Aunque Estados Unidos abogó por el establecimiento...

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AunqueEstadosUnidosabogóporelestablecimientode unafuerzainteramericanadepaz,lapropuestafuerecibida confrialdadporlosdelegadosdelasnacioneslatinoamerica- nasasistentesalaDécimaReuniónConsultiva .Peseala diversidaddeopinionesexpresadas,lasugerenciaestadou- nidenselogróobtenerelconsensodelamayoríadedos terciosqueserequeríaparasuaprobación,sibienesnece- sariodecirqueseopusieronaellaChile,Perú,Uruguay, EcuadoryMéxico,mientrasqueVenezuelaseabstuvo .A finalesdemayo,seformólaFuerzainteramericanadePaz (F .I .P .), bajoelmandodelBrasil .LaIntegraron,además,con tingentesdeEstadosUnidos,Brasil,Nicaragua,Paraguay, HondurasyCostaRica .PeroWashingtonfracasócuando intentóqueseestablecieraunafuerzapermanentedela O .E .A .paraactuarcontrafuturasamenazascomunistasen elContinenteamericano .(566) BasándoseenunProyectodeResoluciónpresentadopor ladelegaciónnorteamericana,laDécimaReuniónConsulti- vadesignóunaComisiónEspecialparaque,alavezque investigabaladifícilsituacióndelaRepúblicaDominicana, coadyuvara,mediantesusbuenosoficios,alasuspensiónde lashostilidades .EstaComisiónquedóintegradaporlos representantesdeArgentina,RicardoColumbo,quienla presidió ;ILmarPennaMarinho,deBrasil ;AlfredoVásquez Carrizosa,deColombia,yFrankMorriceJr .,dePanamá . Antesdeocuparnosdelalabordesempeñadaporla ComisiónEspecial,debemosrecordarquedurantelaSegun- daSesiónplenaria,el3demayo,laReuniónConsultiva dirigióunurgentellamadoatodoslosEstadosmiembros paraquebrindaranalaSecretariaGeneraldelaO .E .A., personalmédicoyenfermeras,alimentos,medicinasyequi- po,loscualesseharíanllegaralaRepúblicaDominicanacon elpropósitodesocorrerasushabitantes .Estellamadoen- contróecofavorableylaO .E .A .estableciósucentrodecoor- dinaciónenlaUniónPanamericanayenvióaSantoDomingo ungrupodefuncionariosparaejecutarlosprogramasde distribucióndealimentosymedicinas,tareaquecontócon 412

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Aunque Estados Unidos abogó por el establecimiento deuna fuerza interamericana de paz, la propuesta fue recibidacon frialdad por los delegados de las naciones latinoamerica-nas asistentes a la Décima Reunión Consultiva . Pese a ladiversidad de opiniones expresadas, la sugerencia estadou-nidense logró obtener el consenso de la mayoría de dostercios que se requería para su aprobación, si bien es nece-sario decir que se opusieron a ella Chile, Perú, Uruguay,Ecuador y México, mientras que Venezuela se abstuvo . Afinales de mayo, se formó la Fuerza interamericana de Paz(F .I .P .), bajo el mando del Brasil . La Integraron, además, contingentes de Estados Unidos, Brasil, Nicaragua, Paraguay,Honduras y Costa Rica . Pero Washington fracasó cuandointentó que se estableciera una fuerza permanente de laO.E.A. para actuar contra futuras amenazas comunistas enel Continente americano .(566)

Basándose en un Proyecto de Resolución presentado porla delegación norteamericana, la Décima Reunión Consulti-va designó una Comisión Especial para que, a la vez queinvestigaba la difícil situación de la República Dominicana,coadyuvara, mediante sus buenos oficios, a la suspensión delas hostilidades . Esta Comisión quedó integrada por losrepresentantes de Argentina, Ricardo Columbo, quien lapresidió; ILmar Penna Marinho, de Brasil ; Alfredo VásquezCarrizosa, de Colombia, y Frank Morrice Jr ., de Panamá .

Antes de ocuparnos de la labor desempeñada por laComisión Especial, debemos recordar que durante la Segun-da Sesión plenaria, el 3 de mayo, la Reunión Consultivadirigió un urgente llamado a todos los Estados miembrospara que brindaran a la Secretaria General de la O .E.A.,personal médico y enfermeras, alimentos, medicinas y equi-po, los cuales se harían llegar a la República Dominicana conel propósito de socorrer a sus habitantes . Este llamado en-contró eco favorable y la O .E.A. estableció su centro de coor-dinación en la Unión Panamericanay envió a Santo Domingoun grupo de funcionarios para ejecutar los programas dedistribución de alimentos y medicinas, tarea que contó con

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la colaboración de organismos voluntarios como la Cruz RojaInternacional, CARE, CARITAS y otros.

Mediante el documento denominado Acta de SantoDomingo, suscrito el !5 de mayo, fue ratificado el acuerdo decese al fuego concertado el 30 de abril . Se estableció,asimismo, una zona de seguridad en la ciudad capital, altiempo que se dieron seguridades para la evacuación (le losasilados en las misiones diplomáticas . la Cruz Roja y otrasagencias designadas por la O . EA. recibieron facilidades parasu labor humanitaria. Las partes contendientes acataron yreconocieron la competencia de la Comisión Especial . El 10de mayo, la sesión plenaria recibió el primer Informe de laComisión y decidió mantener sus funciones e incluso quegestionara el establecimiento de un Comando Unificado de laFuerza Interamericana de Paz .

Hacia el 19 de mayo, la Comisión rindió un segundoInforme en la Reunión de Consulta. Sostuvo que, a sucriterio, ya había alcanzado los objetivos primordiales de sumisión, esto es la cesación del fuego, la evacuación ordenadade los asilados y el establecimiento de las condicionesnecesarias para el auxilio de la población dominicana . Noobstante, el representante de Panamá en dicha Comisión nose mostró totalmente de acuerdo con el documento aludido .En efecto, Morrice, en su informe de minoría consideró queno se había cumplido con el objetivo principal asignado a laComisión Especial, es decir, "hacer todo lo posible por el res-tablecimiento de la paz y la normalidad" en la República Do-minicana. Pero tal finalidad no podía darse por alcanzadamientras subsistían en aquel país las condiciones de guerracivil. Tampoco compartía el Representante de Panamáalgunos conceptos emitidos en el informe de la mayoría de laComisión. En los mismos, se hacían algunas interpretacio-

del principio de no Intervención que lo anteponía a lasacciones colectivas establecidas en los instrumentos juridi

cos de la O.E.A. Estas últimas habían sido configuradas paraprevenir o corregir situaciones que podían hacer peligrar lapaz y la seguridad de las naciones del Continente americano .

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Compartía Morrice la parte del Informe referente alderecho del Organismo Regional para tomar medidas desti-nadas a encontrarle solución al grave problema que confron-taba el pueblo dominicano . Mas precisamente por ello, erainaceptable que se renunciara al ejercicio de ese derecho,máxime cuando la O.N.U . debía abstenerse de actuar en esteasunto, hasta tanto no se hubiese agotado la instancia regio-nal. Por último, el representante de Panamá consideraba quela disolución de la Comisión Especial traería consigo ungrave desprestigio de la O.E.A ., toda vez que "implicaría unaconfesión de impotencia e incapacidad para resolver un pro-blema de un país hermano que en estos momentos sedesangra bajo una guerra civil que ha entorpecido el funcio-namiento de sus instituciones democráticas" . (567)

Importa anotar que en el Segundo Informe de la ComisiónEspecial, ésta recomendó se solicitara al Consejo de Seguri-dad de la O.N.U. suspender toda acción, mientras no finali-zaran las gestiones de la O.E.A. y se nombrara a un represen-tante de la Décima Reunión para que actuase en SantoDomingo. Este habría de gestionar la estricta cesación delfuego de acuerdo con el Acta de Santo Domingo, ofrecería susbuenos oficios para el establecimiento de un clima de paz yconcordia, al tiempo que coordinaba su actuación con lasactividades del Representante del Secretario General de laO.N.U . Para tales efectos, la Décima Reunión Consultivadesignó al Secretario General de la O .E.A., José A . Mora .

Aprovechando la tregua declarada por los bandos con-tendientes, el 21 de mayo, la Décima Reunión Consultiva lespropuso convertir tal decisión provisional en cese permanen-te del fuego . Se encomendó al Secretario General crear elComando Unificado y se solicitó al Gobierno del Brasildesignar al Comandante de la F .I.P. y al Gobierno de EstadosUnidos nombrar el Subcomandante . El 23 de mayo se firmóen Santo Domingo un Acta estableciendo la F.I.P ., en tantoque se anunció que una Comisión Interamericana de Dere-chos Humanos viajaría a Santo Domingo con el objeto deinvestigar violaciones de esta naturaleza en este país. Por

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último, la Décima Reunión de Consulta de Ministros deRelaciones Exteriores, el 2 de junio, aprobó una Resoluciónmediante la cual se creó otra Comisión ad-hoc, integrada porlos Embajadores llmar Penna Marinho, de Brasil : Ramón deClairmont Dueñas, de El Salvador, y Ellsworth Bunker, deEstados Unidos. Sus objetivos básicos eran continuar latarea iniciada por la Comisión Especial, es decir, procurar elestablecimiento de la paz y la conciliación para "el funciona-miento de las instituciones democráticas en la RepúblicaDominicana y su recuperación económica y social" . Tambiénimpartiría a la Fuerza Interamericana de Paz, las directricesnecesarias para el cumplimiento efectivo de la misión que sele había encomendado . (568)

No nos corresponde entrar en detalles sobre la crisis do-minicana a raíz de la Intervención norteamericana . Lo ciertoes que por presión del Gobierno de Johnson, la Junta y loslíderes rebeldes, el 31 de agosto de 1965, reconocieron aHéctor García Godoy-ex Ministro de Relaciones Exterioresde Bosch- como Presidente Provisional. Enjunio de 1966,se convocaron elecciones generales resultando ganador Joa-quín Balaguer, antiguo Vicepresidente de Trujillo y Presiden-te en 1960. No fue hasta septiembre de 1966 cuando seretiraron los 9,000 soldados estadounidenses y otros 2,000latinoamericanos que componían la Fuerza Interamericanade Paz. (569)

Es indudable que la intervención militar de EstadosUnidos en la República Dominicana, no sólo puso de mani-fiesto el predominio de la Potencia del Norte en el sistema in-teramericano -no otra cosa representó la denominadaFuerza Interamericana de Paz- sino también inició el dis-tanciamiento de algunos Estados miembros de la O .E.A.respecto a la política exterior estadounidense contra elespectro del comunismo en el Continente Americano . Elprincipio de no intervención, tantas veces esgrimido en lascumbres interamericanas para atajar "la Infiltración comu-nista" perdió credibilidad . En adelante, algunos líderes pro-gresistas de Latinoamérica buscaron estrechar los vínculos

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internacionales, sin la participación de Estados Unidos,tanto dentro como fuera del Hemisferio Occidental . Porsupuesto, los regímenes militares latinoamericanos, en su

mayoría, continuaron apoyando los dictámenes de Washington en su política anticomunista, particularmente a través dela Junta Interamericana de Defensa, que había sido creadaen la Tercera Reunión de Consulta en 1942, esto es en plenaGuerra Mundial, como ya apuntamos en otra parte delpresente trabajo .

De la evolución de dicha Junta, no compete que nos ocu-pemos en este estudio. (570) Sí conviene recordar que, me-diante el Decreto No. 147, de 24 de marzo de 1961 . se aprobóel Plan Militar General para la Defensa del Continente ame-ricano elaborado por la Junta Interamericana de Defensa .En efecto, se estipuló que la República de Panamá conside-raba necesario "tomar medidas para el mantenimiento de laseguridad interna, contra una posible agresión del bloquecomunista-soviético" . Asimismo, se indicó que la situacióninternacional de entonces hacía imperativo, por parte delPoder Público, "adoptar medidas que tiendan a defender laforma democrática de Gobierno" . Más aún, era necesario, "laplanificación de las bases de coordinación militar requeridapara la defensa colectiva del Continente formulada por laJunta Interamericana de Defensa, a la vez que preparar losplanes para la protección por parte del Estado panameño desu integridad territorial incluyendo sus aguas marítimas" .

En virtud de lo anteriormente expuesto, se aprobó elPlan Militar General para la Defensa del Continente america-no contra una posible agresión comunista-soviética y susanexos, que había preparado la Junta Interamericana de De-fensa. Se comisionó al Ministro de Justicia para que -decomún acuerdo con la Comandancia de la Guardia Nacional,el Departamento Nacional de Investigaciones y la Oficina deDefensa Civil, de conformidad con lo dispuesto en la Consti-tución Nacional y los Acuerdos Interamericanos- tomara"las medidas consiguientes en coordinación con los otrosEstados miembros de la Junta Interamericana de Defensa

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para el debido desarrollo de dicho plan". Al mismo tiempo,se facultó al Ministro de Gobierno y Justicia para que, encoordinación con las entidades nacionales antes menciona-das y conforme a lo establecido en las disposiciones legalesvigentes, tomara las providencias adecuadas "para la protec-ción de la integridad territorial del Estado panameño, inclu-yendo sus aguas marítimas, en caso de cualquier conflagra-ción internacional" . (571)

Por ende, la política exterior anticomunista expuesta porel Canciller de Panamá Dr . Galileo Solís, en Punta del Este,en 1961 y, después en Caracas, en 1964, reseñada enpáginas atrás, probablemente encajaba con la estrategia mi-litar hemisférica delineada por la Junta Interamericana deDefensa influída, a su vez, por las directrices trazadas por elPentágono. Con la crisis de Santo Domingo, este modelo dela "Doctrina de la Seguridad Nacional" se puso en tela dejuicio, por lo que Washington buscaría darle otros matices enalgunas de las cumbres Interamericanas que siguieron a laDécima Reunión de Consulta .

De momento, los efectos negativos de la Intervención deEstados Unidos en Santo Domingo, se hicieron sentir en lacelebración de nuevos encuentros promovidos por la O .E.A .La Segunda Conferencia Interamericana Extraordinaria,convocada Inicialmente para inaugurarse el 20 de mayo de1965, fue dos veces aplazada . Finalmente, se llevó a cabo enRío de Janeiro, del 17 al 30 de noviembre de aquel año . Elamplio Programa de la Conferencia contemplaba temasrelacionados con el funcionamiento y robustecimiento delSistema Interamericano; desarrollo económico y social delContinente : perfeccionamiento de los métodos e Instrumen-tos de solución pacífica de las controversias ; ComisiónInteramericana de Paz ; protección de los Derechos Humanosy consideración del Proyecto de Convención sobre DerechosHumanos preparado por el Consejo Interamericano de juris-consultos en su cuarta reunión ; fortalecimiento de la demo-cracia representativa en el Continente ; utilización agrícola,

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industrial y comercial de los ríos y lagos internacionales .(572)

A la Segunda Conferencia Interamericana Extraordina-ria, asistió la Delegación de Panamá compuesta por elMinistro de Relaciones Exteriores Ingeniero Fernando EletaA., quien la presidió; Eduardo Ritter A., Gustavo A . Méndez,Herman J. Rodríguez y Renato Ozores, en condición dedelegados, además de otros funcionarios suplentes. En estaocasión, para superar la crónica deficiencia en la balanza depagos, el Canciller panameño propuso a los Gobiernos de losEstados Americanos: "La conveniencia y viabilidad de crearun sistema de cooperación económica, basado en el estable-cimiento de una contribución que grave progresivamente elingreso nacional de todos y cada uno de los Estados miem-bros de la Organización, para que los fondos así obtenidossean invertidos de manera justa y equitativa, al nivel conti-nental, con el fin de complementar los esfuerzos internos decada país en su afán de lograr un más acelerado retorno dedesarrollo económico y social" . (573) En líneas generales,esta tesis fue acogida en el Acta Económico-Social de Río deJaneiro .

Entre los diversos documentos que resultaron de laSegunda Conferencia Interamericana Extraordinaria, mere-cen destacarse, además del Acta Económico Social de Río deJaneiro antes mencionada, las resoluciones y recomendacio-nes respecto al cumplimiento de los objetivos de la Carta dePunta del Este, en especial, el programa de la Alianza para elProgreso, así como también las relativas al fortalecimiento delos medios de solución pacífica de las controversias interna-cionales y al establecimiento de una Oficina Interamericanade Promoción de las Exportaciones . Del mismo modo, seaprobó la creación del Fondo Interamericano de Asistenciapara situaciones de Emergencia ; cooperación parlamenta-ria; realización de estudios y ejecución de obras destinadasal mejoramiento de la navegabilidad de los ríos y lagosinternacionales y otros . (574)

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A estas alturas de la existencia del sistema Interamerica-no, se hizo Imperativo reformar la Carta de la O .E.A. En laparte resolutiva del Acta de Río de Janeiro se convocó a unaTercera Conferencia Interamericana Extraordinaria quedebería celebrarse en Buenos Aires. Se encomendó, igual-mente, a una Comisión Especial, compuesta por represen-tantes de cada uno de los Estados Miembros, la preparaciónde un Anteproyecto de los Reformas a la Carta de la Organi-zación Regional . El Consejo de la O .E.A. debía convocar adicha Comisión Especial para que se reuniera en la Ciudadde Panamá, bajo la coordinación del Ministro de RelacionesExteriores de Panamá Ingeniero Fernando Eleta A., y letrasmitiera sus conclusiones a la cumbre de Buenos Aires .

Del 25 de febrero al 1 de abril de 1966, con el propósitoIndicado, se reunió en Panamá la mencionada ComisiónEspecial . Corno estaba previsto, asistieron delegados detodos los países miembros de la O .E.A. Correspondió alCanciller de Panamá pronunciar el discurso inaugural ytambién hicieron uso de la palabra el Embajador del Brasillimar Penna Marinho, Presidente del Consejo de la O.E.A . ;José A. Mora, Secretario General del Organismo ; Carlos Be-cena, Presidente de la Delegación de la República Argentina,y Ricardo J . Alfaro, Jefe de la Delegación panameña, electoPresidente de la Comisión Especial en la Primera ReuniónOrdinaria. (575) Como Vicepresidente de dicha Comisión,fue elegido el Representante de la delegación del Perú JavierCorea Elias .

Destacada participación tuvo la Delegación de Panamá,encabezada, como dijimos, por Ricardo J . Alfaro, e integradaademás por Victor Florencio Goytia, Eduardo Ritter A., JorgeRubén Rosas, Dulio Arroyo, Renato Ozores, Narciso E .Garay, y otros delegados suplentes. Esto se demuestra en elextenso y documentado informe que presentó Alfaro alMinistro de Relaciones Exteriores Fernando Eleta . Entre lasdiversas recomendaciones y reformas planteadas en estedocumento merece destacarse la declaración en la que ladelegación panameña reiteraba su convencimiento en cuan-

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to a la necesidad de que la nueva Carta de la Organización delos Estados Americanos dispusiera la concertación de unTratado Interamericano de Asistencia Económica Recíproca .El mismo debía Incorporar al sistema regional en el campoeconómico y social, "con carácter de obligatoriedad jurídica,y los principios de la seguridad, de la solidaridad, de lacooperación y de la asistencia mutua, de acuerdo con laexpresa declaración que figura al respecto en el Acta Econó-mico-Social de Río de Janeiro" . (576)

Antes de elevar su informe sobre el Anteproyecto deReformas a la Carta de la O .E.A. al seno de la TerceraConferencia Interamericana Extraordinaria, la ComisiónEspecial reunida en Panamá decidió pulsar la opinión delConsejo Económico y Social, debido a las divergencias quehabían surgido en estos temas durante el proceso de prepa-ración del documento . A este efecto, el C .I.E.S. celebró unaReunión Extraordinaria en Washington, del 6 al 18 dejuniode 1966, y a la cual concurrieron delegados técnicos especial-mente designados por los Estados miembros . Por Panamáasistieron Eduardo Ritter Aislan, Renato Ozores y RodrigoNúñez B. El C .I . E.S . dio su aprobación sin reservas al Ante-proyecto de Reformas presentado por la Comisión Especial .(577)

Ala Tercera Conferencia Interamericana Extraordinaria,reunida en Buenos Aires del 15 al 27 de febrero de 1967,además del Ministro de Relaciones Exteriores FernandoEleta, acudieron como delegados con categoría de Embajado-res Extraordinarios de Panamá, David Samudio, Ministro deHacienda y Tesoro : Olmedo A. Rosas, Contralor General de laRepública: Eduardo Ritter A., Embajador Delegado Permanente ante el Consejo de la O .E .A; José María Sánchez B .,Embajador Extraordinario y Plenipotenciario en la Argenti-na; Jorge Rubén Rosas, Presidente de la Comisión de Rela-ciones Exteriores de la Asamblea Nacional ; Hernán J . Rodrí-guez Jr., Asesor Económico del Ministro de RelacionesExteriores, y Renato Ozores, además de otros delegadossuplentes .

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Merece destacarse que, en base al Anteproyecto deReformas hecho en Panamá, la Tercera Conferencia Intera-mericana Especial aprobó un Protocolo de Enmiendas a laCarta de la O.E.A. Este documento pasó a conocerse comoProtocolo de Buenos Aires . En virtud del mismo, la Conferen-cia Panamericana fue sustituida por una Asamblea Generalanual . El Consejo Económico y Social (C.I.E .S .) se separó delantiguo Consejo de la O.E.A. que ahora pasó a designarsecomo Consejo Permanente . En lo sucesivo, todas las activi-dades económicas y sociales dependerían del C .I.E.S. Sesuprimió el Consejo de Juristas, en tanto que el Consejo deCultura fue sustituido por el Consejo Interamericano para laEducación, la Ciencia y la Cultura . Los tres Consejosfuncionarían en similares condiciones . La Comisión Jurídi-ca Interamericana adquirió categoría de Organo de la O .E.A.y en idéntica forma se consideraría a la Comisión Interame-ricana de Derechos Humanos. Asimismo, la Comisión Inte-ramericana de la Paz fue reemplazada por la ComisiónInteramericana de Entendimiento Pacífico . Lo mismo ocu-rrió con el término "Unión Panamericana" que se conoceríacomo Secretariado General . En cuanto a las Reuniones deConsulta de los Ministros Exteriores, éstas permanecíaninalterables, pero las principales funciones del Organismoregional descansarían, en gran medida, en la AsambleaGeneral. (578)

Debemos tener presente que, con algunos aspectos de lasenmiendas, desde un principio, los delegados de Panamá nose mostraron de acuerdo . En cuanto a las normas económi-cas, la representación panameña propugnaba por la tesis deque los Estados americanos más ricos debían estar jurídica

mente obligados a cooperar con los más pobres. Si bien estecarácter de obligatoriedad se tomó en cuenta en el Acta Eco-nómico-Social de Río de Janeiro, no ocurrió lo mismo con losAnteproyectos a la Carta de la O.E.A. preparados en Panamá,ni tampoco en la Tercera Conferencia Interamericana Especial reunida en Buenos Aires. Por eso, el Canciller de Panamáafirmó que, respecto a las reformas económicas, si bien votóa favor de las mismas, "lo hizo con muy escaso entusiasmo

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y muy limitada confianza en su eficacia, para no dar unacento de discordia a la Reunión de Buenos Aires" . A sujuicio, la cooperación económica internacional dentro delsistema interamericano se reflejaba solamente "en una seriede pronunciamientos y de disposiciones, cuya eficacia ofrecedudas que hincan raíces en pasadas experiencias" .

Respecto a la solución pacífica de las controversias,también la representación de Panamá tenía sus propiospuntos de vista que diferían de los adoptados en la Conferen-cia. La posición panameña se fundaba en la convicción deque cuanto más amplias y expeditas fuesen las vías condu-centes a la solución pacífica de las controversias entre lospaíses americanos, tanto más efectiva y firme quedaríaafianzada la amistad y solidaridad de los pueblos. Esto seceñía a lo estipulado en la Carta de la O .E.A en el sentido deque "ninguna controversia que surja entre los Estados Ame-ricanos pueda quedar sin solución definitiva dentro de unplazo razonable" . Tal principio, en opinión de los represen-tantes de Panamá, no quedó consignado en los mecanismosy facilidades establecidos en Buenos Aires .

Por la razón expuesta, Panamá acogió con beneplácito laproposición del Ecuador tendiente a permitir la efectivaparticipación del Organismo regional, a través del Consejo,en la solución pacífica de las controversias . No obstante, lamoción no prosperó al aprobarse el Protocolo de Enmiendasa la Carta . En consecuencia, la delegación panameña, enuna declaración inscrita en el Acta correspondiente, sostuvoque al suscribir dicho Protocolo lo hacía "en el entendimientode que ninguna de sus disposiciones limita o impide en formaalguna el derecho de Panamá de llevar a conocimiento de laOrganización cualquier conflicto o controversia planteadocon otro Estado miembro que no hubiera tenido una soluciónjusta dentro de un término razonable después de haberaplicado sus resultados positivos algunos (sic) de los proce-dimientos de solución pacífica previstos en el Artículo 21 dela Carta actual" .

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Panamá también expuso reservas en relación con elsistema defensivo consistente en el establecimiento de unafuerza militar interamericana . Apoyó un Proyecto de Refor-mas a los Artículos 44, 45, 46 y 47 de la Carta de la O .E.A.presentado por la delegación de la República de Argentina .En esencia, se buscaba darle carácter de permanencia alComité Consultivo de Defensa, el cual absorbería las funcio-nes de la Junta Interamericana de Defensa que se suprimi-ría. Esto, en realidad, no significaba la creación de unafuerza militar interamericana como quisieron interpretarloalgunos. No obstante esta proposición no obtuvo la mayoríade votos requerida . En este sentido, la delegación panameñaexpuso su posición con suma claridad: Panamá se oponía ala creación de una Fuerza Militar Interamericana . En primerlugar, porque esta República carecía de ejército y su únicafuerza castrense era una policía constituida en GuardiaNacional. Por consiguiente, no se hallaba en condiciones deorganizar en forma adecuada su defensa en caso de interven-ciones armadas, como las dos que había padecido el paísdurante la última década . En segunda Instancia, las dispo-siciones que se incluyeron en la nueva Carta de la O.E.A.,debían aprobarse con el menor número de reservas posiblepara no entorpecer la ratificación en los Estados Miembros .Por eso, Panamá se abstuvo de pronunciarse oficialmentesobre el punto en debate y refirió la propuesta Argentina a laComisión de Iniciativas, integrada por todos los Cancilleres .No obstante cuando los representantes de Panamá participa-ron en la redacción del Proyecto de Resolución de la Undéci-ma Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exterio-res, dejaron claramente consignado que los Presidentes delas Repúblicas americanas, teniendo en cuenta que losesfuerzos de los latinoamericanos debían encaminarse haciasu desarrollo económico y social, declaraban su intención delimitar los gastos de las fuerzas armadas a aquellos quefuesen únicamente indispensables para dar fiel cumplimien-to a sus deberes constitucionales. (579)

Cuando se celebró la Cuarta Reunión al Nivel Ministerialdel Consejo Económico y Social de la O.E.A ., en Buenos Aires

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del 25 de marzo al 1 de abril de 1966, fue adoptada unaDeclaración Especial en la cual se acordó : "Encomendar alSecretario General de la O.E.A., que consulte con los Gobier-nos de los Estados miembros sobre la conveniencia de que serealice una Reunión de los Jefes de Estado de los países delsistema Interamericano a fin de dar impulso político máseficaz hacia los objetivos de la Alianza para el Progreso yacordar los medios más adecuadas para acelerar su realiza-ción" .

Aprovechando la presencia en Nueva York de los Minis-tros de Relaciones Exteriores de los Estados americanos queasistían a la XXI Sesión Ordinaria de la Asamblea General delas Naciones Unidas, el 23 de septiembre de 1966, éstosjunto con el Vicepresidente de Bolivia, celebraron una reu-nión informal con el propósito de Intercambiar puntos devista sobre la proyectada Reunión de los Jefes de Estados delos respectivos países . En esa ocasión, el representante dePanamá sugirió que en la preparación de la agenda nointervinieran los Estados Unidos para no dar la impresión delenfrentamiento de dos bloques de poder en la futura reuniónde Presidentes. A esta propuesta se opuso el Brasil porconsiderarla poco diplomática y pese que contó con el apoyode Chile, Guatemala y México, la misma no prosperó . Noobstante, en la reunión Informal se llegó al acuerdo unánimede que la Comisión preparatoria Iniciara, cuanto antes, suslabores con el propósito de realizar la cumbre de mandatarioslo más pronto posible. El 11 de octubre se efectuó la primeraSesión de la citada Comisión y se crearon dos subcomisionesde trabajo .

Por su parte, el Consejo de la O.E.A., en la misma fecha,acordó invitar a algunos funcionarios de los Organismos yentidades intergubernamentales, cuyas actividades teníanrelación con los ternas que se tratarían en la UndécimaReunión de Relaciones Exteriores .

Entre el 24 de enero y el 1° de febrero de 1967, laUndécima Reunión de Consulta celebró su primer período de

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sesiones en Washington. La representación de la Repúblicade Panamá recayó en el Embajador ante el Consejo de laO.E.A., Eduardo RitterA. Durante este periodo se aprobó,entre otras, rana Resolución por medio de la cual se solicitóal Consejo de la Organización mantener la Comisión preparatoria destinada a colaborar en los detalles previos a laReunión de los Jefes de Estado. Por sugerencia del Ministrode Relaciones Exteriores de Panamá, se consideró oportunoy se aprobó comunicar a los diferentes Gobiernos la conveniencia de que la Quinta Sesión del

C.I.E.S.,tuviere lugar enBuenos Aires, inmediatamente antes del Segundo Período deSesiones de la Undécima Reunión de Consulta . El propósitoera que los Ministros de Economía de los Estados miembrosde la O.E.A., colaboraran con sus homólogos de RelacionesExteriores para la elaboración del temario de la Reunión delos Jefes de Estado.

Como estaba previsto, el Segundo Período de Sesiones dela Undécima Reunión de Consulta se llevó a cabo en BuenosAires, del 16 al 27 de febrero de 1967 . La delegación dePanamá, a la sazón presente en la Tercera Conferencia Interamericana Extraordinaria, ya especificada, fue la mismapara la Reunión de Consulta . En ésta se determinó la sedey la fecha en que deberían reunirse los Presidentes de las na ciones americanas.También se preparó la agenda que

serviría de base para las discusiones y posteriores Declara-ciones. La representación panameña mostró sumo interésen el problema de la integración económica latinoamericana .Había entonces en estudio un Proyecto de Acuerdo queintentaba establecer el Mercado Común latinoamericano enun plazo de diez años . Tal Mercado se lograría con launificación gradual de los mercados regionales existentes enLatinoamérica, esto es: el Mercado Común Centroamericanoy la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio . CornoPanamá no pertenecía a ninguno de estos dos bloques eco-nómicos, la representación panameña gestionó y logró quelas naciones centroamericanas reiteraran su interés en elacercamiento de su país a este Mercado Común . Del mismomodo la delegación panameña insistió en su postura de que

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se estableciera la obligación jurídica de los Estados másdesarrollados de ayudara los más pobres. Igualmente, tuvoactiva participación, como ya apuntamos, en el debate deltema relacionado con la "eliminación de los gastos militaresinnecesarios" . El Proyecto presentado por la representaciónde Panamá fue el que sirvió de base para la redaccióndefinitiva del punto VI del temario indicado . (580)

Correspondió al Dr . Galileo Solís, al Embajador Extraor-dinario y Plenipotenciario Juvenal A . Castillero, y al AsesorEconómico del Ministerio de Relaciones Exteriores Hernán J .Rodríguez Jr., representar a nuestro país en la Reunión de laComisión Especial de Representantes Presidenciales que seefectuó en Montevideo, del 13 al 24 de marzo de 1967 .Además de las Normas Protocolarias para la Reunión de losJefes de Estado, un documento resalta, entre los resultadosde este cónclave, a saber : "Informe Final de la ComisiónEspecial de Representantes Presidenciales", el cual serviríade base a los Ministros de Relaciones Exteriores durante lasdeliberaciones del Tercer Periodo de la Undécima Reunión deConsulta. Se resolvió, igualmente, que la Secretaría Generalpreparara un documento comprendiendo el texto aprobadoen Buenos Aires por los Cancilleres, titulado : "Directiva parael Desarrollo del Temario de la Reunión de Jefes de EstadosAmericanos", con otro adoptado en Montevideo por los Re-presentantes Presidenciales, a fin de que se vieran loscambios realizados por la Comisión Especial .

Galileo Solís, en el Informe que rindió al Presidente de laRepública Marco A. Robles, afirmó que en las deliberacionesde la Comisión Especial y otros encuentros informales, la re-presentación de Panamá "se esmeró en intervenir para lograrconsensos. . . de modo que se limaran, hasta donde fueseposible, las diferencias entre países que habían presentadoposiciones contradictorias" . A su juicio, Panamá habíacontribuido, "en buena manera, a la consecución de undocumento que condujera a consensos Presidenciales sobrepuntos de la Agenda, evitando las discrepancias que eranecesario sortear en un documento que, por su altura presi-

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dencial, debería dar la impresión de armonía y de unidad depropósitos" (581) .

Por fin, las tantas veces mencionada Cumbre de Jefes deEstado del Continente americano se celebró en Punta delEste, del 12 al 14 de abril de 1967. Sin duda, el documentoprincipal de la Reunión fue la"Declaración de los Presidentesde América" . En la extensa y conocida pieza diplomáticallena de buenas intenciones en el papel pero nada fácil deponer en práctica, se proclamó la solidaridad de las nacionesamericanas y la decisión de "lograr plenamente el ordensocial libre, justo y democrático que exigen los pueblos delContinente". En consecuencia, se resolvió crear, en formaprogresiva, a partir de 1970, el Mercado Común Latinoame-ricano. Al mismo tiempo, se adquirió el compromiso deconstruir las bases materiales de la integración económicalatinoamericana mediante proyectos multinacionales. Otropunto expresaba la unión de esfuerzos para acrecentar,sustancialmente, los ingresos provenientes del comercioexterior de América Latina . También se consignó el propósitode modernizar las condiciones de vida de la población rural,elevar la productividad agropecuaria en general y aumentarla producción de alimentos, tanto para beneficio de Américalatina como del resto del mundo . A más de ello, se habría deimpulsar la educación en función del desarrollo, a la vez quese pondría la tecnología al servicio de los pueblos america-nos. La salud, asimismo, se incrementaría, mientras por otroLado, América Latina buscaría eliminar los gastos militaresInnecesarios .

En su segunda parte, la "Declaración de los Presidentesde América", establecía un programa de acción centrado, enprimer lugar, en la integración económica y el desarrollo in-dustrial de América Latina . Sucesivamente, se emprende-rían acciones multinacionales para proyectos de infraestruc-tura; se adoptarían medidas para mejorar las condiciones delComercio Internacional de Latinoamérica, y realizarían otrospuntos relacionados con los objetivos enunciados en laproclama. (582)

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Conviene recordar que, en su intervención en la Cumbrede Jefes de Estado en Punta del Este, el Presidente deP anamá, Marco A . Robles, no se circunscribió a mencionarlos problemas sujetos a discusión en el temario, sino que hizoalusión a las diferencias que por varias décadas se habían

lnterpuesto Incesto en las relaciones de su país con Estados Unidos.Talego diferencias dimanaban del funcionamiento del Canalinteroceánico en territorio panameño . Recordó la grave crisissuscitada entre las dos naciones en enero de 1964 y el apoyomoral que entonces recibió Panamá por parte de los países latinoamericanos

. Se refirió, asimismo, a los buenos oficios dela O.E.A. durante dicha crisis y la Declaración Conjunta queresultó de estas gestiones estableciendo una nueva relaciónrespecto a la vía Interoceánica. Mencionó las negociaciones,entonces en curso, para concertar otro Tratado del Canal, enel que Panamá esperaba obtener mayores beneficios . A sucriterio, si las negociaciones mencionadas cristalizaban enacuerdos que satisfacían las legítimas aspiraciones pana

meñas, tales documentos no sólo interesarían a los paísessignatarios . Constituirían, asimismo, una contribucióndecisiva a la consolidación de la solidaridad continental y

favorecerian , al mismo tiempo, ante la opinión públicainternacional, "el prestigio de los Estados Unidos comonación respetuosa de los derechos de los pueblos pequeños,y por lo tanto, más vigilantes de su soberanía e indiferencia" .Finalmente, reiteró la posición del Gobierno que él representaaba, respecto a la necesidad de un adecuado financiamien-

to para el desarrollo económico y social de Latinoamérica y elprincipio de la obligatoriedad jurídica en la cooperacióneconómica interamericana.(583)

Para concluir este período de participación de nuestropaís en la Organización de los Estados Americanos, cabemencionar que, desde el 30 de julio de 1965, Panamá designóuna Representación Permanente ante el Organismo Regionaly el Consejo Interamericano Económico y Social (C.I.E.S .) Elprimer cargo recayó, inicialmente, en el Dr . Eduardo RitterA., en tanto que Julio Ernesto Heurtematte, en esa fecha,actuaba como Representante ante el CIES. Entonces, Pata

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namá también tenía un Delegado en la Junta Interamericanade Defensa, e Incluso llegó a formar parte de la directiva comofue el caso del Coronel Abel Quintero .

A mediados de la década de los años sesenta, se incrementó la ayuda técnica de la O.E.A. a nuesto país.Se

destacaron, en tal sentido, organismos especializados de laO.E.A. como el Instituto Interamericano de Ciencias Agríco-las, la Organización Panamericana de la Salud y el InstitutoPanamericano de Geografía e Historia (I.P.G.H.). Específicamente, se recibió asesoría técnica en materias de cooperati-vismo agrícola, desarrollo de comunidades, impuestos direc-tos, seguridad social, reforma tributarla, integración econó-mica, Proyecto del Tapón del Darién, consultas e investiga-ciones de campo y sobre la Segunda Conferencia Interame-ricana de Trabajo. Se celebró, además, un Congreso sobrela Carretera Interamericana y se intercambiaron opinionescon el Director de la Estación Biológica de la Isla de BarroColorado.(584)

Por último, es Importante destacar la labor desempeñadapor la Oficina de la Unión Panamericana en Panamá, queactuó como enlace entre la O .E.A. y el Gobierno Nacional,bajo la dirección del Dr . Carlos Arosemena Arias. EstaOficina tuvo a su cargo el recibimiento y la preparación delprograma de actividades de los funcionarios de la O .E.A. y desus organismos especializados que visitaban a nuestropaís. (585)

8. El Gobierno de Torrijos : nuevos enfoques e nsu política exterior y posición crítica ante laO.E.A. (1968-1974)

Como era lógico, la Junta Provisional de Gobierno quesustituyó al depuesto Presidente constitucional ArnulfoArias, después del golpe de cuartel perpetrado el 11 deoctubre de 1968, se abocó de inmediato a la obtención del re-conocimiento de derecho de la Comunidad Internacional denaciones. Hacía el 30 de noviembre, un total de treinta y

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chico Estados habían normalizado sus relaciones diplomáti-cas con el régimen de facto existente en Panamá . Dieciséisde dichos Estados, incluyendo a Estados Unidos de Nortea-mérica, formaban parte de la O .E.A.

Hasta tanto se suscitó un reajuste en el Gobierno militara raíz del fallido intento de desplazar del mando a OmarTorrijos en diciembre de 1969, la política exterior siguió laslíneas tradicionales trazadas por las administraciones ante-riores . Cierto es que se implantó un buen número dereformas en el servicio diplomático y consular de la Repúbli-ca, a la vez que las relaciones con Estados Unidos se exami-naron bajo nuevos enfoques para reanudar un nuevo proce-so de negociaciones en tomo al Canal interoceánico, queveremos posteriormente. Pero, al mismo tiempo, se anuda-ron los lazos con diversos organismos internacionales depen-dientes de la O.N.U. y de la O.E.A., principalmente . (586)

A finales de julio de 1969, Panamá participó en la XIIIReunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores,celebrada en Washington. El propósito de la misma eraencontrarle solución al conflicto bélico que surgió entreHonduras y El Salvador. El Canciller de Panamá NanderPitty, junto con sus homólogos de Nicaragua y Costa Rica,formó parte de una misión de buenos oficios que se reuniócon los bandos en disputa en San Salvador y Tegucigalpa .con resultados positivos. Por propia Iniciativa, el Gobiernode Panamá había realizado gestiones en Honduras para elretorno a la normalidad en la convulsionada región centroa-mericana .

Durante la Conferencia de la Comisión InteramericanaEconómica y Social (C.I .E.S.) que se llevó a cabo en PuertoEspaña, Trinidad y Tobago, del 19 al 23 de junio de 1969,nuestro país fue elegido como uno de los dos representantesde la región centroamericana en el Comité Interamericano dela Alianza para el Progreso (C.I.A.P .) . Como representanteprincipal ante dicho Comité fue designado el Doctor Nicolás

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Ardito Barletta, en tanto que el Licenciado Henry Kouranyactuó como suplente . (587)

Por otro lado, mediante el Decreto de Gabinete No . 26, de30 de enero de 1969, la República de Panamá aceptó conver-tirse en la sede permanente del Centro Interamericano de Ad-ministradores Tributarios (C.I.A.T.) . Hasta ese momento,dicho Centro funcionaba en Washington. (588) Poco antes, el22 de enero, por el Decreto de Gabinete No . 11, la JuntaProvisional de Gobierno aprobó el Protocolo de Reformas a laCarta de la Organización de los Estados Americanos, cono-cido como "Protocolo de Buenos Aires" que, como vimos, seadoptó durante la Tercera Conferencia Interamericana Ex-traordinaria . (589)

Al consolidarse Torrijos con el poder, el giro hacia laizquierda que dio su régimen se manifestó, entre otras cosas,en un replanteamiento en la política exterior del país. Enconsecuencia, se criticó el hecho de que, consuetudinaria-mente, tal política se había concentrado en un 90% en lasrelaciones con Estados Unidos . Por lo anterior, se descuida-ron los vínculos diplomáticos con otras áreas del mundo . Ycuando algunas veces la presencia panameña se hizo sentiren el escenario internacional, obedecía "a la acción personalde individualidades destacadas y no como concentraciónorgánica de objetivos nacionales" .

A decir del Canciller Juan Antonio Tack, cuyos puntos devista citamos en el párrafo anterior, tal característica de lapolítica exterior panameña también se explicaba tomando enconsideración "el proceso de desarrollo interno tanto políticocomo económico". Criticó fuertemente "el largo período devigencia de los partidos políticos tradicionales" . Afirmó que"ninguno de estos llegó a esbozar, dentro de sus programasde Gobierno, propósitos claros de política internacional, conexcepción de los planteamientos clásicos sobre reivindicacio-nes históricas frente a los Estados Unidos" . Paralelamente,observó que la economía panameña "estaba delimitada por la

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mentalidad económica estrictamente canalera, sin objetivosprecisos de diversificación agrícola, comercial o industrial" .

Indudablemente, en este último punto, Tack tenía razón .Así lo hemos podido comprobar a lo largo de este estudiodonde vimos cómo las reclamaciones económico-fiscales,directas o indirectas, dimanadas de lavía interoceánica, eranlos postulados reivindicatorios que planteaban los Gobier-nos que se habían sucedido en el poder hasta los añoscincuenta. Y en cuanto a la falta de objetivos definidos deuna política exterior en las administraciones anteriores alrégimen de Torrijos, Tack se hizo eco de otras denunciassimilares dadas a conocer años antes de que los militaresasumieran el poder directo en el país . Era un hecho evidenteque, en el lapso de las primeras cinco décadas, primó, en oca-siones, el personalismo en los planteamientos de las relacio-nes internacionales de la República . Pero, como veremos,había en esta crítica una alta dosis de exageración .

Ya en 1961, Ernesto Castillero Pimentel, se lamentabaporque, hasta entonces, el Estado panameño no habíalogrado "definir una política exterior conocida, estable yaceptada generalmente por nacionales y extranjeros" . Veíaen esta situación, creada por la presencia absorbente de lapoderosa nación del Norte, "un grave peligro para el porvenirde la nacionalidad" . Denunció que el espectáculo que dabaPanamá en el ámbito internacional, era "tanto más humillan-te y funesto cuanto que es cosa sabida que el devenirhistórico del Istmo de Panamá ha estado y estará siempreligado a los fenómenos del acontecer internacional en ungrado no igualado por ningún otro país latinoamericano" .

Según Castillero Pimentel, la política exterior de Panamá,si es que había habido tal política, "ha seguido en cursobasado en la improvisación y los vaivenes e impulsos de lapersonalidad de sus caudillos políticos del momento, antesque en la reflexión, la selección cuidadosa y la fijación demetas definidas" . Bastaba intentar darle respuesta a la in

terrogante:"¿Desea Panamá nacionalizar el Canal?". A juicio

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de Castlllero Pimentel, tal pregunta seria contestada afirmatívamente por muy pocos panameños. La mayoría respondería de manera negativa. Producto de este estado de cosas, era

la incapacidad manifiesta de Panamá para hacerle frente deforma sistemática a las constantes y duras exigencias que lehabía planteado el Gobierno estadounidense, desde losinicios de la República .

Debido a la situación antes descrita, tampoco se suposacar partido de coyunturas propicias como las que sepresentaron durante las crisis políticas ocasionadas por lasdos Grandes Guerras Mundiales . Ni siquiera hubo la iniciativa de crear el Servicio Diplomático de Carrera, medianteuna organización racional y científica del Ministerio deRelaciones Exteriores, con el consiguiente impulso a losestudios e investigaciones sobre la política internacional . Asu entender, tal desidia obedecía a "la incompetencia y lamiopía de las clases o élites gobernantes panameñas en elejercicio del poder que han venido disfrutando desde noviem-bre de 1903. Para ellas la diplomacia no ha sido un serviciopúblico de la Nación, sino la oportunidad de hacer turismopor cuenta del Fisco" .

Si bien en las plataformas de todos los partidos políticos-advirtió Castillero Pimentel-- se incluían enunciados depolítica exterior, al examinarlos de cerca, saltaba a la vistaque tales postulados carecían "de novedad, de sustancia y deconstancia" . Por consiguiente, no había en Panamá, en eseentonces, un solo grupo político que fuese capaz "de propo-ner al electorado un verdadero programa de acción diplomá-tica trascendental en caso de llegar al poder" . Al parecer, losdirigentes políticos no estaban anímicamente preparadospara la época en que les había tocado vivir y tampococomprendían cuáles eran las verdaderas necesidades de lanación que pretendían gobernar .

Estas limitaciones-pensaba Castillero Pimentel-erantanto más lamentables por cuanto no había una políticaexterior definida o . peor aún. se carecía de la misma, en una

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época de cambios revolucionarios que entonces convulsionaban a Africa y Asia dando origen a fuerzas que estabancreando un nuevo equilibrio internacional. En definitiva, loshombres públicos panameños no se encontraban a la alturade los destinos de la República, maniatados, como estaban,muchos de los más influyentes "por sus intereses económi-cos o por su ignorancia aldeana de las realidades Internacio-nales y ocupados todos en la persecución vivaz de susmenudos intereses partidarios" . Denunció, asimismo, eldivorcio completo que existía entre los anhelos altruistas conlos elementos materiales destinados a conseguir una eficazrealización de las relaciones exteriores del país . (590)

Pese a estas observaciones, es preciso anotar que, me-diante el Decreto No . 242, del 10 de octubre de 1955, el PoderEjecutivo estableció el Consejo Nacional de Relaciones Exte-riores . Entre las razones enunciadas para su implantación,se indicó la necesidad que se venía sintiendo de contar conun organismo permanente que sirviera de consultor y asesordel Gobierno Nacional en materia de relaciones exteriores .Igualmente, se señaló la conveniencia de su creación, todavez que la política exterior de la República debía ser coordi-nada y planificada a fin de que tuviese carácter continuo yexhibiera toda la consistencia que fuese posible, "sin quedarsujeta a cambios tan solo por el hecho de la sucesión dedistintas administraciones" . Igualmente se apuntó que elsistema de la consulta y colaboración internacionales habíacobrado mayor incremento en los últimos tiempos y tendía aintensificarse más aún en el futuro, lo cual hacía necesarioque la participación de la República fuese objeto del aseso-ramiento de personas especializadas .

También se mencionó como básica para el establecimien-to del Consejo Nacional de Relaciones Exteriores, la impor-tancia creciente de las relaciones con Estados Unidos, envirtud de la concertación del Tratado de Mutuo Entendimiento y Cooperación y el Memorándum de Entendimientos Acor-dados, el 25 de enero de 1955 . Esto requería, en su interpre-tación y aplicación, la colaboración de personas experimen-

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tadas en la materia . Del mismo modo, era importante elconcurso de estos especialistas por razón de los cambiossustanciales de la política internacional a través de la O.N.U .,la O.E.A y otros organismos y agencias vinculadas o no alasorganizaciones antedichas, entre cuyas metas estaban elmantenimiento de la paz mundial y la colaboración económi-ca y social entre los pueblos . El organismo asesor serviría,además, "de guía y orientación en la conservación y defensade nuestra soberanía, integridad territorial y misión interna-cional" .

Por siete miembros principales e igual número de suplen-tes estaba integrado el Consejo Nacional de Relaciones Exte-riores. Todos eran nombrados por el Organo Ejecutivo ysirvieron en sus cargos ad-honorem. Entre sus funciones,cabe mencionar las siguientes : estudiar las medidas quefuese necesario adoptar para lograrla plena efectividad de lostratados y convenciones celebrados por la República, enespecial con Estados Unidos en relación con el Canal intero-ceánico y la Zona del Canal : hacer recomendaciones sobre lasposiciones que deberían asumirse y los trabajos que habríande presentar las delegaciones panameñas en las reuniones oconferencias regionales o internacionales ; servir de Comi-sión Nacional para la codificación del Derecho Internacionaly, con este objetivo, cooperar con la Sociedad Panameña deDerecho Internacional y los oganismos regionales o Interna-cionales competentes. Asimismo, debía coordinar la activi-dad de las Comisiones Nacionales de colaboración conorganismos especializados internacionales. Haría tambiénlos estudios que estimara convenientes o necesarios sobreasuntos de Derecho Internacional o de Relaciones Exterioresque fuesen de interés para la República, en particular los quepudiesen afectar "cuestiones territoriales o de límites, elprincipio de la libertad de los mares o régimen de alta mar,y (los) que afectan el mar territorial, la plataforma continen-tal, y la propiedad submarina" . Acerca de tales puntosprepararía las correspondientes recomendaciones al Gobier-no Nacional .

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Otras atribuciones del Consejo asesor del Poder Ejecuti-vo se referían a la formulación de opiniones acerca decuestiones de Derecho Internacional o de Relaciones Exterio-res que le sometiera aquel órgano. Además, pondría en ordenun registro de Tratados de los que formaba parte la Repúbli-ca, prepararia los textos para su futura publicación y estudiaría la conveniencia de someter nuevos instrumentos in-ternacionales a la consideración del Ministerio de RelacionesExteriores para su negociación, firma o ratificación . Elabo-raría, igualmente, proyectos de ley sobre materias que erande la competencia de dicho Ministerio . Daría preferencia, eneste sentido, a una ley orgánica del Ministerio aludido, y a

nuevas leyes sobre el Servicio Diplomático y Consular,sobre Pasaportes y Migración .

Con el propósito de hacer más efectivos los fines de lasolidaridad continental, la colaboración interamericana ydemás propósitos de la O.E.A., el Consejo haría recomenda-ciones acerca de la participación de Panamá en este Organis-mo. I.a misma labor realizaría respecto al papel desempeña-do por la República en la acción internacional "tendiente a laconsolidación de la paz universal, a la intensificación de lacolaboración económica, social, educativa y técnica", yafuese por la acción directa de los gobiernos o por conducto delas agencias u organismos internacionales . Por último,formularía una realización de sus actividades que se incluiríaen la memoria anual que el Ministerio de Relaciones Exterio-res tenía que presentar al pleno de la Asamblea Legislativa .(591)

Como vemos, el Consejo Nacional de Relaciones Exterio-res, tenía una amplia gama de actividades y representa, sinduda, un serio intento por sentar bases firmes en un aspectode la administración del Estado panameño hasta entoncessujeto alas acciones individuales. Los miembros principalesdel Consejo en mención, fueron : Harmodio Arias, Ricardo J .Alfaro, Octavio Fábrega, Carlos Sucre C ., José Isaac Fábrega,Ignacio Molino y Carlos Icaza Arosemena . Sus suplenteseran, en su orden respectivo : Guillermo Jurado Selles, César

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A. Quintero, Arturo Morgan Morales, Mariano Oteiza, ÁngelL. Casis, Eduardo Á. Chiari y Roberto Alemán . ComoConsejero Ejecutivo de dicho Consejo, se nombró a CarlosArosemena Arias. La primera sesión ordinaria se celebró el24 de octubre de 1955, eligiéndose la Directiva .

Es innegable que, a partir de esa fecha hasta la adminis-tración de Marco A. Robles, con algunos otros miembros quese incorporaron, el Consejo Nacional de Relaciones Exterio-res realizó una importante labor, especialmente en lo relativoa la aplicación, interpretación y cumplimiento de los diversostratados celebrados entre Panamá y Estados Unidos.Además, su criterio sirvió de guía para adoptar posiciones detrascendencia en asuntos de carácter Internacional. (592)

Merece destacarse, asimismo, que el 3 de junio de 1969,el Presidente Electo, Roberto F. Chiari, designó Inter alíauna Comisión de Política Internacional de la República conel objeto de que estudiara los principales problemas relacio-nados con este tema y formulara las recomendaciones queestimara más oportunas. Dicha Comisión la integraron losdoctores Harmodio Arias, Octavio Fábrega, Carlos Sucre C .,Felipe J. Escobar, Dulio Arroyo, Eduardo Morgan y EduardoValdés. El minucioso informe que rindió constituye unasingular pieza de la política exterior de nuestro país .

En síntesis, tanto la labor del Consejo Nacional deRelaciones Exteriores como la realizada por la Comisión dePolítica Internacional, demuestra que, si bien el personalis-mo en el ámbito diplomático de nuestro país estuvo presentedesde los inicios de la República, a través de figurasdescollantes como Ricardo J. Alfaro, Harmodio Arias, Narci-so Garay, Octavio Fábrega y otros, no es menos veraz que amediados de los años cincuenta, y posteriormente, se hicie-ron significativos avances para darle coherencia y solidez ala política exterior de la Nación . Hasta donde tal iniciativa diolos frutos esperados, es tarea que todavía está por realizarsey escapa a los propósitos generales de esta introducción. (592bis)

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Por lo pronto, retornando a los planteamientos de Tack,el Ministro de Relaciones Exteriores sostenía que uno de loselementos que más contribuía a definir a un Gobierno, eraprecisamente la política exterior que aquél se trazara. Noobstante, la misma debía traducirse en "objetivos claros,inteligibles para la mayoría de los ciudadanos y para los otrosGobiernos que forman parte de la familia de naciones" .

Acotaba, acto seguido, que :"En el caso actual de Pana-má, resulta imprescindible que un Gobierno Revolucionariocomo el que rige nuestros destinos, aspire a definir y clari-ficar una política exterior propia que refleje las aspiracionesnacionales dentro del ámbito mundial . Y, en verdad, esta hasido la misión más importante que el Gobierno Revoluciona-rio ha encomendado al Ministerio de Relaciones Exteriores .De allí que toda la acción y toda la labor de la Cancillería,durante los últimos dos años, ha tenido, como fundamentoprimordial, lograr la consecución del objetivo antes señala-do: "Fijar una política exterior nueva, dinámica, clara, revo-lucionaria, de acuerdo con los propósitos generales delGobierno Revolucionario" .

Añadía que, dada la condición de Panamá de país inde-pendiente y soberano, con sus características propias denación, no podía continuar participando en la vida interna-cional sobre la base de los viejos moldes diplomáticos . Eraindispensable que Panamá tomara en cuenta las realidadesdel mundo en que se vivía, porque las mismas lo afectabandirecta o indirectamente . Con sus dificultades y aspiracio-nes particulares, Panamá pertenecía a la América I.atinaque, en su conjunto, tenía objetivos comunes, dentro de loscuales esta República debía participar frente a los problemasmundiales .

Se refirió Tack al establecimiento de un programa deacción coordinada y de cooperación entre la Cancillería y laEscuela de Diplomacia de la Universidad Nacional, al estudiode una escala de salarios adecuada para los funcionarios di-plomáticos y consulares, además de otras actividades enca-

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minadas a modernizar el servicio exterior de la República .Entre las modalidades de la nueva política exterior, estaban :"Ruptura con los moldes tradicionales de la Diplomacia .Abandono total del formalismo excesivo y de las ambigüeda-des". Empleo de "un lenguaje claro, la acción directa y elplanteamiento abierto y sincero de los problemas" . Además,se utilizarían "las líneas de comunicación directa al más altonivel, pasando por encima de los intermediarios burocrati-zantes" . Habría, asimismo, una "preocupación seria porelaborar un método y una estrategia de acción Internacionalpropios de Panamá" . (593)

Entre las características dignas de destacar del Gobiernode Torrijos, que en parte vimos páginas atrás, estuvo el en-durecimiento hacia la política tradicional de los organismosinternacionales, particularmente de la OEA . Importa anotarque para entonces, la Organización regional sufría los efectosde un grave deterioro en sus estructuras y mecanismos deacción. Cuando a finales de junio de 1970, se celebró enWashington la Primera Asamblea General Extraordinaria dela O.EA, el discurso pronunciado por el Ministro de Relacio-nes Exteriores de Panamá Juan Antonio Tack fue sumamen-te cáustico.

Tack pidió a sus homólogos americanos que no siguieranengañándose y, a su vez, descartaran el acostumbradoeufemismo con que se revestía el lenguaje utilizado en losencuentros continentales . Advirtió que el hombre común deLatinoamérica no le encontraba ningún contenido a las tressiglas: O.E.A. Recordó que la presencia del Organismo enPanamá, a raíz de los infaustos sucesos de enero de 1964,había dado lugar a que la imaginación popular panameñatradujera el significado de las abreviaturas O .E .A. como :"Olviden este asunto". Acotó que: "Todavía hoy sigue siendouna tarea sumamente difícil explicarle al hombre común latinoamericano que estas reuniones no pasan de ser unevento social más, en el cual los Cancilleres de Américavuelven a saludarse e intercambian abrazos y discursos,

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cuyos efectos no han llegado a operar positivamente en lavida social y económica de los Estados Miembros" .

Como se ve, Tack concentró su ataque en el flanco débilde la O.E.A. Por eso llamó la atención en el sentido que elOrganismo regional era, ante todo, de carácter defensivo, talcomo lo demostraban los Acuerdos, Resoluciones y Convenios destinados a evitar un ataque extracontinental, quedestruiría la idiosincracia, la economía y la pacífica conviven-cia, al tiempo que se fomentaba la unidad de los Gobiernosante la posible amenaza. Pero tal situación bélica no habíaocurrido en Hispanoamérica . En cambio, la forma en que sevivía en ella era tan perjudicial como el peligro previsto . Otracosa no representaban el analfabetismo, el hambre y lasenfermedades. Dentro de este panorama de desigualdad nocabía la palabra paz, ni el concepto de convivencia pacífica .En realidad, el temor a una agresión había hecho olvidar losproblemas domésticos y "por vivir pensando en este tipo deamenazas, se le dio prioridad al cañón sobre el alfabeto" .

Observó que los presupuestos de los países latinoamericanos "le daban prioridad a las armas sobre la salud, a losfusiles sobre los libros, a la opresión antes que al desarrollode carreteras". Tal desenfoque de la realidad americanahabía determinado una relación directa entre la necesidad yla violencia . A los gobiernos se les calificaba por su origen,más que por su intención y sus realizaciones . Se seguía aciegas "el espejismo de las formas, olvidando el problema defondo". De allí que, en muchas naciones del Continenteamericano, había "muy poca diferencia entre los eventoselectorales y los eventos carnestoléndicos". No eran más quesucesos episódicos que actualizaron los tiempos Romanos depan y circo. La diferencia radicaba en que tales aconteci-mientos eran "fuertes en circo y débiles en pan" .

Resultaba evidente que los ingentes problemas de distin-ta naturaleza que confrontaban las naciones del Continenteamericano, requerían que la O .E.A. se pusiera a la altura delos nuevos tiempos. A decir de Tack, mientras esto no

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ocurriera, los pueblos latinoamericanos seguirían pensandoque las siglas de la O .E.A. no pertenecían a este planeta . Másaún, afirmó que dicho Organismo no había demostrado "ni laflexibilidad ni la capacidad de respuesta suficiente paragarantizar que los pueblos de América se desenvuelvandentro de una tranquila convivencia, sino que en momentosverdaderamente cruciales para la paz y la tranquilidad de lasnaciones americanas, se ha hecho presente después de loshechos cumplidos para justificar una conducta que portardía, es moralmente responsable de la pérdida de bienes yvidas inocentes" .

Era imperativo, en consecuencia, que la O .E .A. cambiarasu método de trabajo, el cual, hasta entonces, consistía "enposponer y volver a posponer" la solución de los problemasque se le presentaban. I.a fórmula era "esperar hastamañana, porque nunca estamos preparados hoy para tratarnada". No obstante, si se quería, era posible laborar coneficiencia a nivel continental. El ejemplo del Banco Interame-ricano de Desarrollo saltaba ala vista . Esta institución habíatenido "el coraje de romper con los moldes tradicionalesllevando la realización de sus programas directamente a lasáreas más necesitadas de soluciones urgentes" .

"A nuestros pueblos latinoamericanos no les interesanlos discursos bonitos ni las brillantes polémicas jurídico-políticas -señaló Tack- . "Ellos sólo quieren acción rápida,eficaz y sin ataduras denigrantes, contra el hambre, lamiseria y la injusticia" . En consecuencia, el futuro de laO.E.A. no dependía de las piezas oratorias pronunciadas enel seno del Organismo, sino de su capacidad para enfrentarseal reto que planteaban las necesidades de los niños, losobreros y los campesinos del Continente . (594)

Tales puntos de vista los reiteró Tack, durante la PrimeraAsamblea General Ordinaria de la O.E.A ., celebrada en SanJosé, Costa Rica, el 15 de abril de 1971 . En esta oportunidadmostró preocupación por la lentitud en aplicar las reformasIntroducidas en el Protocolo de Buenos Aires. No obstante,

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la vigencia efectiva, actual y futura de la Organización en lavida de los pueblos americanos, se presentaba aún "confusay sombría" . En el último año, la actividad de la O .E.A. eranegativa en la búsqueda de soluciones a los problemasfundamentales que aquejaban a la región .

Dos decisiones, según el parecer del Canciller panameño,se podían adoptar para hacerle frente y cambiar el estadonegativo antes descrito, a saber : darle un impulso adminis-trativo diferente a fin de que la Organización estuviese máscerca de las necesidades de los pueblos latinoamericanos obien, considerar serenamente la introducción de nuevoscambios a la Carta para que la O .E.A. fuese funcional . Sinembargo, parecía que las reformas habían hecho más pesadoel mecanismo de operación de la O .E .A. Tal como lo demos-traban las estadísticas del último año, ahora se celebrabanmás reuniones de los Consejo y más viajes de los funciona-rios . Todo indicaba que la Organización regional marchabaa contracorriente de la revolución de los tiempos actuales .Así era porque los desniveles económicos y sociales consti-tuían la fuente de los verdaderos problemas que deberíaenirentar la O .E .A . Las viejas estructuras que todavíaresistían los cambios impostergables serían barridas por lafuerza intempestiva de los acontecimientos .

A tono con los intereses del Gobierno castrense querepresentaba, al referirse al tema central de la Asamblea,esto es la desmilitarización de la América I.atina, Tackdistinguió entre los militares de la vieja escuela que seresistían al cambio y sentían nostalgia por las campañasnapoleónicas, con los militares jóvenes que propugnaban porinnovaciones a tono con las necesidades de los nuevostiempos. Criticó, a su vez, el tradicional matrimonio entre laoligarquía con las fuerzas armadas que aún tenía "apóstolesy servidores de alta jerarquía en el escenario de nuestraAmérica". Habló también de los grandes consorcios econó-micos que sistemáticamente fomentaban el odio y tratabande crear recelos entre las distintas generaciones, atizaban losconflictos raciales e intentaban poner "en pugna permanente

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al pobre con el indigente, al desnutrido con el hambriento,para afincar su reinado sobre la división de las mayorías" .Advirtió que "la ambición de poder no los deja darse cuentade que ante un ataque extracontinental no hay defensor . Latecnología, las nuevas armas y sus medios de lanzamientos,hacen de nuestros grupos armados sistemas obsoletos" .

"Hay una nueva clase de militares en América -apuntóTack- a quienes ofende la vieja práctica de anearse a costadel sacrificio de la educación, la salud y el bienestar de lossectores de población más urgidos y con más derecho a laasistencia del Estado". Más aún, a su criterio había entonces"grandes líderes sociales de América, forjados en las corrien

tes del cambio" que "visten hoy el uniforme de las Fuerzas

Armadas de sus respectivos países" . Pero "viejos arquetiposde la élite castrense estacionaria" identificados con las clasesprivilegiadas, ponían obstáculos para que "la juventud mili-tar no pueda aportar soluciones inmediatas a los rumbosnuevos de la Patria que ya no espera y que caería en manosde aventureros y agentes internacionales si esa energíacreadora no estuviera en funciones de cambio" .

Para Tack, lo único que se anteponía "en el cumplimientode la misión histórica de la nueva generación militar y lanueva generación profesional de América Latina, son losanacrónicos jefes, los personeros de la oligarquía, que sien-ten pavor ante el peligro de que ambos grupos hablen y seentiendan". Así, Panamá admitía que la paz social y laconvivencia pacífica, representaban lo más sagrado en lavida de un país . Pero no se entendía el empleo de fondosestatales para la adquisición de armamentos destinados auna guerra extracontinental, cuando el objetivo de la pazinterna se podía lograr con elementos bélicos menores y encantidades limitadas . En consecuencia, Panamá creía "másen la consonancia de los altos intereses de la Patria y lasFuerzas Armadas que en la prepotencia de los arsenales y losequipos de guerra" .

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A criterio de Tack, ya estaba abierta la posibilidad de quelas Fuerzas Armadas desempeñaran "un impulso transfor-mador frente al anquilosamiento de nuestras viejas oligar-quías y el fracaso de la democracia formalista" . Bajo talperspectiva, debía determinarse, cuidadosamente, el proce-dimiento y los objetivos para lograr la desmilitarización de laAmérica Latina . Ahora había la probabilidad del nuevo papelde los ejércitos como fuentes de propulsión "para lograr eltriunfo de las causas más justas y legítimas contra losintereses de las viejas oligarquías" . Es más, según Tack, laevolución de la situación social, política y económica enLatinoamérica, proyectada en su desarrollo futuro, "podríaplantearse dentro de un esquema de alternativas en el cuallos dos polos serían necesariamente las Fuerzas Armadas,por un lado, y las castas dominantes por el otro" . En estesentido, se presentaban varias alternativas posibles, desde elestablecimiento de un poder militar con clara concienciasocial y menos poder de decisión de las oligarquías en la vidanacional hasta un débil poder castrense y el consiguientemayor poder político de los grupos privilegiados, en cuyoesquema no se darían cambios de estructuras .

"Era muy loable que la O .E.A. -a decir de Tack-asumiera el papel que le pudiera corresponder en lograr quelos recursos de nuestros países se canalizaran "hacia lasobras constructivas del desarrollo y no hacia el perfecciona-miento de maquinarias de muerte y desolación". Mas, eramenester que en su objetivo la Organización regional proce-diera con cautela . No debía aparecer ante los ojos de lospueblos latinoamericanos "como instrumento, consciente oinconsciente, de las castas y grupos dominantes contra lasfuentes de poder popular. "Suficiente fama se ha ganado laO.E.A. de ser instrumento de determinada política continen-tal". Por ende, la limitación de los gastos militares no debíaconvertirse en un nuevo espejismo de la O.E.A ., que lesiguiera ocultando las realidades a I.atinoamérica, porqueéstas se traducirían en transformaciones que se harían cono sin armas. Finalmente, el Canciller panameño abordó eltema de la subsistencia de enclaves coloniales en el Conti-

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nente americano, situación que la O .E.A. tenía que enfrentarpara ponerse a la altura de la O .N.U . en la noble tarea delograr la descolonización de territorios. Hizo votos para quela O.E.A. "no fuera sólo una sombra esquemática de lo fuertey poderoso", sino que pasara a ser "un instrumento redentorpara los débiles y necesitados de justicia". (595)

Antes de continuar con el papel desempeñado por Pa-namá en las Cumbres Interamericanas, debemos tener pre-sente que, por Decreto de Gabinete No . 24, de 8 de febrero de1971, se aprobó y ratificó el Convenio Interamericano parafacilitar el Transporte Acuático Internacional (Convenio delMar del Plata) y su anexo . Tales documentos habían sidofirmados, el 7 de junio de 19&3 y el 20 de abril de 1966, enMar del Plata y Washington, respectivamente . El último fueaprobado durante la Primera Conferencia Portuaria Intera-mericana Extraordinaria. (596) También, entre el 10 al 20 deseptiembre de 1971, se celebró en la ciudad de Panamá laSéptima Reunión Ordinaria Anual a Nivel Ministerial delConsejo Interamericano Económico y Social (C.I.E.S .), todavez que en la Décima Reunión Extraordinaria, que se llevó acabo en Punta del Este, del 23 al 27 de marzo de 1971, sehabía aceptado el ofrecimiento hecho por el Gobierno dePanamá para servir como sede de este cónclave . Para talefecto, por el Decreto de Gabinete No . 173, de 24 de agostode 1971, se creó el Comité de Organización y Servicios de laSéptima Reunión del C .I .E.S. (597)

Digno de destacar es el hecho que, el 18 de marzo de1971, el Consejo de Gabinete de la Junta Provisional deGobierno ratificó el Tratado para la Proscripción de ArmasNucleares en la América Latina, llamado comúnmente Tra-tado de Tlatelolco, porque había sido firmado en esta ciudadde México, el 14 de febrero de 1967 . Con tal decisión,Panamá adquirió el compromiso que, cada seis meses, teníaque autorizar y participar en la Inspección que llevara a cabouna Comisión Internacional integrada por las 17 nacioneslatinoamericanas firmantes del Tratado, a iin de comprobarque en ningún punto de la geografía panameña existían

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depósitos de armas atómicas, ni instalaciones para el lanza-miento de proyectiles nucleares . Dicha inspección compren-dería los cuarteles ubicados en la Zona del Canal. Al ratificarel Tratado de Tlatelolco, nuestro país no sólo prosiguió sutradición pacifista, sino también adoptó medidas para colo-carse al margen de cualquier ataque atómico . (598)

Como se recordará, en 1972, se promulgó una nuevaConstitución. En el Artículo 277, a la vez que se reconociócomo "Líder Máximo de la Revolución Panameña al Generalde Brigada Omar Torrijos Herrera", le otorgó amplios y casiilimitados poderes durante seis años, entre los que estabanacordar la celebración de contratos, la negociación de em-préstitos y la dirección de las relaciones exteriores . A partirde entonces, la política internacional de Panamá adquirió unsello marcadamente personalista, al tiempo que se caracte-rizó por una dinámica hasta entonces inédita en nuestromedio, en cuya puesta en práctica jugaron un papel impor-tante los sectores de Izquierda .

Ya vimos cómo, con la celebración de la Reunión delConsejo de Seguridad de la O .N.U. en la Ciudad de Panamá,en marzo de 1973, quedó de manifiesto el deterioro de lasrelaciones continentales, ante elveto emitido por el represen-tante de Estados Unidos, John Scali, frente a las reivindica-ciones planteadas por los delegados del Gobierno de Pa-namá. Como se indicó, con mucho acierto, en tal evento "lacrisis del Sistema Interamericano y de la OEA llegó así a suculminación histórica" . (599) En efecto, el acercamientoconsignado en la Declaración Conjunta Moreno-Bunker, deabril de 1964, merced a los buenos oficios de la O .E.A. y losprimeros contactos para nuevas negociaciones entre elGobierno de Torrijos con la administración Nixon, se desplomaron en virtud de la obstinada posición estadounidense de

no reconocer las justas aspiraciones panameñas en relacióncon el Canal Interoceánico. Con todo, en el seno de la O.E .A .,Panamá se fijó dos metas claramente definidas y, en cierta

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forma, vinculadas entre sí, a saber : el reajuste del sistemaInteramericano y la denuncía de sus reivindicaciones anteEstados Unidos por razón de la vía interoceánica .

Así las cosas, durante la Tercera Asamblea General de laO.E.A ., celebrada en Washington en abril de 1973, Panamáfue uno de los más decididos Impulsores del establecimientode la "Comisión Especial para Estudiar el Sistema Interame-ricano y proponer medidas para su reestructuración" . En laResolución adoptada por la mencionada Asamblea, se reco-noció que: "Hay Insatisfacción general sobre el funciona-miento y los resultados del sistema Interamericano y quevarios Estados miembros han manifestado que es urgente ynecesaria su reestructuración o su reforma general y hanformulado propuestas, sugerencias y observaciones paraencauzar adecuadamentre las relaciones políticas, económi-cas, sociales y culturales entre los Estados Miembros delSistema Interamericano, con base en el respeto a los principios de la igualdad jurídica de los Estados la libre determinación de los pueblos, la no Intervención y en el reconocimientode la pluralidad de regímenes políticos, económicos y socia-les . . ." (600)

Unbalance sobre los resultados de la reunión del Consejode Seguridad de la O .N.U. en Panamá, realizó Juan AntonioTack en su intervención en la Tercera Asamblea General dela O.E.A. Se refirió además, al status de la Organizaciónregional en el contexto de los grandes problemas latinoame-ricanos. Señaló que, aveces, la O .E.A. guardaba "semejanzacon una ínsula aislada (y) otras, con la de un injerto híbrido,cuya estructura no es funcional y cuyas prácticas no satis-facen plenamente a los pueblos de ningún Estado Miembro" .¿Era la O.E.A. una organización verdaderamente interame-ricana? Además, de sus informes anuales, que hacía lasveces de un documentado autoenjuiciamiento, ¿quién vigilaba las actuaciones de la Secretaria General, su órganocentral y permanente? ¿Quién verificaba y controlaba elempleo de todos los fondos de la Organización?

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Aclaraba el Canciller panameño que con tales Interrogantes no pretendía sembrar dudas acerca de la seriedad en

el manejo de los fondos de la institución, sino que simple-mente llamaba la atención sobre el hecho de que estaOrganización tenía un presupuesto superior al de muchosEstados miembros. Todavía más, pese a que en los paíseslatinoamericanos existían sistemas de control económicoindependientes del Poder Ejecutivo, no se habían tomado lasmedidas para establecerlos en la O.E.A., a fin de que losinformes financieros fuesen, en primer lugar, responsabili-dad de los Estados miembros y no de la Secretaría Generaldel Organismo regional .

Por otra parte, sostenía Tack que era preciso determinarsi los elevados principios establecidos en la Carta de la O .E.A.podían ser realizados a través de los mecanismos existentes .Era indiscutible que la parte estructural de la Organizaciónno funcionaba y tampoco respondía cabalmente a las nece-sidades y aspiraciones de los pueblos que sufragaban losgastos. A continuación, detalló una serie de fallas que, a sujuicio, caracterizaban a la O .E.A. y cómo podían superarse .Lo cierto era que se necesitaba introducir cambios profundosen el Organismo para lo cual podía constituirse una comi-sión especial que, para poder realizar un trabajo exitoso,tenía que reunirse en una capital latinoamericana, y en sutrabajo no debía participar ningún funcionario de la Secre-taría General y estar abierta a todos los Estados miembros .Consideraba como una violación flagrante al sistema intera-mericano, el anuncio hecho en el sentido de que una accióncooperativa "sobre una base de mutualidad" reemplazaría ala cooperación estructurada en cimientos de multilaterali

dad.(601) Se resolvió, finalmente, designar una ComisiónEspecial para que examinara la posibilidad de introducirreformas a la Carta de la O .E.A.

A instancias de todos los delegados presentes en lareunión de la Comisión Especial para estudiar la reestructu-ración del sistema interamericano, celebrada en Lima, enjunio de 1973, correspondió al Embajador de Panamá,

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Nander A. Pitty, pronunciar el discurso en la sesión declausura . Hizo votos para quede las deliberaciones surgiera,en efecto, un nuevo modelo en las relaciones de los países delContinente americano, a fin de asegurar para todos una pazreal, el respeto mutuo, la acción cooperativa para el desarro-llo integral, el respeto a la persona humana y el impedimentode instrumentos de dominación política o para el tratoinjusto hacia los pueblos o naciones . (602)

Mientras que el tema de las reformas al sistema interamericano prosiguió un camino lento y tortuoso, en particular

cuando el Gobierno del Perú incluyó la consideración delconcepto de la seguridad económica colectiva rechazado porWashington, el 7 de febrero de 1974 se firmó en la Ciudad dePanamá, la Declaración Conjunta Tack-Kissinger. Comotendremos oportunidad de ver en detalle, este documentosentó las bases para las negociaciones de un nuevo Tratadodel Canal, si bien todavía el camino no estaba totalmentedespejado y la República tuvo que continuar utilizando latribuna de la O .E.A. para agilizar el proceso de entendimientocon el Gobierno norteamericano . No obstante, como seobservará, a partir de la Declaración Tack-Kissinger, bajósensiblemente el tono de voz en las denuncias panameñas y,por tanto, en lo que respecta a la O .E.A., la actitud delGobierno de Torrijos fue más condescendiente .

Entre tanto, mediante la Ley No . 7, de 24 de octubre de1974, la Asamblea Nacional de Representantes de Corregi-mientos aprobó el Convenio que establecía la OrganizaciónLatinoamericana de Energía (O.L.A.D.E .), también conocidocomo Convenio de Lima, por haberse firmado en esta ciudadpor representantes de los países de América I.atina, inclu-yendo a Cuba, el 9 de septiembre de 1974 . (603) Igualmente,por la Ley 8, también de 24 de octubre del año mencionado,la Asamblea antedicha dio su aprobación a la Convenciónsobre Prerrogativas e inmunidades del Organismo para lasArmas Nucleares en la América Latina, signada en el DistritoFederal de México, el 2 de octubre de 1973 . (604)

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De singular Importancia, fue la aprobación del Conveniopor el que se creaba la Unión de Países Exportadores deBanano (U .P.E .B .) en el que figuraban, además de Panamá,los Gobiernos de las Repúblicas de Colombia, Costa Rica,Honduras y Guatemala . Recordemos que el Consejo delOrganismo acordó celebrar consultas o cooperar con lasNaciones Unidas y sus órganos, en especial con la UNCTAD,la F.A.O. y la O.N.U.D.I ., así como también con la O.E .AA yotras agencias internacionales . Panamá promulgó el Conve-nio de la UPEB, por la Ley 14 de 29 de octubre de 1974. (605)

9: Solidaridad continental y nuevos plantea-mientos en la O .E.A. en torno a las relacionescon los Estados Unidos (1975-76) .

Acorde con la reunión de Panamá, celebrada del 31 dejulio al 2 de agosto de 1975, se llegó a un consenso para crearel Sistema Económico Latinoamericano (SELA), cuyo Conve-nio constitutivo se firmó en la capital panameña el 17 deoctubre del mismo año . Es importante recordar que el SELAse estableció como un Organismo Regional de consulta,coordinación, cooperación y promoción económico y socialconjuntos. Tendría carácter permanente, personeríajurídi-ca internacional y estaría integrado por los Estados sobera-nos latinoamericanos. En otras palabras, representaba unnuevo bloque económico Independiente de Estados Unidos .Por eso, entre sus propósitos fundamentales estaban : pro-mover la cooperación entra-regional con el objetivo de acele-rar el desarrollo económico y social de sus miembros, y, a lavez, tendría la responsabilidad de incentivar "un sistemapermanente de consulta y coordinación para la adopción deposiciones y estrategías comunes sobre temas económicos ysociales, tanto en los organismos y foros internacionalescomo ante terceros países y agrupaciones de países" .

Se estipuló que las acciones del SELA se sustentarían enlos principios de igualdad, soberanía e Independencia de losEstados, además de mantenerla solidaridad y abstenerse deno intervenir en los asuntos internos y acatar los diferentes

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sistemas políticos, económicos y sociales . Del mismo modo,el SELA respetaría "las características propias de los distin-tos procesos de integración regionales y sub-regionales, asícomo sus mecanismos fundamentales y su estructura jurídica La Secretaría Permanente del nuevo organismo

especial tendría por sede a la ciudad de Caracas . Un total de23 países de América Latina, entre los que estaban Cuba,Barbados, Grenada, Trinidad y Tobago, y Guyana, suscribie-ron el pacto original. La Asamblea Nacional de Representan-tes de Corregimientos aprobó el Convenio en mención,mediante la Ley 22 de 31 de octubre de 1975 . (606)

Días antes, la mencionada Asamblea Nacional habíadado su aprobación a la Convención Internacional sobrearbitraje comercial Internacional, por la I.ey 11 de 23 deoctubre de 1975. Igual hizo con la Convención Interamericana sobre Exhortos o Cartas Rogatorias, por medío de la Ley12, de la misma fecha apuntada. A su vez, propuso reformasal Convenio del Banco Interamericano de Desarrollo (B.I.D .),a través de la Ley 23, de 31 de octubre de 1975 . (607)

Cuando el 29 de octubre del año aludido, en la reuniónde delegados ante el Consejo Permanente de la O.E.A ., elRepresentante de Estados Unidos, Richard White, defendióel papel desempeñado por las compañías transnacionalesseñalando que éstas debían ser alentadas a continuar "sucontribución al desarrollo" de América Latina y se mostróanuente a establecer cualquier código de conducta sobre susactividades, el Embajador de Panamá Nander Pitty, le salió alpaso a tales apreciaciones . Indicó que: "El deber de laOrganización de los Estados Americanos (O.E.A .) es asegurarque ningún país adoptara una actitud paternalista en favorde las actividades delictivas de algunas de sus empresas enla América Latina" . Recordó que el tratamiento a las trans-nacionales tuvo su origen en la Conferencia de Bogotá, en1973, en la cual se establecieron las bases de un "nuevodiálogo" con el Secretario de Estado Henry A . Kissinger. Enconsecuencia, se Inclinó antes que por la formulación de unCódigo de Conducta, en la acción solidaria de los latinoame-

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ricanos para el rechazo de las actividades impropias de lastransnacionales y de la actitud paternalista de los Gobiernosque las protegían . Trajo a colación el solapado apoyo quebrindaba la CIA a muchas de estas empresas, cuyas opera-ciones se realizaban en Latinoamérica .

Pitty cuestionó al Consejo Permanente de la O.E.A., sitambién estaba dispuesto a "echar una mirada sobre lallamada Compañía del Canal de Panamá, empresa transna-cional cuyo único propietario es la Secretaría de Defensa delos Estados Unidos" . Sostuvo, además, que : "las reglas quese puedan escribir en la O .E.A. carecen de todo sentidopráctico, si no se compromete directamente a los Gobiernosaquí representados a no continuar sobreprotegiendo a susempresas en sus empeños de evadir las leyes de los países enlos cuales operan" . No obstante, afirmó que la AméricaLatina encontraría la fortaleza necesaria para negociar conEstados Unidos sobre este u otro problema hemisférico en unplano bilateral que, sin duda, generaría la consolidación delrecién establecido SELA. (608)

Con la asistencia de veintitrés miembros activos y diecio-cho representantes de países observadores, se efectuó enSantiago de Chile, del 4 al 18 de junio de 1976, el SextoPeríodo ordinario de Sesiones de la Asamblea General de laO.E.A. Por Panamá concurrieron el Ministro de RelacionesExteriores Aquilino Boyd, y el Representante Permanente enla O.E.A ., Nander Pitty. Entre los temas relevantes de laagenda, cabe mencionar, además del relacionado con lasnegociaciones del Tratado del Canal, la situación de losDerechos Humanos, la Ley de Comercio Exterior de EstadosUnidos, la Cooperación Interamericana para el Desarrollo, laTransferencia de Tecnología, las Compañías Transnaciona-les y la Reforma al Sistema Interamericano .

A la sazón, la presencia del Secretario de Estado HenryKissinger, se consideró como la continuación del "NuevoDiálogo" en el contexto de la O .E.A. Por ende, tal como habíaocurrido en las reuniones de Cancilleres en Bogotá, Tlatelol-

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co y Washington, enmarcadas dentro de una acción deconsultas con Estados Unidos, se insistió en la necesidad dellegar a una solución justa para las aspiraciones panameñasen el asunto del Canal Interoceánico. Kissinger, en conse-cuencia, afirmó en esta cumbre de Santiago, que EstadosUnidos estaba comprometido a resolver pacíficamente elproblema del Canal de Panamá y que, en tal sentido, sehabían hecho significativos avances en las negociaciones conla República istmeña encaminados a la concertación de unnuevo Tratado . Señaló, asimismo, que su país tenía elpropósito de amplíar las preferencias arancelarias para losproductos de América Latina, cuyo tratamiento prioritario seharía extensivo a Venezuela y Ecuador, hasta entoncesexcluidos de la Ley de Comercio Exterior de Estados Unidospor ser miembros de los Países Exportadores de Petróleo(OPEP). Habló también de la creación de "otro mecanismoregional consultivo dentro de la O .E.A. para promover laestabilidad de precios de productos como la bauxita, elhierro, el cobre y otros que son de vital Importancia paraAmérica Latina" . Por su parte, el Canciller de Panamá, en unaReunión de Prensa, declaró que su país pediría el apoyo delas naciones latinoamericanas en sus esfuerzos encamina-dos a lograr la soberanía efectiva en el Canal interoceánico ysu zona adyacente . Con evidente exageración, recalcó "siesto no se soluciona antes de un año habrá sucesos deimpredecibles consecuencias, no sólo para Panamá y Estados Unidos, sino para América Latina y el resto del mundo" .

Al inaugurar la Sexta Asamblea, el Secretario General dela O.E.A ., Alejandro Orfila, a la par que exhortó a las nacionesdesarrolladas a transferir sus experiencias y recursos enaras del beneficio común del Continente, afirmó que : "El díade la América llegará a plenitud cuando, por ejemplo, porvíade negociación y por respeto de los derechos involucrados, elCanal de Panamá sea definitivamente panameño, las IslasMalvinas se reincorporen al patrimonio argentino, cuando sesolucione el problema de la medíterraneidad de Bolivia, seresuelvan a satisfacción de las partes interesadas la cuestión

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de Belice y se llegue a acuerdos plenamente satisfactoriospara El Salvador y Honduras" .

Entre los resultados descollantes de la Reunión de San-tiago, cabe mencionarla Declaración Conjunta de los Gobier-nos de Panamá y Estados Unidos sobre las negociacionesrespecto a la Zona del Canal y el Canal interoceánico, que seleyó ante el plenario, el 9 de junio . En este documento sereafirmó la intención de las partes de concertar un nuevoTratado del Canal para mutua satisfacción y que reflejarauna nueva era de cooperación entre Estados Unidos con susvecinos del Continente. Especial significado tuvo paranuestro país la Resolución AG/Res . 219 (VI-0/76) titulada :"Estado de las Negociaciones entre los Gobierno de Panamáy los Estados Unidos sobre la Cuestión del Canal de Pan-amá". En la misma, se abogó por la celebración de unTratado justo y equitativo que pusiera fin definitivamente alas causas de conflicto entre los dos países y fuese, a la vez,factor eficaz en el fortalecimiento de la cooperación, la paz yla amistad entre los pueblos . Asimismo, se consideró yadoptó la celebración de una Sesión Extraordinaria delConsejo de la O.E.A. en la Ciudad de Panamá con el propósitode conmemorar los ciento cincuenta años del CongresoAnfictiónico . (609)

No está de más recordar que, en la XI Reunión Central delCIES, celebrada en Washington, en abril de 1976, el Emba-jador Permanente de Panamá en la O .E.A. Nander Pitty,presentó un documento titulado : "Estado de la CooperaciónInteramericana para el Desarrollo" . Volvió a exponerlo en elseno de la Asamblea General, en Santiago, y, a pesar de suextensión, merece algunos comentarios .

Iniciaba Pitty su exposición aseverando que, al parecer,nada había cambiado, en cuanto a las relaciones comercialesentre Estados Unidos y los países de América I.atina, desdela Declaración de los Presidentes Americanos en Punta delEste, el 14 de abril de 1967 . De lo anterior, se desprendía quelos mecanismos entonces establecidos con perspectiva visio-

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narra no habían sido dotados "del soporte económico necesa-rio para cumplir una labor efectiva" . Prueba de ello era elpoco fructífero papel desempeñado por el Centro Interame-ricano para la Promoción de Exportaciones . Criticó la"imaginación fértil en materia de programas dentro de laO.E.A ., "con nombres sonoros y brillante literatura", perocon escasos recursos para traducir resultados efectivos en lasuperación del subdesarrollo . Así las cosas, había llegado elmomento de revisar integralmente la programación estable-cida a fin de fijar la atención en los puntos más susceptiblesde cambios.

Objeto de Interés del representante de Panamá en laO.E.A. fue, igualmente, el plan propuesto para la Alianzapara el Progreso . Sus estructuras parecían vacías, aunqueeste era el aspecto menos importante para hacerle frente a losproblemas del subdesarrollo . Era Innegable que la Alianzahabía movido gruesos capitales, ofrecido soluciones y repre-sentado un ejemplo de acción conjunta . No obstante,enfrentó grandes dificultades y a su amparo se habíancometido muchas injusticias. Fue así como el agradecimien-to por las donaciones recibidas, dio paso al "airado reclamopor las condiciones onerosas de los préstamos y por lacomprobación de que cada dólar recibido se multiplicaba portres al momento de cumplir la obligación de pago" . Por eso,la liquidación de los programas de la Alianza no debía traercomo consecuencia, la cancelación de los compromisos decooperación . Desde otro ángulo, el concepto de voluntarie-dad en los fondos multilaterales tenía que ser reemplazadopor la obligatoriedad .

Se desprendía de todo lo anterior que era necesario unamplio examen de todo lo concerniente a la cooperación parael desarrollo . Como esto no parecía ser posible en el seno delCIES, Pitty recomendaba la celebración de una AsambleaExtraordinaria con el propósito antes enunciado . La convo-catoria de tal cónclave bien podía hacerse en la AsambleaGeneral de Santiago. De allí que el representantes dePanamá en la O .E.A. reiterara sus puntos de vista en estaCumbre, para así adoptar una acción común que hiciera

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realidad algunos de los compromisos establecidos en laCarta del Organismo Regional . (610)

Entre el 22 y el 25 de octubre de 1976, se celebró en laciudad de Panamá el Segundo Congreso de Unidad Latinoa-mericana, en conmemoración del sesquicentenario delCongreso Anfictiónico. La cumbre, cuya meta era lograr lasegunda independencia de la América Latina y se identifica-ba con la no alineación, aprobó una Resolución de Apoyo anuestro país y una Declaración política de signo anticolonial :La Carta de Panamá, que reproducimos en la Antología deeste estudio, razón por la cual nos excusamos de analizarla .

En otro orden de cosas, mediante la Ley No . 11 de 27 deoctubre de 1976, la Asamblea Nacional de Representantes deCorrregimtentos, dio su aprobación al Estatuto Grupo dePaíses Latinoamericanos y del Caribe Exportadores de Azú-car. (611) Al día siguiente, por la Ley 18, dicha Asambleatambién aprobó el Convenio sobre privilegios e inmunidadesentre la República de Panamá y la Unión de Países Exporta-dores de Banano (UPES) . (612)

Además de la Resolución de la Asamblea General de laO.E.A. reunida en Santiago, y la Carta de Panamá, otroejemplo de solidaridad latinoamericana con nuestro país ensu lucha para lograr la concertación de un nuevo Tratado delCanal con Estados Unidos, lo constituye la DeclaraciónConjunta emitida en la Isla de Contadora el 24 de marzo de1975, por los Presidentes de Colombia, Alfonso LópezMichelsen; de Costa Rica, Daniel Oduber ; de Venezuela,Carlos Andrés Pérez ; y el Jefe del Gobierno de Panamá OmarTorrijos Herrera. Entre otras cosas, se advirtió que el Canalde Panamá, ubicado en territorio panameño, estaba sujeto "alos riesgos y peligros que se derivarían de una guerra en casode una conflagración Internacional, lo cual expone a los trespaíses a sufrir consecuencias semejantes no obstante sufundamental interés en la neutralización de dicho Canal y suprobada adhesión los propósitos concertados de las Nacio-nes Unidas para el mantenimiento de la paz y la seguridad

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internacíonales" . Al mismo tiempo, se reconoció el espíritude colaboración interamericana por parte de la República dePanamá "como decidida partidaria de los objetivos de laintegración de la América latina, en armonía con los idealesdel Libertador" .

Tomando en consideración la Declaración Conjunta .Tack-Kissinger o de los Ocho Puntos, del '7 de febrero (le1974, los Presidentes de Colombia, Costa Rica y Venezuela,en el documento aludido, reiteraron "el decidido apoyo de susrespectivos pueblos y Gobiernos a las justas aspiracionespanameñas en la cuestión del Canal de Panamá" . Del mismomodo, acordaron "dirigirse a todos los Gobiernos Latinoame

ricanos con el fin de invitarlos a que desarrollen nuevosesfuerzos para materializar el apoyo ofrecido a Panama ensus gestiones para concertar un nuevo Tratado del Canal w<Estados Unidos, que elimine las causas de conflicto en tre losdos países, en armonía con los principios del DerechoInternacional referente a las relaciones y a la cooperaciónentre los Estados" .

Por supuesto, este gesto de solidaridad con Panamá noestaba exento de intereses específicos, en especial por partede Costa Rica y Colombia . Más adelante, nos referiremos alos pactos suscritos con estos países después de concertar,los Tratados Torrijos-Carter . Pero en la Declaración deContadora del 24 de marzo de 1975, ya se habían sentado lasbases para las concesiones otorgadas por el Gobierno deTorrijos en retribución al apoyo manifiesto durante el proce-so de las negociaciones. En este sentido, cabe recordar queen el documento en mención se indicó que el Gobierno elePanamá, inspirado en los principios expuestos y corno libreexpresión de su voluntad soberana, declaraba que una vezaprobado el nuevo Tratado del Canal, estaba dispuesto aotorgarle a las Repúblicas de Colombia y Costa Rica ciertosbeneficios relativos al uso de la vía interoceánica .

En virtud de lo anterior, el tránsito por el Canal dePanamá de los productos naturales e industriales de Colom-

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bia y Costa Rica, al igual que sus respectivos correos, se haría"libre de todo gravamen o derechos, salvo aquellos que, entérminos de igualdad, se apliquen o pudieran aplicarse a losproductos y correos de la República de Panamá" . De igualmanera, los nacionales de los dos países mencionados,estarían exentos de la imposición de peajes, impuestos ocontribuciones que no fuesen aplicados a los ciudadanospanameños al transitar por la ruta interoceánica de Panamá .Para tal efecto, tenían que presentar pruebas fehacientes desu nacionalidad. A su vez, los Gobiernos de Colombia yCosta Rica podían, en todo tiempo, transportar por dicha víaacuática, sus tropas, naves y materiales de guerra, sin pagarpeaje alguno. Por su parte, Colombia, tan pronto se concer-tara el nuevo Tratado del Canal, convenía en renunciar a tododerecho otorgado por tratado en relación con materias que nofuesen propias a la exclusiva jurisdicción de la República dePanamá .

Desde otro ángulo, en la Declaración Conjunta quevenimos comentando, los Gobiernos signatarios expresabansu "sincera complacencia" por los esfuerzos que veníanrealizando algunos países de la región para buscarle solucióna los problemas del transporte marítimo, en el marco delaspecto integracionista de la América Latina . Convenían enconsultarse mutuamente sobre esta materia . Panamá, Co-lombia y Costa Rica, manifestaban su intención de brindarleespecial prioridad a la "concertación y promoción de progra-mas de desarrollo de sus áreas fronterizas, con la mira deacelerar el desarrollo económico de sus países y mejorar losniveles de vida y bienestar de sus pueblos" .

Por último, los Presidentes de Colombia, Costa Rica yVenezuela, expresaban "su honda preocupación por la lenti-tud con que vienen desarrollándose, después de once añosde iniciadas, las negociaciones entre Panamá y los EstadosUnidos para concertar otro Tratado del Canal" . Resaltaban,asimismo : "el contraste que existe entre la manera como trespaíses latinoamericanos han conseguido superar obstácu-los, merced a la concepción hemisférica de Panamá, y las

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excesivas trabas que todavía se interponen en el arreglo delproblema canalero, una cuestión que América I.atina miracomo propia y cree de urgente solución" . (613) A estedocumento se adhirió la Declaración de los Presidentes deMéxico y de Venezuela, del 22 de marco del 975 . (614)

Otro documento que se enmarca dentro del apoyo solida-rio de los países latinoamericanos a la política internacionaldel régimen de Torrijos encaminada a establecer un nuevopacto contractual con la nación del Norte, es el ComunicadoConjunto, suscrito el 15 de enero de 1976, por el PrimerMinistro del Gobierno Revolucionario de Cuba Fidel Castro,y el Jefe de Gobierno de la República de Panamá OmarTorrijos . Del mismo tenor es el Comunicado Conjuntosignado en Kingston, el 21 de abril de ese año, entre el PrimerMinistro de Jamaica, Michael Manley, y el General Torrijos .Similar significado tuvo la Declaración Conjunta, del 23 dejulio de 1976, firmada por los Presidentes de Venezuela,Carlos Andrés Pérez : de Colombia, Alfonso López Michelsen,y Omar Torrijos . Los dos mandatarios sudamericanosreiteraban, en este documento, su decisión de continuarapoyando a Panamá en el problema canalero y, a la vez,hacían presente "su preocupación por la lentitud de lasnegociaciones que se adelantan entre Panamá y los EstadosUnidos". (615)

De no menos importancia, en el contexto de la solidaridadcontinental de que nos ocupamos, principalmente en relación con el SELA, fue el Comunicado Conjunto suscrito porlos Cancilleres de Panamá y Venezuela, Aquilino Boyd yRamón Escovar Salom, respectivamente, en la ciudad dePanamá, el 24 de marzo de 1976. Coincidieron en que "laúnica forma de asegurar soluciones verdaderas, permanen-tes y de aplicación general", ante los graves problemas queatravesaba la economía mundial y sus efectos en los paísesenvías de desarrollo, era mediante "el establecimiento de unnuevo orden económico internacional, basado en la equidad,la justicia y la cooperación entre Estados" . Tal innovación,a su entender, debía construirse sobre los principios de la

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Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados .(616)

En, suma, mientras por un lado, el Gobierno jefaturadopor Omar Torrijos hacía presión en el Consejo de Seguridadde la O .N.U. para que la causa panameña adquiriera dimen-sión mundial y lograr adeptos, como vimos en el apartadocorrespondiente, por el otro, censuró en un principio a laC > .A buscó después apoyo en su seno y negoció simultáneay separadamente con algunos de sus miembros a fin dea consolidar la política canalera ante la poderosa Nación delNorte. Mas, esta diplomacia poco ortodoxa, también lo llevó,además de acercarse a Cuba, a pactar con países socialistasfuera del ámbito latinoamericano y participar activamente enel bloque de los No Alineados, que merecerá nuestra atenciónmás adelante .

Por último, de gran importancia para la causa panameñafue la 'Cumbre de Bogotá", celebrada en la primera semanade agosto de 1977, con la asistencia de seis gobernantes dela cuenca del Caribe, a saber: José López Portillo, de México;Carlos Andrés Pérez, de Venezuela ; Daniel Oduber, de CostaRica; Alfonso López Michelsen, de Colombia ; el Jefe deGobierno de Panamá, Omar Torrijos, y el Primer Ministro deJamaica Michael Manley . Como se recordará, la primerasesión se concentró en el examen de las bases relativas a lasnegociaciones entre Estados Unidos y Panamá para la firmadel nuevo Tratado del Canal. Del mismo modo, se analizó lasituación del café en el mercado internacional y los proble-mas comunes de la región, especialmente los programas delSistema Económico Latinoamericano (SE" . Tambiénfueron discutidos asuntos bilaterales como el Pacto Andino,entre Colombia y Venezuela. (617)

Como lo reconocieron dos de los negociadores pana-menos Gabriel Lewis Galindo y Diógenes de la Rosa, la"Cumbre de Bogotá" fue crucial para superar escollos queparecían insalvables en la etapa concluyente del proceso deentendimiento con el Gobierno norteamericano, en particu-

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lar, respecto al polémico Tratado de Neutralidad . Durante 48horas, los días 9 y 10 de agosto, las negociaciones alcanzaronun punto crítico y llegaron a depender del hilo telefónicoentre Bogotá y Washington. (618) William Jorden hadescrito, con suma precisión, cómo desde la capital colom-biana, se pusieron sobre el tapete aspectos decisivos y seinfluyó para que en Washington se ajustaran los puntosculminantes que allanaron el camino hacia la concertaciónfinal de los Tratados Torrijos-Carter . (619)

10: La firma de los Tratados Torrijos-Carter ylos Informes sobre la situación de losDerechos Humanos en Panamá .

Cuando, el 7 de septiembre de 1977, en la sede de laO.E.A. en Washington, el Presidente de los Estados UnidosJimmy Carter, y el Jefe de Gobierno de Panamá GeneralOmar Torrijos Herrera, firmaron los nuevos Tratados delCanal de Panamá, el Secretario General de la Organizaciónregional, Alejandro Orfila llegó a decir, en el discurso queabrió la ceremonia, que tales acuerdos significaban "elcomienzo de una nueva era en las relaciones interamerica-nas . Una era de verdadera interdependencia, donde searealidad, sin excepción, la igualdad jurídica de los Estados,donde el único predominio sea el del derecho y dondeninguna circunstancia Justifique el menoscabo del respeto ala persona humana. Añadió que, si bien los problemasinteramericanos eran complejos y difíciles, podían superarsesi se decidía unír al análisis y la discusión "la sinceravoluntad de resolverlos con justicia" . Recordó sus palabraspronunciadas en ocasión de la Sexta Asamblea General de laO.E.A., en Santiago de Chile, en las que expuso la necesidadde resolver los problemas más candentes en la región, asaber: el Canal de Panamá ; las Islas Malvinas; la cuestión deBelice; la mediterraneidad de Bolivia; y la concertación deacuerdos satisfactorios para El Salvador y Honduras . Sóloentonces llegaría a su plenitud "el verdadero día de lasAméricas" .

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Según Orfila, con la firma de los Tratados del Canal, deaquel Itinerario se había cumplido la primera etapa . Faltabacontinuar con las tareas siguientes . De allí que, la ceremoniade entonces, "más que cerrar un capítulo de nuestra historia,nos prometen un futuro articulado en ese espíritu" . Sostuvoque las dificultades que Imponía la realidad americanaterminaban donde se daba inicio a la decisión de superarlas .(620)

Desde la perspectiva estadounidense, no menos optimis-ta fueron los planteamientos en torno a los nuevos pactos delCanal. El Presidente Carter expresó que dichos documentosasegurarían "un futuro pacífico, próspero y seguro, para unavía interoceánica internacional de gran importancia paratodos nosotros" . Pero eran más que solo eso. Representa-ban, a la vez, "el compromiso de los Estados Unidos para conla creencia de que la justicia y no la fuerza debe ser la basede nuestra conducta con todas las naciones del mundo" . Asu juicío, para que cualquier acuerdo entre dos países fueseduradero, tenía que servir los mejores intereses de ambaspartes. Eso es lo que hacían los recientes tratados . Más aún,al garantizar la neutralidad del Canal de Panamá, Igualmen-te servían "a los mejores intereses de todas y cada una de lasnaciones que utilizan el Canal" .

"De esta suerte-continuaba diciendo Carter- el acuerdo forma una nueva sociedad para asegurar que este Canalvital continuará siendo bien operado, de manera segura yabierta, a la navegación de todas las naciones ahora y en elfuturo". Indicaba que, según los acuerdos en mención,Panamá desempeñaría un papel cada vez más Importanteen la operación y defensa del Canal en los próximos 23 años .Posteriormente, Estados Unidos continuaría teniendo "elderecho de repeler cualquier amenaza a la neutralidad delCanal". Por su parte, los miembros de la O .E.A. y todos lospaíses que formaban parte de las Naciones Unidas, tendríanla oportunidad de suscribirse al Tratado de NeutralidadPermanente del Canal .

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