 122 148 149

182 274

Corrientes 17 19 21 23 '6 0 71 79

176 519

Cracovia 111

Crimen ritual (libelo) 160

Criterio 414

Cuba 441 • • •

Curasao 457 . .

D .. V- ‘ -

D A I.A . 420 430 440 453 463

. 465-467 469 .476-478 486 497

502 503 505-510 527

Damasco 270 314 398

Davis, Moshe 13Derechos de la minorías 314 340

Der Weg 341

Di Idische Zaitung 302 418 494

Di Presse 302 • /Diamante 147

Diana, Pablo 506 . ,.•*>

Diaz Arana 308

Dickman, Enrique 461 483 484

Dillingham, VVilliam 170 171

Dinamarca 269 423Donaivich 110

Dora (colonia) 226 291

Dubnow, Simón 163 192 <

Dubrowsky, Ricardo 510 ■

Duhau, Luis 412 413

. Durán, Juan 149

E í. ■ ’ rf

Ecuador 460Edén. Anthony 4K4 '

584

Efron, Yedidia 501

Egipto 54

Eichman. Adolf 426

Ekron 137 ,

El Comercio 75

El Criso l 464 ‘ .

El Escabel 225 ;

El Havre 214

El Nacional 90.

El Pampero 464 ‘

El Pueblo 499

Elizabetgrad 86

Emerson, Hcrbert 522 523

Emigdirect 342 343 353 358 369

393 ;

Entre Ríos 60 139 146 147 205-

207 209-212 214 226 231 232

259 276 278 283 305 368 372

386 ,397 417 418 434 479 498

501

Eretz Israel 27 87 109 131 132 137

187-190 196 212 214 220*233

340 390 408 409 411 473 482

485 486 509 514 528 529

Erlanger, Michael 111

Escandinavos, europeos nórdicos 78

524 ■<

Escocia 45,

Eslovacos 516

Esmirna 314 398España, españoles 28 30 31 ,33 35

38 40 42 48 53 57 58 89 90 142

147 148 269 281 309 421 472

474 516 546 547 .

Estados Unidos 26 29 40 48 55 56

58 59 61 74 76 96-98 106 117

127 130 134-136 139 140 145

153 154 157 162 164 167-169

173 174 178-181 184 186 190

191 194 200-202 205 207 212

217 238 257 262 264 265 288

289 296 301 310 316-319 322




325 332 337 339-342 347 352

355 356 368 373 410 430 431

457-459 461 462 464 465 408

473-475 482 487 496 497 501

503 504 513-515 522*526 528

539 54 6 550

Euiopa Central 22 47 51 155 202

292 314 456 479

Europa del Norte 72 76 78 116

169 308 423 516

Europa Occidental 22 51 53 96

97 99 103 108 130 161 286 289

292 373 452 456

Europa Oriental 58 91 100 103

105 108 111 124 131 146 156

167 245 250 255 295 301311

312 314 340 350 353 358 373

377 394 398 481 518Evans-Gordon, YVilliam 165 168

Evian, Conferencia de 430-433 435

439 473 522 528 550 i

Ezrah (Buenos Aires) 239-243 246

250 251 255 286 299 300 344

Ezrah (Berlín) 196-198 203 205

392 409 421

F

Fainberg, David 141 216-218

Falcón, Ramón 185

Farrel, Edclmiro 476

Fernando VII 31 32 34 35

Ferré, Pedro 79

Filadelfia 61 171

Formosa 150 494

Forwerts 173 174

Franceschi, Gustavo 414

Francfort 195 197-199 443

Francia, fi anceses 26-29 31 38 47

58 59 91 97 112 118 127 132 134

143 147-149 194 210 239 266

268.269 272 278 283 285 286

295 296 309 332 430 452 462-

468 547 548

Frank.J.B. 110-113 116 121

Frers, Emilio 310

Frías, Félix 69 70Frondizi, Arturo 436 437 • ’

G

Gaché, Roberto 469

Galeses 276

Galitzia 96 103 121 155 161 295313 315 361

Gallo, Delfín 75

Galveston 190 201 204

García, Manuel José 41 42

Gartner, Lloyd 13 ,

Ginebra 430

Gitanos 322 >

Glucksman, Max 344 349 351 354

- 361 374 404

Goldman, Moisés 468 477 502Goldsmid, Albert 132

Goldsmid, Julien 131 210

Goldschmidt, S.H. 131

Gompers, Samuel 316

Gorostiaga, Benjamín 66 79 .

Coya, Francisco de 31

Grandi, Amadeo 337 379 381

Grecia, griegos 54 162 198 273 295

472

Grodno 213 215GünJiurg,'Barón Horace de 96 126

132

Gutiérrez, Juan María 66

585




H ,, V

Maltón. Samuel 186 246-251 254

256 259 263 273 303 305 330-

333 344 -347, 349 351 374

Hamburgo 135

Hamelitz 105 106 112 115 ,123

Harding, YVarrcn G. 318

Harrison, Earl G. 513

H an , Henry Nafial í 51 .

Hassan, David 121 123

Hazrtrá 94 105-107 115 117 121

123 145

Hcidrich, Reinhard 457

Heras, Gregorio de las 41

Hernández, Rafael 112 121

llerzl, Theodor 187-189 195 196

203 491

11.1. A.S. 339 340 342 343 358 268

269 503 504 507 508 518

11.1. C .E .M . 358 359 366 368 370371 373 374 377 381 386 390

395 398 399 402 404 425 448

460 462 465 466 469 507

Hildesheimer, Azriel 111 114

Hilfsverein (Sociedad de Ayuda a

«los Judíos de Habla Alemana)

407 408 418 425 442

H illquit, M orris 191 '

llimmler, Heinrich 456

Hirsch, Adolí 406

Hirsch, Clara (Bischoffsheim). Ba

ronesa de 126 210

Hirsch, Lucien 126

Hirsch, Nlaurice, Barón de 96 97

12íwl 31 13 3 -143 145 146 I R

202 205 210 211 224 237 254

395 548

Hirsch, Samuel 212 215 217

ll it le r, Ado lf «400 401 405-407 480

549 550

llofím an, A. 243 244 •

58<*

H ola nd a, holandeses 21 27 199 341

, 422 423 457 472 ;

Honduras 190

liorne , Bernadino 438 .

Ho tel de In m igra ntes 73 120—122

180-182 240 349 383 384 441

460 504 508,

Hu ngría,, húng aros (véase también

Austria) 138 163 273 313 315 550

Hurwitz, Samuel I. 368 371

1 -

lasi 160

Idischer Algemeiner Aibeter Far-

band 24 5

Illía, A rturo V. 436 , ,

Im pu ros,.. Tem ein, Tra tantes de

Blancas 103 123 136 248 251, 255-257 284 327 351 375 394

Inglaterra, ingleses, Gran Bretaña

29 31 32 38-41 44-47 50 57 58

65 66 75 97 103 125 127 130 132

134 135 139 140 164-169 174

178-181 186 188 194 199 200

238 269 279 283 295 296 298

303 341 355 422 468 470 471

473 474 482 484 488 489 514

515 523 528 547 551

Inmigration Resiriction I-cague 169

Inquisición. Samo Oíicio 17-22 32

33 35 36 89 546

Internacional Socialista 118 179 191

192

Irak 190

I.R.O. (Industrial Removal Office)

201 205

Isla de.las Lágrimas (Lilis Island)

172 i 73 201

lsmail 114 115

)



Indice de nombres y lemas

Israel, Estado de 153 154 496 509

511-513 525 528 551

Italia, italianos 27 58 142 148 149

269 272 279 281 312 314 398

439 457 482 516 518 550

J

Jafa 136

jap ó n , japoneses 159 171 309 310

451 457 548 550

Jazanovich, León 206 207 245

J.C.A. 129 131-134 138 139 141

142 145 181-183 185 196 202-

218 220-229.232-243 246 248-

254 256 257 259 260 264 275

282-284 290-292;329 330 332

334-336 339-351 353-355 358-360 362-366 368-372 376-378

383 386 394-396 402 404-407

415-418 424 430 431 434-436

445-449 456 463 479 507 525-

527 533-536 540 548

Jcrusalén 321 443 507:

Jevrá Kadisha Ashkenazi 246 251

254 256 274 300

Jewish Chronicle 94-96 98 103

Joint 339 425 461 462 508

Joscph. Henry 121 123 256

Joveve Sion 131-133 137 140

Judrez Celman. Miguel 104 11*»

. 120 125

Justo. Agustín I*. 387 412 429 549

K

, " • • ■ .

Kahn, Zadok 110-112 128 218 239 24 0

Kamenitz, Podolsk 109 110 .,

Kaplan, Isaac 235 .

Karlsbad 341

Katowiz 133 •

Katzovich, Noaj 141 213-215 237

304 372

Kaufman, Eliezer 109-111 ,

Kelly, David 484

Kherson 86 221 222 ,

Kibrirk, León 496

Kielce 482 f .

Kiev 160

Kishinev 158 159 163 166 196 201

218 220 221

K.K.L. (Fondo Nacional Judío) 202

Kohler, Max 174

Kramer, Simón 123

Kreinin, Mirón 369 372 373 398

L

La Capital 75 „ . : *'

La Fronda 438

La Habana 444

La Nación 92 93 117 123 488 489

La Plata, río y distrito. Provincias

Unidas 21-23 29-31 34-36 38-

41 44 45 48 49 79 99 107 126

135 140 274 279 288 304 325

394 490 546

La Prensa 437 488 489 493

La República 75:

I-t Rioja 47

ImI Tribuna 75 489 '•

lam as. Pedro S. 109 110 112 113

115 , • • «• , ■

I«iin):".:”*«'hafin 247 3(1? ,361.370

L is lleras. Gregorio de 42 43

I^st2ky«Bertoldi. Jacob 19.3 337 342.354 .393 > -. ¡ ,v ... •

f -

587



. Indice de nombres y temas

Lavaisse, Benjamín 65 67 68

Le Bretón, Tomás A. 325 327 334

431 432 521-524

Lcguizamón, Onésimo 72

Lehman, Israel Aharon y Mauricio,

50

Leibovich, Adolfo 115

Leipzig 96

Leiva, Manuel 64 67

Lembcrg 313Letonia 355 381

Leven, Ñarcisse 98 224 236

Levy, Achille 82

Levy, Oscar 112

Levy, Salomón y Elizabeth 80 82

Ley de Defensa Social 172

Ley de Inmigración y Colonización

(n° 817) 82 84 146 147 174 176

179 182 208 252 268 280 282

323 336 432 534 548Ley de Residencia 176 178 185 285

323 548 j Ley del Retorno 529

Libau 157 214

Líbano, übaneses 270 272 487 494

Libia 190

Libro Blanco 482 550

Liebschutz, Salomón 301

Liga Patriótica Argentina 383

Lima 21 33 444 ’Lisboa 136 464Lituania 106 107 213 214 341

381

Lix Klett, Carlos 117

Loeb, Isidore 131Loewenthal, Wilhelm 112 127 129

143 145Londres 116 117 135 166 194 195

255 256 262 303 450 522

Lubesky, Yehuda 111Lucienville 209 231 232Lugones, Leopoldo 321

588

Luperón , Grego rio 99 , ’

Lupo, Remigio 330 347, ;

Lutzky, José 386

M

Madagascar 210 428

Madrid 31 142 143Magnasco, Osvaldo 321

Mahler, Rafael 427

Malagueño 148

Mantilla, Manuel 176

Margaliot, Abraham 13

Marín del Carril, Salvador 44

Marruecos 147 151 238 247 257

260 272 273

Marsella 452 466-468

Marshall, Louis 352 .Martín García (isla) 487 -Masonería 51 83 84 '

Mass, Levy 367 372

Mauricio (colonia) 206 226 228 292

McDonald, James 412-415

Médanos 226 367

Mellibovsky, Benjamín 474

Memel 91Mendelson, José 346

Mendoza 45 102 182Mesopotamia 190 295

Mibashán, Abraham 4*1QMikve Israel 418Milán 90 94

Mirelman, Simón 461Misiones 150 .Mitelman, Mirón 240

Mitre, Bartolomé 71 92 93Mohilever, Shmuel 132

Moisés Ville 213-215 218 226 22 8-230 232 283 284 368 372 479Moldavia 160^.



Indice de nombres y lemas

Monaslir 162

Monroe, James 40

Montefíore (colonia) 226Mo nienegrinos 273 ¡

Montevideo 267 334 380 441 456

Moreno, Mariano 33 34

Moscú 125 128 129 158 451 .

Moss, Walter 227 249 535

Motzkin, Leo 341 342

Mundo Israelita 326 337 369 383385 464 496 ' .

Museo Social Argentino 306 307

312 388Mussolini, Benito 326

N

Narcisse Leven (colonia) 224

N ata n, Paul 197 198 Navarro, Samuel 90 91 105 109 110

116 147 521 Navarro Viola, Miguel 80 82

Naz ismo 313 401 402 407 409 410

412 413 426 462 467 ,470-473477

Netter, Charles 96 N euquén 85

N ord au, M ax 188 189 307 Norueg a 495 Novi Bug 222 Nueva Pla ta 112 117 Nue va York 97 98 106 127 133 171

173 184 190 201 204 262 352353 369 460 462 465 .488 546

Nurem berg Leyes de 410 417

O

Odesa 133 140 241

Oficina Internacional del Trabajo335 337

OHcina para los Refugiados de

Guerra (VVRD) 475 476Organización Israelita Argentina

502 509-512 517

Ojeda, Juan Antonio 93 .

Olivera, Ricardo 469

O N U . 504 515 516 551Oriondo, Simón de 72 83

Oroño, Ñicasio 76 83

Oniz, Roberto M. 424 425 429 443449 550

O.S.E. 462

P

Palacios, Pedro 122

' Palestina (ver también Erctz Israel)

27 87 109 131 133 136 140 141220 221 247 293 295 301 303390 420 428 440 442 443 470-

472 549 550 551Pampa 136 224-226 292 •Paraguay 52 71 419 441 451 456

460 478 502 503 508 516Paraná 420París 91 94 102 .107 109-111 113

114 116 118 Í8I 183 195 207214 216-218 222 224 226 229-231 234 238 239 241 249' 250252 254 256 330 332 336 347348 350 353 405 425 431 445446 448 526 534-536

Pavlovsky, Aaron 102

Pedermar 372Prllegrini, Carlos 125Peralta Ramos, Santiago 490-496

499-504 518 524Prrez, José Manuel 65



Perón. Eva 510 *.

Perón. Juan Domingo 170 476-478

486 487 490 49 4-500 502-5* >4

508-510 513 521 524 551

Perú 18 36 38

Petain 469

Philippson. Ludwig 91

Philipson. Franz 227 -

Picar, Henrv 112

Pío XII 414

■Piiale Sion 206 367 371

Podolia 109 lio 112 114 115 117

118 120 123

Pogroms 86 93 158-160 196 201 *

218 221 287 312 313 316 320

321 344 548 549

Poliakov, Samuel 126

Polonia, polacos 27 28 48 153 273313 315 318 333 341 349 355

356 361 380 381 388 392 393

.425 427 428 481 546 549 550

Fopper, Julio y Max 102

Portugal, portugueses 20 28 32 50

• 346 • V*

Posadas 510

Praga 49 342

Protestantes 40 47 277

Prusia 27 164 1

Indice de non

Quintana, Manuel 183 206

Quiroga, Facundo 47

R

Radicales. Partido Radical 119 284

297 322 424 436-438 522

590 ,

Radovitzky, Simón 185 286 :

Rafatovich, Isaías 393

Ram irez, Pedro Pablo 470 476 550 *

Ramos, Juan P. 325 326 328 333-

337 347 348 362 ”

Rectíe 21 546

Regalsky. Marros 367 374 397

República Dom inicana 99 . 1 ,

Resnick. Salomón 369

Reyes Católicos, Isabel y Fernando

19 20 90

Reznitky, Nehentia 13

Riga 381 <

Río de Janeiro 393 457-459 499

Rio (írande do Sul 146

Río Negro 85 107

Rivadavia, Bernardina 34 45-47 •

Rivera 223 372Rnbrrtson, William Parish 46

Roca. Julio A. 85 88 92 104 115

119 149 176 277 310 321 521

Rodas 314 398

Rodesia 190

Rojas. Ricardo 271 272 275 276

279

Roma 325 335 348 379 516

Roosvclt 430

Rosario de Santa Fe 210 25° 260274 279 386

Rosas, Juan Manuel »> 4? 51-54

547

Rotlischild. Kdniund de 99 109 111

137 140

Rotterdam P-6 340

Rousseau Jea n Jaeques 33 .

Rultel, J.irob 14

Rubin. José 344 431

Ruin.inía. rumanos 101 154 155161 163 182 195 196 211 217

218 229 230 238-240 273 295

315 318 328 331-333 338 352

355 356 361 380 381 388 428

res y tenias



iheviques 27 28 48 86-88 91 9294-97 99 KM-103 |(>8' 115-117

.125-133 135- \ f i - 139-141 146134-156 158-162 164 185 188191 192 197 199 201 205 206213-216 221 222 232 235-237240 241 257 295 296 3Ó3 312313 315 320 328 330-332 337339 341 332 372 374 378 385

- 397 452 458 480 547 548 549550 f

Russo Jewish Committee 130

s

Saavedras Lamas. Carlos 412 .422424

Sal»ath. Adolph 173 174Sacnz Peña. Roqur 297Saint Louis 441Sajamff. Miguel 235Salazar Altamira. («uillermo 403

413Salónica 162 ...Salla 60Sallo 328San Amonio 209 232

San Carlos 71San Fernando 184San Juan 44San Mariín. José de 38San Pedro 46San lYlersburgo 88 93 96 105 126

129 131-133 192 205 213 339 'Sania Catalina 45 46Sania Fe 44 54 60 70 71 76 79 83

122 123 139 148 149 205-20**' 210 211 215 225 226 260 434

519 547

Santiago de Chile 53 79Santiago del Estero 67 225 226 271

2°l • ••Sarajevo 293

Sarmiento, Domingo Faustino 52 5370 71 77 90 119 147 281 521

Satanovvski, Marcos 324 333SchifT, Jambo 190 204Schlesinger 468Schusheim. A.L. 439Srnkman. Leonardo 13 14Sed>i;\ serliios 175 273 'Sevilla 31Shomer Israel 242 243Shoshkes. Chaim 501 503Sidi. Abraham 236Sintmel. Siegmcnd 111-114Sionismo, sionistas 111 188 189 192

203 247 547 548Organización Sionista 131 187-

|9 ¡ 197 204 303 397Federación Sionista Argentina274 30| 303 409Congreso Sionista 188 195 548

Siria, sirios 257 270 272 301 303397 398 487 494

Socialismo. Partido Socialista ’ 18119 167 179 185 245 285 3 F308 424 437 461 483

Sociedad de Naciones 321 332 412

423 428 430 515 549Sociedad Rural Argentina 501Socolov, Xahum 145Solari, Juan 438Sonnenfeld, Nandor 232 234 249Sonnenfeld. Segismundo 139 182

208 210-212 217 227 231Soprvuimis 346-352 354-361 366

367 369-371 373-375 378 381384-387 396 398 402 404 405407 408 415 417 420 424 425

430 439 441 442 448 450-453591


Rusia, rusos, L nión Soviética, bol-




455 456 460-463 465 469 474

486 501 503-513 517 526

Soroki 215

Starkmeth, Isaac 354 386 405

Steín, Batía 14

Stutigart 179 191

Suecia 269 . -

Suiza, suizos 58 149 269 465

T

Taft, VVilliam llowart 172 201

Tánger 238

Tcrritorialismo 189 190 192 193 204

Tetuán 238

Texas 190 201

The Association for the Protectíon

of Girls and VVomen 255 256

Tierra del Fuego 102

Tilsit 91

Tov, Moshé 487

Transí!vania 313

Tratantes de Blancas (ver •'impuros”)

Trurnan 482 514

Tucumán 34 38 65 122 182 274

546

Turquía, turcos. Imperio Otomano

27 162 174 198 238 247 257 262

270 272 273 295 303 311 312

314 397 526

U

Uhajay 397

Ucrania 295 313 316 337 345 546

549

Ungre-Cohen (colonia) 447

Ungre, Edouard 366 395 462 463

592

Ungre, Luis 181 233 234 249 334

337 344-348 353 354 363 365

366 368 369 372 373 376-378

404 405 416 417 424 449

Unitarios 46 .

Uriburu, José Félix 383 548

Urquiza, Justo José de 51 54 60 69

Uruguay (país y rio) 52 209 327

419 451 535

V

Vataquia 160

Valparaíso 53

Varsovia 94 105-107 349 365 381

427 550

Vaticano, Santa Sede 68 278

Veneziani, David 232 249 254

Venrziani, Kmanucl Félix 97 127

Venezuela 460

Vichy 462 467 470

Videla, Amadeo 563

Viena 34 49 97 116 163 195 315

425 435 547

Vilna 91

Viso, Antonio del 88

Vladivostok 451

w

Wald. Pinie 320

Washington 379 475

Weill, Simón 405 448 468 517 533

536 538 542

Weimar 314

Weser 99 100 102 107 108 112-114

116 117 119 120 128 149 150

White, Amold 129 134



w-


z

Zalsberg, Alexander 102

Zangwill, Israel 189 204

Zeballos, Estanislao Z. 120

Zenteno, Pedro 64 79

Zevi, David 448

Y Zona de Residencia 28 48.96 103

109 125 132 159 215 216 547Zurich 447

' fru ^ ^ Zuvina, Facundo 60Y.M.C.A. 463

Yrigoyen, Hipólito 297 303 306 321

329 332 379 381 382 549

W illia ms, William 173 174 184

Wilson, Woodrow 172 201 317

Winterton, Lord 523 524

Wise, Stephen 431

Wolfsohn, David 188

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