Año XV - N° 45 - 04 de Octubre del 2015 EL...

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«La persona que no decide amar para siempre, le será muy difícil siquiera amar un día». (San Juan Pablo II) El matrimonio no es como un artículo que se puede usar y si no nos gusta, desechar. El ma- trimonio es un llamado de Dios a unirse por toda la vida en el amor incondicional, en la re- nuncia y en la fidelidad al ser amado. Momento personal DOMINGO EL Año XV - N° 45 - 04 de Octubre del 2015 día del Señor «Fiel, perseverante, fecundo. Estas son las tres características del Amor con el que Jesús nutre a su Iglesia, su Esposa. Estas son también las características de un auténtico matrimonio cristiano». (Papa Francisco, Casa Santa Marta, 02.06.2015) Domingo XXVII del Tiempo Ordinario Ciclo B Las palabras del Señor Jesús en el evange- lio son especialmente importantes en nuestro tiempo y en las circunstancias actuales de la Iglesia. Son palabras claras con las que el Se- ñor afirma la voluntad primigenia y originaria de Dios sobre la unión matrimonial. Jesucristo contrapone el deseo de Dios con la terquedad o dureza de corazón del hombre, lo cual llevó a Moisés a legislar desde las aparentes posibi- lidades humanas. Pero Jesús, Hijo de Dios encarnado, en quien el ser humano esclarece su misterio, conoce las reales posibilidades humanas y el verdadero deseo divino. Ese concierto entre la voluntad de Dios y las posibilidades del hombre hace que Nuestro Se- ñor Jesucristo proponga la in- disolubilidad del matrimonio. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se uni- rá a su mujer, y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». Las palabras del Señor no dan lugar a duda alguna. El amor entre varón y mujer, si es vivido según el querer de Dios, ha de ser re- flejo del amor divino en la pareja, el mismo que es eterno, estable, permanente, irrevocable. El verdadero amor tiene como característica la estabilidad y permanencia. No falta quien piense que es imposible vivir de esa manera, que es una exigencia exagera- da, casi sobrehumana. Pero es preciso recordar que Jesús, Dios y hombre verdadero, sabe bien lo que quiere Dios y lo que puede el hombre, y desde esa condición afirma la inseparabilidad de quien se une por el lazo del amor ma- trimonial recibiendo la gracia divina. Es eso lo que espera de los suyos. Pero es preciso aco- ger ese don. Es preciso abrirse al amor verdadero, experi- mentar el amor de Dios y plas- marlo en las relaciones huma- nas. Esto sólo es posible si se tiene apertura ante el Reino, si se acoge el Reino como un niño. Con confianza, con dis- ponibilidad, con apertura a las posibilidades que se ofrecen, con la actitud de quien se fía de Otro porque es más grande que él. Oremos hoy para que ese evangelio del matrimonio sea acogido en nuestro tiempo. Pbro. Pedro Hidalgo Díaz LLAMADOS AL AMOR

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«La persona que no decide amar para siempre, le será muy difícil siquiera amar un día».

(San Juan Pablo II)

El matrimonio no es como un artículo que se puede usar y si no nos gusta, desechar. El ma-trimonio es un llamado de Dios a unirse por toda la vida en el amor incondicional, en la re-nuncia y en la fidelidad al ser amado.

Momento personal

DOMINGOEL

Año XV - N° 45 - 04 de Octubre del 2015

día del Señor

«Fiel, perseverante, fecundo. Estas son las tres características del Amor con el que Jesús nutre a su Iglesia, su Esposa. Estas son también las

características de un auténtico matrimonio cristiano».

(Papa Francisco, Casa Santa Marta, 02.06.2015)

Domingo XXvii del Tiempo Ordinario

Ciclo B

Las palabras del Señor Jesús en el evange-lio son especialmente importantes en nuestro tiempo y en las circunstancias actuales de la Iglesia. Son palabras claras con las que el Se-ñor afirma la voluntad primigenia y originaria de Dios sobre la unión matrimonial. Jesucristo contrapone el deseo de Dios con la terquedad o dureza de corazón del hombre, lo cual llevó a Moisés a legislar desde las aparentes posibi-lidades humanas. Pero Jesús, Hijo de Dios encarnado, en quien el ser humano esclarece su misterio, conoce las reales posibilidades humanas y el verdadero deseo divino. Ese concierto entre la voluntad de Dios y las posibilidades del hombre hace que Nuestro Se-ñor Jesucristo proponga la in-disolubilidad del matrimonio.

«Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se uni-rá a su mujer, y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». Las palabras del Señor no dan lugar a duda alguna. El amor entre varón y mujer, si es vivido según el querer de Dios, ha de ser re-flejo del amor divino en la pareja, el mismo que

es eterno, estable, permanente, irrevocable. El verdadero amor tiene como característica la estabilidad y permanencia.

No falta quien piense que es imposible vivir de esa manera, que es una exigencia exagera-da, casi sobrehumana. Pero es preciso recordar que Jesús, Dios y hombre verdadero, sabe bien lo que quiere Dios y lo que puede el hombre,

y desde esa condición afirma la inseparabilidad de quien se une por el lazo del amor ma-trimonial recibiendo la gracia divina. Es eso lo que espera de los suyos. Pero es preciso aco-ger ese don. Es preciso abrirse al amor verdadero, experi-mentar el amor de Dios y plas-marlo en las relaciones huma-nas. Esto sólo es posible si se tiene apertura ante el Reino, si se acoge el Reino como un niño. Con confianza, con dis-ponibilidad, con apertura a las posibilidades que se ofrecen, con la actitud de quien se fía

de Otro porque es más grande que él. Oremos hoy para que ese evangelio del matrimonio sea acogido en nuestro tiempo.

Pbro. Pedro Hidalgo Díaz

LLAMADOS AL AMOR

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pusiera. Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a las aves del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un sue-ño profundo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró otra vez la carne. De la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre formó una mujer, y se la presentó al hombre. El hombre dijo: «¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola car-ne». Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal(127)R. Que el Señor te bendiga desde Sión.– Dichoso el que teme al Señor y sigue sus ca-minos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. / R.– Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como brotes de olivo, alrede-dor de tu mesa. / R.– Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. / R.– Que veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel! / R.

2a lecturaLa carta a los Hebreos es un llamado a la santi-dad en todas las situaciones de nuestra vida, ya que Cristo Sacerdote, que es nuestro hermano, es fuente de toda santidad invitándonos a vivir en co-munión con él.

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9-11 2Hermanos: Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y

honor por su pasión y muerte. Así, por la gra-cia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. En efecto, convenía que Dios, por quien y para quien existen todas las cosas, lle-vara muchos hijos a la gloria, perfeccionando mediante el sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación. Pues santificador y santificados tienen todos el mismo origen. Por eso, él no se avergüenza de llamarlos hermanos. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

I. RITO DE ENTRADA

Antífona de entrada Est 13, 9.10-11En tu poder, Señor, está todo; nadie puede re-sistir a tu decisión. Tú creaste el cielo y la tierra y las maravillas todas que hay bajo el cielo. Tú eres dueño del universo.

Acto penitencialS. Porque separamos con nuestro egoísmo lo que Dios ha unido; Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.S. Porque pretendemos que tu palabra nos dé siempre la razón; Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten piedad.S. Porque rechazamos tu palabra, si hiere nues-tro egoísmo; Señor, ten piedad.R. Señor, ten piedad.

GlORIA

Oración colecta Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra con-ciencia de toda inquietud y nos concedas aún aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo.

II. lITURGIA DE lA PAlABRA

1a lecturaEl enfoque del Génesis sobre la realidad del ma-trimonio, nos remite al proyecto fundacional que Dios tiene sobre el mismo, que plantea realización y plenitud en clave de eternidad.

Lectura del primer libro del Génesis 2, 18-24El Señor Dios se dijo a sí mismo: «No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien que sea una ayu-

da adecuada para él». Entonces el Señor Dios formó de la tierra todas las bestias del campo y todas las aves del cielo y se las presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le

XXVII Tiempo Ordinario - Ciclo B - Color: VerdeHermanos y hermanas: Hoy, Jesús nos revela la verdadera voluntad de Dios frente a la indisolubilidad del matri-monio. Las palabras que escucharemos, de los labios de Jesús, son más actuales que nunca, y son una vocación de por vida al amor y fidelidad a la pareja, que él bendice en el matrimonio. En un mundo en que todo es efímero, donde crean escusas y salidas para la falta de compromiso, Jesús nos dice que el verdadero amor tiene como ca-racterística, la estabilidad y permanencia.

Aclamación antes del Evangelio 1Jn 4, 12Aleluya, aleluya. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. R. Aleluya.

EvangelioMarcos nos expone el tema del matrimonio en la perspectiva de Jesús, que nos ofrece una compren-sión mayor del mismo, reclamando del matrimo-nio, fidelidad al proyecto de Dios.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 2-16

R. Gloria a ti, Señor.En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito

a un hombre divorciarse de su mujer?» Él les replicó: «¿Qué les mandó Moisés?» Contestaron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: Moisés dejó escrito este precepto por lo tercos que son ustedes. Al principio de la creación Dios “los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio». Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Jesús viendo esto, se enojó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan; porque el reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro: el que no reciba el reino de Dios como un niño no entrará en él». Y tomaba en sus brazos a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.Profesión de feCreo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y se-pultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la re-surrección de la carne y la vida eterna. Amén.

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pusiera. Así, el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a las aves del cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre el hombre un sue-ño profundo, y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró otra vez la carne. De la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre formó una mujer, y se la presentó al hombre. El hombre dijo: «¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola car-ne». Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal(127)R. Que el Señor te bendiga desde Sión.– Dichoso el que teme al Señor y sigue sus ca-minos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. / R.– Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como brotes de olivo, alrede-dor de tu mesa. / R.– Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida. / R.– Que veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel! / R.

2a lecturaLa carta a los Hebreos es un llamado a la santi-dad en todas las situaciones de nuestra vida, ya que Cristo Sacerdote, que es nuestro hermano, es fuente de toda santidad invitándonos a vivir en co-munión con él.

Lectura de la carta a los Hebreos 2, 9-11 2Hermanos: Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y

honor por su pasión y muerte. Así, por la gra-cia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. En efecto, convenía que Dios, por quien y para quien existen todas las cosas, lle-vara muchos hijos a la gloria, perfeccionando mediante el sufrimiento al que iba a guiarlos a la salvación. Pues santificador y santificados tienen todos el mismo origen. Por eso, él no se avergüenza de llamarlos hermanos. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

XXVII Tiempo Ordinario - Ciclo B - Color: VerdePlegaria universalS. El salmo de hoy nos invita a elevar al Señor nuestra oración, pidiendo su bendición todos los días de nuestra vida. Con esa intención pre-sentamos nuestras necesidades. Repetimos:R. ¡Danos tu bendición, Señor! -Señor, bendice y acompaña al Papa, a los obis-pos y sacerdotes; para que descubran y revivan la gran vocación, que es ser portadores de la Buena Noticia. Roguemos al Señor./R.-Señor, bendice e ilumina a los que tienen en sus manos los destinos de las naciones; para que siguiendo tus caminos lleven a la humanidad a la prosperidad y la paz. Roguemos al Señor./R.-Señor, bendice y cuida a los esposos; siembra tu amor en los hogares y llena de felicidad a todas las familias del mundo. Roguemos al Señor./R.-Señor, bendice a cuantos participamos en esta Mesa, y no dejes que nunca nos separemos de Ti. Roguemos al Señor./R.(Pueden añadirse peticiones particulares)S. Padre, acoge solícito estas súplicas que tu pueblo te presenta. Por Jesucristo Nuestro Se-ñor. R. Amén.

III. lITURGIA DE lA EUCARISTÍA

Oración sobre las ofrendas Recibe, Señor, la oblación que tú has instituido, y por estos santos misterios, que celebramos para darte gracias, santifica a los que tú mismo has redimido. Por Jesucristo nuestro Señor.

Antífona de comunión Lam 3, 25 Bueno es el Señor para el que espera en él, para el alma que le busca.

Oración después de la comunión Concédenos, Señor todopoderoso, que de tal manera saciemos nuestra hambre y nuestra sed en estos sacramentos, que nos transformemos en lo que hemos recibido. Por Jesucristo nuestro Señor.

Aclamación antes del Evangelio 1Jn 4, 12Aleluya, aleluya. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. R. Aleluya.

EvangelioMarcos nos expone el tema del matrimonio en la perspectiva de Jesús, que nos ofrece una compren-sión mayor del mismo, reclamando del matrimo-nio, fidelidad al proyecto de Dios.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 2-16

R. Gloria a ti, Señor.En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito

a un hombre divorciarse de su mujer?» Él les replicó: «¿Qué les mandó Moisés?» Contestaron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: Moisés dejó escrito este precepto por lo tercos que son ustedes. Al principio de la creación Dios “los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre». En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio». Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Jesús viendo esto, se enojó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan; porque el reino de Dios pertenece a los que son como ellos. Les aseguro: el que no reciba el reino de Dios como un niño no entrará en él». Y tomaba en sus brazos a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.Profesión de feCreo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y se-pultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la re-surrección de la carne y la vida eterna. Amén.

lA PAlABRA en la semana

05 l Feria - Jon 1, 1-2, 1.11; [Sal] Jon 2, 2-5. 8; Lc. 10, 25-37 06 M San Bruno (ML) - Jon 3, 1-10; Sal (129), 1-4.6-8; Lc. 10, 38-4207 M Nuestra Señora del Rosario (MO) - Jon 4, 1-11;

Sal (85), 3-6. 9-10; Lc. 11, 1-408 J Feria - Ml 3, 13-20; Sal 1, 1-4. 6; Lc 11, 5-1309 V San Dionisio y compañeros (ML) - Jl 1, 13-15; 2,

1-2; Sal 9,2-3. 6.16- 8-9; Lc 11, 15-2610 S Santa María en sábado - Jl 4, 12-21; Sal (96), 1-2.

5-6. 11-12; Lc 11, 27-28

Semana XXVII del Tiempo Ordinario - 3ª del salterio

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La segunda lectura de hoy indica la fuerza de la Palabra de Dios cuando es verdaderamente aco-gida por el hombre. La Palabra es viva y eficaz, produce vida, transforma, pero siempre y cuan-do el hombre la acoja. La escena del evangelio de hoy presenta una situación en la que aparece un hombre que no acogió del todo la Palabra de Dios. Andaba por el camino adecuado, se dejaba conducir por la Palabra expre-sada de modo universal en las normas de vida que llamamos mandamientos. El personaje de la escena estaba compro-metido con lo que universal-mente el Señor pide, por eso cuando Jesús le menciona los mandamientos él dice que to-dos los ha cumplido desde pe-queño. Ese hombre tenía una preocupación y anhelo impor-tante: la vida eterna.

El Señor entonces le propuso algo muy puntual y personal, algo que le faltaba. Era preciso que ese hombre se desapega-se de sus bienes. Buscaba a Dios pero, se había atado demasiado a ellos y eso le cerraba a los de-más y, en definitiva, a la acción de Dios. Esto últi-mo se hace evidente en su reacción ante las pa-labras de Jesús invitándole a vender todo, a darlo a los pobres y luego seguirle. Ante esas palabras

Oh, Señor, hazme un instrumento de tu paz.Donde hay odio, que lleve yo el amor.Donde haya ofensa, que lleve yo el perdón.Donde haya discordia, que lleve yo la unión. Donde haya duda, que lleve yo la fe.Donde haya error, que lleve yo la verdad.Donde haya desesperación, que lleve yo la alegría.Donde haya tinieblas, que lleve yo la luz.Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser

consolado, sino consolar; ser comprendido, sino comprender; ser amado, como amar.

Porque es:Dando, que se recibe; perdonando, que se es perdonado;

muriendo, que se resucita a la Vida Eterna. Amén.

Equipo editorial

PAZ UN INSTRUMENTO

DE TU

HAZME

el DOMINGO - Director: P. Luis Neira R. ssp. Coordinación: Milagro Bronttis de Quispe. Con licencia eclesiástica / Marc. reg. Resol. Indecopi N° 006852-1999, Certif. N° 0055702Edita: SAN PABLO, Av. Armendáriz 527 - MIRAFLORES. Lima (Perú) / Telfax: (01) 446 0017 / [email protected] Redacción: Pbro. Antonio Díaz M., igs.; Pbro. Pedro Hidalgo Díaz; Diagramación: Bruno Cárdenas SalazarImprime: Editorial Roel S.A.C. / Para envíos y suscripciones: [email protected] / Telfax: (01) 446 0017

• Los textos litúrgicos corresponden a los aprobados por la Conferencia Episcopal Peruana. / Este subsidio no sustituye el uso de los Libros Litúrgicos.

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FRANCISCO DE ASÍS

TESTIGO DEL EVANGELIOpara acoger a quienes no podían abandonar sus obli-gaciones familiares. Hacia 1215, la congregación franciscana se había ya extendido por Italia, Francia y España; ese mismo año, el Concilio de Letrán re-conoció canónicamente la orden, llamada entonces: los Hermanos Menores.

Sus últimos años

La dirección de la orden franciscana pasó a manos de otros miembros y san Francisco pudo dedicarse por entero a la vida contemplativa. San Francisco de Asís recibió los estigmas que lo asemejaba en el dolor a Cristo. Fue aquejado de ceguera y fuertes padecimientos, pasó sus dos últimos años en Asís, rodeado del fervor de sus seguidores. Falleció el 3 de octubre de 1226 y apenas dos años después fue canonizado por el papa Gregorio IX.

Hoy, la Iglesia universal recuerda con alegría y re-conocimiento a un gran santo que revolucionó la manera de vivir el Evangelio desde la radicalidad de la pobreza.

Giovanni di Pietro Bernardone, a quien su familia llamó desde pequeño Francesco, nació en Asís, Italia en 1182. Su padre, un rico mercader, quería verlo convertido caballero, dándole educación y lujos. Aceptado ya en la caballería, en 1202, fue encar-celado a causa de su participación en un altercado entre las ciudades de Asís y Perugia. En la soledad del cautiverio y durante la convalecencia de la enfer-medad que sufrió, ya en su tierra, sintió la insatisfac-ción respecto al tipo de vida que llevaba y se inició su maduración espiritual.

La llamada

El templo de San Damián fue el lugar escogido por Dios para encomendarle su primera gran misión: “Ve, Francisco, repara mi Iglesia. Ya lo ves: está hecha una ruina”, pero la voluntad de Dios para Francisco iba más allá de una simple reconstrucción arquitectónica… Francisco descubriría que Dios es-peraba una reconstrucción por dentro, desde el co-razón de los hombres y de la Iglesia. Regresado a su hogar, toma paños de la mercadería, los vende y entrega al Padre de San Damián, lo recaudado. Así provocó la ira de su padre. Francisco, al ver su actitud, se desnudó para entregarse así, en la total pobreza, a Dios.

La novedad de Francisco

La novedad que dio Francisco a la Iglesia de enton-ces y de ahora es su radicalidad, haciendo vida el Evangelio, su solidaridad total con los pobres, su ser ícono de paz, su amor a Dios en todo lo creado, y su inmensa alegría que hacía de su vida una permanen-te acción de gracias. Esta espiritualidad trascendió su época. Fundó la orden franciscana, más adelante, con Santa Clara, fundó la rama femenina conocida como las Clarisas. En 1221 se creó la Tercera Orden,