¿Ahora Solo Una Ética Podría Salvarnos?
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22/3/2015 ¿Ahora solo una Ética podría salvarnos? El Mostrador
http://www.elmostrador.cl/opinion/2015/03/22/ahorasolounaeticapodriasalvarnos/ 1/2
RAÚL VILLARROELCentro de Estudios de Ética Aplicada (CEDEA) de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile
El incumplimiento dedeberes cívicos
fundamentales y lainterpretaciónmañosa de la
responsabilidadcontraída que han
dejado a la vista losescándalos
protagonizados pordiversos personerosde la política en el
último tiempo,constituyen la gota
que desbordó el vaso.Se sabe desde hace
mucho que eldistanciamiento entrela gente y los políticoses síntoma evidente
del proceso de
COLUMNAS
22 de marzo de 2015
¿Ahora solo una Ética podría salvarnos?
A través de diversos episodios recientes del acontecer nacional la ética parece haber emergido como la tabla de salvación de nuestrasociedad ante la creciente corrupción del poder, asediado por el interés egoísta del capital. La discusión suscitada hace un tiemporespecto de la necesidad de establecer un sueldo ético, o el hecho de que se haya conminado a los máximos ejecutivos de las cadenasfarmacéuticas coludidas a tomar clases de ética como medida reparatoria del dolo cometido, incluso la reciente constitución de unacomisión presidencial cuya tarea es diseñar lineamientos para fortalecer los vínculos éticos entre la política y los negocios, son laexpresión inequívoca de dicha emergencia.
Todo parece indicar que, en tales circunstancias, para algunos chilenos ha llegado el momento de tomarse más en serio su privilegiadacondición de “servidores públicos”, como a menudo gustan de autocalificarse. El incumplimiento de deberes cívicos fundamentales y lainterpretación mañosa de la responsabilidad contraída que han dejado a la vista los escándalos protagonizados por diversos personerosde la política en el último tiempo, constituyen la gota que desbordó el vaso. Se sabe desde hace mucho que el distanciamiento entre lagente y los políticos es síntoma evidente del proceso de decadencia irreversible que afecta a la estructura fundamental de lademocracia representativa moderna. Semejantes acontecimientos como los que hemos conocido por la información pública en díaspasados no hacen sino otorgar razón a quienes creen que los “representantes” solo lo son de sus propios intereses y que el Parlamentoes una casta de privilegiados que legislan en función de puras ventajas personales.
El filósofo estadounidense John Rawls ideó hace algunas décadas un procedimiento imparcial para ladeterminación de las normas, donde quienes debían decidir el futuro de los demás miembros de lasociedad tenían que desconocer absolutamente el resultado de sus decisiones y de tal modo verseimpedidos de asegurar ventajas y beneficios para sí mismos o para sus cercanos. Nada de eso pareceestar ocurriendo en nuestros días. Todo lo contrario, el tráfico de influencias, el manejo oscuro ymezquino de información estratégica, el aprovechamiento indebido de la familiaridad con el poder, lacompra encubierta de favores legislativos, son todas expresiones inequívocas del destino fatal que havenido agotando la credibilidad de la actividad política oficial de nuestro país. Se ha dichomajaderamente que las instituciones funcionan, pero, a decir verdad, parece que no lo hacen tanto, otal y como debieran. Y esto, por supuesto, fastidia cada vez más a los ciudadanos de a pie, quedesconfían de las probidad de sus representantes y, por qué no decirlo, de todo el sistema de lapolítica, incluidas aquellas instituciones que le dan forma.
¿Qué podría hacer entonces la ética para revertir esta situación? ¿Qué podría decirles hoy a quieneslucran a costa del erario público, o se escurren a hurtadillas entre los vacíos legislativos para defraudaral Estado; qué tendría que enseñarles a quienes ocupan con impudicia la autoridad que les haconcedido el electorado solo para mejorar su situación personal? No lo sabemos a ciencia cierta aún.Pero es imprescindible que tratemos de saberlo. Cuanto antes mejor. Por ello, la tarea de todos losciudadanos, la tarea de nuestro tiempo, es pensar y esclarecer con voluntad y suficiencia el nuevoimperativo ético que se les debe plantear a los legisladores, ahora que las demás referencias seannormativas, deontológicas, ideológicas, doctrinarias o legales han sido oscurecidas por el interésperverso que define al juego de la política democrática. Sobre todo hoy, cuando la economía se ha
22/3/2015 ¿Ahora solo una Ética podría salvarnos? El Mostrador
http://www.elmostrador.cl/opinion/2015/03/22/ahorasolounaeticapodriasalvarnos/ 2/2
decadenciairreversible que
afecta a la estructurafundamental de la
democraciarepresentativa
moderna.
vuelto un sistema despiadado y cínico, que no reconoce vínculos ni deberes para con el mundo social yasfixia cada vez más letalmente las aspiraciones de la política; en tanto, los políticos parecen haberolvidado por conveniencia aquel carácter irrenunciablemente ético con que Aristóteles definió suactividad hace ya tantos siglos.