Anthony Grafton - El Renacimiento (en Richard Jenkyns (ed.), El legado de Roma, pp. 91-113)
04 Legado Mundo Antiguo Roma
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CAPÍTULO 4 LEGADO DEL MUNDO ANTIGUO: ROMA El sistema republicano dentro del proceso histórico de Roma OBJETIVOS ESPECÍFICOS: Al terminar el capítulo el estudiante será capaz de: 1. Ubicar la región natural del Lacio y la ciudad de Roma en un mapa de Italia Antigua. 2. Explicar el surgimiento de Roma como ciudad-estado. 3. Enunciar las etapas en que se divide el proceso político de Roma. 4. Ubicar cronológicamente el período de la República romana. 5. Puntualizar las características generales del período republicano de Roma. 6. Señalar los hechos más relevantes del período de la República de romana. 7. Establecer las diferencias entre las sub-etapas en que se divide el período republicano de roma. 8. Esquematizar la organización político-administrativa y social de cada una de las sub-etapas a que se refiere el punto anterior. 9. Señalar los rasgos característicos delos personajes más relevantes de la República romana. 10. . Comparar mediante una síntesis el sistema republicano de Roma y nuestra forma de gobierno. SÍNTESIS. GEOGRAFÍA DE ITALIA ANTIGUA. Comprende las zonas continental, peninsular e insular. Estas se dividen en regiones naturales. Roma surgió en el Lacio, cruzado por el Río Tíber. El Lacio era anegadizo. Lo forman siete colinas. ROMA COMO CIUDAD ESTADO. Es obra de latinos y etruscos. Los latinos construyeron aldeas en lo alto de las colinas. Los etruscos transformaron el ambiente en la ciudad de Roma. ETAPAS DE LA HISTORIA DE ROMA. Comprende la monarquía, la República (nobiliaria, plutocrática e imperialista) y el Imperio (alto y bajo). Entre la Monarquía y la República se da la revolución del 509 a. C. En la república se desarrollan las luchas
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CAPÍTULO 4
LEGADO DEL MUNDO ANTIGUO: ROMA
El sistema republicano dentro del proceso histórico de Roma
OBJETIVOS ESPECÍFICOS: Al terminar el capítulo el estudiante será capaz de:
1. Ubicar la región natural del Lacio y la ciudad de Roma en un mapa de Italia Antigua.
2. Explicar el surgimiento de Roma como ciudad-estado. 3. Enunciar las etapas en que se divide el proceso político de Roma. 4. Ubicar cronológicamente el período de la República romana. 5. Puntualizar las características generales del período republicano de
Roma. 6. Señalar los hechos más relevantes del período de la República de
romana. 7. Establecer las diferencias entre las sub-etapas en que se divide el
período republicano de roma. 8. Esquematizar la organización político-administrativa y social de cada
una de las sub-etapas a que se refiere el punto anterior. 9. Señalar los rasgos característicos delos personajes más relevantes
de la República romana. 10. . Comparar mediante una síntesis el sistema republicano de Roma y
nuestra forma de gobierno.
SÍNTESIS. GEOGRAFÍA DE ITALIA ANTIGUA. Comprende las zonas continental, peninsular e insular. Estas se dividen en regiones naturales. Roma surgió en el Lacio, cruzado por el Río Tíber. El Lacio era anegadizo. Lo forman siete colinas. ROMA COMO CIUDAD ESTADO. Es obra de latinos y etruscos. Los latinos construyeron aldeas en lo alto de las colinas. Los etruscos transformaron el ambiente en la ciudad de Roma. ETAPAS DE LA HISTORIA DE ROMA. Comprende la monarquía, la República (nobiliaria, plutocrática e imperialista) y el Imperio (alto y bajo). Entre la Monarquía y la República se da la revolución del 509 a. C. En la república se desarrollan las luchas
patricios-plebeyas, la conquista del mar Mediterráneo, luchas sociales y guerras civiles; son importantes, como personajes de la República, los Graco, Mario, Sila, Catilina, Espartaco, Craso, Pompeyo y César. El Imperio se inicia con Octavio. El Alto Imperio tiene varias dinastías y numerosos problemas. El Bajo Imperio tiene como gobernantes importantes a Diocleciano, Constantino y Teodosio. Con Teodosio se divide el Imperio. EL LATÍN Y EL DERECHO ROMANO. El latín, dialecto del Lacio, inicialmente, se impuso en todo el Imperio Romano. En esta lengua son escritas las obras clásicas romanas. El latín fue el idioma de la Edad Media y es la lengua madre de las lenguas romances. En el lenguaje científico y jurídico de hoy se usa el latín. Es el idioma oficial de la Iglesia Católica. El derecho romano se adaptó a los diversos pueblos porque se elaboró de acuerdo con las costumbres de las colonias imperiales. Es universal.
I. EL SISTEMA REPUBLICANO DENTRO DEL PROCESO POLÍTICO DE ROMA.
Así como en Grecia tuvieron gran relevancia Atenas y Esparta, en Italia se destacó
Roma, que llegó a ocupar varios siglos de preponderancia en el mundo antiguo.
Resalta en su historia su sistema republicano. Este sistema, que abarca tanto la
estructura política compleja (que se parece mucho a nuestras democracias) como
los hechos que lo caracterizaron, debe tratarse dentro del contexto general de la
historia de Roma. Por eso se iniciará el estudio por el aspecto geográfico, se
continuará por las etapas de la historia romana y, en su oportunidad, se dará la
atención debida a la República propiamente dicha.
1. AMBIENTE GEOGRAFICO EN EL QUE SURGE ROMA: ITALIA.
Roma surgió como ciudad-estado en la pequeña región del Lacio, en el centro-
oeste de Italia. Italia como Grecia, comprende una gran región llamada Italia
Continental, otra Italia Peninsular y otra Italia Insular. El Lacio, con otras pequeñas
regiones como Etruria, Samnio, Sabinia, Campania, entre otras, está en la Italia
Peninsular.
Varios ríos surcan la península itálica; de ellos, el Tíber pasa por Roma. El
ambiente del Lacio era anegadizo en las partes bajas, razón por la cual los
fundadores de Roma se ubicaron en las zonas altas, que forman las siete colinas:
Capitolio, Palatino, Aventino, Quirinal, Vinimal,Celio y Esquilino.
La ubicación de Roma en el centro-oeste de la bota italiana, frente al mar Tirreno,
y la ubicación de la península en el centro del Mediterráneo, fueron factores que
influyeron para que Roma llegara a ser capital del imperio que abarcó el ámbito
mediterráneo.
2. SURGIMIENTO DE ROMA COMO CIUDAD-ESTADO.
En la formación de Roma como ciudad-estado contribuyen dos pueblos: los latinos
y los etruscos.
Los latinos son de origen indoeuropeo, y de la rama de los italiotas, que se ubican
en la parte alta de las siete colinas. Construyen allí aldeas que forman la llamada
Liga del Septimontium o Liga de las Siete Colinas. La principal de estas aldeas
estaba en el monte Palatino y se llamaba Germal. La Liga del Septimontium fue
una organización de carácter defensivo contra otro pueblo, el de los etruscos, que
se había extendido por toda la península y amenazaba la región del Lacio.
Los etruscos atacaron finalmente y vencieron a los latinos. Eran de origen
desconocido y su cultura era muy avanzada, especialmente en arte. Cuando
sometieron a los latinos transformaron las aldeas en barrios, desecaron los
pantanos y amurallaron al Septimontium, que constituyó en sí la ciudad de Roma.
3. ETAPAS DE LA HISTORIA DE ROMA.
Se puede dividir la historia de Roma en tres períodos, en los cuales pasa, de ser
simple ciudad-estado, a capital del Imperio Romano. Esos períodos son:
1º La Monarquía: del 753 a. C. al 509 a. C. El primer año marca la fundación de
Roma según la leyenda y el segundo la caída del poderío etrusco y de la
monarquía como sistema de gobierno.
2º La República: del 509 a. C. al 30 a. C. Empieza con la revolución contra los
etruscos, con la implantación de una nueva estructura estatal, y termina con el
ascenso de Octavio al poder.
3. El Imperio: del 30 a. C. al 395 d. C. En la primera parte, hasta el 285 d.C., se
respeta aún el recuerdo de la republica y los reyes no se presentan como
absolutistas ni con títulos monárquicos sino sacados de la estructura republicana.
A partir del 285 d.C., con el inicio del reinado de Diocleciano, se implanta el
absolutismo. La primera parte se llama Alto Imperio y la Segunda Bajo Imperio. En
el 395 d. C. se divide el Imperio en Oriente y Occidente. Moría el emperador
Teodosio.
4. LA MONARQUÍA.
Con el aporte de latinos y etruscos se establece la monarquía electiva con dos
organismos asesores: el Senado, que aprobaba o rechazaba las leyes y servía de
consejero al monarca, y la asamblea popular, llamada Comicios Curiados,
encargada de elegir al rey y hacer proyectos de ley que presentaban al Senado. El
nombre de Comicios Curiados se debe a que la población se agrupaba en treinta
secciones llamadas curias, cuyo jefe era un curión.
En el período monárquico de Roma hubo siete reyes. Cuatro de ellos son
latinos, gobiernan antes de la invasión de los etruscos, muy seguramente desde
la aldea del Germal. Su nombre se pierde en la leyenda. Ellos son: Rómulo, Numa
Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio. Los tres reyes restantes son etruscos:
Tarquino Prisco o Tarquino el Antiguo, Servio Tulio y Tarquino el Soberbio.
La organización social de la monarquía comprendía los siguientes estratos:
1º Los Patricios, descendientes de los primeros pobladores, gente poseedora de
grandes riquezas, únicos con derecho a ser reyes, senadores o miembros de los
Comicios Curiados. A la llegada de los etruscos se mantuvo la separación étnica:
ellos se consideraban con iguales derechos que los patricios pero éstos veían
siempre como los invasores de diferente origen.
2º Los Clientes, hombres libres que se colocaban bajo la protección de un jefe de
familia patricio. Carecían de derecho a participar en el gobierno.
3º Los plebeyos, conjunto de artesanos, labriegos, y comerciantes que vinieron a
poblar a Roma y fueron aumentando de acuerdo con el crecimiento de la misma
como centro urbano. Carecían igualmente de derechos, debían prestar el servicio
militar por obligación y estaban cargados de impuestos.
4º Los esclavos: prisioneros de guerra o deudores.
5. LA REVOLUCIÓN DEL 509 a. C.
Es éste el hecho que pone fin tanto a la dominación etrusca en Roma como el
sistema de gobierno monárquico.
Las causas de la misma son: el poder autoritario con que se había investido el
que llegó a ser el último rey etrusco, Tarquino el Soberbio. Pese a que la
monarquía era electiva, pese a que el senado era un organismo patricio asesor,
pese a que los Comicios Curiados deberían encargarse de hacer las disposiciones
legales dentro de la ciudad, el rey se transformó en autócrata y dejó de convocar a
reuniones a los dos organismos. Esto trajo por consecuencia la natural reacción
contraria por parte de los latinos, especialmente de los patricios, quienes
esperaron una ocasión propicia para poner fin a la dominación de este pueblo
extraño. Esta ocasión se presentó con:
1º La ausencia de Tarquino de Roma.
2º La jefatura momentánea de la ciudad en manos de dos patricios: Lucrecio,
encargado del control civil en nombre del rey, y Lucio Junio Bruto, encargado de la
caballería.
3º Un hecho que todavía está envuelto por el velo de la leyenda: la violación de
Lucrecia, dama patricia, por Sexto, hijo de Tarquino, y el suicidio de la misma.
El hecho de la Revolución cuenta con un jefe, el patricio Lucio Junio Bruto, y con
varios colaboradores importantes: Lucrecio, Valerio y Tarquino Colatino.
Hay una reunión, citada en la casa de Colatino, en un poblado vecino a Roma
llamado Colacia. El panorama histórico nos muestra a Lucio Junio Bruto
arengando al pueblo con el cadáver inerte de Lucrecia en brazos, llamándole a la
rebelión contra un rey y unos extranjeros que ultrajan a los romanos. Los
habitantes de Colacia se sublevan, se dirigen a Roma y todo lo que siguió fue obra
del contagio emocional. Patricios a la cabeza, ejército en posición de respaldo,
clientes y plebeyos dando su aprobación, todos conducen su actitud a la
consumación del propósito de los líderes.
En consecuencia, el resultado es la expulsión definitiva de los etruscos del suelo
romano y el fin del sistema de gobierno monárquico. Los hechos posteriores serán
el restablecimiento de la República como nuevo tipo de estructura política y la
resistencia de Roma a los etruscos que querrán reconquistarla.
6. EL SISTEMA REPUBLICANO.
Hemos ya estudiado cómo Roma, apenas iniciada como aldea palatina del
Germal, empezó por tener un gobierno monárquico latino y luego etrusco, y como
ese gobierno, junto con la dominación de los invasores, cayó con la Revolución del
509 a. C.
El período siguiente –la república– abarca desde aquel 509 a. C. hasta el año 30
a. C. Se inicia con la liberación de Roma del yugo etrusco y termina con el
ascenso de Octavio al poder. El mando personalista de Octavio, el uso de títulos y
la cantidad de cargos que se reserva, obligan a quitar el nombre de República a
partir de su gobierno, pese a que los organismos colegiados y las magistraturas de
la época octaviana son los mismos de la República. Con Octavio empezaría una
nueva época, la tercera en la historia de Roma: el Imperio.
El período republicano tiene como características:
1º El desarrollo del proceso hacia la igualdad de clases marcado por las luchas
patricios-plebeyas.
2º La estructuración del gobierno con numerosas asambleas y magistraturas,
característica ésta que ya vimos en Atenas durante la democracia. A ello se
agrega la alternabilidad en el ejercicio de los cargos.
3º La marcada diferenciación de tres períodos dentro de la propia República: la
República Nobiliaria (que sigue a la Revolución del 509 a. C.), en manos de los
patricios, la República Plutocrática (después de las luchas patricio-plebeyas),
controlada por los adinerados de la aristocracia patricio-plebeya, y la República
Imperialista (posterior a las conquistas en el Mediterráneo), que tiene a Roma
como capital de un imperio con el nombre de República.
4º Complejidad de la etapa histórica debido a problemas internos soportados
(luchas sociales, guerras civiles) o externos provocados (guerras por la expansión
territorial).
A. LA REPÚBLICA NOBILIARIA (509 a.C. al 300 a. C.)
a) Organización Social
La división de clases de acuerdo con el origen del pueblo continuó durante la
República. Ya la habíamos visto en la Monarquía. Los patricios, por haber sido
los abanderados en la expulsión de los etruscos, eran los poseedores de todos los
privilegios. Ellos tenían los máximos derechos en el aspecto político-administrativo
de la ciudad-estado. Tenían bajo su potestad a los clientes, como en los tiempos
de la Monarquía; poseían esclavos y sus disposiciones en el gobierno eran
tomadas unilateralmente, sin tomar en cuenta a la otra clase libre, los plebeyos.
Estos pagaban tributos al Estado, estaban obligados a servir en el ejercito y
apenas tenían derechos a asistir a una asamblea creada con motivo del
establecimiento del nuevo tipo de gobierno, los Comicios Centuriados, donde
votaban las decisiones del Senado, pero siempre ganaban los patricios, puesto
que se hacía la votación por cabeza sino por centurias, y los patricios, por tener
más dinero tenían mayor número de centurias. Los prisioneros de guerra y los
deudores siguieron formando la clase de los esclavos.
b) Organización Política
La República Nobiliaria estuvo formada por una magistratura anual, el Consulado;
una circunstancial por seis meses, la Dictadura; una asamblea cuyos poderes
principales eran de carácter legislativo, el Senado; y dos asambleas populares, los
Comicios Curiados, para los patricios, y los Centuriados, para patricios y plebeyos
a la vez. Como se ve, el rey desaparece; continúan el Senado y los Comicios
Curiados; se agregan las magistraturas y una nueva asamblea popular.
El Consulado:
Estuvo en manos de dos cónsules que gobernaban durante un año y debían ser
patricios. Eran elegidos por los Comicios Centuriados y entre sus funciones
estaban: el presidir las reuniones del Senado y de los Comicios, dirigir los
ejércitos, aplicar justicia y hacer cumplir las leyes.
El Dictador:
Era un magistrado escogido por los cónsules, previa anuencia del Senado, para
regir la República durante seis meses como máximo, en casos de peligro para
Roma. Durante el mando del Dictador los cónsules cesaban en sus funciones. El
Dictador no podía ser reelegido. Su poder estaba sobre el Senado mismo.
El Senado:
Organismo formado por patricios mayores de sesenta años, escogidos entre los
jefes de familia y ex-cónsules por el mismo Senado. El número de miembros fue
de trescientos durante la República Nobiliaria; su duración era vitalicia. Este
cuerpo fue el máximo organismo republicano. Entre sus poderes estaban:
1º La elaboración de leyes, a las cuales debían dar su aprobación o rechazo los
Comicios Centuriados.
2º El derecho a vetar cualquier decisión tomada por estos mismos comicios.
3º La administración del tesoro de la ciudad-estado.
4º El declarar la guerra y concertar alianzas.
Los Comicios Curiados:
Asambleas populares patricias encargadas de ventilar asuntos de carácter
religioso y familiar.
Los Comicios Centuriados:
Esta era una asamblea de patricios y plebeyos pertenecientes al ejercito. Como
quedó dicho, las votaciones en estos comicios eran por centurias,
correspondiendo mayor número de las mismas, y por lo tanto mayores votos, al
patriciado, por ser la clase más adinerada. De ahí la posición de inferioridad en
que siempre quedaba la plebe. El deber principal de los Comicios Centuriados
consistía en aprobar o rechazar los proyectos de ley del Senado; aparte de
ello, elegían a los Cónsules y tomaban cualquier otra resolución de carácter
interno para la propia ciudad, resolución que, para ser puesta en práctica, debía
tener la aprobación de los senadores.
LAS LUCHAS PATRICIO-PLEBEYAS
CAUSAS
Las luchas entre las dos clases sociales principales de la República son el
problema más importante durante este período de la historia de Roma, a la vez
que el de más larga duración: abarca desde principios del siglo V a. C. (en el 494
es la primera rebelión plebeya) hasta el año 300 a. C. en que se consigue la
igualdad religiosa. El porqué de su prolongación se deriva de la profunda
diferenciación entre las dos clases. Las causas del conflicto pueden dividirse así:
a) De tipo económico:
La situación de marcada pobreza en que vivía la plebe. Los campos era
propiedad de los patricios; los plebeyos eran los únicos que pagaban impuestos.
Sus labores de artesanos y de labradores en los campos patricios apenas les
aportaban lo indispensable para su subsistencia. Por ello estaban siempre
obligados a pedir prestado a los patricios y así expuestos a caer en la esclavitud
por deuda.
b) De tipo político:
Por ser los patricios los factores principales de la revolución que expulsó a los
etruscos, ellos se creyeron con derecho a acaparar todos los cargos de la
República que ellos mismos estructuraron. Como vimos antes, la plebe sólo tenía
derecho a pertenecer a los Comicios Centuriados, y ello porque dicha clase era
necesaria en el ejército y todos los soldados formaban parte en dichas asambleas.
Pero, como también quedó dicho, ese derecho no les reportaba provecho alguno
debido al tipo de votación que regía en aquellos comicios. En esta forma toda
aspiración plebeya estaba condenada a la derrota si se seguía la vía legal.
c) De tipo social:
Hay desprecio hacia los plebeyos por el solo hecho de haber pasado a ser
pobladores de Roma en época posterior a los patricios. Ese desprecio se hace ley
y no se les permite contraer matrimonio con los del patriciado ni ser juzgados por
los mismos tribunales ni por las mismas leyes.
CIRCUNSTANCIAS FAVORECEDORAS. TACTICAS PLEVEYAS.
A pesar de la lentitud con que se desarrolló la lucha, la igualdad entró en proceso
de triunfo tan pronto se planteó como problema, debido por una parte a la
necesidad que la República tenía de los plebeyos y por otra a la forma de buscar
la igualdad que la plebe puso en práctica.
La plebe no solo era necesaria sino indispensable para la misma subsistencia de
Roma como ciudad independiente puesto que tan pronto se expulsó a los etruscos
éstos no cejaron en su deseo de reconquistarla. Además, otros pueblos
pretendían sacar de allí a los latinos y éstos a su vez emprendieron la ofensiva
que tuvo como objetivo imponerse no solo en la región natural del Lacio sino en
toda la Península. Los patricios solos, por ser menos numerosos que los plebeyos,
no podía defender la ciudad ni llevar a cabo la empresa de conquista que se
propusieron.
La táctica de lucha puesta en práctica por los plebeyos les favoreció igualmente:
por saberse necesarios en el ejército, durante los episodios de la guerra, cuando
habían de regresar con todas las tropas a la ciudad, se quedaban en las afueras,
amenazando con fundar una ciudad puramente plebeya si no se les concedían las
reivindicaciones pedidas.
Además, su primera petición fue el nombramiento de representantes suyos ante el
Senado, los Tribunos de la Plebe, cuyos privilegios de inviolabilidad y el derecho
de veto garantizaron su desenvolvimiento en pro de su clase. Las leyes de
igualdad habrían de llevar nombres de tribunos proponentes y triunfantes.
REIVINDICACIONES OBTENIDAS POR LA PLEBE.
A lo largo de los doscientos años de lucha se van logrando reivindicaciones tales
que al fin ya no existirá la plebe propiamente dicha y la división de clases que
vimos en la República Nobiliaria ya no tendrá vigencia. Esas reivindicaciones se
pueden dividir así:
a) Sociales:
Se empieza por tomar en cuenta a la plebe con sus problemas económicos y por
aceptar su palabra en el máximo organismo republicano, el Senado. Así, a raíz de
la primera rebelión plebeya en el 494 a. C., los patricios permiten:
1º La libertad de los esclavos por deudas.
2º El perdón de todas las deudas plebeyas hasta aquel año.
3º La reunión de los plebeyos en sus propias asambleas, los Comicios por tribus
donde se tomaban decisiones llamadas plebiscitos.
4º La representación de la plebe en el Senado mediante delegados que, en
número de dos y con duración anual, eran electos en las asambleas plebeyas, los
Tribunos de la Plebe. Estos son ciudadanos con grandes privilegios:
Tienen el derecho de veto, por el cual no dejan pasar las leyes senatoriales que
van contra su clase.
Pueden proteger a cualquier plebeyo contra cualquier funcionario patricio que se
extralimite en la aplicación de justicia.
Son inviolables y sacrosantos: un atentado contra ellos es castigado con la pena
de muerte y el repudio del nombre del culpable por la iglesia romana.
b) Jurídicas:
Más tarde lograron los plebeyos ser regidos por leyes escritas que habían de ser
iguales para las dos clases, además, de los preceptos legales que inician la fusión
de las mismas: el matrimonio sin trabas entre las dos agrupaciones. El proceso
hacia esta igualdad se marca con los siguientes pasos:
1º La elaboración de las Ley de las Doce Tablas (451 a. C. al 449 a. C.), conjunto
de leyes escritas por diez legisladores delegados especialmente para tal misión,
llamados decenviros, quienes a su vez se encargaron de tomar la dirección del
gobierno para ponerlas en práctica. Estas no constituyen en sí, gran innovación,
allí estaba la dureza característica de las leyes consuetudinarias de la ciudad-
estado. Sin embargo, son el primer paso para la conformación cdl Derecho
Romano.
2º La promulgación de la Ley Canuleya (445 a. C.), que permitía el matrimonio
entre las dos clases. Los hijos resultantes pertenecían a la clase del padre.
c) Políticas:
La máxima aspiración de los plebeyos en materia política consistía en obtener el
derecho de ejercer los máximos cargos que los patricios, es decir, ser cónsules, ya
que con ello estaba el camino abierto hacia el Senado y hacia la misma Dictadura.
Esta fue la igualdad más difícil debido al juego inventado por los patricios para
retardar más el proceso: eliminaron el Consulado y en su lugar crearon nuevas
magistraturas, a fin de obligar a los plebeyos a tratar de obtener su derecho a
pertenecer a cada una de ellas. El tribuno que más luchó por este nuevo paso
igualitario fue Licinio Estolón, por lo cual las leyes que otorgan los ansiados
derechos políticos a los plebeyos reciben el nombre de Leyes Licinianas (del 367
a. C. al 336 a. C.)
d) Religiosas:
Por la Ley Ogulnia del año 300 a. C. la plebe logra la igualdad religiosa y con ella
termina la lucha entre las dos clases. Dicha ley estableció el derecho de los
plebeyos a educarse en seminarios, llegar a ser sacerdotes y pontífices máximos
o jefes de la religión romana.
B. LA REPÚBLICA PLUTOCRÁTICA (300 a. C. al 146 a. C.)
a) Cuadro social y político.
El fin de las luchas sociales es a la vez el de la República Nobiliaria. El carácter
puramente honorífico de los cargos gubernamentales, sin remuneración alguna
para quienes lo ejercen, son obstáculos en el camino hacia la Democracia y
causa de la implantación del segundo estilo en la historia de la República Romana:
la República Plutocrática.
En el cuadro social de la nueva época no encontramos diferencias que
contemplen las leyes: sin embargo, continúan las agrupaciones con sus nombres
tradicionales y a ellas se agrega una clase nueva, la Aristocracia Patricio-
Plebeya, en la que se mezclan el origen noble y el dinero. En sus manos estará
ahora el gobierno.
La estructura política cuenta con nuevas magistraturas y asambleas que
surgieron a lo largo del conflicto social. El número de los magistrados, así como la
duración de sus funciones, varía a lo largo de aquel período. La organización
general contaba con seis magistraturas, el Senado y las tres clases de comicios.
Las atribuciones se distribuyen como sigue:
Los Cónsules: hacen cumplir las leyes, dirigen el ejército y presiden los oficios
religiosos solemnes. En el proceso de la lucha existieron los Tribunos Militares,
que mandaban los ejércitos, pero esta magistratura desapareció a petición de la
plebe.
Los Pretores: administran la justicia.
Los Censores: agrupan a los ciudadanos, de acuerdo con su riqueza y su
comportamiento, en listas especiales cuyo fin principal es el de establecer el
derecho de los mismos a participar en las elecciones como candidatos o electores.
Para ello elaboran un censo cada cinco años.
Los Cuestores: administran las finanzas del Estado.
Los Ediles: controlan los servicios públicos, espectáculos, ornato y aseo de la
ciudad.
Los Tribunos: defienden a la plebe mediante el derecho de veto. Ellos y los Ediles
son elegidos por los Comicios Tribados.
La Dictadura: continúa existiendo con las mismas características que en la
república nobiliaria.
El Senado: hace leyes, previa preparación de los Comicios Centuriados, mantiene
o rompe relaciones con los demás pueblos, firma tratados de alianza y juzga a los
altos funcionarios. Es presidido por un senador principal llamado Princeps
Senatus.
Los Comicios Curiados: discuten las cuestiones religiosas y familiares. Lo siguen
formando patricios.
Los Comicios Centuriados: discuten los proyectos de ley presentados por el
Senado, toman cualquier otra resolución para la ciudadanía en general y eligen a
los magistrados, con excepción de los ediles y tribunos. Lo forman patricios y
plebeyos militares.
Los Comicios por tribus: agrupan a los patricios y plebeyos pero la mayoría es
plebeya. Las votaciones son por cabeza. Sus decisiones o plebiscitos cuentan
para toda la ciudadanía y tienen fuerza de ley. Allí se eligen los ediles y tribunos.
b) Las conquistas romanas.
Entre principios del siglo V a. C. y mediados del II a. C. Roma llega a ser capital
del Mundo Mediterráneo. El proceso se da de la República Nobiliaria a la
Plutocrática. Los enemigos iniciales fueron los etruscos y más tarde los
cartagineses. Las causas estuvieron en la resistencia de los etruscos a
permanecer expulsados de Roma después de la Revolución del 509 a. C. y en el
obstáculo que Cartago y su talasocracia del Mediterráneo Occidental constituía
para la expansión y el comercio marítimo. La guerra se extendió por toda la zona y
con diversos pueblos debido a las alianzas. El hecho principal lo constituyeron las
tres guerras púnicas contra los cartagineses (llamados púnicos por Roma).
Roma obtuvo paulatinamente los siguientes territorios:
La bota italiana, después de luchar con diferentes pueblos, hacer alianzas,
avances y retrocesos.
El Mediterráneo Occidental, en el cual había imperado Cartago. Por esta vía, que
es el triunfo de las guerras púnicas, Roma se hace dueña del norte de África y del
sureste de España.
El Mediterráneo Oriental, al luchar con gobernantes de llamado Mundo Helenístico
(Macedonia, Grecia y Oriente) que habían intervenido en una u otra forma en las
guerras púnicas.
c) Consecuencias de las conquistas.
EN LA ORGANIZACIÓN POLÍTICA:
Roma es ahora la capital de un imperio más la estructura republicana se mantiene;
aunque –por actitud del pueblo y no por leyes– se da excesiva importancia a
cónsules y senado; a aquellos por ser héroes de guerra y a éste por ser
organizador de conquistas. Era el anuncio del personalismo y el olvido de la
democracia; como causa directa y de tipo emocional ante la presencia del
inmenso mundo romano.
Procónsules y Propretores son dos nuevos títulos de magistraturas designadas
anualmente por el senado con derecho a reelección. Las ejercían antiguos
cónsules o pretores en las tierras conquistadas o provincias. Los magistrados
gobernaban por edictos (decretos personales) de acuerdo con las circunstancias,
para cada provincia, no recibían sueldos pero tenían libertad de enriquecerse de
acuerdo con sus habilidades en su jurisdicción respectiva. Los legados y los
cuestores ayudaban al gobernante provincial en las tareas militares y económicas
respectivamente. El ejército lo formaban ciudadanos romanos y gente nativa.
Estas disposiciones administrativas de las provincias constituían parte de las
leyes pro-vinci (para los vencidos).
Pero no todas las tierras conquistadas eran de tipo provincial. A Roma le interesó
brindar su ciudadanía a los vencidos. Así, se formó la Confederación de Italia –que
comprendía la bota– cuyos habitantes tenían las mismas leyes de Roma y podían
llegar a ser ciudadanos romanos.
Los municipios constituían el tercer matiz de pueblos bajo el cetro de Roma. Eran
ciudades con gobierno propio a las que Roma prestaba protección. Sus habitantes
habían adquirido la ciudadanía romana.
EN LA ECONOMÍA Y EL ASPECTO SOCIAL:
La agricultura y los trabajos domésticos no constituyen ya la fuente de sustento del
romano. Ahora está de moda el comercio dentro de la propia Italia y con todas las
provincias. Los campos cultivables pertenecen a pocas manos y entran en gran
parte a constituir latifundios: no hay trabajo para los antiguos agricultores, no hay
tierras para los pequeños propietarios, las han perdido al enrolarse en el ejército e
irse lejos de Roma.
La sociedad tiene que ver aún con el linaje y con el dinero:
a) Orden Senatorial: tiene en sus manos el gobierno. Posee los latifundios y el
prestigio de su buen nombre. Está presente en el Senado.
b) Orden Ecuestre: o de los caballeros es el nombre que se da a los ricos. Ellos
fueron los que más aprovecharon las conquistas: son los grandes traficantes de
productos por el mediterráneo.
c) Los proletarios: son la gente que vive cargada de hijos (prole) y en la miseria.
En el cambio del panorama económico ellos fueron las victimas. Eran agricultores
y artesanos. No pueden ser comerciantes porque carecen de capital. No pueden
mandar porque los cargos públicos no son remunerados: se continúa viviendo una
plutocracia. Eso si, podrán reclamar: alguien (los Graco) lo hará por ellos y al
hacerlo se iniciará una revolución social que, aunque puesta en camino, no tendrá
éxito. Roma los olvidaba…
d) Los esclavos: son –como siempre– la última clase. Son los prisioneros de
guerra o los vendidos como mercancías por otros pueblos. Para ellos hay como
única ley la del amo, que generalmente es el desprecio. Se les trata como cosas y
a veces peor que a las cosas. El populacho se divierte con ellos en el circo: los
condenados a muerte van allí como gladiadores; al que gane se le perdona la vida
pero nunca se le da la libertad. Eso no lo puede hacer el pueblo sino el amo…
Causa repugnancia que en toda la época de la República romana no haya la mas
tímida ley de protección a esta clase. Parecía que, imbuidos en sus quehaceres
políticos los legisladores no pensaran nunca que el esclavo era un ser humano.
Pero, ellos también tratarán de hacer su revolución como la proletaria. Espartaco –
un esclavo– es su caudillo. Más todo quedó allí. Los líderes romanos protegieron a
los proletarios cuando éstos se hicieron oír pero nunca meditaron en la humanidad
del esclavo para oír sus suplicas. Tenía que venir una idea extraña de Roma –el
Cristianismo– para que los gobernantes cayeran en la cuenta de que esa última
clase estaba formada por gente iguales a ellos.
EN LAS COSTUMBRES:
La austeridad romana se quebranta notablemente al contacto con Oriente. La
familia, respetuosa de la tradición y de los lares (dioses de hogar), practicante de
las virtudes, el pueblo amante de la sencillez, dan paso al lujo, a los dioses
extraños, a las fiestas con exceso.
Ese mismo relajamiento de las costumbres abrió el camino al personalismo y lo
cerró a la democracia. Ahí está la diferencia entre Roma y Atenas. Gracias a las
conquistas lo que importa es detentar el poder, mandar, enriquecerse, antes que
hacer leyes protectoras del ser humano sin distinción de clases.
C. LA REPÚBLICA IMPERIALISTA (146 a. C. al 30 a. C.)
a) Concepción general:
La República Imperialista es el nombre que se le da al último período republicano
debido a que se mantiene el nombre y la estructura de la república y sin embargo
es un imperio que tiene a Roma por capital. Se le ubica entre el fin de las guerras
púnicas y el ascenso de Octavio al poder, al poner fin a las guerras civiles que
sucedieron a la muerte de Julio Cesar. Durante este período se dan los siguientes
hechos resaltantes: las luchas sociales, encabezadas por los hermanos Tiberio y
Cayo Graco con sus intentos de reforma en pro del proletariado; el caudillismo,
representado por Mario y Sila; el frustrado levantamiento del esclavo Espartaco; el
igualmente frustrado intento de golpe de estado de Catilina; la formación del
Primer Triunvirato (Craso, Cesar y Pompeyo), de donde sale el gran caudillo Julio
Cesar quien impone el gobierno personalista, como consecuencia de lo cual se
promueve contra él la Conjuración de los Idus de Marzo (15 de marzo del 44 a.
C.), que pone fin a su gobierno y a su vida.
b) Intentos de reforma de los hermano Graco:
Los hermanos Tiberio y Cayo Graco son los únicos hombres públicos de la Roma
republicana que actúan desinteresadamente en beneficio de la clase proletaria,
esa antigua plebe que padece las consecuencias económicas de las conquistas.
Eran parte de la aristocracia senatorial. Uno de ellos, Tiberio, héroe de las guerras
de España y en la destrucción de Cartago; y sin embargo, gracias al análisis del
problema proletario, supieron morir por sus ideales
TIBERIO GRACO: LA LEY AGRARIA (133 a. C.)
El propósito de Tiberio, una vez llegado al cargo de Tribuno, fue el de rehacer la
clase de los pequeños propietarios. Para ello se valió de un medio totalmente
lícito: la introducción de una ley en los Comicios Tribados durante su único año de
gobierno. Fue la Ley Agraria. Tuvo la táctica de presentarla como simple recuerdo
del pasado, ya que una ley similar había sido introducida y rechazada hacía
muchos años, en las luchas patricio-plebeyas, por Licinio Estolón, el tribuno de la
igualdad política. No había pues, revolución. La ley aprobada por las asamblea,
disponía: que el “ager públicus” (tierras pertenecientes al Estado) fuera
distribuido en forma equitativa; aunque estas tierras eran de Roma, los
senatoriales las tenían tradicionalmente como de ellos, porque las ocupaban. La
Ley de Tiberio ordenó que nadie tuviera más de 126 hectáreas de terreno, y el
sobrante de esta disposición fuera repartido entre los proletarios a razón de siete
hectáreas por familia. Los expropiados eran indemnizados por el Estado. Antes de
la aprobación de la ley, Tiberio tuvo que soportar los juegos del Senado, que instó
al otro tribuno, Octavio, para que la vetara. Tiberio debió pedir a la Asamblea la
destitución del tribuno (acto ilegal, teniéndose en cuenta los privilegios de un
hombre de su rango). Cuando Tiberio buscó la reelección para en práctica su ley,
el Senado había aprovechado el mismo intento para presentarlo como ilegal
también. Promovió luchas callejeras en las cuales resultó muerto el reformador. La
ley fue paralizada aunque no abolida.
Los hermanos Tiberio y Cayo Craco.
CAYO GRACO: LEYES FRUMENTARIA, COLONIAL, JUDICIAL Y ASIÁTICA (123
y 122 a. C.)
Pasados diez años de la muerte de Tiberio, su hermano menor, Cayo, es elevado
al tribunado. Había observado, como buen político, todas las fallas de la aplicación
de la reforma anterior, las cuales se concentraban en la ausencia de un partido del
pueblo y la presencia del fuerte bloque senatorial. Por ello, mediante leyes, no solo
llegó a ser el político más apreciado del proletariado sino también de los
ecuestres, que antes estaban de parte de la aristocracia senatorial. De esta forma,
quebrantaba el peligroso bloque.
Lo primero que hizo fue considerar vigente la Ley Agraria, a la que reforzó con
dos leyes nuevas: la Ley Frumentaria, que disponía la venta de trigo a un precio
que estuviera al alcance de los recursos del proletariado, y la Ley Colonial, que
disponía la distribución de tierras en las colonias de Tarento, Capua, Cartago y
Corinto, entre las personas proletarias que quisieran aceptarlas. Había así tres
leyes que solucionaban el problema del hambre, la vivienda y el desempleo.
Sabiendo que tendría oposición entre los senatoriales, buscó atraerse a los ricos o
ecuestres con otras dos leyes: la Ley Asiática, que permitía a los publicanos
(ricos de las colonias) tener parte en los impuestos pagados por la provincia de
Asia –Reino de Pérgamo– que había sido dada al Estado romano por su rey Atalo,
y la Ley Judicial, que disponía que fueran miembros del orden ecuestre los que
formaran los tribunales que juzgaban a los funcionarios de las provincias. El
resultado fue efectivo.
Ante el peligro de que la revolución de los Graco llegara a ser una realidad, al
ponerse en práctica todas las leyes para el proletariado, los senatoriales se
valieron de tácticas demagógicas y de circunstancias propicias. Como tácticas
demagógicas estuvo la actitud pagada del tribuno Livio Druso en los Comicios
Tribados, que presentaba, como merced del Senado, reformas más
revolucionarias que las del tribuno Graco (ellas, a su debido tiempo, no serían
cumplidas); por ejemplo, llegó Livio Druso a prometer el doble de las colonias y la
mitad de precio del trigo que Cayo proponía. Hizo ver que una ley propuesta por
Cayo sobre la ciudadanía romana para todos los habitantes de la península
lesionaba el interés del pueblo. Los proletarios creyeron de buena fe en la actitud
del Senado y, cuando Cayo regresó de Cartago, donde había estado para
organizarlo como colonia, no lo eligieron para un tercer período, no viendo ya en él
a su protector. Era la circunstancia favorable para el Senado. Lo que siguió a esto
fue la muerte de Cayo: se promovieron luchas callejeras entre los senatoriales y
sus partidarios; en una de ellas fue muerto un lictor, (funcionarios que llevaban
delante del los cónsules el símbolo de la autoridad de éstos); pero Cayo no tuvo
culpa alguna. Sin embargo el Senado declaró fuera de la ley al ex tribuno. Cayo se
hizo dar muerte por un esclavo durante un motín en el que iba a ser asesinado.
c) El caudillismo: Mario y Sila. Espartaco, Catilina.
El primer triunvirato.
EL CAUDILLISMO.
A partir de la desaparición de los hermanos Graco se pone de manifiesto lo que ya
se veía venir como resultado directo de la conquista del Mundo Mediterráneo por
Roma: el olvido lento de la estructuración republicana por la tendencia
personalista. Y los que van a adquirir prestigio como consecuencia directa son
los cónsules que tuvieron oportunidad de transformarse en héroes por sus éxitos
en las guerras. Ahora se sigue, no a la idea sino al jefe, al caudillo, que se hace
fuerte con uno de los tres partidos notables: el Senatorial, el Ecuestre y el Popular.
Es la época del caudillismo, a partir de los últimos años del siglo II a. C. Este
nuevo signo caracterizará todo el período hasta el advenimiento de Augusto. (año
30 a. C.) Mario del Partido Popular, Sila del Partido Senatorial y Craso del Partido
Ecuestre, son los iniciadores del Caudillismo. A ellos siguen el protector de los
soldados, Pompeyo, y el contemporizador y antisenatorialista Julio Cesar, último
jefe republicano. Todos tuvieron algo que ver con el ejército. Todos olvidaron, a
excepción de Julio Cesar, las democráticas leyes de los Graco y tuvieron como
única mira asentar su poder personal. El Senado era ahora parte interesada de un
partido como lo eran los comicios y el mismo ejército. Este era el anuncio del fin
de la República y del comienzo del Imperio.
MARIO Y SILA.
Mario llegó a ser cónsul durante seis años (el 107 y entre el 104 y el 100 a. C.).
Era de origen plebeyo y durante su vida de hombre público se presenta como jefe
del Partido Popular. Pero si vamos a buscar su labor histórica no nos encontramos
con nada que vaya en pro de la clase proletaria sino con una serie de hazañas
militares y con un prestigio que desemboca en guerra civil con Sila: fue Mario
quien venció al rey Yugurta de Numidia (antigua aliada de Roma, vecina de
Cartago), que había levantado una rebelión de todo el norte de África contra
Roma; fue Mario quien venció a los cimbrios y teutones, grupos de origen
germano que se habían introducido por las Galias; fue Mario quien quiso ir al Asia
Menor a luchar contra el rey Mitrídates, a lo cual se opuso Sila, el Cónsul,
desencadenándose en consecuencia una guerra civil que tuvo por escenario las
calles de Roma; fue Mario el que aprovechó luego la ausencia de Sila –ya en Asia
Menor- para organizar matanzas del cónsul senatorial; fue él, en fin, quien tuvo
que huir definitivamente de Roma cuando Sila regresó e impuso la dictadura.
Murió en el año 87 a. C.
Sila es un paralelo. Se hizo jefe del Partido Senatorial después de realizar
hazañas militares: fue vencedor en la guerra de que los pueblos de Italia hicieron a
Roma al reclamar la ciudadanía romana: se las otorgó en rápido proceso (años 90
y 89 a. C.); hizo un tratado con el rey de Ponto, Mitrídates, por el cual éste
devolvía posesiones romanas en Asia Menor y se sometía al poder de la
metrópoli. Al fin, en guerra civil, venció a Mario e implantó por primera vez la
Dictadura por mas de seis meses (82 al 79 a. C.) aunque autorizada por el
Senado. Reformó la Constitución dando poderes supremos al Senado e impuso
las llamadas proscripciones de Sila: matanzas en masa y confiscaciones de
bienes de los partidarios de Mario. Devolvió el poder voluntariamente. Murió el año
siguiente al de su abdicación, el 78 a. C.
Mario Sila
SE ACENTÚA LA CRISIS: ESPARTACO, CATILINA.
La crisis de la República se marca una vez más con levantamientos de esclavos y
tramas de conjuraciones. Espartaco fue, en el 73 a. C., una verdadera amenaza
para Roma. Agrupó miles de esclavos de todos los orígenes después de huir de
una granja de Capua, se concentró en el sur de la Bota, pretendió salir de ahí y
unirse a los cimbrios y teutones en el centro de Europa. Pero nada pudo el
esclavo. Fue vencido finalmente por las fuerzas de un general de la clase rica,
Craso, y ultimado por Pompeyo, senatorial partidario del pueblo.
Diez años más tarde, en el 63 a. C., se organizó una conspiración que tuvo como
jefe a un senador del Partido Popular, Catilina, quien unió a todas las victimas de
las proscripciones de Sila y de la descomposición republicana con fines de matar a
todos los senadores y magistrados y despojarlos de sus bienes. La conjuración fue
descubierta por el propio cónsul Cicerón, quien en brillante pieza oratoria y en
presencia del propio conjurado puso a la luz toda la trama. El discurso lleva el
nombre de “Las Catilinarias”, empieza con una frase que indica como conocía el
cónsul las maquinaciones del conspirador y cómo no veía causa alguna para
organizar revolución tan sangrienta: “¿Hasta cuándo, Catilina, abusaréis de
nuestra paciencia?”, son las primeras palabras, y luego le expone su admiración
ante la osadía de que él asista al Senado, conocedores como deben ser los
senadores hasta del sitio exacto donde estarían los “miserables” esperando a su
jefe para iniciar el sacrificio de la República.
EL PRIMER TRIUMVIRATO: CRASO, POMPEYO Y JULIO CESAR (60 a. C,)
Craso, hombre enriquecido gracias al provecho que sacó al comprar a bajo precio
los bienes confiscados en las proscripciones de Sila, fue también “héroe” militar.
Se distinguió al vencer a Espartaco. Fue él, por tanto, culpable en gran parte de
las matanzas masivas de esclavos que se hicieron en la Península como
demostración del fin del levantamiento de Espartaco. En la primera coalición
política representa los intereses de su partido Ecuestre.
Pompeyo Craso
Pompeyo, noble de origen, estaba interesado por el bien para los soldados. Entre
sus hazañas se contaban el exterminio total del peligro de Espartaco, que
completó la labor de Craso, la eliminación de la constante amenaza de los piratas
en la cuenca oriental del Mediterráneo, el éxito definitivo sobre el rey del Ponto
Mitrídates, que nuevamente se había sublevado, la conquista igualmente definitiva
de los pequeños reinos del Asia Menor y la anexión del reino de los Seléucidas
como provincia romana de Siria. Regresa a Roma con aspiraciones de que el
Senado premie a él y a sus soldados, pero todo fue en vano: había licenciado las
tropas sin permiso de la asamblea senatorial y las disposiciones constitucionales
no permitían recompensa en estos casos. Esto bastó para que Pompeyo se
transformara en total antisenatorialista y tuviera como meta la eliminación de los
privilegios de esa asamblea. En un consulado que compartió con Craso abolió las
reformas dictatoriales de Sila y la alianza que hará con Julio César no tiene otra
mira que la recompensa de sus soldados y la disminución de los privilegios del
Senado.
Julio César, también noble, era seguidor del Partido Popular. Sus dotes de gran
político le llevaron a ser el guía intelectual del pacto secreto del año 60 a. C. hecho
con Pompeyo y Craso, que la historia señala con el nombre de Primer Triunvirato.
En las conversaciones se dieron cuenta de la fuerza de cada uno: Craso, sin
grandes cualidades de político, contribuía con el dinero y pedía beneficios para el
Partido Ecuestre. Pompeyo, veterano en los campos de batalla, ponía como
seguro el apoyo del ejército y exigía la correspondiente recompensa que a sus
soldados había negado el Senado. César aportaba sus ideas y su visión de buen
político. Con estas tres fuerzas se fueron a la conquista del Consulado. En él
quedó César; más tarde tocaría a Pompeyo y a Craso lo suyo.
ACTUACIÓN DE JULIO CESAR
JULIO CÉSAR CONSUL (59 a. C.)
En el consulado se ve la poca importancia que Julio César da a los mandatos
constitucionales. Cumple todo lo prometido en el pacto secreto, aunque estando a
veces contra el veto de los tribunos partidarios de los senatorialistas. Así,
recompensa a los veteranos de Pompeyo con tierras, hace que los Comicios
Tribados promulguen una ley agraria muy semejante a aquella de Tiberio Graco,
hace que Caso sea nombrado procónsul de Oriente y da plena libertad de acción a
su partido. Pero el Senado procuró retirarlo con un Proconsulado, ocasión propicia
que César esperaba, pues conocía que los grandes hombres de la época se
hacían en los campos de batalla.
Julio César, último representante de la República.
JULIO CÉSAR PROCONSUL DE LAS GALIAS (58 a 49 a. C.)
Con el Proconsulado de Craso en Oriente, el de César en las Galias y el de
Pompeyo en España, quedaron repartidos los triunviros por el Senado, Craso
murió en la guerra contra los Partos y Pompeyo quiso permanecer en Roma,
nombrando legados que hicieran sus veces en la provincia que le había tocado.
Allí procuró atraerse las simpatías del Senado y a la vez colocar éste frente a
César. Julio César, por su parte, se dedicó de lleno a adquirir renombre en las
Galias durante nueve años de proconsulado. Terminó conquistándolas, con lo que
agregaba a Roma un territorio comprendido entre el Rin, los Alpes, el
Mediterráneo, el Atlántico y el Canal de la Mancha. Sobre esos nueve años con
los galos escribió su libro “Comentario de la guerra de las Galias”.
Siendo Pompeyo cónsul, pasados los años de la conquista, regresó Julio César a
Roma con el ejército. El Senado, siguiendo a Pompeyo, le ordenó licenciarlo en
los límites galos, el río Rubicón, pero él, recordando la suerte de Pompeyo en
circunstancias parecidas, decidió cruzar el río al mando de sus tropas para
apoyarse luego en ellas.
JULIO CÉSAR GOBERNANTE PERSONALISTA (48 a 44 a. C.)
Sigue una guerra de cuatro años con Pompeyo. Pasó a Roma y Pompeyo huyó a
Tesalia; siguió a España donde acabó con parte de los ejércitos pompeyanos
(batalla de Lérida); volvió a Roma, se hizo nombrar Dictador y siguió ahora a
Tesalia; allí venció a Pompeyo (batalla de Farsalia), quien huyó a Egipto, cuyo rey
Tolomeo XIV lo hizo asesinar para congraciarse con César, lo que no consiguió.
Luego hizo un recorrido general por todo el Mediterráneo para pacificarlo y
hacerse conocer. Allí estuvo incluida una segunda visita a España y el
aniquilamiento total de los ejércitos de los familiares de Pompeyo (batalla de
Munda).
Estos triunfos hacen que ante el pueblo romano y todo el Imperio aparezca César
como un privilegiado. Su permanencia en Egipto al lado de la reina Cleopatra,
sucesora de Tolomeo XIV, parece que tuvo el mismo efecto que sobre Alejandro
ejerció aquel país. Regresó con ideas de imponer una monarquía hereditaria con
matices de teocracia.
Su obra puede sintetizarse así:
Aumentó el Senado a 900 miembros.
Dio la ciudadanía romana a los galos y a los cilicios (reino del sureste de Asia
Menor que le había rendido grandes homenajes al pasar en su recorrido por allí).
Obligó a los procónsules y propretores a rendirle cuentas directamente.
Eliminó la especulación de los publicanos (aquellos ricos provinciales que
pagaban anticipadamente los impuestos de las provincias y después especulaban
al pueblo con grandes recargos sobre el mismo).
Permitió a las provincias emitir su opinión en cuanto a la marcha del asunto
imperial.
Obligó a los latifundistas a dar trabajo al pueblo en el cultivo de sus campos.
El pueblo y el Senado concentran en él poderes que ningún ciudadano de la
República había tenido: Imperator o jefe único de los ejércitos, Censor único,
Cuestor único y finalmente Dictador vitalicio. Se levantan estatuas en su honor. Se
dispone que su carroza ostente una estatua con esta descripción: “Al semidiós”.
Se le da el título de Padre de la Patria. Se erige el templo de Júpiter Julio. Su
estatua es colocada entre la de los dioses del templo del Capitolio. Cada año hay
fiestas públicas para conmemorar su nacimiento, y al mes en que éste ocurrió se
le da el nombre de Julio y se le ponen treinta y un días, más que los restantes. En
sus manos está el nombramiento de todos los magistrados, la convocatoria de las
asambleas, la declaración de la guerra, la firma de alianzas, el manejo de las
finanzas republicanas. En verdad que aquello era la monarquía misma. Lo que
faltaba era el nombre.
LOS PLANES DE CÉSAR, SU MUERTE (marzo 15, del 44 a. C.)
Pensando siempre en que todo aquel poder concentrado en sus manos era
resultado muy especialmente de su prestigio como militar, Julio César “preparaba
hacer la guerra a los Partos, y vencidos éstos (…) invadir la Escitia (norte del Mar
Negro) y, recorriendo luego las regiones vecinas a la Germania y la Germania
misma, por las Galias volver a Italia y cerrar este círculo de la dominación
romana…” (1). Otros planes de obras públicas se agregaban a éstos –entre ellos
un canal en el istmo de Corinto–, con lo cual deslumbraría lo suficiente a su
mundo para ceñir la corona de rey que a los romanos no gustaba mucho. Ya había
puesto en práctica algunos detalles de la monarquía: usaba cetro y trono, como
los antiguos reyes, y sus cargos eran vitalicios y hereditarios. Aunque no tenía
hijos, había colocado como heredero a su sobrino Octavio.
Así estaban los acontecimientos cuando sobrevino la conjuración de los idus de
marzo (15 de marzo del año 44 a. C.) que acabó con la vida del último gobernante
de la República. En ella estuvieron comprometidos Casca, Tulio Cimbro y Bruto,
protegido de César.
7. EL PRINCIPADO O ALTO IMPERIO (30 a. C. al 285 d. C.)
A. ANTONIO PRETENDE SUCEDER A CÉSAR.
En la mente de los victimarios de Julio César estuvo la creencia de que con la
____________________
(1) PLUTARCO: Vidas Paralelas, César, LVIII
desaparición del Dictador volvería automáticamente la República. Fue aquello un
error, primero porque no contaron conque la República había empezado a
desaparecer con las guerras civiles y que el pueblo se había habituado a su
ausencia durante el mandato de César, y segundo porque no tomaron en cuenta
la sagacidad y la astucia de una de las figuras cesaristas, Marco Antonio, que
será seguido y superado por el hijo adoptivo de César, Octavio. Estas dos
circunstancias muestran cómo la muerte de Julio César fue inútil para los ideales
republicanos.
Marco Antonio.
Marco Antonio, de quien se habla como el más entusiasta en la implantación de
la monarquía en vida de César, se presentó primero como neutral ante el hecho
de los Idus de Marzo, pero al darse cuenta de que era posible explotar en su
beneficio aquella conjuración, hizo de orador en los funerales. Dice Plutarco que,
“como viese que el pueblo le oía con interés y complacencia se propuso,
enseguida de las alabanzas, excitar la lástima y la indignación por lo sucedido; y
como al terminar su discurso presentase y desenvolviese la túnica manchada en
sangre y acribillada de cuchilladas, tratando a los autores de matadores y
asesinos, encendió al pueblo de tal manera en ira que, recogiendo por todas
partes escaños y mesas, quemaron el cuerpo de César allí mismo en la plaza y
tomando después tizones de la hoguera corrieron a las casas de los conjurados,
determinados a allanarlas e incendiarlas” (1). La suerte de los conjurados y ____________________
(1) PLUTARCO: ob. cit., Antonio XIV
republicanos estaba echada: aquellos tuvieron que huir (más tarde serían
aniquilados) y éstos se prepararon a soportar lo que vendría, hechos a los que
ciertamente no habrían de sobrevivir.
Marco Antonio toma las riendas del poder. Consolidándose el elegido para poner
en ejecución el testamento de Julio César, halaga al Senado repartiendo tierras
provinciales entre sus miembros y dando cargos de senadores a otros ciudadanos.
Dispone a su antojo del tesoro público y aplaza el reparto de parte dela fortuna de
César entre el pueblo (norma del testamento).
Octavio, de apenas 19 años, llega de Grecia. Es el hijo adoptivo y sobrino de
César. A él toca la mayor parte de la herencia al mismo tiempo que la misión de
continuar el tipo de gobierno inaugurado por el desaparecido. Ante él están dos
enemigos aún no declarados: Antonio, cesarista que cree su fácil presa al Estado
Romano, y Cicerón, orador famoso y republicano convencido. Ambos serán
eliminados a su turno por la nueva figura romana. Su edad no será traba en la
realización de sus propósitos.
Cicerón se hace aliado tácito en los primeros pasos de Octavio –que por la
situación de hijo adoptivo se llama ahora Julio César Octaviano–. Sus discursos
contra Antonio –conocidos con el nombre de las Filípicas– presionan al Senado
para que mande fuerzas contra el cesarista. Estas van mandadas por los cónsules
(Hircio y Panza) y por el joven Octaviano. Antonio cede al ser derrotado en
Módena, en la Galia Cisalpina (año 43 a. C.) Los dos cónsules mueren en la
batalla y Octavio consigue su principal arma para dominar al Senado: su influencia
ante el ejército. Con Módena se veía frustrado el ideal personalista de Marco
Antonio. Lo que vendría después sería la contemporización con el astuto e
inteligente heredero de Julio César.
B. EL SEGUNDO TRIUNVIRATO.
Octavio se niega a entregar el mando del ejército y obliga al Senado a nombrarle
Cónsul. Luego firma un pacto con Lépido, procónsul en las Galias, y con el propio
Antonio. El fin primordial para los tres era eliminar el peligro de los republicanos y
de los conjurados, que aún estaban impunes por el crimen cometido en la persona
de Julio César. Para Octaviano era un paso más en sus propósitos personalistas.
Los triunviros emprendieron la persecución de Décimo Bruto, Casio y sus
seguidores y los aniquilaron en la batalla de Filipos (42 a. C.), en el Epiro. Luego
decretaron represiones masivas y condenas a muerte de los republicanos. Cicerón
estuvo entre las victimas.
Ya pacificado el imperio, se repartieron el territorio así: Antonio pasó a gobernar el
Oriente, Lépido África y España, Octaviano quedó en Occidente con residencia en
Roma. Llevaban el titulo oficial de triunviros, con conocimiento del Senado, lo cual
pasaba a ser una medida extraordinaria.
Roma: El Foro, plaza de reuniones públicas.
C. DESAPARICIÓN DEL SEGUNDO TRIUNVIRATO.
Nuevas crisis se presentan. Primero los descendientes de Pompeyo y el mismo
Lépido luego, pretenden apoderarse de porciones del territorio imperial. Son por
otra parte circunstancias propicias para que el triunviro Octaviano adquiera
prestigio al superarlas y haga más libre el camino de su encumbramiento hacia el
gobierno personal. Lépido es degradado. Se le cambia el cargo triunviral por el
de Pontífice, con lo cual queda anulado como político.
Antonio había llevado una vida disipada en Oriente. Tuvo rotundo fracaso al
pretender conquistar el reino de los partos. Sus relaciones con Cleopatra, reina de
Egipto, fueron fuente de especulación por los amigos de Octavio, que propagaron
noticias sobre el intento de separar el Oriente del resto del Imperio y sobre la falta
de amor patriótico por parte del triunviro. Ante ello Octavio recibió permiso del
Senado para combatirle. La batalla de Accio (31 a. C) en las costas del Epiro
marcó el fin de Antonio, que se suicidó más tarde. Cleopatra hizo otro tanto. La
vía hacia el gobierno personal de Octaviano estaba libre. Egipto, por otra parte,
pasaba a ser provincia romana.
D. ADVENIMIENTO DEL ALTO IMPERIO O PRINCIPADO
CARACTERÍSTICAS.
Con el fin del Segundo Triunvirato empieza una nueva época para Roma,
conocida con el nombre de Imperio. Su primera parte (30 a. C. al 285 d. C.) se
llama Principado o Alto Imperio; sus características se pueden resumir así:
El nombre de república sigue en uso, lo mismo que los organismos colegiados y
magistraturas republicanas.
Se introduce un vocablo nuevo, el Imperium, que se emplea para designar el
conjunto de las provincias conquistadas por Roma.
Hay un hombre fuerte en Roma: el Imperator, jefe supremo de los ejércitos
provinciales y gobernante máximo de aquellas provincias.
Se emplea corrientemente el título de Princeps o primer ciudadano, que
corresponde igualmente a ese Imperator.
Por ser de tan grande importancia, el Princeps e Imperator recibe un tercer título,
el de Princeps Senatus o Primer Senador, con el cual tiene autoridad sobre el
Senado mismo y sobre las demás asambleas.
Estos títulos y cargos se dan, junto con las demás magistraturas (Cónsul, Censor,
Pretor, Tribuno) por más de un año a petición del Senado; a veces por cinco años,
a veces por diez y otra en forma vitalicia.
La razón de ser de este estado de cosas ante las cuales el pueblo no solo no
protesta sino que da su aprobación por medio de sus plebiscitos o decisiones de
los Comicios, radica en el cansancio en que este se encontraba al advenimiento
de Octavio; eran varios años de guerras civiles, de proscripciones, de
inestabilidad. Por eso prefirió un gobierno fuerte, que mantuviera la paz en
general, a un gobierno republicano totalmente alternativo que actuara en un
prolongado período de inquietud. La labor de asentamiento de ese régimen
semirepublicano y semimonárquico corresponde además a las tácticas de Octavio,
que supo actuar de manera sagaz para poner a Roma en camino de ese gobierno
personalista. Cuando ya habían transcurrido más de tres siglos del Alto Imperio, la
amenaza de los bárbaros del este y el centro-norte de Europa, obligó a los
príncipes a cambiar de sistema de gobierno e imponer la monarquía abiertamente.
Ese período, del 285 hasta el 395, termina con la división de mundo romano y se
llama Bajo Imperio.
E. PODER PERSONAL DE OCTAVIO: CARGOS Y TÁCTICAS.
Los cuarenta y cuatro años que Octavio dura en el poder y el establecimiento de
un nuevo régimen son obras que se deben a sus tácticas políticas. Una vez
adquirido el prestigio militar necesario para hacerse elogiar por el pueblo (hazaña
de Modena, Filipos, Accio) se dedicó a labrar su permanencia como primer
gobernante de Roma. “Cuando llegó la paz temió las conjuraciones y, fija la vista
en el destino de César, procuró, para evitarlo, no imitar su conducta. Esta es la
clave de toda la vida de Augusto. En el Senado llevaba una coraza bajo la toga;
rehusó el nombre de dictador; y así como César decía insolentemente que sus
palabras eran leyes y que la República no era nada, Augusto no habló más que de
su respeto por la República y de la dignidad del Senado. Intentó, pues, establecer
un gobierno que agradase lo más posible sin perjudicar sus intereses…” (2). A
esto se agrega su tendencia a hacer creer en la vigencia de la alternabilidad de
poderes: aceptaba las magistraturas por tiempo limitado –cinco o diez años– y
cuando se acercaba el fin de su período se aprestaba a renunciarlo diciendo no
soportaba por más tiempo la responsabilidad que se le había confiado, lo cual
critica duramente Montesquieu –citado antes– con estas palabras: “Eran pequeñas
astucias para hacerse dar lo que creía del todo adquirido” (3).
Hay una magistratura que acepta de por vida tan pronto se la ofrecen los Comicios
en honor de sus méritos en los campos de batalla: es el Tribunado. Con ella podía
hablar en nombre del pueblo romano. Basado en el doble poder de Imperio o
gobernante de las provincias y Tribuno o representante del pueblo, actúa los
primeros años. “Para la misma Roma no había cambiado en nada su
funcionamiento en cuanto a la constitución republicana y sin embargo, desde el
punto de vista de los pueblos extranjeros, el Estado Romano se había
transformado en una Monarquía” (4). En realidad los pueblos conquistados eran
súbditos del Imperator Octavio y los romanos tenían en el Tribuno un
representante ante el Senado, como lo establecía la constitución republicana. Es
una posición inteligente, por otra parte: la gran extensión del Imperio necesitaba
un Emperador y la ciudad de Roma debía ser respetada en sus tradiciones
republicanas que venían desde la Revolución del 509 a. C. De ahí el gobierno
mixto: Republica para Roma y Monarquía para las provincias.
_____________
(2) Montesquieu: “Grandeza y decadencia de los Romanos”. Austral, Buenos Aires, 1944 (traducción del
francés de Matilde Huici), pág. 86.
(3) Op. Cit.: pág. 86-87.
(4) André Piganiol: “Historia de Roma”, Presses Universitaires, París, 1954 (traducción del francés de Aureo
Yépez Castillo), pág. 216.
Para mantener la posición en primer plano procuró tener contento al pueblo y
ocupado al ejército; aquel fue halagado de inmediato con la abolición de las
deudas que tenía con el Estado y éste debió luchar constantemente para
mantener u dilatar las provincias fronterizas. Su propósito se logró en tal forma
que Roma lo endiosó: a sus cargos de Imperator, Princeps, Princeps Senatus,
Censor, Tribuno y Pontífice Máximo se agregó el título de Augusto o “sublime”,
dado antes solamente a los dioses.
Augusto, personaje principal del Alto Imperio.
F. LA OBRA POLÍTICO-ADMINISTRATIVA DE AUGUSTO.
a) Administración del Imperio:
Augusto gracias a los poderes extraordinarios concentrados en sus títulos, dio
verdadera unidad al Imperio Romano por un considerable plan de reformas. Estas
se pueden resumir así:
1º Las provincias:
Fueron dividas en: Imperiales o fronterizas, controladas por el Emperador (se las
consideró en estado de guerra y allí permanecía un ejército de ocupación, fueron
gobernadas por legados que debían rendir cuentas al propio emperador y cobrar
los impuestos directamente, sin intervención de los especuladores publicanos) y
Senatoriales, o sea, las provincias consideradas pacificadas; eran mandadas por
procónsules o propretores escogidos por el Senado como lo eran
tradicionalmente.
2º Italia:
Se dividió en prefecturas y municipios. Aquéllas eran sectores mandados por un
prefecto y éstos estaban formados por ciudades con su propio gobierno que
apenas informaban de su organización al de Roma.
3º Ciudad de Roma:
Estuvo en manos de cuatro Prefectos: el de la Ciudad, encargado del aseo, ornato
y servicios públicos; el de la Anona, que controlaba el abastecimiento de víveres;
el de Vigiles, encargado de mantener el orden público; y el del Pretorio, jefe del
ejército urbano llamado Guardia Pretoriana, cuerpo que debía cuidar de la vida del
Príncipe.
El Senado se vio reducido a 600 miembros que debían ser mayores de 33 años.
Sus funciones fueron controladas por un reglamento creado por Augusto y
aprobado por los Senadores.
El príncipe actuaba dentro y fuera de Roma; intervenía en el Senado, en los
comicios y en las provincias. Tenía un consejo asesor llamado Consejo del
Príncipe, en el que eran discutidos los asuntos del imperio.
b) Organización Social:
Los antiguos órdenes sociales senatorial y ecuestre se vieron reglamentados. El
primero, era hereditario y el segundo dependía de los bienes raíces de los
individuos. De estos dos órdenes se escogían los funcionarios gubernamentales.
La familia se vio protegida por leyes: se estableció el tribunal de familia para juzgar
los actos de esa institución; se crearon primas para recompensar a los
matrimonios con muchos hijos; e impuestos y confiscación de herencia para
matrimonios infecundos y personas solteras.
Moneda de Oro en honor de Augusto.
c) La política exterior:
Después de acciones bélicas en los primeros años de su reinado se puede decir
que hubo paz en el Imperio. Este se vio aumentado con las provincias de Armenia
(este de Asia Menor), Capadocia (Asia Menor), Mesina (norte de Macedonia),
Panonia (este de Dalmacia), Retia y Nórico (norte del Véneto), toda la Península
Ibérica y Mauritania (oeste de Numidia).
G. IMPORTANCIA CULTURAL DE LA ÉPOCA DE AUGUSTO.
El período gubernamental de Augusto –enmarcado entre el fin de la era pre-
cristiana y los comienzos de la cristiana– recibe el nombre de Siglo Augusto,
gracias al auge cultural de aquella época.
El propio emperador y su amigo Mecenas, especia de ministro de la cultura, son
los propulsores de las letras y de las artes.
El arte tiene sus manifestaciones principales en los templos, estatuas y
monumentos funerarios. Las estatuas y bajorrelieves siguen a los griegos pero
manifestaron más el retratismo.
Son de aquella época los numerosos templos de Roma, el Ara Pacis (altar en
honor de la paz), el Panteón y las termas de Agripa (miembro del Consejo del
Príncipe), la Casa Cuadrada de Nímes (templo en honor de Augusto y su esposa
Livia llamados los “Dioses de la Juventud”; esta obra se conserva en aquella
ciudad del sur de Francia).
Arco de Tito en Roma El Acueducto romano de Segovia (España)
En las letras son representantes:
Virgilio, autor de la Eneida (poema sobre los orígenes legendarios de Roma) y las
Geórgicas.
Horacio, que escribió Canto Secular, Odas, Sátiras y numerosas epístolas.
Ovidio, autor del Arte de Amar y Metamorfosis.
Lucrecio, seguidor de la filosofía epicureísta, escribió “De la Naturaleza de las
Cosas”.
La Historia estuvo representada por Tito Livio, autor de una voluminosa Historia de
Roma.
H. LOS SUCESORES DE AUGUSTO.
El conjunto de sucesores de Augusto sr agrupa en cinco dinastías (Julio-
Claudianos, Flavios, Antoninos, Severos e Ilirios) y dos períodos de anarquía (el
primero en el año 68 d. C. y el segundo entre el 235 y el 270 d. C.). Es la época en
que Roma declina: emperadores corrompidos o anormales; la Guardia Pretoriana,
de debía defender al emperador, lo depone con frecuencia; las legiones
provinciales hacen otro tanto. La sucesión, que se transforma en problema, es
solucionada únicamente durante la dinastía de los Antoninos, al disponerse que el
ciudadano más capaz fuera escogido por el emperador reinando como su sucesor,
disposición que no fue cumplida por Marco Aurelio. De las obras legislativas, que
son pocas, se destacan la Ley de Lesa Majestad, que penaba con la muerte al que
ofendiese al emperador; la imposición del título oficial de César, la consideración
del Imperio como un todo al permitirse a los provinciales participar en el gobierno y
ser inclusive senadores; el Edicto Perpetuo, que era un guía para la administración
de justicia; el establecimiento de los templos como asilo para los perseguidos por
la justicia; la prohibición de los amos de dar muerte a sus esclavos y, la más
importante, el otorgamiento de la ciudadanía romana a todos los habitantes del
Imperio. Hubo obras materiales construidas en distintas regiones. Al fin del
Principado los bárbaros amenazaban y debió modificarse definitivamente la
estructura de gobierno (5).
Una calle de Pompeya.
_________________
(5) Colocamos, dentro de éste capítulo, un cuadro titulado “Los sucesores de Augusto en el Principado”, que
resume todas las características de las diversas dinastías.
8. EL BAJO IMPERIO O DOMINADO (285 al 395 d. C.)
A. CARACTERÍSTICAS.
En el siglo IV termina la historia de la Roma Antigua. Entre el 285 y 395 d. C. se
vive su último capítulo, el Bajo Imperio o Dominado, cuyos hechos y signos
característicos pueden resumirse así:
1º Se implanta definitivamente el absolutismo como sistema de gobierno: el
Senado desaparece como cuerpo deliberante para quedar con solo funciones
administrativas; el Imperator y Príncipe agrega a sus títulos el de Dominus (señor
o amo), lleva corona de rey, tiene una corte cuyos miembros se distribuyen según
su rango; todos los ciudadanos son sus súbditos y se postran ante él. Los últimos
vestigios de la República se iban con el Senado, pues las magistraturas y el resto
de las asambleas habían desaparecido en el reinado de los últimos emperadores
del Alto Imperio.
2º Se amenaza la seguridad del Imperio con las incursiones de los bárbaros,
quienes triunfan al fin. Ante el peligro hay ensayos de distribución de funciones por
sectores (la diarquía y tetrarquía de Diocleciano, que estudiaremos más adelante)
y la división definitiva hecha por Teodosio.
3º Roma pierde el rango de ciudad capital para pasarlo a Nicomedia primero y a
Constantinopla luego. Italia pierde igualmente su posición de centro provincial con
organización especial para convertirse en parte del gran todo que era el Imperio.
4º La propagación del Cristianismo y su triunfo constituyen un problema de
especial interés. Diocleciano persigue a los cristianos, como varios de sus
predecesores; Constantino los tolera y Teodosio coloca a la nueva doctrina como
la única aceptada en el Imperio.
B. PRINCIPALES REPRESENTANTES
a) DIOCLECIANO (285 a 305 d. C.)
Diocleciano, perteneciente también a los emperadores Ilirios, inicia las grandes
transformaciones del imperio que van a ser continuadas por Constantino.
Toma como residencia a Nicomedia, ciudad del Asia Menor, empezando así a
descartar a Roma como ciudad principal de la cuenca mediterránea. Procura
formar la efectiva unidad del imperio colocando el latín como idioma obligatorio en
todos los asuntos administrativos; los documentos de todas las provincias debían
ser redactados en dicho idioma.
Persuadido de que tanto las amenazas de invasión bárbara como la falta de un
régimen sucesoral fijo son peligros conjuntos para la existencia del imperio,
Diocleciano hace los primeros intentos de división:
1º Crea la Diarquía: el gobierno se pone en manos de dos emperadores con el
título de Augustos; ellos eran: Diocleciano en Oriente, con residencia en
Nicomedia, y Maximiano en Occidente con residencia en Milán. (Galia Cisalpina).
El ensayo le dio buenos resultados. Tanto él como su colega tuvieron éxitos al
detener a los invasores.
Diocleciano.
2º Crea la Tetrarquía: ante los triunfos obtenidos, Diocleciano estableció una
nueva organización con la misma idea pero con miras a tener seguros tanto las
fronteras como los sucesores. Esta innovación, llamada Tetrarquía o gobierno de
cuatro personas, puso el poder en manos de dos emperadores principales
llamados Augustos y dos subalternos llamados Césares. Al morir o renunciar un
Augusto le sucedía el César respectivo, con lo cual se evitaba el problema del
capricho del gobernante saliente o una posible guerra civil para proveer a Roma
de Emperador. Hubo igualmente cuatro sectores con sus respectivas capitales:
Oriente (Asia Menor, Siria y Egipto), capital Nicomedia, controlada por Diocleciano
como Augusto.
Italia (Italia propiamente dicha y el norte de África), capital Milán, con Maximiano
como Augusto.
Iliria (toda la península de los Balcanes), capital Sirmio, en la parte más
septentrional, a orillas de Danubio, gobernada por Galerio como César.
Occidente (Galia Transalpina, España y Britania), capital Tréveris, cerca de las
fronteras entre la Galia Transalpina y Germania, en manos del César Constancio
Cloro.
Mapa del Imperio Romano durante la Tetrarquía.
b) CONSTANTINO (312 a 337 d. C)
1º Fracaso de la Tetrarquía:
Maximiano y Diocleciano abdicaron el 305 d. C. Lo que siguió a esta abdicación
fue la demostración perfecta del fracaso del sistema tetrárquico: la sucesión trató
de respetarse pero Constancio Cloro, que había de subir como Augusto, falleció al
año siguiente. La escogencia de los Césares fue la causa del conflicto debido ala
inconformidad de los hijos de los emperadores abdicantes. Allí se vieron
mezclados Galerio, quien fungía de Emperador, Severo, Maximino, Licinio y
Majencio, que tomaban sectores del imperio y no reconocían la ley de sucesión.
De ello resultó una guerra civil de la cual salió triunfante Constantino hijo de
Constancio Cloro, que derrotó sucesivamente a todos los contrarios.
Emperador Constantino.
2º Actitud frente al Cristianismo:
Constantino resuelve como primer problema el religioso, conflicto interno que
habían tenido sus predecesores debido a la propagación del Cristianismo.
Aquellos habían desencadenado grandes persecuciones contra los cristianos.
Constantino optó por declarar la libertad de cultos mediante el Edicto de Milán en
el año 313 d. C. Así llegaban los cristianos a tener derecho de actuar en el imperio
por primera vez en casi tres siglos.
En el transcurso de su reinado hubo discrepancias entre los creyentes con
respecto al contenido mismo de la doctrina cristiana y a la divinidad de Cristo.
Entre los que crearon mayores problemas estuvo Arrio, presbítero de Alejandría
que habló sobre la diferencia entre Cristo y Dios Padre, considerando inferior al
creador del Cristianismo. Esta interpretación, que se llamó Arrianismo, dio base a
Constantino para una nueva intervención en los asuntos religiosos: convocó la
primera reunión universal o ecuménica de teólogos, el Concilio de Nicea (ciudad
de Asia Menor, cercana a Nicomedia) en el 325 d. C. Este concilio condenó el
Arrianismo y puso en vigencia la actual concepción divina en la profesión de fe
que se llama Credo de Nicea: El Creador o Dios Padre, el Redentor o Dios Hijo y
el Santificador o Espíritu Santo son un solo Dios y tres personas con misiones
diferentes: Cristo no es hecho sino “consubstancial al Padre”. El problema de Arrio
consistía en que Jesucristo era menos Dios que el Creador por ser “hecho” por
Este.
Concilio de Nicea.
3º Reorganización del Imperio:
Constantino cambió definitivamente la capital imperial para el Oriente,
construyendo para ello, en el sitio de la antigua colonia griega de Bizancio, en
paso del Bósforo, la ciudad de Constantinopla, en honor de su propio nombre (fue
inaugurada en el 330 d. C.) Organizó el poder así:
A la cabeza del Imperio: el Emperador, asesorado por un Consistorio Sagrado y
rodeado de la Corte de nobles que ejercían las altas funciones. Los poderes del
Emperador eran absolutos.
El Imperio se divide en prefecturas (Oriente, Galia e Italia) al mando de Prefectos
civiles.
Las prefecturas se dividen en diócesis, en cada una de las cuales hay un Vicario.
Las diócesis se subdividen en provincias, a cargo de funcionarios llamados
Presidentes.
En esta distribución había algo del ensayo de Diocleciano, más estaba corregido
lo que Constantino consideró un error: la existencia de varias capitales.
9. DIVISIÓN DEL IMPERIO
A. LOS SUCESORES DE CONSTANTINO.
Constantino no nombró sucesor. Dejó su poder en manos de sus hijos (Constancio
II, Constantino II y Constante) que se lo repartieron, quedando como emperador
Constancio II entre el 337 y el 361 d. C.
Constancio II había llamado como colaborador al sobrino de Constantino, Juliano,
quien después se irá en su contra, pero Constancio muere antes de que estalle
una guerra civil.
Juliano gobierna solo dos años, entre el 361 y el 363 d. C. Era cristiano pero
renegó de su religión haciéndose pagano y pretendiendo imponer nuevamente el
paganismo como único credo del Imperio. Se le conoce con el nombre de Juliano
el Apóstata, por su actitud de renegado en materia religiosa.
Joviano (363 d. C.), Valentiniano (364 a 375 d. C.) y Valentiniano II (375 a 379 d.
C.), junto con Teodosio, son emperadores colocados por decisión de los ejércitos.
Emperador Teodosio.
B. TEODOSIO (379 a 395 d. C).
Teodosio, emperador de origen español, pasa a la historia por dos hechos
resaltantes:
1º En el 380 d. C. lanza el siguiente edicto: “Es mi voluntad que todos los pueblos
sometidos a mi cetro abracen la fe que la Iglesia Romana ha recibido de San
Pedro”. Con esto proclamaba que en el Imperio no habría otra religión aceptable
que la de los cristianos y unía el poder político y el religioso en lo que se ha
llamado el “Cesaropapismo”: el jefe absoluto del gobierno lo es también de la
religión.
2º Acosado por las invasiones bárbaras, antes de morir, en el 395 d. C., dividió
definitivamente el Imperio entre sus dos hijos: Arcadio, en el Oriente, con
residencia en Constantinopla, y Honorio en Occidente, con residencia en Roma.
Roma caería en manos de los bárbaros germanos en el 476 d. C. y Constantinopla
en manos de los turcos diez siglos más tarde, en el 1453.
División del Imperio Romano.
C. CAUSAS DE LA DIVISIÓN DEL IMPERIO ROMANO.
La desmembración del Imperio Romano tiene causas complejas, entre las cuales
algunas son comunes a las del Imperio Macedónico. Son ellas:
1º La falta de un régimen sucesoral adecuado que fuera cumplido por todos los
emperadores. Augusto no dejó sobre el punto nada establecido. Los Antoninos
hicieron un ensayo que tuvo éxito pero su penúltimo representante, Marco Aurelio,
no lo cumplió, por lo cual Roma se fue directamente hacia su desaparición como
potencia imperial. Por esta causa cayó el gobierno en manos de muchos
incapaces, que más se preocupaban por las glorias personales que por las del
Imperio.
2º La fuerza del ejército frente a los cambios de emperadores: la Guardia
Pretoriana y las legiones eran, de hecho, parte en las escogencias, por lo cual
tuvo que hacérseles numerosas concesiones a fin de que no se sublevaran contra
los gobernantes. En consecuencia. Hubo la distribución desequilibrada del erario
público: se gastaban grandes sumas en el ejército y en la corte, lo que trajo por
resultado el olvido del pueblo, la carencia de fe de éste en sus gobernantes y, por
ende, su falta de interés en defender fronteras tan extensas en cuya existencia
habían visto muy pocos beneficios.
3º La extensión y heterogeneidad del Imperio: como en el Imperio de Alejandro,
había numerosas lenguas, grupos raciales, creencias, rasgos culturales. Pese a
los esfuerzos de algunos emperadores por hacer un imperio unificado, esto no se
logró. En esta forma, no se defendió una patria común, ni unos gobernantes a los
que todos vieran como los suyos.
II. LOS GRANDES APORTES CULTURALES ROMANOS:
EL IDIOMA Y EL DERECHO.
1. EL IDIOMA:
Para lograr la unidad de lengua en todos sus dominios los romanos extendieron el
latín –aquel dialecto del Lacio– a la totalidad de las provincias. La Iglesia Católica
conserva hoy, como legado de Roma, esa unidad idiomática al tener el latín como
su idioma oficial junto con la propia Roma como sede del Papado.
El estudio del latín, pese a ser hoy una de las lenguas muertas, es indispensable
para el conocimiento de las obras clásicas romanas: La Eneida y las Geórgicas
de Virgilio; las Odas, Sátiras y Epístolas de Horacio; El Arte de Amar de Ovidio; la
Naturaleza de las Cosas de Lucrecio; Las Catilinarias y Filípicas de Cicerón; las
Fábulas de Fedro, como obras literarias; los Comentarios de la Guerra de las
Galias de Julio César, la Historia de Roma de Tito Livio, los Anales de Tácito, la
Conjuración de Catilina y la Guerra de Yugurta de Salustio, los Doce Césares de
Suetonio, las Vidas Paralelas de Plutarco, como fuentes históricas; los Tratados
Morales de Séneca y los Pensamientos de Marco Aurelio, como obras filosóficas.
En la Edad Media se diferenciaron en Europa las lenguas con el surgimiento de
las nacionalidades: cada pueblo tuvo su fisonomía propia y en cada uno se habló
un idioma. De allí resultan las lenguas romances que tienen su base en la latina
que imperaba a la llegada de los bárbaros: el rumano, el italiano, el castellano, el
francés y el portugués, son consecuencia de esas transformaciones, por lo cual es
necesario el estudio de la lengua latina para el conocimiento de los mismos.
El vocabulario científico (en Medicina, en las diferentes ramas de las Ciencias
Biológicas, en Antropología) y el Derecho, se da directamente en latín o tiene
raíces latinas.
2. EL DERECHO
a) Importancia:
La legislación para todo el Imperio resulta el aporte más original, imperecedero y
universal que Roma nos hay alegado; “aunque la población del Imperio Romano
no fue sino de 50 millones, en la actualidad 870 millones de personas viven bajo
sistema que pueden ser atribuidos al derecho romano” (6)
El por qué de esa universalidad, de esa adaptación al mundo que caracteriza a la
obra legislativa romana, radica concretamente en los siguientes puntos:
1º La legislación romana fue siempre flexible y dinámica, en constante desarrollo y
nunca impositiva.
2º Fue obra de muchos individuos y pueblos: unos en forma activa y otros en
actitud pasiva contribuyeron a la unidad del derecho. Los pretores, legados,
procónsules, propretores, el Senado, los Comicios, el Emperador, asesorado por
el Consejo del Príncipe o por el Consistorio Sagrado, finalmente, tuvieron cuidado
en adaptar las leyes a las costumbres del pueblo y hacer modificaciones cuando
era necesario. A ellos como gobernantes se agregan los jurisconsultos
(ciudadanos estudiosos de las leyes a los que se consultaba su opinión sobre las
mismas) y los seguidores de la filosofía epicureísta, que pedían se adaptaran las
leyes a la Ley Natural. De todo ello resulta una legislación para los pueblos, no
para un pueblo en particular.
____________________
(6) Lord Bryce, citado por R.H. BARROW: “Los Romanos”, Fondo de la Cultura Económica (México
1950) pág. 188.
b) Fuentes:
1º Las costumbres, que sirvieron para hacer la primera legislación escrita: las
Doce Tablas.
2º Los plebiscitos de los comicios tribados.
3º Los senados consultos o decisiones senatoriales.
4º Los edictos o programas de gobierno de los pretores, procónsules, propretores
y legados.
5º La legislación de los pretores urbanos para los ciudadanos romanos y de los
pretores peregrinos para los extranjeros.
6º Las constituciones de los emperadores: edictos imperiales, decretos sobre
casos jurídicos especiales, respuestas a problemas sobre interpretación de la ley.
7º Opiniones de los jurisconsultos y filósofos.
c) El Código de Justiniano:
El emperador Justiniano, del Imperio Bizantino o Romano de Oriente, mandó en el
siglo VI. Prometió que haría inolvidable a Roma por su legislación, así como ya lo
era por la creación del gran Imperio en el Mediterráneo. Emprendió –para cumplir
su promesa– la codificación del derecho romano podándolo de superfluo y
aumentándolo con nuevas leyes, con un estudio de los jurisconsultos de los siglos
II y III y con un compendio para el sencillo estudio de la materia en las
universidades. En el 535 d. C. se publicó la notable recopilación conocida con el
nombre de Código de Justiniano. Consta, según las materias ya especificadas, de
cuatro volúmenes:
Código: derecho romano basado en los plebiscitos, senado consultos, edictos,
derecho civil y derecho de gentes de los pretores urbanos y peregrinos,
respectivamente, y constituciones de los emperadores.
Institutas (o Instituciones): manual para su estudio en las universidades.
Digesto: estudio de los jurisconsultos.
Novelas: nuevas leyes de la época de Justiniano.
LECTURA ILUSTRATIVA.
BRUTO Y COLATINO CÓNSULES, EN SUSTITUCIÓN DEL REY.
El pueblo aborrecía ya y sufría con repugnancia a Tarquino el Soberbio, que ni entró a reinar con
derecho sino ilegitima e infaustamente, ni se portaba conforme a su dignidad, sino con injusticia y
tiranía y para desobedecerle tomó ocasión del suceso de Lucrecia, que habiendo sido violada, se
quitó la vida. Entonces, siendo Lucio Junio Bruto el que principalmente dirigió este cambio de
gobierno, el primero a quien acudió fue a Valerio, y hallándole muy pronto a ayudarle, expulsaron
a los reyes. Y mientras se creyó que el pueblo nombraría en lugar del rey un solo caudillo,
permaneció Valerio tranquilo, considerando que era normal que la autoridad recayese en Bruto,
quien había establecido la libertad. Llevándose luego a mal el título de rey, y formándose la
opinión de que el pueblo soportaría con menos disgusto una autoridad dividida, como Valerio se
inclinase a que los jefes fuesen dos, y lo expresase, así concibió la esperanza de que sería
elegido y llamado juntamente con Bruto. Pero se equivocó, porque, contra la voluntad de Bruto,
fue elegido Tarquino Colatino, marido de Lucrecia.
De PLUTARCO: “Vidas Paralelas”. Publícola
(Publícola es el nombre que da la tradición romana
A Publio Valerio).
EL PATERFAMILIAS. LA REVOLUCIÓN DEL 509 a. C.
(…) Dentro de la comunidad romana, el absolutismo del rey tenía como paralelo, aunque no como
límite, el absolutismo del padre de familia, el paterfamilias, que ejercía un poder indiscutido sobre
su mujer, sus hijos y su casa. En la comunidad romana habían brotado familias aristocráticas a las
que se les reconocía una superioridad en el poder o prestigio o nacimiento sobre las demás
familias aristocráticas, podían ser convocados por rey para prestarle el beneficio de su sabio
consejo, pero el rey no estaba obligado a dejarse guiar por ellos, no limitaban su poder. En sus
casas ellos mismos eran autoritarios y no se mostraban reacios a aceptar como natural la posición
autoritaria del rey. Estos consejeros eran los miembros más viejos de sus respectivas familias y,
en consecuencia, esta asamblea de ancianos llevó el nombre de Senado.
(…) Roma había gozado o padecido una corta serie de reyes extranjeros etruscos, cuyo imperium
fue quizá más absoluto, si no más extenso, que el de sus predecesores. Aportaron a Roma algo
de la civilización que los etruscos habían tomado o imitado de los artistas griegos o habían
iniciado por si mismos. Cuando el siglo VI a. C. llegaba a su final, Roma comenzaba a asemejarse
a cualquier otro centro de poder etrusco y comenzó, claro está, a meterse en las tierras de sus
vecinos latinos. Pero esto no debía continuar. Los etruscos seguían siendo tan extraños como
escasos en número; su dinastía rompió con la aristocracia romana. Un alzamiento los arrojó de
Roma y aunque hubo un breve revivir del poder etrusco, Roma se convirtió de nuevo en Estado
plenamente Romano no mucho después del comienzo del siglo V a. C.
De F.E. ADCOCK: “Las Ideas y la Práctica Política en Roma”
Instituto de Estudios Políticos,
Universidad Central de Venezuela (Caracas, 1960)
LAMENTABLE POSICIÓN DE LA PLEBE ANTES DE LAS LUCHAS POR LA IGUALDAD.
Una frase caracteriza a estos plebeyos: no tienen culto. Al menos, los patricios los acusan de no
tenerlo. “Carecen de antepasados”, lo cual quiere decir en el pensamiento de sus adversarios, que
no tienen antepasados reconocidos y legalmente admitidos. “No tienen padres”, esto es, que
remontarían en vano la serie de sus ascendientes sin encontrar jamás un jefe de familia religiosa,
un pater. “No tienen familia, gentem non habent”, es decir, que solo tienen la familia natural; en
cuanto a la que forma y constituye la religión, la verdadera gens, no la tienen.
El matrimonio sagrado no existe para ellos; no conocen los ritos. No teniendo hogar, la unión que
el hogar establece les está prohibida. Por eso el patricio, que solo conoce la unión regular que une
el esposo a la esposa en presencia de la divinidad doméstica, puede decir que los plebeyos viven
en concubinato.
No hay familia para ellos; como tampoco autoridad paterna. Pueden tener sobre sus hijos el poder
que presta la fuerza o el sentimiento natural; pero les falta la autoridad santa de que la religión
inviste al padre.
Tampoco existe para ellos el derecho de propiedad; pues toda propiedad debe estar establecida y
consagrada por un hogar, por una tumba, por los dioses términos, es decir, por todos los
elementos del culto doméstico. Si el plebeyo posee una tierra, ésta no reviste carácter sagrado; es
profana y no conoce los límites.
Para los plebeyos no hay derechos políticos. No son, desde luego, ciudadanos y ninguno puede
ser magistrado. Durante dos siglos no hay en Roma otras asambleas que las de la curias; en los
tres primeros siglos de Roma las curias solo comprenden a los patricios y sus clientes. La Plebe ni
siquiera entra en la composición del ejército, mientras que éste se distribuye por curias
Pero lo que más manifiestamente separa al plebeyo del patricio es que el primero no tiene la
religión de la ciudad. Imposible es que pueda revestírsele de un sacerdocio. Hasta puede creerse
que en los primeros siglos se le privó de la oración y era prohibido revelarle ritos. Como en la
India, donde “el sudra debe siempre ignorar las fórmulas sagradas”. Es extranjero, y por
consecuencia, su presencia basta para mancillar el sacrificio, los dioses le rechazan entre dos
hombres. La Plebe es una población despreciada y abyecta, fuera de la religión, fuera de la ley,
fuera de la sociedad, fuera de la familia. El patricio solo puede comparar esta existencia con la de
la bestia. El contacto del plebeyo es impuro. Los decenviros, en sus diez primeras tablas, habían
olvidado prohibir el casamiento entre los dos órdenes, y es que esos primeros decenviros eran
todos patricios y no podía ocurrírsele a ninguno que tal casamiento fuera posible.
Extracto de FUSTEL DE COULANGES: “La Ciudad Antigua”
Ed. Iberia (Barcelona 1952).
FRAGMENTO DE UN DISCURSO DE TIBERIO GRACO.
“Las fieras que andan por los bosques de Italia tienen cada una sus guaridas y sus cuevas; los
que pelean y mueren por Italia solo participan del aire y de la luz, y de ninguna otra cosa más, sino
que, sin techo y sin casa, andan errantes con sus hijos y sus mujeres; no dicen verdad sus
caudillos cuando en las batallas exhortan a los soldados a combatir contra los enemigos por sus
aras y sus sepulcros, porque de un gran número de romanos ninguno tiene altar, patria, ni
sepulcro de sus mayores; sino que por el regalo y la riqueza ajena pelean y mueren, y cuando se
dice que son señores de toda la tierra, ni siquiera un terrón tienen propio”.
De PLUTARCO: “Vidas Paralelas” – Tiberio Graco, IX.
MUERTE DE JULIO CÉSAR
Al entrar César, el Senado se levantó, haciéndole acatamiento; pero de los socios de Bruto, unos
se habían colocado detrás de la silla y otros le habían salido al encuentro como para tomar parte
con Tulio Cimbro en la súplicas que le hacía por su hermano que estaba desterrado, y,
efectivamente, le rogaban también, acompañándole hasta la silla misma. Sentado que se hubo, se
negó ya a escuchar ruegos y como instasen con más vehemencia se les mostró indignado, y
entonces Tulio, cogiéndole la toga con ambas manos la retiró del cuello, que era la señal de
acometerle. Casca fue el primero que le hirió con un puñal junto al cuello; pero la herida que le
hizo no fue mortal ni profunda, turbado como era natural, en el principio de un empeño como era
aquel; de manera que, volviéndose César, le cogió y detuvo el puñal, y aun mismo tiempo
exclamaron ambos: el ofendido, en latín: “Malvado Casca, ¿Qué Haces?”, y el ofensor, en griego,
a su hermano: “¡Hermano, auxilio!” Como éste fuese el principio, a los que ningún antecedente
tenía les causó gran sorpresa y pasmo lo que estaba pasando, sin atreverse ni a huir ni a
defenderlo, ni siquiera a articular palabra. Los que se hallaban aparejados para aquella muerte,
todos tenían las espadas desnudas, y hallándose César rodeado de ellos, ofendido por todos y
llamada su atención a todas partes, porque por todas sólo solo se le ofrecía hierro ante el rostro y
los ojos, no sabía a donde dirigirlos, como fiera en manos de muchos cazadores, porque entraba
en el convenio que todos habían de participar y como gustar de aquella muerte, por lo que Bruto
también le causó también un a herida en la ingle. Algunos dicen que antes había luchado,
agitándose aquí y allá, y gritando; pero que al ver a Bruto con la espada desenvainada, se hecho
la ropa a la cabeza y prestó a los golpes, viniendo a caer, fuese por casualidad o porque lo
impeliesen los conjurados, junto a la base sobre la que descansaba la estatua de Pompeyo, que
toda quedó manchada de sangre; de manera que parecía haber presidido el mismo Pompeyo el
suplicio de su enemigo, que, tendido, expiraba a sus pies, traspasado de heridas pues se dice que
recibió veintitrés; muchos de los autores se hirieron también unos a otros, mientras dirigían a un
solo cuerpo tantos golpes.
De PLUTARCO: “Vidas Paralelas” –César, LVIII.
EL UNIVERSALISMO ROMANO.
La abolición de las diferentes nacionalidades significó la aparición de lo que casi podemos llamar
nacionalidad mediterránea. Podemos fijar la aparición de esta nueva nacionalidad en el reinado de Adriano.
Este fue el primer emperador que disminuyó los privilegios peculiares de Italia; visitó y embelleció con
edificaciones casi todas las provincias del Imperio; mostró, asimismo, su espíritu cosmopolita, reclutando
cuerpos especiales de tropas orientales y dando a los griegos el mando de una provincia fronteriza y, de
manera semejante a los que había hecho, en escala todavía mayor, su antecesor Trajano (especialmente en
Dacia), repartió el Imperio en colonias romanas. Medio siglo después de la muerte de Adriano, el emperador
Septimio Severo, africano por su nacimiento, desprovisto del ideal del Adriano respecto a la nueva
nacionalidad, pero que no podía sufrir con paciencia ninguna anomalía que pusiera obstáculo a la eficiencia
militar o al funcionamiento administrativo, abolió los privilegios militares de Italia y concedió la ciudadanía a
muchas ciudades provinciales, especialmente a su provincia nativa. La culminación de la política de Adriano
y Severo y, al mismo tiempo, el resultado de una tendencia implícita en el verdadero concepto del Imperio,
fue la promulgación por Caracalla, en el año 212 después de Cristo de la Constitución Antonina, en virtud de
la cual todos los miembros nacidos libres, de las comunidades del Imperio recibían la ciudadanía romana.
Con un emperador y una obediencia –prestada por todos de igual manera–, la ciudadanía común era una
consecuencia natural.
El edicto de Caracalla no significó solamente la fusión de todas las nacionalidades en una nacionalidad:
significó así mismo, la fusión de todas las diferencias legales en una igualdad común.
EL LATÍN COMO LEGADO ROMANO.
Mientras que en otros aspectos el legado de Roma al mundo moderno no se presenta de un modo evidente,
sino a los investigadores especializados y a quienes han aprendido de ellos, en el dominio del idioma, la
grandeza, aunque no toda la extensión, de esta herencia, aparece de un modo palmario ante toda persona
de educación corriente. No se necesita ninguna cultura excepcional, y basta muy poca reflexión, para darse
cuenta de que si la naciente comunidad de Roma hubiese sucumbido en la lucha con el poder etrusco,
lenguas que conocemos con los nombres de italiana, española, portuguesa, provenzal y francesa (para no
mencionar otras de menor importancia) no hubieran existido, ni ningún idioma parecido a ellas. Todos
sabemos que la pequeña Ciudad-Estado, por conquistas progresivas, se hizo dueña del mundo, y que en la
mayor parte de la Europa Occidental los pueblos sometidos aprendieron a hablar el idioma de sus
conquistadores y olvidaron sus lenguas nativas; de suerte que, en la actualidad, lo que fue primeramente el
dialecto local de un pequeño distrito del Lacio (diversamente cambiado, en efecto, en el transcurso del
tiempo, pero conservando su identidad esencial) es hablado como lengua materna por la mitad de las
naciones de mundo civilizado. Y aunque los pueblos germánicos y los celtas de las Islas Británicas
conservan aun su lengua nativa, sus idiomas presentan huellas indelebles de la influencia ejercida sobre
ellos por el latín en la época de la supremacía de Roma. Aunque esto fuera todo, la magnitud de la herencia
lingüística recibida de Roma por el mundo moderno podría suscitar perfectamente nuestra admiración. Pero
hay que decir algo más. El latín no se convirtió en “lengua muerta” cuando dejó de ser el instrumento del
habla cotidiana. A lo largo de la Edad Media, y mucho después, el latín fue (no solo en los países neolatínos,
sino también en Inglaterra Alemania y los Países Bajos, Escandinavia, Bohemia, Polonia y Hungría) el
vehículo autorizado para las obras de teología, filosofía, derecho, medicina, ciencias naturales y (en muchos
países) también para la Historia: además, sigue empleándose para ciertos fines científicos incluso en la
actualidad. Finalmente todos los idiomas de la Europa Occidental han aumentado sus recursos expresivos en
todas las épocas de su historia con la adopción de palabras de origen latino, y no parece verosímil que este
proceso haya llegado a su fin en ninguna parte.
De “El Legado de Roma”, publicación de la
Universidad de Oxford, Inglaterra, Ediciones Pegaso
(Madrid, 1947).
CUESTIONARIO-GUIA
RECOMENDACIÓN:
De una lectura general al tema. Preste atención a los objetivos específicos.
Luego responda el cuestionario en su cuaderno.
1. Haga un croquis de Italia y ubique en él: el Lacio y la ciudad de Roma.
2. Lea las características generales de la geografía de Italia y diga por qué
Roma llegó a ser capital del mundo mediterráneo.
3. Resuma el proceso seguido por Roma en su surgimiento como ciudad-
estado.
4. Nombre los períodos y subperíodos en que se divide la historia de Roma.
5. Lea la información correspondiente sobre la República y diga por qué se
divide ese período en Nobiliario, Plutocrático e Imperialista.
6. ¿Por qué es importante la Revolución del 509 a. C. en el proceso histórico
de Roma?
7. Sintetice las causas de las Luchas patricio-plebeyas por la igualdad.
8. Resuma el resultado de las Luchas patricio-plebeyas.
9. Lea la información sobre los hermanos Graco y diga por qué fracasaron
en su intento de reforma.
10. Explique el caudillismo como hecho histórico dentro del período
republicano de Roma.
11. ¿Por qué fracasó la República romana?
12. Haga una lista de las diferentes magistraturas y asambleas de la
republica romana y establezca una comparación con nuestro sistema de
gobierno.
13. Lea la información sobre el derecho como legado romano y diga por qué
se ha adaptado el mismo a distintas legislaciones del mundo.
14. Lea el contenido del capítulo sobre el latín y exponga en qué consiste la
importancia de dicha lengua.
Bibliografía: A. YEPEZ CASTILLO: “Historia Universal, Educación Básica 8°”, Edit. Larence (Venezuela, 1993) _______________________ NOTA: Copia para uso privado transcrita directamente del libro.
