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:: portada :: América Latina y Caribe :: Uruguay. Millones de columnas 31-12-2004 Uruguay y los paradigmas de la corrupción Recordando a Luis XVI Carlos Santiago Bitácora Uno de los temas recurrentes, de abordaje inminente, es el de la corrupción que, sin duda, abrirá varios capítulos en el compendio histórico que se realizará algún día sobre los primeros tiempos de la acción de nuevo gobierno. La curiosidad existe en todos: ¿Cómo hará Tabaré Vázquez y su elenco de ministros para terminar con los abusos, los privilegios, las complicidades, la corrupción lisa y llana y el delito contra los intereses del Estado? En Uruguay, desde hace muchas décadas se fue estableciendo un tejido de complicidades que tienen diversa entidad pero, ninguna de ellas, pueden ser toleradas. Hay cómplices políticos, que por razones de amistad, cobardía o conveniencia no atacaron de frente y con fuerza los focos de corrupción que han aparecido en muchas dependencias estatales y, más allá de eso, en todas las zonas en las que poder tuvo injerencia y cabida. Muchos actos de corrupción que pese a ser denunciados por los organismos correspondientes (Tribunal de Cuentas, Auditoria Interna de la Nación, etc.), no dejaron de estar presentes en la realidad uruguaya en la que sobrellevamos, además, una sorprendente pasividad parlamentaria ante la enormidad impulsada por nada menos que el presidente de la Asamblea General Legislativa y Vicepresidente de la República, de archivar miles y miles de expedientes en los que el principal organismo de contralor (Tribunal de Cuentas), observó trámites, pero también denunció violaciones al TOCAF y también se explayó sobre la legalidad de acciones, como por ejemplo la famosa "Megaconseción" ¿Cómo es posible que en este país el gobierno acepte sin más que organismos oficiales como los bancos del Estado, no tengan sus balances al día?¿Qué no se conozca el número de empresas, pertenecientes a entes del Estado, ni tampoco sus balances, ni en torno a ellos se cumpla con la ley que exige la publicación de los mismos en el Diario Oficial? Podríamos seguir infinitamente hablando de aspectos administrativos, cuestionados por el Tribunal de Cuentas, que siguen sin ser atendidos por la asamblea legislativa, hecho en que además existen muchas más responsabilidades. ¿El lector recuerda, acaso, planteos concretos de los legisladores al respecto? ¿Y los contratos de obra? ¿Y los sueldos de una insolencia pecaminosa que se auto pagan directores de bancos estatales que funcionan dentro del régimen privado, que en su momento fueron superiores a los del presidente de la nación más poderosa de la tierra? Decimos sueldos insolentes y pecaminosos en el Uruguay, si los comparamos con los que obtienen por su trabajo los docentes, tanto de primera, secundaria como Universidad de la República, que también dependen del Estado que, obviamente, mide con dos varas totalmente distintas. Y, por supuesto, la mayoría de los trabajadores estatales. Pero sigamos recordando: ¿Qué ocurrió con la denuncia de que cientos de computadores desaparecieron de ANEP, durante el marco de esta misma administración? Por supuesto que el manto del olvido coronó todo un proceso que, de ahondarse, podría haber desembocado en la justicia penal. Antes del año 30, cuando los gobernantes, legisladores y jueces aceptaban la función pública como una carga, Uruguay era un país modesto pero próspero. Claro, las condiciones internacionales eran otras y la globalización no era todo lo voraz y sangrienta que es ahora. Aun así, existieron factores coyunturales basados en las condiciones agropecuarias que permitían vivir en un país con estabilidad y con un cierto principio, de tendencia a la igualdad, decimos "tendencia" porque igualdad no había, pero con un cierto principio de equidad o de búsqueda de la equidad ante la ley. El batllismo fue eso. Sus logros en materia de seguridad social, el desarrollo de las empresas de servicios públicos, a través de las nacionalizaciones, "aggiornaron" al país y lo convirtieron en lo que alguien lo llamó "la Suiza de América" Por supuesto que hubo hechos de corrupción gigantescos en el país, Recordemos los "crac" bancarios, las ventas de carteras y otras lindezas que deberemos recordar siempre. No olvidemos page 1 / 2

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  • :: portada :: Amrica Latina y Caribe :: Uruguay. Millones de columnas31-12-2004 Uruguay y los paradigmas de la corrupcinRecordando a Luis XVICarlos SantiagoBitcora

    Uno de los temas recurrentes, de abordaje inminente, es el de la corrupcin que, sin duda, abrirvarios captulos en el compendio histrico que se realizar algn da sobre los primeros tiemposde la accin de nuevo gobierno. La curiosidad existe en todos: Cmo har Tabar Vzquez y suelenco de ministros para terminar con los abusos, los privilegios, las complicidades, la corrupcinlisa y llana y el delito contra los intereses del Estado? En Uruguay, desde hace muchas dcadas se fue estableciendo un tejido de complicidades quetienen diversa entidad pero, ninguna de ellas, pueden ser toleradas. Hay cmplices polticos, quepor razones de amistad, cobarda o conveniencia no atacaron de frente y con fuerza los focos decorrupcin que han aparecido en muchas dependencias estatales y, ms all de eso, en todas laszonas en las que poder tuvo injerencia y cabida. Muchos actos de corrupcin que pese a ser denunciados por los organismos correspondientes(Tribunal de Cuentas, Auditoria Interna de la Nacin, etc.), no dejaron de estar presentes en larealidad uruguaya en la que sobrellevamos, adems, una sorprendente pasividad parlamentariaante la enormidad impulsada por nada menos que el presidente de la Asamblea GeneralLegislativa y Vicepresidente de la Repblica, de archivar miles y miles de expedientes en los que el principal organismo de contralor (Tribunal de Cuentas), observ trmites, pero tambin denunciviolaciones al TOCAF y tambin se explay sobre la legalidad de acciones, como por ejemplo lafamosa "Megaconsecin" Cmo es posible que en este pas el gobierno acepte sin ms queorganismos oficiales como los bancos del Estado, no tengan sus balances al da?Qu no seconozca el nmero de empresas, pertenecientes a entes del Estado, ni tampoco sus balances, nien torno a ellos se cumpla con la ley que exige la publicacin de los mismos en el Diario Oficial? Podramos seguir infinitamente hablando de aspectos administrativos, cuestionados por elTribunal de Cuentas, que siguen sin ser atendidos por la asamblea legislativa, hecho en queadems existen muchas ms responsabilidades. El lector recuerda, acaso, planteos concretos delos legisladores al respecto? Y los contratos de obra? Y los sueldos de una insolencia pecaminosa que se auto pagandirectores de bancos estatales que funcionan dentro del rgimen privado, que en su momentofueron superiores a los del presidente de la nacin ms poderosa de la tierra? Decimos sueldosinsolentes y pecaminosos en el Uruguay, si los comparamos con los que obtienen por su trabajo losdocentes, tanto de primera, secundaria como Universidad de la Repblica, que tambin dependendel Estado que, obviamente, mide con dos varas totalmente distintas. Y, por supuesto, la mayorade los trabajadores estatales. Pero sigamos recordando: Qu ocurri con la denuncia de que cientos de computadoresdesaparecieron de ANEP, durante el marco de esta misma administracin? Por supuesto que elmanto del olvido coron todo un proceso que, de ahondarse, podra haber desembocado en lajusticia penal. Antes del ao 30, cuando los gobernantes, legisladores y jueces aceptaban la funcin pblicacomo una carga, Uruguay era un pas modesto pero prspero. Claro, las condicionesinternacionales eran otras y la globalizacin no era todo lo voraz y sangrienta que es ahora. Aun as, existieron factores coyunturales basados en las condiciones agropecuarias que permitanvivir en un pas con estabilidad y con un cierto principio, de tendencia a la igualdad, decimos"tendencia" porque igualdad no haba, pero con un cierto principio de equidad o de bsqueda de laequidad ante la ley. El batllismo fue eso. Sus logros en materia de seguridad social, el desarrollode las empresas de servicios pblicos, a travs de las nacionalizaciones, "aggiornaron" al pas y loconvirtieron en lo que alguien lo llam "la Suiza de Amrica" Por supuesto que hubo hechos de corrupcin gigantescos en el pas, Recordemos los "crac"bancarios, las ventas de carteras y otras lindezas que deberemos recordar siempre. No olvidemos

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  • la famosa "infidencia", el tema de las "cajas negras", etc. Pero, ms all de esos hechos, elprincipal engendro de la corrupcin se comenz a gestar en el perodo dictatorial. Empez adesarrollarse un tejido de corrupcin y de complicidades que se prolonga hasta hoy, paralelo al cual hubo omisiones legales de todo tipo, en un "dejar pasar" que inclusive envuelve a muchosestamentos de los cuatro gobiernos post dictadura. No hubo decisin por parte de los sucesivos presidentes de la Repblica y de los miembros de lospartidos gobernantes, para deshacer ese tejido. Algo nada fcil, lo entendemos, ni que se puede hacer de un da para el otro porque donde se disipa una infeccin al da siguiente aparece otra.Especialmente luego de la aparicin - en el perodo dictatorial - de la filosofa neoliberal y sumodelo econmico, que hicieron de la obtencin de dinero el logro central del desarrollo de losindividuos. En ms de una ocasin hemos incursionado en este tema. El modelo implcito en elneoliberalismo modific los paradigmas de la sociedad, valiendo ms la ostentacin de la riquezaque otros elementos, como ser un "buen padre de familia", entrando en desuso valores comoausteridad, decencia, honradez, recato, probidad, moralidad, etc. Con ello no debemos generalizar elementos al barrer pero tambin entender que la honestidad,por ejemplo, puede estar atada a una red de compromisos y complicidades ya no de ordeneconmico sino de orden poltico, que detonan una manera de encarar los problemas que podemos definir como de "excesiva cautela" que, en definitiva, determinan la que demora en la accin encontra de situaciones malsanas que se deberan romper cortndolas de raz. Muchos hombres "probos", intachables en lo personal, al ahondarse muchas veces el anlisis,aparecen como "ms amigos de sus amigos" que enemigos de la corrupcin. Si los ltimos cuatro presidentes de la Repblica hubieran querido desenmascarar a los corruptoslo podran haber hecho., No es tan difcil llegar al fondo de la verdad. Ahora, sin duda, en la cabeza del presidente electo y de su elenco de colaboradores est ponerfin a lo que sigue ocurriendo en nuestro Estado. Colocar un dique a la pasmosa situacin que, alprofundizarse alguna denuncia periodista, alarma. Nadie ha desmentido la multiplicidad desituaciones que tienen como centro al Ministerio de Relaciones Exteriores, donde - de acuerdo a loafirmado - se modifican legajos, otros desaparecen, se realizan tareas de encubrimiento, todo ellopara que la futura administracin tenga dificultades para encontrarse con la verdad de losprivilegios, por no llamarlos de otra manera, que, al parecer, son moneda corriente en el servicioexterior. No solo existe la decisin proclamada del gobierno electo sino la voluntad popular de que secomience a recorrer un camino que, parece, ineludible. La limpieza total no es tan fcilespecialmente cuando se debe realizar, sin vueltas, a travs de las instituciones, respetando losderechos de todos. Sin embargo nadie aceptara que en el diario de situacin del nuevo gobiernoalguien escribiera lo que Luis XVI estamp el da de la Revolucin Francesa. El 14 de Junio de 1789escribi "Aqu no pasa nada" Es una famosa historia, no? No nos parece que lo que suceder ahora ser tambin unanegacin de la realidad, porque - lo podemos probar - nunca la historia deja esas negaciones sin sumerecido castigo.

    (*) Periodista, secretario de redaccin del diario LA REPUBLICA y del suplemento Bitcora.Montevideo. Uruguay.

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