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luis villoro

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    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y PortugalSistema de Informacin Cientfica

    Avila, Alfredo; Garrido Asper, Mara JosTemporalidad e independencia. El proceso ideolgico de Luis Villoro, medio siglo despus

    Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, nm. 63, septiembre-diciembre, 2005, pp. 76-96Instituto de Investigaciones Dr. Jos Mara Luis Mora

    Distrito Federal, Mxico

    Cmo citar? Nmero completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Secuencia. Revista de historia y cienciassociales,ISSN (Versin impresa): [email protected] de Investigaciones Dr. Jos Mara LuisMoraMxico

    www.redalyc.orgProyecto acadmico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

  • Alfredo uila y Mara Jos Garrido AsperAlfredo vila es doctor en Historia por la Universidad Nacional Aut noma de Mxico, investigador detiempo completo en el Instituto de InvestigacionesHistricasy profesorde la Facultadde Filosofay Letrasde la misma Universidad. Esautorde En nombre dela nadn,Tauros,Mxico, 2002, y Para la libertad. Las republi-canos entiempos del imperio, UNAM, Mxico,2004.

    MaraJosGarridoAspero esmaestray candidataa doctoraen Historiapor la Universidad NacionalAutnomade Mxico. Es profesora investigadora en el Instiruto Mora. Especialistaen historia cultutal y poltica decomienzos del siglo XIX mexicano,ha publicadovariosartculosen revista, como Estudios deHistoria Modernay Contempornea de Mxico, y Secuencia.

    ResumenDespus de medio siglo de haber aparecido porprimera vez La rovolucin deindependencia de LuisVilloro sigue siendo una lectura muy difundida.Este artCulo se propone evaluar la vigencia dedicha obra, ms all de los asertos que han sidosup erados por estudios monogrficos recientes.Considera que el libro de Villoro fue pioneroen muchas interpretaciones que hoy son muyaceptadas por los especialistas en el tema y que,hasta la fecha, es el nico que da un sentido alproceso ideolgico de la revolucin de indepen-dencia. Sugiere, por ltimo, una nueva aprecia-cin del papel de las concepciones sobre la tem-poralidad que Villoro resalta como un punto departida pata futuras investigaciones de historiaintelectual en torno al pensamiento poltico delas primeras dcadas del sig lo XIX mexicano.

    Palabras clave:Luis Vi/loro, independencia de Mxico, clasessociales, actitud histrica, ideologa, rempora-lidad.

    AbstraerHalf a century afrer it was first published, LuisVilloro's La revolucin deindependencia continuesro bewidely read.This article atrempcs ro assessthe rclevance of this work, beyond th e asserra-tions surpassed by recent rnonographs, Ir con-siders that Villoro's book pioneered many inrer-prerations that are now largely accepted byspecialists in rhe area and that ro date, he is theonly person ro have lent meaning to the ideo-logical process of rhe independence revolution.It ends by suggesting a reappraisal of rhe roleof conceptions in temporality, highlighted byVilloro as a srarring point for furure intellec-tual history research on the political thoughtof rhe early decades of the Mexican 19thcenrury.

    Keywords:Luis ViIIoro, Mexican independence, social clas-ses, historical atritude, ideology, temporaliry.

    Fecha de recepcin:noviembre de 2004

    Fecha de aceptacin:abril de 2005

  • Temporalidad e independencia.El proceso ideolgico de Luis Villoro,

    medio siglo despusAlfredo Avila

    Mara}osGarrido Asper*

    En 1953 apareci el libro de Luis Vi-lloro La revolucin de independencia,primero de una serie de volmenesplaneada por Antonio Castro Leal paraconmemorar el bicentenario del nataliciode Miguel Hidalgo. Todava puede ha-llarse una reimpresin de la tercera edicinde esta obra en las libreras, y una snte-sis de la misma se reproduce en la Versin2000 de la muy consultada Historia generaldeMxico. l Esto quiere decir que, pese a los

    * Este trabajo forma parte de nuestras actividadesen el proyecto La Independencia de Mxico: Temase Interpretaciones Recientes, que se lleva a cabo en elInstituto de Investigaciones Histricas de la UNAMcon apoyo de la Direccin General de Asuntos de!Personal Acadmico (PAPllT lN402602).

    1 Hay que hacer norar que la Versin 2000 de laHistoria general de Mxico tiene cambios importanresrespecto a las ediciones anteriores de la misma obra,pero mantuvo, entre arras, la misma colaboraci6n deVilloro, "Revolucin", 2000. No pretendemos sealarque ese captulo se hubiera incluido porque los edi-tores lo consideraran vigente, pero e! hecho de queaparezca en una obra de tal difusi6n e importanciaindica que todava ser consultado por un amplio p-blico. En cuanto a la edicin que todava circula en laslibreras es de un gran tiraje, tres mil ejemplares porreimpresi6n: Villoro, Proceso, 1999. Laprimera edicinllevabael ttulo de La IWOlucin deindependencia. Ensayodeinterpretacin hi.rtrica, Villoro, Revolucin, 1953.

    resultados de investigaciones recientes quehan cambiado la manera como concebi-mos el proceso emancipador mexicano, lainterpretacin propuesta por Villoro hacems de medio siglo sigue siendo conocidapor miles de lectores, desde los que slosienten inters por este tipo de temas has-ta estudiantes y profesionales de la histo-ria. No pretendemos responder por qulos editores del Consejo Nacional para laCultura y las Artes o del Centro de Estu-dios Histricos de El Colegio de Mxicohan seguido reimprimiendo un trabajo detal antigedad, pues desconocemos susmotivos. Sin duda, cuando La revolucinde independencia apareci por primera vez,ofreci una versin muy novedosa acercadel desarrollo intelectual durante el pro-ceso de emancipacin, aunque, a ms demedio siglo, merece la pena preguntarsecul es la vigencia de una interpretacinrealizada hace tanto tiempo.

    La revolucin deindependencia fue escritaen un momento de especial florecimientointelectual en Mxico. En la Facultad deFilosofay Letras de la Universidad Nacio-nal Autnoma de Mxico se reuna ungrupo de filsofos,alumnos de Jos Gaos,conocido como Hiperin. Cercanosal exis-rencialismo francs y al raciovitalismo ale-mn, los hiperinidas proponan que la

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  • nica manera como los mexicanos podanhacer un aporte significativo a la filosofaera desde su originalidad, desde las pecu-liares circunstancias mexicana y latino-americana. Esto no significaba que su pen-samiento buscara definir el sentido de "lomexicano", como algunos hicieron des-pus. Los problemas que deban abordareran los mismos que los de los pensadoresde otras naciones. La nica diferencia radi-caba en que las respuestas aportadas enMxico tomaran en cuenta las caracters-ticas de este pas y de los Otros de AmricaLatina, como no se cansarade insistir Leo-poldo Zea. Por esta razn, se haca urgenteuna reflexinsobre la historia mexicana, unejercicio de autoconocimiento que variosde los miembros de aquel grupo, comoLuis Villoro, llevaron a cabo.' No obstan-te, esta incursin al pasado se haca conun sentido diferente al de los tradicionalesestudios histricos, lo cual tal vez explica-ra la fra recepcin de algunas de sus obrasentre los historiadores. El objetivo, comoel de toda filosofa, era estudiar al hombre,pero en condiciones histricas concretas.

    La direccin intelectual de Jos Gaosfue determinante paraque los hipcrinidasy, en especial, Luis Villoro, se acercaran alhistoricismo para pensar desde esa pers-pectiva al ser humano; pero tambin loshistoriadores profesionales haban venidodando a la prensa los excelentes resulta-dos de sus investigaciones que, asimismopor influencia del maestro espaol, se ha-ban dirigido hacia la historia de las ideas.No pocos de esos estudios estaban dedica-dos a las luces del siglo XVIII novohispano,lo cual contribuira para una mejor com-prensin de las ideas del periodo de la in-

    2 Villoro, "Gnesis", 1950, YGarrido, "Caminos",en prensa.

    dependencia. Trabajos como el de Mone-lisa Lina Prez-Marchand haban sido im-pulsados por las traducciones publicadasen el Fondo de Cultura Econmica deobras fundamentales como la de ErnstCassirer,"A todo lo anterior, Villoro sumalgunas de las interpretaciones del mate-rialismo histrico, pues le permitan expli-car las diferencias ideolgicas entre gruposy clases sociales, aunque, segn l mismoafirmara, de una manera incompleta. Dehecho, como veremos despus, la nocinde ideologa de Villoro debe ms a la so-ciologa de Karl Mannheim que al mar-xismo. As, con este cmulo de ideas y deopciones metodolgicas (cuyo resultadono dejara , por lo mismo, de ser un tantoeclctico), Villoro se propuso estudiar, porencargo de Leopoldo Zea, el proceso ideo-lgico de la revolucin de independenciade Mxico. .

    La revolucin deindependena se escribi,sobre todo, a partir de la lectura de docu-mentos producidos en el periodo de laemancipacin, con muy poco apoyo de bi-bliografa. El resultado fue, hasta ciertopunto, una interpretacin ingenua, nove-dosa y ajena a muchos de los prejuiciosque por entonces haba acerca de los pa-dres de la patria y de sus hechos. Los libroscitados en la primera edicin incluyen alos clsicos de LucasAlamn, Carlos Marade Busramante y Servando Teresade Mier,entre otros, a los que se agregaron unoscuantos historiadores del siglo xx, comoMarius Andr, Cecile Jane, Alfonso TejaZabre, Silvia Zavala y Luis Conzlez. "

    3 Prez-Marchaod, Dos, 1945, y Cassirer,Filosofa,1943.

    4 Andr, Fin, 1922; )ane, Libertad, 1942; Teja,More/os, 1946; Zavala, Historia, 1940, y Gonzlez,"Optimismo", 1985 .

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  • Consult los documentos de la poca enlas maravillosas colecciones documentalesrealizadas por Juan E. Hernndez y Dva-los y Genaro Garda. No cuenta, por lotanto, con investigacin en archivos, aun-que, sobre todo al final, se citan varios im-presos que tuvo que consultar en algnfondo reservado, tal vez elde la BibliotecaNacional.

    El libro mereci pocas reseas . Unamuy elogiosa de Luis Gonzlez y Gonzlezya sealaba la novedad de la interpretacinpropuesta por Villoro. Hugh Hamill apun-taba que una de las grandes virtudes dela obra era presentar la "Revolucin liga-da al pasado y al futuro, y no aparece tanslo como una serie de episodios militaresamontonados juntos de una manera des-cuidada." Por su parte, Catalina SierraCasassse percat de que no era obra de unhistoriador sino de un filsofo, que habaempleado una "armazn conceptual" con lacual divida a la sociedad en clases, "error"que se prestaba a "graves confusiones". Enrealidad, Sierra se opona a las generaliza-ciones explicativas y abogaba por un estu-dio ms detenido y riguroso de los datos,aunque reconoca que "dada su importan-cia, la interpretacin que de nuestra in-dependencia hace el autor constituir enadelante una lectura obligada para el estu-dioso y para el simple interesado en estapoca clave de nuestra historia". 5 Pocodespus aparecieron algunos trabajos dedesigual importancia para el tema de lasideas de la independencia, como el deFrancisco Lpez Cmara, La gnesis de laconencia liberal enMxico; el de Jess Reyes

    5 Hamill, "Resea", 1954; Gonzle z, "Nuevos",1954; Sierra, "Nuevos", 1954. Una muy elogiosa re-sea a la segunda edicin la hizo Krauze, "Luis" ,1970.

    TEMPORALIDAD E INDEPENDENCIA

    Heroles, El liberalismo mexicano. Los orgenes,y el colectivo Presencia de Rousseau, queninguna mencin hicieron de La revolu-cin de independencia/: En cambio, Villoroincluy buena parte de las interpretacionesde estos autores (y del fundamental Jo sMiranda") en una colaboracin para e1li-bro Estudios de historia de la filosofa enM-xico8 y en la segunda edicin de su libro,aparecido en 1967 con el ttulo definitivode Elproceso ideolgiI:o dela revolucin deinde-pendencia. En 1976, cuando public "Larevolucin de independencia" para laHistoria general de Mxico, de El Colegiode Mxico, ya haba incorporado algunosde los resultados de Enrique Florescano,Precios del maz y crisis agrcolas en Mxico,y de David Brading, MineroJ y comerciantesenel Mxico borbnico,9 libros que sirvierontambin para hacer algunos ajustes a latercera y definitiva edicin, en especial enlos captulos primero y ltimo.

    LAS INTERPRETACIONES SOBRELA INDEPENDENCIA MEXICANAY LA OBRA DE VILLORO

    El tema de la emancipacin y de las co-rrientes ideolgicas durante las primerasdcadas del siglo XIX no es nada novedoso.La independencia era uno de los temas fa-voritos de los historiadores mexicanos, almenos hasta antes de la revolucin de1910. El que el proceso revolucionario delsiglo xx se convirtiera, despus, en unaverdadera obsesin para la historiografa,

    6 Lpez, Gnesis, 195-1; Reyes, Liberalismo, 1957,y Presencia, 1962.

    7 Miranda, Ideas, 1952.8 Villoro, "Corrientes", 1963.9 Florescano.Praer, 1969, y Brading,Mineror, 1975.

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  • no elimin los estudios sobre el procesoque llev al pas a figurar entre las nacio-nes soberanas del mundo. Para la pocaen la que Luis Villoro escribi su funda-mental obra, haba,como l mismo sea-l, al menos dos interpretaciones bien dife-renciadas sobre las rradiciones intelecrualesque actuaron como motor de las emanci-paciones, a saber, aquella que acusaba alpensamiento tradicional espaol, de rai-gambre escolstica, y la que valoraba ele-mentos liberales y modernos en las ideasde los criollos. La primera consideraba quela independencia fue una reaccin conser-vadora, primero frente a la ruptura delpacto de dominacin debida a la usurpa-cin napolenica en 1808 y, despus, anteel liberalismo impulsado por la Constitu-cin de 1812 y, en especial, por los radi-cales del Trienio. Si bien imporrante, srano era la opcin ms popular entre los his-toriadores. De hecho, la interpreraci nquegozaba de mejor aceptacin era la opuesta.A riesgo de simplificar en exceso, segnbuena parte de la historiografa, la opre-sin de la monarqua espaola sobre elpueblo mexicano (cuya existencia antesde la independencia no se cuestionaba)ocasion un enorme descontento populary ansias de libertad en aquellos que ha-llaron, en las ideas de la ilustracin y de larevolucin francesa, un medio de rompercon el yugo europeo.

    Esta manera de entender el papel delas ideas durante el proceso de indepen-dencia haba sido promovida por el libera-lismo triunfante de finales del siglo XIX.Al menos, podemos apreciarla desde eltomo que Julio Zrate escribi para el mo-numental Mxico a travs de los siglos. Lasocializacin de esra interpretacin pormedio de la educacin pblica y del dis-curso oficial, le dio gran empuje. Incluso

    despus de la cada del rgimen porfiriano,se mantuvo vigente en historiadores queno compartan el credo liberal que la habaimpulsado. No fueron pocos los marxistasque, si bien introdujeron algunas consi-deraciones sobre la lucha de clases (queenemistara a las clases populares del vi-rreinato con los criollos, sus presuntos re-dentores, segn la versin liberal), termi-naran aceptando que, por momentos,hubo coincidencias de objetivos entre lasaspiraciones del pueblo y los ideales de al-gunos dirigentes ilustrados, como MiguelHidalgo. Sin embargo, desde este puntode vista, la alianza entre clases no podradurar mucho y, al final, la consumacinde la independencia fue reaccionaria y res-pondi a los intereses de los criollos, repre-sentados por Agustn de Iturbide, ajenospor completo a las necesidades del pue-blo, de ah que el conflicto se mantuvierapor todava largos aos. 10 Dada la fuerzade esta inrerpretacin y la falta de trabajosmonogrficos (a mediados del siglo xx)sobre las condiciones econmicas, socialesy culrurales de grupos subalternos a finalesde la colonia, no resulta extrao que se si-guiera reproduciendo la misma versinsobre las aspiraciones liberrarias del puebloen no pocos estudios serios, incluso en lamisma Revolucin de independencia.

    Despus de medio siglo, ste es el Pll11-to ms dbil de la propuesta de la obra deVilloro, sobre todo a la luz de los excelen-tes trabajos de autores como Peter Guar-dino, Claudia Guarisco, Virginia Guedea,Brian Hamnett, John Tutino y, en espe-cial, Eric Van Young, acerca de los com-portamientos polticos de los diferentes

    10 Vase, entre orros , Teja, Hi storia, 1934, pp.31-36. Para lo del movimiento rrigaranre como reac-cionario, pp. 41 Y87.

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  • grupos sociales que, todava hasta hacepocos aos, se englobaban en el trminomuy general de "pueblo"Y Hoy sabemos,gracias a trabajos como los de los autorescitados, que hubo indgenas que no titu-bearon en defender e! orden espaol y quemuchas comunidades se vieron benefi-ciadas al poder contar con milicias paracontener a los insurgentes y por el esta-blecimiento de los ayuntamientos consti-tucionales impulsados por la Constitucinde Cdiz. Hemos empezado a entenderque las razones de los rancheros y los sec-tores medios rurales de! Bajo y de la re-gin de Guadalajara para unirse al movi-miento encabezado por Miguel Hidalgoeran ms complejas que los supuesrosanhelos de libertad contra la opresin es-paola. El milenarismo y otros aspectosde la ideologa popular han sido estudia-dos con detenimiento y se discute la posi-bilidad de que los pueblos impulsaran unproyecto nacional. En suma , la generaliza-cin sobre las "clases populares" y sus ob-jetivos durante e! proceso de independen-cia no ha podido sostenerse frente a losestudios monogrficos recientes, quemuestran una gran diversidad.

    No obstante, Villoro consigui sepa-rarse, en parte, de la interpretacin liberalsobre la independencia, la cual insista enque los americanos haban sido los promo-tores ms importantes de la emancipacindebido a que estaban desplazados por losespaoles peninsulares. Esta sera la raznprincipal por la que los criollos hicieronalianza con las clases populares en contradel dominio ibrico. Por supuesto, estaversin no poda explicar por qu muchos

    11 Guardino, Peasants, 1996; Guarisco, Indios,2003; Guedea, "Indios", 1987; Harnnett, Races, 1990;Turino, lnsurreaion, 1986, y Van Young, Otber, 2001.

    TEMPORALIDAD E INDEPENDENCIA

    criollos no compartieron el odio a losgachupines ni fueron partidarios de la insur-gencia. En La revolucin de independencia,Villoro propuso que, despus de todo, ellugar de nacimiento no era tan importan-te para determinar qu partido se tomara.De mayor importancia eran la clase, losvnculos y los intereses. Con un mnimode bibliografa especializada sobre la cualapoyarse, Villoro propuso la existencia decuatro clases con caractersticas y posicio-nes polticas diferenciadas a comienzos delsiglo XIX. La "claseeuropea" inclua a dis-tintos grupos sociales, como la alta buro-cracia, e! clero catedralicio, los cuadros su-periores del ejrcito y los grandes minerosy comerciantes. Por lo tanto, estaba com-puesta en su mayora por europeos, y suposicin estaba garantizada por la depen-dencia de la metrpoli. Una segunda clasedominante (llamada en la primera edicin"eurocriolla", aunque suprimi ese nom-bre en las siguientes) integrara a propie-tarios ligados al sector interno de la eco-noma, clero y cuadros medios del ejrcito,en su mayora, pero no nicamente, crio-llos. La "clase media o criolla", desligadade la metrpoli, por lo general no era pro-pietaria. Estaba constituida por pequeoscomerciantes, curas ms bien pobres,administradores y, sobre todo, letrados.Por ltimo, las clases populares, la mayorparte de la poblacin, sera integrada porindios, trabajadores mineros y de obrajes,castas, negros y un largo etctera.

    De nuevo es cierto que los estudios mo-nogrficos posteriores han hecho muy vul-nerable la generalizacin propuesta porViJloro, pero sigue siendo muy til parauna explicacin global de la independen-cia, como han sealado varios autores.Timothy E. Anna, por ejemplo, pudoapreciar que, al final, La revolucin de inde-

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  • pendencia se adecuaba a la interpretacinliberal tradicional, sobre todo por dividirde un modo tan tajante a las "clases pro-pietarias" de la "clase media". Esta di-visin, como bien not Anna, tena porobjeto mostrar que en 1821 triunf unaposicin conrrarrevolucionaria, combatidadespus por los liberales de los siguientesaos. El mismo auto r de 1 cada del go-biernoespaol en la ciudad de Mexico resaltcmo los estudios de Doris Ladd y de Da-vid Brading ponan en problemas lasagrupaciones sugeridas por Villoro, peroreconoca que era una clasificacin social til, al grado de que para su propio estu-dio la tom como base, haciendo slo unoscuantos ajustes:

    En vez de las cuatro clases qu e propu so Vi-lloro (administradores y comerciantes , pro-pietarios y mil itares, clase media, clase obre-ra) , pueden proponetse cuatr o d ivisionesligeramente modificadas: administrativa realy elite extranjera, elite local o plutcratas , pe-quea burguesa, y pobres.12

    Como puede apreciarse, en el fond o,la propuesta de Anna no es tan diferentede la de 1 revolucin de independencia. Entodo caso, pone de manifiesto que las cr-ticas hechas a la int erpretacin de Villorotambin podran hacerse a la propi a. Es-t ud ios posteriores , como los de Br ianHarnnert, han venido a precisar con mayorcuidado los componentes de los grupossociales a finales del periodo virreinal. Esteautor britnico tambin d istingui a la"elite mexicana o residente" compuesta ensu mayora por comerciant es-inversionis-tas, y una "burguesa provincial" formadapor abogados, clrigos, intelectuales y rn -

    12 Anna, Cada, 1981, p. 33.

    dicos, entre otros. De la misma forma queen su momento hicieron Villoro y Anna,reconoci que ninguna categora es ho-mognea , en especial por la diversidad re-gional.P En esto, creemos, H arnnett dioun paso ms all de lo que lo haban hecholos otros autores, pero en sustancia con-viene recordar que sera Villoro el primeroen proponer el esquema de cuatro grupossociales para explicar los conflictos de laindependencia de una forma mejor quela de recurrir al enfrentamiento criollo-gachupn. Cada una de esas clases actuarasegn su propia experiencia. Ms adelantenos referiremos a las "actitudes histricas"y propuestas ideolgicas de cada una deellas; de momento slo reiteramos que,hacia mediados del siglo xx , esta interpre-tacin fue muy novedosa y todava, conlos ajustes que requiera, sigue siendo til.

    No obstante el trabajo de Villoro, comolo seal de un modo claro a partir de lasegunda edicin , era un trabajo de histo-ria de las ideas. No resulta extrao, por lomismo, que se inscribiera en un grupo deobras revisioni stas qu e aparecieron , porcierto , hacia la conmemoracin del bicen-tenario del nacim iento de Miguel Hidal-go . De hecho, entre las principales aporta-ciones hubo mu chas que contrariaron laversin tradicional que apuntaba al pen-samiento ilustrado-liberal como moto r dela independencia. Por supuesto, buenaparte de los trabajos que se publicaron poresos aos estaban impulsados por afanespatriticos, algo muy expl icable por eltema del cual se trata, por lo qu e no senegaba que , en ltima instancia, los idea-les de los jefes insurgentes, y en especialdel conmemorado, eran libcrrarios, perose pona ms atencin a su formacin reli-

    13 Hamnett, Races, 1990, pp. 37 Yss.

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  • giosa.l" Ya desde 1945, Gabriel MndezPlancarte haba resaltado la carrera acad-mica del profesor y rector del Colegio deSan Nicols, en especial las propuestas he-chas en su clebre Disertacin sobre eluerda-dero mtodo de estudiar Teologa Escolstica.Es verdad que el anlisis propuesto porMndez Plancarte iba dirigido a probarla gran vala intelectual de Hidalgo, pre-sentndolo como un reformador, pero sehaca evidente que sus propuestas se man-tenan en los lmites de la teologa y queninguna de sus posibles inflencias podaser acusada de "enciclopedista".15 La reno-vacin intelectual promovida en la Diser-tacin hidalguina se reduca a promoveruna teologa ms positiva, cercana a lasfuentes bblicas y patrsticas y a la historia.Otros autores recogeran esta interpreta-cin. Sin negar la importancia de la ilus-tracin, se precisaba que se trataba de unailustracin catlica, en la que no aparecanlos autores irreligiosos como referentes.Ernesto de la Torre se encargara de resal-tar la lectura de la Historia eclesistica deFleury, mientras que Juan A. Ortega yMedina valorara la "conciencia cristiana"del cura de Dolores por encima de otrasimprobables filiaciones liberales.!"

    En resumen, la historiografa revisio-nista de mediados del siglo XX no neg

    14 He mndez, "Mundo", 1953." Mndez, Hidalgo,2003 .16 Torre, "H idalgo", 1953 ; Ortega y Mediua,

    "Problema", 1952 . Aos despus , Agustn ChurrucaPeJez extendera este tipo de consideraciones al msimportante de los jefes de la insurgencia, Jos MaraMorelos, Reconoca,como haca la historiografa tradi-cional, que las medidas sociales, polticas y econmicasdel Caudillo del Sur y de Otrosdirigentes del movi-miento eran muestra clara de un pensamiento liberta-rio; aunque ste no renegaba de sus orgenes cristia-nos: Churruca, Pensamiento, 1983.

    TEMPORALIDAD E INDEPENDENCIA

    la importancia de la renovacin que lailustracin promovi entre los pensadoresnovohispanos de finales del siglo XVlll ycomienzos del XIX ; pero la encuadr enuna tradicin hispn ica que bien podallegar a los humanistas del siglo de la con-quista y a la Escuela de Salamanca, tantoen su versin dominica como en la jesu-tica . El mismo Villoro continuara esta la-bor de revisionismo, en especial al ponersu atencin en los saberes jurdicos de losletrados criollos de 1808. En La rwoltlcindeindependencia demostr que (tal vez conla excepcin del mercedario Melchor deTalamantes) las propuestas de los miem-bros del Ayuntamiento de la ciudad deMxico y de otros criollos como el oidorJacobo de Villaurrutia deban poco al pen-samiento revolucionario francs y muchoal derecho hispnico. Por su parte, el cons-ritucionalismo histrico espaol de Mel-chor de Jovellanos, Martnez Marina yJos Mara Blanco hall eco en el regio-montano Servando Teresa de Mier, quiendesarrollara la idea de la existencia de unestatura de igualdad entre las Indias y lametrpoli, originado en un pacto entrelos conquistadores y los reyes de Castillaen los albores del siglo XVI. 17 Como yahaba notado Edmundo O'Gorman, en laHistoria de la reuoluci n de Nueua EspaiiaMier argira que los diversos aconteci-mientos sucedidos desde 1808 en la me-trpoli estaban rompiendo el pacto funda-mental con los reinos indianos, lo cual lespermitira a stos buscar una redefinicinen la dependencia con Europa. En defini-tiva, los americanos no eran colonias deEspaa sino sbditos de un monarca que,por cierto, se hallaba ausente del rrono.!"

    17 Villoro, Revolucin, 1953, pp. 37-41.IR Mier, Escritos, 1945, y Fray, 1945.

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  • Luego de Villoro, no seran pocos loshistoriadoresque continuaron la investiga-cin sobre el pensamiento consriruciona-lista-histrico. David Brading insistiraen que la Carta Magna promovida porServando Teresa de Mier se convertira enuno de los argumentos ms slidosen todaAmrica para promover la independencia,como mostr Bolvar en su Carta de Ja-maica. En ti empos ms recientes, Fran-,"ois-Xavier Guerra ha resaltado tambinel pactisrno como una forma de pensa-miento poltico anterior al liberalismo,esgrimido por los criollos que, ante la cri-sis iniciada en 1808, propusieron la auto-noma para sus territorios. 19 Villoro habanotado que este pensamiento poda pro-porcionar argumentos para alcanzar la in-dependencia, pero slo para "dirigirse yadministrarse segn las leyes fundamen-tales del reino,'?" pues eran legalistas: bus-caban la libertad amparados en el ordenvigente y no, como haran los insurgentesdespus, instaurar un nuevo orden en laliberrad.:" Este legalismo fue despus re-conocido por autores como Virginia Gue-dea para asegurar que, en el fondo, losmiembros del Ayuntamiento de Mxicoen 1808 no buscaban la ereccin de unanacin soberana independiente de Espaasino slo aurogobierno.'' Vale la pena se-alar que, en los aos recientes, la tesis de

    19 Esta vertiente de pensamiento seguira siendotrabajada por el mismo O'Gorrnan y por David Bra-ding: Brading, Orgenes, 1972; Micr, Ideario, [1978].Acerca del pactismo americano, Guerra, Modernidad,1993,pp.169-175.

    20 Villoro, Revolucin, 1953 , p . 42 .21 El tema ya lo haba expuesto Villoro en un en-

    sayo antecedente de su libro: "Hidalgo", 1952.2> Guedea, Busca, 1992, pp. 15-65. En el mismo

    sentido, vaseGuedea, "Criollos", 1964. Un caso ex-cepcional en 1808 fue Melchot de Talamanres, algo

    la bsqueda de la autonoma (en vezde una independencia revolucionaria) hasido quiz la ms influyente en los estu-dios sobre el proceso de emancipacin,Obras como las de Jaime E. Rodrguez0 " por citar slo al autor ms destacadodentro de esa corriente interpretativa, hanpuesto en primer plano los empeos delas elites urbanas (entre los que vale lapena destacar a los letrados) para obtenerventajasde autogobierne dentro de la granrevolucin hispnica.P

    Hacia mediados del siglo xx, la histo-riografa estaba dejando de lado la inter-pretacin de que el liberalismo fue fuentee inspiracindel movimiento independen-tista. Latradicin catlica,el saber jurdicoy el constitucionalismo histrico habansido ms importantes y, en no pocas oca-siones, eran opuestos al liberalismo. Elli-bro de Villoro, inscrito en ese revisionis-mo, contribuy de un modo fundamentala esta crtica. Ni los promotores de la in-dependencia en 1808 ni Miguel Hidalgohubieran aceptado ser liberales. Bien alcontrario, los primeros eran, en su mayo-ra, juristas que no se hallaban dispuestosa arriesgar el orden vigente, mientras elsegundo se dej envolver en el frenes re-volucionario de un modo ms bien irres-ponsable. Sin embargo, Luis Villoro, elfilsofo, no dej pasar la oportunidad parahacer una reflexin sobre el "instantanes-rno''. Tal vez el cura de Dolores no pensen dar la soberana al pueblo, como la in-

    ya notado tambin por Villero, como supo apreciarloTorre, Constitucin , 1978 , p. 31.

    2 3 Queremos resaltar en especial a Rodrguez,"Transicin", 1993; "Sbditos", 1997, y Rey, 2003;aunque la obra de este historiador es mucho ms am-plia y merecera, por s, un estudio de su impacto enlas interpretaciones del periodo emancipador.

    84 ALFREDO VlLA y MARrA JOS GARRIDO ASPER

  • terpreracin tradicional insiste, pero loconsigui al destruir las bases del viejo or-den y fundar en la libertad uno nuevo.24Historiadores como Ernesto Lemoine reto-m aran la importancia de este sealamien-to para, con una mayor informacin do-cumental, comprender el "salto" dado porel conspirador para convertirse en rebel-de. 25 En roda caso qued cIaro que Hidal-go no requiri la lectura de los revolucio-narios de Francia para ser uno, ni que lainsurgencia fuera liberal. Como es sabido,Mier no simpatizaba mucho con las Cortesgaditanas ni con la Constitucin de 1812;mientras que algunos de los idelogos msdestacados de la insurgencia, como JosMara Cos, Andrs Quintana Roo y CarlosMara de Bustamante, sirvieron a Villoropara ejemplificar "la petsistencia de la con-cepcin poltica tradicional" frente a lasmedidas revolucionarias impulsadas porlos liberales espaoles.F"

    La revolucin de independencia fue unode los primeros libros en sealar (despus deque lo hiciera Lucas Alamn en su impor-tante Historia deMxico) que si elliberalis-mo estuvo presente en el proceso indepen-dentista se debi, en buena medida, a lasCortes de Cdiz y a los diputados novohis-panas que asistieron a la asamblea extraor-dinaria espaola. As, ponder las leyes ydecretos gaditanos en el desarrollo poste-rior del liberalismo mexicano. Quiz por-que el autor era filsofo (y, por lo mismo,no se hallaba tan inmerso en la tradicinhistoriogrfica mexicana, la cual contenauna buena carga de prejuicios), ley concierta inocencia los documentos impresosque tuvo a su alcance, lo que le permiti

    2' Vlloro, "Hidalgo", 1952 .2' Lernoine, Morelos, 1990, p . 180.26 Villnro, Revolucin, 1953, pp . 91-99.

    concluir que, en efecto, gran parte de loselementos modernos del Decreto constitu-cional sancionado en Apatzingn, mximaexpresin de los ideales insurgentes, se de-ban a la Carta sancionada en Cdiz, algoque despus comprobara Anna Macias. 27La modernidad liberal, como dira tiempodespus Guerra, se desarroll antes en Es-paa que en Amrica, donde el pacrismosigui vigente largo riempo.:"

    No pretendemos afirmar que Villorofue el fundador de la interpretacin, tanaceptada en la actualidad por la historio-grafa dedicada al tema, que pondera alliberalismo gaditano como fuente del me-xicano. Desde otra trinchera (tambin aje-na a la tradicin historiogrfica mexicana),Nertie Lee Benson se haba percatado deesto.29 Pero, adems, el mismo Villoto ab-jur su interpretacin, debido a que porlos mismos aos en que apareci La relJolu-cin de independencia fueron publicados va-rios trabajos (stos s herederos de las inter-pretaciones liberales decimonnicas) quereafirmaron el ascendiente revolucionariofrancs de nuestro proceso de independen-cia. Me refiero en especial a los libros deFrancisco Lpez Cmara, La gne.siJ de laconciencia liberal (un estudio teleolgico delpensamiento dieciochesco); Jos Miranda,Las ideas y las institl.fcionespoltkm mexicanas

    27 Thid, pp. 99-.107; Macias, "Autores", 1971, yenespecal Macias, Gnesis, 1973, pp . 118-151.

    2" Guerra, Modernidad, 1993 , pp. 319-350.29 Benson, Diputa cirJ, 1955; Benso n, Mexico ,

    1966. Vale la pena sealar que algunos de los prime-ros trabajos de Benson hubieran podido ser conocidospor Vlloro para la primera edicin de La revolucin.Quiza todava tenan poca difusi6n a comienzos dela dcada de 1950 , pero, en todo caso, pam las reedi-ciones del Proceso ya eran lo suficientemente reconoci-dos. De cualquier forma, al parecer no tuvieron influjoalguno en la incerpreracin de Villaro .

    86 ALFREDO VILA y MARiA JOS GARRIDO ASPER

  • (un excelente estudio que "se cae", comobien ha sealado Roberto Brea, al mo-mento de describir las ideas libertarias delos insurgentes), y Jess Reyes Heroles,Presencia de ROllsseau y, sobre todo, El libera-lismo mexicano. Resulta muy curioso quea partir de la segunda edicin de la obravilloriana se "corrigiera" lo que desdenuestro punto de vista file un acierto, porla versin ms tradicional de la ascenden-cia revolucionaria francesa sobre los auto-res de la Constitucin de Aparzingn-'"

    En resumen, La rezolllcin de indepen-dencia comparti algunas caractersticasde la interpretacin liberal ttadicional delproceso emancipador, como la generaliza-cin sobre los ideales del "pueblo", perotambin se inscriba en la revisin acad-mica que algunos historiadores estabaniniciando y que descubra tradiciones di-ferentes al liberalismo en las ideas de losprincipales pensadores criollos. Incluso,en la primera edicin, apunt la necesidadde estudiar el liberalismo espaol comofuente del mexicano. Con todo y la impor-tancia de estas aportaciones, como veremosadelante, la principal es otra.

    ACTITUDES HISTRICASY TEMPORALIDAD

    Segn afirmara despus, Villoro se inte-res en la independencia de Mxico porser un momento en el que el pas neg supasado y se proyect a un futuro propio .3 1Este proceso dio inicio tras las abdicacio-

    30 Villoro, Proceso, 1999, pp . 118-1 20 . AnnaMacias confirmara el primer aserto de Villero sobre la,fuentes intelectuales de la Const itucin de Apatzingn.Sobre Miranda vase Brea, "Ideologa", 2004, p. 23.

    31 Garrido, "Caminos", en prensa, p . 212.

    TEMPORALIDAD E INDEPENDENCIA

    nes de Bayona, consideradas ilegtimaspor la mayor parte de los espaoles ameri-canos. Desde ese momento, el orden pol-tico dejara de ser uno impuesto por latradicin o la naturaleza de las cosas. In-cluso aquellos que queran conservar atoda costa las instituciones de la monar-qua absoluta debieron tomar medidas in-novadoras para conseguir sus objetivos.Luis Villoro llam a esto "actitud hist-rica" y es el medio que emple para es-tudiar las ideologas de cada uno de losgrupos y clases de finales del virreinato.Al parecer (pues no lo hizo de un modoexplcito), Villoro parti de la propuestade Karl Mannheim acerca de que la es-tructura mental de cada grupo puede en-tenderse "si nos enfocamos a comprendersu concepcin del tiempo a la luz de susesperanzas, anhelos y propsiros .t'V

    En La rezolucin deindependencia se lla-ma "actitud" a la disposicin (favorable oen contra) de un grupo respecto de la so-ciedad existente. Desde el punto de vistade Villoro, dichas actitudes son predis-puestas (aunque no condicionadas de unmodo determinante) por la situacin eco-nmica y social de cada clase.33 La posi-cin de los individuos y grupos en el pro-ceso de produccin y reproduccin de larealidad constituye el punto de inicio delas actitudes histricas. La dinmica de lahistoria, segn Villoro, "slo da comienzocon la respuesta del individuo o grupo so-cial a la situacin en que se encuentra". As ,la ideologa de cada clase se explica porsu actitud ante la realidad y la historia."

    32 Mannheim, Ideology, 1985, p. 209. Villero em-ple la versin espaola publicada por el FCE, 194 1.

    33 Villero, Revolucin, 1953 , p. l O..;4 [bid., 195 3, p . 8. Luis Villero define el trmino

    ideolog a como "el coojunto de creencias eleun gmpo

    87

  • Implica, por lo tanto, la adhesin a ciertosvalores imaginarios: la interpretacin delpasado, la valoracin del presente y la pro-yeccin del futuro. La temporalidad es eleje conductor de la interpretacin de Larevolucin de independencia; procura respon-der a cmo cada grupo o clase social definales del virreinato imaginaba el futurodel pas.

    De nuevo Villoro se apoy en Mann-heim. En Ideologa y utopa se sugiere laposibilidad de que las posiciones polticasde la intelligentsia (un trmino, tambinrecuperado por Villoro, referido a una clasedesvinculada en cierta medida de las clasessociales) se pueden explicar por el lugarque se asigna en el tiempo al mejor esta-do de cosas social. Los liberales pensaranque la sociedad ms perfecta se halla enel futuro y hacia all habra que encami-narse; los radicales no seran muy diferen-tes, pero exigiran la actualizacin de esefuturo. Por el contrario, los conservadoresaseguraran que el mejor estado posiblees el presente y, por lo mismo, deba con-servarse; y tampoco faltaran los utpicosque aseguraran que todo tiempo pasadofue mejor y, por lo tamo, habra que regre-sar a l. 35 Estas posiciones polticas se ha-llaran presentes en todos los pensadores apartir del siglo XIX, si bien algunas yapueden ser apreciadas desde antes. Tiempo

    social; insuficientemente justificadas, que cumplenla funcin de promover el poder de ese grupo " ("Elconcepto de actitud y el condicionamiento social delas creencias" en Villoro, Concepto, 1985, p. ll1) Ycomo "forma de ocultamiento en que los intereses ypreferencias propios de un grupo social se disfrazan,al hacerse pasar por intereses y valores universales"C'Del concepto de ideologa" en Villoro, Concepto,1985, p. 18).

    35 Mannheim, Ide%gy, 1985 , pp. 153,192-263.

    despus, Hayden White recuperara la in-terpretacin de Mannheim para analizar,precisamente, las obras de los historiadoresdecimonnicos. 36

    A partir de la divisin propuesta porVilloro para los grupos o clases socialesnovohispanos a comienzos del siglo XIX,deline cuatro actitudes histricas durantela revolucin de independencia: el "prete-rismo esttico", el "preterismo dinmico",el "fururismo" y el "instantanesrno". Estasactitudes se corresponderan, de modo res-pectivo, con "la clase dominante del grupohegemnico" o "europea", con la clase"euro-criolla" (los "otros grupos" de la cla-se dominante, como la llam a partir de lasegunda edicin), con la "clase media" y,por ltimo, con la "clase trabajadora". Parala burocracia poltica, el alto clero, los cua-dros superiores del ejrcito, los grandes pro-pietarios mineros y los comerciantes, lasociedad era percibida de un modo estti-co. Su tiempo era el pasado, roto con lacrisis de 1808. Por tal motivo se esforza-ron en hacer que el presente y el futuroslo fueran la continuacin de lo anterior.Para ellos, la sociedad no estaba reguladapor la "accin voluntaria y racional delpueblo ni de minoras selectas", sino quese hallaba dada. La prosperidad material yel auge cultural de Nueva Espaa durantela segunda mitad del siglo XVllI no indi-caba, para esta clase, ninguna transforma-cin posible, tan slo exiga un orden ad-ministrativo eficaz: "La temporalidad de lasociedad no surge del futuro sino del pa-sado. El presente es slo continuidad ypersistencia de ste, que se prolonga en eladvenir siguiendo su curso.:"?

    36 White, Metahistory, 1973, pp. 22-29.37 Villoro, Revolucin, 1953, p. 174, YProceso,

    1999. p. 188.

    88 ALFREDO VILA y MARiA JOS GARRIDO ASPER

  • Por su parte, los propietarios vincula-dos con el sector interno de la economa,terratenientes, el clero y los cuadros me-dios del ejrcito entendan el acontecerhistrico como una lenta transformacin.No negaban la posibilidad de un futurodiferente, siempre y cuando estuvieraarraigado en el pasado y se alcanzara sinconvulsiones ni rupturas violentas. Paraestos criollos privilegiados la independen-cia era deseable. Consideraban que con laseparacin de Espaa podan eliminar lastrabas impuestas por el rgimen colonial.Estaban impregnados de ese optimismoque, como bien haba sealado en 1946el entonces estudiante Luis Gonzlez, eracompartido por la mayora de los habitan-tes del virreinato, ocasionado por la abul-tada confianza en la riqueza del pas. 38Tan slo consideraban que la independen-cia no deba ser fruto de la "libertad" (esdecir, de la decisin de los individuos ygrupos sociales) sino de la "madurez" deuna entidad, el virreinato, que al llegar ala mayora de edad se emancipara de suprogenitora. El cambio deba ser resultadode transformaciones lentas que cumplie-ran en el presente y en el futuro los valoresdel pasado. Lasociedad, aseguraba Villoro,no elega otros valores, sino que cumplay completaba los de la etapa colonial. Laindependencia sera as, para esta clase, elcumplimiento y persistencia del Mxicocolonial. 39

    La posicin privilegiada de estos crio-llos haca de ellos un grupo con una posi-cin prctica ambigua: en ocasiones im-pugn el rgimen colonial, pero a la horade la insurreccin de 1810 no dud en

    38 Gonzlez, "Optimismo", 1985 .39 Vil1oro, Rnoluo, 1953, pp . 193-195, YProce-

    JO, 1999, pp. 208-211.

    TEMPORALIDAD E INDEPENDENCIA

    apoyarlo. En cambio, la "clase media" sehallaba desligada de la metrpoli y su po-sicin social no dependa de manera di-recta de los privilegios otorgados por lamonarqua espaola. Desde su perspec-tiva, el auge econmico del siglo XVIll ennada, o casi nada, la haba favorecido. Laposibilidad de beneficiarse de las riquezasdel pas, las reales y las imaginadas, seabra en el futuro, siempre y cuando senegara el pasado que la haba marginado.La intelligentsia criolla, compuesta en sumayora por letrados, transit de un idea-rio fundado en la tradicin jurdica es-paola al liberalismo. En trminos deMannheim, abraz primero una utopa,que pretenda hallar en el remoto (y ficti-cio) pasado una base para el futuro, paradespus convertirse en radical, al pretenderacrualizar, volver presente el firruro : retor-no a los orgenes y negacin del pasadoinmediato.i?

    Ms adelante volveremos sobre las ac-titudes histricas de la "clase media", puesella ser el personaje central de la obra quevenimos comentando. Es menester, sinembargo, sealar cul fue la posible acti-tud de la "clase trabajadora", en realidadun conjunto muy heterogneo de gruposque compartan la misma situacin deopresin por parte del rgimen. A partirdel movimiento de Miguel Hidalgo, Vi-lloro concluy que esta clase derog el pa-sado (el orden impuesto), pero fue incapazde proyectarse al futuro. As, atrapada enun presente continuo, se envolvi en laguerra, en el "frenes", en la vivencia delinstante."! En el nico reconocimiento

    40 ViBoro, Rewl"cin, 1953, p. 99 , y Proceso, 1999,p. ns.

    4, Vil1oro, Rewitdn, 1953, pp. 61-65 , y Proceso,1999 , pp . 77-80.

    89

  • hecho por Villoro de la importante lecturade la obra de Mannheim, seal la seme-janza del pensamiento de las masas insur-gentes con el de las que participaron enlas guerras campesinas alemanas del sigloXVI o los anabaptistas, es decir, milenaris-ras e instintivamente igualirarios.F

    El proceso descrito por Villoro est te-jido con el desarrollo de estas cuatro posi-ciones ideolgicas a partir de 1808, si bienla conductora es la de la "clase media".Ante la crisis ocasionada por las abdicacio-nes de Bayona, los criollos del Ayunta-miento de la ciudad de Mxico quisieronrecuperar el pasado originario para fundaren l la organizacin social. De ah su in-sistencia en remitirse a las leyesde Partida,a la imaginada Carta Magna, y a las leyesfundamentales del reino. No cuestionabanla legitimidad del orden legal sino que,antes bien, exigan su cumplimiento. Pre-tendan ser libres sobre el derecho vigente.Sin embargo, la "clase europea" impidicualquier paso propuesto por los criollos.Para ella, la sociedad deba mantenerseinalterada. El pasado inmediato deba con-servarse, aunque no lo hara por s solo.Por eso, decidi actuar. El golpe de manode septiembre de 1808 contra el virreyJos de Iturrigaray y el Ayuntamiento ca-pitalino fue la manera como los comer-ciantes y grandes privilegiados pretendie-ron mantener el orden, pero les fuecontraproducente. El orden legal pareca ,en efecto, el mismo, pero no era ya dadosino resultado de una accin arbitraria. l.aposibilidad de cambiar, con la propia ac-tuacin, el presente y el futuro, quedabaabierta. Los criollos se percataron de esto:

    42 Villoro, Revo/w:il1, 195 3, p. 70, YProceso, 1999,p.86.

    "La libertad no se funda en el derecho sinoel derecho en la liberrad."43

    El agravio del ofensor y, sobre todo, laincorporacin de la clase trabajadora en elmovimiento de independencia en 1810condujeron a lo que Villoro llam la "con-versin" de los criollos. Si bien muchosindependentistas mantuvieron el discursolleno de referencias jurdicas y legales (lapersistencia de la concepcin poltica tra-dicional) e incluso opuesto al liberalismoimpulsado en Cdiz por esos mismos aos,surgi la tendencia de negar el orden co-lonial completo. La negacin del pasado,segn Villoro, condujo a la clase media abuscar un futuro que ninguna relacin tu-viera con la tradicin espaola . De ah laadopcin de la repblica. En el Congresode Chilpancingo puede percibirse el triun-fo de esta acritud histrica y de la nuevaconcepcin poltica. La clase media reuni-da en esta asamblea, al desconocer la orga-nizacin poltica y social de la monarquaespaola, ya no fundaba la independenciaen las antiguas leyes; por el contrario,construa a la nacin sobre la nocin desoberana popular. Abola, con ello, laconstitucin social de la colonia y elegaorganizarse libremente de nuevo/"'

    Laactitud histricade la clase media se nosha presentado en tresaspectos quese impli-can recprocamente. Trinitaria unidad,es ala vez negacin de la realidad, repeticin delorigen y eleccin de la posibilidad. Podernosllamarla porsu nombre: comersion. Negacin,repeticin y eleccin sontresfacetas conqueaparece el mismoactode conversin hist-rica, segnse lesconsidere referido a unou

    41 Villoro, Rewlucil1, 195 3, p. 52, YPn.fO, 1999,p.67.

    44 Villoro, "Corrientes", 196 3, p. 230 .

    90 ALFREDO VILA y MARiA JOS GARRIDO ASPERO

  • otro de los xtasis temporales. En cuanro ne-gacin se refiere al pasado, o al prese nte comovestig io de ste; en cuant o repeticin se re-fiere a s mi sm o, es decir a la libertad querenu eva las posibilidades hist ricas en el ins-tante; en cuanto eleccin se refiere alfuturo'
  • a mediados del siglo xx. No obstante, lacaracterizacin realizada en La revolucindeindependencia para las clasessocialesrom-pi con la vieja explicacin de la guerracomo un conflicto entre criollos y america-nos y, a lo largo de las dcadas, ha mante-nido cierra utilidad para varios estudiosos,aunque se le hagan matices. Lo cierto esque la historiografa reciente ha puestoms atencin a las transformaciones cultu-rales y polticas que acompaaron el pro-ceso de emancipacin que a la indepen-dencia misma. En una de las obras msinfluyentes sobre los procesos revolucio-narios hispanoamericanos de comienzosdel siglo XIX, Francois-Xavier Guerra se-alaba que la transformacin de una cul-tura poltica estamental a una moderna seprodujo en espaciosabierros por elites mo-dernas, las cuales no eran tanto una clasesocial cuanto una culrural.?" Este cambiode nfasis de lo social a lo cultural y lopoltico es una de las mayores diferenciasentre la historiografa reciente y las pro-puestas elaboradas por autores como LuisVilloro. Tal vez la clase cultural descritapor Guerra pudiera compararse con la in-telligentsia (una clase no vinculada con unaclase social, segn Mannheim) de La revo-lucin de independencia. No obstante, hayuna divergencia sustancial: Villoro siemprese refiri a la intelligentsia criolla, esto es,traicion (por decirlo de algn modo) supropuesta de explicar las actitudes hist-ricas por los intereses de cada grupo sinimporrar su lugar de nacimiento. Esto sedebe a que para Luis Villoro el tema se-gua siendo la emancipacin mexicana,mientras que los estudios recientes ponensu atencin en el trnsito del orden mo-nrquico al constitucional, un fenmeno

    48 Guerra, Modernidad, 1993, p. 101.

    compartido por buena parte del mundoatlntico de la poca. Si bien la primeraedicin de La revolucin de independenciaadmita la fuerte presencia del liberalismogaditano en el caso novohispano (inclusocomo punto de referencia de la Constitu-cin de Apatzingn), todava era percibidocomo una "influencia externa" y no comoun proceso nico . El revisionismo ha ter-minado por desprenderse del prejuicio na-cionalista que impregnaba todava la his-toriografa de mediados del siglo xx. Cadavez son ms los trabajos dedicados al an-lisis de regiones, en los que se pondera lapermanencia de una cultura poltica tra-dicional al tiempo que se buscaba una ma-yor autonoma en el marco de la revolu-cin hispnica.t"

    No obstante, queremos destacar quela obra de Villoro, por ms discutible quesea, es quiz la nica historia general delperiodo de la independencia mexicana quese atreve a proponer algo ms que una in-terpretacin: un sentido. No es necesarioinsistir en la falta de trabajos que abordenel proceso de emancipacin de un modocompleto. Libros como el de Ernesto dela Torre Villar, La independencia deMxico,o el de Jaime E. Rodrguez O., El procesodela independencia deMxico, cumplen consu labor de difusin.50 El primero se inser-ta en una coleccin que tiene por objetivohacer un recuento general de las emanci-paciones hispanoamericanas, amn de quela interpretacin presentada es por com-pleto la liberal tradicional, sin concedernada a las nuevas investigaciones. Porel contrario, el de Jaime E. Rodrguez O.es un excelente resumen de las propuestas

    49 vila, "Independencias", 2004, pp. 93-99.'o Torre, Indepmdmda , 1992, y Rodrguez, P11XI!SO,

    1992.

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  • que en los aos recientes varios autoreshan desarrollado sobre el tema. Por su-puesto, rompe con la versin tradicionalde la independencia y hace de los letradosy autonomistas el centro de su interpre-tacin.

    Es verdad que ha habido tambin otrasobras determinantes para el conocimientodel periodo revolucionario de 1808-1821;pero casi todos esos trabajos tienden a sermonogrficos y, sobre todo, no corren ries-gos con sus conclusiones, no suponen quepueda haber un sentido general para eltema, tal como hizo Villoro. Entendemosque estamos entrando al terreno de dis-cusin de la filosofa de la historia, asuntoya abordado por el mismo autor en otraocasin.>' Por eso mismo, no nos atreve-ramos aqu a hacer mayores comentariossobre esa manera de historiar; pero al me-nos debemos reconocer que tiene una ven-taja: el lector se queda con una idea claraque le permite explicar, sin muchos pro-blemas, el tema abordado, adems de in-sertarlo en una concepcin del devenir dela humanidad. Que el sentido otorgado alproceso de la independencia tenga unaimplicacin ideolgica es indudable, perotambin inevitable y, si hemos de concor-dar con lvaro Matute, otorga a la mono-grafa una significacin de historia plenay no de mero "informe de archivo", segnel rrmino empleado por Hayden Whi-te .52 Por otro lado, no nos parece que Vi-lloro estuviera desencaminado en estudiarlas ideologas a partir de las condicionesmateriales y experiencias de individuos ygrupos. En los ltimos aos hemos visto

    51 Villoro, "Sentido", 1980 .>2 Matute, "Historia", 1997, p. 5.

    TEMPORALIDAD E INDEPENDENCIA

    cmo la historia intelectual se ha benefi-ciado mucho al dejar de ignorar las condi-ciones de produccin de las ideas. Tam-bin puede ser muy rescatable la propuestade Mannheim de acercarse a la mentali-dad a travs de las maneras de concebir latemporalidad y la historia. La forma comose imagina el pasado, el presente y el fiiru-ro puede ser de enorme utilidad para en-tender la manera de acruar de las personas,clases o grupos, ms all de las etiquetastradicionales (independentista, liberal,conservador) . Esto es importante, en espe-cial para los periodos revolucionarios, enlos que, como ha sealado Jrgen Haber-mas, se presenta en los hombres "la con-viccin de que puede darse un nuevo ini-cio", de que la historia se consrruye conlas propias manos y no est dada. 53 Apartir de la crisis de 1808, los espaoles deambos hemisferios (para emplear una frasede la poca) se vieron obligados a actuarpara construir su propio futuro, se dieroncuenta, si se nos permite parafrasear a J ohnPocock, de su propia finitud temporal yenfrentar, de la mejor manera posible, "lasembestidas de un flujo de acontecimientosirracionales, concebidos como esencial-mente destructivos de todos los sistemasde esrabilidad del mundo" .54 En orraspalabras, se percataron de que el orden noestaba dado sino que es producro del arbi-rrio, de la voluntad y de la actividad delser humano. La historia les cay encima.Villoro tuvo muy buen tino al percatarsede esto y puede ser un buen punto de par-tida para futuras invesrigaciones del perio-do de la emancipacin.

    H Habermas, "Soberana", 1993, p. 32. Vasetambin Villoro, "Concepto", 1993.

    54 Pocock, i\1a;:hiatJe/Liall, 2003, p. VTII.

    93

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