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 185 P  ABLO GONZÁLEZ C  ASANOV A : LA  CONSTRU CCIÓN DE LA  DEMOCRACIA  EN EL SIGLO XXI  jaime torres guillén   poder a escala mundial. Si se hace un análisis de los nacionalistas revolucionarios de los países dependientes desde la Revolución china de 1905 hasta la nicaragüense de 1979, se podrá encontrar - sentativa con marxismo-leninismo, o ele- mentos de la socialdemocracia y del Estado asistencialista. En este sentido, caudillis- de muchos de estos intentos de construir un Estado-nación. (González Casanova, 1998a: 24-25) También en estos casos el “nacionalismo revolucionario, populismo y clientelismo construyen conceptos y reali- dades de naciones, pueblos y democracias con marginación y exclusión de las mayo- - lucionario y el populismo tienden a identi- de la guerra liberadora contra el tirano y el imperio” (González Casanova, 1998a: 26), - canos, y especialmente en México, se dio el fenómeno del “partido de Estado”. El Es- tado y el partido en el poder asumieron la representatividad popular pero de manera clientelar y corporativa. En una palabra: González Casanova en la mayoría de los campesinos y trabaja- dores más pobres de los países formados  bajo la égida de l nacionalismo revoluciona- movimientos surgidos del nacionalismo L a democracia en el pensamiento de Pablo González Casanova no es un desplegado de manera homogénea y uni- dimensional en la historia de la práctica política. Su uso no pertenece unívocamen- te a ideología alguna. Se ha interpretado y practicado de varias maneras. Hasta el mo- mento, para González Casanova, todas las democracias han sido excluyentes. Sobre mayoría fueron y son elitistas, sólo aceptan militares trasnacionales de nuestro tiempo hoy se apropian del pensamiento liberal y neoliberal para construir su idea elitista de democracia: sistemas electorales, demo- cracia limitada, y las socialdemocracias han universal, participación de los obreros or- ganizados por el Estado, combinado con el gasto público y la acumulación de capital (González Casanova, 1998a: 24). Para el autor de La dem ocracia en México (1965) es la falta de una democracia inclu- y de todos los proyectos humanistas. Pablo se ha combinado la explotación con la ex- clusión, el problema es reformular las alter- - cialdemocracia, el socialismo, la liberación de los pueblos y los antiguos comunistas,

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Pablo Gonzales Casanova, la construcción de la democracia en el siglo XXI.

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    PABLO GONZLEZ CASANOVA: LA CONSTRU CCIN DE LA DEMOCRACIA EN EL SIGLO XXI

    jaime torres guilln

    EDMRODLGHDGHTXHKR\VHHVWiIUHQWHDXQpoder a escala mundial.

    Si se hace un anlisis de los nacionalistas revolucionarios de los pases dependientes desde la Revolucin china de 1905 hasta la nicaragense de 1979, se podr encontrar TXH pVWRV FRPELQDURQ GHPRFUDFLD UHSUH-sentativa con marxismo-leninismo, o ele-mentos de la socialdemocracia y del Estado asistencialista. En este sentido, caudillis-PR SRSXOLVPR \ FDFLTXLVPR HUDQ OD EDVHde muchos de estos intentos de construir un Estado-nacin. (Gonzlez Casanova, 1998a: 24-25) Tambin en estos casos el nacionalismo revolucionario, populismo y clientelismo construyen conceptos y reali-dades de naciones, pueblos y democracias con marginacin y exclusin de las mayo-UtDVGHORVKDELWDQWHVHOQDFLRQDOLVPRUHYR-lucionario y el populismo tienden a identi-FDU ODGHPRFUDFLDFRQHOSDUWLGRVXUJLGRde la guerra liberadora contra el tirano y el imperio (Gonzlez Casanova, 1998a: 26), SRUORTXHHQQRSRFRVSDtVHVODWLQRDPHUL-canos, y especialmente en Mxico, se dio el fenmeno del partido de Estado. El Es-tado y el partido en el poder asumieron la representatividad popular pero de manera clientelar y corporativa.

    En una palabra: Gonzlez Casanova GHPXHVWUDTXHODH[FOXVLyQVLJXHSUHVHQWHen la mayora de los campesinos y trabaja-dores ms pobres de los pases formados bajo la gida del nacionalismo revoluciona-ULR(VWR HV DVt GHELGR D TXH ORV SURSLRVmovimientos surgidos del nacionalismo

    La democracia en el pensamiento de Pablo Gonzlez Casanova no es un FRQFHSWR MR \D GHQLGR TXH VH KD\Ddesplegado de manera homognea y uni-dimensional en la historia de la prctica poltica. Su uso no pertenece unvocamen-te a ideologa alguna. Se ha interpretado y practicado de varias maneras. Hasta el mo-mento, para Gonzlez Casanova, todas las democracias han sido excluyentes. Sobre HOORKDGLFKRTXHODGHPRFUDFLDJULHJDIXHHVFODYLVWDTXHODVUHS~EOLFDVHXURSHDVHQVXmayora fueron y son elitistas, slo aceptan DO FLXGDGDQR TXH ORV DFWXDOHV FRPSOHMRVmilitares trasnacionales de nuestro tiempo LGHQWLFDQGHPRFUDFLDFRQOLEUHPHUFDGR7DPELpQ GLFH TXH ORV FRQVHUYDGRUHV GHhoy se apropian del pensamiento liberal y neoliberal para construir su idea elitista de democracia: sistemas electorales, demo-cracia limitada, y las socialdemocracias han GHQLGRVXFRQFHSWROXFKDSRUHOVXIUDJLRuniversal, participacin de los obreros or-ganizados por el Estado, combinado con el gasto pblico y la acumulacin de capital (Gonzlez Casanova, 1998a: 24).

    Para el autor de La democracia en Mxico (1965) es la falta de una democracia inclu-\HQWHODTXHH[SOLFDHOIUDFDVRGHFDGDXQRy de todos los proyectos humanistas. Pablo *RQ]iOH]&DVDQRYDSLHQVDTXHFRPRDKRUDse ha combinado la explotacin con la ex-clusin, el problema es reformular las alter-QDWLYDVFRPRODVTXHOOHYDURQDFDERODVR-cialdemocracia, el socialismo, la liberacin de los pueblos y los antiguos comunistas,

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    revolucionario derivan en gobiernos SRSXOLVWDHPSUHVDULDOHV TXH LQLFLDQ HO HQ-deudamiento externo de los aos setenta y llevan a la crisis de pagos de los aos ochen-WD\QRYHQWD'H ODVODVGH ORVJRELHUQRVSRSXOLVWDVVXUJLHURQORVGLULJHQWHVTXHLP-plantaron la poltica neoliberal (Gonzlez Casanova, 1998a: 26)

    Por otro lado, en estas experiencias po-lticas:

    Los comunistas y marxistas-leninistas tam-ELpQ FRQVWUX\HURQ \ GHQLHURQ OD GHPR-cracia con serios lmites y sorprendentes exclusiones. Oscilaron entre la crtica a la GHPRFUDFLD HQ JHQHUDO D OD TXH LGHQWL-FDURQFRQODGHQLFLyQOLEHUDO\EXUJXHVDGHsistemas de gobierno tiles a los intereses y a la dominacin del capital, y a la exaltacin de una democracia popular, o la demo-FUDFLDVRFLDOLVWDHQODTXHRFXOWDURQODVHV-tructuras de poder autoritario e incluso tota-OLWDULRTXHUHDOPHQWHLPSHUDEDQ*RQ]iOH]Casanova, 1998a: 26)

    Como ya se sabe, en la antigua Unin de Repblicas Soviticas Socialistas (URSS) ex-cluyeron a la inmensa mayora de los traba-jadores de la toma de decisiones polticas, SRU OR TXH HO DXWRULWDULVPRPDU[LVWDOHQL-nista se convirti en un remedo de socialis-mo, en una interpretacin sin sentido de la KLVWRULD\HQXQDHGXFDFLyQGRJPiWLFDTXHllevaron a sus dirigentes y dirigidos a no sa-ber pensar ni actuar. De este desastre sovi-tico, Pablo Gonzlez Casanova pone a salvo a Cuba. Para l, como modelo de partici-pacin democrtica, por la educacin y la organizacin de las bases, y tambin como parte de una poltica de seguridad nacional y de justicia social acordada por la inmensa mayora del propio pueblo, Cuba mantuvo la vinculacin entre cuadros y base (Gonz-lez Casanova, 1998a: 27).

    Pero Gonzlez Casanova es sincero FXDQGR DUPD TXH HQ QLQJXQR GH ORVmovimientos histricos sealados surgi XQDWHRUtDTXHSODQWHDUDFRPRSDUDGLJPDFLHQWtFRSROtWLFR XQ PRYLPLHQWR XQLYHU-sal de democracia no excluyente y plural TXHFRPSUHQGLHUDODYDULHGDG\XQLGDGGHTXLHQHVKDELWDQHOSODQHWD *RQ]iOH]&D-sanova, 1998a: 28). ste fue el motivo por HO TXH FRPHQ]y D KDEODU GH OD QHFHVLGDGde pensar un nuevo proyecto de democra-FLDXQLYHUVDOTXHVXSHUDUDORVSDUDGLJPDVconservadores, liberales, socialdemcratas, nacionalistas-revolucionarios, comunistas RPDU[LVWDVOHQLQLVWDV TXH OD JOREDOL]DFLyQneoliberal ha derrotado. La defensa de la democracia y la construccin de un nuevo modo de vida social con poltica y econo-ma justa es parte de su nuevo itinerario como intelectual.

    Pablo Gonzlez Casanova imagina: hoy VH WLHQHTXHSHQVDUODGHPRFUDFLDGH WR-dos sin exclusiones ni excluidos. Ante los nuevos escenarios mundiales piensa en una democracia no excluyente, universal, con connotaciones morales y prcticas, hu-PDQtVWLFDV \ FLHQWtFDV XWySLFDV \ SROtWL-FDV(VWiFRQVFLHQWHGHTXHSDUDDFHUFDUVHa esos objetivos, el recurso a la teora y a la metodologa de las ciencias sociales im-plica reformular tres grandes corrientes: el empirismo, la dialctica en su versin his-trica y social, conocida como marxismo, y el constructivismo (Gonzlez Casanova, 1998a: 28-29).

    (O SULPHUR GLFH WHQGUi TXH UHYLVDUTXH HQ VXV DQiOLVLV VREUH ODV WHQGHQFLDV \las variaciones en los fenmenos electo-rales se incluya el estudio sobre los inte-reses de clase y la acumulacin capitalista como obstculo esencial de la democracia. La dialctica marxista, por su parte, ten-GUi TXH LQFRUSRUDU D VXV DQiOLVLV HO WHPDde la construccin de la democracia, tema TXH IXH GHVSOD]DGR GH ORV HVWXGLRV VREUH

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    las mediaciones sociales en la lucha por el socialismo. En el caso del constructivismo, se deber dar importancia a las luchas por el excedente y las limitaciones de los sis-WHPDV DXWRUHJXODGRV TXH HVWiQ LQVHUWRVHQWHQGHQFLDV\ OH\HVTXHULJHQHOVLVWHPDsocial del capitalismo global hoy dominan-te (Gonzlez Casanova, 1998a: 29) A esto agrega:

    /DV FLHQFLDV VRFLDOHV WHQGUiQ TXH HVWXGLDUPiV TXH KDVWD DKRUD ORV YDULDGRV FDPLQRVprcticas y opciones de las redes estructu-UDQWHV\VXVRUJDQL]DFLRQHV4XpSDSHOMXH-gan en la nueva lucha por una democracia mundial no excluyente los Estados adel-gazados, las naciones acosadas, las clases sociales contrahechas, los ciudadanos empo-EUHFLGRV\ODVVRFLHGDGHVFLYLOHVHPHUJHQWHV"4XpSDSHO MXJDUiQODV OXFKDVSROtWLFDVSRUla democracia de todos y las luchas contra ODVGLVWLQWDVIRUPDVGHH[FOXVLyQ"&yPRHQ-frentarn las sociedades civiles las respuestas de los mercados y los Estados, y cmo cons-WUXLUiQVXVDOWHUQDWLYDVGHOXFKD"*RQ]iOH]Casanova, 1998a: 31)

    Si se construye esta propuesta, segn nuestro intelectual, un nuevo paradigma SROtWLFR\FLHQWtFRDUULEDUiSDUDFRQFUHWDUel objetivo de la democracia de todos. Las teoras anteriores sobre el tpico sern ne-cesarias, e incluso el marxismo-leninismo ocupar un lugar en el nuevo paradigma, sin ser, desde luego, el modelo revolucio-nario universal para centrar y enfrentar los problemas de exclusin, explotacin y co-lonialismo global.

    Estas duras tesis fueron derivadas de WUDEDMRVUHH[LYRVTXH*RQ]iOH]&DVDQRYDhaba trabajado desde los aos noventa. So-bre el tpico, alguna vez narr lo siguiente:

    Hace poco fui a dar una Conferencia en un Instituto de Estudios de la Revolucin De-

    PRFUiWLFD TXH GLULJH HO ,QJ &XDXKWpPRFCrdenas. Un viejo ferrocarrilero se acerc \PHGLMRTXHGHVGHVXMXELODFLyQHVWiHVWX-diando marxismo. Cuando termin mi con-ferencia, el ferrocarrilero tom la palabra \H[SOLFy ORTXHHVHOPRGRGHSURGXFFLyQFDSLWDOLVWDGHVSXpVGHORFXDOPHSUHJXQWy&yPRHQXQVLVWHPDDVtVHSXHGHWDQVLTXLH-UDVRxDUHQODGHPRFUDFLD"

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    TXH UHVSHFWD D OD JOREDOL]DFLyQQHROLEHUDOno slo es el tema de la democracia para todos, esto es, universal, sino tambin el es-tudio de las ciencias de la complejidad para la lucha por ella.1Asimismo es parte de su observacin sobre las nuevas dinmicas sociales de los pueblos, sobre todo de los PiVSREUHVHVRSWLPLVWDHQWRUQRDTXHORVmovimientos por la democracia con plura-lismo ideolgico, religioso y justicia social, cada vez se extienden ms en distintos pa-VHVSULQFLSDOPHQWHHQORVGHDTXHOODUHJLyQTXH DQWHULRUPHQWH VROtD OODPDUVH 7HUFHU0XQGRSRUORTXHODSRVLELOLGDGGHFRQV-truir un nuevo internacionalismo pero, esta vez, ms plural: partidos, trabajadores y pueblos es alcanzable.

    Sin embargo, en la perspectiva de Gon-]iOH]&DVDQRYDODE~VTXHGDSRUHVWDGHPR-cracia universal no se presenta como algo fcil. En bastantes ocasiones ha considera-GRTXHODVPDQLIHVWDFLRQHVVRFLDOHVHQJUX-pos tnicos, barriales, campesinos, de cla-se media o de trabajadores son, en buena medida, particularistas. No obstante, en no pocas luchas del pueblo, existen demandas TXHSRGUtDQVHUWUDGXFLEOHVDXQOHQJXDMHuniversal. Sobre este aspecto ha expresado:

    Hoy la mayor parte de las luchas sociales de los oprimidos se da con ideologas particu-ODULVWDV R TXH SDUHFHQ VHUOR 1R WRGDV ODVluchas particularistas de etnias y naciones expresan valores universales de igualdad, libertad, fraternidad. Las luchas racistas y fascistas expresan siempre intereses parti-culares. Pero las luchas de etnias y naciones no son necesariamente particularistas. A me-QXGR UHSUHVHQWDQ D TXLHQHVGHVGH ODPD-yora de cada etnia, desde el bajo pueblo o el pueblo pobre de cada nacin, luchan por la libertad, por la fraternidad y contra la injusticia social, contra la explotacin, la marginacin y la exclusin. En esos casos, las luchas particulares descubren metas comu-

    nes y una condicin universal de los conde-nados de la tierra en medio de distintas ci-vilizaciones, culturas e ideologas. (Gonzlez Casanova, 1994a: 281)

    3DUDpOHVDTXtGRQGHHOPDQHMRGH ODdialctica debe aparecer con mayor preci-sin. Es decir, en estos casos, lo particular FRQWLHQHHQVXVHQRYDORUHVXQLYHUVDOHVTXHdeben considerarse sntesis de una lucha social ms amplia. A la dialctica la entien-de como ese ejercicio intelectual de encon-trar lo universal en lo concreto. El capitalis-mo tiene su propia dialctica y se presenta como un particularismo universal:

    El capital ocupa los espacios pblicos, nacio-QDOHV\ VRFLDOHVTXH VH OHKDEtDQDUUDQFDGRen el periodo histrico anterior. El nuevo WLSR GH SROtWLFDV \ HVWUXFWXUDV TXH JHQHUDLQYDOLGD FXDOTXLHU JHQHUDOL]DFLyQ H[SOLFD-cin causal o proposicin orientada a metas TXHQRGHQFXHQWDGHODVUHGHVGHLQYHUVLyQlocalizada, de su combinacin con estratos y movilidades sociales remanentes, o con las antiguas y nuevas formas de atomizacin con etnias y sectas, naciones y religiones. (Gonzlez Casanova, 1994a: 284)

    De esta manera, en tiempos neolibe-rales, a los trabajadores y a las clases me-dias se las subsume en esta dialctica. Sus LQWHUHVHV VHDVHPHMDQD ORVTXHGHHQGHQORV FDSLWDOLVWDV SRU OR TXH OD OHJLWLPDFLyQdel neoliberalismo se completa en el asen-timiento de las masas. Es precisamente en esta dialctica del capital, expresa Gonzlez &DVDQRYD TXH la gran reestructuracin neoliberal logra un hecho impresionante: el incremento de la explotacin sin lucha contra la explotacin. En todo caso impone resistencias muy desorganizadas en lo so-cial, lo intelectual y lo poltico (Gonzlez Casanova, 1994a: 285).

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    (V LQWHUHVDQWH TXH D SHVDU GH WRGR ORsucedido despus de 1989, Pablo Gonz-OH] &DVDQRYD VLJD SHQVDQGR TXH ORV SUR-tagonistas de los intereses generales son los movimientos particulares de los opri-midos. Los explotados, los reprimidos, los marginados, los excluidos y los pobres de OD WLHUUD VRQ ORVTXHSXHGHQXQLYHUVDOL]DUOD GHPRFUDFLD (OORV QR WLHQHQ QDGD TXHperder y sus demandas, en un principio particulares: alimento, vestido, casa, salud, educacin, etctera, se van convirtiendo en demandas ms universales y comple-jas: democracia, derechos, justicia, paz con dignidad.

    (VWRTXLHUHGHFLUTXHFRQYLHQHVDFDUDRWHORTXHUHSUHVHQWDORVLQWHUHVHVJHQHUD-les en un Estado o nacin, de esta manera VHVDEUtDTXLpQHVWiSRVWXODQGRVXVSDUWLFX-laridades y si stas pueden ser universales.

    En las luchas polticas de comunistas o VRFLDOLVWDVPXQGLDOHVKXERTXLHQHVROYLGD-ron y renegaron de las luchas particulares antiimperialistas, nacionalistas, agraristas, REUHUDVRUHYROXFLRQDULDVTXHFRQHOWLHP-po y la madurez poltica de sus miembros, transitaran a planteamientos ms uni-versales. Pablo Gonzlez Casanova lleg a SHQVDU TXH HVDV WHQGHQFLDV VH H[WLQJXLH-ron en favor de las nuevas luchas, tambin particulares, por la democracia electoral y ORVGHUHFKRVKXPDQRVTXHVLELHQSRGtDQuniversalizarse, se encontraban a menudo limitadas por engaos, fraudes y manipula-ciones combinadas con violencia y corrup-cin generalizada.

    En la dcada de los noventa, el exrector de la Universidad Nacional Autnoma de 0p[LFRFRQVLGHUyTXH WDPELpQ ORVJUXSRVTXHSRGUtDQXQLFDUDODVRFLHGDGEDMRXQHVTXHPDSDUWLFXODULVWD FRQ WHQGHQFLD D ODuniversalidad se hallaban en problemas. En la era del neoliberalismo globalizado, has-ta las clases dominantes, ya no se diga el SUROHWDULDGR VH HQFXHQWUDQ GLYLGLGDV ODV

    HWQLDVFDUHFHQGHXQIUHQWHFRP~QODVRU-ganizaciones de masas abarcan slo a una parte mnima de la sociedad ilustrada y los gobiernos carecen de legitimidad debido a VXIDOWDGHHFLHQFLDHQODFREHUWXUDGHORVservicios pblicos, la corrupcin, la repre-VLyQ\HOHQJDxRHQHOGLVFXUVRRFLDO(Qbuena medida:

    La falta de legitimidad de los gobiernos se GHEHDTXHPXFKRVVXUJLHURQGHJROSHVGHEstado como los de Benin, Ghana, Sudn y Uganda en frica, o los de Hait y Per, HQ$PpULFD/DWLQDRWURVGH LQWHUYHQFLRQHVrelativamente encubiertas o abiertas, como en Angola, Chad, Etiopa, Granada, Lesoto, 0R]DPELTXH3DQDPi=DLUHR=LPEDEZHLa falta o la prdida de legitimidad no se re-duce a los gobiernos: con frecuencia abarca o amenaza gravemente a las organizaciones de alternativa, populistas, sindicalistas, co-PXQLVWDV VRFLDOGHPyFUDWDVGH L]TXLHUGD \D DQWLJXRV JUXSRV JXHUULOOHURV \D VHD TXHVLJDQHQODOXFKDDUPDGD\DTXHVHLQWHJUHQa los procesos de negociacin poltica.( Gon-zlez Casanova, 1994a: 289)

    En esas condiciones se torna difcil plan-WHDUXQDDOWHUQDWLYDSDUWLFXODULVWDTXHORJUHvincularse con una democracia para todos. La resistencia, lucha o accin poltica est demasiado particularizada en la ciudad, el campo, la comunidad o el barrio. En sus estudios, Gonzlez Casanova es capaz de REVHUYDUTXHODFULVLVGHODVOXFKDVXQLYHU-salistas, de clase o Estado-nacin provoc una regresin hacia formas tradicionales de resistencia. En esta situacin salieron a UHOXFLU WRGDV ODV IRUPDV SDWHUQDOLVWDV TXHsustituyeron la conciencia universal de los sujetos de emancipacin: jefes tribales, ca-FLTXHVFDXGLOORVOtGHUHVFDULVPiWLFRVRUH-presentantes populistas.

    Pero aun con todo ello, Gonzlez Ca-VDQRYD FRQVLGHUD TXH OR QXHYR XQLYHUVDO

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    WHQGUtD TXH VDOLU HQ EXHQD SDUWH GH HVDVRUJDQL]DFLRQHV SDUWLFXODULVWDV TXH VH HQ-cuentran en los barrios, centros de trabajo, SXHEORV HWQLDV \ WULEXV ,QWX\H TXH HVWRVciudadanos, proletarios y pueblos encie-rran una alternativa universal. En una palabra: el movimiento universal por una democracia para todos en el siglo XXI slo SXHGHVDOLUGHTXLHQHVSODQWHDEDQHOSUR-blema de los de abajo, esto es, de los oprimidos y los explotados como poder del pueblo. Al respecto dice:

    El movimiento por la democracia con poder del pueblo, con pluralismo ideolgico, reli-JLRVR\MXVWLFLDVRFLDOSRULQFLSLHQWHTXHVHDcada vez se extiende ms en distintos pases de Amrica Latina, frica, el mundo rabe, el sur de Asia y el Extremo Oriente. Como movimiento universal tiene posibilidades de vincularse a un nuevo internacionalismo de partidos, de trabajadores y de pueblos. En HVDYLQFXODFLyQHVGLItFLOSHQVDUTXHQRVHGpXQDXQLyQGHORVDVDODULDGRVTXHVHHQFXHQ-tran fuera y dentro de los nichos del capi-talismo global. Con muchas fuerzas polticas ms, unos y otros se vern obligados a actuar DQWHODVFDWiVWURIHV\WXPXOWRVTXHREMHWLYD-mente se preparan para los prximos aos. $QGHTXHHVDDFFLyQVHDXQLYHUVDOKDEUiTXHGDUODELHQYHQLGDDORVPRYLPLHQWRVQD-FLRQDOLVWDVpWQLFRV\ WULEDOHVTXH OXFKDQHQVXLQWHULRUFRQWUDODVPDDVTXHORVGRPLQDQy tambin por el derecho de los pueblos, un valor universal tan importante como el de-recho de los individuos y el de los trabajado-res. (Gonzlez Casanova, 1994a: 296)

    Pero en la lgica de Gonzlez Casanova QR VH SRGUtD GHFODUDU XQLYHUVDO FXDOTXLHUmovimiento si antes no se cuestionaba crti-camente si su alternativa es verdaderamen-te democrtica. Por ello las organizaciones de los de abajo deben comenzar su lucha desarrollando prcticas democrticas en to-

    das y cada una de sus acciones. Slo de esta manera se exorciza el fantasma de la tirana y el dogmatismo.

    El punto de Pablo Gonzlez Casanova HV HODERUDUXQDXWRStDPiVDYDQ]DGDTXHlas marxistas o socialdemcratas. En este tenor, los intelectuales y los dedicados a la ciencia de lo social tienen una tarea y res-ponsabilidad en esta utopa. En ese proceso histrico, como siempre, la investigacin en ciencias sociales tendra una responsabili-GDGLQPHQVDSRUTXH

    Ya conscientes del fracaso poltico y episte-molgico, la correccin de conceptos sobre XQVLVWHPDPXFKRPiVDELHUWRGHORTXHVHcrea y la investigacin de fenmenos den-tro de ese sistema, en gran medida abierto es una tarea fundamental para la dialctica FLHQWtFDeVWDQRVyORWLHQHTXHUHHVWXGLDUa sus clsicos, y a partir de ellos reformular sus conceptos actuales. No slo necesita reto-PDUDRWURVTXHGHVSUHFLyFRPR'XUNKHLPy Weber. Tambin necesita retomar la dia-lctica real y sus conceptos actuales para ver los lmites de aplicabilidad de stos, y para SUHFLVDUKDVWDTXpSXQWRPXFKRVFRQFHSWRVTXHPDQHMDPRVQL VHEDVDQHQ ODGLDOpFWLFDUHDOQLVHEDVDQHQODFLHQWtFD(QWUHHOORVVHencuentran los conceptos de democracia, de etnia, de pueblo, de clase, de solidaridad, de burocracia y otros tan mal llevados e investi-gados, tan descuidados en el uso y abando-QDGRVHQODUHH[LyQRQLQJXQHDGRVFRPRverdaderos conceptos-accin, como los de plusvala, explotacin, excedente, todos des-vinculados de las nuevas categoras reales DOWDPHQWHVLJQLFDWLYDVHQHOFXUVRGHOQHR-capitalismo, como los estratos, la movilidad social, la marginacin, o de las ms recientes del neoliberalismo, como la exclusin, y las inversiones y acciones focalizadas. (Gonzlez Casanova, 1994a: 298)

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    /DGLDOpFWLFDDODTXHVHUHHUH*RQ]iOH]&DVDQRYDWLHQGHDUHH[LRQDUVLQSUHMXLFLRVR GRJPDV VH DO]D FRQWUD OR SROtWLFDPHQWHFRUUHFWR\VREUHFXDOTXLHUDFWRGHIHGHQWURGHODOXFKDVRFLDO3RUHVRDOJXQDYH]DUPyVLQ HPSDFKR OD GLDOpFWLFD FLHQWtFD WLHQHTXHSODQWHDUVH ORVSUREOHPDVGH ODGHPR-FUDFLD GH ORV GH DEDMR GH XQD HFRQRPtDmundial sin explotacin y sin grandes des-LJXDOGDGHV\GHXQXQLYHUVDOLVPRHQGRQ-de la lgica de las mayoras en una nacin o una etnia no sea nunca racista ni exclu-yente. Se trata de problemas reales no slo SROtWLFRV VLQR FLHQWtFRV VREUH FX\R FRP-portamiento probable o posible, tenemos un conocimiento inseguro (1994a: 298).

    eVWH HV HO SHQVDPLHQWR TXH FRPLHQ]Da estructurar Gonzlez Casanova frente al QXHYR VLJOR \ HO TXH VH IXH$Vt UHDFFLRQDante las nuevas dinmicas de la historia. En cierto sentido va incorporando las lecciones de la historia a su pensamiento. Despus de la cada del muro de Berln, su mirada crti-FDVHPRGLFy(VWDVWRUPHQWDVLGHROyJLFDVlo sacudieron pero a la vez reforzaron la base central de su vida intelectual y pol-tica: slo de los pobres de la tierra puede construirse una liberacin.

    Asimil este principio durante medio VLJORSRUORTXHHQVXVDQiOLVLVWHVWLFDORVacontecimientos polticos y sociales produ-cidos en Amrica Latina y el mundo. Esto H[SOLFDHOKHFKRGHTXHHQVXVUHH[LRQHVincluya los acontecimientos histricos cuyas repercusiones han tenido un especial sig-QLFDGRSROtWLFRLGHROyJLFR\ WHyULFRHQHOacontecer mundial. Por ejemplo, la Revolu-cin cubana en 1959, la Unidad Popular en Chile (1970-1973), las dictaduras militares de los aos setenta en Amrica Latina, la Revolucin nicaragense en 1979, la cada del muro de Berln (1989), la desarticula-FLyQGHOEORTXHPLOLWDU\SROtWLFRGHODURSS, la revolucin tecnolgica y las ciencias de

    la complejidad, y el proceso de mundiali-zacin y globalidad (Roitman, 2009: 46).

    Hoy las cosas son distintas en compara-FLyQFRQORTXHKDEtDHQODVGpFDGDGHORVaos setenta y ochenta. Por eso el autor de La democracia en Mxico no deja de pensar TXHDKRUDHOSUREOHPDHVREVHUYDUFRQFOD-ridad cmo la globalidad subsume al co-lonialismo y al imperialismo en sus formas de dominacin y explotacin, de exclusin, GHUHSUHVLyQGHQHJRFLDFLyQ\PHGLDFLyQ\ FRQVLGHUD VREUH WRGR DTXHOORV OHJDGRVKLVWyULFRV \ DTXHOODV H[SHULHQFLDV DFWXDOHVTXH VLUYDQSDUD LPDJLQDU \ FRQVWUXLUXQDutopa realizable, la cual por todas las evi-dencias slo parece ser la de una demo-FUDFLD GH WRGRV TXH HQ HO QLYHO UHJLRQDOy universal, sea respetuosa de las regiones, de las ideologas, de las etnias, de los gne-ros (Gonzlez Casanova, 1998a: 33).

    Con toda la experiencia acumulada y discriminada crticamente, Pablo Gonzlez Casanova llega a dilucidar con mayor clari-dad el concepto de democracia. En los aos noventa el concepto ya es ms claro en su SHUO LQWHOHFWXDO$xRVDWUiVHQODGpFDGDde 1980 haba un entusiasmo por la demo-cracia, pero a ello se sumaba un malestar ocasionado por saber tan poco y con in-H[DFWLWXG VREUH OD GHQLFLyQGHO WpUPLQR(QDTXHOPRPHQWRVHVDEtDPX\ELHQTXHeso era un reto para las ciencias sociales de ese momento, y Gonzlez Casanova lo afront en 1986:

    Al hablar de la democracia es necesario in-cluir por lo menos cinco categoras: la re-presin, la negociacin, la representacin, la participacin y la mediacin. Ese con-junto de categoras es ineludible. Sin ellas todo anlisis sobre la democracia es incom-SOHWR3RU H[WUDxRTXHSDUH]FD DO DQDOL]DUFXDOTXLHU GHPRFUDFLD KD\ TXH SUHJXQWDUVHFyPR DQGD OD UHSUHVLyQ \ QR VyOR OD TXHse ejerce fsicamente contra la persona o la

  • 192 artculos

    gente con acosos, encarcelamientos, desapa-riciones, crmenes y masacres. En el anlisis GHFXDOTXLHUGHPRFUDFLDFDEHYHUHOFRQWH[-to de la represin fsica, moral y econmica contra las personas como individuos y como colectividades, como personas y como pue-blos o como clases, como violacin de de-rechos de individuos o como violacin de derechos de colectividades. (Gonzlez Casa-nova, 1986: 3)

    (Q HVD GpFDGD HFKD HQ FDUD HO TXH VHhable de democracia sin mencionar el im-perialismo, la explotacin o la miseria de los pueblos. Los propagandistas y retricos GHODpSRFDFRPRKR\TXHUtDQDEVWUDHUHOtrmino hasta dejarlo en el tema slo de los procesos electorales. Pero el autor de Socio-loga de la explotacin provocaba al auditorio DODUPDUTXHODUHSUHVLyQHVXQLQGLFDGRUde cmo anda la democracia. Tambin lo es ODQHJRFLDFLyQ&yPRVHQHJRFLD\TXLpQHVnegocian es un termmetro para saber el estado de la representacin democrtica.

    Y eso no slo plantea el problema de la par-ticipacin del pueblo en el poder, sino otra vez el problema de la participacin del pue-blo en la propiedad y en el consumo, y no VyORHQODSURSLHGDGTXHYDPiVDOOiGHORVandrajos y el hambre, sino en la clsica de los medios de produccin. De donde analizar la democracia sin el imperialismo, sin el capital monoplico y trasnacional, y sin las clases, R ORV WUDEDMDGRUHVTXHQR WLHQHQFDSLWDOHVhablar, en nuestra Amrica, con muy poca seriedad o con muy poca coherencia de la GHPRFUDFLD'HPRGRTXHVLQRVSODQWHDPRVhoy el problema de saber cmo anda por $PpULFD OD GHPRFUDFLD WHQHPRV TXH SODQ-tearnos cmo anda la represin, la negocia-cin, la representacin y la participacin. (Gonzlez Casanova, 1986: 4)

    Todo esto se conecta con lo dicho en 1965 en La democracia en Mxico(QDTXHOentonces el contexto era diferente, es ver-dad, pero la apuesta de Gonzlez Casanova SRUGHQLUTXpHVRGHEHVHU ODGHPRFUD-cia, no. Ayer, como hoy, la democracia es la base del desarrollo econmico, poltico y social de los pueblos. No hay democracia ni desarrollo de ningn tipo cuando exis-WHQFRQGLFLRQHVGHH[SORWDFLyQFXDQGRXQporcentaje considerable de la poblacin no tiene educacin, salud, alimentacin, tra-bajo, techo, justicia, derechos, dignidad ni paz. Y tambin, hoy como ayer, para Gon-zlez Casanova la democracia implica el incremento de la produccin y la distribu-FLyQ HTXLWDWLYDGH OD ULTXH]D HO SRGHUGHnegociacin y la organizacin de los traba-jadores, la democratizacin interna de or-ganizaciones, frentes, colectivos, sindicatos y partidos, y lo ms fundamental: la partici-pacin del pueblo en el poder.

    Entonces, preguntarse por las mediacio-nes en el terreno poltico es indispensable tambin para saber cmo anda la democra-FLD+R\FRPRHQDTXHOHQWRQFHV*RQ]i-OH]&DVDQRYDSODQWHDHOSUREOHPD&yPRanda hoy, en nuestra Amrica y en el mun-do, la lucha por una democracia universal, SDUDWRGRV\FRQSRGHU"6LDQWHVH[SUHVD-ED(QHVWHWHUUHQRVLHQWRTXHHOPHQVDMHactual de los pueblos ms lucidos es luchar por una democracia con el poder del pue-EOR(OPHQVDMHHVXQRTXHORVSXHEORVOX-chen por una democracia con poder, con poder de pueblos soberanos y con poder GHSXHEORV WUDEDMDGRUHV TXH LPSRQHQ VXvoluntad mayoritaria y humanista a impe-ULRV\PLQRUtDVROLJiUTXLFDV DHVH FXULRVRtipo de burguesas ms o menos ineptas o corrompidas asociadas a las trasnacionales KR\*RQ]iOH]&DVDQRYDLQVLVWHHQuna lucha por una democracia con poder pero esta vez ms universal, plural y social.

  • artculos 193

    A pesar de todo lo ocurrido en la histo-ria de la humanidad del siglo XX\ ORTXHse vislumbra en el futuro, la defensa de la democracia en el siglo XXI es un objeti-vo fundamental en la trayectoria de Pablo Gonzlez Casanova. Como l mismo lo ex-pres: con todos los cambios, segu y sigo pensando en trminos de la explotacin, la democracia y el pluralismo ideolgico. En 1968 mis hijos, encabezados por Pablo, me ensearon a deshacerme de mi estilo de pensar lombardista o populista. Con HQRUPHGLFXOWDGDSUHQGtFRQHOORV\FRQsu generacin, a dar a la democracia, en OD TXH VLHPSUH KDEtD SHQVDGR XQ QXHYRcontenido y un nuevo impulso (1995: 13). $KRUD GHVSXpV GH HO LPSXOVR TXHemprendi fue el de pensar la democracia sin excusiones, universal y para todos.

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    Notas1 Consltese Pablo Gonzlez Casanova (2005), Las

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    poltica, Mxico, Antrhopos/UNAM-IIS.

  • dialcticaNueva poca Ao 35 Nmero 44 Edicin especial 2012

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