ADULTOS INFRATORES
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TRABAJO: MENORES INFRACTORES
MATERIA: SOCIOLOGIA
DOCENTE: M.D.C.A. WENDY ITZAMENY CAHUM GONZALEZ
ALUMNO: SANTIAGO CRUZ OROPEZA
FECHA: 22 DE AGOSTO-2015
YANG XINHAI – EL MONSTRUO ASESINO
ANTES DE QUE EMPEZARA A MATAR
Yang Xinhai nació el 29 de julio de 1968 en Zhumadian,
Condado de Zhengyang, en la provincia china de
Henan. Su familia era una de las más pobres del
pueblo, y él fue el más joven de entre cuatro hijos.
Desde temprana edad, Yang mostró ser un chico
inteligente e introvertido. Tenía lo necesario para
terminar sus estudios elementales sin dificultad, pero
en 1985, con 17 años de edad, abandonó su institución
educativa y su hogar, ya que estaba frustrado, cansado
y harto de las penurias que día a día debía afrontar a causa de la pobreza de su familia.
Para sobrevivir después de separarse de su familia, Yang se dedicó a viajar y a subsistir a
base de trabajos ocasionales como obrero. Nunca duraba mucho en esos empleos, ya que no
era suficientemente responsable y comprometido, además tenía una fuerte tendencia a
llevarse cosas que no eran suyas, y cuando lo descubrían, además de ser despedido, debía
sufrir la cólera de sus patrones y hasta las reprimendas policiales.
Por un tiempo, Yang pudo sortear las dificultades que le acarreaba su tendencia al hurto, pero
después empezó a meterse en casas y a robar, y eso hizo que, entre 1988 y 1991, pasase
realizando trabajos forzados en el campo por haber robado en Xi’an, Shaanxi y Shijiazhuang.
Cuando por fin salió, Yang no estaba reformado en lo más mínimo: los trabajos forzados solo
habían aumentado el resentimiento social en él, y la ira que tenía acumulada podía estallar
con cualquier detonante apropiado. Sin embargo permaneció en relativa calma, lógicamente
por temor y no porque se hubiese reformado, hasta que en 1996 sus bajos impulsos lo
dominaron e intentó violar a una niña en Zhumadian, por lo que volvió a ser encerrado,
aunque acabarían reduciéndole la pena a tres años por el buen comportamiento que
astutamente mostró.
LOS ASESINATOS.
En 1999, Yang salió de prisión gracias a su buena
conducta. Las autoridades creían que el criminal había
tomado conciencia, pero no era así: en realidad estaba
peor que antes.
Ya libre, Yang tenía los bolsillos vacíos, el rencor a flor de
piel, y el nefasto conocimiento de que le sería muy difícil
ganarse la vida honradamente. Pese a eso, en esos
tiempos logró hacerse con una bicicleta y hasta entabló
una relación amorosa con una mujer que acabó siendo su
novia, aunque ésta le dejó cuando se enteró de su oscuro pasado criminal: ese era el
detonante que se necesitaba, pronto empezarían las matanzas.
En efecto, ese mismo año de 1999 y con la bicicleta que lo acompañó cuando conoció a la
chica que lo abandonó, Yang empezaría un itinerario de sangre que sólo se detendría en el
2003, dejando a su paso 67 muertes. Su modus operandi era éste: iba de una provincia a otra
en su bicicleta, y por la noche entraba al hogar de las víctimas, casi siempre granjeros o
agricultores; entonces, ya adentro, empleaba un hacha, un martillo o una pala, golpeaba hasta
matar a la víctima o las víctimas, y a veces violaba a las mujeres, acabando después con
éstas y con los presentes; finalmente, solía tomar ropa nueva, zapatos grandes y dinero.
Entre los crímenes más atroces de Yang estuvieron los siguientes:
En el primero, ocurrido en octubre del 2002, Yang asesinó con una pala a un hombre y a su
pequeña hijita de seis años. Después violó a la embarazada esposa del difunto, dejándola
viva (gracias a lo cual testificaría contra él en el juicio) pero gravemente herida.
El segundo ejemplo representa el más destructivo de sus crímenes, ya que fue la sesión en
que más víctimas mató, acabando con cinco personas en una sola noche, todas de la misma
familia.
Éste hecho ocurrió el 6 de diciembre del 2002, en Liuzhuang, y las víctimas fueron el granjero
Liu Zhanwei de treinta años, su madre, su esposa, y su hija. El único superviviente del hogar
fue el padre de Liu Zhangwei, Liu Zhongyuan de 68 años, quien se salvó porque había
dormido en una nueva casa aquella fatídica noche. “Habíamos planeado movernos a la nueva
casa el 9 de diciembre. ¿Quién iba a imaginar que ellos sufrirían aquella tragedia apenas tres
días antes?”, dijo Liu Zhongyuan a los reporteros chinos que lo vieron llorar frente a las
cámaras. También, Liu Zhongyuan dijo que había visto a su nieta muerta aquella mañana (él
encontró los cadáveres de mañana), que estaba yaciendo en el suelo, tenía un hoyo en su
cabeza, y la habitación estaba repleta de sangre.
El resto de los cuerpos también tenían las caras ensangrentadas, pero su esposa, víctima
también del monstruo, aún vivía, en un penoso estado de agonía en que solo podía abrir y
cerrar los párpados: no pudo volver a decir palabra alguna, y murió 10 días después en el
hospital, con los recuerdos de la matanza zumbando como moscas, y la boca incapaz de
proferir palabra alguna que diera cuenta de la carnicería que presenció aquella noche, más
oscura que cualquier otra noche de su vida.
Añadiendo más detalles al cuadro de aquel 6 de diciembre, Yang confesó posteriormente que
había usado un martillo de hierro ese día, que después enterró el martillo en una tumba
cercana, que arrojó las ropas ensangrentadas a un río, y que, al igual que lo hizo lo volvería a
hacer, consiguió después otro martillo, puesto que nunca usaba el mismo por razones de
seguridad.
ARRESTO, JUICIO Y EJECUCIÓN
Yang Xinhai fue detenido el 03 de noviembre del 2003, por comportarse de manera
sospechosa durante un retén policial en un centro de diversión nocturna en Cangzhou, Hebei.
Los agentes le impusieron detención preventiva y, durante el interrogatorio, descubrió que era
el monstruo al que se buscaba en varias provincias por diversos asesinatos y violaciones.
Cuando la Prensa se enteró, empezó a hablarse del “Monstruo Asesino”: apareció en las
portadas de todos los diarios más importantes de China. Al fin sabían quién estaba detrás de
tanta sangre; y es que, antes de su captura, ya los crímenes de Yang habían estado saliendo
en los principales diarios de China, y esto generó cierto tanto temor que incluso muchos
comerciantes cerraban de noche por miedo al asesino.
Yang había confesado 65 asesinatos y 23 violaciones, además de múltiples ataques: 49 de
los asesinatos y 17 de las violaciones habían ocurrido en Henan, por lo cual fue también
conocido como “El Monstruo de Henan”; mientras, 8 asesinatos y 3 violaciones se dieron en
Hebei; 2 asesinatos y 2 violaciones en Anhui; y 2 asesinatos y una violación en Shandong. En
varias escenas de crimen, los forenses encontraron rastros del ADN de Yang Xinhail.
¿QUÉ LO MOTIVABA A ACTUAR?
Los expertos han sugerido que el aumento de la delincuencia en China se ha debido
principalmente a los rápidos cambios en el sistema socio-económico; que, pese a seguir
siendo en teoría socialista, ha adoptado cierta apertura al libre mercado, en virtud de la cual
se han incrementado las diferencias sociales entre ricos y pobres. Paralelamente a eso y en el
mismo marco de causalidad socio-económica, el Gobierno Chino ha debido permitir mayor
libertad de movimiento a los ciudadanos a fin de permitir el grado de flujo de la mano de obra
requerido para la modernización de la industria. Así, Yang Xinhai deviene en la perfecta
encarnación del crimen propulsado por ambos factores; ya que, en relación a lo primero,
vemos cómo desde su infancia fue acumulando resentimiento social, principalmente a causa
de su pobreza, aunque a fin de cuentas la sociedad en general terminase siendo el objeto de
su odio, y los pobres casi siempre sus víctimas, ya que éstos son más vulnerables; mientras,
en relación a lo segundo, Yang Xinhai encarna al depredador que, gracias a la mayor libertad
de circulación provocada por los cambios socio-económicos, puede ir de un lado a otro, de
una provincia a otra, escapando después de dar rienda suelta a su impulso criminal.
Descrito por la Policía como “un vagabundo perturbado y de carácter introvertido, que
disfrutaba matando”, Yang Xinhai cometía sus crímenes por el susodicho resentimiento
social, pero también por codicia, por odio hacia las mujeres (debido a que su novia lo
abandonó) y porque, según contó, disfrutaba matando y violando. Así, para que se
tenga una idea de esto y de su incapacidad para sentir empatía por sus víctimas y
remordimiento por sus crímenes, veamos lo que él mismo dijo: “Yo sólo tenía el deseo
de matar y no pensaba si la gente merecía morir. Nada de eso era de mi
incumbencia… Nunca desee ser parte de la sociedad. La sociedad no me importa”; o
también: “Matar a la gente es muy normal, nada especial”.
Conclusión
• La tendencia a realizar actos delictivos no solamente se generan por la necesidad de
bienes materiales, tampoco solo por emociones explosivas y un torrente de adrenalina
que presentan al tener un enojo excesivo por muchos de los involucrados en este tipo
de actos, los cuales confiesan tener al momento de realizar alguna actividad delictiva.
• Podemos observar en este caso en particular que el rechazo de la sociedad por la
pobreza de este personaje; así como el desprecio de su pareja.
Por lo consiguiente compañeros ninguno de los aquí presentes está exento de cometer
algún crimen