Abelardo

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Pedro Abelardo Bretaña, 1079 – Chalons 1142. Nacido en la Bretaña Francesa, Pedro Abelardo es uno de los personajes de la filosofía medieval que más interés despertaría durante el romanticismo, debido a su famoso idilio con Eloísa. Por ello y por ser una de las pocas figuras medievales que han trascendido tanto por sus obras como por su vida personal, es el personaje seleccionado para la realización del trabajo final de filosofía. Dice Ortega y Gasset en su libro Dos ensayos sobre el amor “ Para mí la culminación de la vida consiste en una pasión limpia y finamente dramática”(1). La figura de Abelardo encarna a la perfección éste planteamiento, si se lee atentamente la asidua correspondencia que ambos amantes se enviaron. Aunque siempre intentando defender la pureza intelectual de sus emociones, hablando del otro hasta llegar a los extremos del ideal platónico, ambos incurren involuntariamente en pasiones mucho más intensas y humanas de lo que su formación intelectual esperaría. Contrariamente al amor cortés de la época, signo distintivo de las clases altas, la relación entre Abelardo y Eloísa plantea la existencia de un topoi literario (sufrimiento por amor) que asemeja más al pensamiento del Romanticismos que a la Edad Media. Sin embargo, mientras que en el ámbito de las emociones, Abelardo se desenvuelve como un hombre apasionado , en el plano intelectual, se

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Pedro AbelardoBretaa, 1079 Chalons1142.Nacido en la Bretaa Francesa, Pedro Abelardo es uno de los personajes de la filosofa medieval que ms inters despertara durante el romanticismo, debido a su famoso idilio con Elosa. Por ello y por ser una de las pocas figuras medievales que han trascendido tanto por sus obras como por su vida personal, es el personaje seleccionado para la realizacin del trabajo final de filosofa.Dice Ortega y Gasset en su libroDos ensayos sobre el amor Para m la culminacin de la vida consiste en una pasin limpia y finamente dramtica(1). La figura de Abelardo encarna a la perfeccin ste planteamiento, si se lee atentamente la asidua correspondencia que ambos amantes se enviaron. Aunque siempre intentando defender la pureza intelectual de sus emociones, hablando del otro hasta llegar a los extremos del ideal platnico, ambos incurren involuntariamente en pasiones mucho ms intensas y humanas de lo que su formacin intelectual esperara.Contrariamente al amor corts de la poca, signo distintivo de las clases altas, la relacin entre Abelardo y Elosa plantea la existencia de untopoiliterario (sufrimiento por amor) que asemeja ms al pensamiento del Romanticismos que a la Edad Media. Sin embargo, mientras que en el mbito de las emociones, Abelardo se desenvuelve como un hombre apasionado , en el plano intelectual, se hace uno de los mayores estudiosos medievales del campo de la lgica, haciendo hincapi en la obra aristotlica y elaborando unaSummaTheologicaque resultara uno de los antecedentes ms importantes para el mtodo escolstico.Pero, despus de la tragedia con Elosa y su supuesta recuperacin, aparece el conflicto con Guillermo deChampeaux, ocurrido cuando Pedro era estudiante. Nuevamente la personalidad se antepone al genio y, en medio de la disputa entre nominalistas y realistas, as como una acusacin de hereja y nuevos enemigos para el filsofo, entre los que figuraran San Norberto, Bernardo deClaravaly Guillermo de Saint Thierry.Dejando una prolfica obra, de la que algunos libros quedaron inconclusos, perseguido y atormentado por las pasiones humanas ms poderosas (envidia, rencor, ira y amor) Abelardo podra considerarse un ejemplo ideal del drama en cualquier poca. Es por ello, as como por sus importantes aportaciones a la filosofa, principalmente por su intento de conciliar la razn y la fe, seguido de su filiacin al conceptualismo y sus trabajos sobre la lgica aristotlica, entre otros, que se proceder a analizar su figura y pensamiento.Lgica.Es necesario aclarar que durante la Edad Media, para hacer referencia a la lgica general, se recurre normalmente al trmino dialctica, siguiendo la lnea de los estoicos, por lo cual, el tratado lgico ms importante de Pedro Abelardo recibe este nombre, obra en la que se permitira desarrollar algunos de los conflictos intelectuales ms recurrentes de la poca, principalmente el de los universales,.

Uno de los aspectos ms destacados de sus pensamientos es el de la verdad accesible nicamente contemplando todos los aspectos de la misma (Sic et Non/ As y de otra forma/ S y no) siguiendo a Juan Escoto Eurgena y presidiendo a pensadores escolsticos como Toms de Aquino y Alejandro de Hales. Para llegar a ello, Abelardo se dirigira a Pars, donde estudiara bajo la tutela de Guillermo de Champeaux, quin ms tarde se convertira en su oponente, situacin que repetira ms tarde al encontrarse con Anselmo de Laon.

Dentro de sus obras filosficas al respecto, figuran:1. Dialectica, tratado de lgica compuesto de cuatro libros (aunque se ha perdido el primero)2. Liber Divisionum et Definitionum (que despus de su edicin podra considerarse como un quinto libro de la "Dialctica")3. Glosas de Porfirio, Boecio, y de las categoras aristotlicas4. Glossulae in Porphyrium 5. Lgica para principiantes, que bien puede considerarse el primer Discurso del mtodo que tendra Occidente.Todo el corpus dialctico de Abelardo gira en torno a la modificacin del mtodo, normalmente enfocado a los tratados de Aristteles, con su consecuente evaluacin y discusin, seguido de la elaboracin de comentarios, siendo los de Boecio y Porfirio los ms conocidos y retomados. Su nuevo mtodo de argumentacin, llamado Sic et Non, implicaba, como novedad, poner a consideracin del estudiante los pros y contras de un determinado postulado, guindose siempre por el principio de verdad, a partir de postulados aparentemente contradictorios.

A partir de este ejercicio racional, surge el conflicto y juicio que elaborara sobre los msticos (por ejemplo, San Bernardo), que excluan a la razn como una forma de contemplacin y acceso a la divinidad. Sin embargo, Abelardo no buscaba el equilibrio y s el predominio de la racionalidad sobre las cuestiones teolgicas, es decir, dotarla de un carcter cientfico, lo que tambin llevara a desprestigiar el concepto de autoridad en prcticamente todos los mbitos del saber, ya que sta, siguiendo la lnea abelardiana, slo tiene eficacia temporal, mientras la verdadera razn se encuentra oculta ignorada (dum ratio latet). Esto, sin embargo, causara una serie de conflictos que llevaran a verlo implicado en acusaciones incluso de hereja, lo que ms tarde, al presentarse el escndalo de Elosa, servira como una poderosa arma en contra suya.Conceptualismo.Una vez que se ha hecho una breve exposicin de las aportaciones lgicas de Abelardo, conviene enfocarlas a uno de los temas ms recurrentes del pensamiento medieval y la postura que el filsofo analizado tom al respecto.

Tratando de mediar entre dos posturas totalmente antagnicas, Abelardo se inclina por una intermedia: el conceptualismo, en la que el problema toma un giro de ndole lingstica, asignndole a stos una realidad meramente mental, por lo que se convierte en una especie de intermedio entre el realismo moderado, en el que se hablar de una realidad constituida por relaciones esenciales y una dependencia entre el individuo y la esencia. De igual manera, aborda que la realidad es completamente inteligible, siendo sta creada por arquetipos de la mente divina. Mientras tanto, el nominalismo (flatusvocis), se enfrenta primordialmente con la dificultad de explicar el lenguaje y plantear una realidad diferente a la metafsica platnica, tan en boga en aquella poca, por lo que se presenta una oportunidad para el nominalismo, segn pudo ver Abelardo, ya que ste sostieneque la realidad es totalmente singular, no tiene caractersticas comunes que se pueden hallar en las cosas, y la existencia entendida como hecho bruto. Es decir aborda de manera abstracta el conflicto de los universales.

El conceptualismo medieval parte de las tres preguntas clsicas de Porfirio sobre el tema (existencia real o en el pensamiento slo; corporeidad en el supuesto de la existencia ; relacin o separacin con las cosas reales), a la que Abelardo agreg el problema de la significacin una vez que el objeto dejase de existir en la realidad (2)Sin embargo, despus de un minucioso anlisis, algunos autores han llegado a asegurar que filiar a Abelardo con el conceptualismo se debe a una interpretacin superficial de su pensamiento, pues l tiende ms hacia el realismo, ya que asegura que la manera de ser de las cosas es lo que predispone a la formacin de la idea de las mismas.Hay que hacer notar que el conceptualismo, segn nos diceMichalskien el artculoLos universales y el problema del concepto en el medioevo, fue uno de los factores disolventes de la Escolstica. En verdad, el conceptualismo es slo un sntoma de una crisis ms profunda:la crisis del realismo medieval(3). Es decir, a partir de las nuevas ideas de Abelardo (que llevaban su caracterstico nimo polemista y argumentacin seductora; pero no instructiva)(4) se puede observar que hay una transicin del pensamiento cristiano de la poca, apegado totalmente a una realidad inasequible para el creyente, para dar paso a una concordancia entre fe y razn, ambas reconocidas como facultades inherentes al pensamiento humano y objeto de estudio teolgico de Abelardo. No obstante, sta cuestin ser abordada posteriormente.Cabe destacar, no obstante, que una de las aportaciones ms importantes de Abelardo para la solucin del conflicto, o al menos, como planteamiento de un nuevo tema de estudio, es la mencin de la importancia de la abstraccin para acceder a las quididades de las cosas, elemento que muy probablemente rescat de su formacin clsica y que haba perdido preponderancia dentro de la cuestin, ya que nos permite hacer reales en un nmero de indefinidos de individuos de una misma especie una cualidad que pareciera slo estar presente en un ente determinado.Otro aspecto que va ntimamente relacionado con el conflicto de los universales es su aspecto lgico o dialctico, segn fue planteado por Boecio, as como la relacin (y relevancia) que obviamente tendra con las artes liberales, principalmente con el trivium, destacando as el papel de la gramtica dentro del proceso de aprendizaje. Para l, las palabras estn hechas para significar, fundadas en realidades que remiten a las cosas.Moral:El pensamiento moral de la poca medieval tiende ms hacia una teologa sobre el tema que un ejercicio como ciencia. Sin embargo, siguiendo su tendencia racionalista, Abelardo introduce algunas novedades conceptuales y metodolgicas que viviran su apogeo durante la Baja Edad Media, siendo de extremo provecho los cambios polticos, econmicos y sociales que trajo el feudalismo.

Aunque sin excluir la necesidad de introspeccin, Abelardo transforma la postura mstica que considera a la meditacin como una forma de descubrir y revivir la culpa que el hombre pecador debe experimentar por su condicin, por una actitud de corte mucho ms humanista que pretende reconciliar al hombre y al creador, as como entender la postura divina en relacin con ese cisma denominado pecado.

Igualmente, Abelardo contrara a Bernardo al afirmar que el hombre no nace pecador, sino que se vuelve uno a partir del rechazo del amor divino. El pecado, entonces, es una mala voluntad, en contraposicin a la buena voluntad que debera guiar el actuar del cristiano. De ah se sigue la prdida del valor de la accin en la concepcin abelardiana: lo importante, en ltima y nica instancia, es la intencionalidad de aquello que se realiza.

A partir de ello, Abelardo reivindica y justifica el sacramento de la Penitencia, pues, independientemente de las penas que podra acarrear, siguiendo las tradiciones brbaras que haban influenciado al catolicismo medieval, era necesario que se considerara, anterior a todo, la contricin del pecador para hacer efectivo el sacramento, pues un hombre verdaderamente arrepentido, muy difcilmente volvera a pecar.

Dentro de las obras morales del filsofo, podemos destacar:Scito te ipsum (Ethica), Concete a ti mismo, o ticaDialogus inter Philosophum, Judaeum el Christianum: Dilogo entre un filsofo, un cristiano y un judo.

sta ltima servira para defender su postura contraria a la fe que dimana de la autoridad, pues el primero, que sera que el porta la verdad, puede comprender al cristiano gracias a argumentos slidos que ha permitido la difusin de la fe, contrariamente a lo que ha practicado toda su vida el segundo.

En cuanto a la tica de Abelardo, es el primer intento desde el escrito de Aristteles, por volver a elaborar un tratado de ndole moral, donde se retoman los planteamientos socrticos y se escapa, por primera vez en miles de aos, del sistema de comentarios. Igualmente,, y retomando lo anteriormente expuesto sobre la naturaleza del pecado, se elabora una distincin de gran importancia sobre el pecado, vicio o deseo y la realizacin como tal del acto pecaminoso (5)

Con esto, entraba la posibilidad de que no todo vicio fuera necesariamente la manifestacin de un alma corrupta, pues, como ya se mencion, en ltima instancia, el pecado es una voluntad instantnea, mientras que el vicio es un estado permanente que bien pudiera el hombre atribuirlo a causas externas a s mismo.

Historia calamitatum y Elosa Como se mencion en la introduccin de ste trabajo, la vida de Abelardo destaca no slo por sus aportaciones al pensamiento medieval, sino por el profundo drama del que se vera circundado. Se ha hecho nfasis en la personalidad vanidosa y discutidora de Abelardo, cosa que muchos de sus contemporneos y oponentes no dudaron en calificar como soberbia. No es de sorprender, por lo tanto, que una relacin como la que mantuvo el filsofo con su alumna, fuera la oportunidad anhelada por muchos para poder destruir, o por lo menos daar, su reputacin.

Elosa es la sobrina de un colega de Abelardo, famosa por su belleza y su cultura, por lo que l no tarda en ponerse al servicio de sus familiares como tutor de la joven, a cambio de una retribucin que implica nicamente alimentacin y hospedaje. Como era de esperarse, lo que en un principio pareca ser nicamente una relacin que aportaba divertimento intelectual a Abelardo, se transforma en un idilio digno de los cantos goliardescos que tan popular le hicieron y que ms tarde se convertira en el mayor drama de su vida.

No pasa mucho tiempo antes de que la relacin profundice y posteriormente sea descubierta, cuando ya Abelardo y Elosa estn esperando un hijo, lo que significa la deshonra de la joven y su familia, as como la traicin de la confianza depositada en Abelardo, cuya nica solucin parece ser el matrimonio, lo que muy probablemente terminara con la carrera y popularidad del filsofo.

Finalmente es Elosa quien le convence de desechar la idea del matrimonio, consciente de que la labor intelectual de l se vera seriamente obstruida, aunque no prevee que esto causar nuevamente la molestia de sus familiares, lo que llevar al escenario del ataque y mutilacin de Abelardo, seguido del escndalo que le llevara a refugiarse en Saint Denis, para poder paliar con un poco de soledad, la complicada escena de la que es protagonista.

Se sabe que el hijo de ambos llevaba por nombre Astrolabio y que tanto l como Elosa mantuvieron una extensa correspondencia an despus del escndalo. Actualmente, se ha hecho una recompilacin de las cartas: Cartas a Elosa, que, junto con lo escrito en Historia de mis desventuras (Historia calamitatum) se convertira, ms tarde, en una fuente de inspiracin para el romanticismo, que posea de primera fuente uno de los amoros ms interesantes del medioevo. A partir de l, se elaboraran pinturas, escritos e incluso una pelcula que an en la actualidad despierta el inters tanto por el pensador como por el hombre.

En cuanto al Historia calamitatud, es un escrito de ndole autobiogrfico, muestran el carcter espiritual y apasionado del pensador, donde se puede apreciar con claridad su percepcin de cada uno de los enfrentamientos de los que fue partcipe, as como una sincera reflexin sobre las consecuencias que le acarreara su vanidad.Conclusiones:La figura de Pedro Abelardo es, segn Jaques Le Goff en su libro Los intelectuales en la Edad Media Su humanismo se resolva en tolerancia y , frente a aquello que separaba, l buscaba lo que une a los hombres(6) que se convertira en la ms alta expresin del intelectual parisiense (7) Es decir: Abelardo, en cuanto a su pensamiento, representa la nueva generacin de pensadores en Europa que hacen de su labor un oficio bien estructurado, definido por un mtodo y con objetivos mucho ms claros.

Pese a todos sus conflictos, intent siempre mantener una postura conciliadora de las diversas vertientes de pensamiento que imperaban en la poca. Aunque con un deje racionalista que parecera una imposicin sobre la importancia de la fe para el medioevo, el afn conciliador de Abelardo intentaba dar una respuesta mucho ms humana e integral de las grandes interrogantes que se planteaban los pensadores.

Sus aportaciones metodolgicas en el campo de la lgica trascenderan a grandes figuras de la Baja Edad Media, lo mismo que sus planteamientos ticos, revolucionarios desde la aparicin de la tica aritstotlica. En cuanto al conflicto de los universales, si bien no pudo dar una postura que zanjara completamente la disyuntiva, bien indica que, contrariamente a la concepcin que se tiene de su tiempo, s exista una preocupacin genuina por explicar al mundo de una manera que correspondiera a las capacidades humanas.

En cuanto a su situacin con Elosa, independientemente de las consecuencias que tuvo en vida de Abelardo, tanto las cartas como el Historia Calamitatum, demuestran que ms all de la figura intelectual, exista un individuo con inclinaciones y sentimientos y que stos tenan una influencia real en su forma de comportarse y de pensar.

Sea como inspiracin literaria o como un punto de convergencia, el saber de la presencia de una mujer en la vida del filsofo le otorga una presencia mucho ms cercana y similar a aquellos que se introducen en su biografa y obras.

Por lo tanto, la figura de Pedro Abelardo puede conocerse desde diversas aristas, de las cuales, todas permiten un acercamiento pleno a la Edad Media y sus pensadores.Notas:

1) ORTEGA Y G., Dos ensayos sobre el amor, Fontamara, Mxico 2007, 133.2) Cfr., PEA C. A., Los universales y el problema del concepto en el medioevo en Dianoia 22/22 (1976), 2.3) Cfr. PEA C.A., op cit, 3.4) Diccionario Enciclopdico Hispano-Americano, tomo I voz Pedro Abelardo, Montaner y Simn editores, Barcelona 1887 apud http://www.filosofia.org/enc/eha/e010109.htm (13 noviembre 2013.5) The Catholic Encyclopedia. Vol. 1 voz "Pedro Abelardo" , Nueva York, Robert Appleton Company 1907, apud http://www.newadvent.org/cathen/01036b.htm.

6) LE GOFF J., Los intelectuales en la Edad Media, GEDISA, Barcelona 1996, 58.

7) LE GOFF J., op cit, 57.