Algunos aspecto sobre la esclavitud en la Zacatecas del...

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1 ALGUNOS ASPECTO SOBRE LA ESCLAVITUD EN LA ZACATECAS DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII Introducción Dado que uno de los campos de la historia social menos estudiado es el de la esclavitud, nos pareció interesante centrar nuestra atención en este colectivo, cuya importancia fue vital para el desarrollo económico de la ciudad. Desde luego no es mucha la información que hemos podido encontrar pues la mayor parte de los datos que se conservan sobre los esclavos zacatecanos del siglo XVIII hace alusión a escrituras de venta, donación y en menos casos de manumisión. Nos hubiera gustado disponer de más información acerca del modo de vida de estas personas que lamentablemente en aquellos tiempos eran consideradas poco más que animales. Precisamente esa desconsideración social es en parte la culpable de que exista tan poca información sobre los esclavos. De todos modos removiendo en el Archivo histórico del Estado de Zacatecas hemos recopilado algunas datos sobre ellos. Lamentablemente no hemos dispuesto de más tiempo para hacer el estudio extensivo al resto del estado, pues hemos manejado únicamente datos procedentes de los protocolos de escribanos, catálogos de bienes de difuntos y de las causas criminales, todos ellos de la ciudad de Zacatecas. Seguramente en estudios posteriores podremos extendernos a otras localidades del estado de Zacatecas para poder ofrecer una visión más completa y amplia de lo que fue la esclavitud en la época tardo colonial.

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ALGUNOS ASPECTO SOBRE LA ESCLAVITUD EN LA ZACATECAS DE LA

PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVIII

Introducción

Dado que uno de los campos de la historia social menos estudiado es el de

la esclavitud, nos pareció interesante centrar nuestra atención en este colectivo,

cuya importancia fue vital para el desarrollo económico de la ciudad. Desde

luego no es mucha la información que hemos podido encontrar pues la mayor

parte de los datos que se conservan sobre los esclavos zacatecanos del siglo

XVIII hace alusión a escrituras de venta, donación y en menos casos de

manumisión. Nos hubiera gustado disponer de más información acerca del modo

de vida de estas personas que lamentablemente en aquellos tiempos eran

consideradas poco más que animales. Precisamente esa desconsideración

social es en parte la culpable de que exista tan poca información sobre los

esclavos. De todos modos removiendo en el Archivo histórico del Estado de

Zacatecas hemos recopilado algunas datos sobre ellos. Lamentablemente no

hemos dispuesto de más tiempo para hacer el estudio extensivo al resto del

estado, pues hemos manejado únicamente datos procedentes de los protocolos

de escribanos, catálogos de bienes de difuntos y de las causas criminales, todos

ellos de la ciudad de Zacatecas. Seguramente en estudios posteriores podremos

extendernos a otras localidades del estado de Zacatecas para poder ofrecer una

visión más completa y amplia de lo que fue la esclavitud en la época tardo

colonial.

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Al manejar estos documentos hemos agrupado la información por temas de

cara a poder realizar un análisis sobre cada uno de ellos. Normalmente en estos

documentos se habla de la edad, la raza, el género, el estado físico, su aspecto

y el precio de los mismos. También hemos encontrado algunos expedientes en

donde se hace alusión a las relaciones familiares de los esclavos, los hijos que

tenían y sus parejas. Incluso en algunos se pueden ver ciertos aspectos de su

comportamiento hacia sus amos, llamándonos la atención la confianza y el

respeto mutuo que se deba entre algunos amos y esclavos.

La edad

Este es uno de los pocos datos que encontramos en la mayoría de los

expedientes. Hemos localizado esclavos de todas las edades desde recién

nacidos, que lo eran por el mero hecho de haber nacido de madre esclava, hasta

personas con cerca de cincuenta años. Curiosamente no hemos encontrado a

ningún esclavo que supere esa edad, seguramente porque no resultaría fácil

venderlos una vez alcanzada dicha edad y también por que la esperanza de vida

de estas personas no debía ir mucho más allá a mediados del siglo XVIII.

A la hora de analizar a qué edades era mayor el volumen de mercado de

los esclavos varones observamos que entre los veinte y los treinta años se da un

incremento en el número de ventas aprovechando que éstos alcanzaban su

plenitud física en torno a dicha edad. Este grupo representa el 39 % de los

contratos. A edades más tempranas en torno a los 15 y los veinte años el

porcentaje de ventas es también cuantioso pero inferior en porcentaje un 19,5%.

Le seguiría a continuación la edad entre los 10 y los 15 años que representan un

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14,6 % y después la edad comprendida entre los 5 y los 10 años con el mismo

porcentaje. Hemos encontrado menos casos de personas vendidas, donadas o

liberadas a partir de los 30 años pero representan un porcentaje mucho menor

del 4,8%. El último grupo de edad lo representan los menores de 5 años quienes

habitualmente eran vendidos junto con sus madres. Sólo hemos encontrado un

caso de un esclavo de cinco años vendido sin su madre. Este grupo representa

un 2,4% de los esclavos vendidos en Zacatecas para esa época.

Este patrón de conducta se repite en el caso de las mujeres, si bien con

ciertas matizaciones. A partir de los 20 años nos encontramos con el grupo más

numeroso de esclavas en venta, que representa el 37,1%. Seguramente se

consideraba que a esta edad eran mucho más productivas e incluso más

fecundas para criar nuevos esclavos. El segundo grupo lo representan las

mujeres mayores de 30 años, el 22,8%, que en algunos casos eran vendidas

junto con sus hijos pequeños con el fin de no separarlas de sus hijos, cuando

éstos aún las necesitaban para sobrevivir. El tercer grupo en orden de

importancia sería el conformado por las esclavas de 10 a 15 años, que suponían

el 14,2%, si bien la diferencia con el grupo de entre 15 y 20 años es muy

pequeña, pues este último grupo representaba el 11,4%. Nos llamó la atención

que también se dio un mercado de esclavas entre los 40 y los 50 años que

supuso el 5,7% del mercado, algo que apenas observamos entre los esclavos

varones, pues sólo nos hemos encontrado con un caso. Posiblemente el hecho

era debido al aprecio que se tenía a este grupo de edad por su experiencia en

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las labores domésticas y especialmente en la cocina. El número de niñas que

eran vendidas entre los 5 y los 10 años era mucho menor que el número de

niños, las razones tal vez habría que buscarlas en el mayor aprecio que se le

daba al varón por considerarlo más fuerte que la mujer en el trabajo y teniendo

que a los esclavos se les reservaba los trabajos más pesados, esto nos explica

la preferencia en la compra de varones a tan temprana edad. De todos modos

este mercado suponía el 2,8 %. Curiosamente se daban más contratos entre

niñas menores de 5 años pues representaban el 5,7 %, si bien esto era debido

como ya comentamos a que eran vendidas junto con sus madres.

La raza

La mayor parte de los esclavos con los que nos hemos encontrado en el

Archivo Histórico del Estado de Zacatecas son mulatos, descendientes de

esclavos y nacidos en Zacatecas. Son muy pocos los casos encontrados con

esclavos procedentes de otros lugares y representaban tan sólo el 3,9% de los

casos. Lo que nos hace pensar que el mercado local de esclavos para mediados

del siglo XVIII se abastecía fundamentalmente con esclavos nacidos en la propia

ciudad, siendo raros los casos de importación. Además en un elevado

porcentaje estos esclavos eran mulatos, más o menos claros, lo que nos indica

que muchos de ellos eran hijos de esclava y hombre libre, o bien entre sus

antepasados había más de un ancestro blanco, con lo cual la esclavitud no sólo

consistía en la explotación laboral. Los mulatos suponían el 85,5 % de la

población esclava. De todos modos como veremos más adelante también

existían esclavos blancos, si bien su número era mucho más reducido Esto nos

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indica también que no se puede descartar que el mestizaje de los mulatos fue

también fruto de las relaciones con esclavos blancos. Aunque como decíamos

antes, al ser su número reducido, seguramente la mezcla interracial que dio

origen a la gran mayoría de esclavos mulatos debió ser causada por las

relaciones entre los amos blancos y las esclavas de color, pues se nos hace

más difícil de aceptar dichas relaciones entre las amas y los esclavos,

precisamente por ser algo impensable para la mentalidad de la época. Sobre

este tema ya ha hablado Gonzalo Aguirre apuntando la carencia de mujeres

blancas1.

Los esclavos negros aunque menos también se encontraban en Zacatecas

para dicha época. Representaban el 10,5% de la población esclava. Una mayor

pigmentación oscura de la piel era señal de una presencia más tardía en el

continente americano de sus antepasados, o incluso de los mismos esclavos. Si

bien no encontramos ningún caso en donde se especificara que el esclavo era

africano. Si bien sabemos por Gonzalo Aguirre Beltrán que ya desde el siglo

XVII había permisos o derechos de internación de esclavos negros en el interior

de México, concretamente este autor nos habla de los Encomenderos de

Negros, que se encargaban de la trata de esclavos negros y por lo visto estos

funcionarios ya existían en Zacatecas en el siglo XVII para encargarse de los

esclavos que se “excursionaban” hasta las minas de Zacatecas2. Este mismo

autor mencionando la población de Zacatecas para comienzos del siglo XVII

1 AGUIRRE BELTRAN, Gonzalo, El negro esclavo en Nueva España. La formación colonial, la medicina popular y otros ensayos, Fondo de Cultura Económica, México 1994, p. 63. 2 AGUIRRE BELTRAN, Gonzalo, La población negra de México, Universidad Veracruzana – Fondo de Cultura Económica, México 1989, p. 46.

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dice que su población esclava era de 500 personas frente a 300 españoles.

Además añade que todos los negros eran esclavos3. De todos modos el hecho

de que los esclavos fueran denominados negros no significa que fueran

africanos, más bien eran descendientes de aquéllos pues para 1810 Rolando

Mellafe nos dice que sólo un 0,1 por ciento de la población mexicana eran

negros puros4.

También nos llamó la atención la existencia de un porcentaje reducido pero

apreciable de esclavos blancos, que representaban el 1,3% de este colectivo.

Este sería el caso por ejemplo de “María de los Dolores, blanca, de buena

gracia, criolla y nacida en la casa de la otorgante, hija natural de Doña Josefa de

Urista”5. El hecho de que ésta fuese hija natural nos da mucho qué pensar pues

a su madre se le da el título de doña. Seguramente algunos hijos ilegítimos eran

vendidos por sus madres como esclavos, tal vez por razones económicas, pues

de no existir estas, en el caso de no poder criar a su descendencia podrían

haber optado por entregarlo en adopción.

Otro aspecto a tener en cuenta es que cuando se emplea el término blanco

o blanca, pues en muchos casos se especifica que se trata de mulatos blancos,

seguramente por ser su coloración epidérmica mucho más clara que la del resto

de los esclavos mulatos. Este sería el caso de María Josefa6, de la que se dice

era una mulata blanca de doce años de edad; el de Anastasia Gertrudis de

3 Op. Cit., p. 208. 4 MELLAFE, Rolando, Breve historia de la esclavitud en América Latina, biblioteca Sep, México 1973, p. 143. 5 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, escribano del siglo XVIII, en el archivo Histórico del Estado de Zacatecas, 28 de abril de 1747. Hojas 48v-50. 6 AHEZ, Catálogo de bienes de difuntos, fecha 13 de enero de 1761, Caja 5, Expediente 673, foja 2.

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catorce años7; el de Bernarda Gertrudis de quince años8 y también de Juana

Morquecho de veintidós años9. De todos modos, en este caso, al darse el citado

título de doña a su madre, ello nos conduce a pensar que efectivamente se

trataba de una mujer de raza blanca, si bien no podemos conjeturar por qué una

mujer de condición social elevada entregó a su hija a la esclavitud, tal vez podría

tratarse de algún tipo de castigo como consecuencia de alguna falta cometida

por su hija.

No hemos encontrado ningún caso de esclavo de raza india o mestiza, y las

razones lógicamente habría que buscarlas en las leyes que protegían a los

indígenas de la esclavitud desde la época de los reyes católicos. Y a ello

también habría que añadir la circunstancia de que no existían una población

indígena numerosa y autóctona en Zacatecas para la época de su fundación. De

todos modos Silvio Zavala sí menciona la existencia de esclavos indios en el

siglo XVII en Zacatecas cuando afirma que estos eran el resultado de las

guerras contra los chichimecas10.

El género

Con respecto al sexo de los esclavos en Zacatecas nos hemos encontrado

que en los contratos predominan los varones frente a las hembras, sin embargo,

no hay grandes diferencias entre ambos sexos. Los primeros representan el

53,94% frente al 46,05 % de mujeres. De todos modos aunque estos

porcentajes son orientativos no los podemos considerar definitivos, ya que no

7 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 9 de abril de 1748 fojas 45-46. 8 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 7 de mayo de 1751, fojas 108-109.. 9 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 12 de julio de 1754. 39v-40v. 10 ZAVALA, Silvio, Esclavos indios en Nueva España, El Colegio Nacional, México 1994, p. 482.

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toda la población esclava en Zacatecas en la primera mitad del siglo XVIII, pasó

por este tipo de contratos. Lamentablemente no existen censos en donde se

recogiesen cifras más fiables sobre estos colectivos de población, que sin duda

nos ayudarían a realizar estadísticas más próximas a la realidad.

La condición de esclavo

En buena parte de los casos de esclavitud observamos que estos han

adquirido esa condición por nacimiento. Un caso que llamó especialmente

nuestra atención fue el de una mujer que decidió por propia voluntad abandonar

su libertad y pasar a la condición de esclava. Se trata de una mulata esclava

llamada Andrea Paula, de veinticuatro años, de la cual se dice que su dueña

Petra Micaela de La Puebla Barreda, entró en pleitos con la supuesta esclava.

Por lo visto Andrea constaba que se había acogido libremente a la casa los

padres de la dueña, y al morir éstos, su nueva dueña intentó venderla a lo que

se opuso Andrea. Ésta afirmó que su ama había presentado un escrito ante el

Alcalde Ordinario por el cual se decía: “le tenía dado para que a su contento solicitase

nuevo amo”. Además, la esclava sostenía que en dicho escrito su ama afirmaba

que la esclava no estaba comprada ni podía ser vendida. Sin embargo

finalmente su Petra Micaela impuso su voluntad y procedió a venderla como

esclava11. De donde concluimos que una vez que se caía en este estado era

muy difícil salirse, y las personas no eran en absoluto dueñas de sus propias

vidas. Si bien es verdad como veremos más adelante que no todos los esclavos

estaban sujetos a un sometimiento tan férreo, pues en algunos casos estos

podían comprar su propia libertad. 11 AHEZ, Catálogo de bienes de difuntos, Fecha 19 de enero de 1735. fojas 7v-10 v.

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El estado físico

Este aspecto es referido con mucha frecuencia en los contratos de venta de

esclavos. Normalmente siempre se decía que el esclavo en cuestión gozaba de

una buena salud, y como si de un animal se tratase se procedía a mencionar su

fortaleza y su vigor, lo que era muy importante para poder obtener un buen

precio por el mismo12. A ello se añadía que el esclavo se encontraba en buenas

condiciones, y para guardarse las espaldas los vendedores apuntaban que no se

le conocía enfermedad ni defecto alguno y en el caso de que los tuviese con

esos mismos eran vendidos. Este era el caso por ejemplo de la esclava mulata

de 39 años María Gertrudis. De ella se decía que no se le aseguraba poseer

ningún vicio: “…y sin la asegurar de vicio, tacha, defecto, ni enfermedad, pública ni secreta,

por que con cuantas tachas tuviere o pareciere tener con esas mismas se las vende…”13.

Seguramente con ello se buscaba que no se reclamase luego la venta

solicitando la devolución de una parte del precio.

El aspecto

Con respecto al aspecto de los esclavos, para que quedara claro en los

contratos sobre quien era el esclavo al que se aludía, se solía hacer una breve

descripción del mismo. A veces se aludía al pelo se podía decir que era de pelo

lacio como José Vicente, mulatillo blanco que contaba con veintidós años

cuando fue manumitido por su ama14. En otras ocasiones se habla de esclavos

12 Esto ya lo había observado Gonzalo Aguirre Beltrán. Cfr. AGUIRRE BELTRAN, Gonzalo, El negro esclavo …, p. 45. 13 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 13 de julio de 1734. Fojas 83v-84v. 14 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 11 de julio de 1749. Fojas 2v-3v.

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con el pelo crespo como Ignacia Gertrudis, a quien también se la describe como

de mediana estatura15.

Otro referente en los esclavos era el color de la piel. Se hablaba de

esclavos mulatos de color cocho como Josefa Jerónima16, Mariana Bermúdez17,

Juana Isabel18 y Antonia Simona19; o negros color retinto como Isabel20; o bien

prietos como José Fernández Cachero21 y Bernardo de la Cruz22. Pero también

había mulatos blancos como Atanasio23 o Bernarda Gertrudis24. O negras

amulatadas como María de la O25. Incluso mulatos alobados como José

Leandro26

De otros en cambio como Manuel se decía que era alto de cuerpo y

robusto27.

El precio de los esclavos

Sobre esta cuestión hay que decir que lógicamente el precio de estos

variaba con la edad, el sexo y por supuesto los precios no eran iguales a

principios del siglo XVIII que al llegar hacia la mitad del mismo. Tras hacer un

análisis de 83 contratos hemos llegado a las siguientes conclusiones. Los

esclavos menores de 5 años podían llegar a valer hasta 50 pesos. Aquellos

cuyas edades iban de los 6 a los 10 en el caso de los varones podían costar 15 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 27 de julio de 1752. Fojas 111v-113. 16 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 12 de agosto de 1752. Fojas 121v-123 v. 17 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 26 septiembre de 1752. Fojas 168 - 169v. 18 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 25 de noviembre de 1739. Fojas 23-24. 19 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 13 de noviembre de 1741. Fojas 19v-20. 20 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 30 de octubre de 1734. Fojas 18-19. 21 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 24 de diciembre de 1739. Fojas 26-28. 22 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 16 de enero de 1747. Fojas 3v-4v. 23 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 19 de octubre de 1747. Fojas 108v-109. 24 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 7 de mayo de 1751. 108-109. 25 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 6 de mayo de 1749. Fojas 48v-51v. 26 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 27 de octubre de 1749. Fojas 129-129v. 27 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 12 de mayo de 1742. Fojas 24v-26.

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entre 50 y 125 pesos. Sólo encontramos una venta de una niña de esa edad que

estaba un poco mejor valorada pues alcanzó la cifra de 250 pesos, seguramente

porque su comprador se debió encaprichar con ella, o bien por alguna razón

secreta dicha esclava debía tener un valor sobreañadido para su comprador.

Entre 11 y 15 años los varones eran comprados desde 120 a 250 pesos. Las

muchachas de la misma edad en cambio se cotizaban entre los 50 y los 177

pesos. Entre los 16 y los 20 años los varones se vendían entre 150 y 270 pesos.

Las muchachas de la misma edad desde 150 a 200 pesos. Entre los 21 y los 30

años los precios seguían subiendo, lógicamente por encontrarse el cuerpo en

plenitud de facultades y así los varones tenían un coste de entre 125 a 350

pesos, mientras que las jóvenes podían salir entre 120 y 300 pesos. Desde los

31 hasta los 40 los varones se cotizaban de 200 a 400 pesos y las hembras

entre 150 y 375 pesos. Estos precios parece que desdicen de lo expuesto por

Gonzalo Aguirre Beltrán quien sostiene que a partir de los 35 años los precios de

los esclavos comenzaban a decaer.28. A partir de los 41 años el precio

descendía y también las ventas de esclavos. Los hombres podían costar

alrededor de los 200 pesos y las mujeres oscilaban entre los 150 y los 200

pesos.

Las relaciones familiares

Como en todo México también en Zacatecas el mestizaje estaba

ampliamente extendido. Hemos encontrado varios casos de esclavos casado

28 AGUIRRE BELTRAN, Gonzalo, El negro esclavo …, p. 44.

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con blancos, o bien, con indios. No olvidemos que a los esclavos se les permitía

tanto por el derecho canónico como por el civil el matrimonio29.

Tenemos por ejemplo el caso del esclavo José de la Cruz de 32 años que

se encontraba casado con una india llamada Micaela González, de ella no se

decía nada sobre su condición, por lo que suponemos que era libre30. William

Philips nos recuerda que en ocasiones los esclavos buscaban el matrimonio con

las indias para beneficiarse de parte de los derechos que los indígenas

disfrutaban31. Otro ejemplo es el de la esclava mulata, ya citada, María Gertrudis

que estaba casada con Juan Díaz, un mulato libre32. El hecho de que hubiese

esclavas casadas con personas libres nos hace suponer que en algunos casos

los esclavos gozaban de una cierta libertad para poder mantener unas

relaciones familiares mínimas.

Nos hubiera gustado encontrar algún caso en donde se explicase qué

sucedía con los hijos de estos matrimonios en los que uno de los padres era

libre y el otro esclavo. Si bien en todos los casos estudiados, sobre hijos de

esclavas, hemos visto que la condición esclava de la madre se transmitía a los

hijos. Esto se puede observar claramente en el caso de Agustín Jaramillo, el hijo

de una esclava que fue abandonado por su madre a las puertas de la casa de un

presbítero, quien lo adoptó, bautizó, crió y educó como si fuera libre. El caso es

que su madre, Isabel Jaramillo, lo había concebido en el tiempo de su

servidumbre, de donde se deduce que ya no era esclava en el momento en el

29 PHILLIPS, William, D. La esclavitud desde la época romana hasta los inicios del comercio transatlántico, Siglo XXI, Madrid 1985, p. 310. 30 AHEZ, Catálogo de bienes de difuntos, Fecha 16 de abril 1703, Caja 8, Expediente 126, foja 4. 31 PHILLIPS, William, D. La esclavitud desde la época …, p. 311. 32 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 13 de julio de 1734. fojas 2v-3v.

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que se plantea el pleito. Y es que los herederos del ama de su madre, al

percatarse de que el hijo había nacido mientras su madre era esclava,

reclamaron su propiedad, o mejor dicho su precio y no sólo eso sino también

una fianza para evitar que el citado Agustín se diera a la fuga33.

Existe un caso que puede resultar llamativo. Es el del mulato esclavo Juan

de Guadalajara. De él se dice que era hijo legítimo de Miguel de Guadalajara y

de Ana de la Cruz, de quien se especifica que era esclava34, si bien de su

marido no se dice nada. Normalmente en los contratos de venta de esclavos si

ambos padres eran esclavos se tendía a especificar, con lo cual es posible que

el padre de Miguel hubiese sido libre, pero eso no fue impedimento para que su

hijo naciese esclavo.

Otro caso curioso es el de la esclava mulata llamada Juana Paula, de color

cocho, de 26 años de edad casada con Francisco Javier de Mendoza español.

Al ser español, no sabemos si peninsular o americano, su marido suponemos

que era libre, si bien de condición social humilde, pues de otro modo hubiera

resultado impensable que se hubiese casado con una esclava. Bien es cierto

que este tipo de matrimonios no estaba prohibido ni por la Iglesia, ni por las

leyes civiles, pero no era tampoco frecuente. Más bien lo normal, en estos

casos, es que se diera una relación de concubinato entre los españoles

pudientes y amos de esclavas con éstas.

Además en algunos matrimonios nos encontramos con alusiones a la

condición de hijos legítimos nacidos de esclavos. Ya hemos hablado del caso de

33 AHEZ, Catálogo de bienes de difuntos, Año 1740, Caja 32, Expediente 438, fojas 1v-2. 34 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 3 de marzo de 1747. Fojas 25v-29.

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Juan de Guadalajara. En esa misma situación estaría Mariano Nicolás, un negro

de 16 años hijo legítimo de Gregorio de la Cruz y de Marisela José, de quienes

se dice que eran negros, seguramente en referencia a que eran esclavos35. Pero

estos dos casos son excepcionales, normalmente no se decía nada sobre si los

esclavos habían nacido de legítimo matrimonio o no, probablemente porque no

siempre se legitimaban las uniones entre los mismos a través del sacramento.

La Iglesia influyó para que los amos mantuviesen unidos los núcleos

familiares de esclavos36 y por ello cuando eran vendidos normalmente las

madres no eran separadas de sus hijos. También era frecuente que cuando se

les otorgase la manumisión a las madres también se les concedía a los hijos,

sobre todo cuando se trataba de esclavos domésticos, pues los que se

dedicaban a este tipo de actividades tenían más posibilidades de obtener la

manumisión, que los que trabajaban en el campo o las minas.

Los contratos de venta

No siempre los contratos eran definitivos. Hemos encontrado un caso como

el de los herederos de Petrona Navarrete, dueña de siete esclavos, quienes

inició diligencias para reclamar por el precio de 7 esclavos, ya que consideraban

que se había establecido por su venta un precio inferior al que poseían en la

realidad37. Seguramente para evitar reclamaciones de este tipo era frecuente

que en las escrituras de venta se especificase el precio del esclavo en cuestión y

después se añadía una cláusula en donde se decía que el precio del esclavo era

el justo y que no valía más y en el caso de ser más valioso, renunciaban al valor

35 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 29 de marzo de 1747. Hojas 40-42. 36 MALAMUD, Carlos, Historia de América, Universitas, Madrid 2001, p. 172. 37 AHEZ, Catálogo de bienes de difuntos, Año 1697, Caja 5, Expediente 105, 5 fojas.

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añadido: “…la referida mulata esclava y que no vale más y sin más vale o valer pueda, se la

de menos o más valor en cualquier cantidad que sea le hace gracia y donación al

comprador…38”.

Otro aspecto que solía mencionarse era el pago de los impuestos es decir

la Alcábala, que sólo se pagaba en la venta de segunda mano39 y la

escrituración sobre el cambio de propiedad del esclavo. Normalmente era el

comprador quien tenía que hacerse cargo de dichos gastos pues en muchos

contratos observamos que el precio de la venta del esclavo estaba libre del pago

de estos impuestos: “se las vende en precio y cuantía de 250 pesos libres del derecho

de Alcábala y costos de esta escritura para el vendedor cuya cantidad tiene recluida a su

satisfacción y de ella se da por entregado a su voluntad,”40.

Igualmente una vez que era vendido el esclavo sus dueños renunciaban a

su propiedad no sólo en su persona sino también en la de sus herederos: “sobre

que renuncia la excepción de la non numerata pecunia leyes del no entrego suprema y demás

del caso como se contienen, y por dicha razón se desiste y aparta y a sus herederos y sucesores

del derecho acción y señorío, dominio y propiedad que a dicha esclava María Gertrudis”. De

esta manera se evitaba en el futuro que se llevasen a cabo reclamaciones de los

sucesores como la ya mencionada en el caso de Andrea Paula, de veinticuatro

años y la sucesora de sus dueños Petra Micaela de La Puebla Barreda41.

Además para que quedara clara su irrevocabilidad se aludía al derecho

Inter urbes y partes, al tiempo que se sometían al fuero y a la justicia de los

señores jueces y justicias de la ciudad, de la Corte y Real Hacienda. Se

38 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 13 de julio de 1734. Fojas 2v-3v. 39 AGUIRRE BELTRAN, Gonzalo, El negro esclavo …, p. 49. 40 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 13 de julio de 1734. Fojas 2v-3v. 41 AHEZ, Catálogo de bienes de difuntos, Fecha 19 de enero de 1735. fojas 7v-10 v.

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comprometían a su vez al cumplimiento del mismo sirviéndose a ofrecer como

garantía los propios bienes del vendedor: “…pura mera perfecta irrevocable que el

derecho llama inter urbes y partes, presentes para que en todo tiempo se guarde a lo que se

obliga dándola como la da por insinuada, aceptada y legítimamente manifestada como si lo fuese

ante juez competente, así mismo se obliga a la revisión seguridad y saneamiento de esta venta y

a la que le sea cresta y segura y no le saldrá impedimento controversia ni litigio en ningún tipo si

acaeciese tomarla la voz y defensa y lo asegura a su costa hasta sacarlo a paz y salvo y a su

cumplimiento obliga su persona y bienes habidos y por haber y con ellos se somete al fuero y

jurisdicción de los señores jueces y justicias de su majestad competentes y en especial a los de

esta ciudad, corte y Real Hacienda de este Reyno a cuyo fuero se somete renuncia el suyo

domicilio y vecindad si convenerit de iuris dictione omnis iudicus las demás de su favor con la

general del derecho para que le apremiere y compelan como por sentencia pasada en cosa

juzgada…”42.

Otro aspecto a resaltar en estos contratos es que en muchos casos se

especificaba que el esclavo no estaba sujeto a hipoteca, pues suponemos que

en caso de estarlo debía ser el comprador quien cubriera los gastos de dicha

hipoteca. La fórmula que seguían era la siguiente: “cautiva sujeta a servidumbre y por

libre de empeño hipoteca u otra enajenación especial”43.

En algunos contratos de venta se dice que los esclavos eran nacidos y

criados en la casa de sus propietarios ya que probablemente esta circunstancia

servía para revalorizar al propio esclavo. Venía a ser como un certificado de que

era de buena crianza, o por lo menos garantizada. A ello añadían además el

42 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 13 de julio de 1734. Fojas 2v-3v. 43 Ibídem.

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nombre de su madre, para que de esta forma quedase claro su origen. En esta

situación nos encontramos el caso de Juan José de la Cruz de 32 años44.

Las donaciones

Los esclavos estaban también sujetos a donación como cualquier otra

posesión, si bien no eran muy frecuentes. Hay además que diferenciar las

donaciones de las herencias. Las primeras se hacían en vida de los donadores y

de los cuatro casos que hemos encontrado para la primera mitad del siglo XVIII

la mitad fueron realizadas por eclesiásticos. En algunos casos las donaciones se

realizaban como reconocimiento a un favor realizado, como fue el caso de María

Gertrudis Sánchez de Dovalina, viuda del alférez D. Manuel González, que dona

un esclavo que a su vez le donará el conde de San Mateo del Valparaíso D.

Fernando de la Campa Cos, a D. Marcos Méndez de Salas. Ella misma dice que

el motivo de la donación es que está recibiendo varios beneficios del mismo y

también sus hijos. Curiosamente se denomina dueña expótica, término que hace

alusión a que será dueña del mismo una vez que se lo entreguen45.

También en las donaciones se podía especificar que el esclavo donado no

estaba sujeto a ningún tipo de hipoteca ni sujeción. A ello podían añadir que

estaba libre de enfermedades y vicios, para después renunciar a su posesión no

sólo el titular en su persona, sino también en la de sus sucesores. Este fue el

caso por ejemplo de una mulata esclava nombrada Juana de Amador, de 45

años de edad, que hizo el bachiller Pedro Lozano Infante, presbítero, cura

domiciliarios del partido de Villa Gutierre del Águila, en favor del reverendo padre

44 AHEZ, Catálogo de bienes de difuntos, Año 1703, Caja 8, Expediente 126, 17 fojas. 45 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 15 de julio de 1738. Fojas 70v-71v.

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Fray Francisco Gómez y demás religiosos del convento del señor San Juan de

Dios46.

Las manumisiones

De este tipo de documentos nos hemos encontrado con ocho ejemplares

en la ciudad de Zacatecas para el periodo mencionado. Normalmente las

manumisiones tenían lugar por motivos afectivos. Algunos dueños de esclavos,

principalmente mujeres, que convivían con sus esclavos terminaban tomándoles

cariño y esa era la causa principal de que se procediera a su manumisión. En

ocasiones si la esclava manumitida era madre de hijos pequeños se procedía a

otorgar la libertad también a los hijos. Este sería el caso de Rita y a su hijo

Antonio Columbino, de cinco años de edad. Su dueña Doña Gertrudis de

Rentaría y Villareal quien les otorgó la libertad por la mucha lealtad con la

esclava la había servido47.

En otras ocasiones la manumisión se realizaba para remunerar a los

esclavos por el trabajo realizado que sería para sostener y mantener

económicamente a sus dueños. Este sería el caso de Juana González Lozano,

viuda de Juan de San Pedro, cuya mulata María con su trabajo y exigencia

contribuyó a mantener y sustentar a su dueña48.

El modo de proceder para liberar a un esclavo era otorgándole la carta de

ahorros y libertades, documento por el cual el esclavo podría llevar a cabo

contratos comerciales, podía hacer testamento, nombrando libremente a sus

46 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, 15 de febrero de 1735. Fojas 27 v-28 v. 47 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, Fecha 9.9.1735. fojas 90-91v. 48 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, Fecha 9 de abril de 1748 fojas 45-46.

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herederos y disponer de libremente de lo que comprase o poseyese. También

podría otorgar las escrituras y realizar contratos públicos como cualquier otra

persona libre.

Al igual que en los otros contratos, ya vistos, el amo al manumitir al esclavo

tenía que renunciar por escrito al esclavo no sólo en su persona sino también en

la de sus herederos.

Me encontré con un caso en el que la manumisión es comprada por el

propio esclavo. Se trató de don Juan Manuel de la Concha, quien le vendió su

libertad al propio esclavo Cristóbal Justo, mulato blanco, tras pagarle este la

cantidad de 70 pesos49. El propio dueño nos dice que el motivo de su venta es

la de encontrarse arruinado, de ahí que tenga que aceptar un precio inferior al

valor del esclavo. También nos llama la atención que el esclavo dispusiera de

dinero para comprar su libertad, lo que significa que la esclavitud no era un

impedimento para que los esclavos pudieran ahorrar y forjar un patrimonio

económico.

Cuando era una mujer la que otorgaba la libertad, al final de su contrato,

debía hacer alusión a las leyes que la amparaban para poder llevar a cabo esta

acción. Dichas leyes eran las leyes las del emperador Justiniano el auxilio del

Velellano Senatus Consultus, las nuevas constituciones, las leyes de Toro,

Madrid, Partida y todas las demás favorables a las mujeres con la general del

derecho. Con la mención a dichas leyes las mujeres quedaban legitimadas para

poder llevar a efecto las manumisiones o cualquier otro tipo de contrato.

49 AHEZ, Protocolos de Juan García Picón, Fecha 19 de octubre de 1748. Fojas 139-139v.

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Las actividades de los esclavos

Con respecto a las tareas de los esclavos suponemos que debían ser

variadas y pesadas. Al esclavo se le encomendaban los trabajos más pesados.

Por lo general en Zacatecas hemos encontrado esclavos domésticos y otros que

trabajaban en las minas. Uno de ellos, José Jarmillo, de quién ya hemos

hablado, se dedicaba al oficio de carpintero en una mina.50. Dado que la mayor

parte de los dueños de esclavos eran mineros, o mejor dicho dueños de minas,

probablemente la actividad de sus esclavos no era otra que la del trabajo en las

minas. Pero es infrecuente encontrar en estos documentos alguna alusión sobre

qué tipo de trabajo desarrollaban en las minas, aunque dada su condición de

esclavos debían de ser las más peligrosas y pesadas.

Desde luego las actividades de los esclavos debían estar ligadas a las de

sus amos. A parte del servicio doméstico y en las minas, suponemos que

aquellos esclavos que por ejemplo pertenecían a presbíteros debían trabajar en

la limpieza y el mantenimiento de las Iglesias en donde laboraban sus amos.

Así mismo había priores de hospitales que poseían esclavos, con lo cual

sus labores estarían ligadas a los trabajos de limpieza, cocina y mantenimiento

del hospital.

En el caso de los esclavos de militares estos deberías saber del cuidado y

la limpieza de las armas de fuego, de los caballos y de la limpieza y

conservación de los uniformes.

50 AHEZ, Catálogo de Bienes de difuntos, Año 1761, Caja32, Expediente 438, fojas 1v-2.

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También había esclavos de comerciantes, y ello nos hace suponer que se

dedicaban a las actividades de compra venta, o por lo menos colaboraban con

sus dueños en las mismas.

No obstante el hecho de que una persona fuese esclava, tampoco

significaba que fuese explotada por sus dueños. Hemos visto un caso de un

esclavo perezoso al que su dueña termina vendiendo por holgazán y por

habérsele escapado en varias ocasiones. Se trató de Manuel un esclavo de 21

años cuya dueña afirma que no está dispuesto a trabajar, y que huye para

dedicarse al juego. A eso añade que incluso pernocta fuera de la casa sin

permiso de su dueña51.

CONCLUSIONES

Tras estudiar una serie de expedientes de compra, venta, donación y

manumisión, que son los documentos más abundantes sobre la esclavitud en la

Zacatecas de la primera mitad del siglo XVIII, hemos visto que la mayor parte de

la información disponible sobre este grupo social está centrada en los aspectos

puramente comerciales, es decir en aquellos que aludían al valor económico del

esclavo. Son muy extrañas las informaciones sobre el modo de vida de los

mismos y estas han de suponerse de forma indirecta a través de referencias

muy pobres y breves. De todos modos a tenor de esos datos se pueden

reproducir cuáles fueron sus condiciones de vida, sus aspiraciones, sus trabajos

y sus relaciones sociales.

Hemos visto que no se puede tampoco generalizar a propósito de su modo

de vida, pues existían claras diferencias entre los esclavos domésticos y los que 51 AHEZ, Catálogo de Bienes de difuntos, Año 1761, Caja 54, Expediente 673, 7 fojas.

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se dedicaban a trabajar fuera del hogar de sus amos. Los primeros tenían más

posibilidades de conseguir la manumisión de sus amos, gracias al afecto que

podía generar la proximidad y el trato directo entre esclavos y amos.

A su vez los esclavos que trabajaban fuera del hogar podía obtener

ganancias en beneficio propio y, si tenían capacidad para ahorrar, algunos

llegaban a comprar su propia libertad y la de sus seres queridos.

La mayoría de los esclavos Zacatecanos durante este periodo cayó en esa

condición por ser hijos de esclavas, a pesar de que sus padres podían ser

hombres libres e incluso dueños de esclavos.

Las esclavas en algunos casos trataron de sustraer a sus hijos de esta

condición ocultando sus embarazos y nacimientos para luego abandonar a sus

hijos y que estos fueran adoptados como hombres libres.

Hubo personas que sólo fueron esclavas temporalmente, posiblemente por

deudas contraídas y otras que se entregaron a la esclavitud para poder

sobrevivir, si bien con algunas condiciones que luego no eran respetadas por los

herederos de sus amos. Y es que cuando una persona nacía o adquiría la

condición de esclavo, caía en una condición social muy injusta pero aceptada

por todo el mundo y de la que era muy difícil salir en el siglo XVIII.

BIBLIOGRAFÍA

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ZAVALA, Silvio, Esclavos indios en Nueva España, El Colegio Nacional, México

1994, 686 p.

Dr. Marcelino Cuesta Alonso

Docente-Investigador

Doctorado en Historia Colonial

Universidad Autónoma de Zacatecas

[email protected]