Artículo 48. El mercado quiere que le transmitamos «algo»

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Siempre escuchamos que las demandas y necesidades del mercado están en constante cambio. Pero independientemente de la generación, el producto, el servicio, la oferta, la empresa o el sector que se presente ante nuestros ojos, lo que la gente siempre nos pide es que le transmitamos ese «algo», que los hagamos vibrar. La teoría mercadológica ha pasado por muchas transiciones con el paso de los tiempos; desde el producto artesanal, al manufacturado, al en serie; de vender productos a ideas, del bis a bis a la difusión masiva, de lo offline a lo online, de la inteligencia de mercados al SEO, de la marca a la marca personal, del branding al branding personal. En todo ese tránsito, por supuesto que cada fase ha dejado sus ventajas, pero también es cierto que dichas transformaciones han sido enfocadas en la constante búsqueda de lo que el cliente es, busca, quiere y necesita. Así como en la vida todo es cuestión de ciclos, algunas veces pareciera que la mercadotecnia y las ciencias de la comunicación Alex Castillo | Máster en RSE | Lic. en Imagen Pública | Consultor en Imagen Corporativa | Agencia IMAGINA Blog: https://alexcastilloblog.wordpress.com/ | Artículo 48 El mercado quiere que le transmitamos “algo” cumplen determinados ciclos que no nos damos cuenta, pero que la mayoría de ellos evidencian un retorno a la mera esencia del cliente, del receptor. Uno de esos ciclos se puede ver cuando los clientes de antes y los de ahora demandan de una persona, producto, servicio o empresa que esta les TRANSMITA «ALGO». Como Consultor en Imagen Pública he observado que esa palabra «algo» se usa ahora con más frecuencia. Por eso es que la pongo entre comillas, esa cosa que muchas veces el cliente no sabe describir, pero que sabe que es determinante para decidir y, más importante aún, para ser feliz. He identificado que ese «algo» puede ser una idea, una sensación, una emoción, una oferta clara, un beneficio, una transformación concreta de sus vidas, etc. Por eso es que he insistido en que la Mercadotecnia debe trabajar en conjunto con la Imagen Pública, en una lógica de uno más uno es igual a tres. Es decir, mientras que la primera disciplina concrete la oferta, la segunda dispone estratégicamente de las formas de convencimiento, para que ese «tres» se concrete en que lo ofertado encuentre un camino directo para llegar a mover la membrana más profunda del consumo, enfocado en tocar esa fibra más delgada que motive la credibilidad del cliente y lo haga salir de su incredulidad entre tanto producto que lo confunde y que afecta directamente su capacidad de decisión. Esto también se puede aplicar al ámbito profesional. Sí, a usted vendedora, gerente de marca, agente de servicio al cliente o relacionista pública que tiene que ganarse la confianza de esa persona que será determinante en su labor; ese cliente que le comprará la idea, tendrá una opinión favorable y actuará en consonancia con sus intereses. Entonces, primero debemos concretar la oferta, diseñar su estimulación, interactuar para ver si se está entendiendo, actuar de manera multicanal para luego convencer al otro de que somos merecedores de su confianza porque logramos transmitir ese «algo» (intangible) que es, en definitiva, la razón de la compra y el respaldo a nuestras causas.

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Siempre escuchamos que las demandas y necesidades del mercado están en constante cambio. Pero independientemente de la generación, el producto, el servicio, la oferta, la empresa o el sector que se presente ante nuestros ojos, lo que la gente siempre nos pide es que le transmitamos ese «algo», que los hagamos vibrar.

La teoría mercadológica ha pasado por muchas transiciones con el paso de los tiempos; desde el producto artesanal, al manufacturado, al en serie; de vender productos a ideas, del bis a bis a la difusión masiva, de lo offline a lo online, de la inteligencia de mercados al SEO, de la marca a la marca personal, del branding al branding personal.

En todo ese tránsito, por supuesto que cada fase ha dejado sus ventajas, pero también es cierto que dichas transformaciones han sido enfocadas en la constante búsqueda de lo que el cliente es, busca, quiere y necesita.

Así como en la vida todo es cuestión de ciclos, algunas veces pareciera que la mercadotecnia y las ciencias de la comunicación

Alex Castillo | Máster en RSE | Lic. en Imagen Pública | Consultor en Imagen Corporativa | Agencia IMAGINABlog: https://alexcastilloblog.wordpress.com/ | Artículo 48

El mercado quiere que le transmitamos “algo”

cumplen determinados ciclos que no nos damos cuenta, pero que la mayoría de ellos evidencian un retorno a la mera esencia del cliente, del receptor.

Uno de esos ciclos se puede ver cuando los clientes de antes y los de ahora demandan de una persona, producto, servicio o empresa que esta les TRANSMITA «ALGO».

Como Consultor en Imagen Pública he observado que esa palabra «algo» se usa ahora con más frecuencia. Por eso es que la pongo entre comillas, esa cosa que muchas veces el cliente no sabe describir, pero que sabe que es determinante para decidir y, más importante aún, para ser feliz.

He identificado que ese «algo» puede ser una idea, una sensación, una emoción, una oferta clara, un beneficio, una transformación concreta de sus vidas, etc.

Por eso es que he insistido en que la Mercadotecnia debe trabajar en conjunto con la Imagen Pública, en una lógica de uno más uno es igual a tres.

Es decir, mientras que la primera disciplina concrete la oferta, la segunda dispone estratégicamente

de las formas de convencimiento, para que ese «tres» se concrete en que lo ofertado encuentre un camino directo para llegar a mover la membrana más profunda del consumo, enfocado en tocar esa fibra más delgada que motive la credibilidad del cliente y lo haga salir de su incredulidad entre tanto producto que lo confunde y que afecta directamente su capacidad de decisión.

Esto también se puede aplicar al ámbito profesional. Sí, a usted vendedora, gerente de marca, agente de servicio al cliente o relacionista pública que tiene que ganarse la confianza de esa persona que será determinante en su labor; ese cliente que le comprará la idea, tendrá una opinión favorable y actuará en consonancia con sus intereses.

Entonces, primero debemos concretar la oferta, diseñar su estimulación, interactuar para ver si se está entendiendo, actuar de manera multicanal para luego convencer al otro de que somos merecedores de su confianza porque logramos transmitir ese «algo» (intangible) que es, en definitiva, la razón de la compra y el respaldo a nuestras causas.