Post on 05-Jul-2022
Cuando Wolfang Pehnt redacta el prólogo de sutratado sobre la arquitectura expresionista y trata deexplicar el significado de su título, tiene que acabarreconociendo que la etiqueta expresionista que em-plea en el libro únicamente implica que los diseños yedificios que en él se incluyen presentan una similitudentre sí mayor que con otros diseños y edificios. Parajustificarse afirma a continuación que exigir una corres-pondencia absoluta entre la cosa y el término es pedirdemasiado a cualquier denominación estilística...o, en ge-neral, a cualquier término.1 Aparte de la razonable dis-gresión lingüística, lo más importante de esta defini-ción de Penht, es la consideración que asume de quelo que realmente implica la definición del término es
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A propósito de un catálogo dearquitectura racionalista en Sevilla (1926-1942)
José María Jiménez Ramón
Dr. ArquitectoDpto. de Expresión
Gráfica Arquitectónica.Universidad de Sevilla
C A T A L O G O D E A R Q U I T E C T U R A R A C I O N A L I S T A E N S E V I L L A
M . B E N L L I U R E A R A N A : P R O Y E C T O D E A C U A R I U M PA R A S E V I L L A . BA2901
1.PERSPECTIVA SEGÚNJ. Mª. JIMÉNEZ
la selección del material que usando dicho término sehaga. O, visto a la inversa, la previa agrupación de undeterminado material arquitectónico definirá, poranalogías e interrelaciones, el significado del términoque se use para etiquetarla. Por otra parte la implica-ción del sujeto que hace la selección confiere un ine-vitable grado de subjetivismo a la propia definiciónque la selección genera. En cualquier caso, el catálo-go, entendido como base de datos, tiene un papelfundamental en el desarrollo posterior de la investiga-ción y, en consecuencia, en la generación de sus dis-tintas hipótesis interpretativas y conclusiones.
Un problema similar, si no mayor, se presenta cuandotratamos de definir el término racionalismo aplicado ala arquitectura de nuestro período. Este problema seagudiza aún más si con dicha definición tenemos quereferirnos a un conjunto de proyectos y edificios queforman una serie tan heterogénea y dispar como laque compone el catálogo del que esta breve reseñapretende dar noticia. Este catálogo ha sido reciente-mente presentado como segunda par te de mi TesisDoctoral sobre Gabriel Lupiáñez Gely y la arquitecturaracionalista en Sevilla (1926-1942).
Cuando, allá por 1984, iniciaba las tareas investigado-ras conducentes a dicha Tesis, a la vista del singular-mente negativo panorama histórico que presentabanuestra ciudad en el marco de estudio prefijado, noparecía razonable esperar que se pudiera encontraren Sevilla un número importante de edificios raciona-listas del período. Abundando en dicha idea, la arqui-tectura objeto de nuestro interés distaba mucho deestar, por tanto, no sólo enmarcada o perfilada, sinoque incluso podía plantearse a priori su probable in-capacidad para generar, en conjunto, un material detrabajo suficientemente extenso y cualitativamentecapaz de trascender la predibujada idea de una meraanécdota superficial en un contexto culturalmenteatrasado. Sin embargo, par tiendo de la hipótesis deque, en mayor o menor medida, un fenómeno tanineludible como la irrupción de la modernidad, en-tendida en sentido general, como un fenómeno so-cial, o cultural si se quiere, en la tercera y cuarta dé-cadas de nuestro siglo, tuvo que producirnecesariamente sus efectos también en el campo delo arquitectónico, resultaba enormemente atrayentesumergirse en el período y comprobar cuál fue la re-alidad de este proceso. Por otra parte, se conservande hecho signos en la ciudad (edificios) que permitíanvislumbrar que efectivamente algo hubo. Para granparte de los arquitectos que hoy ejercen la profesiónen esta ciudad, entre los que evidentemente me in-cluyo, los escasos ejemplos que tuvieron la suerte depasar del papel a la realidad construída y la aún ma-yor fortuna de sobrevivir hasta nuestros días, consti-tuyen un patrimonio propio y se han conver tido enobjetos con una componente afectiva innegable, queocupan un hueco en nuestros archivos de memoria.Y ello pese a estar sus estampas degradadas, en mu-chos casos y durante mucho tiempo, por el olvido yla incomprensión.
En los primeros acercamientos al problema y siemprea partir de lo oído y leído, tampoco aparecía a priori
con claridad una figura suficientemente perfilada sobrelas demás como para elaborar a partir de ella un refe-rente conceptual para todo el ciclo, aunque el cursode los trabajos me ha llevado finalmente a trabajar eneste sentido alrededor de la figura de Gabriel Lupiá-ñez. Es verdad que uno de los principales motivos pa-ra mi incursión en este estudio fue el temprano e im-por tante descubrimiento de la relevancia que en elmarco nacional llega a tener la fecha del proyecto delMercado de la Puer ta de la Carne: diciembre de1926, obra de este arquitecto. También es verdadque, desde el primer momento, llevado por la necesi-dad de acotar temporalmente un proceso difuso (ypor tanto difícilmente acotable), acudí de nuevo a estafigura histórica: su azarosa vida concluye temprana-mente por causa de su enfermedad en 1942, por loque siendo el primero podía también servir de refe-rencia para cerrar el proceso en una fecha adecuada:pasados un cierto numero de años del momento álgi-do nacional e internacional, y pasados igualmente losmás graves y tristes episodios que jalonan nuestra his-toria española contemporánea, permitiendo realizarun apunte sobre la trascendencia de estos hechos na-cionales en la continuidad de ciertas búsquedas arqui-tectónicas locales.
Sin embargo esta doble referencia primera a la figurade Lupiáñez no implicaba en modo alguno más queun reconocimiento (y de hecho una utilización opera-tiva) de su oportunidad histórica, pero en ningún ca-so una diferenciación cualitativa como la posterior-mente llevada a cabo. Muy al contrario, de acuerdocon todos los antecedentes hasta aquí expuestos, eltrabajo optó desde el principio por una construccióncompleta desde cero, planteando directamente unestudio exhaustivo de toda la arquitectura racionalistasevillana. Así, en 1984, cuando se presenta en laE.T.S.A.S. la propuesta de redacción de la Tesis Doc-toral, figura aún con el título genérico de: ARQUI-TECTURA RACIONALISTA EN SEVILLA, 1926-1942. Este planteamiento genér ico, el únicocoherente en su momento a mi modesto entender,partía sin embargo de dos malentendidos que lo hací-an, en la práctica, casi inviable: el infradimensionadocálculo sobre la extensión del fenómeno racionalistasevillano, por un lado, y la hipertrofiada estimación demis propias fuerzas para llevar a cabo la tarea, porotro. Como el discurrir de los trabajos puso finalmen-te de manifiesto, la tarea de identificar y analizar ex-haustivamente la totalidad de los aspectos, las obras,los autores de dicho fenómeno, par tiendo práctica-mente de la nada, era un objetivo hiperdimensionadodel que toda la Tesis no representa, a la postre, másque una pequeña parte. No obstante, esta definitivalimitación de la extensión prefijada no es sólo, ni si-quiera principalmente, fruto directo de dicho incum-plimiento, sino de la progresiva aparición de factorescualitativos en principio no previstos, gracias a lo cua-les la figura de Gabriel Lupiáñez, frente al resto, fueganando en nitidez biográfica, oportunidad histórica yprofundidad conceptual.
Como no hay mal que por bien no venga, la desme-surada amplitud del objetivo trazado al principio tuvocomo consecuencia positiva el acopio de un impor-
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1. Pehht, Wolfgang, La arquitecturaexpresionista. Ed. Gustavo Gili,Barcelona, 1975:8
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tante cúmulo de documentación sobre el fenómeno,documentación que espero sea de utilidad para cual-quier estudio global o parcial que del tema quiera re-alizarse en el futuro. En efecto, la tarea prioritaria enun principio era la elaboración de la más completabase de datos posible, consecuencia fundamental dela reflexión metodológica apuntada. Esta base de da-tos llegó a constituir finalmente una relación exhausti-va de la arquitectura racionalista construida o proyec-tada en Sevilla, relación que constituye el "Catálogode la arquitectura racionalista en Sevilla" a que nosestamos refiriendo.
El planteamiento de este catálogo fue desde un prin-cipio el más aséptico e imparcial posible. El objetivoera no introducir tergiversación alguna, por atrever-me a intencionarla prematuramente, en la progresivarecopilación y selección del material que habría derepresentar la base fundamental de toda la tesis. Da-do que la documentación bibliográfica sobre el temaera muy escasa y no carente de multitud de impreci-siones y errores, había que ir a las propias fuentesdocumentales para conseguir la información necesa-ria. Con esta intención se han llegado a revisar, expe-diente por expediente, todos los archivos, públicos ypar ticulares, que pudieran ser de alguna transcen-dencia. Así, se inspeccionaron todos los legajos delmarco temporal fijado (1926-1942) que se encuen-tran en el Archivo Administrativo Municipal de Sevi-lla, tanto en el apar tado de Obras de Par ticularescomo en los de Obras Públicas y de Construccionesy Reconstrucciones, así como las relaciones de obrasde dicho periodo visadas y consignadas en el Librode Registro del entonces Colegio Oficial de Arqui-tectos de Andalucía, Canarias y Marruecos, aunqueen este caso, lamentablemente, no se conserva do-cumentación gráfica alguna.
También se ha revisado la Sección de Educación yCiencia del Archivo General del Estado, para todo el
material referente a construcciones escolares. Se hanestudiado igualmente, de manera exhaustiva, los ar-chivos par ticulares de D. José Galnares Sagastizábal,D. Joaquín Díaz Langa, D. José Granados de la Vega,D. Rodrigo de Medina Benjumea y parte del archivode D. Antonio Delgado Roig. Desgraciadamente, elque a la postre habría sido sin duda el archivo funda-mental, el de Gabriel Lupiáñez y Rafael Arévalo, seha perdido inexorablemente y nunca se podrá saberlo que contenía ni, en consecuencia, valorar conexactitud la importancia de su destrucción2. Sólo larevisión de los archivos de la Diputación Provincialde Sevilla, a la que permaneció ligado profesional-mente Lupiáñez durante toda su vida, ha permitidollenar mínimamente ese vacío con la apor tación dealgunas precisiones biográficas y, sobre todo, con larecuperación del expediente íntegro, con memoria yplanos originales, correspondiente al proyecto parael Instituto Anatómico, documento inestimable cuyatrascendencia justifica uno de los capítulos funda-mentales de todo el estudio. Por último, se han revi-sado igualmente los archivos municipales, en unos ca-sos ordenados y en otros no, de los dist intospueblos de la provincia de Sevilla en los que se sos-pechaba la presencia de obras de alguno de los ar-quitectos estudiados.Volviendo al tema con el que empezamos, el referidoa la selección del material de estudio, cuando nos en-frentamos con el problema nos encontramos en unatesitura que tiene algo de círculo vicioso, algo así co-mo una nueva versión del insoluble problema de laprecedencia del huevo o la gallina. Si preestablecemosuna categoría conceptual, formal o supraformal, quedefina con precisión y exhaustividad las condicionesque han de cumplir los diseños para poder ser clasifi-cados en ella y con esta definición nos lanzamos a labúsqueda de cuales pueden ser aquellos ejemplos quelas cumplan, tendremos la certeza de delimitar riguro-samente nuestro universo de estudio. Pero a cambiode esta, quizá esteril, certeza, habremos dejado en elcamino (a fin de cuentas el proceso investigador no esotra cosa que un camino) toda una serie de aporta-ciones que hubieran podido enriquecer muestro co-nocimiento de la actividad creadora de un período es-pecialmente significativo para el entendimiento denuestra coyuntura presente. Si por el contrario des-car tamos cualquier definición apriorística, en el casode esto fuera posible, nos encontraríamos con que eluniverso de estudio no tendría restricción alguna y, enconsecuencia, sería obsoleto por su propia indefinicióny, por ello, difícilmente podría servir como base detrabajo para extraer alguna conclusión.
En esta diatriba no queda otra alternativa que optarpor una solución intermedia que parta de una defini-ción previa lo suficientemente amplia como para quemediante su aplicación se pueda seleccionar un mate-rial, una base de datos, sobre la que aplicar distintasangulaciones analíticas y determinar, a través de ellas,el significado o significados que su conjunto, como tal,encierra.
En el entendimiento de que mi trabajo tiene el carác-ter de primera aportación de un material que pudié-ramos casi denominar inexplorado y asumiendo lainevitable subjetividad en la selección, se ha preferido
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2. Rafael Arévalo Camacho, hijode Rafael Arévalo Carrasco,me confirmó personalmenteque el archivo de Lupiáñez yArévalo lo tuvo en su poderhasta que se deshizo de él pornecesidades de espacio en suoficina. Fue quemado.
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pecar de laxitud, antes que de intransigencia, en el es-tablecimiento de las condiciones que habían de regiraquella. Así, aún a riesgo de incurrir en algunos casosen una improcedente incorporación, se eludía el pro-blema, más grave, de privar, a futuros investigadoresque pudieran recurrir a este trabajo como elementode consulta, de un material de farragosa recopilaciónque pudiera adquirir un significado que, a mí y ahora,pueda escapárseme.
El estricto cumplimiento de este planteamiento de-sembocaría necesariamente en la disolución de lasobras significativas en un magma indiferenciado deobras de escasa relevancia, pero incorporadas en vir-tud del principio de base antes expuesto. Para evitareste inconveniente y no transgredir el planteamientoestablecido, se ha tomado la determinación de haceruna clasificación básica de los distintos proyectos yobras en dos categorías diferenciadas. Una corres-ponde a los edificios que pudiéramos considerar deescasa transcendencia, bien por su escasa envergadu-ra o bien por su relativo, aunque presente en cual-quier caso, acercamiento a la modernidad. La otracategoría corresponde al resto de los edificios. Encorrespondencia con esta clasificación se ha tratadola presentación de los distintos proyectos o edificiosde dos formas distintas. Así, mientras que a los pri-meros sólo se les dedica un espacio restringido, demodo que varios de ellos comparten una misma pá-gina, reseñando todos sus datos documentales e in-cluyendo algunos de los gráficos que los definen, alos segundos, que, a la postre son la mayoría, se lestrata ampliamente reproduciendo, en cuantas páginasse ha precisado, todos los gráficos que componen elproyecto así como fotografías, en su caso, y haciendoun primer análisis que garantizara un detenerse enellos para apropiarse, al menos en primera instancia,de su sentido. Como incluso con esta clasificación elresultado del catálogo podía seguir pecando de indi-ferenciado, se tomó la determinación de implemen-tar la documentación gráfica de aquellos proyectosque se consideraron más impor tantes mediante laconstrucción ex-profeso de perspectivas que permi-tieran, amén de su puesta en valor, la mejor com-prensión de su volumetría. Con esta serie de deter-minaciones se pretende que el catálogo resulte, dealgún modo, intencionado críticamente.
A fin de sentar las bases para posibles estudios poste-riores sobre el tema y a la vista de la gran cantidad deerrores e imprecisiones que en la datación de los edi-ficios se ha encontrado en la escasa bibliografía exis-tente, se ha considerado una tarea primordial la co-rrecta documentación de los distintos expedientes.
En consecuencia, se ha cuidado especialmente de laexactitud de los datos que figuran en la ficha de cadaedificio. Las fechas que en ellas se recogen están ex-traídas de documentos palpables: memorias o planosde los proyectos, solicitudes de licencias municipales,certificados de fin de obra, libro de registro del Cole-gio de Arquitectos, etc. Cuando alguna fecha no reúneesta característica o bien se omite, que es lo más habi-tual, o se cita la procedencia de la datación, en casode existir alguna bibliografía al respecto o, en aquellos
casos en que haya indicios pero no documentos, seañade una interrogación a la fecha que se propone.
A fin de facilitar la utilización autónoma del catálogose ha optado por establecer una denominación de ca-da expediente con una matrícula compuesta de dosletras y cuatro números. Las dos letras son las inicialesdel apellido arquitecto, o de uno de ellos si se trata deuna colaboración, los dos números siguientes corres-ponden a los dos últimos dígitos del año de su pro-yecto y los dos últimos se destinan a una numeraciónordinal de los distintos proyectos realizados en el mis-mo año por el(los) mismo(s) arquitecto(s).
El hecho de haber elegido las iniciales de uno u otroarquitecto, en los casos de autoría compartida, no de-be ser entendido más que como un convenio, nuncacomo una atribución. La atribución concreta de cadaproyecto se hace en la ficha de datos en la casilla co-rrespondiente a "arquitecto:".
Una vez establecido el convenio de matriculación quehemos expuesto, la ordenación del catálogo se hacepor riguroso orden alfanumérico. Como las obras me-nores están obligadas a compartir página, a razón detres por cada una de éstas, mientras que el resto delas obras ocupan un mínimo de dos, es imposible apli-car para ellas el criterio de ordenación antes fijado,por lo que se adopta el criterio de agrupar, las de ca-da arquitecto, al final del apartado correspondiente acada uno de ellos.
A fin de ilustrar los contenidos que se han expuesto,se incluye la reproducción de uno de los ejemplosde cada una de las dos categorías antes reseñada. Seha elegido la primera que, de las 213 que compo-nen la totalidad, aparece en el catálogo conforme ala ordenación referida. Así mismo se reproduce unade las páginas de las que podríamos denominar"obras menores".
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