Año XVI – N° 6 - 03 de enero del 2016 EL...

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DOMINGO EL Año XVI – N° 6 - 03 de enero del 2016 día del Señor «Pero el verdadero don es él: Jesús, el don de Dios al mundo. Debemos acogerlo a él, para llevarlo a cuantos encontremos en nuestro camino». (San Juan Pablo II) Señor, quiero irradiar tu luz a los hermanos, para atraerlos a ti, ser estrella en medio de la noche, para aquellos que aún no te pueden ver. Momento personal «¿Quién no siente la necesidad de una “estrella” que lo guíe a lo largo de su camino en la tierra? Sienten esta necesidad tanto las personas como las naciones. A fin de satisfacer este anhelo de salvación universa ». (San Juan Pablo II, Homilía 03.12.00) Solemnidad de la Epifanía del Señor BUSCANDO AL HIJO DE DIOS En el centro de la celebración de hoy está la escena narrada por san Mateo: unos magos adorando a Jesucristo recién nacido. Esos ma- gos llegados de Oriente son, en palabras del papa Benedicto XVI, «predecesores, precurso- res, de los buscadores de la verdad, propios de todos los tiempos». Son buscadores de la ver- dad que la descubren a partir de una estrella, confirmando así que la creación puede ser un verdadero camino hacia Dios. La solemnidad de la Epifanía nos invita a considerar que Dios desea la salvación de to- dos, por eso el Hijo de Dios se hizo hombre, para que todos los hombres pudiésemos des- cubrir en Él la manifestación de Dios Eterno. San Pablo, en la segunda lectura, proclama «que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa». Profundizando en el misterio gozoso del Nacimiento del Hijo de Dios, hoy contem- plamos admirados la oferta de salvación ex- tendida a todos los hombres, no sólo al pueblo de Israel. Ya Isaías anunció esa realidad, como oímos en la primera lectura. Los magos son el claro testimonio de que lo anunciado por Isaías y proclamado por Pablo se realiza en el hombre cuando éste es capaz de colocarse en actitud de búsqueda sincera. A Dios lo encuentra quien lo busca, porque Él, por medio de Jesucristo, tien- de la mano a todos. Y cuando la búsqueda es sincera nunca falta un signo – como lo fue la es- trella para los magos – o unas personas – como aquellas a quienes Herodes consultó sobre el lugar del nacimiento del Mesías – que ayuden a descubrir dónde se puede en- contrar al Señor. Siguiendo la estrella y las indicaciones recibidas en el palacio, los magos llegaron y encontraron al Niño Jesús con María su Madre, y entonces le adoraron postrándose ante Él y le ofrecieron sus dones. Pos- trarse ante el Señor es la ex- presión de verdadera fe. Pero ese postrarse sólo es posible si uno se pone en camino, en situación de búsqueda, si la esperanza en cuanto deseo de Dios está viva. La fiesta de la Epifanía nos podría ayudar a revisar nuestro deseo de Dios y a pedirle al Señor nos ayude a mantener siempre vivo el deseo de buscarle para jamás separarnos de Él. Pbro. Pedro Hidalgo Díaz

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DOMINGOEL

Año XVI – N° 6 - 03 de enero del 2016

día del Señor

«Pero el verdadero don es él: Jesús, el don de Dios al mundo. Debemos acogerlo a él, para llevarlo a cuantos encontremos en nuestro camino».

(San Juan Pablo II)

Señor, quiero irradiar tu luz a los hermanos, para atraerlos a ti, ser estrella en medio de la noche, para aquellos que aún no te pueden ver.

Momento personal

«¿Quién no siente la necesidad de una “estrella” que lo guíe a lo largo de su camino en la tierra? Sienten esta necesidad tanto las personas como las

naciones. A fin de satisfacer este anhelo de salvación universa ».

(San Juan Pablo II, Homilía 03.12.00)

Solemnidad de la Epifanía del Señor

BUSCANDO AL HIJO DE DIOSEn el centro de la celebración de hoy está la escena narrada por san Mateo: unos magos adorando a Jesucristo recién nacido. Esos ma-gos llegados de Oriente son, en palabras del papa Benedicto XVI, «predecesores, precurso-res, de los buscadores de la verdad, propios de todos los tiempos». Son buscadores de la ver-dad que la descubren a partir de una estrella, confirmando así que la creación puede ser un verdadero camino hacia Dios. La solemnidad de la Epifanía nos invita a considerar que Dios desea la salvación de to-dos, por eso el Hijo de Dios se hizo hombre, para que todos los hombres pudiésemos des-cubrir en Él la manifestación de Dios Eterno. San Pablo, en la segunda lectura, proclama «que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la Promesa».

Profundizando en el misterio gozoso del Nacimiento del Hijo de Dios, hoy contem-plamos admirados la oferta de salvación ex-tendida a todos los hombres, no sólo al pueblo de Israel. Ya Isaías anunció esa realidad, como oímos en la primera lectura. Los magos son el claro testimonio de que lo anunciado por Isaías

y proclamado por Pablo se realiza en el hombre cuando éste es capaz de colocarse en actitud de búsqueda sincera. A Dios lo encuentra quien lo busca, porque Él, por medio de Jesucristo, tien-de la mano a todos. Y cuando la búsqueda es sincera nunca falta un signo – como lo fue la es-trella para los magos – o unas personas – como aquellas a quienes Herodes consultó sobre el lugar del nacimiento del Mesías – que ayuden a

descubrir dónde se puede en-contrar al Señor.

Siguiendo la estrella y las indicaciones recibidas en el palacio, los magos llegaron y encontraron al Niño Jesús con María su Madre, y entonces le adoraron postrándose ante Él y le ofrecieron sus dones. Pos-trarse ante el Señor es la ex-presión de verdadera fe. Pero ese postrarse sólo es posible si uno se pone en camino, en situación de búsqueda, si la esperanza en cuanto deseo de Dios está viva. La fiesta de la Epifanía nos podría ayudar

a revisar nuestro deseo de Dios y a pedirle al Señor nos ayude a mantener siempre vivo el deseo de buscarle para jamás separarnos de Él.

Pbro. Pedro Hidalgo Díaz

Hermanos y hermanas: Las estrellas están en el firmamento. Muchos las ven e incluso las admiran. Pero otros, no gozan de la particular belleza de un cielo estrellado. La estrella del cristiano -¡y de la historia!- es Jesús. La inmensa luz de Dios, su Estrella que es Cristo, sigue quebrando la oscuridad de la injusticia, avaricia, egoísmo,... mediante hombres y mujeres de buena voluntad que siguen la Estrella, y son “estrellas” para el bien de los hermanos.

EPIFANÍA DEL SEÑOR - SOLEMNIDAD - Ciclo C - Color: Blanco

I. RITO DE ENTRADA

Antífona de entrada Cf. Mal 3, 1; 1Crón 29, 12 Miren que llega el Señor del señorío: en su mano está el reino y la potestad y el imperio.

Acto penitencialS. Tú eres la luz, que brilla en las tinieblas: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.S. Tú eres la luz, que alumbra a todo hombre: Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad.S. Tú eres la luz, que da vida al mundo: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.

GLORIA

Oración colecta Señor, tú que en este día revelaste a tu Hijo unigénito a los pueblos gentiles, por medio de una estrella, concede a los que ya te conocemos por la fe poder contemplar un día, cara a cara, la hermosura infinita de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

1a lecturaIsaías nos invita a alegrarnos unidos a todos los hombres, porque Dios entra a nuestra historia, trayéndonos salvación y justicia. Celebremos la presencia de Dios entre nosotros.

Lectura del libro de Isaías 60,1-10

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la

tierra, y la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti. Y caminarán los pueblos a tu luz, los reyes al resplandor de tu aurora. Levanta la vista en torno, mira: todos se han reunido, vienen hacia ti; tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Al ver esto, te pondrás radiante de alegría; palpitará y se emocionará tu corazón, cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, de drome-

darios de Madián y de Efá. Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y proclaman-do las alabanzas del Señor. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal (71)R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.– Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. / R.– Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. / R. – Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributo. Que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones; que se postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan. / R.– Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. / R.

2a lecturaPara Pablo, la presencia de Cristo en nuestro mundo es una revelación del amor de Dios que va más allá de nuestras fronteras mentales y religiosas también, por ello es salvadora.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3,2-3a.5-6

Hermanos: Seguramente han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado a favor de

ustedes. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus apóstoles y profetas: que también los otros pueblos comparten la misma herencia, son miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo, por medio del Evangelio. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio Mt. 2, 2Aleluya, aleluya. Hemos visto salir su estrella y venimos a adorar al Señor. R. Aleluya.

EvangelioLa visita de los Magos es un anuncio revolucionario de que ese Dios-con-nosotros está de corazón abierto a toda cultura, tradición, raza y aun religión, que quieren conducir al hombre a su presencia.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 2,1-12

R. Gloria a ti, Señor.

Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron

en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo». Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”». Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Vayan y averigüen cuidadosamente acerca del niño y, cuando lo encuentren, avísenme, para ir yo también a adorarlo». Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo sido advertidos en sueños, para que no volvieran adonde estaba Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Profesión de fePlegaria universalHoy descubrimos con alegría que el mensa-je de salvación llega a todos los rincones de la Tierra, Dios hecho niño espera a todos los hombres que quieran acercarse. Aún estamos a tiempo, dejémonos guiar por la estrella y va-yamos a adorar al Niño:R. ¡Padre, que tu estrella nos guíe hasta tu Hijo!

-Por la Iglesia cuya labor es, ser la estrella que guía a todos los hombres a Dios; para que nun-ca se canse ni se olvide de esta misión. Rogue-mos al Señor. /R.

EPIFANÍA DEL SEÑOR - SOLEMNIDAD - Ciclo C - Color: Blanco

darios de Madián y de Efá. Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, y proclaman-do las alabanzas del Señor. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal (71)R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.– Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. / R.– Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. / R. – Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributo. Que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones; que se postren ante él todos los reyes, y que todos los pueblos le sirvan. / R.– Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. / R.

2a lecturaPara Pablo, la presencia de Cristo en nuestro mundo es una revelación del amor de Dios que va más allá de nuestras fronteras mentales y religiosas también, por ello es salvadora.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3,2-3a.5-6

Hermanos: Seguramente han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado a favor de

ustedes. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus apóstoles y profetas: que también los otros pueblos comparten la misma herencia, son miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo, por medio del Evangelio. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio Mt. 2, 2Aleluya, aleluya. Hemos visto salir su estrella y venimos a adorar al Señor. R. Aleluya.

EvangelioLa visita de los Magos es un anuncio revolucionario de que ese Dios-con-nosotros está de corazón abierto a toda cultura, tradición, raza y aun religión, que quieren conducir al hombre a su presencia.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 2,1-12

R. Gloria a ti, Señor.

Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron

en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo». Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: “Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”». Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Vayan y averigüen cuidadosamente acerca del niño y, cuando lo encuentren, avísenme, para ir yo también a adorarlo». Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo sido advertidos en sueños, para que no volvieran adonde estaba Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Profesión de fePlegaria universalHoy descubrimos con alegría que el mensa-je de salvación llega a todos los rincones de la Tierra, Dios hecho niño espera a todos los hombres que quieran acercarse. Aún estamos a tiempo, dejémonos guiar por la estrella y va-yamos a adorar al Niño:R. ¡Padre, que tu estrella nos guíe hasta tu Hijo!

-Por la Iglesia cuya labor es, ser la estrella que guía a todos los hombres a Dios; para que nun-ca se canse ni se olvide de esta misión. Rogue-mos al Señor. /R.

-Por todos los pueblos de la tierra; para que escuchen y acojan la salvación que Cristo nos trae. Roguemos al Señor./ R.-Por todos los que viven en países extranjeros; para que puedan disfrutar de la hospitalidad de los lugares en los que se encuentran Roguemos al Señor./ R.-Por todos los niños y jóvenes de la Tierra; para que descubran, en este día tan especial, que Cris-to es el mejor de todos los regalos. Roguemos al Señor./ R.-Por las familias; para que puedan compartir la felicidad de encontrarse con Cristo a través del amor entre sus miembros. Roguemos al Señor./ R.-Por todos nosotros aquí reunidos; para que el espíritu de estas fiestas permanezca en nosotros el resto del año, y seamos generosos y compa-sivos con el prójimo. Roguemos al Señor./ R.

(Pueden añadirse peticiones particulares)

Padre, te pedimos que acojas estas necesida-des y todas aquellas que llevamos en nuestros corazones. Te lo pedimos por Jesucristo nues-tro Señor. Amén.

III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

Oración sobre las ofrendas Mira, Señor, los dones de tu Iglesia que no son oro, incienso y mirra, sino Jesucristo, tu Hijo, al que aquellos dones representaban y que ahora se inmola y se nos da en comida. Por Jesucristo nuestro Señor.

Antífona de comunión Cf. Mt 2,2Hemos visto salir la estrella del Señor y venimos con regalos a adorarlo.

Oración después de la comunión Que tu luz nos disponga y nos guíe siempre, Señor, para que contemplemos con fe pura y vivamos con amor sincero el misterio del que hemos participado. Por Jesucristo nuestro Señor.

LA PALABRA en la semana

Tiempo de Navidad - 2° del salterio

04L Feria - 1Jn 3,22--4,6; Sal 2, 7-8. 10-12; Mt 4,12-17. 23-2505 M Feria - 1Jn 4, 7-10; Sal (71), 1-4.7-8; Mc 6, 34-4406 M Feria - 1Jn 4,11-18; Sal (71), 1-2.10-13; Mc 6, 45-5207 J San Raimundo de Peñafort (ML) - Jn 4, 19--5,1-4;

Sal (71), 1-2.14-15.17; Lc 4, 14-22 08 V Feria - 1Jn 5, 5-13; Sal 147,12-15.19-20; Lc 5, 12-1609 S Feria - 1Jn 5, 14.21; Sal 149, 1-6.9; Jn 3,22-30

TÚ ERES MI HIJO, EL AMADO, EL PREDILECTOLa celebración del Bautismo del Señor hace de puente entre las celebraciones navideñas y la contemplación de la vida pública de Nues-tro Señor Jesucristo en el tiempo ordinario. Durante la Navidad han resonado testimonios diversos acerca de la identidad del Niño recién nacido. Los ángeles, los pastores, los magos, han ofrecido su testimonio. La escena del bautismo del Señor en el Jordán permite conocer el testimonio del Pa-dre Celestial, a través de una voz del cielo que proclama: «Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.»

Que Jesús sea el Hijo amado del Padre no es un dato sólo informativo para nosotros. Es la certeza de que por me-dio de Él se muestra la gracia y la misericordia de Dios que quiere que todos los hom-bres se salven, como indica la carta a Tito. La misericordia divina permite el nuevo nacimiento que se da en los hombres por medio del bautismo, y así, renaciendo en el bautismo y renovados en el Espíritu Santo, los cristianos nos hacemos, en esperanza, herederos de la vida eterna.

el DOMINGO - Director: P. Luis Neira R. ssp. Coordinación: Milagro Bronttis de Quispe. Con licencia eclesiástica / Marc. reg. Resol. Indecopi N° 006852-1999, Certif. N° 0055702Edita: SAN PABLO, Av. Armendáriz 527 - MIRAFLORES. Lima (Perú) / Telfax: (01) 446 0017 / [email protected] Redacción: Pbro. Antonio Díaz M., igs.; Pbro. Pedro Hidalgo Díaz; Diagramación: Bruno Cárdenas Salazar; Josue Muñoz HuarnizImprime: Editorial Roel S.A.C. / Para envíos y suscripciones: [email protected] / Telfax: (01) 446 0017

• Los textos litúrgicos corresponden a los aprobados por la Conferencia Episcopal Peruana. / Este subsidio no sustituye el uso de los Libros Litúrgicos.

www.sanpabloperu.com.pe

EPIPHANEIABajada de ReyesAun cuando las interpretaciones históricas se en-trecruzan, hay quienes sostienen que el apelativo a Lima como “Ciudad de los Reyes”, data desde su fundación (18 de enero de 1535), fecha que recuer-da a los conquistadores, con Francisco Pizarro a la cabeza, que buscaban un lugar donde establecer la nueva capital, a semejanza de los Reyes Magos en-caminándose hacia Belén en busca del Rey recién nacido.

De igual forma y siguiendo sus tradiciones ancestra-les, durante la Solemnidad de la Epifanía, Bajada de Reyes, o Visita de Reyes, gran parte del Perú se viste de fiesta, llevando ofrendas hasta el nacimiento ins-talado en el centro de la ciudad o en lugar destacado, en que una a una las imágenes del misterio empie-zan a regresar a su lugar de descanso en espera de la próxima Navidad, en que nuevamente asumirán protagonismo junto a la imagen del Niño Dios.

Luis Neira R, ssp.Director Editorial

Epifanía, viene del griego, “epiphaneia”, y significa manifestación, por lo que la Iglesia Católica celebra dos domingos después de Navidad, la manifestación o revelación divina, representada por los Magos de Oriente trayendo sus regalos y adorando al Niño Dios recién nacido. En esta imagen de adoración se reconoce la aceptación de la divinidad de Jesucristo por parte de los pueblos llamados paganos. Al ofre-cer oro, incienso y mirra, hay un reconocimiento im-plícito de su realeza mesiánica (oro), su divinidad (incienso) y su humanidad (mirra).

La Iglesia considera también como epifanías, tres acontecimientos en la vida de Jesús: la Epifanía de los Magos de Oriente, la Epifanía de Juan Bautista en el río Jordán en que el Espíritu Santo se manifies-ta a través de una paloma, y la Epifanía de Cristo en las Bodas de Caná.

Tres Magos tras una estrellaEn Oriente llamaban magos a los sabios; en lengua persa, a su vez, mago significaba “sacerdote”; pero es en el siglo XII cuando Occidente le da a Melchor, Gaspar y Baltazar el título de reyes, como una forma de destacar aún más la solemnidad de la adoración.

Según el papa Francisco, “los Magos de Oriente, re-presentan a los hombres y mujeres en busca de Dios en las religiones y filosofías del mundo entero, una búsqueda que no acaba nunca. Hombres y mujeres en búsqueda”.

En ese clima de búsqueda muchas veces también hay desconcierto. Sucede con los Magos que, si-guiendo la lógica humana, llegan hasta el palacio real buscando al rey.

La Palabra de Dios también puede ser la estrella que, así como ilumina en su búsqueda a los Magos, puede alumbrar el camino entre el desconcierto y la oscu-ridad. Para ellos las palabras del profeta Miqueas serán la brújula que los haga retomar el camino: “En cuanto a ti, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre las principales ciudad de Judá; porque de ti saldrá un gobernante que guiará a mi pueblo Israel” (Cfr. 5, 2).