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    Frederick B. Meyer

    Abraham:

    la obediencia de la fe

    CLIE

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    NDICE

    Captulo 1 El socavn en la cantera 3Captulo 2 El llamamiento divino 8Captulo 3 Obedeci 14Captulo 4 El primero de los padres peregrinos 20Captulo 5 Descendi a Egipto 25Captulo 6 Separado de Lot 31Captulo 7 Las dos sendas 35Captulo 8 Refrigerio entre las batallas 41Captulo 9 Melquisedec 47Captulo 10 Firmeza de la fe de Abraham 52Captulo 11 Vigilando con Dios 58Captulo 12 Agar, la esclava 63Captulo 13 S perfecto 68Captulo 14 La seal del pacto 73Captulo 15 El husped divino 79Captulo 16 Rogando por Sodoma 84Captulo 17 La obra de los ngeles en una poblacin mala 90Captulo 18 Un poco de la naturaleza antigua 98Captulo 19 Agar e Ismael echados fuera 104

    Captulo 20 Un lugar quieto de descanso 110Captulo 21 La ms grande prueba de todas 116Captulo 22 Macpela y su primer habitante 124Captulo 23 La respuesta del alma al llamamiento divino 129Captulo 24 Agregado a su pueblo 135

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    Captulo 1El socavn en la cantera

    En el crepsculo de la historia, el primer gran carcter que nos llamala atencin por algn tiempo es el de Abraham, quien se hara notar, si nopor otra cosa, por ser llamado el amigo de Dios. Ojal que nosotrostambin, en nuestra escasa medida, podamos llegar a ser, no siervossolamente, sino amigos de Dios...

    Muchos rayos de inters tienen su foco en la historia de Abraham. Su retratoest hecho con tales detalles, que vive delante de nuestra vista, con lasmismas esperanzas y temores, horas ureas y horas de depresin, que sonfactores familiares en nuestras propias vidas. Tambin, se hace tan constantereferencia a su vida en el Antiguo Testamento, y en el Nuevo, que pareceraser necesario entenderlo bien para tener la clave de muchos pasajes difcilesy muchas doctrinas sagradas en las pginas siguientes de la Biblia. Todos,orientales o europeos, podemos hallar en la tienda del primer hebreo unlugar comn de reunin, y en l mismo, un origen comn.

    Nuestra historia nos hace retroceder a dos mil aos antes del nacimiento deCristo, y hasta la antiguo ciudad de Ur. Y puede ser que hagamos bien, conla ayuda de los descubrimientos modernos, en considerar las primeras

    condiciones entre las cuales fue mecida la cuna de esta vida. Nos gustadetenernos en aquel sitio solitario entre los cerros, donde, en medio de loshelechos y el argomn, o de un hoyo en medio de rocas cubiertas de musgo,tiene su origen el ro que desagua un continente, y fluye, cargado de navoshasta el mar. Suplicamos al bigrafo que nos diga algo de las escenas en lasque una gran vida fue nutrida; porque nos parece que podemos entendermejor su color, corriente y direccin.

    Por esto agradecemos al descubrimiento moderno el haber arrojado su luzsobre las ruinas de aquella ciudad del mundo antiguo, que estaba llena de la

    vida y su bullicio cuando apacentaban rebaos sobre las siete colinas deRoma; y cuando rojos venados de ligeros pies, pastaban en el sitio de laCatedral de San Pablo, o bajaban para beber las aguas limpias y difanas delTmesis.

    Debemos buscar Ur, no en la Mesopotamia Septentrional, donde unatradicin equivocada la ha situado, sino en las ruinas de Mugheir, cerca del

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    Golfo Prsico. Cuarenta siglos, depositando aluvin en la playa, han hechoretirarse el mar como cien millas. Pero en el tiempo de que hablamos es

    probable que la ciudad natal de Abraham estuviera sobre la playa cerca dellugar donde el Eufrates vaciaba el volumen de sus aguas en las olas delocano.

    Las ruinas actuales de la poblacin consisten de una serie de montonesbajos, dispuestos en forma ovalada, que tienen como dos millas deextensin, y dominados por un montn ms grande de setenta pies de altura,sobre el cual hay ruinas de lo que debi haber sido antes un vasto templo,dedicado a la luna. En el tiempo antiguo era una ciudad grande y floreciente,situada en la playa del mar, y poseedora de flotas de navos, que navegabana lo largo de las costas del ocano Indico, cargados de los productos delsuelo rico y frtil.

    Sera ajeno a nuestro propsito describir el lujo de aquella tierra Caldea,regada por sus dos grandes ros, donde la cosecha de granos eramaravillosamente abundante, y la palmera llegaba a un tamaoextraordinario, remunerando ricamente las escasas labores del pueblo; ydonde las granadas, manzanas, uvas y tamariscos se daban sin cultivo. Bastedecir que era un trecho largo y verde, adecuado para la horticultura;suficiente para atraer y sostener grandes populaciones de hombres, yespecialmente propio para el establecimiento de aquellas tribus pastorilesque necesitaban extensos pastos para sus ganados y rebaos.

    Estos hijos de Cam eran idlatras groseros. En aquella atmsfera clara ytransparente, los cuerpos celestiales brillaban con una refulgenciaextraordinaria, llevando a los caldeos primitivos a un sistema de culto a lanaturaleza, que no tard en identificarse con ritos de indulgencia e impureza,tales como aquellos en que la humanidad siempre cae, cuando rehsa retenera Dios en su conocimiento, y se entrega a los dictados de sus propiasconcupiscencias carnales.

    La raza pareca tender de nuevo a aquellos crmenes horribles y antinaturalesque ya haban necesitado su casi total destruccin; y era evidente quedebiera adoptarse algn expediente para detener el progreso de lacontaminacin moral, y salvar a la humanidad. Esta obra fue emprendida porAquel, cuyos deleites han sido siempre con los hijos de los hombres, y queen das posteriores pudo decir con nfasis majestuoso:Antes de que Abraham fuese, Yo soy (Jn. 8:58).

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    Y logr su propsito entonces como lo ha hecho con tanta frecuenciadespus, separando para S un solo hombre, a fin de que por l y por susdescendientes, cuando hubieran sido completamente purificados y

    preparados, pudiera obrar sobre la raza cada de los hombres, reclamndolapara S por medio de una palanca moral movindose sobre un pivote fuerade s misma.

    Cuatro siglos haban pasado desde el diluvio; y deben haber sido siglosabundantes en migraciones. La poblacin abundaba entonces ms que ahora,y todo el mundo les estaba abierto para escoger. Dejando los primeros sitiosde vida, enjambre tras enjambre parti en todas direcciones. Oleajes dehombres, empujados por el hambre, el amor a la conquista, u hordas msfuertes que los seguan, se extendieron por todos rumbos de la Tierra.

    As, los hijos de Jafet se extendieron hacia el norte para colonizar Europa yAsia, y para fundar la gran familia Indoeuropea. Los hijos de Cam seextendieron hacia el sur, sobre las llanuras frtiles de Caldea, donde bajo ladireccin del poderoso Nimrod, edificaron poblaciones de barro cocido,levantaron templos, cuyas ruinas permanecen hasta el da de hoy; ycultivaron las artes de la vida civilizada hasta un grado no conocido en otra

    parte. Se dice que eran sabios en las matemticas y astronoma, en el tejido,en el trabajo de los metales, en el grabado de joyas, y en el arte de conservarsus pensamientos, escribindolos en tablas de barro.

    Sucedi pues que en medio de estos colonos descendientes de Cam habavenido una familia de los hijos de Sem. Esta tribu, bajo la direccin de Tera,se haba establecido en los ricos pastos fuera de la ciudad de Ur. Lasciudades amuralladas, las artes civilizadas y el trfico de los comerciantes,les atraan poco; puesto que eran ms bien una raza de pastores, que vivanen tiendas, o en chozas ligeramente construidas. Y si la prediccin de No severific (vase Gn. 9:26), podemos creer que su vida religiosa era ms dulcey pura que la del pueblo entre el cual los encontramos.

    Pero el veneno moral pronto comenz su trabajo. Y la asociacin ntima deesta familia de semitas con las prcticas idoltricas y abominables de loshijos de Cam contamin la pureza y sencillez de su fe primitiva; y es seguroque un procedimiento en descenso obr sutilmente, rebajando su carcterhasta el de sus vecinos. Josu dice claramente que los padres de los hijos deIsrael, que moraban al otro lado del ro Eufrates, sirvieron a otros dioses(vase Jos. 24:15). Y hay indicaciones del mal en la casa de Labn, de donde

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    Raquel hurt las imgenes (terafim), cuya prdida encendi la ira de suPadre (vase Gn. 31:19-35).

    Ciertamente, es una pesada responsabilidad para la gente piadosa vivir enmedio de las escenas de impiedad y pecado notorio. Si ellos se escapan de lared es probable que sus hijos sean cogidos en ella. Y si por las demandas deldeber somos compelidos a vivir en semejante ambiente funesto, supliquemosque el fuego de la pureza divina se extienda como un cordn de defensaalrededor de nuestra casa; y que los seres queridos de nosotros moren en ellugar secreto del Todopoderoso.

    En medio de semejantes escenas, Abraham naci, y creci desde la juventudhasta la virilidad. Pero, desde el principio, si hemos de creer las tradicionesque han quedado en las plticas del Oriente inmutable, posea un carcter

    nada ordinario. Conforme a aquellas historias, que, si no eran literalmenteveraces, sin duda estn basadas sobre el extracto fundamental del hecho, eljoven Abraham ofreca una firme oposicin a las prcticas malas queprevalecan, no slo en la Tierra, sino en la casa de su padre. Empleaba elarma del sarcasmo usada tan efectivamente despus por los profetas con sus

    propios descendientes. Haca pedazos las imgenes indefensas. Rehusarrodillarse delante del elemento sutil del fuego por el mandato del monarca,y bajo pena de martirio. As, temprano, estaba siendo separado de la canteradel paganismo, desenterrado del socavn de la cantera, preparado para sermodelado en columna, en la casa del Seor.

    No hay nada de todo esto en la Escritura; pero tampoco nada inconsecuentecon ello. Al contrario, as como los movimientos peculiares de los planetassugieren la presencia de algn cuerpo celestial de un tamao definido, queno obstante est oculto a la vista en las profundidades del espacio, as elcarcter maduro, la fe, y la pronta obediencia de este hombre, cuando se

    presenta por primera vez a nuestra observacin, nos convencen de que debipadecer un largo perodo de pruebas severas. El hongo es hijo de una solanoche, pero la encina que puede resistir las tempestades: es el resultado de

    largos aos de sol y aire, de brisas y tempestades.Al fin, El Dios de Gloria le apareci. La luz haba estado aumentando antesu vista; y finalmente el sol sali de en medio de las oscuras nubes. En quforma de gloria Jehov se revel, no podemos imaginar; pero tenemos quecreer que hubo una manifestacin exterior que hizo poca en la vida deAbraham, y le suministr una base de fe inequvoca para todo su futuro.

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    Probablemente el Hijo, quien desde toda la eternidad ha sido el Verbo deDios, se revistiera, como despus en la llanura de Mamre, en forma de ngel,o le hablara, como despus a Isaas, en medio de los ardientes serafines(vase Is. 6). En todo caso, la visin celestial fue acompaada por unllamamiento, como aquel que en todo perodo del mundo, se ha hecho or encorazones leales, hacindoles despertar a la realizacin de su verdaderodestino, y tomar su lugar en la regeneracin del mundo:

    Vete de tu tierra, y del lugar de tu nacimiento, y de la casa de tu padre, allugar que Yo te mostrar (Gn. 12:1).

    Si vivimos conforme a la luz que tenemos, recibiremos ms luz. Si somosfieles en muy poco, puede ser que tengamos la oportunidad de ser fieles enmucho. Si somos firmes en Caldea, puede ser que lo seamos tambin fuera

    de ella para hacer un gran papel en la historia del mundo. La eleccin deDios nunca es arbitraria; sino que se basa en algunos rasgos previos deaquellos a quienes llama de entre sus compaeros para ser sus ayudantes:A los que conoci en su presciencia, los predestin.

    Qu se animen los tales! Estn pisando una senda bien conocida, en la quelos ms nobles de la humanidad les han precedido; y que era mucho msdifcil en los das cuando pocos se hallaban en ella, y especialmente en aquelda, cuando aquel hombre solitario, el padre de muchas naciones, anduvoen ella. Un sntoma de que se est en aquella senda, es la soledad:

    Cuando no era ms que uno solo, le llam (Is. 51:2).

    Fue una soledad la que oprimi mucho el corazn de Jess. Pero es unasoledad que tiene la seguridad del compaerismo divino (vase Jn. 8: 16, 29;16:32). Y aunque parece que ningn ojo se fija en las luchas, protestas yesfuerzos del espritu solitario, merecen la simpata de todo el Cielo; y antesde mucho se oir un llamamiento, como el que sobrecogi a Abraham como

    peregrino, y abri delante de sus pasos el camino para una maravillosabendicin. No nos desesperemos, pues, por el futuro del mundo. De sucorazn saldrn los que lo elevarn a un nuevo nivel. Saulos estn siendoeducados en medio del Sanedrn; Luteros en los claustros de la Iglesia Papal;Abrahames bajo las sombras de grandes templos paganos. Dios sabe dndeencontrarlos. Y cuando los tiempos sean ms oscuros, ellos sacarn unamultitud de espritus peregrinos, innumerables como la arena de la playa delmar, o como el titileo de las estrellas, que llena la expansin ilimitada delespacio...

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    Captulo 2El llamamiento divino

    Mientras Abraham viva sosegadamente en Ur, protestando contra laidolatra de sus tiempos, con todos sus malos acompaantes y, segn latradicin, sufriendo amarga persecucin a causa de la conciencia, El Diosde gloria apareci a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antesque morase en Harn; y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a latierra que Yo te mostrar (Hch. 7: 2 y 3).

    Esta fue la primera de aquellas maravillosas apariciones que anticiparon laEncarnacin y sealaron los grados sucesivos de la manifestacin de Dios a

    los hombres.

    Cundo vino esta aparicin divina, no lo sabemos; pudo haber sido en lanoche quieta y solemne o en la hora de meditacin al final del da o enmedio de los deberes de su puesto... Pero de repente brill desde el cielo unagran luz en su derredor: una forma visible se present en medio de la gloria,y una voz habl el mensaje del cielo a su odo. No as nos aparece ahoraDios; y, no obstante, es cierto que todava habla en el silencio del esprituatento, imprimiendo su voluntad, y diciendo: Sal!. Escucha aquella vozen el santuario ntimo de tu corazn.

    La misma voz ha hablado con frecuencia desde entonces. Llam a Elas deThiste y a Ams de Tekoa; a Pedro de sus redes de pescar, y a Mateo de su

    banco de tributos; a Cromwell de su hacienda en Huntingdon, y a Lutero desu claustro en Erfurt. Siempre suena el mandato perpetuo de Dios: Salid deella, pueblo mo, para que no participis de sus pecados, y para que norecibis de sus plagas.

    No te ha llegado a ti? Es extrao si no te ha llegado. Pero, si te llega, no

    permitas que nada estorbe tu obediencia; levanta las tiendas, y sigue a dondete llama el Dios de la gloria; y entiende que l esta andando delante, y que siquieres tenerle como compaero, tienes que seguirle.

    Abraham no tena hijos, senta pues un hondo afecto para los que estabanunidos a l con los vnculos de una comn naturaleza. No era cosa pequea

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    para l, levantar su campamento; separarse de los que le eran ms cercanos yms caros, y ponerse en camino hacia una tierra que le era desconocida.

    Y as tiene que ser siempre: el llamamiento de Dios siempre encierra undesarraigo de lo que la naturaleza tiene por caro. Debemos estar preparados

    para tomar diariamente nuestra cruz, si queremos seguir en el camino que lseala. Cada paso de verdadero adelanto en la vida divina envuelve un altaren el que algn caro fragmento del egosmo ha sido ofrecido; o un montndebajo del cual algn dolo querido ha sido sepultado.

    Es verdad que las bendiciones que nos esperan harn ms que compensarnospor los sacrificios que tengamos que hacer. Y la perspectiva del futuro puedemuy bien atraernos hacia adelante; no obstante esto, cuando llega la hora, nodeja de haber angustias cuando se rompe el ltimo eslabn, cuando se

    pronuncia el ltimo adis y se echa la ltima mirada sobre el hogar de aosfelices que ya va alejndose. Y este es el aventador de Dios que claramentesepara el tamo del trigo.

    Muchos no pueden soportar una prueba tan severa y escrutadora en susdemandas. Como Flexible, salen del pantano por el lado ms cerca de sucasa. Como el joven, se separan tristes de Aquel a quien haban venidoapresuradamente. Y ha de ser ste nuestro caso?

    Especialmente en estos das crticos, Dios est llamando a toda la Iglesia a

    un gran adelanto, no slo en conocimiento y en experiencia espiritual, sinotambin en la evangelizacin del mundo. Bienaventurados los que tengan elprivilegio de participar en esta sublime hazaa!

    Nada nos esfuerza tanto como el aislamiento y el trasplante. Si un joven salede su hogar y no tiene con quien contar sino consigo mismo, desarrollar

    potencias de las cuales no habra dado antes indicios, si siempre hubieraquedado en casa, dependiendo de otros y rodeado de lujo. Bajo estademanda benfica, su alma manifestar todo su vigor natural.

    Lo mismo ocurre con la fe: mientras estamos viviendo sosegadamente enmedio de circunstancias favorables y sin perturbacin, la fe duerme como untendn no desarrollado en nuestro cuerpo, un hilo, un germen, una idea, perocuando somos empujados en medio de todas estas circunstancias y notenemos de quien depender, sino de Dios, entonces la fe se aumentarepentinamente hasta hacerse un cable, una encina reina del bosque, un

    principio dominante de la vida.

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    Mientras el avecilla quede en el nido, no conocer el deleite de volar.Mientras el nio tembloroso se ase de la costa, o pise el fondo, no probar elxtasis de batallar con las olas del ocano. Mientras los hombres se aferren alo material, no podrn apreciar la realidad de las promesas de Dios.Abraham nunca habra llegado a ser el padre de los fieles, el ejemplo de lafe, si hubiera siempre vivido en Ur. No; le era preciso dejar su feliz hogar ysalir para lo no probado ni conocido, a fin de que la fe tomara todas sus

    proporciones gloriosas, en su alma.

    Puede ser que no sea necesario para nosotros retirarnos del hogar y amigos;pero tendremos que retirar la ms profunda dependencia de nuestro corazn,de todos los apoyos y sostenes terrenales, si alguna vez hemos de aprenderlo que es confiar sencilla y absolutamente en el Dios eterno. Puede ser que

    justamente ahora Dios est rompiendo las playas en que hemos estado

    aferrados, para que el buque se deslice hasta las olas del ocano.

    Sobre este solo hombre, Abraham, descansaba la esperanza del futuro delmundo. Si se hubiera quedado en Ur, es imposible saber si hubiese quedadofiel; o si no podra haber sido seriamente contagiado por la idolatra en suderredor. Y, an cuando hubiera sido fortalecido para resistir las influenciasadversas, su familia, y sobre todo, sus hijos, podran haber faltado bajo laterrible prueba. No fue pues, sabio por amor al mundo, y a causa de los

    propsitos divinos, que Abraham fuese quitado del todo de su hogar yprimeras asociaciones, para hallar un nuevo punto de partida en un nuevo

    suelo y bajo nuevas condiciones?

    Es imposible cambiar nuestros tiempos, mientras vivamos bajo su encanto;pero una vez que nos hemos levantado, e ido al llamamiento de Dios, fuerade la influencia de ellos, podemos reaccionar en ellos con una potenciairresistible. Arqumedes se jact de que poda levantar el mundo si tan slohallaba un pivote sobre el cual descansara su palanca. No os sorprendis

    pues si Dios os hace salir para ser un pueblo suyo, para que por medio devosotros pueda reaccionar con bendito poder sobre el gran mundo de los

    hombres.A veces, por cierto, nos manda quedarnos donde estamos, para glorificarleall. Pero con frecuencia nos manda separarnos de compaeros impos,asociaciones irreligiosas, fraternidades y consorcios malos y, a gran costo,trasladarnos al aislamiento de una tierra que l promete revelar.

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    Los llamamientos de Dios no van siempre acompaados de razones, sinosiempre con promesas, expresadas o sobreentendidas. Acaso dar razonessuscitara discusiones, pero dar una promesa demuestra que la razn, aunqueoculta, es toda suficiente. Podemos entender la promesa aunque la razn

    pudiera meternos en perplejidad y confusin. La razn es intelectual,metafsica, espiritual; pero una promesa es prctica, positiva, literal. Ascomo una cscara encierra la pepita, as los mandatos divinos ocultan

    promesas en su corazn. De ah que al mandato: Cree en el Seor Jess, lesiga la promesa: y sers salvo.

    A veces, pues, parece ms fcil meditar no en el sacrificio que se exige, sinoen el contenido de la promesa divina y bondadosa. Si se manda a uno quetome, dejar de su propia voluntad. Si los hombres hallan en Jess el aguaviva, como la mujer samaritana, dejarn su cntaro. Haced arder los

    corazones de los jvenes con toda la hermosura y la bendicin del serviciode Jess, y no hallarn tan difcil abandonar redes y botes de pescar, yamigos para seguirle...

    El sabio Francisco de Sales sola decir:Cuando est incendiada la casa, los hombres estn prontos a echar todo porla ventana; y cuando el corazn est lleno del verdadero amor de Dios, loshombres estn seguros de contar todo lo dems como sin valor.

    En todas partes encontramos seres y cosas ms altamente dotados que otros

    de la misma clase. Esto es sealadamente claro en la esfera religiosa. Y alprincipio sentimos una admiracin desasosegada acerca del arreglo divino;hasta que llegamos a entender que la dotacin superior de los pocos tiene porobjeto capacitarlos para ayudar y bendecir mejor a los dems: Te

    bendecir, y t sers una bendicin.

    Un gran pensador siente que se acerca a su fin; ha hecho grandesdescubrimientos, pero todava no los ha revelado al mundo. Escoge a uno desus discpulos ms prometedores, y cuidadosamente le ensea su sistema;

    trata con mucha severidad toda inexactitud y equivocacin; tiene muchocuidado de ensear lnea sobre lnea. Por qu tiene tanto cuidado? Poramor al joven? No explcitamente por el bien del discpulo, sino para que

    pueda dar al mundo los pensamientos que su maestro moribundo ha confiadoa su cuidado. El joven discpulo es bendecido para que comunique a otros la

    bendicin.

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    No columbramos en esto la intencin de Dios, al escoger a Abraham, y enl toda la familia de Israel? No fue tanto por su salvacin personal, aunqueesta fue incluida, sino para que comunicaran las santas enseanzas yorculos que le haban sido confiados. Habra sido peor que intil, darsemejantes joyas directamente a la humanidad. Sera como poner un

    banquete opparo delante de un recin nacido hambriento. De todos modosno exista un lenguaje en el que pudieran expresarse debidamente lossagrados pensamientos de Dios. El genio de la verdad exige que las mentesde los hombres sean preparadas para comprender sus sagradas lecciones Senecesitaba que definiciones y mtodos de expresin fuesen aprendidos

    primero por el pueblo, y que cuando los hubiera aprendido pudiera llegar aser el maestro de la humanidad.

    La profunda cuestin es si no es verdad que la eleccin tenga ms que ver

    con el ministerio, que con nuestra salvacin personal. Trae menos dedescanso y paz y gozo que lo que trae de angustia y amargura y pesar decorazn. No necesitamos envidiar a los escogidos de Dios. Son losdesterrados los que llevan la cruz, los mrtires entre los hombres; perodescuidndose de s mismos, todo el tiempo estn aprendiendo las leccionesms profundas de Dios, lejos de las habitaciones ordinarias de los hombres;y despus vuelven a ellos con descubrimientos que sobrepujan a todo

    pensamiento y son inapreciables para la vida humana.

    Finalmente, la clave de la vida de Abraham es la palabra separacin.

    Desde el principio hasta el fin fue un hombre separado. A saber, separado dela patria de sus padres y de su parentela, separado de Lot, separado, como un

    peregrino y extranjero del pueblo de la Tierra, separado de sus propiosmtodos de asegurar un cumplimiento de las promesas de Dios, separado delresto de la humanidad por pesares especiales, que le pusieron en unacomunin ms cercana con Dios, que la que alguna vez haya sido alcanzada

    por el hombre...

    Y fue, sobre todo, una separacin de fe, no de obras. En otras palabras, la

    separacin de Abraham no es como la de los que desean ser salvos; sinoantes bien, como la de los que son salvos. No hacia la cruz, sino desde lacruz. No para merecer nada, sino porque el corazn ha visto la visin deDios, y no puede ya contentarse con las cosas que antes lo fascinaban yextasiaban; de modo que, dejndolas atrs, extiende las manosanhelosamente para asirse de las realidades eternas, y as es conducido

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    Captulo 3Obedeci

    Cunto hay en estas palabras!Por la fe Abraham, siendo llamado,obedeci para que salir al lugar que haba de recibir como herencia (He.11:8).

    Bendicin en el corazn, en el hogar y en la vida, promesas cumplidas,grandes oportunidades de hacer bien, se hallan a lo largo de la senda angostay dificultosa de la obediencia a la Palabra y la voluntad de Dios. Si Abrahamhubiera rehusado permanentemente la obediencia a la voz que le llam parasalir fuera a emprender su peregrinacin larga y solitaria, habra cado en la

    oscuridad de un sepulcro desconocido en la tierra de Ur, como ha sucedidoantes y despus a otros muchos jeques orientales. As la ola fosforescente

    brilla por un momento detrs del buque que va surcando su camino en lanoche, por los mares meridionales; y despus, se pierde para siempre de lavista. Pero, gracias a Dios, Abraham obedeci, y en aquel acto puso la piedrafundamental para el noble edificio de su vida.

    Puede ser que lean estas palabras algunos cuya vida ha sido un fracaso, yuna triste sorpresa; como algn rbol frutal de pocos aos, cubierto en la

    primavera de flores, pero que, en el dorado otoo est desnudo y solitario enmedio de la abundante cosecha del huerto. No has hecho lo que esperabashacer. No has cumplido los pronsticos de tus amigos. Y has dejado derealizar la temprana promesa de tu vida. Y no puede hallarse la razn enesto, que muy temprano en tu vida, se dej or un mandato que te llam ahacer un sacrificio que rehusaste obedecer? Y esto te ha sido tu nica y fatalfalta: el gusano en la raz de la calabaza, la pequea podredumbre de lamadera, el paso falso que desvi el curso de tu vida desde el camino del Reya un callejn sin salida...

    No haras bien en indagar si esto sea la verdad, y apresurarte a corregirlo?No pienses que es tarde para corregir el error del pasado, o que el DiosTodopoderoso rehusar ahora, a causa de tu dilacin, aquello a que antes tellam en los gozosos aos de tu juventud, que han volado para siempre.Acaso es Dios un Dios perdonador, clemente y misericordioso, lento en irasy abundante en bondad. No te valgas de tu larga dilacin hacindola excusa

    para ms dilacin, sino como razn de obrar inmediatamente.

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    Sin embargo, como muestra la historia, Abraham dio al mandato de Diosuna obediencia parcial; y despus, por largos aos, lo descuid del todo.Pero la puerta qued todava abierta para que l entrara, y aquella Mano

    bondadosa todava le llamaba; hasta que levant su campamento yemprendi su viaje a travs del gran desierto con todos los que le servan:Y tom Tar a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harn, hijo de su hijo, y aSarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y sali con ellos de Ur de losCaldeos (Gn. 11:31).

    Cmo Tar fue inducido a dejar la tierra que haba escogido y el sepulcrodonde dorma su hijo Harn, no lo sabemos. Sera Abraham su hijo favoritode quien no poda separarse? Estara descontento con el terreno dondeacampaba? O haba sido inducido a desear una oportunidad de desechar susdolos, y empezar una mejor vida en medio de mejores circunstancias? No lo

    sabemos... Esto al menos es claro, que no era del todo sincero, ni fueron susmotivos sin mezcla; y su presencia en la marcha tuvo el efecto desastroso deretardar el paso de Abraham y de poner un parntesis de aos en unaobediencia que al principio prometi ser tan completa. Das que comienzancon sol no son siempre brillantes por todas sus horas. Nieblas, nacidas en latierra, suben y velan el cielo; pero al fin el sol sale de nuevo, y durante lasrestantes horas del da, resplandece en un cielo sin nubes. As sucedi conAbraham.

    La tribu march pausadamente a lo largo del valle del Eufrates, hallando

    abundancia de pastos en las anchas llanuras aluviales, hasta que al finllegaron a Harn; el punto donde las caravanas dejan el Eufrates paraemprender el viaje a travs del desierto. All se detuvieron y all se quedaronhasta que muri Tar. Sera que el anciano ya no se senta con fuerzas paraviajar ms? Le gustaba tanto Harn que no poda dejarlo? Desfalleca sucorazn, al mirar aquella expansin llena de arena detrs de la cual el sol se

    pona cada noche? De todas maneras no quiso ir ms lejos en laperegrinacin, y por quince aos tal vez, la obediencia de Abraham fuedetenida; y durante ese perodo, no recibi otros mandatos, ni promesas

    adicionales, ni sagradas comuniones de Dios.Nos conviene tener mucho cuidado en cuanto a quines llevamos connosotros en peregrinacin. Podemos salir bien de nuestro Ur; pero sillevamos con nosotros a Tar, no iremos lejos. Cuida, joven peregrino parala eternidad con quin te unes en el vnculo del matrimonio. Perctate,hombre de negocios, no sea que halles tu Tar en el hombre a quien ests

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    admitiendo como socio. Guardmonos todos de aquel espritu fatal decompromiso, que nos tienta a quedarnos donde los seres amados nos tientana estar. Esto es difcil de soportar; mucho ms que la oposicin abierta. Ladebilidad y la enfermedad nos conmueven contra nuestro mejor juicio. Lasllanuras de Capua hacen para los guerreros lo que dejan de hacer las armasde Roma. Y tentados por los alicientes encantadores, que nos presentancomo sirenas sus atractivos, imitamos a los marineros de Ulises, ydeclaramos que no seguiremos ms lejos hacia nuestra meta lejana.

    Y de all, muerto su Padre, Dios le traslad a esta tierra (Hch. 7:4).La muerte tuvo que intervenir para librarle de la pesadilla fatal que lesujetaba. Tar tena que morir antes de que Abraham emprendiera de nuevoel viaje abandonado. De ah podemos entender por qu se han marchitadonuestras esperanzas, nuestros planes han fracasado: todas estas cosas estaban

    estorbando nuestro verdadero desarrollo y, por piedad a nuestros mejoresintereses, Dios ha tenido que tomar el cuchillo y ponernos en libertad. Nosama tanto que se atreve a soportar la pena de infligir pena. Y as la muerteabre la puerta para la vida, y por el sepulcro entramos en el mundo gloriosode esperanza y promesa que est por el otro lado.

    De nuevo, debemos insistir en que la obediencia de Abraham fue hechaposible por su fe:Tom, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot, hijo de suhermano, y todos sus bienes que haban ganado y las personas que habanadquirido en Harn; y salieron para ir a tierra de Canan (Gn. 12:5).

    Esto no fue fcil! Era amargo dejar a los parientes que le haban rodeado;porque parece que Nacor haba seguido a su anciano padre y a su hermano alo largo del valle a su nueva colonia en Harn, y ms tarde hallamos a sufamilia viviendo all (vase Gn. 22: 20-23; 24:10; 27:43). Aquellos pastoseran amplios para sus ganados. Y para colmo de todo, el peregrino realmenteno saba su destino, cuando se propuso volver la espalda al Eufrates, y surostro hacia el gran desierto. Podemos suponer que Nacor pondra todo sunfasis en este asunto:

    - Qu quieres ms, hermano mo, sobre lo que tienes aqu?- No deseo nada sino hacer la voluntad de Dios, en donde quiera que meconduzca.- Mira los peligros: no puedes cruzar el desierto, ni ir a un pas nuevo sindespertar los celos de algunos y la avaricia de otros. No podras defendertecontra una tropa de ladrones o un ejrcito de salteadores.

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    - Pero el que me manda que vaya, tiene que tornar sobre s toda laresponsabilidad de esto. l nos cuidar.- Dime tan slo a dnde vas, y dnde te propones establecerte.- Esa es una pregunta que no puedo contestar; porque en verdad t sabestanto acerca de ello, como yo mismo. Pero estoy seguro de que al hacer lamarcha de un da, todo se me aclarar, hasta que al fin podr establecermeen el pas que Dios ha escogido para m en alguna parte.

    Esta seguramente fue la ndole de muchas conversaciones que debieronverificarse en vsperas de aquella memorable partida. Y los equivalentes delas palabras entusiasta, fantico, insensato, se pronunciaranlibremente por muchos. Pero Abraham contestara tranquilamente: Dios hahablado, Dios ha prometido, Dios har mejor para m de lo que alguna vezha dicho.

    En la noche, al pasearse de aqu para all debajo de las estrellas, puede serque a veces se inclinara a desesperarse; pero entonces la segura promesa deDios vena a su memoria, y se esforzaba para obedecer...Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeci para salir al lugar que habade recibir como herencia (He. 11:8).

    A dnde iba, no lo saba; le bastaba saber que iba con Dios. Dependa notanto de la promesa como del Prometedor; no miraba las dificultades de susuerte, sino al Rey eterno, inmortal, invisible, el nico sabio Dios, quien se

    haba dignado sealar su curso, y ciertamente se vindicara.

    Y as la caravana sali... Los camellos, pesadamente cargados, atendidos porlos que les conducan, los grandes rebaos mezclando sus baladas con losgritos de sus pastores, el pesar demostrativo de las mujeres orientales,mezclado con las graves despedidas de los hombres, los recelos de peligros yde desastres inminentes. Puede ser que an Sara estuviese rendida de amargodolor. Pero Abraham no vacil. Acaso conoca a quin haba credo y estabaseguro de que l era poderoso para guardar su depsito hasta aquel da.Estaba plenamente persuadido de que lo que Dios haba prometido, era

    poderoso para cumplirlo.

    Adems de esto, el escritor sagrado nos dice que ya haba tenido algunosvislumbres de la ciudad que tiene cimientos, y de la mejor patria; esto es,la celestial; y aquella hermosa visin haba disminuido su afecto por muchode lo que de otro modo le habra atrado y sujetado.

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    Ah, gloriosa fe! Esta es tu obra, estas son tus posibilidades: elcontentamiento para navegar con rdenes cerradas, a causa de la confianzaimperturbable en el amor y la sabidura del Seor, la voluntad de levantarsey dejarlo todo, y seguir a Cristo, a causa de la gozosa seguridad de que lomejor de la Tierra no puede compararse con lo ms insignificante del Cielo.La obediencia de Abraham fue al fin muy completa:Salieron para ir a tierrade Canan; y a tierra de Canan llegaron (Gn. 12:5).

    Por muchos das despus de la partida de Harn, se presentara a la vista unvasto y montono desierto, variado por la vegetacin ms escasa; pisandolos camellos la suave arena con sus pies extendidos y esponjosos, y nohallando los rebaos sino mezquina nutricin en el zacate escaso y spero.

    En un solo punto los viajeros se detendran en su curso, en el oasis donde

    est ahora Damasco, proveyendo un grato lugar de reposo para los cansadosviajeros por el desierto. Una villa cercana a Damasco, tiene todava elnombre del patriarca. Y Josefo nos dice que en su tiempo, un suburbio deDamasco era llamado la habitacin de Abraham.

    Pero Abraham no quiso quedarse all. La lozana y la hermosura del lugar leatraan, pero no pudo sentir que eso era lo que Dios haba escogido para l.Y, por esto, antes de mucho, se puso de nuevo en camino hacia el sur, parallegar a Canan lo ms pronto posible.

    Muchos oasis como el de Damasco, donde aguas fras como el hielodescienden de las montaas esparciendo por el aire caluroso una frescuradeliciosa, y moderando el calor ardiente con abundante verdura, nos tientana quedarnos. Muchos Pedros, con buena intencin, pero equivocados, nosechan la mano al hombro diciendo: Ten compasin de ti; en ningunamanera esto te acontezca (Mt. 16:22).

    Muchos conspiradores, dentro del corazn, aconsejan una sublevacin encontra de la voluntad solitaria y desolada. Y hace bien el peregrino, hacia laeternidad, en rehusar quedar corto en cualquier detalle, de la perfectaconsagracin y la obediencia a las demandas extremas de Dios. Cuandosalgas para ir a la tierra de Canan, no te permitas descanso hasta que hayasentrado en ella. Lo que falte de la completa obediencia, anula cuanto se hahecho. El Seor Jess tiene que tener todo o nada; y sus demandas tienenque cumplirse hasta lo sumo. Pero no son gravosas.

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    Qu testimonio tan glorioso fue aquel de nuestro Maestro cuando dijo:El Padre no me ha dejado solo; porque yo hago siempre las cosas que lecomplacen.

    Ojal que esto fuese cierto de cada uno de nosotros! Demos desde ahoranuestra obediencia pronta y sin lmites; seguros de que, si nos mandaarrojarnos al valle de la muerte, no es por ninguna equivocacin, sino poralguna necesidad apremiante, que le prohbe tratarnos de otro modo, y queantes de mucho, explicar de un modo satisfactorio.

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    Captulo 4El primero de los padres peregrinos

    Por toda la historia de la humanidad ha habido una pequea compaade hombres, en una sucesin sagrada e ininterrumpida, que han confesadoque eran peregrinos y extranjeros en la Tierra...

    A veces se les encuentra lejos de las habitaciones de los hombres, vagandoen los desiertos y en las montaas, abrigndose en las cuevas y en lascavernas de la Tierra, a donde haban sido empujados por los que nosimpatizaban con su devocin a las cosas celestiales y se disgustaban de quese les arrojara una luz tan fuerte sobre su apego a las cosas del mundo, deltiempo y los sentidos.

    Pero con mucha frecuencia se hallan en las plazas, y en los hogares de loshombres, distinguidos solamente por su vestido ms sencillo, sus lomosceidos, su apetito refrenado y sobrio, su desapego al oro, su indiferencia alas opiniones, mximas y aplausos del mundo en su derredor y la miradalejana que de vez en cuando se nota en sus ojos, como evidencia segura deque los afectos no estn fijos en las cosas del tiempo y de la Tierra, sino enaquellas realidades eternas que, ocultas bajo el velo de lo visible, no sonrevelados sino a la fe.

    Tales son los peregrinos. Para ellos las molestias y pruebas de la vida no sontan difciles de soportar; porque no pueden tocar su verdadero tesoro oafectar su verdadero inters. Son hijos de un reino ms sublime, miembrosde una repblica ms grande, burgueses de una ciudad ms noble queninguna que el sol haya mirado jams.

    El peregrino no tiene otro deseo sino el de pasar pronto sobre el caminosealado y llegar a su hogar -un camino bien pisado por todos los siglos-,cumpliendo con los deberes, desempeando las demandas, haciendo frente

    fielmente a las responsabilidades que le incumben, pero acordndose de queaqu no tiene ciudad permanente, y de que busca una venidera.

    El soador inmortal, que ha relatado la historia de los peregrinos en palabrasque el mundo nunca dejar morir, da tres seales de su apariencia:

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    Viadores iban vestidos de una manera diversa de la que usaban los queestaban ocupados en la feria; lo cual excitaba la admiracin y curiosidad, yhaca que unos les tuvieran por necios, otros por locos y otros porextranjeros (...) As como su vestido era diferente del de los feriantes, as loera tambin su modo de hablar y su lenguaje, el cual podan entender pocos;siendo como era l de Canan, y los compradores como de gente de estemundo, de modo que desde un cabo de la feria hasta el otro, parecan

    brbaros los unos a los otros (...) Causaba gran admiracin a los traficantesel que estos Viadores hiciesen tan poco aprecio de sus gneros; pues no sloapartaban la vista de ellos, sino que cuando les invitaban a comprar, se

    ponan las manos en los odos, y decan en voz alta: Aparta mis ojos, paraque no vean vanidades; y en seguida miraban hacia arriba, dando a entenderque su comercio y sus tratos estaban en el Cielo.

    Dejamos al patriarca viajando pausadamente hacia el sur; y as continuviajando hacia adelante por la tierra de promisin, sin establecerse enninguna parte, hasta llegar al sitio de Siquem, o Shechem, en el merocorazn de la Tierra, donde nuestro Seor en aos posteriores se sentcansado, junto al pozo. No haba ninguna ciudad ni aldea all entonces. El

    pas estaba escasamente habitado. La nica cosa que sealaba el sitio era unaencina venerable, cuyas largas ramas en aos posteriores habran desombrear los excesos de una idolatra vergonzosa (vase Jue. 9:27-46; 1 R.12:25). Debajo de esta encina en la llanura de Siquem, hicieron elcampamento; y all al fin se interrumpi el largo silencio, que haba duradodesde que el primer mandato fue dado en Caldea: Y apareci Jehov aAbram, y le dijo:A tu descendencia dar esta tierra. Y edific un altar all aJehov, quien le haba aparecido(Gn. 12:7).

    Sin embargo, no permaneci all, sino que se cambi un poco hacia el sur, aun lugar entre Bethel y Hai; donde, segn el Dr. Robinson, hay ahora unallanura alta y hermosa, que presenta una de los mejores reglones de pastosen todo el pas.

    Cuando Abraham parti de Harn tena setenta y cinco aos de edad; cuandomuri tena ciento setenta y cinco. Y pas el siglo intermedio cambindosede ac para all, morando en una tienda frgil y endeble, probablementetejida de pelo oscuro de camello. Aquella tienda sera un smbolo oportunodel espritu de su vida: una tienda que no tena cimientos... A saber, se quedseparado del pueblo de los cananeos. Estuvo entre ellos, pero no fue uno deellos. No presenciaba las reuniones de sus tribus. Se guard cuidadosamente

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    Acordmonos de que el altar significa tambin sacrificio, holocausto,abnegacin, y rendicin. En este sentido, el altar y la tienda deben estarasociados siempre. No podemos vivir la vida de tienda sin sentir algo de

    pena y padecimientos, tales como los que el altar representa. Pero desemejante vida resulta la devocin ms intensa, el ms ntimocompaerismo, la ms gozosa comunin.

    Adems, el altar de Abraham no serva para l solo. En ciertos perodos todala tribu se reuna all para un culto general. Un grupo abigarrado aquel, en elque esclavos comprados en Egipto o en Ur se mezclaban con los que habannacido en el campo; en el que hijos y padres, jvenes y ancianos, se ponande pie con veneracin silenciosa alrededor del altar, donde el patriarca se

    pona en pie para ofrecer el sacrificio y culto por todos... Porque Yo s quemandar a sus hijos y a su casa despus de s (Gn. 18:19).

    Aquel, en quien todas las familias de la Tierra haban de ser benditas,practicaba la religin de familia; y en esto pone un ejemplo notable paramuchos cristianos cuyas casas carecen de altar. Ojal que los cristianosfuesen animados por el ejemplo del patriarca a levantar el altar de familia y areunir en su derredor diariamente el crculo de sus hijos y dependientes, paraendulzar y ennoblecer su vida familiar.

    Luego que Abraham hubo obedecido plenamente, esta nueva promesa hirisu odo:A tu descendencia dar esta tierra (Gn. 12:7).

    As es siempre. Si desobedeces, seguirs una senda no alumbrada por algunaestrella; si obedeces, si cumples con las demandas de Dios, brillansucesivamente entonces en el cielo promesas que iluminan tus pasos, cadauna ms rica y ms plena que la anterior. Hasta ahora Dios slo haba

    prometido mostrarle la Tierra: ahora se oblig a drsela. Y es que la vidaseparada del peregrino siempre obtiene promesas.

    No haba probabilidad natural de que aquella promesa se cumpliera: Elcananeo estuvo entonces en la tierra.

    Poderosos jefes como Mamre y Escol, poblaciones florecientes comoSodoma, Salem y Hebrn, los elementos de la civilizacin: todo estaba all.Los cananeos no eran tribus errantes. Se haban establecido y arraigado.Construyeron poblaciones y cultivaron la tierra. Conocan el uso del dinero yla escritura; y administraban justicia en la puerta.

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    Pero Dios lo dijo; y as aconteci: El consejo de Jehov permanece parasiempre; los propsitos de su corazn hasta la postrera generacin.

    No s qu promesa est irradiando de tu vida, lector mo, como un arco irisde esperanza, pero esto es cierto, que si t cumples con sus condiciones ysus demandas, ser literal y gloriosamente cumplida. No mires lasdificultades e imposibilidades que estorban el camino, sino el poder y lafidelidad del que hizo la promesa:El Cielo y la Tierra pasarn, pero mis

    palabras no pasarn.

    Ni una jota ni un tilde faltar (vase Mr. 13:31; Lc. 16:17). Y promesa traspromesa, iluminarn tu vida, como faros que brillan en la noche, a lo largode la costa rocosa, hasta que al fin los rayos del sol naciente brillan

    plenamente sobre el puerto donde el marinero quiere estar.

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    Captulo 5Descendi a Egipto

    La senda del hombre separado nunca puede ser fcil. Debe estardispuesto a estar solo, a salir fuera del campamento y a vivir sin muchas delas cosas que otros hombres tienen libremente. Es una vida, pues, que no es

    posible sino para los que tienen fe.

    As, cuando la fe es fuerte, osamos arrancar los cables que nos ataban a lacosta, y navegar a lo profundo, no dependiendo de otra cosa sino del carctery de la palabra de Aquel por cuyo mandato vamos. Pero cuando la fe esdbil, no nos atrevemos a hacerlo, y, dejando la senda por tierra elevada, nosreunimos con los hombres del mundo, quienes tienen su porcin en esta

    vida, y nos contentamos con esto slo. Cmo podemos ensalzarsuficientemente la tierna misericordia de Aquel, quien, en semejantesocasiones, se inclina sobre nosotros, esperando levantarnos de nuevo a lavida heroica de otros das!Mas hubo hambre en la Tierra.

    Hambre en la tierra de promisin? S; como despus, as entonces, laslluvias que por lo regular caen en la ltima parte del ao, haban faltado; lascosechas se haban quemado con el calor del sol antes de la siega, y lavegetacin que deba haber alfombrado las tierras elevadas, con pastos paralos rebaos, era escasa, o del todo ausente. Si nos aconteciera ahora unacalamidad semejante, podramos sacar de otros pases suficientes

    provisiones. Pero Abraham no tena tal recurso. Era extranjero en una tierrafornea, rodeada de pueblos sospechosos y hostiles, cargado con laresponsabilidad de grandes ganados y rebaos; no era cosa liviana tener quearrostrar la devastacin repentina del hambre.

    Afortunadamente la promesa que ltimamente le haba sido dada le prohibialbergar dudas acerca de su cumplimiento. Y esta podra ser, de hecho, unade las razones principales por la que le fue dada. Vino, no slo como una

    recompensa por el pasado, sino como una preparacin para el futuro, paraque el hombre de Dios no fuese tentado ms all de lo que poda soportar.

    Nuestro Salvador tiene su ojo sobre nuestro futuro y ve desde lejos alenemigo que est reuniendo sus fuerzas para atacarnos, o est haciendo sus

    planes para desviar y atrapar nuestros pies. Su corazn no es menoscuidadoso acerca de nosotros que, bajo semejantes circunstancias, lo estuvo

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    de Pedro, en la hora que se iba oscureciendo de su tentacin, cuando or porl para que su fe no faltara, y lav sus pies con una solemnidad inexpresable.As sucede con frecuencia que un tiempo de prueba especial es precedido

    por el resplandor de la presencia divina y la declaracin de una promesanueva. Felices aquellos que se cien con estos preparativos divinos, y as

    pasan ilesos por circunstancias que de otro modo los destruiran.

    Con cunta frecuencia adoptan los que profesan ser cristianos un tonoquejumbroso al hablar de los tratos de Dios con ellos! Ven atrs una sendaalegre, y se quejan de que era mejor para ellos antes de entrar por la puertaestrecha y comenzaran a viajar en el camino angosto. Desde ese momento nohan encontrado nada sino desastre. No tuvieron hambre en Ur o Harn; peroahora, en la tierra de promisin estn muy apenados hasta no saber quhacer. El comerciante ha encontrado deudas pesadas, que le embarazan

    mucho; el capitalista ha sido decepcionado en varias de sus inversiones queprometan ms, el agricultor ha sido descorazonado por una serie de malasestaciones. Y se quejan de que el servicio de Dios les ha trado infortunios,en lugar de bendiciones.

    Pero no es ste el punto del que debemos acordarnos por otra parte? Estosinfortunios probablemente les habran sobrevenido en todo caso; y cuntomenos tolerables habran sido a no haber tenido la dulce conciencia de queDios haba llegado a ser el refugio de su alma. Adems de esto, Dios,nuestro Padre, no promete premiar a sus hijos con la moneda despreciable de

    este mundo. La gracia espiritual siempre ser su propio galardn. La pureza,la verdad, la dulzura, la devocin, no tienen equivalente en el metal sacadode las minas de Per, ni en las perlas del mar, sino en la feliz conciencia delcorazn en paz con Dios, y que se regocija por su sonrisa. Si Dios

    prometiera dar a sus siervos un curso no interrumpido de prosperidad,cuntos ms cristianos hipcritas habra. Bien es que Dios no ha hechosemejante promesa, aunque es cierto que la piedad tiene promesa de la vidaque ahora es y de la venidera.

    Y Abram descendi a Egipto para habitar temporalmente all. Qu historiatan maravillosa es aquella de Egipto, uniendo siglos sucesivos, llenos demisterio, admiracin y profundos pensamientos acerca del destino delhombre, la tierra de pirmides y esfinges, de dinastas poderosas y delglorioso Nilo... No es admirable que Egipto haya sido siempre uno de losgraneros del mundo, cuando nos acordamos de la inundacin peridica deaquel maravilloso ro, que conserva el trecho largo y angosto de verdura,

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    entre grandes extensiones de arena. Hasta all en todas las edades, todas lasnaciones han llegado, como lo hicieron los hermanos de Jos, para comprargranos. El buque en el que el apstol Pablo fue llevado a Roma era un buquede trigo de Alejandra, que llevaba un flete de trigo para la alimentacin deRoma.

    En el lenguaje figurado de la Escritura, Egipto representa la alianza con elmundo, y la dependencia de un brazo de carne: Ay de los que descienden aEgipto por ayuda, y confan en caballos, y su confianza ponen en carros,

    porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santode Israel, ni buscan a Jehov! (Is. 31:1).

    Hubo ocasiones en la historia de los judos cuando Dios mismo mand a sussiervos que buscaran un asilo temporal en Egipto. Mientras Jacob vacilaba

    indeciso en los lmites de Canan, anhelando ir a Jos, y sin embargorepugnndole repetir las equivocaciones del pasado, Jehov le dijo: Yo soyDios, el Dios de tu padre; no temas descender a Egipto, porque all Yo harde ti una gran nacin. Yo descender contigo a Egipto (Gn. 46: 3 y 4).

    Y, en das posteriores, el ngel del Seor apareci a Jos, diciendo:Levntate y toma al nio y a su madre, y huye a Egipto (Mt. 2:13).

    Puede haber ocasiones en la vida de todos nosotros cuando Dios indiqueclaramente que es su voluntad que salgamos al mundo, con la mira de

    desempear algn propsito divino con respecto a l. Id, resplandecedcomo luces, parece decir. Detened la corrupcin as como lo hace la sal.Sed testigos a mi favor donde mi Nombre es blasfemado diariamente Ycuando Dios nos manda con el llamamiento indubitable de su providencia,ser tan seguro que nos guardar y librar como lo hizo con Jacob y susdescendientes, y con el Nio Santo.

    Pero no parece que Abraham recibiera semejante direccin divina. Obrsencillamente por su propio juicio. Mir sus dificultades. Se paraliz demiedo. Se asi del primer medio para librarse que se le sugiri; algo ascomo un hombre que se est ahogando se ase de una paja. Y as, sin pedirconsejo a su protector celestial, descendi a Egipto.

    Equivocacin fatal! Pero cuntos la hacen todava. Puede ser que seanverdaderos hijos de Dios; y, sin embargo, en un momento de pnicoadoptarn mtodos de librarse que, por decir lo menos, son dudosos; ysiembran las semillas del pesar y el desastre para los aos venideros, por

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    El mundo puede tratarnos bien (vase Gn. 12:16), pero eso ser unamezquina recompensa por nuestras prdidas. No hay altar en Egipto, nicomunin con Dios, ni nuevas promesas; sino un hogar desolado, y unsentido miserable de haber hecho mal. Cuando el prdigo deja la casa de su

    padre, aunque alcanza una temporada breve de placer prohibido, sinembargo, pierde todo cuanto da valor a la vida, y se pone al nivel de loscerdos. En semejante caso no hay recurso, sino desandar el camino pordonde hemos venido; hacer las primeras obras, y como Abraham, subir deEgipto al lugar del altar donde estuvimos anteriormente (vase Gn. 13:4).

    El fracaso de Abraham en Egipto nos permite vislumbrar la naturalezaoriginal del patriarca, que no era de manera alguna heroica; y revela una vetade doblez y engao, semejante a la que con tanta frecuencia se ha notado ensu posteridad. La fe que un da iba a poder dominar las olas del ocano, no

    poda nadar en un riachuelo...

    Es difcil imaginar que un hombre como Abraham iba a alcanzar alguna vezla estatura de grandeza moral tan dominadora que super a todos suscontemporneos, y mir a travs de las edades para ver el da de Cristo. Sinembargo, as sucedi. Y con ese pensamiento podemos animarnos.

    Y es que nuestro Dios no necesita caracteres nobles, como base de sus obrasmaestras. Puede trocar espinos en cedros, y zarzos en mirtos. Puede tomar

    pescadores de sus redes, y publicanos de sus bancos de tributo, y hacer de

    ellos evangelistas, apstoles y mrtires. Por naturaleza no somos gran cosa,pero Dios ser ms ensalzado si de semejantes piedras puede levantar hijos aAbraham. El milagro de su gracia y poder dar mas conspicua gloria a susanto Nombre, mientras menos promesa haya en los materiales de que sevale.

    Abraham pues subi de Egipto, l y su mujer, con todo lo que tena, y Lotcon l, a la tierra del medioda. Esto es muy maravilloso! Juzgando comohombres, podramos haber pensado que nunca iba a recobrarse de aqueltriste yerro, de aquel fracaso y pecado desastroso. Nunca volvera a ver a sufiel mujer, sino que tendra que llevar siempre en su conciencia la marca dela cobarde traicin. O si en verdad, le volva a serle dada, nunca se librarade las redes en que se haba metido. Qu irritado y engaado, seguramenteFaran hallara algn modo para vengarse del mal con que el extranjerohaba recompensado su generosa hospitalidad!

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    Pero no, al contrario de toda la anticipacin humana, Jehov se presenta afavorecer a su siervo muy indigno. En aos posteriores, el salmista nos dicelas mismas palabras que pronunci en el corazn del rey: No toquis a misungidos, ni hagis mal a mis profetas! (Sal. 105:15).

    Qu maravilla de ternura! Dios no nos desecha por un solo pecado: No hahecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagadoconforme a nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre latierra, engrandeci su misericordia sobre los que le temen (Sal. 103: 10 y11). Y as, no obstante repetidas cadas y deficiencias, amorosamente sigue

    promoviendo su propsito divino con el alma en que es hallada la raz delasunto (Job 19:28), hasta que la libra de los males que la enredan, y lalevanta a la vida de fe, poder y amistad familiar consigo: T, enemiga ma,no te alegres de m, porque aunque ca, me levantar; aunque more en

    tinieblas, Jehov ser mi luz (Mi. 7:8).

    Amonestado por esta voz divina, y restringido por un poder que no lepermiti hacer mal al siervo de Dios, Faran haba mandado a sus hombresacerca de l, y le haban despedido a l y a su mujer, con todo lo quetena. As sucede que le hallamos de nuevo atravesando las tierras elevadasde la Palestina meridional en camino para Bethel, al llegar donde habanhecho un alto en su primera entrada en Palestina. Tan completo fue el poderlibertador de Dios, que el monarca egipcio ni siquiera recobr los regalosque le haba dado a Sara como su dote. Los rebaos, vacadas, asnos,

    siervos y siervas, asnas y camellos, todava quedaron en posesin deAbraham. Y por eso, estamos preparados para saber que Abram era rico enganado y en plata y en oro. Aquella visita a Egipto, sin duda puso elfundamento de la riqueza de la familia en das posteriores, y de esto resultla siguiente desgracia...

    Cunto debemos regocijarnos de que la Biblia no rehse narrar los pecadosde sus ms nobles santos! Qu prueba de su veracidad se ve aqu, y cuntohay para animarnos nosotros! Por qu si Dios pudo hacerse amigo de un

    hombre de tal naturaleza como Abram, no podremos nosotros aspirar a unprivilegio semejante, aunque nosotros, tambin hemos violado gravementela alta vocacin de la fe? La nica cosa que Dios exige de sus santos es laobediencia implcita, la rendicin completa. Donde stas estn presentes,

    puede hacer Abrahames de nosotros, no obstante que, el suelo de nuestranaturaleza tiende a la aridez y a la hierba nociva.

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    Captulo 6Separado de Lot

    Quin era Lot? El hijo de Harn, el hermano muerto de Abraham.Probablemente haba recibido la herencia de su padre. Puede ser que viniesecon su to a travs del desierto, con la esperanza secreta de mejorar suestado, pero esperemos que fuera movido por motivos ms dignos. Pareceser uno de aquellos hombres que dan pasos buenos no por obediencia a Dios,sino porque sus amigos estn dndolos. Alrededor de l estaba la inspiracinde una fe heroica, el encanto de lo no probado y lo no conocido; laexcitacin de un gran movimiento religioso. Y Lot fue cogido en lacorriente, y se resolvi a ir tambin. Era elfacsmile del primer progreso del

    peregrino. Puede ser que pensara que tena tanto celo como Abraham, perose equivocaba mucho. No era sino un eco, un dbil crepsculo, una astillasobre una inmensa corriente.

    En todo gran movimiento religioso, siempre ha habido, y siempre habr,algunos individuos que echan su suerte con l, sin saber el poder que loinspira. Gurdate de ellos! No pueden soportar la prueba de la separacin

    para Dios. La mera excitacin pronto acabar y, no teniendo principio paraque tome su lugar, vendrn a ser estorbos y perturbadores de la paz. Tanseguramente como se les permita en el campamento, o se consienta que sus

    principios estn en el corazn, rebajarn el tono espiritual, atraern a unapoltica mundana, sugerirn mtodos que de otro modo nunca se nosocurriran y nos estiraran hacia los pecados de Egipto.

    Nada sino un principio puede llevar a uno a travs de la verdadera vidaseparada y rendida del hijo de Dios. Si ests movido por otra cosa inferior,tal como la excitacin, el entusiasmo, la moda, el ejemplo contagioso,

    primero sers un estorbo, y al fin sers un fracaso. Examinaos a vosotrosmismos, y ved si estis en la fe. Probaos a vosotros mismos. Y si estsobrando conscientemente por un motivo bajo y egosta, suplica a Dios que

    infunda dentro de ti su propio amor puro. Mejor es obrar por un motivoinferior, si tan slo se dirige rectamente, pero codiciando ardientemente lomejor.

    Aquel fracaso reciente en conexin con Egipto, puede haber sido elresultado, ms de lo que suponemos, de la influencia perniciosa de Lot. Ahaber tenido Abraham que resolver l solo la cuestin, puede ser que nunca

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    hubiera pensado en descender a Egipto. Y, en ese caso, habra habido otroprrafo, o pasaje en la Biblia, describiendo las hazaas de una fe que osabaapoyarse en la promesa de Dios, aunque amenazada por el desastre yestorbada por el hambre, esperando hasta que Dios le mandara moverse, ohiciera posible su permanencia. Hay algo en aquella visita a Egipto quehuele al espritu de la vida posterior de Lot. En todo caso, haba llegado eltiempo, en la providencia de Dios, cuando este espritu inferior y mundanodebera ir por su propio camino, dejando a Abraham solo, sin apoyo, oconsejero, o aliado; arrojado sobre los consejos y la ayuda de Diossolamente.

    La separacin exterior del cuerpo, del mundo de los impos, no es completa,a menos que est acompaada y suplementada por la separacin del espritu.

    No basta dejar Ur, Harn y Egipto. Tenemos que deshacernos tambin de

    Lot. Aunque viviramos en un monasterio, separados de los hogares y loslugares frecuentados por los hombres, donde no se oyera sonido alguno sinola campana llamando a la oracin, y el solemne canto, sin embargo, mientrashubiera en nuestro pecho un principio ajeno, un Lot en la vida de nuestrocorazn, no podra existir aquella separacin para Dios, que es la condicindel crecimiento de la fe, y de todas las formas superiores de la verdaderavida, que obran para que la Tierra sea ms semejante al Cielo. Es preciso,

    pues, que se vaya Lot...

    Sabed, pues, que Jehov ha escogido al piadoso para S (Sal. 4:3).

    Acaso ningn otro pie debe introducirse dentro de la cerca de la divinapropiedad.

    Oh, almas, que suspiris por la santidad como braman los siervos por lascorrientes de las aguas! Habis contado el costo? Podis soportar la fiera

    prueba? La formacin de los santos no es un juego de nios. El bloque tieneque separarse completamente de la cantera de la montaa, antes de que elcincel divino pueda comenzar a perfeccionarlo. El oro tiene que ser metidoen el fuego purificador, antes de que pueda ser moldeado o martillado en un

    ornamento de belleza para el Rey.As como Abraham fue separado sucesivamente de todos los recursosnaturales, as tiene que ser con todos los que aspiran a entrar en lasrecmaras interiores del palacio de Dios. Debemos estar preparados paramorir a las censuras y alabanzas del mundo, a las ambiciones y ardides de lacarne, a los deleites de una amistad que est rebajando insidiosamente la

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    Su lnea de conducta fue muy magnnima. Como el ms anciano y el jefe dela expedicin, indubitablemente tena el derecho de la primera eleccin. Perosacrific su derecho en inters de la reconciliacin.

    Pero, sobre todo, estuvo basado en la fe. Su fe comenzaba a realizar suverdadera posicin y, como un pajarito, a extender sus alas para vuelos cadavez ms largos. No haba Dios prometido cuidarle a l y darle unaherencia? Por consiguiente, no tena que temer que Lot pudiera alguna vezrobarle de lo que le estaba garantizado por la fidelidad de Dios. Y prefirimil veces mejor que Dios escogiera para l, que no l por s mismo.En definitiva, el hombre que est seguro de Dios puede soportar tener en

    poco las cosas de este mundo. Dios mismo es su herencia inalienable, y,teniendo a Dios, tiene todo. Y, como veremos, el hombre que escoge pors mismo, no es tan afortunado al fin como el hombre que, teniendo el

    derecho de escoger, lo devuelve a Dios diciendo: Que escojan otros por smismos si gustan; pero en cuanto a m, T escogers mi herencia.

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    de ellos todos los reinos del mundo, y la glora de ellos, mientras el tentadorles deca al odo que por un acto de homenaje todo sera suyo. Con seguridady confianza en s mismos, preparados para considerar la moralidad slocuando sta no afecta a lo que ellos consideran ser la oportunidad principalde la vida. As han mirado generaciones sucesivas hacia las llanuras deSodoma desde lejos. Y, como Lot, han procurado trocar piedras en pan, sehan echado abajo del lado precipitoso de la montaa, para que los ngeleslos cojan; se han arrodillado delante del tentador, y han hallado sus promesasrotas, perdida la visin de poder e ilusin y el alma reducida a la pobrezaeterna. Mientras el tentador, con una risa burlona, ha desaparecido, dejandoa su vctima parada sola en medio del desierto...

    No condenemos demasiado a Lot, ya que lo que l hizo es hecho hoy pormuchsimos cristianos todos los das. El mundo est lleno de corazones

    despedazados y vidas miserables, porque muchos persisten en levantar losojos para escoger por s mismos y con referencia solamente a lasconsideraciones ms srdidas.

    Si Abraham hubiera reconvenido a Lot, sealndole la equivocacin quehaca, seguramente Lot le habra contestado con impaciencia: No te pareceque tengo tantos anhelos como t para servir al Seor? Sodoma necesitaexactamente el testimonio que nosotros podemos darle. No conviene que laluz brille en las tinieblas, y que la sal se esparza donde hay putrefaccin?.

    Tal vez Abraham no poda contestar estos asertos, sin embargo tendra unaconviccin ntima de que stos no eran los motivos que determinaban laeleccin de su sobrino. Por supuesto, si Dios enva un hombre a Sodoma, lecuidar all, como Daniel fue cuidado en Babilonia. Y nada le perjudicar demanera alguna. Ser guardado como se guarda el ojo, protegido en su cuencade hueso, de toda violencia, y con su delicado prpado como con un veloabrigador, del polvo. Pero si Dios no te enva claramente a Sodoma, es undesatino, un crimen, un peligro, ir.

    Ntese con cunta rapidez Lot se adapt al lugar... Viaj para el oriente, ysigui moviendo sus tiendas para Sodoma; entonces habit all. Luego llega ser incluso alcalde de la ciudad, y se sentaba en la puerta. Sus hijas secasaron con dos de los hombres de Sodoma, y probablemente se destacabanentre las familias ms respetables e influyentes de la sociedad. Pero su poderde dar testimonio se haba acabado. Si levantaba su voz condenando losvicios desvergonzados, slo se rean de l, o le amenazaban con violencia.

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    Podra afligir su alma justa, pero no encontr simpata. Fue llevado cautivopor Kedorlaomer. Sus bienes fueron destruidos con la destruccin de lasciudades. Su mujer fue vuelta estatua de sal. Y el tizn de Sodoma dej unamarca demasiado evidente en sus hijas. Miserables, en verdad, deben habersido los ltimos das de aquel hombre infeliz, abrigado en una cueva,desnudo por completo, cara a cara con los resultados de su propio pecadovergonzoso.

    Es, en verdad, un cuadro terrible; y, no obstante, semejante retribucinespera a todo aquel cuya eleccin de hogar, de amigos, y circunstancias, esdictado por el deseo de ganancias mundanas, o modas, o placeres, antes bienque por la voluntad de Dios. Si los tales son salvos de manera alguna, losern como fue salvado Lot: as como por fuego.

    Ahora, volvamos a un tema ms agradable, para considerar ms el trato delDios Todopoderoso con Abraham, el nico hombre que estaba siendoeducado para tener comunin con Dios, como amigo. Dios siempre se acercaa los que son separados para l:Y Jehov dijo a Abram, despus desepararse Lot de l....

    Puede ser que Abraham se sintiera muy solitario. Lot y l haban sidocompaeros constantes e ntimos, y cuando los ltimos de la compaa deLot desaparecieron en la lejana distancia, probablemente un calor fro leenvolviera, como una niebla de noviembre envuelve al hombre que se ha

    levantado antes de la salida del sol, para acompaar a su amigo al primertren del da. Entonces fue cuando Dios le habl.

    Todos sentimos ser separados de compaeros y amigos. Es duro verlosmantenerse apartados, y dejarnos uno por uno, y ser compelidos a seguir uncurso solitario. Sin embargo, si realmente deseamos vivir solamente paraDios, es inevitable que se rompan muchos vnculos, que se abandonenmuchos compaeros, que se dejen muchos hbitos y convencionalismos.Pero no nos detengamos mirando este aspecto del asunto, el lado oscuro dela nube. Antes bien, vislumbremos el otro lado de ella que es iluminado porla promesa de Dios. Y entendamos esto: una vez que el espritu ha osadoemprender aquella vida de consagracin a la voluntad de Dios a que somosllamados, se le conceden visiones, voces, palabras consoladoras, de lascuales el corazn no podra haberse formado una idea previa. En lugar de

    bronce trae oro, y en lugar de hierro, plata, y en lugar de madera bronce, yen lugar de piedra hierro. El sol ya no se necesita para el da ni la luna para

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    la noche. Porque el Seor ha llegado a ser la luz eterna del corazn rendido yseparado, y los das de su luto han pasado para siempre: Salid de en mediode ellos, y separaos, dice el Seor, y no toquis cosa inmunda; y Yo osrecibir, y ser vuestro Padre. Y vosotros seris mis hijos y mis hijas, dice el

    Seor Todopoderoso. Teniendo pues tales promesas, amados mos,limpimonos de toda inmundicia de la carne y del espritu (2 Co. 6:17-7:1).

    Dios har ms por los que confan en l, de lo que pueden hacer por smismos. Ciertamente, Lot alz los ojos al dictamen de la prudencia humana,

    para mirar por su propia ventaja, mientras que Abraham alz los ojos, nopara descubrir lo que mejor promovera sus propios intereses, sino paramirar lo que Dios haba preparado para l. Cunto mejor es guardar los ojosfijos en Dios, hasta que l nos diga: Alza los ojos y mira desde el lugardonde ests, hacia el norte y hacia el sur, y hacia el oriente y hacia el

    occidente; porque toda la tierra que ves, te la dar a ti y a tu simiente parasiempre (Gn. 13: 14 y 15).

    Igualmente, Dios honra a los que le honran. No niega ninguna cosa buena alos que andan rectamente. Viene al encuentro de aquel que se regocija y obra

    justicia. Si tan slo seguimos haciendo lo que es recto, dando lo mejor anuestro vecino para evitar disputas, poniendo primero los intereses de Dios,y los nuestros al final, gastndonos para la venida y la gloria del Cielo,hallaremos que Dios cuidar de nuestros intereses. Y har infinitamente ms

    para nosotros de lo que nosotros podramos hacer:Bienaventurados los

    mansos, porque ellos recibirn la tierra por heredad (Mt. 5:5).

    Lot tuvo que preguntar a los hombres de Sodoma si le permitan habitarentre ellos, y no posey nada del terreno; pero todo le fue dado a Abrahamsin que lo pidiera, incluyendo aquel crculo verde en que Lot haba puesto sucorazn.

    Es difcil leer estas palabras ardientes, hacia el norte, y hacia el sur, y haciael oriente, y hacia el occidente, sin acordarnos de la anchura y la longitud, yla altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo que sobrepuja elconocimiento Gran parte de la tierra de Canan estaba escondida detrs delos baluartes de las montaas, pero se vea lo suficiente para encantar a aquelespritu fiel. Del mismo modo, puede ser que nosotros no podamoscomprender el amor de Dios en Cristo, pero mientras ms alto subimos, msmiramos. Las cimas altas de la vida separada suministran la vista ms plenade aquella expansin ilimitada.

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    En algunas partes de las Montaas Occidentales, el ojo del viajero se deleitaen las aguas lmpidas y baadas por el sol, de un lago, un brazo del mar queentra mucho entre los cerros, pero cuando sube las verdes faldas y llega a verlas aguas del Atlntico baadas en la luz del sol poniente, casi se olvida de lahermosa visin que acababa de llamar su atencin. As, creciendo laelevacin y la separacin de carcter, se descubren conceptos cada vez ms

    preciosos del amor y carcter infinitos de Cristo.

    Y es que las promesas de Dios van siempre hacindose ms preciosas. Unaconduce a otra, ms plena y ms gloriosa que la anterior. En Mesopotamia,Dios dijo: Te mostrar la tierra.

    En Betel, esta es la tierra. Aqu, Dios nos dar toda la tierra, e hijos taninnumerables como los granos de arena. Y hallaremos que an stas son

    eclipsadas. Es as como Dios nos atrae, a fin de probarnos. No dndonostodo al principio, para que no nos abrume, y siempre guardando a la manouna reserva infinita de bendicin. Oh, los restos no descubiertos que tieneDios! Quin ha visto su ltima estrella?

    Y Dios nos manda apropiarnos de sus dones:Levntate, anda por la tierra, alo largo y a lo ancho de ella.

    Esto seguramente significa que Dios deseaba que Abraham se sintiera tanlibre en la tierra, como si realmente tuviera a mano las escrituras legales.

    Haba de gozarse en ella; viajar por todas partes, mirarla como suya propia.Por fe haba de obrar en cuanto a ella como si ya la poseyera.Hay una leccin profunda aqu, en cuanto a la apropiacin de la fe. Tenfortaleza y buen nimo, fue dicho seis veces distintas a Josu.Esfurzate, se refiere a la fuerza de las muecas para asir. Ten buennimo, se refiere a la tenacidad de los tobillos para mantener su puesto.Que sea nuestra fe fuerte en cada una de estas particularidades: fuertes paraasir, y fuertes para tener.

    La diferencia entre cristianos consiste en esto. Para todos nosotrosigualmente estn atesoradas bendiciones espirituales guardadas en nuestroSeor, pero algunos de nosotros hemos aprendido a apropiarnos ms decontinuo y ms plenamente que otros. Andamos por la tierra por su anchuray su longitud. Nos aprovechamos de la plenitud de Jess. No contentos conlo que l es para nosotros en el consejo de Dios, nuestra constante apelacines a l en todo momento de necesidad.

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    No debemos sorprendernos de que Abraham se cambiara para Hebrn (quesignifica comunin), y construyera all un altar para el Seor. Nuevasmisericordias nos convidan a ms profunda comunin con nuestro AmigoTodopoderoso, quien nunca deja ni abandona a los suyos. Tambin nosotros,construyamos nuevos altares, y consagremos todo cuanto tenemos y somos asu bendito servicio.

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    Captulo 8Refrigerio entre las batallas

    La lucha narrada en el captulo 14 de Gnesis no fue una mera batallade guerrilleros. Fue una expedicin para castigar y conquistar. Kedorlaomerera el Atila, el Napolen de su perodo. Susa su ciudad capital, estaba msall del desierto, al otro lado del Tigris, en Elam. Aos antes de queAbraham entrara en Cansn como un emigrante pacfico, este temibleconquistador haba marchado para el sur, sojuzgando las ciudades queestaban en el valle del Jordn, y posesionndose as de la llave maestra delcamino entre Damasco y Menfis. Cuando Lot movi sus tiendas haciaSodoma, las ciudades de la llanura pagaban tributo a este poderoso monarca.

    Al fin, los hombres de Sodoma y Gomorra, de Admah y Zeboim, sefastidiaron del yugo de Elamite y se rebelaron, y Kedorlaomer se vioobligado a hacer una segunda expedicin para castigar su rebelin yreconquistar su poder. Combinando sus propias fuerzas con las de tresgobernantes vasallos y amigos en el valle del Eufrates, que estaba en sucamino, cruz apresuradamente el desierto, y cay sobre las tribus salvajesque se albergaban en las montaas de Basn y Moab. Evidentemente su planera despojar todo el pas contiguo a las poblaciones del Jordn, antes derealmente sitiarlas.

    Al fin las fuerzas aliadas se reunieron en las cercanas de Sodoma, dondeencontraron fiera resistencia. Animados por la naturaleza del suelo queestaba lleno de betn -por lo que los jinetes y carros se moverandificultosamente-, los hombres de la ciudad se arriesgaron a trabar batalla enel campo abierto. Pero a pesar de los pozos de betn, los hombresafeminados y disolutos de la llanura perdieron la batalla. En el caso de ellos,como en otros muchos, la corrupcin social mostr ser el presagio de laderrota poltica. La derrota de las tropas fue seguida por la captura y elsaqueo de aquellas ricas poblaciones; y todos los que no pudieron escapar

    fueron maniatados como esclavos, y llevados en pos del ejrcito victorioso.Satisfecho al fin con su xito, embargada su atencin por su rico botn y sugran nmero de cautivos, la hueste extranjera comenz su lenta marcha a lolargo del valle del Jordn para su propio pas...

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    Tomaron tambin a Lot, hijo del hermano de Abraham, y sus bienes, y sefueron. Entonces uno de los supervivientes de aquel da fatal, subi lascolinas, y se dirigi al campamento de Abraham, al que habra conocido endas anteriores, cuando, uno de los muchos siervos de Lot, vivi all: Ycomo oyese Abram que su hermano haba sido hecho cautivo, sac sussiervos amaestrados (...) y se repartieron contra ellos (Gn. 14: 14 y 15).

    Aqu se ve la interposicin abnegada y feliz de un hombre separado a favorde otro. Oculto en la configuracin del pas, y confederado con sus amigos,Abraham haba observado desde lejos los movimientos de los devastadores.Pero no se le haban acercado, tan slo con los ojos haba mirado y visto larecompensa de los impos (vase Sal. 91:8). La prudencia comn le habraaconsejado no mezclarse en ello.

    Pero la verdadera separacin nunca arguye as. Concedido que el separadoes as apartado para Dios, sin embargo, es apartado para que pueda influirms eficazmente sobre el gran mundo por el cual Dios tiene grandes anhelos,y hacia el cual ha mantenido grandes propsitos de misericordia, en laeleccin de los pocos.

    La genuina separacin -el estado de no vivir unido a las cosas del tiempo ydel sentido, a causa de una devocin ardiente a lo invisible y eterno - es elresultado de la fe, que siempre obra por amor; y este amor anhelatiernamente la conversin de los que estn enredados en la mundanalidad y

    el pecado. La fe nos hace independientes, pero no indiferentes. Basta quetenga noticias de que su hermano ha sido llevado en cautiverio, para quetome armas al momento para salir en persecucin.

    Ah, hermanos y hermanas, nunca os ha llegado la noticia de que vuestroshermanos han sido hechos cautivos? Cmo es, pues, que no habis salidohace mucho para rescatarlos? Ser genuina esta separacin, que semantiene inconmovible mientras hay tanta necesidad de accin inmediata yabnegada?

    Pero la interposicin de Abraham fue tan feliz como abnegada y pronta. Lacompaa con que se puso en camino era muy pequea, pero sus refuerzosindisciplinados marcharon aprisa, y as en cuatro o cinco das alcanzaron a lahueste confiada en s misma y cargada de batn entre las colinas donde elJordn tiene su origen. Adoptando la tctica de un ataque nocturno, cayrepentinamente sobre la hueste desapercibida, y los persigui, huyendo ellos

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    encuentro con un rey ms grande que cualquiera de los que hemosnombrado. Despus de su derrota de Kedorlaomer, y antes del advenimientodel rey de Sodoma, el hebreo haba encontrado a Melquisedec, el Rey-Sacerdote de Salem.

    No podemos detenernos ahora para hablar de todo el inters que nos inspiraesta sagrada figura, sagrada como el tipo de nuestro bendito Seor. De estohablaremos ms en otra ocasin. Estaremos satisfechos ahora con observarque trajo pan y vino, y bendijo al cansado conquistador, y forj en su

    presencia un nuevo Nombre para Dios. A saber, por primera vez Diosrecibi el ttulo de Poseedor de los Cielos y de la Tierra, cosa que parecehaber hecho una impresin honda en Abraham; porque le hallamos usndoloen su encuentro con el rey de Sodoma. Y fue el talismn de la victoria. Porqu necesitara recibir cosa alguna del hombre, cuando su nueva revelacin

    de Dios haba acabado de orse, y haba enriquecido para siempre sucorazn?

    No es sta an la obra del Seor Jess? Viene a nuestro encuentro al volvernosotros cansados de la lucha. Viene a nuestro encuentro cuando sabe queestamos en vsperas de una gran tentacin. No slo ora por nosotros, comolo hizo por Pedro, sino que nos prepara para el conflicto. Alguna nuevarevelacin, algn nuevo vislumbre de su carcter, algn pensamiento santo,esto se nos da para llenar la memoria y el corazn contra el asalto delenemigo. Oh, misericordia incomparable! Nos amonesta con anticipacin, y

    con anticipacin nos arma. Nos previene con la bendicin de su bondad.

    La prxima vez que seamos tentados con los cohechos de un mundo inicuo,acordmonos de aquel hombre de Dios, que, en el caso de Abraham, fue eltalismn de victoria. Y pensemos en l como el Poseedor de los Cielos y laTierra. Por qu hemos de ensuciar nuestros dedos con ganancias maladquiridas an cuando parecen ser necesarias para nuestra existencia,cuando nuestro Padre es el Poseedor de todo cuanto vuela en el aire, anda enla Tierra, nada en el agua, o yace oculto entre las rocas?

    No con mucha rareza hemos sido dulces y fuertes, o hemos pasado poralguna sealada experiencia espiritual, sin mas propsito que el de

    prepararnos para otro peligro. Aprovechmonos siempre de semejantesocasiones, cuando nos sucedan, y seamos siempre agradecidos con nuestroSeor por prevenir sus castillos antes de que sean atacados, y por darnos su

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    4:15). Y debido a esto haba adquirido tan grande influencia sobre susvecinos, que espontneamente reconocan los derechos de su posicin nica.El hombre necesita un sacerdote. Su naturaleza teme el contacto con elSantsimo. Qu tiene de comn la vileza con la pureza, las tinieblas con laluz, la ignorancia con el conocimiento ilimitado? Y en todas las edades loshombres han escogido de entre sus semejantes uno que los represente anteDios, y Dios a ellos. Es un instinto natural. Y ha sido satisfecho en nuestroglorioso Seor, quien, mientras nos representa delante de Dios, cara a caracon la Luz increada, haciendo siempre intercesin, al mismo tiempo puedecompadecerse de nuestras flaquezas, esforzarnos en nuestras tentaciones ytener piedad de nuestra ignorancia. Qu necesidad tenemos nosotros de irms lejos? Por qu hemos de imitar a Micaa en levantarnos un sacerdote aquien manos humanas han hecho? (vase Jue. 17:10). Por qu hemos de

    permitir que otro lleve este nombre sagrado, o se entrometa en este oficio

    sagrado? Ninguno sino Cristo puede satisfacer o cumplir los requisitos deDios, o convenirnos a nosotros que tenemos necesidades indecibles (He.7:26).

    Este sacerdocio era de Dios y fue ratificado por un juramento. Lossacerdotes de la casa de Lev ejercieron su oficio segn la ley de unmandamiento carnal (He. 7:16). Lo asumieron no a causa de algunaidoneidad inherente, o por ser especialmente llamados a la obra por la vozdel Cielo, sino porque haban descendido de la tribu sacerdotal escogida. Elsacerdocio de Cristo, por otra parte, es el mejor don que Dios ha dado a loshombres, ms necesario que las flores de la primavera, o la luz, o el aire. Sinl, nuestras almas andaran vagando siempre en un desierto como el delSahara...

    Ni an Cristo se glorific a S mismo, para llegar a ser Sumo Sacerdote,sino que fue nombrado por Dios Sumo Sacerdote segn el orden deMelquisedec (He. 5: 5, 10). Y tal fue la solemnidad de su nombramientoque fue ratificado por la palabra del juramento: Jur el Seor y no searrepentir(...) T eres Sacerdote para siempre, segn el orden de

    Melquisedec (He. 7: 21, 28).Aqu hay en verdad un poderoso consuelo. Ninguna infidelidad o ingratitud

    puede cambiar este sacerdocio. El Dios eterno nunca faltar a la palabra y aljuramento. Eternidad, est escrito sobre la frente del sumo sacerdote;para siempre jams, resuena cuando l se mueve en la msica de suscampanillas de oro; un sacerdocio inmutable, es la ley de su glorioso ser.

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    Aleluya!, bien puede cantar el corazn, cuando en medio de lafluctuacin del cambio de la Tierra, al fin toca la roca primitiva del

    propsito eterno de Dios. Es constituido Sacerdote para siempre!

    Con todo, Abraham no estaba an circuncidado. No era judo, sino que eragentil todava. Era como el padre de muchas naciones que se par y ador yrecibi la bendicin de las manos sagradas de Melquisedec. No fue as conel sacerdocio de la lnea de Aarn. Para participar de los beneficios de l, eranecesario que el hombre se hiciese judo, sometindose al rito inicial del

    judasmo. Slo las necesidades o pecados judaicos fueron pronunciados poraquellos labios sagrados.

    Pero Cristo es el Sacerdote del hombre. Atrae a todos los hombres a Smismo. El nico y suficiente derecho a su favor es que tengamos la

    naturaleza que l ha recibido, en unin irrevocable con la suya, que seamospecadores arrepentidos agobiados por consciente necesidad. Entoncestendremos el derecho innegable de acudir a l. Todas las parentelas, pueblosy lenguas convergen a l, y son recibidos; y todas sus mltiples necesidadesson satisfechas.

    Este sacerdocio era superior a todas las rdenes humanas de sacerdotes. Sialguna vez ha habido un sacerdocio que tuviera supremaca no disputadaentre los sacerdocios del mundo fue el de la lnea de Aarn. Puede ser queno fuera tan antiguo como el que ministraba en los altares de Nnive, ni tan

    erudito como el que se ejerca en los claustros silenciosos de Menfis oTebas; pero tena en s esta dignidad inaccesible: que se haba originado,como un todo, en la Palabra de Dios. Sin embargo, aun el sacerdocioAarnico tena que dar homenaje al sacerdocio de Melquisedec. Y lo hizo,

    porque Lev estaba todava en los lomos de Abraham cuando Melquisedec leencontr, y pag diezmos en Abraham, y se arrodill en seal de sumisin,en la persona del patriarca, para recibir la bendicin de ste que era mayorque l (vase He. 7:4-10).

    Por qu pues debemos interesarnos en las estrellas, cuando el sol se halevantado sobre nosotros? Qu tenemos que ver con ningn otro que coneste poderoso Mediador, este rbitro, que se yergue sobre todos los rivales,siendo l mismo tanto sacrificio, como sacerdote, que ha ofrecido un slosacrificio, y cumple con un ministerio nico?

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    Este sacerdocio participaba del misterio de la eternidad. No es necesariosuponer que este ser mstico literalmente no tuviera padre, ni madre,

    principio de das, ni fin de vida. El hecho en que se fija el escritor inspiradoes que no se nos dan informes sobre ninguno de estos puntos. Hay unaintencin en el silencio ureo as como en las palabras ureas de la Escritura.Y sin duda estos detalles estaban envueltos en oscuridad, a fin de quehubiese una aproximacin an ms cercana del tipo a la gloria del Antitipo:el que permanece para siempre, el Anciano de Dios, el Rey de las edades, elYo Soy... El sol de su Ser, como su sacerdocio, no sabe nada de amaneceres,ni declinaciones del Zenit meridiano, o descensos en el occidente:Conforme al poder de una vida inmortal. Viviendo siempre parainterceder.

    S, en la visin de Patmos, su pelo era tan blanco como la nieve; no era la

    blancura de la ancianidad, sino de fuego incandescente: ste contina parasiempre y tiene un sacerdocio intransmisible l es el mismo hoy y ayer y

    para siempre. Hace por nosotros ahora lo que haca por los padres delmundo antiguo, y lo que har por el ltimo pecador que pida su ayuda.

    Hay otra analoga entre el sacerdocio de Melquisedec y el sacerdocioLevtico: ambos eran sacerdocios reales. De ah que Uzas fuese herido conla blanca seal de la lepra cuando procur unirlos. Pero cunmaravillosamente se mezclaron en la vida maravillosa de Jess! ComoSacerdote, se compadeca del hombre y le ayudaba y le alimentaba; comoRey, mandaba las olas. Como Sacerdote, pronunci su sublime oracin deintercesin; como Rey, enunci su dicho de prerrogativa real como Yo haresto o lo otro. Como Sacerdote toc la oreja de Malco; como el Reydesechado, a quien aun Csar fue preferido, fue perseguido an a la muerte.Como Sacerdote, an intercedi por sus asesinos, y habl del Paraso alladrn moribundo, mientras el hecho de que era Rey fue atestiguado por la

    proclamacin fijada en su cruz. Como Sacerdote, sopl paz a sus discpulos;como Rey, ascendi para sentarse en su trono.

    En primer lugar era Rey de Justicia, y despus de esto tambin Rey deSalem, que es Rey de Paz (He. 7:2). Ntese el orden: no primero paz acualquier precio, o sacrificando la justicia, sino justicia primero, la justiciade su carcter personal. El Justo satisfaciendo por nosotros las demandas deuna ley divina y s