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1 25 de marzo de 2014 Desde Thomson Reuters he- mos querido aportar con estas páginas una visión más de la vida del expresidente, centrada en su papel de legislador en particular y de hombre de De- recho (en la doble acepción del término) en general. Queremos agradecer la colaboración que a tal fin nos han prestado nume- rosos profesionales jurídicos de reconocido prestigio, entre los que se encuentran represen- tantes de algunos de los princi- pales despachos de España como Garrigues; Cuatrecasas, Gonçalves Pereira; Pérez- Llorca; Gómez-Acebo & Pombo; Écija Abogados o Aguilar & Astorga. Prueba de la importancia de la figura de Adolfo Suárez son algunos de los reconocimientos que está recibiendo. Entre otros, cabe destacar tres. Por un lado, el Rey le impuso este lunes a título póstumo el collar de la Real y Distinguida Orden España de Carlos III como muestra de su "real aprecio", según se recoge en el decreto publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Dicho galar- dón, establecido por el Rey Carlos III en 1771, es la pri- mera y más alta condecora- ción civil que se otorga en España. Su grado más alto, el Collar, está reservado a los miembros de la Familia Real Española, los Jefes de Estado y de Gobierno y los ciudada- nos que hayan tenido durante al menos tres años la Gran Cruz, el segundo grado de la condecoración. Por otro, las Cortes Generales abrieron las puertas del Congreso para acoger la capilla ardiente con los restos mortales del ex presidente del Gobierno (el próximo 31 de marzo se cele- brará el funeral de Estado en su memoria). Por último, El Ministerio de Fomento, a pro- puesta del presidente del Go- bierno, Mariano Rajoy, ha aprobado una orden ministe- rial por la que se modifica la denominación oficial del aero- puerto de Madrid-Barajas, que pasará a denominarse en adelante aeropuerto Adolfo Suárez, Madrid-Barajas Adolfo Suárez entra en la Historia por Derecho El expresidente del Gobierno Adolfo Suárez González falleció el pasado sábado a los 81 años de edad, después de haber vivido sus últimos años alejado de la vida pública debido a una de- mencia senil. Será recordado como uno de los grandes artífi- ces de la Transición española, pero también pasará a la Histo- ria por ser el primer presidente elegido por los españoles des- pués de 40 años de dictadura. El mundo del Derecho se ha sumado al reconocimiento de su figura. Doctor en Derecho, ejerció en sus años de juventud como abogado, profesión a la que regresó en 1991 (en un discreto despacho profesional) tras retirarse del primer plano de la política. Además, su ímpe- tu reformista, que encuentra su paradigma en la Ley para la Reforma Política, le confiere también un lugar de honor entre los principales legisladores españoles de todos los tiempos. Traslado de los restos del expresidente al Congreso de los Diputados. Fotografía. P. Moncloa Consejo de Ministros extraordinario celebrado el lunes en las Cortes. Fotografía. P. Moncloa

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THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

25 de marzo de 2014

Desde Thomson Reuters he-

mos querido aportar con estas

páginas una visión más de la

vida del expresidente, centrada

en su papel de legislador en

particular y de hombre de De-

recho (en la doble acepción del

término) en general. Queremos

agradecer la colaboración que a

tal fin nos han prestado nume-

rosos profesionales jurídicos de

reconocido prestigio, entre los

que se encuentran represen-

tantes de algunos de los princi-

pales despachos de España

como Garrigues; Cuatrecasas,

Gonçalves Pereira; Pérez-

Llorca; Gómez-Acebo & Pombo;

Écija Abogados o Aguilar &

Astorga.

Prueba de la importancia de

la figura de Adolfo Suárez son

algunos de los reconocimientos

que está recibiendo. Entre

otros, cabe destacar tres. Por

un lado, el Rey le impuso este

lunes a título póstumo el collar

de la Real y Distinguida Orden

España de Carlos III como

muestra de su "real aprecio",

según se recoge en el decreto

publicado en el Boletín Oficial

del Estado (BOE). Dicho galar-

dón, establecido por el Rey

Carlos III en 1771, es la pri-

mera y más alta condecora-

ción civil que se otorga en

España. Su grado más alto, el

Collar, está reservado a los

miembros de la Familia Real

Española, los Jefes de Estado

y de Gobierno y los ciudada-

nos que hayan tenido durante

al menos tres años la Gran

Cruz, el segundo grado de la

condecoración. Por otro, las

Cortes Generales abrieron las

puertas del Congreso para

acoger la capilla ardiente con

los restos mortales del ex

presidente del Gobierno (el

próximo 31 de marzo se cele-

brará el funeral de Estado en

su memoria). Por último, El

Ministerio de Fomento, a pro-

puesta del presidente del Go-

bierno, Mariano Rajoy, ha

aprobado una orden ministe-

rial por la que se modifica la

denominación oficial del aero-

puerto de Madrid-Barajas, que

pasará a denominarse en

adelante aeropuerto Adolfo

Suárez, Madrid-Barajas

Adolfo Suárez entra en

la Historia por Derecho

El expresidente del Gobierno Adolfo Suárez González falleció el

pasado sábado a los 81 años de edad, después de haber vivido

sus últimos años alejado de la vida pública debido a una de-

mencia senil. Será recordado como uno de los grandes artífi-

ces de la Transición española, pero también pasará a la Histo-

ria por ser el primer presidente elegido por los españoles des-

pués de 40 años de dictadura. El mundo del Derecho se ha

sumado al reconocimiento de su figura. Doctor en Derecho,

ejerció en sus años de juventud como abogado, profesión a la

que regresó en 1991 (en un discreto despacho profesional)

tras retirarse del primer plano de la política. Además, su ímpe-

tu reformista, que encuentra su paradigma en la Ley para la

Reforma Política, le confiere también un lugar de honor entre

los principales legisladores españoles de todos los tiempos.

Traslado de los restos del expresidente al Congreso de los Diputados. Fotografía. P. Moncloa

Consejo de Ministros extraordinario celebrado el lunes en las Cortes. Fotografía. P. Moncloa

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THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

El mundo del Derecho elogia la figura del expresidente

"La eterna presencia del presidente

de la transición"

―Toda la Abogacía nos

sumamos al luto por la

pérdida de un hombre

de Estado, de diálogo y

de consenso, del acuer-

do y de la concordia

entre todos los españo-

les, principales virtudes

de Adolfo Suárez, primer

presidente de la demo-

cracia española y perso-

na que pilotó con diplo-

macia y determinación el

viaje de la dictadura a

un Estado democrático.

El mejor homenaje que

todos podemos hacer a

Adolfo Suárez es que

seamos capaces entre todos de alcanzar pactos para fortalecer el Estado de

Derecho, imprescindible para que la Justicia sea una realidad.

Recuerdo que al año siguiente de acceder a la presidencia del Consejo

General de la Abogacía Española, tuve el honor de hacer entrega al expre-

sidente Suárez de la Gran Cruz al Mérito en el Ejercicio de la Abogacía -

concedida junto a Joaquín Ruiz-Giménez y a Juan Caldés, quien fue tesore-

ro de la Abogacía- en los actos de celebración de la Conferencia Anual de la

Abogacía de 2002. Me vienen a la memoria las palabras de Adolfo Suárez

durante este evento, que tienen plena vigencia en la actualidad: ―Se ha

dicho que quien ignora la historia está condenado a repetirla, pero no olvi-

demos que el conocimiento de los errores pasados no inmuniza contra su

repetición‖.

Considero un gran honor contar con la colaboración de su hijo Adolfo

Suárez Illana como miembro destacado de la Comisión de Relaciones Inter-

nacionales de la Abogacía‖.

El comentario de Carlos Carnicer,

presidente del CGAE

El expresidente recibió en 2002 la Gran Cruz al Mérito de la Abo-

gacía. Fotografía. CGAE

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha destacado que el expresi-

dente del Gobierno Adolfo Suárez, fallecido este domingo a los 81 años,

fue un defensor del consenso y del diálogo que supo llevar al país a la

democracia constitucional que hoy se disfruta.

El CGPJ ha lamentado profundamente la muerte en la clínica Cemtro de

Madrid de "don Alfonso Suárez, una de las figuras claves de la más recien-

te historia de nuestro país".

El Poder Judicial, concluye el comunicado, ha trasladado sus más since-

ras condolencias a la familia Suárez Illana por la muerte "del hombre que

tripuló con éxito la Transición en España".

El ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallar-

dón, destacó el domingo el "enorme méri-

to" del expresidente Adolfo Suárez y su

entrega en la construcción del régimen de

"libertades y prosperidades" vigente hoy

en España, al tiempo que ha lamentado

que el reconocimiento a su labor llegara

tarde.

En declaraciones a la Cadena Ser, recogi-

das por Europa Press, Gallardón hizo men-

ción a un viaje que realizó con el expresi-

dente a Estados Unidos en 1988, del cual

recuerda "el dolor que él tenía porque en

aquella época no se había producido de

ninguna de las maneras el reconocimiento

que años después toda la

opinión pública hizo sobre

su obra y que hoy es indu-

dable".

"Si repasamos ahora las

noticias quedaríamos sor-

prendidos de las cosas que

decía el PSOE de Suárez

cuando era presidente y de

las cosas que decíamos

nosotros. Me atrevería a

decir que estaríamos aver-

gonzados de que no éramos

capaces de darnos cuenta

de la enorme trascendencia e importancia

que tenía para España la labor que hizo",

ha apostillado.

Asimismo, destacó de Suárez su labor y

la de su generación durante la Transición.

"La generación siguiente a la mía piensa

que la democracia es algo inevitable. El

enorme mérito de Suárez y de todos los

que hicieron la Transición era que ellos

sabían que existía un riesgo de perder el

régimen de libertades y por eso se entre-

garon con esa generosidad formidable para

consolidarlo", aseguró.

"A lo que hizo esa generación le debe-

mos el régimen de libertades y prosperida-

des que hoy tienen España", ha agregado,

al tiempo que ha puesto en valor que este

lunes los españoles tendrán la oportunidad

de "honrar" a Suárez en el Congreso.

Gallardón destaca el

"enorme mérito" de

Suárez y su entrega

en la construcción

del régimen de liber-

tades actual

CGPJ: un defensor del consenso y del diálogo

que supo llevar al país a la democracia

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La Ley para la Reforma Política (Ley

1/1977, de 4 de enero, para la Reforma

Política), cuyo texto en lo esencial le fue

entregado a Adolfo Suárez por Torcuato

Fernández Miranda, fue aprobada el 18 de

noviembre de 1976 por las Cortes y poste-

riormente sometida a referéndum, casi un

mes más tarde, el 15 de diciembre. En

aquel referéndum participó un 77 por cien-

to del censo electoral, y obtuvo un resulta-

do a favor de la Ley del 80 por cien de los

votos. No fue hasta el año siguiente, en

preparación de la Constitución, cuando se

publicaría el Real Decreto 2120/1978 de

25 de agosto, por el que se establecen

normas para la celebración de consulta

directa a la nación por medio de referén-

dum.

Su Disposición Transitoria tercera esta-

blece que desde la constitución de las nue-

vas Cortes y hasta que cada Cámara esta-

blezca su propio Reglamento, se regirán

por el de las actuales Cortes en lo que no

esté en contradicción con la presente Ley,

sin perjuicio de la facultad de acordar, de

un modo inmediato, las modificaciones

parciales que resulten necesarias o se

estimen convenientes.

Esta Ley se incluía en las Leyes Funda-

mentales del régimen de Franco,

Adolfo Suárez, "de ley a ley a través de ley"

La muerte de Adolfo Suárez, presidente del Gobierno de España entre 1976 y 1981, nos

ha facilitado a todos echar la vista atrás a los inicios de la democracia española actual,

con multitud de fotos en blanco y negro y estéticas que nos hacen sonreír. Se habla de

Suárez como el estratega político, persona con coraje, artífice de la democracia, inteli-

gente, y desde algunas voces críticas como el hombre que cambiaba rápidamente de cha-

queta o el ramplón estudiante; pero también fue un legislador que supo imponer un eficaz

ritmo legislativo en una España que se fiaba de lo que iban haciendo sus políticos.

Intercambio de información y de sentencias, que serán

tenidas en cuenta en procesos posteriores en otros Estados

(uniéndose al Fuero del Trabajo, la Ley

Constitutiva de las Cortes, el Fuero de los

Españoles, la Ley del Referéndum Nacio-

nal, la Ley de Sucesión en la Jefatura del

Estado, la Ley de Principios del Movimien-

to Nacional, la Ley Orgánica del Estado y

la Ley para la Reforma Política), para

cumplir el objetivo establecido por Fer-

nández Miranda, en aquel momento Pre-

sidente de las Cortes y del Consejo del

Reino de que el régimen de Franco se

desactivase ―de ley a ley a través de ley‖,

sin crear ningún hueco que pudiese per-

judicar el equilibrio social y jurídico.

Posteriormente, los partidos políticos

fueron legalizados a través del Decreto-

ley de 8 de febrero de 1977 sobre el de-

recho de asociación política que, supri-

miendo el control preventivo de la Admi-

nistración que establecía la precedente

Ley 23/1976, de Asociaciones Políticas,

facilitó un aluvión de solicitudes de regis-

tro de formaciones políticas que llegaban

al Registro de Asociaciones Políticas. El

11 de febrero de 1977 el Partido Comu-

nista Español, PCE, presenta la documen-

tación para ser inscrito legalmente como

partido político.

El 23 de marzo de 1977 se publica en el

BOE el Real Decreto-ley 20/1977, de 18

de marzo, sobre Normas Electorales.

El 1 de abril de 1977 se publica el Real

Decreto-ley 23/1977, de 1 de abril, sobre

reestructuración de los órganos depen-

dientes del Consejo Nacional y nuevo régi-

men jurídico de las Asociaciones, funciona-

rios y patrimonio del Movimiento. Este

Real Decreto-ley permitió al Gobierno de

Suárez suprimir los organismos del Movi-

miento que tuvieran atribuidas funciones o

actividades de carácter político garantizan-

do dentro del marco de la Administración

pública el ejercicio de las acciones sociales

desarrolladas por determinados órganos y

asegurando los derechos legalmente ad-

quiridos por los funcionarios.

Los ‘Pactos de la Moncloa’

Los llamados Pactos de la Moncloa ponen

la base para la economía que se debía

desarrollar. Formalmente fueron dos, el

Acuerdo sobre el programa de saneamien-

to y reforma de la economía y el Acuerdo

sobre el programa de actuación jurídica y

política firmados en el Palacio de la Mon-

cloa el 25 de octubre de 1977. El Congreso

de los Diputados primero, y posteriormen-

te el Senado, se comprometieron a desa-

rrollar normativamente lo establecido.

Arquitecto de la de-

mocracia...

… Adolfo Suárez consiguió

cambiar el rumbo de España,

fue el principal arquitecto de

la democracia española y

empujó el carro con todos los

españoles hacia un nuevo

camino. El expresidente esta-

ba muy ligado a la figura del

Rey, ambos superaron la si-

tuación crítica que atravesaba

España y construyeron un

nuevo camino. Suárez siem-

pre será recordado como el

defensor de la democracia,

representante del patriotismo

y el coraje. Su valentía pasará

la historia, especialmente por

su actitud impecable y admi-

rable en el Golpe de Estado

fallido 23-F.

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THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

En lo político se llevó a cabo un acuerdo

que prácticamente eliminaba las restriccio-

nes de la libertad de prensa, descartando

la censura previa y entregando a los jue-

ces estas funciones. También se cambió la

normativa acerca de los secretos oficiales,

permitiendo a la oposición acceder a los

datos necesarios para el cumplimiento de

sus funciones parlamentarias.

Además, se dio paso a los derechos de

asociación política, reunión y libertad de

expresión. En lo económico, que es el as-

pecto que frecuentemente se comenta, se

llevaron a cabo una serie de propuestas

laborales y estrictamente económicas que

fundaron el paso a la economía de demo-

cracia y que las Cortes Generales fueron

aprobando siguiendo el trámite legislativo

que cada una requería.

Comunidades Autónomas y

Constitución

El Gobierno de Adolfo Suárez comienza

1978 estructurando normativamente lo

que serán las Comunidades Autónomas y a

la vez dando forma normativa al sistema

para que pudiese aprobarse una constitu-

ción. Concretamente el 1 de julio de 1978

se publicó en el Boletín Oficial de las Cor-

tes Generales el Dictamen de la Comisión

de Asuntos Constitucionales y Libertades

Públicas sobre el proyecto de Constitución.

El 24 de julio, el Boletín de las Cortes pu-

blica el ―Texto del proyecto de Constitu-

ción aprobado por el Pleno del Congreso

de los Diputados‖.

El referéndum constitucional sobre el

texto aprobado por las Cortes Generales,

que se celebrará el 6 de diciembre de ese

mismo año apoyado en el Real Decreto

2120/1978 de 25 de agosto, por el que se

establecen normas para la celebración de

consulta directa a la nación por medio de

referéndum da paso a la aprobación de la

Constitución Española, da paso a la san-

ción de la Constitución por el Rey el 27 de

diciembre. El referéndum pasó con el

87,87 % a favor de los votos emitidos, y

una abstención del 32,8% del censo.

Entra en vigor el 29 de diciembre con su

publicación. Posteriormente Adolfo Suárez,

anuncia la disolución de las Cortes y la

convocatoria de elecciones generales y

municipales.

La Ley de Partidos Políticos de 4 de di-

ciembre de 1978, por su parte, estableció

que los españoles pueden crear libremente

partidos políticos en el ejercicio de su de-

recho fundamental de asociación. Estos

partidos políticos adquirirán personalidad

jurídica el vigésimo primer día siguiente a

Intercambio de información y de sentencias, que serán

tenidas en cuenta en procesos posteriores en otros Estados

aquel en que los dirigentes o promotores

depositen, en el Registro que a estos

efectos existirá en el Ministerio del Inte-

rior, acta notarial suscrita por los mis-

mos, con expresa constancia de sus da-

tos personales de identificación y en la

que se inserten o incorporen los Estatu-

tos por los que habrá de regirse el parti-

do.

El año nuevo 1979 se inaugura con la

publicación en el BOE de la Ley 62/1978,

de 26 de diciembre, de Protección Juris-

diccional de los Derechos Fundamentales

de la Persona (BOE de 3 de enero).

Las elecciones generales se celebran el

1 de marzo y gana la UCD de Adolfo Suá-

rez sin mayoría absoluta. La Unión de

Centro Democrático (UCD) obtiene 167

escaños, seguida del PSOE con 121 esca-

ños, Partido Comunista de España con 23

escaños, Coalición Democrática con 9

escaños, Convergència i Unió con 8 esca-

ños, Partido Nacionalista Vasco con 7

escaños, Partido Socialista de Andalucía-

Partido Andaluz con 5 escaños, Herri

Batasuna con 3 escaños y Unión Nacio-

nal, Esquerra Republicana de Catalunya,

Euskadiko Ezkerra, Unión del Pueblo Ca-

nario, Partido Aragonés Regionalista y

Unión del Pueblo Navarro con un escaño.

Las municipales se celebran el 3 de

abril, donde quien más concejales obtiene

es la UCD, con 29.614 concejales.

En este año se pisa el acelerador de las

reformas y en el mes de junio el Consejo

de Ministros aprueba un calendario legis-

lativo para el desarrollo de la Constitu-

ción, que tiene 55 proyectos de Ley que

deberán entrada en el Congreso, entre

junio de 1979 y mayo de 1980.

En ese mismo junio, con textos ya pre-

parados antes, el Consejo de Ministros

acuerda remitir a las Cortes el proyecto de

Ley Orgánica de Libertad Religiosa (día 15,

que será aprobada y publicada al año si-

guiente como Ley Orgánica 7/1980, de 5

de julio, de libertad religiosa), el proyecto

de Ley Orgánica del Consejo del Poder

Judicial (día 22, que se publica en BOE ya

aprobada en enero de 1980), y se lleva a

cabo el debate en el Pleno del Congreso

acerca de la incorporación de España a las

Comunidades Europeas (día 27).

Estatuto de los Trabajadores

En octubre de 1979, España ratifica en

Estrasburgo la Convención Europea para la

Protección de los Derechos Humanos y las

Libertades Fundamentales.

Cumpliendo el ritmo de las reformas, el

20 de diciembre de 1979, el Congreso de

los Diputados aprueba el proyecto de Ley

del Estatuto de los Trabajadores. Había

sido aprobado por el Consejo de Ministros

el 1 de junio de 1979 y posteriormente se

presentó en el Congreso de los Diputados

el mismo mes, el día 22 de junio. Los sin-

dicatos UGT y CCOO habían mantenido

algunas reuniones para mantener una

postura unitaria para el proceso negocia-

dor del Proyecto de Ley del Estatuto de los

Trabajadores pero no fue posible.

Sucesivamente, en julio, la UGT y la

patronal CEOE llevaron a cabo una ronda

de encuentros con los grupos parlamenta-

rios para que los acuerdos extraparlamen-

tarios que se alcanzaran fueran defendi-

Adolfo Suárez, "de ley a ley a través de ley"

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THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

dos por los partidos en el hemiciclo, cues-

tión que sí prosperó. Tras su aprobación

en el Congreso de los Diputados, la Ley

8/1980, de 10 de marzo, del Estatuto de

los Trabajadores se publicó en el BOE el

14 de marzo de 1980.

Otras leyes importantes

El año 1980 vio nacer otros textos impor-

tantes, como la Ley Orgánica 2/1980, de

18 de enero, sobre regulación de las dis-

tintas modalidades de referéndum y la Ley

Orgánica 3/1981, de 6 de abril, del Defen-

sor del Pueblo, que aunque salió adelante

en 1981, la proposición al Congreso de los

Diputados fue en 1980.

Ya con el Estado autonómico práctica-

mente estructurado, se publica en el BOE

la Ley Orgánica 8/1980, de 22 de septiem-

bre, de financiación de las Comunidades

Autónomas. Se establece que las Comuni-

dades Autónomas gozarán de autonomía

financiera para el desarrollo y ejecución de

las competencias que, de acuerdo con la

Constitución, les atribuyan las Leyes y sus

respectivos Estatutos, sin perjuicio de lo

establecido en los Tratados o Convenios

suscritos o que se suscriban en el futuro

por España (previendo cómo influenciaría

en la financiación de las Comunidades

Autónomas la entrada en lo que hoy la

Unión Europea.

Poco después se aprueba la Ley

51/1980, de 8 de octubre, Básica de Em-

pleo, que parte de la concepción de que la

política de empleo es el conjunto de deci-

siones que tienen como finalidad esencial

la consecución del equilibrio a corto, medio

y largo plazo, entre la oferta y la demanda

de trabajo, en sus aspectos cuantitativos y

cualitativos, así como la protección de las

situaciones de desempleo. Esta Ley, que

ha estado vigente hasta 2004, que ahora

sustituye la Ley 56/2003, de 16 de diciem-

bre, de Empleo, se caracterizaba por la

existencia de un único servicio público de

empleo, que actuaba formalmente en régi-

men de monopolio, centralizado en torno

al Instituto Nacional de Empleo y con com-

petencia en la totalidad del territorio esta-

tal. La implantación de las políticas activas

era muy moderada, mientras que la pro-

tección por desempleo era concebida ex-

clusivamente como prestación económica

en las situaciones de falta de trabajo.

Los últimos meses de 1980 miran al

Derecho Penal: el 21 de noviembre se

publica la Ley Orgánica 9/1980, de 6 de

noviembre, de reforma del Código de Jus-

ticia Militar y el 2 de diciembre la ya dero-

Adolfo Suárez, "de ley a ley a través de ley"

Intercambio de información y de sentencias, que serán

tenidas en cuenta en procesos posteriores en otros Estados

gada Ley Orgánica 11/1980, de 1 de

diciembre, sobre los supuestos previstos

en el artículo 55. 2 de la Constitución. A

los efectos previstos en el artículo 55.2

de la Constitución, se entenderá que las

personas cuyos derechos fundamentales

pueden ser suspendidos, en los supues-

tos y con el alcance que se determinan

en la Ley, son aquellas que, presunta-

mente integradas o relacionadas bien con

elementos terroristas, bien con bandas

armadas que incidan gravemente en la

seguridad ciudadana, planeen, organicen,

ejecuten, cooperen o inciten de modo

directo, a la realización de las acciones

que se especifican en el siguiente aparta-

do, así como a quienes, una vez proyecta-

das, intentadas o cometidas las mismas,

hicieren su apología pública o encubriesen

a los implicados en ellas.

Ley del divorcio

Con Adolfo Suárez también llegó el Divor-

cio: la Ley 30/1981, de 7 de julio, por la

que se modifica la regulación del matrimo-

nio en el Código Civil y se determina el

procedimiento a seguir en las causas de

nulidad, separación y divorcio entró en

vigor el 9 de agosto y en el mes de sep-

tiembre hubo una multitud de demandas

en los juzgados. Aunque ya gobernaba

Leopoldo Calvo Sotelo a partir del 26 de

febrero de ese año, tras haber presentado

Adolfo Suárez su dimisión al Rey el 29 de

enero, fue su ministro de Justicia, Francis-

co Fernández Ordóñez, quien preparó la

Ley con gran oposición de la Iglesia Católi-

ca.

Fue un legislador que supo

imponer un eficaz ritmo

legislativo en una España que

se fiaba de lo que iban

haciendo sus políticos

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THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

Fue gobernador civil de Segovia,

director general de TVE en la

última etapa del régimen fran-

quista y ministro del gabinete de

Arias Navarro, pero, sin duda,

pasará a la historia por ser el

primer presidente elegido por los

españoles después de 40 años

de dictadura.

Nacido en 1932 en la localidad

de Cebreros (Ávila), Adolfo Suá-

rez se licenció en Derecho por la

Universidad de Salamanca. Des-

pués de desempeñar diferentes

cargos dentro de las estructuras

del régimen franquista --formó

parte de la Secretaría General

del Movimiento y jefe del Gabi-

nete técnico del Vicesecretario

General-- fue nombrado gober-

nador civil de Segovia en 1968.

Un año después, en 1969, fue

designado director general de

Radio Televisión Española, cargo

en el que permaneció hasta

1973.

En abril de 1975 fue nombrado

vicesecretario general del Movi-

miento y el 11 de diciembre de

1975 entró en el primer Go-

bierno de Arias Navarro, forma-

do tras la muerte de Franco,

como ministro secretario general

del Movimiento.

Sin embargo, el Gobierno del

último presidente de la dictadura

careció de los apoyos suficientes

y no supo acometer el proceso

de reformas que el país necesi-

taba y Arias Navarro presentó su

dimisión. Entonces, el Rey don

Juan Carlos le encargó formar

Gabinete.

Su nombramiento, el 3 de julio

de 1976, cuando era práctica-

mente un desconocido para la

mayoría de los españoles, gene-

ró dudas y muchas críticas. Para

los sectores conservadores, el

elegido era demasiado joven e

inexperto; para la oposición,

demasiado vinculado al anterior

régimen.

Aunque se vio obligado a

dimitir como presidente del

Gobierno acosado por las

críticas, Suárez siempre

será recordado como uno de

los grandes artífices de la

Transición española.

Legalización del PCE y Constitución

Previamente, el 9 de abril de 1977, Sábado Santo, se

produjo uno de los hitos de su carrera política. Legalizó

el Partido Comunista de España, con Santiago Carrillo

al frente. Una decisión que le granjeó las críticas del

Ejército y de los sectores más conservadores.

Tras las elecciones, los dos grandes desafíos de Suárez

se situaban entonces en redactar la Constitución y

enfrentarse al terrorismo de ETA y al peligro golpista.

Las Cortes resultado de las elecciones del 77 aprobaron

la Carta Magna, que el pueblo español refrendó el 6 de

diciembre de 1978.

El 3 de marzo de 1979, Adolfo Suárez ganaba por se-

gunda vez unas elecciones generales y comenzaba así

su tercer y último mandato como presidente del Gobierno, que estaría marcado por las críticas y por el

ascenso de la izquierda, que se hizo con los principales ayuntamientos del país tras los primeros comi-

cios municipales, en el mes de abril de ese año.

En el centro de los problemas políticos que tuvo que afrontar Suárez estuvieron las divergencias y

peleas cainitas en el seno de la UCD, una gran coalición de partidos políticos de muy variado signo, y la

presión del PSOE de Felipe González, que se iba erigiendo en la gran alternativa del Gobierno. La difícil

situación económica y la moción de censura que presentó el PSOE contra el presidente en la primavera

de 1980, que no prosperó, contribuyeron a su desgaste.

Finalmente, el 29 de enero de 1981 Adolfo Suárez presentó su dimisión, casi cinco años después de

ser nombrado presidente del Gobierno por el Rey, con el que, decían, había perdido sintonía. Ese mismo

año, el monarca le concedió el título de Duque de Suárez por su papel en la Transición.

Semanas después, cuando varios guardias civiles armados, bajo el mando del teniente coronel Anto-

nio Tejero pretendieron dar un golpe de Estado militar, mientras el Congreso se disponía a votar el

nombramiento de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno, Suárez fue el único que, junto

al entonces secretario general del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo, permaneció en su

escaño. Su imagen, primero enfrentándose a los golpistas y después sentado impertérrito mientras el

resto de diputados se echaban al suelo, será una de las que acompañen para siempre la memoria del ex

presidente.

Desmantelamiento del régimen

Sin embargo, Adolfo Suárez, con las armas del

diálogo y el consenso, supo reunir a un grupo

de políticos de su generación, desde antiguos

falangistas hasta socialdemócratas, y desman-

telar el régimen franquista.

Sus primeros 11 meses de gobierno estuvie-

ron marcados por la Ley para la Reforma Políti-

ca, que, al ser aprobada en noviembre de

1976, supuso el 'suicidio político' de las Cortes

franquistas. La respuesta posterior de los espa-

ñoles en referéndum popular fue contundente:

el 94,1% dijo sí.

Su decisión de nombrar al teniente Gutiérrez

Mellado vicepresidente del Gobierno fue tam-

bién clave para controlar a las altas esferas

militares y disipar el peligro golpista del Ejérci-

to. No obstante, el proceso de reformas también se veía amenazado por la violencia de los grupos te-

rroristas nacionalistas como ETA o de extrema izquierda como el GRAPO.

El año clave fue 1977, cuando Suárez fue elegido el 15 de junio por los ciudadanos como presidente

del Gobierno en las primeras elecciones generales que celebraba España desde 1936, al frente de la

Unión de Centro Democrático (UCD), que aglutinaba a los aperturistas del franquismo con algunos ele-

mentos democráticos de la antigua oposición democrática.

El hombre que condujo a España a la democracia

77

THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

Tragedias personales

Los últimos años de Adolfo Suárez se vieron marcados por las enfermedades de su mujer, Am-

paro Illana Elórtegui, y su hija mayor, Marian Suárez Illana, que fallecieron de cáncer, así como

por su dolencia personal.

En 2005, su hijo Adolfo hizo público en una entrevista para televisión española que el ex pre-

sidente padecía una demencia senil degenerativa desde hacía dos años, que le había borrado

todos sus recuerdos.

La última imagen pública de Adolfo Suárez quedará grabada también para la historia de Espa-

ña. Es la foto de la visita que el Rey le hizo en julio de 2008 para entregarle el collar de la Insig-

ne Orden del Toisón de Oro. En la instantánea se puede ver de espaldas al ex presidente junto

al monarca, que le pasa el brazo por el hombro, mientras pasean por los jardines del domicilio

familiar de Suárez.

El 10 de febrero de 2009, fue ingresado en una clínica de Madrid para ser tratado de una afec-

ción pulmonar, según informó entonces la familia en un comunicado y en 2010, el ex presidente

del Gobierno fue internado de nuevo debido a un catarro leve. En de 2012 fue hospitalizado por

una bajada de tensión, mientras que en diciembre del mismo año fue ingresado por una infec-

ción respiratoria y para realizarle un chequeo. El último ingreso fue pasado 17 de marzo.

El Suárez expresidente: la soledad del CDS

Tras abandonar el Gobierno, Suárez también dejó la UCD y

fundó el Centro Democrático y Social (CDS), que en las elec-

ciones de 1982, que ganó Felipe González, obtuvo sólo dos

diputados. La UCD sufrió también un batacazo, que le dejó

como cuarta fuerza política, hasta que finalmente desapareció

en 1983.Suárez participó en las elecciones de 1986 y 1989 con

el CDS, en las que revalidó su escaño como diputado por Ma-

drid. Pero, finalmente, tras un mal resultado en las municipa-

les y autonómicas de 1991, dimite como presidente del partido

y anuncia su abandono de la política. Años después, comenzó

a trabajar como asesor de empresas privadas y con asociacio-

nes humanitarias.

En 1996, recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concor-

dia, por su importante contribución a la Transición española.

Su trayectoria política le ha valido otras condecoraciones como

la Gran Cruz del Mérito Civil, la Gran Cruz de Isabel la Católi-

ca, la Gran Cruz de la Orden de la Libertad de Portugal o el

collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro.

El hombre que condujo a España a la democracia

88

THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

Su formación jurídica estuvo

presente en su quehacer

público y quedó reflejada en

muchas de las decisiones

R esulta difícil decir algo nuevo

sobre la figura de Adolfo Suá-

rez. Es cierto, como se viene

diciendo, que su persona siempre será

recordada como el principal artífice de la

transición española, y es cierto también

que en su recuerdo resaltara su pacien-

cia; su valor y decisión, su honestidad y

su entrega a la conciliación y concordia

de los españoles. El gran mérito del

pueblo español fue el de asumir ese

ánimo que transmitía Adolfo Suarez y

hacerlo suyo. Hoy todos lo reconocen y

la historia así lo contará.

Una de las facetas más desconocidas

de Adolfo Suárez fue su condición de

jurista. Es cierto que a la actividad pro-

fesional del ejercicio del Derecho dedicó

poco tiempo, pero sin duda, su forma-

ción jurídica estuvo presente en su

quehacer público y quedó reflejada en

muchas de las decisiones que en aquella

transición hacia la democracia impulso

con decisión y voluntad de concordia.

Suárez sabía que el Derecho era el

soporte de la libertad y de la democra-

cia. Desde el Derecho asumió la respon-

sabilidad de desmontar las instituciones

del viejo sistema y desde el Derecho

quiso construir un nuevo Estado en el

pacto constitucional. Fue suya la deci-

sión de proclamar como constituyentes

las Cortes que emanaron de las prime-

ras elecciones democráticas, que des-

pués de la dictadura, se celebraron en

1977 y también fue suya la decisión de

disolverlas cuando fue refrendada la

Constitución de 1978 por el pueblo es-

pañol. La Ley de leyes resaltaba así

como la norma superior a la que se de-

bía sujetar el resto del ordenamiento

jurídico.

Cuando en 2003 celebrábamos 25

años de vigencia de la Constitución, en

Editorial Aranzadi pedimos a Adolfo

Suárez que prologará un libro que,

con participación de los siete ponente

constitucionales, íbamos a editar para

conmemorar esa efeméride. Adolfo

Suárez accedió con su conocida ama-

bilidad, pese a que ya empezaban a

manifestarse los primeros síntomas de

su enfermedad. Su respeto a la Ley y

su voluntad de consenso quedan refle-

jados en los párrafos de aquel prólogo

que siguen:

―Era necesario devolver al pueblo

español la soberanía nacional de la

que es el único titular legítimo e ins-

taurar el respeto y la realización de

los derechos humanos. Desde ello los

españoles debíamos transitar ―de la

Ley a la Ley‖ hasta lograr que el pue-

blo español expresara libremente su

voluntad para, desde ella, formar

nuestro primer Parlamento democráti-

co.‖

―De ahí que nuestra Constitución con-

tenga, por primera vez en nuestra His-

toria, una Disposición derogatoria que

afectaba a todas las Leyes Fundamenta-

les del Régimen Anterior, incluyendo la

Ley para la Reforma Política, es decir, el

camino ya recorrido que había posibili-

tado esa derogación. Como presidente

del Gobierno que había dirigido la Refor-

ma, convocado las primeras elecciones

generales libres, impulsado el consenso

que presidió la elaboración y aprobación

de los Pactos de la Moncloa y abierto el

camino para la redacción del texto cons-

titucional, me tocó firmar la remisión de

la Constitución al Boletín Oficial del Es-

tado. Con este mandato de inserción en

el BOE terminaba una ingente tarea y

empezaba otra no menos importante: el

desarrollo y la aplicación de la Carta

Magna‖.

Y por último, la valiente y decidida

intervención cuando el 10 de septiem-

bre de 1976 presentó a los altos man-

dos militares de los tres ejércitos la Ley

para la Reforma Política:

―La Democracia deber ser obra de

todos los ciudadanos y no obsequio,

concesión o imposición, cualquiera que

sea el origen de ésta‖. Era una referen-

cia implícita pero clara en relación con

la Constitución que debía elaborarse por

las nuevas Cortes, surgidas del sufragio

universal‖.

Hoy nos duele su ausencia. Hoy nos

duele su ausencia, pero su ausencia no

es olvido. Suarez pertenece ya a la his-

toria y pervivirá en nuestra memoria.

Sería deseable que su recuerdo sirviera

de acicate para resolver alguno de los

muchos problemas que aquejan a los

españoles. Eso sería el mejor homenaje.

Hoy nos duele su ausencia

Javier Moscoso Del Prado y Muñoz,

presidente del Consejo de Redacción de Thomson Reuters Aranzadi

El gran mérito del pueblo

español fue el de asumir ese

ánimo que transmitía Adolfo

Suárez y hacerlo suyo

99

THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

C onocí a Adolfo Suárez el día 7 de

julio de 1976. Me llamó para que

fuera a su casa a las cinco de la

tarde, utilizando los servicios de un amigo

común; al día siguiente, 8 de julio, juré

como Ministro de Educación y Ciencia en

aquel su primer Gobierno que, en muy

poco tiempo, aprobó la ley para la reforma

política. Traigo aquí este recuerdo porque

en aquel primer encuentro me expuso

prácticamente todo lo que se proponía

hacer para el cambio político. Hablamos

largo rato. Entonces pude percibir ya su

gran calidad humana y sus virtudes políti-

cas.

Ya entonces advertí su condición de

hombre de Estado y el sentido humano

de las cosas, algo que no se da en la

medida deseada en nuestra actual convi-

vencia política. La idea de Adolfo Suárez

que entonces me formé tuvo su respues-

ta adecuada en el tiempo de mi colabo-

ración con él como Ministro.

Para un estudioso del Derecho como

yo, siempre fue muy grato ver el respeto

del ordenamiento jurídico que siempre

presidió su actuación y el buen sentido

de la relación humana que siempre ador-

nó su conducta, ―¡qué acierto y qué gran

acierto!‖ la decisión del Rey al designarle

La historia no olvidará su nombre

Presidente del Gobierno en aquellos días

de ―¡qué error, qué inmenso error!‖ ensa-

yado por uno de los políticos de reconoci-

da cultura.

La historia no olvidará su nombre. Al

fin, la mayoría de nuestro pueblo comen-

ta con gratitud lo que significó la obra de

Adolfo Suárez. Se nos ha ido una de las

grandes figuras del siglo XX español y

quedará para siempre su corazón de ami-

go, su afecto esencial y su buen hacer. Y

que Dios te premie, Adolfo, todo lo que

has hecho por esta España nuestra a la

que tanto amaste.

Adolfo Suárez, abogado Antonio Garrigues Walker, Presidente de Garrigues

Aurelio Menéndez, Catedrático de Dº Mercantil y Presidente de Honor de Uría Menéndez

D espués de dejar la política en

1991, Adolfo Suárez abrió un

despacho de abogados en Antonio

Maura 4. Nosotros estábamos en el 16 de

la misma calle y esa cercanía me permitió

coincidir con él con alguna regularidad. En

esos encuentros hablamos de temas muy

diversos incluyendo el de los problemas

de una firma de abogados. Me sorprendió

su curiosidad en conocer algunos detalles

y su reacción de sorpresa cuando yo le

explicaba por ejemplo que en las firmas

grandes los hijos de los socios no podían

aspirar a entrar porque se plantearían

cuestiones muy sensibles.

Yo no aspiro, me dijo, a competir con

vosotros ni con nadie, pero soy abogado y

quiero ejercer la profesión. ―Serás –le

respondí- un terrible competidor y crece-

rás como la espuma‖.

Pero él nunca dejó de ser un político.

Era lo único que le interesaba. Lo único

que le merecía la pena. Se le notaba la

tristeza de quedar al margen. La amar-

gura del trato que había recibido. Su

cansancio vital.

Durante su Presidencia (1976/1981) mi

relación y la relación del despacho fue

siempre correcta. Tuvimos frecuente-

mente contactos con él y su equipo sobre

todo en relación con inversiones extran-

jeras que en esa época fue muy impor-

tante como consecuencia entre otros

factores de la inversión de Ford en 1974.

Los pactos de la Moncloa de 1977 tam-

bién fueron muy decisivos en ese sentido

y recuerdo que le envié una carta felici-

tándole por ese éxito espectacular.

Para la abogacía y para el mundo jurí-

dico, Suárez merece un especial recono-

cimiento pura y simplemente porque

recuperó el Estado de Derecho a través

de la Constitución de 1978. Será cosa

buena reconocérselo de forma especial y

buscar la ocasión adecuada para mani-

festar nuestro respeto y nuestra gratitud.

―Cuando me dijo que

aspiraba a ejercer la

profesión, le respondí que

sería un terrible competidor

y que crecería como la

espuma‖

1010

THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

Suárez es autor de la

vertebración de nuestro actual

sistema jurídico de derechos y

libertades

Adolfo Suárez, arquitecto de la democracia española

A dolfo Suárez, hombre de Estado y

de bien, brilla ya con luz propia en

la historia política y jurídica de

nuestro país como artífice de la Transi-

ción. Pieza angular de la reforma política

que permitió, sin ruptura, el tránsito de

la dictadura a la democracia es autor de la

vertebración de nuestro actual sistema

jurídico de derechos y libertades: el Esta-

do constitucional.

Adolfo Suarez político que conjugó, en

dosis extraordinarias, audacia, responsa-

bilidad, altura de miras y generosidad,

vislumbró la transición política desde el

primer momento con determinación, con

la adopción de decisiones difíciles y va-

lientes como la legalización de todas las

fuerzas políticas, base necesaria para la

construcción de nuestro actual sistema

democrático.

Nuestro actual Estado social y democrá-

tico de Derecho, tal y como lo conocemos,

con la supremacía de la Ley y el someti-

Emilio Cuatrecasas Figueras, Presidente de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira

miento de los Pode-

res Públicos a la

misma, la igualdad

de todos los ciuda-

danos, la tutela

efectiva de los Tri-

bunales de Justicia,

el principio de se-

guridad jurídica y el

régimen de liberta-

des que disfruta-

mos, podemos

considerarlo como un legado del Presi-

dente Suarez consagrado en la Constitu-

ción Española fruto de los principios de

diálogo y consenso de los que hizo gala,

durante toda su vida

En épocas recientes, donde se escu-

chan voces críticas a nuestro sistema

jurídico y, más concretamente, a nuestro

Texto Constitucional, se echa de menos

el talante abierto, respetuoso y abierto

con el que era capaz de poner de acuer-

do a personas de diferente filiación políti-

ca para conseguir el consenso necesario

sobre el que sustentar la convivencia. De

Adolfo Suárez hemos recibido el legado

de la libertad, de la tolerancia, la hones-

tidad y del dialogo, valores que en la

actual coyuntura de crisis económica y

política y a pesar de las muchas dificulta-

des, debemos reivindicar para hacer

realidad el espíritu de consenso que pre-

sidio la transición democrática y que

tantos frutos dio a España.

1111

THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

Una labor ingente en el campo jurídico

L a labor de Adolfo Suárez en el cam-

po jurídico se puede calificar de

ingente. De entre todas las decisio-

nes importantes que se aprobaron duran-

te su mandato presidencial, creo que son

tres las que se merecen una especial

mención y reconocimiento.

La primera de ellas, que puso la base

para las siguientes, fue la Ley para la

Reforma Política. Aprobada por las Cortes

en noviembre de 1976, solo cinco meses

después de que Adolfo Suárez fuera nom-

brado Presidente, y aprobada por referén-

dum en diciembre de ese mismo año, esta

Ley provocó un primer cambio político y

en el orden normativo absolutamente

fundamental. En esta Ley se recoge, por

ejemplo, la composición de las Cortes en

dos cámaras: el Congreso y el Senado;

que los Diputados del Congreso serán

elegidos por sufragio universal, directo y

secreto de los españoles mayores de edad

o que la potestad de elaborar y aprobar

las leyes reside en las Cortes, ya que la

función del Rey es sancionarlas y promul-

garlas. Esta norma, por sí sola, ya fue una

gran aportación, pero se completó, dos

años más tarde, con la promulgación de la

actual Constitución española.

El mayor logro, el mayor avance legisla-

tivo de Suárez, fue la promulgación de la

Carta Magna. Fue una Constitución que,

además de ser redactada por represen-

tantes de todos los colores del arco parla-

mentario, supuso una revolución en el

orden jurídico español, incluida su aplica-

ción directa por primera vez en nuestra

José Pedro Pérez-Llorca Socio Fundador de Pérez-Llorca; exministro con

Adolfo Suárez y uno los siete padres de la Constitución Española

sión, el Proyecto de Ley del Gobierno y la

Administración Central del Estado, el Pro-

yecto de Ley que regula las distintas moda-

lidades del referéndum y la Ley Orgánica

de la Administración del Estado y la Fun-

ción Pública.

Durante 1980 fueron otros tantos los

proyectos llevados al Congreso como, por

ejemplo, el Proyecto de Ley que regula la

objeción de conciencia al servicio militar y

la prestación social sustitutoria, el Proyecto

de Ley Orgánica de

Reforma del Código

Civil en materia de

matrimonio, que in-

cluía la regulación del

divorcio y se aprobaron

otras como le Ley Bási-

ca de Empleo, la Ley

Orgánica de Financia-

ción de las Comunida-

des Autónomas o la

Ley Orgánica de refor-

ma del Código de Jus-

ticia Militar, entre otras.

Suárez tuvo la capacidad de cambiar el

ordenamiento jurídico de entonces y de

hacerlo, por lo general, con consenso entre

los grupos parlamentarios, porque nunca

dispuso de mayoría. Por ello, es justo vol-

ver a calificar de ingente la obra de Adolfo

Suárez no solo en el cambio político sino en

la transformación del conjunto del ordena-

miento jurídico adaptado a la Constitución

democrática, a la nueva sociedad española

y a los más altos requerimientos de un

Estado de Derecho avanzado.

historia constitucional. Al igual que la Ley

para la Reforma Política, la Constitución

del 78 también fue refrendada por el

conjunto del electorado.

Un año más tarde, al constituirse el

primer gobierno constitucional en el que

desempeñé el cargo de Ministro de la

Presidencia, Suárez me encargó la prepa-

ración del Programa de Desarrollo Legis-

lativo de la Constitución. Tercera impor-

tantísima decisión de Suárez. Este pro-

grama legislativo

fue el primero en

desarrollarse bajo el

amparo de la norma

máxima, para lo

cual se creó una

Secretaría de Esta-

do ad hoc. Así, des-

de abril de 1979,

mes en el que se

llevó al Congreso

este Programa,

hasta final de año,

entraron en la Cámara baja 17 proyectos

de leyes orgánicas. La primera de las

normas llevadas al Congreso fue la Ley

Orgánica del Tribunal Constitucional, a la

que siguieron el Proyecto de Ley del Es-

tatuto de los Trabajadores, la Ley Orgá-

nica de Libertad Religiosa, la Ley Orgáni-

ca del Consejo General del Poder Judicial,

el Proyecto de Ley que regula las Bases

de la Defensa Nacional y la Organización

Militar, el Proyecto de Ley de Seguridad

Ciudadana, la Ley Orgánica del Código

Penal, el Estatuto de la Radio y la Televi-

Hijo de un procurador

De orígenes humildes, Adolfo Suárez era

hijo de un procurador de tribunales de

tendencia republicana y de un ama de

casa; se esforzó para licenciarse por libre

en Derecho

El apunte

La delegación de la Abogacía mostró ayer

su condolencias a Adolfo Suárez Illana,

abogado y miembro de la Comisión

Internacional del Consejo General

Abogacía Española que preside el decano

de Valencia, Mariano Durán

1212

THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

O bviamente no jugamos en nuestro

campo. Muchos de los contactados

son de la generación de Suárez y

tuvieron un pasado político compartido.

Nosotros lo vemos desde el ámbito profe-

sional y desde generaciones diversas. Des-

de esta perspectiva, por si puede servir

para el escrito final que presentemos haría

las siguientes consideraciones:

Todos los abogados de las generaciones

que alcanzamos la mayoría de edad tras la

aprobación de la Constitución somos per-

fectamente conscientes del régimen ante-

rior, pero seguramente por no haberlo

vivido, no podemos hacernos cargo de las

dificultades que el desmontaje del entra-

mado legal desarrollado por la Dictadura a

lo largo de décadas de ejercicio del poder

parecían representar. Basta leer las heme-

rotecas de la época para darse cuenta que

el sentir general al nombramiento de Suá-

rez como presidente del gobierno en julio

de 1976 fue de perplejidad y escepticis-

mo.

Frente a la posibilidad de hacer tabla

rasa con el viejo régimen, Suárez tripuló

con audacia desde el poder una estrategia

política que facilitó el encuentro de los

sectores menos inmovilistas de la dictadu-

ra con los que reclamaban la ruptura con

aquella tradición. Lo hizo saltando de ley

en ley y demostrando que en definitiva el

ejercicio pacífico del poder se ampara an-

tes que nada en la legitimidad de quien lo

ejerce. Suárez desmontó la dictadura para

ir al encuentro de aquella legitimidad y lo

consiguió. Pocos años antes del nombra-

miento de Suárez, los herederos del régi-

men proclamaban abiertamente la vigencia

y la inamovilidad de los Principios del

Movimiento, los mismos que cayeron en

pocos meses bajo la hábil dirección de

Suárez y a su capacidad para construir

un consenso sólido de españoles, unidos

por la necesidad de modernizar el país y

homologarlo con sus vecinos europeos.

Adolfo Suárez fue posiblemente el

hombre audaz que la situación requería,

una persona capaz de buscar el consen-

so, en un país poco habituado a buscar

grandes unanimidades y al trabajo en

cooperación. La culminación de aquel

proceso de acuerdos fue la Constitución

del 78, de la que solo quedaron exclui-

dos sectores muy minoritarios.

La particularidad de aquel cambio pro-

pició que el marco legal en el que debía

concretarse la norma fundamental se

realizase progresivamente a lo largo de

un período dilatado de tiempo. Este fac-

tor contribuyó sin duda a garantizar la

seguridad jurídica de los agentes sociales

que se habían habituado a desenvolverse

al amparo de la normativa del anterior

régimen, pero también retraso la efecti-

va incorporación del país a una realidad

plenamente democrática. Sectores am-

plios de los poderes del estado y en par-

ticular la magistratura quedaron en ma-

nos sustancialmente de las mismas per-

sonas que habían ejercido esas funciones

con él antiguo régimen.

Adolfo Suárez político hábil, estratega

capaz, hombre de derecho pero también

valiente, no tuvo tiempo de consolidar su

labor como estadista. Entonces como

ahora, el país sufría a contrapié el emba-

te de una crisis internacional con una

estructura económica desfasada. Suárez

tuvo que luchar contra esta grave situa-

ción económica en un ambiente de dete-

rioro de la convivencia y azotado por un

terrorismo sanguinario y miope, empe-

ñado en rearmar a los nostálgicos de la

situación anterior.

Paulatinamente el legado de Suárez se

ha ido consolidando. El proceso de inte-

gración europea, impulsado en su manda-

to y culminado con la adhesión han hecho

el resto. El régimen democrático está

asentado en España, pero la legitimidad

que amparó el régimen resultante de la

Constitución del 78 está puesta en entredi-

cho por la progresiva alienación de la reali-

dad democrática a las reivindicaciones que

desde diversas perspectivas vienen reali-

zando numerosos sectores de nuestra

sociedad. Suárez fue capaz a finales de los

70 de escuchar el clamor popular y de

convertir en ley muchas de las reivindica-

ciones que la sociedad reclamaba. Supo

también abrir una ventana de generosidad

o si se quiere de explotar el temor de los

poderes fácticos de toda índole, para in-

tentar hacer de España una sociedad más

abierta e inclusiva. En estos momentos de

tanta división parece importante recordar

ese legado y el muy importante logro que

Suárez consiguió a través del dialogo, la

búsqueda de acuerdos y la renuncia prag-

mática a la estricta aplicación de las nor-

mas fundamentales del franquismo, como

condición previa para facilitar una nueva

legitimidad democrática. La evolución co-

mo condición indispensable para la estabi-

lidad, el consenso amplio como forma de

conseguir esta evolución, estas son de

nuestra perspectiva las principales aporta-

ciones del legado de Adolfo Suárez a quien

desde estas líneas queremos dedicar un

homenaje de gratitud.

Adolfo Suárez y su legado al Derecho

Hugo Écija Bernal y Gabriel Nadal Vallve,

socios-directores de Écija Abogados

Suárez fue capaz a finales de

los 70 de escuchar el clamor

popular y de convertir en ley

muchas de las reivindicaciones

que la sociedad reclamaba

Hugo Écija. Gabriel Nadal.

1313

THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

Hombre de Estado, persona ejemplar

Gonzalo Ulloa, presidente de Gómez-Acebo & Pombo

Manuel Martín, socio director de Gómez-Acebo & Pombo

H a hecho falta que nos dejara para

ser testigos de la unanimidad que

despierta su figura. Sabíamos,

desde hace ya bastante, que con el paso del

tiempo la historia sabría poner en el alto

lugar que les corresponde tanto a nuestro

monarca como a Adolfo Suárez. Hoy todos

lloramos la muerte del primer presidente

del Gobierno de la última restauración de-

mocrática, pero más allá de ello, de lo que

nos lamentamos es de la pérdida de las

muchas cualidades que en él veíamos y que

hoy echamos de menos en nuestra socie-

dad. Y eso le engrandece aún más si cabe.

La perspectiva histórica ayuda a que per-

sonas públicas de relieve —Suárez obvia-

mente fue una de ellas— puedan ser anali-

zadas y recordadas desde los prismas más

diversos. Desde el punto de vista profesio-

nal, Adolfo Suárez encarnó todas las virtu-

des del político por antonomasia. Además

de ser un hombre discreto, valiente, educa-

do, comprometido, luchador, estratega y

profundamente empático, supo ser un hom-

bre de Estado que dedicó su vida entera a

la política. Solo los problemas salud, que en

un primer momento afectaron a lo más

querido de su familia y que luego experi-

mentó en carne propia, consiguieron ale-

jarle de la primera línea política.

Como buen castellano, era austero y

poco dado al boato. Su talante era senci-

llo, y los que tuvimos ocasión de conocerle

personalmente sabemos que era una per-

sona tremendamente próxima, además

de ser un excepcional orador y un enorme

comunicador. Nadie le ganaba en la dis-

tancia corta. Su empresa no fue nada

fácil. Prefirió la reforma a la ruptura y en

esa fórmula muchos de nosotros, jóvenes

estudiantes universitarios a mediados de

los setenta, depositamos nuestra esperan-

za para la construcción de los cimientos

de un nuevo estado democrático. Hoy

Suárez aúna ese éxito conjunto de los

españoles.

Gómez-Acebo & Pombo llevaba varios

años desarrollando su labor profesional

cuando Adolfo Suárez asumió la Presiden-

cia del Gobierno con una clara idea de

convertir a España en un Estado de Dere-

cho, homologable al resto de nuestros

socios europeos. Para un despacho de

abogados como el nuestro —con proyec-

ción internacional desde su fundación—

poder incorporarse a la normalidad demo-

crática era esencial.

El Adolfo Suárez abogado tuvo dos clien-

tes principales a los que siempre defendió:

el Estado y el Gobierno. Distinguiendo cla-

ramente la labor en uno y otro. Buscaba el

consenso, como hacen los abogados en

defensa de los intereses de su cliente. De-

fendía el acuerdo antes que la confronta-

ción. Fue un hombre de pactos, como los

buenos abogados. Hoy todos los líderes

políticos sin excepción hacen suya la figura

de Adolfo Suárez. Esto pone de manifiesto

que fue alguien excepcional, capaz, una vez

más, en el último momento, de llevar al

consenso a todos.

Se le va a echar de menos como hombre

de Estado y como persona ejemplar que

fue. Y nos atreveríamos a decir que, según

vaya pasando el tiempo, cada vez más.

Manuel Martín (izda.) y Gonzalo Ulloa.

Nunca quiso un despacho lobbysta

Ernesto Jiménez Astorga, Presidente Aguilar & Astorga Abogados

C onocí a Adolfo Suárez a comienzos

de 1981 cuando alejado temporal-

mente de la política activa, decidió

establecer un despacho, la firma Adolfo Suá-

rez Abogados, en la Calle Antonio Maura nº4

de Madrid. Me llamó para que ayudase en el

proyecto y a partir de ese momento mis

relaciones con Adolfo Suárez de una u otra

manera se han mantenido hasta el día de

hoy. Pues como persona me sedujo y me

hizo suyo. De Adolfo Suárez como abogado

decir que supo rodearse desde el inicio mis-

mo de la actividad del despacho de un exce-

lente y muy competente equipo profesional.

Nombres ilustres que habían realizado una

significativa actividad pública le acompañaron

en el proyecto y todos ellos recuperaron su

lado jurídico y profesional, dedicando tesón y

esfuerzo para la creación del despacho. El

propio Adolfo Suárez era un hombre meticu-

loso y siempre que se aproximaba un cliente

quería conocer, primero, de las característi-

cas empresariales y humanas del cliente,

de manera tal que si siquiera barruntaba

algo inusual o consideraba que acudían al

despacho atraídos por su condición política,

las más de las veces, por no decir siempre,

rechazaba al cliente, con gran disgusto por

nuestra parte que veíamos pasar una exce-

lente oportunidad y, en segundo lugar, una

vez que se aceptaba el cliente, sobre todo

aquellos significativos, quería estar infor-

mado y así lo exigía de sus colaboradores,

lo que nos obligaba a un esfuerzo, ya que

cuando despachabas con él, era crítico,

brillante y meticuloso y pedía y quería co-

nocer de la problemática, de las alternati-

vas y de las decisiones a proponer.

Ni que decir tiene que cuando asistía a

las reuniones, de una u otra manera, era

quien marcaba las pautas. Preocupaba

mucho a Adolfo Suárez que su despacho

pudiere ser encasillado como de relaciones

o ―lobbysta‖.

De ahí que su vocación inicial, que todos

compartíamos, fuese desarrollar un despa-

cho estrictamente jurídico –hay que recordar

que Adolfo muchos años atrás colaboró en el

mundo diario de los Tribunales en un despa-

cho de la Procura- cuando, además, en

aquellas fechas todos entendíamos que era

el momento propicio para la creación de

excelentes firmas jurídicas, de lo que España

es buen ejemplo.

Ah, eso sí, un reproche. Adolfo Suárezo

tenía mucho sentido de los honorarios. Cos-

taba a veces convencerle de que había que

cobrar y suficientemente, tanto por la enjun-

dia como por la cuantía del asunto. No se le

convencía fácilmente y discutíamos. Encau-

zado el proyecto profesional, perdió fuerza

porque decidió seguir en la política activa con

el CDS y siempre, como persona honesta

que era, tuvo claro que tus esfuerzos han de

dedicarse a aquello que te ocupa y a él vol-

vió a ocuparle la política activa.

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THOMSON REUTERS Newsletter Especial Adolfo Suárez

Informe sobre la reforma fiscal

Una vida política resumida en sus 10 frases más célebres

1. "Elevar a la categoría política de normal, lo que a nivel de calle es

plenamente normal"

En su primer discurso televiso el 9 de junio de 1976, siendo entonces ministro de Movimiento

del Gobierno de Arias Navarro.

3. "Pertenezco por convicción y talante a una mayoría de ciudadanos que

desea hablar un lenguaje moderado, de concordia y conciliación"

Así se definía Suárez en un discurso en TVE en el año 1976, el día en el que fue elegido

Presidente, el día 6 de julio.

3. "El futuro del pueblo no está escrito, porque solo puede escribirlo el pueblo"

Durante la presentación del Proyecto de Ley de Reforma Política en noviembre de 1976.

4. "Quienes alcanzan el poder con demagogia terminan haciéndole pagar al

país un precio muy caro"

Con esta frase cerró uno de sus últimos discursos durante la campaña electoral de 1977.

5. "Puedo prometer y prometo..."

Es quizá su frase más célebre, que repitió incansablemente durante su discurso previo

a las elecciones que se celebraron en España en 1977.

6. "Un político no puede ser un hombre frío"

En una entrevista en 1980 definía lo que él consideraba ser político.

7. "Brindo por el pueblo español, esperando que tenga unos dirigentes

mejores que los que actualmente posee"

Sorprendió con esta frase durante su mensaje de Navidad de 1980.

8. "Mi marcha es más beneficiosa para España que mi permanencia en la Presidencia"

Discurso en el que anunció su dimisión el 29 de enero de 1981.

9. "La vida siempre te da dos opciones: la cómoda y la difícil. Cuando

dudes, elige siempre la difícil, porque así siempre estarás seguro de

que no ha sido la comodidad la que ha elegido por ti"

Con estas palabras se dirigía Suárez al periodista Luis Herrero durante una entrevista.

10. " Hay algo que ni siquiera Dios pudo negar a los hombres: la libertad"