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“En tu nombre echaremos las redes”

Camino pastoral de la Iglesia en Córdoba 1999-2015

TEXTOS FUNDAMENTALES

CAMINO PASTORAL DE LA IGLESIA EN CÓRDOBA

ÍNDICE

1. Camino pastoral de la iglesia en Córdoba 1999-2007 5 Presentación Arzobispo Mons. Carlos José Ñáñez5

Nuestro proceso Arquidiocesano en los últimos años 7Líneas de Acción Pastoral 13Criterios Pastorales 31Rasgos del Rostro Ideal de la Iglesia en Córdoba35Diagnóstico Pastoral de la Arquidiócesis 39Itinerario General de Pastoral 51Cuatro Procesos Pastorales fundamentales 59

2. Momento Kerigmático 2007-201263

1º Plan CortoProgramación Pastoral 2007:

“Con Jesús salimos, confiamos, nos valoramos”65

Programación Pastoral 2008: “Con Jesús salimos, Acortamos distancias… nos encontramos”85

Programación Pastoral 2009: “Con Jesús salimos, acortamos distancias, nos descubrimos

hermanos” 95

2º Plan Corto 103“En Jesús somos hijos, nos hacemos hermanos y ciudadanos, nos comprometemos”Programación Pastoral 2010: 107Programación Pastoral 2011: 111Programación Pastoral 2012: 119

3. Un Año para Contemplar - Programación Pastoral 2007: 129

4. Momento Comunitario (2014-2019)137

Presentación Arzobispo Mons. Carlos José Ñáñez 139Síntesis del proceso de evaluación del momento kerigmático 141Itinerario Pastoral en el momento Comunitario 147Objetivo del Momento Comunitario 153Cuatro Procesos Pastorales 154Un momento comunitario con dos planes cortos 158

3º Plan Corto 159Programación Pastoral 2014: “Con Jesús nos MIRAMOS como hermanos”

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Programación Pastoral 2015: “Con Jesús nos CUIDAMOS como hermanos”175

5. Cartas Pastorales 191

CAMINO PASTORAL DE LA IGLESIA EN CÓRDOBA 81

Camino pastoral de la Iglesia en Córdoba 1999-2007

Presentación

Esta publicación ofrece el material que es fruto de lo vivido y trabajado en nuestra Arquidiócesis a lo largo del proceso pastoral iniciado a partir de la preparación del Encuentro Eucarístico Nacional del año 2000 y de las Jornadas Pastorales que lo siguieron.

Dicho proceso quiere responder a la invitación que el Papa Juan Pablo II hiciera a toda la Iglesia al finalizar la celebración del Gran Jubileo, y que posteriormente reafirmara el Papa Benedicto XVI: concretar un renovado anuncio del evangelio a todo el mundo al comienzo del tercer milenio del cristianismo, y hacerlo organizadamente en el ámbito de las Iglesias locales (cf. NMI, 29).

La oportunidad de contar en una sola publicación con todo el material elaborado es sin duda una ayuda para conocerlo mejor, para profundizarlo convenientemente y para impregnarse del espíritu que debe animar al proceso y al plan pastoral que lo va concretando.

Agradezco a los representantes de las comunidades, a los integrantes de las comisiones zonales, a los miembros de la vicaría de pastoral y a todos los que con sus aportes y su esforzada tarea han hecho posible la elaboración de este material.

Quiero invitar a la comunidad arquidiocesana de Córdoba -muy especialmente a los agentes pastorales- a acogerlo favorablemente, a interiorizarlo adecuadamente y a permitir que todo eso encienda el corazón de cada uno con el deseo de llevar el Evangelio de Jesús a todos.

Por cierto, ningún proceso y ningún plan expresan todo lo que se puede decir o hacer, pero a través de lo vivido y elaborado en nuestra Arquidiócesis, con humildad y asombro, constatamos que el Señor se ha hecho y se hace presente invitándonos a escucharlo y a salir para sembrar en todas partes su Evangelio. ¡Hagámoslo con decidido fervor y entusiasmo!

Ponemos en manos de María Santísima, “Estrella de la evangelización”, todo el proceso pastoral de nuestra Iglesia local y este material que presentamos con el ferviente anhelo que sirva al objetivo deseado.

+ Carlos José ÑáñezArzobispo de Córdoba

NUESTRO PROCESO ARQUIDIOCESANO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS

1. Una etapa preliminar (1999-2003)

Es casi imposible referir brevemente la riqueza de la vida de nuestra Arquidiócesis en estos últimos años y no es esa la pretensión de este texto; simplemente quiere narrar el marco vital y eclesial de estos documentos que presentamos. Hemos ido poniéndole nombre a lo vivido después de hacerlo, es decir que el proceso vital ha precedido nuestra conciencia explícita y nominación. Queremos mirar y compartir la vida de nuestra Iglesia en Córdoba en estos últimos años. Herederos de una historia larga y riquísima, vivimos a partir del año 1999 la preparación del gran Jubileo y el Encuentro Eucarístico Nacional, la Consulta para iniciar la renovación de las LPNEA y nuestras primeras Jornadas Pastorales (2000, 2001, 2002).

Más que iniciar un camino orgánico lo que queríamos era reencontrarnos, motivarnos, lo cuál confirmó nuestra esperanza y puso también en evidencia nuestras inercias y problemas. En realidad se trató de un ejercicio inicial, muy valioso, de comunión y participación:

- buscando formas para comunicarnos y motivarnos mejor,- generando y consolidando estructuras que expresen y

alimenten la comunión: Consejo Arquidiocesano de Pastoral, Consejo Presbiteral, la Jornada Pastoral, la Vicaría Pastoral, etc.

- los nuevos servicios que este proceso exigiría: Comisión de elaboración, Comisión para la Jornada Pastoral, propuesta de formación básica,

- personas preparadas y disponibles: para la integración de los distintos equipos y comisiones, la puesta en marcha de la Vicaría para la acción pastoral, etc.

- y modos que se correspondieran con el deseo de evangelizar en este espíritu: diálogo pastoral, diversas consultas, encuentros con miembros y asesores de las Comisiones arquidiocesanas, etc.

Podríamos decir que fue una etapa podría de movilización-motivación (dos realidades que, por otro lado, son imprescindibles siempre: estar en camino y una espiritualidad que sustente la marcha)

Frutos visibles de estos primeros años fueron las Líneas de Acción Pastoral y los Criterios Generales (2001-2002). Algunos preguntaban ¿Por qué esto de “Líneas”? ¿Por qué criterios? Líneas y Criterios fueron y son un único fruto de este tramo del camino pastoral: unas trazan la dirección y los otros el modo de vivir y caminar para que esa dirección sea realidad. Hubo una razón concreta para que comenzáramos por aquí. Cuando la CEA decidió renovar


las Líneas para la Nueva Evangelización en Argentina, planteó una consulta con el esquema: desafíos-líneas (o acciones) y, desde el comienzo, en los borradores de “Navega mar adentro” se incluía un capítulo sobre criterios. No quisimos hacer en la Diócesis un camino que luego fuera difícil integrar, ni hacer dos veces la misma cosa.

- Así las Líneas (que suponen una primera identificación del punto de partida y el de llegada) nos permitían explicitar una dirección, algo de enorme importancia para una diócesis con desencuentros, atomizaciones e inercias de todo tipo. Además, las Líneas además, expresan y piden en su contenido una integralidad de la evangelización, se relacionan estrechamente, interactúan, y aseguran que en el proceso y en nuestras iniciativas no falten: lo comunitario, lo personal, lo trascendente y lo histórico-cultural.

- Los Criterios pastorales, en el contexto de las Líneas, expresan la convicción de que los “sueños” se comienzan a construir cuando nuestra manera de actuar los va haciendo realidad. Tantas veces hemos podido constatar que compartimos anhelos que después nuestro modo de actuar desmiente que nos pareció imprescindible explicitar los criterios pastorales generales que se desprenden de esas líneas. Los criterios explicitan un estilo y garantizan que los pasos que demos en la elaboración de un plan estén en coherencia con lo que éste quiere lograr.

2. Elaboración y sistematización del Plan Pastoral (2003-2006)

Aunque no se puede afirmar que toda la Arquidiócesis después de estos primeros pasos haya sido movilizada-motivada, hacia comienzos del 2003 tuvimos la certeza de estar comenzando una etapa nueva. En ningún momento se trató de dejar atrás ni las Líneas ni lo que ellas inspiraron. Habiendo identificado una dirección y un modo de caminar, en un intenso y entusiasmante ejercicio de comunión y participación, vimos la necesidad de explicitar cómo creíamos que estos se concretarían históricamente en los próximos años. Así, el Plan Pastoral del cual comenzamos a hablar (“rostro-ideal”, “análisis-diagnóstico”, “itinerario”) concretaría para una etapa determinada esa dirección y el modo de caminar que, bien lo sabemos, solo se harán realidad plena en la Jerusalén del cielo.

Nos dimos cuenta de que sobre muchas cuestiones teníamos más claridad, que algunas estructuras se estaban afianzando y que el

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entusiasmo era creciente. Ya en la Jornada Pastoral del año 2003, dimos inicio a una etapa de elaboración más sistemática de un Plan global: elaboración del diagnóstico de la situación, ideal o modelo ideal hacia el que nos queríamos encaminar e itinerario que pensamos recorrer. A esto nos había invitado Juan Pablo II en NMI:

Sabiendo que no hay una formula mágica para los grandes desafíos de nuestro tiempo...y que no hay que inventar un nuevo programa, este existe y es el de siempre, recogido por el Evangelio y la Tradición viva. Es necesario formular orientaciones pastorales adecuadas a las condiciones de cada comunidad. Hoy estamos ante el mayor y no menos comprometedor horizonte de la pastoral ordinaria. En las Iglesias locales es donde se pueden establecer aquellas indicaciones programáticas concretas: objetivos y métodos de trabajo, de formación y valorización de los agentes y la búsqueda de los medios necesarios- que permiten que el anuncio llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélico en la sociedad y en la cultura

Por lo tanto, exhorto ardientemente a los pastores de las Iglesias particulares a que, ayudados por la participación de los diversos sectores del pueblo de Dios señalen las etapas del camino futuro, sintonizando las opciones de cada comunidad diocesana con las de las Iglesias colindantes y con las de la Iglesia universal. (NMI 29, cfr. 45)

a. Identificación del “Rostro ideal de nuestra Iglesia local” (2004)

El primer paso que dimos en esta elaboración sistemática del Plan Pastoral fue identificar el Rostro ideal, el rostro futuro de nuestra Iglesia Arquidiocesana. Las siete ideas fuerza en las que se plasmó ese discernimiento son una gracia que se nos ofreció y una llamada que entusiasma y compromete. Preferimos hablar de “rostro” más que de modelo o simplemente ideal, para asumir decididamente las categorías utilizadas por el Papa Juan Pablo en “Novo Millennio Ineunte” y por nuestro episcopado en “Navega Mar adentro”. Durante ese año el lema pastoral nos invitó a suplicar al Señor “Muéstranos el rostro de tu Pueblo”.

Muchas conversaciones que tuvimos mostraron que era necesario justificar por qué comenzábamos por la sistematización del “Rostro ideal”. Entre otras razones, por una que podríamos llamar “pedagógica”. Desde hacía tiempo se venían expresando en la Arquidiócesis anhelos e iniciativas que “adelantan” la Iglesia que queremos ser. Nos pareció que la consolidación, profundización e identificación más clara de este “rostro” ideal nos permitiría mirar la realidad con otros ojos y llevar adelante el proceso de análisis de la realidad y el Diagnóstico pastoral con más


profundidad. Además, vimos que para poder analizar y diagnosticar sobre el estado de salud de un cuerpo, previamente hay que identificar las condiciones de un cuerpo sano. Hay otras analogías que también podíamos tener en cuenta. En el proceso de acompañamiento de adolescentes y jóvenes muchas veces es conveniente comenzar por la identificación del ideal posible y desde allí abordar la realidad, ya que de otro modo se corre el riesgo de naufragar en una realidad, que puede ser, en una primera mirada, pobre o negativa. En cualquier caso estaba claro que la identificación del “modelo ideal” y el diagnóstico se requerían mutuamente.

También vimos la necesidad de explicitar qué entendíamos por “rostro ideal” porque algunos expresaron su preocupación frente a esta expresión como si dejáramos de mirar la realidad y atender a sus demandas. No se trataba de dejar de mirar la realidad sino de situarse en ella de una manera determinada, como actores de una historia nueva, servidores que quieren construir algo distinto. Esto que anhelamos, elegimos y podemos construir, porque en es una gracia que se nos ofrece, es el “modelo ideal”.

Evidentemente hay otros modos de situarse ante y en la realidad: uno que parece muy generoso y comprometido es responder a las urgencias emergentes de modo inmediato. Pero hay en ésto algunos puntos débiles; si cada uno se lanza de esta manera, los individualismos y personalismos se acentúan, lo inmediatamente urgente sin discernimiento no siempre es lo verdadera y profundamente urgente y así, esa generosidad puede hacer que terminemos cautivos de las emergencias inmediatas y prisioneros de los que fácilmente las manipulan.

Otra dificultad que necesitó clarificación es que hablábamos de modelo o rostro ideal “de iglesia” y esto parecía circunscribir nuestra preocupación muy “ad intra”. Sin embargo a esta expresión podemos entenderla bien: se trata de un modelo de situación en el que vemos a la Iglesia de hoy situada históricamente y a la porvenir también, pero de otro modo. Por tanto, no es ilegítimo hablar de modelo ideal de Iglesia porque eso es lo que está en nuestras manos construir. Pretender determinar nosotros como será la sociedad del mañana o creer que seremos sus únicos constructores es una actitud de suficiencia (de cristiandad en definitiva) aunque a veces se presente como expresión de progresismo. Nuestra Línea pastoral sobre la evangelización dice expresamente “contribuir” a la transformación de la sociedad. Aunque también, diseñar un modelo de iglesia que no esté referido al mundo concreto, interactuando con él y a su servicio, puede alejarnos de los grandes desafíos de la Nueva Evangelización. La explicitación de un modelo y un itinerario, si se hacen sin desentenderse de la realidad, evita

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que la acción pastoral termine cautiva de las emergencias inmediatas (en un mecanicismo de acción y reacción que provoca desgastes enormes).

b. Elaboración del Diagnóstico Pastoral (año 2005)

Identificado el rostro ideal y asumido el compromiso de hacerlo realidad en fidelidad a la Gracia, nos abocamos en el año 2005 a mirar dónde estamos, cuál es nuestra realidad actual y nuestro punto de partida. Fue un ejercicio de reflexión y discernimiento muy intenso que finalmente nos permitió, en la segunda sesión de la Jornada Pastoral, encontrarnos con el Diagnóstico Pastoral de la Arquidiócesis.

El lema propuesto expresaba: “Señor, abre nuestros ojos, queremos ver con el corazón y al corazón de tu Pueblo”, e inspirados en él fuimos dando pasos para discernir en la complejidad de estos tiempos los signos del Reino presente.

Durante la Cuaresma trabajamos comunitariamente el documento llamado “Insatisfacciones-Problemas fundamentales”. En él se recogían, desde el Xº Sínodo Arquidiocesano (1986) en adelante, los anhelos, reclamos y búsquedas expresadas por nuestra Iglesia local en tantas ocasiones.

Después de Pascua trabajamos dos guías para el Análisis de la realidad. El esfuerzo intenso de muchas comunidades, la tabulación y el informe por Zonas Pastorales nos permitió preparar así (para la primera Sesión de la Jornada Pastoral que a partir de ese año se realizó en las 18 zonas de la Arquidiócesis) el Documento “Ver, comprender y abrazar la realidad” que presentaba en una gran síntesis los aspectos más desafiantes de la realidad analizada. En ese documento se incluyeron también los aportes de una consulta realizada según el método estadístico sobre “La imagen de la Iglesia en Córdoba”.

Llegados a este punto el Arzobispo, contando con diversas colaboraciones y aportando el discernimiento que le es propio como Pastor, identificó los siete “Núcleos Diagnósticos” que articulan nuestro Diagnóstico Pastoral. En este ejercicio de discernimiento nos guió la convicción de que debíamos mirar profundamente intentando llegar a los problemas fundamentales, a las raíces para evitar una lista interminable de desafíos que, a la larga, resulta abrumadora. Y nos sostuvo también la convicción de que una mirada creyente, además de ser profunda, debía ser integral percibiendo la “dinámica pascual” de la realidad, los signos de muerte pero también los signos de vida y esperanza. La segunda sesión


de la Jornada Pastoral nos confirmó en la gozosa certeza de que el esfuerzo había valido la pena y permitió un último enriquecimiento del texto. La Cuaresma de 2006 y las distintas novenas patronales de nuestras comunidades fueron el tiempo apropiado para orar e interiorizar el Diagnóstico Pastoral.

c. El Itinerario Pastoral (año 2006).

Identificada la meta y el punto de partida, durante el año 2006 nos abocamos diocesanamente a discernir el camino que el Señor nos invita a recorrer. El lema pastoral nos propuso suplicar confiados “Muéstranos, Señor, tus caminos”. En el mes de Abril tuvimos una primera presentación del itinerario pastoral y sus distintos momentos y luego nos dejamos iluminar por textos bíblicos que explicitan algunos elementos destacables del momento kerygmático. A partir de entonces, cada comunidad trabajó analíticamente sobre una idea fuerza del Rostro ideal relacionándola con el Diagnóstico pastoral, a fin de identificar iniciativas, acciones, valores, etc. que deben estar presentes en el camino futuro de nuestra Arquidiócesis.

Con los aportes de las comunidades y la tabulación e informe de cada zona pastoral preparamos el texto “Muéstranos Señor tus caminos...Discernir los Caminos, recorrer tus huellas, encontrar a los hermanos”. Este texto fue presentado en la primera Sesión de la jornada pastoral que nuevamente se realizó en las 18 zonas pastorales. En esa oportunidad se propuso también un taller de planificación como ejercicio para ofrecer a los agentes pastorales algunos elementos necesarios para el futuro.

Los aportes realizados fueron nuevamente objeto del discernimiento del Arzobispo con la colaboración de la Vicaría Pastoral y otras instancias. Finalmente llegamos a la Segunda sesión de la Jornada Pastoral habiendo identificado los Cuatro procesos fundamentales que pensamos llevar adelante en nuestro itinerario pastoral y la primera formulación de los elementos más importantes de cada uno de los momentos del itinerario pastoral: kerygmático, comunitario, misional. Este encuentro permitió también presentar los objetivos del primer plan corto 2007-2009, y la programación pastoral para el año 2007.

Hoy podemos decir que estos han sido años de gracia y de un aprendizaje comunitario intenso. Con gozo y gratitud por el don recibido y con la humilde certeza de que deberemos seguir aprendiendo en el

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camino suplicamos al Señor que El que comenzó esta obra la lleve a su plenitud.


LINEAS DE ACCIÓN PASTORALArquidiócesis de Córdoba

INTRODUCCIÓN GENERAL - FUNDAMENTACIÓN

En el marco del providencial llamado que el Papa Juan Pablo II nos hizo a una Nueva Evangelización, y que resonó con particular vigor en la preparación y celebración del Gran Jubileo, fuimos convocados por nuestro Arzobispo a la realización de la Jornada Pastoral 2000.

En esta Jornada, prolongando el espíritu del Encuentro Eucarístico, nos comprometimos: "a asumir la comunión como estilo de vida en nuestras comunidades, desde la complementariedad de los carismas y dones, siendo así signos creíbles para nuestra sociedad, y a continuar sosteniendo el espíritu de participación para que todos, como Pueblo de Dios, nos sintamos y seamos protagonistas de la Nueva Evangelización al servicio del Reino (compromisos pastorales 2000.

El Santo Padre Juan Pablo II, en su Carta Apostólica "Novo Millennio Ineunte", nos confirma, nos anima en este propósito y nos señala nuevos desafíos”: Es preciso ahora aprovechar el tesoro de gracia recibida, traduciéndola en fervientes propósitos y en líneas de acción concretas. Es una tarea a la cual deseo invitar a todas las Iglesias locales." …"Es, pues, el momento de que cada Iglesia reflexionando sobre lo que el Espíritu ha dicho al Pueblo de Dios en este especial año de gracia, más aún, en el período más amplio de tiempo que va desde el Concilio Vaticano II al Gran Jubileo, analice su fervor y recupere un nuevo impulso para su compromiso espiritual y pastoral" (NMI 3)

En consonancia con lo anterior, y en el camino que como Iglesia Argentina vamos haciendo en la renovación de las primeras líneas pastorales (LPNE), celebramos la Jornada Pastoral 2001, de la cual surgieron las cuatro Líneas de Acción. Nuestro Arzobispo las propuso formalmente como inspiradoras y orientadoras del futuro trabajo pastoral para nuestra Arquidiócesis, en el encuentro celebrado con los participantes de la Jornada Pastoral 2001 el 24 –11- 01.

Al comenzar este año 2002, en su carta con ocasión de la Cuaresma nos decía “En la jornada pastoral de 2001, luego de un serio trabajo de análisis de los desafíos que la realidad cordobesa nos presenta y de las posibles respuestas a los mismos, se identificaron cuatro líneas de acción. Deseo vivamente que dichas líneas inspiren progresivamente la vida y la misión de nuestra Arquidiócesis, abocada a la irrenunciable y entusiasmante tarea de la nueva evangelización.

Por tanto, a fin de que estas líneas estén presentes cada vez más en la vida de nuestra comunidad e impregnen su accionar, sus programaciones y sus actividades, quiero proponer un objetivo de trabajo para toda la Arquidiócesis. La formulación de dicho objetivo es la siguiente:

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"Que para septiembre del año 2003, todo el pueblo de Dios que peregrina en Córdoba conozca las cuatro líneas de acción propuestas en nuestra Arquidiócesis y los agentes de pastoral las interioricen y asuman".

¿QUÉ ENTENDEMOS POR UNA LÍNEA DE ACCIÓN?

Las Líneas de Acción Pastoral surgen de una mirada sobre la realidad iluminada desde la Palabra, identificando desafíos, retos “frente a los que no podemos permanecer indiferentes” (PDV 10).

Como dicen los Lineamenta para las Nuevas Líneas CEA (293-294): “Una línea de acción es un proceso que permite trasformar la realidad, teniendo en cuenta las causas que la provocan y todos los agentes que intervienen en ella. Una línea de acción pastoral orienta el camino evangelizador en una determinada etapa. Pero no es todavía un objetivo pastoral concreto. Son las Iglesias particulares y comunidades cristianas quienes toman una línea orientadora y la convierten en objetivos pastorales, o sea, en metas concretas, posibles y evaluables. Lo harán a través de muchas actividades evangelizadoras, según las realidades, características, posibilidades y límites de cada comunidad y situación. Una actividad sola, por sí misma, no logra hacer un camino. Sólo puede ir haciéndolo junto con otras muchas actividades que estén ordenadas en la misma dirección, rumbo o línea. Por su propia naturaleza las líneas pastorales son estables y abiertas”.

Es importante señalar que las Líneas de Acción discernidas en la Jornada Pastoral, asumidas y propuestas por el Arzobispo a toda nuestra Iglesia Particular indican para todos un rumbo, una dirección: no cuatro direcciones. Preferimos no hablar de prioridades entre ellas ni establecerlas porque son mutuamente interdependientes y las cuatro juntas expresan el camino que queremos recorrer para ser fieles a la invitación del Señor y responder a lo que la historia nos demanda. Trazan un rumbo para un período prolongado de tiempo y el primer paso que queremos dar está expresado en el objetivo que ustedes conocen... evidentemente este objetivo no agota las líneas y a partir de 2003 tendremos que seguir identificando etapas posteriores de profundización, implementación, actualización, etc..

ADEMÁS DE ESTE CUADERNILLO

con la formulación de las cuatro Líneas de acción

La Diócesis ha preparado una propuesta para un primer encuentro con todos los agentes pastorales de cada Comunidad: que apunta fundamentalmente a disponernos espiritualmente con apertura y a tener un primer contacto con las LAPS

Pedimos a cada comunidad que programe a partir de ese primer encuentro otros que permitan la profundización de las Líneas por parte de todos los


agentes pastorales. Es importante que las fechas de esos encuentros queden establecidas lo antes posible.

Para su realización ustedes cuentan con los cuadernillos de las Líneas, algún subsidio que enviaremos más adelante y la creatividad que será necesaria para responder a la propia realidad y al objetivo planteado.

Comenzamos así un trabajo que se prolongará hasta fines del año próximo y que podremos compartir y profundizar en la celebración de la JORNADA PASTORAL de este año que, como ustedes saben, se realizará los sábados 14 y 28 de Septiembre.

LINEAS DE ACCIÓN PASTORAL

Asumir en nuestra Iglesia arquidiocesana que la santidad es “la dirección en la que debe ir la vida entera de la comunidad eclesial y de las familias cristianas” NMI 31

SENTIDO Y ALCANCE DE LOS TERMINOS

Santidad: nos referimos aquí a un don que recibe la Iglesia entera como Esposa de Cristo y cada bautizado llamado a la “perfección de la caridad”. Ese don plasma a su vez un compromiso que ha de dirigir toda la vida cristiana. LG 40; NMI 30. El sentido y alcance de este término queda expresado en todo el desarrollo de esta Línea de acción.

Esta Línea de acción debe plantearse necesariamente desde el desarrollo y el crecimiento del potencial humanizador y santificador del bautismo. NMI 31 “si el bautismo es una verdadera entrada en la santidad de Dios por medio de la inserción en Cristo y la inhabitación de su Espíritu, sería un contrasentido contentarse con una vida mediocre”. Por eso creemos imprescindible asumir y profundizar la perspectiva de trabajo pastoral que nos plantearon las LPNE 48-50

“Este ideal de perfección no debe ser malentendido como si implicase una especie de vida extraordinaria, practicable solo por algunos gigantes” (...) “Es un alto grado de la vida cristiana ordinaria” NMI 31. Sin duda trabajar y profundizar esta línea de acción en nuestra Arquidiócesis implicará identificar el “rostro” concreto de la santidad como evangelio vivido con pasión según las coordenadas históricas y culturales de hoy.

Dirección para la comunidad eclesial y nuestras familias esta afirmación del Papa Juan Pablo expresa claramente la convicción de que la santidad no es una cuestión puramente individual o reducida a procesos interiores, sino un itinerario de las personas y las comunidades que se manifiesta visiblemente en sus frutos y en la orientación global de sus vidas.

POR QUÉ PROPONEMOS ESTA LÍNEA DE ACCIÓN

1. Situación a la que queremos responder

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En la Jornada de 2000, en la consideración de nuestras fortalezas y debilidades, se señaló la falta de coherencia entre fe y vida como algo que debilita nuestra vitalidad eclesial y la eficacia de la evangelización. También la consulta realizada en el 2001 insistió en esto tanto en la vida de las personas como en la de nuestras comunidades.

El Concilio Vaticano II es, según la expresión del Papa Juan Pablo, “la brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza” (NMI 57). No existe todavía en todos los bautizados la conciencia de la universal vocación a la santidad, una de sus afirmaciones programáticas.

En la Jornada Pastoral 2001 la santidad personal y comunitaria apareció 17 veces en los desafíos identificados en el primer día de trabajo con diversas distintas formulaciones (5.6.10.18-22.24-29. 32.72-73) También en aquella oportunidad cuando propusimos las actitudes que deben inspirar en nuestra Arquidiócesis la nueva Evangelización esto se hizo evidente.1

Al analizar la conversión a la que cada estado de vida está llamado apareció con claridad que la santidad tiene hoy “un nuevo rostro” que tenemos que identificar y sobre todo hacer presente para vivir lo que ya Pablo VI decía: “es necesario que nuestro celo evangelizador brote de una verdadera santidad de vida y que, como nos lo sugiere el Concilio Vaticano II, la predicación, alimentada con la oración y sobre todo con el amor a la Eucaristía, redunde en mayor santidad del predicador” .EN 76

2. ...desde la Palabra y el Magisterio

La Palabra de Dios: referimos aquí los pasajes bíblicos citados por la Constitución Lumen Gentium en los nº 39-40: 1 Tes. 4,3; Ef. 1,4; Mt. 5,48; Mc.12,30; Jn.13,34; 15,12; Ef. 5,3; Col 3,12; Gal 5,22; Rom 6,22; Sant.3,2, Mt 6,12

Todo el capítulo V de la Constitución Conciliar Lumen Gentium puede inspirar nuestra reflexión: “todos en la Iglesia están llamados a la santidad, según aquello del apóstol: ‘porque esta es la voluntad de Dios, la santificación de ustedes ’ ( 1 Tes. 4,3). Esta santidad de la Iglesia se manifiesta incesantemente y se debe manifestar en los frutos de gracia que el Espíritu Santo produce en los fieles”. LG 39 “Todos los fieles de cualquier estado están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, esta santidad promueve aún en la sociedad terrena un nivel de vida más humano”. LG 40

También es importante volver sobre las afirmaciones de Evangelii Nuntiandi especialmente en la séptima parte ( nº 74 - 80) en la que la santidad aparece intrínsecamente ligada a la evangelización y a los evangelizadores.

Y por supuesto las recientes afirmaciones del Papa Juan Pablo II en Novo Millennio Ineunte sobre todo en los nº 30-31 y 32-41. Allí nos ha recordado las afirmaciones del Concilio sobre la vocación universal a la Santidad y ha insistido en que “para esta pedagogía de la santidad es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el

1 Todo este material fue enviado a las comunidades con ocasión de la Jornada Pastoral. Si no lo tuvieran pueden pedirlo en el Arzobispado.


arte de la oración” NMI 32. “En la programación que nos espera, trabajar con mayor confianza en una pastoral que de prioridad a la oración, personal y comunitaria, significa respetar un principio esencial de la visión cristiana de la vida: la primacía de la gracia”. Nº 38 . En su carta la santidad es contemplación del rostro de Cristo (Cap.II) y caminar desde Él (cap. III) para ser testigos del amor en la experiencia de la comunión y en la “práctica de un amor activo y concreto con cada ser humano” (nº49) (cap. IV).

3. Lo que se desea alcanzar

Queremos aprovechar la oportunidad providencial que nos brinda la beatificación de la Madre Tránsito Cabanillas para profundizar el sentido de la santidad en la vida cristiana. Nuestro Arzobispo en su carta pastoral de Cuaresma 2002 no lo ha propuesto“Como discípulos de Jesús no podemos conformarnos de ningún modo con una existencia mediocre, sino que debemos tender decididamente a la plenitud de la vida cristiana, a la santidad. Una santidad que no es sino la respuesta generosa y fiel al doble mandamiento del Señor: amar a Dios con todo el corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Este año Córdoba será testigo de un acontecimiento gratísimo. En efecto, el próximo 14 de abril el Papa Juan Pablo II beatificará en Roma a María del Tránsito Cabanillas, fundadora de las Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas, cuya casa madre está en el barrio San Vicente, en la ciudad de Córdoba”.

Queremos también hacer un aporte “original” a la superación de las dificultades en nuestra Patria y a su reconstrucción moral. La Madre Cabanillas, nació, vivió y murió en Córdoba en el siglo XIX. Las circunstancias de su vida fueron difíciles, en momentos críticos para nuestra Patria, desgarrada por las luchas de la independencia y de la organización nacional. Allí, en medio de esas circunstancias, ella dio su respuesta generosa al Señor y hoy la Iglesia reconoce la santidad y ejemplaridad de su vida.

Queremos hacer realidad en nuestra Arquidiócesis lo que pedía Pablo VI: “ que el mundo actual reciba la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo”. EN 80

VINCULACIÓN ENTRE LAS CUATRO LÍNEAS DE ACCIÓN

Indudablemente el concepto de santidad personal y comunitaria que nos propone NMI nos facilita el camino para comprender la íntima conexión que hay entre esta Línea y las restantes.

La formación integral y permanente será un proceso y un camino de las personas y comunidades en la Arquidiócesis para que el don de la santidad recibido germinalmente en el bautismo no quede inerte o marchito. La diversidad de iniciativas y servicios que podamos ofrecer, la búsqueda y el compromiso irremplazable de cada uno por

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desarrollar y hacer fructificar la vida recibida en un proceso de formación continuo, integral y personalizado será una “verdadera y propia pedagogía de la santidad” NMI 31

La Santidad no es una cuestión puramente individual y NMI con su propuesta de la espiritualidad de comunión (nº 42-48) nos abre los ojos para que no caigamos en espejismos y confusiones. No se puede ser santo si no se vive la Comunión como camino y no se crece en santidad si la comunión concreta con los hermanos no nos alimenta y sostiene.

La tradición cristiana siempre ha considerado que la santidad, la vida nueva del Evangelio tiene una enorme fuerza transformadora, es como la sal y la luz (cfr. Mt.. 5,13-16). La evangelización de la cultura, la trasformación de la Sociedad, junto con innumerables desafíos específicos, nos piden personal y comunitariamente una vitalidad, fortaleza y creatividad que solo santos y comunidades santas pueden ofrecer. La “nueva imaginación “ de la caridad frente a tantos rostros nuevos de la pobreza y la exclusión, solo dejará de ser un sueño en la medida en que tomemos en serio que “todos los cristianos, de cualquier clase o condición, estamos llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección del amor” LG 40. En su carta Pastoral de Cuaresma 2002 nuestro Arzobispo nos plantea: El testimonio de la Madre Tránsito debe servirnos de estímulo a nosotros que también estamos atravesando momentos difíciles y dolorosos en nuestra Patria. Su ejemplo debe alentarnos en el propósito de buscar incansablemente la santidad, convencidos que dicha santidad promueve un modo de vida más humano y más digno en la sociedad. Este debe ser nuestro aporte, podríamos decir "original", para contribuir a la superación de las dificultades de la Argentina y a su reconstrucción moral.

LÍNEAS DE ACCIÓN PASTORAL

Vivir la Comunión y Participación en todos los ámbitos y estructuras de nuestra Iglesia Arquidiocesana, en un proceso progresivo, orgánico y planificado, sustentado y animado por una profunda espiritualidad de comunión.

SENTIDO Y ALCANCE DE LOS TÉRMINOS

Vivir la comunión: como realización histórica del don de la relación de vida y amor del Padre con el Hijo y del Padre y del Hijo con el Espíritu Santo en la Iglesia para manifestarla y comunicarla al mundo.

Y participación: todos somos corresponsables en la Iglesia y así nadie puede suplantar a nadie en sus responsabilidades, es necesario que nos sepamos complementarios y que todos estemos unidos en el servicio del Reino. En la Iglesia todos los miembros son necesarios y todos han de ser activos; son diversos los carismas que el Espíritu derrama y por tanto, diversos son los ministerios, servicios o funciones que los miembros ejercen. Se trata de superar una visión puramente clerical de la Iglesia para centrarse en su sujeto primario: todos los bautizados que forman el pueblo de Dios. La corresponsabilidad no significa transferencia de responsabilidades, sino adecuada


distribución de las mismas en un clima de unidad. Sólo desde la unidad se puede conseguir la corresponsabilidad.

En todos los ámbitos y estructuras de nuestra Iglesia Arquidiocesana: “Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una espiritualidad de comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personas consagradas y los agentes pastorales, donde se construyen las familias y las comunidades”. (NMI 43).

En un proceso progresivo, orgánico y planificado: es pastoral de conjunto, ya que requiere la participación de todos y tiene en cuenta la totalidad de la realidad pastoral. Todos debemos sentirnos solidariamente comprometidos en la tarea de la pastoral de conjunto para que sea progresiva (fases, etapas y ritmos que constituyen un límite respecto a la inmediatez con que querríamos alcanzar la situación definitiva), evitando vivir de una pastoral de sucesos.

Orgánica es la acción de toda la Iglesia que actúa como cuerpo orgánico. La pastoral orgánica no es una mera cuestión estratégica, tampoco es, ante todo, una metodología. La pastoral orgánica responde a una eclesiología y a una espiritualidad de comunión, y es su expresión concreta.

Planificado: teniendo el objetivo a alcanzar, es importante decidir los medios, el tiempo, quiénes serán responsables para que la actividad nos conduzca hacia la meta.

Sustentado y animado por una profunda espiritualidad de comunión: “Espiritualidad de comunión significa ante todo una mirada del corazón hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado...No nos hagamos ilusiones: sin este camino espiritual, de poco servirán los instrumentos externos de comunión. Se convertirán en medios sin alma, máscara de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento”. (NMI 43)

¿POR QUÉ NOS PROPONEMOS ESTA LÍNEA DE ACCIÓN?

1.Situación a la que queremos responder...

En la Jornada Pastoral de 2000 aparece claramente la escasa conciencia y la necesidad de una Iglesia que encarne la Comunión y Participación y desarrolle una pastoral orgánica “para que seamos una Iglesia que, desde una verdadera conversión, transparente los mismos sentimientos de Cristo”.2

En la Jornada Pastoral 2001, 14 veces aparece como desafío el construir la comunión y participación (1.3.4.11.37.40-47.53); y 13 veces la pastoral orgánica (3.31-40.46.71), manifestándose la falta de ascesis en este trabajo y el desaliento que muchas veces produce al no verse los frutos de tantos esfuerzos aislados.

2 Cfr. Jornada Pastoral 2000; tercer momento del trabajo: Actuar-Propuestas.

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En la Consulta a las Iglesias Particulares realizada por la Conferencia Episcopal Argentina el resultado de la misma para nuestra Arquidiócesis3 arroja que 41 comunidades ven como uno de los desafíos para nuestra Iglesia la falta de, necesidad de... la Comunión; y de las actitudes que nos deben animar 52 comunidades señalan la comunión.

Ante esta realidad nuestra comunidad diocesana es consciente de sus dones y riquezas: la gran diversidad de carismas, dones, talentos, historia y tradiciones que enriquecen nuestra realidad eclesial; crecimiento en la conciencia de pertenencia eclesial; profundo deseo de dar pasos renovadores adaptándonos a los cambios, el camino que se está realizando de renovación en los distintos espacios de participación (decanatos, consejos pastorales y directivos, Juntas, etc.)

2. ...desde la Palabra de Dios y el Magisterio

Proponemos algunas imágenes bíblicas que iluminan la realidad de la Iglesia-Comunión en su inseparable dimensión de comunión de los cristianos con Cristo y de comunión de los cristianos entre sí, sobre todo la imagen del cuerpo tal y como la presenta el apóstol Pablo: 1 Cor 12, 4-30. Ver L.G. 6 para las otras imágenes.

Transcribimos párrafos de algunos documentos del magisterio y de un mensaje de Pablo VI, citamos otros documentos que ayudaran en la comprensión y profundización de esta línea.

LG 1:

“...Y porque la Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea, signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano...”

NMI 43:

“Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo...”

Pablo VI a los Obispos latinoamericanos 24/11/1965

“En la obra pastoral no se puede proceder ciegamente: el Apóstol no es uno que corre a la aventura o que tira golpes al aire (cf. 1 Cor. 9,16). Una sabia planificación puede ofrecer a la Iglesia un medio eficaz y un incentivo de trabajo...Puesto que los problemas son hoy generales, requieren soluciones generales de conjunto. Nadie puede resolverlos por sí mismos; de aquí el carácter unitario que debería revestir la acción pastoral de hoy. El plan pastoral debe establecer claramente las metas que se persiguen, fijar los criterios de selección y prioridad entre las múltiples necesidades apostólicas y tener en la debida cuenta los elementos personales y los medios de los cuales se disponen”.

3 Cfr. Cuadernillo N° 2, año 2001


Directorio para el ministerio pastoral de los Obispos 103:

“El Obispo difícilmente puede contribuir en la porción de la Iglesia que le ha sido confiado a la realización de tan gran compromiso, si no promueve y regula según un plan general, en forma comunitaria y coordinada (vulgarmente llamada ‘Pastoral de Conjunto’ o ‘Pastoral Orgánica’) la actividad apostólica de todo el pueblo de Dios”.

LG 4; LG 9; DP 211-219. 272-273. 280-281.1306; CFL 8,e-f; ChD 17; LPNE 42.

3. Lo que deseamos alcanzar

Queremos animarnos a caminar “cada vez más en un clima de comunión y de participación, sintiéndonos de veras discípulos y ejercitándonos en una auténtica responsabilidad”. (Carta del Arzobispo-Cuaresma 2001).

Queremos “impulsar y conducir una más orgánica y vigorosa acción evangelizadora, llamando a la conversión para sanar de raíz los males que nacen del corazón del hombre” (LPNE 37).

Queremos “realizar un plan de acción pastoral de conjunto, que sea orgánico y participativo, que llegue a todos los miembros de la Iglesia y suscite su conciencia misionera... en el respeto y promoción de la pluralidad y de la diversidad que no obstaculizan la unidad, sino que le confieren el carácter de comunión”. (Ecc.In.Am 36)

Queremos “que el anuncio de Jesucristo y la promoción de la dignidad humana sean ofrecidos a toda la sociedad” por ello es indispensable “que cada uno de los bautizados sea protagonista activo de esta gesta evangelizadora nueva en los sectores y ambientes que le son propios” (vida familiar; instituciones civiles; en el mundo del dolor; jóvenes y pobres, etc.) (LPNE 40).

VINCULACIÓN CON LAS RESTANTES LÍNEAS DE ACCIÓN

-La eclesiología del Vaticano II es la eclesiología de la comunión y participación lo cual implica que nuestra espiritualidad y nuestro obrar estén profundamente marcados por esta eclesiología:

-Dice el Papa en NMI. 43: “hace falta promover una espiritualidad de la comunión, proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano...”. La formación integral y permanente tan reclamada en distintas instancias diocesanas deberá encontrar en esta eclesiología del Concilio y en el llamado del Papa una de las fuentes desde donde formar y capacitar al hombre y a la mujer cordobés para ser testigos del Reino en la sociedad.

-Pablo VI nos decía en EN 14: “La Iglesia existe para evangelizar”, y lo hace desde la experiencia de la comunión intraeclesial que se hace misión de transformar la

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cultura, transformación de la sociedad y desde y con los más pobres, débiles y sufrientes. Sin verdadera comunión no hay misión, hay dispersión, esfuerzo aislados que prontamente se vuelven estériles. Hay que vivir el mandato de Jesús “sean uno para que el mundo crea” (Jn 17,21).

-El horizonte de la santidad, no es puramente el individual sino el comunitario: “fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo...” (LG 9), por eso la espiritualidad de comunión es el camino que hay que transitar para vivir en Dios y con nuestros hermanos.

LÍNEAS DE ACCIÓN PASTORAL

Comprometernos en la evangelización de la cultura cordobesa para contribuir a la generación de una sociedad nueva, justa, fraterna y solidaria, desde y con los más pobres, débiles y sufrientes.


Comprometernos en la evangelización: esta expresión invita a una sensibilidad y una conciencia pastoral nuevas, que sea realista, renovada, convincente y transformadora. (“nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión”. JP II). “Es ante todo una llamada a la conversión y a la esperanza, que se apoya en las promesas de Dios y que tiene como certeza inquebrantable la resurrección de Cristo...Es el conjunto de medios, acciones y actitudes aptos para colocar el evangelio en diálogo activo con la modernidad y lo post-moderno, sea para interpelarlos, sea para dejarse interpelar por ellos. También es el esfuerzo por inculturar el Evangelio en la situación actual de las culturas de nuestro continente”. (SD 24e)

De la cultura cordobesa: “Con la palabra ‘cultura’ se indica el modo particular como, en un pueblo, los hombres cultivan su relación con la naturaleza, entre sí mismos y con Dios (GS 53b) de modo que pueden llegar a ‘un nivel verdadera y plenamente humano’ (GS 53ª. Es ‘el estilo de vida común’ (GS 53c) que caracteriza a los diversos pueblos; por ello se habla de ‘pluralidad de culturas’”(GS 53c) (Cfr. EN 20) (DP 386)

“La cultura así entendida, abarca la totalidad de la vida de un pueblo: el conjunto de valores que lo animan y de desvalores que lo debilitan y que al ser participados en común por sus miembros, los reúne en base a una misma ‘conciencia colectiva’ (EN 18). La cultura comprende, asimismo, las forma a través de las cuales aquellos valores o desvalores se expresan y configuran, es decir, las costumbres, la lengua, las instituciones, y estructuras de convivencia social, cuando no son impedidas o reprimidas por la intervención de otras culturas dominantes. (DP 387).

Para contribuir a la generación de una sociedad nueva, justa, fraterna y solidaria: “La vida en sociedad es un llamado de Dios, y se debe realizar como tarea ética,


es decir, con conocimiento de la verdad, deseo del bien y señorío de sí mismo. La realización de toda comunidad, incluso la nacional, se mide por la verdad, el bien y la libertad; por la sabiduría, la justicia y el amor que la conforman” (ICN 63)

“La comunidad se constituye por la acción de todos sus miembros. Aunque haya diversas funciones, todos tienen la responsabilidad de sostenerla y enriquecerla con el servicio de sus virtudes. No bastan actos aislados socialmente buenos. Son necesarias las actitudes permanentes, que es lo que llamamos virtudes sociales” (ICN 67)

“La sola justicia, sin embargo, no es suficiente para regular la conducta de una comunidad. Sólo la amistad social reúne a los hombres de acuerdo a su condición de personas e hijos de Dios. No basta que se distribuyan los bienes conforme a normas positivas. Es preciso que se produzca el movimiento de comunicación de los propios valores a los demás: esto es el amor. Y que sea recíproco: esto es la amistad, la cual, cuando se realiza entre hijos de un mismo Padre, se eleva a fraternidad.” (ICN 68 ab).

Desde y con los más pobres, débiles y sufrientes: mucho más grave que la marginación económica, política o social es la marginación religiosa del pobre en orden a su dignidad y salvación (Cf. LPNE 32). La marginación a evitar no es solo la del pobre como destinatario de la evangelización y promoción sino la de que sean ellos protagonistas de la misma. La sencillez, apertura y disponibilidad con que los más pobres asumen la vida y su relación con Dios, son actitudes indispensables para que nuestra Iglesia sea creíble en el mundo de hoy.

¿POR QUÉ NOS PROPONEMOS ESTA LÍNEA DE ACCIÓN?

1. Situación a la que queremos responder:

En el segundo y tercer momento (juzgar y actuar) de trabajo en la Jornada Pastoral 2000 se concluía: “Poca percepción crítica de la realidad social... falta de encarnación y compromiso...poca coherencia entre fe y vida... mayor presencia evangelizadora en el mundo y la cultura...asumir definitivamente como diócesis la opción preferencial por los pobres...

En los desafíos identificados en la Jornada Pastoral 2001 19 veces aparece encarnar el evangelio en la realidad, la justicia y el profetismo de la evangelización (2.13. 20.23. 30.32. 40.48-52.55-59.74.78); 8 veces aparece la evangelización (14.27.49.69-71.73.74); y 5 veces aparecen los valores y la cultura (2. 55.62.66.68).

En la misma Jornada Pastoral 2001 en las acciones sugeridas como respuesta a los desafíos de la realidad 13 grupos proponen asumir la opción preferencial por los pobres, 12 comprometernos en la nueva evangelización y 2 con la resignificación de los valores desde el evangelio.

En la consulta a las Iglesias Particulares de la Conferencia Episcopal Argentina, sobre los desafíos que presenta nuestra cultura, en nuestra Arquidiócesis respondieron 55

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comunidades el materialismo y consumismo; 28 señalan la vida superficial; 27 la relativización de los valores; y 24 señalan la falta de identidad cultural. (Cfr. Cuadernillo n° 2, año 2001, donde también hay más datos sobre la evangelización y la pobreza y exclusión).

Ante este panorama la comunidad Arquidiocesana es consciente de contar con un fuerte espíritu solidario, una rica religiosidad popular; mayor participación laical en ámbitos eclesiales y sociales; el afianzamiento de las Cáritas parroquiales y la incipiente creación de equipos de pastoral social en varias parroquias; el trabajo de la pastoral universitaria con una renovada presencia donde se forman los futuros profesionales, etc.

2. ...desde la Palabra y el Magisterio

Proponemos algunos textos de la Palabra: -Lc 4, 16-21: “El Espíritu del Señor está sobre mí.”; Mt 6,36: “busquen el Reino y su justicia”;; Mt 28, 18-20: el mandato misionero; Mt. 25,31-46: “Sobre esta página, la Iglesia comprueba su fidelidad como Esposa de Cristo, no menos que sobre el ámbito de la ortodoxia” (NMI 49)

GS. 57: “Los cristianos, en marcha hacia la ciudad celeste, deben buscar gustar las cosas de arriba; lo cual en nada disminuye, y antes por el contrario aumenta, la importancia de la misión que les incumbe de trabajar con todos los hombres en la edificación de un mundo más humano”.

GS. 58: “La buena nueva de Cristo renueva constantemente la vida y la cultura del hombre caído, combate y elimina los errores y males que provienen de la seducción permanente del pecado. Purifica y eleva incesantemente la moral de los pueblos. Con las riquezas de lo alto fecunda como desde sus entrañas las cualidades espirituales y las tradiciones de cada pueblo y de cada edad, las consolida, perfecciona y restaura en Cristo. Así, la Iglesia, cumpliendo su misión propia, contribuye, por lo mismo, a la cultura humana y la impulsa, y con su actividad, incluida la litúrgica, educa al hombre en la libertad interior”.

SD (discurso inaugural del Santo Padre) “Puesto que la Iglesia es consciente de que el hombre –no el hombre abstracto, sino el hombre concreto e histórico- ‘es el primer camino que ella debe recorrer en el cumplimiento de su misión’ (RH 14), la promoción humana ha de ser consecuencia lógica de la evangelización, la cual tiende a la liberación integral de la persona (cf. EN29-30).”

“La preocupación por lo social ‘forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia’ (SRS 41)...contraponer la promoción auténticamente humana y el proyecto de Dios sobre la humanidad es una grave distorsión, fruto de una cierta mentalidad de inspiración secularista. La genuina promoción ha de respetar siempre la verdad sobre Dios y la verdad sobre el hombre, los derechos de Dios y los derechos del hombre”.

EN 20 “Lo que importa es evangelizar –no de una manera decorativa, como con un barniz superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta sus mismas raíces- la cultura y las culturas del hombre en el sentido rico y amplio que tiene sus términos en


la Gaudium et spes...” (..”.no hay humanidad nueva sino hay en primer lugar hombres nuevos...” EN 18. Ver EN 17. 19)

DP 393: “La Iglesia se siente llamada a estar presente con el Evangelio, particularmente en los períodos en que decaen y mueren viejas formas según las cuales el hombre ha organizado sus valores y su convivencia, para dar lugar a nuevas síntesis (cf GS 5c). Es mejor evangelizar las nuevas formas culturales en su mismo nacimiento y no cuando ya están crecidas y establecidas. Este es el actual desafío global que enfrenta la Iglesia ya que “se puede hablar con razón de una nueva época de la historia humana (GS 54)”.

3. Lo que se desea alcanzar.

Queremos ser una Iglesia samaritana que sale al encuentro del pobre y excluido, débil y sufriente, que trabajando con ellos y desde ellos y superando el asistencialismo concrete una pastoral social y solidaria planificada y efectiva orientada a la liberación integral de la persona humana.

Queremos crecer en nuestra respuesta a la invitación de Jesús a ser sal, luz y levadura en medio del mundo para ser testigos del Reino de Dios en la historia y así contribuir a su transformación de acuerdo al proyecto de Dios.

Queremos comprometernos en la nueva evangelización, como comunidad diocesana toda ella misionera y que se dirige a todos, con renovada confianza en el valor liberador y humanizante de la fe, forjadora de una nueva cultura.

Queremos ser profetas de la esperanza -como “aporte que los cristianos en la actualidad podemos dar a una cultura en vertiginoso proceso de transformación”- “y así otorgar una válida re-significación a la inculturación de valores que necesitan de una nueva “re-adaptación” en la sociedad.” 4

VINCULACIÓN CON LAS RESTANTES LÍNEAS DE ACCIÓN

Dada la situación general del mundo y la de nuestro país en particular, esta línea de acción, siempre actual, exige hoy una respuesta seria y profunda de toda la Iglesia.

-“La comunión es para la misión y la misión es para la comunión”. En una sociedad fragmentada, injusta, excluyente e individualista, se ve indispensable vivir una espiritualidad de comunión que nos haga sentir al otro “como uno que me pertenece” y recrear relaciones nuevas de fe, esperanza y caridad.

-En el trabajo de la Jornada Pastoral 2001 la formación integral y permanente que se pide, tiene como una finalidad la transformación de la sociedad, el conocimiento

4 Lo escrito en cursiva fue extractado de la conferencia “La esperanza de la comunión y la comunión de la esperanza”, del padre Eduardo Casas, 8/09/2001

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y aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia, un mayor compromiso con los que menos tienen, etc.

-En la carta pastoral 2002 de nuestro Obispo, al referirse a la beatificación de la Madre Tránsito nos dice: “Su ejemplo debe alentarnos en el propósito de buscar incansablemente la santidad, convencidos que dicha santidad promueve un modo de vida más humano y más digno en la sociedad. Este debe ser nuestro aporte, podríamos decir ‘original’, para contribuir a la superación de las dificultades de la Argentina y a su reconstrucción moral.”

LINEAS DE ACCIÓN PASTORAL

Promover en todas las comunidades de la Arquidiócesis la formación integral y permanente de todos los bautizados... (para)


Promover en todas las Comunidades: esta línea de acción procura que todas nuestras comunidades sean un espacio real de crecimiento y ofrezcan iniciativas y servicios diversificados para la formación. Procura también despertar en todos los bautizados la conciencia de que es necesario formarse, el interés para eso y una participación activa sin la cual ningún ofrecimiento dará frutos.

Formación la entendemos como un proceso de crecimiento en la vida de hijos de Dios, llamados a “madurar continuamente en la fe y en la configuración con Cristo” y a “dar siempre más fruto” (CFL 57) que abarca a la totalidad de la persona, en el que ella es protagonista de su propio crecimiento en comunicación e intercambio con toda la realidad, con los demás y con el misterio de Dios. “El objetivo de toda educación genuina es el de humanizar y personalizar al hombre” (EPV 21 a). “La Iglesia necesita suscitar, consolidar y madurar en el pueblo la fe en Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, presentándola como un potencial que sana, afianza y promueve la dignidad del hombre” LPNE 16

Integral es toda la persona y en todas sus dimensiones para lograr unificar el corazón y la vida.

Y permanente: Procura “capacitar al hombre para emerger como persona en cada una de sus respuestas a la vida” (EPV 21 a); esto significa que es un proceso de toda la vida; tiene etapas y en cada una de ellas puede tener contenidos, acentuaciones y metodologías diferentes.

De todos los bautizados: hemos visto la necesidad de privilegiar esfuerzos en los agentes de pastoral, pero estamos convencidos que esta debe ser una posibilidad y es una responsabilidad de cada bautizado, cualquiera sea su condición.


Para ser santos viviendo la fe con coherencia, para hacer de la Iglesia casa y escuela de Comunión y ser cada uno de nosotros sus primeros discípulos, para poder ser, en nuestra historia concreta, testigos de la fe, testigos del amor y levadura transformante

POR QUÉ PROPONEMOS ESTA LÍNEA DE ACCIÓN

1. Situación a la que queremos responder

En la Jornada Pastoral 2000 surgió claramente la necesidad de renovar las iniciativas diocesanas existentes: “rediseñarlas según el modelo de la Iglesia-comunión”, “potenciar una formación específica y sólida para los agentes de pastoral”, “Formar a todo el pueblo en la fe” fueron algunas de las expresiones en las propuestas.

También en esa ocasión reconocimos agradecidos la multiplicidad de experiencias y servicios que en orden a la formación tiene nuestra Arquidiócesis. Es a partir de esa riqueza que queremos seguir caminando en comunión y más atentos a los nuevos desafíos.

En el cuadernillo nº 2 publicado a mediados del año pasado se recogieron las respuestas a la Consulta realizada por la Conferencia Episcopal Argentina. La tercera acción pastoral más sugerida para nuestra Arquidiócesis es la formación ( a nivel Nacional es la primera acción que se propone): Se señala una formación escasa, inadecuada, que provoca una falta de respuestas convincentes frente a la realidad y un divorcio entre la fe y la vida. También se afirma que sólo con una formación adecuada es posible el protagonismo laical en la vida de la Iglesia y de la sociedad. Es un gran desafío para nuestra Diócesis poder ofrecer espacios de formación permanente desde nuestras diversas comunidades. Es necesario aprovechar los MCS.

En la Jornada Pastoral que celebramos en 2001: La Formación apareció 20 veces en la formulación de los desafíos (1 al 17.23.40.67) y fue la Línea de acción más propuesta (40 grupos) 5

De esta manera con muchos matices nuevos volvimos a tomar conciencia de lo que el Xº Sínodo había planteado como cuestión fundamental: la evangelización y la catequesis de los adultos. Especialmente en los caps. IV-VII (Enseña a dar razón de la esperanza; con testigos preparados; acompañando toda la vida; orientando al compromiso)

2. Desde la Palabra de Dios y el Magisterio

En la Palabra de Dios encontramos fundamentalmente el discipulado en el seguimiento de Jesús, como paradigma de la “formación”: Jesús que “llamó a los que quiso, para que estuvieran con él y enviarlos a predicar” (Mc. 3,14) acompaña a los discípulos en el camino encendiéndoles el corazón con su Palabra y manifestádose en la

5 Se pueden consultar todas las formulaciones en las conclusiones de la Jornada enviada oportunamente. Si no las tuvieran pueden pedirlas en el Arzobispado.

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fracción del pan (cfr. Lc. 24,13-35). Les revela y enseña los secretos del Reino (Mc. 4,10-11; Mt. 13) y sus palabras de vida (cfr. Jn. 6,67) quieren fructificar en ellos (Mt. 13,8-9). Los inicia en un nuevo modo de vivir que tiene su expresión en las bienaventuranzas ( Mt. 5,1-12; Lc. 6,20-26) y un nuevo modo de relacionarse con el Padre y los hermanos (“sermón de la montaña”). Los llama a una experiencia nueva de fraternidad en el servicio (Mt. 20,25-27; cfr Jn. 13,1-15), la oración, la misericordia y el perdón (Mt. 18). Los prepara para la Misión (Mt. 28,18-20) enviándolos de dos en dos (Lc. 10,1-12) y profundizando con ellos el sentido de lo que han vivido (Lc. 10,17-23).

Esta dinámica discipular se continúa en la primera comunidad cristiana Hech. 2,42-47; 8 26,40; 9,1-21. Así en la Profundización de la Palabra, la celebración comunitaria de la fe y su confesión en la vida cotidiana los discípulos por la gracia de Dios y la acción del Espíritu son “nuevas creaturas”, se “revisten de Cristo”, “tienen sus sentimientos”...

El Magisterio se ha referido a este tema en muchísimas ocasiones: PO 18-19; AA. 28-32; PC18; CFL 57-63; PDV (caps. V-VI nº 42-81) ; VC 68-71

AA 28 “El apostolado solamente puede conseguir su plena eficacia con una formación multiforme y completa...además de la formación común a todos los cristianos, no pocas formas del apostolado, por la variedad de personas y de ambientes, requieren una formación específica y peculiar” cfr. 29-32

CFL 60 “ Sin duda la formación espiritual ha de ocupar un puesto privilegiado en la vida de cada uno, llamado como está a crecer ininterrumpidamente en la intimidad con Jesús, en la conformidad con la voluntad del Padre, en la entrega a los hermanos en la caridad y la justicia...Se revela hoy cada vez más urgente la formación doctrinal de los fieles laicos, no sólo por el natural dinamismo de profundización de su fe, sino también por la exigencia de “dar razón de la esperanza” que hay en ellos, frente al mundo y sus graves y complejos problemas. Se hacen así absolutamente necesarias una sistemática acción de catequesis, que se graduará según las edades y las diversas situaciones de vida, y una más decidida promoción cristiana de la cultura, como respuesta a los eternos interrogantes que agitan al hombre y la sociedad de hoy”.

A:A:4 “los laicos tengan también muy en cuenta la competencia profesional, el sentido de familia y el sentido cívico, y aquellas virtudes relativas a las relaciones sociales, es decir, la probidad, el espíritu de justicia, la sinceridad, la cortesía, la fortaleza de ánimo, sin las cuales ni siquiera puede haber verdadera vida cristiana”

Citado por CFL 60

Nos importa aquí señalar que en esos textos siempre se habla de una formación integral, no sólo doctrinal: debe crecer el hombre-mujer que somos, el creyente, el testigo, la comunidad. Esta formación es un proceso siempre inacabado, con etapas diferentes y en las que cada persona debe participar activamente. La formación, el crecimiento es siempre para la vida y la misión.

3. Lo que deseamos alcanzar


Queremos un compromiso más serio de nuestras estructuras y servicios y de cada uno de nosotros para formarnos de un modo integral y permanente para participar de un modo activo y adulto en la vida eclesial y social.

Queremos también la motivación personal sostenida, ya que sin ella de poco servirán los ofrecimientos que puedan existir.

Una mejor integración de muchos esfuerzos formativos dispersos a la vez que una mayor integralidad de las propuestas para que no se queden en lo puramente doctrinal.

Deseamos en el contexto de la evangelización de la Cultura Cordobesa contar con agentes pastorales cualificados y con un Centro superior de estudios teológicos y pastorales que sea una instancia para la formación en comunión de sacerdotes, laicos y consagrados y para el diálogo con la cultura.

Queremos ofrecer a todos los bautizados y especialmente a los agentes de pastoral, cualquiera sea el lugar en el que se desempeñen, una posibilidad real de crecimiento y formación.

VINCULACIÓN ENTRE LAS CUATRO LÍNEAS DE ACCIÓN

Fue evidente en nuestro proceso de reflexión que la necesidad de formación integral y permanente apareció al considerar, en espíritu de fe y atentos a lo que el Espíritu suscita hoy, la vida de nuestras comunidades y de cada uno de nosotros a la luz de las nuevas situaciones y desafíos que enfrentamos. Este contexto, que de un modo amplio es el de la nueva Evangelización, vincula estrechamente esta línea de acción con las otras tres. Además:

Al hablar de la Santidad en NMI Juan Pablo nos dice que “es evidente que los caminos de la santidad son personales y exigen una pedagogía de la santidad verdadera y propia” 31. Para que la santidad no sea un ideal inalcanzable o puro voluntarismo que acaba en desaliento cada uno debe encontrar y la comunidad cristiana debe ofrecer caminos, orientaciones, instancias... para el proceso de crecimiento personal y comunitario.

La formación integral de la que hablamos es para la Comunión como estilo de vida. Incluye una espiritualidad, una “visión” de las cosas y también una capacitación para poder vivirlas: capacidad para el diálogo y el trabajo en equipo, aprecio y valoración de los demás, etc. Pero no sólo eso, la formación integral es formación en la vida y la acción y desde ella y por lo tanto es formación desde la experiencia de Comunión y participación que cotidianamente hacemos.

La formación integral es también para una presencia adulta y comprometida en la historia y la vida social. Incluye prepararse para vivir y atestiguar el evangelio según el propio estado de vida y el ambiente en el que nos desempeñamos...para ser testigos del amor en “esta hora de una nueva imaginación de la caridad” NMI 50. Además, la formación integral es formación en la vida cotidiana y en la acción y desde ella y por lo

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tanto es formación en y desde la experiencia de participación comprometida en la sociedad y la historia.

“La búsqueda y el discernimiento de nuestra Arquidiócesis se ha plasmado en las líneas de acción que recientemente he propuesto a la comunidad y que, tal como lo señala el objetivo diocesano, deseo que progresivamente todo el pueblo de Dios conozca y que los agentes de pastoral interioricen cordialmente y asuman entusiastamente.

Las líneas de acción nos trazan, todas ellas, un horizonte, una dirección que ojalá cada vez más plenamente, vaya orientando todos los programas y actividades que realicemos en nuestra Arquidiócesis y nos vaya encaminando hacia la meta que nos hemos propuesto, en sintonía con las orientaciones del Papa: a su debido tiempo y entre todos delinear un plan de pastoral.

Las líneas de acción no están jerarquizadas ni señalan prioridades. Todas ellas se interrelacionan y entrecruzan. En ese espíritu debemos acogerlas y dejarnos animar por ellas, buscando –ante todo- intensificar la comunión en el seno de nuestra Arquidiócesis, en el caso particular nuestro, en el seno de nuestro presbiterio.

Conviene tener presente que la comunión antes que un sentimiento, es una decisión libre, motivada y sostenida por la gracia, y por la cual descubrimos a los hermanos como “’uno que me pertenece’, para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad” (NMI 43)

La comunión, a su vez, es para la misión. La misión es la nueva evangelización, una evangelización que no sea –como señalaba Pablo VI- un simple barniz, sino que toque profundamente el núcleo, el corazón de la cultura y sea capaz de generar un mundo nuevo, una sociedad nueva en donde todos tengamos cabida, y en donde todos sean atendidos, particularmente los más pobres, los débiles y los sufrientes.

Para estar a la altura de dicha misión debemos profundizar nuestra formación. Una formación integral y permanente que no es la mera adquisición de conocimientos, sino la asimilación de criterios y de actitudes evangélicas que nos permitan responder a los desafíos y llevar al mundo no nuestra palabra, sino la del Señor”

De la homilía del Arzobispo en la Misa Crismal


CRITERIOS PASTORALESReflexión del Arzobispo (06. 09.03)

Repasando hace poco algunos de los aspectos del proceso que venimos desarrollando en la Arquidiócesis, llegaba a una constatación que quisiera proponerles en este momento de una manera muy sencilla.

Como resultado de las deliberaciones de las jornadas, se ha producido una cantidad considerable de material: reflexiones e iluminaciones; instrumentos de trabajos y resúmenes de trabajos de los grupos; anhelos y propuestas. Ese material ha sido, a su vez, debidamente considerado en distintas instancias: secretaría de la jornada, comisión para la jornada, consejos presbiteral y episcopal, arzobispo.

Lo elaborado y propuesto -particularmente las “Líneas de acción pastoral”- ha sido presentado en la jornada pastoral, en el presbiterio, en asambleas de religiosos y religiosas, en asambleas de movimientos y asociaciones laicales, en decanatos, parroquias e instituciones. En cada una de esas instancias se ha señalado que lo producido por el proceso encarado en común era un don de la Providencia.

Retomando esos frutos en vistas de su profundización e interiorización, con sencillez pero también con verdad, uno se da con la gratísima sorpresa -al menos esa es mi experiencia- que realmente son un don rico de la Providencia a su Iglesia que peregrina en Córdoba, en sintonía con las Iglesias hermanas en la Argentina (cf. “Navega mar adentro”) y con la Iglesia universal que preside Pedro (cf. “Novo millennio ineunte”).

Hecha esta primera consideración quisiera recordar, una vez más, que el “gran”desafío que debe encarar la Iglesia arquidiocesana es el desafío de la nueva evangelización. No se trata de algo absolutamente inédito, porque en realidad la Iglesia tiene siempre como misión fundamental la evangelización.

El Papa Pablo VI decía en “Evangelii nuntiandi” que “la tarea de evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia” y que “evangelizar constituye la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar” (cf. EN, 14).

El Papa Juan Pablo II ha propuesto que esa evangelización, que es misión esencial de la Iglesia, sea “nueva” señalando que la novedad está especialmente en el ardor que debe animarla, en los métodos con que se la encare, en las expresiones a las que debe dar lugar.

El ardor “nuevo”, antes que un empeño de los evangelizadores, es un don de Dios que hay que pedir con humildad e insistencia. Como en el caso de los discípulos de Emaús, hay que rogarle al Señor que “haga arder nuestros corazones”. Con respecto a

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los métodos y a las expresiones, hay que pedir al Señor que por la acción de su Espíritu seamos capaces de discernir (cf. don de consejo) los más convenientes; sepamos recibir con humildad el aporte de las ciencias humanas; y tengamos también el ánimo suficiente (cf. don de fortaleza) para llevarlos adelante y concretarlos.

Supuesto el “gran” desafío de la nueva evangelización, en nuestra arquidiócesis hemos procurado discernir los desafíos que la realidad cordobesa nos presentaba. Esta ha sido la tarea de la jornada pastoral de 2001. Sirviéndonos de la “Consulta a las comunidades cristianas” de la CEA, hemos identificado algunas situaciones que reclaman nuestro esfuerzo evangelizador. Esta primera identificación, deberemos profundizarla en el diagnóstico que comenzaremos a trabajar el año que viene.

Frente a esos desafíos en la jornada de 2001 procuramos identificar también las líneas de acción que orienten y animen procesos evangelizadores que respondan a ellos. Del trabajo de esa jornada y de las instancias que la siguieron, resultaron las “Líneas de acción pastoral”, propuestas a toda la Arquidiócesis.

Las líneas señalan un rumbo, una dirección para la tarea evangelizadora en la arquidiócesis, y al mismo tiempo sugieren un espíritu para encarar dicha tarea. Conocerlas, interiorizarlas y asumirlas ha sido el objetivo de estos dos últimos años. En la jornada del año pasado comenzamos a revisar dicho objetivo. En la de este año, completaremos esa revisión.

Al mismo tiempo que estábamos ocupados en el conocimiento y profundización de las líneas de acción pastoral, en la jornada pastoral del año pasado nos dedicamos a la identificación de algunos criterios que guiaran la tarea evangelizadora. Lo trabajado en esa oportunidad fue muy rico, aunque con sus lógicas dificultades.

Ante todo, la dificultad de la comprensión del concepto de criterio. Luego, la verificación de que a veces usamos las mismas palabras sin entender las mismas cosas. Esto está señalando un camino que deberemos recorrer con paciencia. En efecto, de algún modo todos estamos aprendiendo y ello significa que nos encontramos con conceptos y términos nuevos que deberemos comprender y asimilar hasta llegar a un lenguaje común. Lenguaje que, por otra parte, siempre deberemos revisar, profundizar, perfeccionar.

Esto supuesto, podemos señalar que por criterio pastoral entendemos un determinado modo de llevar adelante la tarea evangelizadora y que dicho modo deberá estar presente en esta nueva etapa que iniciamos y en las distintas iniciativas en las que la evangelización se concrete. Esos criterios nos permitirán, a su vez, revisar, evaluar, dichas iniciativas.

En nuestra arquidiócesis, luego del trabajo de la jornada de 2002 y de su conveniente maduración, quisiera proponer como criterios fundamentales los siguientes:


1) Encararemos la tarea evangelizadora procurando que el sujeto de la misma sea siempre toda la Iglesia arquidiocesana.

2) Nuestra acción evangelizadora procurará dirigirse a todo hombre y a todo el hombre.

3) Procuraremos llevar adelante la tarea evangeli-zadora en comunión y participación, a través del discernimiento comunitario y de un diálogo fraterno y cordial.

4) Encararemos la tarea evangelizadora a través de un proceso planificado, gradual y progresivo, desde lo ordinario y cotidiano.

5) En todo lo que realicemos procuraremos hacer resplandecer el ideal de la santidad (“la dirección de la dirección”), como algo deseable y posible, con la ayuda de la gracia de Dios.

Como se podrá percibir, la formulación de estos criterios no difiere mucho de lo que presenté en la jornada del año pasado, y es que el trabajo de los grupos, recogido por la secretaría, se orientó en un sentido convergente con mi propuesta.

Es de destacar, por otra parte, la sintonía con los criterios que la CEA propone en el documento “Navega mar adentro”. Dicha coincidencia nos confirma y nos anima en el sendero identificado y trazado.

Algunas observaciones que resultan de los aportes del trabajo de los grupos durante la jornada de 2002 y que pueden enriquecer con matices los criterios formulados:

* En el criterio relativo a la comunión y participación, se insiste ante todo en la necesidad de ir generando las estructuras que la expresen y alimenten. A este respecto, a nivel decanal, es oportuno tener en cuenta la conveniencia de dar vida a los consejos pastorales decanales, tal como ya el X Sínodo recomendaba (cf. N 24).

* También se destaca con insistencia la importancia de ir promoviendo en distintas instancias la participación efectiva de los más pobres. Esta recomendación debe ser asumida y concretada desde una convicción que brota de la fe y no de una consideración puramente humana (cf. 1 Cor. 1, 26-31).

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* El anuncio del evangelio -atento a los clamores de la realidad- debe ser encarado dándole una perspectiva fundamentalmente positiva, alentadora, esperanzadora. A veces ello implicará señalar o incluso denunciar, anti-valores presentes en la realidad, pero esto deberá hacerse con ponderación y sin denostar a las personas.

* Finalmente, el anuncio del evangelio debe ser hecho en clave de servicio y reflejando un profundo aprecio por la vida y la dignidad humana.

+ Carlos José Ñáñez Arzobispo de Córdoba


SEÑOR, MUÉSTRANOS EL ROSTRO DE TU PUEBLOProyecto Pastoral Arquidiocesano - Rostro ideal

Mirar lejos... mirar con el corazón

Como Iglesia que peregrina en Córdoba nos encontramos en el inicio de una nueva etapa. Durante estos años, en el marco de nuestras Líneas de Acción Pastoral, hemos advertido la necesidad de elaborar juntos un plan pastoral en el que todos se sientan incorporados, para responder adecuadamente al desafío de la Nueva Evangelización.

La planificación pastoral implica un diagnóstico inteligente y actualizado de nuestra realidad, tan dinámica como compleja, el reconocimiento del rostro ideal y posible que el Dios de la vida, el Dios trinitario, quiere para nuestra Iglesia de Córdoba, y el discernimiento de las distintas etapas del camino futuro (cf. Al comenzar el tercer milenio, 29).

Buscar el rostro-ideal del pueblo de Dios que peregrina en Córdoba implica mirar lejos, pero mirar con el corazón. Es la respuesta de cada uno y de cada comunidad a aquella invitación: “Oigo en mi corazón: busquen mi rostro” (cf. Sal 27,8). El rostro de nuestra Iglesia local es una gracia que no inventamos; se trata de un don recibido de Dios que pedimos reconocer y amar: ¡Cuántos rasgos de este rostro se delinearon a lo largo de nuestra rica historia diocesana, escrita y vivida por testigos de la fe a menudo desconocidos! Se trata también de un don de Dios al cual debemos abrirnos en la esperanza: Por eso te pedimos, Señor, muéstranos el rostro de tu pueblo.

El rostro de tu pueblo peregrino en Córdoba

En las Jornadas Pastorales 2003 iniciamos el proceso de elaboración sistemática del rostro (ideal) de Iglesia local que deseamos, podemos y decidimos ser y vivir, para encarar el desafío de la Nueva Evangelización. En la gracia del Espíritu, queremos comprometernos con los rasgos más significativos que logramos identificar, agradeciéndolos al Señor como expresión de su amor por esta Iglesia local.6

1. Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser un pueblo que viva según tu Espíritu: contemplativo, eucarístico, mariano y misionero. Por eso elegimos vivir a partir de la Palabra y la Eucaristía, en camino de misión, y acompañados por María, mujer modelada por la Palabra, madre y primera discípula.

6 Las formulaciones centrales reflejan el discernimiento teológico-pastoral, fruto de diversas etapas en la elaboración del proyecto. Por su parte, los textos explicativos presentan el sentido de algunas expresiones y son el marco de comprensión de las ideas fuerza.

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Espiritualidad significa la vida del Espíritu obrando en el corazón, que por la Encarnación y la Pascua del Hijo de Dios, nos sitúa con esperanza en la realidad de todos los días.

María, desde su fidelidad esperanzada, está especialmente presente en la vida de muchos cristianos de la Iglesia en Córdoba.

Según lo afirmamos en una de las Líneas de Acción Pastoral, el camino de la santidad personal y comunitaria implica nutrirse de la Palabra de Dios, el cultivo de la vida sacramental, el arte de la oración, el compromiso con nuestro tiempo, y la permanente iniciativa misionera.

La acción misionera, en diálogo enriquecedor con otras Comunidades cristianas y religiones, es un reflejo de nuestra madurez bautismal.

2. Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser una Iglesia abierta y libre. Por eso, elegimos madurar en el discernimiento comunitario, en la apertura a los signos de los tiempos, y en la disponibilidad para dejarnos sorprender por tu Espíritu Santo.

El discernimiento de la voluntad de Dios en cada situación es un proceso personal y comunitario, profundamente liberador.

Ser católicos es ser universalmente abiertos, sin excluir ni discriminar a nadie; es todo lo contrario al elitismo y al individualismo.

Disponibilidad implica capacidad de adaptación, personal e institucional, ante los posibles cambios; también creatividad para recorrer nuevos caminos, si fuere necesario.

Libertad de toda atadura y poder humano para anunciar la integridad del Evangelio con mansedumbre y respeto.

3. Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser una comunidad diocesana profética y discípula. Por eso, elegimos anunciar y dar testimonio de tu Reino y su justicia, con la humildad de aquellos que todavía tienen mucho que aprender.

En un mundo pluralista y con cambios vertiginosos, la Iglesia es madre, maestra y discípula. Por eso, como lo expresa una de las Líneas de Acción Pastoral, nuestra necesidad de formación integral es permanente.

El servicio de la Iglesia a nuestro mundo es su testimonio profético. Por tanto, la comunidad cristiana tendrá que: interpretar evangélicamente los desafíos de la realidad, comprometerse en la defensa de los derechos humanos y la justicia, testimoniar el valor de la vida.


4. Señor, has suscitado en nosotros el deseo de caminar juntos, con criterios pastorales comunes y animados por la espiritualidad de comunión Por eso, elegimos integrar orgánicamente la variedad de dones, carismas y ministerios, promoviendo con diligencia y perseverancia todas las vocaciones en el seno de nuestras familias.

Según lo reconocemos en otra de nuestras Líneas de Acción diocesanas, la espiritualidad de la comunión, fundada en la común vocación bautismal de la Iglesia, implica una modalidad pastoral inclusiva de las legítimas diversidades, capaz de recrear los espacios eclesiales para hacerlos acogedores, activos para ser un fermento de comunión y reconciliación en la sociedad.

En las familias, santuario de la vida, aprendemos a convivir y a descubrir el amor. En el acompañamiento pastoral a cada una de ellas la Iglesia promueve, discierne y acompaña las distintas vocaciones.

5. Señor, has suscitado en nosotros el deseo de amar las culturas de estas tierras, lugar providencial de nuestra experiencia de fe. Por eso, en comunión con las demás Iglesias locales, elegimos comprometernos con las diversas expresiones culturales, especialmente con los jóvenes, riqueza distintiva de la realidad cordobesa.

Una evangelización inculturada implica reconocer y discernir los valores expresados en las diversas culturas que están presentes en nuestra Córdoba, para llegar evangélicamente hasta el último rincón de nuestro territorio, a todos sus ambientes.

Asimismo, implica estrechar lazos con otras iglesias locales colindantes “para que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y la cultura” (NMI 29)

6. Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser un pueblo samaritano en el que brille, por sobre todo, la caridad y la solidaridad. Por eso, elegimos asumir la opción de Jesús, su amor preferencial por los pobres, los débiles y enfermos.

Para Jesucristo no existen los “marginales”, aquellos situados al margen del amor de Dios, y mucho menos los “excluidos”. Si se elige el Evangelio no es optativo el amor a los pobres. Tal como lo sugiere una de nuestras Líneas de Acción Pastoral, esta preferencia es inclusiva e integradora; es hacernos prójimos de cada ser humano.

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7. Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser una Iglesia que sepa pedir perdón, toda vez que sea necesario, y hacer memoria agradecida de lo que ha recibido. Por eso, elegimos reconciliarnos, asumiendo nuestros errores del pasado para repararlos, y recordar con gratitud la extraordinaria obra de santidad que has sembrado en nuestra tierra de Córdoba.

La memoria, bíblicamente, incluye el recuerdo; más aún, es presencia actualizada de la gracia de aquello que se evoca. Gracia y tarea será, por tanto, la reconciliación que sana y supera las viejas y recientes heridas, y anticipa la plenitud de una historia que aún no ha llegado a su final.


“DIAGNÓSTICO PASTORAL DE LA ARQUIDIÓCESIS DE CÓRDOBA”Marzo de 2006

“Señor abre nuestros ojos,queremos ver con el corazón,

y al corazón de tu pueblo”

I- Introducción:

Como Iglesia que peregrina en Córdoba recibimos el desafío y la gracia de un tiempo histórico nuevo que -como todo tiempo y como toda gracia- nos resultan inéditos. Como nos exhorta la Palabra: “Ahora es el tiempo de la gracia” (2 Co 6,2). Ciertamente estamos ante nuestro tiempo un poco perplejos y llenos de preguntas, lo cual no quita la admiración y la esperanza de lo que el Espíritu de Dios está gestando en los hombres. Aunque nos parezca que a veces las sombras opacan los horizontes, la mano invisible y providente de Dios siempre enciende las luces que necesitamos. A la gracia de Dios le basta una pequeña grieta para abrirse paso en la historia del mundo y lo que tal vez para algunos es anochecer, otros podemos soñarlo como amanecer. Dios tiene “amaneceres” para regalarnos en este fragmento del tiempo que nos toca transitar. En los umbrales de nuevos tiempos y nuevas realidades, con el corazón anhelante, escuchamos lo que el Señor resucitado vuelve a decirnos: “…Mira que estoy a la puerta y llamo…” (Ap 3,20).

Deseando responder a esta llamada es que en este momento del diagnóstico pastoral, hacemos con el corazón una mirada de la realidad cultural y eclesial para permitirnos un paso más en la profundización del discernimiento, a la luz del Evangelio, de los signos de este tiempo como huellas de la Encarnación de Dios que nuestra Iglesia recoge en esta historia.

Recordemos que como fruto de nuestra participación comunitaria tuvimos un instrumento de trabajo para la primera sesión de la Jornada Pastoral 2005 que llamamos “Ver, comprender y abrazar nuestra realidad. Aportes para un diagnóstico pastoral de la Arquidiócesis”.

Celebrada la primera sesión de la Jornada Pastoral 2005, en los encuentros zonales y habiendo profundizado la lectura de esa síntesis, a la cual se le sumaron otros aportes, nuestro Obispo -como Padre, hermano y Pastor- en el ejercicio del carisma que le es propio nos propone ahora la consideración de siete núcleos para ir acercándonos, desde este marco de situación de la realidad, al diagrama de nuestro diagnóstico. Estos núcleos son el resultado de considerar los muchos problemas parciales detectados en el análisis de nuestra realidad identificando los problemas fundamentales o globales. Un problema es fundamental o global cuando todas las partes y el conjunto de una realidad son afectados por él, de manera que el problema que se maneja no es uno de tantos,

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sino que es un problema fundamental o global. Estos son los “núcleos” fundamentales que hoy percibimos. Se trata de aquello que está en la raíz de nuestras experiencias y que siendo complejas problemáticas tienen también la capacidad de ser transformadas en algo nuevo.

Sabemos que no basta ver la realidad desde una mirada meramente sociológica o exclusivamente desde la perspectiva de las ciencias humanas, para conocer los tiempos, sus características y condicionamientos y comprender -en su dinamismo interno- los fenómenos históricos. Para nosotros es preciso además interpretar la realidad desde la contemplación de la fe, preguntarnos por la voluntad de Dios y descubrir su plan y su designio de salvación en acción como misterio que -desde el Señor de la Pascua- se convierte en muerte y resurrección para la Iglesia y el mundo en este presente.

Vislumbramos un misterio de muerte en todo lo que hay de pecado y obstáculo por superar; y un misterio de resurrección en cuanto hay de salvación y liberación.

2- Desarrollo de los núcleos diagnósticos

2.1) Primer núcleo diagnóstico: “El desamparo: la angustia y la soledad o una fe adulta y fraterna”

El “desamparo” –con sus sentimientos de desprotección, abandono e inseguridad- parece ser la nueva situación en la que nos encontramos culturalmente tanto personas como sociedad, al igual que el creyente y la comunidad cristiana. Son tan grandes y vertiginosos los cambios, que todos experimentamos una gran dificultad para ponerle nombre a lo que nos pasa, acrecentándose así esta sensación de desamparo y angustia. Además, en nuestra sociedad argentina, el “retiro” del estado –de muchos campos de la vida social- ha acrecentado el abandono y desvalimiento sobre todo de los más débiles. Como Iglesia, constatamos también que no siempre hemos sabido acompañar procesos de crecimiento en la vida cristiana acordes a las nuevas circunstancias de los cambios culturales y sociales. Estamos perplejos, confundidos y en ocasiones con la impresión de realizar esfuerzos estériles.

Nos encontramos como en una “curva de la historia”, no vemos lo que ha quedado atrás y todavía no se vislumbra lo que viene. Estamos como en un momento “crepuscular” en el que se nos dificulta ver con claridad. Aunque sabemos que el “crepúsculo”, en el paciente desvanecimiento de las sombras, se puede convertir en “aurora”. Estamos ante algo nuevo y se nos vuelve complejo a todos entender lo que está pasando y mucho más lo que debemos hacer: “No estamos sólo en una época de cambios, sino en un cambio de época” (NMA 24). Esta situación en lo que tiene de irreversible debemos asumirla con realismo, creatividad y sobre todo –desde la fe- como providencial.

El malestar producido por estas transformaciones profundas no debe llevarnos a nostalgias del pasado o a encierros temerosos. El Espíritu invita a la Iglesia a adentrarnos en el “inmenso océano” (NMI 58) de nuestro tiempo con la confianza de


que el Señor marcha con nosotros, sabiendo además que “con el Concilio Vaticano II se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos” (NMI 57). Lo que vivimos y nos pasa no es una “calamidad” sino una “oportunidad” que nos purifica de falsas seguridades, nos abre a la primacía de la gracia y nos invita a una actitud de pobreza sin triunfalismos, a una libertad evangélica sin privilegios y a un discernimiento como actitud formativa, permanente y profunda, sin búsquedas de “recetas”, “fórmulas”, “bajadas de líneas” o “respuestas hechas” propias de estilos de formación y modos pastorales sobreprotectores y paternalistas de otros tiempos.

Esta es una ocasión para formarnos en la adultez de la fe, el discernimiento en la complejidad y la creatividad responsable. Como el antiguo Pueblo de Israel en el desierto y en el exilio –despojados de seguridades humanas y seudoreligiosas- podemos redescubrir el Señorío de Dios y convertirnos a Él, nuestra única certeza: “…Tú eres Señor, mi lámpara, mi Dios que alumbra mis tinieblas. Tú eres escudo de cuantos a Ti se acogen. ¿Quién es Dios fuera del Señor?; ¿Quién es como una Roca sino sólo nuestro Dios?”. Sal 18,29-32. En el desamparo de esta época, en medio de todas las soledades humanas, también nuestras comunidades tienen la oportunidad de recibir y ofrecer una experiencia más profunda de fraternidad y solidaridad evangélicas. Es un tiempo apropiado para abrirnos a la acción del Espíritu del Señor que hace nuevas todas las cosas, intentando recrear una espiritualidad que, desde la gracia, responda a esta situación.

2.2) Segundo núcleo diagnóstico: “La inquietud por un mundo que acaba y el desafío de construir otro que nace”

En este nuevo contexto hemos identificado muchos síntomas que muestran una inadecuación entre la realidad y nuestro modo de comunicarnos y relacionarnos con ella: Hay amplias franjas y sectores a los que no llegamos. Muchas de nuestras iniciativas no parecen despertar interés o son aparentemente estériles. La perplejidad que experimentamos fácilmente nos lleva a la repetición rutinaria, a la improvisación y a “conservar” lo que queda, sin demasiada iniciativa evangelizadora.

Siendo múltiples las causas de esta situación, nos parece que la causa más profunda es que necesitamos situarnos desde un nuevo “paradigma”, que es el modelo operativo concreto desde el cual funcionamos. Estamos cambiando de mundo y de sociedad. Un mundo desaparece y otro está emergiendo, sin que exista ningún modelo preestablecido para su construcción. El “paradigma” desde el que funcionamos parece responder a una realidad que ya no existe más.

El “situarnos” desde un nuevo paradigma no pasa tanto por formulaciones teóricas, muchas de las cuales ya van madurado en la Iglesia con claridad en estas últimas décadas, sino por una conversión, trasformación de la vida y de nuestro modo de funcionar. Aunque Dios siempre ha escrito la historia a partir del “resto fiel” –en pequeñez, fragmentación y escasez- si nosotros no cambiamos es muy probable que en

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lugar de ser levadura y fermento del Reino nos transformemos en una mera presencia residual que se desecha por no otorgar sabor ni hacer crecer “la masa” (Cfr. Mt 13,33).

Es importante que tomemos conciencia de que nuestro modo de funcionar todavía corresponde a un paradigma que hace mucho está en crisis, con signos variados que nos indican su caducidad. La Iglesia se encontraba bien inserta en el mundo que desaparece y permanece todavía desconcertada en el que se está alumbrando. Todavía actuamos como si estuviéramos en una sociedad homogéneamente cristiana, o como si gozáramos de un lugar social incuestionable y de privilegio. Por el contrario, hoy tenemos que “ganarnos” un lugar sabiendo que la cultura y la vida de la sociedad ya no se identifican sin más con el mensaje de la Iglesia. Utilizamos lenguajes que muchos ya no comprenden. Nos cuesta encontrar un modo nuevo de hacer presente la Palabra permanente del Evangelio en una sociedad de palabras relativas y caducas.

Sin embargo lo que se nos pide no es exactamente una adaptación a las reglas de juego que hoy existen en la sociedad, se trata de una conversión pastoral para ser en este tiempo y esta historia concreta la Iglesia de Jesucristo. Ante la lógica de “producir-consumir-divertirse” que hoy prevalece no sólo en el “mercado” sino incluso en muchas iniciativas del estado, o ante el individualismo de personas y grupos en los cuales predominan los objetivos y fines ligados a sus propios intereses, o frente a nuestra escasa conciencia del bien común y compromiso con él, nuestra Iglesia tiene que ofrecer una alternativa en fidelidad al Evangelio y al hombre de este tiempo.

La configuración concreta de este nuevo paradigma, cuyos rasgos principales expresamos en el Rostro ideal, es algo que debemos ir encontrando y afianzando progresivamente en toda nuestra Arquidiócesis con mucha esperanza, apertura, paciencia, creatividad. Hay que reconocer las maravillas que el Señor hace en esta nueva cultura y tener siempre abiertos los ojos para identificar su obra. Esta es una oportunidad para hacer realidad la invitación a una Evangelización nueva en sus expresiones, métodos y ardor, revitalizando y resignificando iniciativas que todavía pueden tener vigor evangelizador, aunque estén empobrecidas por la rutina, también para asumir que otras ya no tienen lugar y consolidar experiencias nuevas como las que llevan adelante muchas comunidades.

El profetismo y la condición discipular que señalamos en el rostro ideal como una de las llamadas que el Señor nos hace hoy, ponen en un lugar central a la voluntad de comunicarse “con un mundo que acaba, y otro que nace” para hacer presente “el tesoro que llevamos en vasijas de barro” (2 Cor. 4,7), “un tesoro que humaniza” (NMA 15), con la valentía decidida de los mártires y la humildad de quienes tienen mucho que aprender.

2.3) Tercer núcleo diagnóstico: “La experiencia de la fragmentación y el anhelo de la unidad”.


Es una experiencia compartida por muchos la aceleración que ha tomado la vida. Vivimos momentos intensos pero dispersos y aislados unos de otros que nos hacen estar en todas partes sin encontrarnos en ningún lugar y muchas veces sin nadie al lado. Nos sentimos exigidos y tironeados, con la urgencia de dar respuesta a todo, “poniendo parches” a los problemas, produciendo cansancio y agotamiento, llenándonos de desánimo y tristeza. El tiempo y esfuerzo invertidos no se ven reflejados en los resultados, sintiéndonos también en eso fragmentados y disgregados.

Además, nuestra historia argentina, llena de desencuentros y rupturas, heridas y dolores nunca asumidos, dificulta la dicha de la reconciliación y la unidad. Y el hoy de nuestra sociedad, con la falta de trabajo, la inseguridad, la exclusión de muchos, revela más la falta de integración y el limitado sentido de identidad y pertenencia. Esta realidad contribuye a que nos resulte difícil encontrarnos en anhelos y búsquedas compartidas.

En nuestras comunidades cristianas constatamos que ha crecido la demanda de distintos servicios espirituales (necesidad de ser escuchados, nuevas situaciones familiares, mayor cantidad de enfermos, niños desamparados, etc.) y servicios materiales (mayor requerimiento a las Caritas, nuevos focos de pobreza, etc.). Ha crecido el voluntariado pero han disminuido los cuadros estables. Son muchas las necesidades, pocas las manos. Los agentes de pastoral mostramos claros signos de cansancio, agobio y agotamiento, no hay tiempo ni espacio para el discernimiento, la mirada crítica y la renovación espiritual. Realizamos un gigantesco esfuerzo por mantener una estructura pastoral que ya no da respuesta a las nuevas situaciones.

La dispersión del presente puede estar revelando no sólo el desborde ante la cantidad y variedad de demandas y el desconcierto ante tantos cambios y novedades sino también un cierto “mesianismo omnipotente” que “lo puede todo”, la confianza está asentada más en las propias fuerzas y capacidades que en la acción providente y salvadora del Señor. Sus consecuencias, casi inevitables, son la fatiga y la apatía, una “insensibilidad vital” que nos anestesia ante el dinamismo de la realidad. Recordemos que somos simples sembradores ya que “el Reino de los cielos es como un hombre que echa la semilla en la tierra, sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo…” (Mc. 4,26-27).

Esta situación, que ciertamente nos desestabiliza, es ocasión o punto de partida de una renovación que el Espíritu del Señor está gestando: caminar desde la fragmentación hacia la unidad de vida de personas y comunidades. La ruptura y dispersión, que tantas veces nos lleva al fatalismo y al pesimismo, se presenta como una oportunidad para centrar la vida en la Persona de Jesucristo, dejando nuestros personalismos y cegueras y aprendiendo a apoyarnos en nuestros hermanos, realizando la experiencia del caminar juntos y construir el “nosotros” de la comunidad. Es propio del cristianismo la afirmación tanto de la persona en su autonomía como de la comunidad, sin falsas alternativas. Es la comunión en la diversidad, no es una u otra, por más difícil y ardua que sea la tarea. Sabiendo que en la fe estamos convocados a “un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que hemos sido llamados. Siendo sinceros en el

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amor, hay que crecer en todo hasta Aquél que es la Cabeza, Cristo, de quien todo el Cuerpo recibe cohesión. Realizando así el crecimiento del Cuerpo para su edificación en el amor” (Ef.4, 4-5.15-16).

Una de las cosas más importantes que tiene que hacer un plan es ayudarnos a centrar la mirada, el corazón, la entrega apasionada a ciertas cosas, relegando otras. Eso evitaría la dispersión hacia el futuro, aliviaría la carga que muchas veces experimentamos y le daría orientación a la acción pastoral.

Resulta alentador ver muchos signos que manifiestan que ya estamos transitando de la fragmentación a la unidad: hemos crecido en cantidad y la calidad de los espacios de participación y comunión como los consejos pastorales y económicos a niveles de las parroquias y diocesano; los encuentros de los movimientos y asociaciones animados por la Vicaría episcopal correspondiente; las distintas comisiones diocesanas (Caritas, liturgia, misión, etc) que ofrecen momentos de formación y discernimiento; - el camino de unificación de las Juntas de religiosas y religiosos; el trabajo en equipo de varias Juntas (Educación- Catequesis) o diversos organismos (Pastoral de la salud-uniones de padres de escuelas); la Jornada Pastoral que año a año nos permite encontrarnos para celebrar el paso de Dios por nuestra Iglesia y responder a su Espíritu; el trabajo compartido de las comunidades en las zonas pastorales; y tantos otros esfuerzos que cada persona, comunidades e instituciones realizan cada día alentados por el Evangelio.

2.4) Cuarto núcleo diagnóstico: “El temor al compromiso y el deseo de participación”

Con asombro constatamos en la sociedad, en las comunidades pastorales y en nosotros mismos, la tensión entre el deseo de participar y ser protagonistas del tiempo en que vivimos y las dificultades y obstáculos que muchas veces se convierten en temor al compromiso.

Hoy, además de los espacios habituales de participación, se generan un sin fin de nuevos ámbitos en donde se expresa la necesidad de cambios sociales, culturales, espirituales, lucha por los derechos de las minorías, crecimiento en la conciencia ecológica y reclamo por las falencias de un sistema económico que asfixia. En nuestras comunidades manifestamos el anhelo de nuevos espacios de participación donde se viva la comunión; la necesidad de una pastoral orgánica que ponga en relación todas las riquezas de carismas de nuestra Iglesia, que nos ayude a generar procesos, respondiendo al presente y gestando el futuro.

No obstante, este anhelo no se verifica en la calidad y en la generosidad de nuestros compromisos. Influye mucho el clima de inseguridad social (falta de trabajo, de cobertura médica, robos y asaltos); el descrédito y la desconfianza hacia las instituciones particularmente la justicia, la política, las fuerzas del orden, los sindicatos, incluso la Iglesia. Los signos de la incomunicación, la desintegración y la violencia que afectan de manera especial a la familia. Todo esto genera cierta pasividad fatalista,


descompromiso, aislamientos, impotencias, sensación de abandono, llegando a la indiferencia por cualquier tipo de participación.

La llamada de Dios en este tiempo nos invita a asumir y vivir esta tensión como una nueva oportunidad: “Señor hemos pescado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si Tú lo dices, echaré las redes” (Lc 5,5). Para ello es necesario que en nuestras comunidades asumamos con realismo los condicionamientos presentes en nuestra sociedad (histórico-culturales) y en las personas (laborales-familiares) para adaptar nuestras propuestas e invitaciones (métodos, horarios, tiempos, etc.) y así todos tengan la oportunidad de participar. A la vez, revisemos aquél estilo pastoral que no responde a la conciencia que hoy la Iglesia tiene de sí misma y a las exigencias de estos tiempos: un estilo fuertemente clericalista (fruto no sólo de los presbíteros sino de muchos laicos); un compromiso que exige mucho a pocos y no siempre propicia la participación adulta. También es preciso considerar que mucha gente guarda heridas y distancias en relación con la Iglesia o con nuestras comunidades, instituciones o agentes de pastoral, tales situaciones requieren ser previamente sanadas y reconciliadas. Además hay que asumir nuevos modos de pertenencia para que todos puedan ser incluidos sin que nadie se sienta dejado de lado, recreando así la confianza en el sentido y eficacia de la participación y la organicidad. En este sentido, una realidad y promesa alentadora es la continua presencia de la mujer en nuestras comunidades y el nuevo lugar conquistado en la sociedad en general. Muchos de los nuevos procesos comunitarios y de las tareas de evangelización están especialmente en sus manos.

También hay otros signos presentes que nos alientan y nos muestran que estamos ante una oportunidad inédita: todavía existe un alto porcentaje de cordobeses que se “sienten parte” de nuestra Iglesia; hay un número importante de personas que participan en las celebraciones de Semana Santa, Navidad, fiestas patronales, bautismos, comuniones, exequias, etc; la religiosidad popular y sus distintas manifestaciones continúan congregando a mucha gente; cada agente pastoral de las diversas comunidades se constituye en “punto de contacto” entre la realidad de las personas y el Cuerpo eclesial.

Algo nuevo el Señor está gestando en este momento de la historia, gestación que conlleva dolores (Cfr. Jn 16,21), temores, pero sobre todo vida y esperanza nueva. No podemos ser simples espectadores, sino protagonistas de este tiempo nuevo.

2.5) Quinto núcleo diagnóstico: “La falta de comunicación y el anhelo del diálogo con todos”

Tenemos que superar la incomunicación o la distorsión de la comunicación con la sociedad y la cultura que hoy vivimos y eso es algo que sólo el amor, entendido en toda su profundidad y riqueza cristiana, hace posible. La nueva cultura, en buena medida gestada por el influjo de los MCS, se manifiesta, entre otras cosas, en el culto de la imagen; la exaltación del cuerpo y el placer; la absolutización de la juventud como etapa

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ideal que debe perpetuarse; la vivencia del presente como tiempo predominante; el consumismo, etc. También se manifiesta en el valor y la autonomía del ser humano, la ecología, la calidad de vida y la salud, el reclamo del respeto a la diversidad, una mayor conciencia de los derechos humanos y de las responsabilidades civiles, una sensibilidad por la justicia, la solidaridad y la importancia de los legítimos reclamos. Esta nueva situación puede llevarnos al encierro, es decir, a desistir del diálogo y a quedarnos en afirmaciones y posiciones que muchas veces nos aíslan. No sabemos y a veces no queremos comunicarnos. La impresión es que esto es lo que está sucediendo en algunas comunidades e iniciativas. Uno de los mundos con el que más nos cuesta comunicarnos es el de los jóvenes. Sin embargo, el mundo juvenil es el que expresa más nítidamente la nueva cultura. No comunicarnos con él significaría no entrar en comunicación con la nueva cultura emergente.

Necesitamos pasar de la incomunicación al diálogo. La comunicación tiene que incluir como algo permanente la escucha y el conocimiento del otro y su situación para poder sintonizar con él. No desde una actitud de sondeo de la realidad a través de encuestas o de reflexiones puramente racionales sino desde algo que es más profundo: escuchar la voz del Espíritu. Esta nueva “escucha-conocimiento” tiene que ver también con el desafío de hacernos presente en las nuevas geografías, los nuevos ambientes, etc. Todo lo cual implicará imaginar nuevas estructuras de comunicación que faciliten y hagan posible el encuentro con la cultura emergente. Es necesario que, además, la Iglesia pase de una pura comunicación asertiva e indicativa a la comunicación persuasiva, paciente, humilde, que sea capaz de explicitar la belleza de lo que se anuncia. Frente a las diversas culturas que configuran nuestra Córdoba es imprescindible un esfuerzo creativo para traducir con gestos y palabras una comunicación transparente con la gente asumiendo que muchas veces nuestro lenguaje ha sido académico, extraño, críptico. El hombre y la mujer contemporáneos están poco dispuestos a escuchar enseñanzas magisteriales y meramente doctrinales. Quieren también hacer oír su voz y que esa voz sea tenida en cuenta. Como comunidad de fe sabemos que hay palabras de la “Palabra” (Cfr. Jn 1,1); “semillas del Verbo” en todo tiempo, cultura y personas.

Vemos con esperanza que la riquísima experiencia vivida en las Jornadas Pastorales nos ha llevado a escuchar y ver el desafío que se nos presenta ante la enorme variedad, riqueza y creatividad existente en nuestra Iglesia local y en la sociedad. Constatamos con alegría que muchos sectores y ambientes de nuestra sociedad quieren esta comunicación y tienen las puertas abiertas al diálogo. Esta es una oportunidad para que como Iglesia aprendamos nuevamente a comunicarnos con la cultura actual, aunque ciertamente debemos hacerlo desde otro “lugar”: la humildad del discípulo que también necesita aprender y no solo la actitud magisterial del que sólo tiene que enseñar.

Dialogar con nuestro hoy también implica afrontar con valor y coherencia el ser testigos de un estilo de vida alternativo y “contra-cultural” respecto a otras propuestas vigentes. En la experiencia del “arte” de la comunicación y el diálogo podremos ser cada vez mas plenamente oyentes y discípulos y se nos concederá decir como el Profeta: “Cada mañana él Señor me abre mi oído para que yo escuche como un discípulo” (Is.


50, 4) recordando lo que nos dice el Señor Jesús: “Ustedes no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos” (Mt. 23, 8). Sólo así podremos captar “lo que el Espíritu dice a las Iglesias” (Ap. 2, 11.29; 3, 6.13.22)

2.6) Sexto núcleo diagnóstico: “Las nuevas pobrezas y el anhelo de justicia y solidaridad”

Constatamos la presencia de nuevos y variados tipos de pobrezas y de pobres en nuestra sociedad: marginalidad, excluidos, ancianos, niños, los que han perdido el sentido de la vida, etc., generados por las estructuras injustas del modelo neoliberal imperante y la complicidad de tantas conductas (Cfr. NMA 34-39). Muchas pobrezas y pobres están delante de nosotros y no los descubrimos. No hemos sabido llegar a todos los pobres y a las diversas expresiones de pobreza que hoy nos rodean y nuestra evangelización no ha podido ofrecer el necesario acompañamiento e iluminación ante los cambios históricos y sociales vividos en nuestra patria. En muchas ocasiones hemos expresado el riesgo del aislamiento, incluso la constatación de que vivimos preocupados para adentro.

Esto nos interpela fuertemente a ver con el corazón y al corazón ya que podemos estar ciegos o no detenernos y seguir encerrados en las miopías propias de los corazones endurecidos y no sentirnos interpelados y pasar de largo (Lc. 10, 30-37). Nuevos rostros de pobrezas aparecen a nuestro alrededor, con múltiples y desafiantes expresiones pero nos cuesta detenernos y vencer inercias, temores y precauciones que nos paralizan o que nos hacen caer en fórmulas asistencialistas o burocráticas. Nos cuesta también comprometernos de una manera nueva para que sea con los pobres y desde ellos. Tenemos que convertirnos, salir de nosotros mismos, atrevernos a una nueva imaginación de la caridad, creando nuevas estructuras para las nuevas necesidades. Así el anhelo de la comunión de bienes en el seno de nuestra Iglesia Arquidiocesana podrá ir siendo cada vez más realidad. Ésta comunión de bienes, expresión del amor fraterno y un signo en nuestra sociedad consumista y competitiva, requiere de actitudes permanentes (no bastan los actos aislados), de mucha docilidad a la gracia, creatividad y paciencia para hacerse vida.

Tomamos conciencia con alegría de muchos signos que el Espíritu de Dios suscita en nuestra Arquidiócesis a favor de los pobres, débiles y sufrientes: el trabajo de Caritas, las iniciativas de Pastoral de la Salud, la pastoral carcelaria, la pastoral social…etc. – como así también los gestos de solidaridad de nuestro pueblo argentino y de la sociedad toda.

Vemos también que las situaciones dolorosas –personales o sociales- movilizan a la participación de muchos para buscar nuevas expresiones de caridad fraterna y cristiana. Todos los cristianos sentimos el inmenso desafío de imaginar nuevos modos de estar cerca de los más pequeños, sabiendo que sólo llegando a los últimos llegaremos a todos.

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2.7) Séptimo núcleo diagnóstico: “Puestos a prueba pero con el soplo del Espíritu que nos impulsa mar adentro”

Hemos constatado que el desánimo, el descreimiento y la falta de esperanza aparecen como el “tono” generalizado en toda la sociedad y también que la incoherencia se manifiesta tanto en la vida cristiana de las personas y comunidades como en la corrupción instalada en todos los ámbitos de la sociedad. Al mismo tiempo hemos expresado reiteradamente el anhelo de una profunda experiencia de Dios que nos permita vivir desde la fe nuestra realidad personal, familiar, social y cultural.

La sed de espiritualidad se manifiesta de muchas maneras: en la formación de grupos espontáneos de oración en torno a alguna necesidad de la comunidad que congrega tanto a creyentes como a personas de buena voluntad movilizadas por situaciones de dolor o de reclamo. Se expresa en las múltiples expresiones que tenemos de religiosidad popular. También en la buena predisposición con que aceptamos las propuestas de momentos de espiritualidad cuando se nos ofrecen. Estas son oportunidades providenciales que no debemos desaprovechar para formar en una intensa experiencia de fe.

Para que esto sea realidad necesitamos promover una espiritualidad que, en consonancia con el rostro ideal de Iglesia propuesto sea “contemplativa, eucarística, mariana y misionera”. Sin embargo, en nuestra diócesis se multiplican los grupos y propuestas de espiritualidad que tienen otras características y en buena medida eso ha ocurrido porque no hemos sabido proponer alternativas consistentes y sostenidas que alimenten la vida en aquella dirección. Ese vacío ha sido llenado por propuestas alternativas con pretendidas soluciones inmediatas, que generan más escepticismo, indiferencia y confusión; propuestas que acompañan momentos, pero no animan procesos; a veces sin consecuencias éticas y sin compromisos, que tienen acentos intimistas e individualistas y sacan del mundo más que permitir vivir en él como creyentes.

Por eso estamos ante el desafío de promover una espiritualidad que “ancle” nuestra vida en el Misterio dejando a Dios ser Dios, sin falsas seguridades, y con espíritu peregrino sabiendo que “el viento sopla donde quiere” (Jn 3,8), y que nos permita asumir la realidad para su plena realización. Hoy no es posible evadir el compromiso de transformación histórica y social que el cristianismo posee por su propio dinamismo de encarnación. El Espíritu nos impulsa a estar en la historia como “la sal de la tierra” (Cfr. Mt 5,13) con una presencia evangelizadora y misionera para anunciar con la vida y la palabra al Dios en el cual creemos. Además, en estos tiempos los discípulos de Jesús ya no podemos vivir aisladamente nuestra fe. Necesitamos compartir la vida, sostenernos mutuamente y hacer realidad el llamado de la Iglesia a ser “casa y escuela de comunión”.

Para nuestra Arquidiócesis este tiempo es una fuerte llamada a superar la dicotomía entre espiritualidad y actividad pastoral, tanto una como otra animadas por el mismo


Espíritu, porque se reclaman y se fecundan mutuamente. La nueva espiritualidad debe sostenernos en los procesos de transformación arduos y prolongados que tendremos que llevar adelante, llenarnos de esperanza en los tiempos de siembra, de gozo y gratitud en la hora de la cosecha.

Haciendo memoria del largo camino de nuestra Iglesia Local descubrimos agradecidos que los tiempos difíciles siempre dieron a luz grandes santos, hombres y mujeres que -puestos a prueba por la complejidad de su tiempo- supieron dejarse animar por el soplo del Espíritu dando frutos admirables.

3. Conclusión

Llegados a este punto hay que recapitular en el corazón toda nuestra realidad. Seguramente en algo nos hemos visto identificados y vamos poniendo nombre lo que somos y a la gracia que tenemos. El llamado a la esperanza perdura siempre entre las luces y las sombras del paisaje. Estamos haciendo el camino, paso a paso, soñando siempre con la posibilidad de vivir unidos teniendo un mismo sentir (Cfr. Hch 2,44), y llevando el Evangelio de Jesús hasta los confines de nuestra Arquidiócesis.

En este año como comunidad arquidiocesana el Señor nos ha permitido dar un nuevo “paso”. El año pasado contemplábamos en nuestra Jornada Pastoral 2004 el “rostro ideal de Iglesia”, allí en siete “ideas-fuerza” esbozábamos el diseño de comunidad eclesial que anhelábamos ser. Ahora, en siete núcleos fundamentales tratamos de desentrañar más hondamente el secreto de esta cultura y de esta realidad de Iglesia particular que somos. Es lo que soñamos como “rostro-ideal” y lo que tenemos como “rostro-real”. Entre el “sueño” y la “realidad” media para nosotros la esperanza, la construcción comunitaria del paso a paso.

La experiencia realizada en la elaboración del diagnóstico pastoral nos ha renovado el desafío de ser hombres y mujeres de nuestro tiempo ubicados en la historia; que tienen sentido crítico, el de la fe; que ponen al descubierto y gozan de las semillas del Verbo; que antes de hablar de la historia, han aprendido a callar delante de ella y que no se ubican como espectadores pasivos, sino que se saben parte de esa historia y constructores de la misma, junto a muchos hermanos. A su vez el Señor nos ha confirmado nuevamente su presencia, como a Jacob que en la prueba descubre “Dios está aquí y no lo sabía” (Gen 28,26); y como a la Iglesia naciente que confiesa su experiencia creyente “El Verbo se hizo carne y plantó su tienda entre nosotros” (Jn 1,14) y “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).

Los núcleos diagnóstico nos ayudan a conocer mejor el océano por el cual estamos navegando y nos permitirán confeccionar durante el año que viene una hoja de ruta que tenga en cuenta los obstáculos que habrá que sortear y las fortalezas y posibilidades que tenemos, y así elegir el itinerario más conveniente para alcanzar la meta que buscamos.

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Sabiendo que el Señor de la Pascua nos acompaña confesamos que estamos en un tiempo de gracia en el que no se nos permite “poner la mano y mirar atrás” (Lc 9,62). Debemos suplicar, por tanto, la luz para discernir el camino y poder recorrerlo: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá” (Mt 7,7). Una vez más -como Iglesia oyente y orante- escuchemos al Señor que nos vuelve a decir: “…Al punto donde hayamos llegado, ¡sigamos adelante!….” (Flp 3,16).


ITINERARIO GENERAL DE PASTORAL

MUÉSTRANOS SEÑOR TUS CAMINOS . Discernir los caminos, recorrer tus huellas,

encontrar a los hermanos

INTRODUCCIÓN

Continuamos trabajando en la elaboración del Plan Pastoral Arquidiocesano en búsqueda de un renovado anuncio de Jesucristo y su Reino a toda la sociedad. El primer paso fue identificar el Rostro ideal de nuestra comunidad, lo hicimos acompañados con la súplica “Muéstranos tu rostro Señor”; el paso siguiente fue contemplar el rostro real de nuestra comunidad eclesial y de nuestra sociedad, suplicando en esta ocasión “Señor, abre nuestros ojos, queremos ver con el corazón y al corazón de tu pueblo”. Ahora estamos en el momento de discernir de qué manera pasamos del Diagnóstico de nuestra realidad, con sus luces y sombras, al ideal de nuestra Iglesia local y lo hacemos pidiendo “Muéstranos Señor tus caminos”. Pedimos ver los caminos, tratando de ponerle nombre a los senderos que deberemos transitar como Iglesia de Córdoba para alcanzar los rasgos perfilados en el Rostro Ideal.

Cuando el 29 de abril hicimos la presentación general de este Itinerario, hablamos de los momentos kerigmático, comunitario y misional que lo constituyen y destacamos su carácter dinámico-procesal: esto significa que los distintos momentos no se excluyen entre sí, sino que se integran y complementan. En cada uno de los momentos estará presente lo kerigmático, lo comunitario y lo misional con acentuaciones diferentes.

El actual texto es el resultado de los aportes que las distintas comunidades de la arquidiócesis7. El trabajo propuesto nos invitaba a una gran “lluvia de ideas” de las iniciativas que deberemos tener en cuenta para hacer realidad el Itinerario Pastoral. Una vez recibidos los aportes hemos buscado las coincidencias, las propuestas más significativas. Más que una presentación desde el esquema del instrumento de trabajo agruparemos, por una parte, los aportes referidos a “destinatarios” y “agentes” de la actividad pastoral y por otra las acciones que se refieren a los “servicios pastorales”. Finalmente veremos lo dicho sobre las actitudes, los contenidos y las estructuras necesarias para la evangelización.

Una vez más, los trabajos de las comunidades muestran su compromiso con el evangelio y el deseo de de que la persona y el mensaje de Jesús que es “el mismo, ayer, hoy y siempre...”(Cfr. Heb.13,8) lleguen de una manera siempre nueva a todos los lugares y personas.

7 La tabulación de todos los aportes enviados por las comunidades estará en la página de Internet del Arzobispado (www.arzobispadocba.org.ar)

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http://www.arzobispadocba.org.ar/

“Porque Él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2,4)

DESTINATARIOS

Los aportes muestran que en nosotros hay una creciente inquietud por destinar la acción pastoral fundamentalmente hacia las familias y sus nuevas realidades, como así también a los enfermos, adultos mayores y personas solas. Llegar a los jóvenes y las nuevas expresiones culturales nos desvelan.

Las realidades de nuestros barrios, las pequeñas comunidades, el fervor de nuestras devociones populares y la dimensión humana de muchos de nuestros festejos (día del amigo, padre, madre, niño y fiestas patrias, etc.) se presentan como espacios y momentos para anunciar el Evangelio con un ferviente anhelo de llegar a todos y con espíritu de encuentro y contención.

Urge en nosotros dirigir la acción pastoral hacia las necesidades concretas de las personas, conociéndolas en su diversidad a través de distintas instancias de encuentro y apelando a las variadas formas de relevamiento social (censos, entrevistas, etc). Todo esto, teniendo en cuenta la realidad social y las nuevas pobrezas- descritas en nuestro Diagnóstico Pastoral-, como así también la influencia de los medios de comunicación y las instituciones de la sociedad.

Observando las propuestas a la luz de los Criterios Pastorales, percibimos que aún cuesta en nuestras comunidades asumir que la acción evangelizadora de la Iglesia se debe dirigir a todos los hombres, bautizados o no8. Hace apenas dos décadas nuestra Iglesia Arquidiocesana9 veía con claridad que, lo que dijo el Señor de sí mismo: “es preciso que anuncie también el Reino de Dios en otras ciudades” (Lc 4,43), se aplica a ella misma y a su misión. Si bien progresamos en advertir los cambios que repercuten en toda la realidad del hombre de hoy, es muy fuerte todavía en nosotros considerar a los destinatarios del mensaje de Jesús, como inmersos todos en la comunidad eclesial. El desafío de pensar y orientar nuestra pastoral teniendo en cuenta la diversidad de personas y la diversidad de situaciones se pone de manifiesto, por ejemplo, ante el desafío que representan las nuevas realidades familiares. Es aquí particularmente en donde el malestar producido por transformaciones profundas de nuestra realidad no debe llevarnos a nostalgias del pasado o encierros temerosos10.

También expresamos el anhelo de nuevas contenciones personales y comunitarias en nuestras comunidades. De los aportes surgió que los mismos agentes sean destinatarios también de la acción pastoral.

“Vino nuevo en vasijas nuevas...” (Cfr. Mc 3,22) 8 De acuerdo al segundo criterio de acción pastoral9 X Sínodo Arquidiocesano de 198610 Diagnóstico Pastoral 2006


AGENTES

Desde nuestras comunidades vemos la necesidad de nuevos animadores y de nuevos ministerios. La misión de animar requiere personas activas que sepan acompañar y guiar a la comunidad con una formación integral y adecuada a la realidad que vivimos. Personas abiertas al diálogo y la escucha, que ofrezcan un testimonio de coherencia en su fe y su vida.

Vemos necesario también que nuestros presbíteros asuman cada vez más un compromiso con el proceso pastoral, que continúen formándose y actualizándose y que articulen acciones con criterios comunes y trabajo en equipo.

Existe una fuerte conciencia de la necesidad de trabajar en comunión y participación a través del camino del discernimiento comunitario y en un ejercicio de diálogo fraterno y cordial

Anhelamos agentes que compartan carismas y talentos, creando nuevos vínculos. Que haya mayor participación de laicos (varones y mujeres) que asuman responsabilidades no sólo tareas, incluso en los ámbitos de decisión que les caben. También nuestros jóvenes piden ser incluidos en los distintos organismos pastorales, ellos no son solo “destinatarios” en nuestra pastoral sino que también deben ser sus activos protagonistas.

Constatamos asimismo, la necesidad de cuidar a los agentes pastorales, animándolos a privilegiar el discernimiento, la mirada crítica y la renovación espiritual antes que la mera actividad11; conteniéndolos adecuadamente. Es importante alentarlos en el propósito de vivir la tarea de la nueva evangelización procurando hacer resplandecer el ideal de santidad, como algo deseable y posible con la ayuda de la gracia de Dios12.

“Acudían a la enseñanza de los apóstoles, a la convivencia, a la fracción del pan y a las oraciones...” (Hch.2,42)

SERVICIOS PASTORALES

Nuestras comunidades ofrecen una variedad y riqueza de servicios pastorales (catequesis, liturgia, instancias formativas, cáritas, grupos de espiritualidad, etc) que deben ser renovados y revitalizados. Las acciones que planifiquemos en nuestra pastoral deben atender a la diversidad de destinatarios, de situaciones, y de niveles de pertenencia a la Iglesia y a las comunidades (tener en cuenta a los más comprometidos, los más integrados y cercanos, los que “van y vienen”, los que no están). Se trata de saber acoger pero también de salir, de una apertura a la comunidad y sociedad toda (grupos que funcionen no sólo en la sede parroquial, o en los

11 Tercer Núcleo Diagnóstico Pastoral 2006 segundo párrafo 12 Quinto Criterio Pastoral

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movimientos o congregaciones, ofrecer las instalaciones para eventos no sólo pastorales, trabajar conjuntamente con otras instituciones que hacen a la vida de la sociedad); acercarse, conocer y comprender las distintas realidades que vive nuestra gente (laborales, sociales, culturales, etc).

Esto implicará cambios en las estructuras de tal manera que permitan la participación y las decisiones compartidas, la creación o recreación de espacios que promuevan el conocimiento y el encuentro comunitario, la profundización en los contenidos y el generar nuevos servicios que respondan mejor a los desafíos que surgen en este cambio de época que vivimos.

Los jóvenes continúan siendo de gran interés en nuestras comunidades. A pesar de cierto desconcierto, se tiene claro que es indispensable conocer al joven de hoy, partir desde ellos, y junto a ellos diseñar propuestas diocesanas de pastorales juvenil y universitaria, de manera orgánica, de modo tal que se garantice su alcance hacia todas las comunidades.

“¿Qué es lo van conversando por el camino?... (Lc. 24,17.)

Formación

Valoramos las instancias actuales de formación presentes en la diócesis pero experimentamos la necesidad de generar nuevos espacios y nuevos modos para una formación sostenida en el tiempo. La formación que anhelamos buscará dar elementos para que cada persona y cada comunidad puedan responder a las distintas situaciones y problemáticas que les toca vivir a la luz del Evangelio.

Se trata de estilos formativos que abran el camino al autoaprendizaje (talleres, seminarios, convivencias) en los que confluyan pensamiento, sentimiento y acción, y en los que el conocimiento se logre en la síntesis del pensar, del sentir y el hacer que el grupo ha realizado. Estos espacios que privilegian el diálogo, la creación de vínculos y el trabajo en equipo encuentran una cristalización en la catequesis familiar, oferta que debe ser ampliada y profundizada.

“El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida Eterna” (Jn 4,14 )

Espiritualidad

Es importante que todo el proceso pastoral se sostenga en una fuerte espiritualidad en consonancia con el mismo estilo del Plan. Sabemos que la acción del Espíritu no se puede planificar, que él es el “viento que sopla donde quiere” (Jn.3,8) pero sí podemos proyectar un camino que nos permita crecer en nuestra vida espiritual.


Tal como se plantea en la primera idea fuerza del Rostro Ideal, deberemos pensar y realizar acciones que nos lleven a encarnar nuestra espiritualidad de manera tal que nos ayude a vivir coherentemente la fe en la vida y la vida con fe y que nos brinde elementos para discernir el paso de Dios en los acontecimientos cotidianos de nuestra historia personal y social. Vemos también que es importante profundizar la espiritualidad laical de cara al cambio de época y a la transformación permanente de lo social y cultural, encontrando caminos nuevos de presentación del misterio cristiano.

Una espiritualidad encarnada y samaritana deberá estar fuertemente centrada en el contacto con la Palabra de Dios, en posibilitar encuentros fuertes con Jesús que ayuden a descubrirlo presente y actuante en nuestra vida, en vivir la Eucaristía como un momento privilegiado de comunión con los demás y en redescubrir a María, como la mujer que pone en manos de Dios su realidad y transita sus caminos. También será importante incorporar la religiosidad popular discerniendo las diversas devociones presentes en nuestro pueblo, rescatando lo positivo de esas expresiones populares y culturales, y purificando sus posibles desviaciones.

“Lo reconocieron al partir el pan...”

Liturgia

Muchos de los aportes sobre la Liturgia se refieren a nuestras celebraciones eucarísticas. Debemos prepararlas de manera tal que sean celebraciones festivas donde la vida y su cotidianeidad estén presentes y sean celebradas. La celebración eucarística puede ser también un espacio de encuentro con los distintos sectores y grupos de la comunidad (p.e los jóvenes) favoreciendo una mayor participación. Es importante actualizar la dimensión misionera de la eucaristía, realizando visitas a los débiles y enfermos, y descentralizando las celebraciones en distintos lugares de la comunidad.

A la par de las celebraciones eucarísticas se hace evidente la necesidad de aprovechar mejor las manifestaciones religiosas, aprovechando espacios y momentos convocantes (cuaresma-pascua; adviento-navidad) para transmitir y vivenciar los valores evangélicos y así formar comunidades con fuerte sentido de pertenencia eclesial. La persona de María visitando los hogares, Virgen Peregrina que escucha y presenta a su Hijo las necesidades de las familias todas, puede ayudarnos a crecer en comunidad uniéndonos en lazos de conocimiento, oración y servicio.

“Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber...” (Mt 25,35)

Caridad

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Todo lo anterior (formación, espiritualidad, liturgia, etc) debe orientarse al hermano más necesitado (pobres, débiles, enfermos, ancianos). En cada uno de los Momentos de nuestro Itinerario Pastoral deberemos buscar integrar a los diversos grupos de las comunidades de diferentes maneras y con distintas acciones (apoyo escolar y alfabetización de adultos, huertas comunitarias, servicios gratuitos de atención profesional, voluntariados en geriátricos), en las tareas de Cáritas, pastoral de la salud, pastoral social o cualquier otro espacio de necesidad que se nos presente etc. De esa manera será toda la comunidad eclesial quien lleve adelante este mandato evangélico.

“... La Iglesia debe ir hacia el diálogo con el mundo en que le toca vivir. La Iglesia se hace palabra; la Iglesia se hace mensaje; la Iglesia se

hace coloquio...” 13.

ACTITUDES

Estas palabras de Pablo VI condensan las respuestas a la pregunta sobre las actitudes que hemos de asumir para que el anuncio del Evangelio sea oído: evangelizar implica dialogar, comunicar un testimonio e invitar a todos los hombres a confrontar su vida, su cultura, con la vida y el mensaje de Jesús.

Entendemos que acoger la invitación a acercarse a conocer a Dios muchas veces depende de las actitudes con que iniciamos y mantenemos el diálogo. Por eso queremos esforzarnos por recrear una comunicación que, buscando llegar a todos, empieza por escuchar, partiendo de las realidades de los interlocutores con una mirada desprovista de prejuicios, tolerante y paciente. La dinámica dialogal que el Señor ha dado a las comunidades de los que creen en El, se abre al mundo de los modos más diversos y siempre con el mismo fin: Examinarlo todo y quedarse con lo bueno (Cfr 1Tes.5,21) . La familia de los que creen quiere amar para transformar y dejarse transformar en un intercambio que es también discernimiento. Para poder vivir esto, esta comunidad se abre a los intereses del entorno social y cultural donde está inserta; se compromete con la transformación de la realidad; no discrimina a nadie; conoce las realidades culturales de su zona y valora lo positivo de todas las expresiones; se acerca a la realidad de los jóvenes con preferencia; propicia la unidad de los creyentes y no creyentes; promueve el diálogo vecinal, sea personal o institucional; se opone a la cultura de la muerte; llega a todos los hogares.

Desde la presencia misteriosa y real de Dios en nosotros queremos actuar como testigos veraces, con renovada conciencia de trabajar para El y su Reino. Deseamos proceder con plena confianza en su ayuda y celebrar también gozosamente su presencia entre nosotros, centrando nuestra vida entera en la Palabra y la Eucaristía.

La comunidad capaz de estas actitudes debe ser fraterna y testimonial: que es capaz de ejercer la corrección mutua; que crea vínculos de amistad; trabaja en equipo; acoge con cordialidad a cada varón y mujer que se acerca a ella; integra sin

13 Cfr. Pablo VI: Ecclesiam Suam, n° 17


discriminaciones; sana las heridas porque vive en el Espíritu; acompaña al que está solo; se sostiene económicamente desde el propio esfuerzo; respeta los tiempos de los diversos procesos que se dan en su seno; toma decisiones y planifica; y, en definitiva, se sabe peregrina, a través de los caminos de un mundo que cambia si nosotros cambiamos.

“Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión” (NMI 43)

ESTRUCTURAS

Hay estructuras ya existentes como los Consejos Pastorales Parroquiales y Zonales que reclaman una mejor participación. Asimismo vemos la necesidad de recrear otras estructuras de participación y capacitación que funcionen de una manera descentralizada y así se pueda llegar a las pequeñas comunidades para vivir efectivamente la comunión, organizando encuentros zonales que abarquen distintos ámbitos pastorales ( experiencias de talleres, cursos y encuentros de formación, generando espacios para trabajar “con” los más necesitados, promoviendo la comunión de bienes) y participando en asambleas y eventos vecinales con diversas temáticas.

Surgen como fundamentales las estructuras de comunicación “hacia adentro”y “hacia fuera” de la Iglesia, organizadas en equipos a nivel parroquial y diocesano, buscando nuevas formas de llegar a más personas. Es importante aprovechar las nuevas tecnologías y distintos medios de comunicación: volantes, cartillas, boletines, Internet, radios comunitarias, recrear el ministerio de la acogida cordial, de las mensajeras y manzaneras así como la difusión de iniciativas solidarias presentes en las comunidades de la diócesis. Ciertamente deberemos reasignar tiempos y recursos evangelizadores para sostener estas estructuras de comunicación de manera sistemática y evaluar permanentemente las acciones.

“Lo que hemos visto y oído, eso les anunciamos” (Cfr. 1 Jn 1,3-5)

CONTENIDOS

Los aportes sobre los contenidos de las acciones evangelizadoras insisten de manera significativa en el descubrimiento y conocimiento de la persona de Jesús, de María y en la centralidad de la Palabra. Vemos también que hay que continuar acentuando la importancia de la justicia social, la misericordia y la dignidad de toda persona. Otros núcleos temáticos sugeridos son: Doctrina Social de la Iglesia, oración y sacramentos, discernimiento personal y comunitario a la luz del Evangelio, lectura de la Palabra de Dios a partir de la realidad, libertad evangélica y pecados sociales como así también el análisis de temas significativos (sexualidad, procreación, divorcio, discriminación, alcohol, droga...) presentes, muchas veces, en los medios de

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comunicación social. También aparecen indicados la solidaridad, la esperanza cristiana y la comprensión de la realidad.

Los contenidos que se propongan deben brindarnos elementos para conocer nuestra cultura y responder a las diversas realidades que nos aquejan: angustia-soledad-desamparo orientándonos en momentos de dificultad o de crisis. Deberán ayudarnos a crecer en la valoración de la vida, en la esperanza y en la fraternidad, en la educación para el esfuerzo y el trabajo participativo. Tendrán que prepararnos para aprender a caminar junto a los jóvenes y brindarles ayuda y orientación en los temas que más les urge (vida afectiva, sentido de libertad y responsabilidad, síntesis entre fe y ciencia); atender adecuadamente a las nuevas pobrezas y los modelos familiares y acompañar a los laicos a ser testigos de la Buena Nueva en donde ejercen sus tareas.

“En ese mismo momento, se pusieron en camino...” (Lc 24,33)

CONCLUSIÓN

Hemos avanzado en la tarea que nos propusimos: “enriquecer juntos los momentos de nuestro itinerario pastoral” sugiriendo los pasos que deberemos realizar para pasar del rostro real al rostro ideal de nuestra comunidad eclesial. Este trabajo nos permitirá identificar las acciones y los procesos que deberemos desarrollar para alcanzar las metas y la espiritualidad y actitudes necesarias para responder fielmente al Espíritu del Señor que nos guía.

Con estos aportes, además de los que venimos recogiendo en el proceso pastoral de la Arquidiócesis, algunos equipos de trabajo nos ayudarán a diseñar los dos primeros planes (flexibles, vinculados entre sí, progresivos y participativos) para el momento kerigmático. Con la ayuda del Señor esta presentación se llevará a cabo en la segunda sesión de la Jornada Pastoral 2006

Decíamos en la conclusión del texto sobre el diagnóstico pastoral que “entre el sueño y la realidad media para nosotros la esperanza, la construcción comunitaria del paso a paso”. Le pedimos al Señor la gracia de la esperanza, a Él que es “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6), porque sabemos que son muchas las tentaciones y las situaciones que desde dentro y fuera de nuestra comunidad nos pueden desalentar. Suplicamos la espiritualidad de peregrino, de aquél que con la confianza puesta en Dios se pone en marcha aceptando los peligros que todo viaje encierra y sostenido por la esperanza, centra su mirada en el hogar que lo espera desechando soluciones pasajeras.

El episodio de Emaús, tantas veces reflexionado, nos da pistas acerca de como recorrer estos caminos, el evangelista nos muestra a Jesús que se acerca a dos que vienen caminando, parte y comparte con ellos el pan haciendo arder su corazón, y los impulsa a buscar a otros para compartir esa experiencia que transformó sus vidas.

Arquidiócesis de Córdoba - Agosto de 2006


ITINERARIO PASTORALCuatro procesos pastorales fundamentales

Llegando al final de la elaboración del Plan de Acción Pastoral, nos encontramos a las puertas de una nueva etapa: la de abocarnos a su aplicación-ejecución. Es el itinerario pastoral hecho vida en nuestra Arquidiócesis, llevando adelante el cometido de una Nueva Evangelización, nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión.

Decíamos en otras oportunidades que todo plan implica: identificar dónde estamos (nuestra realidad diagnosticada), hacia dónde vamos (rostro ideal de Iglesia local) y el camino-itinerario para pasar de una situación a otra. En este itinerario hemos trabajado durante este año, procurando encontrar los caminos para hacer realidad el ideal.

La participación de nuestras comunidades y la celebración de la primera Sesión en las 18 zonas pastorales de la Arquidiócesis permiten al Obispo, como Padre y Pastor, identificar y presentar hoy los cuatro procesos fundamentales que consideramos que el Señor nos invita a llevar adelante a lo largo de toda esta nueva etapa de actuación del plan. Estos procesos están de algún modo delineados en nuestras cuatro Líneas de Acción Pastoral y en los criterios pastorales, apareciendo con nitidez en el “diálogo” entre el Diagnóstico pastoral y el Rostro ideal al imaginar el itinerario.

Hablamos de procesos porque vemos con claridad que la nueva evangelización requiere no sólo actividades e iniciativas bien pensadas sino principalmente desarrollo continuo de la vida y de la gracia en itinerarios coherentes. Decimos que son procesos fundamentales porque atravesarán y animarán todo nuestro itinerario pastoral y porque de ellos se derivan y con ellos se relacionan todos los demás. Es importante tener presente que, aunque estos procesos sean múltiples, el itinerario pastoral es uno; por eso no pueden ser paralelos y simplemente coexistir. En cada etapa hay que ver cómo se relacionan, articulan y enriquecen mutuamente

Los procesos deberán siempre mirar simultáneamente al interior de la comunidad cristiana (sus agentes y miembros activos, celebraciones y diversas iniciativas) y a la sociedad y la cultura (sus responsables, estructuras, ámbitos, etc).

Los procesos que consideramos fundamentales son:

El proceso de maduración espiritual y formación integral y permanente, personal y comunitario.

El proceso de inclusión participativa: llegando a y trabajando con y desde todos

El proceso de construcción y reconstrucción de la fraternidad-comunión

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El Proceso de una nueva comunicación y servicio a la sociedad y la cultura.

1. Proceso de maduración espiritual y formación integral y permanente, personal y comunitario.

Para poder ir mar adentro en este inmenso océano (NMI 58) y hacer realidad en nuestra Arquidiócesis la nueva Evangelización necesitamos que en cada persona y comunidad se desarrolle toda la riqueza de talentos y dones recibidos como respuesta a la gracia y a los nuevos desafíos que se nos presentan.

Sabemos que la santidad ya no puede ser concebida como “algo reservado a gigantes”, sino como “un alto grado de la vida cristiana ordinaria” (NMI 31) y en esa dirección nos hemos comprometido a caminar (criterios-Líneas), concientes, no obstante, que debe tener un nuevo rostro en fidelidad al Espíritu y a la nueva conciencia que la Iglesia tiene de sí.

La maduración espiritual no puede ser un lujo reservado a unos pocos y en nuestro itinerario pastoral tendremos que ayudar a descubrir este llamado-exigencia a todos los bautizados, ofreciéndoles con iniciativas concretas, creativas y sostenidas esa gozosa posibilidad.

También la formación que hemos reclamado tan insistentemente deberá acompañar todo nuestro itinerario con esas cualificaciones que hemos mencionado reiteradamente: debe ser integral, sin reduccionismos, favoreciendo el crecimiento de la persona en todas sus dimensiones. Debe ser permanente y acompañar a las personas y las comunidades a lo largo de toda su vida.

2. Proceso de inclusión participativa: llegando a, trabajando con y desde todos.

Uno de los rasgos más preponderantes de nuestra cultura actual es la exclusión que sufren millones de personas del llamado “sistema social”. Esto genera cada vez más un mundo de bienestar para unos pocos y deja a una gran mayoría, al borde del camino y a la intemperie de la existencia. Como discípulos de Jesús, que acogió a todos, asumimos el desafío de incluir, en la medida de nuestras posibilidades, a todos.

Para poder incluir deberemos, en primer lugar, desear llegar y tratar de llegar efectivamente a todos, sabiendo que “llegando a los últimos, llegaremos a todos (Dp-5)”14. El proceso de inclusión es un proceso de misión permanente, que nos hace salir de nuestras propias fronteras: las personales, familiares, grupales y comunitarias, para escuchar las necesidades de nuestros hermanos y compartirles el don de la fe, tesoro que humaniza, que aporta vida, luz y salvación. 14 “Diagnóstico pastoral de la Arquidiócesis de Córdoba” .Quinto Núcleo Fundamental. (De aquí en más Dp. El número indicará el Núcleo fundamental referido)


Los primeros destinatarios de nuestras acciones deberán ser los pobres, débiles, enfermos, los olvidados y excluidos no solo del sistema socio económico, sino muchas veces de nuestras comunidades y de nuestras conciencias. Los alejados de nuestro influjo evangelizador, las familias en sus realidades, los jóvenes, los niños, ancianos, los maestros, los líderes, el mundo del trabajo, los MCS, etc, deberán estar siempre presentes en nuestro horizonte (evangelizador).

Este proceso de inclusión es participativo y por tanto será fundamental la tarea de aprender a trabajar con y desde los olvidados y excluidos. “La marginación a evitar no es solo la del pobre como destinatario de la evangelización y promoción sino la de que sean ellos protagonistas de la misma. La sencillez, apertura y disponibilidad con que los más pobres asumen la vida y su relación con Dios, son actitudes indispensables para que nuestra Iglesia sea creíble en el mundo de hoy (LAP)”.

3. Proceso de construcción y reconstrucción de la fraternidad-comunión

El mismo Jesús explicitó que la señal más clara de que somos sus discípulos es el amor entre nosotros (Jn 13,35) y nos aseguró “que debemos ser uno para que el mundo crea que él es el enviado” (Jn 17,21). Haciéndose eco de estas palabras evangélicas en el comienzo de este tercer milenio JP II nos invitó a ser testigos del amor “haciendo de la Iglesia Casa y escuela de comunión” y viviendo la espiritualidad de comunión sin la cuál “los instrumentos externos de comunión se convertirían en medios sin alma, máscaras de comunión más que sus modos de expresión y crecimiento (NMI 43)

Nuestro itinerario nos irá ofreciendo la posibilidad y nos irá exigiendo a la vez construir la comunión, defenderla cuando se ve amenazada y reconstruirla cuando es herida. El diálogo, el respeto mutuo, la compasión y el cariño sincero, el perdón cuando sea necesario deberán acompañarnos a lo largo de todo el camino. Y como se trata de algo decisivo y a la vez difícil tendremos que renovarnos en este empeño y sostenernos mutuamente para superar la tentación del desaliento, el inmediatismo y el individualismo.

La construcción-reconstrucción de la comunión y la fraternidad es una condición para que la evangelización sea eficaz y es a su vez un signo que muestra que el Reino de Dios ya esta entre nosotros

4. Proceso de una nueva comunicación y servicio con la sociedad y la cultura.

Desde la Jornada Pastoral del año 2000, y cada vez con mayor conciencia, hemos expresado nuestra preocupación, insatisfacción y dolor por la ruptura entre la cultura que nos contiene y expresa y la fe que profesamos. Ruptura que experimentamos dentro de nosotros mismos como hombres y mujeres cristianos, lo cual muestra lo profundo de esta situación. También experimentamos que esto, lejos de desanimarnos, nos desafía a

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responder con una nueva evangelización de la cultura. Para ello será necesario realizar un proceso de una “nueva comunicación y servicio” con nuestro mundo actual. El primer paso será entender que “esta situación en lo que tiene de irreversible debemos asumirla con realismo, creatividad y sobre todo –desde la fe- como providencial (Dp-1)”

Sostener este proceso nos permitirá ver con mayor claridad las luces y las sombras de la realidad, los signos de muerte y de vida presentes en ella, a la vez que nos permitirá aprovechar la riqueza de dones, creatividad, fortaleza, agudeza que caracteriza a nuestra cultura cordobesa. Esta comunicación nueva desde y con nuestra(s) cultura(s) encierra el anhelo de contribuir a la transformación de la sociedad en una más justa, fraterna y solidaria. Decíamos en nuestro diagnóstico pastoral: “Tenemos que superar la incomunicación o la distorsión de la comunicación con la sociedad y la cultura que hoy vivimos y eso es algo que sólo el amor, entendido en toda su profundidad y riqueza cristiana, hace posible. (Dp-5)”; y “Hay que reconocer las maravillas que el Señor hace en esta nueva cultura y tener siempre abiertos los ojos para identificar su obra. (Dp-5)”


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MOMENTO KERIGMÁTICO

2007-1012

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Lema Pastoral 2007

En los últimos años de la elaboración del plan pastoral nos han acompañado distintos lemas que nos ayudaron como comunidad arquidiocesana a unificar los esfuerzos, las acciones y la espiritualidad de la actividad evangelizadora. Entendemos que un lema debe concretarse en una formulación breve y concisa fácil de recordar y decir por todos; y tiene que reflejar, lo mejor posible, el objetivo pastoral del año, es decir, lo que nos proponemos alcanzar como Iglesia local y la espiritualidad que alienta y alimenta las acciones.

El lema de este año quiere reflejar el objetivo correspondiente, y lleva implícitamente consigo todos nuestros anhelos de un renovado camino pastoral. Lleva también, la expectativa y la esperanza del inicio del primer plan pastoral 2007-2009, que nos afirma en el camino de la nueva evangelización y que manifiesta las búsquedas coincidentes que las distintas comunidades de nuestra Iglesia de Córdoba han expresado y valorado como fundamentos de una renovación pastoral.

El texto elegido de la palabra de Dios corresponde al comienzo de la parábola del sembrador según nos la relata el Evangelio de Marcos (Mc 4,3) Allí Jesús comienza..: “Escuchen: el Sembrador salió… “y finaliza la parábola diciendo “el que tenga oídos para oír, que oiga”. Esto pone de relieve que Jesús quiere decirnos algo nuevamente, nos quiere enseñar, él es el Maestro. Por eso nuestra escucha debe ser atenta e inteligente, de tal manera que nos permita descubrir y secundar los caminos del Señor en nuestras comunidades pastorales y particularmente en la realidad del día a día, en casa, en el trabajo, en la sociedad, porque el Señor esparce su semilla en todos los terrenos de la existencia humana. Por eso pedimos al Señor: “ayúdanos a escucharte”.

“El sembrador salió”, continúa la parábola. Nos recuerda que Dios sale siempre a nuestro encuentro; su amor entrañable se comunica a nosotros desde la misma creación hasta su plena manifestación en Jesucristo, siempre actualizada por la gracia del Espíritu Santo. Tomando este modelo de amor nosotros decimos como Iglesia local: “Con Jesús salimos, confiamos, nos valoramos”: deseamos salir respetuosamente para llegar a todos, un salir que genere encuentro de amigos, de vecinos, de hermanos; también con los que nos sentimos lejanos y diferentes, los que hemos olvidado y dejado al borde del

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camino, con aquellos que están solos y cansados de caminar. Y pedimos: “Ayúdanos Señor a salir al encuentro de todos”.

El lema se completa con las actitudes de la confianza puesta en Dios, en la fuerza del Reino presente que “como un hombre echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo (Mc 4,26-27)” y en la confianza y valoración de los demás. Está presente en nosotros la invitación de Jesús a su Iglesia a “navegar mar adentro”, hacia las vicisitudes que las mujeres y hombres de hoy vivimos y padecemos, anunciando –y poniendo los medios necesarios- que la Buena Noticia de ayer, de hoy y de siempre, es Jesucristo Señor de la historia, portador de la salvación. Este renovado anuncio deberá comenzar por valorar y reconocer los signos de vida, de esperanza, de solidaridad, de amistad y de resurrección que anidan en tantas situaciones de la vida cotidiana, encarnadas por tantas personas creyentes y no creyentes y que son semillas del Reino. La tarea de la Nueva Evangelización del mundo de hoy es obra y gracia del Espíritu Santo, y ya ha comenzado y está presente en el corazón de cada una de las personas; por eso le suplicamos: “Señor, ayúdanos a descubrirte vivo y presente en el corazón de nuestro mundo”.

A María Santísima encomendamos nuestros anhelos de ser instrumentos dóciles y amables de la Buena Noticia de Dios para el mundo de hoy.

EN TODAS LAS ACTIVIDADES DEBEREMOS TENER EN CUENTA:

1. El momento del plan es el kerigmático.

Entendemos este primer anuncio como experiencia de fe y conversión por la que se vive y comunica el misterio pascual y no sólo como una predicación de la muerte y resurrección de Jesús. (NMA 77)

Ciertamente muchos agentes de pastoral conciben el kerigma o primer anuncio del misterio pascual de Cristo como una predicación sobre la muerte y resurrección de Cristo y la exhortación consecuente a la conversión. En general, se remiten al ejemplo de S. Pedro que en Pentecostés anuncia el significado de la pascua de Cristo y llama a la conversión e integración en la comunidad creyente mediante el bautismo.

Esta concepción del kerigma es parcial. El discurso de S. Pedro no consiste en comunicar una noticia sino y ante todo en narrar un “acontecimiento”, la experiencia de Cristo muerto y resucitado y la fe que ellos, los apóstoles, tienen de dicho acontecimiento. Con la noticia del evento comunican el significado que ellos dan al mismo o la fe que ellos tienen en la resurrección y, por tanto, de que Cristo es el Mesías, el salvador del género humano. La buena nueva, por tanto, no se comunica solo con la predicación sino que supone una experiencia de conversión en la que se “vive” el misterio pascual que se anuncia y queremos que todos los bautizados vivan la experiencia.


Así, la Buena nueva, no es una simple afirmación doctrinal o una exhortación a la conversión sino y, ante todo, es una “experiencia” de conversión a la que la palabra invita y da significado. La pregunta entonces es ¿cómo suscitar esta experiencia?

2. Las actividades que proponemos deberán tener en cuenta la realidad del propio ambiente, la construcción del Bien Común y de la comunidad eclesial.“Los procesos deberán siempre mirar simultáneamente al interior de la comunidad

cristiana (sus agentes y miembros activos, celebraciones y diversas iniciativas) y a la sociedad y la cultura (sus responsables, estructuras, ámbitos, etc)”15.

La presencia de Dios en la historia se manifiesta en los valores, en las actitudes, en los comportamientos de los pueblos y de las personas; reconocerlos, acogerlos, valorarlos, purificarlos son actitudes que ayudan a que el Dios, que «ya es», se desvele, se manifieste en cualquier cultura, raza y condición. Evangelizar es estimular, ayudar, sostener para que los hombres y mujeres de una cultura se encuentren y vivan según el plan de Dios; evangelizar no es, pues, «hacer de los nuestros», eso es apropiación, más bien es favorecer que sea de Dios y viva según Dios, el revelado por Cristo.

De allí que las actividades pensadas busquen vincular estas tres dimensiones siguientes: Tratar de ver la realidad del ambiente en particular (enfermos-presos,

mundo del trabajo, independencia-educación, protagonismo de la mujer) a la que la actividad se refiere, su realidad, sus desafíos, etc.

En torno al Bien Común: ¿cómo vivir lo que celebramos de manera que nos permita actualizar la reflexión acerca del Bien Común como un deber que incumbe a todos los ciudadanos? ¿Cómo cada sector, por más pequeño que sea, aporta a este mismo bien común?

También es una ocasión para que la comunidad eclesial reflexione sobre estos temas, generando espacios, valorando lo que hay que valorar y tratando de puntualizar lo que debe convertirse.

3. El espíritu que debe animarlasLas actividades diocesanas que realizaremos quieren ser experiencias

significativas de encuentro en la fe. Se trata de provocar, sugerir... – a partir de hechos, situaciones, en algunos casos tomados de la misma religiosidad popular y en otros de la cultura – experiencias que conecten con las aspiraciones profundas, con necesidades sentidas por todos, de forma que nos confirmen en el sentido de la vida y sean ocasión de expresar y compartir dicho sentido y esperanza de vida. Estas experiencias serán “significativas” si tocan a las personas en todo su ser – sensibilidad, inteligencia, voluntad y afectividad – y si al recordarlas se vuelven a “vivir” en distintos momentos de la vida. Se trata de experiencias significativas de fe a las que la palabra da sentido (Kerigma). Experiencias que, a través del proceso, irán suscitando, confirmando, madurando y consolidando el sentido de pertenencia, el saberse pueblo de Dios y sentir a Dios, como Dios del pueblo.

Estas experiencias deben ser vividas en “encuentros diversificados”. Encuentros de todos juntos para tener experiencia de pueblo de Dios, a nivel diocesano, parroquial, de movimientos y asociaciones, consagrados, comisiones, colegios, etc; encuentros por zonas o sectores pastorales, vividos más o 15 “Los cuatro procesos pastorales fundamentales”

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menos al mismo tiempo; encuentros en familias que al ser propuestos a todas y vividos al menos por una gran parte se convierten en una experiencia del pueblo de Dios. Estos encuentros son el mismo proceso pastoral vivido en instancias diversas pero complementarias.

Las actividades deberán ser realizadas con Jesús y a su manera: saliendo, compartiendo, escuchando, valorando. Serán una oportunidad para ahondar en la pedagogía de Jesús: hacerse amigo, hacer amigos, trabajar juntos en la vida diaria, enfrentar riesgos, servir, compartir y perdonar, corroborar las palabras con hechos y actitudes, abrirse a la esperanza, comprometerse con el Reino de Dios, vivir en el Espíritu.

También nos permitirán las actividades, realizar la experiencia del trabajo en común, de manera orgánica, desde la diversidad y creatividad que cada comunidad tiene, haciendo realidad en la acción lo que nos proponíamos en una de las Líneas de Acción Pastoral: “Vivir la Comunión y Participación en todos los ámbitos y estructuras de nuestra Iglesia Arquidiocesana, en un proceso progresivo, orgánico y planificado, sustentado y animado por una profunda espiritualidad de comunión”

4. A la hora de programarlas Al momento de la realización de cada actividad, es de importancia vital,

tener presente el Objetivo Pastoral 2007, guía fundamental no sólo de las acciones a realizar sino de la espiritualidad que deberá acompañar dichas actividades.

Queremos recordarles los pasos a tener en cuenta para planificar las actividades en cada comunidad:

Quiénes son los destinatarios: Especialmente aquellos/as a quienes va dirigida la actividad (enfermos-presos, trabajadores, colegios, mujeres), pero siempre en la perspectiva de llegar hacia los confines: geográficos, instituciones, MCS, familias, etc, Quiénes realizan las actividades El paso que nos proponemos realizar, qué pretendemos con esta actividad, qué está a nuestro alcance Qué actividades realizaremosLa espiritualidad que animarán las actividadesCuándo:Con qué recursos:

Cuaresma – PascuaTiempo: Marzo-Abril

En el tiempo de Cuaresma y Pascua, queremos realizar la experiencia de dejar atrás los miedos, prejuicios y falsas seguridades que como personas y comunidades llevamos y que nos impiden encontrarnos.

Lo hacemos desde la certeza del Sí de Dios dado en Jesucristo a los hombres y mujeres (a todo lo humano) y que nos invita a construir la confianza en los otros/as e iniciar los pasos hacia el encuentro anhelado.

Gesto: teniendo en cuenta lo anterior y la opción pastoral de llegar a los pobres, débiles y sufrientes, creemos debe pensarse una actividad que contenga un gesto de acercamiento con las personas enfermas y con las familias de los presos. La comisión diocesana de “Pastoral carcelaria” realizará actividades con las personas privadas de la libertad

Material que reciben para el desarrollo de la actividad


Reflexión “El profetismo de los que sufren nos despierta” realizada por la Lic. Iris Maders y el Pbro. Lic. Pedro Torres; con una propuesta de trabajo, algunos testimonios y bibliografía sobre el tema.Este texto está pensado para que los agentes pastorales de cada comunidad puedan ahondar su reflexión sobre los enfermos y las personas privadas de libertad y de esa manera prepararse para realizar, de la mejor manera posible, la actividad.

Subsidio (cartilla) realizado por la Pastoral Carcelaria para orar por y junto a las personas privadas de su libertad y sus familiares.

Sugerencias de accionesLes proponemos un elenco sencillo de actividades que cada comunidad

podría realizar para tratar de llegar a todos, de manera progresiva y en la medida de las posibilidades de cada una. También les proponemos que las acciones que cada comunidad elabore las compartan con las otras comunidades de la zona pastoral o del mismo movimiento o congregación, haciendo realidad la comunión de bienes.

Con respecto a las personas enfermas y sus familias: Hacer llegar un mensaje o una carta en nombre de la comunidad,

saludando y contando a los enfermos de nuestras comunidades (parroquias, movimientos, asociaciones, congregaciones, colegios, hogares de ancianos, centros de jubilados, etc) lo que como diócesis estamos realizando, de nuestro amor por ellos, el compromiso de nuestras oraciones y lo importante del testimonio que ellos nos brindan de fe y esperanza.

Sería importante sensibilizar a amigos y vecinos (puede ser a través de una cartilla) de las personas enfermas, para que de alguna manera se acerquen: en el compromiso de la oración, de una visita, un llamado telefónico, hablando con los familiares, etc.

Tomar contacto con los Centros de Salud de la comunidad, llevando un mensaje de valoración por la tarea que realizan médicos y enfermeros/as que están en contacto a diario con el dolor, la enfermedad, la muerte; reconociendo sus esfuerzos, sus luchas, sus dificultades, sus soledades y hacerles sentir nuestro apoyo.

Ir generando procesos en para que quienes se sientan llamados, puedan ir conformando la pastoral de la salud.

Dirección mail de la pastoral de la salud:

Con respecto a las personas privadas de su libertad y sus familias Compartir la cartilla para rezar con y por aquellas personas privadas de libertad y/o sus familiaresContactarse con las familias de las personas privadas de la libertad y/o aquellas que están en situación de riesgo. La experiencia nos dice que los comedores y los colegios son los lugares en donde podemos encontrarnos con los familiares de las personas privadas de la libertad.

Posibilidad de contar con un testimonio escrito de alguien que está preso y hace camino de recuperación o de quien ha logrado reinsertarse en la sociedad.

También puede contactarse con quienes trabajan con los presos (guardiacárceles).

Ir generando procesos en para que quienes se sientan llamados, puedan ir conformando la pastoral carcelaria.

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GESTO INSTITUCIONALDenominamos “gesto institucional” a las acciones que nuestro Arzobispo

Mons. Carlos Ñáñez, en nombre de la comunidad eclesial de Córdoba, realizará con ocasión de cada una de las actividades programadas, en distintas instituciones civiles.

Con respecto a la actividad Cuaresma-Pascua, Mons. Ñáñez ha decidido celebrar la misa de la Cena del Señor, el día jueves santo, en el Hospital de Niños, y el Vía Crucis, viernes santo, en la cárcel de mujeres, en Bower.

Cada uno de los “gestos institucionales” que se realicen, será una oportunidad para que las comunidades o los agentes de pastoral acompañemos a nuestro Arzobispo haciéndonos presente físicamente en el lugar indicado o a través de nuestra oración, como así también preparando los guiones y preces de nuestras celebraciones en consonancia con lo que se realice.

La actividad en el Hospital de Niños Visita por las salas y diálogo con los niños enfermos y sus familiares Mensaje a los médicos y enfermeras/os reconociendo y valorando su tarea

y misión Celebración de la Eucaristía Se invitará a las demás instituciones y agentes que trabajan en el área de

la salud pública El obispo dejará un presente que recuerde a la institución nuestro

reconocimiento como así también nuestro compromiso con la tarea que llevan adelante.

La actividad en la cárcel de mujeres (Bower)PRESOS

Encuentro con algunas de las personas privadas de su libertad y con los/as guardiascárceles

Mensaje sobre la reconciliación con Dios, con la sociedad, con nosotros mismos

Vía Crucis con la participación de las internas Se harán presentes los mensajes de las distintas unidades carcelarias, de

familiares, de algún colegio Es posible la transmisión del Vía Crucis por alguna emisora radial para

dar la posibilidad de ser seguida desde las distintas unidades carcelarias Se dejará un presente como recordatorio y signo de la visita

El PROFETISMO DE LOS QUE SUFREN NOS DESPIERTA

“Con Jesús salimos, confiamos, nos valoramos”. Salimos de nuestro adormecimiento y nos asomamos al mundo del dolor, de la enfermedad, de la pérdida de libertad...tratando de ampliar el horizonte de nuestras miradas: La primera sorpresa es descubrir, y asumir, que el dolor no está solamente fuera; está en mi comunidad, en mi familia, en mi corazón traspasado por preguntas sin respuesta, por faltas de libertad, incertidumbres, temores, enfermedades, que tal vez nadie nota, pero que tejen la trama de mi vida cotidiana. La primera tarea es asumir la propia debilidad, la de los que más amo para poder encontrarme de verdad con los que hoy sufren antiguas y nuevas pobrezas.


Con Jesús salimos...descubriéndonos “sanadores heridos”, anunciadores de una buena noticia que nos implica desde el primer momento. Al salir también nos asombra que, a donde llegamos, el Señor llegó primero, que el que sufre no es pasivo receptor, sino protagonista y profeta del misterio que encarna, y del sentido de la vida.

Por eso también confiamos y nos valoramos. Caemos en la cuenta que también el dolor, como el arado que rompe la tierra, nos dispone a recibir la semilla del reino, que las faltas de libertad que nos asfixian, nos despiertan para decir: ¡SEÑOR TE NECESITAMOS!, ¡SOLO TU PUEDES COLMAR EL CORAZÓN HUMANO!

Cuando el sufrimiento, en cualquiera de sus formas, se convierte en un estado de vida, que modifica nuestro ser, nuestras relaciones, nuestra personalidad se estrecha nuestro universo concentrando la atención en el propio cuerpo, en sus dolores, en su pérdida de autonomía o en su soledad, se convierte en problema dramático que urge a buscar la verdad y el sentido de la vida. Cristo al asumir todo lo humano (GS 22) transfigura nuestro sufrimiento y permite al sufriente (al enfermo, al preso, a sus familias, a los que les sirven) convertirse en profetas que, desde la impotencia de la cruz, nos descubren que la única respuesta es el amor.

Muchos de nuestros contemporáneos quisieran silenciar la cruz, pero nada es más elocuente que la cruz silenciada. El verdadero mensaje del dolor es una lección de amor. El amor hace fecundo al dolor y el dolor hace profundo al amor. La fe y la cruz fueron y son inseparables. Al formarnos en la escuela de la cruz, descubrimos las raíces a las que esta unido el árbol de la vida.

En el camino del salir respetuoso, queremos abordar el problema del dolor, de la enfermedad, de la falta de libertad, mirando a Cristo, meditando con la ayuda particular del evangelio de San Marcos.

LOS ENFERMOS EN EL EVANGELIO DE MARCOS

En la vida de Jesús de Nazaret tenemos una riqueza y una variedad de testimonios tan grande sobre todo en la que nos hablan de su acción sanadora. Particularmente abundante es el testimonio de Marcos que en su material evangélico dedica casi la tercera parte de sus escritos y poco menos de la mitad de los diez primeros capítulos (200 versículos de 245) a los encuentros con enfermos.

En Marcos encontramos, además de los sumarios que relatan curaciones ( Mc 1,32-34; 3,7-12; 6, 53-56), ocho relatos de sanación: Mc1,19-31 la suegra de Pedro;1,40-45 un leproso; 2,1-12 un paralítico; 3,1-6 el hombre de la mano seca;5,25-34 una mujer con hemorragia crónica; 7,31-36 un sordo-mundo (no referido ni por Mateo ni por Lucas); 8,22-26 un ciego de Betsaida (ausente en Mt y en Lc); 10, 46-52 el ciego Bartimeo. En este Evangelio encontraremos también la resurrección de la hija de Jairo y la invitación a contemplar a Jesús apresado y entregando la vida entre dos ladrones Mc 15,27-28, cumpliendo así las palabras del profeta Isaías 53,12: “Fue contado entre los malhechores”.

Con Marcos podemos decir: “Jesús era un sanador y un exorcista, recrea la esperanza en el corazón del hombre”.

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Es importante señalar que en la tradición judía el médico obtiene por su arte una legitimidad reconocida y relativa solo en la parte última de la historia bíblica, en Eclesiástico 38,1-15. Hasta entonces la curación se esperaba de la intervención de Dios, no de la medicina. En este clima cultural es que Jesús desarrolla su acción sanadora, una concepción del mundo que el hombre moderno llamaría mítica y apocalíptica, ya que para explicar el mal presente en todas sus formas recurre a seres no humanos. Jesús se inserta en este contexto cultural con una nota propia: la derrota del malo y del mal ha comenzado con él exactamente en su acción sanadora.

En la sociedad secularizada, el dolor se ve como un acontecimiento radicalmente negativo. En consecuencia, hay que luchar contra él con todos los medios; ésta es la tarea de la ciencia médica, puesto que si la enfermedad es algo natural, ¿por qué no vamos a poder dominarla? En la cultura cristiana, el dolor -que no deja de ser considerado malo en sí mismo - es visto, sin embargo, en otra dimensión. El dolor contribuye a la maduración de la persona, es desafío y ocasión de encuentro con Dios, y puede llegar a ser salvífico. Nos dice el Papa Benedicto: “La enfermedad conlleva inevitablemente un momento de crisis y de seria confrontación con la situación personal. Los avances de las ciencias médicas proporcionan a menudo los medios necesarios para afrontar este desafío, por lo menos con respecto a los aspectos físicos. Sin embargo, la vida humana tiene sus límites intrínsecos, y tarde o temprano termina con la muerte. Esta es una experiencia a la que todo ser humano está llamado, y para la cual debe estar preparado”.

El Catecismo, por su parte, enseña que «la enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios. Puede también hacer a la persona más madura, ayudándola a discernir en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que es» ( n. 1501.) Como la enfermedad, todo dolor que toca la integridad de la persona, que hiere nuestra comunicación con los demás y nos hace percibir nuestra soledad, puede convertirse por la gracia de Dios en lugar pascual, lugar del encuentro con el Resucitado que sensibilizándonos y haciéndonos salir de nosotros mismos, nos hace sacrificio vivo, santo y agradable a Dios (Rm12,1).

ELEMENTOS CARACTERÍSTICOS DE LOS RELATOS DE CURACIÓN

El análisis de los relatos de curación, mencionados anteriormente, nos permite resaltar sus elementos característicos y reconocer los pasos para el encuentro sanador: El narrador, ante todo, hace que se encuentre Jesús con el enfermo; en la presentación del enfermo se insiste algunas veces en la gravedad de la enfermedad; la curación se realiza o bien tocando al enfermo o bien con una palabra; la curación realizada se afirma con fórmulas muy sintéticas que subrayan regularmente el carácter repentino del hecho; a veces se da la demostración de la curación que se ha obtenido; normalmente el relato de curación concluye con la reacción de asombro de los presentes o del propio interesado; se presenta como característico el motivo de la fe, entendida como confianza en el poder curativo de Jesús, una fe preventiva a la que este reconoce una fuerza de sanación; finalmente se observa que algunos relatos de curación son al mismo tiempo “apotegmas”, marco narrativo de un dicho de Jesús, que está en el centro de la atención del texto y al que todo se orienta, regularmente en un contexto polémico (Mc2,1-12).


En la línea de las curaciones y caracterizado por los mismos motivos, los Evangelios nos ofrecen tres relatos de resurrección, uno de ellos en Mc 5,21-43: el de la hija de Jairo que merece una consideración especial.

SENTIDO Y ALCANCE DE LOS MILAGROS En los relatos de Marcos se dice que Jesús se conmovió profundamente ante la desgracia del leproso (Mc1,41) como lo referirán también su encuentro con la viuda de Naím o las parábolas. El conmoverse, la ternura, es la emoción característica del amor entrañable de nuestro Dios. No basta con ser justos, como recordaba Dostoievski en sus palabras dirigidas a los jueces: “No tenéis ternura, solo tenéis justicia por eso sois injustos”. Entonces: ¿Cual es la respuesta de Jesús al mal?. Fundamentalmente consiste en el amor. Un amor al hombre y a la realidad que lo lleva a aceptarlos tal y como son. Hombre y realidad son amados por Jesús -y en esto consiste la novedad de su actitud- no ya por lo que hay en ellos de bueno y perfecto (“esto también lo hacen los paganos”), sino por lo que resta en ellos de malo y deficiente. Las personas menos amables (pecadores públicos, enfermos, leprosos, pobres, ignorantes) son las más amadas, justamente porque no pueden dar nada a cambio del amor que se les ofrece gratuitamente. Las situaciones más desesperadas (sospecha de blasfemia, marginación social, condenados a muerte, dolor físico y psíquico) son no ya soportadas, sino acogidas, asumidas, justamente porque en ellas se alumbra la posibilidad insospechada de esperar contra toda esperanza.

Jesús no se ha comportado ante el mal como un asceta o como un teórico, sino como un místico. El asceta no cree en la victoria sobre el mal pretende domesticarlo acostumbrándose a él en porciones sabiamente dosificadas. El místico por el contrario, cree en esa victoria, porque cree en un Dios digno de crédito. No aspira a la insensibilidad o a la apatía, porque no se resigna pasivamente al mal. Por otro lado, sabe que él solo no se basta para vencerlo, pero espera recibir como don la cuota de victoria que no puede cobrar como conquista. Y esa certidumbre le inclina a afirmar y amar una realidad que, de otra forma, tendría que ser negada. El símbolo de esa realidad, es su figura actual en la cruz. Pero el místico sabe que la cruz es un paso cuyo destino es la resurrección.

ALGUNAS CLAVES PASTORALES1) Jesucristo no da explicaciones, pero «conmovido por tantos sufrimientos, no sólo se deja tocar por los enfermos, sino que hace suyas sus miserias». No curó a todos los enfermos, no liberó a todos lo presos y condenados, pero en la Cruz tomó sobre sí todo el peso del mal y quitó el pecado del mundo, del que la enfermedad no es sino una consecuencia» (Catecismo, n. 1505). Es más, habló con fuerza de la necesidad de tomar la cruz (el dolor, la enfermedad, etc.) para poder ser discípulos suyos.

2) Jesús, el Dios encarnado, porque fue una persona humanamente sana, saludable y sanadora, llego a ser salvadora de la humanidad. Por eso hay que anunciar a Jesucristo: sano, saludable, sanador y salvador. Libre y liberador.

3) Porque para sanar y salvar es necesario amar. Con amor inclusivo, hospitalario, lleno de ternura desde la apertura del corazón. El cristiano que

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va aprendiendo en su sufrimiento, a dejarse asumir en la cruz de Cristo no se pregunta - “¿por qué a mí?”, más vale dice - “¿Para qué Señor?”(el sufrimiento contiene una misión).

4) Los agentes pastorales deberían caer en la cuenta en esta etapa kerigmática de nuestro camino pastoral, que hay que superar el fácil esquema de una cristología desde arriba y otra desde abajo. El desde abajo y desde arriba reclaman el desde dentro (fe e Iglesia).. La cristología de los primeros discípulos comenzó desde dentro, es decir a partir de las experiencias de la resurrección y de Pentecostés (Jesús vivo en medio de ellos-derramamiento del Espíritu, ardor del corazón). Desde ella recordaron, recuperaron y repensaron primero la historia de Jesús y después la relación entre Jesús, el Padre y el Espíritu. Así debe comenzar, fundamentarse y construirse la cristología de cada generación. Primero hay que discernir, acoger y dejarse alumbrar por la revelación de Dios en Cristo (Cristofanía); luego dejarse sanar, transformar y deificar por él (Cristoterapia); Desde ahí se tiene la capacidad necesaria para descubrir el sentido, fundamento y verdad de Cristo (Cristología).

5) Cristo curó entonces y sigue sanando hoy por su Santo Espíritu, que ha sido siempre invocado en la Iglesia como “perdón de los pecados”, “salud de los enfermos”, “padre de los pobres”, “fortaleza de los débiles”. Frente a una cultura que no quiere ver los abismos de la existencia (el miedo, la culpa, el pecado, la muerte, el futuro..), Cristo asume la realidad, la sana y salva por el poder de Dios, dándose a cada hombre para que él se redima a sí mismo. Como enseñó San Agustín: “El que te creo sin tí no te salvará sin tí..”

6) La fe en Cristo a lo largo de los siglos ha sido fuente de sanación, generadora de libertad y suscitadora de servicio al prójimo. Quienes fueron perdonados por Cristo y sanados por su Espíritu se, convirtieron en sanadores de sus prójimos por la diaconía de la salud, de la caridad, de la enseñanza, de la política, de la contemplación... La Iglesia suscita a la vez fascinación y escándalo, (o rencor como en Nietzsche o como en muchos hombres de hoy), porque en ella relumbran la grandeza y la santidad de Dios, a la vez que encuentran acogida y dejan huella toda pobreza, degradación y marginalidad. En ella los enfermos, pobres y extranjeros han encontrado siempre protagonismo y casa propia.

7) El cristianismo es de un optimismo realista: el pecado existe y el hombre enferma. Pero ni el pecado ni la enfermedad, que evocan a la muerte, son la última palabra. La primera son Dios y Vida; hombre y pecado son palabras segundas y por ello penúltimas....

8) La redención es para el mundo, en la carne, dentro del tiempo. El don de Dios en Cristo y su Espíritu deben repercutir y conformar ya todos esos aspectos de la existencia humana. No es una nueva creación en cuanto negación de ésta sino recreación del proyecto, vocación y vida recibida de Dios al crearnos a su imagen para llegar a ser semejantes a él. Nuevo ser y nuevo vivir en medio de un mundo que está todavía bajo el maligno y tiene que pasar por la muerte para llegar a su figura definitiva. La salvación implica, por tanto, paso por la muerte y resurrección de la carne.

9) Si el dolor en cualquiera de sus formas nos sumerge en la tentación de desánimo y el egoísmo, estrechando nuestro horizonte y fracturando nuestros vínculos, toda acción surgida desde el encuentro con Cristo vivo por la fe, la esperanza y el amor que fortalezca nuestros vínculos y suscite el diálogo y la fraternidad, produce consuelo y despierta la esperanza.


PROPUESTA DE TRABAJOInvitamos a las parroquias, movimientos, y las distintas comunidades a vivir en la cuaresma y la pascua un encuentro taller. Sugerimos para trabajar, a la luz de lo expuesto, en el momento y espacio que consideren más adecuado de la cuaresma, tomar el texto de Marcos de la curación del leproso (encuentro de purificación que sana al enfermo y a la comunidad que excluye al considerado impuro); y en el tiempo pascual el de la resurrección de la hija de Jairo (encuentro con el misterio de vida que vence la muerte de la niña y de todo aquel que, como la hemorroisa, lleva en sí la muerte en vida) añadiendo a la reflexión de los textos un momento de oración y testimonios de miembros de esa comunidad que están vinculados al mundo de los enfermos o los encarcelados (de ellos mismos, de sus familiares o de agentes pastorales).

TESTIMONIOSNarración de algunos testimonios, semillas del Reino: "El sembrador salió a sembrar...”“En el hall central del hospital, contiguo a la guardia, se escuchó de repente un llanto desgarrador..., que nos paraliza siempre, ... el anuncio que el familiar había muerto.La médica que dio la información abrazó fuertemente a la mujer por largo tiempo, sin ninguna otra palabra. Después los otros seguimos la actividad.”

*Entré a la habitación donde estaba Julián, para preguntar cómo había pasado la noche, estaba dormido, de manera que hablé con el hijo que estuvo con él. - “Mal, estaba raro, decía que él no estaba acá, estaba en el cielo, para mi, dice incoherencias”Le sugerí que fuera a desayunar y me dejara hablar con él.Me acerqué a su cabecera, lo llamé por su nombre; se despertó. ¿Cómo está?¿sabe donde está?. “Mi cuerpo en la cama, pero mi espíritu con Dios” - No diga eso, mire que tiene mucha gente que lo acompaña y lo quiere.Me miró fijo y respondió: "Mis hijos no me entienden, pero yo ya cumplí, es hora que me vaya, estoy bien".A la hora, cuando su hijo había regresado, comenzó a sentirse mal; hizo un paro cardiorrespiratorio, y a pesar de las maniobras para resucitarlo falleció.

*Natalia de 21 años, en pareja, vive en una ciudad de Córdoba. Ya tenía tres meses de embarazo cuando le diagnosticaron “embarazo con feto anencefálico”. Peregrinaron varios meses por los médicos, sin encontrar la ayuda adecuada.Al quinto mes vinieron a Córdoba, y quedaron con el apoyo de un equipo interdisciplinario. Le explicaron las posibilidades que tenía su hijo de vivir.En la entrevista con la siquiatra (La noche anterior enterró a su mamá de 39 años que había fallecido de muerte súbita), dijo con firmeza: "Es mi hijo, y vivirá en mi vientre todo lo que necesite".Llegó a termino; nació J. B, varón, por pedido de los padres, fue bautizado y confirmado inmediatamente por el párroco (el primer inscripto del año 2007).Natalia pidió ver a su hijo, lo acarició y dijo "es hermoso". J.B vivió fuera del vientre de su mamá por 24 hs.

*De Pastoral Penitenciaria. (extracciones del escrito y entrevista con D.) Ellos mismos nos preguntan : “¿Por qué en lugar de estar en su casa, cómoda con su familia o mirando la novela vienen acá, donde nadie quiere venir?....” y hay otros que nos dicen : “vienen a perder tiempo...éstos no tienen arreglo..” Hace quince años que un puñado de mujeres comparten una vez por semana durante tres horas el rezo del Rosario y lectura de formación con 25 internos

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de la Penitenciaría del Barrio de San Martín, juntos conforman el grupo de la Legión de María : “María Madre de los libres de Espíritu” Les ayuda a rezar en sus celdas, y a veces soportar la discriminación y el rechazo de otros internos que tienen otras creencias. “Míreme- me dijo uno una vez cuando empecé a venir era un cachivache, y ahora como participo”.“Uno cree que va enseñar, pero es más lo que uno aprende de ellos, para quienes la visita es sagrada, te cuidan y respetan, y muchas veces somos el nexo entre ellos y sus familias”

*Casi una hora fue el tiempo transcurrido entre mi paso por la primera \"guardia\" y mi destino: Juan T., un hombre de unos 30 años que conocí en la Villa donde trabajo, casado con Graciela, su compañera de toda la vida y padre de 4 pequeños hijos. En aquella oportunidad fui al penal San Martín como una visita más, como cualquier pariente de un \"presidiario"\ ¡Acaso ellos no eran también mi “madre y mis hermanos”? Dejé mis pertenencias en la entrada: monedas, un llavero y el cinturón. Luego me palparon. Pregunté si podía llevar conmigo los cinco rosarios. Asintieron no sin antes pedirme uno. Accedí gustosamente. Luego hice una cola de otros 20 minutos antes de que me tomaran las huellas dactilares. En medio de la fila, rodeado de buenos samaritanos que llevaban ropa limpia, comida y gaseosas a sus familiares comenzaron las preguntas -¿Usted es sacerdote?, Sí. -Por favor, podría visitar a mi hijo. -¿Y a mi marido?, intervino otra. Y allí, católicos y evangélicos me rogaban lo más importante para sus hermanos, maridos, hijos o padres: el consuelo de Dios.Y con la certeza de que el Señor viene a \"liberar\" a los cautivos, del peso del pecado y de la amargura de la desesperanza, pude atravesar esos fríos lingotes para encontrarme con el abrazo franco y cálido de ese hombre que ya no era un \"delincuente o un pecador\" sino la oveja perdida que el Señor carga en sus hombres para animarla y fortalecerla. Y pude recordar con una intensidad especial la respuesta de Jesús a la pregunta de aquellos hombres ¿Cuando te vimos enfermo o preso y fuimos a verte? \"Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo\" (Mt. 25, 39-40)

BIBLIOGRAFÍA PARA SEGUIR TRABAJANDO EL TEMA(En la segunda lectura del Oficio Lecturas de la Liturgia de las Horas que se nos ofrece durante el tiempo de cuaresma y pascua hemos encontrado no menos de 25 que pueden ser rezadas iluminando el proceso espiritual de este momento diocesano, transfigurando nuestros dolores en la clave pascual)

BENEDICTO XVI, MENSAJES PARA LA JORNADA DE LOS ENFERMOSJUAN PABLO II, SALVÍFICI DOLORIS, EVANGELIUM VITAE Y MENSAJES PARA LAS JORNADAS DE LOS ENFERMOSCATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA, n° 1500-1519COMETARIO BÍBLICO INTERNACIONAL, Verbo Divino , Navarra, 1999.GNILKA JOACHIM, El Evangelio según San Marcos, Sígueme, Salamanca, 1986.GONZÁLEZ DE CADEDAL OLEGARIO, Cristología, BAC, Madrid, 2001, pgs 567-586.MIR ALBERTO, Manual y cuadernillos de Pastoral de la Salud, Córdoba.MONGE MIGUEL ANGEL (ed), Medicina Pastoral, EUNSA, Navarra, 4ta ed, 2004.ROCCHETA CARLO, Teología de la Ternura, Secretariado Trinitario, Salamanca, 2001.

EN LA WEB www.multimedios .org (La atención al enfermo en los Padres de la Iglesia P. Carlo Cremona)www.penitenciaria.org.arwww.iglesia.cl/biblioteca/evangeliza/past_penitenciaria (CARTA PASTORAL DEL

CARDENAL CARLOS OVIEDO CAVADA ARZOBISPO DE SANTIAGO SOBRE LA PASTORAL PENITENCIARIA Santiago, 1 de Enero de 1998)


www.bizkeliza.org (pastoral penitenciaria de Bilbao)www.diocesisgetafe.org/paginas/carcel.htmwww.archiburgos.org/penitenciaria/index.htm(cuadernos cristianismo y justicia

www.fespinal.com /espinal/ castellano/2quadern.htm)www.vicariadepastoral.org.mx/profetica/comisiones/salud/ejercicios-d.htm; (comision de

pastoral penitenciaria,origen del trabajo)www.selare.orgwww.pastoralsalud.sjd.eswww.diocesismalaga.es/index.php?mod=salud

ORACIÓN DEL AGENTE PASTORAL

¡SEÑOR TE NECESITO!En este momento en que nos invitas a escuchar y a salir respetuosamente como el Sembrador,conviérteme Señor.

Para que pase, de una mirada que considera al enfermo y al preso como destinatario de mis servicios,a descubrir en ellos, el Misterio del don que encarnan y proclaman con su cruz.

Para que pase, de un corazón acostumbrado al dolor,a la ternura que expresa tu misericordia.Para que descubra tu presencia como el acontecimiento que es fuente de vida nueva y de

esperanza.

Para que, rompiendo con mis comodidades y esquemas,pueda reconocer y asumir la cultura en que vivo,y ser sal, luz y fermento por la docilidad al Espíritu.

Para que, más que anunciador sea testigo,alegre signo de que tu me buscaste, me sanaste, me amaste primero, y me dejé amar.

Para que pase, de la superficialidad del que quiere explicarlo todo,

a la profundidad de místico que experimenta que la cruz no tiene la última palabra, sino la resurrección.

Para que descubriéndote a tí Jesús,sano y sanador, libre y liberador,abra el corazón y la vida a un amoroso compromiso de servicio con los excluidos de hoy.

Para que recreando los vínculos,pase del individualismo al compartir,haciendo espacio a la fraternidad, a la familia, y a la vida de iglesia como casa y escuela de comunión.

2° Actividad1° de MAYO: Día del Trabajador

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Realizaremos el esfuerzo de contactarnos con los distintos lugares de trabajo presentes en cada una de nuestras comunidades: fábricas, talleres, comercios, emprendimientos familiares, etc, escuchando las distintas realidades laborales e invitándolos a hacer consciente la común experiencia de ser trabajador.

Invitar a ampliar la mirada, en actitud de salida y vinculando el propio sector en el contexto del Bien Común.

Escuchar las situaciones laborales en contextos de marginalidad y explotación.

Material que reciben para el desarrollo de la actividad Reflexión “El Trabajo Humano: Núcleos centrales del Tema” realizada

por el Dr. Carlos Kesman. El trabajo se completa con dos reflexiones de mayor extensión, que están a disposición para quien lo requiera en secretaría de la Vicaría Pastoral

Sugerencias de acciones Llegar a los distintos lugares de trabajo (llevando un mensaje, algún

recordatorio, etc) presentes en cada una de nuestras comunidades: fábricas, talleres, comercios, emprendimientos familiares, etc, escuchando las distintas realidades laborales e invitándolos a hacer consciente la común experiencia de ser trabajador. Salimos a valorar el esfuerzo, la iniciativa, la creatividad, la cultura que se genera del trabajo.

Compartir los puntos fundamentales de la doctrina social de la Iglesia sobre el trabajo, aprovechando la reflexión del Dr. Kesman. Invitar a ampliar la mirada, en actitud de salida y vinculando el propio sector en el contexto del Bien Común.

GESTO INSTITUCIONALEn este “gesto” se quiere reconocer y valorar el esfuerzo, la fortaleza y la

creatividad demostrada por muchas personas y grupos de trabajos que confiaron en sí mismos y en esta tierra bendita, en medio de una profunda crisis. Son los que con su aporte recrean la esperanza por la cultura del trabajo que dignifica la vida.

Se invitará a distintos emprendimientos y micro emprendimientos, a Pymes y empresas familiares que frente a la crisis de 2001-2002 pudieron salir airosos, para que compartan los pasos dados.

La fecha prevista para el encuentro es el viernes 4 de mayo.

Reflexión sobre el trabajo humanoEl primero de mayo conmemoraremos el “día del trabajador” y en esa

ocasión queremos dar gracias a “Dios” por el trabajo que tenemos y para pedir por los que no lo tienen, o que teniéndolo, no satisfacen las necesidades mínimas.

Tratando de aportar material que ayude a pensar y reflexionar sobre dicho acontecimiento, adjuntamos un escrito que nos ubica en la historia y desarrolla algunos de los temas vinculados al trabajo.

Su lectura debe ser con una mirada esperanzadora, sabiendo que Dios obra en nosotros y es capaz de transformar la utopía en realidad. Prueba de ello tenemos los argentinos en la crisis socio económica que vivimos como país en el 2001, de la que supimos salir con espíritu creativo, generando fuentes de trabajo desde lo pequeño (pymes, agrupamientos de colaboración, trueque, etc)


y haciendo importantes esfuerzos para ocupar o no despedir a los trabajadores en aquel difícil momento.

La doctrina social de la Iglesia nos enseña el ideal que debemos alcanzar si queremos ampliar el bien común de los trabajadores. Se trata de un objetivo a alcanzar con el “paso a paso”. Es el “ya” pero todavía “no”. Es algo en “tensión” que tenemos que “concretar”, para lo cual debemos ir individualizando los aspectos a mejorar y/o cambiar.

El Trabajo Humano: Núcleos centrales del TemaIntroducción1.- El trabajo humano es la clave, quizá la clave esencial, de toda la cuestión

social, si tratamos de verla verdaderamente desde el punto de vista del bien del hombre.

2.- La Iglesia halla ya en las primeras páginas del libro del Génesis la fuente de su convicción según la cual el trabajo constituye una dimensión fundamental de la existencia humana sobre la tierra. El Antiguo Testamento presenta a Dios como Creador omnipotente, que plasma al hombre a su imagen y lo invita a trabajar la tierra, y custodiar el jardín del Edén en donde lo ha puesto. Dios confía a la primera pareja humana la tarea de someter la tierra y de dominar a todo ser viviente.

3.- A partir de la Rerum Novarum(1891), la Iglesia no ha dejado de considerar los problemas del trabajo como parte de una cuestión social que ha adquirido progresivamente dimensiones mundiales. En efecto, el trabajo, “clave esencial” de toda la cuestión social, condiciona el desarrollo no sólo económico, sino también cultural y moral, de las personas, de la familia, de la sociedad y de todo el género humano.

4.- Se comprende así cómo el análisis del trabajo humano hecho a la luz de aquellas palabras, que se refieren al “dominio” del hombre sobre la tierra, penetra hasta el centro mismo de la problemática ético-social. Esta concepción debería también encontrar un puesto central en toda la esfera de la política social y económica, tanto en el ámbito de cada uno de los países, como en el más amplio de las relaciones internacionales.

Naturaleza y dignidad del trabajo5.- Trabajar es ocuparse en hacer algo con el objeto de adquirir las cosas

necesarias para los usos diversos de la vida y, sobre todo, para la propia conservación. Luego el trabajo, por su naturaleza, implica dos características básicas: que sea “personal” y que sea “necesario”.

6.- Por ser el trabajo, para la gran mayoría de los hombres, la única fuente de sustento decoroso, el trabajo constituye un deber y un derecho. Al deber personal del trabajo impuesto por la naturaleza corresponde y sigue el derecho natural de cada individuo a hacer del trabajo el medio para proveer a la vida propia y de los hijos. Este deber y derecho lo impone la naturaleza, no la sociedad.

7.- Conviene subrayar que en todo el conjunto de la Doctrina se habla siempre de “sustento decoroso” y no simplemente de “sustento”. El alcance concreto deberá adecuarse al estado de la sociedad y al progreso que los tiempos marquen.

8.- El trabajo es un bien del hombre, es un bien de la humanidad, porque mediante el trabajo el hombre no solo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como

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hombre, es más, en un cierto sentido “se hace más hombre”. Si se prescinde de esta consideración, no se puede comprender el significado de la virtud de la laboriosidad, y más en concreto no se puede comprender porqué la laboriosidad debería ser una virtud.

9.- Si el trabajo es visto como un bien del hombre, ello lleva a ver la laboriosidad como virtud y a la necesidad de unir esta visión con el orden social del trabajo. En este marco, el trabajo en sentido “objetivo” constituye el aspecto contingente de la actividad humana, que varía incesantemente en sus modalidades con la mutación de las condiciones técnicas, culturales, sociales y políticas. El trabajo en sentido “subjetivo” se configura, en cambio, como una dimensión estable, porque no depende de lo que el hombre hace concretamente, ni del tipo de actividad que ejercita, sino sólo y exclusivamente de su dignidad de ser persona.

10.- Esta distinción es decisiva, tanto para comprender cuál es el fundamento último del valor y de la dignidad del trabajo, cuanto para implementar una organización de los sistemas económicos y sociales respetuosa de los derechos del hombre. En efecto, no hay duda de que el trabajo humano tiene un valor ético, el cual está vinculado completa y directamente al hecho de que quien lo lleva a cabo es una persona.

11.- Si falta esta conciencia o no se quiere reconocer esta verdad, el trabajo pierde su significado más verdadero y profundo: en este caso, por desgracia frecuente y difundido, la actividad laboral y las mismas técnicas utilizadas se consideran más importantes que el hombre mismo y, de aliadas, se convierten en enemigas de su dignidad.

12.- El trabajo humano posee también una intrínseca dimensión social. El trabajo de un hombre, en efecto, se vincula naturalmente con el de otros hombres: Hoy, principalmente, trabajar es trabajar con otros y trabajar para otros, es hacer algo para alguien. También los frutos del trabajo son ocasión de intercambio, de relaciones y de encuentro. El trabajo, por tanto, no se puede valorar justamente si no se tiene en cuenta su naturaleza social.

La remuneración del trabajo 13.- Para la gran mayoría de los hombres, el trabajo es la única fuente de

decoroso sustento. Por esto no puede determinar su retribución la mera práctica del mercado, sino que han de fijarla las leyes de la justicia y de la equidad; en caso contrario la justicia quedaría lesionada por completo en los contratos de trabajo, aún cuando se hubiese estipulado libremente por ambas partes.

14.- Por encima del consentimiento de las partes está algo superior y anterior a la libre voluntad de las mismas: la necesidad de que el salario sea suficiente para el sustento decoroso del trabajador. Aquí está el gran criterio genérico determinador del salario justo: la suficiencia para sostener un nivel de vida digno del trabajador como individuo y como padre de familia. Este decoro está medido no solo por la comida sino además por la cobertura suficiente de otras necesidades vitales fuera del trabajo. Necesidades que en número, cualidad y naturaleza dependen sustancialmente del nivel de desarrollo y progreso alcanzado por cada comunidad política.

15.- La remuneración del trabajo debe ser tal que permita al hombre y su familia una vida digna en el plano material, social, cultural y espiritual, teniendo presentes el puesto de trabajo y la productividad de cada uno, así como las condiciones de la empresa y el bien común.


16.- El bienestar económico de un país no se mide exclusivamente por la cantidad de bienes producidos, sino también teniendo en cuenta el modo en que son producidos y el grado de equidad en la distribución de la renta, que debería permitir a todos disponer de lo necesario para el desarrollo y el perfeccionamiento de la propia persona.

17.- La conversión parcial del salario en propiedad o patrimonio es una de las exigencias más apremiantes de la Doctrina Social de la Iglesia. Son muchos los factores que deben contribuir a una mayor difusión de la propiedad. Pero el principal será siempre el justo salario. Así, el justo salario y una mejor distribución de los bienes naturales constituyen dos de las exigencias centrales en el programa social de la Iglesia.

Relaciones entre trabajo y capital18.- Un aspecto clave que traspasa todas las etapas históricas desde la

industrialización y se perfila como un tema central del Siglo XXI es la relación entre el mundo del capital y el mundo del trabajo. El Magisterio quiere destacar que ni el sistema del capitalismo liberal ni el del colectivismo marxista han conseguido superar la antinomia capital-trabajo. Lo que está en juego y la sociedad busca, es un sistema económico justo. Esto no se logrará si en la base de dicho sistema no se otorga la prioridad a la dimensión subjetiva del trabajo humano y a su eficiente participación en todo el proceso productivo. Todo el magisterio gira en torno a la siguiente idea: cualquier solución que se intente para la cuestión social ha de afirmar la primacía de la dimensión subjetiva del trabajo.

19.- Ante la realidad actual, en cuya estructura se encuentran profundamente insertas tantos conflictos causados por el hombre y en la que los medios técnicos juegan un papel primordial, se debe ante todo recordar un principio enseñado siempre por la Iglesia. Es el principio de la prioridad del trabajo frente al capital. Esta verdad, que pertenece al patrimonio estable de la Doctrina de la Iglesia, debe ser siempre destacada en relación con el problema del sistema de trabajo, y también de todo el sistema socio-económico. Conviene subrayar y poner de relieve la primacía del hombre en el proceso de producción, la primacía del hombre respecto de las cosas.

20.- Esta verdad también comprende claramente que no se puede separar el “capital” del trabajo y que de ningún modo se puede contraponer el trabajo al capital, ni el capital al trabajo, ni menos aún los hombres concretos que están detrás de estos conceptos, los unos a los otros. Debe primar una tarea de mutua colaboración para el bien común. Si en el proceso del trabajo se descubre alguna dependencia, esta es la dependencia del Dador de todos los recursos de la creación, y a su vez la dependencia de los demás hombres, a cuyo trabajo y a cuyas iniciativas debemos las ya perfeccionadas y ampliadas posibilidades de nuestro trabajo. Por lo tanto, el trabajo, por su carácter subjetivo y personal, es superior a cualquier otro factor de producción. Este principio vale, en particular, con respecto al capital.

21.- En las reflexiones acerca de las relaciones entre el trabajo y el capital, sobre todo ante las imponentes transformaciones de nuestro tiempo, se debe considerar que el recurso principal y el factor decisivo de que dispone el hombre es el hombre mismo y que el desarrollo integral de la persona humana en el trabajo no contradice, sino que favorece más bien la mayor productividad y eficacia del trabajo mismo.

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Todo esto conlleva un cambio de perspectiva en las relaciones entre trabajo y capital: se puede afirmar que, a diferencia de cuanto sucedía en la antigua organización del trabajo, donde el sujeto acababa por equipararse al objeto, a la máquina, hoy, en cambio, la dimensión “subjetiva” del trabajo tiende a ser más decisiva e importante que la “objetiva”.

22.- La relación entre trabajo y capital se realiza también mediante la participación de los trabajadores en la propiedad, en su gestión y en sus frutos. Esta es una exigencia frecuentemente olvidada, que es necesario, por tanto, valorar mejor: debe procurarse que toda persona, basándose en su propio trabajo, tenga pleno título a considerarse, al mismo tiempo, “copropietario” de esa especie de gran taller de trabajo en que se compromete con todos.

23.- La propiedad, que se adquiere sobre todo mediante el trabajo, debe servir al trabajo. Esto vale de modo particular para la propiedad de los medios de producción; pero el principio concierne también a los bienes propios del mundo financiero, técnico, intelectual y personal... En esta perspectiva adquiere gran importancia la cuestión relativa a la propiedad y al uso de las nuevas tecnologías y conocimientos que constituyen, en nuestro tiempo, una forma particular de propiedad, no menos importante que la propiedad de la tierra y del capital. Estos recursos como todos los demás bienes, deben tener un destino universal.

El Derecho al trabajo (Empleo-Desempleo)24.-El trabajo es un bien de todos que debe estar disponible para todos aquellos

capaces de él. La “plena ocupación” es, por tanto, un objetivo obligado para todo ordenamiento económico orientado a la justicia y al bien común. La consideración de las implicancias morales que la cuestión del trabajo comporta en la vida social, lleva a la Iglesia a indicar la desocupación como una verdadera “calamidad social”, sobre todo en relación con las jóvenes generaciones.

25.- La capacidad propulsora de una sociedad orientada al bien común y proyectada hacia el futuro se mide también, y sobre todo, a partir de las perspectivas de trabajo que puede ofrecer..

26.-Los problemas de la ocupación reclaman las responsabilidades del Estado, al cual compete el deber de promover políticas de empleo, es decir, que favorezcan la creación de oportunidades de trabajo en el territorio nacional, incentivando para ello el mundo productivo

27.- Para la promoción del derecho al trabajo es importante, hoy como en tiempos de la Rerum Novarum, que exista realmente un libre proceso de auto-organización de la sociedad. Se pueden encontrar significativos testimonios y ejemplos de auto-organización en las numerosas iniciativas, privadas y sociales, caracterizadas por formas de participación, de cooperación y autogestión, que revelan la fusión de energías solidarias.

28.- Un capítulo especial para el Magisterio de la Iglesia, dentro del “derecho al trabajo”, lo constituyen los enfoques particulares generados a partir de las familias, las mujeres, el trabajo infantil, la emigración y el mundo agrícola.

Solidaridad entre los trabajadores29.- El Magisterio reconoce la función fundamental desarrollada por los

sindicatos de trabajadores, cuya razón de ser consiste en el derecho de los trabajadores a formar asociaciones o uniones para defender los intereses vitales de los hombres empleados en las diversas profesiones.


30.- Las organizaciones sindicales, buscando su fin específico al servicio del bien común, son un factor constructivo de orden social y solidaridad y, por ello, un elemento indispensable de la vida social.

31.- El contexto socioeconómico actual, caracterizado por procesos de globalización económico-financiera cada vez más rápida, requiere la renovación de los sindicatos. En la actualidad los sindicatos están llamados a actuar en formas nuevas.

Los cambios en el mundo del trabajo 32.- Uno de los estímulos más significativos para el actual cambio de la

organización del trabajo procede del fenómeno de la globalización, que permite experimentar formas nuevas de producción. Por otra parte, si es cierto que la globalización, a priori, no es buena ni mala en sí misma, sino que depende del uso que el hombre hace de ella, debe afirmarse que es necesaria una globalización de la tutela de los derechos mínimos esenciales y de la equidad.

33.- Al valorar esta delicada materia, parece oportuno conceder una mayor atención moral, cultural y estratégica para orientar la acción social y política en la temática vinculada a la identidad y los contenidos del nuevo trabajo.

34.- Las exigencias de la competencia, de la innovación tecnológica y de la complejidad de los flujos financieros deben armonizarse con la defensa del trabajador y de sus derechos.

35.- Los escenarios actuales de profunda transformación del trabajo humano hacen todavía más urgente un desarrollo auténticamente global y solidario, capaz de alcanzar todas las regiones del mundo, incluyendo las menos favorecidas. Es preciso globalizar la solidaridad.

Realidades preocupantes a abordar en el mundo del trabajo36.- Tanto en Argentina como en América Latina, la realidad del hombre que

trabaja es preocupante. Ello, más allá de los gobiernos concretos y de los esfuerzos puntuales o de corto plazo, se ha instalado como una realidad estructural y estable.

37.- La nueva realidad mundial con la globalización de la economía ha llevado a una mayor flexibilidad en el mercado de trabajo y en la organización y gestión de los procesos productivos. La transición en curso significa el paso de un trabajo dependiente, entendido como puesto fijo, a un trabajo caracterizado por una pluralidad de actividades laborales. De un modo laboral compacto, definido y reconocido, a un universo de trabajos, variado, fluido, rico de promesas, pero también cargado de preguntas inquietantes, especialmente ante la creciente incertidumbre de las perspectivas de empleo, a fenómenos persistentes de desocupación estructural y a la inadecuación de los actuales sistemas de seguridad social.

38.- El desempleo abierto; el subempleo; los salarios del mercado formal por debajo del nivel de subsistencia decoroso; una proporción elevada de familias condenadas a la indigencia; amplio desarrollo de los mercados de trabajo informales donde no sólo no se cumplen los requisitos legales, sino que se pagan bajas remuneraciones respecto al mercado formal y se lleva a los asalariados a trabajar sin seguridad social, constituye una cruda realidad a denunciar y un desafío para la Iglesia, los gobiernos y todos los hombres de buena voluntad para acercar al mundo del trabajo a las normas

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de justicia y equidad que exige el principio del uso común de los bienes de la tierra.

39.-Ante esta compleja fase de cambios que impacta negativamente el mundo del trabajo, tanto o más que la etapa inicial de la industrialización, el factor decisivo y el árbitro de los cambios debe ser una vez más el hombre, que debe seguir siendo el verdadero protagonista de su trabajo. El hombre puede y debe hacerse cargo, creativa y responsablemente, de las actuales innovaciones y reorganizaciones, de manera que contribuyan al crecimiento de la persona, de la familia, de la sociedad y de toda la familia humana.


I. Objetivo Pastoral 2008:

“Que como comunidad Arquidiocesana, desde Jesús y a su manera, seamos capaces de reconocer, renovar y generar actitudes y espacios de reconciliación, que nos ayuden a acortar las distancias - superando prejuicios, heridas, temores, intolerancias- , recreando caminos de diálogo en la comunidad eclesial y la sociedad toda.”

1. ¿Por qué este Objetivo?16

a) Para responder a los desafíos que nos presenta la realidad plasmada en el Diagnóstico Pastoral:

Nuestra historia argentina, llena de desencuentros y rupturas, heridas y dolores nunca asumidos completamente, dificulta la dicha de la reconciliación y la unidad. Esta realidad contribuye a que nos resulte difícil encontrarnos en anhelos y búsquedas compartidas.(Dp- 3)

Los discípulos de Jesús ya no podemos vivir aisladamente nuestra fe. Necesitamos compartir la vida, sostenernos mutuamente y hacer realidad el llamado de la Iglesia a ser “casa y escuela de comunión”. (Dp-7)

Este tiempo es un fuerte llamado a dejar nuestros personalismos y cegueras y aprendiendo a apoyarnos en nuestros hermanos, realizando la experiencia del caminar juntos y construir el “nosotros” de la comunidad. Es también una oportunidad providencial para encontrarnos en un plan pastoral que nos ayude a centrar la mirada, el corazón, la entrega apasionada a ciertas cosas, relegando otras (Dp- 3)

También es preciso considerar que mucha gente guarda heridas y distancias en relación con la Iglesia o con nuestras comunidades, instituciones o agentes de pastoral, tales situaciones requieren ser previamente sanadas y reconciliadas. (Dp- 4)

Necesitamos pasar de la incomunicación al diálogo. La comunicación tiene que incluir como algo permanente la escucha y el conocimiento del otro y su situación para poder sintonizar con él. (Dp- 5)

El anhelo de nuevos espacios de participación donde se viva la comunión; la necesidad de una pastoral orgánica que ponga en relación todas las riquezas de carismas de nuestra Iglesia, que nos ayude a generar procesos, respondiendo al presente y gestando el futuro. Además hay que asumir nuevos modos de pertenencia para que todos puedan ser incluidos sin que nadie se sienta dejado de lado, recreando así la confianza en el sentido y eficacia de la participación y la organicidad. (Dp- 4)

16 Lo que sigue responde a la pregunta por qué realizamos este paso en el 2008

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La ruptura y dispersión, se presenta como una oportunidad para centrar la vida en la Persona de Jesucristo. (Dp-3)

Para nuestra Arquidiócesis este tiempo es una fuerte llamada a superar la distancia entre espiritualidad y actividad pastoral, ya que ambas animadas por el Espíritu, se reclaman y se fecundan mutuamente. La nueva espiritualidad debe sostenernos en los procesos de transformación arduos y prolongados que tendremos que llevar adelante, llenarnos de esperanza en los tiempos de siembra, de gozo y gratitud en la hora de la cosecha. (Dp- 7)

Esta nueva “escucha-conocimiento” tiene que ver también con el desafío de hacernos presente en las nuevas geografías, los nuevos ambientes, etc. (Dp-5)

Constatamos la presencia de nuevos y variados tipos de pobrezas y de pobres en nuestra sociedad: marginalidad, excluidos, ancianos, niños, los que han perdido el sentido de la vida, etc. generados por las estructuras injustas del modelo neoliberal imperante y la complicidad de tantas conductas (Cfr. NMA 34-39). Muchas pobrezas y pobres están delante de nosotros y no los descubrimos. No hemos sabido llegar a todos los pobres y a las diversas expresiones de pobreza que hoy nos rodean y nuestra evangelización no ha podido ofrecer el necesario acompañamiento e iluminación ante los cambios históricos y sociales vividos en nuestra patria. En muchas ocasiones hemos expresado el riesgo del aislamiento, incluso la constatación de que vivimos preocupados para adentro. (Dp-6)

No sabemos y a veces no queremos comunicarnos. La impresión es que esto es lo que está sucediendo en algunas comunidades e iniciativas. Uno de los mundos con el que más nos cuesta comunicarnos es el de los jóvenes. (Dp-5)

b) Para realizar los pasos necesarios hacia los anhelos expresados en nuestro “rostro-ideal”.

“Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser una Iglesia que sepa pedir perdón, toda vez que sea necesario, y hacer memoria agradecida de lo que ha recibido. Por eso, elegimos reconciliarnos, asumiendo nuestros errores del pasado para repararlos, y recordar con gratitud la extraordinaria obra de santidad que has sembrado en nuestra tierra de Córdoba”.

c) Asumiendo las propuestas presentes en el Itinerario Pastoral: Entendemos que la acogida de nuestra invitación a conocer a Dios

muchas veces depende de las actitudes con que iniciamos y mantenemos el diálogo. Por eso queremos esforzarnos por recrear un diálogo que, buscando llegar a todos, empieza por escuchar, partiendo de las realidades de los interlocutores con una mirada desprovista de prejuicios, tolerante y paciente. La dinámica dialogal que el Señor ha dado a la conformación de las comunidades de los que creen en El, se abre al mundo de los modos más diversos y siempre con el mismo fin: Examinarlo todo y quedarse con lo bueno (Cfr 1Tes.5,21). La familia de los que creen quiere amar para transformar y dejarse transformar en un intercambio que es también discernimiento. Por ello, esta comunidad propicia la unidad de los creyentes y no creyentes; promueve el diálogo vecinal, sea personal o institucional.


La comunidad capaz de estas actitudes debe ser una comunidad fraterna y testimonial: que ejerce la corrección fraterna; que crea vínculos de amistad; que trabaja en equipo; que acoge con cordialidad a cada varón y mujer que se acerca a ella; que integra sin discriminaciones; que sana las heridas porque vive en el Espíritu; que acompaña al que está solo; que se sostiene económicamente desde el propio esfuerzo; que respeta los tiempos de los diversos procesos que se dan en la comunidad; que toma decisiones y planifica; que, en definitiva se sabe caminante, peregrina, por los caminos de un mundo que cambia si nosotros cambiamos.

Es importante que todo el proceso pastoral se sostenga en una fuerte espiritualidad en consonancia con el mismo estilo del Plan. Sabemos que la acción del Espíritu no se puede planificar, que él es el “viento que sopla donde quiere” (Jn.3,8) pero sí podemos proyectar un camino que nos permita crecer en nuestra vida espiritual. Tal como se plantea en la primera idea fuerza del Rostro Ideal, deberemos pensar y realizar acciones que nos lleven a encarnar nuestra espiritualidad de manera tal que nos ayude a vivir coherentemente la fe en la vida y la vida con fe y que nos brinde elementos para discernir el paso de Dios en los acontecimientos cotidianos de nuestra historia personal y social. Vemos también que es importante profundizar la espiritualidad laical de cara al cambio de época y a la transformación permanente de lo social y cultural, encontrando caminos nuevos de presentación del misterio cristiano.

Los aportes muestran que en nosotros hay una creciente inquietud por destinar la acción pastoral fundamentalmente hacia las familias y sus nuevas realidades, como así también a los enfermos, adultos mayores y personas solas. Llegar a los jóvenes y las nuevas expresiones culturales nos desvelan.

La familia de los que creen quiere amar para transformar y dejarse transformar en un intercambio que es también discernimiento. Para poder vivir esto, esta comunidad se abre a los intereses del entorno social y cultural donde está inserta; se compromete con la transformación de la realidad; no discrimina a nadie; conoce las realidades culturales de su zona y valora lo positivo de todas las expresiones; se acerca a la realidad de los jóvenes con preferencia; propicia la unidad de los creyentes y no creyentes; promueve el diálogo vecinal, sea personal o institucional; se opone a la cultura de la muerte; llega a todos los hogares.

II. Textos de la Palabra que nos acompañarán: La parábola del sembrador (Mc 4, 1-9) continuará iluminando este

tramo del camino ya que nos invita a seguir contemplando al sembrador que se encuentra con variados terrenos y a todos ofrece su semilla y a estar atentos a las actitudes que hacen posible un encuentro fecundo.

El encuentro de Jesús con la samaritana (Jn 4,1-42) El relato de los discípulos de Emaús (Lc . 24, 13-35) La comida junto al lago (Jn 21. 1-14) La curación del paralítico (Mc. 2,1-12) El encuentro de Jesús con la mujer adúltera (Jn. 8, 1-11)

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También podemos reflexionar los textos del Documento de Aparecida: 534 al 546. Conclusión: 548-549.

III. Lema 2008:

IV. Actividades / GestosEN TODAS LAS ACTIVIDADES DEBEREMOS TENER EN CUENTA17 :

1. El momento propio del plan es el kerigmático.

Entendemos este primer anuncio como experiencia de fe y conversión por la que se vive y comunica el misterio pascual y no sólo como una predicación de la muerte y resurrección de Jesús. (NMA 77)

Ciertamente muchos agentes de pastoral conciben el kerigma o primer anuncio del misterio pascual de Cristo como una predicación sobre la muerte y resurrección de Cristo y la exhortación consecuente a la conversión. En general, se remiten al ejemplo de S. Pedro que en Pentecostés anuncia el significado de la pascua de Cristo y llama a la conversión e integración en la comunidad creyente mediante el bautismo.

Esta concepción del kerigma es parcial. El discurso de S. Pedro no consiste en comunicar una noticia sino y ante todo en narrar un “acontecimiento”, la experiencia de Cristo muerto y resucitado y la fe que ellos, los apóstoles, tienen de dicho acontecimiento. Con la noticia del evento comunican el significado que ellos dan al mismo o la fe que ellos tienen en la resurrección y, por tanto, de que Cristo es el Mesías, el salvador del género humano. La buena nueva, por tanto, no se comunica solo con la predicación sino que supone una experiencia de conversión en la que se “vive” el misterio pascual que se anuncia y queremos que todos los bautizados vivan la experiencia.

Así, la Buena nueva, no es una simple afirmación doctrinal o una exhortación a la conversión sino y, ante todo, es una “experiencia” de conversión a la que la palabra invita y da significado. La pregunta entonces es ¿cómo suscitar esta experiencia?(cfr. C. Martini)

2. Las actividades que proponemos deberán tener en cuenta la realidad del propio ambiente, la construcción del Bien Común y de la comunidad

eclesial.

La presencia de Dios en la historia se manifiesta en los valores, en las actitudes, en los comportamientos de los pueblos y de las personas;

17 Lo que sigue son algunas consideraciones generales sobre las Actividades que ya han sido presentadas en la Programación 2007.


reconocerlos, acogerlos, valorarlos, purificarlos son actitudes que ayudan a que el Dios, que «ya es», se desvele, se manifieste en cualquier cultura, raza y condición. Evangelizar es estimular, ayudar, sostener para que los hombres y mujeres de una cultura se encuentren y vivan según el plan de Dios; evangelizar no es, pues, «hacer de los nuestros», eso es apropiación, más bien es favorecer que sea de Dios y viva según Dios, el revelado por Cristo.

De allí que las actividades pensadas busquen vincular estas tres dimensiones siguientes:

Tratar de ver la realidad del ambiente en particular a la que la actividad se refiere, su realidad, sus desafíos, etc.

En torno al Bien Común: ¿cómo vivir lo que celebramos de manera que nos permita actualizar la reflexión acerca del Bien Común como un deber que incumbe a todos los ciudadanos? ¿Cómo cada sector, por más pequeño que sea, aporta a este mismo bien común?

También es una ocasión para que la comunidad eclesial reflexione sobre estos temas, generando espacios, valorando lo que hay que valorar y tratando de puntualizar lo que debe convertirse.

3. Consideraciones sobre las actividades.

Las actividades diocesanas que realizaremos quieren ser experiencias significativas de encuentro en la fe. Se trata de suscitar, provocar, sugerir... – a partir de hechos, situaciones, en algunos casos tomados de la misma religiosidad popular y en otros de la cultura – experiencias que conecten con las aspiraciones profundas, con necesidades sentidas por todos, de forma que nos confirmen en el sentido de la vida y sean ocasión de expresar y compartir dicho sentido y esperanza de vida. Estas experiencias son “significativas” si tocan a las personas en todo su ser – sensibilidad, inteligencia, voluntad y afectividad – y si al recordarlas se vuelven a “vivir” en distintos momentos de la vida. Se trata de experiencias significativas de fe a las que la palabra da sentido (Kerigma). Experiencias que, a través del proceso, irán suscitando, confirmando, madurando y consolidando el sentido de pertenencia, el saberse pueblo de Dios y sentir a Dios, como Dios del pueblo.

Estas experiencias se refieren a “encuentros diversificados”. Encuentros de todos juntos para tener experiencia de pueblo de Dios, a nivel diocesano, parroquial, de movimientos y asociaciones, consagrados, comisiones, colegios, etc; encuentros por zonas o sectores pastorales, vividos más o menos al mismo tiempo; encuentros en familias que al ser propuestos a todas y vividos al menos por una gran parte se convierten en una experiencia del pueblo de Dios. Estos encuentros son el mismo proceso pastoral vivido en instancias diversos peros complementarios.

Las actividades deberán ser realizadas con Jesús y a su manera: saliendo, compartiendo, escuchando, valorando. Serán una oportunidad para ahondar en la pedagogía de Jesús: hacerse amigo, hacer amigos, trabajar juntos en la vida diaria, enfrentar riesgos, servir, compartir y perdonar, corroborar las palabras con hechos y actitudes, abrirse a la esperanza, comprometerse con el Reino de Dios, vivir en el Espíritu.

También nos permitirán las actividades, realizar la experiencia del trabajo en común, de manera orgánica, desde la diversidad y creatividad que cada comunidad tiene, haciendo realidad en la acción lo que nos proponíamos

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en una de las Líneas de Acción Pastoral: “Vivir la Comunión y Participación en todos los ámbitos y estructuras de nuestra Iglesia Arquidiocesana, en un proceso progresivo, orgánico y planificado, sustentado y animado por una profunda espiritualidad de comunión”

A la luz del objetivo: se comparten distancias y valores trabajados por el Consejo Pastoral Arquidiocesano. Cada comunidad deberá detectar las distancias y los valores presentes en ella.

a) Algunas de las distancias personales, sociales, en el seno de nuestra Iglesia que más nos duelen, que deberíamos trabajar…: - falta de proyecto común de sociedad- muchas personas e instituciones intermedias sienten distancias de la

comunidad eclesial- de la sociedad y la clase dirigente- de la Iglesia y la clase dirigente- entre las distintas confesiones religiosas- las económicas, los que tienen en abundancia y los que menos tienen (con

sus repercusiones en las oportunidades de educación formal)- entre la macro y la micro economía- la ciencia y el arte frente a las creencias- nuevos asentamientos en barrios clase media- las corrientes inmigrantes; los gringos y los criollos; bolivianos, peruanos,

etc (haciendo hincapié en la migración interna)- Distancia padres-hijos. Atender a las nuevas configuraciones familiares- Distancias con el mundo juvenil- Las generadas por la inseguridad- Las generadas por la impotencia, la falta de recursos (materiales y

personales) que imposibilitan llegar a todos/as- Distancia entre los agentes de pastoral (grupos, movimientos, parroquias,

etc)- Unificación de criterios sacramentales.- Distancias entre sacerdotes y laicos

b) Valores- actitudes que se desprenden del objetivo:- Valoración de los distintos. “Mirar con cariño”: tener palabras de aliento

para generar cambios.- Capacidad de escucha (del que piensa distinto) y de diálogo. Evitar juzgar

apresuradamente. - Construcción de un futuro- Alegría que nace de una esperanza creyente en que las cosas pueden ser

distintas- Aceptación de la verdad (venga de quien venga). Auténtica actitud de

búsqueda de la verdad, en los distintos ámbitos en que ésta se muestre. Vernos como “buscadores” más que como “poseedores”. Humildad: desde la simpleza salir al encuentro del otro

- Capacidad de interiorización (volver a lo que está en el fondo de nosotros; cómo recuperar lo más genuino de cada uno)

- “Permeabilidad”- La discusión como posibilidad, medio de intercambio de ideas, búsqueda

de caminos superadores. Como un ámbito propio de crecimiento. No tomar la opinión contraria como un ataque personal.

- Tolerancia. Dejar atrás los fanatismos: romper el círculo de violencia.


- Saber respetar los distintos tiempos de las personas y los procesos (darle tiempo al los otros). Saber ver que hay posibles respuestas distintas a la que esperaba, pero igualmente válidas, la respuesta que esa persona estaba capacitada de dar.

- Verdad –Juicio sobre los hechos- reparación – perdón – reconciliación (texto de Juan Pablo II) 1997-Jornada mundial de la paz.

- Asumir con paciencia y sabiduría los tiempos, los procesos

V. AGENTES DE PASTORALRespecto a los agentes de pastoral nos proponemos: Continuar el itinerario de maduración espiritual y formación integral de los agentes de pastoral, para la animación de la evangelización, renovando la conciencia, las actitudes y los gestos de reconciliación que nos permitan acortar las distancias en nuestras comunidades.

SubsidiosSubsidio que generen espacios de reflexión sobre las distancias (con

quiénes y sus causas) que necesitamos acortar a distintos niveles: personal, familiar, comunitario; y con las instituciones de la sociedad.

Subsidios y/o talleres para consejos pastorales parroquiales, consejos directivos de escuelas, movimientos y asociaciones, etc sobre el diálogo que pueda darnos pistas para crecer en esta dimensión.

Subsidio sobre el discernimiento comunitario, que nos ayuden a identificar los pasos a realizar en la búsqueda comunitaria de la voluntad de Dios (tendremos en cuenta materiales que ya se trabajaron).

Herramientas de mediación para situaciones de tensión o de conflicto.

Subsidios bíblicos sobre la reconciliación, el perdón, el diálogo.

Cada Comisión diocesana realizará subsidios correspondientes para la animación del plan en su área pastoral

Retiros: Retiros espirituales para ministros de la comunión a cargo de las

comisiones de liturgia y pastoral de la salud. Fechas: sábado 31 de mayo (zonas pastorales impares) y sábado 5 de julio (zonas pastorales pares). Horario: 9 a 12,30 hs.

Nota: Nuestro Obispo ha dispuesto realizar el año que viene seis encuentros destinados a encontrarse con las comisiones zonales para ahondar el espíritu de animación pastoral

VI. ACTIVIDADES DIOCESANASPeregrinación a la Virgen de Lourdes en Alta Gracia

Mes de Febrero La Peregrinación a la Virgen de Lourdes en Alta Gracia es un

verdadero acontecimiento en que se expresa la riqueza de la religiosidad popular de nuestro pueblo.

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Como Iglesia local no hemos acompañado suficientemente esta manifestación de fe sencilla y profunda.

Por eso se solicita a los decanatos 4 de la ciudad y 2 del interior, que en un trabajo conjunto, animen a toda la arquidiócesis para acompañar esta expresión.

A esta peregrinación concurren muchos jóvenes y otras personas que no asisten habitualmente a nuestras celebraciones ni tienen un sentido de pertenencia a una comunidad de fe; también, en su gran mayoría, son de condición social económica baja.

Es una oportunidad privilegiada para que, como agentes pastorales, salgamos a su encuentro, acortemos las distancias que experimentamos y podamos encontrarnos con esta realidad.

Cuaresma-PascuaMeses de Febrero-Marzo-Abril

En el 2008 Cuaresma y Pascua se celebran muy al comienzo del año, aún en tiempo de vacaciones para algunos. El día 6 de febrero es Miércoles de Cenizas y el día 23 de marzo Domingo de Pascua.

Vemos conveniente continuar acortando distancias con los enfermos, ancianos, los débiles y sufrientes, al igual que con las familias de las personas privadas de su libertad. Las muchas actividades realizadas en distintas comunidades pueden ser profundizadas o recreadas en esta oportunidad, aprovechando de manera particular la celebración del Jueves y Viernes santos.

Se ofrecerá para este tiempo el subsidio para la reflexión sobre las distancias presentes en distintos espacios de la vida de nuestras comunidades eclesiales y la sociedad. Proponemos que para el tiempo de cuaresma sea trabajado mirando hacia el interior de cada comunidad y en el tiempo de pascua con las instituciones intermedias de la sociedad (escuelas, centros vecinales, clubes, dispensarios, etc).

En casi todas las comunidades parroquiales y en todas las zonas pastorales se realizan las celebraciones penitenciales de cuaresma, sería ocasión de prepararla de manera particular con el tema de acortar distancias. El Arzobispo tiene previsto presidir una celebración penitencial en alguna de las comunidades.

El jueves santo, como gesto diocesano presidido por el Arzobispo, está previsto la celebración de la cena del Señor en el Hospital Córdoba y el viernes santo la celebración del vía crucis en el “Hogar de menores madres Padre Luis Feliú”, ubicado en la localidad de La Calera.

Fiestas Patrias: un aporte para construir ciudadaníaMayo o Junio o Julio

En el año 2007 algunas comunidades, por distintos motivos pastorales, eligieron otra fecha patria a la propuesta del 9 de julio. Asumiendo esta experiencia proponemos que cada comunidad pueda continuar creciendo en la conciencia de que todos construimos la Patria en torno a las escuelas en la fecha más adecuada a la propia realidad.

Será un tiempo oportuno para realizar gestos concretos junto a las escuelas, centros vecinales, clubes y otros actores sociales, que permitan comenzar a acortar las distancias detectadas en la reflexión realizada en el tiempo pascual, que como argentinos y cordobeses nos impiden vivir como una sociedad madura y responsable.

Gesto diocesano: reunión con las otras religiones (dirigentes y comunidades) para reflexionar las distancias, brechas y heridas presentes en nuestra sociedad; oración en torno a la fiesta patria del 9 de julio en el Cabildo. Se invitará especialmente a las colectividades de otros países presentes en nuestra arquidiócesis.


Fiesta Diocesana: Jóvenes Nuestros documentos pastorales “Rostro Ideal”, “Diagnóstico Pastoral” e “Itinerario permanente” muestran la profunda preocupación, también la perplejidad, que tenemos como Iglesia sobre la realidad de nuestros jóvenes. Acortar distancias para encontrarnos con los jóvenes nos desafía a generar nuevas iniciativas y nuevas formas de comunicación. Hace más de un año el Arzobispo nombró una comisión con el cometido de reflexionar sobre la realidad juvenil: sus desafíos, las fortalezas y debilidades de nuestras propuestas pastorales y los nuevos criterios a tener en cuenta hacia delante para una pastoral juvenil renovada. El texto, resultado de dicha reflexión, será compartido a las comunidades de nuestra Arquidiócesis en la primera mitad de 2008, generando un intercambio en las comunidades y particularmente con los jóvenes. El mes de octubre será la oportunidad de profundizar esta reflexión en torno a la fiesta de la Virgen del Rosario del Milagro y tendrá un espacio especial en la 2° Sesión de la Jornada Pastoral, el día 25 de octubre.

VII. JORNADA PASTORAL8 DE MARZO: CONVOCATORIA A LAS COMISIONES

ZONALES, DIOCESANAS, MOVIMIENTOS, ASOCIACIONES Y CONSAGRADOS.

Momento de reflexión, presentación y entrega de materiales sobre las actividades programadas. El subsidio para cuaresma-pascua será enviado previamente.

PRIMERA SESIÓN 2008 POR ZONAS PASTORALES: Fecha: 16 y 30 de agosto y 6 de setiembre El sábado 23 de agosto se realizará la jornada del día del catequista Tema: Profundización del objetivo pastoral 2008

SEGUNDA SESIÓN 2008 JORNADA DIOCESANA Fecha: 25 de octubre Tema: Descubrir al otro como hermano acogiéndolo cordialmente al modo de Jesús que nos llama por nuestro nombre y desde nuestra realidad. Reflexión sobre la realidad del mundo de los jóvenes.

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I. OBJETIVO PASTORAL 2009

“Que como Iglesia Arquidiocesana al modo de Jesús, nos ayudemos a descubrir a todos como hermanos, acogiendo al

otro en el corazón y en nuestras comunidades, reconociéndolo y valorándolo desde y con su realidad,

profundizando los espacios de reconciliación en la sociedad toda”

¿A qué responde este objetivo?

Algunos aspectos de la realidad a tener en cuenta

Además, nuestra historia argentina, llena de desencuentros y rupturas, heridas y dolores nunca asumidos, dificulta la dicha de la reconciliación y la unidad. Y el hoy de nuestra sociedad, con la falta de trabajo, la inseguridad, la exclusión de muchos, revela más la falta de integración y el limitado sentido de identidad y pertenencia. Esta realidad contribuye a que nos resulte difícil encontrarnos en anhelos y búsquedas compartidas. (DiP3)

Esta situación, que ciertamente nos desestabiliza, es ocasión o punto de partida de una renovación que el Espíritu del Señor está gestando: caminar desde la fragmentación hacia la unidad de vida de personas y comunidades. La ruptura y dispersión, que tantas veces nos lleva al fatalismo y al pesimismo, se presenta como una oportunidad para centrar la vida en la Persona de Jesucristo, dejando nuestros personalismos y cegueras y aprendiendo a apoyarnos en nuestros hermanos, realizando la experiencia del caminar juntos y construir el “nosotros” de la comunidad. (DiP3)

Influye mucho el clima de inseguridad social (falta de trabajo, de cobertura médica, robos y asaltos); el descrédito y la desconfianza hacia las instituciones particularmente la justicia, la política, las fuerzas del orden, los sindicatos,

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incluso la Iglesia. Los signos de la incomunicación, la desintegración y la violencia que afectan de manera especial a la familia. Todo esto genera cierta pasividad fatalista, des-compromiso, aislamientos, impotencias, sensación de abandono, llegando a la indiferencia por cualquier tipo de participación. (DiP4)

No hemos sabido llegar a todos los pobres y a las diversas expresiones de pobreza que hoy nos rodean y nuestra evangelización no ha podido ofrecer el necesario acompañamiento e iluminación ante los cambios históricos y sociales vividos en nuestra patria. En muchas ocasiones hemos expresado el riesgo del aislamiento, incluso la constatación de que vivimos preocupados para adentro. (DiP6)

Nos cuesta también comprometernos de una manera nueva para que sea con los pobres y desde ellos. Tenemos que convertirnos, salir de nosotros mismos, atrevernos a una nueva imaginación de la caridad, creando nuevas estructuras para las nuevas necesidades. (DiP6)

Observando las propuestas a la luz de los Criterios Pastorales, percibimos que aún cuesta en nuestras comunidades asumir que la acción evangelizadora de la Iglesia se debe dirigir a todos los hombres, bautizados o no (It. Past. Contenidos)

La realidad nos presenta el desafío, la oportunidadEn el desamparo de esta época, en medio de todas las soledades humanas,

también nuestras comunidades tienen la oportunidad de recibir y ofrecer una experiencia más profunda de fraternidad y solidaridad evangélicas. Es un tiempo apropiado para abrirnos a la acción del Espíritu del Señor que hace nuevas todas las cosas, intentando recrear una espiritualidad que, desde la gracia, responda a esta situación. (DiP 1)

Ante la lógica de “producir-consumir-divertirse” que hoy prevalece no sólo en el “mercado” sino incluso en muchas iniciativas del estado, o ante el individualismo de personas y grupos en los cuales predominan los objetivos y fines ligados a sus propios intereses, o frente a nuestra escasa conciencia del bien común y compromiso con él, nuestra Iglesia tiene que ofrecer una alternativa en fidelidad al Evangelio y al hombre de este tiempo. (DiP2)

Necesitamos pasar de la incomunicación al diálogo. La comunicación tiene que incluir como algo permanente la escucha y el conocimiento del otro y su situación para poder sintonizar con él… Esta nueva “escucha-conocimiento” tiene que ver también con el desafío de hacernos presente en las nuevas geografías, los nuevos ambientes, etc. Todo lo cual implicará imaginar nuevas estructuras de comunicación que faciliten y hagan posible el encuentro con la cultura emergente. (DiP5)

El Espíritu nos impulsa a estar en la historia como “la sal de la tierra” (Cfr. Mt 5,13) con una presencia evangelizadora y misionera para anunciar con la vida y la palabra al Dios en el cual creemos. Además, en estos tiempos los discípulos de Jesús ya no podemos vivir aisladamente nuestra fe. Necesitamos compartir la vida, sostenernos mutuamente y hacer realidad el llamado de la Iglesia a ser “casa y escuela de comunión”. (DiP7)

Las realidades de nuestros barrios, las pequeñas comunidades, el fervor de nuestras devociones populares y la dimensión humana de muchos de nuestros festejos (día del amigo, padre, madre, niño y fiestas patrias, etc.) se presentan como espacios y momentos para anunciar el Evangelio con un


ferviente anhelo de llegar a todos y con espíritu de encuentro y contención. (It. Past. destinatarios)

Entendemos que acoger la invitación a acercarse a conocer a Dios muchas veces depende de las actitudes con que iniciamos y mantenemos el diálogo. Por eso queremos esforzarnos por recrear una comunicación que, buscando llegar a todos, empieza por escuchar, partiendo de las realidades de los interlocutores con una mirada desprovista de prejuicios, tolerante y paciente. (It. Past. Contenidos)

La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales. No puede replegarse frente a quienes sólo ven confusión, peligros y amenazas, o de quienes pretenden cubrir la variedad y complejidad de situaciones con una capa de ideologismos o agresiones irresponsables. Se trata de renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo.(Ap.11).

II. LEMA PASTORAL

El ciego de Jericó, una mirada inclusiva(Iluminación bíblico-pastoral del Lema 2009)

La narración del Cieguito de Jericó en el Evangelio de Marcos (Mc.10, 46-52) focaliza y sintetiza lo que podríamos llamar: “Paradigma Discipular”. La escena se detiene en actitudes y movimientos que recuerdan el camino transitado ya por los discípulos. La pregunta que Jesús le hace al ciego es la misma que anteriormente había hecho a los hijos de Zebedeo: ¿qué quieres que haga por ti? (Mc. 10,51)

La actitud ambiciosa de Santiago y Juan, en la escena anterior (Mc. 10,35-40), demuestra “la ceguera” en la que se encontraban. De hecho desencadenan una crisis en el grupo. No “han visto” a los otros, no han “reconocido” en ellos a sus compañeros de camino. No se han “reconocido” ni “reencontrado” como grupo. Aún permanecen “fuera” de la Nueva Familia de Jesús. Esta Nueva realidad exige la capacidad de “un ver” que sepa “conocer y reconocerse” en los demás.

La respuesta de Bartimeo es diversa, opuesta, diría a la de los Zebedeo. No solicita, como esperaríamos de un mendigo, una ayuda material, sino que aspira a una ayuda de tipo existencial y espiritual.

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Quiere “recuperar la vista”. Es interesante este “recuperar”, porque hace suponer al Lector, que Bartimeo no era ciego de nacimiento, sino que en su historia parecen encerrarse experiencias físicas, sicológicas y socio religiosas que lo han reducido a esta situación.

La solicitud del ciego está precedida por indicadores que expresan que, se ha dado en él un “proceso” de transformación que lo habilita. La narración indica disponibilidad: “ha arrojado su manto”, es decir, el símbolo de su seguridad social, “pega un brinco”, es decir, hay un cambio de estado, de sentado, postrado, estático, a un levantarse con fuerza y ánimo, deja atrás su crisis, sus sufrimientos, sus padecimientos, para “ir hacia”, lo que indica un moverse “orientado” hacia Alguien. El encuentro con Jesús nos presenta a un Personaje que no obstante los padecimientos (esto lo vincula a los padecimientos de la hemorroisa - Mc. 5,25- y a los futuros de Jesús) frutos de su “ceguera”, manifiesta autoconciencia, autonomía y voluntad superadora.

Lo interesante de esta narración viene indicado al final de la misma con dos afirmaciones conclusivas.“Vete, tu fe te ha salvado”: colocando el imperativo en primer lugar subordina la curación a la actitud siguiente:“…recobró la vista y lo seguía por el camino”

Esta “recuperación” está íntimamente ligada al seguimiento. El seguimiento implica un acto “relacional”. Seguir a Jesús no sólo implica un “reconocerlo a él”, sino “reconocer” al grupo, e “integrarse” en él.“La vista recupera inclusivamente” al ex ciego en el grupo discipular. El Seguimiento implica la capacidad de “reconocerse y reconocer”, de “reencontrarse”, de “re-incluirse” en el grupo discipular.

Recuperar la vista es colocarse en un Nuevo horizonte de perspectiva, es una nueva mirada superadora de la ceguera anterior que impedía descubrirse y descubrir.

Esta capacidad de “descubrimiento”, de “re-encuentro”, de “re-conocerse” con los demás miembros-hermanos/as del grupo, se contrapone irónicamente con la actitud de “ceguera” que caracterizó a los discípulos en las escenas anteriores, ya que no logran superar lo que los distancia y aleja de los demás. No logran “entrar” en la “Novedad” de Jesús, que es “ver” con una nueva “mirada integradora” e “inclusiva”, que sabe reconocer y reconocerse en los demás.

El seguimiento como capacidad de “reencuentro”, en contraposición a una actitud de “embotamiento”, se presenta en esta escena de Marcos, como una advertencia al Lector/a a fin de que no crea “ver” cuando aún permanece “ciego/a”. Cuando se sigue bajo los temores y los prejuicios ante los demás, se permanece en una “ceguera” paralizante y evasiva que no permite “ir al encuentro” del otro a fin de reconocerse y reconocerlo. Esta actitud se presenta como una fe aún inmadura que no ha logrado transformar al creyente en un discípulo/a autónomo/a, libre, decidido/a, en su nuevo caminar.


La Fe personalizada en Jesús, no es algo estático, no es permanecer sentado, sino que genera un proceso de transformación que se expresa en la “percepción”, en la “mirada” que se tiene de la vida, de los acontecimientos, y sobre todo, de las personas. Es el soporte del “seguimiento discipular”. La “mirada amplia y reconocedora”, es el criterio objetivo en este caminar discipular.

El ciego de Jericó se presenta así como un Paradigma inclusivo relacional de la Fe de los discípulos de Jesús. Sólo quien logre “reconocerse y reconocer” en los demás podrá sentirse seguro de estar transitando el camino discipular, de estar yendo “junto a Jesús y a los demás” hacia Jerusalén.

Fray Miguel Ángel M. López ofm conv

III. GESTOS DIOCESANOS

Los gestos o actividades diocesanas que realizamos quieren ser experiencias significativas de encuentro en la fe. Se trata de suscitar, provocar, sugerir... – a partir de hechos, situaciones, en algunos casos tomados de la misma religiosidad popular y en otros de la cultura – experiencias que conecten con las aspiraciones profundas, con necesidades sentidas por todos, de forma que nos confirmen en el sentido de la vida y sean ocasión de expresar y compartir dicho sentido y esperanza de vida. Se trata de experiencias significativas de fe a las que la palabra da sentido (Kerigma). Experiencias que, a través del proceso, irán suscitando, confirmando, madurando y consolidando el sentido de pertenencia, el saberse pueblo de Dios y sentir a Dios, como Dios del pueblo.

Los gestos son espacios en que se expresa el trabajo de animación y comunicación que se realiza hacia dentro y fuera de la comunidad eclesial y nos permiten encontrarnos con las personas y las instituciones intermedias de nuestra sociedad.

Alentamos que cada comunidad (zona pastoral, movimientos, etc) discierna y realice los gestos que su realidad pastoral reclama.

PEREGRINACIÓN A LA VIRGEN DE LOURDES EN ALTA GRACIA

MES DE FEBREROAño tras año la fiesta de la Virgen de Lourdes en Alta Gracia es un

verdadero acontecimiento de fe que nos permite vivenciar la riqueza de expresiones de la religiosidad popular arraigada en lo más profundo del corazón de nuestra gente. Es verdadera celebración, es encuentro de hombres, mujeres y jóvenes que peregrinan llevando sus anhelos y preocupaciones para depositarlos a los pies de la Virgen.

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A esta peregrinación concurren muchos jóvenes y otras personas que no asisten habitualmente a nuestras celebraciones ni tienen un sentido de pertenencia a la comunidad de fe. Será siempre para nuestras comunidades una oportunidad privilegiada de renovarnos por el testimonio de los peregrinos y de compartirles nuestros deseos de comunión.

CUARESMA-PASCUAMARZO-ABRIL

La Cuaresma y la Pascua son tiempos litúrgicos especiales para nuestras comunidades y oportunidad para el anuncio renovado de la Buena Noticia. Es así que proponemos continuar acompañando particularmente a los enfermos, ancianos, los débiles y sufrientes durante el 2009, año en que culmina el primer plan corto 2007-2009.

Invitamos a que cada comunidad continúe saliendo, animando a muchos a acortar distancias con las personas y las familias que viven situaciones de angustia y dolor, dando pasos para descubrirnos hermanos.

Las celebraciones del Vía Crucis, las celebraciones penitenciales, el Triduo Pascual, serán ocasiones para orar y reflexionar el tema de descubrirnos hermanos.

El Jueves santo, el Arzobispo presidirá la celebración de la Cena del Señor en el Hospital de Urgencias y el Viernes santo la celebración del vía crucis se llevará a cabo en el “Hogar Padre Lamónaca”.

FIESTAS PATRIAS: UN APORTE PARA CONSTRUIR CIUDADANÍA

MAYO-JUNIO-JULIO

El año 2009 es un año electoral pues se realizarán las elecciones de legisladores nacionales. Es también el año previo a la celebración del Bi-Centenario de la Revolución de Mayo. Por tanto será un tiempo propicio para crecer en la reflexión y el compromiso por una Patria de hermanos, fraterna, justa, solidaria.

Se propone entorno al 9 de julio u otra fecha conveniente que cada comunidad elija, realizar un trabajo de reflexión sobre las leyes y su importancia en la construcción de la Patria y el bien común, asimismo sobre la responsabilidad de los legisladores de crear leyes justas y la de los ciudadanos de cumplirlas. La intención es presentar este trabajo a los candidatos a legislador nacionales en una Celebración Ecuménica. Para esta realización se contará con el aporte de la Comisión de Pastoral Social y de Ecumenismo.


Será importante continuar el acercamiento con las escuelas próximas a nuestras comunidades.

FIESTA ARQUIDIOCESANAOCTUBRE

La celebración de la Fiesta de Ntra. Sra. del Rosario del Milagro como patrona de la Arquidiócesis de Córdoba ha sido en todo tiempo y lo es actualmente ocasión de acción de gracias a Dios por su providencia sobre esta Iglesia particular y, a la vez, tarea con la que buscamos responder al desafío de una nueva evangelización desde la religiosidad popular.

Deseamos celebrar el ser Pueblo de Dios en marcha, en camino de “discípulos y misioneros. Celebrar el ser Pueblo en un vasto territorio, en una compleja realidad, seguros de que son muchos los límites y mucha la gracia derramada en tanta diversidad de carismas, ministerios, asociaciones, movimientos…

Es una oportunidad para expresar nuestro compromiso a salir con Jesús y a su manera, para acortar las distancias que nos separan y descubrirnos como hermanos.

iv. FORMACIÓN PARA LOS AGENTES DE PAS TORAL

Continuar el itinerario de maduración espiritual y formación integral de los agentes de pastoral para la animación de la evangelización, renovando la conciencia, las actitudes y los gestos, mejorando la comunicación del mensaje.

Talleres de formación pastoral: dirigidos a agentes de las zonas pastorales, movimientos y asociaciones, religiosos/as, comisiones diocesanas, etc. Con el deseo de multiplicar esta instancia formativa en las distintas comunidades de la Arquidiócesis se pedirá a los participantes conformar equipos que den el taller. Estos talleres tienen un cupo de 100 a 120 participantes

Pueblo de Dios (Pbro. Dr. Marcelo Trejo y Pbro. Dr. Guillermo Rossolino) 28 y 29 de marzo

La persona, el proyecto, la pedagogía de Jesús (Pbro. Lic. Alejandro Puígari) 9 y 10 de mayo

Talleres para el acompañamiento pastoral de los jóvenes: dirigidos a los adultos y jóvenes mayores que trabajan en esta pastoral

Sobre la Comunicación 25 de abril

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Otros espacios de formación

El mes de mayo la Comisión de Pastoral Social ofrecerá encuentros destinados a reflexionar sobre la Doctrina Social de la Iglesia.

Encuentros para secretarias/os parroquiales: 16 de mayo y 10 de octubre, ofrecidos por las Vicarías de la Ciudad e Interior y Secretaría Canciller

La Junta de Educación Católica animará el encuentro de Educadores Católicos el día 14 de agosto

El sábado 22 de agosto la Junta Arquidiocesana de Catequesis realizará el encuentro de catequistas.

Retiro espiritual para los ministros extraordinarios de la comunión a cargo de las Comisiones Diocesanas de Liturgia y Pastoral de la Salud sábado 27 de junio (zonas pastorales impares) y sábado 25 de julio (zonas pastorales pares)

El mes de agosto Cáritas Arquidiocesana animará a toda la Arquidiócesis y sociedad cordobesa a reflexionar sobre el espíritu solidario.

V. ESTRUCTURAS DE COMUNICACIÓN Decimos en el Proceso de inclusión participativa que “para

poder incluir deberemos, en primer lugar, desear llegar y tratar de llegar efectivamente a todos, sabiendo que “llegando a los últimos, llegaremos a todos (Dp-5)”18. El proceso de inclusión es un proceso de misión permanente, que nos hace salir de nuestras propias fronteras: las personales, familiares, grupales y comunitarias, para escuchar las necesidades de nuestros hermanos y compartirles el don de la fe, tesoro que humaniza, que aporta vida, luz y salvación”.

En el Proceso de una nueva comunicación afirmamos “sostener este proceso nos permitirá ver con mayor claridad las luces y las sombras de la realidad, los signos de muerte y de vida presentes en ella, a la vez que nos permitirá aprovechar la riqueza de dones, creatividad, fortaleza, agudeza que caracteriza a nuestra cultura cordobesa. Esta comunicación nueva desde y con nuestra(s) cultura(s) encierra el anhelo de contribuir a la transformación de la sociedad en una más justa, fraterna y solidaria”.

El 2009 será la oportunidad de comenzar la gestación de una estructura de comunicación que permita a llegar a los hogares, lugares de trabajo, centros de educación y recreación, etc, compartiéndoles el mensaje de la Buena Nueva. Se ofrecerás una herramienta tomada de la experiencia de algunas comunidades que llevan adelante este trabajo18


VI. VISITAS PASTORALES“A partir de la experiencia concreta de estas visitas y de las

sugerencias recibidas en ellas, he comenzado a reflexionar sobre el modo cómo podría configurarse en el futuro la visita pastoral del obispo en una diócesis grande y compleja como la nuestra” (Carta de Mons. Ñañez a las Comisiones Zonales)

Es por eso que Mons. Ñáñez ha dispuesto realizar la visita por Zona Pastoral convocando a participar a los Consejos Pastorales de las parroquias. Serán visitadas nueve Zonas en el año 2009 y las restantes en el año 2010. También realizará la visita pastoral a los Movimientos y Asociaciones y a la Vida Consagrada.

VII. FECHAS DE JORNADAS14 DE MARZO: CONVOCATORIA A LAS

COMISIONES ZONALES, DIOCESANAS, MOVIMIENTOS, ASOCIACIONES Y CONSAGRADOS. Momento de reflexión sobre el plan pastoral y la pastoral ordinaria.

PRIMERA SESIÓN 2009 POR ZONAS PASTORALESFechas: 5, 12 y 19 de septiembre

SEGUNDA SESIÓN 2009 JORNADA DIOCESANAFecha: 31 de octubre

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Recordamos el OBJETIVO del MOMENTO KERIGMÁTICO

“Que todos los hombres y mujeres que conformamos el Pueblo de Dios aquí en Córdoba, en familias y comunidades

• hagamos la experiencia de encontrarnos con Jesús que nos ama entrañablemente, nos llama a cada uno por nuestro nombre y desde nuestra realidad, para ser sus discípulos que, nutridos con el pan de su Palabra, se reconocen como hijos, hermanos entre sí

• y generemos nuevos espacios para la comunicación y el encuentro con la sociedad y la cultura ”

En el Primer Plan corto resaltábamos la necesidad de reconocer el Reino de Dios presente en tantos hombres y mujeres, acontecimientos y realidades de nuestra tierra cordobesa. Con una fuerte exigencia a “salir”, a “acortar las distancias” que en tantos casos nos separaban y a generar espacios en donde sea posible vivir y compartir la experiencia de encontrarnos con Jesús y nuestros hermanos.

El TRIENIO 2010-1012 estará animado por el siguiente OBJETIVO

“Que como Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba, junto a los hombres y mujeres de buena voluntad, hagamos en Cristo la experiencia de hijos y hermanos, de pasar de habitantes a ciudadanos, llegando a todos, a través de la realidad de cada familia, en misión evangelizadora permanente.”

El DESARROLLO DEL OBJETIVO tiene en cuenta estos temas fundamentales:

HACER LA EXPERIENCIA DE ENCONTRARNOS CON JESÚS Y RECONOCERNOS HIJOS Y HERMANOS


El encuentro con Jesús es lo decisivo en la maduración de nuestra fe. En Jesús queremos reconocernos hijos y hermanos de una familia, de la Patria, y del Pueblo de Dios.

DESTINATARIA PRIVILEGIADA DE ESTE NUEVO PLAN CORTO: LA FAMILIA

Las diversas situaciones que deben afrontar las familias son una preocupación sentida por todos. Nos dirigimos a la familia en este Momento Kerigmático con una actitud de llegar a ella desde la realidad que vive.

JÓVENES

Hemos dado un paso importante en encontrarnos adultos y jóvenes. Esto nos ha permitido con oración y reflexión vislumbrar algunos nuevos caminos para un trabajo compartido. Deberemos continuar aprendiendo y generar los espacios necesarios para que muchos más jóvenes puedan realizar la experiencia del amor de Jesús en nuestras comunidades.

ESTRUCTURAS DE COMUNICACIÓN QUE NOS PERMITAN LLEGAR A TODOS, EN UNA MISIÓN EVANGELIZADORA PERMANENTE

La comunicación es un aspecto a dinamizar en el Momento Kerigmático. Es un planteo que está presente en los cuatro procesos fundamentales. Está en sintonía con la invitación de Aparecida a una Misión Continental. Se vincula muy bien el tema de la familia con el llegar a todos. Todos estamos dentro de una familia (distintas realidades familiares) Deseamos llegar a las familias buscando generar un proceso de formación con todos y no sólo para informar actividades. Será conveniente clarificar el para qué llegamos a todos.

ES EL MOMENTO PARA QUE LAS DISTINTAS INSTANCIAS PASTORALES ELABOREN SU PROGRAMACIÓN TENIENDO EN CUENTA EL OBJETIVO DEL NUEVO PLAN CORTO

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Es un tema pendiente de las instancias pastorales de la diócesis. Tenemos que seguir aprendiendo a integrar los distintos elementos para una buena programación que unifique nuestra misión, evitando la dispersión y superposición de actividades, y nos ayude a vivir en lo cotidiano el espíritu del plan.

Algunos de los TEMAS-VALORES a resaltar para cada año de este plan corto:


“Que como Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba, junto a los hombres y mujeres de buena voluntad, con y al modo de Jesús actualicemos la conciencia y la experiencia de ser hijos sabiéndonos y sintiéndonos parte viva (la vida es un don) de nuestra familia, de nuestra Patria y del Pueblo de Dios”

“Que como Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba, junto a los hombres y mujeres de buena voluntad, renovemos nuestros vínculos como hermanos que comparten la vida (la vida es reciprocidad) y son corresponsables en la familia, en nuestra Patria y el Pueblo de Dios”

“Que como Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba, junto a los hombres y mujeres de buena voluntad, asumamos el compromiso de construir (la vida es tarea) nuestras familias, nuestra Patria y el Pueblo de Dios.”

La Concreción del Proceso Pastoral tendrá en cuenta los Ámbitos de:

LA FAMILIA: reconocerme hijo de una familia; padre-madre de una familia (Nivel Antropológico). LA PATRIA: reconocerme hijo de una Patria; la Patria que me acoge como suyo

(Nivel Sociológico- Ecológico). EL PUEBLO DE DIOS: reconocerme hijo de de Dios; Dios que nos hace hijos en su

Hijo (Nivel Teológico-Eclesiológico)

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GESTOS DIOCESANOSEs importante que cada comunidad sostenga y profundice los gestos pastorales que realiza en el tiempo de Cuaresma y Pascua, teniendo en especial consideración a los enfermos y ancianos. Para el tiempo pascual, y continuando con el gesto misionero de adviento, la propuesta es salir nuevamente


al encuentro de las familias de nuestras comunidades llevándoles el agua bendecida la Noche de Pascua y una oración para que bendigan la casa, y especialmente a los niños, ancianos y enfermos El Jueves Santo: Mons. Ñáñez presidirá la celebración de la Cena del Señor en la Parroquia de Unquillo invitando particularmente a los integrantes de la Casa del Niño. El Viernes Santo presidirá el vía crucis que se celebra en el centro de la ciudad de Córdoba.

El camino hacia el Bicentenario (2010-2016) es uno de los temas fundamentales que atraviesa el nuevo plan corto, en el trabajo por la inclusión de todos y el compromiso de pasar de meros habitantes a responsables ciudadanos. Estos años pasados la iniciativa fue de celebrar las fiestas patrias junto a las escuelas de gestión pública. Creemos importante continuar con este trabajo, tratando de que se sumen otras instituciones intermedias.El Arzobispo presidirá, junto a los líderes religiosos de las otras confesiones religiosas la celebración del 9 de Julio en un lugar público a determinar.

Año tras año la fiesta de Ntra. Sra. del Rosario del Milagro nos permite actualizar y crecer en la conciencia de pertenencia a nuestra Iglesia de Córdoba. La novena presidida por el Arzobispo en las distintas zonas pastorales confirma el camino de comunión de las comunidades. En el tiempo del nuevo plan los temas principales que animaran la celebración de la fiesta girarán en torno a los jóvenes, el bicentenario, la familia, la patria y el pueblo de Dios. Será oportunidad para llegar nuevamente a las familias de nuestras comunidades, en gesto misionero.

CELEBRACIONES Y ACTIVIDADES Y FORMATIVAS:

La peregrinación a la gruta de la Virgen de Lourdes en Alta Gracia, es una expresión libre y profunda del Pueblo de Dios para agradecerle y suplicarle al Dios de la vida su presencia providente en medio suyo. El ser hijos en el Hijo, parte de un pueblo y de una Patria, deberán animar el espíritu de esta celebración. Ante tanta orfandad y soledad,

María nos acoge como hijos en su Hijo.

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Taller de pastoral: sobre “La persona, el proyecto y la pedagogía de Jesús”, animado por el Pbro. Lic Alejandro Puiggari (Arq. de Buenos Aires). Dirigido a los agentes pastorales de las zonas, parroquias, movimientos y asociaciones,

comisiones diocesanas, religiosas/os,con el compromiso de multiplicar este taller en las distintas comunidades de la Arquidiócesis.

Vigilia de Pentecostés para jóvenes. La Comisión de jóvenes de la Arquidiócesis concretará la preparación y desarrollo de este acontecimiento de oración, de encuentro y

experiencia compartida con los jóvenes.

Una comisión de festejo del Bicentenario a nivel provincial realizará distintas propuestas a la ciudadanía. Vemos conveniente sumarnos,

en la medida de las posibilidades, a algunas de estas actividades. Se ofrecerá un subsidio para la celebración de

una oración de alabanza y acción de gracia a Dios por el don de nuestra Patria, para ser celebrada en cada comunidad (Te deum, misas del fin de semana, catequesis, etc).

La Pastoral Social ofrecerá cada semana de mayo encuentros para reflexionar sobre la Doctrina Social de la Iglesia y los Bicentenarios 2010-2016

Mes de la solidaridad. Cáritas Arquidiocesana desde hace dos años lleva adelante este trabajo de concientización a toda la comunidad cordobesa sobre “Agosto, mes de la

solidaridad”. Es muy importante que cada comunidad pueda sumarse a esta iniciativa desde sus posibilidades.

Talleres para el acompañamiento pastoral de los jóvenes, dirigido a los adultos y jóvenes mayores que animan esta pastoral. La Comisión confirmará las fechas.

La Junta Arquidiocesana de Educación Católica propondrá el encuentro del docente católico

La Junta Arquidiocesana de Catequesis celebrará el encuentro con los catequistas de toda la diócesis.

Retiro espiritual: 15 de mayo zonas pastorales impares y 26 de junio zonas pastorales pares. Las Comisiones Diocesanas de Liturgia y Pastoral de la Salud animarán los retiros.

24 de abril y 9 de octubre. Animados los encuentros por las Vicarías episcopales de la Ciudad y del Interior y Secretaría Canciller.

Expo-carisma. La comisión organizadora confirmará la fecha de realización, alrededor de los primeros días de octubre.


VISITAS PASTORALES

“A partir de la experiencia concreta de estas visitas y de las sugerencias recibidas en ellas, he comenzado a reflexionar sobre el modo cómo podría configurarse en el futuro la visita pastoral del obispo en una diócesis grande y compleja como la nuestra” (Carta de Mons. Ñañez a las Comisiones Zonales)

Es por eso que Mons. Ñáñez ha dispuesto realizar la visita por Zona Pastoral convocando a participar a los Consejos Pastorales de las parroquias y los Consejos directivos de los colegios católicos. En el año 2009 se alcanzó a visitar 8 zonas pastorales y el 2010 visitará las 10 restantes en fechas que propondrá oportunamente a los decanos.

JORNADAS PASTORALES

13 de marzo, convocatoria para la reflexión del nuevo plan corto y el Bicentenario.

PRIMERA SESIÓN 2010 POR ZONAS PASTORALES 28 de agosto, 4 y 18 de septiembre

SEGUNDA SESIÓN 2010: JORNADA DIOCESANA 30 de octubre

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PROGRAMACIÓN PASTORAL ARQUIDIOCESANA 2011“En Jesús somos hijos, NOS HACEMOS

HERMANOS Y CIUDADANOS, nos comprometemos”

Objetivo del momento Kerigmático:

“Que todos los hombres y mujeres que conformamos el Pueblo de Dios aquí en

Córdoba, en familias y comunidades

• hagamos la experiencia de encontrarnos con Jesús que nos ama entrañablemente,

nos llama a cada uno por nuestro nombre y desde nuestra realidad, para ser sus

discípulos que, nutridos con el pan de su Palabra, se reconocen como hijos,

hermanos entre sí

• y generemos nuevos espacios para la comunicación y el encuentro con la

sociedad y la cultura ”

Recordemos el objetivo trienal 2010-2012:

“Que como Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba, junto a los hombres y mujeres de

buena voluntad, hagamos en Cristo la experiencia de hijos y hermanos, de pasar

de habitantes a ciudadanos, llegando a todos, a través de la realidad de cada familia,

en misión evangelizadora permanente.”

“Que como Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba, junto a los hombres y mujeres de

buena voluntad, renovemos nuestros vínculos como hermanos que comparten la

vida (la vida es reciprocidad) y son corresponsables en la familia, en nuestra Patria

y el Pueblo de Dios.”


En el año 2010 hemos continuado nuestra formación de discípulos misioneros contemplando a Jesucristo; Él es quien nos inspira y envía a anunciar la Buena Noticia. El esfuerzo estuvo en “actualizar la conciencia y la experiencia de ser hijos sabiéndonos y sintiéndonos parte viva de nuestra familia, de nuestra Patria y del Pueblo de Dios”.

La programación pastoral 2011 deberá seguir ayudando a profundizar la conciencia y la experiencia de hijos y de sabernos parte de… Ahora bien, la nota particular y específica de esta programación estará en descubrirnos parte de una realidad junto a otros, saberme una parte y no el todo de esa realidad, la experiencia de que no soy hijo único sino hermano de muchos, no el único llamado sino que comparto esa gracia con una multitud.

El contenido del lema que nos ayudará a sostener el espíritu y la dirección de nuestros trabajos pastorales durante el año 2011, nos compromete a “hacernos hermanos y ciudadanos”.

El desarrollo de este objetivo nos permitirá continuar respondiendo a algunos de los muchos desafíos pastorales que hemos identificado en nuestro Diagnóstico:

A saber: “El desamparo: la angustia y la soledad o una fe adulta y fraterna” (Nº 1)

En el desamparo de esta época, en medio de todas las soledades humanas, también nuestras comunidades tienen la oportunidad de recibir y ofrecer una experiencia más profunda de fraternidad y solidaridad evangélicas. Es un tiempo apropiado para abrirnos a la acción del Espíritu del Señor que hace nuevas todas las cosas, intentando recrear una espiritualidad que, desde la gracia, responda a esta situación.

“La inquietud por un mundo que acaba y el desafío de construir otro que nace” (Nº 2)

Ante la lógica de “producir-consumir-divertirse” que hoy prevalece no sólo en el “mercado” sino incluso en muchas iniciativas del estado, o ante el individualismo de personas y grupos en los cuales predominan los objetivos y fines ligados a sus propios intereses, o frente a nuestra escasa conciencia del bien común y compromiso con él, nuestra Iglesia tiene que ofrecer una alternativa en fidelidad al Evangelio y al hombre de este tiempo. “La experiencia de la fragmentación y el anhelo de la unidad” (N 3)

La ruptura y dispersión, que tantas veces nos lleva al fatalismo y al pesimismo, se presenta como una oportunidad para centrar la vida en la Persona de Jesucristo, dejando nuestros personalismos y cegueras y aprendiendo a apoyarnos en nuestros hermanos, realizando la experiencia del caminar juntos y construir el “nosotros” de la comunidad.

“El temor al compromiso y el deseo de participación” (N 4)No obstante, este anhelo (de compromiso) no se verifica en la calidad y en la generosidad

de nuestros compromisos. Influye mucho el clima de inseguridad social (falta de trabajo, de cobertura médica, robos y asaltos); el descrédito y la desconfianza hacia las instituciones

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particularmente la justicia, la política, las fuerzas del orden, los sindicatos, incluso la Iglesia. Los signos de la incomunicación, la desintegración y la violencia que afectan de manera especial a la familia. Todo esto genera cierta pasividad fatalista, descompromiso, aislamientos, impotencias, sensación de abandono, llegando a la indiferencia por cualquier tipo de participación.

Algo nuevo el Señor está gestando en este momento de la historia, gestación que conlleva dolores (Cfr. Jn 16,21), temores, pero sobre todo vida y esperanza nueva. No podemos ser simples espectadores, sino protagonistas de este tiempo nuevo.

Sabemos que todo es don y a su vez tarea. Por eso rogamos al Señor que es fuente de toda vida, que renueve nuestros vínculos de hermanos y ciudadanos y fortalezca nuestro compromiso por serlo.

El nuevo Plan Corto 2010-1012 tiene elementos particulares que deberán ser tenidos en cuenta en cada Programación:

DESTINATARIA PRIVILEGIADA DE ESTE NUEVO PLAN CORTO: LA FAMILIA.

Las diversas situaciones que deben afrontar las familias son una preocupación sentida por todos. Nos dirigimos a la familia en este Momento Kerigmático con una actitud de llegar a ella desde la realidad que vive.

JÓVENES.

Hemos dado un paso importante en encontrarnos adultos y jóvenes. Esto nos ha permitido con oración y reflexión vislumbrar algunos nuevos caminos para un trabajo compartido. Deberemos continuar aprendiendo y generar los espacios necesarios para que muchos más jóvenes puedan realizar la experiencia del amor de Jesús en nuestras comunidades.

ESTRUCTURAS DE COMUNICACIÓN QUE NOS PERMITAN LLEGAR A TODOS, EN UNA MISIÓN EVANGELIZADORA PERMANENTE.

La comunicación es un aspecto a dinamizar en el Momento Kerigmático. Es un planteo que está presente en los cuatro procesos fundamentales. Está en sintonía con la invitación de Aparecida a una Misión Continental. Se vincula muy bien con el tema de la familia y con el llegar a todos (todos somos parte de una familia). Deseamos llegar a las familias buscando generar un proceso de formación y no sólo para informar actividades.


Algunos de los TEMAS-VALORES a resaltar para cada año, particularmente el 2011:

La Concreción del Proceso Pastoral tendrá en cuenta los Ámbitos de: LA FAMILIA: reconocerme hijo y hacerme hermano … (Nivel Antropológico).

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LA PATRIA: reconocerme hijo de una Patria y hacerme ciudadano… (Nivel Sociológico- Ecológico). EL PUEBLO DE DIOS: reconocerme hijo de Dios; Dios que nos hace hermanos en Cristo (Nivel Teológico-Eclesiológico)

“En Jesús somos hijos

NOS HACEMOS HERMANOS Y CIUDADANOS

nos comprometemos”

“El que quiera ser el primero, que se haga el servidor de todos…” Mc. 10,35-45

Los gestos que se proponen quieren ayudarnos a fortalecer el espíritu misionero de salir al encuentro de los demás, valorando los dones de la gracia presentes en nuestra cultura e historia y revelando todo aquello que no conduce al evangelio de la vida. Una buena concreción de los gestos nos exige conocer profundamente la realidad que acontece y a ser creativos para generar nuevos encuentros de diálogo y esperanza.

Los gestos y actividades deberán ser realizados con Jesús y a su manera: saliendo, compartiendo, escuchando, valorando. Serán una oportunidad para ahondar en la pedagogía de Jesús: hacerse amigo, hacer amigos, trabajar juntos en la vida diaria, enfrentar riesgos, servir, compartir y perdonar, corroborar las palabras con hechos y actitudes, abrirse a la esperanza, comprometerse con el Reino de Dios, vivir en el Espíritu.

También nos permitirán realizar la experiencia del trabajo en común, de manera orgánica, desde la diversidad y creatividad de cada comunidad.


Miércoles de ceniza. Inicio del Gesto Misionero (9 de marzo)

Los gestos de Adviento-Navidad y Cuaresma-Pascua que como comunidad Arquidiocesana venimos concretando, nos ayudan a conocer, asimilar y asumir la dimensión misionera de la Iglesia, entendiendo ésta como un aspecto esencial de la Evangelización. Nos permiten concretar poco a poco, animados por el Espíritu, el mandato, que es a su vez anhelo, de llegar a todos para compartir la riqueza que es Jesucristo. “El anuncio del kerigma invita a tomar conciencia de ese amor vivificador de Dios que se nos ofrece en Cristo muerto y resucitado. Esto es lo primero que necesitamos anunciar y también escuchar, porque la gracia tiene un primado absoluto en la vida cristiana y en toda la actividad evangelizadora de la Iglesia…” (Ap 348)

La acción simbólica que animará el gesto de Cuaresma-Pascua propuesta por los Consejos Pastoral y Presbiteral, consistirá en la elaboración de pan junto a otros; compartiéndolo especialmente con los que más necesiten el alimento de la fraternidad. La Comisión de misiones, como lo viene realizando, aportará el subsidio correspondiente para este gesto.

Jueves Santo (21 de abril):Este día estamos invitados a unirnos, presencial o espiritualmente, a la

“Manifestación de fe” que año a año desde María Auxiliadora parte recorriendo las calles de la ciudad de Córdoba y que es presidida por el Sr. Arzobispo. Siendo el 2011 un año electoral la intención será orar particularmente por nuestra Patria.

Viernes Santo (22 de abril):El Viernes Santo el Sr. Arzobispo presidirá el vía crucis por las calles céntricas de

la ciudad de Córdoba

“Acercándonos al Bicentenario, recordamos que nuestra patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad, como un regalo que debemos cuidar y perfeccionar. Podremos crecer sanamente como Nación si reafirmamos nuestra identidad común…” (HBJS 11)

Continuar celebrando alguna de las fiestas patrias como comunidad junto a las escuelas y las familias nos permitirá profundizar el “hacernos hermanos y ciudadanos”. El 7 de julio el Sr Arzobispo presidirá la Celebración Ecuménica con motivo de un nuevo aniversario de la Independencia Nacional.

Agosto MES DE LA SOLIDARIDAD: “Nuestra sociedad nos encuentra hoy con una necesidad imperiosa de más

personas que reconozcan que la solidaridad es un estilo de vida y debemos buscar soluciones que permitan construir una sociedad justa y fraterna” Esta es parte de la justificación que Caritas Arquidiocesana presenta a toda la sociedad para celebrar en

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agosto el “Mes de la Solidaridad”. Los Consejos Pastoral y Presbiteral propusieron que sea esta celebración un gesto asumido por toda la Arquidiócesis. La Comisión de Cáritas hará llegar oportunamente las reflexiones y actividades para esta celebración.

FIESTA ARQUIDIOCESANA Virgen del Rosario del Milagro (2 de octubre)

“María, Madre de la Iglesia, además de modelo y paradigma de humanidad, es artífice de comunión… Ella atrae multitudes a la comunión con Jesús y su Iglesia, como experimentamos a menudo en los santuarios marianos. Por eso la Iglesia, como la Virgen María, es madre. Esta visión mariana de la Iglesia es el mejor remedio para una Iglesia meramente funcional o burocrática”. (Ap 268) Cada primer domingo de octubre que celebramos a Ntra. Sra. del Rosario del Milagro es una oportunidad a renovar nuestra conciencia de pertenencia a esta Iglesia local de Córdoba. La Novena Arquidiocesana celebrada en las comunidades del interior y de la ciudad capital es una muestra de la inmensa riqueza con que Dios ha bendecido a esta porción de su Pueblo.

En el camino de la celebración de los Bicentenarios, cada año se realizará un reconocimiento a alguna institución de la sociedad que muestre una dedicación especial por el bien común.

1° Domingo de Adviento: INICIO DEL GESTO MISIONERO (27 de Noviembre).Se propone a las comunidades llevar un saludo invitando a quien lo reciba a compartirlo

con otros en gesto multiplicador.

La Comisión de Misiones enviará el subsidio correspondiente.

Peregrinación al santuario de la Virgen de Lourdes.

“La piedad popular penetra delicadamente la existencia personal de cada fiel y aunque también se vive en una multitud, no es una “espiritualidad de masas”. En distintos momentos de la lucha cotidiana, muchos recurren a algún pequeño signo del amor de Dios: un crucifijo, un rosario, una vela que se enciende para acompañar a un hijo en su enfermedad, un Padrenuestro

musitado entre lágrimas, una mirada entrañable a una imagen querida de María, una sonrisa dirigida al Cielo en medio de una sencilla alegría.” (Ap 261)

En esta oportunidad rogaremos a María Santísima que interceda ante su Hijo para que, como creyentes, asumamos el compromiso de hacernos hermanos y ciudadanos.

TALLER SOBRE CIUDADANÍA


Este Taller estará animado por las Comisiones de Pastoral Social y Cáritas. Están invitados los agentes pastorales de las zonas, parroquias, movimientos y asociaciones, comisiones diocesanas, religiosas/os. Como en los anteriores talleres está el compromiso de multiplicarlo en las distintas comunidades de la Arquidiócesis.

Reflexión sobre la Doctrina Social a cargo de la Comisión de Pastoral Social.

Vigilia de Pentecostés: La Comisión de jóvenes de la Arquidiócesis concretará la preparación y desarrollo de este acontecimiento de oración, de encuentro y experiencia compartida con los jóvenes.

Secretarias/os Parroquiales Animados los encuentros por las Vicarías episcopales de la Ciudad y del Interior y Secretaría Canciller.

Ministros de la Comunión. Retiro espiritual: 14 de mayo zonas pastorales impares y 25 de junio zonas pastorales pares. Las Comisiones Diocesanas de Liturgia y Pastoral de la Salud animarán los retiros.

Encuentro del Educador Católico a cargo de la Junta

Arquidiocesana de Educación Católica.

Encuentro Regional de Catequesis.

La Junta de Catequesis informará oportunamente acerca de la modalidad de participación.

ENCUENTRO PASTORAL ARQUIDIOCESANO 12 de Marzo

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JORNADA PASTORAL ZONAL 3 y 10 DE SEPTIEMBRE

JORNADA PASTORAL ARQUIDIOCESANA 5 de noviembre


PROGRAMACIÓN PASTORAL 2012

“En Jesús somos hijos, nos hacemos hermanos y ciudadanos,

NOS COMPROMETEMOS”

Recordamos el OBJETIVO del MOMENTO KERIGMÁTICO


• hagamos la experiencia de encontrarnos con Jesús que nos ama entrañablemente, nos llama a cada uno por nuestro nombre y desde nuestra realidad, para ser sus discípulos que, nutridos con el pan de su Palabra, se reconocen como hijos, hermanos entre sí • y generemos nuevos espacios para la comunicación

y el encuentro con la sociedad y la cultura ”

El TRIENIO 2010-1012 es animado por el siguiente OBJETIVO

“Que como Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba, junto a los hombres y mujeres de buena voluntad, hagamos en Cristo la experiencia de hijos y hermanos, de pasar de habitantes a ciudadanos, llegando a todos, a través de la realidad de cada familia, en misión evangelizadora permanente.”

El objetivo 2012“Que como Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba, junto a los hombres y mujeres de buena voluntad, asumamos el compromiso de construir (la vida es tarea) nuestras familias, nuestra Patria y el Pueblo de Dios.”

El 2011 ha sido un año marcado por los distintos actos eleccionarios que, en forma diversa, contribuyeron a ejercitarnos en la “participación ciudadana”.

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Este ha sido, precisamente el tema que reflexionamos y trabajamos como comunidad Arquidiocesana. Todo lo realizado en el 2011 nos ha permitido ahondar el llamado a “hacernos hermanos y ciudadanos” y continuar respondiendo al desafío de pasar de habitantes a ciudadanos, tal como la Conferencia Episcopal Argentina nos propone en vistas a la celebración del bicentenario de la Patria 2016.

La programación pastoral para el año 2012, en el objetivo y el lema, nos plantea el desafío de asumir el compromiso de construir la familia, la Patria y el Pueblo de Dios. El construir refleja la grandeza del espíritu humano, nos ayuda a acortar las distancias con lo que deseamos y así nos llena de alegría y esperanza. Es en este espíritu que debemos entender el compromiso: el gozo de tomar parte, de construir junto a otros, de saberme invitado por Jesús a llevar vida donde no hay o está siendo amenazada.

Se trata de abrirnos a la alegría de sabernos invitados a ser constructores del Reino que siempre es un compromiso con otros, y será una oportunidad para sacudirnos de aquello que pesa en el corazón y desanima a tomar parte.

Al mismo tiempo, como lo expresamos en el objetivo, queremos asumir este “compromiso de construirnos” defendiendo y valorando la Vida, que es “un don, es reciprocidad y reconocimiento, es tarea”. (temas – valores del plan 2010-2012)

“Recuperar el respeto por la Vida”, es una de las metas del bicentenario propuestas por los obispos argentinos (cfr. HBJS 32), y al asumir este compromiso nos referimos a la vida de cada persona en todas sus etapas; es decir “toda vida y toda la vida”.

Mirando hacia el interior de nuestras comunidades será importante continuar prestando atención al llamado a la “conversión pastoral de las personas y estructuras” que el episcopado latinoamericano y particularmente el argentino, vienen realizando a las comunidades.

El empeño en la oración y reflexión sobre el compromiso nos permitirá seguir buscando entre todos las respuestas a los desafíos que nuestro diagnóstico pastoral Arquidiocesano nos presenta, especialmente en el cuarto núcleo:

“El temor al compromiso y el deseo de participación”

Con asombro constatamos en la sociedad, en las comunidades pastorales y en nosotros mismos, la tensión entre el deseo de participar y ser protagonistas del tiempo en que vivimos y las dificultades y obstáculos que muchas veces se convierten en temor al compromiso.

Hoy, además de los espacios habituales de participación, se generan un sin fin de nuevos ámbitos en donde se expresa la necesidad de cambios sociales, culturales, espirituales, lucha por los derechos de las minorías, crecimiento en la conciencia ecológica y reclamo por las falencias de un sistema económico que asfixia. En nuestras comunidades manifestamos el anhelo de nuevos espacios de participación donde se viva la comunión; la necesidad de una pastoral orgánica que ponga en relación todas las riquezas de carismas de nuestra Iglesia, que nos ayude a generar procesos, respondiendo al presente y gestando el futuro.


No obstante, este anhelo no se verifica en la calidad y en la generosidad de nuestros compromisos. Influye mucho el clima de inseguridad social (falta de trabajo, de cobertura médica, robos y asaltos); el descrédito y la desconfianza hacia las instituciones particularmente la justicia, la política, las fuerzas del orden, los sindicatos, incluso la Iglesia. Los signos de la incomunicación, la desintegración y la violencia que afectan de manera especial a la familia. Todo esto genera cierta pasividad fatalista, descompromiso, aislamientos, impotencias, sensación de abandono, llegando a la indiferencia por cualquier tipo de participación.

La llamada de Dios en este tiempo nos invita a asumir y vivir esta tensión como una nueva oportunidad: “Señor hemos pescado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si Tú lo dices, echaré las redes” (Lc 5,5). Para ello es necesario que en nuestras comunidades asumamos con realismo los condicionamientos presentes en nuestra sociedad (histórico-culturales) y en las personas (laborales-familiares) para adaptar nuestras propuestas e invitaciones (métodos, horarios, tiempos, etc.) y así todos tengan la oportunidad de participar. A la vez, revisemos aquél estilo pastoral que no responde a la conciencia que hoy la Iglesia tiene de sí misma y a las exigencias de estos tiempos: un estilo fuertemente clericalista (fruto no sólo de los presbíteros sino de muchos laicos); un compromiso que exige mucho a pocos y no siempre propicia la participación adulta. También es preciso considerar que mucha gente guarda heridas y distancias en relación con la Iglesia o con nuestras comunidades, instituciones o agentes de pastoral, tales situaciones requieren ser previamente sanadas y reconciliadas. Además hay que asumir nuevos modos de pertenencia para que todos puedan ser incluidos sin que nadie se sienta dejado de lado, recreando así la confianza en el sentido y eficacia de la participación y la organicidad. En este sentido, una realidad y promesa alentadora es la continua presencia de la mujer en nuestras comunidades y el nuevo lugar conquistado en la sociedad en general. Muchos de los nuevos procesos comunitarios y de las tareas de evangelización están especialmente en sus manos.

También hay otros signos presentes que nos alientan y nos muestran que estamos ante una oportunidad inédita: todavía existe un alto porcentaje de cordobeses que se “sienten parte” de nuestra Iglesia; hay un número importante de personas que participan en las celebraciones de Semana Santa, Navidad, fiestas patronales, bautismos, comuniones, exequias, etc; la religiosidad popular y sus distintas manifestaciones continúan congregando a mucha gente; cada agente pastoral de las diversas comunidades se constituye en “punto de contacto” entre la realidad de las personas y el Cuerpo eclesial. Algo nuevo el Señor está gestando en este momento de la historia, gestación que conlleva dolores (Cfr. Jn 16,21), temores, pero sobre todo vida y esperanza nueva. No podemos ser simples espectadores, sino protagonistas de este tiempo nuevo.

Aprendiendo de Jesús. Alimentándonos de la PALABRA.“Denles ustedes de comer.” (Mc. 6,34-44)

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El texto del Evangelio que nos acompañará (Mc. 6, 34-44) es muy conocido y seguramente ha sido trabajado, interiorizado y celebrado en más de una ocasión en nuestra vida y la de nuestras comunidades. Presentamos algunas pistas para ser aprovechadas en esta Programación 2012

Los Apóstoles vuelven de la misión y Jesús los invita a compartir, es más, los invita a descansar. La multitud los sigue y Jesús se toma el tiempo para “ver - tener compasión – quedarse y enseñar largo rato”. (no es indiferente – toma parte)

Aunque los discípulos presentan una inquietud, ciertamente sensata (“despide a esta gente que ya es tarde y estamos en un lugar desierto”), Jesús moviliza a más, los invita a “tomar parte”. (“denles ustedes mismos de comer”)

Ante la magnitud de la realidad y la conciencia de precariedad-pobreza que manifiestan los discípulos, Jesús pide un compromiso desde lo que tienen – desde lo que son, aunque parezca insignificante. (“¿Cuántos panes tienen ustedes? – cinco panes y dos pescados”)

Otros textos que podrán ayudarnos y fueron propuestos en los aportes del Consejo Presbiteral y Pastoral para este año: Mt. 7,24-27; Mt. 25,14-30; Mc. 3,13-19; Mc. 8,27-30; Mc. 12,41-44; Lc. 1,39-45; Lc. 10,29-37; Jn. 13,1-17En lo pastoral, el 2012, será el último año del segundo plan corto del momento Kerigmático. Deberá por tanto recoger los elementos fundamentales propuestos para este período, a saber:

DESTINATARIA PRIVILEGIADA DE ESTE NUEVO PLAN CORTO: LA FAMILIALas diversas situaciones que deben afrontar las familias son una preocupación sentida

por todos. Nos dirigimos a la familia en este Momento Kerigmático con una actitud de llegar a ella desde la realidad que vive.

JÓVENESHemos dado un paso importante en encontrarnos adultos y jóvenes. Esto nos ha

permitido con oración y reflexión vislumbrar algunos nuevos caminos para un trabajo compartido. Deberemos continuar aprendiendo y generando los espacios necesarios para que muchos más jóvenes puedan realizar la experiencia del amor de Jesús en nuestras comunidades.

ESTRUCTURAS DE COMUNICACIÓN QUE NOS PERMITAN LLEGAR A TODOS, EN UNA MISIÓN EVANGELIZADORA PERMANENTE

La comunicación es un aspecto a dinamizar en el Momento Kerigmático. Es un planteo que está presente en los cuatro procesos fundamentales. Está en sintonía con la invitación de Aparecida a una Misión Continental. Se vincula muy bien el tema de la familia con el llegar a todos.

Deseamos llegar a las familias buscando generar un proceso de formación con todos y no sólo para informar actividades.

Algunos de los TEMAS-VALORES a resaltar para cada año de este plan corto:


La Concreción del Proceso Pastoral tendrá en cuenta los Ámbitos de:

LA FAMILIA: reconocerme hijo de una familia; padre-madre de una familia (Nivel Antropológico). LA PATRIA: reconocerme hijo de una Patria; la Patria que me acoge como suyo

(Nivel Sociológico- Ecológico). EL PUEBLO DE DIOS: reconocerme hijo de de Dios; Dios que nos hace hijos en su

Hijo (Nivel Teológico-Eclesiológico)

GESTOS DIOCESANOS Son algunos gestos o actividades que quieren ayudarnos a tener experiencias

significativas de encuentro en la fe.Los proponemos y asumimos convencidos que la Buena Noticia no es una simple afirmación doctrinal o una exhortación a la conversión, sino y ante todo, una “experiencia” a la que la Palabra invita y da significado.

Experiencia diocesana y diversificada que nos interpela a la creatividad.Estos gestos o actividades tienen expresiones diversas en su concreción. La creatividad en cada ocasión, atendiendo a la propia realidad, deberá animarnos a brindar la posibilidad para

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que muchos tengan la oportunidad de tal experiencia. Para algunos será de “encuentro” personal, otros ayudados por los MCS, cadenas de oración, etc. En ocasiones se suscitarán encuentros de “todos juntos” para tener experiencia de pueblo de Dios (a nivel diocesano, parroquial, de movimientos y asociaciones, consagrados, comisiones, colegios, etc); otros serán encuentros por zonas o sectores pastorales, vividos más o menos al mismo tiempo; otros, encuentros en familias que al ser propuestos a todas y vividos al menos por una gran parte se convierten en una experiencia de pueblo de Dios.

Experiencias que nos ayuden a realizar procesos y trabajo en común.Las actividades propuestas y recreadas en cada comunidad, no tienen la intención de ser un simple o gran evento. El mensaje y la experiencia que se quiere suscitar brota de la interiorización del objetivo y lema diocesano, en un “proceso planificado, gradual y progresivo, desde lo ordinario y cotidiano”.Estas experiencias, a través del proceso, irán suscitando, confirmando, madurando y consolidando el sentido de pertenencia, el saberse pueblo de Dios y sentir a Dios, como Dios del pueblo.También nos permitirán estas actividades-gestos, realizar la experiencia del trabajo en común, de manera orgánica, sustentado y animado por una profunda espiritualidad de comunión.

Realizadas con Jesús y a su maneraQueremos llevar adelante estos gestos-actividades aprendiendo de Jesús y seguros qué es Él quien mueve los corazones y “construye la casa”. Confrontarnos con la pedagogía de Jesús siempre nos movilizará: es Él quien sale al encuentro y dialoga con todos, que reconoce las semillas del Reino y lo hace presente, que moviliza y coloca en el centro a los de la periferia, que es libre frente a todo y da la vida en obediencia al Padre.

GESTOS DIOCESANOS 201211de Febrero - Peregrinación al santuario de la Virgen de

Lourdes. Esta manera de expresar la fe está presente de diversas formas en todos los sectores

sociales, en una multitud que merece nuestro respeto y cariño, porque su piedad “refleja una sed de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocer”. La “religión del pueblo latinoamericano es expresión de la fe católica. Es un catolicismo popular”, profundamente inculturado, que contiene la dimensión más valiosa de la cultura latinoamericana…Destacamos las peregrinaciones, donde se puede reconocer al Pueblo de Dios en camino. Allí el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios que los espera… La decisión de partir hacia el santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un verdadero canto de esperanza, y la llegada es un encuentro de amor. La mirada del peregrino se deposita sobre una imagen que simboliza la ternura y la cercanía de Dios. El amor se detiene, contempla el misterio, lo disfruta en silencio. También se conmueve, derramando toda la carga de su dolor y de sus sueños. La súplica sincera, que fluye confiadamente, es la mejor expresión de un corazón que ha renunciado a la autosuficiencia, reconociendo que solo nada puede. Un breve instante condensa una viva experiencia espiritual. (cfr. D Ap. 258-259)

Estamos invitados a acompañar y compartir con tantos hermanos que se acercan este día al Santuario de la Virgen, saliendo al encuentro, acogiendo fraternalmente, desde una experiencia de fe que se manifiesta de manera diversa. Queremos “hacernos peregrinos” comprometiéndonos


con la “multitud” que tantas veces camina “como ovejas sin pastor” y juntos rogar a María que nos ayude a valorar y cuidar toda Vida toda la Vida.

CUARESMA - PASCUA22 de febrero - Miércoles de ceniza. Inicio del Gesto Misionero

“Es cierto que siempre en la Iglesia hay una novedad. Y la novedad está dada por los desafíos que nos marca el tiempo presente, la época que estamos viviendo. Esta es la maravilla de la presencia del Espíritu en la Iglesia. El Espíritu siempre sopla para encontrar lo nuevo en lo ordinario, renovando lo cotidiano, porque es Cristo el que hace nuevas todas las cosas: “yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?” (Is. 43, 19)… Y lo que hay de nuevo es el Espíritu, que sopla en este tiempo en la Iglesia de nuestro Continente. ¿Y qué nos dice el Espíritu? ¿Qué nos viene soplando? La necesidad de renovar (hacer nuevo) nuestro estilo evangelizador. Alcanzar un renovado estilo misionero… La misión lleva al encuentro personal para transmitir a Cristo. La misión es relación, es vínculo. No hay misión si no me relaciono con el prójimo. La misión necesita de la cercanía cordial. Y el desafío, desde esta cercanía, es llegar a todos sin excluir a nadie.”(Carta Pastoral de la CEA 20 de agosto 2009)

En estos años los gestos de Adviento-Navidad y Cuaresma-Pascua que como comunidad Arquidiocesana venimos concretando nos han ayudado a experimentar que “cuando invitamos no todos responden pero cuando salimos son muchos los que nos reciben agradecidos”. Las iniciativas han sido variadas en cada comunidad y queremos seguir buscando con creatividad los modos de “salir” que nos permitan junto a otros “tomar parte” en la construcción de las familias, de la Patria y del Pueblo de Dios.

05 de abril - Jueves Santo Ante el Señor que se compromete con la humanidad, dando su Vida para que tengamos Vida, queremos pedirle que nos ayude a construir una Patria en la que se valore, cuide y defienda toda Vida y durante toda la Vida.La “Manifestación de fe” es una de las expresiones religiosas que se ha mantenido por muchos años la ciudad de Córdoba. Presidida por nuestro Arzobispo recorremos las calles partiendo de la Pquia. María Auxiliadora hasta la ex plaza Vélez Sarsfield.

06 de abril - Viernes Santo El Viernes Santo el Sr. Arzobispo presidirá el vía crucis por las calles céntricas de la ciudad de Córdoba.

FIESTAS PATRIAS“Nuestra patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad, como un regalo que debemos

cuidar y perfeccionar. Podremos crecer sanamente como Nación si reafirmamos nuestra identidad común…Creemos estar ante una oportunidad única. Podemos aprovecharla, privilegiando la construcción del bien común, o malgastarla con nuestros intereses egoístas y posturas intransigentes que nos fragmentan y dividen.” (HBJS 11-12)

Sostener los gestos en torno a las fiestas patrias nos permite ahondar la búsqueda del bien común con ensayos concretos de reflexión y búsqueda junto a otros. Son una oportunidad para fortalecer la conciencia de “ciudadanos y asumir el compromiso de construir nuestra Nación”.

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El 6 de julio nuestro Arzobispo presidirá la Celebración Ecuménica, en la cual rezaremos por la Patria y por la Ciudad de Córdoba en un aniversario nuevo de su fundación.

MES DE LA SOLIDARIDAD“Queremos, por tanto, desde nuestra condición de discípulos y misioneros impulsar en

nuestros planes pastorales, a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, el Evangelio de la vida y la solidaridad. Además, promover caminos eclesiales más efectivos, con la preparación y compromiso de los laicos para intervenir en los asuntos sociales. Es esperanzador lo que decía Juan Pablo II: “Aunque imperfecto y provisional, nada de lo que se pueda realizar mediante el esfuerzo solidario de todos y la gracia divina en un momento dado de la historia, para hacer más humana la vida de los hombres, se habrá perdido ni habrá sido vano”. (D Ap. 400)

Educarnos “en y para el compromiso” es una tarea de toda la vida. Promover el valor de la solidaridad nos anima a salir de nosotros mismos, nos dispone y desafía a reconocer que el otro es “alguien que me pertenece”, saberme corresponsable en el destino de la humanidad.Por ello, ayudados por la Comisión de Caritas Arquidiocesana y con la creatividad de cada comunidad, estamos invitados a reconocer y valorar tantos esfuerzos de “compromiso” en este orden; como así también generar espacios de reflexión y acción que nos renueven como iglesia y sociedad.

07 de octubre -FIESTA ARQUIDIOCESANA VIRGEN ROSARIO DEL MILAGRO

“El canto del Magnificat muestra a María como mujer capaz de comprometerse con su realidad y de tener una voz profética ante ella.” (D. Ap. 451)“María Santísima es la presencia materna indispensable y decisiva en la gestación de un pueblo de hijos y hermanos, de discípulos y misioneros de su Hijo.” (D. Ap. 524)

En estos años hemos ido afianzando, y queremos sostener, la realización de la novena diocesana tanto en comunidades del interior y de la ciudad, con la visita de la imagen peregrina, como la que se realiza en la Basílica Santo Domingo. Esta experiencia junto a la celebración el día de la Virgen nos va ayudando a renovar la conciencia de sabernos Iglesia Diocesana.En este año, junto a María, expresaremos de manera especial nuestro compromiso por la Vida y rogaremos nos ayude a construirnos como sociedad en este sentido.

ADVIENTO – NAVIDAD02 de diciembre - 1° Domingo de Adviento: INICIO DEL GESTO MISIONERO Sosteniendo y recreando la experiencia de años anteriores nos proponemos llegar a los vecinos de nuestra diócesis con algún saludo navideño. Como en otras ocasiones la Comisión de Misiones nos ayudará con subsidios y encuentros preparatorios.

COMPROMETERNOS CON LA VIDA

“Recuperar el respeto por la Vida”, es una de las metas del bicentenario propuestas por los obispos argentinos (cfr. HBJS 32), y al asumir este compromiso nos referimos a la vida de cada persona en todas sus etapas; es decir “toda vida y toda la vida”.


A lo largo de todo el año 2012 estaremos invitados a asumir el “compromiso de construirnos” defendiendo y valorando la Vida. Como lo expresamos también en la dinámica de los temas – valores del trienio: la vida es un don, es reciprocidad y reconocimiento, es tarea.La actitud que queremos asumir es de proposición y valoración; por ello en el transcurso del año se brindaran elementos y subsidios a tal fin, expresando todo lo trabajado en torno a la Fiesta Diocesana de la Virgen del Rosario del Milagro. Las propuestas de algunas comisiones diocesanas para sus ámbitos específicos, la imaginación y colaboración de otros en orden a difundir mensajes masivos, la creatividad de cada comunidad y la continuidad del tema en el año seguramente nos posibilitará realizar un camino modesto pero valioso en este “tomar parte”.

Algunas fechas a tener en cuenta que nos podrán ayudar:

LA VIDA POR NACER: en torno al 25 de marzo fiesta de la Anunciación.

LA VIDA QUE CRECE: en torno a Pentecostés (27 de mayo), continuando con algunas propuestas a los jóvenes hasta octubre. (9-11 de octubre Encuentro con Cristo)

LA VIDA EN SU MADUREZ: en torno a la fiesta de Santa Ana y San Joaquín (26 de julio)

ACTIVIDADES FORMATIVAS y CELEBRATIVAS 2012

17 de marzo: TALLER DE MISIÓN PREPARANDO EL GESTO CUARESMA – PASCUALa Comisión de Misiones ofrece un taller en orden a prepararnos al gesto misionero pudiendo ser replicado en cada comunidad por quienes participen.

14 de abril – Encuentro con Secretarias Parroquiales. Decanatos pares de la ciudad e interior. Animado por las Vicarías episcopales de la Ciudad y del Interior y Secretaría Canciller.

21 de abril – RETIRO ARQUIDIOCESNO predicado por Mons. ÑáñezAtendiendo a los aportes del Consejo Pastoral y Presbiteral, y asumiendo que en el caminar de la vida necesitamos de espacios más intensos de encuentro con el Señor y de comunión eclesial, nuestro Arzobispo propondrá una mañana de retiro para toda la diócesis.La invitación es para todos, si bien la dinámica de esta participación será variada, ya que se ofrecerá a través de algún medio de comunicación social (Radio María), con posibilidad de otros formatos electrónicos para aprovechar en el año.Se enviará oportunamente más información.

Mayo - Reflexión sobre la Doctrina Social a cargo de la Comisión de Pastoral Social.

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05 de mayo – Encuentro con Secretarias Parroquiales. Decanatos impares de la ciudad e interior. Animado por las Vicarías episcopales de la Ciudad y del Interior y Secretaría Canciller.

19 de mayo - Ministros de la Comunión. Retiro espiritual: zonas pastorales impares Las Comisiones Diocesanas de Liturgia y Pastoral de la Salud animarán los retiros.

27 de mayo - Vigilia de Pentecostés: La Comisión de Pastoral de Juventudes de la Arquidiócesis concretará la preparación y desarrollo de este acontecimiento de oración, encuentro y experiencia compartida con jóvenes. También se llevarán adelante algunas propuestas en comunidades y zonas.

23 de junio: Taller de INCIDENCIA CIUDADANA – tema para las Jornadas Zonales.Este taller será la propuesta de trabajo para las Jornadas Zonales. La temática está en orden a continuar y ahondar la reflexión de años anteriores y desde allí nos anime a renovar nuestro “compromiso por la Patria, la familia, el pueblo de Dios.”Quienes participen del mismo tendrán que replicarlo luego en cada zona, por ello están invitados agentes pastorales de las zonas, parroquias, movimientos y asociaciones, comisiones diocesanas, religiosas/os.

30 de junio - Ministros de la Comunión. Retiro espiritual: zonas pastorales pares. Las Comisiones Diocesanas de Liturgia y Pastoral de la Salud animarán los retiros.

15 de agosto - Encuentro del Educador Católico a cargo de la Junta Arquidiocesana de Educación Católica.

18 de agosto - Encuentro de Catequistas. La Junta de Catequesis informará oportunamente acerca de la modalidad de participación.

9, 10 y 11 de octubre - Encuentro con Cristo. Espacio de oración y reflexión para jóvenes de la arquidiócesis coordinado por la Comisión de Pastoral de Juventudes.

JORNADAS Y ENCUENTROS PASTORALES ARQUIDIOCESANOS

ENCUENTRO PASTORAL ARQUIDIOCESANO • 10 DE MARZO

JORNADA PASTORAL ZONAL • 15 y .22 DE SEPTIEMBRE

JORNADA PASTORAL ARQUIDIOCESANA


• 27 DE OCTUBRE

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PROGRAMACIÓN PASTORAL ARQUIDIOCESANA

En el camino pastoral que vamos transitando como Iglesia de Córdoba nos ha animado y sostenido en estos últimos tres años (2010-2012) el lema “Con Jesús somos hijos, nos hacemos hermanos y ciudadanos, nos comprometemos”. Particularmente en este último tiempo hemos realizado esfuerzos para ahondar en la espiritualidad del compromiso cristiano, en orden a la construcción de la patria, de la Iglesia y de la familia. Con ello ha concluido la programación de lo que denominamos el segundo “plan corto” y el tiempo previsto para lo que llamamos “Momento Kerigmático”.

Antes de proponer un nuevo plan corto, y conscientes que el llegar al final de una “programación” no dice necesariamente que los objetivos se hayan alcanzado, es que nuestro Arzobispo, Mons. Carlos Ñáñez, nos invita a vivir el año 2013 como un tiempo especial, “UN AÑO PARA CONTEMPLAR”.

Providencialmente, junto a toda la Iglesia, reconocemos dos motivaciones que animan a vivir este año de manera especial:

La convocatoria que el Papa Benedicto ha realizado para vivir un “Año de la Fe”, con motivo de la celebración de los 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II, y los 20 años de la promulgación del Catecismo de la Iglesia Católica.

La posible Beatificación del Cura Brochero.

Como Iglesia que peregrina de Córdoba estamos invitados a vivir el año 2013 como un tiempo de gracia, en el cuál podamos “contemplar” con mirada creyente el paso y la presencia de Dios en medio nuestro, celebrando agradecidos los signos de su bondad; y al mismo tiempo realizar una evaluación que nos permita con sinceridad, humildad y sin “barnices” revisar, corregir y relanzar con entusiasmo los nuevos pasos a dar en el anuncio del Evangelio y la construcción del Reino.

Oportunidad también para “contemplar” y profundizar los rasgos del Rostro-Ideal de ésta Iglesia en Córdoba, conscientes que “es una gracia que no inventamos”, es un Don recibido.

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El espíritu del Concilio Vaticano II, “brújula segura”, con sus documentos; y el testimonio pastoral del Cura Brochero en nuestras tierras, nos permitirán enriquecer el desarrollo de este Rostro-Ideal para asumirlos más comprometidamente.

Un año en el cuál no queremos dejar de “contemplar” la realidad que vivimos y ahondar en la reflexión sobre ella desde los núcleos del Diagnóstico Pastoral. Escuchar con atención y discernir “lo que el Espíritu está diciendo a las Iglesias” (Ap. 2,29) a través de los signos de los tiempos nos dispone en una actitud de permanente conversión pastoral. (cfr. Ap. 366).

En pocas palabras, en este Año nos proponemos: (OBJETIVO)

“Que como Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba, junto a los hombres y mujeres de buena voluntad,

contemplemos el camino realizado durante estos años de actuación del Plan Pastoral, celebrando con memoria agradecida lo que el Señor nos ha permitido vivir, y evaluando con humildad el proceso realizado.

profundicemos el Rostro-Ideal de Iglesia de Córdoba que el Señor nos invita a vivir, a la luz del espíritu y los documentos del Concilio Vaticano II, y teniendo en cuenta los rasgos pastorales del Cura Brochero.

ahondemos en la reflexión sobre la realidad que nos interpela.

Para dejarnos renovar en el Espíritu que nos anima y relanzar con entusiasmo los nuevos pasos a dar en el anuncio del Evangelio y la construcción del Reino.

Nos anima a vivir este proceso:

los rasgos que identificamos en el rostro-ideal de Iglesia de Córdoba:“Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser un pueblo que viva según tu Espíritu: contemplativo, eucarístico, mariano y misionero…” (n° 1)

“Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser una Iglesia abierta y libre. Por eso, elegimos madurar en el discernimiento comunitario, en la apertura a los signos de los tiempos, y en la disponibilidad para dejarnos sorprender por tu Espíritu Santo.” (n° 2)

“Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser una Iglesia que sepa pedir perdón, toda vez que sea necesario, y hacer memoria agradecida de lo que ha recibido. Por eso, elegimos reconciliarnos, asumiendo nuestros errores del pasado para repararlos, y recordar con gratitud la extraordinaria obra de santidad que has sembrado en nuestra tierra de Córdoba.” (n° 7)


Y los desafíos que expresamos en el diagnóstico pastoral, especialmente en el 1° y 2° núcleos

“Como Iglesia, constatamos también que no siempre hemos sabido acompañar procesos de crecimiento en la vida cristiana acordes a las nuevas circunstancias de estos cambios culturales y sociales. Estamos perplejos, confundidos y en ocasiones con la impresión de realizar esfuerzos estériles.

Nos encontramos como en una “curva de la historia”, no vemos lo que ha quedado atrás y todavía no se vislumbra lo que viene. “No estamos sólo en una época de cambios, sino en un cambio de época” (NMA 24). Esta situación en lo que tiene de irreversible debemos asumirla con realismo, creatividad y sobre todo –desde la fe- como providencial.

El malestar producido por estas transformaciones profundas no debe llevarnos a nostalgias del pasado o a encierros temerosos. El Espíritu invita a la Iglesia a adentrarnos en el “inmenso océano” (NMI 58) de nuestro tiempo con la confianza de que el Señor marcha con nosotros, sabiendo además que “con el Concilio Vaticano II se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos” (NMI 57). Lo que vivimos y nos pasa no es una “calamidad” sino una “oportunidad” que nos purifica de falsas seguridades, nos abre a la primacía de la gracia y nos invita a una actitud de pobreza sin triunfalismos y a una libertad evangélica sin privilegios…una ocasión para formarnos en la adultez de la fe, el discernimiento en la complejidad y la creatividad responsable…En el desamparo de esta época, en medio de todas las soledades humanas, también nuestras comunidades tienen la oportunidad de recibir y ofrecer una experiencia más profunda de fraternidad y solidaridad evangélicas. Es un tiempo apropiado para abrirnos a la acción del Espíritu del Señor que hace nuevas todas las cosas, intentando recrear una espiritualidad que, desde la gracia, responda a esta situación y aproveche todo lo bueno que hay en nuestra sociedad: capacidad de lucha y compromiso en la adversidad; “aguante” para salir adelante a pesar de todo con optimismo; pensamiento y espíritu crítico; el humor, la creatividad y alegría que nos caracteriza.” (Dp. 1)

“En este nuevo contexto hemos identificado muchos síntomas que muestran una inadecuación entre la realidad y nuestro modo de comunicarnos y relacionarnos con ella: Hay amplias franjas y sectores a los que no llegamos. Muchas de nuestras iniciativas no parecen despertar interés o son aparentemente estériles. La perplejidad que experimentamos fácilmente nos lleva a la repetición rutinaria, a la improvisación y a “conservar” lo que queda, sin demasiada iniciativa evangelizadora.

Siendo múltiples las causas de esta situación, nos parece que la más profunda de ellas es que el “paradigma” desde el que funcionamos (que es el modelo operativo concreto de nuestra acción) parece responder a una realidad que ya no existe, esto significa que necesitamos situarnos desde un nuevo “paradigma”…El “situarnos” desde un nuevo paradigma no pasa tanto por formulaciones teóricas, muchas de las cuales ya han madurado en la Iglesia con claridad en estas últimas décadas, sino por una conversión, trasformación de la vida y de nuestro modo de funcionar…

Lo que se nos pide no es exactamente una adaptación a las reglas de juego que hoy existen en la sociedad, se trata de una conversión pastoral para ser en este tiempo y esta historia concreta la Iglesia de Jesucristo. La configuración concreta de este nuevo paradigma, cuyos rasgos principales expresamos en el Rostro ideal, es algo que deberemos ir encontrando y afianzando progresivamente en toda nuestra Arquidiócesis con mucha esperanza, apertura, paciencia, creatividad. (Dp. 2)

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Año para Contemplar – Anclados en la Palabra de Dios

UN ÍCONO BÍBLICO – UN LOGO

El logo-imagen que nos acompañará este año hace alusión al encuentro de Jesús con la Samaritana (Jn. 4). Un hermoso Icono bíblico, cargado de detalles y contenidos, que nos permitirá ahondar en la espiritualidad con la cuál vivir este año.

Será oportuno que volvamos una y otra vez a profundizar en este encuentro, y desde allí dejar que el Señor nos hable, se nos revele. Se ofrecerán materiales que nos ayuden en este sentido.

“Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (Jn. 4,14). Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con

la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia”. Porta Fidei 3

Un Año con ritmo diferente – realizado entre todos

La propuesta para este año tendrá un ritmo y una agenda diferente al esquema que veníamos asumiendo en la programación de estos últimos años.

El dinamismo y las fuerzas las centraremos en un intenso trabajo en las comunidades y ámbitos pastorales de la arquidiócesis, ofreciendo instancias diferenciadas de reflexión y elaboración de aportes, brindando oportunidad para la participación y escucha de todos.

Reflexión y aportes que nos permitirán celebrar, afianzar, corregir y relanzarnos a un tiempo nuevo del camino pastoral.

La programación nos permitirá y exigirá ser creativos para impregnar todas las tareas y actividades del espíritu con el cuál queremos vivir el año. Nos demandará, al mismo tiempo, saber ordenar las agendas para que nadie se vea privado de vivir el proceso que estamos invitados como Arquidiócesis.

Podemos observar que no se proponen para este año un calendario de “gestos diocesanos”, como tampoco la realización del “encuentro pastoral” y “jornadas pastorales” en las zonas. La dinámica del año presenta otras propuestas.


PROGRAMACIÓN PASTORAL 2013DE FEBRERO A JUNIO 2013

Un tiempo que nos permita “realizar una memoria agradecida”

“evaluar el momento kerigmático”"celebrar como comunidad el camino realizado”

Carta Pastoral del Arzobispo – 13 de febrero – miércoles de cenizas.

Al inicio de la Cuaresma contaremos con una Carta Pastoral del Arzobispo en la cuál nos ayudará a disponer el corazón para vivir este Año pastoral.

RETIRO ARQUIDIOCESANO predicado por Mons. Ñáñez

16 de marzo – 16:30 a 18:30hs.Valorando la experiencia del año 2011, seguros de que nuestra acción pastoral y la vida misma se centran en el Señor es que nuestro Arzobispo animará un espacio de oración proponiendo las actitudes espirituales que deben animarnos en este Año para Contemplar. El mismo será trasmitido por Radio María, posibilitando que en cada comunidad podamos celebrar esta instancia, invitando a participar a todos y priorizando en la agenda este espacio de comunión eclesial.

Trabajo en cada COMUNIDAD y ámbito pastoral:

(cuaresma – pascua)Las instancias de evaluación, aporte y consultas son fundamentales para ayudarnos a tener una mirada realista del camino realizado y poder discernir los pasos a dar.

a) REALIZAR MEMORIA AGRADECIDA Cada comunidad realizará una memoria agradecida del camino realizado durante el tiempo de cuaresma, para lo cual desde la vicaría pastoral se ofrecerá un subsidio que ayude a tal fin.Generar creativamente espacios y modos para una amplia participación de la comunidad en este trabajo nos permitirá “contemplar” mejor el paso y la presencia de Dios.

b) EVALUACIÓN DEL MOMENTO KERIGMÁTICO

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Los consejos pastorales parroquiales, comisiones diocesanas, movimientos – asociaciones y otras instancias, trabajen durante el tiempo pascual un instrumento de evaluación que se les entregará oportunamente.Todos podremos expresar con sinceridad y “sin barnices” aquellos aciertos en el caminar como también los elementos que debemos corregir, repensar y relanzar, seguros que tenemos mucho que aprender.

c) CELEBRACIÓN DEL CAMINO REALIZADO EN CADA COMUNIDAD – Pentecostés – 19 de mayo

Cada comunidad realizará un encuentro celebrativo en torno a la Fiesta de Pentecostés (en el marco de vigilias-encuentros) en el cuál asuma y exprese lo recogido en los dos trabajos anteriores. Se ofrecerán para ello algunas orientaciones.

Expresión diocesana de una “MEMORIA AGRADECIDA CELEBRATIVA” – Corpus Christi – 01 de junioCon ocasión de la solemnidad de Corpus Christi expresaremos agradecidos al Señor los dones que nos ha permitido reconocer del camino realizado estos años.

Presentación de un INFORME DE LO TRABAJADO en cada comunidad – entrega a fines de mayo

Los consejos pastorales parroquiales y demás ámbitos de conducción recogerán los resultados de las evaluaciones y la memoria agradecida en un informe que enviarán a una comisión zonal de redacción (que se formará para este fin) y a la comisión diocesana de redacción.

Elaboración de una SÍNTESIS DE LOS INFORMES en cada zona pastoral. – entrega a fines de junioLas comisiones zonales de redacción y otras instancias presentarán una síntesis de los informes a la comisión diocesana de redacción

DE JULIO A NOVIEMBRE 2013

Un tiempo que nos permitaprofundizar en clave de fe y esperanza

el Rostro Ideal – ahondar en la reflexión sobre la realidad


Desarrollo y profundización del documento “Rostro Ideal”

Previamente un equipo trabajará en el “desarrollo y profundización del documento “Rostro Ideal”, asumiendo los documentos y el espíritu del Concilio Vaticano II, e integrando los rasgos pastorales del Cura Brochero.

Conocer e interiorizar en las comunidades el documento Rostro Ideal con su respectivo “desarrollo y

profundización” (julio – agosto – septiembre)Cada comunidad trabajará el documento enriquecido del Rostro-Ideal y profundizará en él. Tal documento irá acompañado de un instrumento de trabajo, que permita conocerlo e interiorizarlo, y nos disponga espiritualmente a la posible beatificación del Cura Brochero.

JORNADA PASTORAL DIOCESANA 26 de octubre o 09 de noviembreComo Iglesia que peregrina en Córdoba estamos invitados a:

o Celebrar agradecidos el camino realizado.o Ahondar en la reflexión acerca de la “situación cambiante de

hoy y el marco del momento comunitario como respuesta” o Presentar las grandes líneas del Momento Comunitario – el

Plan Corto – Programación 2014. La fecha de la Jornada estará sujeta a cambios ante la posible Beatificación del Cura Brochero

Elaboración de un OBJETIVO PROPIO en cada comunidad para el nuevo trienio. – (Noviembre)Cada comunidad deberá plasmar un objetivo propio para el nuevo trienio a la luz del objetivo del nuevo Plan Corto propuesto para toda la Arquidiócesis. Podrá ser realizando un encuentro de Consejo Pastoral ampliado o una Asamblea Parroquial. Se ofrecerá un subsidio metodológico. Antes de fin de año la comunidad enviará a la vicaría pastoral el fruto de dicho trabajo.

En el AÑO de la FE una FORMACIÓN especialLa dinámica propuesta para este año en la “programación 2013”

ofrecerá instancias e instrumentos que nos ayudarán a caminar en un espíritu común, desde una profundización de contenidos y una reflexión permanente.

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Atendiendo a la invitación que el Papa Benedicto nos hace con ocasión del Año de la Fe, es que se ofrecerán espacios de reflexión y formación en torno a:

“Concilio Vaticano II”, coordinando las propuestas el Instituto Teológico de Córdoba (ITeC)

“Catecismo de la Iglesia Católica”, coordinando las propuestas la Junta Arquidiocesana de Catequesis.

Los Padres Dominicos (OP), entre otros, han acercado propuestas y ofrecimientos en este horizonte.

Oportunamente se comunicarán los detalles y características desde el servicio de la página web. (www.arzobispadocba.org.ar)

http://www.arzobispadocba.org.ar/

Palabras de Nuestro ArzobispoA todos los miembros de la comunidad arquidiocesanaQueridos hermanos y hermanas:

Disponiéndonos a comenzar el “momento comunitario” de nuestro itinerario pastoral, quisiera compartir con ustedes un breve repaso del camino transitado y algunas consideraciones respecto del mismo.

Al concluir el “Encuentro Eucarístico Nacional”, en septiembre de 2000, en los encuentros pastorales que realizamos expresamos con fuerza algunos anhelos que nos desafiaban y a la vez nos animaban a emprender un camino en común para anunciar y testimoniar el evangelio de Jesús en Córdoba en el nuevo milenio a cuyas puertas estábamos.

En seguida comenzamos un trabajo entre todos para concretar ese propósito y con alegría fuimos recibiendo distintas confirmaciones a lo emprendido: la carta “Al comienzo del nuevo milenio” del Papa Juan Pablo II; el documento “Navega mar adentro” del episcopado argentino; el documento de Aparecida del episcopado latinoamericano y caribeño. En estas confirmaciones descubrimos no meras coincidencias circunstanciales, sino la voz del Espíritu que siempre habla a la Iglesia (cf. Apoc. 1) y nos invita a responder con generosidad.

Posteriormente, identificado el “rostro ideal” de nuestra Iglesia local, realizado el “diagnóstico pastoral” de la misma y trazado el “itinerario pastoral” comenzamos a recorrerlo. Acabamos de vivir el primer “momento” de dicho itinerario, el “momento kerygmático”.

En este “año para contemplar” hemos procurado reconocer agradecidos el paso y la obra de Dios por nuestra Iglesia local y hemos tratado de repasar las iniciativas emprendidas y las tareas realizadas durante el momento kerygmático. El resumen de lo vivido ha sido positivo y alentador, a pesar de los límites experimentados que debemos reconocer con humildad y de las dificultades pendientes que tendremos que procurar superar con empeño y generosidad.

Ahora estamos invitados a abocarnos a un nuevo momento de nuestro itinerario pastoral: el “momento comunitario”. Se trata de salir y de hacer la experiencia de encontrarnos con Jesús y entre nosotros, como en el momento anterior, pero procurando vivirlo en común, juntos, cada vez con mayor profundidad. Las recientes e insistentes invitaciones del Papa Francisco nos animan también a ello.

Sólo nos será posible vivir este propósito si lo hacemos desde una experiencia interior, espiritual, que se proyecte y se exprese en nuestro testimonio y tarea pastoral. A ese desafío estamos convocados y le pedimos al Beato Brochero y a “su” Purísima que nos inspiren y nos ayuden con su ejemplo y su intercesión.


Córdoba, 26 de octubre de 2013


Hoy, como Iglesia fraterna y misionera, queremos reafirmar el mensaje fundamental. Lo que siempre hemos de destacar

cuando anunciamos el Evangelio: JESUCRISTO RESUCITADO NOS DA EL ESPÍRITU SANTO Y NOS LLEVA AL PADRE. LA TRINIDAD ES

EL FUNDAMENTO MÁS PROFUNDO DE LA DIGNIDAD DE CADA PERSONA HUMANA Y DE LA COMUNIÓN FRATERNA.

El centro de nuestro anuncio es Jesucristo salvador, que nos permite encontrarnos con el Padre y el Espíritu Santo. Destacamos la fe en la Santísima Trinidad como último

fundamento de la dignidad humana y del llamado a la comunión con los hermanos, en la familia, en la Iglesia y en la nación.

En un momento de fuerte desintegración, la fe en este misterio es un potencial que fortalece, sana y renueva los vínculos entre

las personas. Jesús, invitándonos a participar de la vida de la Trinidad, hace posible que alcancemos nuestra mayor dignidad y una auténtica relación con los demás en la justicia y el amor. La Iglesia, que es signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano, se reconoce

como servidora de la dignidad humana y de la comunión fraterna en la hora actual de nuestra patria. Quiere ofrecer este

servicio mediante el testimonio renovado de la vida de sus miembros, el anuncio de la Palabra con todas sus

consecuencias, la celebración de los sacramentos y la promoción del diálogo con todos.

(NMA 50-51)

UN AÑO PARA CONTEMPLAR“Si conocieras el Don de Dios” (Jn 4)

Síntesis del proceso de evaluación del Momento Kerigmático en el Plan Pastoral

INTRODUCCIÓN:Como en la escena del encuentro de Jesús con la mujer de Samaría (Jn 4),

en este año fuimos invitados a sentarnos al borde del pozo y con Jesús mirar el camino transitado en el momento kerigmático como Iglesia de Córdoba.

Ha sido una ocasión providencial para CONTEMPLAR el “paso” salvífico de Dios en medio nuestro, celebrando su presencia con memoria agradecida y

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reconociendo con franqueza las limitaciones y carencias que nos obstaculizan en el anuncio del evangelio.

Acercamos en este documento una síntesis de los aportes realizados por las distintas comunidades19. Recordamos que el trabajo fue animado con dos instrumentos: “Memoria Agradecida” y “Evaluación”, que nos permitieron constatar aciertos, límites y desafíos en el camino pastoral de estos años. Es oportuno aclarar que dichos instrumentos fueron abordados de distintas maneras, que fue diversa la propuesta según los ámbitos pastorales y que la redacción de las conclusiones se expresaron con características particulares.

Reconocemos que se han dado algunas dificultades en la comunicación para recibir los aportes y trabajos de síntesis que se habían solicitado. En este texto asumimos los aportes recibidos de 36 parroquias de la ciudad (48%) y 6 síntesis zonales, 20 parroquias del interior (47%) y 3 síntesis zonales, 4 comisiones diocesanas, 16 movimientos y asociaciones, y el seminario mayor en cuanto al trabajo de memoria agradecida. En relación al Instrumento de Evaluación se incorporaron los aportes de 45 parroquias de la ciudad (60%) y 8 síntesis zonales, 30 parroquias del interior (71%) y 4 síntesis zonales, 7 comisiones diocesanas, 14 movimientos y asociaciones, síntesis de institutos seculares, 7 comunidades religiosas, 34 instituciones educativas, y el seminario mayor. Después del 31 de julio continuaron llegando algunos aportes que no están incluidos en este documento.

Teniendo en cuenta lo anterior, esta devolución quiere ser fiel a lo recibido valorando el tiempo dedicado, la experiencia de fe realizada, los esfuerzos presentes. En medio de todo, en el entramado de nuestras palabras y experiencias, ha sido un desafío y una gracia descubrir por dónde el Espíritu nos anima a caminar.

SALIR….ENCONTRAR…VALORAR…Una mirada desde lo que nos propusimos en el Momento Kerigmático.

En lo que denominamos Momento Kerigmático (2007-2012) nos propusimos suscitar junto a los hombres y mujeres que conformamos el Pueblo de Dios en Córdoba, tanto en familias como en comunidades, una experiencia de Jesús que nos ama entrañablemente, que nos llama a cada uno por nuestro nombre y desde nuestra realidad; para ser discípulos que nutridos con el pan de su Palabra nos reconociéramos hijos y hermanos, generando nuevos espacios para la comunicación y el encuentro con la sociedad y la cultura.

El apropiarnos nuevamente del “Kerigma”, darle lugar en nuestras vidas y la experiencia de un Dios que nos ama profundamente, nos animó a salir, a confiar, a encontrarnos con los demás, a acortar distancias valorando y comprometiéndonos con la historia, las personas y su cultura.

Reconocemos que esta “inquietud por salir” ha estado presente en el caminar de todas nuestras comunidades, aunque de manera distinta. Muchos valoran y agradecen esta experiencia reconociendo que animó la vida cotidiana

19 Nos referimos a “comunidades” en sentido amplio, incluyendo en la expresión a los diferentes ámbitos eclesiales.


y orientó las acciones propuestas, otros, aunque en menor cantidad, manifiestan que este dinamismo ha estado poco presente o ha sido más eventual y esporádico, y unos pocos han expresado que no ha estado presente.

“Salir” ha significado “encontrarse”; entre nosotros primero -capillas, grupos, sectores- y también con otros ámbitos sociales y culturales -instituciones barriales, profesionales, artistas y artesanos, ONG, grupos étnicos, diferentes credos- generando nuevos espacios de vínculos. Esta experiencia es valorada como un don y desafío vivido, celebrado y trabajado a partir de muchas iniciativas aunque no siempre de manera estable y constante.

Más allá de las dificultades y las exigencias, encontrarnos con “otros” nos hizo aprender que podemos ampliar la mirada y que “salir nos abre la cabeza”20. Que “ser heterogéneos nos enriquece”, y que “es importante respetar la cultura del otro”. Que podemos y debemos buscar y ensayar nuevos modos de comunicación y que, como hombres y mujeres de fe tenemos una responsabilidad ciudadana en la contribución al Bien Común. Es por eso que, en general, se manifiesta la necesidad de seguir creciendo en este horizonte, generando mejores medios, y animándonos a dejar falsas seguridades.

También se ha reconocido que vamos incorporando y aprendiendo un estilo de trabajo con otros expresado en acciones: la participación en actividades eclesiales y sociales, el asumir juntos las problemáticas para encontrar soluciones, el discernir y planificar comunitariamente, en el intercambio de experiencias, etc.; y en actitudes: valoración de carismas, saber delegar y permitir la “corresponsabilidad” , permitir el disenso y construir acuerdos a través del diálogo, reconocer y tener en cuenta las distintas realidades comunitarias (respeto a la diversidad), en los modos asumidos al salir y estar presente.

Ciertamente aún persisten como desafíos las actitudes autoritarias, la dependencia de sacerdotes, las estructuras rígidas-cerradas en algunos ámbitos, los estilos de formación (en algunos sacerdotes y agentes pastorales) que no favorecen la participación y el crecimiento en la adultez de la fe, la falta de organización y de espacios de conducción en algunas comunidades (Consejos Pastorales), y el desconocimiento de carismas.

UN POZO, EL AGUA, PREGUNTAS, y DOS VIDAS ENCONTRADAS…Una mirada a los instrumentos y medios propuestos.

Un pozo en Samaría, la tarea habitual de buscar agua para el hogar, un pedido que sorprende, abren las posibilidades de encuentro, de conocimiento, de anuncio de la Buena Noticia.

En este Año para Contemplar también nos propusimos evaluar y revisar los instrumentos pastorales que hemos utilizado viendo si han sido útiles o provechosos, si nos han permitido encontrarnos y hacer el camino de Jesús con la samaritana conscientes de que tenemos mucho por aprender y que en el mismo caminar fuimos realizando cambios y reordenando las propuestas.20 Las expresiones en cursiva corresponden a lo dicho por las comunidades

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Todos han considerado importante contar con LEMAS, LOGOS y CITAS BÍBLICAS que acompañen el año pastoral, si bien la utilización y aprovechamiento de los mismos ha sido relativa al proceso e historia de cada comunidad, y en algunos ámbitos sigue siendo un desafío cómo incorporarlos.

Han sido instrumentos motivadores y disparadores para la vida comunitaria estando presentes principalmente en gráficas. La referencia en otros momentos litúrgicos, formativos y pastorales no fue constante. Se reconoce que iluminan el proceso, ayudan al trabajo orgánico, mantienen presente el Objetivo del Momento Pastoral y nos unen en un Espíritu y lenguaje común en la Diócesis

Los aportes en este sentido nos alientan a proponer textos bíblicos cada año, lemas sencillos y logos para cada plan corto (tres años), acompañándolos de materiales que permitan interiorizarlo en cada comunidad. Otras sugerencias son en relación a la posibilidad de contar con ellos en formato digital de manera ágil para socializarlos creativamente y que acentúen la realidad actual.

Se ha coincidido en valorar la realización de los GESTOS DIOCESANOS ya que nos ayudan a realizar una experiencia de fe, a salir al encuentro de los otros respetando la diversidad, a integrarnos como comunidad y grupos, a afianzar el vínculo con otras instituciones; a hacer visible la Iglesia metida en el mundo, haciendo memoria, llegando al pueblo desde sus costumbres y tradiciones. “Porque la gente los entiende, los valora y ayuda a integrarnos con los más alejados de la Iglesia…”. Los gestos que más se realizaron fueron aquellos relacionados con la religiosidad popular (fiesta de la Virgen – Novena) y los gestos misioneros. También se mencionan las celebraciones patrias.

Algunos han reconocido dificultades para asumir la dinámica propuesta en los “gestos” experimentando límites en su realización. Así mismo se sugiere continuar con esta propuesta alentando a cada comunidad para que los adapte a su realidad. Que se sostengan aquellos Gestos que animen al encuentro con la sociedad y la cultura, y que se tenga en cuenta las realidades del interior de la diócesis.

Los MATERIALES DE REFLEXIÓN-ORACIÓN y las propuestas de TALLERES e INSTANCIAS DE FORMACIÓN han sido considerados como instrumentos que ayudaron a crecer en la fe; que orientan, enriquecen e iluminan la tarea pastoral; que animan en un modo de ser Iglesia y unifican criterios de acción. Respecto a los Talleres se ha valorado la solvencia de quienes llevaron adelante dichos espacios formativos.

Se reconocen, sin embargo, algunas dificultades en relación a los contenidos y materiales ofrecidos, en ocasiones por un lenguaje complejo-difícil y en otras porque no se comprendió la unidad con el proceso y realidad de cada comunidad. El cansancio de algunos agentes pastorales y la actitud de algunos sacerdotes que no valoran estas instancias dificultaron la participación y la socialización de estos instrumentos en las comunidades.

Los aportes en este punto animan a sostener este camino y estilo de formación buscando modos y medios para descentralizar las propuestas (sobre


todo aquellas que implican reuniones y desplazamiento de las personas) y ofreciendo subsidios para que sean replicados en otras instancias. También se solicita que se citen las fuentes de donde se toman los contenidos, y que para su difusión se aprovechen mejor los recursos informáticos y otros medios.

Las JORNADAS y ENCUENTROS PASTORALES DIOCESANOS se han vivido como espacios en donde hemos hecho la experiencia de ser y sentirnos Iglesia Diocesana, Pueblo y Familia de Dios. Han sido instancias de animación y formación que han permitido la evaluación permanente del Plan, y el encuentro con toda la diversidad y riqueza de nuestra Iglesia local.

Sentimientos y experiencias similares, si bien con matices propios, se han expresado en relación a las Jornadas Zonales: éstas han posibilitado conocer más la realidad de cada comunidad y de cada Zona Pastoral enriqueciendo las miradas. Han sido oportunidades para crecer en el trabajo de equipo, organizar y coordinar, confiar en las capacidades de otros hermanos, delegando, discerniendo y evaluando. Han sido un ámbito de reflexión sobre temas eclesiales y un compromiso de acciones concretas.

Las conclusiones recibidas desde las comunidades subrayan continuar con la realización de estas Jornadas Zonales y Diocesanas ofreciendo algún material que permita una preparación previa y comunicando las conclusiones arribadas. Se sugiere prever la preparación y formación de quienes prestan el servicio de la coordinación de grupos, ayudando a que animen la participación de todos y el cumplimiento de los objetivos propuestos. Intercalar en los años la realización de Jornadas Zonales con Asambleas Parroquiales o expresiones similares. Algunos sugieren que se realice un encuentro diocesano al año, otros proponen sostener los actuales, algunos que se realicen más encuentros, incluso incluyendo a jóvenes.

Un punto altamente considerado en la experiencia zonal son las COMISIONES ZONALES, entendidas y valoradas como nexo de comunicación y vínculo de unión entre las distintas comunidades y ámbitos presentes en la zona, y con la Diócesis. Las Comisiones Zonales han ayudado a compartir experiencias desde diferentes dones y talentos, a crecer en la fe y en la espiritualidad, a vivir la comunión, la participación y el compromiso con el otro y por el otro y a encontrar un espacio de reflexión comunitaria. Han alentado y generado una mayor participación de los laicos. Junto a las Jornadas Zonales han sido espacios de discernimiento del Plan Pastoral y aterrizaje del mismo a las comunidades-zonas más chicas.

La experiencia de estos espacios no ha estado exenta de dificultades: no siempre las Comisiones se han sentido acompañadas/animadas desde la Diócesis, no todas han logrado representatividad de las comunidades; no siempre los párrocos dan importancia a este espacio; la falta de perseverancia de algunos miembros y la dificultad de incorporar a los jóvenes.

Se reconoce la necesidad de seguir afianzando y madurar en la “identidad” de las mismas, fortaleciendo el trabajo en conjunto de sacerdotes, religiosos y laicos. También es un pedido que los sacerdotes asuman el rol de verdaderos

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animadores en la participación de miembros de las comunidades, e intermediarios de las mismas con los consejos pastorales.

Otras consideraciones y aportes.En los trabajos recibidos, desde los distintos instrumentos, algunos han

valorado cómo el camino transitado con el Plan Pastoral “ha sido un vehículo apropiado para afianzar el compromiso”. Otros han reconocido que les ha permitido tener un eje transversal desde donde planificar las actividades y propuestas en sus comunidades, como así también el haber sostenido y dado continuidad en el tiempo al camino pastoral, encontrando libertad para adaptarlo en cada realidad.

Sostener la animación del itinerario emprendido en los diferentes ámbitos, descubrir las adaptaciones necesarias y apropiarnos de la mística que el proceso nos invita a realizar, siguen siendo desafíos que interpelan.

En este horizonte se reconoce la necesidad de cuidar el acompañamiento de quienes se integran al proceso o no se han podido incorporar; de alentar a una mayor articulación de planes y líneas de acción con las que cuentan algunas congregaciones religiosas, movimientos y asociaciones y el camino diocesano; crecer en un ejercicio de planificación que nos permita incorporar y priorizar en las agendas las distintas propuestas y actividades.

El camino transitado, con sus límites y aciertos, nos ha permitido realizar una renovada EXPERIENCIA ECLESIAL como Pueblo que peregrina en Córdoba. En los aportes recibidos se valora y agradecen los esfuerzos y medios implementados para una mayor comunicación e información en el seno de nuestra comunidad diocesana, la permanente presencia y actitud asumida por nuestro Arzobispo en la animación del espíritu del plan pastoral, el constatar hoy una mayor sintonía de un lenguaje común en el anuncio del Evangelio.

UN CÁNTARO OLVIDADO….UNA VERDAD ENCONTRADA….UNA ALEGRÍA PARA COMPARTIR…y EL REINO QUE SE HACE PRESENTE…Conclusión

La dinámica del encuentro con Jesús ha llevado a la mujer de Samaría a encontrarse con ella misma, con su verdad más profunda y eso la ha movilizado: su cántaro queda olvidado y corre presurosa a compartir con otros esta experiencia redentora: “Me ha dicho todo lo que hice”- me ha dicho quién soy- “¿No será el Mesías?” les dice a sus compatriotas en la ciudad.

Como comunidad de discípulos y discípulas, todos nuestros esfuerzos deben ser para sumarnos al anuncio que atravesó la vida de Jesús: el Reino de Dios se ha hecho presente en su persona, en sus palabras y en sus opciones.

En tal sentido, nos preguntábamos si el camino realizado nos había ayudado a hacer EXPERIENCIA DE JESÚS Y DE SU REINO. Los aportes recibidos son coincidentes en afirmar que lo hemos reconocido en la dinámica del salir, en el conocernos, integrarnos y compartir búsquedas. Ha estado


presente en el servicio comunitario y el crecimiento de la participación activa, en la reconstrucción de vínculos y superación de prejuicios; en las búsquedas del bien común y compromiso ciudadano; en la participación en situaciones de conflictividad social y respuestas solidarias; en el respeto por la diversidad y el diálogo con otras religiones.

Salir, encontrarse con otros, valorar y valorarnos, ha sido reconocer que el Reino de Dios está cerca, a la vuelta de la esquina, gestándose misteriosamente como la semilla que el sembrador deja caer en la tierra y de cuyo proceso de crecimiento no somos dueños sino sólo servidores.

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Presentación del itinerario en el momento comunitario

1. Introducción.

La presentación general del itinerario pastoral con sus tres momentos y del Momento kerygmático en particular, realizada en el año 2006, estuvo precedida de un intenso trabajo en toda nuestra Arquidiócesis. Después de haber celebrado el EEN (2000) y participado activamente en la Consulta realizada por la CEA (2001-2002) para renovar las Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización en Argentina formulamos las “Líneas de Acción Pastoral”. NMI, verdadero testamento pastoral del Beato Juan Pablo II, fue una gracia que confirmó nuestro camino y nos alentó en esta búsqueda de una evangelización nueva “en su ardor, métodos y expresión”.

En el año 2003, junto con la identificación de los criterios generales de Pastoral le suplicamos al Señor que nos mostrara el “rostro de su pueblo”. El “Rostro ideal” (2004) fue un texto sintético que expresaba el discernimiento de esa gracia ofrecida por el Señor al Pueblo de Dios que peregrina en Córdoba. En formulaciones breves expresamos la Iglesia que el Señor nos invita a ser y el compromiso decidido que asumimos diocesanamente para responder a su invitación. La enorme riqueza del Concilio Vaticano II (LG, GS, etc), nuestra “brújula segura”, se expresó en esta mediación operativa que llamamos “Rostro ideal” como un faro para guiarnos en este tramo del camino.

La identificación del ideal encendió nuestros corazones, movilizó a nuestras comunidades y nos permitió abocarnos a una mirada creyente de la realidad que tuvo muchas instancias participativas21 y desembocó finalmente en la formulación del “Diagnóstico pastoral” de nuestra Arquidiócesis (2005-2006). El diagnóstico formuló los problemas fundamentales que descubrimos en la raíz de muchísimas situaciones que nos afectan. Siete núcleos que nos desafían. Nuestra mirada creyente

21 Identificación de insatisfacciones, fichas para el análisis de la realidad, síntesis diocesana de los aportes en el documento “Ver, comprender y abrazar la realidad”, Diagnóstico Pastoral.


intentó ir al fondo de esas problemáticas, descubriendo en el corazón de las mismas, posibilidades y semillas de vida. Una lógica pascual que en vez de paralizarnos nos puso en camino.

Y eso fue precisamente lo que hicimos a partir de allí. Identificar el camino a recorrer. Quedó expresado en tres textos: el “Itinerario general de Pastoral”, los “Momentos del Itinerario Pastoral” (Kerygmático, Comunitario y Misionero) y los “Cuatro procesos fundamentales”. Sobre todo estos dos últimos documentos nos permitieron evitar listas interminables de cosas por hacer para centrar la atención y la dedicación en algunos aspectos fundamentales de la acción evangelizadora en sintonía con lo propuesto por NMI, por “Navega Mar adentro” y posteriormente por la V° Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida.

2. Las gracias y los desafíos del Momento Comunitario.Tal como está señalado arriba, en el Diagnóstico Pastoral están

formuladas posibilidades, oportunidades que se nos presentan, vida escondida en lo que parecen situaciones adversas y negativas. El Rostro ideal nos hace caer en la cuenta también de gracias ofrecidas por el Señor para que vaya tomando forma en este tiempo el rostro de su Pueblo. “Lo que soñamos como ‘rostro ideal’ y lo que tenemos como ‘rostro real’. Entre el ‘sueño’ y la ‘realidad’ media para nosotros la esperanza, la construcción comunitaria del paso a paso” (Conclusión del Diagnóstico Pastoral). Al comenzar el momento Comunitario podemos volver a estos documentos para identificar esas posibilidades y gracias abriéndoles nuestros corazones.22

a. “…como un océano inmenso en el que hay que aventurarse, con la ayuda de Cristo” NMI 58 La posibilidad de una fe más adulta y fraterna…un pueblo que viva según tu espíritu: contemplativo, eucarístico, mariano y misionero.

Del Diagnóstico Pastoral: El “desamparo” -con sus sentimientos de desprotección, abandono e inseguridad- … una gran dificultad para ponerle nombre a lo que nos pasa… Estamos perplejos, confundidos y en ocasiones con la impresión de realizar esfuerzos estériles…El malestar producido por estas transformaciones profundas no debe llevarnos a nostalgias del pasado o a encierros temerosos. El Espíritu invita a la Iglesia a adentrarnos en el “inmenso océano” (NMI 58) de nuestro tiempo con la confianza de que el Señor marcha con nosotros. Lo que vivimos y nos pasa no es una “calamidad” sino una “oportunidad” que nos purifica de falsas seguridades, nos abre

22 DP Diagnóstico Pastoral y RI Rostro ideal.

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a la primacía de la gracia y nos invita a una actitud de pobreza sin triunfalismos y a una libertad evangélica sin privilegios… En el desamparo de esta época, en medio de todas las soledades humanas, también nuestras comunidades tienen la oportunidad de recibir y ofrecer una experiencia más profunda de fraternidad y solidaridad evangélicas”. (DP 1)

Del Rostro ideal: “El rostro de nuestra Iglesia local es una gracia que no inventamos; se trata de un don recibido de Dios que pedimos reconocer y amar… un pueblo que viva según tu Espíritu: contemplativo, eucarístico, mariano y misionero. Por eso elegimos vivir a partir de la Palabra y la Eucaristía, en camino de misión, y acompañados por María, mujer modelada por la Palabra, madre y primera discípula.” (RI introducción y n° 1)

b. Comunidades en camino de conversión pastoral. (DA 366.370). En este cambio de época ¿Recetas individualistas, repetición rutinaria o improvisaciones temerarias? El hermoso y arduo camino de la identificación comunitaria-colectiva de un nuevo paradigma…en el discernimiento comunitario, abiertos y sin ataduras.

Del Diagnóstico Pastoral: “hemos identificado muchos síntomas que muestran una inadecuación entre la realidad y nuestro modo de comunicarnos y relacionarnos con ella… Siendo múltiples las causas de esta situación, nos parece que la más profunda de ellas es que el “paradigma” desde el que funcionamos (que es el modelo operativo concreto de nuestra acción) parece responder a una realidad que ya no existe, esto significa que necesitamos situarnos desde un nuevo “paradigma”… lo que se nos pide no es exactamente una adaptación a las reglas de juego que hoy existen en la sociedad, se trata de una conversión pastoral para ser en este tiempo y esta historia concreta la Iglesia de Jesucristo… La configuración concreta de este nuevo paradigma, cuyos rasgos principales expresamos en el Rostro ideal, es algo que deberemos ir encontrando y afianzando progresivamente en toda nuestra Arquidiócesis con mucha esperanza, apertura, paciencia, creatividad.” (DP 2)

Del Rostro ideal: Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser una Iglesia abierta y libre. Por eso, elegimos madurar en el discernimiento comunitario, en la apertura a los signos de los tiempos, y en la disponibilidad para dejarnos sorprender por tu Espíritu Santo. (RI 2)


c. “Un hospital de campaña” (Papa Francisco) En la experiencia desgarradora de fragmentación el anhelo y la gracia de la unidad. Unidad de vida en las personas… unidad fraterna en nuestras comunidades.

Del Diagnóstico Pastoral. “Vivimos momentos intensos pero dispersos y aislados unos de otros que nos hacen estar en todas partes sin encontrarnos en ningún lugar y muchas veces sin nadie al lado. La dispersión del presente puede estar revelando no sólo el desborde ante la cantidad y variedad de demandas y el desconcierto ante tantos cambios y novedades sino también un cierto “mesianismo omnipotente” que “lo puede todo”, la confianza está asentada más en las propias fuerzas y capacidades que en la acción providente y salvadora del Señor. Además, nuestra historia argentina, llena de desencuentros y rupturas, heridas y dolores nunca asumidos completamente, dificulta la dicha de la reconciliación y la unidad. En este contexto una pastoral orgánica para nuestra Diócesis ha sido una urgencia siempre sentida y nunca del todo lograda. Esta situación, que ciertamente nos desestabiliza, es sin embargo, ocasión o punto de partida de una renovación que el Espíritu del Señor está gestando: caminar desde la fragmentación hacia la unidad de vida de personas y comunidades. La ruptura y dispersión, se presenta como una oportunidad para centrar la vida en la Persona de Jesucristo. Es un fuerte llamado a dejar nuestros personalismos y cegueras y aprendiendo a apoyarnos en nuestros hermanos, realizando la experiencia del caminar juntos y construir el “nosotros” de la comunidad. Es también una oportunidad providencial para encontrarnos en un plan pastoral que nos ayude a centrar la mirada, el corazón, la entrega apasionada a ciertas cosas, relegando otras. Eso evitará la dispersión hacia el futuro, aliviará la carga que muchas veces experimentamos y le dará orientación a la acción pastoral”. (DP 3)

Del Rostro ideal: Señor, has suscitado en nosotros el deseo de caminar juntos, con criterios pastorales comunes y animados por la espiritualidad de comunión Por eso, elegimos integrar orgánicamente la variedad de dones, carismas y ministerios, promoviendo con diligencia y perseverancia todas las vocaciones en el seno de nuestras familias. (RI 4). Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser un pueblo samaritano en el que brille, por sobre todo, la caridad y la solidaridad. Por eso, elegimos asumir la opción de Jesús, su amor preferencial por los pobres, los débiles y enfermos. (RI 6)

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d. “La comunión eclesial, nacida del corazón de Cristo, es reflejo de la Trinidad” NMA 60. (¿Galeón o Fragata?) Pocos haciendo todo-mucho…muchos-todos haciendo bien lo que cada uno puede desde sus talentos…”elegimos integrar orgánicamente la variedad de dones, carismas y ministerios”.

Del Diagnóstico Pastoral: “este anhelo (de participación) no se verifica en la calidad y en la generosidad de nuestros compromisos… es necesario que en nuestras comunidades asumamos con realismo los condicionamientos presentes en nuestra sociedad (histórico-culturales) y en las personas (laborales-familiares) para adaptar nuestras propuestas e invitaciones (métodos, horarios, tiempos, etc.) y así todos tengan la oportunidad de participar. Deberemos también revisar un estilo pastoral que no responde a la conciencia que hoy la Iglesia tiene de sí misma y a las exigencias de estos tiempos: un estilo fuertemente clericalista (fruto no sólo de los presbíteros sino de muchos laicos); que exige mucho a pocos y no siempre propicia la participación adulta. También es preciso considerar que mucha gente guarda heridas y distancias en relación con la Iglesia o con nuestras comunidades, instituciones o agentes de pastoral, tales situaciones requieren ser previamente sanadas y reconciliadas… También hay otros signos presentes que nos alientan y nos muestran que estamos ante una oportunidad inédita: todavía existe un alto porcentaje de cordobeses que se “sienten parte” de nuestra Iglesia.” (DP 4)

Del Rostro ideal: “Ser católicos es ser universalmente abiertos, sin excluir ni discriminar a nadie; es todo lo contrario al elitismo y al individualismo. (RI 2) Según lo reconocemos en otra de nuestras Líneas de Acción diocesanas, la espiritualidad de la comunión, fundada en la común vocación bautismal de la Iglesia, implica una modalidad pastoral inclusiva de las legítimas diversidades, capaz de recrear los espacios eclesiales para hacerlos acogedores, activos para ser un fermento de comunión y reconciliación en la sociedad (RI 4) Para Jesucristo no existen los “marginales”, aquellos situados al margen del amor de Dios, y mucho menos los “excluidos”. Si se elige el Evangelio no es optativo el amor a los pobres. Tal como lo sugiere una de nuestras Líneas de Acción Pastoral, esta preferencia es inclusiva e integradora; es hacernos prójimos de cada ser humano. (RI 6)

e. “Una comunidad profética con la humildad de los que tienen mucho que aprender”. (Rostro Ideal 3). La necesidad y la posibilidad de comunicarnos desde otro lugar: desde un nosotros


“sinfónico” (todo lo contrario de los virtuosismos unipersonales) y de otra manera.

Del Diagnóstico Pastoral: “Esta nueva situación puede llevarnos a desistir del diálogo y a quedarnos en afirmaciones y posiciones que muchas veces nos aíslan y encierran. No sabemos y a veces no queremos comunicarnos… Necesitamos pasar de la incomunicación al diálogo. Esta nueva “escucha-conocimiento” tiene que ver también con el desafío de hacernos presente en las nuevas geografías, los nuevos ambientes, etc. Es necesario que, además, pasemos de una pura comunicación asertiva e indicativa a la comunicación persuasiva, paciente, humilde, que sea capaz de explicitar la belleza de lo que se anuncia. Esta es una oportunidad para que aprendamos nuevamente a comunicarnos con la cultura actual, aunque ciertamente desde otro “lugar”: la humildad del discípulo que también necesita aprender y no solo la actitud magisterial del que sólo tiene que enseñar.” (DP 5)

Del Rostro ideal: Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser una comunidad diocesana profética y discípula. Por eso, elegimos anunciar y dar testimonio de tu Reino y su justicia, con la humildad de aquellos que todavía tienen mucho que aprender. El servicio de la Iglesia a nuestro mundo es su testimonio profético. Por tanto, la comunidad cristiana tendrá que: interpretar evangélicamente los desafíos de la realidad, comprometerse en la defensa de los derechos humanos y la justicia, testimoniar el valor de la vida. (RI 3)

f. “Prefiero una iglesia que por salir sufre algún accidente a una iglesia que en el encierro se enferma” (Papa Francisco). Saliendo comunitariamente a los confines “existenciales”, como un pueblo samaritano, para encontrarnos con los heridos, los “excluidos, desechables” (DA 65)…para una compasión efectiva, que los ayude a ponerse de pie para que caminemos juntos.

Del Diagnóstico Pastoral: “No hemos sabido llegar a todos los pobres y a las diversas expresiones de pobreza que hoy nos rodean…nos cuesta detenernos y vencer inercias, temores y precauciones que nos paralizan o que nos hacen caer en fórmulas asistencialistas o burocráticas”… “Todos los cristianos sentimos el inmenso desafío de imaginar nuevos modos de estar cerca de los más pequeños, sabiendo que sólo llegando a los últimos llegaremos a todos.” (DP 6)

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Del Rostro ideal: Señor, has suscitado en nosotros el deseo de ser un pueblo samaritano en el que brille, por sobre todo, la caridad y la solidaridad. Por eso, elegimos asumir la opción de Jesús, su amor preferencial por los pobres, los débiles y enfermos. (RI 6)

g. “No podemos ser peregrinos que caminan al cielo si vivimos como fugitivos de la ciudad terrena” NMA 74 Animados por una espiritualidad que “ancle nuestra vida en el misterio…nos permita asumir la realidad…compartiendo la vida, sosteniéndonos mutuamente para hacer realidad el llamado de la Iglesia a ser “casa y escuela de comunión”.

Del Diagnóstico Pastoral: “el anhelo de una profunda experiencia de Dios que nos permita vivir desde la fe nuestra realidad personal, familiar, social y cultural. La sed de espiritualidad se manifiesta de muchas maneras. Para que esto sea realidad necesitamos promover una espiritualidad que, en consonancia con el rostro ideal de Iglesia propuesto sea “contemplativa, eucarística, mariana y misionera”. Además, en estos tiempos los discípulos de Jesús ya no podemos vivir aisladamente nuestra fe. Necesitamos compartir la vida, sostenernos mutuamente y hacer realidad el llamado de la Iglesia a ser “casa y escuela de comunión.” (DP 7)

Del Rostro ideal: Según lo afirmamos en una de las Líneas de Acción Pastoral, el camino de la santidad personal y comunitaria implica nutrirse de la Palabra de Dios, el cultivo de la vida sacramental, el arte de la oración, el compromiso con nuestro tiempo, y la permanente iniciativa misionera. (RI 7)


OBJETIVO DEL MOMENTO COMUNITARIO

NOS PROPONEMOS “Que todos los hombres y mujeres que

conformamos el Pueblo de Dios aquí en Córdoba, en familias y comunidades

hagamos la experiencia comunitaria de encontrarnos con Jesús que nos ama, nos convoca e interpela con su Palabra, nos congrega y nos invita a continuar saliendo hacia las periferias

y reconozcamos el Reino de Dios que se abre camino en nuestras tierras y nos anima a afianzar espacios para el encuentro y la colaboración con la sociedad y la cultura.

En PROCESOS PASTORALESEn el año 2007 el Obispo, como Padre y Pastor, presentó los cuatro

procesos fundamentales que consideramos que el Señor nos invitaba a llevar adelante a lo largo de toda esta etapa de actuación del plan. Estos procesos estaban de algún modo delineados en nuestras cuatro Líneas de Acción Pastoral y en los criterios pastorales, y aparecen con nitidez en el “diálogo” entre el Diagnóstico pastoral y el Rostro ideal al identificar el itinerario.

Hablamos de procesos porque vemos con claridad que la nueva evangelización requiere no sólo actividades e iniciativas bien pensadas sino principalmente desarrollo continuo de la vida y de la gracia en itinerarios coherentes. Decimos que son procesos fundamentales porque atravesarán y animarán todo nuestro itinerario pastoral y porque de ellos se derivan y con ellos se relacionan todas las demás iniciativas y actividades. Es importante tener presente que, aunque estos procesos sean múltiples, el itinerario pastoral es uno; por eso no pueden ser paralelos y simplemente coexistir. En cada etapa del camino procuramos ver cómo se relacionan, articulan y enriquecen mutuamente

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Los procesos miran siempre simultáneamente al interior de la comunidad cristiana (sus agentes y miembros activos, celebraciones y diversas iniciativas) y a la sociedad y la cultura (sus responsables, estructuras, ámbitos, etc).

Estos procesos fundamentales son:

El proceso de maduración espiritual y formación integral y permanente, personal y comunitario

El proceso de inclusión participativa: llegando a y trabajando con y desde todos.

El proceso de construcción y reconstrucción de la fraternidad-comunión

El Proceso de una nueva comunicación y servicio a la sociedad y la cultura.

CUATRO PROCESOS EN EL MOMENTO COMUNITARIO

Estos cuatro estarán presentes durante el momento comunitario en continuidad e integración con lo propuesto en el momento kerigmático, asumiendo y fortaleciendo los pasos dados.

En el proceso de maduración espiritual y formación integral sostendremos la formación de los actuales agentes pastorales y tendremos presentes a quienes se integren como consecuencia de nuestra acción evangelizadora.

El contenido y la impronta fundamental de esta formación y espiritualidad será la fraternidad-comunión en el horizonte del Misterio Trinitario, reconociendo y valorando la presencia del Reino de Dios entre nosotros. Esta será una nueva oportunidad para retomar los textos y el espíritu del Concilio Vaticano II, Aparecida y Navega Mar Adentro.

Seguiremos profundizando en la centralidad de la Palabra de Dios rezada, meditada, estudiada y compartida en todos los ámbitos de nuestra vida eclesial, seguros de que allí cada persona y comunidad encontrará la luz que le permita afrontar las distintas situaciones y problemáticas que le tocan vivir. Para ello, tendremos que propiciar que en todos nuestros encuentros la Palabra de Dios compartida tenga un espacio fundamental, sirviéndonos de la rica y variada experiencia ya existente en muchas comunidades. También propondremos nuevos espacios de fraternidad y formación en torno a la Palabra de Dios (novenas, propuestas de retiros, gestos significativos, tiempos litúrgicos fuertes, etc.) de manera eventual y gradual durante el tercer plan corto; para alentar en el cuarto plan, a experiencias más estables de pequeñas comunidades o grupos en torno a ella.


Así como en el momento kerigmático nos dejamos guiar por el evangelio de Marcos, en este momento nos acompañará el evangelio de Mateo y nos ayudará a renovarnos espiritual y pastoralmente.

Si bien ya hemos dado pasos en una formación para una “salida respetuosa” hacia los confines geográficos de nuestras comunidades y ámbitos, será importante sostener una “espiritualidad misionera” anclada en Jesús y la Palabra compartida. “La comunión es misionera y la misión es para la comunión.”(DA 163) En este horizonte tendremos que prepararnos para salir a los “confines humanos” de nuestra sociedad, conscientes de que “somos depositarios de un tesoro que humaniza, que aporta vida, luz y salvación.”(NMA 16)

Como expresión y experiencia de una Iglesia Comunión con diversidad de dones, servicios y ministerios (1 Cor. 12), queremos identificar, reconocer y madurar esta diversidad acompañando las distintas vocaciones y carismas en el Pueblo de Dios, con una pastoral vocacional que contribuya a generar una cultura vocacional integral en el seno de nuestras comunidades. Tendremos también la oportunidad de proponer nuevos servicios, especialmente “animadores” de grupos en torno a la Palabra de Dios (elaborando y madurando un perfil, un itinerario y propuesta de formación adecuados para ellos). Además, tendremos que re-significar y fortalecer los ámbitos de formación presentes.

En el proceso de inclusión participativa sostendremos el esfuerzo por llegar a los “confines geográficos”, fortaleciendo los vínculos ya creados y generando nuevas estrategias para alcanzar a aquellos a quienes aún no hemos llegado (familias, centros educativos, centros vecinales, clubes, academias, hospitales, sanatorios, espacios artísticos y ligados a la cultura, etc). En este dinamismo nos proponemos identificar cuáles son los “confines humanos o existenciales” presentes en cada ámbito y comunidad (tercer plan corto), para luego buscar los medios y estructuras que nos ayuden a salir a su encuentro. (“prefiero mil veces una iglesia accidentada a una iglesia enferma” Papa Francisco a los obispos argentinos 25.III.2013)

Desde la experiencia de fraternidad-comunión asumiremos como destinatarios privilegiados de nuestras iniciativas a las personas en situación de mayor pobreza y vulnerabilidad. El espíritu que deberá animarnos es el de Jesús, dando lugar a los más pobres en el seno de nuestras comunidades y no sólo trabajando para ellos. El momento comunitario será un tiempo especial para repensar y profundizar las propuestas de solidaridad y el servicio de las caritas parroquiales, como así también todas las dimensiones de la pastoral social.

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En continuidad con los pasos dados y teniendo en cuenta que la familia será siempre destinataria y protagonista especial en nuestras acciones pastorales, este momento será una oportunidad para continuar buscando modos de acompañar y evangelizar a las familias, y profundizar todo lo relacionado con la preparación al matrimonio.

Los jóvenes son una realidad significativa en nuestra arquidiócesis. Tendremos que continuar la reflexión y el camino realizado hasta ahora con ellos, fortaleciendo las propuestas y recreando las estructuras que nos ayuden a sostener procesos evangelizadores y realizar nuevas experiencias de formación. En este contexto, profundizaremos en el sacramento de la confirmación.

El proceso de construcción-reconstrucción de la fraternidad- comunión nos ayudará a sostener y fortalecer el aspecto comunicacional (escucha atenta, capacidad de diálogo, respeto por la diversidad, búsqueda de la verdad, etc.) y afianzar, renovar y profundizar los vínculos en la familia, nuestras comunidades y la patria (comunicación de bienes, capacidad de trabajar con otros, preocupación por el bien común, búsquedas de consensos, etc.).

El “camino mejor” del cual nos habla el apóstol (1 Cor 13) es un tema central en este momento y nos ofrece la oportunidad de proponer tanto a personas como a comunidades el amor-caridad, con todas sus dimensiones y exigencias, como rasgo distintivo de los discípulos de Jesús.

Para poder vivir la comunión es indispensable también sostener un dinamismo de comunicación, buscando los medios adecuados y formando personas que nos ayuden a intercambiar de manera más permanente experiencias, riquezas y necesidades.

En las celebraciones litúrgicas y manifestaciones de religiosidad popular acentuaremos el aspecto comunitario, con actitud de apertura y acogida cordial. Estas celebraciones serán una oportunidad para promover gestos de solidaridad como expresión de la Caridad que brota del encuentro y comunión con el Señor de la Historia. En el tercer plan corto tendremos presente la celebración del bicentenario de la Patria y la realización del Congreso Eucarístico Nacional (2016), y como ejes transversales la eucaristía-reconciliación-fraternidad.

Fortaleceremos las estructuras que nos ayudan a buscar y caminar con otros, en experiencias de sinodalidad y corresponsabilidad. Nos disponemos, en este momento comunitario, a recrear y formalizar los Consejos Pastorales y ámbitos similares de conducción. Daremos pasos en la realización de Asambleas Parroquiales. Queremos también sostener las experiencias de Jornadas Zonales y Comisiones Zonales. La evaluación nos ha mostrado la necesidad de realizar con estas últimas


una mayor clarificación de su identidad. En este horizonte, sostendremos las experiencias realizadas con distintos ámbitos de la sociedad y la cultura, en orden a un mayor compromiso ciudadano y construcción del Bien Común.

Reconociendo la importancia del ministerio ordenado en este desafío de la comunión buscaremos proponer y alentar las vocaciones al sacerdocio y al diaconado permanente a lo largo de todo este itinerario.

En el proceso de una nueva comunicación con la sociedad y la cultura habiendo generado, al menos inicialmente, espacios para la escucha y el diálogo en cada comunidad durante el momento kerigmático, queremos en este momento llevar adelante iniciativas conjuntas, de colaboración con personas, instituciones y ámbitos en orden a la construcción del bien común. El marco de la celebración del bicentenario de la Patria (2016) será una oportunidad para colaborar en la construcción del tejido social junto a los hombres y mujeres de buena voluntad.

Sostendremos la experiencia realizada en torno al mes de la solidaridad, buscando con otras organizaciones e instituciones, nuevos gestos e iniciativas.

La nueva comunicación con la sociedad y la cultura nos compromete a todos, a la Iglesia diocesana y cada una de sus comunidades, identificando claramente los interlocutores (con quién y cómo – tercer plan corto) y sosteniendo el ejercicio de esa comunicación (los pasos concretos que podemos dar – cuarto plan corto).

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UN MOMENTO “comunitario” CON DOS PLANES CORTOSEn la presentación general del Itinerario Pastoral, como ya se ha

mencionado, hablamos de tres momentos fundamentales que conforman dicho itinerario: Momento Kerigmático, Momento Comunitario y Momento Misional.

Debemos recordar que estos “momentos” no se excluyen entre sí, sino que se integran y complementan, conteniendo en sí un carácter dinámico-procesal. En cada uno de ellos estará presente lo kerigmático, lo comunitario y lo misional con matices diferentes.

La actuación del momento Kerigmático, con las diferentes adecuaciones que debimos realizar sobre la marcha, nos confirmó en la importancia de contar con “Planes Cortos” (períodos de tres años), proponiendo en cada uno de ellos algunas acentuaciones y temas valores que nos permitieran realizar proceso.

El Momento Comunitario también estará articulado con dos planes animándonos a renovar la experiencia de fraternidad-comunión como Iglesia y en la sociedad. En el 3º Plan Corto la acentuación será más antropológica y en el 4º Plan Corto una acentuación más teologal.

Las características fundamentales y el espíritu que nos disponemos a vivir lo encontramos ya presentado en el documento “Cuatro Procesos en el Momento Comunitario”, otros rasgos particulares los propondremos en la presentación de cada uno de los planes cortos y de las programaciones anuales correspondientes.


TERCER PLAN CORTO2014-2016

NOS PROPONEMOS (OBJETIVO)


hagamos con Jesús la experiencia de mirarnos, cuidarnos y caminar como hermanos,

colaborando desde comunidades fraternas en la construcción de una sociedad más justa y solidaria”

En el camino realizado durante el momento kerigmático nos propusimos “hacer experiencia de Jesús”, de su amor que transforma, que es siempre Buena Noticia y presencia del Reino.

En este tercer plan corto estamos invitados a sostener y acrecentar esta experiencia de Jesús, que es fundamento de toda fraternidad, para que en y con él, podamos renovar las relaciones y los vínculos en nuestras familias, comunidades y sociedad.

Implicará adentrarnos en un proceso de conversión personal y pastoral, ya que atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Este proceso sólo es posible en la medida que salimos de nosotros mismos para encontrarnos con los demás. Con Dios, el gran “otro”, y con los otros en Dios. Este proceso “Implica creer en la Buena Nueva; creer en Jesucristo portador del Reino de Dios y su irrupción en el mundo, en su presencia victoriosa sobre el mal; creer en la asistencia y conducción del Espíritu Santo; creer en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y prolongadora del dinamismo de la Encarnación.” (Cfr. Mensaje de Papa Francisco a Obispos del Celam – 28.VII.2013)

Renovar la experiencia de fraternidad, lejos de encerrarnos, deberá animarnos a estrechar lazos de colaboración con personas y organizaciones que trabajan en la construcción de la sociedad, en la defensa de la vida y construcción del bien común.

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Recordemos que las acentuaciones fundamentales de este Tercer Plan corto las encontramos expresadas en el documento “Cuatro procesos en el Momento Comunitario” a los cuales deberemos volver permanentemente.

Lemas:

Atendiendo a la valoración y a los aportes realizados en el proceso de evaluación, la formulación del lema tendrá un formato breve y una redacción común para los tres años, acentuando el tema-valor que nos proponemos trabajar en cada uno de ellos.

2014 “Con Jesús NOS MIRAMOS como hermanos”


2015 “Con Jesús NOS CUIDAMOS como hermanos”2016 “Con Jesús CAMINAMOS como hermanos”

Citas bíblicas:

Durante todo el Momento Comunitario nos acompañará el evangelio de Mateo. En cada programación anual se propondrá un texto bíblico que nos animará en el espíritu del objetivo y ayudará a renovarnos espiritual y pastoralmente.

Logo - imagen:

El logo-imagen que nos acompañará en los tres años del plan corto será el mismo, cambiando según corresponda la formulación del lema.

La invitación será de sobre-escribir en la misma imagen, según el año y valor propuesto, marcando la continuidad del proceso y el paso nuevo que nos disponemos dar.

Algunas características del logo-imagen: La forma circular nos refiere el aspecto dinámico propio de la

fraternidad – comunión y al mundo-humanidad en donde estamos invitados a vivirla y contribuir en su reconstrucción.

Los brazos que se prolongan rodeando la imagen, con tonalidades diferentes, nos refieren a la Santísima Trinidad, origen y horizonte de toda fraternidad – comunión.

Las figuras humanas, diversas en formas y tamaños nos hablan de la diversidad en la que la fraternidad se vive.

Estas figuras acentúan también las actitudes de “mirarnos”, “cuidarnos” y “caminar” como hermanos.

El libro abierto quiere referirnos a la centralidad de la Palabra en este tercer plan corto.

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CARACTERÍSTICAS DE LAS ACTIVIDADESEN EL TERCER PLAN CORTO

En cuanto a los GESTOS DIOCESANOS : Recordamos que son algunos gestos o actividades que

quieren ayudarnos a tener experiencias significativas de encuentro en la fe. Los proponemos y asumimos convencidos de que la Buena Noticia no es una simple

afirmación doctrinal o una exhortación a la conversión, sino y ante todo, una “experiencia” a la que la Palabra invita y da significado.

Brindar oportunidades para que muchos hagan esta experiencia es un desafío a la creatividad, animándonos a asumir en este espíritu la vida y las tareas cotidianas.

La concreción de los gestos puede ser diversa según cada realidad y las distintas posibilidades. Algunos se darán suscitando un encuentro con muchas personas (a nivel diocesano, parroquial, de movimientos y asociaciones, consagrados, comisiones, colegios, etc.) y otros participando cada uno desde su propio ambiente (en familia, ámbito laboral, escuela, etc.).

El mensaje y la experiencia que se quiere suscitar brotan de la interiorización del objetivo y el lema diocesano. Queremos llevarlos adelante con Jesús y aprendiendo de Él. Particularmente, en este trienio, los mismos deberán ayudarnos a realizar experiencias significativas de fraternidad en el seno de nuestras comunidades y familias y con la sociedad toda.

GESTOS MISIONEROS:Sostendremos los gestos misioneros durante el tiempo

de cuaresma-pascua y adviento-navidad que venimos realizando.

Hemos dado pasos en una salida respetuosa hacia los confines geográficos, por eso deberemos fortalecer los vínculos ya creados y generar nuevas estrategias para alcanzar a aquellos a quienes aún no hemos llegado (familias, centros educativos, centros vecinales, clubes, academias, hospitales, sanatorios, espacios artísticos y ligados a la cultura, etc). En este dinamismo nos proponemos identificar durante este plan corto cuáles son los “confines humanos o existenciales” presentes en cada ámbito y comunidad.

Un rasgo distintivo de este “salir” durante el tercer plan corto será el asumirlo comunitariamente, saliendo de 2 en 2, y darle un espacio


privilegiado a la Palabra de Dios compartida tanto en la preparación como en la realización del mismo gesto. (Llevando oraciones y agua bendita para bendecir las casas, bendecir la mesa de navidad, un saludo navideño, o un pesebre a los enfermos, etc.)

En este horizonte de “salir” el Arzobispo presidirá las celebraciones de la Cena del Señor (jueves santo) en comunidades más periféricas de la ciudad de Córdoba.

MES DE LA SOLIDARIDADHemos expresado que “el camino mejor del cual nos habla el apóstol Pablo (1 Cor 13) es un tema central en este momento comunitario y nos ofrece la oportunidad de proponer tanto a personas como a comunidades, el amor-caridad con todas

sus dimensiones y exigencias, como rasgo distintivo de los discípulos de Jesús.”

Animados por la comisión de Caritas Arquidiocesana y con la creatividad de cada comunidad sostendremos la experiencia realizada en torno al mes de la solidaridad (agosto), buscando con otras organizaciones e instituciones, nuevos gestos e iniciativas conjuntas de colaboración en orden a la construcción del bien común.

El marco de la celebración del bicentenario de la Patria (2016) será una oportunidad para colaborar en la construcción del tejido social junto a los hombres y mujeres de buena voluntad.

CELEBRACIÓN DIOCESANA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DEL MILAGROEn estos años hemos ido afianzando la realización de la novena diocesana tanto en comunidades del interior y de la ciudad, como la que se realiza en la Basílica Santo Domingo.

Esta experiencia junto a la celebración el día de la Virgen nos va ayudando a renovar la conciencia de sabernos Iglesia Diocesana.

Durante este plan corto acentuaremos el aspecto comunitario en las celebraciones litúrgicas y en las manifestaciones de religiosidad popular, promoviendo actitudes de apertura y acogida cordial. Será una oportunidad para promover gestos de solidaridad como expresión de Caridad que brota del encuentro y comunión con el Señor de la Historia.

Un rasgo distintivo de estos años será el proponer que la celebración de la novena diocesana pueda ser realizada en familia, ofreciendo para ello un material que permita en cada hogar encontrase en torno a la Palabra de Dios. El mismo material podrá ser asumido y adaptado en las celebraciones litúrgicas.

En cuanto a PROPUESTAS DE FORMACIÓN :

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JORNADAS y TALLERESSe han valorado las propuestas de formación ofrecidas estos años, reconociendo algunos límites y acercando sugerencias para un mayor aprovechamiento.

Por ello “sostendremos la formación de los actuales agentes pastorales y tendremos presente a quienes se integren como consecuencia de nuestra acción evangelizadora. El contenido y la impronta fundamental de esta formación y espiritualidad será la fraternidad-comunión en el horizonte del Misterio Trinitario, reconociendo y valorando la presencia del Reino de Dios entre nosotros. Esta será una nueva oportunidad para retomar los textos y el espíritu del Concilio Vaticano II, Aparecida y Navega Mar Adentro.” (Cuatro procesos en el Momento Comunitario)

La realización de estos talleres será en una expresión zonal, contando para ello con la animación de las Comisiones Zonales y con materiales que se proveerán oportunamente.

La temática que asumiremos estos años es:2014 – Formación para Consejos Pastorales e instancias

similares – (oportunidad de volver sobre la Constitución Lumen Gentium)

2015 – Bien Común y colaboración en la construcción de la sociedad – (oportunidad para volver sobre la Constitución Gaudium et Spes)

2016 – Preparación al Congreso Eucarístico Nacional y la celebración del Bicentenario de la Patria – (oportunidad para volver sobre la Constitución Sacrosantum Concilium)

En los tres años seguiremos profundizando en la centralidad de la Palabra de Dios rezada, meditada, estudiada y compartida en todos los ámbitos de nuestra vida eclesial. Para ello tendremos que propiciar, que en todos nuestros encuentros, la Palabra de Dios compartida tenga un espacio fundamental sirviéndonos de la rica y variada experiencia ya existente en muchas de nuestras comunidades, re-significando y fortaleciendo los ámbitos de formación presentes. (Será una oportunidad para volver sobre la Constitución Dei Verbum)

RETIRO DIOCESANO – “IMPRONTA BROCHERIANA”“José Gabriel Brochero centró su acción pastoral en la

oración. Apenas llegó a su parroquia, comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba para hacer los Ejercicios Espirituales con los padres jesuitas…” (Carta del papa

Francisco con ocasión de la beatificación)La gracia de la Beatificación del Cura Brochero y su intuición pastoral

al proponer los Ejercicios Espirituales para los hombres y mujeres de su


tiempo, sorteando las dificultades y aprovechando los medios con que contaba, nos invita a ofrecer hoy espacios de oración y reflexión atentos a las nuevas realidades y ritmos de vida.

La experiencia de los “retiros diocesanos” trasmitidos por Radio María en estos últimos años ha sido valorada ampliamente. En este tercer plan corto sostendremos la propuesta con algunas particularidades: eligiendo un sector de destinatarios preferenciales cada año (familia, jóvenes, enfermos, privados de libertad, etc.), motivando a que cada persona y/o familia pueda realizarlo en su propio ambiente, designando oportunamente a un predicador que anime y acompañe la oración.

Se llevarán a cabo durante el mes de julio, atendiendo a que los días y horarios propuestos faciliten la participación de los destinatarios elegidos.

NOVENA PROPUESTA POR LA ARQUIDIÓCESISLa propuesta de un texto común de novena asumiendo el espíritu y objetivo del año pastoral ha sido aprovechado y valorado por muchas comunidades.

Atendiendo que en este tercer plan nos proponemos suscitar nuevos espacios de fraternidad y formación en torno a la Palabra de Dios de manera eventual y gradual, es que se ofrecerá un material que asuma la temática propia de cada año y nos permita alentar encuentros en torno a la Palabra de Dios (sea en familia, entre vecinos, en capillas o grupos). Este material podrá ser asumido y adaptado en las diferentes celebraciones litúrgicas.

ENCUENTRO CON MIEMBROS DE VIDA CONSAGRADA QUE LLEGAN A LA ARQUIDIOCESISEn el proceso de evaluación hemos reconocido la necesidad de acompañar a quienes se integran al proceso pastoral o no se han podido incorporar; de alentar a una mayor

articulación de planes y líneas de acción con las que cuentan algunas congregaciones religiosas, movimientos y asociaciones y el camino diocesano.

Valorando la rica y diversa expresión de carismas en nuestra arquidiócesis, y seguros que “desde su ser, la vida consagrada está llamada a ser experta en comunión, tanto al interior de la Iglesia como de la sociedad” (DA 218) es que propondremos cada año un encuentro para presentar el itinerario pastoral a quienes lleguen a nuestra Iglesia de Córdoba y ofrecer materiales del proceso animando a la integración del mismo.

En cuanto a JORNADAS Y ENCUENTROSDe EXPRESIÓN DIOCESANA

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Sostendremos la realización del Encuentro Pastoral al principio de cada año como espacio de animación espiritual y doctrinal; y de la Jornada Pastoral hacia el mes de octubre en donde conoceremos y profundizaremos la programación del año siguiente.

Estas instancias son valoradas como espacio de formación, intercambio de experiencias, encuentro y animación, ayudándonos a experimentar el ser Pueblo de Dios en marcha.

De EXPRESIÓN ZONAL Y SIMILARES.Las zonas pastorales y experiencias similares nos han permitido afianzar la conciencia de ser una comunidad más grande, enriqueciendo el discernimiento y trabajo común, animando a compartir dones y talentos.

Sostendremos estos años la realización de actividades y/o encuentros zonales. La dinámica que se propondrá no siempre asumirá el formato de jornada zonal que hemos venido realizando.

Estos espacios estarán animados por las Comisiones Zonales y la propuesta será:

2014: Taller de formación para Consejos Pastorales y similares2015: Jornada Zonal para compartir experiencias y pasos dados.2016: Celebración de la solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo a nivel zonal.

De EXPRESIÓN EN CADA COMUNIDAD23

Muchas comunidades cuentan con valiosas experiencias de encuentros o jornadas propias y en otras aún se presenta como desafío.Durante este trienio proponemos la realización de dos

instancias de encuentro en cada comunidad: 1. ENCUENTRO DE MIEMBROS DE INSTANCIAS DE

CONDUCCIÓN (Consejos Pastorales Parroquiales, Equipos Directivos o Pastorales, Comisiones Directivas o de Conducción, etc.) Este encuentro tendrá como finalidad el discernimiento y la formulación de un Objetivo propio para el trienio en cada comunidad y, dar pasos en una la programación particular, a la luz de la propuesta diocesana. La realización del mismo tendrá lugar entre los meses de noviembre y marzo.

2. ENCUENTRO PASTORAL DE CADA COMUNIDADConvocando a agentes pastorales y miembros de la comunidad se propone realizar un encuentro con el fin de acrecentar la experiencia de fraternidad, motivar y animar en el espíritu de la

23 Nos referimos a las diversas comunidades: parroquiales, educativas, de vida religiosa, movimientos y asociaciones, comisiones diocesanas.


programación, y compartir las propuestas para el año. Los mismos tendrán lugar entre los meses de marzo y mayo.

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La propuesta para este año la encontramos expresada en el Objetivo del tercer plan corto y en los temas-valores que estamos invitados a profundizar.

Hacer con Jesús la experiencia de mirarnos como hermanos será una nueva oportunidad para renovar la fe.

“El ver también forma parte del seguimiento de Jesús, y la fe se presenta como un camino de la mirada, en el que los ojos se acostumbran a ver en profundidad.” (LF30)

Las miradas podrán generar sintonía o distancia con los otros, construir fraternidad o no. Por ello estamos invitados a renovarnos en una mirada de discípulos. “La fe no sólo mira a Jesús, sino que mira desde el punto de vista de Jesús, con sus ojos: es una participación en su modo de ver.” (LF18)

Nos recuerda el Papa Francisco: “En la « modernidad » se ha intentado construir la fraternidad universal entre los hombres fundándose sobre la igualdad. Poco a poco, sin embargo, hemos comprendido que esta fraternidad, sin referencia a un Padre común como fundamento último, no logra subsistir. Es necesario volver a la verdadera raíz de la fraternidad. Desde su mismo origen, la historia de la fe es una historia de fraternidad, si bien no exenta de conflictos. Dios llama a Abrahán a salir de su tierra y le promete hacer de él una sola gran nación, un gran pueblo, sobre el que desciende la bendición de Dios (cf. Gn12,1-3). A lo largo de la historia de la salvación, el hombre descubre que Dios quiere hacer partícipes a todos, como hermanos, de la única bendición, que encuentra su plenitud en Jesús, para que todos sean uno. El amor inagotable del Padre se nos comunica en Jesús, también mediante la presencia del hermano. La fe nos enseña que cada hombre es una bendición para mí, que la luz del rostro de Dios me ilumina a través del rostro del hermano.” (LF54)

En un mundo con tantos cambios, donde las experiencias de intemperie y abandono se acrecientan, el individualismo y el encierro pueden ganarnos, la extrañeza puede convertirse en distancia crónica y fría. Pero Dios, siempre próximo a los humanos, se nos ha hecho definitivamente cercano en Jesucristo. La comunidad cristiana está


llamada a prolongar esta cercanía del Señor en la historia. No debe, por tanto, mantener una reserva distante y recelosa, sino una profunda empatía con la sociedad, ofreciendo la fe y colaborando con su humanización.

La PALABRA DE DIOS en el centro

Durante el año 2014 nos acompañará el pasaje del evangelio según San Mateo 20,29-34.

29 “Cuando salieron de Jericó, mucha gente siguió a Jesús. 30 Había dos ciegos sentados al borde del camino y, al enterarse de que pasaba Jesús, comenzaron a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!». 31 La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de nosotros!». 32

Jesús se detuvo, los llamó y les preguntó: «¿Qué quieren que haga por ustedes?». 33

Ellos le respondieron: «Señor, que se abran nuestros ojos». 34 Jesús se compadeció de ellos y tocó sus ojos. Inmediatamente, recobraron la vista y lo siguieron.”

Este texto bíblico nos remonta a la versión según San Marcos (10,46-51) reflexionada años atrás y seguramente volveremos a profundizar algunas claves propuestas en aquella ocasión; pero también reconocemos características propias que San Mateo acentúa y que permitirán animarnos en el espíritu que queremos vivir este año:

Lo plural – comunitario del texto:o Los ciegos que están al borde del camino son DOS, gritan juntos y

piden juntos al Señor que tenga compasión de ellos, qué se les abran los ojos.

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o Jesús se detiene, llama y pregunta en plural.

Las actitudes de “escucha-mirada” en los personajes de la escena son bien diferentes:

o La “mucha gente” que acompaña a Jesús (diferenciando con Marcos que menciona también a los discípulos), parecen “ver-escuchar” a los ciegos pero con distancias, aún estando “cerca” no hay sintonía con ellos.

o Jesús “mira-escucha” de otra manera. Se detiene, genera cercanía, se involucra, se pone en sintonía con quienes están al borde del camino, los toca y les abre los ojos para que ellos puedan ver de manera nueva.

Los que eran ciegos caminan juntos, siguen a Jesús por el camino, se ponen en marcha de discípulos con otros.

Otros textos que podrán ayudarnos a profundizar en el espíritu de este año:

Mt. 5,8 ; 6,9-15 ; 6,22-23 ; 7,1-6

Gesto Misionero de CUARESMA –PASCUASaldremos a los confines geográficos y existenciales de la comunidad, saliendo de 2 en 2, durante la cincuentena

pascual. En este año llevaremos “agua bendita” con una oración para bendecir los hogares. Durante el tiempo de cuaresma podremos disponernos espiritualmente desde la Palabra de Dios y prever los detalles organizativos. En las celebraciones de la Vigilia Pascual podremos “bendecir el agua” que llevaremos a los hogares.

El Arzobispo presidirá la celebración de la Cena del Señor el Jueves Santo (17 de abril) en la Capilla San Cayetano de Villa Martinez (Pquia. Santa Teresa de Jesús) a las 19hs.

Mes de la solidaridadUna “espiritualidad de la sintonía y no de la distancia” nos anima e interpela a profundizar en el valor de la solidaridad en nuestra vida, reconocerlo y proponerlo en los distintos ámbitos de la

sociedad.Por ello, animados por la comisión de Caritas Arquidiocesana y con la creatividad de cada comunidad, sostendremos la experiencia realizada años anteriores durante el mes de agosto, buscando con otras


organizaciones e instituciones de la sociedad, gestos de colaboración en orden a la construcción del bien común.

Celebración Diocesana en torno a Virgen del Rosario del Milagro

La presencia de María, madre y discípula, nos anima a reconocernos hijos y hermanos. Fiel a la Palabra de Dios se pone al servicio de los demás.

La novena diocesana será del 26 de septiembre al 4 de octubre. Ofreceremos un material para las familias a fin de que puedan encontrarse en torno a Palabra de Dios y celebrar la novena en su hogar. El domingo 5 de octubre será la Fiesta en torno a María del Rosario del Milagro y en esta ocasión se invitará a los jóvenes a peregrinar juntos en tono a María, convocándose en distintos puntos de la ciudad.

Gesto misionero de Adviento-Navidad (2014)El acontecimiento de la “encarnación” que celebramos nos invita a salir de nosotros mismos. Cuidaremos que la expresión del gesto sea saliendo de 2 en 2, acercando a los hogares un saludo

navideño o una oración de la mesa de Noche Buena.Proponemos que en este año los sacerdotes del decanato realicen el gesto misionero juntos, saliendo de 2 en 2, a un sector de la zona pastoral. Deberán acordar días y horas para realizarlo, eligiendo el o los lugares a visitar.

TALLER DE FORMACIÓN PARA CONSEJOS PASTORALES La realización de este taller será en una expresión zonal, contando para ello con la animación de las Comisiones Zonales y con

materiales que se proveerán oportunamente. El tiempo previsto para su realización será entre los meses de MAYO y JULIO de 2014

RETIRO DIOCESANO – IMPRONTA BROCHERIANALa propuesta de este año tendrá como destinatario privilegiado a la FAMILIA y se realizará los días 23 y 24 de julio, por las

noche, contando con la transmisión de Radio María.

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ENCUENTRO CON MIEMBROS DE VIDA CONSAGRADA QUE LLEGAN A LA ARQUIDIOCESISCon el fin de dar a quienes se integran al camino diocesano y presentar el itinerario pastoral se realizará este encuentro 10 de mayo durante la mañana.

EXPRESIÓNDIOCESANAEncuentro Pastoral Diocesano

8 de marzo de 2014Jornada Pastoral Diocesana

25 de octubre de 2014

EXPRESIÓN EN CADA COMUNIDAD ENCUENTRO CON MIEMBROS DE INSTANCIAS DE CONDUCCIÓN: para discernir y formular un objetivo

para el trienio y dar pasos en una programación particular. (noviembre 2013 a febrero 2014)

ENCUENTRO PASTORAL EN CADA COMUNIDAD para conocer y ahondar en el espíritu de la programación anual y compartir las propuestas de la programación particular. (marzo a mayo 2014)

Centenario del fallecimiento del Beato José Gabriel Brochero

Peregrinación al Santuario de la Virgen de Lourdes en Alta Gracia

Celebración litúrgica del Beato José Gabriel Brochero

Jornada de Planificación con Agentes Pastorales Juveniles


Jueves Santo: Manifestación de Fe

Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones

Retiro para Ministros Extraordinarios de la Eucaristía

Vigilia de Pentecostés para jóvenes

Celebración Inter-religiosa por la Patria

15: Día del Educador Católico 21: Día del Catequista

Jornada de la Vida Consagrada

Fiesta de los Niños con MaríaEncuentro con Cristo

Elaboración del Objetivo Trienalen cada comunidad y ámbito pastoral

En el proceso de evaluación del camino pastoral de estos años hemos constatado la necesidad de crecer en una “mayor adaptación de la propuesta a la propia realidad”, en “asumir las características de cada comunidad” en el plan pastoral, en contar con “programaciones” y no sólo con calendario de actividades.

Nos animaba nuestro Obispo después de realizar la visita a las comisiones zonales a principios de 2009: “De todas maneras, creo que el gran desafío que tenemos por delante es procurar que la implementación del plan pastoral y de la programación anual no se queden en la mera preparación y realización de algunos eventos significativos, sino en el empeño por que el espíritu y la intención fundamental del proceso -el anuncio y el testimonio renovado del evangelio- pase cada vez más a la pastoral ordinaria y cotidiana de cada comunidad: las celebraciones litúrgicas, la predicación y la catequesis, el ejercicio de la caridad, las

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iniciativas apostólicas y misioneras de la comunidad y de los grupos y asociaciones que la integran.”

Asumiendo este desafío es que nos propusimos “llevar adelante la tarea evangelizadora en comunión y participación, a través del discernimiento comunitario y de un diálogo fraterno y cordial” (Criterio Pastoral 3), “de un proceso planificado, gradual y progresivo, desde lo ordinario y cotidiano.” (Criterio Pastoral 4)

Por ello es que en cada comunidad y ámbito pastoral estamos invitados a discernir y formular un objetivo propio para el próximo trienio (3 plan corto) a la luz del Objetivo Pastoral Diocesano, que nos permita tener un horizonte común y hacer proceso desde la propia realidad.

Dicha tarea deberán asumirla los miembros de las diferentes instancias de conducción (consejos pastorales, equipos directivos, comisiones directivas, etc.), atendiendo a su misión y servicio de velar por la comunidad confiada.

El tiempo para su realización será entre noviembre de 2013 y febrero 2014, y el resultado de dicho trabajo deberá ser enviado a la Vicaría de pastoral ([email protected])

mailto:[email protected]

Situándonos en el caminoEstamos transitando el “Momento Comunitario” (2014-2019)

en el itinerario pastoral de la Arquidiócesis. Durante el mismo estamos invitados a profundizar en algunos aspectos que encontramos descriptos en el material entregado durante la jornada pastoral 2013.24

En este Momento Comunitario nos proponemos:


hagamos la experiencia comunitaria de encontrarnos con Jesús que nos ama, nos convoca e interpela con su Palabra, nos congrega y nos invita a continuar saliendo hacia las periferias

y reconozcamos el Reino de Dios que se abre camino en nuestras tierras y nos anima a afianzar espacios para el encuentro y la colaboración con la sociedad y la cultura.

Recordemos que hablamos de un único itinerario pastoral, con tres momentos (Kerigmático – Comunitario – Misional) y cuatro procesos fundamentales que se relacionan, articulan y enriquecen mutuamente.

Decimos “procesos” porque vemos con claridad que la nueva evangelización requiere, no sólo actividades e iniciativas bien

24 Cuadernillo “Momento Comunitario” presentado y entregado en la Jornada Pastoral de octubre 2013


pensadas, sino principalmente desarrollo continuo de la vida y de la gracia en itinerarios coherentes.

Los procesos miran siempre simultáneamente al interior de la comunidad cristiana (sus agentes y miembros activos, celebraciones y diversas iniciativas) y a la sociedad y la cultura (sus responsables, estructuras, ámbitos, etc.)

El Momento Comunitario está articulado con dos planes cortos, que nos invitan a renovar la experiencia de fraternidad-comunión como Iglesia y en la sociedad. En el 3º Plan Corto la acentuación será más antropológica y en el 4º Plan Corto una acentuación más teologal.

NOS PROPONEMOS (OBJETIVO del 3º Plan Corto)


hagamos con Jesús la experiencia de mirarnos, cuidarnos y caminar como hermanos,

colaborando desde comunidades fraternas en la construcción de una sociedad más justa y solidaria”

En este tercer plan corto deberemos sostener y acrecentar esta experiencia de Jesús, que es fundamento de toda fraternidad, para que en y con él, podamos renovar las relaciones y los vínculos en nuestras familias, comunidades y sociedad.

Una relación personal y comprometida con Dios, al mismo tiempo nos compromete con los otros. Nos recuerda el Papa Francisco: “Hace falta ayudar a reconocer que el único camino consiste en aprender a encontrarse con los demás con la actitud adecuada, que es valorarlos y aceptarlos como compañeros de camino, sin resistencias internas. Mejor todavía, se trata de aprender a descubrir a Jesús en el rostro de los demás, en su voz, en sus reclamos. También es aprender a sufrir en un abrazo con Jesús

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crucificado cuando recibimos agresiones injustas o ingratitudes, sin cansarnos jamás de optar por la fraternidad.” (EG 91)

Implicará adentrarnos en un camino de conversión misionera, personal y pastoral, ya que atañe principalmente a las actitudes y a una reforma de vida. Este proceso sólo es posible en la medida que salimos de nosotros mismos para encontrarnos con los demás.

Con Dios, el gran “otro”, y con los otros en Dios. Este proceso “Implica creer en la Buena Nueva; creer en Jesucristo portador del Reino de Dios y su irrupción en el mundo, en su presencia victoriosa sobre el mal; creer en la asistencia y conducción del Espíritu Santo; creer en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y prolongadora del dinamismo de la Encarnación.” (Cfr. Mensaje de Papa Francisco a Obispos del Celam – 28.VII.2013)

Renovar la experiencia de fraternidad, lejos de encerrarnos en nuestras comunidades eclesiales o grupos, deberá animarnos a estrechar lazos de colaboración con personas y organizaciones que trabajan en la construcción de la sociedad, en la defensa de la vida y construcción del bien común.

TEMAS – VALORESQue estamos invitados a profundizar durante estos años:

En una realidad que nos interpelaAl presentar las grandes líneas del Momento Comunitario,

teniendo en cuenta los documentos de Diagnóstico Pastoral y Rostro Ideal de la Iglesia en Córdoba, hemos identificado algunas “gracias

2014 2015 2016MIRARNOS

COMO HERMANOS

QUERERNOS Y CUIDARNOS COMO

HERMANOS

TRABAJAR JUNTOS COMO

HERMANOS

RECONOCERNOS VINCULARNOS COMPROMETERNOS

FRATERNIDAD DE LA MIRADA FRATERNIDAD AFECTIVA FRATERNIDAD

EFECTIVA

COMPRENDERNOS COMPADECERNOS COMPARTIRSINTONÍA MENTAL SINTONÍA AFECTIVA SINTONÍA PRÁCTICA

Espiritualidad de la sintonía

no de la distancia

Espiritualidad de la sanación

no de la condena

Espiritualidad de la confianza no del optimismo


y desafíos”25 de la realidad que nos interpelan y animan a vivir este tiempo. Realidad que en el seno de nuestras comunidades cobran rostro propio y contextos particulares.

Sin perder de vista ese horizonte, es oportuno tener en cuenta algunas características propias del año 2015 y de la situación social que vivimos:

Los acontecimientos de violencia vividos por los cordobeses en diciembre del 2013, nos mostraron que estamos ante una sociedad enferma. En este caso, se trata de una enfermedad moral que ha penetrado en lo más hondo del corazón de nuestros hogares, dificulta nuestra vida cotidiana y nos impide construir lazos de fraternidad entre nosotros26. Junto a ello constatamos muchos signos de fragmentación social, de exclusión y de nuevas periferias. “Esto debería interpelarnos a todos e invitarnos a discernir y promover nuevos vínculos de pertenencia y convivencia y nuevos estilos de vida más fraternos y solidarios.”27

El 2015 será un año marcadamente electoral en nuestro país. Una oportunidad para asumir compromisos ciudadanos, brindar espacios de formación y animar actitudes responsables en las comunidades y sociedad toda.

La celebración del bicentenario de la Patria y del Congreso Eucarístico Nacional (2016) contará con propuestas de preparación y formación para la Iglesia en Argentina. Durante este año, integrando los materiales que se nos ofrezcan, profundizaremos en el icono de la “mesa” como espacio de fraternidad, dónde la vida se comparte y se entrega. Mesa de la familia, mesa de la Patria, mesa de la Palabra y mesa de la eucaristía.

La realización de la segunda fase del Sínodo de la Familia nos anima a profundizar en la reflexión y una mirada más pastoral de ella, reconocerla como ámbito adecuado y especial donde aprendemos a querernos y cuidarnos como hermanos.

25 Cuadernillo “Momento Comunitario”, pág. 10-1426 LA IGLESIA DE CÓRDOBA FRENTE A LOS “SIGNOS DE LOS TIEMPOS”, Pastoral Social de Córdoba, 16 de marzo 201427 HBJS 25

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Animaremos a fortalecer los vínculos proponiendo espacios de encuentro y oración en torno a la Palabra de Dios en cada hogar.

Nos recuerda el Papa Francisco: "El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares. La acción pastoral debe mostrar mejor todavía que la relación con nuestro Padre exige y alienta una comunión que sane, promueva y afiance los vínculos interpersonales.”28

El Año de la Vida Consagrada (2015) convocado por el Papa Francisco nos permitirá reconocer, en su estilo de vida, el don y expresión de la fraternidad como anticipo del reino. Sera una oportunidad para agradecer la riqueza y diversidad presente en nuestra arquidiócesis, y acompañar las distintas actividades que se propongan.

Logo - imagen:El logo es el mismo para los tres años del

plan corto. La invitación es que podamos reconocer la

continuidad del proceso y el paso nuevo que nos disponemos a dar, colocando un autoadhesivo, cambiando el año (2015) y el “valor” que queremos profundizar (NOS CUIDAMOS).

Recordemos algunas características del logo-imagen:

La forma circular nos refiere el aspecto dinámico propio de la fraternidad – comunión y al mundo-humanidad en donde estamos invitados a vivirla y contribuir en su reconstrucción.Los brazos que se prolongan rodeando la imagen, con tonalidades diferentes, nos refieren a la Santísima Trinidad, origen y horizonte de toda fraternidad – comunión. Un Dios que nos cuida, nos abraza, nos contiene.Las figuras humanas, diversas en formas y tamaños nos hablan de la diversidad en la que la fraternidad se vive. También nos refieren al “cuidarnos” con sus de abrazo y manos extendidas.

28 EG 67


El libro abierto quiere referirnos a la centralidad de la Palabra en este tercer plan corto.

La Palabra de Dios en el centro

Durante el año 2015 nos acompañará el pasaje del evangelio según San Mateo 25,31-46.

31 Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.32 Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,33 y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.34 Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,35 porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;36 desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver".37 Los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?38 ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?39 ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?".40 Y el Rey les responderá: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo". 41 Luego dirá a los de su izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,42 porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; 43 estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron". 44 Estos, a su vez, le preguntarán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?". 45 Y él les responderá: "Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo". 46 Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».

Oportunamente se ofrecerán elementos espirituales-exegéticos que nos ayuden a profundizar este texto bíblico junto a la enseñanza de los Padres de la Iglesia y del Magisterio.

Podemos mencionar algunas acentuaciones que nos animan en el espíritu que queremos vivir este año:

Lo plural – comunitario del texto.La continuidad con el año 2014 donde profundizamos la mirada y un paso decisivo que interpela a la acción concreta

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de amor: ¿Cuándo te vimos y te socorrimos o no te socorrimos?

La fuerza del evangelio en estar atento a las periferias geográficas y existenciales, cuidar a los más pequeños, y en ellos reconocer a Jesús.

“Jesús, el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona, se identifica especialmente con los más pequeños (cf. Mt 25,40). Esto nos recuerda que todos los cristianos estamos llamados a cuidar a los más frágiles de la tierra. Pero en el vigente modelo «exitista» y «privatista» no parece tener sentido invertir para que los lentos, débiles o menos dotados puedan abrirse camino en la vida.” (EG 209)Otros textos que nos ayudaran a profundizar en el espíritu de este año:

Gn. 4,9; Mt 5, 1-12; 7,12; 9,35-36; 12,49-50; 14,29; 15,32-39; 18,23-35; 22,34-40; Lc. 10,29-37

El papa Francisco nos anima a CUIDARNOSDesde el inicio su pontificado el Papa Francisco nos anima a profundizar en esta actitud humana y creyente de cuidar – custodiar al otro, al más frágil, a la creación.

“José es «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas. En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, para salvaguardar la creación.Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios.


Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura.”29

“Pero, «¿cuál es la señal de que estamos en el buen camino? Lo dice la Escritura: socorrer al oprimido, cuidar al prójimo, al enfermo, al pobre, a quien tiene necesidad, al ignorante. Esta es la piedra de toque». Y aún más: «Los hipócritas no pueden hacer esto, porque están tan llenos de sí mismos que son ciegos para mirar a los demás». Pero «cuando uno camina un poco y se acerca al Señor, la luz del Padre hace ver estas cosas y va a ayudar a los hermanos. Este es el signo de la conversión».Cierto, añadió, esta «no es toda la conversión; porque la conversión —explicó— es el encuentro con Jesucristo. Pero la señal de que estamos con Jesús es precisamente esta: atender a los hermanos, a los pobres, a los enfermos como el Señor nos enseña en el Evangelio».”30

“Dios hace la segunda pregunta: “Caín, ¿dónde está tu hermano?”. El sueño de ser poderoso, de ser grande como Dios, en definitiva de ser Dios, lleva a una cadena de errores que es cadena de muerte, ¡lleva a derramar la sangre del hermano! Estas dos preguntas de Dios resuenan también hoy, con toda su fuerza. Tantos de nosotros, me incluyo también yo, estamos desorientados, no estamos ya atentos al mundo en que vivimos, no nos preocupamos, no protegemos lo que Dios ha creado para todos y no somos capaces siquiera de cuidarnos los unos a los otros. Y cuando esta desorientación alcanza dimensiones mundiales, se llega a tragedias como ésta a la que hemos asistido.”31

“Jesús es «el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona» (EG. 209). Su solicitud especial por los más vulnerables y excluidos nos invita a todos a cuidar a las personas más frágiles y a reconocer su rostro sufriente, sobre todo en las víctimas de las nuevas formas de pobreza y esclavitud. El Señor dice: «Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme» (Mt 25,35-36). Misión de la

29 Homilía del Santo Padre Francisco, 19 de marzo de 201330 Homilía en Santa Marta,, Cristianos sin maquillaje, 18 de marzo de 201431 Homilía del Santo Padre Francisco, 8 de julio de 2013 Lampedusa,

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Iglesia, peregrina en la tierra y madre de todos, es por tanto amar a Jesucristo, adorarlo y amarlo, especialmente en los más pobres y desamparados; entre éstos, están ciertamente los emigrantes y los refugiados, que intentan dejar atrás difíciles condiciones de vida y todo tipo de peligros.”32

Los gestos o actividades quieren ayudarnos a tener experiencias significativas de encuentro en la fe. Los proponemos y asumimos convencidos de que la Buena Noticia no es una simple afirmación doctrinal o una exhortación a la conversión, sino y ante todo, una “experiencia” a la que la Palabra invita y da significado.

Brindar oportunidades para que muchos hagan esta experiencia es un desafío a la creatividad, animándonos a asumir en este espíritu la vida y las tareas cotidianas.

La concreción de los gestos puede ser diversa según cada realidad y las distintas posibilidades. Algunos se darán suscitando un encuentro con muchas personas (a nivel diocesano, parroquial, de movimientos y asociaciones, consagrados, comisiones, colegios, etc.) y otros participando cada uno desde su propio ambiente (en familia, ámbito laboral, escuela, etc.).

El mensaje y la experiencia que se quiere suscitar brotan de la interiorización del objetivo y el lema diocesano. Queremos llevarlos adelante con Jesús y aprendiendo de Él.

Deberán ayudarnos a realizar experiencias significativas de fraternidad en el seno de nuestras comunidades y familias y con la sociedad toda.

El Papa Francisco nos recuerda: “La Iglesia en salida es la comunidad de discípulos misioneros que: Primerean, sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Sabe involucrarse, se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Se dispone a acompañar a la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites.

32 MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL EMIGRANTE Y DEL REFUGIADO 2015


Sabe fructificar. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados. Sabe festejar. Celebra y festeja cada pequeña victoria, cada paso adelante en la evangelización. La evangelización gozosa se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien. La Iglesia evangeliza y se evangeliza a sí misma con la belleza de la liturgia, la cual también es celebración de la actividad evangelizadora y fuente de un renovado impulso donativo.” (cfr. EG 24)

Gesto Misionero de CUARESMA –PASCUA

Hemos dado pasos en una salida respetuosa hacia los confines geográficos, por eso deberemos fortalecer los

vínculos ya creados y generar nuevas estrategias para alcanzar a aquellos a quienes aún no hemos llegado, identificando los confines geográficos y existenciales de la comunidad.

Como rasgo distintivo de un salir fraterno, de cuidarnos como hermanos, intentaremos organizarlo para que sea de de 2 en 2. Lo haremos durante la cincuentena pascual, llevando junto al “agua bendita de la pascua” una oración para bendecir la “mesa de la familia”.

Para ello prepararemos una cartilla en la que deberá estar presente la Palabra de Dios con algunas sugerencias para compartir, ayudando a profundizar en una “espiritualidad de la sanación, no de la condena”.

En el tiempo de cuaresma cada comunidad podrá disponerse espiritualmente y prever los detalles organizativos del gesto misionero.

El Arzobispo presidirá la celebración de la Cena del Señor el Jueves Santo (02 de abril) en la Cooperativa de Carreros de Villa la Lonja.

MES DE LA SOLIDARIDAD “La presencia de Dios acompaña las búsquedas sinceras que personas y grupos realizan para encontrar apoyo y sentido a sus vidas. Él vive entre los ciudadanos promoviendo la solidaridad, la fraternidad, el deseo de

bien, de verdad, de justicia. Esa presencia no debe ser fabricada sino descubierta, develada. Dios no se oculta a aquellos que lo buscan con un

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corazón sincero, aunque lo hagan a tientas, de manera imprecisa y difusa.” (EG 71)

Animados por la comisión de Caritas Arquidiocesana, y con la creatividad de cada comunidad, el mes de agosto es una oportunidad para dar a conocer los dinamismos de solidaridad presentes en nuestra sociedad.

Para ello debemos sostener los vínculos y caminos realizados con organizaciones e instituciones presentes en la sociedad, abriéndonos a nuevas iniciativas en espíritu de colaboración.

Este año, en el que estamos invitados a cuidarnos como hermanos, nos propondremos “cuidar” los espacios públicos de encuentro, como ámbitos que ayudan a sanar los vínculos.

CELEBRACIÓN DIOCESANA DE LA VIRGEN DEL ROSARIO DEL MILAGRO

“Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella

vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Mirándola descubrimos que la misma que alababa a Dios porque «derribó de su trono a los poderosos» y «despidió vacíos a los ricos» es la que pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de justicia… Es la mujer orante y trabajadora en Nazaret, y también es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás «sin demora».”(EG 288)

María, modelo e imagen de la Iglesia, nos manifiesta el rostro tierno de un Dios Padre-Madre que cuida de cada uno de sus hijos. Es ella quien nos anima a cuidar de los más débiles.

Este año animaremos a las comunidades a tener gestos de caridad con hermanos enfermos y/o ancianos. (Realizaremos una colecta de elementos de higiene personal para acercar a enfermos de un hospital)

La novena diocesana será del 25 de septiembre al 3 de octubre. Se celebrará tanto en la Basílica Santo Domingo, como en algunas comunidades del interior y de la ciudad. Ofreceremos un material para las familias a fin de que puedan encontrarse en torno a Palabra de Dios y celebrar la novena en su hogar.


El domingo 4 de octubre celebraremos la Fiesta en torno a María del Rosario del Milagro.

Gesto misionero de Adviento-Navidad (2015)

“El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría

que contagia en un constante cuerpo a cuerpo. La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura. (EG 88)

Cuidaremos que el gesto misionero sea realizado como zona pastoral, acercándonos a un sector de la misma que consideremos más periférico, sea geográfico o existencial.

Cada zona designará un día, en qué, saliendo de 2 en 2 como comunidad eclesial (laicos, religiosos/as, sacerdotes), acerquemos a los hogares una celebración para bendecir la mesa de noche buena.

ºNOVENA PROPUESTA POR LA ARQUIDIÓCESIS“La Palabra tiene en sí una potencialidad que no podemos predecir. El Evangelio habla de una semilla que, una vez sembrada, crece por sí sola también cuando el agricultor

duerme. La Iglesia debe aceptar esa libertad inaferrable de la Palabra, que es eficaz a su manera, y de formas muy diversas que suelen superar nuestras previsiones y romper nuestros esquemas.” (EG 22)

Se ofrecerá el material de la novena diocesana con distintas posibilidades de implementación en cada comunidad, asumiendo la temática propia de la programación pastoral.

El mismo deberá ayudarnos a suscitar nuevos espacios de fraternidad y formación en torno a la Palabra de Dios, alentando

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encuentros de oración en cada familia, entre vecinos, en capillas o grupos.

Este material podrá ser asumido y adaptado en las diferentes celebraciones litúrgicas. Se ofrecerá en formato digital en la web.

CICLO DE FORMACIÓN: “Nos cuidamos como hermanos, Cuidamos

la Patria”Cuidar la Patria se nos presenta como un desafío y oportunidad en este año marcado por elecciones

gubernamentales en distintos órdenes. Por ello, animando a una reflexión que nos permita asumir

actitudes ciudadanas con responsabilidad, se ofrecerá un “ciclo de formación·” los días 21 y 28 de abril, 5 y 12 de mayo por la noche, contando con la trasmisión de Radio María.

Cada persona podrá participar desde su hogar.

ENCUENTRO CON MIEMBROS DE VIDA CONSAGRADA QUE LLEGAN A LA ARQUIDIOCESIS

Con la finalidad de dar la bienvenida a quienes se integran a la Iglesia de Córdoba, agradecer su presencia y servicio, y compartir el itinerario pastoral que vamos transitando, es que se realizará un encuentro el 09 de mayo durante la mañana.

La invitación es extensiva a todos los miembros de vida consagrada, aunque llevan más años en la arquidiócesis.

RETIRO DIOCESANO – IMPRONTA BROCHERIANA

Ahondando en una “espiritualidad de la sanación y no de la condena”, la propuesta para el “retiro

diocesano” de este año quiere ayudarnos a profundizar en la experiencia de un Dios que nos cuida y nos reconcilia, que viene a sanar las heridas de la historia y del corazón.

Se realizará los días 15 y 22 de julio, por la noche, contando con la transmisión de Radio María.


FORMACIÓN PARA CONSEJOS PASTORALES Y ÁMBITOS SIMILARES

Sosteniendo la propuesta de formación para los Consejos Pastorales y ámbitos similares, se ofrecerá un material para ser trabajado a lo largo del año.

El objetivo será profundizar en los desafíos que experimentamos para reconocer e integrar las periferias presentes en nuestros ámbitos, y reflexionar en la animación de la Caridad como tarea y preocupación de toda la comunidad.

RED DE COMUNICADORES

“Hoy, que las redes y los instrumentos de la comunicación humana han alcanzado desarrollos inauditos, sentimos el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los

brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación. De este modo, las mayores posibilidades de comunicación se traducirán en más posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos. Si pudiéramos seguir ese camino, ¡sería algo tan bueno, tan sanador, tan liberador, tan esperanzador! Salir de sí mismo para unirse a otros hace bien. Encerrarse en sí mismo es probar el amargo veneno de la inmanencia, y la humanidad saldrá perdiendo con cada opción egoísta que hagamos.” (EG 87)

Este año nos proponemos dar pasos en acrecentar una red de comunicadores que nos permita compartir la vida de nuestras comunidades, los canales existentes para una mejor información, y reconocer algunos criterios fundamentales para este servicio.

Para ello generaremos espacios de formación específica que se comunicaran oportunamente.

DE EXPRESIÓN DIOCESANAEncuentro Pastoral Diocesano

07 de marzo de 2015

Jornada Pastoral Diocesana31 de octubre de 2015

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De EXPRESIÓN ZONAL Y SIMILARES.Las zonas pastorales y ámbitos similares nos han permitido afianzar la conciencia de ser una comunidad más grande, enriqueciendo el discernimiento y trabajo común, animando a compartir dones y talentos, cuidando a quienes van en procesos más lentos o

atraviesan dificultades especiales. Este año la expresión zonal de encuentro será una Jornada en

cada zonal pastoral, y la realizaremos entre los meses de junio y agosto, con el fin de:

- Profundizar en una espiritualidad centrada en la Palabra de Dios.

- Y discernir cómo deberíamos animar y/o fortalecer la formación de grupos fraternos en torno a la Palabra de Dios.

De EXPRESIÓN EN CADA COMUNIDAD ENCUENTRO CON MIEMBROS DE INSTANCIAS DE CONDUCCIÓN (reunión ordinaria o extraordinaria): para compartir la programación 2015, dar pasos en la programación

particular y formular objetivos aquellos que aún no lo hayan realizado, entre noviembre 2014 a febrero 2015

ENCUENTRO PASTORAL EN CADA COMUNIDAD Para conocer y ahondar en el espíritu de la programación anual

y compartir las propuestas de su programación particular, entre marzo a mayo 2015


Peregrinación al Santuario de la Virgen de Lourdes en Alta Gracia

Celebración litúrgica del Beato José Gabriel Brochero

Jueves Santo: Manifestación de Fe

Semana de Oración por las Vocaciones

Vigilia de Pentecostés para jóvenes

Celebración del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

Celebración Inter-religiosa por la Patria

15: Día del Educador Católico 22: Encuentro diocesano de Catequistas

04 y 06: Expo carisma08: Jornada de la Vida Consagrada

Fiesta de los Niños con MaríaEncuentro con Cristo

Otras actividades e instancias de formación específica se darán a conocer durante el año, ofreciendo en los primeros meses un calendario

con las diferentes propuestas.

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CARTAS PASTORALES

La carta pastoral es un medio de comunicación del Obispo con el Pueblo de Dios, y con los demás hombres y mujeres de buena voluntad, con el deseo de transmitir la Buena Noticia del Evangelio de una manera actualizada.

El Directorio para el ministerio pastoral de los obispos, en el capítulo cinco hace referencia a las “Cartas Pastorales” y expresa: “El obispo proponga la doctrina sirviéndose también de las cartas pastorales y de mensajes con ocasión de circunstancias especiales para la vida diocesana, dirigidos a toda la comunidad cristiana, leídos oportunamente en las Iglesias y centros pastorales, y distribuido también por escrito capilarmente a los fieles”

AÑO 2002

NACER A UN TIEMPO NUEVO

CARTA PASTORAL DEL ARZOBISPO DE CÓRDOBA

MONSEÑOR CARLOS J. ÑAÑEZ

A todos los bautizados, hijos de la Iglesia que peregrina en esta Arquidiócesis de Córdoba:fieles laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas;

a todos los hermanos de otras iglesias cristianas y a los creyentes de otros credos;a todos los hombres y mujeres de buena voluntad,

sobre todo, aquellos que sufren silenciosamente en nuestro pueblo.En particular, a todos los dirigentes y aquellos que tienen roles de conducción y orientación;

a todas las personas que trabajan en las áreas de la justicia, la economía, la educación,la salud, las empresas, la seguridad, la cultura y el arte;

a todos los actuales políticos, funcionarios del gobierno y representantes del pueblo,y aquellos que aspiran a ser candidatos de la representación popular.

Al finalizar este año tan intenso como difícil deseo acercarme con esta Carta a cada uno de ustedes, como lo hizo la Virgen María con su prima Isabel para visitarla, acompañarla y servirla (cf. Lc 1, 39-45).

He escuchado al Pueblo de Dios, mediante una consulta que propuse a todas las comunidades de nuestra Arquidiócesis: parroquias, movimientos y asociaciones, congregaciones religiosas e institutos seculares, comisiones arquidiocesanas y consejo presbiteral.

Verdaderamente siento el dolor de muchos de nuestros hermanos y conozco sus sufrimientos. Pero sé también que en los signos del presente Dios sale a nuestro encuentro, viene una vez más a nuestra historia y oímos, como María, su cercanía: ¡Alégrate, el Señor está contigo! (cf. Lc 1, 28).


En ejercicio de mi servicio pastoral ofrezco este mensaje para expresar el sentir de nuestra Iglesia arquidiocesana, iluminar la situación actual y levantar nuestra mirada con esperanza. El tiempo de Adviento que hoy comenzamos en las comunidades cristianas nos invita a ello.

1. Nuestro reconocimiento

Los creyentes hemos experimentado el amor de Dios creador, el Padre de Nuestro Señor Jesucristo. Un amor fiel, capaz de perdonarnos y liberarnos de aquello que nos deshumaniza. Dios, que es amor, abre su corazón a todos y se involucra en la historia de los hombres; su justicia, atenta a los débiles y necesitados, manifiesta su amor.

Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre, nace entre nosotros y anuncia la Buena Noticia a los pobres. En su muerte padece y siente como Dios Salvador el dolor de los que sufren; El, ya resucitado, nos da el Espíritu Santo y nos invita a construir un tiempo nuevo.

Creemos en Dios, fuente de toda vida, que no quiere la muerte de ninguno de sus hijos; como Isabel que reconoce al Salvador en María, proclamamos con fuerza el valor sagrado e inviolable de toda vida humana. Esperamos en el Dios de Jesucristo; su nacimiento en Belén es cumplimiento y promesa de un futuro de mayor justicia y plenitud para todos. Amamos a Dios, que ha hecho en nosotros grandes cosas; por su Espíritu en nuestros corazones construimos desde ya aquel futuro.

Los argentinos hemos recibido mucho de parte de Dios; ¡su Hijo nos ha visitado tantas veces! Es preciso, como Isabel llena del Espíritu Santo, abrir los ojos y el corazón para reconocer su llegada. Descubrimos su huella en la riqueza de nuestra naturaleza, en el testimonio de entrega y sacrificio de nuestros padres, en tantos rostros humildes de nativos e inmigrantes que forjaron nuestra Nación y nuestra Córdoba.

Sin embargo, es doloroso y cierto que hemos empobrecido el país: provincias pobres, municipios pobres, familias pobres. Todos, aunque de modo diverso, somos corresponsables de la grave crisis que nos hiere y agobia. Debemos reconocer en qué medida hemos malogrado el inmenso don que Dios confió a nuestra libertad: lo que tenemos y lo que somos. Reconocer con gratitud nuestras riquezas y con dolor nuestra verdad es el primer paso para renacer a un tiempo nuevo.

2. Nuestro dolor

La gravedad del problema argentino se muestra dramáticamente en la persistencia y extensión de la pobreza del pueblo, injusticia que clama al cielo (cf. Ex 3, 7). La globalización neoliberal, y su discurso y estrategia hegemónico-economicistas, es una de las causas principales de la situación actual. Sus consecuencias afectan gravemente al cuerpo social y se perciben, por ejemplo, en las condiciones de las negociaciones con el FMI, el deterioro del Mercosur y la influencia en las políticas de Estado, las privatizaciones sin control y el despojo de los bienes nacionales, el cierre de las pequeñas y medianas empresas

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por la apertura irrestricta del mercado, la precarización del trabajo y la prioridad dada al lucro en perjuicio de la persona y su dignidad, al capital financiero en desmedro del productivo.

En nuestro país son muy preocupantes el desequilibrio y la falta de independencia entre los poderes del Estado; es igualmente significativa la falta del respeto fundamental, tanto a las Constituciones Nacional y Provinciales como a las demás leyes justas, y el consecuente abuso de poder mediante privilegios legales pero no éticos.

En el territorio de nuestra Arquidiócesis nos duelen las promesas incumplidas, el descrédito en el que han caído legítimas autoridades, la lentitud y ambigüedades para responder a la emergencia social, y el manejo poco claro de la cosa pública en algunos municipios y en diversas iniciativas de la gestión provincial.

Cuánto nos daña la corrupción cotidiana instalada en tantos ciudadanos, que erosiona y desintegra el tejido social y las convicciones personales; cuánto nos duele el sufrimiento injusto de muchos que se han empobrecido a causa de intereses sectoriales. Dichos intereses postergan el derecho fundamental a la vida, sobre todo de los excluidos y humillados en su dignidad, los explotados en sus necesidades, los olvidados en sus derechos; las minorías marginadas y los violentados de múltiples maneras, tanto por el Estado como por sus conciudadanos; los desocupados, los subempleados y los que trabajan resignando sus derechos; los que conocen la pobreza extrema, la dolorosa indigencia y hasta la humillación de la miseria; los ahorristas defraudados, los que emigran al exterior, los ancianos desprotegidos y los niños escandalosamente desnutridos; los adolescentes y jóvenes sin posibilidades de estudio ni futuro, y las familias desmembradas; las víctimas de los secuestros y los innumerables enfermos sin cobertura médica alguna. Muchos de nuestros hermanos padecen en silenciosa soledad, sin que se oiga su voz, su dolor. Jesús ha querido identificarse con ellos (cf. Mt 25, 40), y en ellos prolonga su pasión. También la Iglesia, cuerpo de Cristo, sufre con ellos y en ellos; los asume, los acompaña e intercede. Esta enorme situación de inequidad nos interpela a todos.

Los católicos que vivimos en Córdoba no siempre hemos sido responsables de la fe que profesamos y en el compromiso con los más necesitados. Duele mucho nuestra incoherencia, cuando en el ámbito público o privado no vivimos las exigencias del mensaje de Jesús, particularmente nosotros los sacerdotes. Es imprescindible reconocer los propios errores y pecados, y aceptar la crítica constructiva de otros. Denunciar las injusticias, asumir la propia responsabilidad en ellas y resolver creativamente nuestros problemas son también pasos necesarios para renacer a un tiempo nuevo.

3. Nuestra esperanza

Como María, cuando visitara a su prima Isabel, no nos resignamos ante las dificultades, no somos indiferentes a lo que pasa, ni a Cristo que está entre nosotros. Como aquella gran mujer anunciamos que se cumplirá lo que fue prometido por Dios en el mensaje de Jesús de Nazaret: que su Reino de justicia es su don para nosotros y para todos los pueblos de la tierra. Que cuanto deseamos, pedimos y hacemos en la construcción de una nueva sociedad es fruto de su presencia en los corazones.


Por tanto, estamos convencidos que todo gesto de amor es nuestra mejor respuesta a Dios y al prójimo. De allí que es tan importante valorar a cada persona como un hermano, y a cada familia para recuperarnos socialmente; por lo mismo es impostergable priorizar el bien común, promover los valores de la honestidad, la verdad y la justicia. El esfuerzo de todos, aún el de aquellos que padecen heroicamente una situación injusta no querida por Dios, hará posible un cambio en el estilo de nuestra vida social.

La esperanza, más que una palabra, es un valor dinamizador de nuestra cultura. Tenemos el deber de cuidarla, alentarla y fortalecerla. Es un don que late en el corazón de cada uno, y nos debe movilizar para sostenernos y ayudarnos mutuamente.

¡Qué bien nos hace a todos el esfuerzo desinteresado de aquellos que brindan su tiempo y sus energías para los demás! En tiempos difíciles ha crecido la generosidad, discreta pero eficaz, de muchos argentinos. Los emprendimientos comunitarios, las redes solidarias, y tantas otras iniciativas, desarrolladas o germinales en el país y entre nosotros, hablan por sí mismas de la reserva espiritual de nuestro pueblo. Cuántos enfermos ofrecen silenciosamente su dolor por otros, unido al de Cristo en su cruz; ese sufrimiento, del que soy testigo, es fuente de vida para nosotros. Por todo esto, nuestra esperanza solidaria alimenta la fraternidad y nos hace renacer a un nuevo tiempo.

4. Nuestra invitación

Ningún proyecto de grandes esperanzas puede realizarse sin proponernos un cambio de mentalidad. En nombre de Dios pido que todos, especialmente quienes tenemos una responsabilidad dirigencial en la sociedad, realicemos renuncias concretas (cf. Lc 19, 1-10): a intereses individualistas y privilegios sectoriales, a las actitudes mesiánicas y oportunistas, a todos los resentimientos sociales, al descontento inconformista y al pesimismo. Es urgente renunciar a la absurda y corrosiva ambición de poder, sea donde sea, que posterga nuestros verdaderos y cruciales problemas. No podemos seguir engañándonos los unos a los otros, ni olvidarnos de los más débiles, como si no existieran.

Deseo invitar a toda la Iglesia diocesana a una auténtica conversión personal e institucional. Particularmente me dirijo a los creyentes que trabajan en el mundo de la justicia, de la salud y la seguridad, a los economistas y políticos, a los sindicalistas, a los intelectuales y educadores, a los que trabajan en el mundo del arte y de la comunicación social. Promovamos aquellas iniciativas públicas y privadas, comunitarias o individuales, que ayuden a concretar un cambio real y posible.

También invito a toda la sociedad a llevar a cabo las transformaciones que sean necesarias. Debemos gestar un proyecto de país que dé cabida a todos, especialmente a los pobres y empobrecidos, y que respete las raíces y los valores de nuestra identidad. Fomentemos una cultura ética del trabajo, generadora de un Estado nuevo que gestione, honesta y eficazmente, el bien común y el fortalecimiento de la democracia. Ello implica, tanto una real y efectiva independencia de los poderes del Estado como el buen funcionamiento de los mismos. A los medios de comunicación, cuya misión es servir a la

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verdad, los invito encarecidamente a renovar su compromiso social, a través de una labor objetiva, seria y prudente.

Pido a los bautizados un compromiso efectivo, no sólo eclesial sino especialmente social (centros vecinales y de participación comunal; responsabilidades públicas; partidos políticos, organizaciones no gubernamentales; fundaciones y otras instituciones intermedias), y la recreación de auténticos ámbitos de participación. Este compromiso deberá “mostrar” nuestra fe cristiana (cf. Sant 2, 14-17).

Por último, propongo a la Iglesia diocesana una decidida opción por los más pobres, mandato irrenunciable que hemos recibido de Jesucristo y exigencia inexcusable para los argentinos. Preparémonos para recibir al Señor de nuestra historia en la próxima Navidad; que ningún hermano nuestro esté solo. En el adviento definitivo, al final de los tiempos, Jesús volverá. Él secará toda lágrima y nos juzgará sólo en el amor.

Recuerdo las palabras que los Obispos argentinos ofrecimos en nuestra meditación y confesión de fe, con ocasión del Jubileo del año 2000: “¡Dejemos que Dios nos renueve y nos reconcilie en nuestras familias, en nuestras comunidades cristianas y en nuestra sociedad! ¡No nos resistamos a cambiar lo que debe ser transformado! ¡Ofrezcámonos a Jesús como instrumentos para construir la nueva civilización de la justicia y el amor!” (Jesucristo, Señor de la historia, 21)

Como Pastor de este pueblo elevo mi corazón a Ntra. Sra. del Rosario del Milagro, Patrona de la Arquidiócesis. Imploro a Dios, por su intercesión, la gracia de renacer y construir un tiempo nuevo. Saludo muy cordialmente a todos, deséandoles un fructífero tiempo de Adviento y una muy Feliz Navidad.


Córdoba, 1º de diciembre de 2002


AÑO 2003

EDUCAR EN LA ESPERANZA DE UN TIEMPO NUEVO


MONSEÑOR CARLOS JOSÉ ÑAÑEZ

A todos los bautizados, hijos de la Iglesia que peregrina en esta Arquidiócesis de Córdoba:

fieles laicos, sacerdotes, consagrados y consagradas;a todos los hermanos de otras iglesias cristianas y a los creyentes de otros credos;

a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.En particular, a todos los dirigentes y aquellos que tienen roles de conducción y

orientación;y a todas las personas que trabajan en la educación.

En el comienzo de un nuevo Adviento, que nos prepara a la Navidad y reanima nuestra esperanza, deseo ir al encuentro del Señor Jesús, haciendo camino con cada uno de ustedes. El Hijo de Dios que viene, como sucediera con aquel mendigo ciego de los evangelios (cf. Mc 10, 46-52; Lc 18, 35-43), no pasará de largo ante nosotros.

Al igual que en 2002, he escuchado al Pueblo de Dios, mediante una consulta que propuse a todas las comunidades de nuestra Arquidiócesis. Además, por la temática que consideramos he recogido el generoso aporte de instituciones educativas católicas y algunas no confesionales, que se encuentran en nuestra Iglesia local.

Esta carta es una expresión pastoral de toda la Iglesia que peregrina en Córdoba, a fin de reafirmar la importancia decisiva de la educación como factor de transformación de la sociedad y de la cultura y propiciar un proceso de reflexión sobre la cuestión educativa entendida en toda su amplitud para que podamos vivir un tiempo nuevo. A esto nos anima el camino que estamos recorriendo en nuestra Iglesia local, comprometidos en aportar las riquezas del Evangelio a la cultura cordobesa tal como lo expresan nuestras Líneas de Acción Pastoral.

1. Los problemas como desafíos

“Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo –Bartimeo, un mendigo ciego- estaba sentado junto al camino.” Mc 10, 46

Tanto nosotros como Bartimeo, aquella persona sentada a la orilla del camino en las afueras de la ciudad, tenemos siempre más de un problema. El es un pobre y, además, ciego; por tanto, un hombre con muchas limitaciones y dificultades. En nuestro caso también experimentamos a diario serios problemas personales, comunitarios y estructurales. Cuando miramos el conjunto de la educación aparecen inmediatamente un sinnúmero de situaciones que nos pesan.

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Sin duda alguna, la ruptura entre Evangelio y cultura es el drama de nuestro tiempo (cf. Navega mar adentro, 24). En un verdadero “cambio de época”, inmersos en una nueva cultura, la globalización neoliberal ha impuesto lo económico como lo más importante desplazando a la persona humana considerada en su integridad, que es lo que da sentido a todo proyecto educativo. Así, el “tener” y el “hacer” se imponen sobre el ser y el madurar como personas y junto a otras personas, mutilando incluso su dimensión espiritual y trascendente.

No estábamos preparados para esto y se ha debilitado gravemente el cuerpo de la sociedad argentina, nuestra identidad cultural y los valores que transmitimos a las nuevas generaciones. Algunos de los síntomas de esta situación son: la exclusión de muchos del sistema educativo, el creciente analfabetismo, el aumento de la violencia, incluso en las escuelas, la escasez de personas que sean referentes por su coherencia de vida, la pérdida de autoridad por parte de los adultos y la falta de límites, quizá como reacción al autoritarismo de otros tiempos. Es muy preocupante la frecuente incomunicación entre las familias, primeras escuelas de humanidad y sociabilidad, y las instituciones educativas. Por una parte, aquellos padres que se desentienden, delegando en ellas toda la responsabilidad de la educación y maduración de sus hijos. Por otra, las heridas y rupturas profundas de muchas familias, y los nuevos vínculos que se crean, nos exigen una mirada misericordiosa y una atención especial a la complejidad de la problemática. El debilitamiento de las instituciones, la insuficiente remuneración de la tarea -tan exigente como poco valorada- de docentes a menudo perplejos ante las nuevas situaciones familiares, sociales e institucionales. Escuelas sobreexigidas en sus tareas y afectadas en su rol específico, por la insuficiente labor del Estado, con funciones que no le competen principalmente a la educación. Numerosos cuestionamientos a la implementación de la Ley Federal de Educación, y a la asignación y distribución del presupuesto en materia educativa. En este cuadro desalentador los grandes medios de comunicación tienen también una gran cuota de responsabilidad (cfr. NMA, 26).

Con esta carga, que también afecta a las instituciones católicas, clamamos al Señor que viene: ¡Ten compasión de nosotros! (cf. Mc 10, 47; Mt 20, 30). Como Bartimeo, queremos ver; reconocemos nuestra necesidad y confiamos en El. No pedimos cualquier cosa, sino ver. Es importantísimo que asumamos estas situaciones problemáticas como desafíos, como una oportunidad para ayudarnos a gestar una Nación grande, en la que valores como la vida humana, el bien común, el trabajo dignificante y justamente remunerado, la lealtad entre las personas y en nuestras mismas instituciones, sean el “pan nuestro de cada día”. Si educar es humanizar, el proceso comienza por la identificación y el reconocimiento sincero de nuestras cegueras. Asumir nuestras dificultades para superarlas es un paso concreto y efectivo para educar en la esperanza de un tiempo nuevo.

2. Dios y los problemas humanos

“Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: “¡Hijo de David, ten piedad de mí!”. Jesús se detuvo y dijo: “Llámenlo”. Entonces llamaron al ciego y le dijeron: “¡Animo, levántate! El te llama”. Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él. Jesús le preguntó: “¿Qué quieres que haga por ti?”. El le respondió: “Maestro, que yo pueda ver”. Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado”. Mc 10, 48-52


Ante el reclamo insistente de Bartimeo, que algunos pretendieron acallar, Jesús se detiene. La fe de este hombre marginado y ciego es enorme, y la reacción de Jesús, el Maestro, es de salvación. Cristo hace presente el Reino de Dios en la vida de un hombre que padece, que lo necesita. El Hijo de Dios se com-padece, manifestando el poder y la divinidad de Dios Padre al acoger el problema humano. El Maestro transforma desde dentro a Bartimeo, dándole un sentido nuevo a su historia.

A la luz de este encuentro, está claro que no todo está perdido. A pesar de las voces pesimistas y de los diagnósticos desalentadores, estamos convencidos de la fuerza transformadora del amor. Educar es un modo de amar y de esperar. Supone apostar por las capacidades que laten en el corazón de cada persona, soñar con su realización y plenitud. Educar es acompañar con delicado respeto y firmeza el proceso personal de aquellos que nos han sido confiados. Como Jesús con Bartimeo, exige detenernos pacientemente, dedicación y tiempo, poner lo mejor de nosotros al servicio del que más necesita. Todos, en particular las instancias educativas católicas, tendríamos que aprender a preguntar lo que Jesús a Bartimeo: “¿Qué quieres que haga por ti?” (Mc 10, 51). Antes de imponer respuestas, tenemos que involucrarnos, dispuestos a oír y trabajar por las verdaderas necesidades de cada uno y de nuestra sociedad.

Las familias, en primer lugar, las escuelas y las universidades, las iglesias cristianas y los demás credos, el Estado, como también las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación social, tenemos un rol del todo singular en este ámbito: hacernos cargo del desafío de formar ciudadanos responsables de su rol social, para que cada persona, desde el propio lugar, haga su aporte transformador.

Jesús amó a Bartimeo, y salva al que cree en El. Asumir la historia de nuestro pueblo, los problemas y reclamos de los necesitados, es un camino lento pero imprescindible para construir una sociedad más justa y madura. Queridos padres, educadores, directivos y autoridades de instituciones, funcionarios todos: responsabilizarnos así es una manera concreta y efectiva de consolidar la esperanza de un tiempo nuevo.

3. El valor de las decisiones

“Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: ‘¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!’... Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él... ‘Maestro que yo pueda ver’... enseguida comenzó a ver y lo siguió por el camino”. Mc 10, 47.52

En el relato de los evangelios, Bartimeo, sabiendo de la cercanía de Jesús, grita, se incorpora, se acerca a El. Confía en el que pasa, y sale de sí mismo. No se paraliza en sus limitaciones ni ante la adversidad. Su convicción lo moviliza, y las distancias con el Maestro se acortan. Desde su pobreza y a tientas, presiente que puede convertirse en un nuevo Bartimeo.

Cómo no presentir en Córdoba, la Docta, que se está gestando un tiempo nuevo. Cuántos maestros y profesores, no docentes, directivos y voluntarios, cuántas madres y

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padres se esfuerzan diariamente, para que otros crezcan, descubran y quieran la vida. Es inmensa la riqueza del testimonio silencioso, anónimo, lleno de cariño y esperanza, de los que luchan por un país más solidario, más inclusivo, con más posibilidades para todos. Agradezco a Dios especialmente por los que trabajan por los más pobres, por los que dedican su vida en el servicio de la educación. Maestros y testigos que se ofrendan a sí mismos, que nos muestran que aún es posible edificar un futuro mejor. Cada uno de ustedes son un signo viviente del amor generoso y gratuito de nuestro Dios.

Para Bartimeo hay “un antes y un después” del encuentro con Jesús. Comenzó a ver, “y lo siguió por el camino.”. Se ilumina su presente y su futuro es otro. Aquel mendigo será discípulo hasta el final. Su actitud nos estimula a tomar nuestras decisiones, sin demoras. Por eso les propongo que nos comprometamos a recrear, en el interior de nuestras familias y ámbitos educativos, espacios de encuentro y diálogo sin los cuales no habrá tiempo nuevo. Espacios para identificar los desafíos, no para dejarnos abrumar por ellos, para ponernos en marcha y buscar con la participación de todos -con creatividad y lucidez- los caminos más efectivos para abordarlos. Pero hemos de hacerlo todos juntos, especialmente con aquellos que se ocupan con seriedad ética y profesional de la problemática educativa, respondiendo a las diversidades culturales de nuestro pueblo.

A las instancias educativas católicas, desde una serena y humilde autocrítica, les pido un compromiso de fidelidad con la propia identidad. En una cultura de cambios, atentos al Espíritu y abiertos a su gracia, tenemos que preguntarnos nuevamente quiénes somos, para qué estamos y qué tenemos que hacer. Animo a las escuelas para que, con creatividad, sean capaces de emprender caminos nuevos, que prioricen el bien común. La generosa acogida y contención de cada alumno, especialmente de los más necesitados y de aquellos con capacidades especiales, la transparencia y lealtad en los procedimientos institucionales, el diálogo permanente con las familias, principales responsables del proceso educativo, la promoción de la educación tanto popular como no formal, y la alfabetización de los grupos marginales serán, entre otras, señales de aprendizaje y de madurez en nuestro servicio a la sociedad actual. Serán promesas del amor con el que Dios nos ama a todos.

Invito a todos a que elevemos nuestro corazón en una actitud orante y confiada a Ntra. Sra. del Rosario del Milagro, Patrona de la Arquidiócesis. En la escuela de la Madre, educadora y discípula, aprendemos el lenguaje del amor de su Hijo que vino a nuestro tiempo. Imploro a Dios la gracia de aprender a vivir en una firme esperanza, educando para un tiempo nuevo. Saludo muy cordialmente a todos, deseándoles un fructífero tiempo de Adviento y una muy feliz Navidad.


7 de Diciembre de 2003


AÑO 2005

EL AMOR QUE NOS UNE


MONSEÑOR CARLOS JOSÉ ÑÁÑEZ

A todos los bautizados, hijos de la Iglesia que peregrina en esta Arquidiócesis de Córdoba: fieles laicos, sacerdotes, personas consagradas;

a los hermanos de otras iglesias cristianas y a los creyentes de otros credos; a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.

Al celebrar la Pascua de Jesucristo, el Señor Resucitado, quiero llegar hasta ustedes a través de esta Carta. Como en años anteriores, está inspirada en una consulta que propuse a las comunidades de nuestra Arquidiócesis. Además, por el tema que abordamos, he recogido el generoso aporte de personas que, desde diversas perspectivas específicas, enriquecen nuestra reflexión.

La carta es expresión pastoral de toda la Iglesia que peregrina en Córdoba, y quiere destacar la importancia de reconstruir nuestros vínculos -hoy tan deteriorados- desde las familias y comunidades, como un servicio a la sociedad.

1. Una alegre noticia: Cristo ha resucitado y nosotros con Él

“Ya que ustedes han resucitado con Cristo...” Col 3,1

Una vez más anunciamos la alegre noticia. Como en aquella nueva mañana, el corazón creyente estalla de felicidad: ¡CRISTO HA RESUCITADO! El Dios de la vida, nuestro Creador, ha resucitado a su Hijo; por Él recibimos su Espíritu y con Él renace la esperanza de una vida nueva para todos. En Jesucristo confesamos un amor que es más fuerte que la muerte, que todas las muertes.

Su Pascua es un gran abrazo: nos une a Dios para siempre y nos da la capacidad de recrear los lazos humanos. Esta es nuestra certeza: no estamos solos porque él dio la vida. Alguien nos ha amado hasta el final con el amor más grande que se pueda imaginar. Cada uno puede confesar: Él “me amó y se entregó por mi” (Gal 2,20). Donde viva una persona, allí donde dos o más estemos juntos podremos escuchar su voz: “Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). En nuestras familias, en nuestros barrios, en las ciudades o pueblos, en todas partes podemos -desde la fe- resucitar con Él y dejarnos abrazar por este amor que nos une .

2. Cuando los vínculos se debilitan o se rompen

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“... ahora es necesario que acaben con la ira, el rencor, la maldad, las injurias… Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras, y se revistieron del hombre nuevo…” Col 3,8-10

Una de las motivaciones más profundas para seguir viviendo es el reconocimiento de lo que significamos para los demás y para Dios. Cada persona, imagen del Dios trinitario, tiene un valor inapreciable. En el rostro y en la historia de todo ser humano resplandece algo de la belleza eterna del mismo Dios. Su Espíritu ha grabado su huella en nosotros.

Es preciso que seamos capaces de valorarnos, de apreciarnos de tal modo que quien está a nuestro lado sea ALGUIEN y no algo, una persona, se trate de un familiar, vecino, compañero de trabajo, hermano de comunidad, adversario político o quien fuere. Habremos resucitado con Cristo en la medida que recibamos con un corazón nuevo la propia realidad personal y la de los demás.

Lo que constatamos muchas veces, sin embargo, son los frecuentes desencuentros, los conflictos y enfrentamientos que producen distancias, alejamiento, rupturas que nos hieren, nos hacen sufrir y hacen nuestra vida menos digna. Nos preguntamos entonces: ¿qué es lo que provoca esta situación?; ¿por qué nuestros vínculos de debilitan, se deterioran, se rompen?

La respuesta no es sencilla. Podemos reconocer múltiples causas. Sin ánimo de enumerarlas exhaustivamente nos atrevemos a mencionar algunas entre las más importantes: el individualismo que domina en muchas propuestas y actitudes de vida; la desconfianza en las instituciones y el descrédito de las mismas; la miseria que denigra, margina y termina excluyendo; la violencia creciente y una cierta resignación fatalista ante ella.

Para los seres humanos “existir es convivir” (CEA, Iglesia y comunidad nacional, 60). Cada uno de nosotros vive en un conjunto de relaciones que nos modelan continuamente a lo largo de la existencia; por diversas razones estamos esencialmente unidos a otros. Los vínculos son tan importantes, que sin ellos nuestra vida pierde su sentido. Si la vocación y destino humanos es la comunión, hay que evitar la frialdad de ese indiferente mirar para otra parte y del maltrato mutuo, la agresividad para con los presentes o los ausentes, los golpes bajos propinados inescrupulosamente a los otros, para vivir aquel amor que nos une .

3. Que los hermanos sean unidos: la reconstrucción y el afianzamiento de los vínculos

“… revístanse de sentimientos de profunda compasión… El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.” Col 3,12-14.

Aquel anhelo, expresado en nuestro Martín Fierro, que inspira este título, es seguramente la voluntad de Dios para nuestro país. Él es amor, su misterio más profundo es comunión de personas en un mismo y único amor infinito. En este sentido, los obispos argentinos decimos que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la Santísima Trinidad, es “fuente, modelo y fin de toda comunidad humana. A partir de la comunión trinitaria hemos de recrear los vínculos de


toda comunidad: a nivel familiar, vecinal, provincial, nacional e internacional” (CEA, Navega mar adentro, 65).

Si en la raíz misma del estado actual de la sociedad, la fragmentación cuestiona y debilita todos los vínculos (cf. Navega mar adentro, 23), sólo el diálogo, intentado con sinceridad y perseverancia, impregnado de razonabilidad y mansedumbre, acercará a las personas, permitirá la necesaria renovación y afianzamiento de las instituciones que posibilitan, a su vez, el ejercicio maduro y responsable de nuestros deberes y derechos, facilitándonos una verdadera convivencia democrática y una auténtica amistad social.

El apóstol Pablo recuerda, con otras palabras, aquello que los cristianos rezamos en el Padrenuestro: el perdón sincero, pedido y otorgado, acuna amor, revive a quienes lo dan o reciben, nos reconcilia y reencuentra. Perdonar es exigente y liberador para unos y otros. Pedir perdón y comprometerse a cambiar es sinónimo de grandeza, porque hay mucha humildad en el

que reconoce la verdad y quiere recrearla. La soberbia nos deshumaniza. Resucitar con Cristo es mirar con el corazón, como lo hace Dios, al corazón de los demás (cf. 1Sam 16,7).

Frente a los condicionamientos del sistema económico global, para el que las cifras y el rédito económico tienen más peso que los seres humanos, provocando múltiples desencuentros y rupturas en la familia y en la sociedad, debemos “globalizar la solidaridad”. Esta invitación del Santo Padre implica involucrarnos con el que sufre, el compromiso firme y constante para trabajar por el bien común, concretado incluso en el tejido de redes sociales.

Se trata, en definitiva, de oír y responder al pedido de san Pablo: un amor urgente, afectivo, eficaz, capaz de tender puentes, mancomunar esfuerzos, organizar la vida social pensando juntos, sin pelearnos tanto. No podemos perder tiempo en culpabilizar siempre a los otros, en intransigencias políticas, en revanchas interminables que no llevan a ninguna parte. Los cordobeses creyentes o no, hemos de estar dispuestos a bregar por una sociedad con cabida para todos, alentar los proyectos ya existentes, o crear alternativamente otros. Los emprendimientos comunitarios dinamizados con entusiasmo y lucidez, nos permitirán superar tanto viejos individualismos como estrecheces sectoriales, y vivir aquel amor que nos une.

4. La familia: ámbito privilegiado para la creación, reconstrucción y afianzamiento de los vínculos

“Practiquen la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la paciencia.”Col 3,12

Dios, que es familia, está en el origen y en el destino de la vida de cada ser humano y de la sociedad. Para revertir el creciente deterioro de los vínculos, hemos de empeñarnos en sostenernos mutuamente, en promover la vida familiar y sus valores: el cuidado y la defensa de la vida, la dignidad de todas las personas, el sentido de pertenencia, la ternura, la comprensión, el aprendizaje en la compleja y desafiante convivencia entra las distintas generaciones, los afectos auténticos aprendiendo a ser padres, hijos, hermanos, esposos y amigos (cf. CEA, Navega mar adentro, 43). En cada familia tenemos que acompañar los

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logros y los fracasos de todos, colaborar con nuestro aporte en el sacrificio en común, compartir con los otros las necesidades y los bienes, estar en los momentos significativos de la vida y de la muerte de los seres queridos, y educarnos en el aprender a dar y recibir cariño.

La gran mayoría de los argentinos reconocemos en la familia y los amigos el primer ámbito de contención y de crecimiento, el medio de superación de tantas formas de soledad que caracterizan el modo actual de vida, y el núcleo básico de la vida social. A partir de estos vínculos podemos repensar y recrear las demás instituciones sociales, sobre todo las más deterioradas y desprestigiadas.

Quiero pedir encarecidamente, en este año eucarístico, una atención pastoral especial a todas las familias y un discernimiento lleno de caridad para con las nuevas configuraciones de relaciones. Los invito a un diálogo maduro y sereno con nuestra realidad actual. Cada familia, “santuario de la vida”, llamada a una “comunión de amor” es “tarea de todos”. Agradezco de corazón la generosidad de quienes trabajan al servicio de las familias; los aliento “a continuar con entusiasmo su labor y al mismo tiempo los insto a revisar y actualizar su formación, a fin de que a través de una renovada catequesis pueda resplandecer el “evangelio de la familia y su belleza” (CEA, La familia, comunión de amor, tarea de todos, 5). La unidad familiar lograda a través del esfuerzo y la abnegación de sus miembros, enriquecida por la oración, la eucaristía y la reconciliación, contribuirá sin duda a fortalecer la unidad de la sociedad argentina.

A las comunidades en nuestra Iglesia particular, les encomiendo un especial testimonio de unidad: vivir cada vez más como la familia de los hijos de Dios. En la riqueza de la diversidad de ministerios y carismas, comprometámonos ante el Señor de la paz, a participar de manera armónica y orgánica al servicio de su Reino de justicia. La mutua comprensión, la inserción cordial, la solución de los conflictos en la caridad, y la alegría misionera serán un valioso aporte de amor, que es “el vínculo de la perfección”; de aquel amor que nos une.

A María del Rosario del Milagro que, “como Madre de muchos hermanos, fortalece los vínculos fraternos entre todos, y ayuda a que la Iglesia se viva como familia” (CEA, Navega mar adentro, 61), dirijamos nuestra voz y nuestra súplica. Por su intercesión, imploro a la Santísima Trinidad la gracia de la unidad fraterna, de la comunión familiar y eclesial, de la paz y amistad social. Saludo muy cordialmente a todos, deseándoles una muy feliz Pascua de Resurrección.


27 de marzo de 2005


AÑO 2006

Carta del Sr. Arzobispo con motivo de la Cuaresma

Queridos hermanos y hermanas:

El comienzo de la Cuaresma nos brinda la ocasión de comunicarnos nuevamente a través de esta carta. El objeto de la misma es, ante todo, el de invitarlos muy cordialmente a vivir con intensidad este tiempo de gracia que es como el “gran retiro” anual de toda la Iglesia. También quiere ser una invitación para continuar recorriendo con entusiasmo y determinación el itinerario arquidiocesano que venimos desarrollando, o para sumarse al mismo con ánimo y confiadamente.

La Cuaresma, como tiempo de gracia, es portadora de una buena noticia: el Dios en quien creemos y que se nos ha manifestado plenamente en Jesucristo, es rico en misericordia, no recuerda perpetuamente nuestras faltas y está siempre dispuesto a perdonar. Más aún, realiza de manera admirable la obra de transformar el corazón del hombre y de regalarle una vida nueva, la vida de los hijos de Dios.

Esa maravilla parte de la iniciativa de Dios mismo, es regalo suyo, es gracia. Al hombre sólo le toca creer en esa bondad y en esa misericordia. Le toca abrirse a ella y acogerla confiadamente, como el hijo pródigo, como Zaqueo y como tantos otros testimonios evangélicos. Ésta es la tarea esforzada pero al mismo tiempo hermosa de la Cuaresma. Si la emprendemos con decisión, también el Señor podrá decir de nosotros: “hoy ha llegado la salvación a esta casa” (cf. Lc. 19, 9).

Pero queremos que esta buena noticia y este don llegue también a todos. Para ello, siguiendo el pedido del querido y recordado Papa Juan Pablo II, nos hemos propuesto en nuestra Arquidiócesis delinear un plan pastoral para responder al desafío de la nueva evangelización.

A partir de las Jornadas Pastorales que hemos realizado ininterrumpidamente desde el año 2000, vamos concretando ese propósito. En esa disposición hemos tratado de discernir la meta a la que el Señor nos llama: el “rostro ideal” de nuestra comunidad arquidiocesana. Luego hemos procurado reconocer desde dónde nos vamos a encaminar hacia esa meta, cuál es nuestro punto de partida. Para ello hemos llevado adelante lo que llamamos el “diagnóstico pastoral”.

Ese diagnóstico que acompaña esta carta y que ahora entrego a la Arquidiócesis en su formulación definitiva, no pretende ser una mera descripción de la situación en la que estamos, sino que tomando en cuenta los datos de la realidad procura ser una lectura creyente de la misma descubriendo las riquezas y las realizaciones presentes en ella, las potencialidades y las oportunidades para el anuncio del Evangelio hoy, es decir, los signos de resurrección y de vida que insinúan la obra de Dios en la historia, sin olvidar por otra parte las limitaciones y las carencias que la oscurecen, los problemas y los obstáculos para el

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Evangelio, es decir, los signos del pecado y de muerte que entorpecen la obra del Reino de Dios.

Lo que nos proponemos en este tiempo de Cuaresma que estamos iniciando y el de Pascua que le seguirá será profundizar este diagnóstico con una actitud de esperanza que sabe entrever la obra del Señor, su gracia, las oportunidades que nos está ofreciendo.

Alentados por esa esperanza y asumiendo con ilusión y entusiasmo el desafío de encaminarnos a la meta, a la concreción del “rostro ideal”, nos abocaremos este año a delinear el “itinerario”que nos permita transitar desde donde nos encontramos hacia donde el Señor nos llama. Este es el paso que seguirá en nuestro proceso pastoral arquidiocesano.

Quiero invitar a todos a continuar con el esfuerzo iniciado por tantas comunidades y agentes pastorales. Más aún, quiero invitar cordial e insistentemente a sumarse al mismo. El objetivo no es otro que anunciar a Jesús a su evangelio. Sé que algunos han mirado y quizás todavía miran con reticencia o con pesimismo la tarea emprendida. En el espíritu de la Cuaresma yo los invito a abandonar prevenciones o prejuicios y a sumarse con entusiasmo y decididamente a este itinerario y a esta tarea .

No queremos hacer sino lo que el Señor nos pide: anunciar a todos, con convicción y alegría, su evangelio, queremos compartir ese tesoro que transforma e ilumina la vida, toda vida, dándole sentido y plenitud.

En la Cuaresma y de modo particular en la Semana Santa contemplaremos a María Santísima íntimamente asociada a Jesús y a su obra redentora. Al pie de la cruz la Madre del Señor ratifica el sí de la anunciación y se une a la ofrenda salvadora de su Hijo. De esa manera se convierte en Madre de todos los redimidos. Que ella sea nuestro modelo y ayuda para cooperar en la obra salvadora de Jesús.

Les deseo a todos la vivencia de un fecundo tiempo de Cuaresma y la alegría de una muy feliz Pascua de Resurrección.


Córdoba, 1 de marzo de 2006, miércoles de ceniza


AÑO 2007

“Escuchen, el sembrador salió a sembrar” (Marcos 4,3).

“Un Tiempo de siembra”

Como Iglesia que está en Córdoba, nos disponemos nuevamente a vivir la cuaresma, renovando en la verdad y en la sinceridad nuestras vidas de discípulos de Jesús.

El inicio de este tiempo litúrgico este año coincide prácticamente con el comienzo de la implementación de nuestro plan pastoral arquidiocesano 2007-2009 y con la puesta en marcha de la programación del año 2007. Damos gracias al Señor que, luego de un arduo y fecundo trabajo de preparación a lo largo de casi seis años, nos ha permitido llegar a esta instancia.

El plan pastoral es una gracia de Dios y un esfuerzo de la comunidad eclesial, bajo la guía de su Pastor, por organizar todas sus tareas, articulándolas y programándolas adecuadamente para llevar adelante un mejor testimonio y anuncio del evangelio y para concretar un servicio más fecundo a la comunidad eclesial y a la sociedad.

La conveniencia de un plan pastoral se desprende de la consideración atenta de la importancia y la trascendencia de la misión que el Señor ha encomendado a su Iglesia. Él quiere que su palabra y su gracia lleguen a todos, “no de una manera decorativa, como con un barniz superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta sus mismas raíces la cultura y las culturas del hombre en el sentido rico y amplio que tiene sus términos en la Gaudium et spes.” (EN 20). Para lograr ese objetivo es necesario delinear metas, identificar medios, disponer de recursos, aunar esfuerzos, organizarlos, dar lugar a procesos y promover actividades que los materialicen. Todo ello requiere, la concreción de un plan de acción. Esto hemos tratado de realizar, con la ayuda de Dios, en nuestra Arquidiócesis de Córdoba.

Como discípulos de Jesús estamos convencidos que el evangelio es un tesoro que humaniza, que la palabra del Señor, que su gracia, ilumina la vida de todo hombre que la acoge, dándole sentido a su existencia, motivación a sus esfuerzos, consuelo en sus dificultades, esperanza que se abre a horizontes más amplios y trascendentes.

El testimonio y el anuncio del evangelio han gestado una larga historia en Córdoba. Somos herederos de una vida y una tradición que se remontan a los orígenes de nuestra Arquidiócesis. Gracias al esfuerzo y a la generosidad de muchos gozamos hoy de la riqueza del don del Señor. En este tiempo de renovación y promesas de Dios también nosotros somos invitados a sumarnos a esa obra y a decir una palabra, realizando gestos que reflejen la plenitud del Evangelio para nuestro presente, con sus singulares características.

Como lema de este año 2007 nos inspira la espiritualidad que brota de la parábola del sembrador, iluminando nuestras actitudes con su exhortación: "¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar..." (Cf. Mc. 4, 3).

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Se trata de una doble invitación. Ante todo a escuchar al Señor, que es el que tiene la palabra iluminadora, salvadora, la buena nueva encarnada para cada circunstancia y persona. Luego se trata se salir y de salir a sembrar esa palabra. Allí está la tarea y el desafío para nuestra comunidad arquidiocesana. Un desafío que comenzando de modo especial en la cuaresma, se debe extender a lo largo de todo el año. Salir, salir respetuosamente al encuentro de los otros, confiar y valorarnos para llevarles el mensaje de Jesús, su evangelio. Tal será nuestro lema 2007: Salimos, confiamos y nos valoramos.

En estos últimos años hemos mirado en la fe y profundamente el tiempo que nos toca vivir y recrear con sus luces y sombras; también nuestra propia realidad eclesial con nuestras fortalezas y debilidades ( cfr. Diagnóstico Pastoral), rogando al Señor de la historia que nos muestre el rostro de su pueblo ( cfr. Rostro ideal). Ahora, es tiempo de ponernos en camino, de salir a sembrar y a reconocer las “semillas del Reino” ya presentes de tantas maneras y en tantas personas: este es en verdad “un tiempo de siembra” en la esperanza.

Tenemos la certeza de que no podemos, ni queremos quedarnos instalados y quietos sino “salir”, ponernos en el camino del encuentro y en el aprendizaje del diálogo. Este es un “salir” en plural, en comunidad y si, como sabemos, Dios siempre está viniendo, el encuentro se vuelve inevitable, especialmente en el rostro de los que más nos necesitan.

Quisiéramos que este salir sea de todos y a todos. Es una invitación a la comunidad eclesial, a sus miembros más comprometidos y activos, a ir al encuentro de los hermanos que están más distantes y de todas las personas de buena voluntad para anunciarles que el Señor ha venido por ellos, que les ofrece su amistad y que la comunidad eclesial brinda el espacio para recibir y enriquecerse con esos dones. Queremos que ese salir sea respetuoso y fraterno. El evangelio no se impone sino que se propone. Su intrínseca verdad y belleza lo hacen atractivo y no ningún otro medio.

En este camino evangelizador sabemos que hay “semillas del Reino” que ya están presentes y germinan en distintas tierras. Semillas que se hacen luz y se transforman en esperanza: semillas de sueños y proyectos, logros y desafíos, horizontes y promesas que brotan con la fuerza propia de la gracia y -a la vez- requieren, para desplegarse, de nuestro esfuerzo laborioso y perseverante, lento y continuo.

A lo largo del tiempo de cuaresma y de pascua queremos llegar de modo especial a nuestros hermanos enfermos, a sus familias, llevándoles la fortaleza y el consuelo de Jesús "que se puso primero en el padecer", como decía santa Teresa, invitándolos a que se unan con su ofrenda silenciosa y esforzada al anuncio del evangelio en Córdoba, no sólo como destinatarios sino también como privilegiados protagonistas de la oración y acción evangelizadoras. Deseamos también acercamos delicadamente a las familias de quienes están detenidos en las cárceles para hacerles llegar el consuelo y la fortaleza de Jesús que resguarda y asegura la dignidad de todos.

Nos sigue preocupando, como comunidad eclesial, la situación de muchos hermanos que padecen necesidad. Es cierto, se han producido relativas mejoras y la situación angustiante que vivimos a fines del año 2001 y comienzos del 2002 ha dejado de ser apremiante, pero no podemos ilusionamos pensando que todo está resuelto. La pobreza continúa teniendo muchos nombres propios y concretos. Para nosotros el clamor de esta


realidad no sólo debe ser voz que denuncia sino capacidad de reaccionar, estimular y esperanzar. Autoridades y ciudadanos tenemos que seguir trabajando para superar situaciones que atentan contra la dignidad de las personas, para que cada persona y cada familia pueda vivir del trabajo honesto y debidamente remunerado y se superen instancias de dádivas humillantes.

Viviendo la gracia de nuestro plan pastoral, queremos en esta sintonía y en la cercanía de la fiesta del trabajo -el 1º de mayo- destacar el testimonio de las personas y grupos de trabajo que no se rindieron frente a la adversidad en los momentos duros de la crisis, sino que con ingenio, creatividad y compromiso gestaron alternativas de trabajo digno para hacer frente al flagelo de la desocupación, de la exclusión, e incluso del hambre.

En nuestra Patria hemos atravesado situaciones dolorosas y todavía no nos hemos repuesto completamente de ellas. Sigue siendo una tarea pendiente el empeño por un auténtico reencuentro de los argentinos con una voluntad de sincera reconciliación, en un proceso de diálogo franco, sereno e impregnado de misericordia que corona y desborda la auténtica justicia. Es necesario renovar nuestro compromiso de trabajo por el verdadero bien común que nos permita la realización de todos por encima de intereses sectoriales o de cualquier tipo de mezquindad.

En la cercanía de la conmemoración de la fecha de nuestra independencia -el 9 de julio- queremos celebrar ese acontecimiento destacando la importancia que tiene la escuela y la tarea educativa para forjarnos como Nación. La implementación de la nueva ley de educación - con sus posibilidades y límites – debe ser una oportunidad para redescubrir que sin educación no habrá un futuro de esperanza para todos. También será una oportunidad para tomar más viva conciencia que acercándonos a los procesos eleccionarios más importantes todos deberemos tener una verdadera preocupación por el bien común. Los candidatos presentándose con honestidad y sobriedad, sin promesas deslumbrantes y engañosas, los ciudadanos cumpliendo responsablemente la tarea de elegir a sus representantes y gobernantes.

María Santísima nos guía en el camino como discípulos y misioneros de Jesús. Ella fue la primera y más perfecta discípula. Ella fue la primera misionera llevando al Señor en su seno, visitando a sus parientes Isabel y Zacarías y siendo para todos motivo de bendición y de gozo intenso.

En la vida de nuestra Iglesia arquidiocesana la presencia de María Santísima es significativa, así como es importantísimo el aporte rico y variado de las mujeres. Por eso en coincidencia con la celebración de la fiesta de la Patrona de la Arquidiócesis -Nuestra Señora del Rosario del Milagro- queremos profundizar en nuestras comunidades el papel y la contribución de la mujer en un renovado testimonio y anuncio del evangelio para que a fin de que, aportando lo propio, dignifique aún más nuestra sociedad y nuestras familias, haciendo de las mismas verdaderos santuarios de la vida donde ésta sea cuidada y respetada desde su concepción hasta su fin natural.

Quisiera invitar a todos los cordobeses, a las autoridades, a los distintos actores sociales, a los ciudadanos en general a acoger confiada y favorablemente este propósito de la Iglesia que está en Córdoba. Pido especialmente a todos los miembros más comprometidos

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de la Arquidiócesis, a mis hermanos sacerdotes, a los consagrados y consagradas, a los agentes pastorales vivir la gracia de la comunión y la espiritualidad del plan pastoral con "la dulce y confortadora alegría de evangelizar"(Cf. Evangelii nuntiandi, 80).

A María Santísima le encomendamos los frutos de conversión y de renovación de esta cuaresma y los primeros pasos de nuestro plan pastoral que acompañan, además, la preparación de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano que próximamente celebraremos y le pedimos que nos alcance la riqueza de dones y de la alegría que brotan de la Pascua de su Hijo.

+ Carlos José ÑañezArzobispo de Córdoba.

Córdoba, 21 de Febrero. Miércoles ceniza


AÑO 2009

"La conversión, cuando es auténtica se expresa en una vida nueva"

Queridos hermanos y hermanas:

El próximo miércoles de ceniza comenzaremos el tiempo de cuaresma. Quiero aprovechar esta circunstancia para dirigirles unas breves palabras con el objeto de invitarlos a vivir con intensidad este tiempo de gracia y para compartir con ustedes algunas reflexiones a propósito de la visita que próximamente realizaremos los obispos argentinos al Papa Benedicto XVI.

La cuaresma es el tiempo en el que resuena apremiante la invitación de Jesús: “El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia” (Mc. 1,15). Como discípulos del Señor conviene que recibamos su invitación, que permitamos que resuene en nuestro corazón y que nos animemos a corresponder a esta gracia de la conversión, de un verdadero cambio del corazón y de nuestras actitudes.

La conversión, cuando es auténtica se expresa en una vida nueva. Los ejercicios tradicionales de la cuaresma, el ayuno, la limosna y la oración, nos entrenan en esa novedad de vida. Es importante redescubrir el sentido de esos ejercicios y tener la creatividad de aplicarlos al momento que nos toca vivir.

Las circunstancias que atravesamos en el mundo hoy están marcadas por una seria crisis económica cuyos efectos van haciéndose sentir cada vez más en todas partes, también en nuestro país. Esas dificultades nos están invitando a vivir, entre otras cosas, con austeridad, a prescindir de lo superfluo. El ayuno, privación voluntaria del alimento, puede tomar desde esta perspectiva esta nueva expresión. El Papa Benedicto, en su mensaje para la cuaresma nos invita a revalorizar y revitalizar la práctica del ayuno.

La austeridad, a su vez, nos dispone para la solidaridad, para socorrer al que padece necesidad. La limosna vista desde esta perspectiva aparece así no como un gesto “dadivoso” sino como un auténtico compartir los bienes, como hacían los primeros cristianos que “no pasaban necesidad… porque todo lo tenían en común” (cf. Hech 4, 34 y 32). La limosna así entendida y practicada da pleno sentido al ayuno, a la austeridad.

La oración, que abre nuestro corazón a Dios, nos ayuda a su vez a vivir con profundidad el ayuno, la austeridad, la limosna, el compartir los bienes. El texto evangélico elegido para animar el lema pastoral de nuestra Arquidiócesis en este año nos invita a pedir: “¡Señor que pueda ver!” (cf. Mc. 10, 51). Que podamos ver a los demás y reconocerlos hermanos, que podamos ver sus necesidades y ser para ellos instrumentos de esperanza con los gestos de solidaridad y fraternidad que nazcan de nuestros corazones renovados.

La conversión a la que estamos llamados no es sólo un proceso personal sino también comunitario y pastoral, por eso quisiera invitarlos una vez más a trabajar con empeño por llevar adelante la implementación del plan pastoral y la correspondiente programación con este mismo espíritu de austeridad, de solidaridad y mutua colaboración, de confiada

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esperanza en el Señor de la historia. Les deseo, además, que puedan vivir una cuaresma intensa que los prepare para redescubrir y experimentar la fuerza renovadora de la Pascua de Jesús, fuente de la esperanza que no defrauda.

El otro motivo de estas líneas es comentarles que, Dios mediante, desde el 3 de marzo al 3 de abril realizaré junto a un grupo de obispos argentinos la visita "ad limina". Se trata de una visita periódica que todos los obispos debemos realizar al Santo Padre para compartir con él la vida y la tarea de cada una de las comunidades diocesanas. No es un mero trámite burocrático, sino de un acontecimiento de gracia que da la oportunidad para estrechar los vínculos de comunión con la Iglesia “que preside en la caridad”, la de Roma, y con su Pastor, el Santo Padre, a quien el Señor ha confiado el cuidado de todas las Iglesias.

Próximo ya a cumplir mi décimo año en este servicio como Arzobispo de Córdoba, voy con la disposición de compartir con el Papa la alegría de un camino que venimos recorriendo juntos y que nos ha permitido movilizarnos, proponer algunas líneas de acción y criterios pastorales, trazar un itinerario y elaborar un plan pastoral con sus respectivas programaciones, en vistas a afrontar el desafío de un renovado anuncio y testimonio del evangelio en Córdoba, tal como nos lo pidió el Papa Juan Pablo II y lo ratificó oportunamente el Papa Benedicto XVI.

Me anima grandemente la experiencia de un esfuerzo sostenido con constancia y entusiasmo entre todos para llevar adelante ese propósito de la nueva evangelización y que ya va dando frutos. Aliento la esperanza de sumar cada vez más voluntades para que todos, pastores, consagrados y laicos, sintamos cada vez más que “conocer a Jesucristo por la fe es nuestro gozo; seguirlo es una gracia, y transmitir este tesoro a los demás es un encargo que el Señor, al llamarnos y elegirnos, nos ha confiado” (Aparecida, 18).

Anhelo para toda la Iglesia que está en Córdoba una palabra del Santo Padre que nos aliente y nos confirme en el camino emprendido, de manera que continuemos en el esfuerzo común con renovado vigor. Encomiendo a la Santísima Virgen, Nuestra Señora del Rosario del Milagro su protección en esta visita al Santo Padre y su intercesión para que la alegría de la Pascua de Jesús llene nuestros corazones y nos impulse a vivir con alegría nuestra vocación de discípulos y misioneros suyos.


Córdoba, 22 de febrero de 2009


AÑO 2014

Mensaje del Arzobispo para la próxima cuaresma

El próximo 5 de marzo, miércoles de ceniza, dará comienzo la cuaresma. Se trata de un tiempo que nos prepara para la celebración del misterio pascual de Jesús, su muerte y resurrección. La Palabra de Dios nos dice que es “un momento favorable” en el que Dios nos escucha especialmente y que es “un día de salvación” en el que el Señor nos socorre (cf. 2ª. lectura de la Misa del miércoles de ceniza). ¡Animémonos a aprovechar este “momento favorable”, este “día de salvación”!

En nuestra Arquidiócesis queremos vivir y trabajar este año inspirados por el lema pastoral que nos propone “mirarnos como hermanos”. El Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Paz de este año proyecta su luz sobre este propósito nuestro. En efecto, nos dice el Papa Francisco: “...la fraternidad es una dimensión esencial del hombre, que es un ser relacional. La viva conciencia de este carácter relacional nos lleva a ver y a tratar cada persona como una verdadera hermana y un verdadero hermano; sin ella, es imposible la construcción de una sociedad justa, de una paz estable y duradera”.

El Papa Francisco nos recuerda también el papel importantísimo que desempeña la familia en el aprendizaje y en la experiencia de la fraternidad: “... es necesario recordar que normalmente la fraternidad se empieza a aprender en el seno de la familia, sobre todo gracias a las responsabilidades complementarias de cada uno de sus miembros, en particular del padre y de la madre. La familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor”.

Esta enseñanza del Santo Padre nos marca un desafío para nuestra Argentina surcada por tantos desencuentros y enfrentamientos y para nuestra Córdoba, que a fines del año pasado vivió momentos dolorosos de ruptura de la amistad social y de la fraternidad.

En nuestra oración, que debemos intensificar en los días de cuaresma, tenemos que pedir confiadamente la gracia para estar a la altura del desafío de construir y reconstruir los vínculos fraternales en nuestra sociedad a partir de lo que intentamos vivir cada día en nuestras familias.

Por otra parte, en su Mensaje para la Cuaresma, el Papa Francisco nos propone mirar a Jesús que se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Desde la contemplación del ejemplo del Señor estamos invitados a vivir en la sobriedad, más aún, en una exigente austeridad que nos devuelva la libertad interior frente a los insistentes reclamos de una mentalidad consumista y materialista y que abra nuestros corazones a la solidaridad. En realidad, el Santo Padre nos está invitando a poner por obra las otras dos actitudes que caracterizan la cuaresma junto a la oración, es decir, el ayuno y la limosna. El ayuno entendido como sobriedad que sabe dejar de lado lo superfluo, como austeridad que sabe a veces privarse incluso de lo necesario. Sobriedad y austeridad entendidas no sólo como un esfuerzo de autodominio, sino ante todo como respuesta a la invitación a seguir a Jesús, y también como estímulo para la solidaridad. Ése es el sentido más hondo de la limosna, que no es una dádiva humillante, sino un generoso y fraternal compartir los bienes.

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Dos textos del Papa Francisco pueden todavía iluminarnos. Dice en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz: “... hay una forma más de promover la fraternidad... Es el desprendimiento de quien elige vivir estilos de vida sobrios y esenciales, de quien compartiendo las propias riquezas, consigue así experimentar la comunión fraterna con los otros”. Y en el Mensaje para la Cuaresma nos recuerda: “La cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele; no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”.

Deseándoles para esta cuaresma un encuentro hondo con el Señor que “se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” y que nos renueva y enriquece con la gracia de la fraternidad, los saludo muy cordialmente encomendándolos en mi oración y pidiéndoles que me acompañen con la suya.




AÑO 2015

"PONER EL CORAZÓN EN DIOS,

Y PONERSE LA PATRIA AL HOMBRO"

El próximo miércoles de cenizas -18 de febrero- comenzaremos el tiempo litúrgico de la Cuaresma, que nos prepara para la celebración del Misterio Pascual de Jesús. Este tiempo es como un "gran retiro espiritual" de toda la Iglesia.

Lo decisivo en la Cuaresma es disponernos a un renovado encuentro con el Señor Jesús "que está a la puerta y llama" para que le abramos (cf. Apoc. 3,20). La iniciativa es siempre del Señor, Él siempre se nos anticipa, "nos primerea", como dice el Papa Francisco. Pero espera, al mismo tiempo, nuestra respuesta comprometida y generosa. La Cuaresma es una ocasión privilegiada para renovar nuestra Alianza personal con Dios.

Esto supone, a su vez, una revisión sincera de nuestras motivaciones, actitudes y acciones, para verificar en qué medida son coherentes con lo que el Señor nos propone en su Evangelio. Bajo el impulso del Espíritu de Dios, la conversión de nuestras malas costumbres es, en consecuencia, una tarea primordial de la Cuaresma.

La Cuaresma es tiempo de gracia para ejercitarnos en la transformación de nuestro modo de proceder; un tiempo especial de entrenamiento espiritual para reformar nuestras vidas de acuerdo con el mensaje de Jesús, nuestro Salvador.

El lema pastoral del año pasado nos proponía "mirarnos como hermanos", es decir, en Jesús y desde Él queremos tener esa actitud en el seno de nuestra comunidad eclesial, para proyectarnos desde ella a todos, cultivando la fraternidad.

Este año estamos invitados a intensificar esta actitud, redescubriendo y reafirmando la dignidad de toda persona, dando un paso más: "Con Jesús nos cuidamos como hermanos", esto es, se trata de cuidar al prójimo que es siempre un hermano que Dios pone en mi camino. No es un cuidarnos autorreferencial para encerrarnos desentendiéndonos de lo que sucede a nuestro alrededor. Al contrario, se trata de un cuidar al otro, para salir y ofrecer nuestra mano fraterna capaz de ocuparse de los demás y de sus necesidades, a fin de socorrerlas según lo que cada uno de nosotros pueda hacer por el bien del que nos necesita.

En nuestras familias, en nuestras comunidades eclesiales, entre nuestros vecinos, hay un sinnúmero de actitudes y de gestos fraternales que es necesario continuar haciendo. Pero también podemos descubrir nuevas necesidades y encarar acciones que salgan al encuentro del otro, poniendo en juego la "nueva imaginación de la caridad" de la que nos hablaba el papa san Juan Pablo II.

Creo que en el seno de nuestras comunidades parroquiales, la labor del Consejo Pastoral y del Consejo de asuntos económicos, pueden ser muy importantes a la hora de reconocer las carencias que reclaman nuestra ayuda fraternal, e imaginar así acciones que

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puedan aliviarlas o solucionarlas. Quizá no se trata de "grandes cosas", sino de cosas hechas con cariño, empeño, generosidad y constancia.

Además, este año 2015 estará marcado por una serie de elecciones municipales, provinciales y nacionales. En sucesivas oportunidades seremos convocados a expresar quiénes queremos que nos gobiernen. Deberemos hacerlo con verdadera responsabilidad ciudadana y será también un modo de ejercitar el "cuidarnos como hermanos", vale decir, cuidar la Patria, cuidar la República y nuestro sistema democrático.

Como comunidad eclesial, queremos preguntarles a los candidatos cuál es su mirada sobre la realidad a la cual aspirar servir y transformar. Cuáles son, según su parecer, las fortalezas que conviene potenciar y cuáles son las fragilidades que es necesario corregir y superar. Quisiéramos preguntarles cuál será su abordaje de los problemas más sentidos por la sociedad: el cuidado de la vida, la pobreza estructural, la inseguridad, el flagelo de la droga, la violencia social y familiar, el desafío de la educación de nuestro niños y jóvenes, tanto la de gestión estatal como la de gestión privada. Quisiéramos preguntarles, sobre todo, cuáles son sus planes concretos, sus propuestas superadoras. Nos parece indispensable que los candidatos se dispongan a dejarse interpelar por la ciudadanía y que, con claridad presenten sus planes para llevarlos adelante. En definitiva, a los miembros de la comunidad eclesial, queremos invitarlos a exigirles a los candidatos a que claramente presenten sus proyectos, que los expliquen debidamente y nos hagan conocer a todos los ciudadanos cómo piensan llevarlos a cabo.

A la exigencia anterior debe corresponder, de nuestra parte, el compromiso de analizar todo esto, en orden a poder elegir responsablemente los proyectos y las personas más idóneas para promover el bien de toda la sociedad y de cada uno de los ciudadanos.

Creo que un derecho ciudadano que no hemos ejercido suficientemente, es el de pedir cuenta de cómo han llevado adelante lo que los gobernantes nos habían propuesto y a lo que se habían comprometido. Quizá por un exagerado sentido de timidez o dejadez de los ciudadanos, quizá también porque a veces nos hemos encontrado con actitudes suficientes y poco dispuestas a la autocrítica por parte de quienes debían darnos explicaciones transparentes. De todas maneras, se trata de algo que debemos realizar con paciencia y con respeto, para hacer crecer las instituciones democráticas de nuestra patria y afianzar el sistema republicano.

Para ejercer este derecho, es bueno recordar que no todo el que discrepa o piensa distinto es un "enemigo", y mucho menos se trata de tildarlo de "destituyente", puesto que la democracia supone el libre intercambio y discusión de opiniones en un clima de respeto, dejando de lado todo tipo de violencia verbal o física.

Frente a esta responsabilidad civil que todos debemos asumir, quisiera invitar a las comunidades que integran nuestra Arquidiócesis, a que se realicen encuentros de oración y de reflexión en torno al derecho-deber de asumir nuestras obligaciones ciudadanas, "poniéndonos la Patria al hombro", como alguna vez dijera el entonces Arzobispo de Buenos Aires, hoy nuestro Papa Francisco.


Deseándoles una fructífera Cuaresma en la gracia de Dios, llena de buenos propósitos y buenas obras, los saludo muy cordialmente encomendándome a sus oraciones y prometiéndoles un recuerdo en las mías.

En Jesús y María Santísima.



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