Santiago Alba

Post on 28-Jul-2015

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Doce años fuera deLogroño le han llevado arecorrer África, OrienteMedio y América Latinacon proyectos dedesarrollo rural

:: M. MAYAYOLOGROÑO. Desde su despacho enel corazón de Logroño, Santiago Albadisfrutaba de una acomodada vidalaboral y personal. Joven y con tra-bajo en una consultoría de medio am-biente ni tan siquiera barruntaba lacrisis. Un buen día, hace doce años,surgió la oportunidad: el comité es-pañol del refugiado buscaba un in-geniero agrícola para cinco meses enNamibia. «Pensé que estaba bien parauna experiencia. Me fui y dos añosdespués todavía estaba en Namibia».El ‘veneno de África’ corrió por susvenas. Luego vendrían infinidad deviajes a más países del continentenegro, Oriente Medio, América La-tina... siempre vinculado a proyec-tos de cooperación, seguridad alimen-taria y desarrollo rural. Residió en Es-tados Unidos y desde hace ocho añosvive en Canadá (Montreal y Otawa),donde es director de Innovación yPolíticas de la unidad de programasinternacionales de CARE-Canadá.Esta ONG es una de las ‘grandes’ delmundo, con presencia en 82 paísesy socio principal del programa mun-dial de alimentos.

«En Namibia trabajé en proyectosde reasentamiento. Después de losaños de ‘apartheid’, el país estaba in-merso en un proceso de reforma agra-ria. Los antiguos refugiados del surde Angola regresaban», cuenta el lo-groñés. «Ahí descubrí la sensaciónde que el aire que respiras te llena lospulmones. Esa sensación de estar enun lugar en el que lo más bello y lomás dramático lo compartes todoslos días», agrega.

Como en Namibia, Santiago ha es-tado al pie del cañón por medio mun-do pero ahora ha cambiado el terrenopor el despacho. «Estoy –dice– en ges-tión y planificación estratégica. Des-de mi departamento técnico, lleva-mos proyectos directos en unos 30países. Más reuniones y menos gran-jeros, pero también es satisfactorio».

Gaza y CisjordaniaAl menos una vez al mes regresa aalguno de sus rincones para compro-bar cómo van los proyectos. Recuer-da con orgullo el recién cerrado enGaza y Cisjordania después de cua-tro años de esfuerzo: «Empezó en el2009 como un plan de ayuda huma-nitaria tradicional y lo convertimosen un proyecto sostenible. Trabaja-mos con agricultores locales recupe-rando la tierra destruida en la guerray les comprábamos la comida paradistribuirla. Conseguimos que el sis-tema se retroalimentara: los agricul-tores producían, las familias compra-ban y, así, bajamos la asistencia tra-dicional caritativa».

Ahora es la crisis humanitaria deSiria la que trae de cabeza a Santia-go. «Es la gran crisis del momento yes muy difícil intervenir. Tiene elmayor flujo actual de refugiados ha-cia Líbano, Turquía y Jordania. Nues-tra intervención se hace desde estostres puntos porque no estamos den-tro. En Jordania gestionamos ‘ma-crocampos’ de refugiados. Hay unanueva realidad: el refugiado urba-no que estamos viendo en Líbano.Son personas que han alquilado lascasas de veraneo en Líbano. Teníansus pequeños ahorros y han logra-

do salir del país con su familia peroson refugiados y por tanto no se lesda permiso de trabajo y se les está

acabando el dinero. La situación esmuy complicada», se lamenta. Y muydiferente –añade– por ejemplo a loocurrido en Filipinas. «Ha sido tre-mendo pero aquí sabíamos cómo ha-cerlo. El país ha sabido responder yen los próximos meses saldrá ade-lante».

¿Y África seguirá siendo el eternodestino de las ONG? «El problema esque va despacio porque hay muchoque hacer. Pero cuando vemos los in-dicadores se comprueba que son po-sitivos, se va a mejor. Viajo una vezal mes a África y Mali, Mozambique,Níger... están mejor. En septiembrehe estado en Zambia, mi último via-je allí fue en el 2004 y diez años des-pués he visto una transformacióncomo de la noche al día», dice.

Los refugiados¿Son los refugiados el gran reto de lasONG? «El número de refugiados nodesciende. Aumenta el interno y nospreocupa el refugiado por el cambioclimático, personas que son expul-sadas de sus tierras porque ya no pue-den cosechar. Sobre todo en el Sahel.Las distribuciones tradicionales depastoreo ya no funcionan porque laslluvias no vienen. En el sudeste asiá-tico, si el cambio climático continúa,el aumento del nivel de las aguas vaa provocar el desplazamiento de mi-llones de personas», augura. Y aúnqueda otro grupo, a juicio de Santia-go: «Otra cuestión es que hay mu-chos refugiados que llevan más de20 años en los campos. Hay quien noconoce otro sitio para vivir. Es gen-te que no puede incorporarse a la vidanormal porque su estatus no les per-mite trabajar y porque ningún paíslos quiere».

Cuando mira a futuro es la crisisalimentaria la que le desazona. «Lacrisis alimentaria es una de las de ma-yor impacto. La crisis de precios dealimentos del 2007 y 2008 puso a milmillones de personas en inseguridadalimentaria . Como humanidad, te-ner mil millones de personas sin ac-ceso adecuado a alimentos suficien-tes, en un planeta en el que hay milmillones de personas con sobrepesoy se tira el 25% de la comida, me pa-rece que es tremendo. Cuando unpaís cierra sus fronteras a la esperade que aumente el precio del trigoantes de empezar a exportarlo… lagente se muere de hambre».

Con todo, Santiago rezuma opti-mismo. «Yo creo que hay más genteque hace el bien que la que hace elmal. Lo que ocurre es que unos po-cos pueden hacer mucho daño. Engeneral vivimos mejor que hace cienaños. El asunto es que, a veces, elmundo se olvida de que tiene que se-guir peleando». «Soy optimista –agre-ga– porque veo que haciendo cosasse cambia el mundo. Cuando me sien-to con un gobierno, trabajamos enun programa de granjeros y diseña-mos un sistema para que se creen fe-rias de ganado, para que el precio seajusto, por primera vez se pesa el ga-nado para venderlo, y al final el quetenía una vaca ahora quiere dos, vesque funciona, que tiene un impactoy merece la pena»...

Santiago Alba, directivo de programas internacionales en la ONG ‘Care-Canadá’

«La crisis alimentaria actual es tremenda»

Arriba, Santiago Alba, en el Espolón. Abajo, en Palestina visitandouno de los últimos proyectos cerrados en el 2012. :: DÍAZ URIEL

«En África el problemaes que hay mucho porhacer pero se observaque se avanza»

«A veces, el mundose olvida de que tieneque seguir peleandopor las cosas»

R 7LA RIOJADomingo 12.01.14LA RIOJA