Promotor festival

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conelLesbianandGayFilmFestivalde TokioyOsaka.En2004iniciósuandadura conelLatinBeatFestivalenTokioyOsaka abriendoconLamalaeducación. Aficiones.«Megustahablarconlos taxistas». Debilidades.«Tengopocas:soyzen». Virtudes.«Lapaciencia». Defectos.«Soytardón». RETRATO ELMUNDO.MARTES1DEFEBRERODE2011 16 BEATRIZPULIDO AlbertoCalero,promotordelFestivalLatinodeTokio,KyotoyYokohama. /DIEGOSINOVA Impreso por Beatriz Pulido Flores. Prohibida su reproducción.

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EL MUNDO. MARTES 1 DE FEBRERO DE 2011

M216

BEATRIZ PULIDOLleva ya 16 años residiendo en Japón. Al-berto Calero abre puertas al cine español enTokio. Como armas, además de su conoci-miento del medio, posee una lengua afiladí-sima y de difícil contención.

Pregunta.— Imagino que sabe japonés...Respuesta.— Con la beca que me dieron

era obligatorio un año de japonés forzado.Aquel curso fue como un campo de concen-tración. Era de golpe en la mesa y de gritoscontinuos, como en el ejército. Así desde lasocho y media de la mañana hasta las cuatrode la tarde.

P.— ¿Y tiene la misma incontinencia verbalen japonés que en español?

R.— Pues.... sí. Yo siempre digo que no ha-blo un japonés perfecto, pero no paro.

P.— ¿Cuántas veces le han preguntado sibaila flamenco?

R.— Pocas, no doy el tipo de flamenco. Notengo aspecto de typical spanish.

P.— Pero es cierto que ellos no salen del tó-pico de la bata de cola y las castañuelas.

R.— Es verdad que los hispanófilos tienenuna idea conservadora de España: creen quenos gusta el chocolate con churros, los toros yel flamenco. Los primeros años acabé harto detodas esas fiestas en las que se improvisabantablaos y todo el mundo salía a bailar dandopisotones y gritos. A mí me daba vergüenzaese fin de fiesta.

P.— ¿Qué le ha dado Japón que le negó Es-paña?

R.— Ninguna cosa. Lo que más me ha dadoes la seguridad, comodidad: para el trabajo yla vida. Siento mucha morriña, por eso iniciéel festival de cine, para no sentir nostalgia.

P.— A los japos les gusta nuestro país.R.— No a todos. De lo contrario no me hu-

biera costado tanto salir en los medios de co-municación con el festival. Habrá un porcen-taje muy pequeño de personas otaku, yo lotraduzco como pajilleros. Son gente que estáobsesionada por algo. En este caso hay otakuo frikis de lo español. Pero por delante de no-sotros están los italianos, franceses, alemaneso norteamericanos. Creo que aún queda mu-cho por hacer con la imagen de España enAsia y especialmente en Japón.

P.— Una curiosidad: ¿los políticos de allí soncomo los de aquí?

R.— Son la tercera potencia del mundo yno hacen más que cambiar de presidente: vancasi a uno por año. Sus políticos son muy abu-rridos. No son nada atractivos. El país se me-recería unos políticos con más garra y ganas.

P.— Fumaba usted tres paquetes diarios,¿mucho estrés o mucha fiesta?

R.— Eso fue antes de ir a Japón. Yo no hesido de tomar ningún tipo de droga. A míháblame de un chute de bótox, de ácido hialu-rónico o de transfusiones y te lo acepto.

P.— Empezó con el Festival de Cine Gay.¿Cuál es el nivel del cine gay español?

R.— El festival estaba empezando allí y notenía demasiados recursos, ni era atractivo pa-ra los distribuidores. Nadie con una películanorteamericana de prestigio quería meterlaallí. Así que yo empecé a traer películas espa-ñolas bastante buenas.

P.— Pero usted se cansó de la temática gay.R.— Todo lo que suena a gay y lesbianas

me carga ya un poco, a pesar de que yo lo sea.Me acuerdo que promocionamos un año elgran éxito de A mi madre le gustan las muje-res, con Leonor Watling. Los del festival noquerían poner la película porque no era lo su-ficientemente lesbiana. Me cansan estas men-talidades tan cerradas. Por eso empecé con elFestival Latino de Tokio, Kyoto y Yokohama,

P.— En ese festival latino ha aumentadomucho el número de espectadores.

R.— Empezamos con 800 espectadores yahora tenemos 12.000. Este año hemos pues-

to 30 películas, aunque lo normal son 15.P.— ¿Qué es lo más complicado de organi-

zar un festival de cine en Japón?R.— Conseguir apoyo económico. Aquí he

aprendido a tener paciencia. Este año lo he sa-cado de la Estación de Kyoto (como la Renfeespañola).

P.— ¿El español más universal?R.— El deporte lleva mucho: Iker Casillas o

Nadal, pero creo que en el pasado el omnipre-sente era Julio Iglesias.

P.— ¿A qué no se ha acostumbrado aún?R.— Es un país de gente solitaria. Deberían

aprender de los españoles.P.— ¿Y con quién habla?R.— Con todo el mundo. Tenía unos case-

ros en el piso que me decían que llevaban 20años viviendo en el piso y conocían a tres per-sonas y cuando iba con ellos por la calle sequedaban impresionados de que yo conocie-ra a los vecinos. Yo necesito hacer ambientede barrio allá donde vaya.

P.— ¿Tienen sentido del humor?R.— El suyo es como el de Humor amarillo,

nunca mejor dicho, un poco salvaje. La gentese humilla y se abofetea mucho.

ALBERTO CALERO / PROMOTOR DEL FESTIVAL LATINO DE TOKIO, KYOTO Y YOKOHAMA

«Japón es un país de gente solitaria»

CON MUCHA CARA / «No hablo un japonés perfecto, pero no paro» / «Los primeros añosacabé harto de todas esas fiestas en las que se improvisaban tablaos» / «Creo que aún quedamucho por hacer con la imagen de España en Asia y especialmente en Japón» / «Yo no he sidode tomar ningún tipo de droga. A mí háblame de un chute de bótox, de ácido hialurónico...»

Origen. Madrid, 1969.Currículo. Después de estudiar Cienciasde la Informacion en la Complutense, y deunos años trabajando en RTVE y otrastelevisiones españolas, consiguió una becaMonbusho del Ministerio de Cultura deJapón. Realizó un Master en laUniversidad Nacional de Tokio de BellasArtes y Música e inició su colaboración

con el Lesbian and Gay Film Festival deTokio y Osaka. En 2004 inició su andaduracon el Latin Beat Festival en Tokio y Osakaabriendo con La mala educación.Aficiones. «Me gusta hablar con lostaxistas».Debilidades. «Tengo pocas: soy zen».Virtudes. «La paciencia».Defectos. «Soy tardón».

RETRATO

«El sentido del humor japonéses un poco salvaje, como el de‘Humor amarillo’. La gente sehumilla y se abofetea mucho»

Alberto Calero, promotor del Festival Latino de Tokio, Kyoto y Yokohama. /DIEGO SINOVA

Impreso por Beatriz Pulido Flores. Prohibida su reproducción.