Actas del I Congreso de la REF. Vol. II

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Los retos de la Filosofía en el siglo XXI Actas del I Congreso internacional de la Red española de Filosofía Volumen II

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Los retos de la Filosofía en el siglo XXI. Actas del I Congreso internacional de la Red española de Filosofía, celebrado en la Universitat de València del 3 al 5 de septiembre de 2014. Volumen II.

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ndice Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 1-5.1 Los retos de la Filosofa en el siglo XXIActas del I Congreso internacional de la Red espaola de Filosofa Volumen II ndice Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3,Vol. II (2015):13-24.2 Red espaola de Filosofa (REF) Paseo Senda del Rey 7, 28040 Madrid http://redfilosofia.es Publicacions de la Universitat de Valncia (PUV) Arts Grfiques 13, 46010 Valncia http://puv.uv.es Primera edicin: octubre 2015 ISBN: 978-84-370-9680-3 ndice Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 1-5.3 Los retos de la Filosofa en el siglo XXI Actas del I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaCoordinacin general Antonio CAMPILLO y Delia MANZANERO Coordinacin de los volmenes J uan Manuel ARAGUS, Txetxu AUSN, Fernando BRONCANO, Antonio CAMPILLO, Neus CAMPILLO, Cinta CANTERLA, Cristina CORREDOR, J ess M. DAZ, Catia FARIA, Anacleto FERRER, Delia MANZANERO, Flix GARCA MORIYN, Mara J os GUERRA, Asuncin HERRERA, J oan B. LLINARES, J os Luis MORENO PESTAA, Carlos MOYA, Eze PAEZ,J orge RIECHMANN, Roberto RODRGUEZ ARAMAYO, Concha ROLDN, Antoln SNCHEZCUERVO, J avier SAN MARTN, Marta TAFALLA, Pedro J ess TERUEL y Luis VEGA Volumen II Seccin temtica 1Antropologa filosfica y teora de la cultura Coordinacin J oan Bautista LLINARES(Universitat de Valncia) y J avier SAN MARTN (UNED) Publicacions de la Universitat de Valncia Valncia, 2015 ndice Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3,Vol. II (2015):13-24.4 ndice Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 5.5 NDICE Pginas ANTROPOLOGA FILOSFICA Y TEORA DE LA CULTURA Vida buena, armona y buen vivir. Aristteles en Ecuador 7-20Aurelio DE PRADA GARCA El eterno marido que no saba amar. Un parsito del deseo en la21-33novelstica de DostoievskiLorena RIVERA LEN Antropologa filosfica y literatura: Acaso esto es un hombre? 35-49Los testimonios de la experiencia totalitaria y la conceptualizacin de lo humano Joan B. LLINARES La actualidad de la antropologa fenomenolgica y la posibilidad de la51-58filosofa Luisa Paz RODRGUEZ SUREZ Antropologa filosfica y fenomenologa: reto, necesidad, problema59-69Marcela VENEBRA MUOZ La interculturalidad como gnesis de la filosofa. Comentario al71-82antepenltimo texto de HusserlJavier SAN MARTN SALA Antropologa filosfica y filosofa antropolgica en la obra de83-96Charles Taylor, La reflexin filosfica como proyecto vital Sonia Ester RODRGUEZ GARCA Diagnstico y paradojas de la cultura y el mundo contemporneo97-109segn R. Girad Agustn MORENO FERNNDEZEntre la Filosofa y la Criminologa. Aportes interdisciplinares 111-120para la prognosis de los atentados terroristas de inspiracin islmica Francisco Javier CASTRO TOLEDO ndice Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3,Vol. II (2015):13-24. 6 Aurelio DE PRADA GARCA Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 7 Vida buena, armona y buen vivir Aristteles y Confucio en Ecuador Aurelio DE PRADA GARCA Universidad Rey J uan Carlos Elbuenvivirrequerirquelaspersonas, comunidades,pueblosynacionalidadesgocen efectivamentedesusderechos,yejerzan responsabilidadesenelmarcodelainterculturalidad, delrespetoasusdiversidades,ydelaconvivencia armnica con la naturaleza. Constitucin de la Repblica de Ecuador, art 275. Sumario:1.-Introduccin.2.-Vidabuena3.-Armona4.-Buenvivir.5.-Amodode conclusin: Un dilogo necesario. 1.- Introduccin La filosofa es, sin duda, una de las mayores conquistas, invenciones, descubrimientos de la tradicin occidental. Una conquista que, en esta era de la globalizacin, a principios del sigloXXI,tienecomounodesusprincipalesretoseldeestablecerundilogocon invencionesdeotrastradicionesculturalesnoestrictamentefilosficasque,sinembargo, puede ser sumamente fructfero a la hora de enfrentar problemas globales como el cambio climtico, los derechos humanos o nuevas formas de organizacin poltica y social. Y ello tanto ms cuanto que, a veces, son esas otras tradiciones culturales las que, ms o menos implcitamente, reclaman dicho dilogo al defender concepciones que, de un modo u otro, remiten a la filosofa. Tal es el caso, por ejemplo, de la vigente Constitucin del Ecuador en cuyo artculo 275 se menciona expresamente el principio del buen vivir. Algo que remite casi inmediatamente a la vida buena, concepto que, como es bien sabido, resulta central en la filosofa prctica aristotlica. Vida buena, armona y buen vivir Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 8 Ahora bien, no es slo Aristteles; no es slo la filosofa aristotlica la reclamada, ms o menos expresamente, en la vigente constitucin del Ecuador sino que tambin se apela, ms o menos implcitamente, a otra tradicin cultural, no estrictamente filosfica por lo dems. Y en efecto, la idea de armona, de convivencia armnica con la naturaleza, recogida asimismo en la cita que encabeza estas lneas, resulta central en la filosofa-poltica-religin que est en la base de la civilizacin china: el confucianismo. As las cosas, dado que la filosofa aristotlica y el confucianismo estaran, de un modo u otro, presentes en la vigente Constitucin de Ecuador; dado que, por as decirlo, Aristteles y Confucio estn hoy por hoy en Ecuador, en las pginas siguientes analizaremos en primer lugar sucintamente la concepcin de la vida buena en Aristteles; luego la idea confuciana de armona y en tercer lugar la llamada filosofa andina que subyace al reconocimiento de losderechosdelaNaturaleza,laPachamama,yalbuenviviryquehabrallevadoa Aristteles y Confucio al Ecuador. Finalmente,paraconcluir,esbozaremosunposibledilogoentreesastrestradiciones culturales que, desde luego, habra de incluirnos tambin a nosotros, individuos del siglo XXI, con nuestro propio horizonte de praxis. Un horizonte a fundir, ciertamente, con el de esas tradiciones1. 2.-Vida buena Nopareceprecisoinsistirenque,porrazonesdeespacioyporsersuficientemente conocida, no procede abordar aqu una caracterizacin general de la filosofa aristotlica2. S resulta preciso, sin embargo y en lo que nos importa, recordar los hitos fundamentales de su concepcindelavidabuena,lavidafeliz.Untemacentraldesufilosofaprctica entendiendo por sta, como es bien sabido, la que no es meramente terica sino que afecta a la accin:Elpresentetratadonoestericocomolosotros,puesnoinvestigamosparasaber qu es la virtud, sino para ser buenos.3 Una filosofa prctica que, como asimismo es bien sabido, se divide en dos grandes apartados interrelacionados: el tico o mejor las cuestiones relacionadas con el carcter4y el polticoenelquedichascuestionesrelacionadasconelcarcterdesembocancomose refleja en los primeros prrafos de la tica a Nicmaco: Todoarteytodainvestigacinydelmismomodotodaaccinyeleccinparecen tender a algn bien; por esto se ha dicho con razn que el bien es aquello a que todas las cosas tienden. Pero parece que hay alguna diferencia entre los fines, pues unos son 1 Forma parte de la verdadera comprensin el recuperar los conceptos de un pasado histrico de manera que contenganalmismotiemponuestropropioconcebir.Esloqueanteshemosllamadofusindehorizontes". GADAMER, H. G., Verdad y mtodo, vol. L,Sgueme, Salamanca 1977, p. 453 2 Al respecto, vid., entre otros, BARNES, J ., Aristteles, Ctedra, Madrid 1999; DRING, I.,Aristteles: Exposicin e interpretacin de su pensamiento, UNAM, Mxico 2005; J AEGER, W., Aristteles, bases para la historia de su desarrollo intelectual. FCE, Madrid 1983 y ROSS, Aristteles, Charcas, Buenos Aires 2005 3 ARISTTELES, tica a Nicmaco, 1103 b Centro de Estudios constitucionales. Madrid 1981, p. 20. 4 El propio Aristteles se refiere a sus tratados como ethika y la transliteracin de esa palabra griega da el ttulo de tica.Pero el trmino griego significa cuestiones relacionadas con el carcter, y un ttulo mejor sera Sobre cuestiones de carcter. BARNES, J ., Aristteles, cit., p. 129 Aurelio DE PRADA GARCA Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 9 actividadesylosotros,apartedestas,ciertasobras;enloscasosenlosquehay algunosfinesapartedelasacciones,sonnaturalmentepreferibleslasobrasalas actividades.Perocomohaymuchasacciones,artesycienciasresultantambin muchos los fines Y en todas aquellas que dependen de una sola facultad los fines de las principales son preferibles a los de las subordinadas, ya que stos se persiguen en vista de aqullos Si existe pues, algn fin de nuestros actos que queramos por l mismo y los dems por l,y no elegimostodoporotra cosa pues as se seguira hasta el infinito, de suerte que el deseo sera vaco y vano- es evidente que ese fin ser lo bueno y lo mejor. Y as notendrsuconocimientograninfluenciasobrenuestraviday,comoarquerosque tienenunblanconoalcanzaremosmejorelnuestro.Siesashemosdeintentar comprenderdeunmodogeneralculesyaculdelascienciasofacultades pertenece. Parecera que ha de ser la ms principal y eminentemente directiva. Tal es manifiestamente la poltica.5 Se trata, pues, de saber cul es el bien al que tendemos que no es sino el bien al que la poltica tiende. Un bien sobre cuyo nombre casi todo el mundo est de acuerdo si bien no sobre qu sea: puestoquetodoconocimientoytodaeleccintiendenaalgnbiendigamoscul esaquelalquelapolticaaspirayculeselsupremoentretodoslosbienesque puedenrealizarse.Casitodoelmundoestdeacuerdoencuantoasunombre,pues tanto la multitud como los refinados dicen que es la felicidad y admiten que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz. Pero acerca de qu sea la felicidad, dudan y no lo explican del mismo modo el vulgo y los sabios. 6 Se trata, en suma, de saber en qu consiste la felicidad, la eudaimonia; trmino sobre cuyatraduccinconvienehaceralgunaprecisinyaque,aligualqueeldetica,no coincide exactamente con nuestra felicidad: eudaimonia no se refiere a un estado mental de euforia, como parece indicar la palabra felicidad: ser eudaimon es florecer, hacer un xito de la propia vida.7 Sea de ello como fuere, a la hora de saber en qu consiste la eudaimonia, Aristteles opta por examinar las diversas clases de vida:Noparecesinraznentenderelbienylafelicidadsegnlasdiferentesvidas.La masaylosmsgroseroslosidentificanconelplacer;yporesoamanlavida voluptuosa, -pues son tres los principales modos de vida: la que acabamos de decir, la polticayentercerlugarlateortica-.Loshombresvulgaressemuestran completamenteservilesalpreferirunavidadebestiasperotienenderechoahablar 5 ARISTTELES, tica a Nicmaco, 1094 a, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1981, p 1-2. 6 ARISTTELES, tica a Nicmaco, cit. 1095 a, p. 3. 7 BARNES, J ., Aristteles, cit., p. 129 Vida buena, armona y buen vivir Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 10 porquemuchosdelosqueestnenpuestoselevadosseasemejanensuspasionesa Sardanpalo.Encambio,loshombresrefinadosyactivosponenelbienenlos honores, pues tal viene a ser el fin de la vida poltica. Pero parece que es ms trivial que la que buscamos, pues parece que est ms en los que conceden honores que en el honrado, y adivinamos que el bien es algo propio y difcil de arrebatar.8 Desechadas la vida voluptuosa y la poltica, solo resta analizar la vida teortica que se define a la vista de la funcin del hombre: la funcin del hombre es una cierta vida y sta una actividad del alma y acciones razonablesyladelhombrebuenoestasmismascosasbienyprimorosamenteycada uno se realiza bien segn la virtud adecuada; y si esto es as, el bien humano es una actividaddelalmaconformealavirtudysilasvirtudessonvariasconformeala mejoryalamsperfectayademsenunavidaentera.Porqueunagolondrinano hace verano y as tampoco hace venturoso y feliz un solo da o poco tiempo.Quedepuesdescritodeestamaneraelbien,yaqueacasosedebehacerbosquejo general antes de describirlo detalladamente.9 Aspues,elbienhumano,lobuenoparaelhombre,esunaactividaddelhombre conforme a la virtud, trmino castellano con el que se suele traducir el trmino griego arete, si bien de nuevo no sera esa la traduccin ms exacta: En cuanto a aret, la palabra significa algo parecido a bondad o excelencia. Aristteles puede hablar de la arete de un argumento o de un hacha tanto como de la de un hombre. La arete humana es la excelencia humanalo que es ser un buen serhumanoysloestenrelacinindirectaconloquenosotrosconsideramos virtud.10 Aslascosas,laespecificacindelbienhumano,delavidabuena,deloquehaceal hombre ser un buen ser humano exige el examen de la virtud humana y ms en concreto, la referida no al cuerpo sino al alma: Puestoquelafelicidadesunaactividaddelalmasegnlavirtudperfecta,hayque tratardelavirtud,puesacasoasconsideraremosmejorloreferentealafelicidad. Acercadelavirtudesevidentequehemosdeinvestigarlahumanayaquetambin buscbamos el bien humano y la felicidad humana. Llamamos virtud humana no a la del cuerpo sino a la del alma.11 8 ARISTTELES, tica a Nicmaco, cit. 1095 b, p. 4. 9 ARISTTELES, tica a Nicmaco, cit. 1098 a, p. 9 10 BARNES, J ., Aristteles, cit., p. 129 11 ARISTTELES tica a Nicmaco, cit. 1102a, p.16 Aurelio DE PRADA GARCA Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 11 Y, dentro de la virtud referida al alma, tanto la de la parte racional como la que participa de la razn aunque sea de forma secundaria: Peroloirracionalesdoblepueslovegetativonoparticipaenmodoalgunodela razn, pero lo apetitivo y en general, desiderativo, participa de algn modo en cuanto le es dcil y obediente Y si hay que decir que esto tambin tiene razn, lo que tiene raznserdoble,deunladoprimariamenteyensmismo,deotraparte,comoel hacer caso del padre. Tambin la virtud se divide de acuerdo con esta diferencia pues decimos que unas son dianoticas y otras ticas y as la sabidura, la inteligencia y la prudencia son dianoticas; la liberalidad y la templanza, ticas pues si hablamos del carcternodecimosquealguienessabioointeligentesinoqueesamableo morigeradoytambinelogiamosalsabioporsuhbitoyaloshbitosdignosde elogio los llamamos virtudes.12 Un anlisis de las virtudes, ticas y dianoticas, en el que, por las razones esgrimidas ms arriba,noprocede entrarsibien esprecisorecordar ladefinicindevirtudalaquellega finalmente Aristteles: Es, por tanto, la virtud un hbito selectivo que consiste en un trmino medio relativo anosotros,determinadoporlaraznyporaquelloporlacualdecidiraelhombre prudente.13 Pudierapensarsequeconestoyahemosrecordadoloshitosfundamentalesdela concepcin aristotlica de la vida buena, la vida feliz, la que hace al hombre ser un buen ser humano pero no es ocioso volver a recordar que esa vida buena humana es slo posible en la plis:, Lacomunidadperfectadevariasaldeaseslaciudadquetieneporasdecirlo,el extremo de toda suficiencia y que surgi por causa de las necesidades de la vida pero existe ahora para vivir bien.14 Y es que como se seal, ms arriba, el hombre es, para Aristteles, un animal poltico: De todo esto resulta, pues, manifiesto que la ciudad es una de las cosas naturales y que el hombre es por naturaleza un animal poltico y que el apoltico por naturaleza y no por azar es mal hombre o ms que hombre.15 Dichoenotrostrminos,elbiendelapliseselmismoqueeldecadaunodesus miembros, slo que ms grande y ms perfecto: Ypuestoquelapolticasesirvedelasdemscienciasprcticasylegislaadems qu se debe hacer y de qu cosas hay que apartarse, el fin de ellas comprender el de las dems ciencias, de modo que constituir el bien del hombre, pues aunque el bien de cada uno y el de la ciudad sean el mismo, es evidente que ser mucho ms grande y 12 ARISTTELES, tica a Nicmaco, cit. 1103a, p. 18. 13 ARISTTELES, tica a Nicmaco, cit. 1107 a, p 26. 14 ARISTTELES, Poltica, Instituto de Estudios Polticos, Madrid 1970, 1252b, p. 3 15 ARISTTELES, Poltica, 1253a, p. 3-4. Vida buena, armona y buen vivir Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 12 msperfectoalcanzarypreservareldelaciudad;porqueciertamente,yaes apetecible procurarlo para uno solo, pero es ms hermoso y divino para un pueblo y para ciudades.16 De modo que: tampocodebepensarsequeningnciudadanoseperteneceasmismosinoque todos pertenecen a la ciudad, puesto que cada uno es una parte de ella y el cuidado de la parte debe naturalmente orientarse al cuidado del todo.17 Con todo lo cual, ya tenemos una caracterizacin sucinta de la concepcin de la vida buena, la vida humana buena, la que hace al hombre ser un buen ser humano y que slo es posible dentro de la plis, de la plis buena, la plis feliz: Consideraremosahoracules la mejor forma de gobierno y cul es la mejor clase de vida para la mayora de las ciudades y para la mayora de los hombres, sin asumir unniveldevirtudqueestporencimadelaspersonasordinarias,niunaeducacin querequieradecondicionesafortunadasdenaturalezayrecursos,niunrgimena medida de todos los deseos, sino una clase de vida tal que pueda participar de ella la mayoradeloshombresyunrgimenqueestalalcancedelamayoradelas ciudades.Porquelasllamadasaristocracias,dequeacabamosdehablar,unascaen fueradelasposibilidadesdelamayoradelasciudadesyotrassonprximasala llamada repblica, y por ello debe hablarse de ambas como de una sola. La decisin sobre todas estas cuestiones se funda en los mismos principios elementales. En efecto, sisehadichoconraznenlaticaquelavidafelizeslavidasinimpedimentode acuerdo con la virtud y que la virtud consiste en un trmino medio, necesariamente la vidamediaserlamejor,porestareltrminomedioalalcancelamayora. Yestos mismoscriteriossernnecesariamentelosdelavirtudomaldaddelaciudadydel rgimen porque el rgimen es la forma de vida de la ciudad.18 3.- Armona Hastaaqu,porrazonesdeespacioysuficienteconocimiento,nohemoshechouna caracterizacingeneraldelafilosofaaristotlica,limitndonosarecordarloshitos fundamentalesdesuconcepcindelavidabuena. Ahorabien,noparecequeocurralo mismo con la otra tradicin cultural reclamada, de un modo u otro, por la vigente constitucin de Ecuador: el confucianismo. Una filosofa-religin-poltica que es mucho menos conocida por lo que hemos de hacer antes de nada una caracterizacin general de la misma.No slo eso pues, -a diferencia de lo ocurrido con el anlisis de la concepcin aristotlica de la vida buena en el que apenas si hemos hecho algunas puntualizaciones de detalle a lo hora de manejar algunos trminos-, en relacin a la caracterizacin general del confucianismo hemosdeatenderunacuestinmetodolgicaqueobligaaanalizarlotalycomoaparece expresado en chino y ello porque con las traducciones a lenguas alfabticas se pierde gran 16 ARISTTELES, tica a Nicmaco, cit., 1094b, p. 2. 17 ARISTTELES, Poltica, cit. 1337a, p. 149. 18 ARISTTELES, Poltica, cit. 1295a, p.187. Aurelio DE PRADA GARCA Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 13 parte de su universo semntico. Algo que puede verse inmediatamente a partir de los propios caracteres chinos , r ji que se vierten al castellano como confucianismo o escuela de los letrados. Ciertamente podramos traducir sin mayores problemas por escuela el segundo carcter, ,ji/ casa, pues es una composicin de sh /cerdo (se pueden imaginar fcilmente la cabeza, las patas y la cola) debajo de boga/ cobertizo, techo: el cerdo bajo el techo, o sea, la casa, el hogar19, los que estn reunidos bajo el cerdo colgado del techo y desde ah, escuela, los que se renen alrededor de un maestro, pero no resulta tan fcil traducir el primero de esos caracteres. Literalmente habra que traducir el carcter r no como letrado sino como hombre que invoca la lluvia para las plantas que acaban de brotar de la tierra20, dado que se compone de otros tres caracteres: rn/ hombre, y / lluvia (se pueden ver las nubes, las gotas de aguayunrelmpago)sobreelcarcterer/plantarecinbrotadadelatierra(esfcil imaginar las races, el suelo, el tallo y una hoja recogiendo el agua de la lluvia), de modo que cabra traducir el carcter completo como el hombre o mejor, ya que el chino no distingue entre singular y plural y se trata de una escuela , los hombres que invocan la lluvia para las plantas que acaban de brotar de la tierraTraduccin que, por lo dems, no quedara ah, pues con una mnima traslacin de sentido y dado que la lluvia es necesaria para las plantas recin brotadas de la tierra21, estaramos hablando de los hombres necesarios22 para que haya lluvia para las plantas recin brotadas. Los hombres necesarios, pues, natural y socialmente, si es que cabe hablar as, en trminos clarosydistintos.Naturalmentenecesariosporquehacenquehayalluviaparalasplantas recin brotadas y socialmente necesarios por lo mismo, ya que las plantas son necesarias para la supervivencia de la sociedad. En otros trminos y con otra mnima traslacin de sentido, los hombres que armonizar h naturaleza y sociedad consiguiendo que haya un grano de arroz h para cada boca ku Aslascosas,sitradujramosporconfucianismo,estaramostergiversandopor completolaexpresinporcuanto,enchino,elnombredeConfucionofiguraenla denominacinde,porasdecirlo,suescuela,ysinosquedramosconlatraduccin escueladeletrados,perderamostodoeluniversosemnticoqueincorporalauninde hombre , lluvia y planta recin brotada , en un solo carcter y que lleva en un primer nivel de abstraccin a la idea de hombres necesarios natural y socialmente y luego, inmediatamente, a la idea de armona entre naturaleza y sociedad.Contodolocual,porunmnimorigormetodolgico,alahoradeexaminarel confucianismo, -trmino que seguiremos utilizando por comodidad y por su uso generalizado, sibienhadeentendersequeincorporalossignificadosqueacabamosdesealar-,resulta obligado analizar cada uno de los caracteres en los que se expresa esa religin, filosofa y 19 Para las traducciones de los caracteres chinos hemos utilizado: CEINOS, P., ManualdeEscrituradelos CaracteresChinos,Madrid,Miraguano,2006,LI,L.,TracingtherootsofChineseCharacters:500cases. Beijing, Beijing Language and Culture University Press, 1993 y McNAUGHTON. W. y YING, L., Reading& Writing Chinese. Traditional Character Edition. Singapore, Tuttle Publishing 1999. 20 Sobre la relacin de los /r con la danza ritual de oracin por la lluvia vid. XINGZHONG, Y., El confucianismo, Madrid, Cambridge University Press, 2001. p. 41. 21 CEINOS, P., Manual de Escritura de los Caracteres Chinos, cit. p.81 22 CEINOS, P., Manual de Escritura de los Caracteres Chinos, cit. 222. Vida buena, armona y buen vivir Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 14 poltica para recoger en la medida de lo posible todo su universo semntico. Confucianismovenimosdiciendoynodeltodobien,pues,-almargendeluniverso semnticoque,comoacabamosdever,incorporalaexpresin-,nohemossealadoque Confucio se consideraba un mero amante de los antiguos23 y que su enseanza se inscribe en unavisinpreviadelmundo24.Unmarcoprevioquehemosdeanalizar,pues,enprimer trmino. Algo que no resulta excesivamente complejo pues dicho marco figura an hoy en los templos confucianos.25 Estos caracteres pueden traducirse como cielo, tierra, rey, padres, maestros. Traduccin que, -segn las consideraciones metodolgicas hechas ms arriba-, no podemos aceptar sin antes examinar el universo semntico que cada uno de esos caracteres incorpora. Ahora bien, de nuevo por razones de espacio, hemos de remitirnos a la validacin que hemos hecho en otro lugar26. Pero no basta con la mera validacin de la traduccin pues, tales caracteres no son, por as decirlo, elementos previos que entran en relacin sino que, por el contrario, se constituyen como tales en su relacin, generando al tiempo la secuencia misma en la que se incluyen27. Ms an, la secuencia es dinmica, regenerndose continuamente, con lo cual hay un punto msimportantequelosdems:elcentral,elquepermiteeldinamismoconstantedela secuencia28. Con todo lo cual, en la serie cabra ver dos mundos: el natural, formado por el cielo y la tierra y el social, formado por la familia extensay los maestros .Dos mundos integrados por el punto central, por el rey, . el que sostiene con su mano el cetro, , inmediatamente debajo del cielo y la tierra, , mientras que con su boca, ,da rdenes, organiza, integrndolo en el continuo, el mundo social, .Podra pensarse que con lo anterior hemos agotado el anlisis del marco de pensamiento 23 CONFUCIUS, The Analects, Chinese-English edition, VII, 1 Taipei 2006. 24FOLCH,D.,LaconstruccindeChina.Elperodoformativodelacivilizacinchina,Barcelona, Pennsula/Atalaya, 2001. p. 138. 25 CHENG, F., La escritura potica china, Pretextos, Valencia, 2007, p. 29. 26 He analizado esa secuencia de caracteres en Entre confucianismo y derechos humanos: Individuo y rey. Cuadernos electrnicos de Filosofa del Derecho, n. 23, junio de 2011, p. 139-146 y con mayor detalle en Individuos y reyes, Madrid, Servicio de Publicaciones de la URJ C 2011, cap. 3. 27 Para el pensamiento chino, el concepto de relacin no es un simple lazo que se establece entre entidades antes distintas, sino algo que las constituye como tales; es constitutiva de los seres en su existencia y devenir. CHENG, A., Historia del pensamiento chino, cit., p. 37 28zhngmedio,centro,noesuntrminoslonominalsinotambinverbal;noslodesignala centralidad espacial que se ocupa sino la virtud dinmica y activa que corresponde a ese lugar: la de la flechaen el centro del blanco. Vid. CHENG, A.: Historia del pensamiento chino, cit., p. 38. Sobre la importancia de la idea de centro en la civilizacin china, baste recordar que China en chino es : el pas gu del centro zhng;elpassituadoenelcentroyconlavirtudcorrespondiente-,vid.Entreconfucianismoyderechos humanos: Individuo y rey, cit., p.142-144. Aurelio DE PRADA GARCA Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 15 previo en el que se inserta el confucianismo y que ya podemos pasar a analizar sus conceptos bsicos pero de nuevo esta conclusin resulta precipitada pues hasta aqu hemos procedido a dicho anlisis desde un punto de vista externo29, obviando el hecho de que esa secuencia es algo vivo, algo presente a los ojos de sus adeptos, de sus fieles, . Ms an, no se trata slo de una mera presencia viva sino de una que incluye, que religa, vinculando literalmente en la secuencia30 al fiel, al zhng: el que tiene el centro zhng en medio del corazn xn.Con todo lo cual, ahora s podemos completar nuestro anlisis del marco previo en el que se mueve el confucianismo incluyendo en l tambin al adepto, esto es: y pasar a analizar sucintamente las aportaciones que hace Confucio a dicho marco previo de pensamiento.Aportaciones que podemos identificar inmediatamente desde uno de los Cuatro libros delcanonconfuciano:lasAnalectascuyotemacentralesdefinirlascualidadesque correspondenal jnz,unaexpresinnoinventada porConfuciopuesyaapareceen textos anteriores designando a cualquier miembro de la nobleza31. Una vez ms, sin embargo, nopodemosconformarnosconesatraduccinsinoque,-cumpliendoconnuestros presupuestos metodolgicos-, hemos de examinar el universo semntico de esos caracteres.El primero de ellos, monarca, ya lo conocemos dado que es el que ocupa el centro de la serie,permitiendolainterrelacinyeldinamismodetodalasecuencia. En cuanto al segundo, z, puede traducirse sin mayores problemas por hijo, -hijo varn- ya que, -como se aprecia casi inmediatamente-, es el pictograma de un nio pequeo, un beb con los brazos extendidos y envuelto en paales. As las cosas, significa el hijo del rey, el prncipe, y desde ah, por extensin, noble, cualquier miembro de la nobleza. Ahorabien,elmeroexamendeluniversosemnticoincorporadoenesoscaracteresno permite aprehender por completo el nuevo sentido que Confucio, aun mantenindolo, da al trmino: cualquiera, con independencia del nacimiento, puede convertirse en , en hijo del rey, en prncipe, y ello por medio de la educacin adecuada32.Ese nuevo sentido se sigue plenamente atendiendo al contexto histrico en que Confucio utiliza la expresin:el tiempo inmediatamente anterior al caos de la poca de los Reinos Combatientes(463-221a.C.).Untiempoenelqueyanohabaunreyque asegurase, desde el centro de la secuencia, , la armona natural-social sino 29 HART, H. LA.: El concepto de Derecho, Editora Nacional, Mxico 1980, p. 110 y 111. 30 CHENG, F.: La escritura potica china cit., p. 29. 31CHENG, A.: Historia del pensamiento chino. Barcelona, Bellaterra, 2002 Historia del pensamiento chino. Barcelona, Bellaterra, 2002, p. 60. 32 ELIADE, M., Historia de las creencias y las ideas religiosas, Vol. II, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1979, p. 37. Vida buena, armona y buen vivir Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 16 varios hijos del rey; varios , peleando entre s en un estado de guerra de todos contra todos33. La solucin que da Confucio a esa quiebra del centro consiste en lo que bien podra llamarse una democratizacin de la monarqua. Consiste en trasladar el poder, el cetro, a los adeptosalosfielesalosqueahora,pormediodelaeducacinapropiada,seleshace sustentadores de la armona, literalmente hijos del rey, . prncipes.Yatenemos,pues,unacaracterizacincompletadelconfucianismoque,segnseve, mantiene el marco en el que se inscriba con la nica modificacin de convertir, por medio de la educacin apropiada, al fiel en prncipe para asegurar as la armona del todo natural-social: Unaeducacinapropiadaqueseplasmaenlasvirtudestradicionalesconfucianas,an presentes en la China contempornea: , , , , en cuyo anlisis, de nuevo por razones de espacio, no podemos entrar si bien resulta obligado examinar la virtud de las virtudes34, la que hace funcionar todo el sistema35, la gran idea nueva de Confucio36: rn Un carcter que habitualmente se traduce como humanidad37, benevolencia38. si bien con esas traducciones se pierde casi todo su universo semntico como puede seguirse del anlisis de los dos caracteres que lo componen.Elprimerodeelloseshombre,comoseviomsarribaapropsitode, confucianismo, escuela de los letrados: los hombres necesarios natural y socialmente, losquearmonizannaturalezaysociedad.Elsegundoer,noprecisademayores explicaciones pues intuitivamente se averigua su significado dos y, por extensin, ms de uno, muchos39. Con lo cual significa el hombre con dos, con muchos, con otros; el hombre que no es tal por s mismo, aislado de los otros, sino que se hace humano en sus relaciones con los otros.As las cosas, para el confucianismo, la humanidad propiamente hablando no es algo dado sino algo que hay aprender. Literalmente, hay que aprender a hacer de uno mismo un ser humano40. Un aprendizaje que se concreta precisamente en la prctica de y las virtudes consiguientes: , , , , de modo que la mejor traduccin para rn sera, quizs, una perfrasis: aquello que hace a un hombre verdaderamente humano41 y permite asegurar la armona del todo natural-social.Contodolocualtenemosyaunacaracterizacindelaideadearmonanaturalsocial 33 SMITH; H., Las religiones del mundo, Crculo de Lectores, Barcelona 2001, p. 189. 34 SMITH, H., Las religiones del mundo, cit. p. 202 35 FOLCH, D., La construccin de China, cit. 151 36 CHENG, A., Historia del pensamiento chino, cit. p. 61. 37 KNG, H., En busca de nuestras huellas, Barcelona, Crculo de Lectores, 2004, p. 153. 38 SMITH, H., Las religiones del mundo, cit. p. 202. 39 FOLCH, D., La construccin de China. El perodo formativo de la civilizacin china, cit. p. 151. 40 CHENG, A.: Historia del pensamiento chino. cit. p. 60 y 61. 41 FOLCH, D., La construccin de China , cit. p. 151 Aurelio DE PRADA GARCA Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 17 confuciana. Una idea que, como acaba de verse, supone la transformacin de cada uno en prncipe por medio de la educacin apropiada, por medio de la prctica de virtudes que cabe resumirenrn,enlaaceptacindequenosomospropiamentehombressinoquenos hacemos hombre perpetuamente en nuestra relacin con los dems armonizando al tiempo el continuo naturaleza sociedad. Unaidea,enfin,muyprximayaltiempomuydistantealadelavidabuena aristotlica: la vida que hace de cada hombre un buen ser humano y que slo es posible dentro delaplis. Ahorabiennoprocedeentrarenlassemejanzasydiferenciasentreesavida buenaaristotlicaylaarmonaconfucianasinantesanalizarlafilosofaandinaque, como vimos, ha situado, de un modo u otro, a Aristteles y Confucio en Ecuador. 4.- Buen vivir Un anlisis relativamente sencillo pues, a diferencia de lo que ha ocurrido con el concepto aristotlico de vida buena y, ms an, con el confuciano de armona podemos realizarlo sinnecesidaddeprecisionesterminolgicas,dadoquelafilosofaandinaconsusdos conceptos principales Pachamama, la madre naturaleza y SumakKaway, buen vivir se expresa tanto en aimara y en quechua como en castellano.Todava ms, ese anlisis no slo no precisa de aclaraciones terminolgicas por nuestra partesinoquepodemosrealizarloapartirdetextoslegaleshabidacuentadequedicha filosofa andina ha obtenido el xito histrico por as llamarlo. Y en efecto, sus dos conceptos fundamentalesPachamamaySumakKawayhansidoreconocidos/declaradosenel prembulo de la vigente Constitucin del Ecuador de 2008 donde puede leerse literalmente: CELEBRANDO a la naturaleza, la Pacha Mama, de la que somos parte y que es vital para nuestra existencia,.Unanuevaformadeconvivenciaciudadana,endiversidadyarmonaconla naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el sumak kawsay; Algo ciertamente novedoso y presente asimismo en la Constitucin de Bolivia de 2009 con lo que resultara plenamente justificado hablar de Constitucionalismo natural y, por tanto, de una nueva aportacin del Constitucionalismo iberoamericano al Constitucionalismo mundial. Unanuevaaportacinperfectamenteequiparableencuantoasutrascendenciaaladel Constitucionalismo social inaugurado por la Constitucin mexicana de 1917. As las cosas, dada la limitada extensin concedida a estas lneas, no precisamos entrar en unanlisispormenorizadodelafilosofaandinaquesubyaceaesa declaracin/reconocimiento de que los seres humanos somos parte de la naturaleza y que sta es vital para nuestra subsistencia de modo que sin ella, sin la Pachamama, literalmente no somosnadaconlaconsiguientenecesidaddebuenvivir,de SumakKawsay.Bastecon resear los cuatro principios bsicos de la lgica andina que llevaran a esa conclusin: la relacionalidad, la correspondencia, la complementariedad y la reciprocidad42. 42UnanlisisenprofundidaddelafilosofaandinapuedeverseenESTERMAN,J.,FilosofaAndina, Estudiointerculturaldelasabiduraautctonaandina,Quito,AbyaYala,1998.Vid.,tambinSOUSA SANTOS, B. de, RefundacindelEstadoenAmricaLatina.PerspectivasdesdeunaepistemologadelSur, Mxico, Siglo XXI Editores, 2010 y ACOSTA, A., y MARTINEZ. E., (comp.): Elbuenvivir.Unavaparael desarrollo, Quit, Abya-Yala, 2009 Vida buena, armona y buen vivir Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 18 Ahorabien,sresultaobligadoanalizarlosdosconceptoscentralesdeesafilosofa. Comenzando por el anlisis de la nocin de Pachamama, apenas si ha de sealarse que tal trmino alude a la Tierra, Pacha como madre, como mama, a la Naturaleza como madre. Una idea presente en muchas tradiciones culturales, como la griega clsica sin ir ms lejos43 o la confuciana, como acabamos de apuntar, si bien ha llegado viva a nuestros das tan slo en algunas. La madre tierra, la Pachamama, por lo dems, no se encuentra en un lugar especfico ya que para la creencia indgena est presente en todo tiempo y lugar y ello por mucho que en ocasiones se concentre en ciertos lugares como los ros, las montaas. Tampoco resulta preciso insistir en que no se trata tanto de una divinidad creadora sino ms biendeunaprotectorayproveedoraqueprotegealoshombresyhaceposiblelavida, favoreciendo la fecundidad y la fertilidad. Una divinidad de la que se forma parte y que exige nosloagradecimiento,sinocuidado,respetoeinclusoalimento,talycomoreflejanlas siguientes lneas de una de sus mayores estudiosas: Lamadretierraoallpa-mama,alenvolverensuvientrelassemillas,que luego de sus respectivos procesos se constituyen en el alimento de los seres vivos, debe sercuidada,respetadaeigualmente alimentada. En esa relacin con la allpa-mama, cuandoseproducenlascosechas,lospueblosindgenasentonansuscnticos conocidoscomoelJahuai-jahuai,sepreparanritualesdeagradecimiento,sebrinda con ella regando en la tierra chicha (bebida de maz fermentado) que no es otra cosa queelcompartirelcompromisodeseguirgenerandovida.Entonces,enla cosmovisin indgena, se entabla una relacin de respeto mutuo, la tierra es parte del ser humanoy viceversa, por eso, cuando nace un wawa (beb) el cordn umbilical y la placenta se siembran bajo tierra junto a un rbol que luego florecer, dar frutos y nosbrindarcobijoosombra.Asimismo,cuandoseproducelamuerte,queesotra forma de vivir, nuevamente volvemos a la tierra, a nuestra allpa -mama y volvemos a ser parte de ella.44 As las cosas no es de extraar que se haya llegado al reconocimiento/la declaracin de que la Madre Naturaleza, la Pachamama tiene derechos, los llamados derechos de la naturaleza tal y como aparecen en el artculo 71 de la vigente Constitucin del Ecuador: LanaturalezaoPachamama,dondesereproduceyrealizalavida,tienederechoa queserespeteintegralmentesuexistenciayelmantenimientoyregeneracindesus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos. Derechos que se desarrollan pormenorizadamente en el Captulo sptimo del Ttulo II de dicha Constitucin, denominado precisamente Derechos de la naturaleza y en cuyo anlisis, de nuevo por razones de espacio, no podemos entrar aqu. Elsegundodelosconceptosbsicosdelafilosofaandinanoessinouncorolariodel anterior, del de Pachamama, y se refiere al ideal de vida armoniosa con ella, con la madre naturalezaporpartedelserhumano,elSumakKawsay.Unidealquehaestadopresente siempreenlospueblosindgenas:Shuar, Achuar,Huaorani,Tsachilas,Salasaka,Kichwa 43 En la mitologa griega, Gea sera la representacin equivalente. 44PACARI,N.:Naturalezayterritoriodesdelamiradadelospueblosindgenasen Acosta Albertoy Martnez Esperanza (compiladores), DerechosdelaNaturaleza.Elfuturoesahora, Quito, Abya Yala 2009, p. 35. Aurelio DE PRADA GARCA Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 19 Natabuelas, Cofanes y que se traduce habitualmente por buen vivir, como hemos visto en el prembulo de la Constitucin del Ecuador. Buen vivir, SumakKawsay que va ms all de la idea del mero vivir bien o gozar de un ciertobienestarsinqueseaincompatibleenabsolutoconste,entendidoensusjustos trminos,talycomoreflejanlassiguientespalabrasdeM.Santn,elpresidentedela Confederacin de Nacionalidades Indgenas del Ecuador (CONAIE) al referirse a la vigente Constitucin del Ecuador: la lgica del sumak kawsay es la del buen vivir, la de vivir en un ambiente sano, comerbien,tenerunespaciodevida,unaeducacinacordeanuestrarealidad, saludtodo un conjunto de esquemas que el ser humano necesita para mantenerse y que genere la vida de las futuras generaciones. Del buen vivir han incluido el tema delaeconomasocial,peroeradifcilhacrseloentenderalosasamblestas,para quienesvivirbienestenerunedificode50pisos,cincocarros,viajesaEuropay Nueva Yorkes decir, el esquema occidental de buen vivir; al que no le importa el medio y el entorno ni si la Naturaleza sigue existiendo o no. Por ello ms o menos lo acoplaronenelmodeloeconmico:compartirequitativamente,respetaralaMadre TierraDeahnacelainclusindelaMadreTierracomosujetodederechoyun captulo dedicado a los derechos de la Naturaleza.45 Y en efecto en el buen vivir recogido en la vigente Constitucin ecuatoriana coexisten las influencias de la visin indgena y lo que, segn M. Santn, significa buen vivir para la poblacinmestizaeinclusoparaunoccidentalmedio.Enotraspalabras,elbuenvivir abarca, por un lado, la convivencia en armona con la naturaleza, con la Pachamama con el consiguientereconocimientodesusderechos;yporotro,elbuenvivirtambinsupone garantizar los derechos humanos bsicos, incluidos los sociales y los culturales, recogidos en la mayor parte de las Constituciones contemporneas tal como se sigue del artculo 275 de la vigente Constitucin del Ecuador que encabeza estas lneas: El buen vivir requerir que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades gocenefectivamentedesusderechos,yejerzanresponsabilidadesenelmarcodela interculturalidad, del respeto a sus diversidades, y de la convivencia armnica con la naturaleza. Buenvivir,enfin,quequedaminuciosamentereguladoenelTituloVIIdedicha Constitucin denominado precisamente Rgimen del Buen Vivir, sin que aqu, de nuevo por razones de espacio, podemos entrar en su anlisis. 5.- A modo de conclusin: Un dilogo necesario As las cosas, una vez analizadas sucintamente la concepcin aristotlica de la vida buena, la confuciana de armona y el buen vivir de la filosofa andina, procedera pasar a analizar las semejanzas y diferencias entre dichas concepciones. Procedera pasar a ver si el aristotlico 45 SANTN, M., Apoyamos el s a la Constitucin pero no a las polticas del Gobierno nacional de La Haine, 21/09/2008. Disponible en http://www.lahaine.org/index.php?p=32968 Vida buena, armona y buen vivir Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 7-20. 20 hacersebuenserhumanodentrodelapolisbuenaesonocompatibleconelconfuciano hacerse humano en las relaciones con los dems armonizando naturaleza y sociedad y con el andino buen vivir desde el reconocimiento de que sin la naturaleza, sin la Pachamama, no somos nada. Ahorabien,eseanlisis,esedilogo,porasdecirlo,entreAristteles,Confucioyla Pachamama,exigedeunnuevointerlocutor,nosotros,individuosdelsigloXXI,conun horizontedepraxisquenoshaceconsiderarnoshumanos,-dignos,valiososennosotros mismos,conderechoshumanos-,independientementedecualquiervidabuena,armonao buen vivir, de cualquier relacin con la naturaleza o la sociedad.Undilogotantomsnecesariocuantoqueenfrentamosamenazasglobales,comoel cambio climtico, que nos estn llevando a reconsiderar nuestra relacin con la naturaleza y los dems y a la necesidad, de un modo u otro, de vida buena, armona o buen vivir. Esbozar ese dilogo es algo que, sin embargo, excede los lmites asignados a estas lneas46. 46 He esbozado una sntesis posible en DerechosHumanosyDerechosdelaNaturaleza:Elindividuoyla Pachamama, Cuadernos Electrnicos de Filosofa del Derecho CEFD n. 27, 2013, p. 81-95, disponible en lnea. Lorena RIVERA LEN Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 21 El eterno marido que no saba amar Un parsito del deseo en la novelstica de Dostoievski

Lorena RIVERA LEN Universitat de Valncia Seala Denis de Rougemont en su conocido estudio ElamoryOccidente que si alguien juzgara a los occidentales por su literatura, el adulterio parecera sin duda contarse entre sus ocupaciones principales. Condenada por la religin y considerada a menudo una infraccin por la ley, la infidelidad entre los esposos, ya sea real o imaginada, consumada o simplemente posible, est presente all donde existe el matrimonio. Partiendo de los anlisis de Rougemont en torno al concepto de amor-pasin, as como de la caracterizacin del tringulo del deseo mimtico que Ren Girard realiza en su obra ms temprana, analizamos dos textos que, pese a sudistanciatemporal,estnntimamenteemparentados.ElprimerodeellosesElcurioso impertinente,queencontramosintercaladodentrodelQuijotecomopequeahistoria aparentemente independiente del resto del libro. El segundo, que lleva por ttulo Eleterno marido, es una novela que, pese a contarse entre las obras de madurez de F. M. Dostoievski, resulta poco conocida para el gran pblico. Por supuesto, en ambos casos estamos ante el relato de un adulterio. Siguiendo una indicacin de Girard, nuestra intencin es mostrar cmo estas narraciones pueden ser consideradas las dos caras de una misma moneda con la que el lector atento y reflexivo puede darse por bien pagado, pues en ellas se le revela una verdad esencial acerca de la forma, trgica sin duda, en que, como mnimo los occidentales, creemos amarnos.Yesto,pensamos,constituye,almenosdesdePlatn,unindiscutibleasuntode inters filosfico. El eterno marido que no saba amar: un parsito del deseo en la novelstica de Dostoievski Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 22 Del amor-pasin al deseo metafsico: Denis de Rougemont y Ren Girard Pocos temas en la historia del pensamiento, la literatura y el arte son tan recurrentes y complejos como el amor. Omnipresente a lo largo del tiempo, nunca hubo una experiencia que fuera a la vez tan intransferible e ntima como universalmente compartida. Si acaso, slo la muerte podra compararse en esto al amor y es que, como bien supo captar Freud, un lazo bien fuerte anuda ambos. No debera por tanto sorprendernos verlos cogidos de la mano ya desde la primera lnea de ese gran mito europeo sobre el amor-pasin que es el Romande TristanetIseut. En efecto, en la versin de J oseph Bdier, el relato se inicia de la siguiente manera: Seores, os gustara or una bella historia de amor y muerte? Es de Tristn y de la reinaIsolda.Escuchadcmocongranalegraydolorseamaronyluegomurieronenun mismo da, l por ella, ella por l.1 En El amor y Occidente, Rougemont llama certeramente laatencinsobrelainquietantecomunindeestosdosprincipiosusualmentetenidospor antagnicos, pues nada parece tan contrario a la muerte como el amor que, con la mediacin del sexo, perpeta la vida.2 Y, sin embargo, a poco que repasemos la historia de la literatura en busca de un listado de amantes clebres, toparemos con una galera de sufrientes personajes cuyo final es fatdico: Romeo y J ulieta, Hamlet y Ofelia, Werther y Lotte, Anna Karnina y Aleksi Vronski, etc. Cada una de estas parejas, en tanto que encarnaciones del amor-pasin, son, a juicio de Rougemont, herederas del mito de Tristn e Isolda, que revela cmo el deseo requieredelobstculo.ElhallazgoesencialdeRougemontconsisteenevidenciarquela leyenda contada por Broul o Bdier y despus recuperada por Richard Wagner, est jalonada de trabas que van alimentando la pasin de los amantes. Con algunos de estos impedimentos simplemente tropiezan y han de combatirlos, como sucede cuando el rey Marcos reclama su derechosobreIsoldacomosulegtimaesposa.Otrosobstculos,encambio,tienenque inventarlos, porque sin el combustible de la dificultad la llama de su amor se apagara. As sucede cuando Tristn coloca su espada entre los cuerpos, an vestidos, de l mismo y su amada.Nohayobstculomsinsalvablequelamuerteyfueprecisamenteestalaque catapult a Tristn e Isolda a la eternidad del mito.El anlisis del amor-pasin que Rougemont realiza en ElamoryOccidente ejerci una notable influencia sobre la caracterizacin del tringulo del deseo mimtico que Girard lleva a cabo en su obra Mentiraromnticayverdadnovelesca. De hecho, el estudio de Rougemont aparece citado varias veces por Girard, quien asume como punto de partida su conclusin de que el deseo necesita siempre del obstculo. Sin embargo, hay alguna diferencia notable entre las posiciones de ambos, sobre todo en lo referente a cul es el papel que le otorgan a la literaturaenrelacinconelorigendelamor-pasin.ParaRougemont,esteltimoesun invento de los trovadores europeos del siglo XII que hunde sus races en la hereja ctara. Girard, en cambio, distingue entre dos tipos de literatura: la primera, a la que llama romntica aunquenocoincideconelRomanticismocomomovimientoartstico,ocultalaverdadera naturaleza del amor-pasin, su carcter destructivo y la carga narcisista que conlleva. A ella le seran por tanto perfectamente aplicables las crticas que Rougemont realiza a la literatura que, heredera de la poesa trovadoresca, ha enseado a los europeos el lenguaje de la pasin. Sinembargo,paraGirardexisteunasegundamodalidaddeliteratura,alaqueldesigna 1 Bdier, Joseph, La historia de Tristn e Isolda, trad. cast. de Llus Maria Tod, Acantilado, Barcelona, 2011, p. 15. 2 Cfr. Rougemont, Denis de, ElamoryOccidente, trad. cast. de Antoni Vicens, Kairs, Barcelona, 2006, p. 15. Lorena RIVERA LEN Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 23 como novelesca precisamente porque est contenida en las obras de los grandes novelistas como Cervantes, Dostoievski, Stendhal o Proust. Lo que desvelan los textos de estos autores es que el deseo, contrariamente a lo que pretenda el Romanticismo, no es espontneo, sino que se produce por imitacin, pasando a travs de un mediador. As, esta figura aparece como un tercero en discordia situado entre el objeto de deseo y el sujeto deseante. De este modo es como se constituye el tringulo del deseo mimtico que, para Girard, es el resultado de una trascendenciadesviadaenunmundocadavezmssecularizado.Enlugardeadoptarel ejemplodivinodelamorencarnadoenCristo,laimitacinsedirigehaciaunigual,el mediador, al que se diviniza porque en realidad se aspira a suplantarlo. Interviene aqu toda una dinmica de orgullo herido y autoexaltacin narcisista, pues la fascinacin por el otro que experimenta el sujeto surge del desprecio que se tiene a s mismo, pero es a su vez expresin de su vanidad, pues en verdad se cree capaz de vencer al rival, aunque cada nueva derrota suponga ahondar ms en su humillacin. En palabras de Girard: La negacin de Dios no suprime la trascendencia pero la desva del ms all al ms ac. La imitacin de J esucristo se convierte en la imitacin del prjimo. El impulso del orgullo se rompe sobre la humanidad del mediador; el odio es el resultado de este conflicto.3 Las creaciones de Dostoievski son, en opinin de Girard, un lugar privilegiado donde se revelalaverdaddeldeseometafsicoentodosualcancetrgico.Losromnticoscrean ingenuamente en un deseo espontneo, que presupona un sujeto autnomo. Por el contrario, el deseo metafsico es un deseo segn el otro, no segn el yo, y por lo tanto implica a un sujeto del deseo que es esclavo de los deseos de los dems. Aunque esta dinmica perversa puededetectarseentodaslasgrandesnovelasdelescritorruso,noshemosdecantadopor fijarnos, para el presente artculo, en una novela breve que pertenece a su periodo de madurez: Eleternomarido.NuestraeleccinvienemotivadaporlacircunstanciadequeGirard considere que es en esta pequea obra donde se percibe la presencia ms pura posible del tringulodeldeseomimtico,quellegaamanifestarseenellacontalclaridadquenos deslumbra.4Estetextoviolaluzen1870,enplenapocadeesplendorcreativode Dostoievski,ocupandounlugarintermedioentreElidiota(1869)yLosdemonios(1871-1872).Desdeelpuntodevistatemtico,resultasencillosituarellibroenlaesteladela leyenda de Tristn e Isolda puesto que, tambin en l, el detonante de la trama es un adulterio. Si bien fue Tolsti quien, con Anna Karnina, compuso la gran novela rusa sobre este motivo, Dostoievski recurre a l en El eterno marido para poner al descubierto la verdadera naturaleza del amor-pasin que mantena velada el mito de Tristn e Isolda con todas sus encarnaciones en la literatura posterior.Al igual que suceda en AnnaKarnina, tambin en El eternomarido el adulterio de una mujereselresortequeponeenmarchaelmecanismodelaficcin.Sinembargo,ypor contraste con la herona de Tolsti, protagonista indiscutible desde el ttulo mismo del libro, su homloga dostoievskiana permanece totalmente ausente de la narracin. Si Anna Karnina pierdetrgicamentelavidaaconsecuenciadesupasinylanovelaalcanzasuculmen dramtico con su suicidio, Natalia Vasilievna Trusotskaia, la adltera de Eleternomarido, haba fallecido de tisis ya antes de que comenzara el relato. Su deceso por causas naturales no guarda ninguna relacin con su falta moral, a diferencia de lo que sucede en el caso de Anna, cuyo aciago final est motivado por su infidelidad. Anna Karnina es un cuerpo en accin 3 Girard, Ren, Mentiraromnticayverdadnovelesca, trad. cast. de Joaqun Jord, Anagrama, Barcelona, 1985, p. 58. 4Cfr.Girard,Ren,Mentiraromnticayverdadnovelesca,ed.cit.,pp.47-52;Id.,Critiquedansun souterrain, Editions de lAge dHomme, Lausanne, 1976, pp. 47-50. El eterno marido que no saba amar: un parsito del deseo en la novelstica de Dostoievski Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 24 hasta el momento ltimo en que se desprende bruscamente del maletn rojo que porta consigo y, hundiendo la cabeza en los hombros, adelanta las manos y se arroja de rodillas bajo el vagn que la atropella.5 Natalia Vasilievna, en cambio, es un fantasma que slo se anima en el recuerdodesumaridoPvelPvlovichTrusotskiydesuamanteAleksiIvnovich Velchninov.EssobreellosdondeDostoievskiponeelfocodeatencinporqueloquele interesaeslaproblemticaquequedaaldescubiertoensusrelaciones,motivadasporla infidelidad de Natalia Vasilievna. Ellos son el sujeto y el mediador cuya rivalidad persiste aun cuandoelobjetodedeseohadesaparecidocompletamente.Deestamaneraquedaen evidencia la centralidad del obstculo que ya haba destacado Rougemont.6 El curioso impertinente: el tringulo del deseo mimtico en el corazn del Quijote Girard llega a afirmar que Elcuriosoimpertinente es Eleternomarido de Cervantes.7 Ensuopinin,ambosrelatosslodifierenporlatcnicaylosdetallesdelatrama, coincidiendo en lo esencial, a saber, en la revelacin del tringulo del deseo mimtico. De hecho, cada una de las narraciones puede considerarse el reverso de la otra, pues si en la relacinentre AnselmoyLotarioenElcuriosoimpertinenteelnfasisestpuestoenla amistad,esencambioelodioloquepredominaentreTrusotskiyVelchninov.Y,sin embargo, un anlisis cuidadoso saca a la luz la rivalidad latente entre los dos amigos en el cuentodeCervantesylabenevolenciayafectoeneltratoque,almenosenelpasado, mantuvieron Pvel Pvlovich y Aleksi Ivnovich. Aun ahora, el marido engaado es presa de curiosos arrebatos amorosos hacia su burlador, que cobran significado dentro de la dialctica de humillacin y orgullo que es inherente al deseo metafsico. De este modo, cada uno de los relatos acta como un reflejo especular del otro en el que aflora a la superficie la autntica red de dependencias mutuas en la que estn prisioneros los personajes.EnMentiraromnticayverdadnovelesca,Girarddefiendeunadiferenciacinentre mediacin externa y mediacin interna que posteriormente ira dejando de lado, pero que en estetrabajoanestvigente.LatraemosacolacinaquporqueelQuijoterepresentael paradigmadelamediacinexterna,mientrasquelamediacininternaencuentrasums lograda expresin en las novelas de Dostoievski. Don Quijote ha renunciado a la prerrogativa esencial del ser humano: elegir los objetos de su deseo. Es Amads de Gaula quien lo hace por l, mientras que el hidalgo se limita a imitarlo.8 Esto se mantendr en todos los personajes que sonvctimasdeldeseometafsico,tantoenlaobradeStendhal,comodeProusto Dostoievski. Sin embargo, para Girard hay algo que distingue notablemente la situacin de los protagonistas de ficcin del escritor ruso de la de Don Quijote. En el caso de este ltimo, la distancia que mantiene con Amads es lo suficientemente amplia como para que las esferas de posibilidad de ambos no interaccionen, mientras que la distancia entre sujeto y mediador se ha reducido tanto en las obras de Dostoievski que hay una penetracin inevitable entre las esferas de ambos. No debe pensarse, sin embargo, que la separacin entre sujeto y mediador en el caso de la mediacin externa es eminentemente fsica. Se trata, ms bien, de una distancia espiritual. Por ello, aunque Don Quijote y Sancho se encuentren fsicamente muy prximos, el criado nunca desea lo mismo que su amo, pues es mucho lo que los separa desde el punto de 5 Cfr. Tolsti, Lev, AnnaKarnina, trad. cast. de L. Sureda y A. Santiago, revisada por Manuel Gisbert, Ctedra, Madrid, 2008, p. 939. 6 Cfr. Girard, Ren, Critique dans un souterrain, ed. cit., p. 47. 7 Girard, Ren, Mentira romntica y verdad novelesca, ed. cit., p. 50. 8 Cfr. ibdem, p. 9. Lorena RIVERA LEN Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 25 vistaintelectualysocial.Mientrasquelavctimadelamediacinexternaproclama abiertamentesuveneracinporquienlesirvedemodelo,comohaceDonQuijotecon Amads, el sujeto que participa de la mediacin interna difcilmente manifestar ningn tipo de admiracin por el mediador.9

En cualquier caso, esta distincin entre mediacin externa e interna ha sido criticada, en nuestra opinin de manera justificada y, como ya hemos indicado, el propio Girard la fue abandonandoprogresivamente,privilegiandolamediacininterna,queeslaformams acabada de aparicin del deseo metafsico.10 De hecho, es este ltimo tipo de mediacin el queencontramosenElcuriosoimpertinente,queeselcuentodelQuijotedelquenos ocuparemosaquporsuparentescoconEleternomarido. Antesdeentrardellenoenl, convienerepararenlomuchoquesehaescritosobrela(im)pertinenciadeElcurioso impertinente, la ms cuestionada de todas las historias intercaladas en el Quijote. As lo seala J ulin Maras en un breve texto titulado La pertinencia de Elcuriosoimpertinente donde afirma que: La historia de Crisstomo y la pastora Marcela, las venturas y desventuras de Fernando y Dorotea, Luscinda y Cardenio, la historia del Cautivo, la del Oidor, Doa Clara y el mozo de mulas, han solido ser ms o menos disculpadas; El Curioso impertinente rara vez ha encontrado justificacin; y cuando ha ocurrido esto, ha sido por razn de su contenido, por pensarse que, en forma distinta, su trama novelesca reproduce, traspuesto a otro tono, el tema del Quijote.11 La polmica se suscit ya en vida del propio Cervantes quien, en la segunda parte del Quijote, se refiere en dos ocasiones a las crticas que haba cosechado el relato. As, en el captulo III el bachiller Sansn Carrasco, que ya ha ledo la primera parte del Quijote, les relata al hidalgo y su escudero lo siguiente: Una de las tachas que ponen a la historia es que su autor puso en ella una novela intitulada ElCuriosoimpertinente, no por mala ni por mal razonada, sino por no ser de aquel lugar, ni tiene que ver con la historia de su merced del seordonQuijote.12 Ymsadelante,enelcaptuloXLIV,encontramostodounextenso prrafo sobre este tema que incide exactamente en la misma cuestin, a saber, en la falta de relacin del relato con las cuitas de don Quijote y Sancho.13

Maras repasa el listado tanto de partidarios como de detractores de esta ficcin. Entre los primeros estn G. De Schlegel, Tieck, Solger, Daz de Benjumea y Renier, mientras que en las filasdeloscrticosconElcuriosoimpertinentemilitanClemencn,Grillparzer,Bertrand, Schevill, Minez y Unamuno.14 Este ltimo, en su Vida de Don Quijote y Sancho no duda en despachar los captulos XXXIII y XXXIV con esta lacnica anotacin: Estos dos captulos seocupanconlanoveladeElCuriosoimpertinente,novelaporenteroimpertinenteala accin de la historia.15 Quienes se muestran favorables al relato o bien consideran que su carcter episdico es simplemente comparable al de otras historias contenidas en el Quijote o bien argumentan a favor de la afinidad entre Anselmo y Don Quijote. Maras, por su parte, se 9 Cfr. ibdem, ed. cit., pp. 15-16. 10 Para una crtica de la diferenciacin entre mediacin externa e interna en Mentiraromnticayverdad novelesca de Girard, vase: Bandera, Cesreo, Mmesis conflictiva. Ficcin literaria y violencia en Cervantes y Caldern, Gredos, Madrid, 1975, pp. 74-80, 147-148. 11Maras,J ulin,LapertinenciadeElcuriosoimpertinente,enEnsayosdeconvivencia,Revistade Occidente, Madrid, 3 ed., 1964, p. 303. 12Cervantes,Miguelde,DonQuijotedeLaMancha,ed.deFranciscoRico,Real AcademiaEspaola, Madrid, 2004, p. 571. 13 Cfr. ibdem, p. 877. 14 Cfr. Maras, Julin, La pertinencia de El curioso impertinente, ed. cit., p. 304. 15 Unamuno, Miguel de, Vida de Don Quijote y Sancho, Renacimiento, Madrid Buenos Aires, 1914, p. 187. Citado, adems, por Julin Maras: La pertinencia de El curioso impertinente, ed. cit., p. 304. El eterno marido que no saba amar: un parsito del deseo en la novelstica de Dostoievski Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 26 fija en la abrupta insercin del relato en la novela, que es justamente el punto que ms parece incomodar a Unamuno. Su conclusin es que situar a los personajes del Quijote el cura, el barbero, el ventero, su mujer y su hija, Maritornes, Cardenio, Dorotea, maese Nicols y el propio Sancho en posicin de implicarse emocionalmente en la lectura de las peripecias de otros seres de ficcin durante casi tres captulos, los dota de una realidad y de una presencia humana,casidecarneyhueso,quedifcilmentepodraalcanzarseporotrosmedios.Por comparacinconAnselmo,Lotario,CamilayLeonela,querepresentanununiverso totalmente literario e inventado, las criaturas del Quijote parecen cobrar vida. De esta manera, segn Maras, la funcin de El curioso impertinente es dotar de realidad al mundo ficticio del Quijote. En sus propias palabras: La absoluta ficcin, presentada como tal, con todos los sacramentosnovela,ttulo,lectura,comentariosposteriores,queesElCurioso impertinente, da sbita realidad a todo lo dems, al mundo en que acontece su lectura, un mundo en que es posible nada menos que ponerse a leer novelas, esto es, a fingir otro.16 Girard no est directamente interesado en abordar el problema que para los exgetas de Cervantes ha supuesto la aparente desconexin de Elcuriosoimpertinentecon respecto al Quijote. No obstante, su interpretacin de este relato a partir de la teora del tringulo del deseo mimtico ofrece una solucin alternativa a las que aqu hemos recogido. En su estudio Mmesisconflictiva.Ficcinliterariay violencia en Cervantes y Caldern, prologado por el propio Girard, Cesreo Bandera considera la explicacin de este definitiva y lamenta el escaso eco que su propuesta ha encontrado entre los cervantistas del mundo hispano.17 En su libro, Bandera va un poco ms all de la investigacin de Girard al argumentar que Cardenio y Grisstomo el joven estudiante de Salamanca que se suicid tras ser rechazado por la pastora Marcelasonvctimasdelmismodeseometafsicoquepadece Anselmo,elmaridoque, empeado en poner temerariamente a prueba la virtud de su esposa, termina por ser causa de su propia desgracia en El curioso impertinente.Antes de proseguir con el anlisis, conviene recordar el argumento de esta historia que ocupacasitrescaptulosdelQuijote.LaaccinsesitaenFlorenciadondevivendos caballeros ricos, Anselmo y Lotario, cuya amistad es tan fuerte que son conocidos por todos como los dos amigos. Contando con el beneplcito de Lotario, sin cuyo parecer ninguna empresa acomete, Anselmo contrae matrimonio con la joven y hermosa Camila, que se siente muy dichosa con el enlace. Aunque, mientras duran los preparativos y los fastos de la boda, Lotariosemantienemuycercanoalosnovios,unavezpasadoslosfestejosdecide,por decoro, frecuentar cada vez menos la casa de su amigo. Este, sin embargo, se muestra muy disgustado por su determinacin y le llega a confesar que, de haber sabido que sus esponsales seranmotivodedistanciamientoentreambos,habrapreferidopermanecersoltero.Le asegura, incluso, que Camila est de acuerdo en que se reanuden las visitas con la misma asiduidad de antes de la boda. Lotario accede a ir a ver a su amigo con regularidad, pero se reserva el derecho de dosificar los encuentros si considera que el buen nombre del matrimonio puede verse empaado por su presencia.Unda,mientraspaseanporlasafuerasdelaciudad, Anselmolehaceasuamigoun inslito encargo, pues le ruega encarecidamente que corteje a Camila para probar su fidelidad. Segn l, carece de mrito una virtud que no se ha enfrentado a la tentacin y slo a un amigo podra confirsele misin tan delicada como la de hacer de cebo en un asunto as. Lotario se niega indignado a participar en algo tan retorcido e intenta exponerle, con razones, a Anselmo, 16 Maras, Julin, La pertinencia de El curioso impertinente, ed. cit., p. 305. 17 Cfr. Bandera, Cesreo, op. cit., p. 144. Lorena RIVERA LEN Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 27 cmodesemejanteempresaslopuedeesperarseperjuicioparacadaunodelostres implicados. Sin embargo, el casado insiste con una obstinacin que delata el carcter obsesivo de su deseo. Para salir al paso de tan desagradable situacin y evitar adems que Anselmo encomiende a otro la fingida conquista de Camila, Lotario accede a la peticin de su amigo, aunque con la secreta resolucin de no llevar a cabo lo que este le solicita. La farsa que el marido ha ideado para poner a prueba a su mujer engendra as el primero de los engaos que irn sucesivamente enmaraando las relaciones entre los personajes.En varias ocasiones, Anselmo se las ingenia para dejar a solas a su mujer con Lotario a fin dequeestepuedaacometerlaconquista.ElamigofingequeCamilaresisteasus insinuaciones, cuando en realidad estas no existen, pero un da Anselmo se esconde en sus aposentos y los espa por el hueco de la cerradura, descubriendo as que Lotario no reclama en ningn momento la atencin de Camila. El casado se enoja con su amigo por su deslealtad y este, al ver descubierto su engao, le promete que ahora llevar a cabo la empresa con total diligencia. Anselmo decide ausentarse unos das para dejarle a Lotario libre el camino de la victoriasobrelavirtuddesuesposa.Desoyendolassplicasdeesta,quelereiteralo inapropiado de que, en ausencia del marido, otro varn ocupe su silla en el hogar, Anselmo emprende el viaje. Como precaucin, para no quedarse a solas con Lotario, Camila procura rodearse siempre de criados y se hace acompaar, en particular, de su doncella Leonela, que goza de su afecto por haberse criado las dos juntas desde nias. Sin embargo, esta no siempre permanece a su lado y as comienzan a sucederse las ocasiones en que Lotario y Camila no gozandemscompaaquelaquemutuamenteseprocuran.Eljovenquetantosehaba resistido a iniciar la conquista fingida de la mujer de su amigo, cae ahora rendido ante su belleza y sus encantos. Pese a que se maldice por sus voluptuosos pensamientos y considera incluso que le convendra alejarse de Camila, termina por ceder a sus impulsos y, en el tercer da de ausencia del amigo, lo traiciona. No obstante, cuando este regresa lo felicita por contar con la esposa ms honesta y virtuosa que imaginarse pueda. Lejos de sentirse satisfecho por haber quedado probada la fidelidad de su mujer, Anselmo le pide a Lotario que contine con la empresa, aunque no sea ms que por pura curiosidad y entretenimiento.Ya por entonces, Leonela, sabedora de que su seora, al haberla hecho cmplice de su adulterio,noestencondicionesdereprobarlenada,aprovechaparaintroducir,contotal descaro, a su amante hasta su misma alcoba. Un da, al romper el alba, Lotario atisba al joven mientras abandona la casa y, presa de los celos, cree que es a Camila a quien visita. Puesto que esta ha faltado a su deber con su esposo, bien puede esperarse que tampoco a l le sea leal. Herido en su orgullo, Lotario acude raudo a contarle a Anselmo cmo hace ya tiempo quehavencidolafortalezadeCamila,aunquedemomentoelpecadoloesslode pensamiento y no de hecho. Acuerda con l que finja marcharse por unos das y, durante ese tiempo,seescondaenlarecmaradesusaposentos,lugardesdeelcualpodrespiarsus encuentros con Camila. Cuando Lotario se entera de que el joven a quien ha visto no estaba citado con su amante, sino con Leonela, se maldice por haberse dejado llevar por los celos poniendoenpeligrosuilcitarelacin.Obligadosporelcursoquehantomadolos acontecimientos, Lotario, Camila y Leonela acuerdan representar ante Anselmo una farsa que disipe todas las sombras que puedan cernirse sobre la honorabilidad de Camila a raz de las informaciones que Lotario le ha procurado a su amigo.La funcin teatral resulta un xito. Sin embargo, otra noche es Anselmo quien sorprende al amante de Leonela en su alcoba y la doncella, al sentirse acorralada, le da promesa de hacerle grandes revelaciones. Cuando Anselmo pone esto en conocimiento de su esposa, esta se teme, con razn, que su desvergenza quede al descubierto y pone sobre aviso a Lotario. Ambos El eterno marido que no saba amar: un parsito del deseo en la novelstica de Dostoievski Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 28 acuerdanquelomejoresqueCamilaserefugiedemomentoenunmonasterio.Viendo Anselmo que tanto su amigo como su esposa y la doncella de esta, que de tan grandes secretos le iba a hacer partcipe, han desaparecido de la casa, cae finalmente en la cuenta de que ha sido burlado y su desdicha lo aboca al suicidio. El final de los otros dos protagonistas del relato no es ms feliz que el del marido engaado. Lotario, tras arrepentirse de su accin, cae en una batalla en el reino de Npoles. Camila, por su parte, fallece, presa de la melancola, a los pocos das de conocer la muerte del que fuera su amante. Como bien sealaba Rougemont, la muerte es el lugar natural al que conduce el amor-pasin, o, en palabras de Girard, la verdad del deseo es la muerte.18 Tal y como hemos adelantado antes de resumir el argumento de Elcuriosoimpertinente, Bandera, ampliando el anlisis que Girard realiza de este texto, defiende que el mismo deseo metafsico del que es vctima Anselmo alcanza a dos de los personajes principales de esas narraciones que, como la que ahora nos ocupa, aparecen intercaladas en el Quijote. No nos interesa tanto el caso de Grisstomo como el de Cardenio, pues este asiste a la lectura de El curioso impertinente, lo cual, como el propio Bandera seala, no puede ser casual. De hecho, apunta este en su anlisis Anselmo es una especie de reencarnacin o de imagen del propio Cardenio. Por eso resulta un tanto irnico que sea precisamente Cardenio quien le ruegue al cura que la lea en voz alta para que la oigan todos.19 Existe una conexin subterrnea entre ambashistoriasqueapareceapuntaladaporundetalleenaparienciabalad.Durantela sobremesa, se inicia una discusin sobre los libros de caballera que a Don Quijote le han nublado el seso. En ese contexto, el ventero, que est entre los contertulios, se retira a sus habitaciones para sacar una maleta que contiene tres libros grandes y varios papeles, escritos con buena letra, entre los cuales est El curioso impertinente. Curiosamente, se entretiene en explicar cmo esa maleta no le pertenece a l, pues es de algn viajero que la dej olvidada durante su estancia en la venta. Al lector atento del Quijote este objeto, de cuyo origen se nos ponetancuidadosamentealcorriente,nopuedesinotraerlealamemoriaotramaletaya aparecida en la novela, a saber, la que Don Quijote encuentra abandonada en Sierra Morena con el libro de memorias de Cardenio dentro.20

Como muy acertadamente seala Bandera, el precedente de la historia de Anselmo, Lotario y Camila se halla, dentro del propio Quijote, en el relato que ya ha hecho Cardenio de su ntima amistad con don Fernando y de las desdichas que de ella derivaron para l mismo y su amada Luscinda.21 Recordemos, aunque sea brevemente, lo ms esencial de esta narracin. Cardenio y Luscinda son dos jvenes que, desde nios, parecen estar destinados el uno para el otro. Se han criado juntos y comparten fortuna y posicin social. Su unin parece cosa hecha, pues su amor es recproco y los padres de ambos estn deseosos de dar su bendicin a la pareja. Sin embargo, cuando finalmente Cardenio se decide a pedir la mano de la doncella y acude a su padre para que, como corresponde, haga la demanda ante su progenitor, este le informa de que ha recibido carta del duque Ricardo en la que le pide que Cardenio se una como compaero a su primognito. Obedeciendo la voluntad de su padre, el joven atiende a esta llamada y posterga por ello el momento de unirse en matrimonio a Luscinda. Aunque el hijo mayor del duque lo acoge favorablemente, es con don Fernando, el hermano menor de este, con quien Cardenio entabla una amistad anloga a la que mantienen los dos amigos 18 Girard, Ren, Mentira romntica y verdad novelesca, ed. cit., p. 261. 19 Bandera, Cesreo, op. cit., p. 142. 20 Cfr. Cervantes, Miguel de, op. cit., pp. 212-218, 326. 21 Cfr. Bandera, Cesreo, op. cit., p. 141. Lorena RIVERA LEN Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 29 Anselmo y Lotario. Don Fernando, que encarna en buena medida el prototipo del donjun, andametidoenamorosconunahermosavasalladesupadre,Dorotea,alaqueengaa hacindolecreerquelaconvertirensuesposa.Porsuamistadconl,Cardenioestal corriente de las cuitas del hijo del duque y de su naturaleza de desalmado conquistador, pero estonobastaparaprevenirlodelaconvenienciadedejaraLuscindaalmargendesus secretos. Muy al contrario, con una temeridad por entero parangonable a la de Anselmo, le pinta a don Fernando el ms vivo y entusiasta retrato de su amada, espoleando as su deseo. l es la causa de que ambos se conozcan, pues lleva al amigo hasta su ciudad. Una vez all, desoyendo su propia intuicin y las sensatas palabras de Luscinda, no termina de decirse a pediraestaenmatrimonio,locual,talycomohabadeterminadoelpadredelajoven, requera de que su progenitor se dirigiera a l para pedirle la mano de su hija. Don Fernando se presta voluntario para actuar como intermediario entre los padres de ambos. A peticin suya, Cardenio llega incluso a ausentarse con un encargo irrelevante, dejndole as totalmente libre el camino para que ejecute su traicin, pues es l mismo quien, finalmente, se propone como novio ante el padre de Luscinda.Como queda de manifiesto en este pequeo resumen, las correspondencias entre la historia de Cardenio y la trama de El curioso impertinente resultan bastante obvias. Hemos visto cmo la lectura de esta obra tena lugar en el contexto de una discusin en torno a los peligros de las novelas de caballera que haban perturbado el juicio de Don Quijote. Lo interesante es que, comoseindicaenvariasocasioneseneltexto,tambinCardenioyLuscindasonvidos seguidores de las aventuras de Amads.22 Esto implica que, si Girard tiene razn al sealar cmo este caballero legendario se convierte en el modelo que imita Don Quijote, cabe colegir que tambin Cardenio y Luscinda estn contagiados de ese mismo deseo metafsico segn el otro del que es presa el famoso hidalgo. Nada tiene pues de extrao que Cardenio, que tanto gusta de la ficcin literaria, insista para que el cura lea en voz alta los papeles de El curioso impertinente aparecidos en la vieja maleta. De esta manera se cierra el crculo que permite explicar, de manera alternativa a como lo hacan Maras y otros estudiosos, la presencia del relato de Anselmo, Lotario y Camila en el corazn mismo de la primera parte del Quijote. Con una tcnica muy similar a la que despus utilizar Dostoievski en sus novelas, Cervantes hacequelaproblemticaqueacuciaasuprotagonistahallerplicasyvariacionesenlas vicisitudes de otros personajes secundarios. Si Don Quijote es vctima del deseo metafsico, la mismaenfermedadpadecenCardenioyAnselmo,comotambinGrisstomo,aunque hayamos decidido no ocuparnos aqu de su caso. De este modo, lejos de ser una anomala chirriantequeamenazaalaunidaddelQuijote,Elcuriosoimpertinenteesunapequea meloda,que,enunatonalidadmsamarga,cantaelleitmotivdellibro.Comoafirma Bandera: Dentro del desarrollo general de la novela, la historia de El curioso impertinente es como un haz de luzque,desvindosedelcentrodelescenario,nosdescubreunoscurorincn,comoentre bastidores, que de otra forma nos hubiera pasado desapercibido. Las premisas bsicas sobre las que se asienta la significacin de la trama principal son las mismas que las que operan en este apartado rincn,peroaqu,alcambiareldecoradoylascircunstancias,esaspremisasconducena conclusionesinsospechadas,nosrevelanaspectosquenuncahubisemospodidoverporque permanecan latentes y como en germen dentro de la narracin principal.23

22 Cfr. Cervantes, Miguel de, op. cit., p. 228. 23 Bandera, Cesreo, op. cit., pp. 151-152. El eterno marido que no saba amar: un parsito del deseo en la novelstica de Dostoievski Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 30 El eterno marido de Dostoievski: el deseo metafsico sin distracciones Por ese oscuro rincn sobre el cual dirige la atencin Elcuriosoimpertinente nos har deambular Dostoievski en la novela con la que cerraremos nuestro artculo. Como ha sabido verGirard,Eleternomaridorepresentalaotracara,anmssombra,delahistoriade Anselmo, Lotario y Camila. Si lo que predomina entre los dos amigos, pese a la traicin de Lotario, es el afecto y la benevolencia, Eleternomarido sita en primer plano el odio entre los dos rivales. Sin embargo, la veneracin por el mediador, que tan ntida apareca en el caso de Don Quijote en relacin con Amads y que an se dejaba sentir con claridad en el trato de AnselmohaciaLotarioydeCardeniohaciadonFernando,estaqutotalmentevelada. Hemos de escarbar para descubrir la fascinacin que el seductor Velchninov ejerce sobre el marido engaado, as como su mutua dependencia. En lo que sin duda coinciden los textos de Dostoievski y Cervantes es en la impecable plasmacin de la insistencia con que los maridos presentan a sus mujeres como objetos deseables, suscitando as el afn de sus rivales. Sin embargo,loquesebuscaenltimotrminomedianteestemecanismonoesqueeldolo disfrute de aquello que con tanto nfasis se le hace concebir como apetecible. Ms bien, lo que se pretende es arrebatarle el objeto al mediador una vez que, a travs de su prestigio, este le ha conferido un valor ilusorio. Antes de entrar a analizar Eleternomarido, cederemos la palabraaGirard,quien,enelsiguientefragmento,exponeperfectamenteculesel funcionamiento de esta perversa dinmica: En ambos relatos, el hroe parece ofrecer gratuitamente la mujer amada al mediador, de la misma manera que un fiel ofrecera un sacrificio a la divinidad. Pero el fiel ofrece el objeto para que el dios lo disfrute: el hroe de la mediacin interna ofrece el objeto para que el dios no lo disfrute. Empuja a la mujer amada hacia el mediador para hacrsela desear y para triunfar a continuacin sobre este deseo rival. No es en su mediador que desea, sino ms bien contra l. El nico objeto que el hroe desea es aquel con el que frustrar a su mediador. En el fondo, slo le interesa una victoria decisiva sobre este insolente mediador.24 Eleternomarido es la historia de Pvel Pvlovich Trusotski, un funcionario acomodado que, tras la muerte de su mujer, descubre, por su correspondencia intacta, que sta le fue infiel con dos hombres a quienes l consideraba sus amigos en la poca en que tuvieron lugar los engaos.Elprimerodelosamanteseselotroprotagonistadelrelato, AleksiIvnovich Velchninov. De su relacin con la difunta, nueve aos atrs, naci una nia, Liza, que el marido cornudo, desconocedor de la verdad, cri como hija propia. Sabedor ahora del engao, Trusotski acude a San Petersburgo en compaa de la pequea con el objetivo de dar tanto con Velchninov como con su sucesor en los afectos ilegtimos de la seora Trusotskaia, un tal Stepan Mihailovich Bagautov. Este, sin embargo, muere al poco tiempo de la llegada de Pvel Pvlovichalaciudady,trasacudirasusfunerales,elmaridoofendidopuedecentrarsu atencin nicamente en Aleksi Ivnovich. Para el seductor, Trusotski es el paradigma del eterno marido, nacido exclusivamente para casarse y convertirse, al hacerlo, en el suplemento de su mujer. Se trata de alguien a quien le es imposible no ser burlado, pero que, por su misma naturaleza, jams podra percatarse de la farsa.25 En contraposicin, Velchninov encarna al donjun que, atractivo y vanidoso, lleva una vida entregada a la bsqueda del placer sexual. Si 24 Girard, Ren, Mentira romntica y verdad novelesca, ed. cit., p. 50. 25 Cfr. Dostoievski, F. M., El eterno marido, trad. cast. de Juan Lpez-Morillas, Alianza, Madrid, 1995, p. 47. Lorena RIVERA LEN Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 31 el primero es el eterno marido, el segundo es sin duda el eterno amante y ambos se necesitan mutuamente para sobrevivir enrocados en sus roles.Velchninov nos es presentado como un apuesto caballero que ronda los cuarenta aos y gozadeaparenteconfianzaensmismo,peroquepadecealmismotiempodeunaleve depresin nerviosa y se ve extraamente asaltado por algunos recuerdos de su pasado que incluyenconductaspoconoblesyalgunashumillacionessocialesenlasqueseatisbaun sadismo que trae a la memoria del buen conocedor de Dostoievski el alma atormentada del antihroe de las Memorias del subsuelo. Precisamente como uno de los espectros de ese ayer que lo perturba hace Trusotski su aparicin en escena: l y Velchninov se rozan varias veces porlacallecuandoelmaridoengaadobuscaunencuentroconelquefuerasuamigoy antiguoamantedesumujer.Casichocan,peroTrusotskisediluyenuevamenteentrela multitudantesdequeVelchninovpuedallegarareconocerlo.Porfin,unanochePvel Pvlovich se presenta en casa de su burlador mientras este duerme. De este modo, uno de los muchos sueos angustiosos que no dejan descansar a este hombre de vida disipada termina por disolverse en una realidad cuya naturaleza es, sin embargo, la de una pesadilla. El desasosiego anmico de Trusotski no es menor que el del donjun de la historia. Desde elprincipioseapreciasuresentimientohaciaelrivalalquelegustaraemular,delque quisieravengarsealtiempoquenodejaderecordarsuviejaamistad.SienVelchninov descubramos al sdico, Trusotski es el masoquista que se humilla y se degrada ante quien le hatraicionado.Orgullosoyvanidoso,elprestigiodelquedotaimaginariamenteasu contrincante es la medida de su propia vala. Como sealbamos ms arriba, la mujer que suscit el conflicto, el supuesto objeto de deseo de ambos, ha desaparecido, pero la rivalidad persiste. Por ello Ren Girard recalca que en El eterno marido el tringulo del deseo mimtico dejaversuesqueletocontodanitidez,siendoelvrticeocupadoporelobjetoelmenos relevante. Trusotski, cual pesado moscardn, est condenado a revolotear en torno a la miel que olfatea en Velchninov, aunque slo encuentre su aguijn y ninguna flor se abra a sus libaciones.Dehecho,enlasegundapartedelrelato,PvelPvlovichdecidetomarnueva esposa, pero para ello necesita la aprobacin del seductor. Sometindose irremediablemente a una nueva ignominia, hace que Velchninov lo acompae a la casa de campo donde vive, en compaa de sus padres, sus siete hermanas y un hermano pequeo, su supuesta prometida, que en realidad es poco ms que una nia que no lo soporta. La aspiracin al matrimonio con una jovencita de tan slo quince aos resulta morbosa, pero adems el clima enfermizo se ve agravadoporlacircunstanciadequeseaVelchninovquieneligeelpresenteparala pretendidanovia:unapulseraquePvelPvlovichcompraenunajoyerahastalaque prcticamente arrastra a su rival. Velchninov se reconoce, en todo este asunto, tentado por una idea vil y perversa a la que no puede resistirse, lo cual le hace sentirse furioso consigo mismo.UnavezconozcaalafamiliadeNadiaqueassellamalachicasucederlo inevitable: los cautivar con su encanto natural para mayor escarnio de Pvel Pvlovich.Las travesuras de las hermanas y el mismo ridculo un tanto incauto al que se expone el pretendiente rechazado tien la atmsfera de este captulo de cierta ligereza que sin embargo no puede hacernos olvidar que la dialctica infernal de orgullo herido y humillacin se ha cobrado una vctima inocente en la primera parte de la novela. Liza, la hija de Velchninov queTrusotskihacriadoyqueridocomopropia,mueretrascaerenfermaalsentirse abandonada por quien siempre ha tenido por su padre. Una vez que ha descubierto que Liza noeshijasuya,PvelPvlovichnopuedeevitarquelaniaseleaparezcacomoel recordatorio viviente del engao de que ha sido objeto. El amor que siempre le ha tenido se trueca en odio al saberse incapaz de romper el vnculo emocional que le une a ella. Comienza El eterno marido que no saba amar: un parsito del deseo en la novelstica de Dostoievski Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 32 entonces a maltratarla y pretende desentenderse de ella, dejando que Velchninov la aloje en casa de unos buenos amigos suyos. A este le reconforta la idea de la paternidad, que acepta gustosamente a pesar de que Trusotski no le ha dejado ver la prueba definitiva una carta que confirma que Liza es hija suya. La nia, en cambio, se siente desamparada en casa de unosdesconocidosy,pesealosafectuososcuidadosdelafamiliaquelahaacogido,cae enfermayfallecesinqueTrusotskihayaidoaverla.Siempreebrio,seenvileceenlos prostbulosynoreaccionaantelainsistenciadeVelchninovquelohaceenteramente responsable de la desgracia de la criatura. Este ltimo, por su parte, pierde con la muerte de Lizalaesperanzaderegeneracin queseleabra atravsdelamor queellale inspiraba. Comoseveclaramenteenlasegundapartedelanovela,notardaensucumbiralas tentacionesquelepresentaPvelPvlovichyenvolverasuantiguopapeldeseductor, aunque ello le genere malestar y remordimiento.Trusotski, por otro lado, sigue ahondando ms en su propia humillacin al confesarle a Velchninov,justodespusdelincidentedelnoviazgofrustrado,quesiemprelotuvopor amigo. El donjun de la historia no puede escuchar estas palabras ms que con rabia, sobre todo tras haberse denigrado asumiendo nuevamente, acicateado por Pvel Pvlovich, el rol de conquistador. De manera muy lcida le contesta entonces que los dos son seres subterrneos y que su proceder no puede entenderse sin el odio. El clmax narrativo vendr unas pginas despus. Ambos estn en el apartamento de Velchninov cuando a este le asalta un agudo dolor que parece tener su origen en el hgado y que amenaza con un fatal desenlace. Pvel Pvlovichdecidequedarseconlesanocheysedeshaceenatencionesycuidados. Conmovido en cierto modo, el antiguo rival le da las gracias y declara que sin duda es mejor personaquel.Caeentoncesenunsueofebrilenelquegenteexasperadalegritayle amenaza. Al despertar y abrir los ojos encuentra junto a l a Trusotski que le ataca con una navajade afeitarhacindoleuncorteprofundoenlamanoizquierda. Velchninov,quees mucho ms fuerte, logra reducir a su asaltante y a la maana siguiente lo deja marchar. Antes de abandonar definitivamente San Petersburgo, el que fuera marido engaado se asegura de que Velchninov encuentre la carta de Madame Trusotskaia en la que queda bien claro que el seductor es el padre de Liza. La novela sin embargo no se cierra ah, sino que contiene un pequeo eplogo. Casi dos aos despus de estos acontecimientos, Velchninov y Trusotski coincidenenunaestacindetren.Amboscontinansiendoloquesiemprefueron: Velchninov un fascinante hombre de mundo; Trusotski, el eterno marido que ha vuelto a contraer matrimonio con una bonita dama que no se separa de un joven oficial, sin duda el nuevo tercero en discordia. Velchninov llega incluso a coquetear con la seora Trusotskaia a la que saca de un pequeo apuro. Mientras conversan, la cabeza calva del marido se introduce entreambos,comoyasucedieraeneljardndelosZahlebinincuandolajovenNadiay Velchninovcharlaban.26Lahistoriaestcondenadaarepetirseporqueelamornoha conseguido vencer al deseo metafsico. La prueba ms evidente de ello es la muerte de Liza a quien Trusotski recuerda en las lneas finales del relato. Velchninov le muestra la palma de la mano izquierda con la cicatriz an visible y en respuesta l murmura el nombre de la pequea desaparecida con lgrimas en los ojos. Su interlocutor permanece petrificado, pero el tren de Pvel Pvlovich arranca y sus caminos nuevamente se separan. La tumba de Liza quedar para siempre entre ellos, aunque ciertamente parece estar ms del lado de Trusotski, que es quien ha mantenido vivo su recuerdo. 26 Cfr. ibdem, pp. 128, 183. Lorena RIVERA LEN Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 33 Delamanodedosgrandesnovelistasyapoyndonosen losanlisis dedoseminentes estudiosos, hemos recorrido los senderos tortuosos de la pasin de amor tal y como ha sido inmortalizadaporlaliteraturaenlaquepodemosmirarnoscomoenunespejo.Siyala historia de El curioso impertinente evidenciaba la naturaleza trgica del deseo segn el otro, Eleternomaridoahondamsensupotencial destructivo almostrarcmohasta unania inocente puede perecer a consecuencia de los efectos desencadenados por el deseo metafsico. Tanto Rougemont como Girard apuntan a la prdida de trascendencia en el mundo moderno como caldo de cultivo idneo para la idolatra de un semejante que es esencial en la estructura del tringulo del deseo mimtico. Ya sea que se comparta el marco innegablemente cristiano desde el que ambos realizan sus anlisis o no, creemos que sus intuiciones son valiosas para comprendernos mejor en tanto que humanos si acudimos con ellas a las obras de Cervantes y Dostoievski.Dehecho,ambosescritorescoincidenensusextraordinariasdotescomo antroplogos, pues son aventajados conocedores de la naturaleza humana. El eterno marido que no saba amar: un parsito del deseo en la novelstica de Dostoievski Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 21-33. 34 Joan B. LLINARES CHOVER Actas I Congreso internacional de la Red espaola de FilosofaISBN 978-84-370-9680-3, Vol. II (2015): 35-49. 35 Antropologa filosfica y literatura: Acaso esto es un hombre? Los testimonios de la experiencia totalitaria y la conceptualizacinde lo humano J oan B. LLINARES CHOVER Universitat de Valncia Quin dijo alguna vez: hasta aqu el hombre, hasta aq